Coronilla A Las Almas Del Purgatorio
Coronilla A Las Almas Del Purgatorio
Coronilla A Las Almas Del Purgatorio
La oración por las Benditas almas del Purgatorio es el más maravilloso acto de amor que un
alma puede dar. Orar por ellas es una demostración de fe en el Reino prometido por Jesús, es
una prueba de amor por aquellos que más lo necesitan ya que nada pueden hacer por cuenta
propia para acortar sus penas, y es un gesto de unión en la Comunión de los santos, de la iglesia
peregrina en la tierra, con la iglesia purgante que está camino a la Iglesia Glorificada, la de los
santos que están en el Cielo.
Les presentamos esta coronilla a las Almas del Purgatorio, breve y simple de rezar, para que
nos unamos cada día al pedido que Jesús le hizo a tres almas santas: a Santa Gertrudis la
grande, a Santa Faustina Kowalska y a Sor Maria Consolata Betrone. A estas tres esposas Jesús
les pidió especial devoción por las almas purgantes, les mostró los sufrimientos de las almas en
el lugar de la purificación, les enseñó el misterio del purgatorio, y también les entregó
oraciones para realizar por las almas.
Conjugando las revelaciones que Jesús hizo a estas tres almas es que surge esta Coronilla:
Se reza con las cuentas de un Rosario tradicional.
Introducción
Oh Sangre y Agua, que brotaron del Corazón de Jesús como una fuente de Misericordia para
nosotros, en Ustedes confío. (Se repite tres veces)
Padrenuestro, Avemaría y Credo.
Jaculatoria, se reza antes de iniciar las cuentas pequeñas
Padre Eterno, te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Tu Amadísimo
Hijo, nuestro Señor Jesucristo, en unión con las Misas celebradas hoy en todo el mundo, por las
Benditas Almas del Purgatorio, y por los pecados y pecadores del mundo entero.
En cada una de las diez cuentas de cada decena se reza
Jesús, María os amo, salvad las almas.
Entre las decenas se reza la Jaculatoria.
CORONILLA MEDITADA A LA VIRGEN MARÍA
Primer misterio:
Os suplicamos, Señor, saquéis tantas almas del purgatorio y convirtáis tantos pecadores,
cuantas fueron las sensaciones de dolor que sufrió vuestro amantísimo corazón y el de vuestra
Purísima Madre, en la noche de vuestra dolorosa Pasión y cruel agonía en el huerto de las
Olivos.
Y vosotras, almas santas, alcanzadnos del Señor las gracias que deseamos conseguir por
intercesión de la Santísima Virgen, saludándola diez veces con la jaculatoria. ¡Oh María! sin
pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.
Segundo misterio:
Os suplicamos, Señor, saquéis tantas almas del purgatorio y convirtáis tantos pecadores,
cuantas fueron las sensaciones de dolor que sufrió vuestro amantísimo corazón y el de vuestra
Purísima Madre con el tormento de los crueles azotes que sufristeis amarrado a una columna.
Y vosotras, almas santas, alcanzadnos del Señor las gracias que deseamos conseguir por
intercesión de la Santísima Virgen, saludándola diez veces con la jaculatoria. ¡Oh María! sin
pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a vos.
Tercer misterio:
Os suplicamos, Señor, saquéis tantas almas del purgatorio y convirtáis tantos pecadores,
cuantas fueron las sensaciones de dolor que sufrió Vuestro amantísimo Corazón y el de vuestra
Purísima Madre con la cruel coronación de espinas, burlas y escarnios.
Y vosotras, almas santas, alcanzadnos del Señor las gracias que deseamos conseguir por
intercesión de la Santísima Virgen, saludándola diez veces con la jaculatoria. ¡Oh María! sin
pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.
Cuarto misterio:
Os suplicamos, Señor, saquéis tantas almas del purgatorio y convirtáis tantos pecadores,
cuantas fueron las sensaciones de dolor que sufrió vuestro amantísimo corazón y el de vuestra
Purísima Madre en el encuentro de la calle de la Amargura caminando con pesada cruz de
nuestros pecados.
Y vosotras, almas santas, alcanzadnos del Señor las gracias que deseamos conseguir por
intercesión de la Santísima Virgen, saludándola diez veces con la jaculatoria. ¡Oh María! sin
pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.
Quinto misterio:
Os suplicamos, Señor, saquéis tantas almas del purgatorio y convirtáis tantos pecadores,
cuantas fueron las sensaciones de dolor que sufrió vuestro amantísimo corazón y el de vuestra
Purísima Madre en las tres horas de mortal agonía y afrentosa muerte en la Cruz.
Y vosotras, almas santas, alcanzadnos del Señor las gracias que deseamos conseguir por
intercesión de la Santísima Virgen, saludándola diez veces con la jaculatoria. ¡Oh María! sin
pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.
Se concluye esta coronilla rezando el Credo y la Salve.
Al final del Rosario, se reza en las tres últimas cuentas antes de la Cruz:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Oración por los difuntos (dictada a María Valtorta):
Visita de la Virgen al purgatorioEscrito del 24 de octubre de 1944.
…escribo todo lo que Jesús dicta:
“Llega el mes dedicado a los difuntos. Ruega así por ellos:
¡Oh Jesús!, que con tu gloriosa Resurrección nos has mostrado cómo serán eternamente los
‘hijos de Dios’, concede la santa resurrección a nuestros seres queridos, fallecidos en tu Gracia,
y a nosotros, en nuestra hora. Por el sacrificio de tu Sangre, por las lágrimas de María, por los
méritos de todos los Santos, abre tu Reino a sus espíritus.
¡Oh Madre!, cuya aflicción finalizó con la alborada pascual ante el Resucitado y cuya espera de
reunirte con tu Hijo cesó en el gozo de tu gloriosa Asunción, consuela nuestro dolor librando de
las penas a quienes amamos hasta más allá de la muerte, y ruega por nosotros que esperamos la
hora de volver a encontrar el abrazo de quienes perdimos.
Mártires y Santos que estáis jubilosos en el Cielo, dirigid una mirada suplicante a Dios, y una
fraterna a los difuntos que expían, para rogar al Eterno por ellos y para decirles a ellos: ‘He
aquí que la paz se abre para vosotros’.
Amados, tan queridos, no perdidos sino separados, que vuestras oraciones sean para nosotros el
beso que añoramos, y cuando por nuestros sufragios estaréis libres en el beato Paraíso con los
Santos, protegednos amándonos en la Perfección, unidos a nosotros por la invisible, activa,
amorosa Comunión de los Santos, anticipo de la perfecta reunión de los ‘benditos’ que nos
concederá, además de gozarnos con la visión de Dios, el encontraros como os tuvimos, pero
sublimados por la gloria del Cielo”.