Casos para Análisis Sobre EDFT

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Caso 1

Estrella Suarez, 52 Años. Apartadó, Urabá antioqueño.

Estrella Suárez se inició en el trabajo doméstico a los 15 años, en respuesta a las


malas condiciones económicas de su familia. Su primera empleadora fue su
profesora de matemáticas, quien le suministraba los cuadernos y algunos otros
elementos de manutención.

Estrella trabaja desde hace 4 años en una casa de familia como interna, donde no
solo no recibe buen trato, sino un pago de apenas $170 mil mensuales, es decir,
menos de la cuarta parte del salario mínimo es lo que acordaron verbalmente. No
recibe ningún otro tipo de pago o compensación por realizar este trabajo. Solo recibe
ese valor al mes y de ahí debe atender su situación de salud. Con el agravante de
que, tras tantos años en el oficio doméstico, su estado de salud se ha deteriorado.
Siente dolor en la espalda, padece de calambres, hinchazón y dolor en sus
articulaciones, enfermedades que han empeorado en los últimos años. Estrella
acordó un contrato verbal en esta casa de familia y quedo sometida a trabajar una
jornada de 12 horas de lunes a sábado. Debe llevar su almuerzo y otras cositas que
quiera comer.

“Ojalá Dios me abriera una puertecita para estar con otra persona, no estar tan
humillada. Porque de verdad a veces me acuesto y no quisiera ya volver a abrir los
ojos al otro día. Pero no puedo decir nadita por lo mal que me tratan, y por lo poquito
que me pagan, porque me mandan al carajo, y entonces de que vivo y con que
como.” Estrella Suárez, trabajadora doméstica.

Resuelva las siguientes preguntas:

1. ¿Cuáles son los derechos laborales individuales que le están siendo


vulnerados a Estrella Suárez? Explíquelos.
2. ¿Cuáles son los mecanismos de protección laboral que Estrella puede usar
para lograr la garantía de sus derechos laborales individuales?
3. ¿Cuál es el valor del salario que debería estar siendo pagado legalmente a
Estrella?
4. ¿Cuáles son componentes salariales que legalmente debe estar percibiendo
Estrella Suárez? Explíquelos.
5. ¿Qué tipo de contrato celebró Estrella Suárez con su empleador? Explique.

Elaboró: Nidia Gabriela Caro Zamudio, Instructora Centro de Industria y de la Construcción, SENA Tolima.
Caso 2
Violaciones de derechos humanos y laborales por parte de una
embotelladora de gaseosas en Colombia

Una Embotelladora de Gaseosas multinacional se instaló en Colombia en 1940,


mediante la franquicia otorgada a las embotelladoras. en la zona centro, costa norte
y nororiente de Colombia, creándose otras franquicias como Bebidas y Alimentos.
Las embotelladoras agrupadas fueron compradas en 1995 por otra gran empresa y
el 25% de cuyas acciones eran propiedad de la Embotelladora de Gaseosas. En
mayo de 2003, una empresa mexicana por medio de la franquicia de la
Embotelladora de Gaseosas, compró esa gran empresa conservando La
Embotelladora de Gaseosas el 31,6% de las acciones de la empresa. Esta tiene la
franquicia en Colombia, con la cual opera en la mayoría de los países de
Latinoamérica.

Con este marco legal tercerizado la Embotelladora de Gaseosas realiza la


producción y venta de sus productos preservando la propiedad de las marcas,
manteniendo el control accionario y la participación en las Juntas Directivas de las
empresas locales y controla también todo el proceso en lo que se refiere a materias
primas, insumos, producción, distribución y política laboral.

Los impactos de las actividades de la Embotelladora de Gaseosas en Colombia


incluyen efectos sobre el medio ambiente y la salud, entre otros. La extensión de la
jornada y el incremento de los ritmos de trabajo ha permitido a la transnacional
operar con 5 embotelladoras de la sociedad de la Embotelladora de Gaseosas y
cerrar 11 embotelladoras en el año 2003, despidiendo a centenares de trabajadores.
Los afiliados al Sindicato iniciaron una huelga de hambre en marzo del 2004, para
tratar de evitar el despido masivo de trabajadores. En 2014 con la entrada en
funcionamiento de la mega embotelladora que la empresa está construyendo en el
municipio de Tocancipá en Cundinamarca, se prevé que se habrá nuevos cierres
de embotelladoras y despidos de trabajadores.

Según documentos de la empresa y conocidos por los trabajadores dirigentes de


Sindicato como los denominados: Dia De, Plan el Padrino y los Corrientazos, el
Sindicato es considerado un obstáculo en el objetivo de reducción de los costos
laborales, por oponerse a las formas de subcontratación que involucra cerca del
70% de los más de 7000 trabajadores que explota la empresa, por medio de
empresas de fachada muchas de ellas de propiedad de la misma transnacional, que
simulan el contrato de trabajo directo e impiden la asociación sindical, evitan de esa
forma aplicarles los beneficios establecidos en la Convención Colectiva de Trabajo.

El 10 de agosto de 2004, la transnacional, con la anuencia del Ministerio del Trabajo,


revocó los Estatutos del Sindicato logrando así impedir las afiliaciones de los
trabajadores tercerizados. La empresa solicitó a jueces de la República que
ilegalizaran las seccionales del Sindicato en Bogotá, Girardot, Santa Marta, Cali y
Elaboró: Nidia Gabriela Caro Zamudio, Instructora Centro de Industria y de la Construcción, SENA Tolima.
Villavicencio entre otras, sin lograr su objetivo. Esta última ha enfrentado este
ataque varias veces y actualmente estamos enfrentados al proceso jurídico en el
Tribunal Laboral de la ciudad de Bogotá, mediante el cual la embotelladora de
Gaseosas de Villavicencio nuevamente solicita que se declare la ilegalidad y han
intentado –sin lograrlo– conseguir que jueces autoricen el despido de dirigentes.

Para aterrorizar a los trabajadores a fin de que no se afilien al Sindicato o renuncien


a la afiliación sindical, se ha usado a los victimarios para pretender ser víctimas: la
administración de la transnacional desarrolla campañas sistemáticas de
estigmatización contra los afiliados de Sindicato publicando imágenes de
trabajadores y familias acusándolos de vandalismo y dañar la propiedad. Han
causado perjuicios morales y materiales, poniendo en peligro la vida e integridad de
varios integrantes del Sindicato, que han sido involucrados en procesos penales
acusados de injuria, calumnia, daño al bien ajeno, concierto para delinquir, rebelión,
terrorismo, entre otros, siendo injustamente encarcelados más de 12 dirigentes de
Sindicato. Les fue dictada orden de captura, situación que fue aprovechada por la
transnacional para notificarles el despido por “justa causa”.

La transnacional militariza la represión de la protesta. Como muchos otros casos,


están los hechos sucedidos en la embotelladora en Medellín, el 17 de diciembre de
2010, donde ingresó la policía con carros blindados para sacar por la fuerza a los
trabajadores y afiliados al Sindicato que se negaban a movilizar los vehículos de
distribución. Individuos en representación de la embotelladora de gaseosas,
escoltados por policías, se presentaron al domicilio de trabajadores con
notificaciones de despido.

Cabe agregar los 68 trabajadores afiliados al Sindicato que laboran para las
embotelladoras gaseosas desde 1984 y que están siendo amenazados de muerte,
los exiliados, los desplazados con sus familias la empresa se niega a reubicar en
otras ciudades.

Resuelva las siguientes preguntas:

1. ¿Cuáles son los derechos laborales colectivos que están siendo vulnerados
a los empleados de la embotelladora de gasesoas?
2. ¿Cuáles son los derechos laborales constitucionales que se incumplen en
este caso? Explíquelos.
3. ¿Cuáles son los convenios de la OIT que la Embotelladora de Gaseosas
desconoce para los trabajadores en este caso?
4. ¿Cuál es el fin de un sindicato?
5. ¿Cuáles son las características de los paros laborales en la Embotelladora
de Gaseosas del caso?

Elaboró: Nidia Gabriela Caro Zamudio, Instructora Centro de Industria y de la Construcción, SENA Tolima.
Caso 3
Lilia Hurtado, la mecanógrafa, secretaria y administradora.

La Corte Suprema de Justicia les llamó la atención al Estado Colombiano y a los


jueces por ignorar esas situaciones en las que se oculta un vínculo laboral
permanente enmascarado en las figuras laborales contractuales que vulneran los
derechos laborales a los trabajadores.

Lo hizo al estudiar la demanda laboral de Lilia Fanny Hurtado Pardo, quien en 21


años tuvo 57 vinculaciones consideradas no laborales sino civiles con el Instituto de
Seguros Sociales (ISS), hoy en liquidación. Su vinculación –mediante la que cumplió
funciones de mecanógrafa, secretaria y administradora– se prolongó hasta el 2013,
cuando fue despedida sin justa causa.

Pese a que el ISS dijo que la empleada estuvo vinculada para prestar un servicio y
que no le tenía que reconocer ningún derecho, la Corte asegura que su contrato fue
a término indefinido pues cada vez que se terminaba el vínculo temporal, el contrato
era renovado inmediatamente. Cumplía una jornada laboral estipulada por el ISS,
que en la mayoría de las veces se excedía, pues la cantidad de actividades que le
eran asignadas no lograba cumplirlas en el horario estipulado por la empresa.
Además, contaba con un lugar reconocido como oficina, con escrito, silla, teléfono
y debía cumplir las órdenes que el jefe del área le encomendaba.

Así se mantuvo sin prestaciones sociales, descansos remunerados, y mucho menos


seguridad social. Por eso, la Corte condenó al Estado a pagarle una millonaria suma
no solo por despedirla injustamente, sino también por los derechos laborales
individuales que no le reconoció en más de dos décadas.

Resuelva las siguientes preguntas:

1. ¿Qué tipo de contrato fue celebrado entre Lilia Fanny Hurtado Pardo y el
Instituto de Seguros Sociales?
2. ¿Cuáles son los derechos laborales individuales dejados de percibir por Lilia
durante los 21 años que laboro para el ISS? Explique.
3. ¿Lilia Hurtado tiene un trabajo digno? ¿por qué?
4. ¿Qué mecanismo de protección laboral uso Lilia Hurtado para hacer valer
sus derechos laborales?
5. ¿Cuáles son las causales para realizar un despido con justa causa?

Elaboró: Nidia Gabriela Caro Zamudio, Instructora Centro de Industria y de la Construcción, SENA Tolima.
Caso 4
María Inés Arango, 49 años, Medellín.

María Inés nació en Andes, municipio del suroeste de Antioquia, desde donde muy
joven se vino a trabajar a Medellín en el servicio doméstico.

Los últimos patrones que tuvo fueron Rosa e Iván, una pareja de la tercera edad
residente en el barrio Conquistadores, para quienes laboró 8 años ininterrumpidos.
El comienzo de su jornada en casa de esta pareja (7 de la mañana) siempre implicó
un conflicto para María Inés, pues vive en Belén Las Violetas, un barrio no sólo
apartado, sino que padece el flagelo de la violencia entre pandillas, lo que agrava el
flujo de transporte público en la zona además de pedir autorización y pagar la cuota
para cruzar las fronteras invisibles.

“Mis patrones nunca entendieron lo difícil que es para mí el transporte, incluso


cuando realmente no necesitaban que llegara a las 7 en punto de la mañana”. María
Inés, trabajadora doméstica

Así que el pasado 19 de junio llegó a trabajar a las 8:30 de la mañana, esto porque
tenía un permiso acordado con Iván, el señor de la casa. Hacia las 11 de la mañana
Rosa se levantó y, con su temperamento habitualmente conflictivo, le preguntó a su
marido: “¿Y esa hijueputa a qué horas llegó?”, frase que María Inés escuchó.

Muerta de la ira por el insulto, le reclamó a su patrona, a lo que ésta le respondió


con el despido. Le dijo que se largara de su casa, e incluso le recomendó que se
dirigiera a la oficina del trabajo para que la liquidasen, pues allí “no había dinero
para ella”.

El señor Iván intentó calmar la situación diciéndole a María Inés que no prestara
atención a las palabras de su esposa, pero ya no admitió más razones. “No. Ya me
cansé de tanto maltrato, me quiero ir de aquí”, fue su respuesta. Sólo recibió $5 mil
que incluía el sueldo de la última semana trabajada y su liquidación. María Inés se
sorprendió porque esperaba una suma mayor, que incluyera vacaciones y las
demás prestaciones sociales que la ley establece, con excepción de las primas de
servicio, que para ese entonces la ley no reconocía para el trabajo doméstico.

En vista de que su empleador no atendió sus reclamos, le pidió a ésta que le diera
una constancia escrita del pago, como había ocurrido en sus anteriores empleos.
Pero su empleador le respondió que no entregaba constancias.

María Inés Arango se acercó al Centro de Atención Laboral (CAL) de Medellín en


busca de ayuda jurídica. Expuso su caso y el asesor le señalo la lista de
responsabilidades que, de acuerdo con la ley, su empleador estaba en obligación
de asumir. Quedo atónita al entender que todos sus derechos les habían sido

Elaboró: Nidia Gabriela Caro Zamudio, Instructora Centro de Industria y de la Construcción, SENA Tolima.
conculcados, pues siempre se le dijo que las pensiones eran sólo para los
profesionales, no para las muchachas del servicio.

María Inés se indignó al enterarse que nunca, ni siquiera cuando trabajó como
interna, le habían pagado el salario mínimo, ni le cotizaron a salud, ni mucho menos
a pensión. Así que se tuvo que entender con el abogado de su patrona, quien le
ofreció un millón de pesos como liquidación por ocho años de trabajo, oferta que
por supuesto ella rechazó. Según sus cálculos, lo que le adeudan asciende a 10
millones de pesos.

Ante la negativa de sus empleadores a reconocerle este pago, su paso siguiente


fue acudir al consultorio jurídico de la Universidad de Antioquia a fin de interponer
demanda ordinaria laboral.

María Inés confiesa no entender completamente el proceso jurídico, y se muestra


un poco escéptica sobre la eficacia de este. Por ahora debe conformarse con
esperar sus resultados, que puede tardarse entre 6 meses y un año, tiempo que
para María Inés especialmente es angustioso teniendo en cuenta su situación: tiene
tres hijos que sostener y aún se encuentra desempleada.

Resuelva las siguientes preguntas:

1. ¿Cuáles son los componentes de seguridad social y los porcentajes que


debieron ser liquidados para garantizar este derecho a María Inés?
2. ¿Maria Inés tiene un trabajo decente? ¿por qué?
3. ¿El despido de María Inés está configurado como justa causa o injusta
causa? ¿Por qué?
4. ¿Cuáles otros derechos laborales individuales están siendo vulnerados para
María Inés? Explique.
5. ¿Cuáles son las condiciones individuales de María Inés que coadyuvan a la
precarización de los trabajos a los que puede acceder? Argumente.

Elaboró: Nidia Gabriela Caro Zamudio, Instructora Centro de Industria y de la Construcción, SENA Tolima.
Caso 5
Lila Mendoza, 69 años. Cartagena

Lila Mendoza nació en San Onofre, Sucre, de donde su papá la separó de los brazos
de su mamá para llevarla a vivir al Chocó con su abuela. Vivian de pelea y no se
entendían, se pegaban y se decían groserías siempre. Cuenta que no estudió
porque su padre, ya casado con otra mujer, nunca la mandó a la escuela del pueblo
donde vivían, con la disculpa de que por ser mujer y de origen campesino iba a ser
objeto de burlas, y eso él no lo iba a permitir. Eso del estudio era para hombres o
las mujeres que nacieron en la ciudad.

Lila recuerda que cuando tenía 8 años, en vez de darle estudio, su papá la llevaba
para el campo junto con su hermano de 10 años para que le ayudaran en las labores
agrícolas y cuidaran los productos recolectados del asecho de los animales que
mataban a las vacas y se las comían o se comían el maíz y todo lo que sembraban.

Ahora Lila dice que el daño más grande que le causó su padre fue separarla de su
madre. Porque si ésta hubiese estado a su lado, tal vez ella le habría permitido
estudiar y su vida hubiera tomado otros rumbos.

Lila se casó en Ungía, Chocó, donde tuvo sus primeros tres hijos. Pero su relación
conyugal fue un infierno, y tuvo un desenlace trágico, pues por poco le cuesta la
vida. Ocurrió un día que una de sus hijas de 9 años necesitaba un cuaderno para la
escuela, entonces la envió donde su padre para que le pidiera dinero con qué
comprarlo. Su hija regresó llorando porque su padre le respondió que ella misma
tenía que rebuscarse el cuaderno. Que ya estaba en edad de trabajar. Indignada
con esa respuesta, Lila le reclamó al hombre, pues no era ese el tipo de respuesta
para una niña de 9 años. El reclamo desencadenó una discusión que terminó con
Lila tendida en el piso, medio muerta, a causa de los golpes que el hombre le propinó
con un bate de béisbol.

Luego de la agresión, Lila decidió separarse de ese sujeto e irse con sus hijos para
Cartagena, en parte también desplazada por el acoso de los grupos armados que
merodeaban la finca de su padre. En Cartagena empezó a trabajar vendiendo
dulces y lavando parabrisas en los semáforos, pues el único trabajo que había
ejercido era en casas de familia, vendiendo arepas o en servicios varios de
empresas. También tuvo un nuevo compañero sentimental, con quien concibió dos
hijos. Pero el hombre la abandonó y la dejó sola, a cargo de sus cinco hijos, por lo
que tuvo que entrar a trabajar unos meses antes de dar a luz a su último hijo,
consiguió trabajo en una empresa haciendo los tintos y el aseo.

Todos los años que laboró como doméstica y aseadora más el trabajo al rayo de sol
y de pie todo el día en los semáforos, más las condiciones en las que tuvo que
hacerlo, afectaron su salud. Viene padeciendo dolores en sus piernas y brazos,
afección aún no diagnosticada por parte de los médicos.
Elaboró: Nidia Gabriela Caro Zamudio, Instructora Centro de Industria y de la Construcción, SENA Tolima.
En los lugares donde trabajó le daban su uniforme, pero nunca los elementos de
protección para realizar sus labores. Recuerda que en su último trabajo le pagaban
a $25 mil el día laborado, más el transporte, y su horario era de 6:00 am a 4:00 pm.

Cuenta que en la empresa no se preocuparon por afiliarla al sistema de seguridad


social, pese a que desde aquella golpiza que le dio su exmarido ha debido tomar
medicamentos. Siempre ha estado afiliada al régimen subsidiado. Como tampoco
tuvo las mínimas garantías en sus periodos de embarazo: no le daban los permisos
para las consultas y controles médicos previos y posteriores al parto, ni tuvo licencia
de maternidad remunerada. Lila afirma que su no asistencia a las consultas
médicas, para no arriesgarse a perder su empleo, le trajo complicaciones en su
último embarazo:

“Cuando uno lava y plancha, llega el invierno y uno se moja con los aguaceros y
eso hace daño. Además, las calles para llegar a mi casa eran de puro barro”; “Yo
estaba trabajando y de pronto se me vino una hemorragia. Me fui corriendo donde
el médico, que me hizo el reconocimiento y me sacó unos coágulos de sangre. Me
preguntó qué me había hecho, y yo le contesté que nada, que lo único era que
trabajaba mucho. Él me dijo que en mi estado tenía que dejar el trabajo, o trabajar
apenas dos días a la semana, máximo tres, porque si no el bebé, una niña, se me
iba a morir. Me dijo que mi hija estaba desnutrida en mi vientre debido el ritmo de
trabajo. Al nacer solo pesó medio kilo”. Lila Mendoza, trabajadora doméstica.

De haber podido educarse, cree Lila, le hubiera gustado emplearse en otros oficios,
como modistería o enfermería, aunque dice, a modo de chiste, que le tiene pánico
a la sangre. Y de haber podido cotizar a un sistema de pensiones para tener una
vejez digna, no estaría en las que está. A sus 69 años, ya no tiene fuerzas ni salud
para trabajar, vive de lo que le dan sus hijos.

“No es mucho, pero es lo único que tengo para sobrevivir”, puntualiza.

Resuelva las siguientes preguntas:

1. ¿Cuáles son los convenios de la OIT que se aplican en este caso?


Explíquelos.
2. ¿Cuáles son las condiciones para que en el caso de presente una
precarización del trabajo?
3. ¿Cuál es la responsabilidad del estado frente a las condiciones indignas de
trabajo presentes en el caso? Argumente.
4. ¿Cuáles son las condiciones para que la responsabilidad del cuidado de los
adultos mayores este a cargo de la familia y no del estado?
5. ¿Cuáles son los derechos laborales contenidos en la constitución que se
vulneran en este caso?

Elaboró: Nidia Gabriela Caro Zamudio, Instructora Centro de Industria y de la Construcción, SENA Tolima.

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