Morfologiadevertebrados Captullietal PDF
Morfologiadevertebrados Captullietal PDF
Morfologiadevertebrados Captullietal PDF
net/publication/318113069
Ecomorfologia en Tetrapodos
CITATIONS READS
0 691
5 authors, including:
Mónica Soliz
National University of Salta
9 PUBLICATIONS 45 CITATIONS
SEE PROFILE
Some of the authors of this publication are also working on these related projects:
All content following this page was uploaded by Felix B Cruz on 21 March 2018.
Introducción 7
3
Anatomía virtual del cerebro y órganos de los sentidos en Aves: 195
aplicaciones en paleobiología
Claudia Patricia Tambussi, Federico Javier Degrange, Julieta Carril
y Ricardo Santiago De Mendoza
Epílogo 421
4
Ecomorfología en tetrapodos
Tulli, M.J.38; Cruz, F.B.39; Carrizo, L.V.40; Soliz M.C.41 y Abdala V.42
Resumen
La ecomorfología es una disciplina biológica que estudia la interacción entre el organismo
y el ambiente, resaltando la importancia del comportamiento como nexo que permite
distinguir qué cambios morfológicos pudieron ser moldeados por el ambiente. Los
organismos que ocupan el mismo hábitat/nicho estructural, son similares en su
comportamiento y morfología, aunque no estén relacionados filogenéticamente. La
morfología de un organismo se liga a la ecología debido a que determina el límite
individual de la habilidad de los organismos para realizar todas sus funciones diarias.
Recientes estudios morfológicos han mostrado que existe una correlación entre la
morfología y la ecología en amplios niveles taxonómicos, pero esta relación es menos
obvia al bajar en el nivel taxonómico (por ejemplo: familia o género). Los estudios
ecomorfológicos han utilizados interesantes métodos de análisis (e.g. métodos
comparativos) para examinar las relaciones entre la morfología/ ecología, considerando
la historia filogenética de los taxones. En este contexto teórico y metodológico, nuestro
grupo de trabajo ha obtenido datos morfológicos y ecológicos en distintos clados de
vertebrados como anuros, lagartijas y roedores, abordando una amplia gama de preguntas.
Enfocados en la anatomía interna, principalmente en músculos y tendones, hemos
seleccionados los mismos caracteres morfológicos y las mismas medidas morfométricas,
para todos los grupos taxonómicos analizados, para construir una matriz unificada que
nos permita analizar relaciones ecomorfológicas abarcando todo el clado Tetrapoda.
Hasta el momento nuestros estudios han mostrado que el sistema tendo-musculo-
esquelético constituye una importante fuente de estructuras ligadas a aspectos
fundamentales del movimiento en tetrápodos.
Abstract
Ecomorphology is a subdiscipline of Biology that studies the relationship between
organisms and the surrounding environment where they live. Behavior is an important
component linking the relationship between morphology and environment informing
about the function and helping to disentangle the potential presence changes in
morphology due to environmental forces. In this sense, organisms that exploit the same
type of environment tend to show similar morphology and behavior despite not being
closely related. Morphology of an organism is related to its ecology given that
environment limits its ability to perform its daily activities. Recent studies have shown
38
Unidad Ejecutora Lillo (UEL), FML-CONICET. Miguel Lillo 251, 4000 Tucumán.
39
Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA) CONICET-UNCOMA.
Quintral 1250, 8400 S.C. Bariloche, Río Negro, Argentina
40
Instituto de Biología Subtropical (IBS)–nodo Posadas, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (CONICET), Universidad Nacional de Misiones (UNaM), Laboratorio de Genética Evolutiva, Félix
de Azara 1552, N3300LQF Posadas, Argentina.
41
Facultad de Ciencias Naturales, UNSa-CONICET, Av. Bolivia 5150, Salta.
42
Instituto de Biodiversidad Neotropical (IBN), UNT-CONICET. Miguel Lillo 205, 4000 Tucumán.
257
Morfología de vertebrados
258
Tulli, M.J. et al. Ecomorfología en vertebrados
Introducción
259
Morfología de vertebrados
Métodos de análisis
260
Tulli, M.J. et al. Ecomorfología en vertebrados
Dado que las especies presentan una historia evolutiva en común, están
filogenéticamente relacionadas, no pueden ser consideradas como datos
independientes. Esto viola el supuesto básico de la estadística convencional que
exige la independencia de los datos analizados (Felsenstein, 1985; Harvey y
Pagel, 1991). Un aspecto que debe ser tenido en cuenta es que los árboles
filogenéticos deben ser fiables y lo más detallados posibles. Si bien la topología
es muy informativa, los largos de rama brindan detalle para que las evaluaciones
sean lo más exhaustivas posible; además, ponen en evidencia las tasas de cambio.
No obstante, existen varias maneras de lidiar con árboles filogenéticos para los
que se desconocen los largos de rama. Para ello, se pueden manipular éstos
últimos mediante diferentes técnicas utilizando largos de rama arbitrarios (e.g.
ver Garland et al., 1992). Los métodos comparativos permiten considerar los
efectos de la filogenia en el análisis (por ejemplo, los contrates independientes
usan una covariable en un análisis de covarianza), es decir, la similitud que
presentan las especies por el hecho de estar emparentadas. Estos métodos
permiten asimismo definir patrones o relaciones significativas entre rasgos
morfológicos o entre un rasgo en particular y alguna variable ambiental (Rezende
y Garland, 2003), proporcionando evidencia potencial de evolución adaptativa.
En el contexto de los métodos comparados se han propuesto (y se siguen
proponiendo) modelos evolutivos para informar de la manera más eficiente cómo
podrían haber evolucionado las variables de interés. Los métodos estadísticos
filogenéticos presentan un carácter explícitamente evolutivo, proporcionando
mayor rigor a las pruebas de hipótesis en áreas tradicionales de la biología. Los
datos de filogenia pueden ser utilizados para diversos procedimientos estadísticos
tales como correlaciones y regresiones, análisis de componentes principales, y
análisis de varianza y covarianza y para responder preguntas inabordables usando
métodos estadísticos convencionales.
Los organismos están relacionados entre sí por su filogenia, la cual suele
expresarse mediante árboles filogenéticos que presentan una estructura
jerárquica. Una patrón simple de evolución de diferentes linajes es el movimiento
Browniano, que resulta de fluctuaciones azarosas a través del tiempo (Blomberg
et al., 2003). La señal filogenética tiene como objetivo determinar si un carácter
o variable evolucionó mediante un patrón que evidencia (o no) la semejanza con
sus parientes (a mayor señal filogenética mayor similitud con taxa más cercanos),
es decir, mayor similitud a lo esperable en caso de puro azar. Hay dos estadísticos
que hoy son comúnmente utilizados para la determinación de la señal
filogenética, el k de Blomberg et al. (2003) y el lambda (λ) de Pagel (1999). El
estadístico k calcula los errores calculados en base a los terminales y los errores
basados en la estructura del árbol (usando la matriz de covarianza) y de su
cociente se obtiene un valor denominado k que puede variar entre cero (0) e
infinito. Por norma se establece que un valor de k mayor a uno (k > 1) implica
una señal filogenética alta. El o los programas utilizados para calcular la señal
261
Morfología de vertebrados
262
Tulli, M.J. et al. Ecomorfología en vertebrados
qué modelo evolutivo se ajusta mejor a nuestros datos; esto se puede obtener
mediante la utilización del criterio de Akaike (Burnham y Anderson, 2002) que
pesa y compara los modelos, informando el de mejor ajuste (ver abajo). Cabe
destacar que además de los modelos BM, OU y EB hay otros y modificaciones
de estos mismos. Un paso posterior, en caso de ir cumpliendo con los aspectos
antes mencionados (tener un árbol confiable e informativo, determinar cuál es la
señal filogenética y conocer cuáles modelos evolutivos se ajustan mejor en
relación a la tasa de cambio de un carácter en el tiempo), es la determinación del
estado ancestral de carácter, este método puede ser gráfico e intuitivo o puede ser
evaluado más en detalle (Orme et al., 2012; Revell, 2012).
Otro aspecto a tener en cuenta en el caso de los análisis filogenéticamente
informados es que los caracteres morfológicos en términos generales pueden ser
dependientes del tamaño total del organismo. Debido a ello puede ser necesario
utilizar una medida que sea comparable entre el grupo de terminales. Dichas
medidas son lo que comúnmente denominamos residuales (un residual es la
diferencia entre el valor observado de una variable y el valor correspondiente a
la recta de regresión obtenida para todos los elementos de la muestra).
Paralelamente y debido a que los organismos (terminales, taxa, poblaciones, etc.)
están relacionados en una estructura jerárquica (filogenia), se debe controlar este
aspecto simultáneamente al tamaño corporal. Para ello se debe proceder a la
obtención de residuales filogenéticamente informados (Blomberg et al., 2003;
Revell, 2009), luego se puede proceder a realizar diferentes tipos de análisis
(componentes principales, correlación canónica, y cuando correspondiere
ANOVA, test de la t, entre otros). Finalmente, en las últimas décadas ha surgido
controversia en torno a la estadística probabilística, y una corriente denominada
estadística bayesiana ha ganado notoriedad, aunque el teorema de Bayes tiene
larga data (siglo XVIII). Una herramienta propuesta dentro de esta corriente es el
criterio de Akaike (AIC), que es una medida de la calidad relativa de un modelo
estadístico para un conjunto dado de datos (Burnham y Anderson, 2002;
Angilletta, 2006). Dado un conjunto de modelos candidatos para los datos, el
preferido es el que tiene el valor mínimo en el AIC. AIC no proporciona una
prueba de un modelo en el sentido de probar una hipótesis nula, ya que nada
puede decir acerca de la calidad del modelo en un sentido absoluto. Por ejemplo,
si todos los modelos candidatos ajustan mal, AIC no dará ningún aviso de ello.
Lo importante no es el valor absoluto en sí mismo, sino las diferencias relativas
entre los AICi (Δi) de diferentes modelos. Con estas diferencias relativas se
calcula el peso de Akaike (wAICc) como una medida de la fuerza de cada modelo,
que indica la probabilidad de que un modelo dado sea el que mejor entre una serie
de modelos.
En este contexto teórico y metodológico, y utilizando sobre todo (aunque
no únicamente) caracteres de la anatomía interna de los grupos, especialmente
músculos y tendones, hemos realizado estudios en anuros, lagartijas y roedores.
En todos los casos seleccionamos los mismos caracteres y las mismas medidas,
de manera de poder a futuro construir una matriz unificada que nos permita
263
Morfología de vertebrados
Ecomorfología en anuros
264
Tulli, M.J. et al. Ecomorfología en vertebrados
planteados y/o por aspectos filogenéticos. Como uno de los resultados obtenidos
hasta la fecha, encontramos que las especies de hábitat arbustivo se caracterizan
por la presencia de una diapófisis sacra más expandida lateralmente, escápulas
largas y por un ilion con mayor ángulo de expansión ventral (Fig. 1). Las especies
acuáticas presentan cintura pélvica larga, escápula alta distalmente, coracoides
altos medialmente, clavícula y coracoides largos (Fig. 2). En el caso de las
especies del género Phyllomedusa, la mayor expansión de la diapófisis sacra y
mayor longitud de la escápula puede atribuirse a la filogenia.
Las especies que realizan saltos largos se definen por una clavícula con
mayor ángulo de concavidad y por escápulas más largas (Fig. 3). La mayor
concavidad de la clavícula estaría asociada al rol de la cintura pectoral en la
absorción del impacto durante el aterrizaje del salto, estabilizando la articulación
glenoidea durante el movimiento. La mayor longitud de la escápula en
Phyllomedusa se explica mejor por la historia evolutiva del grupo (Fig. 3).
Como síntesis general de los resultados de nuestros análisis tenemos que
las especies de anuros arborícolas presentaron caracteres asociados a ciertos
modos locomotores como caminar, saltar y nadar. Por ejemplo, las ranas que
viven en arbustos y tienen la habilidad de saltar y nadar presentaron la diapófisis
sacra proximal, el cuerpo vertebral y la escápula proximal y distal estrechas.
Mientras que las ranas arborícolas caminadoras presentaron, entre otros rasgos,
diapófisis sacra proximal, el cuerpo vertebral y la escápula proximal y distal
anchas.
Ecomorfología en lagartijas
265
Morfología de vertebrados
266
Tulli, M.J. et al. Ecomorfología en vertebrados
Las uñas de los dígitos fueron fotografiadas del lado derecho en una vista lateral con
una cámara digital de alta resolución, y cada imagen fue tomada a la misma distancia y
en la misma resolución a través de una lupa binocular. Cada fotografía fue medida y
analizada con el software Image tool 3.0 (Wilcox et al., 2002). Se tomaron las siguientes
medidas (figura 1): altura de la uña: medida como la distancia vertical entre la escama
dorsal y la última escama ventral (D); longitud de la uña: medida en dos partes: desde
la base de la uña (punto donde finaliza la última escama) hasta la parte media de la
misma (punto de inflexión donde la uña se empieza a curvar (A) y desde ese punto de
inflexión hasta la punta de la uña (B, Figura 1) A+B= C; curvatura de la uña: calculada
siguiendo la fórmula de Zani (2000) = 57.296 *(2*arcsine (((2*A2*B2) + (2*A2*C2) +
(2*B2*C2) ± A4 ± B4 ± C4)0.5/ (2*A*B))), usando la relación geométrica de los
segmentos lineares internos que definen el arco que forma la uña (medido en grados).
267
Morfología de vertebrados
asociados a zonas con vegetación densa, tales como pastos altos ralos, hierbas,
arbustos y árboles. Algunas formas están restringidas a un tipo de hábitat como
las especies saxícolas (que viven en rocas), arborícolas, arenícolas; otras en
cambio, pueden encontrarse en un amplio rango: las llamadas especies
generalistas. Recientemente hubo un creciente interés en estudios con enfoques
ecomorfológicos en este género que podría atribuirse a su accesibilidad y al
progresivo conocimiento que se fue generando en las últimas décadas, tanto de
su morfología (Abdala y Moro 2003, 2006), ecología (Schulte et al., 2004; Cruz
et al., 2009, entre otros) y sobre su filogenia (Laurent, 1983; Schulte et al., 2000;
Lobo, 2001, 2005; Morando et al., 2004, 2003, Lobo y Quinteros, 2005; Lobo et
al., 2007; Ávila et al., 2006; Abdala, 2007; Abdala y Quinteros, 2008; Pyron et
al., 2013, entre otros). En el caso particular de nuestro grupo de trabajo, luego de
la obtención de caracteres morfológicos de la anatomía interna, externa y uñas de
numerosas especies de Liolaemus, y mediante la aplicación de la metodología
arriba descrita, hemos abordado una amplia gama de preguntas, de las cuales
seleccionamos algunas. Por ejemplo: ¿las uñas de las lagartijas que viven en
rocas, son diferentes a las de las que viven en arena, o sobre el suelo, o de las
que viven en árboles?
Para contestar esta pregunta abordamos la descripción de las distintas
formas de uñas, que es el universo morfológico a correlacionar con el uso del
hábitat, en un contexto filogenético (Cuadro 2). Lo que encontramos fue que en
las especies de lagartijas iguánidas, algunos aspectos de la morfología de las uñas
están relacionados al uso del hábitat, siendo su mejor predictor la variable altura
de las uñas y más específicamente la altura de la uña del dedo 3 de la mano. Es
decir que en lagartijas que explotan sustratos verticales (roquedales o troncos y
ramas de árboles), la uña del dedo 3 de la mano es la más alta (Fig. 4). En otras
palabras, la mayor altura de las uñas caracteriza un hábito trepador, mientras que
la mayor longitud de las mismas caracteriza un hábito terrestre (Tulli et al., 2009)
(Fig. 4).
Otra pregunta sobre la que hemos trabajado es: ¿la morfología interna,
específicamente músculos y tendones tanto del miembro anterior como posterior,
se modifica en las lagartijas que habitan ambientes complejos como ramas o
troncos de árboles? Se pudo establecer que existe una variación en la evolución
de las estructuras internas, así por ejemplo las especies arborícolas presentan
mayor independencia en los tendones de la mano (es decir, mayor libertad de
movimiento) y tendones de los músculos del brazo más largos, que las especies
que explotan hábitats horizontales, las cuales presentan una mano más rígida por
su placa flexora (Tulli et al., 2012b) (Fig. 5).
Por el contrario, la morfología tendinosa del pie, muestra una
configuración morfológica general lo suficientemente versátil como para
permitirles la exploración de casi todos los hábitats disponibles (Abdala et al.,
2014). Cabe destacar que esta pregunta fue examinada tanto para especies del
género Liolaemus como para otras especies de lagartijas neotropicales.
268
Tulli, M.J. et al. Ecomorfología en vertebrados
Figura 4: Fotos de las uñas de a) una lagartija saxícola, Liolaemus coeruleus, mostrando
un detalle de su uña del dedo 3 de la mano fuertemente curvada; b) una lagartija arenícola
Liolaemus fitzingeri, mostrando un detalle de su uña del dedo 3 de la mano baja y
alargada.
269
Morfología de vertebrados
Para medir la fuerza de sujeción en cada uno de los sustratos, se ató un arnés asociado
a un dinamómetro (pesola de precisión: 0.1 g), a la cintura pélvica de cada individuo.
Cada lagartija fue colocada en cada uno de los sustratos seleccionados (roca lisa, roca
rugosa y corteza de árbol), permitiéndoles sujetarse con ambas manos, registrándose la
máxima fuerza necesaria para desprender al animal del sustrato. Esta fuerza
corresponde a la fuerza ejercida por las lagartijas. Se realizaron tres pruebas por
individuo en cada una de las superficies (roca lisa, roca rugosa y corteza) y se seleccionó
la mejor de todas para los subsiguientes análisis. Todos los especímenes fueron pesados
con una balanza electrónica Ohaus (exactitud: 0,01g) antes de realizar las pruebas
experimentales.
270
Tulli, M.J. et al. Ecomorfología en vertebrados
271
Morfología de vertebrados
272
Tulli, M.J. et al. Ecomorfología en vertebrados
273
Morfología de vertebrados
Agradecimientos:
274
Tulli, M.J. et al. Ecomorfología en vertebrados
su Beca Posdoctoral y anuros, con los estudios de Mónica Soliz, durante su Tesis
Doctoral. Estas aproximaciones estuvieron inicialmente dirigidas o co-dirigidas
por Virginia Abdala y Félix Cruz, luego constituyéndose en
líneas de investigación independientes a cargo de las mencionadas
investigadoras.
Literatura citada
Abdala CS. 2007. Phylogeny of the boulengeri group (Iguania: Liolaemidae, Liolaemus)
based on morphological and molecular characters. Zootaxa, 538: 1-84.
Abdala CS, Quinteros S. 2008. Una nueva especie de Liolaemus (Iguania: Liolaemidae)
endémica de la Sierra de Fiambalá, Catamarca, Argentina. Cuadernos de
Herpetología, 22: 35-47.
Abdala V, Moro S. 2003. A cladistic analysis of ten lizard families (reptilia: squamata)
based on cranial musculature. Russian Journal of Herpetology, 10: 53-73.
Abdala V, Moro S. 2006. Comparative myology of the forelimb of Liolaemus sand
lizards (Liolaemidae). Acta Zoologica (Stokholm), 87: 1-12.
Abdala V, Moro S, Flores D. 2006. The flexor tendons in the didelphid manus.
Mastozoologia Neotropical, 13: 193-204.
275
Morfología de vertebrados
Burnham KP, Anderson DR. 2002. Model Selection and Multimodel Inference: A
Practical Information-Theoretical Approach. 2nd edn. NY: Springer Verlag.
Butler MA, King AA. 2004. Phylogenetic comparative analysis: a modeling approach
for adaptive evolution. The American Naturalist, 164: 683-695.
Carrizo LV, M Díaz. 2011. Descripción del postcráneo de Rhipidomy austrinus y
Graomys griseoflavus. Iheringia Série Zoologia, 101:207-219.
Carrizo LV, Díaz M. 2013. Descripción morfológica del esqueleto axial de filotinos
(Rodentia: Sigmodontinae): aspectos morfofuncionales y filogenéticos.
Mastozoología Neotropical, 20:7-29.
Carrizo LV, Tulli MJ, Dos Santos DA, Abdala V. 2014a. Interplay between postcranial
and locomotor types in Neotropical sigmodontine rodents. Journal of Anatomy,
224:469-481.
Carrizo LV, Tulli MJ, Abdala V. 2014b. An ecomorphological analysis of forelimb
musculo-tendinous system in sigmodontine rodents (Rodentia: Cricetidae:
Sigmodontinae). Journal of Mammalogy, 95:843-854.
Carvalho Coutinho L, Alves de Oliveira J, Pessoa LM. 2013. Morphological variation
in appendicular skeleton of Atlantic Forest sigmodontine rodents. Journal of
Morphology, 274:779-792.
Collette BB. 1961. Correlation between ecology and morphology in anoline lizards of
Havana, Cuba and southern of Florida. Bulletin of the Museum of Comparative
Zoology, 125: 137-162.
Cruz FB, Belver L, Acosta JC, Villavicencio HJ, Blanco G, Canovas MG. 2009.
Thermal biology of Phymaturus lizards: evolutionary constraints or lack of
environmental variation? Zoology, 112: 425-432.
Emerson SB. 1979. The ilio-sacral articulation in frogs: form and function. Biological
Journal of the Linnean Society, 11: 153-168.
Emerson SB. 1982. Frog Postcranial morphology: identification of a functional complex.
Copeia, 3: 603-613.
Emerson SB. 1988. Convergence and morphological constraint in frogs: variation in
postcranial morphology. Fieldiana Zoology, 43: 1-19.
Emerson SB & De Jongh HD. 1980. Muscle activity at the iliosacral articulation of
frogs. Journal of Morphology, 166: 129-144.
Emerson SB, Arnold SI. 1989. Intra and interspecific relationships between morphology
performance, and fitness (pp 295-314). In: Wake DB, Roth G, eds. Complex
Organismal Functions: Integration and Evolution in Vertebrates. Chichester: John
Wiley and Sons.
Fabrezi M. 2011. Heterochrony in growth and development in anurans from the chaco
of South America. Evolutionary Biology, 38: 390-411.
Fabrezi M, Manzano A, Lobo F, Abdala V. 2014. Anuran locomotion: ontogeny and
morphological variation of a distinctive set of muscles. Evolutionary Biology, 41: 308-
326
Faivovich J, Haddad CFB, García PCA, Frost DR, Campbell JA, Wheeler WC.
2005. Sistematic review of the frog family Hylidae, whit special reference to Hylinae:
Phylogenetic analysis and taxonomic revision. Bulletin of American Museum of
Natural History, 294: 1-240
Felsenstein J .1985. Phylogenies and the comparative method. American Naturalist, 126:
1-25.
Felsenstein J. 1988. Phylogenies and quantitative methods. Annual Review of Ecology,
Evolution, and Systematics, 19: 445–471
276
Tulli, M.J. et al. Ecomorfología en vertebrados
Frost DR. 2014. Amphibian species of the world: an online reference. Version 6.0.
(http://research.amnh.org/herpetology/amphibia/index.php). American Museum of
Natural History, New York, USA.
Frost DR, Grant T, Faivovich J, Bain RH, Haas A, Haddad CFB, de Sá RO,
Channing A, Wilkinson M, Donnellan SC, Raxworthy CJ, Campbell JA, Blotto
BL, Moler P, Drewes RC, Nussbaum RA, Lynch JD, Green DM & Wheeler WC.
2006. The Amphibian Tree of Life. Bulletin of the American Museum of Natural
History, 297: 1-370.
Garland TJr, Harvey PH, Ives AR. 1992. Procedures for the analysis of comparative
data using phylogenetically independent contrasts. Systematic Biology, 41: 18–32.
Garland T Jr, Bennett AF, Rezende EL. 2005. Phylogenetic approaches in comparative
physiology. Journal of Experimental Biology, 208: 3015-3035.
Goodman B. 2006. Ecomorphology, Microhabitat Use, Performance and Reproductive
Output in Tropical Lygosomine lizards. PhD Thesis, James Cook University,
Queensland.
Goodman BA, Miles DB, Schwarzkopf L. 2008. Life on the rocks: habitat use drives
morphological and performance evolution in lizards. Ecology, 89: 3462-3471.
Hansen TF. 1997. Stabilizing selection and the comparative analysis of adaptation.
Evolution, 51:1341-1351.
Harmon LJ, Losos JB, Davies TJ, Gillespie RG, Gittleman JL, Jennings WB, Kozak
KH, McPeek MA, Moreno-Roark F, Near TJ, Purvis A, Ricklefs RE, Schluter D,
Schulte JA II, Seehausen O, Sidlauskas BL, Torres-Carvajal O, Weir JT, Mooers
AØ. 2010. Early bursts of body size and shape evolution are rare in comparative data.
Evolution, 64: 2385-2396.
Harvey PH, Pagel MD. 1991. The Comparative Method in Evolutionary Biology.
Oxford: Oxford University Press.
Herrel A, Meyers JJ, Vanhooydonck B. 2002. Relationships between microhabitat use
and limb shape in phrynosomatid lizards. Biological Journal of the Linnean Society,
77: 149-163.
Herrel A, Vanhooydonck B, Porck J, Irschick DJ. 2008. Anatomical basis of
differences in locomotor behavior in Anolis lizards: A comparison between two
ecomorphs. Bulletin Museum of Comparative Zoology, 159: 213-238.
Hershkovitz P. 1962. Evolution of Neotropical cricetine rodents (Muridae) with special
reference to the phyllotine group. Fieldiana: Zoology, 46:1-524.
Huey RB, Bennet AF. 1987. Phylogenetic Studies of Coadaptation: Preferred
Temperatures Versus Optimal Performance Temperatures of Lizards. Evolution, 41:
1098-1 115.
Jenkins FA, Shubin NH. 1998. Prosalirus bitis and the anuran caudopelvic mechanism.
Journal of Vertebrate Paleontology, 18: 495-510.
Jorgensen ME, Reilly SM. 2013. Phylogenetic patterns of skeletal morphometrics and
pelvic traits in relation to locomotor mode in frogs. Journal of Evolutionary Biology,
26: 929-43.
Kaliontzopoulou A, Adams DC. 2016. Phylogenies, the Comparative Method, and the
Conflation of Tempo and Mode. Systematic Biology, 65:1-15.
Lauder GV. 1990. Functional morphology and systematics. Studying functional patterns
in an historical context. Annual Review of Ecology, Evolution, and Systematics,
277
Morfología de vertebrados
21:317-340.
Laurent RF. 1983. Contribución al conocimiento de la estructura taxonómica del género
Liolaemus Wiegmann (Iguanidae). Boletín Asociación Herpetológica Argentina, 1:
15-18.
Lobo F. 2001. A phylogenetic analysis of lizards of the Liolaemus chilensis group
(Iguania: Tropiduridae). The Herpetological Journal, 11: 137-150.
Lobo F. 2005. Las relaciones filogenéticas en el grupo chiliensis de Liolaemus (Iguania:
Liolaemidae). Sumando nuevos caracteres y taxa. Acta Zool Lilloana, 49: 67-89.
Lobo F, Quinteros S. 2005. A morphology-based phylogeny of Phymaturus (Iguania:
Liolaemidae) with the description of four new species from Argentina. Papéis Avulsos
de Zoologia, 45: 143-177.
Lobo F, Quinteros S, Diaz Gomez JM. 2007. Description of a new species of the
Liolaemus alticolor group (Iguania: Liolaemidae) from Cuzco, Perú. Herpetologica,
63: 537-543.
Lobo F, Espinoza RE, Quinteros S. 2010. A critical review and systematic discussion
of recent classification proposals for liolaemid lizards. Zootaxa, 2549: 1-30.
Losos JB. 1990. The evolution of form and function: morphology and locomotor
performance in west indian anolis lizards. Evolution, 44: 1189-1203.
Losos JB. 1990a. Ecomorphology, performance capability and scaling of West Indian
Anolis lizards: an evolutionary analysis. Ecological Monographs, 60: 369-388.
Losos JB. 1990b. Concordant evolution of locomotor behaviour, display rate and
morphology in Anolis Lizards. Animal Behaviour, 39: 879-890.
Losos JB. 2009. Lizards in an evolutionary tree: ecology and adaptive radiation in
anoles. Berkeley: California University Press.
Losos JB & Sinervo B. 1989. The effects of morphology and perch diameter on sprint
performance in Anolis lizards. Journal of Experimental Biology, 145: 23-30.
Manzano A, Abdala V, Ponssa ML, Soliz M. 2013. Ontogeny and tissue differentiation
of the pelvic girdle and hind limbs of anurans. Acta Zoologica (Stockholm), 94: 420-
436.
Morando M, Avila LJ, Sites JW Jr. 2003. Sampling strategies for delimiting species:
genes, individuals, and populations in the Liolaemus elongatus-kriegi complex
(Squamata: Liolaemidae) in Andean-Patagonian South America. Systematic Biology,
52:159-185
Morando M, Avila LJ, Baker J, Sites JW Jr. 2004. Phylogeny and phylogeography of
the Liolaemus darwinii complex (Squamata: Liolaemidae): evidence for introgression
and incomplete lineage sorting. Evolution, 58:842-861.
Orme CDL, Freckleton RP, Thomas GH, Petzoldt T, Fritz SA, Isaac NJB. 2012.
CAPER: comparative analyses of phylogenetics and evolution in R. Methods in
Ecology and Evolution, 3: 145-151.
Pagel M. 1999. Inferring the historical patterns of biological evolution. Nature, 401: 877-
884.
Patton JL, Pardiñas UFJ, D’elía G. 2015. Mammals of South America (pp 1506- 1585).
Rodents (Volume 2). Chicago, Illinois, USA: The University of Chicago Press.
Přikryl T, Aerts P, Havelková P, Herrel A, Roček Z. 2009. Pelvic and thigh
musculature in frogs (Anura) and origin of anuran jumping locomotion. Journal of
Anatomy, 214: 100-139.
Púgener LA, Maglia AM. 2009. Develpmental evolution of the anuran sacro-urostylic
complex. South American Journal of Herpetology, 4: 193-20.
278
Tulli, M.J. et al. Ecomorfología en vertebrados
Pyron RA, Wiens JJ. 2011. A large-scale phylogeny of Amphibia including over 2800
species, and a revised classification of extant frogs, salamanders, and caecilians.
Molecular Phylogenetics and Evolution, 61: 543-583.
Pyron RA, Burbrink FT, Wiens JJ. 2013. A phylogeny and revised classification of
Squamata, including 4161 species of lizards and snakes. BioMed Central
Evolutionary Biology, 13: 93.
Rage JC, Roček Z. 1989. Redescription of Triadobatrachus massinoti (Piveteau, 1936)
an anuran amphibian from the early Triassic. Palaeontographica A, 206: 1-16.
Reilly SM, Jorgensen ME. 2011. The evolution of jumping in frogs: morphological
evidence for the basal anuran locomotor condition and the radiation of locomotor
systems in crown group anurans. Journal of Morphology, 272: 149-168.
Revell LJ. 2009. Size‐correction and principal components for interspecific comparative
studies. Evolution, 63: 3258–3268.
Revell LJ. 2012. Phytools: an R package for phylogenetic comparative biology (and other
things). Methods in Ecology and Evolution, 3: 217–223.
Rezende EL, Garland T Jr. 2003. Comparaciones interespecíficas y métodos
estadísticos filogenéticos (pp 79-98). In: F Bozinovic, ed. Fisiología Ecológica and
Evolutiva. Teoría y casos de estudio en animales. Santiago: Ediciones Universidad
Católica de Chile.
Richman AD, Price T. 1992. Evolution of ecological differences in the Old World leaf
warblers. Nature, 355: 817-821.
Rivas BA, Linares OJ. 2006. Cambios en la forma de la pata posterior entre roedores
sigmodontinos según su locomoción y hábitat. Mastozoología Neotropical, 13:205-
215.
Rivas BA, D’elía G, Linares O. 2010. Diferenciación morfológica en sigmodontinos
(Rodentia: Cricetidae) de las Guayanas venezolanas con relación a su locomoción y
hábitat. Mastozoología Neotropical, 17:97-109.
Ročková H, Roček Z. 2005. Development of the pelvis and posterior part of the vertebral
column in the Anura. Journal of Anatomy, 206: 17-35.
Samuels JX, Van Valkenburgh B. 2008. Skeletal indicators of locomotor adaptations
in living and extinct rodents. Journal of Morphology, 269:1387-1411.
Sheil CA, Alamillo H. 2005. Osteology and skeletal development of Phyllomedusa
vaillanti (Anura: Hylidae: Phyllomedusinae) and a comparison of this arboreal species
with a terrestrial member of the genus. Journal of Morphology, 265: 343-368.
Schulte II JA, Macey JR, Espinoza RE, Larson A. 2000. Phylogenetic relationships in
the iguanid lizard genus Liolaemus: multiple origins of viviparous reproduction and
evidence for recurring Andean vicariance and dispersal. Biological Journal of the
Linnean Society, 69: 75-102.
Schulte II JA, Losos JB, Cruz FB, Núñez H. 2004. The relationship between
morphology, escape behavior, and microhabitat occupation in the iguanid lizard genus
Liolaemus. Journal of Evolutionary Biology, 17: 408-420.
Simons VFH. 2008. Morphological correlates of locomotion in anurans: limb length,
pelvic anatomy and contact structures. Thesis. College of Arts and Sciences of Ohio
University. Athens. OH.
Trueb L, Báez AM. 2006. Revision of Early Cretaeous Cordicephalus from Israel and
assessment of its relationships among pipoid frogs. Journal of Vertebrate
Paleontology, 26: 44-59.
279
Morfología de vertebrados
Tulli MJ, Cruz FB, Herrel A, Vanhooydonck B, Abdala V. 2009. The interplay
between claw morphology and habitat use in neotropical iguanian lizards. Zoology,
112: 379–392.
Tulli MJ, Abdala V, Cruz FB. 2011. Relationships among morphology, clinging
performance and habitat use in Liolaemini lizards. Journal of Evolutionary Biology,
24: 843-855.
Tulli MJ, Abdala V, Cruz FB. 2012a. Effects of different substrates on the sprint
performance of lizards. Journal of Experimental Biology, 215: 774-784.
Tulli MJ, Herrel A, Vanhooydonck B, Abdala V. 2012b. Is phylogeny driving tendon
length in lizards? Acta Zoologica (Stockholm) 93, 319-329.
Tulli MJ, Carrizo LV, Samuels JX. 2015. Morphological variation of the forelimb and
claw in Neotropical Sigmodontine rodents (Rodentia: Cricetidae). Journal of
Mammalian Evolution, 23:81-91
Tulli MJ, Cruz FB, Kohlsdorf, T, Abdala V. 2016. When a general morphology allows
many habitat uses. Integrative Zoology DOI: 10.1111/1749-4877.12193
Vanhooydonck B, Van Damme R. 2003. Relationships between locomotor
performance, microhabitat use and antipredator behaviour in lacertid lizards.
Functional Ecology, 17: 160-169.
Voss RS. 1988. Systematics and ecology of ichthyomyine rodents (Muroidea): patterns
of morphological evolution in a small adaptive radiation. Bulletin of the American
Museum of Natural History, 188: 259-493.
Weksler M. 2006. Phylogenetic relationships of oryzomyine rodents (Muroidea:
Sigmodontinae): separate and combined analyses of morphological and molecular
data. Bulletin of the American Museum of Natural History, 296:1-149.
Williams W. 1972. The origin of faunas: evolution of lizard congeners in a complex
Island fauna-a trial analysis. Evolutionary Biology, 6: 47-89.
Wiens JJ, Kuczynski CA, Hua X, Moen DS. 2010. An expanded phylogeny of treefrogs
(Hylidae) based on nuclear and mitochondrial sequence data. Molecular
Phylogenetics and Evolution, 55:871-882
Wilcox D, Dove B, Mc David D, Greer D. 2002. UTHSCSA Image Tool. Version 3.00.
University of Texas Health Sc. Center San Antonio
Zani PA. 2000. The comparative evolution of lizard claw and toe morphology and
clinging performance. Journal of Evolutionary Biology, 13: 316-325.
280