La Mujer No Debe Predicar en La Iglesia

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la mujer no debe predicar en la iglesia

“La mujer aprenda en silencio con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar,
ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio” (1Timoteo 2:11-12)

“Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y
vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros
ancianos soñarán sueños” (Hechos 2:17)

Primero notemos que referente a las mujeres se dice que estas han de profetizar, pero
jamás se dice que estas han de ENSEÑAR O PREDICAR, así que ya es un argumento
en contra para aquellos que usan este pasaje y los mal interpretan.

la mujer no puede estar ensenando cuando hay un hombre presente,


dos razones
1 el varon es cabeza de la mujer
2 Cristo es cabeza del varon

hagase todo decentemente y en orden


el orden ..................de Dios
bueno espero que lean mis estudios no son para firmar sino para leerlos y aplicarlos
anuestras vidas
Las mujeres pueden tener el don de enseñanza, pero deben usar ese don, ajustándose a
las limitaciones que impone el Nuevo Testamento.

Es decir, podrán enseñar a otras mujeres, podrán enseñar a los niños, podrán enseñar
uno a uno, pero cuando la iglesia está reunida, la mujer debe refrenar el uso de su don
de enseñanza.

Este es el motivo por el cual las mujeres no deben ocupar el púlpito ni para predicar, ni
para enseñar, ni para liderar en la iglesia local
y ya al ultimo la mujer tiene por cabeza al marido
y Dios es perfecto no quiere INTERMEDIARIOS
Posted by Eli Zeo at 12:05 PM
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Mujeres predicadoras prohibido en la
Biblia
Escrito por el Dr. John R. Rice en 1941

Traducido por Calvin George

¿Puede predicar una mujer? ¿Llama Dios a mujeres a ser pastoras? ¿Evangelistas?
¿Directoras de música en la iglesia? ¿Maestras de la Biblia en grupos mixtos de
hombres y mujeres? Si tratamos de resolver este asunto por la opinión del hombre,
nunca estaría asentado en forma satisfactoria. La gran mayoría de la opinión entre gente
cristiana responsable indica que la mayoría de las iglesias nunca llaman a una mujer
predicadora como pastora. La mayoría de los seminarios no emplean a mujeres como
maestras de teología. Y pocas mujeres encuentran posiciones en las facultades de
seminarios e institutos bíblicos. Muchas de las iglesias encargan a hombres para
conducir reuniones evangelísticas, si los tienen. Entonces la opinión mayoritaria
decidiría por hombres predicadores y en contra de mujeres predicadoras. Pero las
opiniones varían con las preferencias. Los seguidores de Aimee Semple McPherson, los
grupos grandes pentecostales, el Ejercito de Salvación donde las mujeres siempre han
sido bienvenidas, aunque en práctica actual normalmente no tienen un puesto de
liderazgo–todos ellos y muchos otros insisten en el derecho de una mujer a predicar,
hacer la obra de evangelista, o pastora, o maestra de la Biblia, lo mismo como los
hombres.

El asunto no puede ser resuelto por opiniones. No puede ser resuelto por observaciones.
No puede ser resuelto por lógica. Hay un solo lugar para resolver este asunto acerca de
si Dios quiere que una mujer predique o no. ¡Es por la misma Palabra de Dios! La
Biblia es el lugar donde encontrar lo que Dios quiere que la gente haga. La Biblia nos
dice como la obra de Dios debe ser conducida. No hay otra autoridad de ningún valor en
este asunto, excepto como deriva de la Biblia, y coincide con la enseñanza de la Biblia.

Las mujeres a veces dicen que se sienten llamadas a predicar. Dicen a veces que el
Espíritu Santo ha dicho a ellas plenamente que deben predicar. Pero debemos tomar en
cuenta que cada doctrina falsa en el mundo es apoyada por ese argumento. Una cierta
madre que mató a su niño dijo que Dios la mandó a hacerlo. Alguna gente se siente
guiada a predicar la salvación por gracia. ¡Otros se sienten guiados a predicar la
salvación por obras! Algunos se sienten guiados por Dios, dicen, a bautizar por rociar
agua, y otros se sienten guiados por el mismo Espíritu a bautizar por inmersión.
Algunos se sienten guiados por Dios a perseguir a los judíos. Algunas personas se
sienten guiados por Dios a fundar una secta con doctrinas falsas; eso es, honestamente
se sienten guiados a hacerlo. Pero la respuesta a todo esto es muy simple. El Espíritu
Santo de Dios dictó la Biblia. Santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el
Espíritu Santo. El Espíritu Santo nunca contradecirá su propia Palabra. Cualquier
impulso que se cree ser del Espíritu Santo debe ser examinado por la Biblia. Cualquier
impulso que no coincide con la plena enseñanza de la Palabra de Dios es falso, y no
proviene del Espíritu de Dios. Por esta razón la Escritura nos manda “Amados, no creáis
a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas
han salido por el mundo” 1 Juan 4:1.
Este asunto, entonces, no puede ser resuelto de acuerdo a como la gente se siente guiado
excepto cuando coincide con la Biblia. No hay impulso de Dios si va en contra de claras
declaraciones en la Palabra de Dios. Este asunto debe ser resuelto por la Biblia, la
práctica regla suprema de la fe para los cristianos.

Tomemos en cuenta cuidadosamente las Escrituras que tratan con este tema. La Biblia
es la Palabra de Dios; ningún pasaje de la Escritura contradecirá otro pasaje. Y como el
hombre y la mujer y Dios no han cambiado, encontraremos que lo que Dios quiso para
la mujer en tiempos bíblicos él quiere para ellas ahora también. Espero que cada lector
le pida sabiduría al Espíritu Santo con un corazón de oración, y que investigue en las
Escrituras lo que Dios tiene para decir en cuanto a mujeres predicando el evangelio.

1 TIMOTEO 2:11-15 DICE QUE NINGUNA MUJER


DEBE ENSEÑAR O USURPAR AUTORIDAD
SOBRE EL HOMBRE
La primera Escritura a la cual le llamo la atención sobre este asunto de mujeres
predicadoras es en 1 Timoteo 2:11-15, que se menciona aquí:

“La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar,
ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado
primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada,
incurrió en transgresión. Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor
y santificación, con modestia”.

Quiero que note el carácter universal de esta Escritura. Es en una carta escrita por Pablo,
el apóstol a los gentiles, dirigido a Timoteo. Pablo había dejado a Timoteo en Efeso
para encargarse de la gran obra en esa ciudad, con muchos ancianos, como verás en el
primer capítulo de este libro. El versículo 3 le indica a Timoteo que debía guardarse de
falsas doctrinas. El versículo 4 le advierte que debe evitar confusión, y los versículos 6
y 7 nos dice que debía corregir algunos que deseaban ser “doctores de la ley, sin
entender ni lo que hablan ni lo que afirman”. Es importante notar que en esta epístola
tenemos instrucciones detalladas en cuanto a las calificaciones para obispo (pastor en
nuestros días) y diácono (vea capítulo 3). Nadie puede leer 1 Timoteo sin notar que
provee instrucciones y reglas para todas las iglesias Nuevo Testamentarias, como
comunicado a Pablo, el apóstol a los gentiles, por el Espíritu Santo. Entonces el pasaje
que leímos es para todas las iglesias Nuevo Testamentarias y cristianos Nuevo
Testamentarios. A los cristianos Nuevo Testamentarios Pablo les dice “La mujer
aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer
dominio sobre el hombre, sino estar en silencio”. Pablo no permitía ninguna mujer
predicadora ni ninguna maestra de hombres, ni ninguna mujer que ejercite autoridad
sobre el hombre, en ninguna de las iglesias Nuevo Testamentarias. La palabra de Pablo
fue aceptada como ley a través del imperio romano entre la gente fundamentalista firme.
En Roma, en Corinto, en Efeso, los grandes centros, y entre todos estos lugares la
autoridad de Pablo como un apóstol de Dios es reconocido. Y en ningún lugar, dice
Pablo, permitía una mujer enseñar ni ejercer dominio sobre el hombre.

Esta regla de Pablo no es arbitraria, pero cabe dentro del plan de Dios desde el tiempo
de la creación. Pablo explica que “Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no
fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión”. Dios hizo a
Adán primero. Eva fue creada segundo y como su ayuda idónea, sujeto a él. Por esa
razón, dice Pablo, las mujeres no deben enseñar a los hombres en la iglesia, y no deben
ser oficiales en la iglesia ni ejercitar autoridad sobre el hombre. Una mujer tomando tal
autoridad consistiría de usurpación, imponerse indebidamente en una posición de
autoridad que no es propio ni naturalmente perteneciente a ellas. Desde la creación, la
Biblia dice, la mujer debe tomar el lugar de sujeción, porque no fueron creadas para
tener autoridad sobre los hombres ni enseñarles.

Otra vez Pablo escribe de la debilidad de una mujer y su aptitud de ser mal guiada
porque “Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en
transgresión”. Satanás encontró que pudo engañar a Eva con más facilidad que Adán.
Dios creó a la mujer de tal manera que pueda sentirse cómoda siendo una ayuda idónea,
una esposa que se acomoda en su voluntad y plan. Entonces, en la naturaleza del caso,
las mujeres no fueron tan bien equipadas para autoridad ejecutiva. Si las mujeres pueden
ser guiadas fácilmente, no son tan buenas como líderes. Cualquier pastor sabe que es
más fácil encontrar a una mujer que está dispuesta a hacer un buen trabajo. Pero buenos
observadores admitirán que ellas son
más fácilmente guiadas a falsas doctrinas y errores de todas clases. Pero el argumento
aquí en 1 Timoteo 2:14 es que Satanás pudo engañar a Eva cuando no pudo engañar a
Adán, y eso es evidencia que las mujeres no deben ser puestas en autoridad en las
iglesias y en obras cristianas. Si pudo engañar a Eva más fácilmente en el huerto de
Edén, él puede engañar a las mujeres fácilmente hoy. Esto significa que las mujeres son
más propensas a entrar en herejías doctrinales y prácticas inescriturales que los
hombres. Las mujeres no están equipadas para enseñar a los hombres ni ejercer
autoridad sobre el hombre, nos dice esta Escritura. Pero Dios también tiene un deber
especial y privilegio para las mujeres en dar a luz y criar hijos. Si se someten al plan de
Dios en humildad y mansedumbre, entonces serán rescatadas y preservadas, cuando los
dolores de parto vienen sobre ellas. Muchas mujeres piadosas han encontrado dulce
consuelo y ayuda en el valle de la sombra al dar a luz a un niño para el Señor,
recibiendo ayuda de Dios porque estaban dispuestas a tomar el lugar de la mujer en
sumisión.

Consideremos cuidadosamente los versículos 11 y 12:

La mujer debe aprender en silencio, con toda sujeción.

Una mujer no debe enseñar. Ciertamente no debe enseñar a hombres, pero es evidente
que no debe enseñar a grupos en general, que incluyen hombres.

Una mujer nunca debe tener autoridad sobre el hombre.

Y otra vez se enfatiza que una mujer debe mantenerse “en silencio” en tales reuniones
públicas.

Sabemos bien que Dios no quiere que las mujeres cristianas se mantengan silenciosas
fuera de reuniones públicas mixtas. Tito 2:3-4 manda plenamente “Las ancianas
asimismo…que enseñen a las mujeres jóvenes”. Aquí vemos claramente que las mujeres
de edad más avanzada que pueden enseñar a las mujeres más jóvenes, y que lo deben
hacer. Deben enseñarlas, entre otras cosas, a ser “sujetas a sus maridos” (v. 5). Las
mujeres deben mantener silencio entonces, en cuanto a la enseñanza a toda la iglesia, o
enseñar a hombres, o grupos incluyendo hombres, pero las mujeres de edad más
avanzada pueden enseñar a otras mujeres. Es muy claro que una madre puede enseñar a
sus propios hijos, tal como la madre y abuela de Timoteo aparentemente le enseñaron (2
Tim. 1:5). Proverbios 1:8 nos manda: “no desprecies la dirección de tu madre”.
Proverbios 6:20 dice “no dejes la enseñanza de tu madre”. Proverbios 30:17 dice: “El
ojo que escarnece a su padre Y menosprecia la enseñanza de la madre, Los cuervos de
la cañada lo saquen, Y lo devoren los hijos del águila”. Una mujer puede enseñar a otras
mujeres y puede enseñar a niños. Pero en ninguno de estos casos mencionados se refiere
a la enseñanza pública como una oficial de la iglesia, o la enseñanza de grupos grandes
mixtos. Priscila ayudó a su esposo, y Aquila le enseñó a Apolos el camino del Señor
más perfectamente. Pero en esto podemos estar asegurados que lo hizo en el espíritu
manso como una ayuda idónea para su marido. Ella habló en conversación personal, y
no como una maestra oficial o como uno teniendo autoridad.

Entonces cuando Pablo dijo “Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio
sobre el hombre, sino estar en silencio”, parece claro que está prohibiendo a la mujer
tomar su lugar como una maestra pública de hombres. Una mujer debe estar en silencio
en la asamblea pública en el sentido que ella no debe enseñar como una oficial de la
iglesia. Ella debe estar en silencio particularmente en cuanto al lo que concierne la
enseñanza de hombres. Eso es claramente prohibido. Ninguna mujer, de acuerdo a este
pasaje, es permitida enseñar una clase de hombres, o una clase incluyendo hombres, ni
enseñar en la iglesia en una asamblea pública incluyendo hombres.

También es claro que ninguna mujer debe ocupar un lugar como una oficial de la
iglesia, teniendo autoridad sobre hombres. Ninguna mujer podría ser una pastora de una
iglesia, de acuerdo con este versículo claro. Tal cosa sería una usurpación de autoridad
que es prohibida a ella.

En las iglesias Nuevo Testamentarias el lugar de la mujer era de ser enseñada, no de


enseñar. El lugar de la mujer era de mantener silencio, no el de ser una voz pública. El
lugar de la mujer era de mantenerse en sujeción, y de no estar en autoridad. Ciertamente
esta Escritura prohíbe que cualquier mujer sea predicadora, pastora o evangelista.

Es apropiado mencionar, ya que Dios ha prohibido a la mujer tener autoridad en asuntos


religiosos, que los pastores sí tienen autoridad de Dios. Considere el tercer capítulo de
Timoteo, que le sigue a este pasaje, y su tratamiento del oficio de obispo. La palabra
obispo significa administrador o capataz, y es una palabra Nuevo Testamentaria para
pastor. Ciertamente un administrador tiene autoridad. Esta autoridad es indicada
también en 1 Timoteo 3:5 “pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará
de la iglesia de Dios?” Un hombre necesita saber como gobernar para ser un obispo o un
administrador o pastor de una iglesia. Pero a la mujer le es claramente prohibida
gobernar, entonces una mujer no puede ser una pastora de acuerdo al plan Nuevo
Testamentario.

En Hebreos 13:17 somos mandados “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos” y


el habla de líderes espirituales que vigilan sus almas, eso es, pastores y líderes
cristianos. Los pastores y predicadores tienen una verdadera autoridad de Dios para
ejercer su liderato. Pero la mujer no debe tener autoridad sobre el hombre, entonces una
mujer no podría ser una pastora de una iglesia, o un predicador del evangelio, en el
sentido ordinario.

Un evangelista debe pregonar con autoridad. Pablo le mandó a Timoteo, “haz obra de
evangelista” (2 Timoteo 4:5). Pero Timoteo, el evangelista, fue dado las siguientes
instrucciones:

“Esto manda y enseña. Ninguno tenga en poco tu juventud…” (1 Timoteo 4:11-12). Un


evangelista tiene autoridad de Dios y no debe ser menospreciado, aunque sea joven.
Pero ninguna mujer debe ejercer autoridad sobre el hombre, y ninguna mujer puede ser
una evangelista en el sentido bíblico. No había mujeres evangelistas en tiempos
bíblicos, y no debe haber ninguno ahora.

1 CORINTIOS 14:34-35 MANDA A LAS MUJERES


A MANTENER SILENCIO EN LA IGLESIA
Acabamos de estudiar estos dos versículos en el capítulo 14 de 1 Corintios que trató con
el lugar de la mujer en la iglesia. Pero señalamos solamente la enseñanza que las
mujeres están, aun en asuntos religiosos y de la iglesia, sujetas a sus maridos. Leamos
los versículos 34 y 35 otra vez, y veamos lo que dice acerca de mujeres predicadoras.

“Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino
que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten en
casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación” (1
Cor. 14:34-35).

Otra vez las Escrituras instruye claramente a las mujeres que guarden silencio en las
iglesias, que no se les permite hablar, sino que deben mantenerse en obediencia, tal
como era en el Antiguo Testamento.

Algunos pueden llegar a decir que este reglamente era tan solo para la iglesia en
Corinto. Pero eso no es cierto. La epístola no solamente fue escrita a los cristianos en
Corinto, pero también a “todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro
Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro”, como se puede notar en el segundo
versículo del primer capítulo. Las instrucciones de 1 Corintios fueron dadas por el
Espíritu Santo a todos los cristianos en todo lugar. Por tanto, a todos los cristianos en
todo lugar, el Señor manda diciendo: “Vuestras mujeres callen en las congregaciones;
porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice”,
y “es indecoroso que una mujer hable en la congregación”.

Algunos posiblemente lleguen a decir que de acuerdo a esta Escritura una mujer no debe
cantar en un coro, ni dar testimonio en una reunión de oración. Vamos a tratar con esto
más adelante. Yo creo que el Señor quiere la mujer guarde silencio en cuanto a lo que
concierne la enseñanza o predicación oficial, cualquier discurso público acerca de las
Escrituras, o un liderato público en la iglesia, o de hombres, o de grupos que incluyen a
hombres. Si esa interpretación no alcanza lo suficiente, vamos a extendernos hasta el
punto de la intención de las Escrituras. Pero por lo menos es claro y obviamente cierto
que esta Escritura prohíbe a cualquier mujer predicar, y prohíbe a cualquier mujer
asumir la función de pastora o evangelista. Eso simplemente no era permitido en
ninguna iglesia Nuevo Testamentaria, y nos es permitido hoy en ningún lugar si la gente
ha de obedecer este pleno mandamiento de Dios.

Ahora note que en este asunto de las relaciones del hombre y la mujer, la voluntad de
Dios nunca cambió. Las mujeres deben estar en obediencia en las iglesias en estos días
tal como debían estar en obediencia manteniendo silencio en la adoración de la época
del Antiguo Testamento. En la familia Antiguo Testamentaria, la mujer era sujeta a su
marido. En el tabernáculo del Antiguo Testamento y la alabanza del templo, no había
mujeres sacerdotisas, ni mujeres escribas, ni mujeres en capacidades oficiales. Y este
pasaje nos dice que lo mismo debe ser cierto en cuanto a la mujer Nuevo Testamentaria.

Repasando otra vez los dos pasajes de la Escritura que particularmente prohíben
mujeres predicadoras, note que en 1 Corintios 14:34-35, la mujer debe mantener
silencio “en las congregaciones”. Pero en 1 Timoteo 2:11-12 se prohíbe que una mujer
enseñe o usurpe autoridad sobre los hombres en cualquier lugar. La iglesia no es
mencionada. Sí, se prohíbe que una mujer tome una parte oficial de la reunión de una
iglesia. Pero de igual modo se le prohíbe a las mujeres enseñar a los hombres o usurpar
la autoridad de los hombres fuera de las reuniones de la iglesia. Es tan erróneo que una
mujer tome el lugar de un maestro de la Biblia o pastor o evangelista en un hogar
privado o en una clase de Escuela Dominical como si fuese una reunión oficial de una
iglesia. Simplemente no fue la intención de Dios que la mujer asuma un puesto de
autoridad o liderazgo sobre los hombres o que enseñe a hombres.

NO HUBO PASTORAS, MUJERES


EVANGELISTAS, MAESTRAS DE LA BIBLIA, NI
PREDICADORAS EN ÉPOCAS NUEVO
TESTAMENTARIAS
Hemos considerado los plenos mandatos de la Biblia que prohíben que la mujer
predique. Ahora quiero llamarle la atención a la certeza de que estos mandamientos
fueron obedecidos en todo lugar en las iglesias del Nuevo Testamento. En ninguna
iglesia Nuevo Testamentaria se permitía que una mujer sea pastora o evangelista o
maestra de la Biblia. No había ni siquiera una mujer predicadora en las iglesias del
Nuevo Testamento. Hubo 12 apóstoles originales, sus nombres fueron dados, pero no
hubo ni una mujer entre ellas. Hay relatos de sermones predicados, pero nunca se
menciona un sermón predicado por ninguna mujer.

Todas las palabras usadas para predicadores en la Biblia son palabras masculinas.
Anciano es una palabra masculina. Obispo es una palabra masculina. Los que se
mencionan como maestros en el Nuevo Testamento eran hombres. El pronombre
masculino es usado a través de las calificaciones para un obispo en 1 Timoteo 3:1-7. Él
debe ser el marido de una sola mujer. En ese corto pasaje referente a obispos o pastores,
se refiere a ellos como “él”, “marido”, y todos los adjetivos son masculinos o neutrales.

Muchas mujeres piadosas se mencionan en el Nuevo Testamento. No permitas que


nadie te engañe acerca de las mujeres del Nuevo Testamento. En muchas ocasiones eran
tan entrenadas, devotas e instruidas como los hombres. Considere la fe (doctrina) de
Loida y Eunice, la abuela y madre de Timoteo (2 Timoteo 1:5). Considere el
discernimiento espiritual increíble dada a María, la madre de Jesús, como ella guardaba
las cosas, meditándolas en su corazón, aun antes del nacimiento del Salvador. El ángel
le apareció a ella, pregonando grandes certezas acerca del Salvador venidero (Lucas
1:28-38). María era una joven espiritual, aun llena del Espíritu Santo, como vemos de
sus alabanzas a Dios en la presencia de Elisabet, en Lucas 1:46-55. María iba con Jesús
la mayoría de las veces. ¡Qué cristiana maravillosa y desarrollada habrá sido! A pesar
de todos esto, María nunca predicó, ni enseñó a hombres, ni asumió un puesto oficial en
ninguna iglesia.

Considere a otra María, la hermana de Lázaro y Marta. Ella se sentó a los pies de Jesús
y oyó su enseñanza. Ella se deleitó tanto en eso que no lo rendía por prepara comida
(Lucas 10:38-42). Esto le agradó a Jesús. Él la felicitó y la enseñó. Luego María vino
para ungir los pies de Jesús con un perfume muy costoso (Juan 12:1-7) y él dijo
“Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto”. María había guardado su dinero,
y había reservado cuidadosamente este regalo precioso y costoso para ungir a Jesús
justo antes de su muerte en la cruz. Ella parecía comprender mejor que los apóstoles que
Jesús iba a la cruz. Judas se quejaba porque el dinero no fue usado para los pobres, y los
otros discípulos aparentaban estar de acuerdo con él (Mateo 26:8-9). Jesús sintió gran
gozo al notar el discernimiento espiritual de esta mujer piadosa y sabia, y prometió que
lo que ella había hecho sería proclamado a través del mundo en memoria de ella. Pero a
pesar de cuan sabia e instruida era ella, ¡nunca fue una predicadora, ni pastora, nunca
fue una maestra de la Biblia!

Un número de otras mujeres prominentes fueron mencionadas en el Nuevo Testamento.


Febe, la sirviente o diaconisa de la iglesia en Crencia, era una mujer muy útil y piadosa
(Rom. 16:1-2). Pero nunca se menciona a ella como una maestra o una oficial. Ella se
sintió contenta en ayudar a los pobres y en hacer el trabajo de una sirvienta de la iglesia,
no como una administradora o maestra o predicadora.

Priscila, la esposa de Aquila, es mencionada varias veces en el Nuevo Testamento, y


debe ser que fue una cristiana muy devota, pero nunca se menciona a ella como una
predicadora, maestra, pastora ni evangelista.

No hubo predicadoras, pastoras, mujeres evangelistas ni maestras de la Biblia en las


iglesias del Nuevo Testamento.

¿ERAN PREDICADORAS LAS PROFETISAS?


En la Biblia varias mujeres fueron llamadas profetisas, incluyendo María (Éxodo
15:20), Débora (Jueces 4:4), Hulda (2 Reyes 22:14), Noadías (Nehemías 6:14), Ana
(Lucas 2:36) y cuatro hijas doncellas de Felipe (Hechos 21:9). Algunas personas que
nunca estudiaron el asunto piensan que las profetisas eran predicadoras. Pero no eran.
No se menciona ni siquiera que una de estas profetisas predicó o tuvo un discurso en
una congregación pública en alguna forma. Las profetisas no eran predicadoras. No
predicaban; no desempeñaban el trabajo de pastor ni evangelista, ni la de una maestra de
la Biblia.

Profetizar significa hablar por revelación divina. Una profecía es una revelación
especial por el Espíritu de Dios. Un profeta es un hombre que recibe revelación divina.
Una profetisa es una mujer que recibe revelación divina en cuanto al futuro.
Los profetas (masculino) en veces eran predicadores. Isaías, Jeremías, Daniel y Ezequiel
eran predicadores. Pero mayormente eran profetas, o sea, ellos recibían revelación
divina de lo que le iba a acontecer a Israel. También eran predicadores, aunque se les
llaman profetas. Pero las profetisas nunca predicaban en la Biblia. Ellas recibieron
breves revelaciones divinas para compartir con individuos, pero nunca fueron enviadas
a predicar, ni dirigir una asamblea pública como expositoras de la Palabra, ni de hacer la
obra de pastora o evangelista.

El significado de la palabra profeta o profetisa en el Antiguo Testamento es el mismo


que la palabra profeta o profetisa en el Nuevo Testamento.

La obra de un profeta es indicada en Deuteronomio 18:22, que dice:

“Si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni


aconteciere,
es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas
temor de él”.

La palabra del profeta se debe llevar acabo, o sea, la profecía es normalmente una
revelación divina del futuro.

En el Nuevo Testamento, en muchas ocasiones las Escrituras mencionan que las


palabras de los profetas eran una predicción del futuro. Por ejemplo, Mateo 1:22 dice:
“Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del
profeta”. Vea también Mateo 2:17, 23; 3:3; 4:14; 12:17; 21:4; 26:56; 27:9, 35. Solo he
mencionado Escrituras en el Evangelio de Mateo y hay muchos otros en el Nuevo
Testamento, todas referentes al cumplimiento de las palabras de algún profeta del
Antiguo Testamento. Digo que un profeta normalmente predice el futuro por revelación
divina. Una profetisa, de modo similar, es una mujer que recibe revelación divina.

El único libro en el Nuevo Testamento que Dios llama una profecía es el libro de
Apocalipsis. “El libro de esta profecía” (Apocalipsis 22:19) es revelación, el libro
Nuevo Testamentario que es dado en gran manera a la revelación de eventos del
porvenir. Profecía no indica predicación; significa una revelación divina bajo el
ungimiento del Espíritu. Una profetisa no predica.

En el Nuevo Testamento, Pedro, Juan y Pablo no fueron llamados profetas (aunque Dios
usó a cada uno de ellos para escribir algunas profecías en su Palabra), pero su obra
primaria era la predicación. Del otro lado, Agabo se menciona dos veces en el libro de
Hechos como un profeta. Su primer profecía se menciona en Hechos 11:27-28 que dice:

“En aquellos días unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía. Y levantándose


uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que vendría una gran
hambre en toda la tierra habitada; la cual sucedió en tiempo de Claudio”.

Agabo brevemente compartió una revelación que Dios le había dado acerca de un
hambre que vendría sobre la tierra.

Otra vez, Hechos 21:10-11 nos relata otra profecía de este hombre Agabo en las
siguientes palabras:
“Y permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de Judea un profeta llamado
Agabo, quien viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las
manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de
quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles”.

Note que esto es un simple mensaje de Dios acerca de lo que le iba a acontecer a Pablo
en Jerusalén. La profecía ocupó menos de un versículo. No contenía un sermón. El
mensaje probablemente fue dado a Pablo y Lucas y posiblemente a Timoteo u otros
amigos. No fue un sermón en ningún sentido, sino simplemente una revelación de Dios
acerca de lo que iba a ocurrir. Eso es lo que compone una profecía. Poco antes de que se
menciona este profeta Agabo en versículo 10, el versículo anterior dice lo siguiente de
Filipo: “Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban”, o sea, estas hijas vírgenes
recibieron revelaciones especiales de Dios. No predicaron.

1 Corintios 14:1 y 5 indica que sería una bendición si todos los cristianos profetizaran.
Eso no significa que todo cristiano debe ser un predicador, un pastor o un evangelista.
Sino, cada cristiano debe andar tan cerca a Dios que él le revelará a veces cosas que
acontecerán en el futuro. De igual modo, 1 Corintios 14:24 no significa que si cada
persona en la congregación se levantara y predicara un sermón, que todos los incrédulos
presentes se convertirían. Significa que si cada cristiano estaba en comunión íntima con
Dios como para recibir una revelación de él acerca de lo que acontecería y que hacer,
eso convencería los que contradecían la certeza del Evangelio. 1 Corintios 14:39 indica
que cada cristiano debe anhelar este contacto cercano con Dios y que él revelaría su
voluntad a nosotros y las cosas que especialmente necesitamos saber para enfrentar al
futuro. Acuérdese que esto fue mucho más necesario antes que el Nuevo Testamento fue
escrito, comparado a cuanto es necesitado hoy, cuando tenemos la revelación divina
completa dada en la Biblia.

Hay dos notas confusas en la Biblia de notas Scofield sobre esta cuestión de la profecía.
En cuanto a 1 Corintios 12:10, el Dr. Scofield comenta: “El profeta Nuevo
Testamentario no era uno que ordinariamente predecía, sino que proclamaba, uno cuyo
don le permitía hablar ‘para edificación, exhortación y consolación’ (1 Corintios 14:3).
Pero 1 Corintios 14:3 no dice y no significa que un profeta Nuevo Testamentario es
diferente a un profeta del Antiguo Testamento. Una revelación divina o profecía de Dios
sí trae edificación, exhortación y consuelo, como nos dice 1 Corintios 14:3. Pero no hay
ningún versículo de Escritura que indica que la profecía es predicación o que hay una
diferencia en los oficios de un profeta del Antiguo Testamento comparado a un profeta
Nuevo Testamentario.

Otra vez, comentando sobre 1 Corintios 14:1, el Dr. Scofield dice “El profeta Nuevo
Testamentario no era meramente un predicador, sino un predicador inspirado, a través
del cual, hasta que fue escrito el Nuevo Testamento, nuevas revelaciones fueron dadas
de acuerdo a las nuevas dispensaciones (1 Corintios 14:29-30). Esta aseveración es
confusa. Por predicador, queremos decir uno que expone la Biblia. Pero una profecía no
era una exposición de la Biblia, sino solamente una revelación nueva de Dios. Algunas
personas ignorantes se han aprovechado de estas notas como una excusa para permitir
mujeres predicadoras. Pero profetizar no es predicar; es solamente una revelación nueva
de Dios, refiriéndose al futuro, y ciertamente siendo una revelación directa e inmediata,
no una exposición de la Escritura, no una enseñanza bíblica, ni evangelización o
predicación. Profetizar no es predicar. Las profetisas en la Biblia nunca predicaron.
Hechos 2:17 y 18 nos da una profecía bendita del futuro. Proviene del profeta Joel y
dice:

“Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y
vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros
ancianos soñarán sueños; Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos
días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán”.

Vendrá un tiempo cuando el Espíritu Santo será derramado sobre toda carne para que
ambos hijos e hijas profetizarán, y también los siervos y siervas. Pero ese acto de
profetizar no implica que todos serán predicadores o evangelistas o maestros de la
Biblia. Significa que cada cristiano estará en contacto con Dios por esa llenura del
Espíritu Santo; y Dios se revelará a sí mismo, y las cosas que debemos saber, a cada
cristiano, para que ellos adviertan unos a otros.

Débora, la profetisa en el Antiguo Testamento, no predicó ni ejercitó autoridad sobre el


hombre. La historia se relata en Jueces 4:4-9. Léalo y verá que no involucraba ninguna
autoridad sobre el hombre y por cierto no involucraba predicación.

“Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot; y
acostumbraba sentarse bajo la palmera de Débora, entre Ramá y Bet-el, en el monte de
Efraín; y los hijos de Israel subían a ella a juicio. Y ella envió a llamar a Barac hijo de
Abinoam, de Cedes de Neftalí, y le dijo: ¿No te ha mandado Jehová Dios de Israel,
diciendo: Vé, junta a tu gente en el monte de Tabor, y toma contigo diez mil hombres de
la tribu de Neftalí y de la tribu de Zabulón; y yo atraeré hacia ti al arroyo de Cisón a
Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su ejército, y lo entregaré en tus
manos? Barac le respondió: Si tú fueres conmigo, yo iré; pero si no fueres conmigo, no
iré. Ella dijo: Iré contigo; mas no será tuya la gloria de la jornada que emprendes,
porque en mano de mujer venderá Jehová a Sísara. Y levantándose Débora, fue con
Barac a Cedes”.

Débora se sentaba debajo de una palmera y “los hijos de Israel subían a ella a juicio”.
No
había un gobierno en la tierra. Cuando dos vecinos estaban en medio de una disputa y
no podían llegar a un acuerdo, ellos decían “vayamos a Débora para que ella decida”.
Entonces iban a Débora y ella les aconsejaba, posiblemente bajo revelación divina,
como resolver la diferencia. Los que deseaban aceptaban su decisión. Ella no tenía
autoridad. Cualquier buen cristiano puede ser un mediador entre vecinos hoy día.

Eso es exactamente como los cristianos Nuevo Testamentarios son aconsejados a


resolver sus diferencias. 1 Corintios 6:1-8 dice claramente que no deben ir ante la ley
para resolver sus diferencias antes las autoridades, sino que son mandados “Si, pues,
tenéis juicios sobre cosas de esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que son de menor
estima en la iglesia?” o sea, uno que no es llamado a ser un predicador o un oficial o
líder en la iglesia de todos modos es capaz, por el Espíritu de Dios, de saber que hacer
cuando se le pide ser un mediador entre cristianos. Juzgando uno a otro en ese sentido
no tiene nada que ver con la ley o la autoridad. Simplemente significa que cristianos
llenos del Espíritu Santo pueden hallar la mente de Dios, y eso es la forma en que
Débora juzgaba o actuaba como mediadora entre la gente en la tierra cuando no había
rey ni guía y cuando la gente traían asuntos a ella voluntariamente para su consejo.
Note que la profecía de Débora dada en Jueces 4:6-7 es una revelación divina. Note que
ocupa menos de dos versículos, y note que fue dirigido a un hombre, Barac. En el
versículo 9 Dios dio a Débora otra revelación en esta frase “porque en mano de mujer
venderá Jehová a Sísara”, y muestra que la insistencia de Barac en llevar a Débora con
él desagradó al Señor. Débora no era una predicadora, ni una líder. Dios no quería que
ella guíe el ejército. Ella no ejercitó autoridad sobre hombres y no enseñó a hombres.
Ella simplemente anunció un mensaje breve de Dios a Barac.

María, la hermana de Moisés y Aarón, es llamada una profetisa en Éxodo 15:20. Allí se
nos dice “Y María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y todas
las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas. Y María les respondía:
Cantad a Jehová”. María dirigió a estas mujeres en los cantos. Ella no dirigió a los
hombres en los cantos ni predicó a los hombres.

Pero María la profetisa fue usada por Dios como una lección a las mujeres que buscan
autoridad en asuntos religiosos, y Dios la maldijo con lepra por su pecado. La historia se
relata en Números 12:1-15.

“María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado;
porque él había tomado mujer cusita. Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado
Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó Jehová. Y aquel varón Moisés
era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra. Luego dijo Jehová
a Moisés, a Aarón y a María: Salid vosotros tres al tabernáculo de reunión. Y salieron
ellos tres. Entonces Jehová descendió en la columna de la nube, y se puso a la puerta del
tabernáculo, y llamó a Aarón y a María; y salieron ambos. Y él les dijo: Oíd ahora mis
palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en
sueños hablaré con él. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a
cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová. ¿Por
qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés? Entonces la ira de
Jehová se encendió contra ellos; y se fue. Y la nube se apartó del tabernáculo, y he aquí
que María estaba leprosa como la nieve; y miró Aarón a María, y he aquí que estaba
leprosa. Y dijo Aarón a Moisés: ¡Ah! señor mío, no pongas ahora sobre nosotros este
pecado; porque locamente hemos actuado, y hemos pecado. No quede ella ahora como
el que nace muerto, que al salir del vientre de su madre, tiene ya medio consumida su
carne. Entonces Moisés clamó a Jehová, diciendo: Te ruego, oh Dios, que la sanes
ahora. Respondió Jehová a Moisés: Pues si su padre hubiera escupido en su rostro, ¿no
se avergonzaría por siete días? Sea echada fuera del campamento por siete días, y
después volverá a la congregación. Así María fue echada del campamento siete días; y
el pueblo no pasó adelante hasta que se reunió María con ellos”.

Note arriba que María y Aarón dijeron “¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová?
¿No ha hablado también por nosotros?” María y Aarón estaban en el mismo pecado. El
versículo 9 de la Escritura dice “Entonces la ira de Jehová se encendió contra ellos”
Dios estaba enojado con María y Aarón porque cada uno quiso usurpar la autoridad.
¡PERO TAN SOLAMENTE MARÍA FUE AFLIGIDA CON LEPRA POR SU
PECADO! La diferencia es que Aarón había sido asignado por Dios como sumo
sacerdote. Aarón fue un hombre y se le asignó el puesto de un hombre. Entonces el
pecado de María fue más malvado que el de Aarón, y Dios estaba enseñando a ella y a
todas las mujeres una lección por si acaso buscaran asumir autoridad o liderazgo sobre o
junto con el hombre. María era una profetisa, pero aún una mujer profetisa peca
terriblemente contra Dios cuando busca una posición de liderazgo como predicadora,
maestra, evangelista o líder sobre los hombres.

En Mateo 28:10 Jesús impartió una revelación divina, un mensaje a dos mujeres. Él dijo
“No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me
verán”. Nunca es fuera de lugar cuando una mujer sigue las instrucciones del Señor.
Pero eso no consiste en predicar. No consiste de hacer la obra de un pastor o el de
evangelista. No autoriza a ninguna mujer hacer discursos públicos en congregaciones
mixtas.

Por tanto la Biblia coloca a todo en su lugar; en práctica y en la enseñanza Pablo dice
“La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar,
ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio” (1 Timoteo 2:11-12). Estaba
de acuerdo exactamente con la enseñanza y práctica de todo el Antiguo y Nuevo
Testamento. Ninguna profetisa en la Biblia violó este mandato pleno. Ellas no
enseñaban a hombres ni enseñaban en la iglesia y no asumían autoridad sobre el
hombre.

Aun las profetisas obedecían el mandato de 1 Corintios 14:34-15 de mantener silencio


en las iglesias y estar en sujeción, y si querían saber algo, le preguntaban a sus maridos
en el hogar.

RESPONDIENDO A LOS ARGUMENTOS


FAVORECIENDO MUJERES PREDICADORAS
Se debe notar que poca gente intenta comprobar desde la Biblia que mujeres deben
predicar. No hay mandato en la Biblia para que las mujeres prediquen. Entonces cuando
una mujer quiere predicar, normalmente salen con sus razones extra bíblicas y acuden a
argumentos de observación o razón humana. Notemos algunos de los argumentos.

(1) “Las mujeres predicadoras han hecho tanto bien, por tanto debe ser que Dios las ha
llamado”. El otro día un hombre querido me dijo “pero tantas almas han sido salvas bajo
el ministerio de mujeres predicadoras. ‘Por sus obras los conoceréis’. ¿No comprueba
eso que Dios quiere mujeres predicadoras?” Otros han sido convertidos bajo el
ministerio de mujeres, y serían sinceramente entristecidos y sorprendidos al oír la
creencia que mujeres no debiesen predicar. Quizás ellos mismos se sienten como que se
hubieran perdido para siempre si no fuese por la predicación de alguna mujer. Entiendo
su punto de vista, pero eso no es una buena razón para que mujeres desobedezcan la
Biblia, como te mostraré. Sí, mujeres predicadoras han hecho mucho bien, y supongo
que han ganado muchas almas. Pero más bien se hubiera hecho y más almas se hubiesen
salvado si hubiésemos seguido el plan de Dios en vez de la voluntad del hombre en este
asunto. Las predicadoras, al desobedecer a Dios, han hecho más mal que bien. Hay
varias cosas que hace falta compartir acerca de este asunto.

En primer lugar, la misericordia de Dios es tan grande que él usa a nosotros, unos
instrumentos
pobres e imperfectos. Él usa los esfuerzos erróneos de muchos que no hacen las cosas
de acuerdo a sus métodos, porque son ignorantes del plan de Dios. Mujeres que no han
sido enseñadas lo que Dios tiene para decir acerca de este asunto tratan de predicar. Por
frecuencia de veras son salvas; aman al Señor de todo corazón; anhelan ser usadas; y
Dios bendice su devoción aunque no aprueba de su desobediencia.

Por ejemplo, las monjas católicas han hecho mucho bien. Ellas han atendido a los
enfermos, han cuidado a los huérfanos, han entrenado a niños y han visitado a los
pobres. Muchas monjas católicas son personas sin egoísmo que tratan de agradar a Dios.
Pero eso no significa que Dios quiere que las niñas lleguen a ser monjas. No es así. La
Escritura dice en forma plena “Honroso sea en todos el matrimonio” (Hebreos 13:4).
Dios claramente dice que es “doctrinas de demonios” prohibir casarse, tal como los
católicos prohíben a sus sacerdotes y monjas (1 Timoteo 4:1-3). Dios bendice las
intenciones honestas de monjas católicas y sacerdotes, aunque su sistema de catolicismo
ha hecho más daño infinito que bien, sin duda condenando millones de almas por
enseñarles que miren a sus buenas obras o la iglesia católica, en vez de una fe personal
en Cristo Jesús como Salvador.

La masonería enseña a los hombres a calmar sus pasiones, de ejercer amor fraternal
entre hermanos y de auxiliar uno al otro. La masonería ha ayudado algunos hombres a
vivir vidas más morales, y he conocido algunos casos raros cuando estos contactos
masónicos fueron usados para ganar almas. Pero de todos modos las Escrituras
expresamente prohíbe a los creyentes juntarse en yugo desigual con los incrédulos. Y la
masonería, en general, niega la deidad de Cristo, niegan la necesidad de la regeneración,
y engañan a millones de personas haciéndolos pensar que son salvos sin nacer de nuevo.
La masonería hace bien, pero al fin de cuantos definitivamente hace más mal.

Es así también con predicadoras. Hacen bien, ¡pero cuanto mal hacen! En primer lugar,
el surgimiento de mujeres predicadoras ha significado un incremento de multitudes de
sectas de personas con doctrinas falsas de todas clases. Las hermanas Fox y el
espiritismo, la señora White y los adventistas del séptimo día, la señora Mary Baker
Eddy y la ciencia cristiana, la señora Filmore y la unidad, la señora Aimee Semple
McPherson y su “evangelio cuadrado”, el Pentecostalismo y la gran cantidad de
predicadoras enseñando una doctrina de perfección sin pecado, un emocionalismo
radical, “hablando en lenguas”, y trances, y su énfasis exagerado en cuanto a la sanidad
que ha llevado a miles a la desesperación después de falsas pretensiones de sanidad–
estas cosas seguramente nos advierten que hay un daño infinito con permitir la
predicación de mujeres. Me he quedad sorprendido al descubrir en muchísimos casos
que los maridos de predicadoras no eran salvos, ni tampoco sus hijos. Los hombres
inconversos en tales casos con frecuencia son despreciativos, se amargan y se
endurecen. Sin duda, miles de hombres se han mantenido fuera del ministerio porque el
ministerio, como lo conoce la gente, no atrae a lo mejor en hombres fuertes. Y las
iglesias se han convertido tan afeminados, tan involucrados en asuntos sociales de poca
importancia, dado al despliego de modas de ropa y tan clavado en un formalismo ligado
a los sentidos que ya no atrae en general a hombres de negocios vitales, ni hombres
robustos fuertes y sinceros.

Puedes estar seguro que la clase de cristianismo que produce predicadoras como Aimee
Semple McPherson no produce a la misma vez predicadores como Spurgeon, Finney,
Moody, Torrey y Chapman. El feminismo en las iglesias es una maldición que
contristece a Dios y ha hecho inefectivo su poder y ha desilusionado a la gente que ha
perdido la confianza. No dudo que millones irán al infierno por causa de la práctica no
Escritural de mujeres predicadoras.
El plan del hombre puede parecer tan bueno como el de Dios, pero nunca funciona de
esa manera. Cuando la Biblia prohíbe que la mujer predique o que usurpe autoridad
sobre el hombre, y las manda que se mantengan en silencio y en obediencia en las
iglesias, entonces esa es la mejor forma de ganar almas, y de esa forma traerá más gloria
a Dios y la bendición más grande a la humanidad. Si prefieres tu razonamiento en vez
de la Biblia, puedes creer en mujeres predicadoras. Pero algún día llegarás a darte
cuenta que tu razonamiento humano pobre y falible no es tan sabio como la sabiduría de
Dios revelada en su Palabra.

Algunas personas dicen “las mujeres deben ser llamadas de Dios a predicar, porque
algunas de ellas han hecho tanto bien”. Pero los cristianos nunca deben juzgar por
apariencias cuando contradicen la Palabra de Dios. La Palabra de Dios enseña
claramente que a veces Dios prueba su pueblo, para ver si le obedecen cuando las cosas
malvadas tienen éxito. Por ejemplo, Deuteronomio 13:1-4 nos da una clara advertencia
sobre esta cuestión. Nos dice:

“Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o


prodigios, y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en
pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; no darás oído a las palabras de tal
profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para
saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma.
En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y
escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis”.

Aquí Dios nos dice que permite que falsos profetas y soñadores den señales o prodigios
y que los lleven acabo. Pero manda expresamente que si las señales se cumplen, “no
darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová
vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo
vuestro corazón, y con toda vuestra alma”. Entonces, sin duda, Dios ha permitido que la
desobediencia prospere temporariamente y en forma externa para que su pueblo pueda
comprobar realmente si ama al Señor “con todo vuestro corazón, y con toda vuestra
alma”. La gente que se deja llevar por las apariencias y lo que aparenta ser bendecido
por Dios, ignorando su plena Palabra, no aman a Dios con todo su corazón y con toda su
alma.

Esta es una antigua teoría promulgada por Satanás que está bien hacer lo malo si al fin
resulta en algo bueno. El Señor nos da reglas claras para el cristiano a seguir en tales
casos. Cuando el Señor aparenta bendecir un profeta que no es fiel a Dios, uno todavía
no debe oír las enseñanzas falsas del profeta por causa de su éxito aparente, sino “En
pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, GUARDARÉIS SUS
MANDAMIENTOS Y ESCUCHARÉIS SU VOZ”. Dios quiere que el cristiano
obedezca su voz, guardando los mandamientos de su Palabra, la Biblia.

El éxito aparente de algunas mujeres predicadoras no es excusa por desobedecer la


enseñanza plena de la Palabra de Dios.

(2) Otro argumento para mujeres predicadoras es “pero algunas mujeres dicen que
tienen una llamada divina a predicar”. Sí, en veces ellas dicen ser llamadas a predicar. Y
es cierto que en veces Dios ha estado obrando en sus corazones y sinceramente
dirigiéndolas a una entrega total y a la obra de ganar almas. Con frecuencia las damas,
por causa de su amor real para Dios y las almas perdidas, se ofrecen al ministerio. Pero
malentienden el llamado de Dios. Dios sí quiere que las mujeres ganen almas. Él quiere
que las damas enseñen a mujeres, que enseñen a los niños y que hagan trabajo personal
con hombres y mujeres y niños. Yo conozco una señora cristiana sincera que nunca
hace un discurso en público (con la excepción de un testimonio breve en una reunión de
oración) y que nunca se ha parado detrás de un púlpito, nunca ha intentado exponer la
Escritura a una congregación y nunca enseñó una clase mixta. Pero de todos modos esta
señora ganó 360 almas en un año, y creo que ella tendrá miles de almas a su crédito en
la gloria, mucho más que el predicador de promedio. Dios la llamó–pero no la llamó a
predicar, contrario a la Biblia. La llamó a ganar almas, persona con persona, casa por
casa, a toda hora y en todo lugar donde podía. Yo digo que las damas, mujeres buenas y
sinceras, en veces malentienden el llamado de Dios.

Hay veces que las mujeres dicen ser llamadas a predicar, cuando en realidad quieren la
publicidad, la fama y el aplauso de la gente. Hay algunos hombres en el ministerio por
razones egoístas. Hay también mujeres en el ministerio por las mismas razones egoístas.
En algunos casos de ambos, sin duda, hay un surtido de motivos. O sea, quieren ganar
almas, pero también quieren fama y honor. Entonces algunas mujeres honestamente
quieren ganar almas, pero quieren ser vistas por el público también. Y en vez de ganar
almas y conformarse al plan de Dios, estando sujetas a sus maridos y a otros hombres en
autoridad en las iglesias, quieren predicar. Pero el Espíritu Santo quien escribió la Biblia
no contradice la Biblia cuando habla al corazón de la mujer. Dios no llama a mujeres a
ser pastoras o evangelistas, o a enseñar a hombres, o a tener puestos de autoridad sobre
hombres en las iglesias.

(3) A veces las mujeres dicen con irritación “¡pero eso es injusto! Que las mujeres no
puedan predicar es una discriminación injusta”.

La respuesta es fácil. En primer lugar, ¿cuándo mereciste algo de Dios? ¿Qué hizo algún
hombre o alguna mujer para merecer ser llamado a predicar? ¡Decir que Dios es injusto
en cuanto a esto es malvado, irrazonable y rebelde! Es tan solo la gracia de Dios que nos
mantiene fuera del infierno, ¿y por qué debe uno de nosotros rebelarnos en contra de la
posición nuestra dada por Dios en su obra?

En segundo lugar, no es injusto que Dios prohíba la predicación de mujeres tomando en


cuenta que él prohíbe que la mayoría de los hombres en este mundo prediquen. En una
iglesia local, no todos los hombres pueden ser un pastor. ¿Será que Dios discriminó
contra los otros hombres en el mundo cuando me llamó a predicar? ¿Es injusto que Dios
en su gran misericordia llama algunos hombres a predicar y deja a otros para ganar
almas, y no ser un líder oficial en autoridad en la iglesia? Este clamor proviene de una
voluntad rebelde de querer guiar, y no de espíritu manso y apacible, lo cual en los ojos
de Dios es de gran precio. Después de todo, el Evangelio es del Señor, y no nuestro, y él
ha escogido su plan para lograrlo. Él no da a todo hombre por igual la misma posición y
la misma autoridad. Y él no ha dado a ninguna mujer el puesto de pastora o evangelista
o maestra de hombres o un puesto de autoridad sobre hombres, como dice
expresamente. Cristianos con corazones obedientes se deleitan en aceptar la forma que
Dios ha delineado en su Palabra.

La Biblia no prohíbe que las damas oren, que canten o que testifiquen. Pero sí las
prohíbe claramente a enseñar o predicar o tener autoridad sobre el hombre. Se ha dicho
sabiamente que las damas pueden enseñar a otras mujeres y niños, y ellos consisten de
tres cuartas partes de los habitantes de la tierra. ¿Qué más podría pedir una mujer?

(4) Otra objeción es “pero mujeres misioneras con frecuencia predican y enseñan a
hombres. ¿Deben regresar las misioneras?”

Bueno, la Palabra de Dios tiene instrucciones cuidadosas que cubren la obra misionera
tanto como la obra local. Debemos recordar que la obra misionera no es un invento
moderno. En el Nuevo Testamento, por ejemplo, hubo el misionero Pablo, el misionero
Silas, el misionero Bernabé, el misionero Timoteo y muchos más. En realidad, casi todo
el libro de Hechos es una historia misionera, contando de como los ganadores de almas
fueron a los paganos y predicaban el evangelio a la gente que no lo había oído antes.
Entonces los misioneros deben seguir las mismas reglas delineadas en el Nuevo
Testamento que deben ser seguidas por todos los obreros cristianos. Hay un lugar para
mujeres misioneras como ganadoras de almas, como maestras de mujeres y niños, como
esposas de hombres buenos. Dios necesita mujeres en China tanto como necesita
mujeres en América, no más ni menos. Y no hay más razón para que una mujer
misionera viole el mandato de Dios, “Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer
dominio sobre el hombre, sino estar en silencio” (1 Timoteo 2:12) comparado a una
mujer en América que quiere predicar en violación al mandato de Dios.

Si tú dices que un gran porcentaje del trabajo misionero hoy es hecho por mujeres, y
que las misioneras han ganado muchas almas mientras violaban la regla de Dios en
cuanto a la predicación de mujeres y enseñar a hombres, entonces sugiero que te
acuerdes de la obra misionera en el Nuevo Testamento. En tiempos bíblicos, usando
métodos bíblicos, los misioneros ganaban más almas que en tiempos modernos usando
métodos modernos e inescriturales. Algunos creen que la obra de Dios sufriría
grandemente si no se imaginaban de formas nuevas e inescriturales de hacer la obra de
Dios. En realidad, es al contrario. La obra de Dios sufre grandemente porque no
creemos su Palabra y no usamos sus métodos y su mensaje. Si no necesitaban mujeres
predicadoras en las iglesias del Nuevo Testamento, no las necesitamos ahora. Si los
campos misioneros en el Nuevo Testamento no necesitaban mujeres predicadoras,
entonces los campos misioneros modernos no necesitan predicadoras hoy. Y es la
misma clase de pecado llevar métodos modernos e inescriturales a China como sería
llevar un mensaje moderno e inescritural aquí.

La obra deputacional de grandes sociedades misioneras ha sufrido grandemente en las


manos de mujeres misioneras. Si hombres, verdaderos hombres llenos del Santo
Espíritu de Dios fuesen a las iglesias con la apelación de que Dios les ha llamado para
esta obra de sudor, sangre y lágrimas, definitivamente haría más para la causa misionera
que la concentración sobre la vestidura y costumbres y comida, con fotografías
estereotípicas de extraños grupos salvajes presentados frecuentemente por mujeres,
mayormente a grupos de mujeres y niños. Hemos debilitado la causa de la obra
misionera extranjera, por no mantenerlo en un plano alto y vigoroso como planteado en
el Nuevo Testamento. No estoy diciendo que las mujeres misioneras no deben hablar a
grupos de mujeres y niños acerca de la obra misionera; pero por cierto viola el mandato
de Dios cuando una mujer habla ante audiencias mixtas de hombres y mujeres, y se
paran detrás de los púlpitos en las iglesias. Podemos asegurarnos que la obra del
Evangelio de Cristo entre los salvajes no es prosperada por este pecado. No importa
cuan devotas sean las misioneras, todavía han de obedecer la Palabra de Dios “La mujer
aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar” y otra vez
“Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar
en silencio”.

La cuestión de mujeres predicadores, entonces, es resuelta por la Palabra de Dios. En


primer lugar, es la práctica uniforme del Antiguo y Nuevo Testamento que Dios no
llamó a mujeres predicadoras. No había mujeres apóstoles, ni pastoras ni mujeres
evangelistas en la Biblia. En segundo lugar, la Escritura expresamente enseña: “vuestras
mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar” (1 Corintios
14:34). Y otra vez “La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito
a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio” (1
Timoteo 2:11-12).

Los “modernistas” sienten como que saben tantas formas de hacer la obra del Señor que
son mejores que las de Dios. Pero cuando Nadab y Abiú entraron en el tabernáculo
llevando fuego extraño, no el fuego señalado, Dios causó que cayera fuego y los quemó
(Levítico 10:1-2). Cuando David trajo el arca en una carreta con bueyes, y no como
Dios le había indicado, le alcanzó la muerte al que tocó el arca (2 Sam. 6:6-7). Aun
cuando el buen rey Uzías entró en el templo para hacer un sacrificio, donde era
prohibido excepto para el sacerdote, Dios le afligió con lepra (2 Crónicas 26:16-21). Y
cuando María la profetisa quería usurpar la autoridad en la obra del Señor, queriendo
tomar el lugar de autoridad como algunos hombres, Dios la afligió con lepra por causa
de su pecado (Números 12:10). Hoy todavía hay una maldición, una plaga de un Dios
airado sobre las iglesias porque hacemos las cosas de nuestra forma en vez de la forma
de Dios.

Que Dios nos ayude a traer al Señor de regreso a nuestras iglesias y que le pongamos en
primer lugar. Que retiremos a las mujeres de los púlpitos. Que extraigamos la
mundanalidad de las bancas. Que Dios nos dé gracia para remover la cobardía de los
predicadores. Y que Dios nos dé un corazón para poner a él en primer lugar.

Hay mujeres doctoras, y cualquier mujer que acaba los cursos médicos es permitido ser
doctora; ¡pero cuan pocos son los hombres que las llaman doctoras! Cuan pocos
hombres de negocios en una junta directiva elegirían a una mujer como administradora
de una compañía grande. Pocos son los hombres que contratarían a una mujer para ser la
“jefa” sobre hombres. No es natural y es ineficiente. ¿Entonces no se pregunta por qué
hay verdaderos hombres que no tendrán parte en una iglesia moderna afeminada? Nunca
había falta de hombres para oír el Evangelio bajo el ministerio de la predicación fuerte y
con denuedo de Spurgeon, Wesley, Finney, Moody, Torrey y Billy Sunday.
Predicadores masculinos plenos, sólidos con un denuedo santo y una clase de ministerio
como Juan el Bautista no tienen problema en conseguir hombres para oírles.

El Evangelio es sangre, fuego y hierro. Necesitamos más que un show vodevil en el


púlpito. Necesitamos más que prodigios infantiles y niños predicadores y mujeres
evangelistas en el púlpito si la iglesia tomará su posición correcta en la sociedad, y si el
Evangelio ha de ser oído con respeto y convicción por pecadores impíos. Que Dios
bendiga nuestras buenas damas. Él tiene un bendito lugar de influencia y oportunidades
para ganar almas para ellas, pero NO es en el púlpito. El púlpito es el lugar para los
hombres más fuertes que tengamos. El predicador en el púlpito hablaría con una
autoridad que es absolutamente prohibido que una mujer ejercite.
¡Oh, que tengamos una pasión en las iglesias para hacer las cosas exactamente del modo
de Dios! Entonces, sin duda, el cielo estará sonriendo sobre nosotros y brotará un gran
avivamiento en la tierra donde la gente hacen a Cristo su Señor y se esfuerzan a
agradarle.

Mi Respuesta a un Individuo que se Opone a la


Prohibición de Mujeres Predicadoras:
Por Calvin George

Estimada Hermana en Cristo:

Saludos de la isla del encanto (Puerto Rico). Espero que esta carta la encuentre bien,
gozando de las bendiciones del Señor. Gracias por escribir y compartir tus inquietudes
conmigo.

Mi observación principal en cuanto a su carta es que usted se aferra al razonamiento


humano en este asunto, y no a la Biblia. Usted solo hizo referencia a un versículo en la
Biblia, uno que no comprueba que le es permitido predicar a las mujeres. “Ya no hay
judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros
sois uno en Cristo Jesús”. Si ese versículo dijese que la mujer puede predicar a hombres,
habría una contradicción en la Biblia.

Como usted reconoció, no soy el autor (solo traductor) del artículo “Mujeres
predicadoras prohibido en la Biblia”. Aunque en lo general estoy de acuerdo con el
autor, hay algunas cosas que no hubiera dicho, u otras cosas que yo hubiera dicho con
más cuidado. Hay que tomar en cuanta que fue escrito hace 60 años, cuando es probable
que las mujeres no se ofendían tan fácilmente al leer tal literatura.

Antes de continuar, hace falta establecer si toda la Biblia es inspirada por Dios. Veamos
el libro de Timoteo (uno de los libros que prohíbe predicación de mujeres) y leamos 2
Tim. 3:16 “TODA la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir,
para corregir, para instruir en justicia”. Vemos que aún lo que no nos cae bien es
inspirado por Dios y debe ser obedecido y enseñado.

Usted escribió:

“…Ustedes se ponen en la posision de Dios y jusgan a todos sin piedad!…”

Usted habla acerca de ponerse injustamente en la posición de Dios y juzgar. Usted dice
eso, pero acaba de hacer exactamente esa misma cosa en su carta. A través de toda la
carta Ud. juzga mis motivos. ¿Puede Ud. ver mi corazón y juzgar mis motivos? Aquí
hay un surtido de ejemplos de como usted en sus propias palabras juzga mis motivos y
los de mi iglesia:

“…para usted el ministerio de la mujer es como basura…ati te parese que la mujer no


vale nada…ati te parese que la mujer no sirve de nada (no me almiro que tengas 28 anos
y no estes casado)…se a querido mantener al mujer callada y descriminada…esa
idolatria y legalismo que existe en ti…”
Permítame informarle que mi única motivación detrás de la prohibición de mujeres
predicadoras es mi deseo de ser bíblico. Hablando carnalmente, desearía que los
versículos exigiendo el silencio de mujeres en la iglesia no existieran. De ese modo, las
mujeres podrían predicar y yo no tendría que sufrir persecución en cuanto a este asunto.
Pero mi querida hermana, yo no soy nadie para ignorar los versículos que no me gustan.
Yo no soy nadie para cuestionar la sabiduría de un Dios todo-soberano. Mi deseo es de
obedecer y agradar a Dios. Si agrada a Dios que las mujeres no prediquen en la iglesia,
vamos a agradar a Dios. “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”
Hechos 5:29. “Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de
agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de
Cristo” Gal. 1:10. “No sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres,
sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios” Ef. 6:6.
“Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los
que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Y todo
lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” Col.
3:22-23.

Estoy determinado a agradar y obedecer a Dios, cueste lo que cueste. He perdido


algunos en mi iglesia por causa de este mismo asunto. Personas como usted juzgan mis
motivos y sinceridad. Pero toda esa clase de persecución no es nada comparada a la
persecución que están sufriendo algunos, como el caso de cristianos en la cárcel por su
fe. No quiero ser cobarde. Noé no cambió su mensaje después de predicar más de 100
años sin agradar a los hombres mientras construía el arca.

Como no me conoces, y no es posible ver mi corazón y juzgar mis motivos, permítame


informarte. Aunque en la iglesia donde soy pastor observamos el mandamiento bíblico
de que las mujeres no pueden predicar a los hombres, el 70% de los miembros son
mujeres. Son apreciadas y valoradas en nuestra iglesia.

“…y prohibe rotundamenten ala mujer ejerser cualquien ministerio en la iglecia…”

En nuestra iglesia hay una mujer que enseña a los niños. Hay una hermana que toca el
piano. Hay hermanas que salen a visitar y a evangelizar. Hay hermanas que cantan
especiales. Hay hermanas que limpian. Las hermanas se juntan una vez por mes en
diversos hogares y una hermana trae un estudio. Pronto vamos a elegir un nuevo
tesorero, un puesto que puede aceptar una mujer. La lista podría continuar…

“…jusgar todas las cosas y decir esto es de Dios y esto no…”

Si la Biblia claramente prohíbe algo, podemos decir con autoridad que tal cosa no es de
Dios.

“…Dios uso asta un burro!! y si Dios uso a un burro, crees que no puede usar a una
mujer?…”

¡Amen! Que bueno que Dios puede usar burros, especialmente un burro como yo. Dios
ha usado a la mujer, la seguirá usando grandemente, y aún más cuando se mantienen en
los confines de su Palabra.

“..esa idolatria…”
No quiero insultarla, pero por favor busque la definición de idolatría en un diccionario
bíblico antes de volver a usarlo contra otra persona.

“…legalismo…”

No estoy enseñando salvación por obras o por guardar la ley. Observe la definición
teológica del término legalismo:

Legalismo

1. Adherencia estricta a la ley, con frecuencia demasiado estricto y literal. 2. En


teología, la doctrina de salvación por buenas obras. – Webster’s New Universal
Unabridged Dictionary. 1979 (Es traducción)

Legalismo

1. Teología. Adherencia a la ley como opuesto al evangelio; la doctrina de justificación


por obras. –The Oxford Universal Dictionary. 1955 (Es traducción)

Legalismo

…Está en oposición con el utilitarismo y la salvación por gracia. …Se apoya en el


derecho a la redención por las buenas obras. – Diccionario Hispanoamericano de la
Misión. Editorial Unilit

“…ati te parese que la mujer no vale nada…”

Unas 24 horas antes que Ud. escribió esas palabras me llamó una anciana viuda de la
iglesia. Me informó que se dañó su automóvil y no podía venir a la iglesia. Yo la dije
que no se preocupara, porque la iba a buscar. Traerla a la iglesia y llevarla de vuelta a su
casa ocupó una hora de mi tiempo, pero lo hice con gusto. Cuando un huracán amenazó
nuestra isla el año pasado, sin que ella me lo pida me dirigí a su casa para tapar las
ventanas.

Yo tengo una madre que quiero mucho. No he conocido a una mujer que se asemeja
más a la mujer virtuosa de Proverbios 31 que mi propia madre. Yo tengo dos hermanas
misioneras en Argentina (que no predican) que quiero mucho. Tengo una abuela que
quiero mucho. La lista podría continuar…

Cuando me case algún día (estoy un poquito atrasado en eso) será con una dama bella y
encantadora.

Como he vivido solo como soltero por tantos años, creo que podría apreciar una esposa
más que algunos. A veces me siento como que la soledad me está matando. Como he
quemado tanta comida, será especial comer algo bueno que fue preparado con amor.
Será un gusto vestirme con ropa que fue lavado y planchado por ella con amor.

“…el enemigo nos quiera callar…”


¿No es la Palabra de Dios la que dice que la mujer debe callar en la iglesia? Dios no es
nuestro enemigo. “Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?” Gal.
4:16

Las mujeres pueden ser bellas; el hombre no.


Las mujeres pueden ser encantadoras; el hombre prácticamente no.
Las mujeres pueden consolar fácilmente a un bebe que llora o a un niño que se ha
lastimado, de tal forma que no se puede comparar a un hombre.
Las mujeres pueden hacer trabajos repetitivos sin aburrirse fácilmente; No es así con
muchos hombres.
Las mujeres pueden dar a luz; el hombre no.

¿Debe el hombre sentirse como Dios ha discriminado injustamente contra ellos porque
no pueden hacer estas cosas? Tampoco debe sentirse mal la mujer porque Dios prohíbe
que ellas prediquen a los hombres.

No he tenido problemas en someterme a mujeres cuando estuve en una posición donde


era necesario hacerlo. Tuve varios trabajos seculares donde tuve que someterme a una
mujer. Ahora mismo soy profesor en una escuela cristiana donde la directora es mujer.
Me someto a ella sin problemas.

Siento que hay un alto nivel de frustración de su parte. Me imagino que eso en parte es
culpa de los hombres. Hoy en día el hombre no aprecia a la mujer como debe. No las
tratan con honor. Hablan palabras sucias en presencia de ellas. Hay hombres que
golpean a sus mujeres. La tratan como un objeto sexual. No las valoran y no las ponen
en alta estima. Hay hombres que se refieren a su esposa o madre como “la vieja”. No se
detienen para ayudar a una mujer tratando de cambiar una goma al costado de la
carretera. No abren una puerta por ella (no es que la mujer es incapaz de abrir una
puerta, sino que es un gesto de honor). No tratan a la mujer como una reina. No tienen
la filosofía “damas primero”. No las tratan con la dulzura y la ternura que se merecen.
No tratan a la mujer como una persona especial. Bajo estas circunstancias, es común
que una mujer desee competir con el hombre, para intentar alcanzar el respeto y la
apreciación que anhela. Esa reacción de las mujeres no es 100% culpa de ellas. Nosotros
hombres hemos fallado.

Algo que debe tomar en cuenta es que es el cristianismo lo que ha liberado a la mujer.
No sé si usted ha viajado mucho, o cuanto conocimiento tiene de otras culturas. En
países donde han resistido el Evangelio se nota la diferencia en cuanto a como tratan a
la mujer. En los países musulmanes, en países paganos africanos y en países budistas las
mujeres prácticamente son esclavas de los hombres. Creo que es la religión musulmana
que prohíbe a la mujer salir en público con el rostro descubierto. En varios países
africanos se permite la poligamia y las mujeres se venden o se canjean por vacas.
Repito, es el cristianismo que ha liberado a la mujer.

Doy gracias a Dios por su deseo ferviente de servirle. Espero que usted sea una gran
inspiración a otras personas que llegarán a servir a Dios (siempre y cuando sea en una
forma bíblica) por causa de su influencia.

Aunque rechazo su punto de vista, por favor no tome esto como un rechazo de usted
como persona.
Por las almas,

Calvin George

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Autor: John R. Rice, Traducido por Calvin George - Temas relacionados: Carismáticos,
Libros, Mujer en la iglesia

1. DannyG

mayo 5, 2008 a las 6:35 pm

Que bien, me siento muy contento saber que alguien se somete a lo prescrito por
El Señor, aunque hay que decirlo con amor, yo comparto el mismo mensaje,
porque es inspirado por El Espiritu Santo en la Biblia.
Y cada vez que tengo que someterme a esto de escuchar a una mujer
predicadora, lo hago pensando que el que va a dar cuenta delante de Dios es mi
Pastor no yo, y esto me consuela un poco auque no me siento comodo.

Pero quiero preguntarle por las esposas; podrian ellas? ya que la Biblia dice que
vienen a ser una sola carne con el esposo. Gen. 2:24
mi email es: gonzalo4867@yahoo.com

Responder

o Pastor Beni

marzo 17, 2014 a las 1:42 pm

En el artículo se habla de mujer y hombre, no importa si eson casados o


no. Además, usted dice que la Biblia dice que “serán una sola carne” y es
verdad porque la Palabra de Dios es verdad, por eso dice en 1 Corintios
14: 34: “Vuestra mujeres callen en las congragaciones; porque no les es
permitido hablar, sino que estén sujetas como también la ley lo dice. Y si
quieren aprender algo,PREGUNTEN EN CASA A SUS MARIDOS;
porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación.” Como
vé, las esposas deben estar sujetas a sus maridos y deben callar (no
predicar) en la congregación.

Responder

2. Anonymous

mayo 22, 2008 a las 3:12 am

es por que usted es la cabeza del hogar no ella,


Dios puso un orden , DIOS, HOMBRE, ESPOSA, HIJOS,
ATENTAMENTE ,
una esposa de pastor.

Responder

3. Anonymous

julio 1, 2008 a las 3:56 pm

Que Dios le bendiga, aunque soy mujer estoy totalmente de acuerdo con usted.
Ya es tiempo de que se viva el verdadero orden biblico. Yo se cual es mi deber
como mujer. Y pienso que muchas lo saben pero no lo quieren admitir. Son
pocos los que se atreven a hablar de este tema. Tambien creo que hay hombres
que usan esto para decir que la mujer no vale nada. Pero sabemos que eso no es
verdad. Lo felicito y siga hacia adelante.

Responder

4. Ana Paula

julio 2, 2008 a las 2:00 am

hola,Calvin. Soy Ana Paula, vivo en Uruguay, pertenezco a la Iglesia del


evangelio Uniopcional, de la misma doctrina que la iglesia fundamental. He
leido la traducción que realizaste, y me he admirado de tu firmeza y fidelidad a
la doctrina de Cristo cuando lei tu respuesta al señora que se molestó con el
mensaje.Ya hacía tiempo que no veia jóvenes cristianos (varones) con ese
hermoso fervor por el evangelio. me gustaría contactarme con ustedes,mi correo
es paulacorrales08@gmail.com
Atentamente Iglesia Del evangelio Uniopcional.
Espero tu respuesta, Bendiciones.

Responder

5. Jaime Trejo

agosto 29, 2008 a las 9:27 pm

En Timoteo que es una carta pastoral el apostol Pablo nos dice que alguno que
lucha como atleta no sera coronado sino lucha legitimamente. Me llama mucho
la atencion la palabra legitimamente o sea legal osea de acuerdo a una norma,
regla, estatuto. Nuestro Señor estipulo claramente que no le es permitido a las
mujeres hablar sino a permanecer en silencio en la Iglesia por ser indecoroso
(desde el punto de vista de Dios). Por lo tanto no puden ocupar las hermanas
puestos de liderazgo en la Iglesia, pueden organizar, ayudar, apoyar, enseñar a
niños (as) y ha otras mujeres, pero en reuniones mixtas no les es permitido osea
no es legitimo, no es legal, no es de acuerdo a la norma y estatuto de Dios. Y
probablemente una mujer podria manejar bien una Iglesia y quiza ser una mejor
lider que el varon pero entendamos una cosa que desde el punto de vista de Dios
no es legitimo, no es legal, no es estar en regla y es violar los estatutos de Dios.
Si alguna congregacion permite tener una pastora o que las mujeres lleven las
riendas no seran coronadas por el Señor en aquel gran dia.

Responder

6. Teresa

octubre 8, 2008 a las 3:48 pm

Por mucho tiempo este tema me ha estado dando vueltas en la cabeza. Aveces he
estado muy confunfida. Pero la biblia es clara y he llegado a la conclusion que
toda profecia que se vaya en contra de lo establecido no viene de parte de Dios.
En mi iglesia las mujeres pueden predicar y yo me siento muy incomoda por
eso. No se que hacer? seguir ahi o buscar un lugar en donde esta Practica no se
permita? Por favor escribame. Mi email es teresanieves@ymail.com

Responder

o othoniel vazquez moreno

abril 19, 2014 a las 1:44 pm

un profeta dijo en cierta ocasion ¨´paraos en los caminos mirad y


preguntar por la senda mas antigua .cual sea el buen camino y andad por
el, y allareis descanso para vuestras almas mas dijeron no andaraemos .
jeremias 6 16
la senda de la que habla es el camino del señor dice que el mas antiguo
porque es el que el dejo ,solo que lo an torcido ,por eso dice MIRAD Y
PREGUNTAD cual sea el buen camino y andad por el dios no cambia su
palabra los cielos pasaran la tierra paasra todo pasara pero su palabra
permanese la imvito a conocer la iglesia la luz del mundo iglesia del
DIOS VIVO COLUMNA Y APOLLO DE TODA LA VERDAD mi
correo es tony_6m90@hotmail.com

Responder

7. Anonymous

enero 16, 2009 a las 10:13 pm

Hermano Dios le guarde, he leido su mensaje y le pregunto, de que manera


puedo mostrar los frutos del Espìrutu santo, sabemos que una de las maneras es
a travèz del testimonio de vida de cada creyente. Aunque la palabra es clara,hay
iglesias donde el varon no toma la autoridad de Dios. Y con mucho temor digo
que Dios, toma en cuenta el corazòn del hombre, y quizàs Dios usa a una mujer
para

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