Dos Preguntas Importantes PDF
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Dos Preguntas Importantes
para conocer la voluntad de Dios.
“Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas.”
- Proverbios 3:6
Pensemos acerca de la voluntad de Dios para nuestra vida. Si somos hijos de Dios,
nuestro gran deseo debe ser conocer esa voluntad. Nuestro gran deleite será hacer esa
voluntad. Y nuestro gran peligro es ignorar esa voluntad. Nada está bien para nosotros
si no es la voluntad de Dios.
No, Él no hace eso. ¿Recuerda cómo Dios guió a los hijos de Israel por el desierto? Con
una columna de nube durante el día y una columna de fuego durante la noche. Ellos no
tenían que saber hacia dónde se dirigían. Todo lo que tenían que hacer era preguntar:
"¿Puedo ver la columna de nube? ¿Puedo ver la columna de fuego?".
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Y eso es lo que usted necesita saber: ¿Veo Su nube? ¿Veo Su columna de fuego?
¿Tengo su presencia, su presencia consciente conmigo? Busquemos su presencia
consciente, y ella nos dirigirá. No crea en el mito del mapa.
2. El mito de la miseria
El segundo es el mito de la miseria, el cual dice: Si hago la voluntad de Dios, va a ser
doloroso. Dios es alguien así como un aguafiestas celestial; si digo que haré lo que Dios
quiere que haga, dondequiera que sea, cuando quiera y al costo que sea, terminaré
siendo un miserable misionero en lo más profundo de alguna remota selva. Hasta
quizá sea comido por caníbales o algo así.”
Por ello que muchas personas no quieren ser pastores o misioneros porque
presuponen que le viene miseria y dolor. No, la miseria y dolor nos vienen por ignorar
los caminos del Señor y por profanarlos con las cosas del mundo. Por el contrario, en
Su presencia hay plenitud de gozo. Conocer y vivir la voluntad de Dios es la más
profunda y máxima realización del ser humano. Una vida fuera de la voluntad de Dios
es una malgastada.
“Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; No hay para mí bien fuera de ti.
Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa; Tú sustentas mi suerte. Las
cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, Y es hermosa la heredad que me ha
tocado.” - Salmo 16:2, 5-6
Algunas personas tienen miedo de Dios. Aunque Dios es un Dios amoroso y quiere para
nosotros lo mejor, muchos temen rendirse a Él porque no le conocen y no caminan con
Él. Nuestro Abba Padre no escatimó en darnos a Su propio Hijo por nuestra redención.
No crea en el mito de la miseria.
Pablo nos dice a quién escogió Dios: “Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que
no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino
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que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del
mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo
menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que
nadie se jacte en su presencia” (1 Cor. 1:26-29).
Si usted está entre los escogidos, esto es, entre los que según la carne no son sabios ni
poderosos ni nobles sino débil y vil del mundo, entonces ciertamente Dios te ha
llamado: Repórtate para el servicio de Dios estando consciente no de tus debilidades y
escases sino de toda Su suficiencia..
Proverbios 4:18 dice: "la senda de los justos es como la luz de la aurora que va en
aumento hasta que es pleno día". Primero está oscuro, después viene el alba grisácea,
luego vienen los colores y las sombras, y después de un rato es pleno mediodía. Y
pronto usted está conociendo la voluntad de Dios para su vida.
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mí". O “cometí tal pecado o aquello y ya perdí la oportunidad.” Si así fuese todas las
personas del Antiguo Testamento y del Nuevo lo hubiesen perdido.
Por ejemplo Moisés mató a un egipcio pero no perdió su oportunidad. Abraham tuvo
un hijo con Agar pero no perdió su oportunidad. Aarón hizo el becerro de oro y no
perdió su oportunidad. Saulo de Tarso persiguió la Iglesia y no perdió su oportunidad y
Pedro negó a Jesús y no perdió su oportunidad.
No, Dios no nos llama porque fuésemos perfectos sino porque Su Hijo es perfecto. Y en
base de Su Hijo, Dios nos quiere revelar y guiar en Su voluntad.
Nunca es demasiado tarde para usted. Dios tiene un plan para su vida y en cada etapa
de ella. Usted puede haber perdido años en su vida pero la oportunidad del plan
original de Dios para usted que es conocerle y amarle, por ello me encanta el versículo
de Joel 2:25 donde Dios dice: ''Yo os restituiré los años que comieron la oruga, el
pulgón, el saltón y la langosta... ". ¿No es eso magnífico? Así que, si usted cree haber
desperdiciado algunos años, permita que Dios le dé Su “nuevo comienzo”. Le aseguró
que se enamorará y conocerá a Dios tan intensamente que un minuto en Su presencia
es mejor que mil años en los mejores palacios y logros humanos. ¡Eso es restitución!
Dios no nos restituye los años perdidos en mejores finanzas, o un mejor esposo o
esposa, o un mejor negocio, o mejores títulos. No, Él nos restituye de haber vivido en
vano y obras muertas a la gloriosa revelación del Misterio escondido por los siglos:
Cristo Jesús la Esperanza de Gloria.
En Juan 17 Jesús no intercedió al Padre por mejores esto o aquello que tanto plaga la
mente y el corazón vano y lleno de temores. Sino que Él intercedió para que
conozcamos el nombre del Padre, para que seamos uno con el Él, para que seamos
guardados del mundo, y para que contemplemos Su gloria. ¡Bendita verdadera
restitución!
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Así que no has perdido todavía tu “restitución”. ¡No creas en el mito de perdí la
oportunidad!
Sólo deje que Dios le “programe su blanco”, que es Jesús, y aunque la vida traiga todos
sus cambios e infortunios, el Espíritu Santo reajustará su curso para siempre dar en el
blanco.
Eso es algo absurdo. Sería como si yo le dijera a mi hijo: -Hijo, hay algunas cosas que
quiero que hagas. Si las haces, serás muy feliz, y te recompensaré. Si no las haces, te
castigaré y serás muy infeliz.
-Bien, papá, ya que me lo has explicado, ¿qué quieres que haga? -diría mi hijo.
-No te lo diré. Tú puedes deducirlo, pero más vale que no te equivoques.”
No, no y no. Eso sería ridículo. Dios quiere que usted conozca cuál es su voluntad.
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El hombre ha sido descrito como una criatura ingeniosa que ha perdido su camino en
la oscuridad. Esta es una época en la que no nos sorprende nada de lo que pueda
pasar. La tecnología nos llega tan rápido que es como si estuviéramos tomando agua
de una manguera para incendios.
Sin embargo, en esta época de los misiles teledirigidos, tenemos muchos hombres y
mujeres descarriados. Y esto es debido a que el hombre por sí mismo no puede
conocer la voluntad de Dios.
Es Dios quien nos busca para revelarnos su inmenso amor y gloriosa majestad en la
santa persona de Jesús. Esto no los ilustra la historia de Saulo de Tarso y su encuentro
con Jesús en la radiante luz. Veamos algunos principios en esta historia que nos
ayudarán a distinguir la voluntad de Dios después que Dios nos ha renacido.
Leamos ….
“1 Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al
sumo sacerdote,
2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos
hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén.
3 Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco,
repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo;
4 y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me
persigues?
5 Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura
cosa te es dar coces contra el aguijón.
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6 Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le
dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.” - Hechos 9:1-6
Saulo de Tarso no estaba buscando a Jesús, más bien estaba persiguiendo a la Iglesia y
haciendo gran daño a los discípulos de Jesús. Pero camino a Damasco, respirando
amenas y muerte, se le apareció Jesús en una intensa luz, a tal grado que cayó del
caballo.
Es Dios quien nos busca a nosotros. El hombre natural no tiene ni el deseo ni el poder
para buscar a Dios porque tiene un espíritu muerto. Está totalmente muerto en
pecados y delitos como era el caso de Saulo. Mas es Dios mismo, quien nos amó
desde antes de la fundación del mundo, quien preguntó: “Saulo, Saulo, ¿por qué me
persigues?”
Fue en ese instante que Saulo comenzó su carrera de conocer la persona de Jesús y
conocer Su voluntad. De allí prorrumpe sus dos maravillosas preguntas: ¿Quién eres,
Señor? Y Señor, ¿qué quieres que yo haga? En mi opinión ¿puede usted pensar en dos
preguntas mejores?
Este pasaje nos muestra principios claves para conocer la voluntad de Dios para
nuestras vidas. Veámoslos.
Saulo no está diciendo: “No te conozco, ¿Quién es usted?” No, observe muy bien, le
llamó “Señor”. Ese es un titulo solo para el Mesías y Saulo reconoció a Jesús como el
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Cristo de Dios. Su pregunta, “¿Quién eres, Señor?”, más bien significaba: Mi Salvador,
te quiero conocer más. Esa es la verdadera salvación y el verdadero Evangelio, conocer
a Jesús.
Para poder conocer la voluntad de Dios, primero nuestra identidad debe ser sanada. Al
contemplarle a Él, todos nuestros temores se esfuman. En su inmenso Amor, que nos
constriñe, nuestras vanas glorias se derriten, nuestros miedos se disipan y se aclara
todo el porvenir de Dios para nosotros.
Fue en base de ésta primera pregunta que Pablo pudo escribir años más tarde respecto
a sus valores:
“7 Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por
amor de Cristo.
8 Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del
conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y
lo tengo por basura, para ganar a Cristo,
9 y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que
es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;
10 a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus
padecimientos, llegando a ser semejante a Él en su muerte.” - Filipenses 3:7-10
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Juan 1:14 afirma que los discípulos vieron la gloria de Jesús. ¿Qué fue lo que vieron?
No tan solo vieron los milagros, y sus obras. Es mucho más que estas cosas. No era
regocijarse en los milagros o ministerios u obras de Jesús en sí mismas sino en lo que
ellas manifestaban. Ellos vieron a Jesús como la Fuente de la Luz, como la Fuente de
Verdad, como la Fuente de la Vida. Y eso que contemplaron los constituyó a ellos en
testigos poderosos y fieles.
Cuando Saulo contempló a Jesús nunca más fue igual. Lo transformó todo, todo su
destino, todo sus valores. Sin quitar el valor de las conferencias y seminarios, ¿cuántos
cursos recibió Saulo? Ninguno, pero ¿cuánto fue transformado? Todo. Nosotros
estamos tratando de alcanzar por nuestra metodología y esfuerzo lo que sólo la Gloria
de Dios puede lograr.
Como respuesta a ésta primera pregunta, Pablo escribió: “Porque Dios, que mandó
que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros
corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de
Jesucristo. Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del
poder sea de Dios, y no de nosotros” (2 Corintios 4:6-7).
Aquella luz que Pablo recibió camino a Damasco era para sacarlo de las tinieblas en
que se encontraba, y para iluminarle la Gloria de Padre en la persona del Hijo. Debido a
ello Pablo se dio cuenta que ahora tenía un Gran Tesoro dentro de sí.
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Hoy Cristo está en el Espíritu, y para tocarle, debemos estar en nuestro espíritu. Para
relacionarnos con lo que es ajeno a Él, podemos utilizar nuestra mente, nuestro celo y
nuestra habilidad humana, pero para tocarle a Él, tenemos que utilizar nuestro
espíritu, pues se requiere la revelación que viene de Dios. En otras palabras, sólo Dios
puede revelarnos a Su Hijo.
El Señor Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). Él no dijo, “Yo
tengo un camino, una verdad y una vida para ustedes.” Sino que Él Esto es nuestro
camino, nuestra verdad y nuestra vida. Todo lo relacionado con Dios es Cristo, Su Hijo.
El Padre sencillamente nos dio a Cristo, no un cúmulo de virtudes separadas de Él. Con
razón Saulo le pidió a Dios que quería crecer en el conocimiento íntimo del Don.
Lo que cuenta no son los métodos ni las doctrinas ni la visión que pretendemos tener,
sino cuánto le conozcamos a Él. Si le conocemos, hemos hallado el camino, la verdad y
la vida. Nuestro poder procede de ese conocimiento. Dios nos dio a Su Hijo, no un
sinnúmero de virtudes aisladas. Lo que verdaderamente cuenta para Dios es que
conozcamos a Su Hijo.
Pablo nos dice, “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro”. ¿Quién es éste Tesoro?
¡Cristo! ¿Quiénes son los vasos de barro? Tú y yo. Aunque en lo natural somos barro,
pensamos, oramos, y caminamos con este gran Tesoro. ¡Aleluya!
Muy amado, Cristo el Tesoro está en ti. No te frustres cuando veas tu “barro”. Siempre
veremos esta vida natural de barro mientras estemos en este mundo, pero eso no
significa que ahora no comencemos a vivir deleitándonos de nuestro gran Tesoro:
Jesucristo en nosotros la Esperanza de Gloria.
“A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre
los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.” - Colosenses 1:27
Es Pablo quien nos dice que por la fe tenemos acceso a esta esperanza. “Por quien
también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos
gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios” (Romanos 5:2).
Cuando estoy en mi vida de barro, esto es por ejemplo impaciente, no oro a Dios que
me de paciencia, sino que le doy gracias a Dios que Cristo mi Tesoro es mi paciencia.
“Señor Jesús, te doy gracias porque Tú eres mi paciencia.” Repítelo continuamente. Por
la Palabra de Dios en tu boca y veras el poder fluir.
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O cuando estoy en mi vida de barro, esto es en escases financiera, no oro por finanzas,
sino que le doy gracias a Dios que Cristo mi Tesoro es suficiente. “Señor Jesús, te doy
gracias porque Tú eres mi riqueza, mi suficiencia, mi fiel provisión.”
Quizá estés desanimado porque te sientes con celo, amargura, depresión, o derrota.
No te condenes cuando veas tu vida de barro. No trates de reprender tu barro ni luchar
contra él. Entre más estés consciente de tu naturaleza débil, más te hundirás en el lodo
del fracaso. Simplemente vive consciente del Tesoro que llevas dentro. Hazte la
pregunta, “¿Quién eres, Señor?” Y la respondes continuamente en voz alta: “Tú eres mi
Gran Tesoro, la Esperanza de Gloria.”
Entre más estés consciente del Tesoro en ti, más brilla la luz de Cristo en ti, porque
somos transformados de un nivel de gloria a otro al contemplar a Jesús. “Por tanto,
nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor,
somos transformados de gloria en gloria [con más y más gloria] en la misma imagen [a
su semejanza], como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18).
Entre más hagamos esta primera pregunta de conocer al Señor, más nos entraremos a
esta maravillosa aventura y carrera extraordinaria de conocer la infinita sabiduría de
Dios en la Persona de Jesucristo.
• ¿Quién eres, Señor? Para los llamado, Cristo Poder de Dios y Sabiduría de Dios (I
Cor. 1:24)
• ¿Quién eres, Señor? Cristo ha sido hecho para nosotros por Dios Sabiduría,
Justificación, Santificación y Redención (I Cor. 1:30).
• ¿Quién eres, Señor? Por Él estamos sentados en el Trono de Dios a la diestra de
nuestro Padre (Efe. 2:6).
• ¿Quién eres, Señor? La abundante riqueza de la Gracia de Dios para con
nosotros (Efe. 2:7).
• ¿Quién eres, Señor? Toda bendición espiritual de Dios en los lugares celestiales
(Efe. 1:3).
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• ¿Quién eres, Señor? Escogidos en Él para que fuésemos santos y sin mancha
(Efe. 1:4).
• ¿Quién eres, Señor? Somos los amados de Dios porque estamos en el Amado
(Efe. 1:5-6).
Si vivimos en la continua revelación de la persona de Jesús, si contemplamos la gloria
de Su majestad y estamos permanentemente conscientes de ella, fluirá poder, gozo,
paz. Vivir por Fe es vivir conscientes de la súper abundancia de Dios para con nuestra
vida. ¡La súper abundancia de Dios llenará todas mis necesidades!
Vemos que la Sabiduría es una Persona, Jesucristo. Y esa persona quiere caminar con
nosotros. Al pedir la sabiduría, en realidad estamos pidiendo comunión con Él. La
Gracia es una Persona, no una doctrina ni una fuerza o energía. Y esa Gracia quiere
caminar con nosotros.
La Justicia es una Persona. Cuando Dios nos imputa justicia no nos imputa una virtud
sino a Su propio Hijo. Hemos sido revestidos del mismo Jesús resucitado. Por la tanto,
cuando el Padre nos ve, ve literalmente a Su propio Hijo y nos trata como tal.
Oración: Padre mío, en el nombre de tu amado Hijo Jesucristo, ilumíname para ver la
Gloria de tu nombre en el rostro de Tu Hijo Jesús. Revélame la Gloria de Cristo. Quita
todo velo de mi corazón para poder conocerle y así como Tú le amas y te delitas en
Tu propio Hijo, yo lo quiero hacer. Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, Amén.
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Observemos que el hacer es el resultado de ser. Primero tenemos que ser hijos para
poder recibir el actuar como hijos. Esto no fluye por esfuerzo ni planes sino
naturalmente del rio de vida que fluye de nuestro ser interior.
Dios está más interesado en el viaje que en el destino. Los primeros discípulos fueron
llamados “Los del Camino”; no los llamaron “los del Destino”, porque nuestra meta es
caminar con Jesús no llegar a un logro.
Elías fue llevado al cielo en un carro de fuego no por sus milagros y logros sino por su
caminar con Dios. Cinco es el número de la Gracia y la quinta vez que se menciona el
nombre Noé se dice que halló gracia delante de Dios. La séptima vez que se menciona
su nombre se dice que era varón justo y perfecto. Obviamente su perfección no era en
base de su comportamiento sino en base de la gracia de Dios sobre él. Y la octava vez
que se menciona el nombre Noé se dice que Dios caminó con él (Génesis 6:8-9). Si
amado hermano, Dios está muy interesado en caminar con nosotros.
Indudablemente en ese caminar con Dios voy a llevar a miles a Cristo y voy a
influenciar otro tanto, pero eso es el producto de caminar con Jesús, no es la meta sino
el resultado. Entre más caminamos con Jesús, entre más le conocemos, más Él
enderezará mis sendas.
Usted dirá: "Eso fue hace mucho tiempo y fue para Saulo. No puede ser una promesa
para mí". Entonces permítame darle unos versículos más:
“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales
Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10).
Este versículo nos enseña que somos obra de sus manos. Es decir, hemos sido salvos
por la gracia de Dios, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras que Dios preparó
de antemano para que andemos en ellas. Dios tiene un plan ordenado para nosotros
desde antes que este se desarrolle.
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“Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y Él aprueba su camino” (Salmo
37:23). Dios ordena sus pasos, uno por uno, ese es el plan de Dios para usted.
“Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis
ojos” (Salmo 32:8).
¿Qué significa esto? Cuando mis hijos eran pequeños, se sentaban en la segunda o
tercera banca mientras yo predicaba. A veces se portaban mal y nadie lo notaba,
excepto yo. Pero podía decirles con la mirada: "Si no se portan bien, hablaremos
cuando lleguemos a casa".
Hombres, ¿alguna vez, mientras han estado en un restaurante, han empezado una
conversación y al recibir la mirada de su esposa se han dado cuenta de que no deben
seguir hablando de ese asunto? Cuantas miradas de este tipo he recibido de mi esposa
y de mis hijos. Me han ayudado muchísimo.
Es maravilloso saber que tenemos ese mismo tipo de relación íntima con el Señor en la
que Él "nos dirige con su mirada tierna y amorosa".
Piense en otras promesas: "Jehová te guiará siempre..." (Isaías 58:11). Esa es una
promesa sólida.
"Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus sendas" (Proverbios 3:6). ¡Qué
promesa tan maravillosa!
Lo que Dios le dijo a Saulo no fue sólo para él. Gracias a Dios que esa promesa también
es para nosotros. Tengo un Padre sobre mí, que está guiando en todas las cosas. Tengo
un Salvador a mi lado, que dirige mis pasos. Tengo al Espíritu Santo dentro de mí, que
me da gracia y afecta mi corazón, mi mente y mi voluntad.
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hay en el corazón del hombre, pero sólo el propósito de Jehová se cumplirá"
(Proverbios 19:21).
Esta es la voluntad permisiva de Dios, pero no todos hacemos esta voluntad. Dios en su
soberanía le ha concedido al hombre el poder de escoger, con la que también puede
desobedecerle. "Llamo hoy por testigos contra vosotros a los cielos y a la tierra, de que
he puesto delante de vosotros la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge,
pues, la vida para que vivas, tú y tus descendientes" (Deuteronomio 30:19).
A las personas impías, sin el Espíritu de Dios, tienen la voluntad para escoger entre la
bendición y la maldición, pero siempre van a escoger mal, según sus corazones
perversos y muertos, pero Dios les hace responsables de todos modos. Pero el
creyente aunque tiene un espíritu renacido y tiene la Presencia de Cristo en sí, muchas
veces no escoge lo bueno.
• La voluntad permisiva de Dios es que hagamos elecciones correctas. Por ejemplo, los
cristianos no deben casarse con incrédulos, pero a veces, trágicamente, lo hacen.
• Era la voluntad personal de Dios para mí era que me casara con Giovanna. Yo creo
que Dios la acercó a mí y me acercó a ella. Puedo recordar cuando la acompañaba
desde la iglesia o la escuela y la dejaba en la puerta de su casa, y por todo el camino de
regreso me iba orando: "Oh, Dios, ¡haz que me case con esa muchacha!". Y Él lo hizo.
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La Palabra de Dios enseña que Dios tiene un plan especial, un plan específico, un plan
personal para cada uno de nosotros. Él ordena nuestros pasos y eso es asombroso; es
maravilloso que el Soberano del universo se interese por nosotros. Y Su mayor plan
para cada uno de nosotros es que conozcamos, amemos y seamos completos en Su
Hijo Jesús. Su voluntad es conformarnos a la Imagen de Su Hijo.
Un niño pequeño oró de la siguiente manera: "Padre del cielo, ¿cómo sabes mi
nombre?". Él lo sabe. Él sabe su nombre. Usted no es una casualidad ni un accidente.
Dios trata con cada uno de nosotros individualmente.
Cuando Saulo hizo ésta segunda pregunta no le estaba diciendo al Señor. “Aquí está mi
vida, mis valores y mis logros, ¿cómo me guas para usarlos?” No, sino que más bien
estaba diciendo, “Vengo a ti en total valor cero. Sólo Tú eres la verdadera vida. Sólo tu
obra y logro es lo que vale. Señor, ¿qué quieres que yo haga en base de tu vida, en
base de ti y por medio de ti?” Fue un cambio de vida, de fuente, de “todo lo mío lo
tengo por basura” a “quiero alcanzar la excelencia de Tu conocimiento”.
Disposición
La misma pregunta de Saulo nos muestra su disposición: Señor, ¿qué quieres que yo
haga?” Él estaba dispuesto porque Dios pone el querer y el hacer por Su buena
voluntad. Recordemos que esa disposición es el resultado de contemplar la Gloria del
Señor; no es el resultado de su propio esfuerzo.
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Usted debe estar dispuesto a conocer la voluntad de Dios. ¿Está usted realmente
dispuesto a hacer la voluntad de Dios? Si no, es posible que no llegue a saber cuál es
esa voluntad.
A veces las personas quieren construir una casa y ya tienen en mente el tipo de casa
que quieren. Quizás ellos la han dibujado en un pedazo de papel sobre la mesa de la
cocina, y entonces buscan un arquitecto. En realidad no le piden al arquitecto que
diseñe su casa desde el principio, sino que le dicen: "Este es el tipo de casa que quiero.
Esto es lo que yo quiero, ahora diséñela".
Me temo que esa es la manera como a veces nosotros nos acercamos a Dios. Decimos:
"Señor, aquí está lo que yo quiero para mi vida. Ahora, diseña un plan para mi vida".
Supe de un vagabundo que pasó toda su vida caminando por el país de un lado al otro.
Alguien le preguntó:
-¿Cómo decide qué camino tomar?
-Realmente para mí no hay ninguna diferencia. Sólo voy –contestó él.
Entonces le preguntaron:
-¿Qué hace usted si cuando va caminando llega a un punto donde el camino se
bifurca? ¿Qué hace para determinar cuál camino tomar?
-Sencillo. Tomo un palo y lo tiro al aire, y al caer al suelo, sigo por el lado donde
indique el palo -dijo; y luego añadió-; a veces tengo que tirarlo seis o siete veces para
que caiga bien.
Muchos de nosotros somos así. Decimos: "usted sabe, yo sólo quiero hacer la voluntad
de Dios". Pero seguimos tirando el palo hasta que caiga hacia el camino que
queremos tomar.
¿Está usted realmente dispuesto? Pregúntese honestamente: "¿En realidad y con toda
sinceridad quiero hacer la voluntad de Dios?". Usted debe tener disposición.
Mansedumbre
La Biblia dice que después de que Saulo se encontró con el Señor en el camino a
Damasco: "...fue levantado del suelo, y aun con los ojos abiertos no veía nada. Así que,
guiándole de la mano, le condujeron a Damasco" (Hechos 9:8).
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Es obvio que aquel, que una vez fuera un orgulloso y arrogante fariseo, ahora era
manso de espíritu. El encuentro con Jesús lo transformó. Él no fue transformado por
seminarios, conferencias, planes ni programas sino que contempló la Gloria de Jesús.
Encontrar esa persona nos cambia de identidad, de Saulo a Pablo. Y nos cambia de
rumbo, de perseguir a la Iglesia a edificarla y morir por ella. La voluntad de Dios se
encuentra en la Persona de Jesús. Y aquí vemos a Saulo manifestando las primeras
evidencia de la Nueva Creación al mostrar dispuesto y al mostrarse manso.
¿Ha podido Dios alguna vez ponerle una silla de montar y un freno a usted? ¿Ha
llegado al punto de decir: "Señor, qué quieres que haga"? ¿Es Jesucristo de verdad su
Señor? ¿Es usted manso y dócil? Al contemplar a Jesús fluirá la vida nueva que ya está
puesta en nosotros, fluirá deleitosamente esa mansedumbre.
Franqueza
Debemos preguntarle al Señor: "¿Qué quieres que haga?". En otras palabras: "estoy
abierto". No debemos decir: "Ahora Señor, esto es lo que quiero hacer. Ayúdame a
hacerlo".
Simplemente estemos abiertos a la voz de Dios. Muchas veces no escuchamos la voz
de Dios porque estamos muy ocupados diciéndole nuestra voluntad. Si, Él muchas
veces habla con un sonido apacible y delicado, con una voz suave; Él no grita (ver 1
Reyes 19:11, 12), pero yo debo callarme para escuchar.
Esa es otra razón por la que debemos reportarnos por la mañana para el encuentro
con el Señor. ¿Tiene usted un "tiempo devocional"? Si Dios habla con voz suave, usted
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debe tener un tiempo para oírlo. Si está rodeado de mucho furor, alboroto y ruido y
alguien le está susurrando, no lo oirá. Es por eso que usted necesita tener un tiempo a
solas para decir: "Señor, ¿qué es lo que realmente quieres que haga?".
Nuestra oración debe servir tanto para escuchar a Dios como para hablarle ¿Ha tenido
usted alguna vez una conversación con una persona que sólo habla ella y no lo deja a
usted hablar? Esas personas creen que están teniendo una conversación, pero lo que
en verdad están haciendo es un monologo.
Me temo que nuestra oración a veces es así. Decimos: "Escucha Señor que tu siervo
habla", en lugar de, "habla Señor, que tu siervo escucha" (1 Samue13:10).
Sumisión
Usted debe rendirse a la voluntad de Dios. No es suficiente conocer la voluntad de
Dios, ni es suficiente escuchar a Dios. Usted debe decir: "Señor, estoy listo para hacer
tu voluntad".
“8 Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así
que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco,
9 donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.
10 Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo
en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor.
11 Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en
casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora,
12 y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos
encima para que recobre la vista.
17 Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo:
Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías,
me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.”
- Hechos 9:8-17
En este episodio vemos que Dios envió a un mensajero para instruir a Saulo. Aquel
hombre llamado Ananías supo de Dios que Saulo era un vaso escogido para extender el
evangelio. Y encontramos a aquel orgulloso fariseo, Saulo, ahora sumiso a las
instrucciones de un discípulo de Jesús poco conocido. Eso es sumisión.
Si usted no está dispuesto a rendirse a la voluntad de Dios, ¿por qué debería Dios
mostrarle su voluntad?
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¿Para qué?
Imagínese a alguien que llega a una estación de servicio empujando un automóvil
viejo, con las cuatro llantas desinfladas, los guardabarros golpeados, sin agua en el
radiador, sin aceite en el motor y el tanque de gasolina oxidado. Es toda una chatarra.
El dueño del automóvil le dice al dependiente:
-Llénelo.
El hombre mira el automóvil y pregunta:
-¿Qué?
El dueño le dice:
-Llénelo.
El dependiente le pregunta:
-¿Para qué?
Nosotros decimos:
-Dios, muéstrame tu voluntad.
Y Dios nos pregunta:
-¿Para qué, si no te sometes?
Si usted no está listo para hacer la voluntad de Dios, ¿por qué habría Él de
mostrársela? ¿Estaría usted dispuesto a rendirse lo suficiente como para firmar el
contrato en blanco y decirle: "Ahora, Dios, escríbelo tú"?
Ahora dirá: "Un momento. No puedo firmar este contrato antes de leerlo". Bien, en un
negocio con otro hombre yo diría que es una idea sabia, pero con Dios es falta de
confianza. Romanos 12:1, 2 dice: "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de
Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios,
que es vuestro culto racional. No os conforméis a este mundo; más bien, transformaos
por la renovación de vuestro entendimiento, de modo que comprobéis cuál sea la
voluntad de Dios, buena agradable y perfecta".
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• Somos guiados por los milagros de Dios
Muchas veces Dios guía por medio de milagros. Con frecuencia Él obra de manera
sobrenatural con visiones, sueños y milagros. Él guió a Saulo por medio de un milagro.
Jesús se le apareció; hubo una luz resplandeciente, Saulo cayó al piso y el Señor le
habló con voz audible.
Cuando Dios me llamó a la salvación sentí una fuerte voz en mi corazón que me
llamaba. Tenía tan sólo nueve años de edad cuando Dios me llamó a conocerle. Y
cuando Dios me llamó al pastorado, fue muy similar. Estaba en casa orando y tuve una
visión con una voz clara, gloriosa y dulce, instruyéndome claramente lo que había de
hacer hasta el punto de dejar mi profesión y trabajo secular.
Toda la voluntad de Dios para nuestra vida se encuentra en la Biblia. Permítame decirle
algo, y preste mucha atención. Nunca busque la voluntad de Dios respecto a algo que
Dios haya hablado o prohibido claramente. Eso es arrogancia y es peligroso. Por otro
lado, es insensato e infame pretender conocer la voluntad de Dios sin conocer su
Palabra. Si Él lo ha dicho en su Palabra, ¡esa es la voluntad de Dios para usted!
Dios usó a Ananías para ayudarle a Saulo a conocer su voluntad. ¿Será posible que
Dios me esté usando para ayudarle a usted ahora mismo? Usted también puede ser
usado por Dios para ayudar a otras personas. A menudo encontrará la voluntad de Dios
de manera maravillosa en el contexto de una iglesia cristiana y con otros creyentes.
Otras veces Dios envía un siervo humilde a su propio hogar para hablarle. En fin Dios
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tiene muchas formas para enviar a Su “Ananías” a nuestra vida. Y generalmente no son
personas muy reconocidas.
Gracias a Dios por las personas que nos dan consejos sabios. Proverbios 24:6 dice:
"Porque con estrategia harás la guerra, y en los muchos consejeros está la victoria".
Dios es el consejero supremo y nosotros tenemos que obedecerle a Él antes que a los
hombres. Pero no sea arrogante pensando que no puede aprender de otras personas.
El Espíritu Santo de Dios nos conduce. Otro versículo maravilloso es Romanos 8:14:
"Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios". Es
muy claro, ¿verdad? "Guiados por el Espíritu de Dios". Y Gálatas 5:18: "Pero si sois
guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley".
Conozco gente compulsiva e impulsiva. No son personas que se dejan guiar. Son por lo
regular religiosas y con frecuencia peligrosas.
Nosotros somos guiados por el Espíritu de Dios. Él guía, no grita. Recuerde el sonido
apacible y delicado. Es muy interesante y muy afable la manera como Dios dirige.
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Somos guiados por la sabiduría de Dios
Mire Hechos 9:20-22: "Y en seguida (Saulo) predicaba a Cristo en las sinagogas,
diciendo: -Este es el Hijo de Dios.
Pero Saulo se fortalecía aun más y confundía a los judíos que habitaban en Damasco,
demostrando que Jesús era el Cristo".
Es obvio que ahora Saulo sencillamente había sido provisto de sabiduría sobrenatural
porque estaba lleno del Espíritu.
La Biblia dice en Efesios 5:15-18: "Mirad, pues, con cuidado, cómo os comportáis; no
como imprudentes sino como prudentes, redimiendo el tiempo, porque los días son
malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino comprende cuál es la voluntad del Señor. Y
no os embriaguéis con vino, pues en esto hay desenfreno. Más bien, sed llenos del
Espíritu".
Dios da la sabiduría. ¿Qué es sabiduría? Sabiduría es ver la vida desde el punto de vista
de Dios. Cristo es nuestra sabiduría. La sabiduría no es un atributo sino una Persona. Al
buscar el rostro del Señor fluirá la sabiduría de lo alto. Cuando usted llega a ser salvo y
se rinde, caminando en el Espíritu y lleno del Espíritu, encuentra que tiene la mente de
Cristo.
No tema usar su mente. ¿Para qué habría de renovar Dios su mente si no quisiera que
la usara? Nosotros tenemos la mente de Cristo. Se trata del santo sentido interno. En
el Nuevo Pacto Dios escribe sus mandamientos y estatutos dentro de nuestro corazón.
Esa es la voluntad escrita de Dios dentro de nosotros. Esa voluntad escrita dentro de
nosotros fluirá de adentro hacia afuera en la medida que caminemos con Jesús.
Santiago nos dice: ''Y si a alguno de vosotros le falta sabiduría, pídala a Dios, quien da a
todos con liberalidad y sin reproche; y le será dada" (1:5). Dios no lo recrimina por
pedir. Él da la sabiduría.
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Recuerda las dos preguntas: ¿Quién eres, Señor? Y ¿qué quieres que haga? Repítelas
continuamente en fe a Dios y veras lo asombroso de la respuesta.
Aquí vemos que Saulo está enfrentando muchas dificultades por predicar a Jesús. Y de
esa manera, ahora Saulo está metido en un gran problema. Por hacer la voluntad de
Dios se encontraba en asecho de muerte.
Aquel peligro no significaba que Pablo no estuviera en la voluntad de Dios, más bien lo
confirmaba. No crea que si está en la voluntad de Dios todo va a ser miel y que no
habrá abejas.
"Pasados muchos días, los judíos consultaron entre sí para matarle; pero sus
asechanzas fueron conocidas por Saulo. Y guardaban aun las puertas de la ciudad de
día y de noche para matarle. Entonces sus discípulos tomaron a Saulo de noche y le
bajaron por el muro en una canasta" (Hechos 9:23-25).
Apenas me lo puedo imaginar. Aquí está el gran Saulo, que antes de todo esto era un
hombre de influencia con el equivalente a varios doctorados, pero ahora lo están
bajando por un muro en una canasta. Usted puede imaginar la humillación, casi la
ignominia del asunto, pero aun así estaba dentro de la voluntad de Dios.
No espere hacer la voluntad de Dios y reciba honra y exaltación por los que aborrecen
la voluntad de Dios. Los que querían matar a Saulo eran sus propios compatriotas
religiosos. Espere persecución de la misma iglesia si anhela hacer la voluntad de Dios.
Estamos hablando de la providencia de Dios, y el punto al que voy es este: Hay un Dios
que vigila los asuntos de los hombres. Habían planeado matar a Saulo, pero Dios le
permitió conocer esos planes. Hay una mano invisible que nos guía: la mano
providencial de Dios.
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Jerusalén; y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a
todos los que invocan tu nombre.”
Ananías había escuchado la fama de aquel fariseo, que había hecho mucho mal a los
santos, que prendía a los que invocaban el nombre de Jesús. Era un hombre
condenable, un gran pecador.
Qué maravilloso como Ananías fue donde Saulo. Veamos: “ Fue entonces Ananías y
entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús,
que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la
vista y seas lleno del Espíritu Santo”(Hechos 9:17).
Saulo no había hecho nada bueno, nada meritorio, nada favorable y Ananías lo llamo:
“HERMANO”. Ese es el Don de la No Condenación.
Saulo no recibió condenación de parte de Dios ni de Ananías sino que lo trataron como
justo. Al justo se le bendice, se le da, se ora por él, más al condenado se le rechaza, se
le injuria y difama. Dios le imputo justicia sin obras a Saulo. Le trató como a Su propio
Hijo.
Por ello que Saulo pudo escribir más tarde la bienaventuranza del hombre que Dios lo
trata como justo sin obras sino por la fe.
Si queremos ser libres del temor del rechazo, del temor de la condenación del hombre,
de la lucha por la aceptación, entonces tenemos que abrazar la única medida de
libertad: El Don de la Justicia de Dios por la Fe en Jesucristo.
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Tu lucha de valía, de significancia que conduce siempre a vanidad y cárcel interna ha
terminado. Ya las escalas de medir del hombre no tienen aplicación. Ya moristeis a ese
sistema y estimas por basura esas medidas. Ahora eres libre porque se te ha dado por
la fe una medida perfecta, eterna, incorruptible, la Medida de Jesús. Por lo tanto no
hay juicio, condenación, veredicto, acusación, rechazo, desprecio o cárcel contra ti.
Nuestro enemigo el diablo es más sabio que los siquiatras y sicólogos y más astuto que
las serpientes. ¿Sabes cuál es su primer nombre? No es ladrón o asesino aunque el
roba y asesina. Su primer nombre es Satanás, que en hebreo significa “fiscal de la Ley,
acusador, calumniador”. Satanás ataca usando la ley. Nos acusa día y noche. Es el
acusador.
¿Conoces cual es el rol del fiscal en una corte de judicial? Es perseguir y condenar al
culpable. Y ¿cómo lo logra? El fiscal usa la ley en contra del acusado. Él nunca habla de
tus buenas acciones, nunca saca a relucir las cosas buenas que has hecho y los
beneficios que muchos han alcanzado por medio de ti. No, él sólo se enfoca en tus
faltas. ¿Por qué crees que la gente es tan dispuesta a olvidarse de las miles cosas
buenas que han recibido y solo se enfocan de las pocas malas? ¿Por qué crees que la
amargura y dureza es el resultado de enfocarse en esa sola cosa mala que recibió?
¿Por qué crees que somos tan difíciles de agradecer ya que se nos olvida fácilmente
TODO lo bueno y nos enfrascamos en la único mal? El acusador va usar la ley
incansablemente hasta que te sientas condenado. Hemos bebido tanta condenación
que fluye la condenación de nuestras acciones y palabras.
El acusador, el fiscal usa la ley, y viene directo a ti y te dice, ¿por qué dejaste caer tu
negocio? ¿Por qué no puedes estudiar más? ¿Por qué tus hijos no responden bien?
¿Por qué no oras lo suficiente? ¿Cómo te puedes llamar cristiano? ¿Cómo te puedes
llamar un buen padre?, etc. Él te acusa y te acusa hasta que te sientas condenado.
Él usa la Ley, la cual es justa, buena y santa, para condenarnos. Por eso es que la
condenación es la raíz primaria de todos nuestros problemas pero frecuentemente es
indetectable.
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Pero cuatro poderosas bendiciones llegan a nuestra vida cuando el acusador es sacado.
Apocalipsis 12:10 dice, “Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha
venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo;
porque ha sido lanzado fuera el ACUSADOR DE NUESTROS HERMANOS, el que los
acusaba delante de nuestro Dios día y noche.”
Cuando descansamos en el Terreno del Reposo, donde no hay acusación, donde no hay
condenación alguna, entonces fluyen cuatro poderosas bendiciones en nuestra vida:
(1) la salvación, (2) el poder, (3) el reino de nuestro Dios y (4) la autoridad de Cristo.
Las buenas nuevas es que Dios desarmó y derrotó al diablo en la cruz. Dios tomó su
única arma, la Ley, el acta contraría contra nosotros y la clavó en la cruz. Por lo tanto
NO HAY CONDENACIÓN más contra nosotros. Por ello es que Ananías llamó a Saulo:
HERMANO.
No, no, y mil no. Nuestra unidad se basa en que fuimos escogidos, se nos atribuyó
justicia perfecta por medio de la Fe, y somos el objeto de Su agrado. Nuestra unidad se
basa en el Don de la no condenación.
No respondamos al acusador.
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En la cruz, la causa raíz de nuestros problemas fue destruida, y hemos sido traídos al
lugar de no condenación en nuestra vida. Así que no respondamos al acusador, no
respondamos sus acusaciones. En lugar, toma la Sangre de Jesús y habita en el lugar de
ella. Conoce, cree y permanece en ese lugar glorioso de libertad de la Sangre de Jesús.
Reposa allí y Dios destruirá a tus enemigos.
Ahora vas a leer las Escrituras no porque estas acusado, condenado, o para tratar de
agradar y esforzarte sino porque eres libre y porque habitas en el lugar de la Sangre.
Comienza a disfrutar la presencia de Dios.
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El Don de la No Condenación.
Hoy Dios quiere que recibamos y habitemos en el Don de la No Condenación. Éste
regalo hará que andes en éxito, de librará de una vida de estés, temor, amarguras,
enfermedades y dolencias. Todo lo que sucede en lo espiritual afecto lo natural, y si
andamos en la libertad del regalo de la No Condenación librará nuestro ser interior
poderosamente y trasformara nuestra vida natural.
¡Sólo Jesús!
Permítame resumirlo. Podría tomar estos principios prácticos y ponerlos en una sola
palabra. Parecerá simplista cuando lo diga, pero la voluntad de Dios para usted es
Jesús. ¡Sólo Jesús!
¿Quién es la cabeza de la iglesia? Jesús. Ahora, amigo, tome estas cosas, ya sea la
providencia de Dios, la gente de Dios, el Espíritu de Dios, y todo lo demás, póngale un
nombre que lo domine, y sencillamente será Jesús. Enamórese de Jesús y dígale:
"¿Quién eres, Señor? Y ¿qué quieres que haga?".
Él puede usar muchas formas para mostrárselo, pero la voluntad de Dios para su vida
es Jesús. Él es Señor, él es la cabeza de la iglesia, y usted debe rendirse a Él. Entre más
estamos conscientes de Él y no de nuestros pecados, más somos guiados en Su
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voluntad. Entre más estamos conscientes del Don de Justicia en Cristo Jesús, más Su
Santo Espíritu se manifestará a nosotros.
Saulo dejo de estar consciente de su identidad, de sus cartas y de sus planes, he hizo la
primera pregunta sabía de su vida: “¿Quién eres, Señor?” Allí comenzó a estar
consciente de la Fuente de la Vida, de la Fuente de la Sabiduría.
Cada día haz esa pregunta, “¿Quién eres, Señor?” Anhela la respuesta, anticipa la
respuesta y veras la abundancia de revelación que saturará todo tu día.
Y luego haz continuamente la segunda pregunta, “Señor ¿qué quieres que yo haga?” Y
nacerá un anhelo ardiente en ti por agradarle y una poderosa Fe para mover los
obstáculos.
¿Quién eres, Señor en las finanzas? Y Señor, ¿qué quieres que yo haga para Tu gloria
en las finanzas?
¿Quién eres, Señor en mi familia? Y Señor, ¿qué quieres que yo haga para Tu gloria en
mi familia?
¿Quién eres, Señor en mis dones y habilidades? Y Señor, ¿qué quieres que yo haga
para Tu gloria en ésta área?
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