El Preterista Parcial

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El Preterista Parcial 

C. Jonathin Seraiah ha escrito un nuevo libro titulado “El Fin de


Todas las Cosas”: Una Defensa del Futuro (End of All Things: A Defense of the
Future.) El también Preterista Parcial R.C. Sproul Jr. (no se confunda con R.C. Sproul,
padre) escribió el Prefacio de este libro con cuyas conclusiones está de acuerdo.
Sproul llama al Preterismo-Pleno “una herejía que condena”. Es decir, que condena al
que lo cree al infierno (“damnable heresy”). Nos describe como personas “fuera de la
fe” (outside the faith), y no iremos al cielo a menos que nos arrepintiéramos (pág.10).
Sproul no se queda conforme con decir que estamos simplemente equivocados, sino
está bien convencido de que somos gente reprobada. ¿Qué hemos hecho para que lo
mueva a hablar de este modo?

¿Cuál Es El Pecado Que Nos Condena?

Creemos que Jesús, en varias ocasiones, literalmente quiso decir lo que dijo. Como por
ejemplo cuando prometió regresar dentro de la vida de sus contemporáneos. Del
mismo modo, creemos que “el fin de todas las cosas” estaba literalmente “cerca” (ésta
es la palabra usada por la Biblia) a las personas del primer siglo (1Ped.4:7). Y esto es,
en la opinión de estos dos teólogos, Seraiah y Sproul, lo que nos enjuicia. Su
condenación se basa en que las Confesiones y Credos históricos del Cristianismo
incluyen una “supuesta” resurrección literal del mismo cuerpo físico que muere y es
sepultado, y que todos los seres humanos de todos los tiempos serán levantados en un
mismo día, justo antes de que Dios destruya literalmente al planeta tierra. Según
Sproul, esta doctrina es parte indivisible del Evangelio, y el Evangelio tiene que ser
aceptado íntegro. No se puede creer en un Evangelio troncado y ser salvo. Aunque
fuéramos a aceptar todo lo demás que dicen los credos, nuestro evangelio, según ellos,
es defectuoso, contiene herejías cardenales. Y como resultado nos condenan (aunque
dicen que no son ellos los que nos condenan, sino Dios mismo).

La Escatología es en realidad un problema de hermenéutica.

La escatología bíblica (el estudio de las últimas cosas) es, en realidad, una cuestión de
interpretación. Y el nuevo libro de Seraiah es uno de los mejores ejemplos. A lo largo
de todo el libro, Seraiah intenta comprender “el fin de todas las cosas” por medio de un
paradigma (prototipo) no-bíblico. Y el paradigma que utiliza es el error fatal de su obra,
empuja su lógica y, en muchas instancias, le esfuerza a dejar a un lado la
hermenéutica sana y buscar conclusiones nada sensatas.

El Preterismo Pleno y el Preterismo Parcial requieren dos sistemas diferentes de


interpretación. Estos sistemas resultan en dos maneras inconmensurables de entender
el cumplimiento de la profecía y el sentido y propósito de la Escritura. Permítanme
explicar: El paradigma de “El fin de todas las cosas” como se encuentra en la Biblia
tuvo su principio en el Antiguo Testamento, siete siglos antes de Cristo, cuando el
profeta Habacuc, profetizo de un tiempo señalado. La profecía de Habacuc “no
mentirá”, sino “sin duda vendrá” (Hab. 2:3). Pero Habacuc no sabía cuándo iba a
cumplirse la profecía.
Un siglo después, Dios dio a otro profeta, Daniel, las dos profecías más espectaculares
y explícitas nunca antes dadas al hombre. Son conocidas como “las setenta semanas
de Daniel” y “el tiempo del fin” (Dan.12:4-12). Por favor noten que la expresión es “el
tiempo del fin” y no “el fin del tiempo”, hay una gran diferencia entre las dos formulas (el
Preterismo Parcial ve la profecía como el fin del planeta tierra y todo lo que contiene,
mientras el Preterista Pleno lo ve como el cambio de Pactos).

El cumplimiento de las profecías ocurrió durante dos periodos de la historia:

1. De 475 a.C. a 34 a.C.

2. De 66 d.C. a 70 d.C.

Este cumplimiento de la profecía está perfectamente de acuerdo con los parámetros


declarados por Jesús. Cada declaración de tiempo por parte de los escritores del N.T.
armoniza con estos periodos. Pero Seraiah y Sproul nunca se dirigen al cumplimiento
pleno, cumplimiento parcial o falta de cumplimiento de las dos profecías de Daniel que
indican el tiempo del cumplimiento. Tal vez una de las razones que los Preteristas
Parciales esquivan este aspecto de la profecía de Daniel es la declaración de Dan.
12:7:

“Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo, todas estas cosas serán
cumplidas.”

Si fueran a aceptar las palabras sencillas y claras de Daniel, entonces serían


Preteristas. Cuando Daniel profetizó, el “pueblo santo” eran los judíos. Cuando Jesús
anduvo en la tierra y cuando se escribió el N.T., ellos eran judíos. Su “poder” era
grande, una relación exclusiva con Dios manifestada en el Templo. Este poder fue
finalmente roto en la destrucción de Jerusalén y la desolación del Viejo Pacto, el
sistema judaico, exactamente como Daniel profetizó. Los escritores del N.T. se
apresuraban a preparar a los creyentes para este cumplimiento. Las expresiones de
inminencia incluían todos los aspectos de las profecías antiguas, y no solo la
destrucción de Jerusalén. Incluían los eventos de juicio, el Pacto Nuevo. El gran evento
esperado era nada menos que “el Día del Señor”.

Para el Preterista Parcial el “fin” será cósmico, pero para el Preterista Pleno el fin tenía
que ver con el Viejo Pacto. El énfasis del Preterismo Parcial está en un cumplimiento
físico-literal de las profecías. El énfasis del Preterismo Pleno es el cumplimiento
simbólico-espiritual.

Mateo capítulo 24 es “el fuerte” de los Preteristas Plenos, y un golpe de muerte para el
Preterista Parcial. El Preterismo Parcial es un complejo sistema, con dos cumplimientos
de las profecías. El Preterismo Pleno, por otro lado, es un sistema sencillo que no tiene
que hacer la acrobacia hermenéutica para hacer encajar su sistema en la Escritura.

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