Maginismo y Zapatismo.
Maginismo y Zapatismo.
Maginismo y Zapatismo.
Las naciones latinoamericanas se habían independizado 100 años antes, pero ahora tenían
el status de un territorio de reserva, con pueblos ignorantes, pobres, abastecedores de
materias primas, soportando la presencia de Inglaterra y los Estados Unidos tanto
económica como militarmente.
Para los inversionistas y los gobiernos extranjeros las riquezas del territorio mexicano
resultaban además de provechosas en los inicios del siglo XX, muy útiles para las
confrontaciones armadas que ya se anunciaban. Los campos en los que se sobresalía la
presencia de los extranjeros eran la minería, el petróleo, los transportes, ciertas ramas
industriales como la textil, y la propiedad de la tierra. La producción de petróleo fue de 10
mil millones de dólares (de la época) en 1910 y de 152 mil millones en 1917; de los cuales
México recibió vía impuestos, ¡un millón 234 pesos en 1914, y 7 millones 553 mil pesos en
1917! Y en la minería las cosas no andaban mejor: en 1910 la producción de oro fue de 36
mil 221 kilógramos, con un valor limpio estimado en 48 millones 296 mil dólares, y de
plata fue de 2 millones 251 mil 795 kilos, con un valor estimado en 76 millones 372 mil
dólares de la época; pero… Pero el problema para los mexicanos eran las condiciones de
excepción en las cuales operaron las empresas mineras extranjeras, pues no pagaban
impuestos, imponían a sus obreros salarios de miseria y jornadas de trabajo de 12 horas
diarias y que procuraban tan sólo su propio beneficio, sin ocuparse para nada en el
mejoramiento social o educativo de las poblaciones, ni hacían inversión alguna para el
desarrollo de las regiones con cuyos productos lucraban.
El magonismo fue un movimiento político independiente del Estado, que tomó su nombre
de los revolucionarios oaxaqueños hermanos Flores Magón, Jesús, Enrique y Ricardo.
Lo que debe quedar claro es que la revolución que buscaban los magonistas era total,
radical, muy diferente por tanto a lo que se ha llamado "revolución mexicana". Por ello, el
magonismo no es su precursor, porque no luchaban por lo mismo, ni tampoco se redujo la
vida del magonismo sólo hasta antes de 1910, para ser su antecedente: el magonismo fue
rival del porfiriato pero también del maderismo, del carrancismo, del obregonismo.
La Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano no imprime a su discurso una postura
abiertamente anarquista sino hasta después de 1906; no obstante, desde 1904 viene
promoviendo la creación de grupos armados en más de doce estados de la República
mexicana.
Posteriormente, en los manifiestos de 1911, el núcleo anarquista del Partido Liberal
Mexicano dirige sus dardos hacia la trinidad maldita: capital, autoridad y clero, invitando a
la rebelión y a la expropiación, así como a la formación de milicias armadas.
La irrupción del zapatismo no fue por un conflicto agrario tradicional, sino uno de nuevo
tipo. Los pueblos de Morelos habían perdido la mayor parte de sus tierras, ricas y fértiles,
desde la etapa colonial y sólo mantenían una porción marginal de sus tierras originarias,
que cultivaban apoyados en una relación simbiótica con las haciendas azucareras a las que
arrendaban tierras o trabajaban para ellas estacionalmente, como jornaleros. La
modernización de la industria azucarera durante el Porfiriato y la creación de un mercado
nacional y de exportación de azúcar hizo que muchas haciendas ampliaran e intensificaran
la superficie sembrada de caña, con maquinaria y tecnología modernas, cancelando el
arrendamiento de tierras a los pueblos. Esa cancelación fue vivida por éstos como la
ruptura del pacto moral que tenían con las haciendas. La privación de ese derecho, y la
imposibilidad de sembrar las tierras con las que complementaban sus ingresos, orilló a
esos arrendatarios a incorporarse a las filas del zapatismo, que secundó el llamado hecho
por Madero para derrocar al gobierno de Díaz. De ese modo, el zapatismo, inicialmente,
fue un movimiento de arrendatarios privados del acceso a cultivar tierras de las haciendas,
al que se unieron campesinos libres, peones sin tierras y otros sectores rurales pobres del
campo morelense.
El zapatismo fue una amalgama más compleja, donde coexistían elementos tradicionales
(como los vínculos de parentesco y amistad, el papel central de las autoridades de los
pueblos, la acendrada religiosidad y el respeto a sus costumbres y cultura ancestrales —
por lo demás muy alejados del estereotipo de las comunidades campesinas holísticas), con
elementos políticos e ideológicos modernos, desarrollados por Zapata y los intelectuales
orgánicos del zapatismo. Este fue el movimiento con la propuesta programática más sólida
y radical durante el periodo más álgido de la Revolución, entre 1914 y 1915, como se
constata en la Soberana Convención Revolucionaria, donde los intelectuales zapatistas
plantearon temas que se inscribían en un pensamiento político moderno como el
establecimiento de un gobierno democrático parlamentario, la subordinación del poder
político a la sociedad civil y la participación de ésta en la supervisión y vigilancia de los
poderes públicos, la revocación de mandato del presidente, el derecho de huelga y de
boicot de los trabajadores, una rígida moralidad y un perfil popular de los funcionarios
públicos, la disolución del ejército en tiempos de paz, la igualdad jurídica de los hijos
naturales con los legítimos y la emancipación de la mujer. Estas propuestas estuvieron
entre las más radicales y avanzadas del periodo revolucionario, aunque hay que señalar
también que no se pudieron aplicar, en virtud de que el zapatismo perdió la guerra, dejó
de ser una alternativa nacional viable, y tuvo que atrincherarse en su territorio luego de la
derrota de Villa ante Obregón en las batallas del Bajío.
Por otro lado, es indudable que la persistencia y arraigo del zapatismo, que mantuvo una
guerra constante contra sus enemigos entre 1911 y 1919, se explican por el apoyo y
simbiosis que estableció con las comunidades. Éstas le proporcionaban sustento y
cooperaban en diversas tareas, a cambio de protección y de la recuperación de sus tierras.
Esos vínculos se fortalecían por el origen de los guerrilleros, pues las bandas armadas
estaban compuestas por los jóvenes y hombres maduros de las propias localidades.
Durante los primeros años,los liberales entregan una gran parte de su energía a la
elaboración de numerosas publicaciones, las cuales jugarían un papel fundamental, pues
serían los instrumentos principales de denuncia, crítica, agitación y transmisión de ideas e
información. Los periódicos liberales fueron azote para los miembros del grupo
gobernante, quienes no sólo fueron denunciados, sino también ironizados hasta la burla.
No era para menos.