Cap. 1 y 8-DROZ, Jacques Historia Del Socialismo
Cap. 1 y 8-DROZ, Jacques Historia Del Socialismo
Cap. 1 y 8-DROZ, Jacques Historia Del Socialismo
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4/0468 - Contemporánea (R. Otero) - 30 cop.
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CAPfTULO PRIMERO
LA PRIMERA INTERNACIONAL
Antecedentes.
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pensaban que Unicamcnte por 111e<lios pacificos y por for- posterior1nente <{como el cucU, Marx ha venido a poner su
maci6n intelectual el proletariado podrfa algUn dfa emanci- huevo en nido ajeno}). A decir verd.ad, habia asistido pasiva-
parse. Lo que reclamaban por el momento no era otra cosa rnente a la sesi6n del 28 de setiembre, y no sin vacilacioncs
que la posibilidad, para los obreros, de organizarsc, de acept6 colaborar en el Comite provisionai encargado de
dirigir sus propios asuntos. Por eso quedaron mara\·illaclos elaborar los estatutos de la Internacional, si bien, por falta
de la eficacia de las trade-unions y, a su regreso, reivin- de saiud no pudo participar en las primeras sesiones. No
dicaron el derecho de asociaci6n y de reuni6n; dos afios obstante, Marx desempefi6 un papel esencial en la elabora-
despuCs, la ley de 24 de ma.yo de 1864, lcs concedi6 cl dc- ci6n de los estatutos, al descartar dos proyectos: uno de-
recho ·de huelga. bido a un discipulo de Mazzini, el mayor Wolff, que carga-
En julio de 1863, con motivo de la invitaci6n de los ba el acento sobre la idea de emancipacion nacional, el otro
obreros brit:inicos, fue constituido un comitC en Londrcs era de un o\venista britänico, Weston, de caräcter ut6pico.
y apareci6 un llamamicnto redactado por G. Odger, sccre- Marx recibi6 al misn10 tiempo el encargo de redactar el
tario del London Trades Council, quc gozaba de gran pres- Llamatniento inaugural de Ja Internacional. En estos diver-
tigio tras haber dirigi<lo con Cxito una huelga de la cons- sos documentos no busc6 Marx en absoluto ilnponer una
trucciün. Dicho llan1a111icnto insistla sobrc Ja nece-;idad de doctrina, sino dejar que se desarrollaran librerner te las
organizar congresos que agruparan a los obreros de to<los grandes asociaciones proleta1ias existentes, cualesquie~--a que
los paises, con vistas a estableccr un medio de presi6n fueren los errores de los que pudieran ser victimas; no
sobrl' los gobicrnos (cra evidente quc su autor pensaba en busca siquiera cl atacar de frente al proudhonismo. La Aso-
Polonia) y a luchar contra ciertas präcticas en1pleadas por ciaci6n no es concebida mas que como «un punto central
el mundo capitalista, corno por ejcmplo contratar a obre- de comunicaci6n» entre las diversas sociedades obreras, y la
ros extranjcros a fin de hacer bajar los salarius y ro1npc1· ~oberania pertenecer3. a un Congreso compuesto por delega-
las huelgas. dos de las distintas ramas de la Asociaci6n, que se reunirä
Tras un largo interca1nbio de correspondencia, el 28 de todos los aiios y elegira el Consejo General, responsable ante
setiembre de 1864 se celebr6 en Londres el mitin de Saint- CL Marx ha insistido sin embargo sobre <los ideas, a saber:
Martins Hall. De hecho, las deliberaciones, cxtremadarncnte «que la emancipaci6n de la clase obrera ser:i obra de los
confusas, llevan la marca del caräcter heter6clito de la asis- propios !rabajadoresi> y quc <<la clase obrera no puede ser
tencia: trade-unionistas britJ.nicos, cmigrados polfticos (po- lndiferentc a la conquista <lel poder polftico>>. La idea escn-
lacos, hUngaros amigos de Kossuth, italianos partidarios de cial quc Cl desarrollara en el curso de estos aiios de lucha,
Mazzini), miembros de Ja Asociaci6n de trabajadores a1e- estriba en que, contra el poder colectivo de las clases po-
1nanes, que acababa de fundarse bajo el impulso dL' lns- seedoras, el proletariado uo puede actua:c mas que consti-
salle, proudhonianos franceses ('foulain, Limousin y Pcrra- tuyendo un partido politico distinto, el cual no <lebe rehuir
chon), algunos ernigrados alen1ancs, con10 Eccarius y :vlarx. ni la acci6n electoral ni la acci6n parla1ncntaria, y que debe
La n13.s importante _intervenciün en el curso de :v'.> l~_._ ~~atL'S apoyar las reivindicaciones legales enca1ninadas a mejorar
fue la de Tolain: {(i Trabajadores de todos las paises que en el presente la situaci6n material de los trabajadores. Para
querCis ser libres, organizad congresos ... J Es ncccsario unir- hacer triunfar sus ideas, Marx dara pruebas de prudencia;
nos para oponer una barrera infranqucable a un sistcrna no hay cn Cl la n1cnor traza del sccl3.rismo dcl que se Je
funesto que divide a la hurnanidad en dos clases, una plcbe acusarä n1lls tarde; pcro actuando sie1npre entre bastidores,
ignorante y famClica y unos mandarincs plet6rii.::os y ven- las impondr5. por su actividad maniobrcra y su pujanza
trudos. Salvemonos por la solidaridad.n :ecro de hecho el dialCctica, y no tar<larll en adquirir en el Consejo General
mitin se limit6 a aprobar la creaci6n de secciones europeas una evidente autoridad, que vendr:l acrecentada a partir
bajo la direcci6n de un Comite Central radicado en Lon- de 1870 con la presencia de Engels junto a el, a titulo de
dres. La palabra «socialismo,, no fue pronunciada; ningun:i. secretario corresponJiente por Alernan:ia e Italia.
ideologi'a fue definida, ninguna actividad sindical fue prc-
vista.
Fue entonces cuando intervino Karl Marx con su indis-
cutible personalidad. El suizo J. Guil1au1ne lo de-S:L'1·ibi1-fa
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los cuales, obligados por sus patronos a abandonar ~~~ .
2. LAS LUCHAS Y EL DECLIVE DE LA AJ.T. ciedad de crt!dito mutual y amenazados por su negativa de
lock-out, ~pelaron a la Internacional y, gracias a su ayuda,
Efectivos y medio de acci6n de Ta A.I.T. pudieron ganar Ja partida. Cundi6 el ejemplo: .La huelga
es beneficiosa -declara tras Ja· huelga de los obreros de
A.cerca de. la in1portancia numerica de ia Internacional no Ja construcci6n. de Ginebra un delegado de esta ciudad en el
tarda en formarse una leyenda, difundida a la vez por sus Congreso de Bruselas en 1868-. Los burgueses, aunque esto
· enemigos y sus partidarios. En el proceso incoado contra es una republica, han sido peores que en otras partes, pero los
Ja secci6n francesa de Ja Internacional en junio de 1870, obreros han resistido. Antes de Ja huelga no eran mas que
el procurador general !ij6 los efectivos de Ja Internacional dos secciones, ahora hay 24 secciones, con cuatro mil miem~
en 811.513 miembros, de los cuales unos 443.000 perteneclan bros.» Todas Jas hue1gas no son victoriosas, es cierto; pero
a la secci6n francesa. En su Libro azul, el frances o·. Testut, incluso cuando fracasan, como la de los pasamaneros de
que no ocultaba su fobia por Ja Internacional, habla de cin- Basilea en 1869, provocan un .movimiento de solidaridad que
co millones de afiliados. Se trata de cifras que no responden beneficia a Ja A.I.T. Se ha afrrmado justamente que «si Ja i
en absoluto a Ja verdad. Par lo que sabemos, los medios Internacional no Ianz6 a los obreros a Ja huelga, la huelga '
econ6micos del Consejo General siempre fueron insignifican- los lanz6 a Ja Internacional». EI Consejo General de Lon-
tes. Por otra parte, conviene distinguir entre los adherentes dres declara, tras la. hue!ga de! textil de! algod6n de los
personales que fueron poco numcrosos (2.000 en Francia, obreros ruaneses, en diciembre de 1868: «EI fracaso mate~
aproximadamente; menos de 300 en Inglaterra) y los miem- rial de esta revuelta econ6mica fue compe"nsado con creces
. bros de Jas grandcs organizaciones sindicales y de los parti- por sus resultados morales, pues encuadr6 a los obreros
dos que, en un momcnto dado, declararon haber dado c9ICc- del textil de! algöd6n de Nonnandia en eJ ejercito revolu-
tivan1cnte su adhesi6n al movimicnto de la Internacional. cionario». Corno consecuencia de tales acontecimientos, au 8
'"' Y aun asi, f:stos jamäs fueron tan nurnerosos como algu~ menta los efectivos de las secciones, a veces desmesurada- '
nos han pretendido. En su apogeo, hubo sin duda 50.000 afi- mente, para caer seguidamcnte e incluso desaparecer.
liados en Gran Bretafia, 1o que es poco si se tiene en cuenta La obligaci6n en que se encuentran las agrupaciones de
que las trade~unions contaron en el mismo momento 800.000 Ja A.I.T. de apoyar a los obreros en huelga conduce forzo-
miembros; en Francia, algunas decenas de miles a Io sumo, samente a la organizaci6n a endurecer su politica, a tomar
6.000 como mäxin10 cn Suiza. EI reclutamiento no provenia posici6n contra los patronos y el Gobierno. Debido a esto,
de las nuevas industrias nacidas de la revoluci6n industrial, en el seno de Ja Internacional, los reformistas pierden te-
sino de los antiguos oficios, a menudo de las industrias rreno en provecho de los partidarios de Ja acci6n revolu-1
'f... decadentes, y mas de! textil quc de Ja metalurgia; aparte cionaria. Esta evoluci6n es particularmente di3.fana en el
Belgica, en donde al parecer la gran industria' resu1t6 tan caso de las secciones francesas, cuya red ha tomado, a
afectada como el artesanado clUsico. partir de 1868, una vasta extcnsi6n. EI primer bur6 de Ja
Contra lo que se pudicra pensar, Ja influencia de la Inter- secci6n parisina de la Internacional. establecido en la calle t..
nacional sigui6 sicndo dCbil en los medios sindicales brit3.- des Gravilliers, que cuenta con 200 miembros en sus co-
nicos, a pesar de que contribuyeron a Su fundaci6n y de mienzos, es de inspiraci6n proudhoniana «estrecha»; Tolain
que estaban ampliamentc rcpresentados en el seno del Con- Ja dirige con un espiritu mutualista, cooperativo, con Ja
sejo General. Sea como sea, manifestaban una creciente re- preocupaci6n de no comprometer a Ja A.I.T. en sus asun-
serva hacia ella. EI London Trades Council se nego categ6- tos politicos; asi, se la ve con desconfianza no _s6lo por los
ricamente a adherirse a Ja misn1a (1866). las Trade-unions, blanquistas, sino tambien por los republicanos,'. que denun-
organizaci6n tipicamcnte reformista, apena: prestaron atenp cian sus pretendidas connivencias con el Gobierno de Napo-
"'- ci6n a la Inter~acional. Por contra, Ja A.I.T. tuvo un gran le6n III, y por sus simpatias por lo que se ha dado en Uamar
eco entre las organizaciones obreras del contlnente, dcbitlo un «Socialismo imperialista». EI Imperio, en sus comienzos, \t
a que intervin_o varias veces con Cxito en las hue]gas y cre6 no fue sistematicamente hostil a Ja Internacional; pero no
una organizaci6n internncional de rcsistcncia. La hueiga m:is tard6 en darse cuenta de que esta apoyaba los movimientos
notnblC' ftH:' 1~ de los obrcros broncistas d~ P:lris en 1867, subversivos, que participaba en ciertas manifestaciones dii-i-
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gidas contra el regimen, como ef homenaje tributado al he- en Eisenach, este acept6, sin adherirse a Ja A.I.T. (Jo que
roe de ]a revoluci6n veneciana de 1848, Manin. En diciem- le estaba prohibido por las leyes alemanas), reconocer la
bre de 1867 se incoa un proceso a la Internaciona!, bajo la direcci6n moral del Consejo General de Londres. Y si bien
incu1paci6n de asociaci6n no autorizada de m.:is de veinte el nuevo partido estaba lejos de responder a .los ambiciosos
rniembros. Corno consecuencia del mismo, el segundo bur6 proyectos que Marx habia establecido para Alemania, no es
que, se constituye en !868, dominado por Eugene Varlin, menos cierto que de todos los grupos que invocaban a la
ado'pta una posici6n rr1äs radicnl: proudhoniano «ancho», A.I.T., era el que mas se acercaba a1 pensamiento marxista.
Varlin no puede concebir un movimiento obrero sin pers-
pectivas politicas, se dec1ara partidario de un «co1ectivismo Los conflictos ideol6gicos
antiestatal» y adopta respecto a la idea de Ja huelga una ac-
titud mas positiva. En el curso del proceso que se Ie sigue De hecho, Marx no ces6 en el curso de Ja corta vida de
en mayo de 1868 y quc desen1boca en una nueva diso1uci6n la Primera Internacional de topar con una doble oposici6n,
de 1a secci6n parisina, declara: ((Si ante la ley resultamos Ja de los proudhonianos y la de los bakuninistas. En 1871,
acusados y somos juzgados por ustedes, jueces, quedara Marx escribe: «La historia de la Internacional ha sido una
claro que existen dos partidos: ustedes el partido de1 or- continua lucha de! Consejo General contra Jas sectas y las
den; nosotros el partido de los reforrnadores, el partido so- tentativas de los aficionados qne trataron siempre de man-·
ciafista. Observad Ia Cpoca actual y ver6is en ella un odio tenerse contra el movimiento real de la clase obrera en el
sordo entre Ja clase que quiere conservar y Ja que quiere seno de Ja Internacional misma. Esta lucha ha sido Jibrada
adquirir.» La ola de -huelgas en 1868-1869 facilita el desa- en 1os congresos, y m8s aUn en las negociaciones privadas
rrollo del movimiento, que controla la Camara federal for- de! Consejo General con cada secci6n en particular.•
1nada por las principa1es secciones sindica1es de Ja capital Reclutados sobre todo en el seno de Ja delegaci6n fran-
y que ha formado una red de federaciones de barrio, agru- cesa, los proudhonianos deseaban una evolucion pacifica y
padas a su vez en torno a una federaci6n de 1as secciones progresiva y rechazaban toda especie de consigna de orden
parisinas. Un trabajo similar se ha llevado a cabo en las revolucionario; asl, Fribourg ve en la Intemacional •un
grandes ciudades de provincias, en Ruan por E. Aubry, en instrumento para ayudar al proletariado a conquistar paci-
Lyon por A. Richard, en Marsella por Bastelica. La Inter- fica, legal y moralmente el lugar que le pertenece bajo el
, nacional se ha convertido en una potencia susceptible de so! de Ja civilizacion•. Recelosos respecto a las huelgas, que
-1 movilizar inasas considerabJes, como por ejemplo ocurriO ellos estiman a veces inevitables, pero siempre indeseables,
e\ dia de los funerales de Victor Noir, y al intervenir en condernm asimismo toda especie de legislaci6n social, toda
cl pfebiscilo de 1870 para aconsejar la abstcnci6n. El 30 de intervenci6n de! Estado en las relaciones entre el capital
abriJ de 1870, el gobierno ordena el arresto de los jefes y el trabajo. A Marx Je inspiran una viva hostilidad; en su
de la I nternacional; Varlin se refugia en Bruselas. correspondencia hab1a del «sent:imentalismo» de la «fraseo-
Si en Francia -como en BClgica- son las asociaciones Jogia huera• de los socialistas franceses, y en su vehemente
obreras Jas que conStituyen Ia fuerza principal de Ia A.I.T., reprobaci6n se ve apoyado por los trade..unionistas brita-
Csta puede, en Alemania, contar con el apoyo de un partido nicos; sin embargo, evita atacarles de frente, y se muestra
"'--urganizado, En este pais, es un dem6crata, refugiado en dispuesto a conceder ampJias concesiones. Por otra parte,
Suiza tras Ja revo1uci6n de 1848, J. P. Becker, cuyo 6rgano en los primeros afios, los proudhonianos !ogran imponer su
es el «Vorbote», quien crea la mayor partc de las secciones punto de vista. En 1865 cuando se reuni6 -por ser impo-
de la Internacional. Marx contaba por otra parte con un sible un congreso-- la primera conferencia de los secreta-
1' rcrviente discipulo, W. Liebknecht, el cual, tras separarse rios de secciones, los franceses hicieron fracasar la votaci6n
deJ movimiento lassalliano (cf. p<ig. 40) cuyo patriotismo de una resoluci6n en favor de Ja rP.constltuci6n de Polonia,
'-- prusiano combatia el, fund6 con Bebe! la Union de asocia- porque se trataba de una cuesti6n •polltica• que no tenfa
ciones obreras, cuyo congreso de 1868, en Nuremberg, se lugar en una asamblea obrera, y porque Ja resoluci6n se
pronunci6 en favor de Jas ideas de la I nternacional; y cuan- inspiraba en el principio de nacionalidad cuya nocividad
do se constituy6 en 1869, por la fusi6n con ciertos grupos C, habfa demostrado Proudhon. Con ocasi6n de! congreso de
lassaUianos disidentes, ef primer Partido socialdem6crata Ginebra (1886), Tolain y Fribourg definieron el principio
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de la emancipac1on obrera por la generalizaci6n del mu~ pesinos pobres y los intelectuales para realizar Ja revolu-
tualismo,· y se opusieron con exito a ]a huelga Corno mf:todo ci6n. Y por Ja que se refiere a Ja organizaci6n de la A.I.T.,
de combate revolucionario; mas no pudieron hacer admitir Bakunin sigue mostrandose, contra Marx, hostil a toda es-
el principio de que el acceso a Ja A.I.T. debia ser reservado pecie de centralizaci6n y en consecuencia combate el domi~
a los trabajadores manuales. En el congreso de Lausana nio de! Consejo General sobre Jas secciones. Si se tiene en
(1867), Ja prepondcrancia francesa sigue siendo neta, pero cuenta las diferencias fundamentales de temperamento plas-
ya esta empafiada; el proudhonismo sc diluye poco a poco; madas en la rusofobia de Marx y la germanofobia de Baku-
en' particular el belga Cesar de Paepe, otrora anarquista nin, salta a Ja vista que Ja oposici6n entre ellos era insu-
proudhoniano, se pronuncia en favor de la colectivizaci6n perable.
de las tierras. Y en los dos congresos siguientes, se pone De hecho, Bakunin impone tambien a los movimientos ~·
de manifiesto la victoria definitiva cteI colectivismo sobre revolucionarios que el •organiza una subordinaci6n absolu-
el proudhonismo. En Bruse!as, en 1868, el Congreso, a pro- ta de! individuo al organismo director. En particular la
puesta de Cesar de Paepe, se pronuncia por la apropiaci6n Fraternidad internacional, tropa de choque en el seno de Ja
colectiva de la tierra, de las minas y de los ferrocarriles; Alianza democrAtica, estA sometida a una disciplina rigurosa
y vota una resoluci6n en favor de la creaci6n de socieda- respecto a ella. En una carta a A. Richard, en 1870, admite
des cooperativas destinadas a explotar las riquezas que per- que para dirigir una revoluci6n es necesaria una dictadura,
tenecen al Estado. Par ultimo, el congreso de Basilea, cuya una «dictadura sin fajines, sin titu1os, sin derecho oficial, y
importancia estriba en que reviste un caräcter plenamente tanto mas poderosa por cuanto no tendra ninguna de Jas
/ internacional, declara, en 1869, casi por unanimidad, que apariencias de! poder». En su politica obstruccionista en el
Ja sociedad tiene el derecho a suprimir Ja propiedad indi- seno de Jas secciones no retrocede ante las maniobras de
vidual de Ia tierra y a hacerla entrar en la comunidad. Mal"X para seguir siendo el duefio de Ja Internacional. En el -"'
~ Es precisamente en el congreso de Basilea donde Ba- fondo es partidario de Ja teoria blanquista de las •minorias
kunin 'hace su primera aparici6n en la escena de Ja Inter- activistas», pero en su polemica con Marx se vio obligado
nacional y Jogra su primer exito. Establecido desde 1864 a insistir sobre el peligro que entrafiaba todo autoritaris,
en Italia, trat6 de utilizar las agrupaciones creadas por Maz- mo, sobre el valor de Ja espontaneidad de las masas y sobre
zini, de Jas que por otra parte condena Ja ideologia naciona- Ia autonomia de las federaciones.
1ista y religiosa, para constituir una especie de Fraternidad La influencia de Bakunin no tard6 en ejercerse d6bil-
internacional de carActer secreto. Para asentar su influen- mente sobre diferentes secciones de la Internacional en
cia, intent6 entrar en. relaciones, aunque sin exito, con la Francia, en donde s6lo Richard y Bastelica fueron conquis-
Liga de Ja Paz y de Ja Libertad, organizaci6n internacional tados, y de una rnanera m<is fue'rte en los paises de econo-
creada por burgueses republicanos que en 1868 celebr6 un mia poco desarrollada y en aquellos en los que el artesa-
congreso en Ginebra. Finalmente, funda Ja Alianza inter- nado sigue siendo el factor esencial de la producci6n indus- >
nacional de la democracia socialista, la cual solicita adhe- trial. En Italia, la influencia bakunista se ejerce, a traves
rirse a la Internaclonal; el Consejo rehllsa su incorpora- de la Fraternidad internacional, organizaci6n secreta para-
ci6n en bloque, pero termina por autorizar Ja adhesi6n lela a Ja Alianza democratica, en cierto nt'tmero de intelec-
individual de las diversas Secciones de la Alianza. De este tuales, napolitanos en su mayor parte, que se sienten de-
modo, Bakunin, como representante de la secci6n de Gi- cepcionados por Ja forma en que se ha realizado Ja unidad
nebra, participa en el congreso de Basilea en donde triun- de su pais, asi -como en un medio econ6mico afectado por
fa contra Marx al poner a votaci6n el principio de Ja supre- la preponderancia del norte; su 6rgano es Ja «Egalianza)},
si6n completa de la herencia. A. Costa, procedente de! garibaldismo se une a Bakunin,
La oposici6n entre Marx y Bakunin no solo atafie a las asi como Caffiero que procede de1 marxismo. Es -tambien
cuestiones de doctrina -Bakunin es anarquista y federalis- un italiano, G. Fanelli, quien establece las bases de Ja or-
ta-, sino a los metodos que la clase obrera debe seguir ganizaci6n anarquista de Barcelona en el seno de un mundo
para asegurar Ja victoria: Bakunin condena Ja participa- obrero que se ha visto profundamente decepcionado por Ja
ci6n en las elecciones y la lucha por las reformas sociales; ""'\ experiencia liberal burguesa durante los afios 50, con una po-
no cuenta tanto con las Clites obreras como con los cam- 1 ·blaci6n exasperada; en el congreso de Barcelona, · en ju-
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nio de 1870, se agrupan las 150 sociedades de la ft!dera-
ci6n espafiola, cuyo 6rgano es «Solidaridad», en Madrid, y de conquista; una guerra de la · n1onarquia contra la re-
«Feder.aciOn». en Barcelona, para difundir sus ideas. El en- pllblica, de la reacci6n contra la revoluci6n; una guerra en
vio por Marx de su yerno C. Lafargue y Ja creaci6n de! la que la democracia alemana debe combatir aJ lado de Ja
peri6dico «La Emancipaci6n• resulta inoperante. En Ja Suiza Republica francesa.•
francesa, y en particular en la regi6n fabril relojera, Ia in- Bebe! y Liebknecht, eJ 4 de septiembre, votan contra
fluencia de Bakunin encuentra eco en hombres como el los creditos necesarios para Ja continuaci6n de Ja ·guerra
tiP6grafo J. Guillaume y el relojero Schwitzguebel, que in- lo que provoc6 su arresto; eo 1872 se les incoa un proceso
sistieron, contra el doctor Coullery, editor de la «Voix de espectacular por traici6n.
l'Avenir», sobre el car.8.cter apolitico de la Internacional y Las secciones francesas de la lnternacional, debilitadas
fundaron una federac:i6n disidente de inspiraci6n anarquis- por las persecuciones sistemäticas de que fueron objeto al ,
ta, con ocasi6n del Congreso de la Chaux-de-Fonds (abril Jinal de! Imperio, no desempefiaron un papel preponderante ~
de 1870), que el aiio siguiente adopt6 el nombre de Fede· 11i en los acontecimientos que siguieron a la proclamaci6n
raci6n Jurasiana. Lo que esencialmente estaba en juego entre de Ja Republica (la tentativa de Bakunin para aduefiarse
socialistas y anarquistas suizos era el peri6dico ginebrino de Lyon el 28 de setiembre fue vana) ni durante el sitio de
«L'Egalite», que seguia estando en manos de los partidarios Paris ni en la insurrecci6n de! 18 de marzo, que fue obra de
de Marx. Con ocasi6n de la querella suiza, Marx denuncia la Guardia Nacional. En el seno de! consejo de Ja Comuna
las intrigas de los bakuninistas en una «nota confidencial» los ((ü1ternacionales», una treintena, pero bastante clivididos
enviada a todas las secciones. entre ellos, solo ocupan cargos secundarios, de caracter eco-
n6mico o administrativo; continllan siendo harto modera-
La dura prueba de la :uerra de 1870 )' de la Con1una dos en sus reivindicaciones sociales, por oposici6n a _la ma-
yoria « jacobina», y constituyen una fuerza moderadora. Por
No son las duras pruebas de la guerra y de Ja Comuna !o que se refiere al Consejo General de Ja A.I.T., no alent6
las que, contrariamente a lo que pudiera creerse, van a de- en absoluto la revuelta de! 18 de marzo. Sin embargo, sigui6
terminar la desaparici6n de la A.l.T. Esta las atraves6 sin con interes y simpatia los acontecimientos de la Comuna,
perder lo esencial de su cohesi6n y de su influencia. tratando de informar a las diversas secciones sobre «la ver-
La guerra franco-prusiana provoc6 entre los socialistas dadera significaci6n de esta grandiosa manifestaci6n parisi-
alemanes reacciones diferentes. Bajo el inJlujo de Marx y na•, sobre cuya salida Marx, que envi6 a Paris a uno de
Engels que, como lo atestigua su correspondencia, tenian sus amigos, Serrailler, y aconsej6 por medio de cartas a
tendencia a ver en la vh.:toria de los ej6rcitos alemanes la los con11nunards, no se hacia ilusi6n alguna. Esta revoluci6n,
de su propia ideolog.ia sobre el proudhonismo -((los fran- Marx la transfigurara por la interpretaci6n que dio de ella
ceses necesitan que se les atice una buena paliza», escribe en nombre de! Consejo General al rcdactar su estudio La
Engels el 20 de junio de 1870-, el comite de Brunswick, guerra civil en Francia, en el que presenta a la Comuna
que dirige el partido socialdem6crata, estima que Alemania como Ja vanguardia de una nueva sociedad; Ja felicita por
libra una guerra defensiva; contrariamente, Bebe! y Liebk· haber «destruido el estado opresor, amputando los 6rganos
necht, desde 1867 diputados en el Reichstag, el 19 de ju- represivos del antiguo poder gubernamental», rompiendo el
lio de 1870 Se abstienen de votar los creditos miJitares. ' aparato del Estado burgues, suprimiendo la policia, Ja buro·
No obstante, la rapida derrota de los ejercitos franceses y cracia, los ejercitos permanentes, debilitando el poder de los
la proclamaci6n de la. Repllblica en Paris aglutinan contra ·'.t sacerdotes mediante Ja separaci6n de la lglesia y de! Estado,
su Gobierno a los internacionalistas alemanes: el 5 de se- atacando eficazmente la centralizaciOn por medio de la
tiembre, el comite de Brunswick, a propuesta del Consejo libre federaci6n de las comunas de Francia, emprendiendo
General, reconoce la RepUblica francesa y se pronuncia con- la refor1na del trabajo mediante la organizaci6n de coopera-
tra toda tentativa de anexiqn de la Alsacia y de Ja Lorena. tiv::is de producci6n. En opiniOn de Marx, la Comuna aport6
EI ((Volkstaat», Organo socialdemOcrata, escribe: «Hasta el el tipo de organizaci6n politica transitoria que correspondia
4 de setiembre la guerra era para Alemania una guerra de
defensa. Pero esta guerra ha terminado. Si continuara seria 0 a la dictadura' del proletariado, y en Ja que el Estado se
transformaba de opresor en emancipador.
8 de 30 Ciertamente la Comuna tuvo para la Internacional iin-
portantes consccuencias. Bajo el go1pe de ]a repres1on de- per con el Consejo General, mientras Marx y Engels denun-
saparece Ja secci6n francesa, y J. Favre, en junio de 1871, cian en las Pretendidas escisiones de la Internacional el pro-
envia una circular a las potencias solicitando que, conjun- p6sito de Bakunin encaminado a aduefiarse de Ja A.I.T. EI
tamente, tomen meclidas contra la Internacional; Bismarck conflicto encuentra su epilogo, en el Congreso de La Haya
propone una conferencia internacional que la resistencia del (setiembre de 1872), en cuyo curso Marx, que sigue contan-
Gobierno britanico hace fracasar; Ja represi6n se abate sobre do, gracias al apoyo de! Consejo General, con una fuerte
las secciones alemanas y austro-hllngaras. En Gran Breta· mayoria, hizo excluir a Bakunin y a J. Guillaume, y al mis-1
na, los trade-unionistas Odger y Lucraft rehusan firmar Ja · mo tiempo se decidi6 trasladar el Consejo General de Lon-
declaraci6n en favor de Ja Comuna y abandonan el Consejo dres a Nueva York, lo que de hecho constituy6 para Ja
General. No obstante Ja Comuna no paraliz6 en absoluto Ja Primera Internacional el golpe de gracia . .o Pens6 Marx que ,,1
actividad de Ja A.I.T. Dada Ja esperanza y el entusiasmo que Ja Internacional podria recobrar una nueva juventud en los 11
suscit6, en 1871 se constata un nuevo y no menos poderoso Estados Unidos, tal como se desprende de sus cartas a su
esfuerzo de organizaci6n en Italia, Espana, Dinamarca, Holan- amigo Sorge, miernbro de! Consejo General neoyorquino? De ,'1'
da y, sobre todo, en Belgica, que dispone a Ja saz6n de lo que no hay duda es que tenia el convencimiento de que L
!i
peri6dicos importantes, como «La Internacional» de Biuse· Ja A.I.T. estaba demasiado dividida en Europa para poder X '11
Jas, en el que E. Steens desarrolla una campana de informa- iti
continuar eficazmente su obra: la mayor parte de las nacio-
ci6n sobr e los acontecimientos de Paris.
1
~
la federaci6n de Jas secciones italianas y que decidi6 rom- insurrecciones sin consecuencias. La Internacional antiauto-
1
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30 31
ritaria celebrü su Ultiino congreso en Verviers, en 1877, y Que todos los esfuerzos realizados hasta aqui han
las secciones jurasianas en Ja Chaux-dc-Fonds, en 1880. Una fracasado por falta de solidaridad entre los obreros
>- tentativa para reorganizar la Internacional, iniciada en Gine- de las diversas profesiones en cada pais, y de una
bra en 1877, y en Ja que participaron hombres como Liebk- uni6n fraternal entre los trabajadores de diversas re-
necht, Cesar de Paepe y el anarquista Kropotkin, result6 giones.
fallida. Que la emancipaci6n de los trabajadores no es un
, Es cierto que la Primera InternacionaI jamas cal6 las problema simplemente local o nncional, sino que, por
masas, en particular en las afectadas por la gran industria e1 contrario, interesa a todas las naciones civilizadas,
moderna; su organizaci6n fue siempre deficiente, los mili- ya que su soluci6n estä necesariamente subordinada
tantes carecian de experiencia, las cotizaciones eran escasas a su concurso te6rlco y practico.
y los afiliados a menudo infieles. Por otra partc, es incierto Que el movimiento que se lleva a cabo entre los
que los miembros de la Internacional fueran siempre capa- obreros de los pafses mäs industriosos de Europa, al
ces de comprender el mensaje de solidaridad internacional procurar el nacimiento de nuevas esperanzas, advierte
que se les dirigia; muchos cayeron en el chovinismo, como solemnemente de no recaer en los viejos errores, y
tantos obreros franceses despues de Ja guerra de 1870. .:Cual aconseja combinar todos esos esfuerzos ·aun aislados.
fue, pues, Ia importancia de la Internacional? La de haber Por estas razones:
difundido, a traves de! Consejo General y de los emigrados Los que abajo firman, miembros del Consejo elegi-
polfticos, cierto nU.mero de principios comunes, asi como do por Ja asamblea celebrada el 28 de setiembre de
haber establecido cierta unidad en las conciencias, sin la 1864 en Saint-Martin's Hall en Londres, han tomado
cual el desarrollo de! socialismo despues de 1880 hubiese las medidas necesarias para fundar Ja Asociaci6n Inter-
sido inconcebible. La Internacional no fue un «mito», como nacional de Trabajadores ...
·a n1enudo se ha escrito. sino un movimiento real que crista- Y en este espiritu han redactado el reglamento pro-
liz6 las profundas aspiraciones de Ja clase obrera y desem- visional de la Asociaci6n Intemacional.
pefi6 el papel de agente catalizador en Ja formaci6n de Ja
-.,. - conciencia de clase del proletariado. Lo esencial en la Pri~
mera Internacional no es, pues, tanto sus realizaciones como ESTATUTOS
sus anticipacioncs, no tanto la vida efimera de las secciones
como los impulsos que les dictaron desde arriba: «una Articulo Primero. Se establece una asociaci6n para
alma grande en un cuerpo pequefio». procurar un punto central de cmnunicaci6n y de coo-
peraci6n entre los obreros de diferentes pafses que as-
piran al mismo objetivo, a saber: el concufso mutual,
DOCUMENTOS el progreso y Ja total Iiberaci6n de Ja clase obrera.
Art. II. EI nombre de esta asociaci6n sera: Asocia-
J. PRE.<MBULO Y. ESTATUTOS DE LA lNTERNACIONAL cion Internacional de Trabajadores.
Art. III. En 1865 tendra lugar, en Belgica, Ja reuni6n
Considerando: de un congreso generaL Este congreso debera dar a
Que Ja emancipaci6n de los trabajadores debe ser conocer a Europa las comunes aspiraciones de los obre-
obra de eHos rr1ismos, que sus esfuerzos por conquistar ros; concluir el reglamento definitivo de la Asociaci6n
su emancipaci6n no deben tender a constituir nuevos Internacional; examinar los mejores medios para ase-
privilegios, sino a establecer para todos los mismos de- gurar el exito de su trabajo y elegir el Consejo General
rechos y los mismos deberes. de la Asociaci6n. El congreso se rcunira una vez al afio.
Que el sometimiento de! trabajador al capital es Ja Art. IV. El Consejo General radicara en Londres y
fuente de toda servidumbre: politica, moral, material. constara de obreros que rcpresenten a Jas diferentes
Que, por esta raz6n, Ja emancipaci6n econ6mica de naciones que formen parte de Ja Asociaci6n Internacio-
los trabajadores es eJ gran objetivo al que debe ser nal. Incorporara en su seno, segim Jas necesidades de
subordinado todo movimiento politico. 1'° Ja Asociaci6n, a·· Jos miembros de! bur6, taJes como pre-
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sidente, secretario general, tesorero y secretarios parti- de J. Freymond, tomo I, Ginebra, Droz, 1962
culares para los diferentes paises. pags. 10.12. \
/
Art. V. En cada congreso anual, el Consejo Gene-
ral darä un informe publico sobre los trabajos de! aiio. 2. RESOLUCIONES DE LA CONFERENCIA DB LONDRES DE 1871 11
En caso de urgencia, podrä convocar el congreso antes li
de! termino fijado. K. Marx recuerda a los miembros de la I nternacio- II
nal que es necesario que el proletariado se constituya
Art. VI. EI Consejo General establecerä relaciones
con las diferentes asociaciones de obreros, de tal for- en partidos politicos: l'1
1,
ma que los obreros de cada pais esten constant~mente Considerando ademas: I!
I!
al corriente de los movimientos de su clase en los otros Que contra eJ poder colectivo de las clases poseedo-
paises; que, simultiineamente, se haga una encuesta ras el ·proletariado no puede actuar como clase mas
sobre el estado social con el mismo espiritu; que las que constituyendose en partido politico distinto, opues-
cuestiones propuestas por una sociedad, cuya discu, to a todos los antiguos partidos formados por Ja clase
si6n tenga un interes general, sean examinadas por poseedora.
todos y que cuando una idea präctica o una dificultad Que esta constituci6n de! proletariado en partido es
internacional reclame la acci6n de la Asociaci6n, esta indispensable para asegurar el triunfo de la revoluci6n '
pueda actuar de una manera uniforme. Cuando esto Je social y de su objetivo supremo: Ia abolici6n de las
parezca imposible, el Consejo General tomarä Ja ini- clases.
ciativa de someter proposiciones a las sociedades loca- Que Ja coalici6n de las fuerzas obreras ya Jograda
les o nacionales. por las Juchas econ6micas debe servir tambien de pa-
Art. VII. . .. Los miembros de Ja Asociaci6n interna- Janca en las manos de esta clase en su Iucha contra el
cional deberän esforzarse, en cada pais, por reunir poder politico de sus expJotadores.
en una asociaci6n nacional a las diversas sociedades La Conferencia recuerda a los miembros de Ja In-
de obreros existentes, asi como por crear un 6rgano es- ternacional: que en el estado militante de Ia clase obre- 1
pecial... Salvo obstäculos legales, ninguna sociedad lo- ra, su movimiento econ6mico y su acci6n politiva van ji
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paralizaria la acciün revolucionaria socialista del pro- seguir y propagar Jas suyas„. No es este el talante de
letariado. Marx. Es tan absoluto en las teorias, cuando puede,
'(( EI Congreso ({romand» recomienda a todas las seccio- como en la practica. A su inteligencia verdaderamente X'
nes de la Asociaci6n Internacional de Trabajadores que eminente, une dos detestables defectos: es vanidoso y
renuncien a toda acci6n encarninada a operar la trans- celoso. Le repelfa Proudhon, tan s6lo porque este gran
formaci6n social por medio de reformas polfticas na- nombre y su reputaci6n tan legitima le hacian sombra.
,cionales, y lleve toda su actividad sobre la cuesti6n Marx ha escrito contra e1 las n1as nefandas cosas. Es
federativa de los cuerpos de oficios, Unico medio de- personal hasta la demencia. Dice «mis ideas», no que-
asegurar eI exito de la revoluci6n social. Esta federaci6n riendo comprender que las ideas no pertenecen a na-
es Ja autentica representaci6n de! trabajo y debc per- die, y que si uno busca bien encontrara que precisa-
manecer absolutamente fuera de los Gobiernos poli- mente las mejores, las mas grandes ideas han sido siem-
ticos. pre el producto de! trabajo instintivo de todo el mun-
do; lo que pertenece al individuo no es mas que la ex-
SegUn J. Freymond, Estudios y Docunientos presi6n, la forn1a ...
sobre la Primera Internacional en Sulza, Gi- Marx es judio aleman, como muchos otros jefes y
nebra, Droz, 1964; pags. 225-226. subjefes de! mismo partido en Alemania. Desde este
1, punto de vista, por otra parte, los rnazzinianos comien-
II. En una carta "!! un amigo suyo, Rubicone Na- zan a asemejarse a los marxistas. Se diria quc todos
bruzzi, del 23 de julio cfe 1872, Bakunin expr'esa su los autoritarios se parecen.
opinidn sobre Marx:
Marx es un comunista autoritario y centralista. Quie- Seglin M. Molnar, EI declive de la Primera
re lo que nosotros queremos: el triunfo de la igualdad Internacional. La Conferencia de Londres en
econ6mica y social, pero en el Estado y por la fuerza 1871, Ginebra, Droz, 1963; pags. 161-162.
de! Estado; por la dictadura de un Gobiemo provisio-
nal, poderoso y, por decirlo asi, desp6tico, esto es, por 4. CONDENA POR MARX UE LA ALlAtXZA DEMOCRÄ.TICA EN 1873
la negaci6n de la libertad. Su ideal econ6mico es el
Estado convertido en el linico propietario de Ja tierra Despues del congreso de La Haya, K. Marx publica,
y de todos los capitales, cultivando Ja primera por me- hajo el titulo La alianza de la '~en1ocracia socialista y
dio de asociaciones agricolas, bien retribuidas y diri- Ja A.1.T. ( Lowlres, julio de 1873), un ataque contra los
gidas por sus ingenieros civiles, y comanditando los se- nnarquistas. He aqui la co11clusi6n:
gundos mediante asociaciones industriales y comer- Si bien dejando plena Iibertad a los movimientos y
ciales. aspiraciones de la clase obrera en los diferentes paises,
Nosotros queren1os ese m;smo triunfo de la igual- Ja Intcr~1acional logr6 no obstante reunir un solo haz
dad econ6mica y ·social por la abolici6n. de! Estado y y hacer sentir, por prirncra vez, a las clascs dirigentes
de todo cuanto se llame derecho juridico que, seglin y a sus gobiernos la pujanza cosmopo1ita del proleta-
nosotros, es la negaci6n permanente del derecho huma- 1 riaclo. Las clases clirigcntcs y los gobiernos han reco-
no. Queremos Ja reconstituci6n de la sociedad y Ja nocido estc hecho al conccntrar sus ataques sobre el
constituci6n de la unidad humana, no de aniba abajo 6rgano cjccutivo de nuestrn Asociaci6n, el Consejo Ge-
por la via de cualquier autoridad. sino de abajo arriba, neral. Estos ataques han \'Cnido accntu<indosc cada \'ez
por la libre federaci6n de las asociaciones obreras de mfis dcspuCs de la cafda de Ia Cornuna. jY Cste es el
toda clase emancipadas de! yugo de! Estado. n1omcnto escogido por Ius aliancistas para declarar su
... Hay otra diferencia, esta vez muy personnl, entre guerra abierta al Consejo General! SegUn ellos, su in-
eJ y nosotros. Enemigos de todo absolutismo, tanto fluencia, ar1na poderosa entre las manos de la Intcr-
:ii doctrinario como pr3.ctico, nosotros nos inclinamos con nacional, s6lo era un arn1a dirigida contra ella. Era el
'~ .~
respeto no ante las teorias que no podemos aceptar precio de una Jucha, no contra los enemigos de! prole-
como verdaderas, sino ante el derecho de cada cu::i.l a fL tariado, sino contra Ja propia InternacionaL Seglin sus
-~J
..." 1
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decires, las tendencias dominadoras del Consejo Gene- destructivas de la came de presidio, Ultima encama- III \
ral ganaron la partida sobre la autonomia de las sec- ci6n de Ja revoluci6n. En una palabra, hay que Ian:oar
ciones y las federaciones nacionales. y a solo restaba al golfo„. y poner asi gratuitamente a disposici6n de
decapitar a la Intemacional para salvar la autonomia. los reaccionarios una banda bien disciplinada de agen-
En efecto, los hombres de la Alianza sabian que, si tes provocadores.
no aprovechaban este momento decisivo, se malograba No se sabria decir si lo que prevalece en las elucu-
Ja direcci6n secreta de! movimiento proletario softado braciones te6ricas y en los prop6sitos practicos de la
por los cien hermanos intemacionales de Bakunin. Sus Alianza, es lo grotesco o lo infame. De todos modos
invectivas encontraron un eco aprobador en la prensa ha logrado provocar en el seno de la Intemacional una
policiaca de todos los paises. Sus altisonantes frases lucha sorda que, durante dos afios, ha entorpecido la
de autonomia y de libre federaci6n, en una palabra, sus acci6n de nuestra Asociaci6n desernbocando en la sece-
gritos de guerra contra el Consejo General, no eran, si6n de una parte de las secciones y las federaciones.
pues, mas que una rnaniobra para enmascarar el ver- Las resoluciones tomadas por el congreso de La Haya
dadero objetivo: desorganizar la Internacional y para contra la Alianza respondi'an, pues, a un deber estric-
ello someterla incluso al gobierno secreto jercirquico to; no podia dejarse caer la Intemacional, esta gran
de la Alianza. creaci6n del proletariado, en Jas trampas tendid. lS por
Autonomia de las secciones, libre federaci6n de los el desecho de las clases explotadoras. Por lo que se
grupos aut6nomos, antiautoritarismo, anarquia. jHe refiere a cuantos quieren despojar al Consejo General <
ahi unas frases que sientan bien a una sociedad de de las atribuciones sin las cuales la lnternacional s61o
«desclasadosi~, «Sin derrotero, sin salida», conspirando seria una masa confusa, diseminada, y, por decirlo con
en el seno de la Intemacional para uncirla a una dic-
tadura oculta y para imponerle el programa de M. Ba-
kunin!
Despojado de sus oropeles melodramaticos, este pro-
grama se reduce a esto:
I. Todas las bajezas en que se mueve fatalmente la
el lenguaje de la Alianza, «amorfa», nosotros no sabria-
mos ver en ellos mas que traidores y embaucadores.
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LECTURAS COMPLEMENTARIAS
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lio, .Guillermo II se ha mostrado el amigo de Ja paz inter- cuando regres6 a Berlin, hall6 a los socialdem6cratas resuel-
nacional»; y Ja propia Rosa Luxemburgo Je otorga una •pa- tos a votar los creditos de guerra.
tente de pacifismo». En su trabajo de •manipulaci6n» de Ja lC6mo explicar Ja derrota de Ja Internacional? Lenin arre-
opini6n publica alemana, el Gobierno logra tomar contacto meti6 contra esta •aristocracia obrera• corrompida por el
con los lideres socialdem6cratas y convencerles de su deseo revisionismo y el oportunismo; y Rosa Luxemburgo habl6
de paz: el 29 de julio, uno de estos, Südekum, fue recibido de la ctraici6n de los jefes» en el momento crncial de la
p6r el canciller Bethmann-Hollweg y dio a este la seguridad crisis. De hecho, la pujanza de! sentimiento nacional, Ja
I· de que en caso de guerra no habria huelga general. EI 31 de ola de chovinismo que se extendi6 a Ja saz6n por Europa
!
julio una mayoria se desgaja del grupo parlamentario para hicieron imposible toda resistencia. EI sindicalista frances
votar los creditos de guerra. EI 2 de agosto, la comisi6n Monatte not6 justamente: « Yo no Je reprocho al Bur6 el
directiva de los sindicatos iriterrumpe las huelgas en curso; no haber desencadenado la huelga general ante la movili-
el 3 de agosto, por 78 votos a favor y 14 en contra (oposici6n zaci6n. Todos hemos sido impotentes cuando sobrevino Ja
de Haase, Ledebour y Liebknecht) se toma la decisi6n de vo- ola.» Los obreros franceses, muchos de los cuales eran mas
tar los creditos militares; y fue un oponente, el propio sensibles a Ja vieja ideologfa jacobina que a Ja doctrina de Ja
Haase, quien al dia siguiente Jey6 en el Reichstag la decla- lucha de clases, tuvieron la impresi6n de que volaban en
raci6n por Ia cual Ia socialdemocracia, si bien declinando socorro de la patria en peligro y que tenian el deber de
su responsabilidad de una politica que ella siempre habia derrocar al imperialismo aleman. Por lo que toca al prole-
combatido, se negaba a abandonar a la patria en la hora tariado aleman, se .sentia amenazado por el regimen zarista,
de! peligro. Con ello, renunciaba a todo medio de control por el peligro paneslavo. «Lo que esta en juego es para
sobre el Gobierno; se asociaba en tanto que parte inte- nosotros -declar6 Haase en Ja tribuna de! Reichstag- des-
grante al sistema politico pluralista, que desde hacfa cin- cartar el peligro que amenaza ahora a la cultura y Ja inde-
cuenta aiios venfa gobernando los destinos de Alemania. pendencia de nuestra patria.» Este sentimiento era com-
Veamos ahora lo que sucedia en el seno de la propia partido igualmente por los alemanes de Austria en Viena.
Internacional. EI atentado de Sarajevo apenas la conmovi6: En suma, la guerra que iba a surgir del atentado de Sara-
a los socialistas del mundo entero les parecia imposible que jevo aparecia a los obreros de los diverses· paises, no como
Alemania se arriesgara a emprender una guerra contra Ru· una guerra imperialista provocada por las ambiciones opues-
sia, Francia y Gran Bretafta, para ayudar a Austria a ani- tas de las grandes potencias, sino como una guerra •defen-
quilar a Servia. Sin embargo, ante lo grave de la situaci6n, siva», por tanto como una guerra «justa», segUn la termi-
el secretario de! B.S.L, Huysmans, tom6 la iniciativa de nologfa socialista. En su La guerra y la Internacional (fines
reunir el Bur6 en Bruselas, el 29 de julio. Asistian a Ja reu- de 1914) Trotsky se habia dado perfecta cuenta de que Ja
ni6n Jaures y Guesde por Francia, Kautsky, Haase y Rosa acci6n revoJucionaria era imposible antes de Ja declaraci6n
Luxemburgo por Alemania, Adler por Austria, Keir Hardie de guerra y no podria surgir mas que de Ja fatiga de los
por Gran Bretafia, Vandervelde por Belgica. Se acord6 cele- pueblos.
brar en Paris, el 9 de agosto pr6ximo, el Congreso que a
causa de las circunstancias no se podia celebrar en Viena.
Pero no se tom6 ninguna medida practica para coordinar Ja 2. LA RESISTENCIA A LA PRilcTICA DE LA UNI6N SAGRADA
lucha contra la guerra. A decir verdad, la mayor parte de
los delegados, excepto Adler, no creian aun en Ja posibilidad Zimmerwald y Kienthal
de ..In conflicto mundial y seguian confiando con optimismo
en la salida de la crisis, que podria, pensaban, ser «locali- Las primeras reacciones contra la Uni6n Sagrada pro-
zado». Las manifestaciones contra la guerra que tuvieron vinieron de cierto nllmero de socialistas que pertenecian
lugar, la noche de! 29, en Bruselas, por parte de las mul- a los paises neutrales y que temian Ja entrada de su pais
titudes obreras !es confirmaban en su punto de vista. La en la guerra: se trataba, a su juicio, de reunir los elemen-
tentativa suprema del socialista aleman H. Müller, que acu- tos de una polltica socialista comun, que pudiese imponer
di6 a Paris el 1.0 de ago,sto para entrevistarse con sus cole- !f:l. a los be!igerantes una paz de compromiso. Pero, cuando
gas franceses, ya no podia aportar resultatlos satisfactorios: · i' 1 cursaron invitaciones a una conferencia que debfa tener
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lugar. a principios de 1915, tropezaron con Ja oposici6n de 171
Socialistas franceses y belgas, los cuales rehusaban sentarse Federaci6n de ios MetalU.rgicos, condenan la continuaci6n
a Ja misma mesa que los socialistas alemanes, en tanto que de la estrategia de la Uni6n Sagrada y estiman que la paz
estos no condenaran la invasi6n de Belgica. En Copenhague, solo se podra lograr por una negociaci6n entre los belige-
en enero de 1915, se reunieron tan s6Jo los delegados de rantes; estas tendencias aparecen igualmente en ch~rtos gru-
los paises escandi.navos, de Holanda y de! Bund judlo. La pos feministas o anarquistas, mientras que en el seno de la
unica medida acordada fue el traslado de! Secretario de la propia S.F.I.O„ en la Federaci6n de Haute-Vienne y bajo la
Internacional de Bruselas a La Haya; la conferencia se limi- direcci6n de Jean Longuet, se concreta una oposici6n «mi-
t6 a recordar que los objetivos de la guerra debian com- noritaria», que por otra parte no piensa en poner en cuesti6n
portar para los socialistas el derecho de las naciones a dis- la unidad de! Partido. En Alemania, tras el voto de! 4 de
poner de ellas mismas, el arbitraje obligatorio y el desarme agosto, ciertos diputados se arrepienten de su gesto; y K.
genera!. De hecho, Ja violencia de las pasiones nacionales no Liebknecht decidi6, en dicicmbre de 1914, votar contra los
autoriza mas que Ja reuni6n de congrems interaliados: para crCditos de guerra; la revista «Die Internationale» .la editan
Ja Ententeen Londres, en febrero de 1915, para los Imperios conjuntamente un grupo que comprende, ademas de Lieb-
centrales en Viena en abril de! mismo aiio. De uno y otro knecht y Rosa Luxe1nburgo, el historiador Mehring y C. Zet- t-
Jado se limitaron a hablar de! derecho de los pueblos a kin, en tanto que en Bremen J. Borchard, redactor de «Lichts- 1'~
disponer de ellos mismos. En Londres, es cierto, fue estable- trahlen», preconiza la ruptura inmediata con el Partido. AI
cido un texto redactado por ciertos socialistas britanicos, mismo tiempo, ciertos diputados «minoritarios» se :niegan a
sindicalistas franceses y algunos revolucionarios rusos, en participar en una guerra de anexi6n, se abstienen en marzo
el cual se invitaba a los parlamentarios socialistas a salir de 1915 con ocasi6n de! voto de! presupuesto y, bajo el titu"
de los gabinetes de Uni6n Sagrada; de hecho s6lo se trataba Io Las exigencias de la hora y con las firmas de Haase,
de la oposici6n de algunos individuos. Kautsky y Bernstein condenan toda actitud que hiciera de
Con todo, en el transcurso de! aiio 1915, se constituyen ia socialdemocracia un mero engranaJe de Ja maquina de
guerra alemana.
en todos los Estados grupos a los que el fracaso de la In-
ternacional, en agosto de 1914, no ha convencido de la ina- La iniciativa de agrupar las fuerzas de resistencia socia-
nidad de toda acci6n revolucionaria. En Rusia, los dos gru- lista a Ja guerra se debi6 a ciertos socialistas de los paises
pos parlamentarios menchevique y bolchevique habian re- neutrales, el italiano Morgari, el suizo R. Grimm, la refu-
husado el 8 de agosto votar los creditos de guerra, mas sin giada rusa A. Balabanova, los cuales logracon poner en pie
lograr arrastrar a los rusos de la emigraci6n quienes, en su en Zimmenvald (Suiza) una conferencia a la que asistieron
mayor parte, se enrolaron en los ejercitos de la Entente. En 11 paises y 38 delegados, por otra parte muy diferentemente
Gran Bretaiia, si la mayoria de! Labour y de los sindicatos representativos. Y si bien hubo unanimidad en Ia condena
da su apoyo al esfuerzo de guerra britanico y si A. Hender- de la politica de Union Sagrada, no es rnenos cierto que
son entra en Ja primavera de 1915 en e! gabinete Asquith, surgieron en el seno de esta conferencia dos tendencias har-
el Independant. Labour Party publica un manifiesto contra to diferentes. Para la derecha «zimmerwaldiana», se trataba
la entrada en guerra de Gran Bretaiia, que firm6, entre de preparar el terreno a Ja reconstrucci6n de Ja Segunda In-
otros, MacDonald: «Nosotros vemos tanto en los trabajado- ternacional, de tal forma que los socialistas pudiesen de-
res de Alemania y Austria como en los de Francia y de Ru- sempeiiar en lo sucesivo cl papel de mediadores. Para Ja
sia, nuestros compa:fieros y nuestros hermanos»; y bajo el •izquierda zimmerwaldiana», a Ja que Lenin dio su doctrina
nombre de Union of democratic control se constituye, en al publicar sus Tesis sobre ia guerra, se trataba de librar
noviembre de 1914, una liga a la vez socialista y radical de la Iucha de clases a escala nacio11al, de transformar la gue-
-acci6n pacifi.sta. En Francia y en Alemania es necesario re- rra extranjera en guerra civil, y de constituir una Tercera
montar una corriente mas poderosa aun. Con todo, bajo el Internacional. EI punto de vista de Lenin no logr6 impo-
influjo de los escritos de R. Rolland y de los medios nerse, y Cste termin6 por aceptar una soluci6n de compro-
franccrrusos de Paris que se reUnen en tomo a la revista miso, que preve:fa Ja creaci6n de una Comisi6n Social Inter-
«Nase S!avo» («Nuestra Palabra» ), los drculos sindicales de nacional (C.S.I.), con A. Balabanova como secretaria, y cuya
«Vie ouvriere», con Merrheim y Monatte, y en particular la misi6n era la de preparar una nueva reuni6n de la Interna-
1S ciona1. En e! transcurso de las discusiones, los delegados
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i'•i
i~'
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:-;
franceses, Merrheim y Bourderon, asf como la mayoria de
los delegados alemanes, Haase y Ledebour, y los propios La crisis de 1917
partidarios de Liebknecht (excepto Borchard) se pasaron a
la «derecha». Las oposiciones estrategicas no fueron menos La actitud de los medios socialistas por Jo que hace a los
vivas en abril de 1916, con ocasi6n de Ja Conferencia de problemas de la Internacional fue transformada por comple:
Kienthal, en Ja que, a pesar de! refuerzo de! grupo minorita- to a causa de los acontecimientos sobrevenidos en Rusia en
rio, Lenin tampoco pudo hacer triunfar su punto de vista. marzo de 1917. Las declaraciones de! Soviel de Petrogrado,
y se limitaron a condenar Ja complicidad de Ja Internacional el 24 de! mismo mes, no dejan Ja menor duda sobre Ja vo-
con Ja politica de Ja Uni6n Sagrada. luntad de paz de! pueblo ruso: dichas declaraciones deman-
EI llamamiento de Zimmerwald no carecia de relaci6n dan en terminos categ6ricos Ja apertura inmediata de nego-
con una rigidez de la oposici6n socialista en los paises be- ciaciones y el abandono de todo programa de anexi6n. EI
ligerantes. En Gran Bretaiia, halla audiencia en el Inde- ministro de Asuntos Exteriores, Miliukov, que es partidario
pendant Labour Party, que no por ello romper con el La- de Ja continuaci6n de Jas hostilidades, se ve arrastrado por
bour, asf como en ciertos elementos de! British Socialist la corricnte del mes de mayo. Estos acontecimientos cons~
Party agrupados en torno a J. MacLean, salvo Hyndman, tituyen una invitaci6n apremiante al Bur6 socialista inter-
que prefiri6 constituir una organizaci6n disidente bajo el cional para reanudar las transacciones con vistas a la reuni6n
nombre de «Partido Nacional Socialista)). En Francia, con de un congreso socia!ista, que agrupara al conjunto de las
elementos sindicalistas y pacifistas se constituye el Comit6 naciones beligerantes.
para la Reanudaci6n de las Relaciones Internacionales El momento puede parecer tanto mas favorable por ~uan
(C.R.R.I.), en tanto que los medios anarquistas se agrupan to los beligerantes manifiestan, en Ja primavera de 1917, una
en el Comite de Defensa Sindical (C.D.S.), con su 6rgano fatiga general y Ia moral parece por doquier considerable-
«Temps nouveaux». En Alemania, Ia oposici6n se acentlla por mente afectada. Los mas graves acontecimientos se sitllan
un Jado en el seno de! grupo llamado «Espartaquista• que, en Alemania, en elende, a causa de la dramlitica insuficien-
con los articulos de Junius y despues con Las cartas politicas cia de! abastecimiento, se han desarrollado en abril de
firmadas por Spartakus (Liebknecht), afirma Ja indispen- 1917 huelgas que toman en algunas ciudades, como en Leip-
sable solidaridad de los trabajadores en torno a Ja Inter- zig, un car8.cter revolucionario debido a la intervenci6n es-
nacional y organiza el 1.0 de Maya de 1916 Ja primera huelga partaquista, y que el Gobierno, tras algunas concesiones re-
1
revolucionaria en tiempos de guerra; por otra parte, en el prime por la fuerza. En esta epoca Ja constituci6n de un
seno de! grupo «minoritario» que, por no haber votado los Partido rival de Ja socialdemocracia mayoritaria, el Partido
creditos de guerra, es expulsado en marzo de 1916 de Ja Socialdem6crata Independiente (U.S.P.D.), con Kautsky, Haa-
delegaci6n socialista en el Reichstag y forma una •Comuni- se, Ledebour y Bernstein, que preconiza negociaciones direc-
dad de Trabajo Socialdem6crata• disidente: En Austria, no tas con Ja Rusia republicana, obliga al S.P.D. a mas circuns-
tarda en manife~tarse una opini6n divergente por Fritz Ad· pecci6n. Tras haber dado su apoyo al principio de Ja guerra
, !er, hijo de Victor, el cual, en octubre de 1916, asesin6 al submarina a ultranza, se ve al Partido Socialdem6crata in-
presidente de! Consejo, Stürgkh: el discurso que pronunci6 sistir, en el curso de! aiio 1917, de una manera mas apre-
anle el tribunal que Je conden6 a muerte contribuy6 a des' miante, sobre Ja democratizaci6n necesaria de! Reich y Ja
pertar de su letargo a la socialdemocracia austriaca. Sin introducci6n del sufragio universal en Prusia -que el empe-
embargo, mientras que los mayoritarios siguen teniendo s6- rador promete en su mensaje de Navidad de 1917 para el
Iidamente en las manos a los partidos socialistas, la oposi· fin de Jas hostilidades-, asi como sobre Ja necesidad de una
ci6n aparece como dispersa y heterogenea; en todo caso paz negociada; el «mayoritario» Scheidemann se une al cen-
esta, hasta 1917, mucho mas pr6xima de! pacifismo tradicio- trista Erzberger para reclamar, en el curso de la sesi6n de!
nal que de! ideal revolucionario de Lenin. Reichstag de! 19 de julio, una paz ude reconciliaci6n dura-
dera entre los pueblos» y para condenar «las conquistas
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to esta profundamente afectada, desde principios del afio pacifistas en todos los paises: al definir las posiciones socia-
surgen huelgas favorecidas por el pleno empleo, que en mayo listas ante el problema de los objetivos de guerra, la futura
toman un caräcter inquietante: el Gobierno, antes que re- conferencia debia constituir la contribuci6n especifica del
primirlas, prefiere hacer ciertas concesiones -salario mini- movimiento obrcro al establecimiento de la paz internacional.
mo, arbitraje obligatorio-, y ahoga eficazmente su desenvol- Sin embargo, la Conferencia de Estocolmo no tuvo lugar:
vimiento. En Gran Bretafia, es el movimiento de «diluci6n», en el momento en que se. daban los Ultimos toques a los
es decir, la sustituci6n de los obreros cualificados por los preparativos de la misma. los Gobiernos de la Entente no
obreros no cualificados el que crea a los poderes las mayo- concedieron los pasaportes a los delegados. En un manifiesto
res prcocupaciones. EI cstado de espiritu general viene de! 15 de setiembre, el Comite de Estocolmo mantuvo el
agravado por los rumores de ncgociaciones de paz que circu- principio de una reuni6n internacional y se transform6 en
lan por Europa desde fincs dcl afio 1916. organizaci6n permanente. Pero, de hecho, ya no habia espe-
La Conferencia de Estocolmo se debi6 a Ja iniciativa de ranza de ver a la Segunda Internacional tomar en las manos
dertos socialistas neutrales holandeses (Troelstra) o escan- el problema de Ja paz; toda tentativa de resolver el con-
dinavos (Branting), quienes, tras constituir en acuerdo con el flicto mundial de otra forma que por la victoria cornpleta
belga Huysmans un comitC, cursaron invitaciones a los de- de un imperialismo sobre el otro, estaba condenada al fra- !,
legados de los Estados que habian formado parte de Ja Se- caso. Euena prueba de ello es que contra las decisiones de ~·
gunda Internacional. EI proyecto hal16 una audiencia parti- los Gobiernos no habia elevado ninguna protesta seria. tPor
cular cerca de los socialistas rusos, y especialmcnte de! que esta nueva derrota de la Internacional, mas grave quiza
Soviet de Petrogrado, los cuales enviaron a Estocolmo re- que Ja de 1914? Hay que atribuirla sin duda a la debilidad
presentantes a fin de entrevistarsc con el comitC de los neu- y la dispersi6n dcl movimiento pacifista, a la impotencia
trales, esperando que el Congreso permitiria a Rusia, al en que se hallaban los Hderes de organizar la dialectica de
socaire de una paz de compromiso negociada bajo su egida, la revoluci6n y de Ja guerra, como lo hizo Lenin en Rusia.
salir de Ja guerra. Par contra, el proyecto de una conferen- Sea como sea, el fracaso de la Conferencia de Estocolmo
cia socialista internacional tropez6 ante todo con el recelo obliga a los socialistas de los grandes Estados occidentales,
de los socialistas franceses y brit:inicos, asi como con el ya a contemplar en la impotencia el fin de Ia carniceria,
de Plejanov, que veian en ella una trampa tendida por ya a esperar la salvaci6n de la revoluci6n que Lenin, tam-
Alemania, una treta destinada a hacer aceptar por los so- biCn CI adversario de la conferencia, que est3. en trance de
cialistas europeos los objetivos de guerra de las potencias terminar en Rusia.
centrales. No obstante, los adversarios de! proyecto no tar- Al menos el principio de Ja Uni6n Sagrada ha sido que-
daron en cambiar de opini6n: la misi6n parlamentaria fran- brantado por estos acontecimientos en los Estados de la En-
cesa, con Mautet y Cachin, que habia ido a Rusia para en- tente. En Francia, desde el mes de setiembre los socialistas
trevistarse con los socialistas rusos, regres6 con la convic- han rehusado mantener en el Gabinete Ribot su participaci6n
ci6n de que si se queria que Rusia prosiguiera en guerra, en el poder. En Gran Bretafi.a, Henderson, tras el asunto
era necesario recurrir a la Conferencia de Estocolmo: se de Ia no concesi6n de pasaportes. ha dimitido, pero los mi-
podria en ella confundir a los socialistas alemanes hacien- nistros Iaboristas continllan colaborando en el Gabinete de·
doles confesar sus objetivos de guerra. Igual punto de vis- Guerra presidido por Lloyd George.
ta sostenian el britanico Henderson y el frances A. Thomas,
quienes habian sido enviados a Petrogrado en misi6n oficial. La Revoluci6n rusa de Octubre y los movimientos
EI 28 de mayo, el Congreso Nacional del Partido Socialista socialistas europeos
Frances vot6, pues, por unanimidad Ja participaci6n en el
Congreso de Estocolmo; unicamente algunos socialistas de En el desastre que constituye para el socialismo europeo.
derecha, el grupo de «Francia libre• dirigido por Morel, re- el fracaso de Ja Conferencia de Estocolmo, hay sin embargo
hus6 asociarse a esta manifestaci6n. No hay duda alguna un elemento de esperanza: la Revoluci6n que ha llevado en
de que, en los meses subsiguientes, Estocolmo se convirti6 Rusia aJ poder al Partido Bolchevique. Es incontestable que
para muchos en el simbolo de la esperanza de paz que ani- el proletariado europeo se halla en presencia de una nueva·
maba a la saz6n a un elevado nllmero de socialistas y de realidad revolucionaria. Pero para apreciar plenamente la
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intluencia de tal acontecimiento hay que tener en cuenta el Party y de! British Socialist Party, asi corno representantes
hecho de que Ja Revoluci6n de Octubre fue seguida de cerca de ciertas Trade-unions, y que se pronunci6 por Ja dicta-
por las negociaciones de paz separada entre Rusia y Alema- dura de! proletariado y Ja formaci6n de consejos de obre-
nia, y en marzo de 1918 por la signatura de Ja paz de Brest- ros y soldados, provocando una viva emoci6n en las clases
: Litovsk. Es evidente, por otra parte, que Ja revoluci6n no dirigentes britanicas. Los principales admiradores de! siste-
pudo triunfar en Rusia mas que por la violencia y la des- ma sovietico se reclutaban entre los shop-stewards, delega-
.1 trucci6n de todos los sectores de la opini6n que no se ali- dos de talleres, cuya influencia, particularmente sensible en
jl: ' nearon al bolchevismo. La corriente de adhesi6n a Ja Re- los distritos industriales de Ja Clyde, se habfa manifestado
' voluci6n de Octubre sera en buena parte determinada, en desde 1915 y que constituyeron en 1917 un Comite Nacio-
i~
! los meses siguientes, por estas consideraciones. nal de Trabajadores. No obstante, estos elementos consti-
En Francia, sobre Ja que el final de guerra en el Este tuian una escasa minoria; y Ja opini6n de izquierda no tard6
hace aumentar de nuevo todo el peso de la amenaza ale- ;_, en vo!verse contra el regimen de los Soviets, que fue in-
mana, las gentes se sienten poco dispuestas a ]a simpatia, L' terpretado como una dictadura terrorista; cuando Kerenski
pese a que la revoluci6n fue acogida al principio con entu- se present6 en Londres en junio de 1918, fue recibido con
siasmo como lo muestran las deliberaciones del Congresa· entusiasmo por los laboristas. Onicamente algunos miembros
de Sindicatos en Clermont-Ferrand en diciembre de 1917. de! B.S.P., que gravitaban en torno al peri6dico «The Call>,
En la revoluci6n se ve en general una victoria de la mino- se solidarizaron con los Soviets.
ria; la supresi6n de la Constituci6n es considerada r:omo La influencia de Ja Revoluci6n de Octubre fue mas pro-
una tentativa de dictndura, Brest-Litovsk como una «cobar- funda en Italia, cuyo Partido Socialista habfa adoptado,
dia» o una «traici6n». De este hecho la corriente de opini6n desde el inicio de las hostilidades, una actitud neutral y
hubiera debido fluir h: .cia la derecha, y, si no sucedi6 asi, fue se mantenia al margen de Ja exaltaci6n chovinista. Con ex-
porque Ja dictadura de C!emenceau, represiva y corruptora, cepci6n de! grupo reformista de L. Bissolati, que ya habfa
susieit6 un estado de exasperaci6n en la clase obrera: nume- sido excluido de! Partido en 1912, y de los grupos anar-
rosos militantes pacifistas o antimilitaristas, como Guilbeaux, cosindicalistas dirigidos por Mussolini, las consignas pacifis-
fueron a Ja saz6n procesados. Antisovietismo y anticlemen- tas fueron obedecidas. «Ni colaborar ni sabotear», tal era
cismo contribuyen, pues, a mantener al socialismo frances Ja consigna de! secretario general de! Partido, G. Lazzari.
en una posici6n «centrista», igualmente alejada de la ideo- Bajo el titulo La· paz y el periodo de posguerra habfa apa1
logfa de Ja Union Sagrada y de! dl'rrotismo revolucionario recido en marzo de 1917 un documenta redactado por diri-
de Lenin. En general, a pesar de! movimiento de huelgas gentes socialistas y sindicalistas que propugnaba, en el es-
que el C.D.S. organiza en Ja primavera de 1918 en Ja cuenca
piritu de la «derecha» zimmerwaldiana, una paz sin anexio-
de! Loire, los lideres sindicalistas, y entre ellos Merrheim,
tratan de calmar los espfritus y fijar al movin1iento obrero nes ni indemnizaciones, la convocatoria de una asamblea
objetivos concretos y mesurados. En el seno de! Partido .constituyente, el derrocamiento de Ja monarquia, el sufragio
Socialista, con ocasi6n de! Congreso de Paris, en octubre universal y directo, el nombramiento por la naci6n de los
de 1918, y como consecuencia de una larga evoluci6n, los funcionarios; dicho documenta era la expresi6n de los an~
«minoritarios» han pasado a ser Ja mayoria con 1.523 manda- helos de la clase obrera italiana, la cual consideraba Ja
tos contra 1.212; Cachin sucede a Renaudel en la direcci6n guerra, con sus indecibles sacrificios, como una empresa
de «L1 HumanitC» y L. Frossard a Dubreuil en el secretaria- egoista de Ja burguesia y que no le concernia en absoluto.
do de! Partido; pero el socialismo frances se sitlla en una Mientras que despues de Caporetto algunos reformistas,
posici6n de defensa y de repliegue. como F. Turati, heredero de la tradici6n democratica de!
La hostilidad con respecto a Ja revoluci6n bolchevique Risorgimento, s.; unfan a la causa de la «Uni6n Sagrada», se
es mas acentuada aun en el seno de las agrupaciones brita- desgajaba de! Partido una mayoria «maximalista• que, llena
nicas. Indudablemente, Ja caida de! zarismo tuvo, en Gran de entusiasmo por Ja revoluci6n rusa, encaraba ahora Ja po-
Bretafia, como por doquier, una profunda repercusi6n: en sibilidad de una revoluci6n social y Ja toma de! poder por
junio de 1917 se celebr6 en Leeds un congreso al que asis- el proletariado. Son los partidarios de G. Serrati quienes
tieron los elementos de izquierda del Independant Labour ganan la partida en el Congreso de Roma (setiembre de
7-J t2. H. So,-i;diimo
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1918), al rechazar toda transformaci6n en el marco del Es· los que ejercen el principal influjo. Si bien entre e!los. y
en particular en la redacci6n del 6rgano «Sozialistische Mo-
tado existente y al preconizar una repUblica socialista.
Sin embargo, la propagaci6n de las ideas bolcheviques natshefte», las ideas nacionalistas desarrolladas por perso-
nalidades como E. David, K. Haenisch progresaron y ciertos
va a depender en definitiva de las reacciones de los irnpe-
socialistas, como Parvus Helphand, aportaron su apoyo al
rios centrales, amenazados de hundimiento militar. Gobierno con el designio de introducir la revoluci6n en Rusia,
los Jideres responsables de! Partido jamas aportaron su
apoyo oficial a una politica de anexi6n. Tenian la preocupa-
3. LAS REVOLUCIONES DE EUROPA CENTRAL ci6n por una parte de dar pruebas de su intenso patriotismo
y de asir esta ocasi6n para integrarse, ellos, los fuera de la
Los socialistas alemanes frente a la derrota ley, en la naci6n alemana, y por la otra, no dej~r confundir
En Alemania, despues de las huelgas de abril de 1917, los sus objetivos de guerra con los de los medios nacionales y
pangermanistas. De ahi las vacilaciones y las contradicciones
Unicos movimientos revolucionarios tuvieron lugar a bordo
de barcos de guerra, en donde el espiritu de lucha de clase que es fäcil observar en su actitud. cDebfan o no debian
reconocer la signatura de! Tratado de Brest-Litovsk, in:tdmi-
entre marinos y oficiales esta mas desarrollado que en eJ
ejercito de tierra; en reJaci6n con miembros del U.S.P.D., los sible para los socialistas por las anexiones que comportaba,
y sin embargo tan provechosas desde el punto de vista eco-
marines de Wilhelmshafen manifestaron su acuerdo con el
n6mico y militar para Alemania? Scheidemann se pronunci6
voto del Reichstag sobre una paz de compromiso y con Ja por Ja abstenci6n, seguido tan s6lo por 52 diputados, mien-
reuni6n de la Conferencia de Estocolmo; de hecho, se trata-
tras que 4 votaban en favor, 13 se ausentaban de la sala de
ba de un movimiento limitado, pero al que el mando dio sesiones y el U.S.P.D. daba un voto hostil por unanimidad.
una importancia considerable: dos «rebeldes» fueron pasa-
dos por las arn1as y se pronunciaron numerosas penas de
Hasta el fin de Jas hostilidades el «Vorwärts• rehuye exa-
minar Ja posibilidad de] abandono de Alsacia y Lorena y
prisi6n. No obstante, en enero de 1918, bajo el efecto de contribuye a mantener en las masas alemanas el sentimien~
la RevoJuci6n de Octubre y de la Jentitud de las negociacio-
to de invencibilidad de los ejercitos. Cuando a principios de
nes que l!eva eJ Estado Mayor, se desarrolla en los medios
octubre se constituye el gabinetc Max de Bade, con la mi-
obreros un estado de espiritu revoJucionario: los «hombres si6n de negociar el arrnisticio, los socialdem6cratas, tras ha·
de confianza• (Obleute) preparan una huelga general a fin ber formulado sus condiciones sobre Ja dcmocratizaci6n de
de obtener, ademas de Ja signatura de una paz sin anexio- A1emania, pusieron a uno de los suyos, Scheidemann, al ser-
nes, mejoras materiales y Ja introducci6n de! sufragio uni- vicio del nuevo Gobierno y aceptaron sostener hasta el fin
versal en Prusia; consiguen, no sin pena, el apoyo de los el esfuerzo de guerra. En el curso de! mes de octubre fue-
cuadros de! U.S.P.D. EI 28 de enero hay 400.000 huelguistas
ron ellos los que plantearon, primero con palabras encu-
en Berlin, un mi116n por toda Alemania en el transcurso de biertas y despues abiertamente, Ia cuesti6n de la abdicaci6n
los dias siguientes. Sin embargo, muy pronto se produce de Guillermo II; pero con ello no pcnsaban en absoluto en
el reflujo: socialistas mayoritarios entran en el comitC de derrocar la monarquia, sino antes bien en una regcncia. Su
acci6n, en realidad para sabotear o frenar la acci6n reivin- preocupaci6n esencial consistia en evitar una revoluci6n
dicativa; y Ja represi6n no tarda en abatirse por orden de! social y deseaban el paso legal de un gobierno autoritario
Estado Mayor: el lider independiente Dittmann es arresta- a un gobierno de care:'i.cter ((popular». Su moderaci6n se ex-
do, el «Vorwärts» prohibido, se ordena la vuclta a1 trabajo
plica, de un lado por la influcncia que siguen ejerciendo so-
para eJ 4 de febrero, bajo pena de insumisi6n. La huelga ha bre ellos los sindicatos, los cuales 1-emen que una rcvoluci6n
fracasado dejando un hondo rencor, propiciador de los acarree la perdida de las ventajas obtenidas, de! otro, por
acontecimientos de noviembre. Pero es indudable que Ja el horror que sienten ante los acontecimientos de Rusia,
masa de trabajadores no ha comprendido las diversas ten- ante •el bolchevismo asiätico y barbaro», segun expresi6n
dencias que agitan a la saz6n a Ja socialdemocracia y que de Ebert, y que al parecer esta dispuesto a devorarlo todo.
es de· esta confusi6n de donde surgi6 por una parte el fracaso Los socialdem6cratas se daban perfecta cuenta de que su
del movimiento. reserva corria el riesgo de hacer el juego de los grupos
En estas condiciones, son los socialistas «mayoritarios»
'2.2.„
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m:is avanzados. Pero estos grupos eran desunidos y de es-
casa consistencia. EI U.S.P.D. estaba dividido entre adver- al dia siguiente gravita sobre Ja ciudad Ja amenaza de Ja
sarios (Kautsky) y admiradores (Ledebour) de Ja revoluci6n huelga general. Sin embargo, antes incluso de qu~ se ob-
soviCtica. En cuanto a los espartaquistas, la mayor parte tenga la abdicaci6n, en la capital se crea una s1tuac1?n revo-
estan en prisi6n: en prisi6n, en efecto, Rosa Luxemburgo lucionaria por Ja movilizaci6n de las masas trabaJadoras:
escribe su ensayo Sobre la revoluci6n rusa, en el que expre- el dia 9, Scheidemann proclama Ja Republica desde el bal-
sa su decepci6n respecto de un regimen que no ha sabido c6n de! Reichstag. EI dla siguiente se constituye un Go-
respetar las normas democrAticas. Los grupos revoluciona- bierno de Comisarios de! Pueblo, encabezado por Ebert,
rios de extrema izquierda, cuyos mas activos son los Obleute compuesto por mayoritarios (Scheidemann y Landsberg) e
revolucionarios (entre ellos R. Müller· y E. Daüming). tratan independientes (Barth, Dittmann, Haase). En esta epoca, Ja
de constituir, en octubre, consejos de obreros y soldados, realidad de! poder esta casi por doquier en las manos de
a fin de instaurar en Alemania una «repllblica de consej~s·; Consejos de Obreros y Soldados, en numero de 10.000 apro-
pero al parecer los espartaquistas no tienen el suficiente ximadamente; y se ha constituido un Consejo Ejecutivo de
'· predicamento sobre las masas como para dirigir una revuel- Consejos (Vollzugsrat), con la misi6n de controlar al nuevo
ta contra el regimen. Gobierno.
Eo estas condiciones, la revoluci6n surgi6 de das focos La identidad de los terminos no debe inducir a error
ocasionales de subversi6n. Ante la amenaza de hacer zarpar sobre Ja profunda significaci6n de Ja revoluci6n que acababa
a Ja flota a fin de entablar una suprema batalla, los mari- de producirse en Alemania. Dicha revoluci6n fue incruenta;
neros cuartelados en dos unidades ancladas en Ja rada de el regimen no pens6 en defenderse y las clases dirigentes
Kiel se niegan a obedecer; como el almirantazgo ha cometido se rindieron, como atacadas de paralisis. No hubo pues,
el error de ordenar su arresto, el dia siguiente, 4 de no- propiamente hablando, lucha revolucionaria: cansadas de Ja
viembre, la revuelta ruge en Ja ciudad, arrastrando a los guerra y de! hambre, las masas s6lo tuvieron que ponerse
soldados de Ja guarnici6n y los trabajadores de los arsena- en marcha para que las autoridades imperiales se hundieran.
Ies; Ja bandera roja no tarda en flotar sobre la ciudad. EI Pero aun asl, no !es fue posible a los elementos que desea-
Gobierno decide er,iviar al socialista Noske para restablecer ban una transformaci6n radical de Ja sociedad y de Ja eco-
una aparente Iegalidad; pero en el transcurso de las jor- nomia controlar sus tropas y encuadrarlas. La masa era,
nadas siguientes," los marinos se extienden por los puertos por otra parte, poco consciente de las oposiciones existen-
vecinos y despues por el interior de! pais, Ilevando con ellos tes entre los diversos grupos revolucionarios, y deseaba que
los germenes de Ia revoluci6n, sin tener por otra parte un Ja unidad se restableciera lo mas de prisa posible. Y, desde
plan de conjunto ni obedecer a una acci6n concertada. En luego, esta voluntad de unidad servia en primer lugar a Ja
Mtmich, la agitaci6n la promueve un hombre, K. Eisner, in- socialdemocracia mayoritaria, asi como a los sindicatos, cu-
telectual judio de una vasta cultura, que, tras haber mili- yos cuadros eran mas antiguos y mas populares, y cuya or-
tado en las filas socialistas como, revisionista y despues ganizaci6n era muy superior a Ja de los independientes. Asi,
como independiente, se ha revelado un notable organizador; los consejos que fueron designados en noviembre de 1918,
se siente movid.o, seglln parece, no tanto por convicciones que eran no los motores de la revoluci6n, sino Ia consecuen-
marxistas como por odio contra Prusia. Ya el 23 de octubre, cia de! hundimiento general de las autoridades, no tardaron
se habfa pronunciado por Ja republica y por Ja paz. EI 7 de en pasar bajo el control de Ja S.P.D.: los independientes
noviembre, se percata de que el palacio real esta mal defen- s6Jo fueron mayoritarios en algunas ciudades, como Bremen,
dido, circunstancia que facilita eJ asalto: sin tratar de re- Brunswick o Leipzig. EI deseo, a la saz6n muy vehemente
sistir, el ultimo de los Wittelsbach, Luis III, abandona Mu- en los consejos, de «democratizar» Ja Administraci6n e in-
nich, en donde se instala un Consejo de Obreros y Soldados. suflar un aliento popular en Ja burocracia de! Reich, en
Eisner comparte el poder en Baviera con los socialdem6- suma, promover una democracia politica y econ6mica, pero
cratas mayoritarios. tropez6, por temor del «bolchevismo», con los cuadros diri-
De los acontecimientos de Munich surge la revoluci6n gentes de Ja sociaJdemocracia. Este Partido, que desde ha-
de Berlin. EI dia 7, Scheidemann hace saber a Max de cia mucho tiempo se habia integrado en Ja vida politica
Bade que su Partido exige la abdicaci6n del ernperador; de! Reich, no sentia en absoluto Ja necesidad de una revo-
L2i 1uci6n socia1; lo que deseaba era preservar Alemania de
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los horrores y las conmociones de Ia revoluci6n rusa. Si se ni6n conoci6 por las revelaciones de un oficial de artillerfa
puso a Ja cabeza de! movimiento revolucionario fue con Ia socialiata, J. Braunthal, demostr6 por una acci6n subversiva
esperanza de detenerlo y controlarlo. Hombres como Ebert Ja dispersi6n de las fuerzas combatientes.
y Scheidemann antepusieron los intcreses de! Estado al pro- No fue sin embargo el Partido Socialista quien tuvo Ja
grama de la socialdemocracia: para ellos el mal supremo iniciativa en 1918. Los estados sucesores se fonnaron en
era eI caos, la anarquia. Y por otra parte, (.para que recu- octubre y en noviembre sobre una base nacional. Particu-
rrir a la violencia? Pensaban que el sufragio universal les larmente en Bohemia, en donde los parlamentarios partida·
aportaria la victoria, que bastaria con esto para transfor- rios del mantenimiento de la monarqufa austrcr-bllngara,
mar el Imperio aleman en una republica democratica y como B. SmeraI, no tardaron en verse superados por los
acontecimientos, las preocupaciones nacionales eran dema•
social. siado poderosas en los socialistas checos para que ni un
Los socialistas austriacos y la caida de la monarquia instante pudieran oponerse al movimiento en favor de Che-
coslovaquia, que arrastraba a Ja saz6n al conjunto de Ja na-
Al igual que en Alemania, el movimiento socialista tam- cion; y entraron con la mayor naturalidad en el Gabinete
poco fue capaz de crear en Austria una situaci6n revolucio- presidido por el joven checo K. Kramar. La idea nacional
naria; y no fueron sus tropas las que derrocaron Ia vieja fue iguaJmente la que condujo a los socialdem6cratas de
monarquia. Durante los primeros afios de la guerra, el estado las zonas sudetes y moravas a rehusar, con los otros parti:.
mayor del Partido sigui6 siendo fiel a las concepciones de dos alernanes, su integracion en el nuevo Estado, y a soli-
K. Renner quien, tras haber hecho una activa campafia en citar por el contrario su admision en Ja Republica Federal
favor de las ideas de Naumann sobre Ja Mitteleuropa, publi- Alemana. En toda Ja Europa central Ja primacia de los pro-
c6 en 1916 su Libro de la regeneraci6n de Austria, en el que bJemas nacionaJes hacfa pasar a segundo plano las preocupa-
definia como una «Utopia revolucionaria» la formaci6n de ciones sociales y las posibilidades de una revoluci6n. Los
pequefios Estados nacionales independientes: seglln e1, Ia partidos socialistas debfan adaptarse como mejor supieran
transfonnaci6n de la monarquia danubiana debia hacerse .a una situaci6n que ellos no habian contribuido a crear.
cn el sentido de una «internacional democrcitica», abando-
nando la instituci6n de los estados de la Corona y adoptando
cl principio de Ja autonomia cultural. Sin embargo, al re- DOCUMENTOS
greso de su cautividad en Rusia, 0. Bauer adopt6 una acti·
tud enteramente distinta y critic6 con vehemencia las ten- 29. LA UNI6N SAGRADA
dencias legalistas de la socialdemocracia. Los ataques contra
Renner menudean en la revista «Der Kampf)); y en el Con- 1. Discurso de Leon Jouhaux sobre la tumba de Ja11-
greso de! Partido de! mes de octubre de 1917 se constituye res e/ 4 de agosto de 1914:
una «izquierda» que toma posici6n en favor de la reuni6n
de asambleas constituyentes en las que cada naci6n asumiria Nosotros no hemo3 querido esta guerra. Los que la
sus propios destinos. Muchos socialdem6cratas evolucionan, han dcsencadenado, dCspotas con prop6sitos sangui-
pues, hacia la idea de la disoluci6n del Estado austro·hU.n- narios, con suefios de hegemonfa universal, recibir8n
garo, y esperaban de esta disoluci6n, para los alemanes de su castigo. No s6lo el estertor de 1os moribundos, los
Austria, la posibilidad de unirse a la Gran Alemania. En clamores de Jos sufrimientos de los heridos subircin
cuanto a las masas, cuyos sentimiento de hostilidad res· hasta ellos como reprobaci6n universal, sino el rel3.m~
pccto a la Rusia zarista databa de largo tiempo, su legalis- pago de odio que se encendera en la mirada de las
n10 estaba fuertemente quebrantado: el anuncio de las con· madres, de los huerfanos y de las viudas hara brotar
diciones impuestas por los imperios centrales a los Soviets de las entrafias de los pucblos eJ grito de revuelta
cn Brest-Litovsk habia provocado, en enero de 1918, una que condena, precediendo Ia acci6n que realiza el cas-
huelga de magnitud inesperada en Viena, que habia desbor- tigo ...
dado los marcos propios de una revotuci6n violenta; un mes Constrefiidos a la Iucha, nos levantamos para recha~
de,pues la revuelta de los marinos en Cattaro, que Ja opi- i~ zar al invasor, para salvaguardar el patrimonio de ci-
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vilizaci6n y de ideologia generosa que nos ha legado En el presente nos hallarnos ante el hecho brutal de Ja
Ja Historia. No queremos que perezcan las libertades guerra. Nos sentimos angustiados por el horror de la
tan penosamente arrancadas a las fuerzas malignas. invasi6n con que nos amenazan nuestros enemigos. Hoy
Nuestra voluntad fue siempre ampliar los derechos no tenemos que decidirnos por o contra Ja guerra, sino
populares, ensanchar el campo de las libertades. En sobre Ja cuesti6n de los medios demandados para ase-
acuerdo, pues, con esta voluntad respondemos «pre- gurar Ja defensa de! pais„. Para nuestro pueblo y su
sente» a Ja orden de movilizaci6n. Jamas haremos la futuro de libertad, Ja victoria de! despotismo de Rusia,
guerra de conquista. ya maculada de la sangre de! mejor de sus hijos, seda
La clase obrera, con el coraz6n apesadumbrado, se un acontecimiento de una gravedad incalculable. Por
alza de horror ante el cobarde atentado que conmocio-- lo tanto, hacemos ahora lo que siernpre hemos prome-
na al pais. Esta clase obrera, que siempre se ha ins- tido hacer: a Ja hora del peligro no abandonaremos a
pirado en las tradiciones revolucionarias, no ha olvi- nuestra patria. Al actuar asi, nos sentimos al unisono
dado los soldados de! Aiio II que llevaban Ja libertad con Ja Internacional que nunca "" dejado de recono-
al mundo, que no es el odio de un pueblo el que debe cer el derecho de cada pueblo a la independencia y a
armar su brazo, que no debe dirigir su ira contra la la defensa de su territorio, al igual que nosotros con-
naci6n victima de sus despotas y de sus malos pas- denamos toda guerra de conquista. Nosotros exigimos
tores ... que, una vez. asentada Ja seguridad de Alemania y nues-
No, camaradas, nuestro ideal de reconciliaci6n hu- tros enemigos esten dispuestos a hacer Ja paz, se enta-
mana y de busqueda de Ja felicidad social no perece. blen inmediatamente negociaciones y se concluya una
Detenido un momento en su marcha, prepara a pesar de paz que facilite la amistad con los pueblos que nos
todo, para mafiana, mejores condiciones de su desa- rodean.
rrollo a traves de! mundo. Es Ja sombra de Jaures Ja
que nos lo atestigua. Segiln J. KuczYNSKI, Der Ausbruch des ersten
Welt krieg es und die deutsche Sozialdemokra-
•L'Humanite•, 5 de agosto de 1914, citado tie, Berlin, Akademie Verlag, 1957; paginas
segUn A. Kru:EGEL y J.J. BECKER, 1914. La 197-198.
guerre et le mouvement ouvrier franrais, Pa-
ris, Colin, 1964; pags. 140-142.
30. ACTITUDES DE LA SOCIALDEMOCRACIA ALEMANA RESPECTO
2. EI diputado socialdem6crata Hugo Haase lee ante A LOS OBJETIVOS DE GUERRA
el Reichstag, el 4 de agosto, Ja siguiente declaraci6n
del Parti4o: A. Posici6n oficial de la socialdemocracia
Nos hallamos ante Ja hora de! destino. Las conse- En una petici6n de los comites directivos y del gru-
cuencias de una politica imperialista, que ha provocado po parlamentario La socialdemocracia da a conocer, en
1
un largo pedodo de rearme mundial y agravado los junio de 1915, su hostilidad a toda politica de con-
conflictos de los pueblos entre si, acaban de abatirse quista:
como una riada sobre Europa. La responsabilidad de EI Partido Socialdem6crata ha entrado en lucha el
ello recae sobre los que han dirigido esta politica; por
4 de agosto de 1914 con Ja totalidad de! pueblo ale-
nuestra parte, la rechazamos totalmente. La socialde- man para defender su existencia e independencia na-
mocracia ha combatido con todas sus fuerzas el desa- cionales. Se ha situado al lado de su pais en esta lucha
rrollo catastr6fico de tal politica, y se ha opuesto a contra un mundo de enernigos, y permanecera en su
ella por medio de poderosas manifestaciones celebradas puesto hasta que hayamos afirmado nuestra seguridad
simultAneamente en todos los paises, particularmente y nuestros enemigos esten dispuestos a la paz.
en los de estrecha relaci6n con nuestros hermanos fran-
ceses. Pero su esfuerzo por salvar Ia paz ha sido baldio. 2S
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Pero ante esta tendencia cada ve-z .mas acentuada de
dar a la guerra el carclcter de una guerra de conquista,
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esti.mamOs como un deber el recordar lo que 11ernos
31. LA OPOSICIÖN DE LOS SOCIALISTAS cl LA UNION SAGRADA
dicho en Ja sesi6n del Reichstag al iniciarse Ja guerra:
«Queremos una paz que facilite Ja amistad con Jos
puebJos vecinos.• Es en primer Jugar el interes de nues- l. En Francia
tro pueblo el que nos inspiraba entonces; porque s6lo
La FederaEX6n socialista de Haute-Vienne da a co-
una paz de este genero constituira tambien para noso-
nocer en 1nayo de 1915 su oposici6n a una guerra «has-
tros la garantia de una tranquilidad duradera. ta el final»:
La idea de que libramos Ja guerra por Ja defensa
(Se quiere rehusar todo crCdito a cuantos desearian
contra los enemigos, y no con objetivo de conquista,
es lo que ha despertado el espiritu de sacrificio que el aprovechar Ja posible ocasi6n de poner fin a las hosti-
Iidades mediante una «paz honorable» y proc1amar que
mundo entero admira. un tratado con Alemania s6Io se podrci encarar el dia
Seglln S. GRUMBAC11, L'Alleniagne annexionis- en que el pueblo alernan haga .un 4 de setiembre, de-
rroque a su ernperador y funde una repllblicat? c: Se en-
te, Paris, Payot, 1917; pag. 370.
tiende subordinar la paz al aplastarniento de! milita-
rismo aleman que, como todos los militarismos, no
B. Posici6n anexionista podra desaparecer mäs que por la acci6n de las clases
obreras operada en el marco nacional? c: Se propone
EI periodico socialdem6crata Frankfurter Volksstim-
por otra parte no terminar la guerra mas que cuando
me escribe el 7 de abril de 1916: sea posible impöner a los irnperios de! centro de Eu-
La socialderr: >cracia debe convenir tam.bien que no-
ropa Ja 1iberaci6n de Jas nacionalidades que ellos opri·
sotros tenemos necesidad de garantias que aseguren men, siendo asi que los paises aJiados mantienen otras
nuestro Jibre desarrollo futuro. Ella puede criticar los en tutela ... ?
objetivos de guerra de! canciller (Bethmann-Hollweg)
cEstamos, pues, dispuestos a una paz humillante, a
y tratar de corregirlos, pero no puede recusarlos sin
m~s. invocando la consigna: nada de anexiones ... Nues- una paz a cualquier precio? No, nosotros no queremos
ir ((hasta el final», ni mucho menos en esta direcci6n.
tro orador de hoy, el camarada Ebert, ha destacado Lo que deseamos, lo fonnulamos en estos tCrminos:
con gran justeza que nos oponemos efectivamente a Que el Partido Socialista no asuma, por Ja pluma de
medidas de violencia respecto a otros pueblos -medi- aJgunos de sus periodistas que escriben en su nombre,
das igualmente repudiadas por el canciller de! Imperio un papel tan belicoso y fanfarr6n que raye en el chovi-
en diciembre Ultimo, pero e1 no se ha alzado contra nismo.
la anexi6n de tierras de colonizaci6n alemana en el Este.
Que no desaliente o no desautorice ninguna de las
Nosotros somos aqui, como todo el roundo, esclavos
tentativas que pudieran provenir de las secciones socia·
de las circunstancias, mäs fuertes y mas poderosas que -listas de otros paises encaminadas a buscar los medios
hombres y partidos. Ahora bicn, el socialismo jamils de poner fin a esta espantosa carniceria en la que co-
se ha caracterizado por oponerse a las evoluciones nue- rre a raudaJes la sangre de pueblos inocentes y victimas.
vas. Nuestro deber es estudiarlas y tratar de influir en Que preste atenci6n a toda propuesta de paz viniere
ellas. de donde viniere, en eI bien entendido que la integri·
Seglin s. GRUMBACH, op. eil., päg. 88. dad de Belgica y Francia no figuraran en las bases de
discusi6n. '
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lista. Y nosotros hemos visto a los socialistas plegarse
2. En Alemania a Ja politica imperialista de I~ burguesia. En el liceo
comprendl que el mayor de todos los pecados, el pe-
A. Declaraci6n de Karl Liebknecht en el Reichstag, el cado contra el espiritu, es el mas frecuente en Austria.
2 de diciembre de 1914: En el pasado era el estado de espiritu de Metternich, y
Yo recuso los crt!ditos de guerra demandados, pro- hoy el de Lüger, quien dice: «Par que el hombre tiene
testando contra la guerra, sus responsables y sus diri~ necesidad de un programa? Todo en la politica no es
gentes; contra la politica capitalista que la ha susci- mäs que negocios. » EI austriaco no tiene ninguna con~
tado, contra los objetivos que ella persigue, contra los vicci6n. Y si quieren saber ustedes lo que me ha traldo
planes de anexi6n, contra la violaci6n de la neutrali~ aqul, !es dire que es el hecho de que este espiritu de
dad belga y luxemburguesa, contra la dictadura mili- mentira ha penetrado en mi propio Partido, que est:i
tar, contra el olvido de! deber social y politico, de! representado en el por el doctor Karl Renner, quien ha
que el Gobierno y las clases dirigentes siguen siendo introducido en e1 esta traici6n respecto a nuestros prin-
hoy culpables ... cipios, y sentimos una gran vergüenza al percatarnos
de que esto pesa sobre nosotros.
B. Los socialistas «minoritarios», Bernstein, Haase y En el transcurso de esta crisis, he tratado siempre
Kautsky, redactan un manifiesto, en junio de 1915, de apartarme, de situarme en oposici6n con cuantos
sobre «las exigencias de la hora»: han traicionado nuestro Partido. Tales son las verda~
deras causas de mi acta ...
Se proclama comunmente programas que dan a la Es verdad que quise hacer una demostraci6n por
guerra actual el caräcter de una guerra de conquista ... una paz sin indemnizaciones ni anexiones ... Quise igual-
Frente a todas estas manifestaciones la socialdemo- mente hacer una demostraci6n en favor de la täctica
cracia se ve obligada a preguntarse si los principios y revolucionaria. Durante toda la vida he sido un revo-
los deberes que le incumben por el hecho de que ella lucionario. Siempre he considerado la politica de! dfa
es la guardiana de los intereses materiales y morales como un medio para alcanzar la revoluci6n, y no la
de la clase obrera alemana, le penniten permanecer por revoluci6n como> una mera fase de la politlca del dia.
mas tiempo, en esta cuesti6n de la continuaci6n de la Desde que pienso pollticamente he puesto toda mi es-
guerra, al !ado de aquellos cuyas intenciones se hallan peranza en los frutos de la guerra de clases, que exis-
en flagrante contradicci6n con las frases contenidas en te tambi6n en este mundo ... Tanto si es Gran Bretaiia
la declaraci6n hecha por nuestra fracci6n, en el Reichs- o Alemania la que llega a la dominaci6n de! mundo,
tag, el 4 de agosto de 1914, segiln la cual, de acuerdo otras guerras seguiran, pero el punto de vista de la
con, la Internacional, condenaba la guerra de conquista. Internacfonal esta por encima de todo esto, por cuan-
Esta frase se convertiria en una mentira si la social· to a el esta ligado el futuro de los pueblos, la iden c1,
democracia alemana, frente a las declaraciones que Ja humanidad.
vienen de las esferas reinantes, se limitara a «alocucio-
nes acade1nicas» en favor de la paz. Segun A. ROSMER, op. eil., II, p:ig. 20!.
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civil. E.sta no haria mas que afiadir a los raudales de
sangre que corren en eJ frente, a Jll desgracia que se ha hablar de abdicaci6n... Los diputados David y Süde·
abatido sobre Alemania, nuevos raudales de sangre y kum trataron entonces de explicar, en terminos apreo
una nueva desgracia; no haria mäs que acrecentar la miantes, Ja necesidad de Ja abdicaci6n. Ambos preci·
miseria y el hambre y excitar Ja rapacidad anexionista saron que no eran en absoluto adversarios de! reglmen
de nuestros cnemigos. jNO! Corno siempre lo han de- moncirquico en si y que esta medida no significaba en
clarado los representantes autorizados de! Partido So- modo alguno Ja supresi6n de Ja monarqufa, Una gran
cialdem6crata, nosotrps queremos conducir progresiva- parte de Ja socialdemocracia alemana se satisfaria ple-
mente nuestro sistema estatal a Ja democracia por el namente de un Estado mom'irquico acompafiado de un
canaJ de una transformaci6n pacifica. Todas las ma· regimen parlamentario ...
niobras encaminadas a fomentar putchs ponen trabas
a esta evoluci6n y sirven a Ja contrarrevoluci6n. En el Segt'tn G. BADIA, op. cit.; pag. 59.
momento en que se ve despuntar eJ alba de Ja paz y de
Ja libertad, Ja clase obrera consciente, en el frente y en
Ja retaguardia, no se dejara Ilevar a actos irreflexivos
que s61o benefician, en Ultima instancia, a ]os enemi- LECTURAS COMPLEMENTARIAS
gos de! pueblo.
Para las generalidades, ver:
Segt'tn G. BADfA, Les Spartakistes, Paris, Jul· M. FAINSOD, International Socialism and World War,
liard, 1966; pags. 40-43. Cambridge, Mass., 1935.
Para Francia:
2. Los mayoritarios intentan salvar el principio mo- A. KRIEGEL, Histoire du mouvement ouvrier fran·
ndrquico 9ais 1914-1920. Aux origines du communisme franfais,
I, Paris, 1964, que analiza las diferentes tendencias en
'
%
En una conversaci6n en el Gran Cuartel General de
Spa con et general Groener, los dirigentes mayoritarios
tratan de obtener la abdicaci6n de Guillermo II y pro-
clamaci6n de la regencia en favor de uno de sus hijos:
Cuando todo el mundo estuvo reunido, Ebert expu·
so concisamente la situaci6n. No es este el momento,
dijo, de buscar quien es el responsable de! hundimien·
relaci6n con la situaci6n internacional.
A. KRIEGEL y J ..J. BECKER, 1914. La guerre et le mou-
vement ouvrier fran9ais, Paris, A. CoJin, 1964, impor-
tante para conocer Ja opini6n de Ja izquierda en el mo-
mento de! asesinato de Jaures.
Conviene recurrir al libro mas antiguo de:
A. RosMER, Le Mouvement ouvrier pendant La gue-
to general. En todo caso, para el pueblo el culpable
:i
~ era el emperador, sin importar que esto fuese con rre. I. De !'Union sacree a Zimmerwald, Paris, Librai~
-~ raz6n o -sin raz6n. EI pueblo queria ver descartar al rie du Travail, 1936; II, De Zimmerwald a la revolu-
\
que el tenia por responsable de Ja catastrofe. Por lo tion russe, Paris, 1959.
tanto la abdicaci6n del emperador era necesaria, ine· Para Alemania:
luctable, si se queria evitar que las masas pasaran al J. KuczINSKI, Der Ausbruch des ersten Weltkrieges
campo de los revolucionarios o, lo que es lo mismo, und die deutsche Sozialdemokratie. Chronik und Ana-
si se queria impedir Ja revoluci6n. lyse, Berlin, 1957.
Ebert proponia, pues, que el emperador anunciase W. BAR TEL, Die Linken in der deutschen Sozialdem<>-
su abdicaci6n Jo mas tarde al dfa siguiente, y que con· kratie im Kampf gegen Militarismus und Krieg, Berlin,
fiara Ja regencia a uno de sus hijos, por ejemplo al 1958.
prlncipe Eta! Federico o el principe Oscar. EI primo- Para Gran Bretafia:
genito de! emperador era en aqueJ momento cimposi· S.R. GRAUBARD, Bristish Labour and Russian Revo-
ble», ya que las masas Jo detestaban demasiado. .,~ lution, Londres, 1956.
EI general Groener replic6 brevemente que no cabia ~\ Para Italia:
13. H. Sorialismo
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194
L. VALIANI, 11 Partito socialista italiano nel periodo
della neutralita 1914-1915, Milan, 1963.
Para Ja conferencia de Estocolmo:
H. MEYNELL, «The Stockholm Conference of 1917», ;\•r.
International Review of Social History, V, 1961. !
SEGUNDA PARTE \
1918-1960
,'\'
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~!-)
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