2 Macabeos
2 Macabeos
2 Macabeos
II Macabeos
Versión de Mons. Juan Straubinger
Libro 46 de la Biblia
II Macabeos 2
II Macabeos Capítulo 1 3
Capítulo 1
Primera carta
1A los hermanos judíos que moran en Egipto, los judíos sus hermanos de
Jerusalén y de Judea, salud y completa felicidad. 2Os conceda Dios sus bienes,
y acuérdese de la Alianza hecha con Abrahán, con Isaac y con Jacob; fieles
siervos suyos; 3y os dé a todos un corazón para adorarle y cumplir su voluntad
con grande espíritu, y con un ánimo fervoroso. 4Abra vuestro corazón, para
que entendáis su Ley y sus preceptos y os conceda la paz. 5Oiga benigno vuestras
oraciones y se aplaque con vosotros y no os desampare en la tribulación; 6pues
aquí no cesamos de rogar por vosotros. 7Reinando Demetrio en el año ciento
sesenta y nueve os escribimos nosotros los judíos en medio de la aflicción y
quebranto que nos sobrevino en aquellos años, después que Jasón se retiró de
la tierra santa y del reino. 8Fueron quemadas las puertas y derramada la sangre
inocente; pero habiendo dirigido nuestras súplicas al Señor fuimos atendidos, y
ofrecimos el sacrificio y las oblaciones de flor de harina, y encendimos las
lámparas, y pusimos en su presencia los panes. 9Así, pues, celebrad vosotros la
fiesta de los Tabernáculos del mes de Casleu.
Segunda carta
10
Año ciento ochenta y ocho.
I. Esta primera carta se dirige a los judíos residentes en Egipto, y tiene por fin instruirlos sobre
la celebración de la fiesta de la Dedicación del Templo, llamada en versículo 9, fiesta de los
Tabernáculos. Es de gran valor dogmático, puesto que habla de las oraciones por los hermanos
(versículo 6) y de la necesidad de la gracia, la cual nos viene de Dios y nos hace capaces de entender
su Ley y cumplirla (versículos 3 y 4).
7. Demetrio II, que subió al trono de los Seléucidas el año 145 a. C. (I Macabeos 11, 19). Sobre
Jasón véase 4, 7-26 y 5, 5-10. Tierra santa: Palestina. Fuera de Zacarías (2, 12) es éste el único lugar,
en que se da este nombre a la tierra de los judíos. La fecha corresponde al año 144-143 a. C.
9. Fiesta de los Tabernáculos: Así se nombra aquí la fiesta de la Dedicación o Purificación del
Templo (véase versículo 18; I Macabeos 4, 56 y nota) que se celebraba en el mes de Casleu
(diciembre). La gran fiesta de los Tabernáculos, empero, caía en el mes de Tischri (septiembre-
octubre).
10. Año ciento ochenta y ocho: 125-124 a. C. Esta segunda carta va dirigida a Aristóbulo.
célebre por una interpretación alegórica del Pentateuco que dedicó al rey Ptolomeo VI Filometor
de Egipto (181-145).
II Macabeos Capítulo 1 4
El pueblo de Jerusalén y de Judea, y el senado, y Judas, a Aristóbulo,
preceptor del rey Ptolomeo, del linaje de los sacerdotes ungidos y a los judíos
que habitan en Egipto, salud y prosperidad. 11Por habernos librado Dios de
grandes peligros, le tributamos solemnes acciones de gracias, habiendo tenido
que pelear contra tal rey; 12que es el que hizo salir de Persia una muchedumbre
de gentes, que combatieron contra nosotros y contra la ciudad santa; 13y aquel
mismo caudillo que, hallándose en Persia al frente de un ejército innumerable,
pereció en el templo de Nanea, engañado por el consejo de los sacerdotes de
dicha diosa. 14Pues habiendo ido el mismo Antíoco con sus amigos a aquel lugar,
como para desposarse con ella, y recibir grande suma de dinero a título de
dote, 15y habiéndoselo presentado los sacerdotes de Nanea; así que hubo él
entrado, con algunas pocas personas, en la parte interior del templo, cerraron
las puertas, 16después que estaba ya Antíoco dentro, y abriendo entonces una
puerta secreta del templo, mataron a pedradas al caudillo y a los compañeros,
y los hicieron pedazos, y cortándoles la cabeza los arrojaron fuera. 17Sea Dios
bendito por todo, pues Él fue el que destruyó los impíos.
Descubrimiento del fuego sagrado
Debiendo nosotros celebrar la purificación del Templo el día veinticinco
18
del mes de Casleu, hemos juzgado necesario hacéroslo saber; a fin de que
celebréis también vosotros el día de los Tabernáculos, y la solemnidad del fuego
que se nos concedió cuando Nehemías, restaurado que hubo el Templo y el
11. Contra tal rey: Se trata, a lo que parece, del rey Antíoco IV Epífanes (175-164).
13. Nanea, nombre presemítico (sumerio) de Artemis. El significado del nombre es: señora.
16. El mismo acontecimiento se relata de distinta manera en I Macabeos 6 y en II Macabeos
9. Para armonizar los relatos, al parecer contradictorios, propone Schuster-Holzammer, y con él
algunos otros exégetas, la siguiente solución: “Se ha de considerar que el primer relato (I Macabeos
6) procede de un cronista a quien, para su objeto histórico, sólo interesa dar sumariamente y en
sus rasgos generales el proceso de los acontecimientos. El autor del segundo libro lleva en su obra
un plan religioso, y por eso pone (en II Macabeos 9) especial empeño en describir los pormenores.
Ambos relatos pueden armonizarse entre sí y con noticias que de otras fuentes tenemos acerca del
mismo suceso, de la siguiente manera: Antíoco quería saquear al templo de Artemis (Nanea) en
Persépolis, provincia de Elimaida (Persia), pero fue puesto en fuga. A su regreso a Babilonia, le llegó
en Aspadana (“Ecbátana” dice el texto por error del copista o por confusión) la noticia de la derrota
de sus tropas en Palestina. Le afligió tanto esta mala nueva, que enfermó gravemente. No obstante,
insistió en apresurar su viaje a Jerusalén para tomar terrible venganza de los judíos. La rapidez del
viaje agravó sus dolores y le hizo caer del carro, con las consiguientes contusiones y heridas, que
empeoraron su estado. Según noticias extra-bíblicas, el rey fue llevado a Gabe, próxima a Ecbátana,
y allí murió, después de reconocer las injusticias que había cometido contra Jerusalén y asegurar el
trono para su hijo. La carta de II Macabeos 1 refiere que, habiendo Antíoco intentado saquear un
templo de Persia, fue asesinado con su séquito. Aquí hay una confusión con Antíoco III, en quien
concurren estas circunstancias; o, de otra suerte, sería preciso admitir que la carta recoge un rumor
propalado en Jerusalén (cf. II Macabeos 5, 5, donde se hace mención expresa de un “falso rumor”
acerca de la muerte de Antíoco). El autor del libro trae la carta como documento del cual no
responde.” En este caso el escritor inspirado no asume ninguna garantía, como lo dice expresamente
en 2, 29.
II Macabeos Capítulo 1 5
altar, ofreció allí sacrificios. 19Porque cuando nuestros padres fueron llevados a
Persia, los sacerdotes que a la sazón eran temerosos de Dios, tomando
secretamente el fuego que había sobre el altar, le escondieron en un valle donde
había un pozo profundo y seco, y le dejaron allí guardado, sin que nadie supiese
dicho lugar.
20Más pasados muchos años, cuando plugo a Dios que el rey de Persia
derramase sobre las piedras mayores; 32y no bien se hubo efectuado, cuando
19. Persia: a saber, Babilonia que fue ocupada por los persas. De ahí que los judíos en tiempos
de los Macabeos llamen Persia el país de su destierro.
20. El rey de Persia: Artajerjes I Longimano.
25. El solo justo: Cf. Salmo 32, 5 nota.
27 ss. Este ruego de Nehemías confirma lo expresado en I Macabeos 1, 40 y nota.
32. La fiesta del descubrimiento del fuego sagrado se celebraba el mismo día que la
purificación del Templo, el 25 del mes de Casleu (diciembre). El fuego sagrado descendió por
primera vez del cielo en la consagración del Tabernáculo en el desierto (Levítico 9, 23 s.), por
segunda vez en la dedicación del Templo de Salomón (II Paralipómenos 7, 1 ss.). Conforme a la
II Macabeos Capítulo 2 6
se levantó de ellas una gran llama, la cual fue absorbida por la lumbre que
resplandeció sobre el altar. 33Luego que se divulgó este suceso, contaron al rey
de Persia cómo en el mismo lugar en que los sacerdotes, al ser trasladados al
cautiverio, habían escondido el fuego se había encontrado un agua, con la cual
Nehemías y los que con él estaban, purificaron los sacrificios. 34Considerando
el rey este suceso, y examinada atentamente la verdad del hecho, mandó
construir allí un templo en prueba de lo acaecido; 35y habiéndose asegurado de
este prodigio, dio muchos bienes a los sacerdotes, y les hizo muchos y diferentes
regalos, que les distribuyó por su propia mano. 36Y Nehemías dio a este sitio
el nombre de Neftar, que significa purificación; pero hay muchos que lo llaman
Nefi.
Capítulo 2
Cómo Jeremías escondió el Arca del Tabernáculo
1
Se lee en los escritos del profeta Jeremías, cómo mandó él a los que eran
conducidos al cautiverio que tomasen el fuego del modo que queda referido,
y cómo prescribió varias cosas a aquellos que eran llevados cautivos. 2Les dio
asimismo la Ley, para que no se olvidasen de los mandamientos del Señor, y
no se pervirtiesen sus corazones con la vista de los ídolos de oro y plata y de
su pompa. 3Y añadiéndoles otros varios avisos, los exhortó a que jamás
apartasen de su corazón la Ley. 4También se leía en aquella escritura que este
profeta, por una orden expresa que recibió de Dios, mandó llevar consigo el
Tabernáculo y el Arca, hasta que llegó a aquel monte, al cual subió Moisés, y
desde donde vio la herencia de Dios; 5y que, habiendo llegado allí Jeremías,
halló una cueva, donde metió el Tabernáculo, y el Arca, y el altar del incienso,
tapando la entrada; 6y algunos de aquellos que le seguían se acercaron para
dejar notado este lugar, pero no pudieron hallarlo. 7Lo que, sabido por
prescripción de Levítico 6, 12 los sacerdotes tenían cuidado de que el fuego ardiera siempre, por lo
cual se llamaba fuego perpetuo.
34. Manda construir allí un templo: El griego dice simplemente: Hizo cerrar (el lugar) y (lo)
santificó; es decir, lo declaró sagrado.
36. Neftar, o sea, nafta, que se llamaba también “óleo de Media” (Persia).
1. Los aludidos escritos no se han conservado. Es preferible la lección griega: Se halla en los
archivos que el profeta Jeremías ordenó, etc. Así Crampón, Henne, Fillion (en la nota).
4. El Tabernáculo, esto es, el Tabernáculo antiguo de Moisés y el Arca de la Alianza que se
guardaban en el Templo (III Reyes 8, 4). Cf. IV Reyes capítulo 25; Salmo 98, 5 y nota; Apocalipsis
11, 19; 15, 5. Aquel monte: el monte Nebo (Deuteronomio 32, 49; 34, 1). Si alguno arguye: ¿Cómo
pudo Jeremías librarse de los babilonios y trasladarse con el Arca al monte Nebo?, hay que
responder que el mismo Nabucodonosor dio orden a sus generales que tratasen a Jeremías con
distinción, por lo cual éstos le sacaron de la cárcel y le entregaron al nuevo gobernador, para que
pudiese vivir en plena libertad (Jeremías 39, 11-14). Véase Ezequiel 41. 26 y nota.
7 s. Grandiosa profecía, “que algunos entienden del tiempo en que volvieron los judíos con
Esdras de Babilonia. Pero como después de este tiempo no se habla del Tabernáculo, ni del Arca
II Macabeos Capítulo 2 7
Jeremías, los reprendió, y les dijo: “Este lugar permanecerá ignorado hasta
tanto que Dios congregue todo el pueblo, y use con el de misericordia;
8entonces el Señor manifestará estas cosas, y aparecerá la majestad del Señor, y
se verá la nube que veía Moisés, y cual se dejó ver cuando Salomón pidió que
fuese santificado el Templo para el gran Dios”. 9Porque dio grandes muestras
de su sabiduría; y estando lleno de ella, ofreció el sacrificio de la dedicación y
santificación del Templo. 10 Y así como Moisés hizo oración al Señor, y bajó
fuego del cielo y consumió el holocausto, así también oró Salomón, y bajó
fuego del cielo, y consumió el holocausto. 11Y dijo Moisés: Por no haber sido
comida la hostia ofrecida por el pecado, por eso ha sido consumida. 12Celebró
igualmente Salomón, por espacio de ocho días la dedicación.
Bibliotecas de Nehemías y Judas
13Estas mismas noticias se encontraron también anotadas en los escritos y
comentarios de Nehemías, donde se lee que el formó una biblioteca, habiendo
recogido de varias regiones los libros de los profetas, los de David, y las cartas
de los reyes, y lo concerniente a sus donativos. 14A este modo recogió también
Judas todo cuanto se había perdido durante la guerra que sufrimos; todo lo
cual se conserva en nuestro poder.
15Si vosotros deseáis tener estos escritos, enviad personas que puedan
y nos reunirá de todas las partes del mundo en el lugar santo; 19puesto que nos
ha sacado de grandes peligros, y ha purificado el Templo.
en ningún lugar de la Escritura; y por otra parte, cuando Tito se hizo dueño del templo y de
Jerusalén, no se hace mención de ellos entre los despojos que de allí tomó, ni se dice que los llevase
en triunfo como acostumbraban hacer los romanos, ni tampoco se registran en el arco de
Vespasiano (Tito), en donde se ve el candelero; por eso la tradición de los Padres, y aun de los
mismos hebreos, nos persuade de que no estuvieron en el segundo templo, y que no serán hallados
hasta que se conviertan los judíos, que será al fin del mundo” (Scío). Así también Cornelio a Lapide.
Cf. Éxodo 40, 34; Números 9, 15; III Reyes 8, 10.
9 s.: Cf. Levítico 9, 23 s.; véase III Reyes 8, 62-63; II Paralipómenos 5, 6; 7, 1 ss.
13. He aquí una preciosa noticia acerca del canon del Antiguo Testamento. Los libros de
David: los Salmos. Véase I Macabeos 12, 9 y nota.
18. Lugar santo: Jerusalén y Palestina. Acerca de esta esperanza del piadoso Macabeo véase
Deuteronomio 4, 25 ss.; 28, 1 ss.; 30, 3-10; Jeremías 30, 3; 31, 31-36; Éxodo 37, 23-28; Oseas 3,
4 s.; Amós 9, 14 s.; Miqueas 4, 6 s.; Zacarías 8, 3, etc.
II Macabeos Capítulo 2 8
Prólogo
20Por lo que mira a Judas Macabeo y a sus hermanos, y a la purificación del
gran Templo, y a la dedicación del altar, 21así como a lo que toca a las guerras
que hubo en tiempo de Antíoco el ilustre, y en las de su hijo Eupator, 22y a las
señales que aparecieron en el aire a favor de los que combatían valerosamente
por la nación judía, de tal suerte que, siendo en corto número, defendieron
todo el país, y pusieron en fuga la muchedumbre de bárbaros, 23recobrando el
Templo más célebre que hay en el mundo, y librando la ciudad, y
restableciendo la observancia de las leyes, las cuales se hallaban abolidas,
habiéndoles favorecido el Señor con toda suerte de prosperidades; 24estas cosas
que escribió en cinco libros Jasón de Cirene, hemos procurado nosotros
compendiarlas en un solo volumen. 25Pues considerando la multitud de libros,
y la dificultad que acarrea la multiplicidad de noticias a los que desean
internarse en las narraciones históricas, 26hemos procurado que los que quisieren
leerlas, hallen placer en su corazón, y que los aplicados puedan más fácilmente
retenerlas en su memoria, y sean útiles a todos los que las leyeren. 27Y a la
verdad, habiéndonos empeñado en hacer este compendio, no hemos
emprendido una obra de poca dificultad, sino un trabajo que pide grande
aplicación y sudor.
28Emprendemos de buena gana esta tarea por la utilidad que de ella resultará
20. Con el versículo 20 comienza el Prólogo propiamente dicho, en que el autor informa
acerca del carácter y alcance de su trabajo. Según el versículo 24 sus fuentes han sido los cinco libros
de un cierto Jasón de Cirene, escritor desconocido, si no es el mismo que en I Macabeos 8, 17 se
menciona entre los embajadores enviados a Roma. Según el versículo 29, el autor sagrado deja a
ese Jasón la garantía de las afirmaciones de él tomadas.
22. Señales en el aire: El griego parece referirse simplemente a la visible protección en los
triunfos que hemos visto.
29. El griego dice más claramente: Dejando al autor (Jasón de Cirene) la diligencia de tratar
exactamente de cada cosa, nosotros (el autor sagrado) nos esforzamos a seguir las normas de un
resumen.
II Macabeos Capítulo 3 9
narración; porque no sería cordura prolongar el discurso preliminar a la
historia, y abreviar después el cuerpo de ella.
Capítulo 3
Traición del prefecto del Templo
1
En el tiempo que la Ciudad Santa gozaba de una plena paz, y que las leyes
se observaban muy exactamente por la piedad del pontífice Onías, y el odio
que tenía a la maldad; 2nacía de esto que aún los mismos reyes y príncipes
honraban sumamente aquel lugar, y enriquecían el Templo con grandes dones;
3de manera que Seleuco, rey de Asia, costeaba de sus rentas todos los gastos
1. Prescindiendo de las dos cartas introductorias, este libro se limita a un periodo de 16 años
(176-160 a. C.), mientras que el primer libro abarca los años 171-134. Onías III, Sumo Sacerdote de
198 a 175. Véase 4, 1 ss.; 15, 12. Cf. 2. 18; 5, 13.
3. Se refiere a Seleuco IV Filopator (187-175 a. C.), hermano mayor y predecesor de Antíoco
IV Epífanes, de la familia de los Seléucidas, rey de Asia y Siria, inclusive Palestina. Cf. Daniel 11, 20
y nota.
II Macabeos Capítulo 3 10
10
Entonces el Sumo Sacerdote le representó que aquéllos eran unos
depósitos y alimentos de viudas y huérfanos; 11y que entre lo que había
denunciado el impío Simón había una parte que era de Hircano Tobías, varón
muy eminente, y que el todo eran cuatrocientos talentos de plata, y doscientos
de oro; 12que por otra parte de ningún modo se podía defraudar a aquellos
que habían depositado sus caudales en un lugar y templo honrado y venerado
como sagrado por todo el universo. 13Mas Heliodoro, insistiendo en las órdenes
que llevaba del rey, repuso que de todos modos se había de llevar al rey aquel
tesoro.
Heliodoro penetra en el Templo
14En efecto, en el día señalado entró Heliodoro para ejecutar su designio,
con lo cual se llenó de consternación toda la ciudad. 15Y los sacerdotes,
revestidos con las vestiduras sacerdotales, se postraron por tierra ante el altar,
e invocaban a Aquel que está en el cielo, y que puso la ley acerca de los
depósitos, suplicándole que los conservase salvos para los depositadores.
16Ninguno podía mirar el rostro del Sumo Sacerdote sin que su corazón quedase
10. Como aquí se ve, el Templo era como un banco y lugar seguro, en que se guardaban los
capitales de los huérfanos y viudas y los fondos de beneficencia. El abuso de esta benéfica institución
es estigmatizado por el mismo Jesucristo en Mateo 15, 5 s. y Marcos 7, 10 ss.
11. El talento de plata pesaba 43,65 kg., el talento de oro, 49,11 kg. Entre los griegos el talento
tenía solamente 26 kg.
12. Cf. Deuteronomio 27, 19.
15 ss. Hermoso ejemplo de celo sacerdotal. Nótese que Dios no hace esperar su milagrosa
intervención (versículo 24 ss.). Lloren los sacerdotes y ministros del Señor entre el atrio y el altar,
dice el profeta Joel, y exclamen: Perdona, Señor, perdona a tu pueblo (Joel 2, 17). A la oración el
sacerdote debe unir el espíritu de desinterés. El sacerdote desinteresado y desprendido de los bienes
de la tierra, atrae las almas y las salva. Apacentad mis ovejas, pero no las trasquiléis, es lo que Dios
dice tantas veces por boca de sus profetas.
II Macabeos Capítulo 3 11
Heliodoro es castigado por un ángel
23Heliodoro no pensaba en otra cosa que en ejecutar su designio; y para ello
se había presentado ya él mismo con sus guardias a la puerta del erario. 24Mas
el espíritu del Dios todopoderoso se hizo allí manifiesto con señales bien
patentes, en tal conformidad, que derribados en tierra por una virtud divina
cuantos habían osado obedecer a Heliodoro, quedaron como yertos y
despavoridos. 25Porque se les apareció montado en un caballo un personaje de
fulminante aspecto, y magníficamente vestido, cuyas armas parecían de oro, el
cual acometiendo con ímpetu a Heliodoro le pateó con los pies delanteros del
caballo.
26Se aparecieron también otros dos gallardos y robustos jóvenes llenos de
guardias y ministros, era llevado sin que nadie pudiese valerle; habiéndose
manifestado visiblemente el poder de Dios. 29Por un efecto del divino poder,
Heliodoro yacía sin habla, y sin ninguna esperanza de vida. 30Por el contrario,
los otros bendecían al Señor, porque había ensalzado con esto la gloria de su
lugar; y el Templo que poco antes estaba lleno de confusión y temor, se llenó
de alegría y regocijo luego que hizo ver el Señor su omnipotencia.
Heliodoro es salvado por la oración de Onías
31Entonces algunos amigos de Heliodoro rogaron con insistencia a Onías que
invocase al Altísimo, a fin de que concediese la vida a Heliodoro, reducido ya
a los últimos alientos. 32El Sumo Sacerdote, considerando que quizá el rey
podría sospechar que los judíos habían urdido alguna trama contra Heliodoro,
ofreció una víctima de salud por su curación, 33y al tiempo que el Sumo
Sacerdote estaba haciendo la súplica, aquellos mismos jóvenes, con las mismas
vestiduras, poniéndose junto a Heliodoro, le dijeron: “Dale las gracias al
sacerdote Onías, pues por amor de él te concede el Señor la vida. 34Y habiendo
tú sido castigado por Dios, anuncia a todo el mundo sus maravillas y su poder”.
Dicho esto, desaparecieron.
Heliodoro vuelve al rey confesando las maravillas de Dios
En efecto, Heliodoro, habiendo ofrecido un sacrificio a Dios, y hecho
35
grandes votos a Aquel que le había concedido la vida, y dadas las gracias a
Onías, recogiendo su gente se volvió para el rey. 36Y atestiguaba a todo el
mundo las obras del gran Dios, que había visto él con sus propios ojos. 37Y
27. Esta escena ha sido perpetuada por Rafael en una pintura mural del Vaticano.
II Macabeos Capítulo 4 12
como el rey preguntase a Heliodoro quién sería bueno para ir de nuevo a
Jerusalén contestó: 38“Si tú tienes algún enemigo o quien atente contra tu reino,
envíale allá, y le verás volver desgarrado a azotes, si es que escapare con vida;
porque no se puede dudar que reside en aquel lugar una cierta virtud divina.
39Pues Aquel mismo que tiene su morada en los cielos, está presente y protege
aquel lugar, y castiga y hace perecer a los que van a hacer allí algún mal”. 40Esto
es, en suma, lo que pasó a Heliodoro, y el modo con que se conservó el tesoro.
Capítulo 4
Onías se justifica delante del rey
Mas el mencionado Simón, que en daño de la patria había denunciado
1
aquel tesoro, hablaba mal de Onías, como si éste hubiese instigado a Heliodoro
a hacer tales cosas, y sido el autor de aquellos males; 2y al protector de la
ciudad, al defensor de su nación, al celador de la Ley de Dios, tenía el
atrevimiento de llamarle traidor del reino. 3Mas como estas enemistades
pasasen a tal extremo, que se cometían hasta asesinatos por algunos amigos de
Simón; 4considerando Onías los peligros de la discordia, y que Apolonio,
gobernador de Celesiria y de Fenicia atizaba con su furor la malignidad de
Simón, 5se fue a presentar al rey, no para acusar a sus conciudadanos, sino
únicamente con el fin de atender al bien de todo su pueblo, que era lo que él
se proponía; 6pues estaba viendo que era imposible el pacificar los ánimos, ni
el contener la locura de Simón, sin una providencia de rey.
Traición de Jasón
7
Más después de la muerte de Seleuco, habiéndole sucedido en el reino
Antíoco, llamado el ilustre, Jasón, hermano de Onías, aspiraba al pontificado.
8
Pasó a presentarse al rey, y le prometió trescientos sesenta talentos de plata, y
otros ochenta talentos por otros títulos; 9con más otros ciento cincuenta que
38. No falta la nota irónica como contraste en este patético episodio.
40. San Ambrosio entresaca de este capítulo muy serias reflexiones acerca de la injusticia que
cometen los que atentan contra lo que está consagrado a Dios, el cual es como un depositario de
lo que ha de servir para su culto, y para sustento y decencia de sus ministros, y para alivio y consuelo
de las viudas, huérfanos y pobres. Véase Baruc 6, 27.
5. Notemos la delicadeza de conciencia y la caridad que muestra este proceder.
7. Sobre este Antíoco el Ilustre (en griego Epífanes), véase 1, 11 y 16 y notas. Jasón ambicionaba
principalmente el poder político. Cf. versículo 23 ss.
9. Era imposible que Jasón pagase de su peculio tan inmensas sumas. Su intención era, sin
duda, apoderarse del tesoro del Templo. Gimnasio: edificio y patios para ejercicios físicos, según
las costumbres paganas (1 Macabeos 1, 15 y nota). Gimnasio viene de gimnos (desnudo). Ese
nombre se le dio a esta institución porque los ejercicios se hacían con el cuerpo desnudo. Cf. lo que
dice el salmista de los músculos del hombre (Salmo 148, 10 y nota). Según San Pablo, el ejercicio
corporal es útil para pocas cosas, en tanto que la piedad es útil para todas las cosas (I Timoteo 4,
8). Efebia: parte del gimnasio reservado a los jóvenes.
II Macabeos Capítulo 4 13
ofrecía dar si se le concedía facultad de establecer un gimnasio, y una efebia, y
el que los moradores de Jerusalén gozasen del derecho de que gozaban los
ciudadanos de Antioquía.
Jasón introduce costumbres paganas
10Habiendole otorgado el rey lo que pedía, y obtenido el principado,
comenzó al instante a hacer tomar a sus paisanos los usos y costumbres de los
gentiles. 11Y desterrando la manera de vivir, que los reyes por un efecto de su
bondad a favor de los judíos habían aprobado, mediante los oficios de Juan,
padre de Eupólemo, el que fue enviado de embajador a los romanos para
renovar la amistad y alianza, establecía Jasón leyes perversas, trastornando los
derechos legítimos de los ciudadanos. 12Pues tuvo el atrevimiento de establecer
bajo el alcázar mismo, un gimnasio, y de exponer en lugares infames la flor de
la juventud; 13siendo esto no un principio, sino un progreso y consumación de
la vida pagana y extranjera, introducida con detestable e inaudita maldad por
el no sacerdote e impío Jasón.
14Llegó la cosa a tal estado, que los sacerdotes no se aplicaban ya al
ministerio del altar, sino que, despreciando el Templo y los sacrificios, corrían
a la palestra, y a los premios indignos, y a ejercitarse en el disco. 15Reputando
en nada los honores patrios, apreciaban más las glorias de Grecia; 16por cuya
adquisición se excitaba entre ellos una peligrosa emulación; de suerte que
hacían alarde de imitar los usos de los griegos, y de parecer semejantes a
aquellos mismos que habían sido sus mortales enemigos. 17Pero el obrar
impíamente contra las leyes de Dios no queda sin castigo, como se verá en los
tiempos siguientes.
El impío Jasón costea los sacrificios de Hércules
Como se celebrasen en Tiro los juegos de cada cinco años, y el rey estuviese
18
12. Exponer en lugares infames: El griego: obligar a la juventud a llevar el petaso (sombrero
de Mercurio).
13. Jasón, aunque oriundo de familia sacerdotal, no podía ejercer legítimamente las funciones
de Sumo Sacerdote porque era un usurpador.
14 ss. Esta paganización de Israel, origen de tantos males, es también una lección para
nosotros, porque la misma tendencia se manifiesta hoy en la civilización moderna, que busca en
los clásicos antiguos o del Renacimiento las fuentes de la sabiduría que solamente están en el Libro
divino (Nehemías 9, 6 y nota).
17. Los que abandonan la Ley del Señor, se encaminan a la muerte (Baruc 4, 1). “Execrada
será la oración de aquel que cierra los oídos para no escuchar la Ley” (Proverbios 28, 9).
19. Hércules reemplazaba en Tiro al ídolo Melkart, dios nacional de los tirios. A tal punto
había llegado la depravación de este pontífice intruso. Ejemplos como éste nos hacen vislumbrar
en qué grado cundía el paganismo en el pueblo escogido, y cuan grandes esfuerzos eran necesarios
para desterrarlo definitivamente.
II Macabeos Capítulo 4 14
las llevaron pidieron que no se expendiesen en los sacrificios, por no ser
conveniente tal aplicación, sino que se empleasen en otros objetos. 20Y así,
aunque el donador de estas dracmas las había ofrecido para el sacrificio de
Hércules, las emplearon, a instancias de los conductores, en la construcción de
galeras.
El rey Antíoco en Jerusalén
21
Más Antíoco, habiendo enviado a Egipto a Apolonio, hijo de Mnesteo, a
tratar con los grandes de la corte del rey Ptolomeo Filometor, luego que vio
que le impedía en el manejo de los negocios de su reino, atendiendo sólo a sus
propios intereses, partió de allí, y se vino a Jope; desde dónde pasó a Jerusalén,
22y recibido con toda pompa por Jasón y por la ciudad, hizo su entrada en ella
21. Ptolomeo VI Filometor reinó de 181 a 145 a. C.
24. El traidor Jasón es traicionado a su vez por su propio amigo Menelao. Esta fue la primera
etapa de su caída; las otras se narran en el capítulo 5.
29. La variante griega dice: Y Menelao dejó a su hermano Lisímaco como suplente en el
sacerdocio, y Sóstrato (dejó como suplente) a Crates, el cual era gobernador de Chipre.
II Macabeos Capítulo 4 15
El Sumo Sacerdote Onías muere asesinado
30Mientras que sucedían estas cosas, los de Tarso y de Malo excitaron una
sedición, porque habían sido donados a Antioquide, concubina del rey. 31Con
este motivo pasó el rey allá apresuradamente a fin de apaciguarlos, dejando
por su lugarteniente a Andrónico, uno de sus amigos. 32Menelao, entonces,
creyendo que la ocasión era oportuna, hurtando del Templo algunos vasos de
oro, dio una parte de ellos a Andrónico, y vendió la otra en Tiro, y en las
ciudades comarcanas. 33Lo que sabido con certeza por Onías, le reprendió por
esta acción desde un sitio de Antioquía, cercano a Dafne, donde se hallaba
refugiado. 34Por esta causa pasó Menelao a ver a Andrónico y le rogó que
hiciese matar a Onías. Andrónico fue a visitar a Onías; y habiéndole alargado
su mano derecha, y jurado, le persuadió (a pesar de que no se fiaba de él) a
que saliese del asilo; más al punto que salió le quitó la vida, sin tener ningún
miramiento a la justicia. 35Con cuyo motivo, no solamente los judíos, sino
también las demás naciones se irritaron, y llevaron muy a mal la injusta muerte
de un tan grande varón.
Castigo del asesino
36Y así, habiendo el rey vuelto de Cilicia, se le presentaron en Antioquía los
fuese paseado por toda la ciudad; y que en el mismo lugar en que este sacrílego
había cometido tal impiedad contra Onías, allí mismo se le quitase la vida. Así
le dio el Señor el merecido castigo.
Menelao es acusado pero absuelto, a pesar de sus maldades
39Por lo que hace a Lisímaco, habiendo cometido muchos sacrilegios en el
30. Era costumbre de los potentados antiguos regalar a sus amigos y favoritas una u otra
ciudad para sus rentas personales. Cf. I Macabeos 10, 39. Tarso y Malo (Mallus) eran ciudades
importantes de Cilicia. En la primera nació San Pablo.
33. Dafne, en las proximidades de Antioquía. Había allí un bosque sagrado con un santuario
de Apolo y Artemis, al cual peregrinaban muchos devotos de esos dioses.
35. Aun después de muerto, Onías no dejó de orar por su pueblo, como se ve en la visión
que tuvo Judas Macabeo antes de la victoria sobre Nicanor. Véase 15, 12; 15, 14 y nota.
40. Un cierto Tirano; según algunos códices griegos: un cierto Auranos.
II Macabeos Capítulo 5 16
gruesos garrotes, y otros arrojaron sobre él ceniza. 42De cuyas resultas muchos
quedaron heridos, algunos quedaron muertos, y todos los restantes fueron
puestos en fuga, perdiendo también la vida, junto al erario, el mismo sacrílego.
43De todos estos desórdenes comenzó a acusarse a Menelao.
44Y habiendo llegado el rey a Tiro, pasaron a darle quejas sobre estos
sucesos, tres diputados enviados por los ancianos. 45Pero Menelao, conociendo
que iba a ser vencido, prometió a Ptolomeo una grande suma de dinero, con
tal que inclinase al rey en su favor. 46En efecto, Ptolomeo entró a ver al rey,
que estaba tomando el fresco en una galería, y le hizo mudar de parecer; 47de
tal suerte, que Menelao, reo de toda maldad, fue absuelto de sus delitos; y a
aquellos infelices, que en un tribunal, aunque fuese de escitas, hubieran sido
declarados inocentes, los condenó a muerte. 48Fueron castigados
inmediatamente, contra toda justicia, aquellos que habían sostenido la causa
del pueblo y de la ciudad, y la veneración de los vasos sagrados. 49Pero los
mismos vecinos de Tiro, indignados de semejante acción, se mostraron
sumamente generosos en la honrosa sepultura que les dieron. 50Entretanto,
Menelao conservaba la autoridad, por medio de la avaricia de aquellos que
tenían el poder, y crecía en malicia para daño de sus conciudadanos.
Capítulo 5
Signos en el cielo
5Hallábase Antíoco por este mismo tiempo haciendo los preparativos para
la segunda expedición contra Egipto. 2Y sucedió entonces, que por espacio de
cuarenta días se vieron en toda la ciudad de Jerusalén correr de parte a parte
por el aire hombres a caballo, vestidos de telas de oro, y armados de lanzas,
como si fuesen escuadrones de caballería; 3y caballos, ordenados en filas, que
corriendo se atacaban unos a otros, y movimiento de broqueles, y una multitud
de gentes armadas con morriones y espadas desnudas, y tiros de dardos, y el
resplandor de armas doradas y de todo género de corazas. 4Por tanto, rogaban
todos que tales prodigios tornasen en bien.
Jasón vuelve y comete nuevas crueldades
5
Más habiéndose esparcido el falso rumor de que Antíoco había muerto,
tomando Jasón consigo mil hombres, acometió de improviso a la dudad, y
aunque los ciudadanos acudieron al instante a las murallas, al fin aquéllos se
47. Escitas, bárbaros que vivían en la Crimea y servían como mercenarios en los ejércitos de
los príncipes asiáticos. Un grupo de este pueblo se radicó en Palestina en la ciudad de Betsán, la
cual de ellos recibió el nombre de Escitópolis. Lo que aquí se lee basta para mostrar que los escitas
no podían ser judíos como sostienen los defensores de British Israel, según los cuales los escoceses
fuesen descendientes de esos escitas judíos. Véase 12, 29 s.
5. Jasón, después de ser depuesto se había refugiado en el país de los ammonitas. Véase 4,
26.
II Macabeos Capítulo 5 17
apoderaron de ellas, y Menelao huyó al alcázar. 6Pero Jasón, como si creyese
ganar un triunfo sobre sus enemigos y no sobre sus ciudadanos, hizo una
horrible carnicería en la ciudad, no parando la consideración en que es un
gravísimo mal ser feliz en la guerra que se hace a los de su propia sangre.
Muerte de Jasón
Esto, no obstante, no pudo conseguir ponerse en posesión del principado;
7
antes bien, todo el fruto que sacó de sus traiciones, fue la propia ignominia; y
viéndose precisado nuevamente a huir, se retiró al país de los ammonitas.
8
Finalmente, fue puesto en prisión por Aretas, rey de los árabes, que quería
acabar con él; y habiéndose podido escapar, andaba de ciudad en ciudad,
aborrecido de todo el mundo; y como prevaricador de las leyes, y como un
hombre execrable, y enemigo de la patria y de los ciudadanos, fue arrojado a
Egipto. 9Y de esta suerte aquel que había arrojado a muchos fuera de su patria,
murió desterrado de ella, habiéndose ido a Lacedemonia, creyendo que allí,
encontraría algún refugio a título de parentesco; 10y el que había mandado
arrojar los cadáveres de muchas personas sin darles sepultura, fue arrojado
insepulto, y sin ser llorado de nadie, no habiendo podido hallar sepulcro ni en
su tierra propia, ni en la extraña.
Antíoco toma venganza y despoja al Templo
11
Pasadas así estas cosas, entró el rey en sospecha de que los judíos iban a
abandonar la alianza que tenían con él; y así, partiendo de Egipto, lleno de
furor; se apoderó de la ciudad a mano armada, 12y mandó a los soldados que
matasen indistintamente a cuantos encontrasen, sin perdonar a nadie, y que
entrando también por las casas, pasasen a cuchillo toda la gente; 13de manera
que se hizo una carnicería general de jóvenes y de ancianos, y de mujeres con
sus hijos, y de doncellas y de niños; 14tanto, que en el espacio de aquellos tres
días fueron ochenta mil los muertos, cuarenta mil los cautivos, y otros tantos
los vendidos.
15Mas ni aun con esto quedó satisfecho Antíoco; sino que además cometió
6. Nótese esta magnífica y lapidaria condenación de la guerra civil.
8. Aretas era el nombre de los reyes de los nabateos, que residían en Petra. Cf. II Corintios 11,
32.
9. Cf. I Macabeos 12, 6 ss.
11 ss. Véase el relato paralelo en I Macabeos 1, 21-29. Cf. Daniel 11, 28.
II Macabeos Capítulo 5 18
los profanaba. 17Así Antíoco, perdida toda la luz de su entendimiento, no veía
que si Dios mostraba por un poco de tiempo su indignación contra los
habitantes de la ciudad, era por causa de los pecados de ellos; y que por lo
mismo había experimentado semejante profanación aquel lugar. 18Porque de
otra suerte, si no hubieran estado envueltos en muchos delitos, este príncipe,
como le sucedió a Heliodoro, enviado del rey Seleuco para saquear el tesoro,
hubiera sido azotado luego que llegó, y precisado a desistir de su temeraria
empresa. 19Mas Dios no escogió el pueblo por amor del lugar, sino a éste por
amor del pueblo. 20Por cuyo motivo este lugar mismo ha participado de los
males que han acaecido al pueblo, así como tendrá también parte en los bienes;
y el que ahora se ve abandonado por efecto de la indignación del Dios
todopoderoso, será nuevamente ensalzado a la mayor gloria, aplacado que
esté aquel grande Señor.
Crueldades de los gobernadores
21
Habiendo Antíoco sacado del Templo mil ochocientos talentos, se volvió
apresuradamente a Antioquía, dominado de tal manera de la soberbia y
presunción de ánimo, que se imaginaba poder llegar a navegar sobre la tierra,
y a caminar sobre el mar a pie. 22Pero dejó allí gobernadores para que vejasen
a la nación; a saber, en Jerusalén, a Filipo, originario de Frigia, aún más cruel
que su amo; 23y en Garizim, a Andrónico y a Menelao, más encarnizados aún
que los otros contra los ciudadanos. 24Y siguiendo muy enconado contra los
judíos, envió por comandante al detestable Apolonio con un ejército de
veintidós mil hombres, con orden de degollar a todos los adultos, y de vender
las mujeres y niños. 25LIegado éste a Jerusalén aparentando paz, se estuvo
quieto hasta el santo día del sábado; más en este día en que los judíos
observaban el descanso, mandó a sus tropas que tomasen las armas, 26y mató a
todos los que se habían reunido para ver aquel espectáculo; y discurriendo
después por toda la ciudad con sus soldados, quitó la vida a una gran multitud
de gentes.
17. La información que aquí nos da Dios sobre su manera de obrar, puede ilustrarnos en casos
análogos en que sus designios nos aparecen misteriosos, v. gr. las calamidades que afectan a los
lugares santos, etc. Cf. 12, 40; I Macabeos 9, 55 y notas.
18. Acerca de Heliodoro y su atentado al Templo, véase el capítulo 3.
19. El lugar, es decir, el Templo. Asombrosa prueba de amor a Israel. Véase la palabra de Jesús
en Marcos 2, 27 y Jeremías 7, 4, donde el profeta previene a los israelitas contra una falsa confianza
en la posesión del Templo.
21. Véase un ejemplo semejante de soberbia en el caso de Asuero (Ester 8, 1 ss. y nota). Lo
mismo se dice de Calígula.
23. Garizim, el monte al sur de Siquem, centro del culto samaritano. A este monte se refiere
la mujer samaritana en la conversación con Jesús (Juan 4, 20).
II Macabeos Capítulo 6 19
Judas Macabeo en el desierto
27Pero Judas Macabeo, que era uno de los diez que se habían retirado a un
lugar desierto, pasaba la vida con los suyos en los montes, entre las fieras,
alimentándose de yerbas, a fin de no tener parte en las profanaciones.
Capítulo 6
Profanación del Templo
1
De allí a poco tiempo envió el rey un senador de Antioquía, para que
compeliese a los judíos a abandonar las leyes de su Dios y de sus padres, 2y
para profanar el Templo de Jerusalén, y consagrarle a Júpiter Olímpico, como
también el de Garizim a Júpiter Extranjero, por ser extranjeros los habitantes
de aquel lugar. 3Así que se vio caer entonces de un golpe sobre todo el pueblo
un diluvio terrible de males; 4porque el Templo estaba lleno de lascivias y de
glotonerías propias de los gentiles, y de hombres disolutos mezclados con
rameras, y de mujeres que entraban con descaro en los lugares sagrados,
llevando allí cosas que no era lícito llevar. 5El mismo altar se veía lleno de cosas
ilícitas y prohibidas por las leyes.
Idolatría y persecución de los que guardaban la Ley
6No se guardaban ya los sábados, ni se celebraban las fiestas solemnes del
país, y nadie se atrevía a confesar sencillamente que era judío. 7El día de
cumpleaños del rey los hacían ir a viva fuerza a los sacrificios; y cuando se
celebraba la fiesta de Baco, los precisaban a ir por las calles coronados de yerba
en honor de dicho ídolo.
8A sugestión de los de Tolemaida se publicó en las ciudades vecinas de los
gentiles, un edicto por el cual se les daba facultad para obligar en aquellos
lugares a los judíos a que sacrificasen; 9y para quitar la vida a todos aquellos
que no quisiesen acomodarse a las costumbres de los gentiles. Así, pues, no se
27. Las profanaciones: la idolatría que Antíoco propagaba entre el pueblo judío. Véase 6, 11;
I Macabeos 2, 28 y nota.
1. Véase I Macabeos 1, 43-67. Un senador de Antioquía: El griego dice: un senador de Atenas.
Allí se encontraba a la sazón Antíoco para dedicar un templo a Júpiter Olímpico.
2. Júpiter extranjero, mejor: Júpiter hospitalario. La segunda parte del versículo debe decir:
por ser hospitalarios los habitantes de aquel lugar.
4 ss. En esta tremenda pintura de la degeneración del pueblo santo se nos enseña, como en
muchos otros pasajes de la Sagrada Escritura, que es mejor no acudir al templo que entrar en él en
forma irreverente, como tanto suele verse hoy en los trajes de las mujeres y también en aquellos
hombres de vida públicamente irreligiosa, que frecuentan la misa y los sacramentos hipócritamente.
Tengamos presente en nuestro apostolado este criterio de Dios para no forzar a las almas, con un
falso celo, a cometer sacrilegios recibiendo los sacramentos sin tener la fe.
7. Baco o Dionisos, dios de la alegría carnal. En su honor la gente se adornaba de coronas de
hiedra.
II Macabeos Capítulo 6 20
veía otra cosa más que miserias. 10En prueba de ello, habiendo sido acusadas
dos mujeres de haber circuncidado a sus hijos, las pasearon públicamente por
la ciudad, con los hijos colgados a sus pechos, y después las precipitaron desde
lo alto de la muralla. 11Asimismo, algunos otros que se juntaban en las cuevas
vecinas para celebrar allí secretamente el día del sábado, habiendo sido
denunciados a Filipo, fueron quemados vivos; porque tuvieron escrúpulo de
defenderse por respeto a la religión y a la observancia.
Dios castiga a su pueblo sólo para convertirlo
Ruego ahora a los que lean este libro, que no se escandalicen a vista de tan
12
desgraciados sucesos; sino que consideren que estas cosas acaecieron, no para
exterminar, sino para corregir a nuestra nación. 13Porque señal es de gran
misericordia hacia los pecadores, el no dejarlos vivir largo tiempo a su antojo,
sino aplicarles prontamente el azote. 14En efecto, el Señor no se porta con
nosotros como con las demás naciones, a las cuales sufre con paciencia para
castigarlas en el día del juicio, colmada que sea la medida de sus pecados. 15No
así con nosotros, sino que nos castiga sin esperar a que lleguen a su colmo
nuestros pecados. 16Y así, nunca retira de nosotros su misericordia, y cuando
aflige a su pueblo con adversidades, no lo desampara. 17Mas baste esto que
hemos dicho, para que estén advertidos los lectores; y volvamos ya a tomar el
hilo de la historia.
Martirio de Eleázaro
18
Eleázaro uno de los primeros doctores de la Ley, varón de edad provecta,
y de venerable presencia, fue estrechado a comer carne de cerdo, y se le quería
obligar a ello abriéndole por fuerza la boca. 19Más él, prefiriendo una muerte
llena de gloria a una vida aborrecible, caminaba voluntariamente por su pie al
suplicio. 20Y considerando cómo debía portarse en este lance, sufriendo con
paciencia, resolvió no hacer por amor a la vida ninguna cosa ilícita. 21Pero los
10. Cf. I Macabeos 1, 63 s.
14. Sobre el juicio de las naciones véase Joel capítulo 3, 16. ¡Qué doctrina tan admirable y
consoladora! La vemos confirmada por San Pablo en Hebreos 12, 7 ss. Dios castiga al que ama. “Yo
a los que amo los reprendo y los castigo” (Apocalipsis 3, 19). La corrección que nos viene de Dios,
es el sumo bien del alma, la ilumina, la purifica y la lleva a la conversión. “Las correcciones son
para los pecadores lo que un bálsamo excelente es para el herido. El enfermo que rechaza al médico,
es un insensato. Tan insensato es el que no recibe con reconocimiento la corrección” (San Juan
Crisóstomo).
18. No debe confundirse a este gran mártir con el guerrero Eleonor, muerto también
heroicamente (I Macabeos 6, 43 ss.). El mártir Eleázaro, era doctor de la Ley y probablemente
sacerdote.
19. Al suplicio: El griego indica cierto instrumento de martirio, una rueda sobre la cual los
verdugos estiraban las víctimas. Véase Hebreos 11, 35.
21. Nótese cuan peligrosos son para la rectitud del alma los acomodos del mundo con su
ternura y compasión sentimental. No se trataba aquí del acto material de comer la carne, sino del
II Macabeos Capítulo 6 21
que se hallaban presentes, movidos de una injusta compasión, y en atención a
la antigua amistad que con él tenían, tomándole aparte, le rogaban que les
permitiese traer carnes de las que le era lícito comer, para poder así aparentar
que había cumplido la orden del rey, de comer de las carnes del sacrificio; 22a
fin de que de esta manera se libertase de la muerte. De esta especie de
humanidad usaban con él por un efecto de la antigua amistad que le
profesaban. 23Pero Eleázaro, dominado de otros sentimientos dignos de su edad
y de sus venerables canas, como asimismo de su antigua nativa nobleza, y de la
buena conducta que había observado desde niño, respondió en el acto,
conforme a los preceptos de la Ley santa establecida por Dios, y dijo que más
bien quería morir. 24 “Porque no es decoroso a nuestra edad, les añadió, usar
de esta ficción; la cual sería causa que muchos jóvenes, creyendo que Eleázaro
en la edad de noventa años se había pasado a la vida de los gentiles, 25cayesen
en error a causa de esta ficción mía, por conservar yo un pequeño resto de esta
vida corruptible; además de que echaría sobre mi ancianidad la infamia y
execración. 26Fuera de esto, aun cuando pudiese librarme al presente de los
suplicios de los hombres, no podría yo, ni vivo ni muerto, escapar de las manos
del Todopoderoso. 27Por lo cual, muriendo valerosamente, me mostraré digno
de la ancianidad a que he llegado; 28y dejaré a los jóvenes un ejemplo de
fortaleza si sufriere con ánimo pronto y constante una muerte honrosa por la
Ley más santa y venerable.”
Luego que acabó de decir esto, fue conducido al suplicio. 29Y aquellos que
le llevaban, y que poco antes se le habían mostrado muy humanos, pasaron a
un extremo de furor por las palabras que había dicho; las cuales creían efecto
de arrogancia. 30Estando ya para morir a fuerza de golpes que descargaban
sobre él, lanzó un suspiro, y dijo: “Señor, Tú que tienes la ciencia santa, Tú
sabes bien que habiendo yo podido librarme de la muerte, sufro en mi cuerpo
atroces dolores; pero mi alma los padece de buena gana por temor tuyo.” 31De
esta manera murió Eleázaro, dejando no solamente a los jóvenes, sino también
a toda su nación, en la memoria de su muerte, un dechado de virtud y de
fortaleza.
público homenaje de obediencia al Divino Padre que la prohibía. Así dice Jesús que confesará
delante del Padre a los que le hayan confesado ante el mundo (Mateo 10, 32).
24. San Ambrosio, San Cipriano, San Gregorio Nacianceno y otros Padres elogian la virtud y
fortaleza de Eleázaro llamándole Protomártir del Antiguo Testamento, por la gloria de su martirio,
“bien superior a Sócrates y comparable a los mártires de la Ley de gracia” (Nácar-Colunga).
25. Es el mismo criterio que señala San Pablo con respecto a los actos que pueden escandalizar
a los débiles (I Corintios 8, 1-13).
26. Clara afirmación de la inmortalidad del alma, que raras veces se halla tan claramente
expresada en el Antiguo Testamento. Cf. 7, 9 ss. y 36 y notas.
30. Padece de buena gana: El bien que los mártires esperaban, dice San Agustín, era tan grande
y seguro; la recompensa que se les prometía, tan gloriosa, y su posesión tan dulce, que la luz de la
tierra no era nada para ellos; despreciaban los suplicios, y su corazón nadaba en la alegría.
II Macabeos Capítulo 7 22
Capítulo 7
Martirio de los siete hermanos macabeos y su madre
1
A más de lo referido aconteció que fueron presos siete hermanos
juntamente con su madre; y quiso el rey, a fuerza de azotes y tormentos con
nervios de toro, obligarlos a comer carne de cerdo, contra lo prohibido por la
Ley.
Muere el primer hijo
2
Más uno de ellos, que era el primogénito, dijo: “¿Qué es lo que tú
pretendes, o quieres saber de nosotros? Aparejados estamos a morir antes que
quebrantar las leyes patrias que Dios nos ha dado”. 3Se encendió el rey en
cólera, y mandó que se pusiesen sobre el fuego sartenes y calderas de bronce.
Así que cuando éstas empezaron a hervir 4ordenó que se cortase la lengua al
que había hablado el primero, que se le arrancase la piel de la cabeza, y que se
le cortasen las extremidades de las manos y pies, en presencia de sus hermanos
y de su madre. 5Estando ya así del todo inutilizado, mandó traer fuego, y que
le tostasen en la sartén hasta que expirase. Mientras que sufría en ella este largo
tormento, los demás hermanos con la madre se alentaban mutuamente a morir
con valor, diciendo: 6“El Señor Dios verá la verdad, y se apiadará de nosotros,
como lo declaró a Moisés cuando protestó en su cántico: Él será misericordioso
con sus siervos.”
El segundo hijo
Muerto que fue de este modo el primero, conducían al segundo para
7
1. Éstos son los comúnmente llamados Hermanos Macabeos, debido a que no conocemos con
seguridad sus nombres, aunque Josefo los indica. El martirio tuvo lugar en Antioquía, donde en
tiempo de San Jerónimo se mostraban todavía los sepulcros de los siete héroes y de su madre.
2. Las leyes patrias que Dios nos ha dado: es decir, que el fervor patriótico se fundaba en la
fe religiosa. Véase 13, 14 y nota; Salmo 147, 8 s.; Eclesiástico 24, 35 ss. y notas.
4. Que se le arrancase la piel de la cabeza. El griego dice: a la manera escita. Véase versículo
7, donde se repite la tortura escita.
6. Véase el cántico de Moisés (Deuteronomio 32, 36 y 43).
9. Vemos aquí afirmada la fe en el dogma de la resurrección del cuerpo en pleno Antiguo
Testamento. Véase vs. 11, 14, 23; 6, 26; 12, 43; Tobías 13, 2; Job 19, 25; Isaías 26, 19; Ezequiel 37,
1-14; Daniel 12, 2.
II Macabeos Capítulo 7 23
El tercer hijo
10Después de éste, vino al tormento el tercero; el cual, así que le pidieron la
lengua, la sacó al instante, y extendió sus manos con valor, 11diciendo con
confianza: “Del cielo he recibido estos miembros del cuerpo, más ahora los
desprecio por amor de las leyes de Dios, y espero que los he de volver a recibir
de su misma mano”. 12De modo que así el rey como su comitiva, quedaron
maravillados del espíritu de este joven, que ningún caso hacía de los tormentos.
El cuarto hijo
Muerto también éste, atormentaron de la misma manera al cuarto, 14el
13
cual, estando ya para morir, habló del modo siguiente: “Es gran ventaja para
nosotros perder la vida a mano de los hombres; por la firme esperanza que
tenemos en Dios de que nos la devolverá, haciéndonos resucitar; pero tu
resurrección no será para la vida.”
El quinto hijo
Habiendo tomado al quinto, le martirizaban igualmente; pero él, clavando
15
sus ojos en el rey, 16dijo: “Teniendo, como tienes, poder entre los hombres,
aunque eres mortal como ellos, haces tú lo que quieres, mas no imagines por
eso que Dios haya desamparado a nuestra nación. 17Aguarda tan solamente un
poco, y verás la grandeza de su poder, y cómo te atormentarán a ti y a tu
linaje.”
El sexto hijo
18
Después de éste, fue conducido el sexto; y estando ya para expirar, dijo:
“No quieras engañarte vanamente; pues si nosotros padecemos estos
tormentos, es porque los hemos merecido habiendo pecado contra nuestro
Dios: y por esto experimentamos cosas tan terribles; 19mas no pienses tú quedar
impune después de haber osado combatir contra Dios.”
La madre exhorta a sus hijos al martirio
Entretanto, la madre, sobremanera admirable, y digna de la memoria de
20
los buenos, viendo perecer en un solo día a sus siete hijos, lo sobrellevaba con
ánimo constante, por la esperanza que tenía en Dios. 21Llena de sabiduría,
exhortaba con valor, en su lengua nativa a cada uno de ellos en particular; y
juntando un ánimo varonil a la ternura de mujer, 22les dijo: “Yo no sé cómo
14. No será para la vida: Véase las palabras de Jesús en Juan 5, 25 y 28 s.
18. Los hemos merecido: ¡Qué palabras tan admirables en boca de estos santos! Bien podemos
ver en ello otra figura del Cordero inocente que cargó con los pecados del mundo. Véase versículo
38 y 8, 5.
22. Cf. Job 10, 8 ss.; Salmo 138, 15; Eclesiastés 11, 5: Notemos la distinción entre el alma y el
espíritu, que coincide con San Pablo (I Tesalonicenses 5, 23; Hebreos 4, 12).
II Macabeos Capítulo 7 24
fuisteis formados en mi seno; porque ni yo os di el alma, el espíritu y la vida,
ni fui tampoco la que coordiné los miembros de cada uno de vosotros; 23sino
que el Creador del universo es el que formó al hombre en su origen, y el que
dio principio a todas las cosas; y El mismo os volverá por su misericordia el
espíritu y la vida, puesto que ahora, por amor de sus leyes, no hacéis aprecio
de vosotros mismos.”
24Antíoco, considerándose humillado y creyendo que aquellas voces eran un
insulto a él, como quedase todavía el más pequeño de todos, comenzó no sólo
a persuadirle con palabras, sino a asegurarle también con juramento, que le
haría rico y feliz si abandonaba las leyes de sus padres, y que le tendría por uno
de sus amigos, y le daría cuanto necesitase. 25Pero como ninguna mella hiciesen
en el joven semejantes promesas llamó el rey a la madre, y le aconsejaba que
mirase por la vida y por la felicidad de su hijo. 26Y después de haberla exhortado
con muchas razones, ella le prometió que en efecto persuadiría a su hijo. 27A
cuyo fin, habiéndose inclinado a él, burlándose del cruel tirano, le dijo en
lengua patria: “Hijo mío, ten piedad de mí, que te llevé nueve meses en mis
entrañas, que te alimenté por espacio de tres años con la leche de mis pechos,
y te he criado y conducido hasta la edad en que te hallas. 28Te ruego, hijo mío,
que mires al cielo y a la tierra, y a todas las cosas que en ellos se contienen; y
que entiendas bien que Dios las ha creado todas de la nada, como igualmente
al linaje humano. 29De este modo no temerás a este verdugo; antes bien,
haciéndote digno de participar de la suerte de tus hermanos, abrazarás la
muerte, para que así en el tiempo de la misericordia te recobre yo, junto con
tus hermanos.”
El séptimo hijo
Aún no había acabado de hablar esto, cuando el joven dijo: “¿Qué es lo
30
23. El mismo os volverá, etc.: He aquí el motivo más firme de la fortaleza de esta familia de
mártires: la virtud de la esperanza (véase versículo 9).
27. Ten piedad de mí... ¡y déjate martirizar! Una madre del mundo habría dicho exactamente
lo contrario.
28 s. Ejemplo de un acto de fe perfecta según el Antiguo Testamento, que comporta la
adoración del Creador y la esperanza en el Mesías. Para nosotros, a esa creencia en el Autor de la
naturaleza (Romanos. 1, 20 s.) debe agregarse el asentimiento pleno y total a la Revelación traída
por Jesucristo (Hebreos 1, 1 ss.).
II Macabeos Capítulo 8 25
escapado del juicio de Dios Todopoderoso que lo está viendo todo. 36Mis
hermanos por haber padecido ahora un dolor pasajero, se hallan ya gozando
de la alianza de la vida eterna; más tú por justo juicio de Dios sufrirás los castigos
debidos a tu soberbia. 37Por lo que a mí toca, hago como mis hermanos el
sacrificio de mi cuerpo y de mi vida en defensa de las leyes de mis padres,
rogando a Dios que cuanto antes se muestre propicio a nuestra nación, y que
te obligue a ti a fuerza de tormentos y de castigos a confesar que Él es el solo
Dios. 38Mas la ira del Todopoderoso, que justamente descarga sobre nuestra
nación, tendrá fin en la muerte mía y de mis hermanos.”
39
Entonces el rey, ardiendo en cólera, descargó su furor sobre éste con más
crueldad que sobre todos los otros, sintiendo a par de muerte verse burlado.
40Murió también este joven sin contaminarse, con una entera confianza en el
Señor.
Martirio de la madre
41
Finalmente, después de los hijos fue también muerta la madre. 42Pero
bastante se ha hablado ya de los sacrificios y de las horribles crueldades.
Capítulo 8
Primeros éxitos de la campaña de Judas.
Entretanto, Judas Macabeo y los que le seguían entraban secretamente en
1
36. Se hallan ya gozando: Scío traduce: están ya bajo la alianza de la vida eterna, lo cual
coincide también con el texto griego. Difícilmente podríamos ver ya afirmado aquí el dogma de la
inmediata visión beatífica del alma después de la muerte, que fue definido recién por el Concilio
de Florencia (Denzinger 457, 464, 530, 570 s., 693, 696) y que no se conocía aún en el Antiguo
Testamento.
37. Te obligue, etc.: He aquí un voto que parece bien duro, y que sin embargo está lleno de
caridad.
40. Con una entera confianza en el Señor, lo mismo que sus seis hermanos y su “madre
sobremanera admirable” (versículo 20). El que espera en Dios es feliz, dicen los Proverbios (16, 20).
Los que esperan en el Señor, no perecerán, dice el Salmista (Salmo 33, 23). “Nada alimenta y
fortifica el alma como la esperanza” (San Crisóstomo).
41. La Iglesia celebra la memoria de la madre macabea y sus siete hijos el 19 de agosto. Los
Padres no se cansan de colmarlos de elogios en sus homilías. Los cuerpos de los santos mártires
fueron trasladados de Antioquia a Roma, donde descansan en la iglesia de San Pedro ad Vincula.
II Macabeos Capítulo 8 26
la sangre derramada, que le estaba pidiendo venganza. 4Que tuviese también
presente las inicuas muertes de los inocentes niños, y las blasfemias proferidas
contra su nombre, y tomase de ello venganza.
5El Macabeo habiendo juntado mucha gente, se hacía formidable a los
ocupando los sitios más ventajosos, hacía no pequeño estrago en los enemigos.
7Ejecutaba estas correrías principalmente por la noche; y la fama de su valor se
tenía consigo; 13algunos de los cuales, por falta de confianza en la justicia divina,
llenos de miedo, echaron a huir; 14pero otros vendían cuanto les había
quedado, y a una rogaban al Señor que los librase del impío Nicanor, que aún
antes de haberse acercado a ellos los tenía ya vendidos; 15y que se dignase
hacerlo, ya que no por amor de ellos, siquiera por la Alianza que había hecho
con sus padres, y por el honor que tenían de llamarse con el nombre santo y
glorioso de pueblo de Dios.
8. Los versículos 8 y siguientes tienen su paralelo en I Macabeos 3, 38-4, 25. Sobre Filipo
véase 5, 22; sobre Ptolomeo 4, 45.
9. Cf. I Macabeos 3, 38; 7, 26.
11. Según esto, se pagaría por cada judío alrededor de unos cuarenta pesos argentinos, más o
menos lo mismo que los treinta siclos de plata que se pagó por Jesús (Mateo 26, 15; Zacarías 11,
12). Era el precio común de un esclavo (Éxodo 21, 32). Pero la compra fracasó (versículos 25 y 36).
II Macabeos Capítulo 8 27
16
Habiendo convocado el Macabeo los siete mil hombres que le seguían, les
conjuró que no entrasen en composición con los enemigos, y que no temiesen
aquella muchedumbre que venía a atacarlos injustamente, sino que peleasen,
con esfuerzo; 17teniendo siempre presente el ultraje que aquellos indignos
habían cometido contra el lugar santo, y las injurias e insultos hechos a la
ciudad, y además la abolición de las instituciones de sus mayores. 18Estas gentes,
añadió, confían sólo en sus armas y en su audacia; más nosotros tenemos puesta
nuestra confianza en el Señor Todopoderoso, que con una mirada puede
trastornar no sólo a los que vienen contra nosotros, sino también al mundo
entero. 19Asimismo les trajo a la memoria los socorros que había dado Dios a
sus padres, y los ciento ochenta y cinco mil que perecieron del ejército de
Senaquerib; 20como también la batalla que ellos habían dado a los gálatas en
Babilonia, en la cual, no habiendo osado entrar en la acción sus aliados los
macedonios, ellos, que sólo eran seis mil, mataron ciento veinte mil, mediante
el auxilio que les dio el cielo; y consiguieron en recompensa grandes bienes.
21Este razonamiento los llenó de valor, de suerte que se hallaron dispuestos a
16. En vez de siete mil se lee en el texto griego seis mil conforme al versículo 1 de ese capítulo.
Véase I Macabeos 3, 57-60; 4, 8-11.
18. Nosotros tenemos puesta nuestra confianza en el Señor: La confianza en Dios fue el arma
más poderosa del Macabeo. “Si Dios está por nosotros, dice el Apóstol de los gentiles, ¿quién contra
nosotros?” (Romanos. 8, 31).
19. Véase IV Reyes 19, 35; Eclesiástico 48, 24; Isaías 37, 36; I Macabeos 7. 41.
20, Los gálatas luchaban como tropas auxiliares en los ejércitos de los reinos vecinos. El hecho
a que alude el autor sagrado es muy explicable. Sabemos, además, por Arriano, que Antíoco I Soter,
apoyado por tropas judías, venció a los gálatas.
22. En vez de José léase Juan, lo mismo en 10, 19. Judas Macabeo no tuvo hermano que se
llamase José (I Macabeos 2, 2-5).
23. Esdras: El griego lee: Eleázaro (hermano de Judas). El copista se confundió quizá con
Nehemías 8, 1 ss.
26. El sábado, como los demás días, comenzaba en la tarde del anterior y duraba hasta el
ocaso del día mismo. Véase Génesis 1, 5, 8, etc.
II Macabeos Capítulo 8 28
continuaran la persecución. 27Recogidas las armas y despojos de los enemigos,
celebraron el sábado, bendiciendo al Señor, que los había librado en aquel día,
derramando sobre ellos como las primeras gotas del rocío de su misericordia.
28Pasado el sábado, dieron parte de los despojos a los enfermos, a los
huérfanos y a las viudas, quedándose con el resto para sí y para sus familias.
29Ejecutadas estas cosas, hicieron todos juntos oración, rogando al Señor
negociantes para venderles los judíos, 35humillado con la ayuda del Señor por
aquellos mismos a quienes él había reputado por nada, dejando su brillante
vestido, y huyendo por el Mediterráneo, llegó solo a Antioquía, y reducido al
colmo de la infelicidad por la pérdida de su ejército. 36Y aquel mismo que antes
había prometido pagar el tributo a los romanos con los cautivos de Jerusalén,
iba publicando ahora que los judíos tenían por protector a Dios, y que eran
invulnerables, porque seguían las leyes que el mismo Señor les había dado.
28. Véase versículo 30. Las leyes de Israel nos dan este ejemplo de caridad, poco frecuente en
los vencedores. Recordemos el caso de David en I Reyes 30, 25 y nota.
30. Timoteo y Báquides quisieron, sin duda, vengar la derrota de Nicanor. Acerca de Timoteo,
véase 10, 24-38: 12, 10 ss.; acerca de Báquides, los capítulos 7-9 del primer libro.
33. Le abrasaron, según la ley del talión (Éxodo 21, 24).
36. Véase versículo 11 y nota; 11, 13 y nota.
II Macabeos Capítulo 9 29
Capítulo 9
Cólera y humillación de Antíoco
1
A este tiempo volvió Antíoco ignominiosamente de Persia; 2pues
habiendo entrado en la ciudad de Persépolis, e intentado saquear el templo y
oprimir la ciudad, corrió todo el pueblo a tomar las armas, y le puso en fuga
con todas sus tropas, por lo cual volvió atrás vergonzosamente. 3Y llegado que
hubo cerca de Ecbátana, recibió la noticia de lo que había sucedido a Nicanor
y a Timoteo. 4Con lo que montando en cólera, pensó desfogarla en los judíos,
y vengarse así del ultraje que le habían hecho los que le obligaron a huir. Por
tanto, mandó que anduviese más aprisa su carroza, caminando sin pararse,
impelido para ello del juicio del cielo, por la insolencia con que había dicho:
Que él iría a Jerusalén, y la convertiría en un cementerio de cadáveres hacinados
de judíos.
5Mas el Señor Dios de Israel, que ve todas las cosas, le hirió con una llaga
1 ss. Véase los relatos paralelos en I Macabeos 6, 1-16, II Macabeos 1, 13-16, y la nota puesta
a II Macabeos 1, 16.
2. Persépolis: capital de Persia. Cf. I Macabeos 6, 1, donde se habla de Elimaida.
3. Ecbátana: capital de la Media, al norte de Persia, hoy día Hamadán.
9. De la misma manera castigó Dios a Herodes Agripa (Hechos de los Apóstoles 12, 23).
II Macabeos Capítulo 9 30
momentos sus dolores. 12Y como ni el mismo pudiese ya sufrir su hedor, dijo
así: “Justo es que el hombre se sujete a Dios, y que un mortal no pretenda
apostárselas a Dios”. 13Mas este malvado rogaba al Señor, del cual no había de
alcanzar misericordia; 14y siendo así que antes se apresuraba a ir a la ciudad para
arrasarla, y hacer de ella un cementerio de cadáveres amontonados, ahora
deseaba hacerla libre; 15prometiendo asimismo igualar con los atenienses a
estos mismos judíos, a quienes poco antes había juzgado indignos de sepultura,
y les había dicho que los arrojaría a las aves de rapiña, y a las fieras, para que
los despedazasen, y que acabaría hasta con los niños más pequeños. 16Ofrecía
también adornar con preciosos dones aquel Templo santo que antes había
despojado, y aumentar el número de los vasos sagrados, y costear de sus rentas
los gastos necesarios para los sacrificios; 17y además de esto, hacerse él judío, e
ir por todo el mundo ensalzando el poder de Dios.
Carta de Antíoco a los judíos
18Mas como no cesasen sus dolores, porque al fin había caído sobre él la
justa venganza de Dios, perdida toda esperanza, escribió a los judíos una carta,
en forma de súplica, del tenor siguiente: 19“El rey y príncipe Antíoco, a los
judíos, excelentes ciudadanos, mucha salud y bienestar, y toda prosperidad. 20Si
gozáis de salud, tanto vosotros como vuestros hijos, y si os sucede todo según
lo deseáis, nosotros damos por ello muchas gracias. 21Hallándome yo al
presente enfermo, y acordándome benignamente de vosotros, he juzgado
necesario, en esta grave enfermedad que me ha acometido a mi regreso de
Persia, atender al bien común, dando algunas disposiciones; 22no porque
desespere de mi salud, antes confío mucho que saldré de esta enfermedad.
23Mas considerando que también mi padre al tiempo que iba con su ejército
por las provincias altas, declaró quién debía reinar después de su muerte, 24con
el fin de que si sobreviniese alguna desgracia, o corriese alguna mala noticia, no
se turbasen los habitantes de las provincias, sabiendo ya quién era el sucesor en
el mando; 25y considerando además que cada uno de los confinantes y
poderosos vecinos está acechando ocasión favorable, y aguardando los sucesos,
he designado por rey a mi hijo Antíoco, el mismo a quien yo muchas veces, al
pasar a las provincias altas de mis reinos, recomendé a muchos de vosotros, y
al cual he escrito lo que más abajo veréis. 26Por tanto, os ruego y pido que
acordándoos de los beneficios que habéis recibido de mí en común y en
12 ss. La oración de Antíoco no encierra contrición, como a primera vista parece, porque su
espíritu no era recto, según se ve en el versículo 26. Véase Eclesiástico 34, 23. De lo contrario, la
misericordia lo habría alcanzado infaliblemente (Salmo 50, 19).
15. Nótese el soberbio desprecio por el pueblo de Dios: consideraba un gran favor para un
judío al igualarlo a un pagano griego. Algunos creen que aquí se trata de un error del copista, y
proponen antioquenos en vez de atenienses.
25. Mi hijo: Antíoco V Eupator que reinó de 164 a 162 a. C. La carta aludida debió hallarse
en el libro de Jasón. El autor sagrado no la publica.
II Macabeos Capítulo 10 31
particular, me guardéis todos fidelidad a mí y a mi hijo. 27Pues confío que él se
portará con moderación y dulzura, y que siguiendo mis intenciones será vuestro
favorecedor.”
Muerte de Antíoco
28
En fin, herido mortalmente este homicida y blasfemo, del mismo modo
que él había tratado a otros, acabó su vida en los montes, lejos de su patria,
con una muerte infeliz. 29Filipo, su hermano de leche, hizo trasladar su cuerpo,
y temiéndose del hijo de Antíoco, se fue para Egipto a Ptolomeo Filometor.
Capítulo 10
Purificación del Templo
1
Entretanto el Macabeo y los que le seguían, protegidos del Señor,
recobraron el Templo y la ciudad, 2y demolieron los altares que los gentiles
habían erigido en las plazas, y asimismo los templos de los ídolos. 3Y habiendo
purificado el Templo, construyeron un altar nuevo, y sacando fuego por medio
de unos pedernales, ofrecieron sacrificios, dos años después, y pusieron
incienso, las lámparas, y los panes de la proposición. 4Ejecutado esto, postrados
en tierra, rogaban al Señor que nunca más los dejase caer en semejantes
desgracias; y, caso que llegasen a pecar, los castigase con más benignidad y no
los entregase en poder de hombres bárbaros y blasfemos. 5Y el Templo fue
purificado en aquel mismo día en que había sido profanado por los extranjeros,
es decir, el día veinticinco del mes de Casleu.
Instituyese la solemnidad de la Dedicación
En efecto, celebraron esta fiesta con regocijo por espacio de ocho días, a
6
28. Del mismo modo: Vemos aquí cumplida, también en el tiempo, la sentencia que Jesús
anuncia para el juicio eterno (Mateo 7, 2).
1 ss. Véase I Macabeos 4, 36-59.
2. Cf. I Macabeos 1, 55.
3. El fuego sagrado, caído milagrosamente del cielo para consumir las víctimas ofrecidas en la
dedicación del Templo de Salomón (II Paralipómenos 7, 1), y mantenido desde entonces
perpetuamente (cf. Levítico 6, 12), fue conservado por Dios cuando la destrucción del Templo por
los caldeos, y luego recobrado en forma milagrosa por Nehemías (véase 1, 18 ss.). Apagado por los
sirios en la persecución de Antíoco, se enciende aquí de nuevo, pero sin tomarlo de otro fuego, de
acuerdo con el concepto de que “la naturaleza es pura, mas todo lo que ha sido usado por el
hombre es más o menos impuro” (Fillion).
4. Ruegan que los castigue Él mismo, con su mano paternal, en vez de entregarlos en manos
humanas. Es lo que pidió David cuando eligió la peste antes que la guerra (II Reyes 24, 14).
7. Su lugar: el Templo.
II Macabeos Capítulo 10 32
de Aquel que les había concedido la dicha de purificar su lugar. 8Y de común
consejo y acuerdo decretaron que toda la nación judía celebrase esta fiesta
todos los años en aquellos días. 9Por lo que toca a la muerte de Antíoco,
llamado Epífanes, fue del modo que hemos dicho.
Nueva opresión de los judíos por el rey de Siria
Mas ahora referiremos los hechos de Eupator, hijo del impío Antíoco,
10
recopilando los males que ocasionaron sus guerras. 11Habiendo entrado éste a
reinar, nombró para la dirección de los negocios del reino a un tal Lisias,
gobernador militar de Fenicia y de Siria. 12Porque Ptolomeo llamado Macrón,
había resuelto observar inviolablemente la justicia respecto de los judíos, y
portarse pacíficamente con ellos, sobre todo a vista de las injusticias que se les
había hecho sufrir. 13Pero acusado por esto mismo ante Eupator, por los
amigos, que a cada paso le trataban de traidor por haber abandonado a Chipre,
cuyo gobierno le había confiado Filometor, y porque después de haberse
pasado al partido de Antíoco Epífanes había desertado también de él, acabó su
vida con el veneno.
Victoria de Judas sobre Gorgias y los idumeos
A este tiempo Gorgias, que tenía el gobierno de aquellas tierras,
14
9. Véase 1, 13-16; 9, 1 ss.; I (Macabeos 6. 1-16.
13. Filometor: Se trata del rey Ptolomeo VI Filometor de Egipto (181-145). El texto griego
explica este suicidio de Ptolomeo Macrón porque “no teniendo sino una dignidad sin honor perdió
el ánimo” o “no estaba en un lugar honorable”. De todos modos, el caso es una elocuente lección
sobre los frutos de ese falso criterio pagano que hace consistir el honor en la aprobación del mundo.
Cristo nos enseña, al revés, que el honor está en ser perseguido y despreciado como Él lo fue.
15. Los judíos: No podían ser sino judíos apóstatas que seguían a Antíoco. Según el texto
griego, eran idumeos, o sea, enemigos declarados de los judíos. “La lección de la Vulgata (indios),
dice Bover-Cantera, es, a todas luces imperfecta. Ya en otros lugares hemos aludido a la confusión
de estas dos palabras por su semejanza, principalmente en griego.”
II Macabeos Capítulo 10 33
20
Pero las tropas de Simón, llevadas de la avaricia, se dejaron sobornar con
dinero por algunos de los que estaban en los castillos; y habiendo recibido hasta
setenta mil didracmas, dejaron escapar a varios de ellos. 21Así que fue informado
de esto el Macabeo, congregados los príncipes del pueblo, acusó a aquéllos de
haber vendido por dinero a sus hermanos, dejando escapar a sus enemigos.
22Por lo cual hizo quitar la vida a dichos traidores; y al instante se apoderó de
los dos castillos. 23Y saliendo todo tan felizmente como correspondía al valor
de sus armas, mató en las dos fortalezas más de veinte mil hombres.
Victoria sobre Timoteo
Timoteo, empero, que antes había sido vencido por los judíos, habiendo
24
aparecer del cielo cinco varones montados en caballos adornados con frenos
de oro, que servían de capitanes a los judíos. 30Dos de dichos varones, tomando
en medio al Macabeo, le cubrían con sus armas, guardándole de recibir daño;
pero lanzaban dardos y rayos contra los enemigos, quienes envueltos en
oscuridad y confusión, y llenos de espanto, iban cayendo por tierra; 31habiendo
sido muertos veinte mil quinientos de a pie, y seiscientos de caballería.
Muerte miserable de Timoteo
32
Timoteo se refugió en Gazara, plaza fuerte, cuyo gobernador era Quereas.
Mas llenos de gozo el Macabeo y sus tropas, tuvieron sitiada la plaza cuatro
33
20. El texto griego pone setenta mil dracmas, o sea la mitad de la suma. Una dracma valía un
peso más o menos.
26. Alusión a Éxodo 23, 22, donde Dios promete ser enemigo de los enemigos de su pueblo.
28. Sólo Dios da la victoria (I Paralipómenos 29, 11: Judit 5, 16; Proverbios 21, 31; I Macabeos
3, 19) y “los judíos no eran menos fieles en agradecer a Dios después de sus triunfos, que en
invocarlo antes del combate (cf. 8, 27; 9, 17; 11, 9, etc.)” (Fillion).
32. Cazara, o sea Guécer, fue conquistada por Simón. Cf. I Macabeos 13, 43 nota. Quereas,
hermano de Timoteo (cf. versículo 37).
II Macabeos Capítulo 11 34
insultaban de mil maneras, y vomitaban expresiones abominables. 35Pero así
que amaneció el quinto día, veinte jóvenes de los que estaban con el Macabeo,
irritados con tales blasfemias, se acercaron valerosamente al muro, y con ánimo
denodado subieron sobre él, 36y haciendo lo mismo otros, empezaron a pegar
fuego a las torres y a las puertas, y quemaron vivos a aquellos blasfemos. 37Dos
días continuos estuvieron devastando la fortaleza; y habiendo encontrado a
Timoteo, que se había escondido en cierto lugar, le mataron, así como también
a Quereas, su hermano, y a Apolófanes. 38Ejecutadas estas cosas bendijeron
con himnos y cánticos al Señor, que hizo grandes cosas en Israel, y les había
concedido la victoria.
Capítulo 11
Derrota de Lisias
1
Pero poco tiempo después Lisias, ayo del rey y su pariente, que tenía el
manejo de los negocios, sintiendo mucho pesar por lo que había acaecido,
2juntó ochenta mil hombres de a pie, y toda la caballería, y se dirigió contra
los judíos con el designio de tomar la ciudad, y darla a los gentiles para que la
poblasen, 3y sacar del Templo grandes sumas de dinero, como de los otros
templos de los paganos, y vender anualmente el Sumo Sacerdocio; 4sin
reflexionar en el poder de Dios, sino confiando neciamente en su numerosa
infantería, en los miles de caballos, y en ochenta elefantes. 5Y habiendo
entrado en Judea, y acercándose a Betsura, situada en una garganta a cinco
estadios de Jerusalén, atacó esta plaza. 6Pero luego que el Macabeo y su gente
supieron que los enemigos habían comenzado a sitiar las fortalezas, rogaban al
Señor con lágrimas y suspiros, a una con todo el pueblo, que enviase un Ángel
bueno para que salvase a Israel.
7El mismo Macabeo, tomando las armas el primero de todos, exhortó a los
38. “Hizo grandes cosas”: es la misma exclamación que brotó de la gratitud de María (Lucas
1, 49).
1. Ayo del rey: procurador o ministro. Pariente: No ha de tomarse en sentido propio, sino
como título. Véase I Macabeos 11, 31 y nota; 2, 18 y nota. Los Grandes de España son llamados
primos del rey. Lo mismo en Italia los de la Orden de la Annunziata, y en Inglaterra los de la Orden
de la Jarretera.
2. La ciudad: Jerusalén. Querer hacer de ella una ciudad de paganos era ir contra el plan de
Dios que la eligió por morada santa. Sólo la infidelidad de la Ciudad Santa había de merecer de
Jesús la tremenda profecía de Lucas 21, 24. Cf. Apocalipsis 11, 2.
3. Vender el sumo sacerdocio: como se había hecho con Jasón (4, 7 s.) y con Menelao (4, 24
s.).
5. Cinco estadios: Conviene leer ciento cincuenta estadios (aproximadamente 25 kilómetros),
lo que corresponde más o menos a la distancia entre Jerusalén y Betsura.
II Macabeos Capítulo 11 35
8
Mientras que iban marchando todos con ánimo denodado, se les apareció, al
salir de Jerusalén, un personaje a caballo, que iba vestido de blanco, con armas
de oro, y blandiendo la lanza. 9Entonces todos a una bendijeron al Señor
misericordioso, y cobraron nuevo aliento, hallándose dispuestos a pelear, no
sólo contra los hombres, sino hasta contra las bestias más feroces, y a penetrar
muros de hierro.
10Caminaban con esto llenos de ardimiento, teniendo en su ayuda al Señor,
que desde el cielo hacía resplandecer sobre ellos su misericordia. 11Así que,
arrojándose impetuosamente como leones sobre el enemigo, mataron once mil
de a pie, y mil seiscientos de a caballo; 12y pusieron en fuga a todos los demás,
la mayor parte de los cuales escaparon heridos y despojados, salvándose el
mismo Lisias por medio de una vergonzosa fuga.
Judas consigue la paz
13
Y como no le faltaba talento, meditando para consigo la pérdida que
había tenido, y conociendo que los hebreos eran invencibles cuando se
apoyaban en el socorro del Dios Todopoderoso, les envió comisionados; 14y
les prometió condescender en todo aquello que fuese justo, y que persuadiría
al rey que hiciese amistad con ellos. 15Asintió el Macabeo a la demanda de
Lisias, atendiendo en todo a la utilidad pública; y en efecto, concedió el rey
todo lo que había pedido Judas a favor de los judíos en la carta que escribió a
Lisias.
Carta de Lisias a los judíos
La carta que Lisias escribió a los judíos era del tenor siguiente: 17“Lisias al
16
8. Un personaje a caballo: Tal vez el Arcángel San Miguel, protector del pueblo judío (Daniel
12, 1). Véase 10, 29 s. Vestido de blanco: También en el Apocalipsis los ejércitos celestiales luchan
vestidos de blanco (Apocalipsis 19, 14).
13. Era muy frecuente en los pueblos paganos este reconocimiento de la ayuda extraordinaria
que Israel recibía cuando era fiel a su Dios. Véase 8, 36; Judit 5, 5 ss.
15. Lección de sabiduría política que renuncia a la venganza y a los dictados del orgullo
colectivo. Más tarde llegaría el momento del castigo (cf. 12, 5 y nota). Véase otro caso semejante
en 12, 24 s. Cf. también I Macabeos 16, 3 y nota.
21. El mes de Dióscoro: probablemente el que se intercalaba para coordinar el año lunar con
el solar.
II Macabeos Capítulo 11 36
Carta del rey a Lisias
22La carta del rey decía así: “El rey Antíoco a Lisias, su hermano, salud.
23Después que el rey, nuestro padre, fue trasladado entre los dioses, nos,
deseando que nuestros súbditos vivan en paz, y puedan atender a sus negocios;
24y habiendo sabido que los judíos no condescendieron con mi padre en que
abrazasen los ritos de los griegos, sino que han querido conservar sus
costumbres, y por esta razón nos piden que les concedamos vivir según sus
leyes; 25por tanto, queriendo nos que esta nación goce también de paz, hemos
ordenado y decretado que se les restituya el Templo, a fin de que vivan según
las costumbres de sus mayores. 26En esta conformidad harás bien en enviarles
comisionados para hacer con ellos la paz, a fin de que enterados de nuestra
voluntad cobren buen ánimo y se apliquen a sus intereses particulares.”
Carta del rey a los judíos
27La carta del rey a los judíos era del tenor siguiente: “El rey Antíoco al
senado de los judíos, y a todos los demás judíos, salud. 28Si estáis buenos, esto
es lo que os deseamos. Por lo que hace a nos, lo pasamos bien. 29Menelao ha
venido a nos para hacernos presente que deseáis venir a tratar con los de
vuestra nación que están con nosotros. 30Por tanto, damos salvoconducto a
aquellos que vengan hasta el día treinta del mes de Xántico; 31y permitimos a
los judíos que usen de sus viandas, y vivan según sus leyes como antes; sin que
ninguno pueda ser molestado por razón de las cosas hechas por ignorancia. 32Y
finalmente, os hemos enviado a Menelao para que lo trate con vosotros.
33Pasadlo bien. A quince del mes de Xántico del año ciento cuarenta y ocho.”
22. Hermano: Aquí título, como padre, pariente y amigo. Véase versículo 1 y nota.
23. Trasladado entre los dioses: Fórmula común en aquel tiempo, para expresar la apoteosis
que se tributaba a los reyes muertos. La Roma de los Césares practicaba la misma costumbre.
30. Xántico: el mes sexto del calendario macedonio (marzo-abril).
34 ss. Tenemos aquí un ejemplo de la diplomacia de Roma que aprovechaba cualquier ocasión
para meterse en los asuntos de otros pueblos y ampliar así su esfera de influencia, hasta someter
poco a poco todos los países desde España hasta Mesopotamia y desde Britania hasta Egipto.
II Macabeos Capítulo 12 37
Capítulo 12
Judas castiga las ciudades de Jope y Jamnia
1Concluidos estos tratados, se volvió Lisias para el rey, y los judíos se
dedicaron a cultivar sus tierras. 2Pero los oficiales, que residían en el país:
Timoteo, y Apolonio, hijo de Geneo, y también Jerónimo y Demofonte, y
además de estos, Nicanor, gobernador de Chipre, no los dejaban, vivir en paz
ni sosiego. 3Mas los habitantes de Jope cometieron el siguiente atentado:
Convidaron a los judíos que habitaban en aquella ciudad a entrar con sus
mujeres e hijos en unos barcos que habían prevenido, como que no existía
ninguna enemistad entre unos y otros. 4Y habiendo condescendido en ello, sin
tener la menor sospecha, pues vivían en paz, y la ciudad tenía hecho un público
acuerdo a favor de ellos; así que se hallaron en alta mar fueron arrojados al
agua unos doscientos de ellos. 5Luego que Judas tuvo noticia de esta crueldad
contra los de su nación, dio órdenes a su gente, y después de invocar a Dios,
justo juez, 6marchó contra aquellos asesinos de sus hermanos, y de noche pegó
fuego al puerto, quemó sus barcos, e hizo pasar a cuchillo a todos los que se
habían escapado de las llamas. 7Hecho esto, partió de allí con ánimo de volver
de nuevo para exterminar enteramente todos los vecinos de Jope.
8Pero habiendo entendido que también los de Jamnia meditaban hacer otro
tanto con los judíos que moraban entre ellos, 9los sorprendió igualmente de
noche, y quemó el puerto con sus naves; de suerte que el resplandor de las
llamas se veía desde Jerusalén, que dista de allí doscientos cuarenta estadios.
Guerra contra los árabes y Casfín
10
Y cuando partido que hubo de Jamnia había ya andado nueve estadios,
avanzando contra Timoteo, le atacaron los árabes en número de cinco mil
infantes y con quinientos caballos; 11y trabándose un crudo combate, que con
la protección de Dios le salió felizmente, el resto del ejército de los árabes,
vencido, pidió la paz a Judas, prometiendo cederle pastos, y asistirle en todo
lo demás. 12Y Judas, creyendo que verdaderamente podían serle útiles en
muchas cosas, les concedió la paz; y hecho el tratado se volvieron los árabes a
5. Después de invocar a Dios, justo juez (cf. versículo 15). Es ésta la mejor estrategia. Antes de
tomar otras medidas el Macabeo se dirige a Dios, para que juzgue Él. Lo mismo hacía
invariablemente David. ¡Cuántas veces el Rey Profeta invoca al justo Juez en los Salmos! Véase
Salmo 7, 12; 49, 6; 67, 6; 74, 8, etc. La indignación del Macabeo es tanto más justa “contra los
asesinos de sus hermanos”, cuanto mayor había sido su magnanimidad en 11, 15.
8. Jamnia, vecina de Jope (Jafa). Véase I Macabeos 4, 15 y nota.
10. Le atacaron los árabes; o sea, los nómadas. Como vemos, es cosa antigua la lucha que aún
existe en Palestina, de los hijos de Ismael contra los de Isaac. Cf. Génesis 16, 15; 21, 2. San Pablo
explica en Gálatas 4, 22 ss. el misterioso significado de esta oposición.
II Macabeos Capítulo 12 38
sus tiendas. 13Después de esto atacó a una ciudad fuerte, llamada Casfín,
rodeada de muros y de puentes, en la cual habitaba una turba de diferentes
naciones. 14Mas confiados los de dentro en la firmeza de sus muros, y en que
tenían provisión de víveres, se defendían con flojedad, y provocaban a Judas
con dichos picantes, blasfemias, y expresiones detestables. 15Entonces el
Macabeo, habiendo invocado al gran rey del universo, que en tiempo de Josué
derribó de un golpe, sin arietes ni máquinas de guerra, a Jericó, subió con gran
denuedo sobre la muralla; 16y tomada por voluntad del Señor la ciudad, hizo
en ella una horrorosa matanza; de tal suerte que un estanque vecino, de dos
estadios de anchura, apareció teñido de sangre de los muertos.
Triunfo del macabeo sobre Timoteo
17Partieron de allí, y después de andados setecientos cincuenta estadios,
llegaron a Caraca, donde habitaban los judíos llamados tubianeos. 18Mas
tampoco pudieron venir allí a las manos con Timoteo, quien se había vuelto
sin poder hacer nada, dejando en cierto lugar una guarnición muy fuerte. 19Pero
Dositeo y Sosípatro que mandaban las tropas en compañía del Macabeo,
pasaron a cuchillo a diez mil hombres que Timoteo había dejado en aquella
plaza. 20Entretanto el Macabeo, tomando consigo seis mil hombres, y
distribuyéndolos en batallones, marchó contra Timoteo, que traía ciento veinte
mil hombres de a pie, y dos mil quinientos de a caballo. 21Luego que éste supo
la llegada de Judas, envió delante las mujeres, los niños y el resto del bagaje a
una fortaleza llamada Carnión, que era inexpugnable, y de difícil entrada, a
causa de los desfiladeros que era necesario pasar. 22Mas al dejarse ver el primer
batallón de Judas, se apoderó el terror de los enemigos, a causa de la presencia
de Dios, que todo lo ve, y se pusieron en fuga uno tras de otro, de manera que
el mayor daño lo recibían de su propia gente, y quedaban heridos por sus
propias espadas. 23Judas los cargaba de recio, castigando a aquellos profanos;
habiendo dejado tendidos a treinta mil de ellos.
24El mismo Timoteo cayó en poder de los batallones de Dositeo y Sosípatro,
a los cuales pidió con grande instancia que le salvasen la vida, porque tenía en
su poder muchos padres y hermanos de los judíos; los cuales, muerto él,
quedarían sin esperanza. 25Y habiéndoles dado palabra de restituirles los
13. Casfín no es, como creen algunos, la ciudad de Hesebón en Transjordania, sino
probablemente la localidad de Casbón, situada al este del lago de Genesaret o en Galaad. Cf. I
Macabeos 5, 36.
17. Los judíos tubianeos habitaban el país de Tob o Tubín (I Macabeos 5, 13) en la parte norte
de Galaad (Transjordania). Caraca no era quizá un nombre propio, pues el griego habla del Carax
(con artículo), que significa lugar fortificado.
20 ss. El griego omite la cifra de seis mil. De todas maneras el versículo 22 muestra que fue
un triunfo desproporcionado y milagroso como la derrota de Senaquerib. Véase 15, 22 ss.
21. Carnión, sin duda idéntica con Carnaim (I Macabeos 5, 26).
II Macabeos Capítulo 12 39
prisioneros, según lo estipulado, le dejaron ir sin hacerle mal, con la mira de
salvar así a sus hermanos.
Ocupación de Carnión y Efrón
26Hecho esto, volvió Judas contra Carnión, en donde pasó a cuchillo a
veinticinco mil hombres. 27Después de la derrota y mortandad de los enemigos,
dirigió su ejército contra Efrón, ciudad fuerte, habitada por una multitud de
gentes de diversas naciones; cuyas murallas estaban coronadas de robustos
jóvenes que las defendían con valor, y además había dentro de ella muchas
máquinas de guerra, y acopio de dardos. 28Mas los judíos, invocando al
Todopoderoso, que con su poder quebranta las fuerzas de los enemigos,
tomaron la ciudad, y dejaron tendidos por el suelo a veinticinco mil hombres
de los que en ella había. 29Desde allí fueron a la ciudad de los escitas distante
seiscientos estadios de Jerusalén; 30pero asegurando los judíos que habitaban
allí entre los escitopolitanos, que estas gentes los trataban bien, y que aun en el
tiempo de sus desgracias se habían portado con ellos con humanidad, les dio
Judas las gracias; 31y habiéndolos exhortado a que en lo venidero mostrasen
igual benevolencia a los de su nación, se volvió con los suyos a Jerusalén, por
estar muy cercano el día solemne de Pentecostés.
Guerra victoriosa contra Gorgias
Y pasada esta festividad, marcharon contra Gorgias, gobernador de la
32
Idumea. 33Salió Judas con tres mil infantes y cuatrocientos caballos; 34y
habiéndose trabado el combate, quedaron tendidos algunos pocos judíos en el
campo de batalla. 35Más un cierto Dositeo, soldado de caballería de los de
Bacenor, hombre valiente, asió a Gorgias, y quería capturarlo vivo, pero se
arrojó sobre él un soldado de a caballo de los de Tracia, y le cortó un hombro,
lo cual dio lugar a que Gorgias huyese a Maresa. 36Fatigados ya los soldados
que mandaba Esdrín con tan larga pelea, invocó Judas al Señor para que
protegiese y dirigiese el combate; 37y habiendo comenzado a cantar en alta
voz himnos en su lengua nativa, puso en fuga a los soldados de Gorgias.
Sacrificio expiatorio por los muertos
Reuniendo después Judas su ejército, pasó a la ciudad de Odollam, y
38
26. Contra Carnión: El griego agrega: y contra el templo de Atergatis: divinidad representada
con cabeza de mujer y cuerpo de pez. Véase I Macabeos 5, 43.
29 s. La ciudad de los escitas: Escitópolis, antiguamente Betsán, situada en el valle del Jordán
al sur del lago de Genesaret. Seiscientos estadios son aproximadamente 110 km. Sobre esta distinción
entre judíos y escitas véase 4, 47 y nota.
35. De los de Bacenor: un jinete de la caballería judía mandada por Bacenor.
37. En su lengua nativa: según el griego parece indicarse más bien la lengua de sus padres, o
sea, no el arameo de entonces, sino el hebreo puro, anterior al cautiverio de Babilonia.
II Macabeos Capítulo 13 40
Al día siguiente fue Judas con su gente para traer los cadáveres de los que
39
habían muerto y enterrarlos, con sus parientes en las sepulturas de sus familias.
40Y encontraron debajo de la ropa de los que habían sido muertos algunos
objetos consagrados a los ídolos que había en Jamnia, cosas prohibidas por la
Ley a los judíos; con lo cual conocieron todos evidentemente que esto había
sido la causa de su muerte. 41Por tanto, bendijeron a una los justos juicios del
Señor, que había manifestado lo oculto. 42Y poniéndose en oración rogaron
que echase en olvido el delito que se había cometido.
Al mismo tiempo el esforzadísimo Judas exhortaba al pueblo a que se
conservase sin pecado, viendo delante de sus mismos ojos lo sucedido por causa
de las culpas de los que habían sido muertos. 43Y habiendo recogido en una
colecta que mandó hacer, doce mil dracmas de plata, las envió a Jerusalén, a
fin de que se ofreciese un sacrificio por los pecados de estos difuntos, teniendo,
como tenía, buenos y religiosos sentimientos acerca de la resurrección, 44—pues
si no esperara que los que habían muerto habían de resucitar, habría tenido por
cosa superflua e inútil el rogar por los difuntos—, 45y porque consideraba que
a los que habían muerto después de una vida piadosa, les estaba reservada una
grande misericordia. 46Es un pensamiento santo y saludable el rogar por los
difuntos, a fin de que sean libres de sus pecados.
Capítulo 13
Nueva invasión enemiga
El año ciento cuarenta y nueve supo Judas que Antíoco Eupator venía con
1
40. Algunos objetos: amuletos, o ex-votos. Véase Éxodo 23, 24; Deuteronomio 7, 26.
Conocieron todos evidentemente: He aquí otra luz que se nos da para entender los actos de Dios
en casos análogos. Cf. S, 17 y nota.
43 ss. Doce mil: El texto griego dice: dos mil. Una dracma equivale a un peso. “Todo este
pasaje es el testimonio más explícito de la existencia de un purgatorio para los que mueren en gracia
de Dios, pero no tienen suficientemente pura el alma, y de la eficacia de los sacrificios y de las
oraciones ofrecidas por su salvación" (Schuster-Holzammer). Es, además, un testimonio de la fe en
la inmortalidad y la resurrección tantas veces expresada en este libro. Véase 7, 9; 7, 11; 7, 14; 7, 23.
Cf. también 15, 14 y nota.
45. Después de una vida piadosa: El griego dice: muertos con piedad. Se refiere precisamente
a los soldados que habían cometido el pecado que señala el versículo 40, pero que morían en
defensa de la fe de Israel. La muerte corporal les sirvió de castigo (cf. I Corintios 5, 5; 11, 30; I Pedro
3, 20; 4, 6; Sabiduría 12, 10).
2. El año 149 corresponde al 164 a. C. El relato del primer libro (I Macabeos 6, 18 ss.) difiere
en no pocos puntos, especialmente en las cifras. Fillion lo atribuye a los copistas. Otros
comentadores ven la causa de las diferencias en el número cada día variable de aquel ejército
compuesto de muchas naciones.
II Macabeos Capítulo 13 41
Muerte de Menelao
3Se agregó también a ellos Menelao; y con grande y falaz artificio procuraba
con los judíos más cruel que su padre. 10Teniendo Judas noticia de ello, mandó
al pueblo que invocase al Señor día y noche, a fin de que les asistiese en aquella
ocasión, como lo había hecho siempre; 11pues temían el verse privados de su
Ley, de su patria y de su santo Templo; y para que no permitiese que su pueblo,
que poco antes había empezado a respirar algún tanto, se viese nuevamente
subyugado por las naciones blasfemas. 12En efecto, haciendo todos lo mandado,
implorando la misericordia del Señor con lágrimas y ayunos, postrados en tierra
por espacio de tres días continuos, los exhortó Judas a que estuviesen
apercibidos. 13Él, luego, con el consejo de los ancianos resolvió salir a campaña
antes que el rey entrase con su ejército en Judea y se apoderase de la ciudad, y
encomendar al Señor el éxito de la empresa.
3. Principado, es decir, el pontificado, que Menelao había comprado a Antíoco. Ese mismo
impío Menelao sobornó a un asesino para que quitase la vida al Sumo Sacerdote Onías III. Véase
4, 23 ss.
4. El texto griego indica el nombre de la ciudad en que Menelao fue ajusticiado: Berea. Rey
de los reyes: Título que a veces se daban los reyes orientales (IV Reyes 18, 19; Ezequiel 25, 7) y que
por primera vez se aplica, como en el Nuevo Testamento, a Dios y a Cristo (I Timoteo 6, 15:
Apocalipsis 17, 14; 19, 16). Movió el corazón: Véase Proverbios 21, 1 y nota.
8. Aprendemos aquí una vez más que el hombre suele ser víctima de aquello mismo con que
peca, como lo expresa el refrán: “In quo quis peccat, in eo punietur.” Véase 9, 5; Sabiduría 11, 16,
etc. Son cosas santas: Así también dice el Catecismo Romano: la Iglesia “se llama santa por estar
consagrada y dedicada a Dios, porque de este modo también las demás cosas, aunque sean
corporales, acostumbran llamarse santas después que ya se destinaron al culto divino. De esta suerte
eran en la Ley Antigua los vasos (Números 31, 6), los vestidos (Éxodo 28, 2) y altares (cf. Mateo
23, 19); y aún los primogénitos que se dedicaban al altísimo Dios (Éxodo 34, 19) fueron llamados
santos” (Catecismo Romano I, 10, 15).
II Macabeos Capítulo 13 42
14
Entregándose, enteramente a las disposiciones de Dios, Creador del
universo, y habiendo exhortado a sus tropas a pelear varonilmente y hasta
perder la vida en defensa de sus leyes, del Templo, de la ciudad, de la patria y
de sus conciudadanos, hizo acampar el ejército en las cercanías de Modín. 15Dio
después a los suyos por señal: “La victoria de Dios”; y tomando consigo los
jóvenes más valientes, asaltó de noche el cuartel del rey, y mató en su
campamento cuatro mil hombres, y al mayor de los elefantes, con toda la gente
que llevaba encima. 16Y llenando con esto de un grande terror y confusión el
campo de los enemigos, concluida tan felizmente la empresa, se retiraron. 17Se
ejecutó todo esto al rayar el día, asistiendo el Señor al Macabeo con su
protección.
El rey pacta con Judas
18Más el rey, visto este ensayo de la audacia de los judíos, intentó
apoderarse con arte de los lugares más fortificados; 19y se acercó con su ejército
a Betsura, una de las plazas de los judíos más bien fortificadas; pero era
rechazado, hallaba mil tropiezos y perdía gente. 20Entretanto Judas enviaba a
los sitiados cuanto necesitaban. 21En esto un tal Rodoco hacía de espía de los
enemigos en el ejército de los judíos; pero siendo reconocido, fue preso y
puesto en un encierro. 22Nuevamente parlamentó el rey con los habitantes de
Betsura, les concedió la paz, aprobó la capitulación de los sitiados, y se marchó.
23Peleó entonces con Judas y quedó vencido.
grave disgusto que les había causado aquel tratado y amistad hecha con los
judíos, amenazando que indignados rompiesen la alianza. 26Pero subiendo Lisias
a la tribuna, expuso las razones y apaciguó al pueblo, y se volvió después a
Antioquía. Tal fue la expedición del rey y el fin que tuvo.
14. Confirma que la guerra de los Macabeos era guerra santa. Véase 7, 2 y nota.
18 ss. Véase I Macabeos 6, 48-63.
24. Los gerrenos: probablemente los habitantes de Gerar, al sur de Gaza. Cf. Génesis 26, 1.
II Macabeos Capítulo 14 43
Capítulo 14
Intrigas de Alcimo contra el Macabeo
1
Más de allí a tres años Judas y su gente entendieron que Demetrio, hijo de
Seleuco, habiendo llegado con muchas naves y un numeroso ejército al puerto
de Trípoli, se había apoderado de los puestos más ventajosos, 2y ocupado
varios territorios, a despecho de Antíoco y de su general Lisias. 3Entretanto un
cierto Alcimo, que había sido Sumo Sacerdote, y que voluntariamente se había
contaminado en los tiempos de la mezcla, considerando que no había ningún
remedio para él, y que jamás podría acercarse al altar, 4pasó a ver al rey
Demetrio el año ciento cincuenta, presentándole una corona de oro y una
palma, y además unos ramos que parecían ser del Templo; y por entonces no
le dijo nada.
5Habiendo logrado una buena coyuntura para ejecutar su loco designio, por
1. Acerca de este Demetrio, véase I Macabeos 7, 1 y nota. Trípoli, puerto situado en la costa
siria, al sur de Antioquía.
3 ss. Aprendamos en Alcimo, como en Judas Iscariote y en Caín (Génesis 4, 13) el efecto de
la desesperación que viene de ignorar la misericordia sin límites, o rechazarla. El refinamiento de
su maldad (versículo 4), sus calumnias y su odio envidioso lo han cegado, privándole de toda
esperanza.
6. Asideos (Hasidim): nombre de los judíos celosos de la Ley. Véase I Macabeos 2, 42 y nota.
El nombre significa: los piadosos.
12. Nicanor: Sobre este general, véase 8, 9 ss. Sin embargo, es posible que haya habido dos
generales de ese nombre, como supone Crampón.
II Macabeos Capítulo 14 44
Judas, vinieron a bandadas a juntarse con Nicanor, mirando como prosperidad
propia las miserias y calamidades de los judíos. 15Luego que éstos supieron la
llegada de Nicanor, y la reunión de los gentiles con él; esparciendo polvo sobre
sus cabezas, dirigieron sus plegarias a Aquel que se había formado un pueblo
suyo para conservarle eternamente, y, que con evidentes milagros había
protegido a esta su herencia. 16E inmediatamente, por orden del comandante,
partieron de allí, y fueron a acampar junto al castillo de Desau. 17Había ya
Simón, hermano de Judas, venido a las manos con Nicanor; pero se llenó de
sobresalto con la repentina llegada de los enemigos.
Nicanor hace una alianza con Judas
18Sin embargo, enterado Nicanor del denuedo de las tropas de Judas, y de
la grandeza de ánimo con que combatían por su patria, temió fiar su suerte a
la decisión de una batalla. 19Y así envió delante a Posidonio, a Teodoto y a
Matías para presentar y recibir proposiciones de paz. 20Y habiendo durado largo
tiempo las conferencias sobre el asunto, y dando el mismo general parte de
ellas al pueblo, todos unánimemente fueron de parecer que se aceptara la paz.
21En virtud de lo cual emplazaron un día para conferenciar entre sí
secretamente; a cuyo fin se llevó y puso una silla para cada uno de ellos. 22Esto
no obstante, mandó Judas apostar algunos soldados en lugares oportunos, no
fuera que los enemigos intentasen de repente hacer alguna tropelía. Pero la
conferencia se celebró como debía. 23Por eso Nicanor fijó después su residencia
en Jerusalén, sin hacer ninguna vejación a nadie, y despidió aquella multitud
de tropas que se le habían juntado. 24Amaba constantemente a Judas con un
amor sincero, mostrando una particular inclinación a su persona. 25Le rogó que
se casase, y pensase en tener hijos. En efecto, se casó, vivía tranquilo, y los dos
se trataban familiarmente.
Denuncias de Alcimo
26Mas viendo Alcimo la amistad y buena armonía que reinaba entre ellos,
fue a ver a Demetrio, y le dijo que Nicanor favorecía los intereses ajenos, y que
tenía destinado por sucesor a Judas, que aspiraba al trono. 27Exasperado e
irritado el rey sobremanera con sus atroces calumnias, escribió a Nicanor
diciéndole que llevaba muy a mal la amistad que había contraído con el
Macabeo, y que le mandaba que luego al punto se lo enviase encadenado a
Antioquía. 28Enterado de esto Nicanor, quedó lleno de consternación, y sentía
15. Para conservarle eternamente: Esto es, las promesas hechas a David (II Reyes 7, 11) y antes
a los Patriarcas (Salmo 104, 8 y nota) son recordadas por Israel en medio de tantas persecuciones
(versículo 14).
16. Desau: localidad desconocida. Tal vez idéntica con Adarsa o Adaza (I Macabeos 7, 40).
25. Este rasgo de la vida personal del gran Macabeo se narra solamente en este lugar. Hasta
entonces había vivido célibe, consagrándose únicamente a la lucha por la Ley y la libertad de su
pueblo.
II Macabeos Capítulo 14 45
sobremanera tener que violar los tratados hechos con aquel varón, sin haber
recibido de él ofensa alguna. 29Mas no pudiendo desobedecer al rey, andaba
buscando oportunidad para poner en ejecución la orden recibida.
Judas toma precauciones
Entretanto el Macabeo, observando que Nicanor le trataba con aspereza,
30
31. Fue al... Templo; después de tener con él un encuentro en Cafarsalama. Véase I Macabeos
7, 31.
33. Un templo al padre Baco: Baco era el dios del vino y de la alegría carnal. Su culto se había
introducido en Jerusalén en tiempos de Antíoco Epífanes. Cf. 6, 7.
35. Preciosa observación para librarnos de creer que Dios necesita del culto que le hacemos.
Véase Salmo 15, 2 y nota.
II Macabeos Capítulo 15 46
41
Pero al tiempo que los soldados hacían sus esfuerzos para entrar en la casa,
rompiendo la puerta, y poniéndole fuego, así que estaban ya para prenderle,
se hirió con su espada; 42prefiriendo morir noblemente a verse esclavo de los
pecadores, y a sufrir ultrajes indignos de su nacimiento. 43Mas como por la
precipitación con que se hirió, no fuese mortal la herida, y entrasen ya de tropel
los soldados en la casa, corrió animosamente al muro, y se precipitó
denodadamente encima de las gentes; 44las cuales retirándose al momento para
que no les cayese encima, vino a dar de cabeza contra el suelo. 45Pero como
aún respirase, hizo un nuevo esfuerzo, y se volvió a poner de pie; y aunque la
sangre le salía a borbollones por sus heridas mortales, pasó corriendo por medio
de la gente, 46y subiéndose sobre una roca escarpada, desangrado ya como
estaba, agarró con ambas manos sus propias entrañas, y las arrojó sobre las
gentes, invocando al Señor del alma y de la vida, a fin de que se las volviese a
dar algún día; y de esta manera acabó de vivir.
Capítulo 15
Nuevas blasfemias de Nicanor
1
Luego que Nicanor tuvo noticia que Judas estaba en tierra de Samaría,
resolvió acometerle con todas sus fuerzas en un día de sábado. 2Y como los
judíos que por necesidad le seguían, le dijesen: “No quieras hacer una acción
tan feroz y bárbara como ésa; más honra la santidad de este día, y respeta a
Aquel que ve todas las cosas”; 3les preguntó aquel infeliz, si había en el cielo
algún poderoso que hubiese mandado celebrar el sábado. 4Y le contestaron
ellos: “Sí, el Señor vivo y poderoso que hay en el cielo, es el que mandó guardar
el día séptimo”. 5Pues yo, les replicó él, soy poderoso sobre la tierra, y mando
que se tomen las armas, y que se ejecuten las órdenes del rey. Más a pesar de
eso, no pudo Nicanor efectuar sus designios; 6siendo así que había ideado ya,
en el delirio de su soberbia, erigir un trofeo de todas sus victorias sobre Judas.
41 ss. Véase el caso de Eleazar (I Macabeos 6, 46 y nota). Scío trae a este respecto la clara
opinión de Francisco de Vitoria, según el cual las notorias virtudes de Racías y el modo con que la
Sagrada Escritura presenta toda esta acción muestran que él obró por impulso del Espíritu Santo,
por lo cual queda justificado este hecho estupendo y memorable, aunque nadie piense que deba
ser imitado. “La verdadera fortaleza es la del anciano Eleázaro, que por la misma causa sufrió la
muerte a manos de los gentiles” (Nácar-Colunga). Obsérvese que Racías en el último trance expresa
la fe en la inmortalidad (versículo 46), como lo hacía la madre macabea en 7, 22 s.
1. En un día de sábado, esperando que Judas, por respetar escrupulosamente el descanso
sabático, no le ofrecería resistencia. Véase I (Macabeos 2, 31 ss.
II Macabeos Capítulo 15 47
Judas alienta el ánimo de los suyos
7En medio de esto, el Macabeo, esperaba siempre con firme confianza que
Dios le asistiría con su socorro; 8y al mismo tiempo, exhortaba a los suyos a
que no temiesen el encuentro de las naciones, sino que antes bien, trajesen a la
memoria la asistencia que otras veces habían recibido del cielo, y que al presente
esperasen que el Todopoderoso les concedería la victoria. 9Y dándoles
igualmente instrucciones sacadas de la Ley y de los Profetas, y acordándoles los
combates que antes habían sostenido, les infundió nuevo aliento. 10Inflamados
de esta manera sus ánimos; les ponía igualmente a la vista la perfidia de las
naciones, y la violación de los juramentos. 11Y armó a cada uno de ellos, no
tanto con darle escudo y lanza, como con admirables discursos y exhortaciones,
y con la narración de un sueño digno de fe, con lo cual llenó a todos de alegría.
Se le aparecen Onías y Jeremías
12Ésta fue la visión que tuvo: Se le representó que estaba viendo a Onías,
oro, diciéndole: 16“Toma esta santa espada, don de Dios, con la cual derribarás
a los enemigos de mi pueblo de Israel.”
Antes del combate
17Animados todos con estas palabras de Judas, las más eficaces para avivar
8 ss. Trajesen a la memoria, etc. Véase 8, 19 ss. donde se nos da otra lección semejante a este
notable pasaje sobre el valor confortante de la palabra. La Ley y los Profetas (versículo 9): Este
término se usa aquí por primera vez en la Sagrada Escritura para designar la Revelación escrita. Cf.
Mateo 5, 17; 7, 12; 11, 13, etc.
12. Cf. Éxodo 17, 11; Nehemías 8, 6.
14. Vemos aquí señalada la eficacia de la intercesión de los Santos por los que aún somos
viadores en la tierra. Véase 12, 43 y nota. Cf. el artículo de la comunión de los Santos que
profesamos en el Símbolo Apostólico. Jeremías, orando por su pueblo después de su muerte, como
lo había hecho en vida (Jeremías 18, 1 y 18, 20), es también figura de Jesucristo en su Sacerdocio
eterno. Véase Eclesiástico 24, 14; Jeremías 11, 14; 13, 17; Ezequiel 14, 14; Levítico 9, 22 y notas.
Jeremías es recordado también en 2, 1-8 y en Mateo 16, 14. Véase I Macabeos 14, 41 y nota.
II Macabeos Capítulo 15 48
menos cuidado pasaban por sus mujeres, por sus hijos, por sus hermanos y por
sus parientes que por la santidad del Templo, que era lo que les causaba el
mayor y principal temor. 19Pero los que se hallaban dentro de la ciudad, estaban
en grande sobresalto por la suerte de aquellos que iban a entrar en batalla.
Judas implora al Señor en fervorosa oración
Y cuando ya todos estaban aguardando la decisión del combate, estando
20
22. Véase 8, 19; 12, 20 ss.; I Macabeos 7, 41; IV Reyes 19, 35; Eclesiástico 48, 24; Isaías 37,
36.
27. Llenos de gozo por la presencia de Dios: El griego usa por presencia la palabra epifanía
que parece aludir a una aparición milagrosa vista por todo el ejército.
II Macabeos Capítulo 15 49
la lengua de este impío fuese cortada en menudos trozos, y arrojada después
para pasto de las aves; y que se colgara enfrente del Templo la mano de aquel
insensato.
34Con esto bendijeron todos al Señor del cielo, diciendo: Bendito sea el que
37. Véase I Macabeos 7, 49. El día de Mardoqueo: la fiesta de Purim, instituida para celebrar
la salvación de los judíos por Ester (Ester 9, 20 ss.). Como se sabe, el Libro I de los Macabeos llega
más adelante en el relato histórico. Véase la nota final a dicho Libro (I Macabeos 16, 24), en la cual
resumimos los sucesos de la historia de Israel que habrían de preceder al nacimiento de Cristo, y
con Él a los Libros del Nuevo Testamento que siguen, a continuación del presente, como a la aurora
el sol. El mes de Adar era el último del año y correspondía a la luna de febrero-marzo.