Lectura 1 Microorganismos en Alimentos
Lectura 1 Microorganismos en Alimentos
Lectura 1 Microorganismos en Alimentos
Los microorganismos o microbios son demasiado pequeños para que se perciban de forma
clara a simple vista. Si un objeto tiene un diámetro inferior a 0,1mm, el ojo humano no lo percibe.
Incluso en un objeto 10 veces mayor se apreciarían muy pocos detalles. Las bacterias son uno
de estos seres microscópicos. La mayoría prefiere vivir en medios templados, húmedos y que
no sean demasiado ácidos ni salados. Pero algunas viven en todo tipo de espacios.
La mayoría de las bacterias son inofensivas e incluso útiles porque originan los sabores y
aromas de ciertos alimentos: queso, yogur, embutidos, etc. También forman parte de algunos
órganos, como la flora del intestino que, además de protegerlo, ayuda en sus funciones.
Otras son perjudiciales, provocan alteraciones en los alimentos y los hacen inadecuados para
su consumo: causan la putrefacción de carnes y pescados o leche agria. Son las denominadas
alterantes, que estropean el alimento y limitan, con la ayuda de reacciones físico-químicas, la
vida útil del producto.
Las patógenas, con capacidad para provocar enfermedades, constituyen un pequeño grupo.
Estos microorganismos no ocasionan alteraciones ni transformaciones del alimento (aspecto,
color y sabor normales), por lo que su presencia es difícil de detectar. Se desarrollan a
temperaturas templadas (corporales) y, una vez dentro del organismo, se reproducen y
generan infecciones o elaboran toxinas. Algunas participan en ambos procesos, de ahí que se
hable de toxiinfecciones alimentarias.
Los mohos
Los hongos sí se aprecian sin necesidad de utilizar un microscopio. En el alimento, forman una
masa esponjosa que se extiende de forma rápida. Prefieren ambientes templados y húmedos,
pero son poco exigentes y muy adaptables, por lo que se hallan en muchos alimentos, sobre
todo, frutas, verduras, pan húmedo, quesos y mermeladas abiertas. Como las bacterias, se
diferencian, según su comportamiento, en tres grupos:
Las levaduras, a pesar de ser hongos microscópicos, se detectan en muchos casos por la
formación de burbujas de CO2 y un ligero olor a alcohol. Necesitan azúcar y humedad para
sobrevivir, algunas resisten la ausencia de oxígeno y concentraciones altas de sal. Se
diferencian en dos grupos:
Necesitan tejidos vivos para crecer y, por tanto, no tienen capacidad para desarrollarse en los
alimentos. Las temperaturas de almacenamiento no influyen, pero pueden ser el medio de
transporte hasta el cuerpo humano, como en el caso de la hepatitis infecciosa. Se transmiten a
través del agua y de moluscos filtradores. Los virus son siempre patógenos, ya que son
parásitos celulares.
Aunque menos frecuentes, algunas algas microscópicas contaminan los alimentos y generan
biotoxinas que se acumulan en los organismos marinos, sobre todo, por ingestión del
fitoplancton que las contiene. Es el caso de las temidas mareas rojas, formadas por microalgas
capaces de producir ácido domoico (DA), una potente biotoxina que provoca trastornos
gastrointestinales, neurológicos y, en casos severos, la muerte.
Enterobacterias
Muchas partes del cuerpo humano contienen microorganismos (boca, nariz, orejas, pelo, uñas,
heridas e intestinos). A menudo, las bacterias que provocan enfermedades son de origen
intestinal, son las llamadas enterobacterias. Este grupo congrega muchas de las bacterias más
conocidas: salmonella, shigella, yersinia y E.coli. Se multiplican en el intestino, a partir del cual
recontaminan el medio mediante las heces e infectan de nuevo en un ciclo fecal-oral. Elevados
recuentos de enterobacterias en alimentos o aguas indican fallos en el proceso de producción
o conservación, ya que estos microorganismos se eliminan con tratamientos térmicos o de
clorado.