Unidad 3 Opv Actividad 1 PDF

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Resolviendo conflictos

Objetivos:
Diagnostica las determinantes de las situaciones conflictivas con
creatividad, objetividad y flexibilidad.
Prioriza con actitudes criticas los conflictos propios de la adolescencia, y
reconoce los elementos desencadenantes.
Contenidos
Conceptuales Procedimentales Actitudinales
Determinantes de conflictos Diagnóstico para identificar Actitudes flexibles crítica y
por intereses personales, los determinantes; causas objetiva al interpretar
sociales y políticos, entre necesidades e intereses de situaciones problemáticas.
otros. un conflicto.
Respeto y aceptación de las
Priorización y diagnóstico de actitudes personales
conflictos de la generados por un conflicto
adolescencia.

Parecía que Oviedo y Zoila todo iba viento en popa. Desde el principio
pareció que congeniaban en todo, lo que facilito que la amistad entre ellos
creciera hasta sentir como si se conocieran desde hacía mucho tiempo,
cuando en realidad tenían unos pocos meses de conocer, desde que iniciaron
año escolar.

La simpatía fue recíproca. Lo que facilitaba los temas de conversación, sin


embargo, había un problema; Zoila tenía una relación de noviazgo con
Adalberto y a este no le gustaba es amistad que había entre Zoila y Ovidio.

En más de una ocasión la pareja había discutido muy acaloradamente por la


amistad que se había desarrollado entre Zoila y Ovidio, a tal grado que
Adalberto le había pedido a Zoila que dejara esa amistad porque a él le
incomodaba.

Además de eso cada vez que Adalberto se cruzaba accidentalmente con


Ovidio, sentía que la sangre le hervía y hacia un gran esfuerzo para evitar
decirle un par de cosas y exigirle que se alejara de su novia. ¡No podía ver a
Ovidio ni en pintura cualquier referencia que se hiciera de él lo sacaba de
sus casillas.

Por su parte, Ovidio no entendía porque de la ojeriza de Adalberto para con


él. Sabía muy bien que Zoila y Adalberto eran novios y no pretendía echar a
perder esa relación. “¡¡ Ese Adalberto está loco.” Les decía a sus amigos.
“Solo porque Zoila y yo somos amigos. Parece que me quiere tragar con la
mirada”.

Los mismos amigos le aconsejaban que para evitar tener problemas debería
alejarse un poco de su amiga, algo que Ovidio tomaba como “oír llover”, como
dice la gente por ahí.

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Los conflictos son una parte constitutiva de la vida de cada persona y se


presentan constantemente, como por ejemplo decidir si ver la película que
pasan por la televisión o ponerse a estudiar; ir al cine con unos amigos o
acompañar a otros al estadio; acompañar al papá al cumpleaños del abuelos o
ir al cumpleaños de una amiga.

También forma parte de la relación entre los miembros de la familia – son


incomodos los conflictos entre papá y mamá a tal grado que desestabilizan a
todos los integrantes de la familia-, conflictos entre los hermanos y
también hay conflictos entre los hijos y sus padres.

Además, podemos encontrar conflictos entre los amigos, entre los


compañeros del aula, en el trabajo, en las organizaciones humanas de
cualquier tipo, entre los diferentes grupos humanos, etc. Por tanto, la
primera idea que debemos aceptar es que no existe ninguna relación humana
en la que no haya conflictos.

La segunda idea fundamental es entender que los conflictos no siempre son


malos, negativos o destructivos; es más, hay una tendencia en las escuelas
psicológicas de que, debido a la existencia humana está acompañada por los
conflictos, estos cumplen alguna función POSITIVA importante en el
crecimiento y desarrollo de la personalidad, a pesar de los sentimientos de
incomodidad que pudieran experimentarse cuando el conflicto se está
viviendo.

De ahí la importancia de entender los conflictos, para tener un enfoque


correcto y poder resolverlos de manera apropiada.

Para Stephen P. Robbins los conflictos podrían clasificarse en dos grupes: el


CONFLICTO FUNCIONAL, aquel que apoya las metas del grupo (y del
individuo) y mejora su desempeño; y el CONFLICTO DISFUNCIONAL,
conflicto que perjudica el desempeño del grupo (y del individuo).

Tradicionalmente la opinión popular solo se fija en el conflicto disfuncional,


por las implicaciones negativas que acarrea; pero pierde de vista la utilidad
psicológica de los conflictos funcionales, de tal manera que se
desaprovechan esas oportunidad de crecimiento psicológico.

Según lo plantea Stephen. Robbins el proceso de un conflicto cumple 5


etapas.

ETAPA 1: Oposición o incompatibilidad potencial

“El primer paso en el proceso de un conflicto es la presencia de condiciones


que crean las oportunidades para que surjan el conflicto. No necesariamente
conducen directamente al conflicto; pero una de estas condiciones es
necesaria cuando surja un conflicto”. Así lo expresa este autor.

Esta es la primera etapa es equivalente a las “advertencias” que los adultos


les hacen a los adolescentes, lo profesores a los alumnos o los padres a los
hijos de situaciones que ello, desde la perspectiva del adulto, advierten
como peligrosas o de riesgo para los menores. Y que al no “hacer caso” de
las advertencias los muchachos terminan metiéndose en problemas. Ante
esto los adultos salen con la con sabia expresión que tanto enoja a los
adolescentes: “¡¡Te lo dije!!”.

Si se hiciera caso a las advertencias no sucederían los problemas que luego


terminan por complicar la vida de los adolescentes. Pero en este apartado se
está hablando de los conflictos, así que hay que remitirse a ellos.

Estas condiciones que crean las oportunidades para que suceda un conflicto
desde el punto de vista de Robbins, las siguientes:

a) COMUNICACIÓN

Se refiere a los peligros que surgen por las dificultades semánticas, malos
entendidos, suposiciones, rumores, dificultades para emplear el tono
adecuado para expresar lo que se siente y lo que se piensa.

Si la calidad de la comunicación no es buena, si los canales de comunicación


no son los adecuados, puede haber muchos malos entendidos y eso puede
generar una realidad desencadenante en una situación de conflicto.

Comúnmente las personas opinan que el mejorar la calidad de la


comunicación se evitarían los conflictos que se viven. Eso no es del todo
cierto, ya que las diferentes situaciones conflictivas no se refieren
únicamente a aspectos de la comunicación.

b) Estructura
Una familia muy numerosa tendrá más posibilidades de tener conflictos que
una familia de pocos integrantes. En un aula saturada de estudiantes hay
más probabilidades de que haya conflictos que aquellas en las que hay pocos
estudiantes. En una oficina pequeña donde hay muchos trabajadores habrá
más posibilidades de conflicto que aquellas en las que haya más espacio o
menos trabajadores.

Si en un centro de estudios se cambia frecuentemente a los profesores, por


la razón que sea, este cambio constante de docentes (llamada rotación
laboral) es un germen de conflictos.

Con estos ejemplos se trata de describir los factores que entran en el


rubro de la “estructura”, la cual se entiende aquí como “el tamaño del
grupo, estilo de liderazgo, sistema de recompensa, grado de dependencia
entre los miembros del grupo”.

Mientras mayor sea la ambigüedad para definir con precisión donde


descansa la responsabilidad de las acciones, mayores es el potencial para el
brote de un conflicto.

c) Variables personales

Estas tienen que ver con la personalidad, carisma, empatía, simpatía, forma
y estilo particular que cada persona tiene para hacer las cosas. Incluso
aspectos como la manera en que mira, el tono de voz que usa, los gestos con
las manos, la manera en que combina los colores de la ropa, el aroma del
perfume que usa, que podrían ser – todos estos factores o alguno de ellos-
desagradables de manera subjetiva para otra persona.

Por eso en ocasiones se puede llegar a encontrar con alguien que le aprecio
antipático desde el primer momento.

La combinación de estos factores, más la intolerancia que se pueda tener,


los juicios que se puedan estar manejando y la poca disposición para
permitirse conocer a la otra persona, pueden ser factores que
desencadenen conflictos.

Según lo señala Stephen P. Robbins, el elemento más importante en las


variables personales que pudieran predisponer al conflicto son las
diferencias que pudiera haber en el sistema de valores que las personas
posean. Estas diferencias en los valores podrían explicar, según afirma
Robbins, los puntos de vista tan diversos como los prejuicios, la aceptación
de opiniones, aportaciones, que se hagan y aceptación de sugerencias de
sugerencias respecto de cosas simples o complejas.
ETAPA 2: Conocimiento y personalización

En esta etapa el conflicto se da no porque lo digan las demás personas que


tal cosa existe, sino porque la persona involucrada se da cuenta, sabe que el
conflicto está sucediendo.

Este es el elemento que más mortifica a papa y mama cuando descubren que
la relación de noviazgo de unos de sus hijos es anómala. Ellos, los adultos se
lo advierten se lo indican, le explican las situaciones conflictivas que este
hijo o esta hija está viviendo en ese noviazgo que “a todas luces en
inadecuado”, pero que el adolescente enamorado NO VE.

En ocasiones los padres de familia, los profesores e incluso el consejero se


sentirán frustrados al exponerle al adolescente lo impropia de esa relación;
pero este adolescente “no lo ve”, es decir no tiene conciencia de la
situación que para los demás es totalmente obvia.

Es importante entonces que los involucrados en el conflicto que se está


gestando perciban que tal cosa esta sucediendo, que se tenga conciencia de
la situación.

Pero esto no es suficiente, la persona además de percibirlo debe sentirlo,


es decir debe darse cuenta que aquello que percibe como conflicto le
afecta directamente y él es parte protagónica del conflicto.

Esta parte es tremendamente importante porque es aquí donde se definen


los elementos conflictivos, los alcances y las limitaciones del mismo. Es
posible que los otros vean la existencia del conflicto, como el caso del papá
que le advierte a su hija que la relación de noviazgo que sostiene es
inadecuada para ella; pero si ella no “no siente” que está siendo dañada por
su relación de noviazgo, aunque objetivamente así suceda, ella no va a sufrir
el conflicto como tal. ¡¡Por el momento!!.

Cuando la persona ahora tiene conocimiento del conflicto y lo siente, o sea


que lo personaliza, lo hace propio; ahora sentirá el conflicto en sus
contenidos emocionales, lo que creara ansiedad, tensión, frustración,
hostilidad.

ETAPA 3: Intenciones

Como resultado de la etapa anterior es posible que ahora el proceso del


conflicto se agrave porque una de las personas involucradas en el conflicto
atribuye intenciones equivocadas a la otra persona. Es posible que esta otra
persona también haga lo mismo.
Es decir que se atribuyen ciertos supuestos en torno a las posibilidades
intenciones que la otra persona tenga. De esta manera, al ser “intenciones
supuestas” muy probablemente haya equivocaciones en la interpretación de
esas intenciones, que generalmente se van a calificar como “malas
intenciones”, haciendo inevitable el conflicto.

Afirmaciones como las siguientes son ejemplos de la manera en que se


plantea esta etapa: “la intención de esa persona es aprovecharse de mi
dinero, por eso me busca”, “como soy la mejor estudiante del aula, lo que
quiere es que yo le haga la tarea”, “como sabe que voy a viajar, ahora no sale
de mi casa para ver que le traigo de recuerdo, no; si es un gran interesado”,
etc.

ETAPA 4: COMPORTAMIENTO

Este es el momento en el cual los conflictos se vuelven visibles ya que en


esta etapa se dan las declaraciones, acciones y reacciones de las partes
de los conflictos.

Las “declaraciones” son todo aquello que se dice de la situación que se está
enfrentando, generalmente en tono de reclamo, exigencias, acusaciones,
petición acalorada de explicaciones, señalamientos, gritos y protesta, etc. A
nadie le queda dudas de la existencia del conflicto, a nadie le queda dudas
de quienes son los protagonistas del conflicto.

Las acciones son lo que se hace y las reacciones son la manera en que la otra
parte involucrada actúa como consecuencia de lo que la primera ha hecho.

Es precisamente aquí donde se deben dividir los conflictos en


FUNCIONALES o en DISFUNCIONALES.

Si el COMPORTAMIENTO expresado, más las declaraciones hechas, se


vuelven competitivos y destructivos con la intención de “Aniquilar” real o
simbólicamente al rival del conflicto, es posible que las reacciones de la
contraparte no sean muy pacíficas y el resultado sea negativo. Esto
convierte al conflicto en uno de tipo disfuncional.

Pero si el COMPORTAMIENTO expresado, más las declaraciones hechas


buscan la cooperación, la solución armónica, la solución tipo GANAR/GANAR
y el entendimiento, entonces el conflicto seria de tipo funcional.

ETAPA 5: Resultados

Idealmente se esperaría que de un conflicto, independiente si es


intrapersonal, interpersonal, intergrupal, los resultados que se recojan sean
positivos, que construyan una mejor relación y se alcancen nuevos niveles de
madurez. Si es así, entonces se tendrían resultados funcionales.

En palabras de Stephen P. Robbins: “un conflicto es constructivo cuando


mejora la calidad de las decisiones, estimula la creatividad e innovación,
alimenta el interés y la curiosidad entre los miembros del grupo,
proporciona el medio a través del cual se pueden discutir los problemas y
liberar la tensión y fomenta un ambiente de autoevaluación y cambio,
fomenta la generación de nuevas ideas, promueve la revaluación de metas y
actividades e incrementa la probabilidad de que se responda positivamente
al cambio”.

Los resultados disfuncionales, por tanto, presentarían todo lo contrario a


lo que ofrecen los resultados funcionales. Con el agravante de disolver los
lazos relacionales, estancar el crecimiento psicológico de los individuos o los
grupos y generar una sensación de pérdida.

Posiblemente la población más susceptible a los conflictos sea la población


de adolescentes. Está en su naturaleza psicológica y forma parte de una de
sus principales características.

La primera fuente de conflictos en los adolescentes posiblemente sea la


tendencia a confrontar a la autoridad.

El proceso de socialización al que se enfrenta el ser humano desde la niñez,


siempre es un “constante choque” entre lo que la persona quiere y lo que
sociedad desea el NO.

Siguiendo el planteamiento psicoanalítico, el niño busca la satisfacción


inmediata de sus impulsos, de sus deseos; de esa manera se plantea “quiero
el dulce ahorita”, “quiero el juguete”, “quiero jugar ya”, “quiero dormir ya”,
“quiero eso ya”. Mientras menos edad tenga, el niño buscara y exigirá la
inmediata satisfacción del deseo.

En la medida en que la socialización se va presentando, el individuo aprende


a aceptar y a incomodar el NO como un elemento orientador del
comportamiento socialmente correcto. No es el momento de dormir, no es el
momento de jugar, no es el momento del caramelo, no es el momento de
comprar juguetes, no es el momento de desvelarse, no es el momento de ver
televisión, no es el momento de dar un beso, no es el momento de tener
relaciones sexuales genitales.

De esta manera, en la medida en que se van frustrando los deseos del niño y
este aprende a postergar el deseo para ser satisfecho en un momento
posterior, el individuo va creciendo psicológicamente y va madurando
adecuadamente, porque desarrolla la capacidad para esperar el momento
oportuno en el que se pueda satisfacer el deseo.

Pero cada etapa de la vida presenta nuevos deseos y, por tanto, nuevas
exigencias de demandas de satisfacción inmediata de ese deseo, lo que hace
que la persona que enfrentar nuevas frustraciones que le permita – si se
hacen de manera adecuada- ir entendiendo que hay normas sociales
poderosas que deben ser aprendidas e incorporadas al comportamiento
individual, para poder tener un adecuado desenvolvimiento social y una
satisfacción de los deseos dentro de esa normativa.

De esta manera el comportamiento maduro pasara de “quiero juagar ya


aunque tenga que hacer tareas”, a “primero hay que hacer la tarea para
poder jugar después”. De esta manera se pospone la satisfacción del deseo
(jugar) para satisfacer lo de manera más adecuada cuando sea el momento
apropiado, que será luego de cumplir con la responsabilidad socialmente
asignada (hacer la tarea).

Al llegar a la adolescencia hay una tendencia a confrontar la autoridad, es


una especie de “prueba de fuerza” entre lo que el adolescente cree que
puede hacer y lo que la sociedad le permite hacer.

Si la personalidad del adolescente es inmadura es posible que esta


confrontación se convierta en un conflicto disfuncional, ya que el resultado
será un adolescente amargado, enojado, y con una rivalidad hacia aquellos
que representen la imagen de la autoridad social.

Así, enfrentara fuertes conflictos con papá y con mamá, con el profesor,
con la directora del centro de estudios, con el agente de policía, con el
sacerdote o el pastor protestante, y llegando el momento, hasta con su jefe
en el trabajo.

Cualquier norma que regule o restrinja su conducta, el adolescente lo podrá


experimentar como algo negativo o dañino para él, lo que lo empujara a una
conducta de rebeldía que puede llevarlo – en casos extremos- a un
comportamiento destructivo en su entorno social.

Al adolescente le cuesta aceptar y asimilar el NO del adulto, que es el


mismo NO del entorno social. Pero una vez que lo asimila se incorpora de
manera madura, con un comportamiento socialmente correcto a la sociedad
en la que se desenvuelve. De manera el conflicto entre el sí del adolescente
y el NO que impone la sociedad se resuelve de manera funcional.

Otro elemento inherente al adolescente en lo referente a los conflictos es


la curiosidad desmedida y la actitud hacia las conductas de riesgo.
La curiosidad es un factor fundamental en el desarrollo del conocimiento, la
compresión del mundo circundante, y el desarrollo de la ciencia y la
tecnología, así como para el avance de la cultura.

Pero una curiosidad mal dirigida puede enfrentar al adolescente a


circunstancias que le puedan causar muchos problemas y muchos conflictos.

El ejemplo más común de una curiosidad desmedida o mal dirigida es el qie


se refiere a experimentar con las bebidas alcohólicas y las drogas. Y si a
esta curiosidad se le suma una personalidad de riesgo, entonces se tendrá
una situación altamente explosiva que podría destruir la salud física, la salud
mental y la relación positiva en la familia.

Sí, es verdad que hay que tomar riesgos, pero deben ser riesgos
INTELIGENMENTE TOMADOS, es decir, aquellos en los que haya un alto
grado de certeza de no salir perdiendo, de no salir dañado, de no ser
lastimado y, en suma, con la posibilidad de sacar algo bueno de la vivencia
que se ha experimentar.

¿Cuál es el margen de control que se tiene con las bebidas alcohólicas y las
drogas? NINGUNO.

Todos los adictos y los alcohólicos que terminan en la cárcel, en el hospital


general, en la calle, en el hospital psiquiátrico o en el cementerio iniciaron
sus primeras experiencias creyendo que podían tener control sobre el
alcohol y las drogas. Llegaron a pensar que “a los otros, por tontos les va
mal, yo soy más inteligente, las pruebo un poco y después ya no, yo si poder
controlarme”. Cuando descubren que eso es imposible ya es demasiado
tarde.

Las conductas de riesgo, es decir, el atrevimiento a hacer cosas que otros


no se atreven, puede llevar a un adolescente al éxito más glorioso o al
fracaso más destructivo, si no sabe cómo dirigir adecuadamente esta
característica. Si se deja llevar impulsivamente enfrentara una serie de
conflictos de manera constante con todos aquellos que le indicaran que debe
tomar las cosas con más responsabilidad, que le indiquen que debe pensar en
las consecuencias de sus actos, que debe pensar antes de actuar.

El adolescente con una curiosidad desmedida y con conductas de riesgo, se


sentirá incomprendido, y que debido a esa incomprensión son los demás los
culpables de que no se le permita hacer lo que el quiere, llevándolo a fiertes
confrontaciones con su entorno social.

Entonces, son 3 los determinantes que pueden llevar a un adolescente a


enfrentar conflictos:
1. Tendencia a confrontar la autoridad.
2. Curiosidad desmedida
3. Personalización de riesgos

Actividades

¿Qué entiendes por conflicto? ¿Tiene los conflictos causas indeterminadas?

Enumera 3 causas que causen un conflicto con tus padres o tutores.

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2. ________________________________
3. ________________________________

Investiga cuales son los conflictos más frecuentes a los que se enfrentan los
jóvenes dentro de su familia.

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Diagnostica las determinantes de las situaciones conflictivas con creatividad, objetiva y flexibilidad.
Prioriza con actitud crítica los conflictos propios de la adolescencia; y reconoce los elementos
desencadenantes.

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