De Qué Hablamos Cuando Hablamos de Sectas

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 8

¿De qué hablamos cuando hablamos de sectas?

Mariel Chabán
Cuaderno de ética, estética y religión I.
Compiladora Griselda Barale. UNT (2003).

Al hablar de sectas, lo primero que hay que tener presente es que se trata de
un término que no tiene una única significación y no hace referencia a un objeto único
tampoco. Si bien la lingüística, la historia, la teología, la psiquiatría, la psicología y la
sociología, entre otras ciencias, hacen su aporte a la hora de esclarecerlo, en nuestro
medio, la definición que se utiliza con más frecuencia es la teológica, sin embargo, vale
aclarar que no todas las sectas son de carácter religioso.
Se conoce muy poco acerca del origen de la palabra secta, mientras que
algunos autores sostienen que probablemente provenga del latín, de sequi o de
sectare (seguir o cortar); otros piensan que su origen debe buscarse en el judaísmo
rabínico, que llamo genéricamente sectas a las corrientes y facciones que se alejaban
de las tradiciones judías.
En la actualidad el término suele aplicarse tanto a minorías religiosas que no se
ajustan a los dogmas dominantes, como a grupos que se caracterizan por un amplio
historial de fraudes, manipulación, y en algunos casos, crímenes (entre otras cosas).
Bryan Wilson sostiene, que deben considerarse ocho características a la hora de
definir la palabra secta1:
1- Voluntariedad: las sectas son agrupaciones de carácter voluntario en
la que los individuos tienen cierta posibilidad de decidir con respecto
a su adhesión a los dogmas de la secta, aunque se tiende a que ls
hijos abracen la misma fe de sus padres.
2- Exclusivismo: una de las características esenciales de una secta es la
de exigir a sus fieles un absoluto sometimiento; la secta se convierte
en el aspecto mas importante de su vida.
3- Méritos: para ser aceptado como miembro de una secta se requiere
alguna prueba de méritos; el individuo ha de ser digno de pertenecer
a la secta, con lo que ésta acentúa un fuerte sentimiento de
identidad.

1 Cfr. Wilson, Bryan. Sociología de las sectas religiosas. Madrid. 1970


1
4- Autoidentificación: al ser admitido el individuo se convierte en “uno
de los nuestros”, y ese “los nuestros” se pone por encima de todo lo
demás (ya se refieran estos “demás” a la familia, el estado, la clase).
El pertenecer a la secta, le asegura al individuo el acceso a las
“verdades sobrenaturales” que los “demás” no pueden alcanzar.
5- Estatus de elite: presencia de un sentimiento de “pueblo elegido por
Dios” que varía en función de factores concretos tales como la
tradición escatológica recibida y el carácter de las relaciones que los
miembros mantienen con el mundo ajeno a su grupo.
6- Expulsión: la secta cuenta con mecanismos específicos para la
expulsión de los miembros que duden o no cumplan sus preceptos.
7- Conciencia: las sectas no se consideran como una unidad natural
(como las iglesias y las grandes religiones). Tiene conciencia de su
origen, su formación y modos de reclutamiento, por esto piensan
que su integridad como grupo puede verse amenazado por los
miembros despreocupados o poco comprometidos.
8- Legitimación: aunque las sectas profesen una serie de enseñanzas,
prácticas y mandamientos diferentes de la ortodoxia, no significa que
se aparten totalmente de ésta. Para proponer su alternativa, la secta
debe recurrir a algún principio de autoridad, distinto al establecido
por la ortodoxia y considerado superior. La mayoría de los grupos
apelan a la autoridad de la revelación recibida por su líder.

Normalmente el uso que se hace del término tiene una carga peyorativa que
esta vinculada, principalmente a la noción de herejía doctrinal; sin embargo, este
término comienza especialmente a resaltar los rasgos negativos de ciertos
movimientos religiosos y agrupaciones peudo científicas, reconocidos como altamente
peligrosos por el daño personal, social, físico y mental que conllevan sus prácticas, a
partir 1978, año en el que 194 seguidores de Jim Jones se suicidaron, junto a él, en
Guyana. A este hecho pueden sumársele otros, como las 81 personas muertas en 1993
en Texas, incluido David Koresh, su guía religioso, o la colocación en 1995 de bombas
con gas sarín en Tokio, por parte de adeptos de La Verdad Suprema, seguidores de

2
Shoko Asahara, resultando 12 personas muertas y miles de intoxicados, las muertes
por suicidio y homicidio de los integrantes del Movimiento para la Restauración de los
Diez Mandamientos, en Uganda, en el año 2000 y en estos últimos días, el asesinato de
cuatro jóvenes de 666 puñaladas en un rito satánico realizado en Rusia.
Es así como hoy en día la palabra secta no solo evoca una disidencia ideológica
o doctrinal sino, y mas que nada, suele ser sinónimo de muertes, suicidios, extorsiones,
desapariciones y daño patrimonial, en otros muchos mas.
En este contexto, entonces, caracterizado por la pluralidad, la mediatización y
el multicuralismo, el tema de las sectas cobra una renovada significación y exige un
análisis más exhaustivo y responsable para impedir una “caza de brujas”, catalogando
de secta a cualquier agrupación (ej. Algunos medios masivos de comunicación
catalogaron de esta manera a algunas tribus urbanas), pero también para evitar los
abusos perpetrados por aquellos que usan la confusión y la falsa información como
armas para ganar adeptos.
Por este motivo, y centrándose en una visión religiosa del asunto, algunos
investigadores del tema propusieron eliminar el término secta y reemplazarlo por
“nuevos movimientos religiosos”, en aras de la neutralidad, y como un intento por
evitar la condena social y la valoración negativa que se hace de los grupos o
movimientos así designados, pero aunque la intención sea buena y apunte a fortalecer
la tolerancia, lo cierto es que al hablar de “nuevos movimientos religiosos” o “nueva
religión” se hace referencia a grupos minoritarios, pero no se indica si éstos
representen o no, un peligro para los individuos y la sociedad; y además se engloba
con esta designación tanto a movimientos cronológicamente nuevos como a los que
responden a una tradición de siglos; por otra parte, esta amplitud podría permitir a los
grupos de “oscuras intenciones” refugiarse en una denominación que pretende no
hacer valoraciones éticas y continuar con su accionar, en muchos sentidos, ilegales y
delictivos. Debido, entonces, a la “peligrosa” imprecisión del término anterior, el Dr.
Elio Masferrer Kan sugiere el uso del vocablo “sistemas de creencias”, entendiendo por
este a un sistema ritual desarrollado por un grupo específico, relativamente
estructurado. Su concepto, basado en la definición que Clifford Geertz atribuye a la
religión, quien la considera como un sistema de símbolos que hace posible en los
hombres el establecimiento de estados anímicos y motivacionales, de una manera tan

3
perdurable y vigorosa, que les permite formular concepciones de la existencia de tal
efectividad, que esos estados anímicos y las motivaciones que los acompañan
adquieran un realismo único. Estos sistemas de eficacia simbólica se manifiestan en los
rituales, ceremonias y prácticas vinculadas a los mismos. Aquí la religión no debe ser
entendida en un sentido institucional sino como “sistema religioso”, “sistema de
símbolos”. Así la noción no institucional de sistema religioso esta basada en los grupos
sociales, entendiendo a estos como los portadores de los sistemas religiosos,
portadores de sistemas de visión del mundo. 2 De esta manera, las sectas podrían
interpretarse desde el sistema simbólico que representan, desde sus creencias y
practicas particulares, mas allá de sus comportamientos (que bien podrían calificarse
como perjudiciales o no).
Por su parte, la psicología social y la sociología, tomando como base a la
conducta psicosocial, para la consideración y el análisis de las sectas, agregan al
término el calificativo “destructivas”. José Rodríguez califica de secta destructiva a
“todo aquel grupo o dinámica grupal que, en su proceso de captación y /o
adoctrinamiento, utilice técnicas de persuasión coercitiva que propicien la destrucción
(desestructuración) de la personalidad previa del adepto o la dañen severamente. El
que por su dinámica vital, ocasión la destrucción total o severa de los lazos afectivos y
de comunicación efectiva del sectario con su entorno social habitual y consigo mismo.
Y por último, el que su dinámica de funcionamiento le lleve a destruir, a conculcar,
derechos jurídicos inalienables en un Estado de Derecho”.
Este autor indica diez puntos básicos para caracterizar una secta como
destructiva:
1- “Ser un grupo cohesionado por una doctrina (religiosa o socio-
trascendente en general) transmitida en forma demagógica y
encabezado por un líder carismático que pretende ser la misma
divinidad o un elegido por ella, bien un poseedor de la verdad
absoluta en cualquier ámbito social.
2- Tener una estructura teocrática, vertical y totalitaria, donde la
palabra de los dirigentes es dogma de fe. Los líderes intervienen

2 Cfr.Masferrer Kan Elio. Sectas o Iglesias. Viejos o nuevos movimientos religiosos. La configuración del
campo religioso latinoamericano. Plaza y Valdez. México. 2000

4
hasta en los detalles más íntimos y personales de sus adeptos y
exigen que sus órdenes sean ejecutadas sin la menor crítica.
3- Exigir una adhesión total al grupo y obligar (bajo presión psicológica)
a distanciarse de todas o parte de las relaciones sociales y lazos
afectivos (padres, pareja, amigos) y/o de las actividades (trabajo,
estudios, ocio, etc.) anteriores al ingreso en la secta. Cuando
cualquier relación personal deviene en crítica contra el grupo, el
distanciamiento inicial suele acabar en ruptura absoluta.
4- Vivir en una comunidad cerrada o en total dependencia del grupo (a
diferencia de décadas anteriores, hoy muchas sectas destructivas ya no obligan a sus
adeptos a vivir de forma comunitaria y les permiten vivir con sus familias, pero
conservan el control sobre ellos mediante frecuentes y obligados contactos personales
-a menudo diarios- en los centros de la secta y también, telefónicos).
5- Suprimir en mayor o menos medida (y bajo diferentes subterfugios
doctrinales) las libertades individuales y el derecho a la intimidad.
6- Controlar la información que llega hasta los adeptos (a través del
correo, teléfonos, prensa, libros) ocultándola y/o manipulándola su
conveniencia, y prohibiendo toda relación con los ex adeptos que son
críticos con el grupo.
7- Utilizar un conjunto de técnicas de manipulación, de persuasión
coercitiva, enmascaradas bajo actividades tan lícitas y neutrales como
la meditación y el renacimiento espiritual, que propician el deterioro
de la voluntad y capacidad de reflexión y razonamientote los adeptos
y pueden desencadenar problemas psicológicos más o menos graves.
8- Propugnar un rechazo total de la sociedad y de sus instituciones.
Fuera del grupo todos son enemigos (polarización entre el bien
/secta y el mal / sociedad), la sociedad es basura y las personas que
viven en ella sólo interesan en la medida en que puedan servir al
grupo y a sus intereses.
9- Tener como actividades primordiales el proselitismo (lograr el
ingreso de nuevos adeptos), practicando mediante estrategias
encubiertas y/o ilegítimas, y la recaudación de dinero ( por medio de

5
encuestas callejeras, cursos, actividades comerciales e industriales,
en algunos grupos, claramente delictivas). En el caso de las sectas
multinacionales, buena parte del dinero recaudado es enviado a las
éntrales de cada grupo.
10- Obtener, bajo coacción psicológica, la entrega a la secta del
patrimonio personal de los adeptos o de considerables sumas de
dinero en concepto de cursillos, auditaciones, terapias, donaciones,
etc. Los miembros que trabajan en el exterior del grupo tienen que
entregar todo o gran parte de su salario a la secta y los que lo hacen
en empresas propiedad del grupo no cobran salarios ( las nóminas de
las empresas sectarias sólo son una cobertura legal, ya que para sus
adeptos / mano de obra nunca llegan a hacerse efectivas o, de
hacerse, éstos devuelven luego su paga a la secta, ya sea bajo la
forma de donación (a una entidad sectaria legalizada como “no
lucrativa”) o más comúnmente, como dinero en negro”. 3
El Dr. Michael Langone, tomando también como referencia al aspecto
psicosocial, pone el acento en la relación entre el líder y los adeptos, las técnicas que
se emplean para lograr la obediencia o sumisión, en detrimento de la voluntad de los
seguidores y en beneficio de los intereses del líder, y el daño que pueda esto causar a
los adeptos, sus familias y/o la sociedad en general. Estos puntos, precisamente son
los tenidos en cuenta por este autor y otros, como Margaret Singer, al momento de
distinguir lo que en América Latina se denomina cultos y en Europa sectas (y
entendiendo que los rasgos mencionados corresponden a las sectas destructivas); y la
designación “nuevos movimientos” (religiosos, políticos o psicoterapeuticos),
reservada para grupos que aunque sea de manera relativa, respetan la autonomía
personal. El análisis de la doctora Singer, es independiente de las creencias y se centra
en el comportamiento. Si bien no todas las sectas son iguales, pueden clasificarse en
dos categorías principales: aquellas que exponen a sus reclutas o miembros a procesos
de persuasión psicológica y social, destinados a anular el yo, a producir cambios de
actitud y controlar los diferentes ámbitos de sus vidas, el mayor tiempo posible; y otras
que si bien emplean técnicas y programas de persuasión, respetan de alguna manera

3 Cfr. Rodríguez José. Adicción a las sectas. Ediciones B. Madrid. 2000


6
la independencia psíquica, social y familiar del adepto y no pretenden contar con su
presencia durante mucho tiempo en la agrupación.
Los métodos y las estrategias empleadas por los líderes sectarios, orientados a
reclutar adeptos y producir una reforma de pensamiento y un cambio de conducta, es
lo que permite clasificarlas en sectas duras y blandas. En las primeras, la autoridad del
líder es indiscutible y el control que ejerce sobre sus seguidores hasta puede inducirlos
al suicidio o asesinato. Todo es válido mientras sirva a que el “grupo” alcance sus
objetivos, los cuales se reducen a los deseados por el líder. Las sectas blandas no son la
antítesis de las anteriores, no son totalmente inofensivas, pero no entrañan el mismo
riesgo psicológico y personal que las anteriores. También se utilizan técnicas de
persuasión y manipulación, pero el grado y los métodos no son iguales al de las sectas
duras.
Las sectas destructivas poseen rasgos que no son propios de todas las sectas, y
que están vinculadas a conductas manipuladoras, agresividad social y carácter
totalitario. Hay muchos grupos operando en el mundo, pero no todos tienen estas
características y por lo tanto, no a todos se les debe aplicar el calificativo “destructivo”.
Si bien este análisis es sumamente superficial, será útil como intento por
superar la concepción demonizadora de las sectas en general, pudiendo reconocer
diferencias en cuanto a sus visiones del mundo, sus orígenes, sus estructuras y
funcionamiento.
Cuando se habla de sectas normalmente se piensa en grupos conformado por
gente extraña, con una doctrina exótica por la que nunca nos sentiríamos atraídos,
pero lo cierto e inquietante es que si bien esto es valido para algunos casos, la mayoría
de las veces están mas cerca de nosotros de lo que imaginamos.
Los cambios que día a día se producen en el mundo, revelan una crisis que nos
afecta tanto a nivel social como personal, y son precisamente estos períodos de
incertidumbre, de multiplicación de ofertas religiosas y alternativas ideológicas, de
perdida de sentidos y puntos de referencia, los momentos en los que hay quienes
pueden sucumbir ante aquellos que afirman poseer una respuesta, solución o salida
frente a una realidad cada vez mas problemática y menos solidaria y comprometida.

7
Las sectas, como dice un investigador español, son un fiel reflejo de las
virtudes, miseria, miedos, fobias y costumbres de una determinada sociedad, en una
época determinada.
Las sectas representan un desafío y denuncian los espacios vacíos dejados por
las religiones históricas, la incapacidad de la ciencia y la técnica para brindar a los
hombres fines valiosos y sentidos últimos y el desencanto ante una sociedad cuyas
estructuras y valores están quebrados. Por eso “ocuparnos” del tema es tener la
posibilidad de conocerlas y de hacer patente la necesidad de replantearnos nuestro
papel como “miembros” de una sociedad y no meramente como simples
observadores.

También podría gustarte