Rachel Con 16 - Eva Muñoz

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RACHEL CON 16

Bratt Lewis por aquí, Bratt Lewis por allá. Cada que entraba a una reunión oía el mismo nombre seguido
de un montón de adjetivos que relucían lo buen partido que era.
Me daba igual, estaba tan centrada en pasar las pruebas que me dejaran en Londres que no tenía
tiempo para andar con chicos.
Las tareas no me daban tregua y como estaba un poco floja en aritmética me toco sacar un montón de
libros de la biblioteca.

Enciclopedias que pesaban kilos y me tenían los brazos temblando.


Como pude me las apañe para abrir el casillero, arregle la mochila y empecé a acomodarlos libros en el
casillero apoyando las rodillas en el metal para que no se me cayeran, trataba de sujetar unos sin soltar
los otros, esfuerzo en vano porque termine con todo en el piso.
—¡Mierda! —exclame temerosa de haber pelado alguno. La central era súper estricta con el material.
Me agache a recogerlo y alguien más hizo lo mismo conmigo. El sujeto no hablo, solo empezó a
recogerlo y lo reconocí cuando se levantó. No hablaba mucho con alumnos que ya eran cadetes
oficiales y este lo era, lo había visto en varios partidos y hasta el momento sabía que era alemán.
Recogió todo sin inmutar una palabra y supuse que no hablaba el idioma.

—Gute Nacht —le agradecí.


Me reparo con los ojos negros. Era guapo y el cabello le caía en la nuca con mechones lisos, parecía un
cantante de rock.

—Son las ocho de la mañana —se quejó— Y me acabas decir buenas noches.
«Mira que idiota» Me lleve las manos a la boca un poco apenada.
—Perdona pensé que había dicho gracias —titubee— Apenas estoy aprendiendo alemán.

—Gracias se dice "Danke" —aclaro— Y no es necesario que me hablen en alemán tengo un dominio
total del inglés.
—Oh que bien —extendí mi mano— Soy Rachel James.

—¿La hija del general James? —acepto mi mano.


—Efectivamente —le sonreí.

—Dominick Parker —se presentó— Gusto en conocerte.


Miro mis libros y volvió a centrarse en mi cara.
—¿Mal en aritmética?

—Un poco —reconocí— Siendo sincera, soy súper mala para la aritmética y cada que intento aprender
algo tardo horas... ¡Horas que me queman las pestañas! ¡¿Quién diablos invento la matemática?! Es una
tortura cerebral que...

Me calle al ver que me detallaba el rostro.


—Estoy pareciendo una maniática hablando como un loro ¿Cierto?
—Un poco —sonrió cruzándose de brazos.

—Perdona, tanta cosa me tiene atolondrada.


Acomodo los libros y cerro el casillero.
—A mi si me gustan la aritmética y estaré en la biblioteca a las seis si quieres ayuda.
—¡Claro que sí! —no dude— A las seis en punto estaré ahí, pero te advierto que soy muy bruta con esto
y pueda que tengas un colapso mental y déficit de paciencia.
—Solo ve con disponibilidad de aprender —se alejó— y no llegues tarde.

—¡Gracias! —le grite y se volteo cuando llame la atención de varios. Me volví hacia mi casillero
avergonzada y feliz ¡Ya tenía tutor!
—¿Estabas coqueteando con el alemán? —pregunto Brenda limándose las uñas al lado de mi
casillero— Oí que está soltero.
—Se ofreció a darme clases.

—Te estas matando la cabeza tontamente, eres de las familias más prestigiosas de aquí tú papá puede
hacer uso de sus conexiones para que te quedes.
—Mi papá no es así —me encamine a la próxima clase— Los James nos ganamos las cosas con
méritos.
El salón de clases estaba lleno tome asiento en mi puesto de siempre, Brenda tomo asiento frente a mí y
Luisa ya estaba en su asiento.
—Hola cariño — Scott la saludo con un beso en la boca y Brenda puso los ojos en blanco. Saque el
móvil revisando el mensaje que me envió mamá.
«Christopher Morgan esta en Londres, si lo vez ¡aléjate!» Fruncí las cejas. Mi mamá esta paranoica con
ese chico. Antes de partir me advirtió tres mil veces que me quería metros de él.
Los Morgan son el apellido más famoso de la FEMF, Alex Morgan es un general sumamente reconocido,
es divorciado y tiene un hijo que nunca he visto ya que se la pasa de problema en problema. Al general
lo he visto varias veces en mi casa ya que durante años fue el colega de mi papá aquí en Londres.
La clase tarda dos horas, nos sometemos al entrenamiento de rutina y de ahí nos vamos a la cafetería
atestada de gente con las subdivisiones que se ven todo tipo de escuelas. Populares, nerds, peleoneros.
Scott sobresale, por ende, Luisa también al igual que Harry y Brenda.
Veo a Dominic en una de las mesas y alzo la mano para saludarlo.
Brenda e Irina no dejan de hablar del tal Bratt Lewis me pica la curiosidad y termino preguntando como
es.
—¿Es enserio? —se ofende Irina— Es el cadete más popular de la academia. Capitán del equipo de
futbol y puesto número en las pruebas de coeficiente intelectual. No puedes ir el mundo sin saber cómo
es.
—He estado un poco absorta en la biblioteca —me defiendo.

—Está detrás de ti —me dice Brenda— El rubio que está al lado del chico de cabello negro y ojos
azules.
—Se llama Simón Miller —añade Irina— Un griego delicioso que viene de Santorini. Es uno de los
amigos de Bratt.
Voltee disimuladamente, mis ojos lo ubican y... ¡Vaya! Es lindo... Muy apuesto, a decir verdad, tiene un
corte militar y los ojos esmeralda resaltan en el rostro cincelado, es el tipo de rostro que retratan en
pinturas.
Busco mis libros en el casillero pensando en lo que acaba de pasar y me apresuro al salón sintiéndome
como una tonta. Cruzo el jardín y detengo el paso cuando Bratt Lewis se me atraviesa.
—¿Me estabas mirando? —pregunta metiéndose las manos en los bolsillos.
Mire a todos lados asegurándome de que se refiera a mí.

—¿Disculpa? —respondí como si no supiera de qué me hablaba.


—En la cafetería, me mirabas, te vi —afirma seguro.
—No, no te miraba...Ni siquiera te conozco —intento abrirme paso y se me vuelve atravesar.

—Me gusta que me mires —dice sin rodeos—. Nunca unos ojos tan hermosos como los tuyos me
habían mirado.
Pongo los ojos en blanco, me está coqueteando con descaro.

—Tienes a media academia detrás tuyo, ¿Y dices que los únicos ojos hermosos que te han mirado son
los míos?
Sonríe y quedo idiotizada con sus hoyuelos.

—Dices que no me conoces, pero sabes que media escuela está detrás de mí —contesta tajante— Creo
que eres una pequeña mentirosa.
¡Idiota!

—Te ayudo con los libros —propone alargando la mano para tomarlos.
—Puedo sola —me abro paso a la fuerza.
La tarde llega y me reúno con Dominic en la biblioteca, tiene una banda delgada en la cabeza, de esas
que impiden que el cabello se te vaya a los ojos. Es bueno explicando y me regala dos horas de su
tiempo ahondando en lo que no entiendo.
—¿Estabas castigado? —indaga cuando termina.
—No ¿Por qué? —pregunta y le reparo las manos manchadas de pintura.
—¿Tus manos?
Se sienta en el borde de la mesa.
—Hago arte —contesta. Evito preguntar más, apenas lo conozco y creerá que parezco una chismosa.

—Gracias por la clase.


—El martes tengo tiempo si quieres —se ofrece— A esta misma hora.
—Vale —alargo y escondo la mano, no es mi profesor como para despedirme así —Puedo...

—Si adelante —deja que le dé un beso en la mejilla y me encamino afuera.


¿Qué clase de arte hará? Con su estilo gótico diría que... ¿Esculturas?
En la noche cometo el error de hacerle caso a Brenda yéndome a la ciudad. Hay una carrera de autos,
así que Harry, Luisa y Scott vinieron con nosotros. El ambiente es una mezcla de pandilleros y soldados.
Camino un poco temerosa y Harry va buscando puestos en la isla que nos permite ver de cerca quien
ganara.

Luisa camina sujeta a la mano de Scott y paran a besarse a cada nada.


—¡Oh mierda Carenina Johnson viene para acá! —comenta Harry alarmado— Va a querer que pase la
noche con ella.

—¿Y?
—Que no me gusta —se queja.
—¡Pues díselo!
—Es la hija de mi profesor, me andara jodiendo si la rechazo.
—No seas niña —se burla Brenda.

—Se está acercando —aviso.


—Brenda, bésame —le pide a mi amiga.
—¡¿Qué?! —se sorprende Brenda.

—Dejara de joder si crees que somos novios.


—No voy a besarte, somos amigos...
—Solo es un beso, no te pongas pesada.
—¡Pídeselo a Rachel!

—¡No voy a besar a mi hermana! —da un paso adelante— Ahora bésame.


—A un metro —aviso y parecen tontos desviando la cabeza al mismo lado sin saber por dónde empezar.
El posa las manos en sus hombros y ella desliza las manos por su espalda. Carenina queda a mitad de
camino y termina devolviéndose al notar que el beso va para largo.
Mis amigos rompen la conexión quedándose uno frente al otro sin soltarse y sin dejar de mirarse.
—Besas muy bien —le dice Harry.
—Gracias —contesta mi amiga— Tus labios son muy suaves.
—Cánsense ya —me dan risa— Quiero sobrinos de chocolate.
—Ja, ja, ja —dice Harry— Solo fue una coartada ¿Ok?

Brenda no dice nada.


—Fue una coartada ¿Cierto Brenda? —reafirma mi amigo.
—Obvio.

—Voy a buscar un baño —me alejo del grupo.


Hay un montón de gente haciendo apuestas y reconozco a varios colegas a medida que camino, El baño
está bastante alejado y de vuelta la rueda de un auto me salpica de agua cuando se mete a un charco. Y
no es un salpicón cualquiera, me cae agua en el cabello y en la cara.
—¡No te costaba nada evitarlo idiota! — grito.
El conductor me saca el dedo del medio por la ventana.
—¡Marica!

—¿Le estas gritando marica a Christopher Morgan? —dicen a mi espalda. Es Dominic.


—¿Ese es Christopher Morgan? —no pierdo de vista el auto.
—La pesadilla de la FEMF —contesta.
—No me queda duda de que es un anormal, el imbécil me mojo—echo andar al lado del alemán—¿No
se supone que estaba preso?
Los rumores dicen que tuvo problemas con la justicia italiana.
—Tengo entendido que está en la central rusa —informa—De seguro vino a visitar a su amigo, él y Bratt
Lewis son como hermanos.
Vuelvo al lado de mis amigos y Dominic se recuesta en la baranda que separa a las personas de la pista
de carrera. El agua me tiene con frio y me siento ridícula con la ropa mojada.

Los motores rugen cuando los autos se toman la pista. El mismo auto que me mojo llama la atención de
todos, es un Bugatti de vidrios polarizados, está blindado y ahora que lo reparo bien me parece a ver
visto a Alex Morgan saliendo de ese mismo vehículo el día que fue a la central.

—¡Christopher, Christopher! —gritan varios entusiasmados, pero el sujeto no da la cara. Mantiene los
vidrios arriba mientras varias mujeres se le van encima como si fuera alguna celebridad.
¿Va a correr en un vehículo que destila dinero? Se alzan las banderas dándole inicio a la carrera y por
varios minutos los autos se pierden de vista. Es un circuito que los trae al mismo punto, tres autos
aparecen a la vista. El Bugatti, un mercedes y un BMW. Vienen a una velocidad alarmante y el Bugggati
toma la delantera.
—Apártate de la baranda —me dice Parker— Esto no va a terminar bien.
—¿Por qué?
—La cuerva que se viene y la velocidad que trae...
El viento me agita el cabello cuando el auto pasa frente a mí, toma la curva pegado del mercedes y...
¡Virgen santa!
El mercedes se levanta y voltea quedando con las llantas arriba mientras el Bugagti arrasa con la línea
de hierro que marcaba la pista, arrasa con todo llevándose la línea blanca por delante e impactando
contra un poste de concreto. Me quito las manos de la cara asombrado con lo que acaba de pasar «Ese
auto no es más que chatarra»
La gente se aglomera cuando la puerta se abre y por mi parte decido que es mucho por hoy. Las sirenas
de la policía se oyen a lo lejos y de la nada la gente empieza a correr, pierdo de vista a mis amigos y
hasta Dominic desaparece.
—¡Brenda, Luisa! —llamo a mis amigas y nada. No traje móvil y no me sé el número de nadie.
La policía se toma el área y debo correr a escabullirme. Tengo 16, es ilegal estar aquí y cualquier
mínima falta me traerá problemas con la FEMF.
Me escabullo lejos del caos y echo andar por la carretera en busca de un taxi que me lleve al comando.
—¡Oye! —me gritan a lo lejos volteo y veo a Bratt Lewis corriendo detrás de mí— ¿Para dónde vas? Es
peligroso caminar solo por aquí.
—Voy de vuelta al comando.
—¿Llegaste sola?
—Perdí de vista a mis amigos.
Se quita la chaqueta colocándola sobre mis hombros.
—Te llevo —toma mi mano.

—No es necesario.
—Si es necesario —me lleva con él— No quiero que aparezcan en un periódico mañana.
Me lleva a una camioneta gris y me abre la puerta para que entre. Tiene un poco de razón y con tanta
trifulca es mi mejor opción. Subo con el miedo de que sea un mano larga, pero es todo un caballero,
conduce a la velocidad adecuada y hasta me pregunta si tengo hambre.
—¿Qué chocolates te gustan? —me pregunta cuando estamos llegando.
—¿Por?
—Quiero conquistarte y por ende debo saber los chocolates que te gustan.

Aparto la cara para que no vea el rojo que me invade las mejillas.
—Dime como te conquisto Rachel James.
—Ah ya sabes mi nombre —contesto— Que galán señor Lewis.
—Siempre lo soy —las puertas del comando le dan paso a la camioneta— ¿Rosas o girasoles?
—Orquídeas —abro la puerta del auto cuando se estaciona.
—¡Espera! —toma mi brazo— ¿No hay un beso de agradecimiento?

Vuelve a sonrojarme, es el good boy de la escuela, el mega popular y el chico que todas las cadetes
quieren, aparte de que esta supremamente guapo.
—No actúes como un baboso aprovechado.

—Ok —me suelta— No tengo afán, ya me darás muchos cuando seas mi novia.
—¿Novia? —me rio.
—Sí, novia. Ya me lo propuse —se le marcan los hoyuelos cuando sonríe— Ten buena noche, Rachel
futura novia de ojos azules.
Bajo del auto con una sonrisa estúpida en la cara preguntándome que se sentirá ser la novia de Bratt
Lewis.

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