La Expansion de Lo Curatorial PDF
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Apellido: FELDMAN
Nombre:JONATHAN
Correo electrónico:jonfeld@gmail.com
Sin embargo, quedan, entre otros, interrogantes respecto de las especificidades de los
discursos curatoriales, especialmente si se toman en cuenta las tendencias en las
prácticas actuales hacia una curaduría de acción. Se trabajará en este texto3 la posible
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Entre las posiciones que se analizaron, se recurrió a palabras de: Rafael Cippolini, Mary Jane Jacob,
Maria Lind, Hans Ullrich Obrist, Marcelo Pacheco e Isabel Tejeda Martín.
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Aquí es necesario aclarar que existen algunas curadurías en las cuales la selección de obras o la
inserción en un espacio determinado están predeterminadas. Se verifica en producciones curatoriales
en las cuales las obras no pre-existen a la exposición sino que son realizadas para ella, y en las
denominadas site-specific, en las cuales el espacio es lo que determina la forma en la que se desarrolla
tanto la obra como la exposición (en tanto que ambas están planeadas para ese espacio específico).
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El presente trabajo es realizado en el marco de la investigación grupal La autoría en las artes
contemporáneas II: posproducción y figuras meta, dirigida por Daniela Koldobsky, y radicada en el Área
Tansdepartamental de Crítica de Artes, IUNA.
existencia de una relación entre la posición de meta-autoría y el concepto de post-
producción (Bourriaud, 2009), pues se sospecha que establecer si existen lazos que
vinculan estas nociones (y si es así, de qué modo lo hacen) permitirá dar un
acercamiento a ciertos aspectos de la especificidad de la curaduría, y de algunas
tendencias en la práctica curatorial contemporánea.
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Esto se podría pensar como herencia de las neo-vanguardias de los años sesenta, especialmente si se
toman en cuenta experiencias como los happenings, el vivo-dito o las obras efímeras.
“cambio hacia lo curatorial como un pensamiento a través del proceso, una actividad
productora de conocimiento en sí misma” (Maharaj, 2009).
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Se tomará aquí en cuenta la Teoría del Discurso Social de Eliseo Verón, en la que el autor estudia los
fenómenos sociales como procesos de producción de sentido, y plantea, entre otras, las nociones de
condiciones de producción y circulación discursiva. En el primer caso, se trata de los fenómenos y
discursos, anteriores al objeto que se analiza, en relación a los cuales se produjo el discurso o fenómeno
estudiado. En cuanto a la circulación, Verón la define como la asimetría que existe entre las instancias
de producción y reconocimiento, es decir, las distancias entre las condiciones de producción y las
lecturas que se hacen del objeto de análisis (Verón, 1993).
Debido al sutil límite que existe en la contemporaneidad entre las instancias de
producción y de reconocimiento se comienza a observar una modificación en las
perspectivas de las prácticas curatoriales hacia modos en los que, en palabras de Alex
Farquharson, “se considera la exhibición, o el dispositivo por el cual se decida
reemplazarla, como un medio vivo en lugar de como un mero ejercicio espacial”
(Farquharson, 2003:8). Se trata de que la exposición se desarrolle a partir de las
interacciones generadas entre productores y espectadores, de modo que no quede atada
solamente a la muestra de ciertos objetos en un orden específico. La exposición como
medio vivo, para el autor, tiene un doble significado: en primer lugar, se refiere a
transformar la exhibición en un laboratorio6, un espacio de construcción. En segundo
término, las muestras contemporáneas forman parte de una edificación en la cual
participan muchos trabajadores, lo que provoca un solapamiento de funciones y,
además, lo cual provoca la necesidad de reflexionar respecto de su autoría.
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Algo similar se planteó en el trabajo anterior al ejemplificar con la exposición del curador Harald
Szeemann, When attitude becomes form (1969). En aquel caso, fue el propio curador quien se refirió al
modo de trabajo como un espacio experimental.
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Cabe aclarar que este caso es particular en tanto se desarrollan exposiciones más pequeñas dentro de
la gran exposición que es Documenta. Allí la exhibición como laboratorio está presente en ambos
niveles, pues se generan estos espacios de talleres discusión tanto en las micro como en la macro
exhibición.
experiencias que retan las fronteras de las especificidades entre lo artístico y lo
curatorial. Un ejemplo a nombrar es I am a curator (2003), organizada por el artista Pet
Hüttner en la Galería Chisenhale de Londres, en la cual se propuso invitar al público a
actuar como curador por un día a partir de un conjunto de obras disponibles para su
disposición espacial. En este caso, es fácil observar la definición de postproducción de
Bourriaud en tanto se “interpretan, reproducen, re-exponen o utilizan obras realizadas
por otros o productos culturales disponibles” (Bourriaud, 2009:7), es decir, una de las
características meta-autorales de la curaduría (Feldman, 2013). En este mismo sentido
se puede entender la afirmación de Boris Groys respecto de que “hoy un autor es
alguien que selecciona, que autoriza. Desde Duchamp el autor se convirtió en un
curador” (Groys, 2008:101). Esto último permite considerar a todo curador como post-
productor, en tanto que opera sobre discursos que selecciona (incluso en exposiciones
en las cuales las obras son inéditas o son presentados en forma de proyectos, el curador
selecciona y re-elabora de modo de generar su producto).
Conviene detenerse a analizar la frase anterior desde los objetivos del presente trabajo,
es decir, la posibilidad de encontrar una relación entre las nociones de meta-autoría y
postproducción. Groys afirma que la figura del curador contemporáneo se confunde con
la del artista, pues a partir de los ready-mades la creación fue reemplazada por la
selección, consolidando la instalación –que identifica como una mini-exposición– como
el modo de producción contemporánea por excelencia. Justamente porque lo propio de
la instalación es la selección y disposición de elementos (al igual que en una exhibición,
se podría decir), un artista puede ser el curador de su propia muestra. En estos casos,
entonces, la autoría del artista sería la del curador. Pero además en el gesto de Duchamp
se observa una crítica a la noción de obra de arte y al artista creador, pues si un objeto
pre-fabricado puede ser seleccionado y, luego, presentado como arte se atacan tanto las
nociones de unicidad como de creación. Este acto produce, según Koldobsky, que
“emerge en él una nueva figura de artista, dominante en la vanguardia y con especial
presencia en la década del sesenta, el productor crítico” (Koldobsky, 2009:84), que
reflexiona acerca de la propia producción y del discurso artístico (y extra-artístico
también en algunos casos) en general. En definitiva, también se puede pensar a este
artista desde una perspectiva meta-autoral en tanto produce la obra y también la analiza.
Desde otra perspectiva, Claire Bishop afirma que Groys se equivoca en identificar la
diferencia que existe entre la autoría artística y la curatorial. En el segundo caso se trata
según ella de una función de mediación, interpretación y producción de lecturas que son
el resultado de una negociación de autorías anteriores, y el curador recibe su posición
autoral de su posibilidad de aceitar la rueda del mercado generado por las exposiciones.
Aún más, si se toma el caso del arte de instalación, la autora asegura que la diferencia se
vuelve más notable aún, pues “el artista de instalación instala la obra él mismo,
relegando el papel curatorial al de facilitar la producción, la interpretación y la
promoción” (Bishop, 2007:107). Es decir, el rol autoral de la curaduría en estos casos
quedaría completamente anulado, y su participación ocupa un rol secundario a la
producción artística9.
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Cabe aclarar que existen casos, como January 5-31-1969 (curada por SethSiegelaub) en los que la
dimensión escritural es la exposición, revirtiendo de esta forma la relación entre objeto y discurso.
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La autora denominó al artista de instalación como curador-artista(Bishop, 2007), pero parece más
apropiado, si se sigue el razonamiento de Bishop, llamarlo artista-curador, pues su función principal se
relaciona con la producción de obra y no su discurso acompañante.
Sin embargo, Groys asegura que “cuando nos confrontamos a una exhibición de arte,
estamos en presencia de una autoría múltiple (...) Los objetos seleccionados por los
artistas son a su vez seleccionados por uno o más curadores, que por lo tanto comparten
la responsabilidad autoral. Además, estos curadores son seleccionados y financiados por
una comisión, fundación o institución...” (Groys. 2008:103). Se podría pensar en esta
multiplicidad autoral también como una serie de capas de significaciones, en la cual
cada instancia se presenta como parte de las condiciones de producción de la siguiente,
y de ese modo se constituye como una constante intertextualidad.
Existe, entonces una relación entre el origen del curador como autor en la
superproducción cultural contemporánea y la hibridación de instancias productivas que
provoca el surgimiento de estas figuras de cruce10.
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Se adopta esta terminología en tanto las figuras autorales constituidas se ubican en posiciones
intermedias respecto de las instancias de producción y reconocimiento, es decir, forman parte del
TE DE CIAS E LA ESFERA DE LO CURATORIAL
Esto significa que se comienza a trabajar sobre la curaduría como modo de generación
de propuestas y conocimiento desde un lugar central. Con un fuerte hincapié sobre la
producción y presentación discursiva en las exposiciones, Paul O’Neill comenta que en
universo de ambas y generan un acortamiento de la distancia que existe entre ellas. Además se puede
decir que median las relaciones entre los productores y los espectadores en tanto habilitan el
intercambio y circulación discursiva.
el contexto artístico actual se vuelve cada vez más importante la palabra y la
enunciación curatorial como forma de abrir la posibilidad de relaciones entre personas e
ideas. El autor continúa: “estoy interesado en la posibilidad de que el espacio curatorial
sea una forma de práctica artística en sí misma como un deseo expreso de moverse más
allá de los límites de los parámetros de una práctica semi-autónoma” (Richter, 2010:7).
El desafío que conlleva esta expectativa está puesto sobre la noción de autoría, pues
como reconoce O’Neill lo que se está dando con más frecuencia en la actualidad es una
forma de exposición en la cual la autoría es múltiple y colaborativa, que vuelve cada vez
más complicado encontrar una posición central y otra meta. De esta forma parece
apropiado preguntarse si el lugar meta-autoral asignado a la curaduría en relación a los
procesos post-productivos que se dieron en las últimas décadas no está siendo
reemplazado por otro más nuclear y, en caso afirmativo, si esta nueva posición se
configurará como un espacio en el cual se suspenda el significado mismo de autoría.
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