Chavín de Huántar1
Chavín de Huántar1
Chavín de Huántar1
La Arquitectura
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La arquitectura chavín se desarrolló en el altiplano andino septentrional del Perú desde el año 900 a.C. hasta el año
300 a.C. La arquitectura chavín influenció a otras civilizaciones a lo largo de la costa peruana.
El lugar arqueológico más conocido para la cultura chavín es Chavín de Huantar, ubicado en las tierras altas
andinas de la actual Región de Ancash.
Se cree que se construyó alrededor del año 900 a.C. y fue el centro religioso y político del pueblo chavín .
La arquitectura chavín estuvo llena de grandes monumentos que se construían con propósitos religiosos o
políticos.
Además, como el pueblo chavín vivía tanto en sierras como en costas, tuvo que desarrollar técnicas de
construcción diferentes que lo llevaron a innovar. Cabe resaltar también que se utilizaron materiales diversos
dependiendo del contexto de la construcción.
Influencia en la arquitectura chavín
El pueblo chavín utilizaba distintos materiales por ejemplo, en las zonas altas con gran riesgo de lluvias se
utilizaba la piedra, pero en las zonas costeras con escasez de lluvia se construía con barro y adobes, de manera que
las construcciones seguían siendo fuertes pero se economizaba con los materiales.
Los elementos existentes en el sitio son las lápidas, vigas, columnas o esculturas.
Construcciones que muestran sus connotaciones religiosas ideológicas, el simbolismo, significado del ritual y el
uso ceremonial, así como la función de espacios y áreas arquitectónicas en particular.
También representan la sociedad de chavín y el proceso de evolución histórica que revela diferentes etapas de
construcción y contextos culturales, debido a las continuas funciones sociales del sitio que finalmente modelaron
sus edificios.
Los principales edificios tenían forma de U, algo característico de la arquitectura chavín. No obstante, también
construyeron monumentos y pirámides cónicas con paraderos ocultos en el subsuelo.
Obras de arquitectura más importante
Casi la totalidad de sus edificios y anexos fueron
laboriosamente construidos
con columnas, cornisas, dinteles, lápidas, obeliscos y
esculturas que se agregaban a los muros o plazas,
convirtiendo los espacios ceremoniales en un hermoso
escenario, adornado con las imágenes de los dioses y
demonios que poblaban el panteón chavín. Sus
materiales están constituidos por piedras de diversos
colores, procedentes de distintos lugares de
los Andes peruanos.
Chavín de Huantar, el templo religioso principal más
importante de Chavín, ubicado en el valle del Mosna, que
durante más de cinco siglos se convirtió en un lugar de
peregrinación famoso en toda la región andina.
El Antiguo Templo data de alrededor del 750 a.C. y es en realidad un conjunto de edificios en forma de U. En el
centro, dos escaleras descienden a una corte circular hundida.
El Nuevo Templo, que hace parte junto con el Antiguo de Chavín de Huantar, es conocido como “El Castillo” y
es mucho más grande en extensión que el Antiguo Templo.
Su construcción fue hecha con grandes y pesadas piedras de forma rectangular y tiene una enorme plaza que,
según investigadores, era el lugar más común para visitar.
Las paredes de los edificios están revestidas con losas cuadradas y rectangulares de piedra que llevan imágenes de
criaturas transformacionales, chamánicas, talladas en bajo relieve.
Las figuras mezclan características humanas con colmillos y garras de jaguar y usan tocados de serpiente que
simbolizan la visión espiritual.
Cerámica Chavín:
La cerámica de la cultura Chavín fue concebida y elaborada con elementos escultóricos muy fuertes y marcados,
haciéndola inconfundible como manifestación artística única de la región y la época. La fundición la realizaban en
hornos de arcilla alimentados con carbón vegetal.
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El material utilizado era de muy alta calidad y compacto, con acabados muy bien pulidos en color rojo, negro o
marrón. Las piezas finalizadas eran de paredes delgadas, con imágenes y figuras religiosas muy sofisticadas
decorando la superficie, hechas en relieve o tallados.
Comúnmente, las piezas eran estilo recipientes, jarrones o cántaros en forma de bulbo globular de hasta 50
centímetros de diámetro con base plana.
Fueron elaboradas totalmente a mano con la sola inspiración propia del alfarero. Esto indicó a los expertos que se
le daba un gran valor a la expresión individual del artesano. Por este motivo, cada pieza era única y extraordinaria.
Temas
Así como todo el arte Chavín, sus elaborados en cerámica están llenos de imágenes de animales, como felinos
(especialmente el jaguar), serpientes, aves de rapiña, monos, lagartos y otras representaciones sobrenaturales con
colmillos y feroces facciones.
Las vasijas tubulares sin temas estrictamente animales, según los expertos, dan la impresión de evocar frutos
oblongos o semiesféricos de textura espinosa, posiblemente inspirados en la chirimoya, guanábana y algunos
tubérculos parecidos.
Estas eran generalmente para hacer ofrendas en ritos ceremoniales propias de su religión.
El culto a dioses en forma de animales predominaba en sus expresiones artísticas.
La iconografía basada en animales poderosos es asociada con las clases altas de la cultura, como guerreros y
sacerdotes. Estos eran los líderes del pueblo Chavín y los autorizados en poseer piezas de mayor calidad y mejor
acabado artístico.
Características:
Forma: Globular y base plana, con un asa estribo y pico con reborde. Es
una cerámica fina, pulida y con incisiones en la superficie.
Color: La cerámica chavín fue monócroma, aunque a veces se utilizó
arcilla de color negro, marrón y rojo.
Decoración: Se realizó trazando líneas en la arcilla húmeda, de tal modo
que la línea marcaba un hundimiento fino; esta técnica recibe el nombre de
incisión, los motivos de decoración son: felinos, serpientes, círculos,
puntos, etc.
Utilidad: Abunda la cerámica ceremonial; también hay cántaros,
botellones, tazones y vasos.
Orfebrería Chavín
La orfebrería Chavín alcanzó un gran desarrollo para la época,
consistiendo en el trabajo artístico con el uso de metales preciosos (oro, plata y cobre) o aleaciones de los mismos.
se desarrolló mediante las técnicas del martillado y repujado.
Es una técnica muy sencilla que se empleaba desde las culturas pre incas, consistía en el martillado del metal en
frío con el objetivo de conseguir láminas e hilos que posteriormente podían obtener formas y diseños distintas.
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El oro y el cobre eran obtenidos en la naturaleza en forma de “pepitas" o pedazos que contenían físicamente sus
cualidades de color, dureza y maleabilidad. Lo que hacían los artesanos era
convertirlos en láminas mediante el martillado en frío, sin someterlos al fuego. Los
dos metales mencionados son lo suficientemente maleables como para que esto
ocurra, aun cuando el cobre podía exigir el calentamiento para ser trabajado, lo que
llevó a descubrir que el uso del fuego podía permitir una unión más firme entre piezas
que estaban originalmente separadas. Existen algunos objetos en rosque también se
usó plata nativa, como los de Chongoyape, donde se usó la unión de un segmento de
este metal con otro de oro para obtener un efecto de color.
Las láminas de metal, martilladas, presionadas, repujadas o trabajadas con
instrumentos con punta o filo, eran finalmente convertidas en lienzos sobre rosque se
grababan o destacaban figuras o diseños de los estilos propios de la época.
Estas láminas eran entonces dobladas o unidas con ayuda del fuego o simplemente
también del martilleo y así eran convertidas en coronas, orejeras, narigueras, collares,
pectorales, cinturones, brazaletes, ajorcas y otros adornos, casi todos dirigidos a ser
parte del ornato o del vestir personal.
Excepcionalmente se han encontrado piezas que pudieron servir para otros fines,
como para inhalar estupefacientes, cubrir cetros y contener bebidas o comidas-
pequeños recipientes en forma de vasos o copas-, que cumplían funciones más
ornamentales que utilitarias
cuentan con cerca de 3 mil años de antigüedad.
Textilería
La Textilería Chavín es una de las más antiguas manifestaciones culturales de la
época, en donde destacaron los tejidos y la tapicería, que era la labor que consistía en
la realización de telas gruesas a través de un telar fijo de cuatro manos.
Estos tejidos se caracterizaban por tener bordados y adornos sencillos en base a orlas
y flecos, siendo la materia prima utilizada para esta actividad:
Para elaborar sus textiles empleaban algodón y lanas de alpacas, llamas, guanacos y
vicuñas, entre otros.
Se emplearon los colores rojo-anaranjado, marrón en varias tonalidades, verde oliva
y azul