Racionalsmo
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EL MÉTODO CARTESIANO
1. Regla (Evidencia)
«No admitir jamás como verdadero cosa alguna sin conocer con evidencia que lo era: es
decir, evitar con todo cuidado la precipitación y la prevención, y no comprender en mis juicios
nada más que lo que se presentara tan clara y distintamente a mi espíritu que no tuviese
ocasión alguna para ponerlo en duda»
Descartes es un precursor del método basado en la evidencia. Sólo acepta como verdadero lo
evidente. Pero ¿Qué es evidente? La evidencia se produce sólo en la intuición, es decir, en un
acto puramente racional por el que nuestra mente capta o “ve” de modo inmediato y simple
una idea. La intuición es la captación intelectual inmediata de una idea. Inmediato implica
que no hay una cadena deductiva de por medio y, por otra parte, que no hay mezcla con
nada sensible (no median los sentidos o la experiencia para captar esa idea). Si lo que es
evidente es lo que es intuido, ¿Qué es lo que la mente intuye? ideas claras y distintas.
Una idea es clara cuando podemos advertir todos sus elementos sin la menor duda (se opone
a oscura).
La idea será distinta cuando aparezca claramente diferenciada, separada y recortada de las
demás, de tal manera que no podamos confundirla con ninguna otra idea. (Se opone a idea
confusa).
La intuición intelectual se caracteriza por su indubitabilidad y exclusión total del error. Entre
lo absolutamente falso y lo absolutamente verdadero no hay término medio. Algo es
verdadero o falso. Descartes excluye los conocimientos que son únicamente probables. La
certeza, como propiedad fundamental del saber, exige la desestimación absoluta de lo
probable. Lo que no es claro y distinto (evidente) es confuso y oscuro debiendo ser rechazado
como posible fuente de conocimiento.
La evidencia, como criterio de verdad, exige también que el conocimiento se retraiga a sus
propios dominios y leyes, independientemente de lo que exista externamente a nuestra
mente y su proceder. No hay posibilidad de experimentar una intuición sensible. Ésto no
existe. Las ideas que provienen de la sensación son siempre oscuras y confusas.
Descartes llamó también “naturae simplices” o naturalezas simples a las ideas que poseen las
características de claridad y distinción. Estas naturalezas simples son conocidas
intuitivamente y constituyen los pilares sobre los que se asientan las verdades o ideas
complejas. Por supuesto, Descartes sólo admite un reducido número de ideas simples
(extensión, substancia, pensamiento, etc.). La mayoría de nuestras ideas son complejas, por
lo que hay que encontrar la manera de reducirlas a ideas simples, por lo tanto, evidentes.
Descartes va cerrando el círculo: las naturalezas simples son, además, ideas innatas, es
decir, ideas que están potencialmente en la mente y surgen con ocasión de determinadas
experiencias.
Las ideas innatas son poseidas por todos los hombres por el hecho de ser racionales. No son
ideas que se adquieran a través de la experiencia o el aprendizaje y tampoco dependen de la
cultura o las condiciones históricas. Son verdades evidentes que se hallan en nuestras
mentes, independientemente del tiempo, el lugar y la persona que las piense. Esto era
necesario para poder garantizar un conocimiento evidente o cierto. Las ideas innatas
garantizan la veracidad de nuestros conocimientos al convertirse en su verdadero y único
sostén. Ellas mismas no necesitan (ni pueden) ser demostradas ya que caen fuera de la
cadena de deducciones. El primer motor inmóvil que mueve sin ser movido queda
transformado el las unidades simples de conocimientos que son la base de toda demostración
sin ser ellas mismas demostradas por nada.
2. Análisis
«Dividir cada una de las dificultades que examinase en tantas partes como fuera posible y
como requiriese para resolverlas mejor»
Una vez que hemos llegado a los elementos simples de un problema hay que
reconstruirlo en toda su complejidad, deduciendo todas las ideas y consecuencias
que se derivan de aquellos principios primeros absolutamente ciertos. La síntesis es
un proceso ordenado de deducción, en el que unas ideas se encadenan a otras
necesariamente. En el proceso deductivo no sólo reconstruimos lo complejo a partir
de sus elementos simples y verdaderos, sino que ampliamos nuestros
conocimientos con nuevas verdades: de lo conocido (los elementos simples )
accedemos a los desconocido mediante un proceso ordenado y riguroso de
concatenación de ideas.
La síntesis complementa al análisis y nos permite avanzar en la búsqueda de
nuevas verdades.
4. Comprobación
«Y el último, en realizar en todo unos recuentos tan completos y unas revisiones
tan generales que pudiese estar seguro de no omitir nada»
LA PRIMERA VERDAD
En resumen, todo lo que pienso puede ser falso (incluidas las verdades
matemáticas), pero de lo que no cabe duda es del hecho de que yo dudo,
esto es: de que pienso. Mi existencia como “sujeto pensante” está más allá de
cualquier posibilidad de duda. En consecuencia, esta afirmación
(absolutamente verdadera) es la primera verdad.
Ahora bien, como seres pensantes tenemos ideas: ¿qué pasa con ellas?,
¿tienen alguna realidad?, ¿existen los objetos a los que ellas se refieren?
Descartes, se ve obligado en estos momentos a “reconstruir” lo que antes
había “de-construido” con la duda: se trata de recuperar el mundo, de lanzar
un puente entre el “yo-pensante” y las cosas.
LA SEGUNDA VERDAD:
DIOS-SUSTANCIA INFINITA
Es verdad aquello que percibimos clara y distintamente (1ª regla del método).
Por ejemplo: de un triángulo percibimos clara y distintamente que sus ángulos
suman dos rectos; por lo tanto, esto es verdad. Pero en la idea de triángulo no
percibimos “clara y distintamente” que tenga que existir en la realidad. Su
existencia no se puede intuir a partir de la noción de triángulo. En cambio, en la
noción de dios, sí va incluida su existencia ¿Por qué? Porque en la noción
de dios va incluida la idea de un ser necesario e infinito. Pues bien: dado
que la no existencia de dios es una limitación o finitud, Descartes deduce que
dios debe existir.
Echemos un poco la mirada hacia atrás. Para nuestro autor dios es un ser
infinito, absolutamente perfecto y bueno y por tanto “veraz” (no puede
engañarse ni engañarnos). Por lo tanto, no ha podido crear al hombre de tal
forma que se engañe o equivoque siempre que crea conocer algo.
ANTROPOLOGÍA
La res cogitans es inmortal y se caracteriza por obrar de forma libre (no está
sometida a las “leyes mecánicas” que gobiernan el universo). En relación a la
res extensa, Descartes sostiene una concepción mecanicista de ésta: el
cuerpo es una máquina, sometida a leyes puramente mecánicas (física), que
ha de ser gobernada por el alma.
Para finalizar, Descartes dedica unas líneas a la “moral”: una moral, en
palabras de nuestro autor, provisional.