El Abogado Del Futuro
El Abogado Del Futuro
El Abogado Del Futuro
Federico Ast
La inteligencia artificial (IA) ya es parte de nuestras vidas en los sistemas de navegación
por GPS, el reconocimiento facial y los motores de recomendación de contenidos. En este
módulo, aprenderás de qué forma también está comenzando a transformar la industria
legal. Conocerás casos de empresas que utilizan esta tecnología en áreas como la
investigación legal, los procesos de confección y revisión de documentos, y hasta la
predicción de los resultados de los juicios. Por último, reflexionarás sobre las
oportunidades, las amenazas y los dilemas éticos que se plantean en la utilización de
robots como abogados y jueces.
Conceptos clave
Identificarás conceptos básicos sobre la inteligencia artificial y su aplicación en
diferentes industrias.
Analizarás a los sistemas expertos y su utilización en la confección de contratos y
el desarrollo de chatbots.
Identificarás cómo la tecnología de machine learning se utiliza para el análisis de
contratos y la predicción de resultados de juicios.
Identificarás los dilemas éticos que plantea el uso de la inteligencia artificial en el
derecho.
Descripción de la lección
En esta lección, aprenderás los conceptos básicos de la inteligencia artificial y cómo estos
se aplican en los denominados “sistemas expertos”. Conocerás cómo funcionan estos
sistemas en áreas como la investigación legal, en la mejora de procesos en la justicia y en
la construcción de abogados robots.
Marc Andreessen es uno de los inversores en tecnología más importantes del mundo.
En 2011 publicó un famoso artículo en el Wall Street Journal. Allí advertía, "el software
se está comiendo al mundo". En la era digital, cada vez más actividades se hacen con
software. Antes buscábamos información en bibliotecas, ahora lo hacemos con
Google. Antes nos informábamos con medios de comunicación, ahora lo hacemos con
Twitter y con Facebook. Compartimos fotos con Instagram, viajamos con Uber y nos
alojamos con Airbnb, todas empresas de software. La revolución del software dejó
obsoletos a sectores enteros de la economía mundial. En general, los abogados creen
estar a salvo de la disrupción digital. El trabajo que hacemos es artesanal, dicen. Cada
cliente es único, cada caso es único y esto no puede hacerse por software. Pero, ¿es
realmente así? Richard Susskind es uno de los grandes especialistas en el futuro del
derecho. En su libro "El abogado del mañana" describe tres fuerzas que están
afectando a la industria legal: los cambios de mercado, la tecnología y la
desregulación. Desde la crisis económica del 2008, el mercado se volvió más
exigente. Las áreas legales de las empresas recortan presupuesto y reducen su staff.
Los clientes son más duros al negociar las tarifas por hora. En segundo lugar, la
tecnología facilitó el acceso a soluciones online. ¿No tienes dinero para un abogado?
Bueno, quizá en algún foro de internet encuentres a alguien que tuvo un problema
como el tuyo. Para muchos, Google se convirtió en el primer lugar donde buscar
asesoramiento legal. La tercera tendencia es la desregulación. Históricamente, sólo
los abogados podían ofrecer servicios legales, pero hoy, en muchos casos ya no hace
falta estudiar derecho. Por supuesto, sólo un abogado puede representar a un cliente
en la corte, pero no hace falta ser abogado para fundar una empresa de "legaltech". Al
fin y al cabo, los fundadores de Google no eran expertos bibliotecarios y los creadores
de Uber no eran veteranos en la industria de los taxis, era gente de software. Estas
tendencias configuran un escenario en que la oferta de servicios legales se está
reconvirtiendo. Desde un trabajo artesanal a un commodity, un escenario de menor
demanda, mayor competencia y donde gran parte del trabajo está siendo
automatizado. Para los clientes son buenas noticias. Mayor competencia significa
mejores costos. Para los abogados, sin embargo, significa la necesidad de
reinventarse. Como las bibliotecas, los medios y la música, la industria legal también
se está transformando en software. Los abogados deben reinventarse para evitar
quedar obsoletos por la revolución digital.