Introducción A Los Biocombustibles
Introducción A Los Biocombustibles
Introducción A Los Biocombustibles
NOMBRE DE LA CARRERA:
INGENIERÍA EN AGRONOMÍA
REPORTE DE INVESTIGACIÓN
Grupo 705-E
www.itsjc.edu.mx
Contenido
Introducción .................................................................................................................................2
Energía solar..........................................................................................................................13
Energía hidroeléctrica............................................................................................................13
Biomasa. ................................................................................................................................13
Biogás. ...................................................................................................................................14
Conclusión: ................................................................................................................................20
Bibliografía .................................................................................................................................21
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Introducción
Biocombustible es el término con el cual se denomina a cualquier tipo de combustible
que derive de la biomasa, nombre dado a cualquier materia orgánica de origen reciente
que haya derivado de animales y vegetales como resultado de un proceso de
conversión fotosintético; la energía de la biomasa deriva del material vegetal y animal,
como la madera de los bosques, los residuos de procesos agrícolas y forestales, de la
basura industrial, humana o animal. Los biocombustibles representan en la actualidad
una fuente potencial de energía renovable; además de que podrían generar nuevos y
grandes mercados para los productores agrícolas. Los efectos económicos,
ambientales y sociales de los biocombustibles deben debatirse ampliamente y es
necesario evaluarlos cuidadosamente antes de extender el apoyo del sector público
hacia programas de biocombustibles en gran escala. Los combustibles de origen
biológico pueden sustituir parte del consumo en combustibles fósiles tradicionales,
como el petróleo o el carbón. Aplicando las técnicas agrícolas y las estrategias de
procesamiento apropiadas, los biocombustibles pueden ofrecer ahorros en las
emisiones de al menos el 50%, comparando con combustibles fósiles como el gasóleo
o la gasolina (Journal of Technology, 2011). Se plantea la hipótesis; que los
biocombustibles son más eficientes que los combustibles fósiles. Como Objetivo
general: Identificar las principales características y potencial de los biocombustibles.
Como Objetivo específicos: a) identificar los efectos económicos de los
biocombustibles. b) identificar los efectos sociales de los biocombustibles. c) identificar
los efectos ambientales de los biocombustibles.
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1 Introducción a los Biocombustibles:
La energía juega un papel cardinal en la economía mundial, y las variaciones en los
precios de la energía tienen repercusiones significativas en el crecimiento económico,
especialmente en los países en desarrollo importadores de petróleo. Se asiste en la
actualidad a cambios fundamentales en relación con los recursos de los que se espera
extraer energía en los próximos años. Tales cambios obedecen a tres preocupaciones
principales: a) los altos precios de los combustibles fósiles; b) los riesgos percibidos
que entraña la dependencia de los combustibles fósiles; c) el aumento de las
emisiones de gases de efecto invernadero producidas por los combustibles fósiles. La
bioenergía ofrece la oportunidad de reducir las emisiones de dióxido de carbono por
unidad de energía producida, reducir la dependencia de las importaciones de energía
y, junto con otros combustibles alternativos, crear una barrera para los crecientes
precios del petróleo. Según la efectividad de los marcos políticos e institucionales, se
abre a los países la oportunidad de promover un desarrollo nacional y rural sostenible
gracias al fomento de la bioenergía. Además, muchos países poseen extensas
superficies forestadas que, mediante una ordenación sostenible, pueden producir
grandes cantidades de combustibles renovables. Algunos países ya han adoptado
políticas que estimulan el uso de la madera para la producción de energía. La
bioenergía se deriva de toda una gama de materias primas, a través de múltiples
procedimientos diferentes. Tradicionalmente, los combustibles leñosos, los
subproductos agrícolas y el estiércol se han quemado para cocinar y calentarse (en la
presente publicación, estas materias se llamarán «biomasa tradicional»). Las grandes
plantas modernas, que convierten la madera y los residuos forestales en energía
eléctrica, o tanto en energía eléctrica como térmica, se suelen construir en lugares
adyacentes a las instalaciones de elaboración de la madera. Esta fuente de energía
se considera renovable porque los árboles y plantas que han sido convertidos en
energías que pueden reemplazar con nuevos árboles u otras plantas. Es importante
observar que la bioenergía solo se considera renovable si el crecimiento de la biomasa
excede la cosecha, y el dióxido de carbono emitido durante la producción, transporte
y elaboración no supera al que ha sido capturado por la biomasa cosechada para
obtener energía. La madera como fuente de energía desempeña funciones múltiples
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en diferentes regiones del mundo. Muchos países en desarrollo dependen
estrechamente de la madera que es fuente de energía para calentar los ambientes y
cocer los alimentos, pero los recursos madereros se ven a menudo amenazados por
la pérdida de la cubierta vegetal debida al aumento de la población, a la expansión
agrícola y a unas prácticas de ordenación forestal insostenibles. Los países
industrializados y los países en desarrollo en rápido crecimiento consumen la mayor
parte de los combustibles fósiles del mundo y recurren, a escala industrial, cada vez
más a la dendroenergía. Algunos de estos países –pero no todos– han conseguido
estabilizar o incrementar su superficie forestal. En los últimos tiempos, el potencial de
los biocombustibles de sustituir a los combustibles de transporte ha representado un
fuerte aliciente para invertir en la producción del bioetanol y biogasóleo que se
obtienen de productos vegetales. En la actualidad, la mayoría los biocombustibles
líquidos se manufacturan a partir de cultivos alimentarios, incluida la palma aceitera,
la caña de azúcar, el maíz, las semillas de colza, la soja, el trigo y otros cultivos. Por
lo general, el bioetanol de primera generación se produce a partir de azúcar vegetal o
almidón, y el biogásóleo, de aceite vegetal. Es posible, pues, que exista competencia
entre los usos finales de estos cultivos, y se ha esgrimido repetidamente el argumento
de que los precios de los alimentos han subido a consecuencia de la demanda
registrada por éstos y otros cultivos para la producción de energía. Se espera que, a
mediano plazo, se llegue a disponer de una tecnología que permita producir económica
y competitivamente biocombustibles líquidos procedentes del material celulósico. Las
materias primas que se utilizarán con más probabilidad serán la madera, los residuos
agrícolas y algunas gramíneas como Panicum virgatum y Miscanthus sinensis. Es
menos probable que su uso cause una subida de los precios de los alimentos, ya que
tales materias primas no se utilizan para la producción alimentaria y crecen en zonas
consideradas marginales para la producción de alimentos. A corto plazo, la expansión
de la producción agrícola para la obtención de bioenergía determinará muy
probablemente una mayor presión sobre la tierra y será causa de un mayor número de
talas. A pesar de que los diversos cultivos que se usan en la actualidad para producir
biocombustibles líquidos y los nuevos cultivos que se están empleando para este
propósito se adaptan a las tierras marginales, unos y otros suelen competir por las
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tierras hoy ocupadas por los bosques. Como los bosques almacenan grandes
cantidades de carbono, su reemplazo con cultivos bioenergéticas puede traducirse en
una pérdida neta de carbono terrestre. En el presente, el 17 por ciento de las emisiones
mundiales de dióxido de carbono se deben a la deforestación.
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instalada de refinación, mejorar la gestión de los recursos energéticos de México,
acelerar los cambios tecnológicos para adoptar energías renovables, mejorar la
integración vertical para los suministros de petróleo y gas, así como la legislación
existente aplicable al sector, entre otros aspectos.
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1.1.3 Las necesidades energéticas de México (I).
Cada actividad económica requiere el uso de recursos energéticos para llevarse a
cabo, independientemente de si éstos provienen de fuentes renovables o no
renovables y de si existe o no una causalidad entre crecimiento económico y consumo
de recursos energéticos. Para México, el aumento del consumo energético final ha
coincidido con un incremento tanto del PIB como de la población total, como se puede
apreciar en el siguiente cuadro.
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Por lo anterior, es de suma importancia que se planifique una política pública
energética que atienda a las necesidades de consumo de energía actuales y prevenga
las futuras, con base en proyecciones de población y crecimiento económico. En este
sentido, en las siguientes líneas se dará un esbozo general del uso de los recursos
energéticos en la economía mexicana, algunos problemas actuales y la necesidad de
cambio en la planeación de política pública nacional. La primera parte tratará sobre la
situación del consumo energético y balanza comercial energética, mientras la segunda
parte versará sobre la profundización de los tres sectores de la economía nacional con
mayor consumo energético final. En primer lugar, como cualquier tipo de consumo a
nivel macroeconómico, existen dos opciones: satisfacerlo únicamente por la
producción nacional (autosuficiencia energética), o bien por una combinación de
producción nacional e importaciones (como ocurre en la mayoría de los países a nivel
internacional). Es preciso indicar que las importaciones (en grandes cantidades) sólo
pueden ser para cierto tipo de energéticos, los cuales puedan (por su propia naturaleza
o tecnología disponible) almacenarse por una cantidad de tiempo prolongada, lo que
excluye a la generación de electricidad; por lo anterior, en cuanto al comercio exterior
energético mexicano sólo nos enfocaremos en los hidrocarburos y sus derivados. Para
el periodo de 1993 a 2018 la economía ha pasado de un superávit comercial energético
a un déficit comercial energético a partir de septiembre de 2014, tendencia que no ha
cambiado al año actual.
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Sin embargo, a pesar de que antes del año 2014 México tenía superávit comercial,
éste fue caracterizado por exportar productos de bajo valor agregado como el petróleo
crudo; causado, en parte, por falta de refinerías operando al 100% de su
capacidad (actualmente operan al 40%) y con mantenimiento constante, además
de problemas de corrupción que no permitieron optimizar el gasto y dirigirlo hacia
inversión en lugar de gasto corriente.
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Lo contrario sucedía respecto a las importaciones mexicanas, pues se introducían al
país productos con alto valor agregado como los derivados del petróleo (gasolina para
vehículos, diésel, fueloil, turbosina, aceites y grasas lubricantes, gas LP, gas butano,
gas propano, coque, betún de petróleo, vaselina y parafina) y productos petroquímicos
(cloruro de vinilo, hidrocarburos cíclicos y acíclicos, polímeros de etileno, polipropileno,
polímeros de cloruro de vinilo, naftas, metanol alcohol metílico, etilenglicol,
alquilbenceno). A esta situación, para una economía latinoamericana, se le conoce
como deterioro de los términos de intercambio.
De tal manera, se hace impostergable pensar en una política industrial que tenga como
objetivo fomentar actividades económicas que generen mayor valor agregado a los
hidrocarburos nacionales extraídos. Cómo llegar a tal resultado puede tener diferentes
propuestas, actualmente México cuenta con seis refinerías, que conforman el Sistema
Nacional de Refinación (SRF): (Minatitlán (Veracruz), Tula (Hidalgo), Cadereyta
(Monterrey), Madero (Tamaulipas), Salamanca (Guanajuato) y Salina Cruz (Oaxaca);
nueve centro procesadores de gas natural y dos complejos petroquímicos.
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Transformación Industrial como de la calificadora Moody´s se han pronunciado en
contra; sin embargo, no se han dado detalles de dónde provendría tal inversión ni el
tipo de contrato, que para el caso lo ideal sería una asociación estratégica con el sector
privado.
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De manera que, aumentar la producción 600,000 miles de barriles diarios extra, suena
poco plausible en dos años; puesto que la mayoría de los proyectos petroleros en el
mundo tardan de 20 a 40 años en cumplir todas sus fases. Actualmente, los contratos
en México en Exploración son 77 y en Evaluación son dos, por lo que para continuar
a la siguiente fase podrían tardar otros 3-5 años para aumentar la producción junto con
los 31 contratos que se encuentran en Desarrollo. De manera paralela, Pemex cuenta
con 417 asignaciones de las cuales 113 se encuentran en Exploración y 259 en
Extracción (no se sabe si en Desarrollo o Producción), la posibilidad de aumentar la
producción es más alta con Pemex ya que cuenta con mayor cantidad relativa de áreas
en posibilidades de producción, pero para llegar a ese objetivo será necesaria
inversión para métodos de recuperación (aplicable para campos maduros) y análisis
de rentabilidad y riesgo. Tal decisión debe tomarse con mucha cautela y por ello un
cese por un tiempo a las licitaciones es necesario. (Sánchez, 2018).
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1.2.3 ¿Qué tipos de energía alternativa existen?
Existen diferentes tipos de energías renovables. Partimos de la base de que podemos
obtener energía de muchas maneras, solo hay que transformarla, en este caso, en
energía eléctrica. En la naturaleza podemos encontrar variedad de fuentes inagotables
de las que extraer energía, como el viento, el agua o el sol, entre otras.
Energía solar.
La energía solar es aquella que obtenemos del sol. A través de placas solares se
absorbe la radiación solar y se transforma en electricidad que puede ser almacenada
o volcada a la red eléctrica, es la forma de autoconsumo eléctrico más fácil de
implementar para particulares. Luego, existe la energía solar termoeléctrica, que es
aquella que utiliza la radiación solar para calentar un fluido (que puede ser agua), hasta
que genere vapor, y accione una turbina que genere electricidad.
Energía eólica.
En este caso la generación de electricidad se lleva a cabo con la fuerza del viento. Los
molinos de viento que hemos visto cientos de veces cuando vamos en coche se sitúan
en los denominados como parques eólicos y están conectados a generadores de
electricidad que transforman la energía producida cuando el viento hace girar sus
aspas.
Energía hidroeléctrica.
La energía hidroeléctrica o hidráulica es otra de las energías alternativas más
conocidas. Utiliza la fuerza del agua en su curso para generar la energía eléctrica y se
produce, normalmente, en presas.
Biomasa.
Esta energía alternativa es una de las formas más económicas y ecológicas de generar
energía eléctrica en una central térmica. Consiste en la combustión de residuos
orgánicos de origen animal y vegetal. Con producto biodegradable, como serrín,
cortezas y todo aquello que pueda ir “al contenedor marrón”, se puede prensar un
combustible que prenda el fuego a modo de yesca, siendo sustituible el carbón por
este producto y, a gran escala, pudiendo ser utilizado para producción de energía de
forma renovable.
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Biogás.
El biogás es una energía alternativa producida biodegradando materia orgánica,
mediante microorganismos, en dispositivos específicos sin oxígeno, así se genera un
gas combustible que se utiliza para producir energía eléctrica. En FactorEnergía
trabajamos para que en un futuro no muy lejano poder ofrecerte biogás en tu suministro
de gas en el hogar, estamos comprometidos con la sostenibilidad del planeta y nuestro
objetivo es ofrecerte energía verde 100%. Mientras tanto, podemos ofrecerte la mejor
tarifa gas para la economía del hogar.
Energía geotérmica.
Energía alternativa que nace en el corazón de la tierra, la energía geotérmica es
aquella que aprovecha las altas temperaturas de yacimientos bajo la superficie
terrestre (normalmente volcánicos) para la generación de energía a través del calor,
pues suelen encontrarse a 100 o 150 grados centígrados. (Emili Rousaud Socio
fundador de factorenergia , 2019)
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1.2.5 Desventajas de la energía alternativa:
Las energías alternativas tienen algunos inconvenientes que también debes conocer:
El petróleo como tema central de la discusión nacional es sabido por todos que es un
insumo finito y no renovable al menos en el mediano y corto plazo, lo que ha llevado a
realizar estudios e investigaciones con la intención de encontrar insumos sustitutos de
aplicación industrial. Algunos países se han adelantado en este proceso (ejemplo:
Brasil, Estados de Norteamérica, etc.) incursionando en la fabricación de elementos
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bioenergéticos (bioetanol, biodiesel, biocombustibles). Estos elementos son sustitutos
complementarios de la gasolina con un sin fin de posibilidades de aplicación en la
industria. Uno de los sectores que verán beneficiados sus rendimientos operativos y
financieros de manera inmediata, es el sector automotriz.
Varias de las materias primas se obtienen en las diferentes regiones de nuestro país,
por lo que se vislumbra una gran ventaja en tener acceso a las materias primas de
manera local y como consecuencia reducir los costos de fabricación y contribuir con el
desarrollo de la región al interior de los límites territoriales de la República Mexicana.
La parte que tiene que ver con las finanzas y los costos se vuelve muy interesante ya
que el insumo de estos productos (maíz, caña, sorgo, trigo, etc.) lo constituyen
productos del campo que por carecer de tecnología en su mayoría siguen siendo de
temporal y como consecuencia susceptibles a los cambios de volúmenes, impactando
el precio de venta; Todo esto genera un nivel de incertidumbre en los mercados.
(Héctor., 2008)
1.3.1 Económica.
La sustentabilidad económica se pone en duda en particular porque el costo actual de
la mayoría de los biocombustibles líquidos es mayor que el de los fósiles, y las
perspectivas de reducirlo no son muy claras (mucho depende de las nuevas
tecnologías en desarrollo). Como estos costos dependen en gran medida del costo de
la materia prima –que representa del 40% al 70% del costo final–, sólo los países con
bajos costos o con rendimientos agrícolas muy altos pueden competir en la actualidad
contra los petroderivados en los mercados internacionales (por ejemplo, Brasil con
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etanol de caña de azúcar, Argentina con biodiesel de soya, o Malasia con biodiesel de
palma). Vale destacar que varias aplicaciones tecnológicas de la bioenergía son costo-
eficientes y competitivas en el mercado, pero en muchos casos se necesitan altas
inversiones iniciales, un marco regulatorio favorable y un apoyo decidido del sector
público para que tengan preferencia frente a los combustibles fósiles y puedan
desplazarlos. La creciente preocupación acerca de la sustentabilidad de los
biocombustibles ha llevado a instituciones científicas, académicas, así como a un
número creciente de gobiernos, a trabajar intensamente para procurar que la
producción y el uso de los bioenergéticos sean sustentables. En el ámbito internacional
existen muchas iniciativas para desarrollar sistemas de certificación de la
sustentabilidad de la producción de biocombustibles (van Dam et al., 2010), por
ejemplo, la Mesa Redonda sobre Biocombustibles Sustentables (RSB, por sus siglas
en inglés), cuyo objetivo final es definir estándares de producción sustentable de
biocombustibles que puedan certificarse. En algunos casos el cumplimiento del
estándar podrá ser obligatorio, y en otros será sólo voluntario. (Masera Cerutti, y otros,
2011)
1.3.2 Social.
La sustentabilidad social está cuestionada porque el uso de la bioenergía en gran
escala requiere de grandes extensiones, lo cual puede significar: una competencia con
la tierra dedicada a la producción de alimentos; el desplazamiento de los pequeños
productores; potenciales conflictos entre grupos sociales o condiciones de trabajo no
óptimas. Esto es particularmente cierto para el caso de los biocombustibles líquidos
de primera generación que se obtienen de cultivos como la caña de azúcar, la soya y
la palma aceitera. Por esta razón es importante hacer viables en lo económico las
tecnologías de segunda generación que pueden producir biocombustibles a partir de
biomasa no alimentaria y de residuos. Mejores condiciones para las poblaciones
rurales. En sistemas de producción de gran escala sólo una parte pequeña de los
beneficios de la producción de biocombustibles son captados por los productores
rurales. La retribución al trabajo es un componente menor de los costos en sistemas
de producción y cultivos muy mecanizados –como los de Estados Unidos, Europa o
Argentina–; pero los sistemas que requieren cosecha manual –como los de Jatropha,
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higuerilla o palma aceitera– actualmente sólo son viables en lo económico si el precio
de la mano de obra agrícola es bajo, lo que va en contra de los objetivos de desarrollo
y mejora de ingresos de las poblaciones rurales. Existen también casos de trabajo
forzado y de menores, que necesariamente deben corregirse. Seguridad alimentaria.
El uso creciente de cultivos alimentarios, como el maíz, la soya o la palma aceitera,
para producir biocombustibles líquidos, ha desatado un gran debate internacional
sobre los posibles efectos negativos en la seguridad alimentaria, particularmente de
los países en desarrollo. Para evitar estos efectos negativos es esencial que se
continúen los esfuerzos para desarrollar los biocombustibles de segunda generación,
a partir de residuos y substancias no alimenticias. Asimismo, bajo esquemas
adecuados, la competencia con los alimentos puede reducirse a un mínimo, por
ejemplo, con cultivos o plantaciones multipropósito (que permitan producir al mismo
tiempo alimentos, fibras, forrajes y energía), utilizando tierras degradadas (lo que
ayudaría a restaurarlas) o con el aprovechamiento de los residuos agrícolas, pecuarios
y forestales que no tengan uso como alimento o forraje. Para que estos objetivos se
cumplan, es importante que las metas de producción de biocombustibles sean realistas
y adecuadas a las condiciones de cada país.
1.3.3 Ecológica.
La sustentabilidad ambiental se cuestiona por los posibles impactos negativos de la
expansión de cultivos energéticos sobre los bosques, la mitigación de emisiones que
efectivamente se puede lograr en cada caso, y otras consideraciones que necesitan
aún ser más estudiadas como impactos en la biodiversidad y el uso del agua. Si no se
hace una buena planeación existe el riesgo de que la bioenergía pueda ocasionar
destrucción o degradación de recursos naturales, como deforestación,
sobreexplotación y contaminación de recursos hídricos, degradación del suelo, entre
otras. Límite de las tierras potencialmente utilizables para la bioenergía. Las tierras
aptas para la agricultura se dedican casi todas a la producción de alimentos y fibras;
actualmente menos del 1% se dedica a la producción de insumos para biocombustibles
líquidos. Se estima que la superficie necesaria para reemplazar el consumo actual de
combustibles derivados del petróleo por biocombustibles de primera generación
(bioetanol y biodiesel) supera ampliamente a la superficie que hoy se cultiva para
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alimentos en todo el mundo. Por lo tanto, los biocombustibles no pueden reemplazar
a todos los derivados del petróleo, aunque este límite depende en gran parte de los
tipos de biocombustible que se consideren y del desarrollo tecnológico de la
bioenergía. En otras palabras, los biocombustibles líquidos de primera generación son
una opción limitada y de transición. Como tales no son entonces una solución definitiva
a la sustitución de gasolina o diésel en el sector transporte. Mitigación efectiva. A
diferencia de otras fuentes de energía, la biomasa tiene la posibilidad de absorber las
emisiones de CO2 que se generan durante su procesamiento y uso final, mediante la
fotosíntesis. Esto la hace, en principio, una fuente neutral en términos de las emisiones
de CO2. Sin embargo, hay emisiones adicionales de CO2 y de otros GEI (CH4, N2O)
a lo largo del ciclo de vida de la producción de bioenergéticos, debidas al uso de
fertilizantes, pesticidas y combustibles fósiles durante el cultivo, la cosecha, el
transporte, la conversión del insumo, y también emisiones de CO2 por la liberación de
carbono cuando ocurren cambios de uso de suelo directos o indirectos para establecer
cultivos bioenergéticos. En otras palabras, existe un balance entre los GEI emitidos en
el ciclo de vida del biocombustible y los ahorrados por los energéticos o combustibles
fósiles sustituidos. De acuerdo a las circunstancias, este balance puede ser positivo o
negativo, lo que determina el impacto de los bioenergéticos como mitigadores de
emisiones con respecto a las fuentes fósiles. Diferentes tecnologías de transformación,
el uso de coproductos y residuos, el consumo de fertilizantes, el uso de agua de riego
y el manejo de los suelos pueden determinar grandes diferencias en los resultados de
este balance. Presión sobre los bosques. Debido a que la mayor parte de las tierras
productivas disponibles se dedican a la producción de alimentos, los nuevos cultivos
para biocombustibles podrían imponer presiones adicionales sobre bosques y selvas.
A menos de que sean establecidos en tierras abandonadas o degradadas, esto
producirá emisiones de CO2 por deforestación y efectos negativos sobre la
biodiversidad. Aumentar la movilización de biomasa de los bosques nati vos para
generar energía renovable sin deforestar ni afectar la biodiversidad es una alternativa
para paliar este problema (Masera Cerutti, y otros, 2011).
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Conclusión:
La producción de biocombustibles forma parte de una estrategia competitiva dentro
del mercado mundial, principalmente para países desarrollados como Estados Unidos.
El problema que genera el alza de precios internacionales en los alimentos agrava una
situación agrícola estructural en México, en donde se ha dejado de lado la prioridad de
contar con una política de auto abasto en los alimentos y de insuficiente apoyo en la
inversión en el campo. La generación de bioenergía no es la panacea para solucionar
la pobreza del agro mexicano, ni solucionaría los problemas de la economía del país
en general. Se puede crear un problema socioeconómico ambiental, de no planificarse
de forma multidisciplinaria su producción, uso y explotación.
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Bibliografía.
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Obtenido de factorenergia: https://www.factorenergia.com/es/blog/eficiencia -
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Gana Energía. (13 de 02 de 2020). Energías alternativas: qué son y qué tipos hay.
Obtenido de Energías alternativas: qué son y qué tipos hay:
https://ganaenergia.com/blog/energias-alternativas/
Masera Cerutti, O., Coralli, F., García Bustamante, C., Riegelhaupt, E., Arias Chalico,
T., Vega Gregg, J., . . . Cecotti, L. (2011). LA BIOENERGÍA EN MÉXICO.
Mexico: RED MEXICANA DE BIOENERGÍA, A.C.
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Viñuela Olave, V., & Núñez Fuentes, I. (06 de 2012). Mercados Eléctricos . Obtenido
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http://hrudnick.sitios.ing.uc.cl/alumno12/costosernc/Quienes_Somos.html
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