OYÁ
OYÁ
OYÁ
Características generales
Protección
Protege a los enfermos producto de descargas eléctricas o fuertes corrientes
de aire.
Colores
Vino (color básico) y todos los del iris menos el negro.
Sus números
Su número es el 9
Atributos
Iruke (bastón con cuentas marrón rayadas en azul y blanco en el mango y
negro y gris en el resto); mariwó; bandé con colores del iris, con cintas de siete
colores y un cascabel en la punta, vaina de flamboyán, el arco iris.
Comidas
Caimito, caimitillo, plantas de croto, tamarindo, arroz blanco con berenjenas.
Animales
Chivas, paloma, gallina y guinea.
Receptáculo
Sopera de porcelana pintada con nueve colores (menos el negro).
Por regla de Osha o santería conocemos la transculturación originada en Cuba
por esclavos provenientes del sureste nigeriano.
El origen de estos grupos étnicos podemos encontrarlos en las migraciones
que hacia el este realizaron los Aku de la zona que la penetración islámica en
la región. En la génesis de la integración de la Santería Cubana, encontramos
elementos culturales de los grupos Yorùbás, así como los lucumíes, los takuas
o nupes y los mandingas; diferentes todos pero con un cuerpo de creencias
muy parecido.
Todos estos pueblos están ubicados en una zona donde la finalidad principal
de las religiones tradicionales es él "tránsito feliz de la vida a la muerte".
Las motivaciones fundamentales de los practicantes de la Santería, están
acordes con la finalidad del sistema, y las principales resultan: Problemas de
salud, Desenvolvimiento social y/o económico, Relaciones afectivas, Temor a
la muerte, Vocación religiosa pura, Tradición familiar y/o influencia ambiental.
Los antecedentes o elementos de la religiosidad tradicional africana
conservados en la Regla de Osha son: - Culto a los antepasados: Creencia por
la que se estima que los difuntos ejercen determinadas influencias en la vida
cotidiana.
Creencia en la existencia del alma independientemente del cuerpo, ante lo
cual la muerte representa solo la liberación de esta.
Mecanismos rituales y litúrgicos de convocación de las fuerzas sobrenaturales
para que actúen con la finalidad requerida.
En la Santería observamos tres componentes fundamentales:
La adivinación, que es la manera principal de comunicación con las deidades.
Culto a los dioses principales conocidos como "Orishas".
Culto a los antepasados.
Las formas de relación con los Orishas son la Adivinación, el estado de
posesión, las oraciones y los saludos rituales o moyugbas.
En la organización de la Regla de Ocha podemos precisar dos tipos de
ordenes diferentes: uno jerárquico y otro ceremonial:
Orden jerárquico, Babalaos, Sumo sacerdote dedicado al culto del Oráculo
Orumla (Ifá). Babalochas, Padre de santo o Sacerdote. Persona de prestigio
reconocido en la comunidad de creyentes para realizar ceremonias y consagrar
neófitos.
Iyalochas, Sacerdotisa con las mismas atribuciones y características del
Babalocha. Osainista, Sacerdote dedicado al culto al Orisha Osaín y al
conocimiento de la flora y la fauna; Encargado de tomar del monte los
materiales necesarios para las diferentes liturgias santeras. Iyawó, Creyente en
vías de consagración a un Orisha. Orden Ceremonial: Asientos, medio
asientos, rogaciones, creación de adminículos rituales, ofrendas, ceremonias
votivas, mundificaciones, ritos fúnebres, wemileres o fiestas, y preparación del
omiero o liquido ritual. Vehículos de los cuales se vale la Santería: Osainismo
o trabajo con plantas, Orus o ceremonias danzario-musicales,
Al contrario, los Yorùbás eran y son un pueblo muy civilizado con una rica
cultura y un sentido muy profundo de la ética
. Creemos en un dios, conocido como Olorun u Oloddumáre. Olorun interactúa
con el mundo y la humanidad a través de emisarios.
Estos emisarios se llaman orishas. Los orishas gobiernan cada una de las
fuerzas de la naturaleza y cada aspecto de la vida humana.
Podemos acudir a ellos, pues es sabido que ellos acuden en ayuda de sus
seguidores, guiándonos a una mejor vida material, así como también una
mejor vida espiritual.
La comunicación entre los orishas y los humanos se logra a través de ritos,
rezos, adivinación y ebbó u ofrendas (las cuales incluyen sacrificio). En
el Nuevo Mundo, los orishas y la mayor parte de su religión fue ocultada detrás
de una fachada de catolicismo, a través de la cual los orishas fueron
representados por varios santos católicos.
Los dueños de esclavos de esta forma decían: "Mira cuan beata es esta
esclava. Se pasa todo el tiempo venerando a Santa Bárbara". Lo que ellos
ignoraban es que ella en realidad le estaba rezando a Shangó, el Señor del
relámpago, el fuego y la danza, y que inclusive quizás le rezaba para que la
librase de su mismo dueño.
Así fue como la religión llego a ser conocida como Santería. El recuerdo de
este periodo de nuestra historia, es la razón por lo que muchos dentro de
nuestra religión consideran derogatorio el termino Santería.
La Santería se ha hecho famosa por su "magia". Esta magia se basa en él
conocimiento de los misterios u orishas, y como interactuar con ellos para
mejorar nuestras vidas y las vidas de aquellos que acuden a nosotros
buscando la ayuda de los orishas.
Vivimos bajo las premisas de que este mundo es un mundo mágico.
Este conocimiento parece "sobrenatural" solo para aquellos que no lo
entienden, pero en realidad, es completamente natural.
Aunque Yorùbás fueron arrebatados de sus hogares en África y esclavizados
en el Nuevo Mundo, sus orishas, su religión y sus poderes nunca pudieron ser
encadenados, y la religión ha sobrevivido al presente.
No como un anacronismo, sino creciendo constantemente hasta hoy, inclusive
en lugares como Francia y los Países Bajos de Europa. La cultura Yorùbá es
considerada como una de las más ricas que integran la diversidad cultural
caribeña.
Su religión, específicamente, llegó al Nuevo Mundo en la memoria de los
esclavos africanos, quienes la transmitieron oralmente a sus descendientes.
Hoy, su riqueza filosófica forma parte del patrimonio espiritual de los pueblos
americanos, aún cuando sufrió transformaciones a partir del enfrentamiento
con otras formas religiosas africanas y europeas, las cuales producirían un
sincretismo que establecería nuevas valoraciones cosmogónicas y la
equiparación de divinidades Yorùbás con santos católicos.
La Regla de Osha, nombre que recibe el sistema religioso de los Yorùbás, es
un conjunto de creencias y ritos basados en la adoración a los orishas del
panteón Yorùbá de Nigeria.
Olofi, dios supremo, tiene potestad sobre los demás, pero no reciben ningún
culto de adoración como sucede con los orishas, quienes son considerados
como los mensajeros de sus superiores en la tierra.
La religión de los orishas está ligada a la noción de la familia.
Se produce una hermandad religiosa integrada por los padrinos y sus ahijados,
a quienes no los unen lazos consanguíneos.
Cada familia religiosa tiene un origen étnico funcional que se ha ido
propagando en un proceso de iniciaciones sucesivas, donde se conservan los
principios cultuales de los predecesores.
Estas estructuras no alcanzan gran complejidad organizativa, como sucede en
las instituciones cristianas.
Por su parte, este culto tiene lugar en las casas-templos, es decir, en los
hogares de los dirigentes del culto, donde se mantienen los elementos del ritual
y las representaciones religiosas que son objeto de veneración. El panteón
Yorùbá agrupa a dioses con carácter ambivalente, diseñados a
imagen y semejanza de los hombres, con sentido de la justicia y la
equidad, con virtudes que transmitieron a su pueblo, con el
concepto del bien y del mal, estratificado en niveles y dominios
específicos para cada uno.
Para los practicantes de esta religión, lo esencial es el culto
respetuoso a los orishas mediante la adoración, alimentación y
cumplimiento del ritual de todas las fechas dentro de su liturgia.
Cada casa templo, cada oficiante, cada santero los venera, los
guarda y repite la transmisión como la recibió de sus mayores.
Quizás por eso, entre una y otra haya alguna pequeña diferencia,
pero la esencia, la fe, la liturgia y la práctica religiosa se han
mantenido a lo largo de los siglos.
La máxima jerarquía dentro de la Regla Osha es representada a través del
babalawo, quien posee los atributos otorgados por Orula, dios de la
adivinación, para la práctica de los rituales adivinatorios mediante el uso del
Tablero de Ifá y la cadena, opele o ekuele. Solo hombres pueden tener este
alto rango.
Otro lugar importante en este orden jerárquico es el del babalocha o iyalocha,
es decir, el santero o santera, quienes se ocupan de liturgias específicas, entre
las cuales está la de adivinación por el diloggún o por el obi. No obstante, son
los oriaté los sabios y especialistas en la lectura e interpretación del Diloggún
-16 caracoles-, se encargan de averiguar el Itá -destino- a que se verá
sometido el creyente durante su existencia posterior a la iniciación. También
actúan como maestros de ceremonia en las consagraciones.
Otra figura relevante es la oyubbona o yimbona, que acompaña y guía al
neófito en todas sus acciones durante los siete días que dura la iniciación, o la
ceremonia de "hacer santo."
Los oráculos africanos, mencionados anteriormente, han influido en
la vida de las comunidades religiosas caribeñas de procedencia
Yorùbá.
Su uso se ha hecho popular y ha marcado el comportamiento de
los creyentes.
Las consultas son frecuentes y abarcan desde las respuestas a los
problemas más simples hasta los más complejos, como por ejemplo
la ceremonia de fin de año por las casas de Ifá de más prestigio,
donde los últimos tres días del año, a través de rituales y ofrendas
de mayor envergadura a los orishas, se marcan los fenómenos
sociales, naturales y políticos que sucederán.
Estos tres sistemas: el complejo adivinatorio de Ifá, el Diloggún y el
Obi han contribuido a perpetuar las tradiciones culturales y la
lengua de los ancestros africanos que forman parte de la raíz
antillana. Varias ceremonias religiosas tienen lugar dentro del culto
a los orishas. Entre ellas se destacan las que se dedican a un santo
en especial con la finalidad de expresarle agradecimiento o
sentimiento de alegría por un don recibido.
Por su parte, también se hacen las ceremonias de iniciación
durante una semana, en las cuales cada día se realizan diferentes
ritos que van preparando al neófito para la vida de practicante y
donde se destaca la del día del tambor: la persona que ha recibido
santo se ofrece al tambor batá y baila frente a él, en reconocimiento
a su significado dentro del culto.
De igual forma, tienen lugar en esta religión las ceremonias de itutú o
mortuorias, así como bembés o wemileres que son fiestas muy concurridas, de
diversión y donde todos participan igualmente.
En estas se prescinde del toque del tambor batá, por su carácter sagrado.
Con estas celebraciones los fieles fortalecen su relación con la deidad rectora
de su vida y tratan de armonizar las fuerzas del bien y del mal, con el fin de
satisfacer sus necesidades espirituales y materiales.
La relación espíritu-fetiche-magia ocupa un lugar destacado en la religión de
los Yorùbás por tener ésta un carácter propiciatorio y utilitario.
Los otanes piedras-, por ejemplo, son objetos que simbolizan el poder
sobrenatural del orisha al que se le rinde culto.
La atención a los espíritus, antepasados, a la naturaleza, al sol y a la luna, son
aspectos que no pueden ser obviados en el desarrollo del culto, donde se
emplea un lenguaje esotérico y la magia para establecer la comunicación entre
las entidades y los creyentes.
En Nigeria se reconocen alrededor de 405 divinidades, a las cuales
se les rinde culto. En el Caribe el número varía en dependencia del
contexto en que esta religión se manifieste, pero normalmente no
deben sobrepasar de treinta; por otro lado, la representación de sus
elementos simbólicos no es uniforme en todos los lugares donde se
practica.
Este proceso evidencia la pérdida y asimilación de patrones
culturales que sufre una cultura cuando se pone en contacto con
otra.