Liderazgo Escolar Aprendiendo en Tiempos de Crisis PDF
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ESCOLAR:
APRENDIENDO
EN TIEMPOS
DE CRISIS
PROPUESTAS EDUCACIÓN
TRABAJO INTERUNIVERSITARIO
MESA SOCIAL COVID-19
JULIO 2020
Coordinadoras Propuestas en Educación Mesa Social COVID-19: Magdalena Claro (OPED y CEPPE
UC, Facultad de Educación UC) – Alejandra Mizala (CIAE, Instituto de Estudios Avanzados en Educación,
UCh)
Equipo Central Propuestas en Educación Mesa Social COVID-19: Oscar Aguilera (DEP- FFH, UCh)
Andrés Bernasconi (CJE UC), Alejandro Carrasco (CEPPE UC), Daniel Johnson (Depto. Educación- FACSO,
UCh), Lorena Medina (Decana Facultad de Educación UC), Carmen Sotomayor (CIAE, Instituto de Estudios
Avanzados en Educación UCh), Ernesto Treviño (CENTRE UC).
En el marco de las propuestas que derivan del trabajo interdisciplinario académico de la Mesa
Social Covid-19 se impulsó la realización de este documento: ”Liderazgo escolar: aprendiendo
en tiempos de crisis”, con el objetivo de proponer orientaciones concretas y recomendaciones
pensadas para la gestión de los líderes educativos en el nivel escolar e intermedio en este con-
texto de crisis.
Autores Informe:
Carmen Montecinos, Centro LIDERES EDUCATIVOS PUCV, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y
Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE), Universidad de Chile.
Mario Uribe, Centro LIDERES EDUCATIVOS PUCV, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
Paulo Volante, Programa Avanzado en Dirección y Liderazgo Escolar, Facultad de Educación, Pontificia
Universidad Católica de Chile.
Cómo citar este documento: Propuestas Educación Mesa Social Covid-19 (2020). Liderazgo escolar:
aprendiendo en tiempos de crisis. Santiago de Chile.
INTRODUCCIÓN 4
LAS DEMANDAS MÁS APREMIANTES AL SISTEMA EDUCATIVO 5
LIDERAR LA CONTINGENCIA EN TIEMPOS DE PANDEMIA 7
Planificando una respuesta coherente 7
Liderazgo informado para el trauma 8
Asegurando acceso y calidad a la educación remota 10
Abordando a estudiantes en riesgo de deserción 10
LIDERAR CON FOCO EN LA ENSEÑANZA Y EL APRENDIZAJE: UNA PERSPECTIVA PEDAGÓGICA 12
EN TIEMPOS DE PANDEMIA
Propósito compartido y alineamiento curricular 13
Monitorear el progreso y retroceso en el aprendizaje de los estudiantes 14
Antídoto de la retroalimentación para el aprendizaje 15
TRANSITANDO DESDE EL CIERRE A LA REAPERTURA DE LOS CENTROS ESCOLARES 16
Preparación de la infraestructura 16
Preparación del personal docente y asistentes de la educación 17
Preparación pedagógica 17
Preparación de los estudiantes y de sus familias 18
Monitorear el regreso de los estudiantes 19
CONCLUSIÓN 20
Los sistemas escolares, las escuelas y el campo educativo en su conjunto operan como un
sistema social abierto. Es decir, la calidad de sus procesos y prácticas requieren de una relación
con el entorno que supone “recibir” pero también “neutralizar” ciertas influencias. Hoy no solo
nos toca entender este concepto, sino más bien atender a sus consecuencias, en este caso, el
cierre “inesperado” de la totalidad de los centros educativos a consecuencia de una pandemia
con la expectativa de que seguirán ofreciendo educación a sus estudiantes.
Cerrar la totalidad de los jardines, escuelas y liceos ha sido una decisión drástica, extrema, pero
necesaria para evitar una mayor propagación del COVID-19. Si bien se sabía que la crisis sanitaria
era inminente, la realidad indica que más que desarrollar planes de contingencia, los directivos
y líderes escolares a nivel global reaccionaron para dar una continuidad al proceso educativo a
través de modalidades de educación remota y, junto con ello, satisfacer otras necesidades de los
estudiantes, en general de orden social y afectivo (Llorente y Volante, s.f.; Uribe, y Sáez, 2020). En
consecuencia, el desafío actual es gestionar y liderar el sistema educativo, en cualquiera de sus
niveles, bajo condiciones límites. En este capítulo abordamos estos desafíos con orientaciones y
recomendaciones pensadas para la gestión en el nivel escolar y del nivel sostenedor en diversos
contextos y tipos de establecimientos y etapas en las que se encuentran durante el itinerario
educativo en respuesta al COVID-19.
1. Objetivos de aprendizaje: su énfasis, la cantidad, su evaluación y sobre todo las expectativas res-
pecto de cómo se pueden alcanzar en el escenario de incertidumbre respecto de las modalidades de
enseñanza y aprendizaje que se implementaron el año 2020 durante el período de educación remota
y luego durante el retorno a clases presenciales.
2. Evaluaciones nacionales y procesos de evaluación y promoción escolar: el sistema y los centros
escolares requieren información de calidad para orientar los procesos de aprendizajes y de la promo-
ción de los estudiantes. El primer tema es muy sensible para los profesionales de la educación y el
sistema en su conjunto debido a la cantidad de incentivos y sanciones asociadas al puntaje SIMCE
y a la categorización de los centros escolares y por lo tanto es recomendable en tiempos de crisis
evaluar su aplicación. El segundo tema es clave para los estudiantes y sus familias, en especial en
lo que se refiere a aquellos que acceden a los siguientes niveles del sistema: de preescolar a básica,
de básica a media y de enseñanza media a la educación superior
3. Desarrollo profesional: fortalecer nuevas capacidades para que docentes y directivos puedan ofre-
cer una educación remota de calidad, como también aprender nuevas formas de trabajo y coordi-
nación remota. Enseñar remota implica nuevas habilidades profesionales para, por ejemplo, saber
cuándo y para qué seleccionar los distintos recursos y mantener la conexión con estudiantes, a
través del aprendizaje colaborativo y estimular el aprendizaje autónomo.
4. Contención emocional y construcción de un sentido de seguridad y agencia: la comunidad
escolar necesita ser un espacio de contención emocional y reconstruir relaciones, prioridades y
sentido de seguridad y pertenencia. Sabemos del estrés que ha provocado en ellos y sus familias el
confinamiento, la pérdida de empleo, el riesgo de enfermarse y la pérdida de seres queridos. En este
contexto, cabe preguntarse si es posible, y cómo generar las condiciones emocionales para que los
estudiantes se involucren en aprender el currículo académico.
5. Preparación para el retorno a clases presenciales: las decisiones respecto cuándo y en qué con-
diciones volverán los estudiantes a los centros escolares, requieren ser planificadas con tiempo y
anticipar riesgos de abandono escolar. El desafío es mantener la escolarización como una prioridad en
la vida de los jóvenes.
6. Generar confianza: Es cada vez más evidente que los apoderados solo enviarán a sus hijos e hijas a
la escuela si piensan que este será un espacio seguro. Lo que requiere una estrategia de preparación
y comunicación explicita respecto medidas de cuidado y protección.
El trabajo de liderazgo en esta contingencia implica estar abierto a nuevos aprendizajes y generar
nuevas respuestas ante una escuela que ha sido forzada a repensar sus procesos. A través de
las relaciones que establecen con los demás integrantes de la comunidad escolar, los líderes van
generando un ambiente emocional en el cual los miembros del equipo se ven a sí mismos como
más capaces y comprometidos con el desafío de seguir impartiendo educación a sus estudiantes
para guiar y facilitar su aprendizaje y desarrollo a pesar de las importantes restricciones en las
posibilidades de interactuar directamente con ellos (Cortez, 2020).
1. Entregar seguridad. Priorizar la seguridad para los estudiantes implica que todos los docentes se-
pan cómo crear climas que propician la seguridad psicológica y física de los estudiantes y cuentan
con herramientas para ofrecer contención emocional en sus interacciones con ellos. Esta seguridad
también se extiende a los docentes, quienes pueden expresar inquietudes y necesidades que serán
acogidas y resueltas oportunamente por los directivos.
2. Generar confianza y transparencia. Trabajar con equipos estresados requiere redoblar los esfuer-
zos para que docentes y apoderados confíen en los docentes directivos y los estudiantes en sus
docentes. La confianza se logra cuando las personas perciben que se actúa con benevolencia,
integridad y con la capacidad necesaria para completar con éxito una acción comprometida. En el
marco de la incertidumbre, la transparencia sobre lo que está sucediendo en el centro escolar y lo
que se puede esperar a futuro alivia el estrés. Esto implica mantener una comunicación periódica y
regular con el personal, apoderados y estudiantes a través de múltiples canales (reuniones, boletines
semanales, videoconferencias para encontrarse, entre otros).
3. Apoyo entre pares. Bajo presión hay personas que tienden a aislarse y desarrollar pensamientos
negativos que aumentan la ansiedad. Es importante crear sistemas de apoyo entre pares, tales como
relaciones de tutoría, grupos de afinidad o comunidades de práctica para líderes, docentes y estu-
diantes. Subir a la página web del colegio un video semanal a través del cual el director o directora
entregue esperanza, contención, información y optimismo ayuda a mantener los vínculos y el sentido
de pertenencia cuando no se puede asistir al colegio día a día.
4. Colaboración y mutualidad. El estrés puede hacernos sentir sin agencia, desesperanzados y solos.
La creación de oportunidades para una colaboración significativa para tomar decisiones importan-
tes en la gestión de la emergencia permite construir respuestas colectivas a desafíos compartidos.
Trabajar con otros en tareas significativas reduce los sentimientos de aislamiento, así como la so-
brecarga laboral asociada a aprender sobre la marcha cómo enseñar de forma remota y saber cómo
responder a la pérdida de nitidez de la línea que separa la vida laboral de la familiar.
5. Agenciamiento, voz y elección. Construir una respuesta educativa informada para el trauma co-
mienza por atender a las necesidades de aquellos más estresados producto de las limitaciones que
la pandemia ha imprimido en sus vidas. Esto implica atender a las inquietudes de los estudiantes que
participan poco, de las familias que rara vez asisten a las reuniones y de docentes que pocas veces
ofrecen sus opiniones o asumen funciones de liderazgo entre sus pares. Es el momento de amplifi-
car las voces de quienes menos hablan o de quienes tradicionalmente han sido menos escuchado.
6. Liderar para la equidad. El cierre de escuelas ha amplificado las inequidades que las escuelas
tradicionalmente han tratado de aminorar. Liderar para la equidad implica tomar mayor conciencia
de aquellas prácticas y prejuicios que crean barreras para la participación plena de todos los estu-
diantes. Liderar para la equidad implica estar constantemente monitoreando y corrigiendo acciones
y omisiones que le dicen explícita o implícitamente a los estudiantes que ellos o ellas no pueden
aprender.
7. Autocuidado. Los líderes escolares necesitan armar sus propias redes de apoyo. Es necesario estar
bien para apoyar el bienestar de los integrantes de la comunidad escolar.
• Crear condiciones para que todos los estudiantes interactúen con los docentes a través
de la modalidad remota, incluyendo planes para proporcionar a cada estudiante acceso a
Internet, junto a dispositivos adecuados para el aprendizaje como computadores o tablets.
Esto también implica considerar estrategias diferenciadas para estudiantes que no logran
resolver temas de acceso a Internet.
Es clave que el mismo sistema implemente acciones efectivas para retener a estos estudiantes a
través de procesos de seguimiento y acompañamiento que busquen resolver los problemas que les
1 Se sugiere ver documento “Propuestas Educación Mesa Social Covid-19 (2020). Didácticas para la proximidad: aprendiendo en tiempos de
crisis. Santiago de Chile.”
2 Agradecemos las opiniones de Alejandra Vergara, Psicóloga y encargada de Liderazgo y Clima Organizacional, Área Formación Integral Servi-
cio Local de Educación de Barrancas y Fernando García, Director de Formación, Fundación Belén Educa.
Ubicar a estudiantes es el primer paso, luego se hace necesario desplegar todos los apoyos para
la continuidad de su enseñanza, de lo contrario, se puede volver a perder el contacto. Com-
prender a cabalidad la situación de cada estudiante en riesgo de desertar, es clave para que los
directivos generen las condiciones necesarias para el progreso educativo de cada estudiante.
En distintas organizaciones educativas, la situación actual ha sido una oportunidad para iniciar
o reforzar el trabajo colaborativo entre docentes. En este escenario, se hace especialmente im-
Más allá de compartir recursos (guías, pruebas, textos, páginas web, plataformas, entre otros),
se han generado oportunidades para un verdadero trabajo de reflexión, por ejemplo, por medio
de sesiones semanales de planificación entre profesores de una misma asignatura. Esto no solo
permite a los docentes bajar la ansiedad propia de la situación, sino también, eventualmente, la
carga de trabajo individual. Para lograr reuniones más efectivas se recomienda que las sesiones
de trabajo posean una estructura clara, predecible, con metas definidas para cada reunión y una
agenda y productos de trabajo preestablecidos.
Es importante configurar los distintos grupos de trabajo a los que pertenecen simultáneamente
los docentes. Organizados en una comunidad de aprendizaje profesional con foco en mejorar
las oportunidades de aprendizaje de los estudiantes, se puede avanzar en: 1) desarrollar el co-
nocimiento pedagógico del contenido en modalidad remota (docentes organizados en grupos
disciplinarios), 2) monitorear el aprendizaje y necesidades emocionales de los estudiantes que
comparten un grupo de docentes (docentes organizados en grupos por nivel) y 3) situar el trabajo
pedagógico individual en un contexto más amplio identificando desafíos comunes y soluciones
compartidas (docentes organizados en grupos por ciclo). Se sugiere, además, que a cada grupo
se integre un profesional PIE y un profesional del equipo psicosocial para abordar la planificación
de clases y el diseño de las actividades de aprendizaje desde un enfoque inclusivo, incorporando
el desarrollo de competencias socioemocionales.
Sin duda las situaciones de estrés y emergencia sanitaria han afectado el tiempo disponible y la
calidad del trabajo académico que los niños y jóvenes han podido realizar en estos meses. Solo
el hecho de suspender las actividades lectivas e interrumpir el ritmo cotidiano del año genera
pérdidas en las curvas de aprendizaje que afectan más a determinados segmentos y aumentan
las brechas (ya conocidas) en la población escolar. Las proyecciones internacionales sugieren
importantes impactos académicos de los cierres de escuelas por COVID-19, en especial en al-
gunos niveles de enseñanza y asignaturas. Por ejemplo, investigadores en Estados Unidos han
estimado que cuando los estudiantes vuelvan a clases entre agosto y septiembre de 2020, habrán
logrado solo el 70% de las aprendizajes esperados en lectura y menos del 50% en matemática
y, en algunos grados, se espera casi con un año de atraso respecto de lo que se observaría en
condiciones de enseñanza-aprendizaje regulares (Kuhfeld y Tarasawa, 2020).
Es clave que las escuelas estén listas para funcionar tan pronto finalicen las medidas de confi-
namiento. Esto implica vislumbrar cómo las acciones realizadas durante el período de cierre se
prolongan o interrumpen durante la transición a la vuelta a clases presenciales y una vez que
se vuelve a una total presencialidad. Preparar la transición y reapertura contempla decidir qué
innovaciones permanecerán en el tiempo y no serán solo una respuesta a la contingencia. La
experiencia internacional indica que el retorno supone flexibilidad y la incorporación inicial de
grupos prioritarios para evitar un regreso de todos, en todos los espacios y en todos los horarios.
PREPARACIÓN DE LA INFRAESTRUCTURA.
Asegurar las condiciones de infraestructura necesarias para implementar medidas sanitarias
requiere de un análisis de cada centro escolar en el que participen especialistas en prevención
de riesgo. Es el nivel sostenedor quien está en mejores condiciones de realizar el catastro de los
aspectos de infraestructura necesarios de acondicionar y de disponer de los recursos necesarios
para ejecutar estas acciones oportunamente. Si en los centros escolares no se pueden generar
las condiciones, el nivel sostenedor requiere identificar otros espacios en la comunidad en los
cuales se puedan realizar clases presenciales de manera segura.
PREPARACIÓN PEDAGÓGICA
Se puede anticipar serán necesarias reiteradas conversaciones entre directivos y docentes y entre
profesores para alinear las prácticas, junto con una visión de la enseñanza que comunique priori-
dad, adaptación y coherencia. Con este propósito, se observan oportunidades que estimulen la
reflexión colectiva, por ejemplo, de la pedagogía que se ha utilizado durante la enseñanza remota,
en la transición a la enseñanza presencial y luego durante el regreso completo a la presencialidad.
Además de las orientaciones ya señaladas para el liderazgo pedagógico, un aspecto clave a decidir
es qué modelo de organización de clases seguirá cada establecimiento en su reapertura. Cada
uno tiene implicancias para los planes de desarrollo local, la infraestructura y la tecnología y las
relaciones con los apoderados. Considerando la necesidad de mantener el distanciamiento físico,
Willemen, Ehren & Westdijk (2020) identifican modelos de reapertura que combinan la educación
a remota (en casa) y presencial (en el centro educativo):
Generar la conciencia y la voluntad para regresar a la escuela, así como la capacidad para con-
tinuar aprendiendo es una tarea que requiere el esfuerzo colectivo de los equipos directivos y
docentes en conjunto con las familias. Para asegurar mayores tasas de retorno, es importante
generar múltiples instancias para la participación de la comunidad en la toma de decisiones sobre
las estrategias de regreso a las escuelas. En la Municipalidad de Teno, por ejemplo, el Departa-
mento de Educación generó una mesa de trabajo a la que se han incorporado apoderados para
abordar problemáticas y soluciones que han emergido para que las escuelas sigan impartiendo
los diversos servicios educativos y sociales (Uribe, y Sáez, 2020).
Las familias enviarán a sus hijos e hijas a los centros educativos si piensan que es un lugar segu-
ro. La comunicación es clave para construir confianza y consenso entre las partes interesadas,
pero esta debe ser bidireccional. Por una parte, las familias pueden expresar sus inquietudes y
las escuelas validarlas y darles respuesta. Por otra parte, la escuela necesita comunicar todas
las medidas que va tomando, cómo se van implementando y qué ajustes se están realizando en
respuesta a situaciones emergentes.
Los sostenedores y centros escolares requieren de un equipo psicosocial fortalecido que permita
comprender las causas que generan las inasistencias y entregar los apoyos necesarios a cada
estudiante en particular. Siguiendo lo señalado en el documento “Propuestas educación trabajo
interuniversitario mesa social COVID 19” (Claro y Mizala, 2020), esto se puede abordar desde
un enfoque piramidal que identifica tres niveles de apoyo: Nivel 1: apoyo universal, identificando
cursos y estudiantes en riesgo; Nivel 2 apoyo focalizado a cursos y estudiantes en riesgo; y Nivel
3 activar redes de atención individual especializada en apoyo escolar y salud mental.
En distintas situaciones de crisis se espera que las escuelas, colegios, liceos y jardines infantiles
sean espacios que conecten a distintas organizaciones comunitarias y actores que trabajan para
mantener a los estudiantes activos en el proceso educativo. Esto supone esfuerzos adicionales y
nuevas formas de actuar que implican colaborar y adaptarse a situaciones e implementar innova-
ciones no previstas en planes ni marcos de desempeño previos. Sin duda, el liderazgo a nivel de
sistema, el liderazgo intermedio, el liderazgo de los equipos directivos y el liderazgo docente son
requisitos para asumir este desafío. Para ello se necesita más esfuerzo y tiempo, pero también
se requieren nuevas capacidades y prácticas que permitirán no solo reaccionar sino desarrollar
capital profesional. El aprendizaje que surja de la experiencia de cierre, de la educación remota
y de la transición a las clases presenciales nutrirá el sistema y estimulará una perspectiva más
colectiva e integrada entre los distintos liderazgos del sistema escolar. Es un buen momento para
confiar y favorecer la coherencia entre los roles y ámbitos de influencia educativa. Las familias y
estudiantes lo valorarán.
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1 Se sugiere ver también el documento “Propuestas Educación Mesa Social Covid-19 (2020). Didácticas para la proximidad: aprendiendo en
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