Acompañar, Discernir e Integrar La Fragilidad - 01122016
Acompañar, Discernir e Integrar La Fragilidad - 01122016
Acompañar, Discernir e Integrar La Fragilidad - 01122016
DISCERNIR E INTEGRAR
LA FRAGILIDAD
C A P Í T U L O O C TAV O D E L A E X H O R TA C I Ó N A P O S T Ó L I C A “ A M O R I S L Æ T I T I A ” D E L PA PA F R A N C I S C O
( CO N A LG O D E L C A P Í T U LO T E R C E R O Y D E L C A P Í T U LO S E X TO )
P. M I G U E L PA Z L C
N.76
El Evangelio de la familia
alimenta también estas
semillas que todavía
esperan madurar, y tiene
que hacerse cargo de los
árboles que han perdido
vitalidad y necesitan que no
se les descuide.
Cap. III N. 77
El matrimonio natural se comprende plenamente a la luz de su cumplimiento sacramental.
Resulta particularmente oportuno comprender en clave cristocéntrica el bien de los cónyuges,
que incluye la unidad, la apertura a la vida, la fidelidad y la indisolubilidad
Fuera del verdadero matrimonio natural también hay elementos positivos en las formas
matrimoniales de otras tradiciones religiosas aunque tampoco falten las sombras.
n. 78
Con el enfoque de la pedagogía divina, la Iglesia mira con amor a quienes
participan en su vida de modo imperfecto:
Pide para ellos la gracia de la conversión; les infunde valor para hacer el bien,
para hacerse cargo con amor el uno del otro y para estar al servicio de la
comunidad en la que viven y trabajan.
El grado de responsabilidad no es igual en todos los casos, y puede haber factores que limitan la
capacidad de decisión.
Por lo tanto, al mismo tiempo que la doctrina se expresa con claridad, hay que evitar los juicios
que no toman en cuenta la complejidad de las diversas situaciones, y hay que estar atentos al
modo en que las personas viven y sufren a causa de su condición.
Cap. VI n. 241
n. 242
Hay que reconocer que «hay casos donde la separación es inevitable. A veces puede llegar a ser
incluso moralmente necesaria.
Pero debe considerarse como un remedio extremo, después de que cualquier intento razonable
haya sido inútil.
Un discernimiento particular es indispensable para acompañar pastoralmente a los separados,
los divorciados, los abandonados.
De aquí la necesidad de una pastoral de la reconciliación y de la mediación, a través de centros
de escucha especializados que habría que establecer en las diócesis.
n. 242
Hay que alentar a las personas divorciadas que no se han vuelto a casar —que a menudo son testigos
de la fidelidad matrimonial— a encontrar en la Eucaristía el alimento que las sostenga en su estado.
La comunidad local y los pastores deben acompañar a estas personas con solicitud, sobre todo
cuando hay hijos o su situación de pobreza es grave.
n. 243
A las personas divorciadas que viven en nueva unión, es importante hacerles sentir que son parte de
la Iglesia, porque siempre integran la comunión eclesial.
n. 244
Un gran número de Padres subrayó la necesidad de hacer más accesibles y ágiles, posiblemente
totalmente gratuitos, los procedimientos para el reconocimiento de los casos de nulidad
n. 245
Los Padres sinodales también han destacado las consecuencias de la separación o del divorcio
sobre los hijos, en cualquier caso víctimas inocentes de la situación
Por encima de todas las consideraciones que quieran hacerse, ellos son la primera
preocupación, que no debe ser opacada por cualquier otro interés u objetivo.
A los padres separados les ruego: Jamás, jamás, jamás tomar el hijo como rehén.
n. 246
Las comunidades cristianas no deben dejar solos a los padres divorciados en nueva unión. Al
contrario, deben incluirlos y acompañarlos en su función educativa.
Ayudar a sanar las heridas de los padres y ayudarlos espiritualmente, es un bien también para
los hijos
El divorcio es un mal, y es muy preocupante el crecimiento del número de divorcios.
Por eso, sin duda, nuestra tarea pastoral más importante con respecto a las familias, es
fortalecer el amor y ayudar a sanar las heridas, de manera que podamos prevenir el avance de
este drama de nuestra época.
Cp. VIII
Aunque la Iglesia entiende que toda ruptura del vínculo matrimonial va contra la voluntad de
Dios, también es consciente de la fragilidad de muchos de sus hijos.
Mira con amor a quienes participan en su vida de modo incompleto, reconociendo que la gracia
de Dios también obra en sus vidas.
Los Padres sinodales expresaron que la Iglesia no deja de valorar los elementos constructivos en
aquellas situaciones que todavía no corresponden o ya no corresponden a su enseñanza sobre el
matrimonio.
Otras formas de unión contradicen radicalmente este ideal, pero algunas lo realizan al menos de
modo parcial y análogo.
En el discernimiento pastoral conviene identificar elementos que favorezcan la evangelización y
el crecimiento humano y espiritual.
La elección del matrimonio civil o, en otros casos, de la simple convivencia, frecuentemente no
está motivada por prejuicios o resistencias a la unión sacramental, sino por situaciones
culturales o contingentes.
Twitter: • @EvangDigital
• @PaterAgustin