Tarea de Borges
Tarea de Borges
Tarea de Borges
pandemia
de corona virus
alejados en el tiempo.
coherentes.
Propósitos
pueblos.
Fomentar la reflexión crítica de los de los hechos pasados como resultantes de los
valores
imperantes en su época.
Transferir los conocimientos adquiridos a situaciones actuales.
autoevaluación y coevaluación.
Aprendizajes y contenidos
Capacidades fundamentales
Pautas de trabajo
Usar lapicera en trabajo en carpeta para que pueda leerse al ser fotografiado y
enviado.
Presentación visible.
Criterios de evaluación:
PROPUESTA DIDÁCTICA
seleccionados, veremos cómo Jorge Luis Borges, uno de los escritores argentinos
más famosos del
A continuación, les proponemos leer canto VII de la primera parte de Marín Fierro y el
canto XXX de la
segunda parte, para luego compararlos con el cuento “El fin” de Borges.
Canto VII
Y entraron á perseguirme.
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Nunca se achican los males,
Ni un peso en el tirador.
Y medio desesperao
Riunidos al pericón
ellos
baile.»
Y no tardó en contestarme
«Más vaca será su madre.»
Y me puse á champurriar
En lo escuro le brillaban
Lo conocí retobao
hombre sea
Corcobió el de los
tamangos
«—Mas porrudo serás vos,
Y ya se me vino al humo
Como á buscarme la
hebra—
Y un golpe le acomodé
chanchito,
Y pelando el envenao
cancha
Diciéndoles: —«Caballeros,
golpe,
Y mientras se arremangó
Pa refrescar un mamao;
El negro me atropelló
Un planazo le asenté.
Y ya me hizo relumbrar
A cortarme en un carrillo.
venas
Y me le afirmé al moreno,
En el cuchillo lo alcé,
Y ya cantó pa el carnero—
No la quise castigar.
Desaté mi redomón.
Al tranco pa el cañadón.
Ni siquiera lo velaron,
Y retobao en un cuero,
Sin resarle lo enterraron.
pena.
Canto XXX
El moreno
A manos de un pendenciero.
Cantaremos, si le gusta,
Yo no sé lo que vendrá;
Pa alivio de mi vejez.
Yo ya no busco peleas,
Recabarren, tendido, entreabrió los ojos y vio el oblicuo cielo raso de junco. De la otra
pieza le llegaba un
rasgueo de guitarra, una suerte de pobrísimo laberinto que se enredaba y desataba
infinitamente…
Recobró poco a poco la realidad, las cosas cotidianas que ya no cambiaría nunca por
otras. Miró sin
lástima su gran cuerpo inútil, el poncho de lana ordinaria que le envolvía las piernas.
Afuera, más allá de
los barrotes de la ventana, se dilataban la llanura y la tarde; había dormido, pero aún
quedaba mucha luz
en el cielo. Con el brazo izquierdo tanteó dar con un cencerro de bronce que había al
pie del catre. Una o
dos veces lo agitó; del otro lado de la puerta seguían llegándole los modestos acordes.
El ejecutor era un
negro que había aparecido una noche con pretensiones de cantor y que había
desafiado a otro forastero
alguien. Se pasaba las horas con la guitarra, pero no había vuelto a cantar; acaso la
derrota lo había
desdichas propias; no así el sufrido Recabarren, que aceptó la parálisis como antes
había aceptado el rigor
Un chico de rasgos aindiados (hijo suyo, tal vez) entreabrió la puerta. Recabarren le
preguntó con los ojos
si había algún parroquiano. El chico, taciturno, le dijo por señas que no; el negro no
cantaba. El hombre
postrado se quedó solo; su mano izquierda jugó un rato con el cencerro, como si
ejerciera un poder.
La llanura, bajo el último sol, era casi abstracta, como vista en un sueño. Un punto se
agitó en el horizonte
y creció hasta ser un jinete, que venía, o parecía venir, a la casa. Recabarren vio el
chambergo, el largo
poncho oscuro, el caballo moro, pero no la cara del hombre, que, por fin, sujetó el
galope y vino
Sin alzar los ojos del instrumento, donde parecía buscar algo, el negro dijo con
dulzura:
El otro, con voz áspera, replicó: —Y yo con vos, moreno. Una porción de días te hice
esperar, pero aquí he
venido.
años.
El otro explicó sin apuro: —Más de siete años pasé yo sin ver a mis hijos. Los
encontré ese día y no quise
—Ya me hice cargo —dijo el negro—. Espero que los dejó con salud.
El forastero, que se había sentado en el mostrador, se rio de buena gana. Pidió una
caña y la paladeó sin
entre otras cosas, que el hombre no debe derramar la sangre del hombre.
El negro, como si no lo oyera, observó: —Con el otoño se van acortando los días.
Se cuadró ante el negro y le dijo como cansado: —Dejá en paz la guitarra, que hoy te
espera otra clase de
contrapunto.
Los dos se encaminaron a la puerta. El negro, al salir, murmuró: —Tal vez en éste me
vaya tan mal como
en el primero.
El otro contestó con seriedad: —En el primero no te fue mal. Lo que pasó es que
andabas ganoso de
llegar al segundo.
Se alejaron un trecho de las casas, caminando a la par. Un lugar de la llanura era igual
a otro y la luna
poncho en el antebrazo, cuando el negro dijo: —Una cosa quiero pedirle antes que
nos trabemos. Que en
este encuentro ponga todo su coraje y toda su maña, como en aquel otro de hace
siete años, cuando
mató a mi hermano.
Acaso por primera vez en su diálogo, Martín Fierro oyó el odio. Su sangre lo sintió
como un acicate. Se
Hay una hora de la tarde en que la llanura está por decir algo; nunca lo dice o tal vez
lo dice infinitamente
Recabarren vio el fin. Una embestida y el negro reculó, perdió pie, amagó un hachazo
a la cara y se tendió
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en una puñalada profunda, que penetró en el vientre. Después vino otra que el pulpero
no alcanzó a
Cumplida su tarea de justiciero, ahora era nadie. Mejor dicho, era el otro: no tenía
destino sobre la tierra
ACTIVIDADES:
1. Relean del Martín Fierro el canto VII de la primera parte (pág. 3 y 4) y luego el
canto XXX de la segunda parte (pág. 4). ¿Qué cambios se advierten en el protagonista
respecto de la primera parte? ¿Cómo justifica Fierro cada una de sus actos, es decir,
qué
2. ¿A qué alude el título del cuento de Borges? ¿Qué elementos del Martín Fierro
retoma Borges?
3. El narrador de “El fin”, cuenta lo que ve y oye Recabarren, es decir, desde su punto
de vista.
Señalen qué datos nos permite afirmarlo y qué tipo de narrador es.
4. El narrador no nos dice de inmediato quién es el jinete que llega a la pulpería, sino
que nos va
dando algunas pistas hasta que finalmente menciona su nombre. Extraigan del texto
esos datos
anticipatorios.
1. ¿Cuál es el ámbito natural del gaucho? ¿Con qué adjetivos está caracterizado
este espacio?
3. ¿Qué verso del poema podrían relacionar con los siguientes de Martín Fierro:
5. Expliquen qué denuncia el autor en los versos siguientes: “Fue soldado de Urquiza
o de Rivera,
lo mismo da”.
6. La muerte como igualadora del destino del hombre, ¿en qué estrofa aparece?
Expliquen.1. Relean del Martín Fierro el canto VII de la primera parte (pág. 3 y 4) y
luego el
canto XXX de la segunda parte (pág. 4). ¿Qué cambios se advierten en el protagonista
La muerte de fierro
retoma Borges?
3. El narrador de “El fin”, cuenta lo que ve y oye Recabarren, es decir, desde su punto
de vista.
Señalen qué datos nos permite afirmarlo y qué tipo de narrador es.
3 ) El cuento está narrado por la voz de un narrador omnisciente, es decir, que todo lo
sabe y todo lo entiende. Sin embargo se observa que la narración se alterna entre dos
puntos de vista predominantes, en algunos momentos el narrador utiliza los ojos del
pulpero para contar más detalles.
4. El narrador no nos dice de inmediato quién es el jinete que llega a la pulpería, sino
que nos va
dando algunas pistas hasta que finalmente menciona su nombre. Extraigan del texto
esos datos
anticipatorios.
4)
Hay una hora de la tarde en que la llanura está por decir algo; nunca lo dice o tal vez
lo dice infinitamente
El moreno, quien hasta entonces había sido un hombre libre de pecados, al asesinar al
Martín Fierro y cumplir con su venganza, se convierte también en un asesino. Por lo
que Martín Fierro le traspasa su naturaleza de asesino y fugitivo proponiendo una
historia cíclica con un final similar para el moreno en el futuro.
este espacio?
La muerte
3. ¿Qué verso del poema podrían relacionar con los siguientes de Martín Fierro:
en el cruce de la cordillera
5. Expliquen qué denuncia el autor en los versos siguientes: “Fue soldado de Urquiza
o de Rivera,
lo mismo da”.
6. La muerte como igualadora del destino del hombre, ¿en qué estrofa aparece?
Expliquen.