Mopgate Principal Suprema
Mopgate Principal Suprema
Mopgate Principal Suprema
tal sentido por el inspector fiscal. Se agrega que el único contrato adjudicado a
CCP Ingeniería Limitada en el período en que él era socio y uno de sus
representantes fue el que en la acusación se identifica como Resolución 268,
de 21 de abril de 1997, denominado Reformulación Proyecto Autopista
Santiago-Viña del Mar, el que se ejecutó en forma íntegra y completa en los
plazos contractuales y no fue abultado, como erróneamente pretende la
sentencia. Prueba de ello es que el inspector fiscal de ese contrato, Enrique
Zamorano Oyarzún, no fue procesado ni acusado en la causa. Se sostiene que
la acusación dice sobre este contrato que fue abultado, pero no especifica qué
partida o qué cantidad, lo que impide la defensa de esa imputación. Por otro
lado las boletas que habrían sido pagadas por CCP a GATE son posteriores a
la fecha en que él dejó de pertenecer a la sociedad CCP.
El contrato asignado mediante la Resolución 268, de 21 de abril de
1997, se inició un año y siete meses antes del pago de la primera boleta de
CCP a GATE. El término de ese contrato, incluso considerando un aumento de
plazo autorizado en la Resolución 634, de septiembre de 1997, fue el 5 de
noviembre de 1997, es decir, más de un año antes del primer pago a GATE.
Por otro lado, explica que su mandante no reviste la condición de
funcionario público y, como particular, se limitó a participar con su empresa de
una licitación privada, como ya lo había hecho con dicho Ministerio, adhiriendo
a un formato de contrato preestablecido por ese órgano público, con total
buena fe.
No es posible suponer, se agrega, en los términos del artículo 488 del
Código de Procedimiento Penal, ni adquirir convicción por los medios de
prueba legal, en los términos del artículo 456 bis del mismo cuerpo legal, que a
su mandante pudo caberle responsabilidad de autor en el delito del artículo 239
del Código Penal, que exige dolo directo en su conducta, conociendo las
intensiones o los destinos dados por las autoridades del MOP a los fondos
pedidos para GATE S.A. y otros profesionales. La falta de dolo impide que
pueda ser sancionado, porque no se reúnen a su respecto todos los elementos
del tipo penal del artículo 239, antes señalado. Jamás se representó que en los
convenios se estaba cometiendo un delito. Más aún, el primer pago a GATE se
hizo cuando Solar ya no era socio ni representante legal de CCP Ingeniería
Ltda.
Ahondando en torno a los errores de derecho denunciados, refiere que
los hechos por los cuales se le condena ocurrieron más de 5 años antes de que
se dirigiera el procedimiento en su contra. Los dos primeros contratos de la
acusación, esto es, Reformulación Proyecto Autopista Santiago Viña del Mar y
14
que resultó sancionado estaban prescritos, por lo que la ley penal no los
considera delictuosos.
Finaliza solicitando que se anule la sentencia impugnada y se dicte la
correspondiente de reemplazo que absuelva a Luis Solar Pinedo de todo cargo.
Quinto: Que a fojas 20.834, el representante del sentenciado Marco
Luraschi Pandolfi dedujo recurso de casación en el fondo, invocando las
causales tercera y séptima del artículo 546 del Código de Procedimiento Penal.
Explica el impugnante que Luraschi, representante de la empresa
consultora ECONAT LTDA., suscribió 4 contratos con el MOP, pero solo uno de
ellos motiva la condena: el Convenio ad referéndum de marzo de 2000,
“Impacto productivo de la reducción de agua en cultivos, apoyo al diseño de
especificaciones agrícolas y recopilación de información de instrumentos de
desarrollo agrícola”, por el que pagó a GATE $22.550.000 en cumplimiento de
instrucciones del inspector fiscal.
Añade que Luraschi no es empleado público y se limitó a participar con
su empresa en una licitación privada, adhiriendo a un contrato preestablecido
con el Ministerio, del cual no lucró. Por eso no es posible presumir, en los
términos del artículo 488 del Código de Procedimiento Penal, ni adquirir la
convicción que exige el artículo 456 bis del mismo cuerpo legal, que pudo
caberle participación de autor en el delito del artículo 239 del Código Penal, con
dolo directo en su conducta, conociendo las intensiones de las autoridades del
MOP.
Se reclama en el recurso la contravención al artículo 456 bis del Código
de Procedimiento Penal pues el fallo de alzada, sin señalar medio alguno que
no sean las declaraciones de su parte, construye una argumentación para
justificar la convicción condenatoria. Se desconoce la presunción de inocencia
y concluye la existencia de un concierto culpable, directamente doloso,
estableciendo de paso una comunicabilidad imposible.
En su caso, la boleta a GATE se genera por una orden posterior del
inspector fiscal contra una parte reservada del contrato para pagos a terceros
de un presupuesto general de asesorías. Con error, el fallo supone que su
mandante conocía de este método de trabajo y que confesó, cuestión que, de
ser efectiva, dejaba sin sustento la decisión absolutoria de primer grado.
Se infringe por el fallo el artículo 488 del Código de Procedimiento Penal
al dar por probado que su mandante conocía de la “inexistencia de los trabajos”
de GATE a la fecha que contrató, porque no hay a este respecto presunciones
múltiples, graves, precisas, directas y concordantes, y ninguno de los hechos
conduce lógica o naturalmente a esa conclusión. Al contrario, hay pagos a
16
autor cómplice y al delito consumado, 239 del Código Penal por falsa
aplicación, norma que describe y sanciona el delito de fraude al Fisco con el
que se pretende fundar la condena; artículo 19 del Código Civil, por falta de
aplicación, porque si no se desatiende el tenor literal del 239 del Código Penal
se habría llegado a la conclusión que los hechos que se describen en el tipo
penal no recogen la conducta de su representado.
En lo que concierne a la decisión civil, el recurso se funda en el artículo
546 inciso final de Código de Procedimiento Penal, denunciándose la infracción
de los artículos 19, 2314 y 2332 del Código Civil; 103 bis inciso 1° del Código
de Procedimiento Penal. El fallo se refiere al rechazo de la prescripción de la
acción civil ejercida entendiendo que esta nace con la sentencia, en
circunstancias que de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 2314 del Código
Civil esto ocurre desde el momento en que se ejecuta un hecho que causa
daño a otro. El plazo para interponer la acción civil por responsabilidad
extracontractual es de 4 años desde que se produjo el hecho dañoso, -artículo
2332 del Código Civil-. Precaviendo casos de procesos extensos, como
acontece, el artículo 103 bis del Código de Procedimiento Penal permite
interrumpir el curso de la prescripción extintiva de la acción civil con la
demanda debidamente cursada en el sumario criminal, lo cual no ocurrió,
transcurriendo íntegramente el plazo de prescripción.
De no haberse incurrido en tales equivocaciones, se reclama, se habría
llegado a la conclusión que la acción civil quedaba rechazada, por ello, no se
habría condenado a su mandante a pagar la suma de $42.603.764, más
reajustes, como ordena el fallo.
Finalizan solicitando que se anule el expresado veredicto y se dicte otro
de reemplazo, que lo absuelva por el delito de fraude al fisco y rechace la
demanda civil, con costas.
Décimo: Que a fojas 20.938, la defensa del condenado Oscar Araos
Guzmán dedujo recurso de casación en el fondo contra la decisión penal y civil
del fallo.
En cuanto a lo penal, el recurso se funda en las causales tercera y
séptima del artículo 546 del Código de Procedimiento Penal, denunciándose la
infracción a los artículos 459, 464, 481 en relación al 456 bis del referido
cuerpo legal, en relación con los artículos 14, 15 y 239 del Código Penal.
Refiere que los hechos que se le atribuyen se vinculan a la intervención
de la consultora ABACO INGENIEROS CONSULTORES LIMITADA. El fallo
estima probada la participación con la confesión de Araos, además de los
elementos reseñados en el fundamentos 2°, los cuales serían concordantes,
24
mucho tiempo, y solo así permite justificar una comunicabilidad imposible, pero
el dolo directo requerido no está probado.
Por último se reclama la infracción artículo 239 del Código Penal, pues
su mandante no reúne las características de empleado ni de agente público, es
un particular, ingeniero, que desarrolló su labor como asesor del MOP a fin de
emitir opinión técnico profesional sobre los proyectos de la Dirección General
de Concesiones, en la especie en relación a la empresa Aristo, EXE y Facultad
de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de Chile. El tipo
penal en cambio, requiere de un empleado público que interviene y opera por
razón de su cargo, cual no es su caso.
Solicita en la conclusión que se anular el fallo impugnado y se dicte otro
en reemplazo que lo absuelva de los cargos.
Décimo cuarto: Que a fojas 21.026 la defensa del sentenciado
Francisco González del Río formalizó recursos de casación en la forma y en
el fondo. Explica que su mandante es representante de Sociedad Agraria
Limitada a la cual invitó a participar el Coordinador General de Construcción de
la Coordinación General de Concesiones.
La invalidación formal se sustenta en la causal del artículo 541 N° 9 del
Código de Procedimiento Penal, en relación con el artículo 500 Nros. 3, 4 y 5
del referido cuerpo legal. En lo sustancial el recurso de casación en la forma
está tratado en los mismos términos que el promovido en defensa del
condenado González Tagle, por lo que no es necesario reiterar los defectos
denunciados del fallo, como se dirá más adelante.
En relación al recurso de casación en el fondo, se sustenta en las
causales tercera y séptima del artículo 546 del Código de Procedimiento Penal
Por la primera de ella se denuncia la infracción de los artículos 1, 239 y
260 del Código Penal. Se reitera en este libelo que se trata de un delito de
sujeto activo especial que solo puede ser cometido por empleado público,
además de otros elementos normativos de contenido jurídico tales como
defraudar al Fisco, cuya falta de conocimiento por parte del interviniente lo
hace actuar bajo error de tipo, que excluye el dolo. En la especie falta la
tipicidad objetiva porque su mandante no era empleado público. El extraneus
no puede ser autor, por lo que la comunicabilidad que establece el fallo no es
acertada. No se puede llenar la conducta descrita en la parte objetiva
recurriendo a lo subjetivo
En cuanto a la causal séptima, indica el recurso que se ha admitido un
medio de prueba proscrito por la ley para acreditar el hecho punible, cual es la
confesión de los procesados, lo que surge de los artículos 110, 111 y 481 del
32
los expresado por el mandante, menos inquirir antecedentes para tener certeza
acerca del destino final dado al importe del cheque que expidió. Añade que la
señalada instrucción resultaba sensata a la fecha de los hechos. Pero tales
aseveraciones se contraponen a lo consignado en los fundamentos 22 a 27 del
fallo de alzada, motivos en los que se rechazan las defensas de Sergio
Gonzalez.
También indica que son contradictorios los considerandos 18° del fallo
de alzada con el 275° de primer grado, pues mientras el primero declara
hacerse cargo de la contestación del acusado, en el segundo se sostiene que,
como fue absuelto, es innecesario referirse a su defensa.
Lo propio sucede con los motivos 34, 35 y 36 y la parte resolutiva que
condena civilmente a su representado, todo en la alzada, con el fundamento
277° de fallo de primer grado. En los primeros se rechaza la prescripción, se
niega la rebaja del monto de la indemnización por exposición imprudente y se
acoge la demanda. El 277° en cambio rechaza la demanda contra su
representado y otros acusados dada la decisión absolutoria.
Al mismo tiempo se reclama por el recurso que las afirmaciones
contenidas en los motivos 22° a 27° de alzada son arbitrarias, pues carecen de
antecedentes de hecho que las funden. El fundamento 22° apunta que las
empresas habrían sido contactadas por funcionarios del MOP solicitándoles
aumentar sus costos. Pero ARISTO fue contratada por la Facultad de
Economía de la Universidad de Chile, no por el MOP. Primero se le adjudicó el
contrato y después se le dijo del pago a GATE. El considerando 23° señala que
en el costo se incluía el pago, pero no está demostrado que su representada
haya abultado el contrato con una partida inexistente. González rebajó su
expectativa de ganancia para pagar a GATE, por lo que la pérdida fue de
ARISTO. El motivo 24° refiere que las consultoras sabían de antemano que se
estaba cobrando un precio superior simulando un gasto inexistente, afirmación
que no encuentra antecedentes de respaldo en la causa. La reflexión 25ª dice
que los funcionarios del MOP se coludían con los consultores para alterar
precios, lo cual reiteran los basamentos 26° y 27°, en el sentido que sabían de
la anormalidad. El último de estos incluso parte de la base que ARISTO tenía
una larga relación con el Estado, lo que no es efectivo, pues se dedicaba a
consultorías privadas, y para esta gestión fue buscada, no postuló.
Tampoco se precisa la prueba del supuesto sobreprecio y la claridad del
ánimo de defraudar que se atribuye a los acusados. El considerando 28° de
alzada dice que su mandante reconoce haber tomado parte del fraude
indagado, en circunstancias que jamás ha reconocido haber abultado el
34
Por ello es errónea la referencia del fallo al artículo 64 del Código Penal,
pues es una cláusula de comunicación de circunstancias objetivas de
atenuación o agravación de la pena, pero no de comunicación de todos los
elementos del delito. Para que opere se requiere primero la comisión del delito,
y después se puede comunicar alguna circunstancia modificatoria de
responsabilidad criminal, pero no se puede comunicar el elemento configurador
de la misma. O sea la calidad exigida por el tipo para el sujeto activo es un
elemento esencial del delito, no una circunstancia modificatoria de la
determinación de la pena.
Respecto de la condena civil, se impugna la decisión por la causal del
artículo 546 inciso final del Código de Procedimiento Penal, dada la infracción
de los artículos 2332 del Código Civil y 103 bis del Código de Procedimiento
Penal. Refiere que la sentencia, con error de derecho, resolvió que la
prescripción comienza a correr “de la sentencia dictada en autos y los
antecedentes nunca estuvieron paralizados”. El plazo se cuenta desde la
perpetración del acto y se interrumpe si se ejerce la acción en el sumario, lo
cual no ocurrió. Los hechos datan de junio de 1999, por lo que la acción se
extinguió en junio de 2003.
Finaliza solicitando que se acoja el recurso, se dicte otro fallo conforme
al mérito del proceso absolviendo a su mandante de todo cargo.
Décimo sexto: Que a fojas 21.050, se formalizaron recursos de
casación en la forma y en el fondo en representación del sentenciado Carlos
Calderón Pinto. La casación en la forma principia aclarando que el contrato
adjudicado por resolución 766, de 10 de noviembre de 1997, denominado
Estudio de Ingeniería para la Recuperación de Terrenos en la Ribera Norte del
río Bio Bio no fue asignado a CCP, sino que como consta de la resolución, a un
consorcio formado por las empresas “CCP y AC Ingenieros Consultores”.
Además, el hecho del abultamiento en la consultoría es una mera afirmación
sin demostración, ni siquiera se precisa cual sería el precio real, original, para
deducir el abultamiento.
Se funda el recurso en la causal 9ª del artículo 541 del Código de
Procedimiento Penal en relación al artículo 500 Nros. 3, 4 y 5 del aludido
cuerpo de leyes. Con los mismos argumentos esgrimidos en el recurso
promovido por el representante del condenado González Tagle solicita se anule
el fallo y se dicte el correspondiente de reemplazo que absuelva a su
mandante.
En cuanto al recurso de casación en el fondo, asilado en la causal
tercera del artículo 546 del Código de Procedimiento Penal, se reclama la
36
infracción a los artículos 1, 239 y 260 del Código Penal, reiterándose los
argumentos detallados en el motivo anterior acerca de la calidad de sujeto
activo especial requerido por el tipo y la impropiedad de pronunciarse sobre el
monto cobrado por una labor contractual privada. Se reitera en el libelo que no
hubo fraude porque lo honorarios que cobró su mandante por su asesoría
profesional fueron correctos. Los fondos entregados a GATE fueron con cargo
a su propio patrimonio, por lo tanto, por el trabajo se cobró un precio real, y
para pagar los 59 millones de pesos a GATE se recurrió a la caja de CCP y se
rebajaron los costos en algunos contratos. El precio que CCP cobró no puede
ser ponderado por el órgano jurisdiccional.
Respecto de la condena civil, fundado en el artículo 546 inciso final del
Código de Procedimiento Penal, 765 y 767 del Código de Procedimiento Civil,
2332 del Código Civil y 103 bis del Código de Enjuiciamiento Criminal se
reclama el rechazo de la prescripción de la acción civil sobre la base de una
errada determinación del cómputo del plazo, el que, de acuerdo al artículo 2332
del Código Civil, ha de contarse a partir de la perpetración del acto. Afirma que
nunca se ejerció la acción durante el sumario, como forma de interrumpir la
prescripción. De este modo, los hechos en que se funda la demanda ocurrieron
en junio de 1999, por lo cual la acción se extinguió en junio de 2003.
Finaliza solicitando que se anule el fallo y se dicte otro de reemplazo que
absuelve a su representado del cargo.
Décimo séptimo: Que a fojas 21.081, la defensa del sentenciado
Francisco Donoso Díaz formalizó recursos de casación en la forma y en el
fondo. El impugnante obró en condición de representante de la consultora
Diagnos. Como el recurso señala las misma alegaciones que se han explicado
en los fundamentos precedentes, se tendrán por reiteradas, a fin de evitar
repeticiones innecesarias.
Décimo octavo: Que a fojas 21.134, el representante del sentenciado
Jorge Antonio Quiroz Castro, dedujo recursos de casación en la forma y en
el fondo. El recurso de casación en la forma se funda en la causal novena del
artículo 541 del Código de Procedimiento Penal, dada la infracción cometida en
relación al artículo 500 Nros. 4 y 7 del mismo cuerpo legal.
Según se afirma, a propósito de la exigencia del ordinal cuarto del
precepto citado, la decisión condenatoria se adoptó a través de considerandos
contradictorios y con inobservancia de la prueba recopilada en el proceso,
llegando a sostenerse que determinadas pruebas reseñan ciertos hechos que
en rigor no consignan. En tal sentido, indica que los fundamentos 28° y 30° del
fallo de alzada se refieren a la participación de los consultores señalando que
37
con un plazo máximo de 15 días antes del inicio de las tareas y ser aprobado
por ésta. Si el personal no era aprobado, el consultor debía sustituirlo en un
plazo máximo de 15 días desde la notificación de la no aprobación. De acuerdo
al mismo instrumento, se dejó expresamente establecido que estaba prohibida
la subcontratación de servicios que no fueran indicados por el consultor en la
oferta técnica, siendo siempre, en todo caso, responsable el consultor del
cumplimiento de todas las obligaciones contraídas en virtud del contrato, las
que en ningún caso podrían ser traspasadas al contratista.
c).Que la empresa R & Q Ingeniería Ltda., al presentar la documentación
exigida por las Bases de la Licitación y al referirse a la Fase B, señaló que ésta
contempla la asesoría de especialistas en diversos temas relacionados con el
proceso expropiatorio, para apoyar puntualmente la labor de la Unidad
Ejecutiva de Expropiaciones. En el documento elaborado por dicha empresa,
denominado “Presupuesto Propuesta Económica” y al aludir a la Fase B, se
señaló que el costo será el equivalente a U.F. 2.800, especificándose en forma
individual el costo de cada uno del personal que por cuenta de la consultora
debía realizar las labores que comprende dicha fase.
d). por Resolución de la Dirección General de Obras Públicas, signada
con el número 55 de 21 de febrero de 2000, suscrita por el Director General de
Obras Públicas de la época, Juan Lobos Díaz, y con el visto bueno del Ministro
de Obras Públicas, Jaime Tohá González, para dar cumplimiento a lo dispuesto
en el artículo 2 del Decreto Nº 48 que aprobó el nuevo Reglamento para
Contratación de Trabajos de Consultoría, se ratificaron las Bases
Administrativas y los Términos de Referencia de la consultoría y se aceptó la
oferta presentada por el empresa consultora R & Q Ingeniería Ltda., para la
ejecución de la consultoría denominada “ Apoyo al proceso de expropiaciones
Concesión Ruta 5: Tramo Santiago-Talca (Santiago- Pelequén) y Acceso Sur a
Santiago (zona urbana), autorizándose el gasto ascendente a la suma de UF
30.824, impuestos incluidos, correspondiente al valor de los servicios
contratados. Dicha resolución quedó tramitada por la Contraloría General de la
República con fecha 14 de marzo de 2000.
e). Que con fecha 5 de abril de 2000 la empresa R & Q Ingeniería Ltda.
extendió la factura signada con el número 4707 al M.O.P. Administración de
Sistema de Concesiones por la suma de $ 80.752.392.- especificando que
correspondía al estado de pago Nº 1, e ingresados dichos fondos a su cuenta
corriente procedió a pagar la boleta de servicio signada con el número 092
extendida por la empresa Gestión Ambiental y Territorial ( GATE S.A.) por la
suma de $ 42.603.764.-, cumpliendo instrucciones del respectivo inspector
47
para obtener una visión completa respecto de las características del sistema en
términos de usuarios y derechos, así como capacidad, estado de conservación
y posibilidad de mejoramiento que presentan los diferentes canales que
integran esta red y sus obras de arte, invitando a presentar cotizaciones a las
empresas Gerens Ltda., Econat Ltda., y Agraria Ltda.
b). Que mediante el Convenio Ad-Referéndum de 28 de julio de 1999,
suscrito entre la Dirección General de Obras Públicas, representada por el
ingeniero de la Coordinación General de Concesiones, Roberto Salinas
Briones, y la empresa consultora Consultorías Profesionales Agraria Ltda.,
representada por Francisco González del Río, se encargó al consultor el
desarrollo del trabajo de consultoría y labores especificadas en los Términos de
Referencia, señalándose que el valor del trabajo de la consultoría contratada
asciende a un monto total de $ 46.300.000.-, incluido impuestos.
c). Que por Resolución de la Dirección General de Obras Públicas
signada con el número 3151, de 5 de noviembre de 1999, suscrita por el
Director General de Obras Públicas, Juan Lobos Díaz, y con el visto bueno del
Ministro de Obras Públicas de la época, Jaime Tohá González, para dar
cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 2 del Decreto Nº 48 que aprobó el
nuevo Reglamento para Contratación de Trabajos de Consultoría, se aprobaron
los Términos de Referencia y el Convenio Ad-Referéndum para la realización
de la consultoría denominada “ Factibilidad de Desarrollo Agropecuario en el
Área de Influencia del Embalse Illapel”, dejándose constancia que el gasto por
el valor de la consultoría asciende a la suma de $ 46.300.000.-, incluido los
impuestos.
d). Que efectuado el informe respectivo y pagado por el Ministerio de
Obras Públicas el precio de la consultoría, se procedió a pagar la Boleta Nº 084
extendida por la empresa Gestión Ambiental y Territorial (GATE S.A.) el 24 de
febrero de 2000 por la suma de $ 12.400.000.- y la Boleta Nº 056 extendida por
Pedro Antonio Salazar Rodríguez el 20 de diciembre de 1999 por la suma de $
360.000.-, cumpliendo instrucciones del inspector fiscal o contraparte técnica
del contrato y, respecto de la primera boleta, la beneficiaria no prestó ningún
servicio y tampoco intervino en la consultoría encargada.
e). Que dichos pagos fueron considerados como gastos en la contabilidad de
la empresa.
f). Que la suma de $ 12.400.000.- se destinó al pago de sumas de dinero
que el Fisco de Chile no estaba obligado a solucionar.
V. En relación a la empresa consultora GERENS LTDA.
50
representada por Luis Arrau del Canto, se encargó al consultor el desarrollo del
trabajo de consultoría y las labores especificadas en los Términos de
Referencia, señalándose que el valor del trabajo de la consultoría contratada
alcanza un monto total de $ 34.300.000.-, incluido impuestos.
c). Que por Resolución de la Dirección General de Obras Públicas
signada con el número 2506, de 7 de septiembre de 1999, suscrita por el
Director General de Obras Públicas, Juan Lobos Díaz, y con el visto bueno del
Ministro de Obras Públicas de la época, Jaime Tohá González, para dar
cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 2 del Decreto Nº 48, que aprobó el
nuevo Reglamento para Contratación de Trabajos de Consultoría, se aprobaron
los Términos de Referencia y el Convenio Ad-Referéndum para la realización
de la consultoría denominada “Regulación de los Derechos de Agua y
Simulación de la Concesión para el Embalse Illapel”, dejándose constancia que
el valor de la consultoría asciende a $ 34.300.000.-, incluido todos los
impuestos.
d). Que efectuado el informe respectivo y pagado por el Ministerio de
Obras Públicas el precio de la consultoría, se procedió a pagar las siguientes
boletas: Boleta Nº 63 extendida por la empresa Gestión Ambiental y Territorial
(GATE S.A.) el 19 de octubre de 1999, por la suma de $ 10.000.000.-; la boleta
de honorarios Nº 59 extendida por José Gabriel Solar Pinedo el 11 de octubre
de 1999, por la suma de $ 6.620.000; y la boleta de honorarios Nº 1311
extendida por la empresa Álamos y Peralta Ingenieros Consultores Ltda., por la
suma de $ 7.170.643.-.Dichos pagos se efectuaron cumpliendo instrucciones
del inspector fiscal o contraparte técnica y, respecto de la primera boleta, la
beneficiaria no prestó ningún servicio y tampoco intervino en la consultoría
encargada.
e). Que dichos pagos fueron considerados como gastos en la
contabilidad de la empresa consultora.
f). Que la cantidad de $ 10.000.000.-, fue destinada al pago de sumas de
dinero que el Fisco de Chile no estaba obligado a soportar.
VIII. En relación a la empresa consultora CONSEC LTDA. ECONOMÍA Y
FINANZAS.
a). Que la Coordinación General de Concesiones de la Dirección
General de Obras Públicas requería realizar una consultoría, cuyo propósito
era estimar la demanda de agua que se generaría en los potenciales usuarios
del sistema de Las Brisas de Santo Domingo, una vez que se construyera
dicha obra, de acuerdo al proyecto de ingeniería desarrollado por la Dirección
de Obras Hidráulicas, para lo que invitó a presentar cotizaciones a las
54
Díaz y Cía. Ltda., representada por Sergio Miguel González Tagle, del mismo
tenor del anterior.
e). Que efectuado el informe respectivo y pagado por el Ministerio de
Obras Públicas el precio de la asesoría, se procedió a pagar por la referida
Facultad las siguientes boletas: Nº 14 extendida por la empresa Gestión
Ambiental y Territorial (GATE S.A.) el 15 de octubre de 1998, por la suma de $
9.405.617. ; Nº 17, 18, 19 y 20 extendidas por la empresa Gestión Ambiental y
Territorial (GATE S.A.) el 6 de noviembre de 1998, por la suma de $
4.080.000.- cada una; Nº 41, 42, 43, y 44 extendidas por la empresa Gestión
Ambiental y Territorial (GATE S.A.) el 25 de mayo de 1999, por la suma de $
920.000.- cada una y la Nº 45 extendida por la empresa Gestión Ambiental y
Territorial ( GATE S.A.) por la suma de $ 2.000.000.-, que hacen el total de $
31.405.617.-; y las boletas Nº 17, 20, 23 y 32 extendidas por la sociedad
González, Díaz y Cía. Ltda. el 15 de octubre, el 27 de noviembre, y el 23 de
diciembre todas del año 1998 y el 19 de marzo de 1999, todas por la suma de $
2.500.000.-; la boleta Nº 36 extendida por igual empresa el 11 de mayo de
1999 por la suma de $ 4.000.000.-; y la boleta Nº 38 extendida por la misma
empresa el 6 de julio de 1999, por la suma de $ 2.500.000.-, que hacen el total
de $ 16.500.000.- Los pagos efectuados a la empresa GATE S.A. se
efectuaron no obstante que no prestó ningún servicio y, además, sin que
interviniera en la consultoría encargada.
f). Que dichos pagos fueron considerados como gastos en la
contabilidad de la Facultad mencionada.
g). Que la cantidad de $ 31.405.617.- fue destinada al pago de sumas de
dinero que el Fisco de Chile no estaba obligado a solucionar.
X. En relación a la empresa consultora DIAGNOS LTDA.
a). Que la Dirección de Obras Hidráulicas del Ministerio de Obras
Públicas necesitaba efectuar un estudio, para determinar alternativas de
financiamiento para ejecutar obras complementarias que requería el Proyecto
Zanjón de la Aguada para su operación y buen funcionamiento; razón por la
que necesitaba contratar una consultoría que evaluara y propusiera las
alternativas de financiamiento más viables para el logro del objetivo.
b). Que mediante el Convenio Ad-referéndum, de 24 de abril de 2001,
suscrito entre la Dirección de Obras Hidráulicas del Ministerio de Obras
Públicas, representada por su Director Nacional Eduardo Bartholin Zanetta, y la
Facultad de Economía y Administración de la Universidad de Chile,
representada por su Decano Ricardo Paredes Molina, se encargó al consultor,
a través del Centro de Investigación Aplicada para el Desarrollo de la Empresa,
57
comprenden sus testimonios que se contienen a fs. 154, 449, 567, 681, 738, 875,
887, 1389, 2107, 2903, 9.540, 11854, 12,290, 12389, 16.900, 18,518, 4607, 4563
y 6.695, en las que, luego de expresar los cargos que ejerció en el Ministerio de
Obras Públicas, tanto como Coordinador de Concesiones y luego, como Ministro
del mismo ministerio a partir de 1995 y hasta enero de 2002, reconoció en
general la existencia de los hechos y en especial, la naturaleza de los pagos que
la sentencia los califica de ilícitos de la manera como se indicó en los
considerando anteriores, especialmente la existencia de Gate S.A. que sirvió
como instrumento para el tema de las concesiones y el pago de honorarios que
estima en general, que se trataba de operaciones regulares y útiles para los fines
de las obras a desarrollar y asegurar las remuneraciones de las personas
involucradas en ellas, que también reconoció esas actividades que ya se
realizaban sin objeciones, por ello aceptó el pago de boletas a favor de empresas
ajenas a Gate S.A. los que consideró recursos privados, aceptando que tomó la
decisión de mejorar los sueldos de distintas personas. En este contexto, de las
afirmaciones dadas por el mismo Cruz, la sentenciadora hace el juicio de valor de
ellas para determinar si las acciones desarrolladas por Cruz podían aceptarse
como lícitas o ilícitas, trabajo que se efectúa a través de los considerandos 60 a
64. Por el primero, se establecen algunos reconocimientos básicos del procesado
en distinta etapas del proceso investigado en el MOP, tales como: I.- Que cuando
se desempeñó como coordinador general de concesiones y como ministro,
dispuso personalmente de dos nuevas fuentes o modalidades de recursos, del
modo siguiente: a) centralizó los fondos “pro forma” o de imprevistos contenidos
en todos los contratos de asesoría, según el procesado, para optimizar su uso,
los que anteriormente fueron utilizados individualmente por los inspectores
fiscales, de cada contrato en particular, y b) obtuvo aportes voluntarios de
contratistas con obras adjudicadas y en ejecución. II.- Que dichas fuentes o
modalidades de recursos provocaron las siguientes innovaciones en la actividad
financiera del MOP: a) se centralizaron los pagos extraordinarios en una cuenta
única administrada por Sergio Cortés, jefe de finanzas de la Coordinación
General de Concesiones hasta junio de 2000 y luego por quienes administraron
el contrato Gate; b) se centralizaron los recursos provenientes de las diversas
fuentes privadas en el contrato Gate, sociedad que hizo las veces de caja de
todos esos fondos a través de diversas cuentas corrientes; III.- que cuando se
desempeñó el aludido Cruz como coordinador, no obstante que no tenía potestad
para celebrar contratos de honorarios ni para mejorar remuneraciones de
responsabilidad del Director General de Obras Públicas, dispuso el mejoramiento
de los emolumentos percibidos por funcionarios públicos que se desempeñaban
70
en el MOP por la vía del pago de dinero y que además como Ministro de Estado
mejoró u ordenó mejorar sueldos para directores del mismo MOP. Lo consignado
en los números I y II precedente, según el considerando 61 de la sentencia en
examen, se ratifica con la transcripción textual del escrito que rola a fs. 1702
firmado por el mismo Cruz y su abogado y cuyo tenor ratificó a fs.1886,
especialmente relacionado con los párrafos escritos en las líneas 4 a 13 de fs.
1704 y líneas 17 a 27 de fs. 1705;
Trigésimo segundo: Que continuando la sentencia de primer grado en el
análisis de la participación criminal que le atribuye la sentencia a Cruz, en el
considerando 62, refuta las alegaciones del aludido procesado, en lo relativo a las
fuentes o modalidades de recursos que dispuso de manera personal y a la
operatoria que aquello generó, puesto que dicha actividad ilícita coincide
plenamente con la detectada en la pesquisa judicial y que fue la que en definitiva
se utilizó en la Coordinación General de Concesiones para solventar los pagos
que el tesoro público no estaba obligado a soportar. En efecto, se sostiene en la
sentencia, los dineros que se obtuvieron por el procedimiento descrito son
públicos y no privados como lo afirma el encausado aludido, porque no se trata
de donaciones o aportes de dinero efectuados por los consultores, según se
concluyó en la aludida resolución, puesto que se depositaron en las cuentas
corrientes de Gate S.A y/o de personas relacionadas (Peña Véliz, Jara Núñez,
General Carrasco) situación que conformó en definitiva una caja paralela.
Continuando en su relato argumentativo, la sentencia de primera instancia,
en el motivo 63, se refiere al alegato del procesado Cruz de intentar atribuir
responsabilidad a otros personeros, en particular a los Directores de
determinados servicios del MOP los que habrían definido las fuentes de los
recursos que, conforme lo señala, podían ser del presupuesto asignado a la
repartición o de anticipos por trabajos en ejecución solicitados a empresas
contratistas de distinta naturaleza que se incorporaban en definitiva a la época de
la liquidación del contrato. Sin embargo, se señala por la sentenciadora, esa
exculpación no puede ser admitida por falta de sustento, atendido el resultado de
careos a que fue sometido Cruz con Bartholin Zanetta; Guzmán Silva; Anguita
Salas y Arriagada Moreno. En cuanto al cambio de las declaraciones de Cruz, el
fallo en el considerando antes indicado enfatiza que esa modificación, en cuanto
que la instrucción que dio fue la de ejercer una administración centralizada de las
partidas “pro forma” y de “gastos administrativos generales” en los términos
señalados a fs. 18.518, no tiene la virtud de liberarlo porque la que dio en el curso
de la causa y que se sintetizó en el considerando 60, coincide precisamente con
el modo como operó el personero que estaba a cargo de la Unidad de
71
2°, 4°, 5°, 6°, 7° y 8° del artículo 433; o al aceptar o rechazar en la sentencia
definitiva, las que se hayan alegado en conformidad al inciso segundo del artículo
434;” El segundo motivo de nulidad, N° 3 del artículo 546, también permite la
invalidación cuando: “ la sentencia califique como delito un hecho que la ley penal
no considera como tal;” en consecuencia, aparece patente una contradicción
clara en el planteamiento del recurso en relación a la nulidad que pretende,
puesto que si aspira por esta vía el reconocimiento de la prescripción de la acción
penal, debe aceptar para ello como verdaderos los hechos que se declaran
probados por la sentencia impugnada, lo cual entra en colisión de inmediato con
la segunda causal en la que precisamente discute la inexistencia de hechos que
configuran el delito por el cual se le condena, agregando, además, que el recurso
en análisis no plantea ninguna discusión acerca de haberse infringido leyes
reguladoras de la prueba que permitirían a esta corte de casación modificar los
hechos establecidos por los jueces de la instancia, que en su dictamen lo
calificaron como constitutivos del delito de fraude al Fisco;
Cuadragésimo segundo: Que aun cuando el defecto anotado en el
motivo anterior es suficiente para desestimar el arbitrio de nulidad sustancial que
ha intentado el acusado Hinojosa, se entrará de todos modo al análisis de las
causales, principiando con la alegación de prescripción, basada en la causal del
N° 5 del artículo 546 del Código de Procedimiento Penal, en la que el recurrente
considera quebrantados los artículos 21, 93 N°6, 94, 95 y 96 del Código Penal,
por falta de aplicación y consecuencialmente, el artículo 239 del mismo texto
punitivo, por errónea interpretación. Se basa el libelo, aceptando como hechos los
siguientes: que las tres supuestas figuras delictuales que se imputan al acusado
Hinojosa ocurrieron entre el 15 de junio de 1998 y el 19 de abril de 1999; que fue
sometido a proceso el 1° de abril de 2003, como autor del delito de fraude al
Fisco contemplado en el artículo 239 antes citado y que la acusación fiscal,
particular y demanda civil le fue notificada el 11 de Septiembre de 2009. En su
exposición, expresa que entre la fecha de la comisión del delito, a partir de 19 de
abril de 1999, empezó a correr el término de prescripción de cinco años para el
caso de los simples delitos y que dicho plazo se suspendió, en su opinión,
cuando se dictó y notificó la resolución de procesamiento, ocurrido el 1° de abril
de 2003, pero a partir de esa fecha el proceso, en lo que a su persona respecta,
se paralizó porque no habían sido producidas actuaciones judiciales que se
refirieran a su participación criminal, sin perjuicio de reconocer que la causa
siguió tramitándose respecto de otros acusados, de modo que operaría para el
recurrente la situación del artículo 96 del Código Penal, ya que encontrándose
paralizado el expediente respecto de su situación personal, hubo una suspensión
79
1996, por lo tanto, se debe concluir que se trata de un organismo creado por el
Estado y que, además, es dependiente de él. Conforme a la misma resolución la
persona que debe estar a cargo de la Coordinación General de Concesiones es
el Coordinador General de Concesiones, cargo también de tipo funcional
dependiente del Director General de Obras Públicas para todos los efectos que
tengan relación con las atribuciones que la ley otorga al Director General, todo
según se expresa en la citada resolución.
Se enfatiza que la calidad de agente público, que se otorgó, según se
expresa en las resoluciones que aprobaron los convenios ad referéndum, para
que, en el desempeño de sus funciones, asumiera la representación de los
intereses del Fisco, del Director General de Obras Públicas o de otras
autoridades del Ministerio de Obras Públicas, cuando éstas lo estimen
conveniente y en materias relacionadas con la licitación, construcción y
explotación de obras del Programa de Concesiones de Obras Públicas.
También conviene considerar que la Contraloría General de la
República, en relación a los agentes públicos, ha señalado que los contratados
a honorarios en el Ministerio de Obras Públicas, conforme a la especial
modalidad contenida en la glosa 01 partida 12 de la Ley de Presupuestos,
común para todos los capítulos de ese ministerio, deben considerarse
funcionarios públicos, lo que se relaciona principalmente con la responsabilidad
administrativa a que quedan sujetos, regulándose, en relación con sus
derechos y deberes, por el propio estatuto convencional celebrado con la
Administración, contratación a honorarios que posee características propias y
excepcionales que deben interpretarse estrictamente, debiendo los interesados
ser considerados como agentes públicos en la medida que desarrollan labores
técnicas directamente relacionadas con la infraestructura pública que atiende la
aludida Secretaría de Estado. (N° 39.013 de 3 de agosto de 2004, N° 4.463 de
30 de enero de 2002).
Cuadragésimo noveno: Que la opinión expresada en la sentencia
impugnada para dirimir el cuestionamiento producido si un agente público está
incluido en la expresión empleado público, para los fines de los artículos 260 y
239 del Código Penal, en la que el dictamen impugnado se inclina por la
inclusión del concepto debatido, tiene también su antecedente jurídico en lo
resuelto sobre el mismo tema por esta Corte Suprema, que conociendo la
misma discusión doctrinaria zanjó la cuestión en la opinión inclusiva, lo que
ocurrió a través de la sentencia de 19 de mayo de 2008, en los autos rol N°
2.321-07 de este tribunal, precisamente en un cuaderno separado de esta
mismo proceso, cuyo rol del tribunal de primera instancia es el N° 15.260-L-IV
85
del antiguo 17° Juzgado del Crimen de Santiago. En dicha sentencia se analiza
la defensa de los imputados que a la fecha de los ilícitos, en los que
participaron como autores, afirmando que eran agentes públicos remunerados
a base de honorarios y por lo tanto, no concurría la condición objetiva de
punibilidad respecto de un delito que solo podía cometerse por un empleado
público. Esta Corte, luego de analizar el sentido literal del artículo 260 llega a la
conclusión, fuera de dudas, que esta norma es aplicable a dicho caso, habida
consideración que el delito de fraude que se imputa a los acusados de esa
causa, en su respectiva condición de funcionarios del Estado se encuentra
tipificado en el artículo 239 del Código Penal del que se trata en el párrafo 6°
del Título V de su Libro II. Agregando en seguida, que esos hechores para el
caso ejercieron una función pública en un cargo servido en un organismo
creado por el Estado o dependiente de él, sea o no de elección popular. En los
considerandos 45 a 49, la sentencia de esta Corte amplía con más
consideraciones la doctrina que sustenta en la que otorga razón suficiente a la
resolución impugnada por el recurso en este proceso, en cuanto establece la
concurrencia del requisito previsto en el artículo 239 aludido, al decidir que el
autor en las acciones que lo incriminan actuó en calidad de empleado público
por cumplir precisamente una función pública para un órgano del Estado.
En estas condiciones el recurso de casación en el fondo del aludido
procesado Hinojosa ha de ser desestimado, incluyendo además el rechazo de
la infracción a los artículos 7° de la Constitución Política y 4 del Código
Orgánico de Tribunales, puesto que es evidente que la jurisdicción con
respecto a la investigación y sanción de estos hechos ilícitos y la participación
de Hinojosa se hallaba con competencia suficiente para enjuiciarlo sin que por
ello hubiere traspasado la barrera de la competencia que dichas normas le
entregan a otros organismos del Estado;
IV.- Recurso de casación de Ramón Silva Améstica.
Quincuagésimo: Que como se señaló en el considerando 13° de este
fallo, el encausado Silva basó su recurso de casación en el fondo en las
causales de los Nros. 3 y 7 del artículo 546 del Código de Procedimiento Penal,
sosteniendo que habiendo trabajado para el MOP en calidad de asesor, que no
implicaba una titularidad de empleado público, en el desempeño de sus
funciones obró sin otra intención que la de cumplir sus tareas sin potestad ni
capacidad de tomar decisiones en algún acto que pudiera significar una
intervención en razón de su cargo para defraudar o consentir que se defraude
al Fisco, de modo que su participación en los actos que se le reprochan lo fue
con ausencia de dolo y de obtención de algún provecho con respecto de las
86
prueba, pero no con respecto de todos los requisitos establecidos por la ley ya
que también la jurisprudencia y la doctrina han entendido que hay infracción de
ley sólo en los casos de los Nros. 1 y 2 del precepto y en esta última condición,
solo en cuanto se exige multiplicidad, sin embargo el recurso plantea su tesis
de nulidad considerando todos los requisitos en su conjunto sin que se haya
limitado y explicado aquellos que si son decisorios de la litis, como se ha
indicado, pero además el vicio planteado no resulta esencial, puesto que
limitado el reproche a la manera como se determinó su responsabilidad, es lo
cierto que la sentencia de primera instancia la estableció no sobre la base de
presunciones sino que a través de la confesión judicial, como lo indica
claramente el considerando 70 de dicha resolución, ya que en dicho apartado
se estima que la declaración indagatoria de Silva reúnen todas las condiciones
establecidas en el artículo 481 del Código de Procedimiento Penal, en las que
en síntesis reconoció que como contraparte técnica y a instancias de Cortés
Castro solicitó a los consultores que abultarán el precio que debían consignar
en la oferta que presentarían para adjudicarse determinados trabajos,
declaración que mantuvo en los careos con Cortés Castro, Peirano Rodríguez
e Hinojosa Ramírez, llegando la sentenciadora de primer grado a demostrar la
configuración de una confesión judicial que unida a los elementos de
convicción a que se hace referencia en el motivo 2° y al mérito de lo que surge
del careo con Cortés e Hinojosa, los estima suficientes para tener por
acreditada la participación de autor que le cupo en el delito de fraude que se le
imputa. Como el recurso no denuncia ningún quebrantamiento a esta norma
procesal, habrá que concluir que no puede haber reparos en la declaración
antes indicada, de considerar al procesado Silva confeso en los hechos
demostrativos de su responsabilidad criminal;
Quincuagésimo tercero: Que respecto de la infracción a los artículos
14, 15 y 239 del Código Penal, que denuncia el mismo recurrente Silva, basada
en la causal tercera del artículo 546 del Código de Procedimiento Penal, se
sostiene al efecto, que su conducta como funcionario del MOP en los hechos
que se le reprochan como constitutivos de fraude al Fisco no se subsumen,
tratándose de un asesor a honorarios, en su imputabilidad y que la sentencia
construye ilegalmente al admitir que extraños no funcionarios, de agregación
reciente al Ministerio como asesores, se integran a un complot que operaba
como sistema justificando una comunicabilidad imposible, ya que el recurrente
Silva no es empleado público, que es de la esencia del delito, que no interviene
ni opera por razón de su cargo, con competencia en el tema y un grado de
responsabilidad en la corrección de los procedimientos empleados y en las
89
lo acotado por la ley, resalta de inmediato que esa apreciación valorativa solo
constituye una facultad que los jueces del fondo pueden hacer valer dentro de
sus atribuciones privativas, apreciación que por ser de carácter discrecional,
para que en dicha ponderación pueda intervenir esta Corte de Casación para
decidir lo contrario a lo que se afirma por aquellos sentenciadores, no cabe a
este tribunal innovar en la apreciación probatoria antes indicada;
Sexagésimo cuarto: Que con respecto de la infracción a los artículos
485 y 488 del Código de Procedimiento Penal denunciados por el recurso de
Sapag, es del caso que la primera norma contiene un concepto de presunción
judicial en su aplicación al proceso penal, que como ha dicho este tribunal, en
casos similares, no es reguladora de la prueba, porque solo tiene un carácter
definitorio referida a principios generales de orden procesal y no constituye una
norma que regula de manera imperativa la prueba. En cambio el precepto del
artículo 488 citado, sólo es reguladora y con efectos obligatorios, en cuando se
refiere a los requisitos de multiplicidad y que los indicios se funden en hechos
reales y probados, o sea, aquellos requisitos previstos en los números 1 y 2 del
citado precepto, y en este último casos cuando se exige la multiplicidad. El
recurso basa el reproche en que la sentencia al determinar la participación
penal de Sapag a base de presunciones judiciales se equivocó en todas las
exigencias que se indican en la norma en análisis, con lo cual ya el libelo
carece de la precisión necesaria para su acogimiento, además que se impugna
que la sentencia no tomó en consideración pruebas que harían un contraste
con los indicios condenatorios, materia que correspondería discutirla a través
de un recurso de casación en la forma que no ha sido propuesto. En resumen
solo cabe analizar si la prueba indiciaria en la que se basó la declaración de
culpabilidad de Sapag cumplía con los objetivos obligatorios de toda
presunción, en cuanto a que sean múltiples y que se funden en hechos reales y
probados y la verdad es que la resolución impugnada basó su criterio
condenatorio en dos presunciones, la declaración de un testigo, que como dice
el fallo reclamado, es claro, preciso y categórico en atribuirle a Sapag una
participación directa en el fraude investigado y el segundo indicio, se basa
precisamente en que éste dirigía todas las operaciones de consultoría
relacionadas entre el MOP, la Facultad de Economía y la delegación indebida
que ésta efectuó con la empresa Diagnos Ltda., para la obtención de un trabajo
que devino en el aprovechamiento de terceros de dineros del Fisco, en la que
Sapag reconoció tal trabajo, aduciendo que no sabía el destino de los fondos
obtenidos y que solo fue poco cuidadoso en no examinar con más detalle los
documentos que le permitieron decidir dicha consultoría. De este modo, se dan
99
las condiciones objetivas que exige la ley para la aceptación como prueba de
las presunciones, de ser múltiples y estar fundadas en hechos reales y
probados y no en otras presunciones. Cabe agregar que los aspectos de
gravedad, precisión, de ser directas y concordantes tales indicios constituyen
requisitos que los aprecian privativamente los jueces del fondo y no son
revisables por la vía del recurso de casación en el fondo, de manera que el
arbitrio deducido en favor de Nassir Sapag Chaín debe ser desestimado;
VI.- Recurso de casación en el fondo de Héctor Quiroz Astorga.
Sexagésimo quinto: Que como se dejó consignado en el motivo 19 de
esta sentencia, la defensa de Héctor Quiroz Astorga basa su recurso de
nulidad sustancial en los números 1 y 3 del artículo 546 del Código de
Procedimiento Penal. Por la primera causal solo plantea la invalidación de lo
resuelto en la infracción del artículo 1° del Código Penal, reprobando lo que el
considerando 7 ° de la sentencia recurrida fundamentó para desestimar la tesis
del error de prohibición, que según el recurso constituiría una eximente de
responsabilidad criminal, en las que no se analiza en profundidad la falta de
voluntariedad que le asiste a dicho imputado, ya que por su calificación
profesional no estaba en condiciones de entender los actos que derivaron en el
fraude investigado, puesto que solo cumplió instrucciones de la asesora letrada
experta en concesiones, que le permitía al recurrente deducir que estaba
actuando conforme a derecho. Por la segunda causal, invoca la infracción al
artículo 239 del Código Penal, porque en su opinión el principio de tipicidad no
obliga a cumplir estrictamente con las hipótesis del tipo, evitando la aplicación
analógica de la norma, de modo que de no cumplirse todos los extremos del
tipo penal no existe el fraude, asegurando que el Fisco fue perjudicado, pero no
resultó agraviado puesto que los recursos obtenidos los destinó a solventar
remuneraciones y otras necesidades funcionarias e institucionales, por lo que
se trata de faltas administrativas incorrectas pero no punibles, considerando
también en este aspecto defensivo el error de prohibición;
Sexagésimo sexto: Que como se observa el recurso del encausado
Héctor Quiroz sostiene la nulidad de la sentencia en cuanto ésta no había
considerado el error de prohibición, negando su reclamo de haber actuado con
desconocimiento de ciertas reglas que inducirían a una ilicitud penal,
considerando a su respecto la concurrencia de una causal de justificación que
permitiría su inclusión en la causal primera del artículo 546 citado, pero luego,
sobre la base del mismo error de prohibición, se habría incurrido en infracción
al artículo 239 del Código Penal, porque no contendría su actuación el factor de
tipicidad, lo que daría lugar al motivo de nulidad previsto en el número tercero
100
del mismo artículo 546 del código procesal antes indicado. Sin embargo la
primera causal de invalidación establece, como premisa para su concurrencia,
la circunstancia que el recurrente acepta que la sentencia impugnada califique
el delito con arreglo a la ley, sosteniendo el error de derecho en la imposición
de una pena más o menos grave que la designada en la ley provocada en la
determinación de la participación que ha cabido al condenado en el delito, ya al
calificar los hechos que constituyen circunstancias, agravantes, atenuantes o
eximentes de su responsabilidad, ya por fin, al fijar la naturaleza y el grado de
la pena. A su vez, la segunda causal presupone que la sentencia recurrida
califique como delito un hecho que la ley penal no considera como tal. En estas
circunstancias, peticionando de absolución el recurrente en su libelo, es
evidente que la concurrencia de ambas causales resultan incompatibles, ya
que por una se acepta una calificación del delito con arreglo a la ley y por la
otra se pretende que se anule la sentencia porque ha calificado un hecho como
delito sin ser tal, de modo que tienen dichos motivos objetivos distintos de
invalidación que hacen imposible su convivencia jurídica e impide a este
tribunal tratar de manera adecuada el discurso del recurrente, ya que
planteadas las causales de manera conjunta no hay posibilidad de elegir
alternativas contrapuestas, en atención al carácter de derecho estricto que
presenta este recurso extraordinario de nulidad, lo cual sería suficiente para
rechazarlo por inadmisible;
Sexagésimo séptimo: Que, aparte de lo anterior, el mismo recurso no
aporta tampoco argumentos suficientes para su tesis del error de prohibición,
puesto que la sola circunstancia de alegar que no estaba en condiciones de
discernir si su conducta reprochada importaba un acto de voluntariedad, puesto
que frente a requerimientos técnicos de los que carecía y por la influencia de su
jefa directa que sí era experta en la materia, no estaba en condiciones de
entender que en las operaciones actuaba ilícitamente, cuestiones de hecho que
no demuestra, aparte de sus solas afirmaciones, ni tampoco fluye de manera
clara y precisa en la sentencia que se reclama. De toda manera, tampoco se
explica cómo su poco conocimiento alcanzaba el extremo de ser considerada
una causal de justificación que enervara la pretensión penal del Estado.
Tampoco se advierte en el recurso, de manera razonada y convincente la
manera cómo se habría infringido, en el supuesto de la causal 3° del artículo
546 del Código de Procedimiento Penal, el artículo 239 del Código Penal, salvo
advertir la inexistencia de tipicidad porque no habría perjuicio para el Fisco en
las operaciones por las cuales fue condenado, en circunstancias que dicho
perjuicio fue claramente consignado por los jueces de la instancia, de modo
101
dispuesto en el artículo 482 del mismo cuerpo de leyes; con respecto de Cortés
se le reprocha su calidad de testigo inhábil que ha confesado su participación
en los hechos de la causa, no resulta verosímil y no son contestes con la de
Rivas; respecto de éste último, se hace presente que lo tachó como testigo, lo
que fue desestimado en la sentencia, pero esa misma resolución tratándose de
otro imputado le restó credibilidad a su declaración y además no está
sustentada en otro hecho probado. En cuanto a Cruz se desacredita sus dichos
porque es inhábil por haber sido condenado en la misma causa y su acusación
en contra de la recurrente no tiene ningún tipo de precisión. En cuanto a los
dichos de Hormazábal, Espinoza e Ibarra se sostiene que lo único que vale de
esos dichos y que constituye un hecho probado es que la imputada Rufián
siguió ligada a la Unidad de Expropiaciones, lo que no ha negado pero que
estuvo en una oficina de un piso distinto a la Coordinación General de
Concesiones, lo que deja de ser una presunción directa que pueda conducir a
la conclusión de que haya participado en el delito;
Septuagésimo sexto: Que como se ha dicho en otros considerandos y
respecto de otros recursos, sobre la misma causal invocada, el artículo 488 del
Código de Procedimiento Penal que señala los requisitos que deben cumplirse
para dar valor probatorio a las presunciones, es reguladora de la prueba y por
lo tanto atacable a través del recurso de casación en el fondo, solo respecto de
los requisitos de los números 1 y 2 de dicha norma, o sea, cuando no se
funden en hechos reales y probados y no en otras presunciones, sean legales
o judiciales, y cuando no cumplan el factor de multiplicidad. El recurso invoca el
quebrantamiento de los números 1, 3 y 5 del citado precepto, con lo cual los
requisitos de precisión y concordancia de los dos últimos numerandos se alzan
como condiciones que las determinan los jueces del fondo libremente y esa
decisión escapa del control de esta Corte de Casación, de modo que en este
escenario solo debe confrontarse si las presunción impugnadas en el recurso
cumplen o no con el requisito en cuanto se funden en hechos reales y
probados, puesto que dicho libelo implícitamente admite la concurrencia de la
multiplicidad que exige el N °2 del precepto aludido y porque espontáneamente
se advierte que el fallo en análisis consideró un grupo numerosos de indicios
para determinar la culpabilidad de la procesada Rufián;
Septuagésimo séptimo: Que como se señala en el motivo
septuagésimo cuarto precedente, la sentencia recurrida basó su convicción de
condena respecto de la enjuiciada Rufián en el testimonio de siete personas en
las que la sindican como partícipe en las operaciones dolosas que derivaron en
el fraude en perjuicio del Fisco y la mencionan dentro del grupo de funcionarios
109
que conociendo los métodos ideados para abultar el precio de ciertos trabajos,
esa suma de dinero fue a parar indebidamente al bolsillo de varias personas
contratadas a honorarios. El hecho punible no fue cuestionado en este recurso,
sólo que alega la inocencia de la recurrente Rufián, sin embargo el fallo de
primer grado consideró que las declaraciones de estas personas eran
incriminatorias y tenían la fuerza suficiente para atribuirle responsabilidad penal
en calidad de autora de dicha imputada. El reproche a los testimonios que la
perjudican pasa principalmente, respecto de cuatro de ellos, por cuanto son
imputados y condenados en esta causa y por lo tanto, no pueden ser
considerados testigos hábiles y los otros, porque no son enfáticos en asegurar
una participación cierta y directa de la misma procesada, por eso que vincula el
error de derecho respecto del indicado artículo 488 con la norma del artículo
459 del Código de Procedimiento Penal. En ambas situaciones el recurso no
puede prosperar, primero por una razón de carácter general, en cuanto el
reproche se basa en la apreciación equivocada que extrae el tribunal de los
dichos de las personas que incriminan a la procesada Rufián más que
denunciar la inconcurrencia del requisito establecido en el N ° 1 del artículo 488
del aludido código y, en seguida, porque el fallo no ha trasgredido el requisito
de considerar los indicios antes indicados con prescindencia de que éstos no
se basan en hechos reales y probados, puestos que los testimonios antes
indicados consisten en declaraciones judiciales prestadas en la causa con
todas las formalidades prescritas en la ley y en las que se extraen imputaciones
en orden a la participación punible de la recurrente, lo que es suficiente para
satisfacer la exigencia que se rechaza en el recurso, puesto que objetivamente
siete testimonios es más que suficiente para satisfacer cualquiera preocupación
de la ley en orden a establecer los hechos que se prueban con dichas
declaraciones. En cuanto a la infracción del artículo 459 del citado código
procesal, es lo cierto que esta norma no es reguladora de la prueba porque se
refiere al valor probatorio de los testigos de los cuales los jueces tienen la
facultad de asignarle el mérito de plena prueba, de manera que dentro de esta
posibilidad discrecional no le cabe a este tribunal determinar si ese análisis fue
o no fue el correcto;
Septuagésimo octavo: Que en cuanto a la infracción de los artículos
472 y 473 del Código de Procedimiento Penal, estas normas no imponen a los
jueces del fondo una regla de carácter obligatorio, ya que la primera norma
indica precisamente que tratándose del dictamen de dos peritos perfectamente
acordes, que afirmen con seguridad la existencia de un hecho que han
observado o deducido con arreglo a los principios de la ciencia, arte o que esos
110
personales del procesado; y 4.- Que el cuerpo del delito esté legalmente
comprobado por otros medios, y la confesión concuerde con las circunstancias
y accidentes de aquél.” En rigor, habiendo acuerdo que la sentencia tuvo como
confeso al recurrente Araos en los hechos que resultaron punibles en su
contra, es porque se estimó concurrente las condiciones antes indicada y por
ello, habría error de derecho con respecto a dicho artículo si la sentencia
hubiere errado en la existencia de alguno o algunos de los requisitos
establecidos por la ley para establecer dicha prueba, pero en el recurso no hay
ninguna referencia sobre la ausencia de tales condiciones de procedencia de la
confesión, de modo que no hay manera para determinar la existencia de la
infracción a tal precepto. En verdad el recurso mira en su reproche,
reconociendo que Araos confesó lo sustancial de su participación, en que éste
habría calificado tal confesión, ya que le atribuye circunstancias que pueden
eximirlo de responsabilidad, pero es lo cierto que el artículo 482 del código
procesal aludido no se denuncia quebrantado y nada puede decirse entonces
sobre su procedencia. Se invocó también la vulneración del artículo 464 del
código procesal citado, pero nada se dice al respecto en su desarrollo de las
causales, pero aun así este precepto tampoco es regulador de la prueba, ya
que por defecto de las declaraciones de testigos estos testimonios podrán
derivar en presunciones, siempre dentro de las facultades privativas de los
jueces del fondo. El artículo 456 bis del mismo código que se indica como
vulnerado, solo se hace referencia a su respecto en la parte en que explica la
influencia sustancial de los errores de derecho en la parte resolutiva del fallo
impugnado, pero nada se expresa tampoco respecto de la forma como se
habría infringido, y también resulta que dicho precepto no se constituye como
reguladora de la prueba, como se explicó anteriormente en el análisis de otros
recursos en que también lo invocan como trasgredido. En las leyes de fondo
del Código Penal, como ya se refirió, ninguna argumentación existe en el
recurso en cuanto a la manera cómo podrían haberse infringido por la
sentencia que se impugna, de modo que en esta parte el recurso debe ser
desestimado.
En conclusión, el recurso de casación en el fondo deducido por el
encausado Araos, en lo que se refiere a la parte penal, por las razones
consignadas precedentemente, será rechazado.
Octogésimo octavo: Que el mismo recurrente, por el indicado recurso
de nulidad sustancial, lo extiende a la condena civil que se le impuso a dicho
acusado como consecuencia de los hechos ilícitos por lo que penalmente debe
responder. Al efecto, invoca como trasgredidos los artículos 2492, 2514 y 2332
119
porque los dineros fueron precisamente aplicados al pago de deudas del Fisco,
como lo eran los honorarios y sobresueldos, respecto de los que los
respectivos beneficiarios emitieron los documentos tributarios de respaldo. A
estas alegaciones, la misma sentencia se pronuncia en el considerando 275 de
los descargos del acusado Gutiérrez, que se hace extensivo a otros inculpados,
señalando que como serán absueltos de la acusación, por las razones
señaladas en los motivos 85, 86, 87,88, 89 y 90, que se reproducen, se estima
innecesario hacerse cargo de esas defensas a que se ha hecho alusión de
manera sucinta en los motivos aludidos, como también de las pruebas rendidas
en la etapa procesal pertinente;
Nonagésimo quinto: Que la sentencia impugnada de segunda
instancia, eliminó los considerandos 86, 87, 275 y 277, consecuentemente
mantuvo los demás del fallo apelado y declaró, para condenar a Gutiérrez, en
lo que se refiere al hecho punible -fraude al Fisco- en su considerando primero,
coincidiendo con lo declarado por el tribunal de primera instancia que se
abultaron o sobrevaloraron, intencionalmente, los precios de ciertos contratos
celebrados entre la Dirección General de Obras Públicas y diversas consultoras
para luego depositar las diferencias generadas por este exceso artificioso, en
las cuentas corrientes bancarias de la firma Gate S.A., de Héctor Peña, de Luis
Jara y de Yerko General y que con esos fondos se pagaban honorarios y otros
fines del Servicio, ajenos a la contratación que les sirvió de base. Es decir, se
añade, se generaba un proceso artificioso en que se comprometían mayores
fondos de los que se necesitaban, de modo que se generaba un exceso que
una vez adjudicados al respectivo consultor, se destinaban total o parcialmente
a otros fines no asociados al contrato que se trataba. En el considerando cuarto
de ese dictamen, aún cuando se refiere a los casos particulares de los
acusados Peña Véliz, Sapag Chaín, Araos Guzmán y Jara Núñez, que no eran
funcionarios públicos, pero partícipes importantes en la configuración del
fraude, se sostiene a su respecto que en la figura del artículo 239 del Código
Penal, la calidad personal del autor es un elemento que queda comprendido en
la descripción del tipo, de modo que se trata de un delito especial en que el
sujeto que actúa debe revestir la calidad de empleado público, sin embargo es
perfectamente posible que en la ejecución del ilícito puedan concurrir también
otros individuos que no cumplan con dicha exigencia, a quienes se le comunica
la calidad especial del sujeto que sí las reúne por estar en conocimiento de la
función que desempeñaban sus copartícipes y haber prestado su concurso
para la materialización del delito, en cuyo caso debe responder por su conducta
del mismo modo que cabría a los agentes calificados para la comisión del
126
delito. Cabe agregar, para fines de congruencia que Peña Véliz, Sapag, y
Araos, mencionados en el considerando aludido, no fundaron sus recursos de
casación en el tema de la comunicabilidad, de modo que no hubo de su parte
impugnación sobre esta cuestión y los rechazos de sus libelos se basaron en la
inexistencia de otros vicios que adujeron para la nulidad de la resolución
reclamada. En lo que respecta a la situación de Jara, también condenado, éste
no impugnó el fallo de segundo grado.
En el considerando quinto de la sentencia recurrida, de manera general
y dirigida a todos los acusados, sin considerar situaciones particulares de cada
uno de ellos, se afirma que el mecanismo de pagar honorarios y servicios a
través de empresas consultoras habría constituido simplemente el medio
necesario para implementar el sistema y así burlar la rigidez de las
asignaciones presupuestarias que no cubrían las aspiraciones que pretendía la
Coordinara General de Concesiones, aspecto que era conocido por todos los
acusados. De este modo, se explica, que bajo esta fórmula, el fisco contribuyó
a solventar remuneraciones y otras necesidades funcionarias que excedían el
marco legal. En el motivo sexto, de igual manera general, se refiere a la
alegación de la inexistencia del perjuicio patrimonial, señalándose que si bien
los valores pagados a los consultores se pueden corresponder en parte a algún
servicio prestado, no es menos cierto que se engañó al fisco, haciendo suponer
la necesidad de mayores recursos por esas mismas prestaciones que no eran
tales, ya que por su deliberado exceso, se desvían a otros fines, en desmedro
de otras necesidades públicas que han sido definidas y proyectadas en
conformidad a la ley. En el basamento 7° de la misma sentencia se refiere a la
eximente del error de prohibición, que termina rechazando y que no viene al
caso, puesto que el recurrente Gutiérrez no ha alegado dicha excepción.
Además, los considerandos octavo, noveno, décimo, undécimo tampoco son
atinentes al recurso en estudio. Sin embargo, a partir del motivo duodécimo se
refiere la sentencia censurada a analizar la defensa planteada por todos
aquellos recurrentes que habiendo sido absueltos en primera instancia, fueron
condenados por el fallo recurrido y que corresponden a los acusados Luis
Arrau del Canto, Francisco González del Río, Marcos Luraschi, Eduardo
Valenzuela, Abdón Naim Pajundakis, Francisco Donoso Díaz, Sergio González
Tagle, Luis Alfredo Solar Pinedo, Carlos Calderón Pinto;
Nonagésimo sexto: Que atendido lo anterior, la sentencia de segunda
instancia, en lo que se refiere al imputado Gutiérrez, omite claramente indicar
de manera precisa las argumentaciones aducidas por éste en su defensa para
descartar su participación punible en el delito de fraude que se le imputa, con
127
respecto al único contrato en que tuvo participación con respecto del MOP y
que se describe en el motivo 91 precedente, de modo que hay que entender
que toda la defensa aducida a aquellos que expresamente señala la sentencia
y nombrados en la parte final del considerando anterior, le atañe, de manera
analógica, también a Gutiérrez y, en este entendido, el fallo recurrido afirma, en
general, en el fundamento 23, que el consultor o empresa llamado antes de
una licitación, aceptaba la modalidad de operar basado en el aumento del costo
de la consultoría, de modo que no está en cuestión la existencia o calidad de
ésta, como tampoco lo que efectivamente se contrataba o se cubría con la
cantidad de dinero que se solicitaba, reprochando que dentro del costo se
incluyera, además, una partida importante de dinero, que se justificaba con una
boleta de Gate S. A. por trabajos inexistentes. Luego en el fundamento
siguiente se afirma que los consultores o empresas consultoras sabían de
antemano, y antes de postular a la adjudicación, que estaban cobrando un
precio superior al real y que éste no era para su beneficio o utilidad, sino que
servía para simular un gasto inexistente, que se justificaba para pagar otras
obras, servicios o mejorar los sueldos de los que laboraban en el MOP. Más
adelante, se sostiene, en ese mismo dictamen, considerando 25, que dicho
artificio deja en evidencia que los funcionarios del MOP se coludían con los
consultores, los que obraban a sabiendas que se estaban alterando los precios
y que se prestaban a ello para adjudicarse la propuesta, por lo que es claro y
notorio que tales consultores no podían estar ajenos a lo anormal del
procedimiento, ya que lo conocían y concertaban antes que se iniciara el
proceso de invitación y presentación de propuestas, con la seguridad que de
esa forma se aseguraban la adjudicación del trabajo. En el fundamento
siguiente -26- la aludida resolución no acepta excusas de los consultores de
eximir su culpa por el hecho de que el procedimiento era propuesto por
funcionarios del MOP, de acuerdo a un procedimiento que se le aseguraba era
lícito, en atención a su calidad profesional, de modo que debieron darse cuenta
que abultar un precio representa un fraude para quien paga y encarga un
trabajo. Se sostiene en el motivo siguiente, como argumento de participación
punible que los consultores, que no son primerizos en su relación con el Estado
de manera que resulta inverosímil alegar que por el contrato realizado habrían
resultados también engañados, pues para ello debieron haber consultado una
asesoría jurídica y que en todo caso, no se necesitan mayores conocimientos
para entender la ilicitud de pagos en los cuales lo recibido es manifiestamente
inferior a lo que se cobra y por las cuales se emiten las boletas
correspondientes abultando sus montos. Atendido lo anterior, por el fallo
128
que determina los requisitos que deben contener, en general, las sentencias
definitivas dictadas en el juicio penal, entre los cuales se alzan como
condiciones evidentes de validez, que en ellas se contengan las
consideraciones en cuya virtud se dan por probados o por no probados los
hechos atribuidos a los procesados; o los que éstos alegan en su descargo, ya
para negar su participación, ya para eximirse de responsabilidad, ya para
atenuar ésta; se exige además, considerar las razones legales o doctrinales
que sirven para calificar el delito y sus circunstancias, tanto las agravantes
como las atenuantes, y para establecer la responsabilidad o la
irresponsabilidad civil de los procesados o de terceras personas citadas al
juicio. Lo anterior implica el deber que le asiste a los jueces, dentro de un
estado democrático de derecho, de respeto de las garantías y derechos
constitucionales de toda persona en la persecución penal, de cumplir con la
obligación de fundamentar adecuadamente las decisiones que emitan en el
desarrollo y fin del proceso jurisdiccional, dentro de los marcos de publicidad y
transparencia, inherentes también dentro del concepto institucional antes dicho.
Esa debida fundamentación tiene el efecto de legitimar la actividad del juez
ante la sociedad que conocerá, de este modo, las razones que se han tomado
en consideración para decidir de una determinada manera en un juicio,
conforme a la explicación clara y precisa de los antecedentes, que el tribunal
ha considerado valedero para convencer de la misma resolución. Por lo demás,
así lo ha dicho esta Corte con motivo del tema de la justificación de un
dictamen judicial, al sostener que la fundamentación de las sentencias es
garantía de la correcta administración de justicia y tiende a evitar la
arbitrariedad en los fallos; los jueces de la instancia deben sentar los hechos y
consignar los razonamientos en que apoyan su conclusión, para hacer posible
la revisión que en último término pueda hacer el tribunal de casación; y
también, para que las partes conozcan los motivos en que se fundó la decisión,
les haya sido favorable o adversa. (C.S,13 de julio de
1964.R.,t,61,sec.4°,p,226). Del mismo modo, la jurisprudencia dando más
claridad sobre el tema, en el caso de los requisitos específicos de la norma, ha
sostenido que en las sentencias se deben establecer los hechos sobre que
versa la cuestión destinada a fallarse; y junto con el señalamiento de esos
hechos, expresar cuáles se encuentran justificados legalmente, dando los
fundamentos que autorizan para considerar verificada la comprobación. La
presentación de los hechos en la forma indicada, será la base en la cual se
asienten los razonamientos jurídicos o consideraciones de derecho que
conduzcan a sancionar al inculpado que aparezca como responsable, o
130
responsabilidad penal a un sujeto del juicio criminal, lo que sería bastante para
acoger, en beneficio del citado Gutiérrez, la invalidación formal que ha
propuesto, por lo que de este modo el dictamen aludido ha carecido de las
debidas consideraciones para explicar el rechazo de la defensa del imputado
Gutiérrez, con lo cual se incurre en la causal de nulidad considerada en el N ° 9
del artículo 541 del Código de Procedimiento Penal;
Centésimo primero: Que sin perjuicio de lo anterior, cabe señalar que
también respecto de las argumentaciones de la sentencia impugnada, en
cuanto a incluir a Gutiérrez como partícipe en el delito de fraude al Fisco
investigado, dentro de un determinado grupo de consultores referidos en la
parte final del considerando 95 de esta sentencia, bajo la figura de la
comunicabilidad, por revestir la calidad de extraneus en el desarrollo de las
operaciones que se estimaron fraudulentos, cabe hacer el mismo reproche
anterior de reproducir situaciones atingentes a otros procesados, distintos a los
que se indicaron en el aludido motivo 97 y también diferente a Gutiérrez y que,
según se refiere el considerando cuarto del fallo impugnado de segunda
instancia se refiere a las situaciones especiales de los acusados Peña Véliz,
Sapag Chain, Araos Guzmán y Jara Núñez, ninguno de los cuales discutió la
procedencia de la comunicabilidad como lo hizo Gutiérrez y porque,
evidentemente el nivel de compromiso delictual aparece mucho más
comprometedor que los que corresponde a los consultores antes aludidos,
incluido Gutiérrez, de modo que la argumentación analógica de imputabilidad
no resulta aceptable en un sistema reglado en que la ley exige claramente que
a cada imputado se le analice personalmente su grado de participación en los
hechos ilícitos que fueron materia de la acusación, de manera que en este
punto no se comprende a cabalidad el cumplimiento exigido por la ley procesal
a los jueces del fondo de contener en cada caso las razones legales y
doctrinales que sirven para calificar, en particular a cada enjuiciado, el delito
que se les atribuye. En efecto la sentencia de manera general, respecto de un
grupo de representantes de consultorías, entre ellos Gutiérrez Arteaga, señala
que los consultores aceptaban una modalidad de operar en la que se incluía
una partida de dinero destinado a otros fines aprovechados por funcionarios del
MOP para pagar gastos u otros servicios no consultados en el presupuesto
público, los que sabían de antemano que se trataba de un gasto inexistente y
que por lo tanto, afirma, se producía una colusión en la que los consultores en
general, se prestaban para la ejecución de una operación irregular del sistema,
personas que por su preparación profesional no podían no saber o ignorar que
participaban en un sistema que aparecía como ilícito y por ello que también en
133
Como se sabe, en primera instancia fue absuelto por dicho hecho González
del Río, pero revocada dicha decisión en segundo grado, fue condenado por el
delito de fraude al Fisco, respecto de la cual se interpuso el recurso en estudio,
por la causal del artículo 541 N° 9 del Código de Procedimiento Penal y por no
cumplir los requisitos que al efecto exige el artículo 500 del citado código. En
los fundamentos de la nulidad formal planteada por el recurso en análisis, se
repiten casi los mismos argumentos dados por el recurrente González Tagle y
señalados en el motivo anterior, en cuanto el fallo impugnado no determina con
la precisión necesaria el hecho por el que se condenó a González del Río, por
existir considerandos contradictorios y por contener el fallo recurrido
afirmaciones arbitrarias;
Centésimo séptimo: Que en el recurso de casación en la forma deducido por
la defensa del acusado Jorge Antonio Quiroz Castro y que se relata en el
considerando 18 de esta sentencia, se denuncia el incumplimiento de los
requisitos del artículo 500 del Código de Procedimiento Penal, con lo cual hace
concurrente la causal prevista en el N ° 9 del artículo 541 del mismo estatuto
procesal y lo sustenta tanto en infracciones de tipo penal como civiles. En lo
criminal, se sostiene como primer acápite de invalidación, el incumplimiento de
la previsión exigida por el N ° 4 del artículo 500 antes aludido, por existir una
total falta de coherencia de la decisión condenatoria al incluir considerandos
contradictorios, que por un lado sostienen la absolución y por otro la condena
del recurrente, puesto que la sentencia recurrida luego de eliminar los
fundamentos 86, 87, 275 y 277, mantuvo considerandos de la resolución de
primera instancia que se contradicen entre sí, se consolida dicha diferencia, se
reclama, cuando en el considerando 28 del fallo de segundo grado se afirma
que la participación de los inculpados que obraron como consultores, entre
ellos Quiroz Castro, está acreditada en mérito de sus declaraciones
indagatorias, en la que reconocen haber tomado parte del fraude indagado,
aceptando expresamente haber abultado el monto de los trabajos a realizar,
justificándolos con una boleta de un tercero que no prestó servicio alguno, para
en el considerando 30, rechazar las defensas, por ser inverosímil que
profesionales de la envergadura de los acusados no entiendan que abultar el
precio de una obra con trabajos o estudios inexistentes, justificándolos con
boletas de honorarios extendidas por terceros, cuyo resultado es que el Fisco
de Chile pague un precio superior al verdadero, y todo ello con la finalidad de
adjudicarse la propuesta en que participaban, por lo que no cabe sino concluir
que a sabiendas participaban del fraude que se les proponía, a pesar que en
considerando 22 de la sentencia de primera instancia se afirma en la letra d)
138
que se pagaron boletas extendidas por la empresa Gate S.A, por la suma de
$13.000.000 y otra extendida por Econat Consultores Ltda., por la suma de
$5.700.000, sosteniendo que dichos pagos se efectuaron cumpliendo
instrucciones del inspector fiscal o contraparte técnica. Por otra lado, no se
considera la declaración que se consigna en el motivo 31 del fallo de primer
grado de Roberto Salinas que sobre esta consultoría señaló que cuando se
utilizaba la terminología de incluir gastos de administración en el precio de un
determinado contrato, su objetivo era pagar insumos de oficinas relacionados
con el contrato o gastos en general de concesiones, en los que podría estar
involucrado el pago de honorarios de algún consultor que estuviera pendiente
de pago y por labores efectuadas. Agregando que no recuerda si a Quiroz le
manifestó que había que pagar los honorarios de otros consultores, con cargo
al precio de su consultoría, pero, de acuerdo a los antecedentes y al modo de
operar a esa época es lo más probable. En segundo término, se reclama la
flagrante y grave inobservancia formal del correlato necesario que debe existir
entre la decisión de condena y la prueba efectivamente rendida en el proceso.
El sentenciador al hacer referencia a la declaración del acusado Quiroz como
confesión consigna otros hechos a aquellos que se establecen en la
declaración judicial, lo que importa por una parte hacer referencia formal a una
probanza que no está contenida en las fojas que se mencionan en el
expediente, además esa declaración judicial no establece formalmente los
hechos que la sentencia de segunda instancia afirma que se consignan en ella,
por lo que la decisión condenatoria se sustenta en una supuesta confesión
respecto de los hechos imputados, consignando lo que se dice en el
considerando 28 del fallo impugnado, que Quiroz habría confesado, según las
declaraciones de varios acusados que se indican, pero que no corresponden a
la de éste, que declara a fs. 3.685, como se deja constancia en el considerando
48 de la sentencia de primera instancia, que se reproduce por la que se
impugna, en las que en realidad lo que señala Quiroz Castro es que los pagos
los cursó sólo después que Salinas le informó que las asesorías habían sido
realizadas a plena satisfacción del MOP, con lo cual se demuestra que nunca
confesó participación en un hecho ilícito. En tercer término respecto del
reproche en la parte penal de la sentencia impugnada, se invoca el
quebrantamiento de lo indicado en el N ° 7 del artículo 500 del Código de
Procedimiento Penal, que sustenta en que la sentencia recurrida al dejar
subsistente los motivos del fallo de primera instancia, obvió la subsistencia de
considerando resolutivos que sostienen derechamente la inexistencia del delito
materia de la acusación y que determinaron la absolución en ese grado
139
Calderón hubiese sabido, antes de adjudicarse los contratos, que con cargo de
los fondos que hubo de transferir a la empresa Gate S.A. se pagaron otros
costos y servicios, lo que no ocurrió, porque no sabe el precio real de las
consultorías, tampoco está probado con antecedentes fidedignos, que no se
dicen, que Calderón se hubiese coludido con los funcionarios del MOP como lo
afirma el fundamento 25 de la sentencia recurrida, en orden a alterar los
precios de los contratos y que supiera toda esa maquinación en su totalidad, ni
tampoco se fundamenta con el relato de prueba, la afirmación de la sentencia
recurrida de la existencia clara del ánimo de defraudar de los acusados, que lo
hace común a todos ellos cuando no hay antecedentes que siquiera se
conocieran entre sí, al contrario ha alegado, sin que se hubiere pronunciado al
respecto, que con fondos propios no devueltos transfirió $59.300.000 a la
empresa Gate S.A. Finalmente, se alega una falta de consideraciones acerca
de la prueba rendida en el juicio, pues hay un grupo importante de testigos que
menciona que declararon y que intervinieron en los contratos descartando
algún abultamiento en los precios de los contratos, pero la sentencia recurrida
nada dice sobre esta prueba;
Centésimo noveno: Que en lo que concierne al imputado Francisco Donoso,
recurrente por la misma causal señalada por el anterior acusado, aparece
involucrado en el hecho que se describe en el capítulo X del fundamento 22 del
fallo de primer grado y que se copia en el considerando 26 de esta sentencia, y
que en resumen consiste en que el MOP adjudicó a la empresa Diagnos Ltda.,
representada por Donoso, un estudio para determinar alternativas de
financiamiento para ejecutar obras complementarias que requería el proyecto
Zanjón de la Aguada para que se evaluara y propusiera las alternativas de
financiamiento más viables para el logro del objetivo, lo que se efectuó a través
del MOP-Dirección de Obras Hidráulicas, representado por Eduardo Bartholin y
la Facultad de Economía y Administración de la Universidad de Chile y se
encargó al consultor a través del CIADE, por un precio de $27.825.000, sin
posibilidad de subcontratación, pero que igual lo hizo traspasando el trabajo a
Diagnos por la suma de $26.155.500. Se pagó ese precio a la facultad aludida
y ésta a su vez se lo traspasó a Diagnos, quien hizo varios pagos por concepto
de honorarios a distintas personas, incluyendo a Bartholin, extendiendo éstas
las respectivas boletas de honorarios, lo que causó un perjuicio fiscal de
$21.300.000. Como ya se señaló, por este hecho en primera instancia fue
absuelto el mencionado Donoso, pero la de segunda instancia revocó esa
decisión y lo condenó como autor del delito de fraude al Fisco. Se sostiene
como defectos formales el no cumplimiento a los requisitos de los números 4 y
142
Pronunciado por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sres. Milton Juica
A., Hugo Dolmestch U., Haroldo Brito C., Sra. Andrea Muñoz S., y Manuel
Valderrama R., No firma el Ministro Sr. Brito, no obstante haber estado en la
vista de la causa y acuerdo del fallo, por estar con permiso.
Pronunciado por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sres. Milton Juica
A., Hugo Dolmestch U., Haroldo Brito C., Sra. Andrea Muñoz S., y Manuel
Valderrama R., No firma el Ministro Sr. Brito, no obstante haber estado en la
vista de la causa y acuerdo del fallo, por estar con permiso.