Humberto Gianinni - Hospitalidad y Tolerancia PDF
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HOSPITALIDAD Y TOLERANCIA*
(O DE LA TOLERANCIA)
Humberto Giannini
Nos queda ahora la tarea de disolver estas paradojas —si es que esto
es posible— con el fin de salvar un bien que, en verdad, a muchos nos
parece consustancial a la vida.
Por lo que quisiera preguntar, en lo que sigue, en qué sentido y
cuándo la tolerancia puede llegar a ser una virtud y no simple expresión de
insensibilidad y descompromiso.
Por otra parte, y ya llegará el momento de dilucidarlo, esta búsqueda
me parece una magnífica ocasión para meditar sobre la condición última de
la ética, sobre su sentido y justificación.
Pues, si el concepto de tolerancia connota, como pareciera connotar,
estados tales como los de paciencia y resignación o, en último caso, de
insensibilidad, estamos frente a una virtud espuria, armada sobre un deber
ser opresivo, que recae sobre la triste economía del aguante. Estado represi-
vo que, más que dejarnos ver la dignidad propia de la tolerancia, nos la
estaría escondiendo.
Pienso, pues, que el examen que vamos a emprender no es una mala
ocasión para formularnos algunas preguntas sobre la experiencia ética que
hemos heredado de la cultura iluminística, la que ensalzó sin reservas, pero
muy unilateralmente también, este concepto crucial de la tolerancia.
Nuestro proyecto inmediato será el siguiente: indagar bajo qué con-
diciones se podría considerar la tolerancia como una de esas cualidades que
potencian la vida humana, que la dignifican. En una palabra: bajo qué
condiciones es una virtud.
Para lo cual intentaremos levantar, suprimir, si esto resulta posible,
aquel estado represivo1 que constituye —esa es nuestra hipótesis— el agre-
gado deformante, no-virtuoso, de la tolerancia. En otras palabras: levantar el
estado de sitio del deber ser, a fin de que se nos muestre el lugar propio, el
terreno en que la tolerancia corresponde a una potencia de la vida. (Que a su
vez puede ser potenciada como virtud.)
La pregunta es ésta: ¿qué es lo que permanece si suprimimos la
imposición represiva y atomizante de la tolerancia?
Lo que debería quedar es una disponibilidad —grande o pequeña—,
un poder ser en estado salvaje, en estado de pureza. Es decir, la capacidad
real que tiene cualquier sistema, trátese de un organismo viviente, de una
estructura económica, de una sociedad o del flujo mismo de la conciencia,
en cuanto sistema de fenómenos psíquicos, para entrar en comunicación con
una realidad externa a él.
Didier, 1969).
338 ESTUDIOS PÚBLICOS
1983), p. 61.
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Assimilatio, igualación entre lo diverso.
HUMBERTO GIANNINI 341