La Litigación Abusiva: Delimitación, Análisis Y Remedios: Arturo Muñoz Aranguren
La Litigación Abusiva: Delimitación, Análisis Y Remedios: Arturo Muñoz Aranguren
La Litigación Abusiva: Delimitación, Análisis Y Remedios: Arturo Muñoz Aranguren
LA LITIGACIÓN ABUSIVA:
DELIMITACIÓN, ANÁLISIS
Y REMEDIOS
Prólogo de
Fernando Gascón Inchausti
Marcial Pons
MADRID | BARCELONA | BUENOS AIRES | SÃO PAULO
2018
ÍNDICE
Pág.
ABREVIATURAS JURÍDICAS......................................................................... 9
Prólogo........................................................................................................... 11
PRESENTACIÓN y agradecimientos................................................... 15
INTRODUCCIÓN............................................................................................... 19
Pág.
1. Introducción..................................................................................... 101
2. La buena (y mala) fe procesal ................................................ 103
2.1. El concepto de buena fe procesal..................................................... 103
2.2. El elemento intencional.................................................................... 112
2.3. Las diferentes consecuencias del abuso del proceso y de la mala fe
procesal............................................................................................ 115
2.4. La interpretación de la Sala Primera del Tribunal Supremo del
art. 247.3 LEC en relación con el abuso del proceso....................... 117
2.5. El régimen de imposición de costas................................................. 127
3. La temeridad...................................................................................... 128
4. El Fraude de ley.............................................................................. 131
5. Excurso sobre la relación entre la falta de inte-
rés legítimo y la ausencia de iusta causa litigandi..... 137
5.1. Falta de interés legítimo y abuso del proceso................................... 137
5.2. La carencia sobrevenida del interés y la prosecución abusiva de la
litis.................................................................................................... 140
ÍNDICE 419
Pág.
1. Introducción..................................................................................... 143
2. Daños provocados por actuaciones pre-procesales.. 144
2.1. Diligencias preliminares................................................................... 144
2.1.1. El criterio de fijación de la responsabilidad por los daños
procesales irrogados.............................................................. 144
2.1.2. El cauce para pedir la indemnización por los daños cau
sados..................................................................................... 146
2.1.3. El alcance de la condena en costas....................................... 147
2.1.4. La función y el destino de la caución................................... 149
2.2. Acceso a fuentes de prueba en materia de acciones de daños deri-
vados de infracciones sobre defensa de la competencia.................. 151
2.3. Anticipación y aseguramiento de la prueba..................................... 152
2.3.1. Anticipación de la prueba..................................................... 152
2.3.2. Aseguramiento de la prueba................................................. 152
3. Solicitud infundada de suspensión del proceso
por la existencia de una supuesta prejudicialidad
penal...................................................................................................... 154
4. La inducción indebida al órgano judicial al despa-
cho de ejecución con respecto a personas o bienes
en contra de lo dispuesto en el título ejecutivo o
la Ley..................................................................................................... 155
5. Daños y perjuicios derivados de la ejecución pro-
visional en caso de revocación de condenas dine
rarias..................................................................................................... 157
6. Daños derivados de la adopción de medidas caute-
lares....................................................................................................... 161
6.1. Supuestos ......................................................................................... 162
6.2. La justificación de la instauración del criterio legal de responsabi-
lidad objetiva, con carácter general, en sede de medidas cautelares. 164
6.3. ¿Es posible reclamar los daños y perjuicios derivados de la adop-
ción de medidas cautelares, que posteriormente son alzadas, a tra-
vés de un proceso declarativo ulterior?............................................ 167
7. Conclusiones..................................................................................... 169
8. Los remedios indemnizatorios previstos contra la
litigación abusiva en la legislación concursal......... 171
420 ÍNDICE
Pág.
1. Introducción..................................................................................... 229
2. Derecho continental................................................................... 231
ÍNDICE 421
Pág.
Pág.
1. Introducción..................................................................................... 337
2. Legitimación...................................................................................... 338
2.1. Legitimación activa.......................................................................... 338
2.2. Legitimación pasiva......................................................................... 338
3. La influencia del proceso precedente en el poste-
rior ejercicio de la acción de daños................................... 348
3.1. ¿Es preciso que el primer proceso termine de manera favorable
para el ahora actor?.......................................................................... 348
3.2. La influencia de la declaración judicial de temeridad a efectos
de imposición de las costas en el proceso utilizado de forma des
viada................................................................................................. 349
4. Fundamentación sustantiva de la acción de resar-
cimiento de los daños procesales........................................ 354
4.1. Introducción..................................................................................... 354
4.2. El art. 7.2 CC.................................................................................... 355
4.2.1. La relación entre el abuso del Derecho y la responsabilidad
civil extracontractual del art. 1.902 CC................................ 355
4.2.2. Requisitos para la estimación de la acción........................... 361
4.3. La responsabilidad civil extracontractual del art. 1.902 CC............ 369
4.3.1. La acción u omisión objetivamente imputable al agente...... 369
4.3.2. Nexo causal. Criterios de imputación objetiva..................... 375
5. El Daño.................................................................................................. 379
5.1. Alcance de los daños indemnizables................................................ 379
5.2. Las costas del primer proceso.......................................................... 383
6. Cuestiones procesales................................................................. 385
6.1. Competencia y jurisdicción.............................................................. 385
6.2. Procedimiento.................................................................................. 386
ÍNDICE 423
Pág.
BIBLIOGRAFÍA................................................................................................. 395
PRÓLOGO
Existe una tendencia de origen angloamericano a titular los libros y los artí-
culos usando expresiones llamativas, ambiguas, provocadoras, con evocaciones
literarias o con recursos equivalentes, todo ello con el propósito de darle un valor
singular y añadido al propio nombre de la obra. No es esto lo que sucede con el
trabajo que el lector tiene entre sus manos, para el que su autor ha preferido dejar
bien claro y bien sentado, desde el principio, cuál ha sido el objeto de su estudio
y qué es lo que se va a encontrar quien lo lea: un trabajo de primer nivel acerca
de la litigación abusiva, presentada como fenómeno patológico, y en relación con
la cual se nos propone un método fiable de diagnóstico —«delimitación y análi-
sis»— y, por supuesto, un catálogo de posibles tratamientos —o «remedios»—.
En los tiempos actuales, de notable vulgarización de los términos jurídicos,
la etiqueta de «abusiva» es de las peores que pueden acompañar a un sustantivo
y parece como si bastara con aplicarla para transmitir sin más esa cualidad al
objeto así calificado: es como si un acto, una conducta, una situación debieran
ser tenidas automáticamente por abusivas por el simple hecho de que alguien
les atribuyera esa condición. En el caso de los procesos judiciales, además, lle-
vamos años asistiendo al fenómeno consistente en imputar a nuestra sociedad
una supuesta tendencia a abusar de la administración de justicia, algo así como
una querulancia innata a la que, en tiempos de austeridad, resulta preciso po-
ner freno (v. gr., mediante tasas judiciales) y que, de algún modo, sirve también
de pretexto para no dotar de recursos suficientes a la administración de justicia
(al fin y al cabo, los recursos adicionales acabarían siendo absorbidos por esa
supuesta tendencia abusiva a litigar, contra la que debe reaccionarse). Frente
al eslogan fácil y grueso, no hay mejor antídoto que el análisis serio y riguroso.
De ahí la oportunidad de presentar, justamente en este momento, un trabajo que
aborde con finura y precisión qué es realmente la litigación abusiva y cuáles
han de ser, en consecuencia, los remedios frente a ella.
Al ocuparse de este tema, Arturo Muñoz se ha enfrentado a uno de los pro-
blemas nucleares de todo ordenamiento jurídico, el de los límites entre el uso y
12 PRÓLOGO
Tolsada e integrado, junto a él, por los profesores Dres. Isabel Tapia Fernández,
Ignacio Díez-Picazo Giménez, Joan Picó i Junoy y Enrique Vallines García,
cuyo tiempo y dedicación a la valoración del trabajo quiero agradecer de nue-
vo. Que un libro tenga su origen en una investigación doctoral no le priva de
valor, ni significa que se trate de una suerte de mamotreto teórico carente de
utilidad para el lector y, por consiguiente, de interés comercial para quien lo
edita. La calidad de un trabajo la define su contenido, lo que con él aporta el
autor y el modo en que lo sustenta y ha llegado a construirlo. Que un libro como
este se haya fraguado en el marco de una buena investigación doctoral significa
que es el fruto de años de estudio, de reflexión, de revisión y de supervisión,
que permiten presentar con solvencia a la comunidad unos resultados sólidos y
fiables: un trabajo, en suma, de cuyo origen es preciso enorgullecerse.
El término «clásico», según el Diccionario de la lengua española de la
Real Academia, presenta hasta diez acepciones, de entre las que ahora convie-
ne fijarse en dos, la tercera y la cuarta. La tercera, sin duda, es contundente:
«Dicho de un autor o de una obra: que se tiene por modelo digno de imitación
en cualquier arte o ciencia». Y una carga valorativa equivalente se deduce de
la cuarta: «Perteneciente o relativo al momento histórico de una ciencia en
el que se establecen teorías y modelos que son la base de su desarrollo poste-
rior». Pues bien, desde cualquiera de estas dos acepciones, puede decirse que
el libro que el lector tiene en sus manos es un clásico o, si se prefiere algo más
de modestia o de prudencia en la expresión, está llamado a convertirse en un
clásico. Es modelo de cómo debe realizarse una investigación jurídica de largo
recorrido y es, sin duda, la base para desarrollos posteriores, no solo teóricos,
sino también prácticos.
Son ya bastantes los años de trabajo conjunto y de amistad que nos unen,
a Alicia Bernardo y a mí mismo, con Arturo Muñoz. Años de conversación jurí-
dica —no solo sobre la litigación abusiva— que ha servido para el aprendizaje
mutuo. Años de trabajo y sacrificio personal para sacar adelante la investiga-
ción, robándole horas, sobre todo, a su familia. Pero precisamente por ello, es
enorme también la felicidad que Alicia y yo sentimos ante la publicación del
libro, pues estamos convencidos de que la comunidad jurídica se verá benefi-
ciada de todo lo que aporta.
En Madrid, a 7 de marzo de 2018
Fernando Gascón Inchausti
Catedrático de Derecho Procesal
Universidad Complutense de Madrid
PRESENTACIÓN Y AGRADECIMIENTOS
1
Txetxu Ausín, Entre la lógica y el Derecho. Paradojas y conflictos normativos, Madrid, Plaza y
Valdés, 2005, p. 60.
16 PRESENTACIÓN Y AGRADECIMIENTOS
tiene un coste limitar nuestro aprendizaje de la vida a los libros, y solo a los
libros» 2. He intentado evitar ese riesgo a toda costa —aun cuando, como supo
ver con agudeza Kant, la teoría y la práctica no están, en realidad, tan disociadas
como a menudo suele afirmarse— 3, por lo que este libro es fruto, tanto de incon-
tables horas de estudio puramente teórico, como del análisis exhaustivo, durante
varios años, de cientos de resoluciones judiciales —tanto españolas como ex-
tranjeras— que resolvían casos reales relacionados, en mayor o menor medida,
con la litigación abusiva. También lo es de mi propia experiencia profesional
como abogado procesalista desde hace ya más de dos décadas.
Mi interés por el uso desviado del proceso no cesó tras la defensa de la
memoria doctoral, por lo que he incorporado a este libro nuevas ideas y refe-
rencias (y reformulado alguna de mis posturas iniciales). Este libro no es, por
tanto, una memoria doctoral «publicada», sino el reflejo de la evolución última
de mis reflexiones personales sobre este asunto que, como saben bien los que
me conocen, tenía visos de no acabar nunca. Pero, igualmente, por fortuna para
mis allegados, con el paso de los años cada vez retumbaba con más fuerza en mi
cabeza el verso de Gil de Biedma, apremiándome finalizar, de una vez por todas,
esta investigación: el «placer del pensamiento abstracto —decía el poeta— es
reino de juventud». Y yo hace tiempo que dejé de ser joven.
Naturalmente, advierto a quien se asome a estas páginas de que no hallará
respuestas definitivas sobre una discusión —los límites internos al ejercicio de
los derechos subjetivos— que ha aflorado desde los albores de la civilización
occidental. La tensión entre las «leyes no escritas de los dioses» que opone An-
tígona y el inicuo decreto de Creonte da cuenta de ello 4. Pero sí encontrará el
lector un intento de desbrozar conceptualmente un ilícito atípico cuya manifes-
tación en el seno del proceso apenas ha sido estudiada por la doctrina española.
A mi juicio, la utilidad práctica del Derecho ha conducido, en muchas áreas,
a su insuficiente teorización (a despecho del lugar común que apunta en un
sentido contrario). Por decirlo nuevamente con Kant: «cuando la teoría sirve
de poco para la práctica, esto no se debe achacar a la teoría, sino precisamente
al hecho de que no hay bastante teoría, de modo que el hombre hubiera debido
aprender de la experiencia la teoría que le falta» 5. Por ello, he acudido no solo
a las tradicionales herramientas de la dogmática jurídica, sino también a las
enseñanzas de otras ciencias sociales y, particularmente, del análisis económico
del Derecho. Además, he intentado sistematizar la variada tipología de este fe-
nómeno acudiendo, tanto como me ha sido posible, a datos empíricos.
Por lo demás, como se verá, la aplicación práctica de la noción de abuso del
proceso suscita exactamente los mismos problemas que cualquier otro concepto
2
Stendhal et Le Beylisme, Paris, Librairie Paul Ollendorff, 1914, p. 25.
3
«Über den Gemeinspruch: Das mag in der Theorie richtig sein, taugt aber nicht für die Praxis»
(1793). «En torno al tópico “tal vez eso sea correcto en teoría pero no sirve para la práctica”» (trad.
M. Francisco Pérez López, Juan Miguel Palacios y Roberto Rodríguez Aramayo), Teoría y Práctica,
2.ª ed., Madrid, Tecnos, 1993.
4
Gustavo Zagrebelsky ha analizado con particular agudeza el debate jurídico que anida en la
tragedia de Sófocles, «La Ley, el Derecho y la Constitución», Revista Española de Derecho Constitu-
cional, núm. 24, 2004, pp. 11-24.
5
Op. cit., p. 4.
PRESENTACIÓN Y AGRADECIMIENTOS 17
6
El Liberalismo político, trad. Antoni Domènech, Barcelona, Crítica, 2006, pp. 85-89.
INTRODUCCIÓN
1
Lo que no es extraño si se repara en que España «es uno de los países más litigiosos del mun-
do», Juan S. Mora-Sanguinetti y Nuno Garoupa, «Do lawyers induce litigation? Evidence from Spain,
2001-2010», International Review of Law and Economics, vol. 44, 2015, pp. 29-41. Vid. también Juan S.
Mora-Sanguinetti y Fernando Gómez Pomar, «Males de la justicia: analizando los datos», Revista para
el análisis del Derecho, Indret, 1/2014, p. 6. En la misma línea, Francisco Gutiérrez López afirma que
«en 2012 tanto la litigiosidad por habitante como por juez eran muy superiores a las medias europeas»,
Gasto público y funcionamiento de la Justicia en España entre 2004 y 2013, tesis doctoral, Universidad
de Sevilla, 2015, p. 350. Aunque manejando también datos de la Consejo de Europa (CEPEJ), Santos
Pastor Prieto alcanzó una conclusión más matizada, Análisis Económico de la Justicia y reforma judi-
cial, Valencia, Tirant lo Blanch, 2016, p. 655.
20 INTRODUCCIÓN
ción procesal iniciada «sin justa causa» sea indemnizado más allá de las costas
procesales.
Hasta el momento, tan solo dos autores en nuestro país, y desde la pers-
pectiva del Derecho civil, se han esforzado por definir sus contornos e intentar
sistematizar su casuística 2. Sin duda, el punto de partida ha de situarse en la
conferencia pronunciada por el profesor Díez-Picazo y Ponce de León el 28 de
mayo de 1974 en el Colegio Notarial de Barcelona bajo el título «Los daños
causados como consecuencia de las actuaciones judiciales» 3. En este trabajo se
deja constancia, hace ya más de cuarenta años, de la falta en el Derecho español
de un estudio sistemático sobre los supuestos en los que un litigante que inicia
un proceso de forma dolosa o negligente deba responder de los daños causados
a la contraparte. El ensayo del profesor Díez-Picazo, a pesar de su brevedad,
constituye una excelente introducción a este problema, y un elaborado intento
de extraer de la jurisprudencia del Tribunal Supremo —y del Derecho compa-
rado— los principios dogmáticos que deben guiar una eventual reclamación de
daños fundada en la litigación abusiva.
Pasadas cuatro décadas desde que la citada conferencia fue impartida, el
vacío doctrinal justamente apreciado por el profesor Díez-Picazo sigue exis-
tiendo 4. Tan solo otro destacado civilista, Ricardo de Ángel Yágüez, ha tratado
específicamente, en dos concisos artículos monográficos, esta cuestión 5. Tam-
bién sobre la base de la jurisprudencia de la Sala Primera del Tribunal Supremo
—que se ha pronunciado sobre reclamaciones de este tipo en más ocasiones de
las que pudiera parecer— el profesor De Ángel Yágüez —desde una perspectiva
2
En la doctrina procesalista española existe —hasta donde me alcanza— una pequeña excepción.
Se trata de un brevísimo —pero sustancioso— comentario de sentencia a cargo de Ignacio Díez-Picazo
Giménez, «47. Gaudioso Barrera, S. A. TS 1.ª S 4 de diciembre de 1996. Daños derivados de actuaciones
judiciales: presentación negligente de interdicto de obra nueva», Tribunales de Justicia, núm. 5, 1997,
pp. 583-586.
3
Su texto fue publicado en el t. III de los Ensayos Jurídicos de Luis Díez-Picazo y Ponce de León,
Madrid, Civitas, 2011 (pp. 2810-2838).
4
Para ser más precisos, existen varios valiosos comentarios de jurisprudencia, escritos por civilis-
tas hace ya algunos años, pero que se circunscriben al análisis de los daños provocados por una tipología
muy concreta —y que presenta unas características muy particulares— de abuso del proceso civil: el
ejercicio de la acción interdictal de obra nueva sin iusta causa litigandi. Cfr. Mariano Yzquierdo Tol-
sada, «2 de febrero de 2001: Daños y perjuicios causados por la, pretendidamente abusiva, paralización
de una obra a través de un interdicto de obra nueva. Interrupción de la prescripción», Cuadernos Civitas
de jurisprudencia civil, núm. 57, 2001, pp. 595-606; Klaus Jochen Albiez Dohrmann, «21 de marzo de
1996. Responsabilidad civil extracontractual. Daños causados con motivo de una actuación judicial.
Suspensión de obra en el procedimiento de interdicto de obra nueva. Sentencia interdictal estimatoria
y el efecto de cosa juzgada La conducta de los interdictantes. La antijuricidad de la acción interdictal»,
Cuadernos Civitas de jurisprudencia civil, núm. 42, 1996, pp. 943-958; Jacinto Gil Rodríguez, «In-
terdicto de obra nueva. Condena en costas al interdictante. Responsabilidad civil. Abuso de derecho»,
Cuadernos Civitas de jurisprudencia civil, núm. 5, 1984, pp. 1509-1524; y Eva Cano Vilá, «Sentencia
de 29 de diciembre de 2004: Interdicto de obra nueva. Abuso del Derecho. Responsabilidad civil», Cua-
dernos Civitas de jurisprudencia civil, núm. 70, 2006, pp. 57-70.
5
«Reciente jurisprudencia en materia de daños derivados de actuaciones judiciales civiles», Dia-
rio La Ley, 1986, t. 1, pp. 1115-1526, y «Una expresión de lo que no es buena fe: El ejercicio malicioso
de acciones judiciales. Jurisprudencia española de las dos últimas décadas», Revista Estudios de Deusto,
vol. 50, núm. 2, 2002. También se pueden encontrar referencias de este mismo autor sobre esta materia
—aunque más fugaces— en Tratado de responsabilidad civil, Madrid, Civitas, 1993, pp. 264 y ss.; y en
Ignacio Sierra Gil de la Cuesta (coord.), Comentario del Código Civil, Barcelona, Bosch, 2000, t. 8,
pp. 368 y ss.
INTRODUCCIÓN 21
6
Existen —hasta donde yo sé— dos artículos doctrinales más que se han referido a esta cuestión,
si bien con menor profundidad que los trabajos de Díez-Picazo y De Ángel: «Responsabilidad extra-
contractual por actuación judicial negligente», de Joaquim Martí Martí, publicado en la Revista de la
Asociación Española de Abogados Especializados en Responsabilidad Civil y Seguro, núm. 35, 2010,
pp. 39-50; y «Resarcimiento de los daños causados por las actuaciones procesales», del magistrado Ma-
riano Espinosa de Rueda y Jover, Revista jurídica de la Región de Murcia, núm. 19, 1995, pp. 111-187.
7
Quizá el intento más ambicioso de abordar de forma integral el uso espurio del proceso en la
doctrina procesalista española sea la tesis doctoral dirigida por el profesor Guasp, Teoría del fraude en
el proceso civil, de José Lois Estévez, Porto, Santiago de Compostela, 1948. Pero se aborda la cuestión
desde la perspectiva exclusiva del fraude de ley y no desde la del abuso del Derecho, por lo que ni su
planteamiento, ni sus conclusiones, son coincidentes con el presente trabajo.
22 INTRODUCCIÓN
1
En Roma, la expresión «abusus» (ab usus) denominaba el uso «radical, extremado y absorbente»
de un derecho subjetivo (José Manuel Martín Bernal, El abuso del Derecho, Madrid, Montecorvo,
1982, p. 24). Pero, en su acepción jurídica más técnica, en el Derecho romano tenía una significación
muy distinta a la actual: no quería decir «uso malo o condenable», sino «uso intenso» (cfr. Manuel
Atienza y Juan Ruiz Manero, Ilícitos atípicos, Madrid, Trotta, 2000, p. 33, con cita a su vez de Giulio
Levi, L’abuso del diritto, Milano, Guilio, 1993).
2
Se entiende que existe «probable cause» cuando la acción ejercitada es, desde un punto de vista
objetivo —a los ojos de un tercero imparcial—, jurídicamente defendible, esto es, cuando existe un
mínimo fundamento serio —fáctico o jurídico— que respalda su ejercicio —con independencia de su
éxito—. Soukup v. Law Offıces of Herbert Hafif 39 C.4th 260 (2006).
3
Mario Masciora, La conducta procesal de las partes, Buenos Aires, Ad Hoc, 2005.
24 ARTURO MUÑOZ ARANGUREN
puestos en los que el proceso civil es iniciado de forma dolosa con el ánimo de
dañar a un tercero —sin la existencia de un fin legítimo—, como aquellos casos
en los que el litigante ejercita una acción de forma objetivamente anormal, sin
la concurrencia del elemento intencional característico de la primera tipología 4.
Lo decisivo es que, en ambos casos, el proceso se aparta de su función natural.
Ese apartamiento del fin institucional del proceso civil —poner fin a una con-
tienda de Derecho privado existente genuinamente— define, en negativo, a la
litigación abusiva 5.
Como es fácil advertir, quien promueve un proceso está no solo ejercitando
una mera facultad que el ordenamiento jurídico otorga a toda persona capaz,
sino haciendo uso de un derecho de rango constitucional: el derecho a la tutela
judicial efectiva consagrado en el art. 24.1 de la Constitución Española. De lo
que se sigue que la litigación abusiva supone una modalidad muy específica
dentro de la categoría jurídica general del abuso del Derecho —pues se usa
ilegítimamente un derecho de rango supra-legal—, cuyos contornos y funda-
mentos habremos de examinar, aunque sea de forma sucinta, como paso previo
a la caracterización concreta de su modalidad procesal.
La segunda precisión que debemos hacer se refiere al alcance del presente
trabajo. Sin perjuicio de que muchas de sus conclusiones podrían ser aplicadas
a otro tipo de jurisdicciones —con las debidas matizaciones—, nos centrare-
mos, fundamentalmente, en el abuso del proceso civil. Y ello porque, en primer
lugar, el proceso civil no deja de ser el paradigma de los procedimientos de he-
terocomposición —de ahí que las normas de la LEC 1/2000 sean de aplicación
supletoria al resto de leyes procesales de otras jurisdicciones (art. 4 LEC)— y
el que ha dado lugar, históricamente, a una mayor cantidad de reclamaciones
de daños con fundamento en un uso espurio previo del proceso. Además, el
hecho de que, más que en ninguna otra jurisdicción, en la civil rija el principio
dispositivo en toda su intensidad —lo que permite imputar objetivamente con
mayor facilidad sus consecuencias al litigante responsable— y estén en juego
intereses exclusivamente privados, hace que sea este proceso, en principio, el
más susceptible de ser utilizado de forma ilegítima 6.
Finalmente, la limitación del análisis del fenómeno de la litigación abusiva
al campo del Derecho procesal civil obedece también a razones metodológicas.
Las especialidades de los procesos penales, contencioso-administrativos o la-
4
Como luego veremos, aunque sea un supuesto menos frecuente, el abuso del proceso también
puede ser cometido por el demandado.
5
En cuanto a la denominación de la persona, física o jurídica, que abusa del proceso, hemos pre-
ferido otorgar prevalencia al término «abutente». La respuesta dada por la Real Academia Española con
fecha 23 de junio de 2015 a la consulta efectuada sobre este particular fue la siguiente: «Según hemos
podido comprobar en los textos, no suele emplearse un nombre específico y se alude normalmente a
quien hace uso abusivo de un derecho con una expresión pluriverbal. No obstante, se documentan ejem-
plos de (sujeto) abusador, abusante y abutente (recuperando la raíz latina)».
6
Junto, quizá, con el proceso penal, que en España suele ser especialmente atractivo para el liti-
gante abusivo por dos razones: primero, por el plus coactivo que supone para el querellado la existencia
de una acción penal en su contra —con eventuales repercusiones que exceden del ámbito patrimonial—;
y, en segundo lugar, por la poca frecuencia con que los órganos judiciales, a diferencia de lo que ocurre
en la jurisdicción civil, proceden a la imposición de las costas cuando se archiva un proceso penal ini-
ciado de forma temeraria.
LA LITIGACIÓN ABUSIVA: DELIMITACIÓN, ANÁLISIS Y REMEDIOS 25
La figura del abuso del Derecho surgió históricamente en el ámbito del De-
recho como reacción al formalismo jurídico 7. Tiene como antecedente los deno-
minados «actos de emulación» 8, que fueron objeto de un tratamiento disperso y
desigual en el Derecho romano 9 que, en palabras de L. A. Warat, «no contiene
una determinación fija de los derechos subjetivos, ya que el Derecho pretoriano
los amoldaba a las necesidades de la vida real mediante la invocación del fecun-
do principio de equidad» 10.
Es en el Medievo cuando empiezan a pergeñarse sus rudimentos dogmáti-
cos, a la vista de que una concepción extrema del formalismo podía llevar al ti-
tular del derecho reconocido jurídicamente a un ejercicio contrario a las razones
7
José Antonio Pinto Fontanillo, «La desviación de poder, el fraude de ley y el abuso del Dere-
cho», en VVAA, Raíces de lo ilícito y razones de licitud, Madrid, Dykinson, 2005, p. 57. Para un examen
de los rudimentos del abuso del proceso en el Derecho romano, cfr. la tesis doctoral de Claudia Scar-
pantoni, L’abuso del processo: configurabilità e sanzioni, Università Internazionale degli Studi Sociali
Guido Carli di Roma, 2015, pp. 40-46.
8
Ricardo de Ángel Yágüez, «Comentario al art. 7 del Código Civil», Comentarios al Código
Civil, Madrid, Ministerio de Justicia, 1991, p. 58. El recurso a los actos de emulación —aplicados sobre
todo a derechos de vecindad— constituyó la vía de reprobación de los actos que, aun realizados en el
ejercicio de un derecho, se llevaban a cabo sin provecho propio y con la sola intención de perjudicar a
otro. Sobre el origen y evolución histórica de los actos de emulación, vid. Romy G. Rutherford, «La ae-
mulatio y el abuso del Derecho», Revista de Estudios Histórico-Jurídicos, núm. 35, 2013, pp. 635-651.
9
José Manuel Martín Bernal, op. cit., p. 26. Para un examen del tratamiento de los actos de emu-
lación en el Derecho romano, vid. Carlos Cuadrado Pérez, La moderna configuración de la doctrina de
abuso del Derecho, Cizur Menor, Aranzadi, 2014, pp. 19-32.
10
Luis Alberto Warat, Abuso del derecho y lagunas de la ley, Buenos Aires, Abedelo-Perrot,
1969, p. 42.
26 ARTURO MUÑOZ ARANGUREN
11
Para los detractores de esta figura, como Planiol, el abuso de Derecho no era más que una logo-
maquia, «pues si hago uso de mi derecho, el acto es lícito; y cuando es ilícito es porque me he excedido
de mi derecho», Civil Law Teatrise, núm. 871, 1959. Esta postura, deudora de una lectura formalista
del Derecho privado, encuentra sus raíces en el liberalismo individualista del siglo xix. Fue otro autor
francés, Louis Josserand, quien refutó de manera más convincente la tesis de Planiol, sosteniendo que
los derechos subjetivos deben ser interpretados de una manera funcional. Consecuentemente, el Estado
debería sancionar un derecho solo en la medida en que su ejercicio sea conforme a su función institucio-
nal. Para un análisis detenido de esta discusión, vid. Shael Herman, «Classical Social Theories and the
Doctrine of “Abuse of Right”», Louisiana Law Review, vol. 37, 1977.
12
Juan Alberto Rambaldo, «El abuso procesal», en VVAA, Abuso Procesal, Santa Fe, Rubinzal-
Culzoni, 2001, p. 217.
13
«El abuso del Derecho en el nuevo título preliminar del Código Civil», José María Castán Váz-
quez, en «El abuso del Derecho en el Título Preliminar del Código Civil», vol. 1, Academia Matrinense
del Notariado, p. 478. En 1855, la Corte de Colmar estableció que los derechos «deben tener por límite
la satisfacción de un interés serio y legítimo» y, en 1913, en el caso Clement-Bayar, la Corte de Amiens
declaró que el titular de un derecho no puede ejercitarlo «para un fin distinto a aquel para el que le ha
sido reconocido por el legislador».
14
Francois Laurent, Principes de droit civil, 3.ª ed., Paris/Bruxelles, Hachette Livre-Bnf, 1878.
15
Louis Josserand, De l’abus des droits, Paris, Librairie Nouvelle de Droit et de Jurisprudence,
1905. Como precisa José María González García, en un breve pero excelente trabajo sobre el abuso
del proceso, la introducción de esta figura responde a una inquietud sentida en Europa desde finales
del siglo xix, principalmente a través de las tesis de Domat sobre los límites del dominio, tal como ha
señalado Josserand, aunque su origen se remonta a siglos atrás. «Abuso del proceso», Temas de Derecho
Procesal, Caracas, Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal, Invedepro, 2004, pp. 378-379.
16
Vid. el art. 540 del Code napoleónico, que consagra la propiedad como derecho absoluto, sin
limitación alguna.
17
Para un examen de los detalles históricos de la evolución del abuso del Derecho, vid. Lino Ro-
dríguez-Arias Bustamante, El abuso del Derecho, Buenos Aires, Ediciones jurídicas Europa-América,
2.ª ed., 1971. También, Carlos Cuadrado Pérez, La moderna configuración de la doctrina de abuso del
Derecho, Cizur Menor, Aranzadi, 2014, pp. 19-32.
18
Aunque existen algunos precedentes históricos que, ante casos concretos, habían proclamado la
antijuridicidad del uso de facultades legales con el solo fin de dañar a otro. El caso más conocido, que
data de principios del siglo xviii, es Keeble v. Hickeringill, King’s Bench, 11 East 574 (1707). Sobre
estos precedentes, vid. Michael Taggart, Private property and abuse of rights in Victorian England,
Oxford, Oxford University Press, 2002, pp. 145-155.