Arqueología de Èxodo
Arqueología de Èxodo
Arqueología de Èxodo
Es casi seguro que Moisés escribió y recopiló Éxodo en algún punto durante el periodo del
éxodo (muy probablemente entre los años 1440-1400 a.C.).
AUDITORIO
Los israelitas que tomaron parte en el éxodo, así como sus generaciones siguientes, muy
probablemente leyeron Éxodo con el fin de comprender la gran epopeya que rodeaba el origen de su
nación (véase Gn 12:25-27). Dios no solo liberó milagrosamente a su pueblo de la esclavitud en
Egipto y continuó cumpliendo sus promesas a los patriarcas, sino que también su presencia regresó
a Israel y apartó a la nación de otros pueblos. Asimismo, Dios les dio a los israelitas el regalo de la
ley, las estipulaciones del pacto por el cual Israel se sometió a Dios. Éxodo registra mucho sobre los
asuntos que definieron a los israelitas en términos de su relación con Dios.
TEMAS
Éxodo incluye los siguientes temas:
2. El pacto. Los Diez Mandamientos (20:1-17) y el gran Libro del Pacto (19:1-24:18) revelan la
justicia y la rectitud de Dios; principios básicos de ética y moralidad; la responsabilidad y las
decisiones de las personas (la obediencia trae bendición; la desobediencia trae castigo); y la
preocupación de Dios por el pobre, el desvalido y el oprimido.
3. El santuario. El deseo de Dios de estar presente entre su pueblo se refleja en la construcción y las
regulaciones con respecto al santuario y la adoración (25:1-40:38). Éxodo enfatiza la santidad de
Dios, y, por extensión, la del santuario (40:9).
4. Moisés. El personaje humano central del libro es Moisés, el mediador entre Dios y su pueblo
(20:19). Moisés nos dirige a Cristo, nuestro propio gran mediador (1Ti 2:5; Heb 9:15).
SITIOS ARQUEOLÓGICOS
Éxodo 1. “Las ciudades de almacenaje de Pitón y Ramsés”
Durante su estadía temporal en Egipto, el faraón forzó a los esclavizados israelitas a construir
las ciudades de almacenamiento de Pitón y Ramsés (Éx 1:11). Los eruditos han discutido largo
tiempo sobre sus ubicaciones, y esta disputa es importante. Este conocimiento ayudaría a fechar el
éxodo, pero la incertidumbre sobre el tema ha conducido a algunos historiadores a llegar tan lejos
como sugerir que este acontecimiento fundamental nunca sucedió.
Note que algunas, pero no todas, de las posibles ubicaciones de estas ciudades discutidas a
continuación se localizan en un mapa de Egipto.
El Tell el-Maskhuta moderno, unos pocos kilómetros más al este, es considerado por algunos
eruditos como el sitio del antiguo Pitón. Pero eso es imposible, debido al hecho de que la ciudad fue
ocupada solo después, durante los siglos decimoctavo al decimosexro a.C., durante la última parte
del reino Medio egipcio y el Segundo periodo intermedio temprano. Alfarería desenterrada en este
sitio deja poco duda de que verdaderamente los semitas ocuparon esta ciudad, pero probablemente
estuvieron relacionados con los hicsos, quienes dominaron parte de Egipto durante un tiempo.
El Heliópolis moderno, otro sitio propuesto, está en la región sur del delta de Egipto, también
es una ubicación improbable para Pitón. En el Antiguo Testamento, Heliópolis se conoce como On
(Gn 41:50; Ez 30:17; se le llama Beth Shemesh, en otro lugar), pero no tenemos razón de sospechar
que se le hubiera llamado Pitón en Éxodo 1:11.
Qantir es la ubicación más probable para el antiguo Ramsés. Textos egipcios documentan
que esta ciudad posterior estaba localizada en las “aguas del Ra”, el brazo Pelusiaco, el más oriental
del río Nilo. Tanis se encontraba en el brazo Tanitico justo al oeste del Pelusiaco.
Qantar, la cual presume una larga historia, se encontraba en los alrededores del moderno Tell
ed-Daba. Asimismo, es el posible sitio de la primera capital de los hicsos, Avaris. Muchos semitas, a
quienes los egipcios llamaban asiáticos, vivían en esta zona. Así, este puede haber sido un centro
de ocupación para los israelitas, quienes abarcaban parte de la población semita. Si este fuera el
caso, la mano de obra esclava israelita hubiera estado fácilmente disponible cuando el faraón de la
opresión decidió construir sus ciudades de almacenamiento.
Tanis fue considerada una vez la mejor candidata para la ubicación de Ramsés, en gran parte
debido al hecho de que muchas estatuas que fechaban de la época de Ramsés II se han
descubierto allí. Durante mucho tiempo, los intelectuales creyeron que Ramsés II había conducido
un programa de reconstrucción masivo en Tanis. Si esto fuera verdad, y los israelitas hubieran
estado involucrados en la reconstrucción de la ciudad luego renombrada Ramsés, habrían trabajado
bajo Ramsés II alrededor del año 1250 a.C., y se necesitaría una fecha mucho más posterior para el
éxodo.
Los relatos de los nacimientos de Moisés y Sargon emplean un tema literario antiguo común,
en el cual un héroe es expuesto-a la muerte durante la infancia, para luego ser rescatado y para que
alcance grandeza. La trama de la leyenda de Sargon enfatiza la naturaleza abrumadora, y a menudo
milagrosa, del ascenso de un héroe de la oscuridad al honor. En el caso de Sargon II, el uso de ese
recurso pudo haber sido un intento deliberado tras el hecho de legitimar su propia toma del poder.
No obstante, la narración bíblica incluye muchas características únicas, como la amenaza de un
genocidio nacional, el intento de ocultar al niño y su regreso temporal con la madre. Aunque la
relación entre las narraciones sargónicas y mosaicas aún se discute, los detalles del nacimiento de
Moisés incuestionablemente significan su heroico papel en el plan de Dios. Es útil recordar que el
relato ficticio comi-sionado por Sargon II fue escrito mucho tiempo después que la narración real y
bíblica de los primeros años de la vida Moisés.
Conocido por muchos títulos en las Escrituras, el Dios de Israel tenía solamente un nombre
personal: YHWH (el escrito original en idioma hebreo no contenía vocales). Este nombre es
comúnmente mencionado como el Tetragrammaton, el cual se deriva de una palabra griega que
significa «cuatro letras». Virtualmente, cada aspecto de YHWH (su pronunciación, origen y
significado) es ampliamente discutido.
En Éxodo 3:14, Dios se refiere a sí mismo como «YO SOY». La palabra hebrea traducida «Yo
SOY», la tercera persona del verbo para «ser o estar», es ehyeh, la cual se parece a YHWH y puede
haber sonado como tal nombre. Como consecuencia, muchos lingüistas argumentan que el nombre
YHWH se derivó de este verbo. A partir de esta premisa, algunos intelectuales continúan
argumentando que YHWH significa «él es», «él será», o «él hace que sea». No obstante, es
improbable que Dios pretendiera revelar la etimología (origen lingüístico) de su nombre en este
versículo. Un nombre divino en hebreo es raras veces meramente una inflexión Nombre de un verbo,
como sería el caso si este argumento fuera cierto.
Frecuentemente, los textos hebreos usan juegos de palabras o retruécanos. Algunos pasajes
bíblicos, por ejemplo, crean su punto en base a sonidos similares de palabras en el idioma original
(esto sucede a menudo cuando Dios es quien habla). Estos retruécanos no pretendían ser
divertidos, ingeniosos o despreocupados, tampoco daban a entender que el origen de una palabra
se estaba divulgando. En Jeremías 1:11-12, por ejemplo, Dios le preguntó a Jeremías qué había
visto, y el profeta contestó que había visto una rama de almendro (shaqed en hebreo). Dios
respondió asegurando que estaba alerta (shoqed en hebreo) a su palabra (su revelación en las
Escrituras). Este juego de palabras no sugiere que las palabras shaqed (»rama de almendro») y
shoqed («estar alerta») estén lingüísticamente relacionadas. En un orden de ideas similar, es posible
que la similitud entre la palabra traducida «Yo SOY» (tehyeh) y YHWH/Yahveh represente un juego
de palabras deliberado, aun cuando no intentaba referirse al origen del nombre YHWH/Yahveh.
Cuando los lectores se toparan con el nombre, dirían ya fuera shema («el nombre» en
arameo, o adonai («mi Señor» en hebreo). Siguiendo la convención dentro del judaísmo de decir «Mi
Señor, cuando los lectores se encontraban con el nombre divino, los intérpretes judíos de la
Septuaginta (primera traducción griega del AT) tradujeron el nombre divino YHWH como kuriost,
palabra griega para «Señor». Esta tradición continúa en muchas traducciones inglesas modernas,
donde YHWH se traduce como «SEÑOR».
Los madianitas eran descendientes de uno de los seis hijos que Cetura le dio a Abraham
algún tiempo después de la muerte de Sara (Gn 25:1-2). Nuestro primer encuentro bíblico con este
grupo de personas ocurre en Génesis 37:25-36, cuando los mercaderes madianitas compraron a
José a sus hermanos y lo dejaron en la cautividad en Egipto. El texto intercambia los términos
madianitas e ismaelitas, y sugiere ya sea una conexión cercana entre los dos grupos o la posibilidad
de que los madianitas abarcarán un pequeño grupo dentro de la estructura tribal ismaelita mayor (cf.
la sustitución aparentemente casual de estos tér-minos en un pasaje posterior, Jue 8:22-26).
Cuando Moisés huyó por primera vez de Egipto, se estableció en Madián y se casó con
Séfora, la hija del sacerdote madianita llamado Reuel (Ex 2:15-21). Más tarde Reuel, (también
conocido como Jetro), le aconsejó a Moisés que organizara a los israelitas en grupos de «mil, de
cien, de cincuenta y de diez personas» (18:21) con el propósito de delegar responsabilidades
administrativas y judiciales, quizás representativo de la estructura organizacional de la cultura
madianita. Muchos quenitas, probablemente del clan madianíta al que Jetro pertenecía, se unieron a
los israelitas y se integraron discretamente en su sociedad (Nm 10:29-33; Jue 1:16; 4:11).
Con todo, no todos los encuentros de Israel con Madián fueron cordiales. Cuando los
israelitas intentaban cruzar a través del Transjordan durante su viaje hacia la tierra prometida, los
líderes de Moali y Madián enviaron una delegación al profeta Balan, y le pidieron que maldijera al
grupo de viajeros' (Nm 22:1-7). Poco después, las mujeres moabitas y madianitas sedujeron a los
hombres israelitas para que adoraran a Baal de Peor y para involucrarlos en inmoralidad sexual (Nm
25:1-6). Como castigo por su traición, el Señor ordenó a Moisés declararle la guerra a los madianitas
(Nm 25:16-18; 31:1-18). Todos los cinco reyes madianitas nombrados en Números 31:8 (cf. Jos
13:21), aparecen como antiguos nombres arábigos y genuinos en la literatura extrabíblica de la
época.
Durante el periodo de los jueces, los madianitas y los amalecitas oprimían a los israelitas al
dirigir incursiones en su territorio durante sus cosechas (Jue 6:3-6).
Los madianitas usaban camellos domesticados para moverse rápidamente, con todo éxito,
durante tales incursiones militares. La derrota milagrosa de Gedeón a Madián (Jue 7), la cual fue
recordada durante mucho tiempo en Israel, proporcionó una base sólida para la confianza en la
liberación futura del Señor a su pueblo de otros enemigos poderosos (cf. Sal 83:9-12; Is 9:4; 10:26;
Hab 3:7).
La ubicación de Madián
Génesis 25:6 nos dice que Abraham envió a los hijos de Cetura «a las regiones orientales»,
aunque este texto no define los límites de Madián. Los pasajes que relacionan a los madianitas con
los moabitas, no obstante, sugieren que ambos grupos vivieron en la zona sur del Transjordan. Los
soldados madianitas también huyeron en esta dirección después de la victoria de Gedeón. La
evidencia de eruditos antiguos como Ptolomeo, Josefo y Eusebio, así como la información de
geógrafos arábigos clásicos y medievales, indica que la tierra natal de los madianitas estaba en el
golfo de Agaba. Esto colocaría a Madián en el noroeste de Arabia, un sitio propuesto para el Monte
Sinaí.
Arqueología de Madián
Excavaciones en el este del golfo de Agaba han revelado grandes ciudades amuralladas y
numerosos pueblos que datan de la edad del bronce tardía' y de la edad del hierro tempranas. Una
variedad diferente de alfarería a dos colores con motivos similares a los encontrados en cerámica
micénica, parece haber sido manufacturada localmente durante los siglos décimo tercero al décimo
segundo a.C. Este tipo de cerámica distintiva ha sido desenterrada en Timna, una zona minera
pocos kilómetros al norte del golfo; un santuario madianita se descubrió en el mismo sitio.
En tanto que los motivos pintados sugieren una conexión entre los madianitas y el mundo
griego, el método de manufactura se compara con el utilizado en Egipto. Basados en este y otros
factores, los intelectuales han conjeturado que, en vez de ser un pueblo empobrecido,
desorganizado y nómada, los madianitas parecen haber desarrollado una sociedad bien organizada,
que negociaba con naciones extranjeras y que se involucraba productivamente en minería de cobre,
fundición, y producción de cerámica.
En Éxodo 5:2, el faraón dijo con burla: «¿Y quien es el SEÑOR para que yo le obedezca y
deje ir a Israel?» No está claro si este faraón nunca había escuchado de Yahveh o si simplemente lo
desechaba como el dios insignificante de un pueblo en esclavitud.
No obstante, una de las primeras referencias de Yahveh además de las que encontramos en
la Biblia, sorprendentemente se ha descu-bierto en un templo egipcio.
El faraón de la decimoctava Dinastía Amenhotep III (aprox. 1390-1352 a.C.) construyó este
templo en Soleb, en la alta Nubia, junto a la ribera occidental del Nilo. Este templo fue dedicado a
Amenhotep III, a quien se le consideraba un rey divino asociado con el dios Amon. Sus jeroglíficos
conmemoran la dominación de Amenhotep III sobre pueblos extranjeros; a los pueblos subyugados
se les retrata con los brazos atados detrás de sus espaldas. La veracidad histórica de sus
afirmaciones es dudosa, debido a que los faraones egipcios rutinariamente se jactaban de ese
modo, fuera o no verdad. Aunque longevo y por lo demás exitoso, Amenhotep III no era un guerrero
insigne.
A pesar de eso, una extraordinaria inscripción en el templo Soleb habla de la «tierra de los
shasu (aquellos de) Yhw». El término 51-¿:iu se refiere a ics pueblos beduinos del levante (la región
que abarca Siria y el área ahora conocida como Palestina). Casi universalmente, los eruditos
reconocen que Yhw se refiere á Yahj'sveh, el Dios de Israel. ¿Pero cuál podría ser el significado de
esta inscripción para los estudios del Antiguo Testamento?
Evidentemente, Amenhotep III estaba conciente de una tierra en el Levante poblada por
«shasu», que adoraban a Yahveh. Esto no implica que todos los shasu fueran israelitas; el faraón
pudo haber utilizado un término genérico o taquigráfico.
La mayoría de los estudiosos creen que los egipcios usaron simplemente trucos en esta oca-
sión, A lo largo y a lo ancho del mundo antiguo, los sacerdotes paganos regularmente engañaban a
personas ingenuas (p.ej. un sacerdote podía esconderse en un ídolo grande y hueco y hablar por el
dios). De este modo, los egipcios pudieron haber usado la prestidigitación (similar a los magos de
escenario modernos que realizan trucos con animales). La evidencia también revela que los egipcios
regularmente practicaban un método de encantamiento de serpientes que les permitía poner a estos
animales en un tipo de catalepsia, por lo cual permanecían tan rígidas como un palo
hasta que despertaban. Este truco todavía se practica en Egipto actualmente.
Es útil reconocer que el propósito de este texto bíblico no era desenmascarar a los magos egipcios,
sino mostrar que el poder del Dios de Israel era más grande que cualquier poder que Egipto
poseyera. Cuando la serpiente de Moisés se tragó a las serpien-tes de los egipcios, el
acontecimiento predijo un desastre para el faraón. Una serpiente representativa del Dios de Israel
había derrotado a uno de los símbolos nacionales de Egipto, la serpiente, un animal considerado
sagrado en el Bajo Egipto donde sucedió el enfrentamiento de Moisés con el faraón.
La Biblia describe el éxodo con grandes detalles, pero omite la mención de un hecho que
hubiera sido muy útil, que uniría el acontecimiento a un periodo de tiempo particular en la historia de
Egipto: el nombre del faraón reinante. La mayoría de los investigadores creen que el faraón de la
opresión y del éxodo tuvo que haber sido cualquiera de estos, Ramsés II (aprox. 1279-1213 a.C.),
Thutmose III (aprox. 1479-1425 al.) o Amenhotep II (aprox. 1427-1400 a.C.)
Ramsés II
Ramsés II sigue siendo un candidato popular, principalmente porque las primeras evidencias
de los establecimientos israelitas en Tierra Santa provienen de comienzos del siglo décimo segundo
al. Asimismo, el nombre de la ciudad de almacenaje de Ramsés (Éx 1:11) encaja bien con el faraón
por su nombre.
Sin embargo, poca evidencia sugiere una conquista de Canaán durante este periodo. Y las
fechas para Ramsés II son demasiado tardías para una lectura convencional del Antiguo Testamento
que ubica el éxodo aproximadamente en el año 1445 a.C.2 Asimismo, el uso bíblico del nombre
Ramsés para la ciudad de almacenaje puede ser anacrónico, el texto puede usar un nombre
posterior para el sitio, conocido por una audiencia posterior.
Thutmose III
Thutmose III fue un niño faraón que durante sus primeros años estuvo protegido por la
influencia de la princesa Hatshepsut, quien actuaba como su regente y que, en efecto, se encargó
personalmente del papel del faraón. Algunos han identificado a Hatshepsut como la hija del faraón,
la que descubrió a Moisés en el Nilo (2:5-6), pero esto es pura especulación. Después de la muerte
de Hatshepsut, Thutmose III demostró ser un guerrero formidable, que condujo 17 campañas
militares y consolidó el control egipcio sobre el Levante (Siria-Palestina). Thutmose mantuvo sobre
los muros del templo de Karnak, en Tebas, un registro de acontecimientos desde su primera
campaña. Algunos historiadores han sugerido que pereció con su compañía de carros mientras
perseguía a los israelitas en el Mar Rojo.
Amenhotep II
Amenhotep II heredó de Thutmose III un reino en el apogeo de su poder. Amenhotep
sobresalía en las carreras, renio, tiro al arco, la competencia de carruajes y las artes ecuestres, se
hace alarde en la Estela Elefantina (un monumento de piedra grabado) que su fuerza era mayor que
la de cualquier rey que hubiera vivido. Del mismo modo, era experto en operaciones militares y
demostraba una valentía temeraria en batalla. Amenhotep recibió tributo de Mitanni y Babilonia, así
como también de los hititas.' Una breve campaña en Galilea durante su noveno año como faraón es
su última operación militar documentada.
Las fechas más ampliamente aceptadas para el reinado de Amenhotep (1427-1400 a.C.) son
demasiado tardías para un éxodo de aproximadamente 1445 a.C. Algunos historiadores proponen
que Thutmose III fue el faraón de la opresión, debido a que se dice que fue el primer faraón en
construir una ciudad de almacenaje en el sitio sólo más tarde conocido como Ramsés. Si es así, su
hijo Amenhotep II aún podría haber sido el faraón del éxodo.
Otros formulan una hipótesis de que la falta de actividad militar de Amenhotep durante la
última parte de su rei-no pudo haber sido producto de una catástrofe militar durante el éxodo. Y
algunos historiadores especulan que debido a que el sucesor de Amenhotep II (Thutmose no era su
primogénito o presunto heredero, su primer hijo pudo haber muerto durante la plaga final.
Los hicsos, gobernantes foráneos en Egipto desde aproximadamente los años 1637 hasta el
1529 a.C., eran de origen semítico y por ello estaban relacionados con los israelitas. Por esta razón,
algunos historiadores bíblicos han intentado establecer una conexión entre los hicsos y los israelitas.
Tres teorías diferentes buscan ligar la historia de los hicsos directamente con el registro bíblico de
Israel en Egipto.
Aparte de los problemas básicos con esta fecha en términos del éxodo, esta teoría parece
incompatible con la narrativa bíblica. La Biblia documenta solo que el faraón promovió a José debido
a la habilidad excepcional del joven; su etnicidad nunca se menciona como un factor, Igualmente, la
Biblia representa la clase gobernante como egipcios que instintivamente reaccionaban con desprecio
hacia los pastores extranjeros (véase Gn 46:28-34).
Teoría tres: La expulsión de los hicsos y el éxodo israelita son un único suceso
Finalmente, los egipcios expulsaron a los hicsos después de una campaña prolongada, a
finales del siglo decimosexto a.C. La teoría del éxodo basada en esta realidad asegura que la
historia de la expulsión de los hicsos es simplemente la versión egipcia del relato del éxodo de los
israelitas (i.e., los dos relatos narran los mismos acontecimientos desde perspectivas totalmente
opuestas, cada una presenta la partida de Israel de Egipto como una victoria de su lado.) Esta
perspectiva, la cual necesita una fecha muy temprana para el éxodo, funciona bien con la cronología
de Jericó, en que se ha considerado ampliamente que esta ciudad sufrió la mayor destrucción al final
de la edad del bronce me-dia, no mucho tiempo después de la expulsión de los hicsos.
A pesar de todo, esta posición está abierta a un serio desafío. Las historias de la expulsión de
los hicsos y la del éxodo de los israelitas no tienen nada en común, excepto que en ambos casos un
gran grupo de extranjeros partió de Egipto. Los egipcios expulsaron a los hicsos durante una
prolongada campaña militar, mientras que el éxodo bíblico ocurrió durante un periodo de semanas, y
no se vio involucrada la acción militar en absoluto hasta el mismo final, después de que los israelitas
habían partido de Egipto.
En 1799, los soldados de Napoleón descubrieron una piedra grabada, cerca de la ciudad de
Roseta, en el delta del Nilo. Conocida como la piedra de Roseta, esta estela ayudó a resolver el
misterio del sistema de escritura egipcia conocido corno jeroglífico, y por consiguiente, proporcionó
una clave para comprender gran parte de la historia y cultura egipcia registrada en monumentos
antiguos.
Originalmente inscrita para honrar a Ptolomeo V Epífanes (203-181 a.C.), esta piedra se
divide en tres secciones llamadas registros, cada uno de los cuales contiene el mismo texto, pero en
un sistema de escritura distinto (jeroglífico, demótico y griego). En el momento de su descubrimiento,
solo el fondo, el registro griego, pudo leerse.
Este describe cómo un sacerdote egipcio, en gratitud por el modo en que Tolomeo había
dotado su templo, lo declaró dios y gobernante de Egipto por siempre. Pronto, varios intelectuales
separaron los nombres reales mencionados en los jeroglíficos de la piedra en base a sus
equivalentes en griego. No obstante, el avance más emocionante en descifrar los jeroglíficos de la
estela ocurrió cuando un historiador llamado J.F. Champollion descubrió que la escritura incluía
símbolos no solo para letras, sino también para sonidos silábicos y hasta para palabras enteras.
Durante su estadía temporal, los israelitas vivieron en Ramsés, ya sea que a la ciudad se le
llamara por este nombre o no en esa época o solo posteriormente (Gn 47:11; Éx 1:11; 12:37). Varias
referencias bíblicas sugieren que una residencia perteneciente a la realeza estaba localizada cerca:
● La hija del faraón, quien regularmente se bañaba en el río Nilo, con la ayuda de una joven
esclava descubrió al infante Moisés en el agua en una «cesta entre los juncos» (Éx 2:5; Hch
7:20-21).
● Moisés, después de haber sido criado en el palacio como príncipe, fácilmente paseaba por el
área donde los israelitas estaban laborando (Éx 2:11).
● Los jefes de las cuadrillas israelitas podían encontrarse cara a cara con el faraón (5:14--15).
● Con frecuencia, Moisés tenía audiencias con el faraón durante las plagas, y no existen
indicios de que tuviera que viajar largas distancias para hacerlo.
Los críticos una vez creyeron que la residencia real estaba localizada en Menfis, la capital
administrativa de Egipto aproximadamente 121 kilómetros al suroeste del sitio de Ramsés.
Sin embargo, las excavaciones han revelado que la región donde Ramsés estuvo
probablemente localizada, funcionó como un importante centro comercial y militar. Durante los
descubierto un enorme complejo real en la ribera sureña del brazo oriental del Nilo. Utilizado durante
toda !a decimoctava Dinastía (aprox. 1550-1300 a.C.), el complejo estaba compuesto por una
fortaleza y un palacio. La fortaleza estaba construida sobre una plataforma de 61 m x 46 m,
aproximadamente a 30.5 m de la ribera. Una rampa en el lado este conducía a una puerta en el
muro fortificado, lo que proporcionaba un acceso rápido al río. El palacio, al sur de la fortaleza,
ostentaba paredes gruesas, arsenales (áreas para guardar armas), corredores y hasta baños.
Ambas estructuras estaban localizadas en el interior de un complejo amurallado que incluía un
templo, talleres y un campo militar. Probablemente, Moisés caminaba por los pasillos de estas
edificaciones, y es muy posible que el faraón movilizará sus 600 carros desde este lugar para
perseguir a los israelitas (14:7).
Para comprender la historia del antiguo Egipto es útil dividir su muy prolongada duración en
segmentos más cortos y manejables. Siguiendo la guía de un historiador egipcio llamado Manetho
del tercer siglo a.C., la historia egipcia se divide típicamente en 30 dinastías.
Periodo del Reino Medio (Dinastías undécima a duodécima; 2106-1786 a.C.; con traslape con el
Primer periodo intermedio)
Los faraones restablecieron la autoridad central y la administración de José acumuló gran
cantidad de tierras bajo el control directo del faraón (Gn 47:13-26). De hecho, algunos historiadores
sugieren que José jugó un importante papel en el derrumbe del poder feudal egipcio.
Tercer periodo intermedio (Dinastías vigésima primera a la vigésima quinta; 1069-656 a.C.)
Un Egipto considerablemente debilitado entró en esta era. En ocasiones hubo faraones
rivales, y en otras instancias gobernaron extranjeros. Sin embargo, llegaron al poder gobernantes
vigorosos, incluyendo al faraón libio Sheshonk I (aprox. 945-924), el Sisac en 1 Reyes 14:25
Los restantes períodos históricos egipcios antiguos incluyen el periodo Saita-Persa (Dinastía
vigésima lexIa a la trigésima; 654-332 a.C.; a veces se incluye una «Dinastía trigésima primera»), el
periodo Ptolemaico (332-30 a.C.) y el periodo Romano (después del año 30 a.C.).
LA VERACIDAD DE LA BIBLIA
Éxodo 12. “La fecha del èxodo”
De acuerdo a 1 Reyes 6:1, la construcción del templo empezó durante el cuarto año del
reinado de Salomón (convencionalmente fechado aprox. 965 a.C.),' la cual es también especificada
en 480 años después del éxodo de Israel de Egipto. En base a esta fecha, el éxodo habría sucedido
alrededor del año 1445 a.C. (el punto de vista de la «fecha temprana»).
En contraste, algunos historiadores fechan al éxodo en aproximadamente el año 1260 a.C. (el
punto de vista de la «fecha tardía»). Creen que el número 480, arriba, simboliza 12 generaciones,
cada una promediando 40 años de duración. Al sustituir 25 años por 40 años, lo que es una cantidad
más realista para una única generación, se reducen el intervalo de 480 a aproximadamente 300
años. Varias otras fechas para el éxodo se han sugerido, pero la mayoría han obtenido poco apoyo
entre los estudiosos. Varias líneas de evidencia bíblica apoyan el punto de vista de la fecha
temprana:
● Hechos 7:29-30 documenta que Moisés pasó 40 años en Madián,1 y Éxodo 2:23 y 4:19
sugieren que el faraón de la opresión, quien buscaba la muerte de Moisés, había muerto
antes del regreso de Moisés a Egipto.
● Thutmose III reinó por más de 40 años. Si su hijo, Amenhotep II, fue el faraón del éxodo, su
reinado (a mediados del siglo quince d.C.) corresponde a la fecha temprana para el éxodo.
● Thutmose IV siguió a Amenhotep II. En una inscripción llamada la estela del sueño, Thutmose
IV insinuó que el hijo «primogénito» de Amenhotep II murió antes de ascender al trono.
Algunos eruditos han especulado que su hijo pudo ser víctima de la décima plaga.
● Tal como está registrado en Jueces 11:26, Jefté (aprox. 1100 a.C.) afirmó en un mensaje al
rey amonita que Israel ya había estado en la tierra durante 300 años. Esto sugiere que la con-
quista pudo haber ocurrido alrededor del año 1400 a.C. y que el éxodo había sucedido
aproximadamente en el año 1440 a.C.
● La »fecha tardía» requeriría comprimir la actividad de los jueces en 170 años, mientras que la
<>fecha temprana» deja un margen de 350 años, un marco de tiempo más razonable a la luz
de la cantidad de jueces presentados en el libro de Jueces.
● Bajo la teoría de la fecha tardía, Israel entró a la tierra entre los años 1250 y 1220 a.C. Pero
estas fechas están incómodamente cerca de aquella de la estela de Merneptah.4 Este
monumento describe a Israel como un pueblo derrotado por Merneptah (ya sea aprox. 1232 o
aprox. 1207 a.C.). Es difícil ver cómo este documento pueda ajustarse para que corresponda
a la fecha tardía para el éxodo, debido a que la estela implica que Israel estuvo bien
establecido en la región ahora llamada Palestina por la fecha de las victorias de Merneptah. Si
se usa el punto de vista de la fecha tardía, los israelitas en aquella época hubieran estado aún
en el desierto o apenas empezando su conquista de Canaán.
Los oponentes de la fecha temprana argumentan que la evidencia arqueológica en sitios
claves que datan del siglo decimoquinto a.C. no encajan con lo que la Biblia documenta acerca de
la, conquista. La mayoría de los arqueólogos incluso argumentaron que hay poca evidencia que
coloque a Israel en la tierra de Canaán antes del siglo décimo segundo a.C. Por otro lado, los
proponentes del éxodo del siglo decimoquinto a.C., objetan que es necesaria alguna reinterpretación
de datos arqueológicos. A pesar de todo, la evidencia arqueológica que apoya una fecha posterior
para el éxodo y la conquista es ampliamente considerada como escasa. Desafortunadamente, ni una
sola teoría armoniza completamente la evidencia arqueológica con las afirmaciones bíblicas. Hasta
que interpretaciones más definitivas de descubrimientos arqueológicos surjan, lo mejor es sostener,
como la mayoría de los historiadores lo hacen, una fecha temprana para el éxodo en base a tifla
cronología bíblica descrita anteriormente.
LA VERACIDAD DE LA BIBLIA
Éxodo 13. “La ruta del éxodo: Teoría de la ruta del norte”
El itinerario de los viajes de Israel desde Egipto al Monte Sinaí (Éx 14-19; Nm 33) es para
nosotros un poco más que una lista de nombres de lugares poco conocidos. Sabemos que el grupo
se trasladó de Ramsés a Sucot, luego a Etam en el margen del desierto antes de avanzar a Pi Ajirot,
cerca de Baal Zefón y Migdol.
Desde allí, la procesión atravesó el Mar Rojo, y más adelante se detuvo en Mara y Elim; a un
lado del Mar Rojo nuevamente; al costado del Desierto de Sin; en Dofcá, Alús y Refidín; y en la
región del Monte Sinaí. Tan específico como es este itinerario, interpretarlo es mucho más difícil
porque nadie conoce la identidad de muchos de estos nombres de lugares antiguos. Además, existe
confusión sobre el punto en el cual el contingente cruzó el Mar Rojo, ¡así como la identidad del
mismo mar! Se han propuesto numerosas rutas.
Una teoría aboga por una ruta del éxodo más hacia el norte, y sugiere que el «mar» que
realmente cruzaron los israelitas fue el lago Sirbonis en la costa Mediterránea y que el Monte Sinaí
estaba localizado en el norte de la península de Sinaí, quizás sinónimo de uno de los montes ahora
llamados Jebel Helal, Jebel Kharif o Jebel Magharah. Pero Dios les había prohibido explícitamente
dicha ruta (Ex 13:17), la cual hubiera conducido a la costa Mediterránea en Filistea. Esta teoría no es
muy apoyada en esta época.
LA VERACIDAD DE LA BIBLIA
Éxodo 13. “La ruta del éxodo: Teoría de la ruta del sur”
Un punto de vista ampliamente aceptado de la ruta del éxodo sostiene que Israel escapó de
Egipto cerca de lo que es ahora Wadi Tumilat y se encaminó al sur, a la península de Sinaí. Sin
embargo, antes de considerar la viabilidad de esta ruta, 91) es útil considerar dos realidades sobre el
delta oriental durante , el periodo del Nuevo Reino.
● Los egipcios fortificaron su frontera noreste (la tierra entre el golfo de Suez y el Mar
Mediterráneo) para evitar que olas de emigrantes asiáticos de Siria y Canaán entrarán en
Egipto. La fortificación más importante estaba en el norte, junto al Mar Mediterráneo, la cual
proporcionaba los medios de acceso principales a Egipto. Durante cientos de años los
egipcios habían luchado por obstruir la entrada a estos pueblos extranjeros, y su experiencia
reciente con los hicsos había incrementado su temor y odio por los «asiáticos» (i.e., semitas).
● Una serie de límites acuáticos entre Egipto y el Sinaí se extendían desde el golfo de Suez
hasta los lagos amargos y el lago Timsah. Al norte del lago Timsah los viajeros encontraban
una serie de cuerpos de agua pantanosos (actualmente secos) llamados los lagos Ballah.
Existe evidencia de que un sistema de canales se extendía desde el lago Timsah hasta los
lagos Ballah y en el Mediterráneo. Este sistema habría creado una serie de obstáculos de
agua en el istmo entre Egipto y el Sinaí.
● Se presume que Ramsés se encuentra en el sitio de Qantir en el este del delta.
● Sucot, la primera parada, es el moderno Tell el-Maskhuta. Localizado en el extremo este del
Wadi Tumilat, y al sureste de Ramsés, Sucot refleja el nombre egipcio, Tjeku. Cada uno de
estos nombres se refiere tanto a la fortaleza central como a la región general a su alrededor.
● Etam es el siguiente sitio propuesto, pero tal sitio no se conoce en las cercanías. Asimismo,
Etam bajo este escenario es notoriamente difícil de localizar. De acuerdo a esta teoría, los
israelitas llegaron aquí antes de cruzar el Mar Rojo, mientras que sabemos de Números 33:7-
8 que pasaron a través del «Desierto de Etam» inmediatamente después de cruzar el Mar
Rojo.
● Pi Ajiroth estaba cerca de Baal Zefón y Migdol. Estos tres nombres son poco conocidos, pero
algunos eruditos sugieren que Pi Ajiroth, debido a que puede traducirse como «boca de los
cana-les», estaba locz!izada en el borde norte del lago Timsah donde se une al sistema de
canales. De este modo, el nombre podía relacionarse con el sistema del canal en la región
norte del golfo de Suez.
● Después de salir de Pi Ajiroth, de acuerdo a este paradigma, Israel cruzó el Mar Rojo. Según
Éxodo 14:21, un fuerte viento del este sopló toda la noche y dividió el mar para permitirle a los
israelitas, no a los egipcios que los perseguían, cruzar. Para complicar la situación, la
identidad del mismo Mar Rojo se discute.
● Después de haber cruzado el Mar Rojo, los israelitas se dirigieron al Monte Sinaí. Si el Mar
Rojo era de hecho el lago Timsah o la punta norte del golfo de Suez, el Monte Sinaí era
probablemente Jebel Musa («monte de Moisés») en el sur del Sinaí.
● Las otras localidades que conducían a la montaña (Mara, Elim, Dofcá y Redifín) de acuerdo a
esta teoría estarían en el suroeste del Sinaí. Nuevamente, es vital reconocer que localizar uno
o todos estos sitios en este punto es un esfuerzo altamente especulativo.
De las tres rutas mencionadas (véase los artículos en las otras dos teorías), ésta es la
mayormente apoyada, pero también tiene una cantidad de dificultades serias.
LA VERACIDAD DE LA BIBLIA
Éxodo 13. “La ubicación del Mar Rojo”
La identidad del Mar Rojo se discute. El nombre hebreo para este cuerpo de agua es yam
suph. La palabra yam significa «mar» y suph significa «caña». La Septuaginta (la primera traducción
griega del Antiguo Testamento), no obstante, traduce suph como «rojo». De este modo, no está
claro si la referencia es del Mar Rojo o del Mar Caña.
Aún más, no existe evidencia de que las personas hayan llamado alguna vez a algún cuerpo
de agua Mar Rojo en la región de Suez. El único uso específico de yam suph en el Antiguo
Testamento se encuentra en 1 Reyes 9:26, donde la referencia es para el golfo de Agaba en el lado
oriental del Sinaí. Algunos historiadores argumentan que los israelitas consideraban que todos estos
cuerpos de agua en conjunto (i.e., el golfo de Agaba; el moderno Mar Rojo; el golfo de Suez; y la
cadena de cuerpos de agua que se extienden hacia el norte desde el Suez, incluyendo los lagos
amargos y el lago Timsah) eran el yam suph. Si es así, el lago entre el Suez y el Mar Mediterráneo
se hubiera considerado parte del yam suph mayor.
Sin embargo, esto podría ser una suposición sin base debido a que no existe evidencia de
que los israelitas consideran que estos diversos cuerpos de agua juntos constituían el yam suph.
Actualmente, muchos creen que el candidato más probable para el Mar Rojo parecería ser el lago
Timsah, aunque otros lagos y la punta norte del golfo de Suez también son otras posibilidades. Con
todo, existen problemas significativos con esta interpretación, y un punto de vista alternativo coloca
al yam suph en el mismo lugar que 1 Reyes 9:2610 ubica: en el golfo de Agaba.
LA VERACIDAD DE LA BIBLIA
Éxodo 13. “La hipótesis de la acción del viento”
El paso del Mar Rojo es un extraordinario milagro del Antiguo Testamento. La narración
bíblica descansa en que las aguas estaban bastante bajas debido a que un poderoso viento del este
que sopló toda la noche pudo hacerlas retroceder, pero tenían la suficiente profundidad como para
que los conductores de los carros que los perseguían se ahogaron cuando las aguas finalmente se
cerraron. La Biblia registra específicamente que Dios usó la naturaleza (el viento del este) para llevar
a cabo este milagro, y cualquier explicación creíble debe contar en ese fenómeno natural.
Un pantano poco profundo (como algunos han propuesto) no hubiera bastado, porque incluso
si una noche de viento pudiera haberlo secado de modo que los carros se hubieran quedado
atascados en el lodo, nadie se hubiera ahogado en un agua tan poco profunda.
El físico Colín Humphreys sugiere que existe un fenómeno conocido que satisface el relato
bíblico. Esto ocurre cuando un viento fuerte y constante sopla a lo largo de un cuerpo de agua
alargado que es suficientemente largo con respecto a su anchura. El nivel del agua desciende
significativamente en la dirección desde la cual el viento sopla, mientras que una pared de agua es
empujada hacia la dirección opuesta. Si el viento continúa soplando a través de la longitud del mar,
el arrastre del agua produce una separación que llega a abrirse y a exponer el suelo del mar. El
fenómeno se observa actualmente en varios cuerpos de agua alrededor del mundo cuando las
condiciones del viento y la disposición del agua son las correctas.
Entre los candidatos para una posible ubicación del Mar Rojo, únicamente el golfo de Agaba
pudo haber permitido que dicho fenómeno eólico ocurriera, debido a que el cuerpo de agua
necesitaba ser largo y estrecho con respecto a su longitud para que este fenómeno sucediera. El
viento del este que la Biblia describe pudo haber sido tanto un viento del noreste como del sureste
(los antiguos hebreos no tenían una palabra específica para ninguno). Debido a que el golfo de
Agaba está orientado del noreste al sureste, un viento del noreste habría empujado las aguas a todo
lo largo del Agaba.
Asimismo, Humphreys también sugiere que el nombre Mar Rojo podría ser justificado por los
corales rojos que crecen en el golfo de Agaba, mientras que el nombre Mar de Cañas podía
explicarse por el crecimiento de cañizales alrededor de la costa norte. En contraste, los lagos del
norte del golfo de Suez son demasiado pequeños para que un gran viento originara tal fenómeno, y
el golfo de Suez está orientado en la dirección incorrecta. Hubiera sido necesario un viento del
noroeste para que ocurriera tal acontecimiento en el Suez.
LA VERACIDAD DE LA BIBLIA
Éxodo 13. “La ruta del éxodo: Teoría de la ruta Árabe”
La perspectiva de que los israelitas viajaron a través de Arabia está fundamentada en dos
suposiciones: que el Monte Sinaí no estaba en la península de Sinaí, sino en Arabia y que el único
cuerpo de agua claramente identificado en el Antiguo Testamento como el Mar Rojo o yam suph es
el golfo de Agaba.
Esta teoría concuerda con la hipótesis de la «ruta del sur» de que Ramsés era Qantir y que
Sucot era Tell el-Maskhuta. No obstante, desde ese punto, las rutas propuestas son completamente
diferentes.
● La teoría de Arabia hace caso omiso de los cuerpos de agua y las fortificaciones en el área de
Suez, asumiendo que la persecución egipcia no empezó hasta después que Israel había
entrado en la península de Sinaí.
● Este sistema postula que Israel habría seguido el Darb el-Hajj, una ruta comercial que unía
Arabia con Egipto, que continúa en una línea casi recta desde el propio norte del golfo de
Suez a la punta norte del golfo de Agaba. Sin embargo, debido a que el Sinaí se consideraba
territorio egipcio, los israelitas probablemente se habrían apresurado durante esta parte de la
marcha con el fin de librarse de la dominación del faraón, antes de que cambiara de opinión.
Si es así, su viaje a Arabia los hubiera llevado al margen norte del golfo de Agaba.
● La próxima parada en este itinerario sería Etam. De hecho, existe el monte ltm (también
escrito como lthem o Yitm) en la punta noreste del golfo de Agaba. Éxodo 14:1-4 (cf. Nm 33:7)
declara que los israelitas «regresaron» después de acercarse a Etam, para darles a los
egipcios la impresión de que estaban perdidos. Es concebible que una columna realmente
rodeara la punta norte del golfo de Agaba, entonces dieron vuelta atrás en el lado oeste del
golfo. De este modo, los israelitas estarían en el lado oeste del borde norte del golfo de Agaba
en el momento en que casi los alcanzaban los egipcios. Desde ese punto, la procesión
cruzaría el Mar Rojo (golfo de Agaba) después de la separación de las aguas.
● Esta tercera teoría ubica a los israelitas, después de haber cruzado el mar, justo al sur del
monte ltm en lo que la Biblia llama el «desierto de Etam» (Nm 33:8). Este desierto pudo haber
sido el área cerca del monte Itm al noreste del golfo de Agaba. A esta región también se hace
referencia como el «desierto del Sur» (Éx 15:22).
● Desde aquí Israel debió dirigirse al sur, junto al borde oeste de Arabia, en el lado este del
golfo de Agaba o Mar Rojo. Ma-ra pudo haber sido el oasis en el moderno al-Malha.
● Eim, donde había «doce manantiales y setenta palmeras» (15:27), pudo haber sido Ainu-na,
una zona donde existían condiciones similares.
● Nuevamente, Israel estableció un campamento por el golfo de Agaba o Mar Rojo (Nm 33:10),
y luego se trasladaron al desierto de Sin (Nm 33:11), donde los viajeros encontraban un rocío
inusualmente pesado (véase Éx 16:13-14). Este fenómeno sugeriría que se trasladaron del
este hacia una parte más alta del Hisma de Arabia, donde el rocío habría tendido a ser más
pesado.
● Desde allí, los israelitas habrían viajado a Dofcá antes de avanzar al Sinaí, el cual era muy
probablemente el monte volcánico Bedr, de acuerdo a esta teoría. Esta tercera teoría
representa una interpretación intrigante del itinerario del éxodo, aunque se ha realizado muy
poco trabajo serio para confirmarlo.
El uso de caballos y carros revolucionó los combates en el antiguo Cercano Oriente. Los
eruditos generalmente concuerdan en que el caballo fue introducido en el área durante el tercer
milenio tardío a.C. y se había vuelto importante en Canaán durante el segundo milenio temprano.
Pronto siguió el desarrollo del carro, pero los eruditos discrepan sobre la historia de este
invento. Los caballos y los carros se mencionan en la tablillas de Mari (siglo decimoctavo a.C.) y los
Kasitas y el pueblo de Mitanni (siglo decimoséptimo a.C.) eran bien conocidos por la crianza de
caballos y la tecnología de carros. De hecho, los kasitas desarrollaron un vocabulario especializado
y preciso para los componentes de los carros.
Con toda probabilidad, extranjeros introdujeron los caballos y los carros a Egipto
(mencionados en el cap. 15) durante el periodo de los hicsos3 (siglo decimoctavo al deci-mosexto
a.C). Durante el siguiente período del Nuevo Reino (siglo decimosexto al decimo-primero a.C.) se
usaban con frecuencia carros halados por caballos en batallas y en procesiones religiosas, y en
ocasiones incluso servían como tronos portátiles. Relieves y pinturas de Egipto retratan a Seti I y a
Ramsés III de pie en carros, mientras apuntaban sus arcos contra sus enemigos . Asimismo, se han
encontrado carros entre reliquias en las tumbas de la decimoctava Dinastía como aquellas
preservadas en relación con el rey Tutankamón.
El primer diseño de los carros permitía que dos personas de pie, el conductor y el arquero,
ocuparan la pequeña plataforma. El eje estaba hecho de madera, y el correaje de cuero crudo
mantenía firme el conjunto. Las ruedas estaban sujetadas al eje con pasadores de madera o bronce.
El mástil del tiro que se extendía hasta la parte de atrás del carro, se sujetaba con amarras de
cuero crudo y se ataba al yugo del caballo con correas.
Debido a que los caballos se usaban principalmente en tiempos antiguos para jalar carros, el
término jinete mencionado en Éxodo 15:1 probablemente se refería al conductor del carro. La
jactancia del cántico de que el Dios de Israel había lanzado los carros y los jinetes al mar describe
dramáticamente la manera en la cual el poder de Dios había vencido la máquina de batalla más
adelantada tecnológicamente y disponible de esa época.
LA VERACIDAD DE LA BIBLIA
Éxodo 16. “Teorías alternativas acerca del Éxodo”
El éxodo de los israelitas desde Egipto es un enfoque en el Antiguo Testamento, así como un
componente y vital de la historia de la salvación bíblica. La importancia de este acontecimiento
histórico se confirma una y otra vez a lo largo del canon bíblico. Numerosos pasajes, ya desde el
Pentateuco, se refieren a este suceso fundamental del trato de Dios con su pueblo. Por ejemplo:
● Un prólogo que introduce la recitación del Antiguo Testamento (Éx 20:2; Dt 5:6) le recuerda a
Israel los actos fieles de Dios durante el éxodo.
● El éxodo proporcionó las bases para demandar el trato apropiado a los extranjeros y a los
individuos pobres que vivían en Israel (Éxo 22:21; 23:9; Dt 24:17-18).
● El ciclo anual de festejos de Israel recordaba los acontecimientos del éxodo (Éx 12:26-27; Lv
23:42-43; Dt 16:1).
● La experiencia les otorgaba la confianza que necesitaban para iniciar la batalla (Dt 20:1).
En adición, la salida de Israel de Egipto hacia la tierra prometida, junto con los numerosos
milagros relacionados con ese suceso, sirvió como base para el llamado de la nación a la santidad
(Nm 15:40-41) y para la evaluación de sus acciones (Dt 6:20-25), el tema principal de muchos
salmos (Sal 78:80; 81; 105; 106; 136) y una inspiración subyacente a muchas de sus esperanzas
proféticas más profundas (Is 11:16; Jer 11:3-5; 23:7-8). de modo más profundo, este acontecimiento
proporciona el fundamento mismo para la vida espiritual y nacional de Israel.
A pesar de todas la conjeturas, muchos hechos apoyan la realidad del relato del éxodo. El
registro bíblico le otorga una importancia sin paralelos al acontecimiento, y numerosos detalles se
adaptan bien la situación cultural y política en Egipto durante el periodo del Nuevo Testamento. Por
ejemplo, la Biblia describe fielmente las condiciones laborales conocidas, los hombres apropiadas,
las estructuras gubernamentales, la teología de la realeza, la geografía, las prácticas de magia, la
artesanía, y las convenciones artísticas de Egipto durante los siglos décimo cuarto al décimo tercero
a.C. Aunque estos hechos no pueden por sí mismo verificar la realidad del éxodo, definitivamente
apoyan el propio testimonio bíblico antiguo de Dios a través de su siervo Oseas: “Desde que Israel
era niño, yo lo amé; de Egipto llamé a mi hijo” (Os 11:1).
Los amalecitas, con quienes los israelitas se encontraron por primera vez en Canaán (Éx
17:18), son un grupo de personas relativamente poco conocido en el Antiguo Testamento. A
diferencia de otros grupos mencionados allí, no se ha encontrado ninguna referencia de esta nación
en ningún material extrabíblico. Todo lo que se sabe de este pueblo proviene de la Biblia.
De acuerdo al registro genealógico (Gn 36:12), Amalec fue hijo de Elifaz y el nieto de Esaú.
En Números 24:20 Balán el adivino se refirió a los amalecitas usando el enigmático título de “el
primero de las naciones”. Su alcance geográfico era enorme, se extendía desde el valle de Jezreel
hasta el Arabah. Esto sugiere que eran un pueblo migratorio. Debido a la crueldad de los amalecitas
con ISrael, Dios le ordenó a su pueblo en Deuteronomio 25:19 que borraran el recuerdo de Amalec
de debajo del cielo (esta es la única nación así condenada en la Biblia). A pesar de esta
condenación divina, los amalecitas reaparecieron intermitentemente a lo largo de la historia de
Israel:
● Durante los días de Gedeón, los amalecitas aparecieron en Jezrel (Jue 6:33), y luego fueron
derrotados junto con los madianitas.
● Saúl tuvo piedad del rey amalecita, Agag (1S 15:8-9), un costoso acto de desobediencia que
lo condujo a la caída.
En contraste, David trató a los amalecitas con dureza (1S 27:8-9). Estos invadieron su
campamento en Siclag, pero el se hizo presente para derrotarlos en la confrontación (1S 30:1-20).
Los hicsos, cuyo nombre significa «gobernantes de países extranjeros» se filtraron en Egipto
durante la edad del bronce media cuando la autoridad egipcia era débil y descentralizada. Entraron
en Egipto durante la última parte del periodo del Reino Medio egipcio (aprox. 1800 1650 a.C.) y se
establecieron en la región este del delta. No se conoce nada sobre su origen, pero su identidad
racial era mixta (mayormente semítica).
Durante el siglo decimoctavo a.C., los hicsos capturaron la capital administrativa egipcia en
Menfis y pronto establecieron su propia capital en Avaris (identificado como el moderno Tell ed-Dab'
a. Sin embargo, en el Alto Egipto (el sur), el poder de los hicsos permaneció limitado porque el
príncipe egipcio mantenía el control de Tebas.
De acuerdo con el sacerdote e historiador Manetho (siglo tercero a.C.), los hicsos
establecieron las Dinastías decimoquinta y decimosexta. Los gobernantes hicsos, quienes
controlaron la mayor parte del Bajo Egipto (del norte) por aproximadamente cien años, usaban títulos
egipcios, y su cultura reflejaba una mezcla de culturas egipcias y semíticas. Los hicsos introdujeron
innovaciones militares a Egipto, quizás incluyeron d arco compuesto, así como nuevos tipos de
dagas, espadas y las hachas de guerra. Usaban caballos y carros, y también pudieron haber
introducido los carros de guerra a Egipto.
El faraon Secienenra de la Dinastía egipcia decimoséptima (cuya capital era Tebas' en el Alto
Egipto (sur) intentó eliminar el gobierno de los hicsos, pero fue herido mortalmente en combate (su
momia muestra que su rostro recibió el golpe de un hacha de guerra). Su sucesor, Kamose, dirigió
una campaña en el delta este y atacó la capital de los hicsos, Avaris; pero, aparentemente fracasó y
no pudo tomar la ciudad. Tres años después, Ahmose, el hermano menor de Kamose, ascendió al
trono y expulsó exitosamente a los hicsos de Avaris (Un templo en Abydos retrataba en sus paredes
pintadas escenas de la victoria de Ahmose sobre los hicsos). Ahmose estableció la poderosa
Dinastía decimoctava y unificó el Alto y el Bajo Egipto.
LA VERACIDAD DE LA BIBLIA
Éxodo 19. “La ubicación del monte Sinaí”
Los estudiosos continúan discutiendo la ubicación del Monte Sinaí, y proponen argumentos
en apoyo de las siguientes ubicaciones:
Cerca se encuentra una amplia llanura llamada er-Raha, el único lugar en el sur del Sinaí que
pudo haber hospedado a todos los israelitas emigrantes. Pero esta zona tiene poca agua.
● El movimiento de los israelitas se atrasó por los niños y ganado a nado (véase Éx 12:37-38).
De acuerdo a Deuteronomio 1 :2 el Monte Sinaí es un viaje de once días a pie desde Kadesh
Barnea, probablemente el moderno Tell el-Qudeirat en el norte del Sinaí. Esto ubicaría el
Monte Sinaí en el norte de la Península de Sinaí, aproximadamente a 97 kilómetros de
Kadesh Barnea.
Pero Deuteronomio 1:2 revela que el viajero promedio podía completar este viaje
rápidamente. Esto sugiere una ubicación considerablemente más alejada que los 97
kilómetros. Ubicaciones de campamentos junto a rutas de comercio tradicionales, a menudo
se encontraban separadas por más de 48 kilómetros. De hecho, Deuteronomio 1:2 excluye la
localización del Monte Sinaí a menos de 320 kilómetros desde Kadesh Barnea.
● Moisés pidió permiso para que Israel hiciera un viaje de tres días al desierto (Éx 5:3).
Asumiendo que los israelitas planeaban viajar al Monte Sinaí, el monte debía estar dentro de
un viaje de tres días a Egipto. No obstante, Éxodo 5:3 no dice nada sobre una intención de ir
al Sinaí.
La ubicación en Arabia
Una tercera posibilidad es que el Monte Sinaí está en la península de Arabia. La mayoría de
los traductores han descartado durante mucho tiempo esta teoría, pero Colin Humpreys
recientemente la reavivó y la hipótesis ofrece posibilidades fascinantes. Los principales argumentos
son:
● Madián, donde Moisés vivió después de su huida inicial de Egipto (2:15), estaba en el
noroeste de Arabia. Debido a que los madianitas cubrían un gran área (Jue 6:1-6), Moisés no
requería haber vivido en Arabia necesariamente. Con todo, el hecho de que algunos
madianitas habían dejado sus tierras natales no es relevante, el texto declara que Moisés
vivió «en Madián» (casi seguro al noroeste de Arabia) no «entre madianitas».
● Moisés primeramente se encontró con Dios en el Monte Sinaí mientras pastoreaba el rebaño
de Jetro en «el otro extremo del desierto» (Éx 3:1; algunas versiones dicen «al oeste del
desierto» o «detrás del desierto»). Moisés debió haber guiado el rebaño de Jetro desde
Madián hasta el este, debido a que el Mar Rojo formaba el límite oeste de Madián. Madián se
localizaba en el área baja costera del oeste de Arabia llamada Tihama, una región
extremadamente caliente durante el verano. Justo al este se encuentra un desierto llamado el
Shifa, y detrás de este el Hisma, con un terreno alto y numerosos oasis. Rutinariamente, los
pastores huían del calor yendo al Hisma; esto puede ser lo que Éxodo 3:1 describe.
● De acuerdo a Éxodo 19:16-18 y Deuteronomio 4:11, el Monte Sinaí ardía en llamas, y estaba
envuelto en un inmenso cúmulo de nubes o de humo y se movía violentamente como en un
terremoto. Relampagueos de rayos y sonidos estrepitosos de trompeta también tuvieron
lugar. La descripción encaja con una erupción volcánica. La emisión de gases calientes de
fisuras puede producir sonidos como de trompeta, y observadores han reportado que han
visto despliegues eléctricos masivos que emanaban de nubes volcánicas. No se sabe de
ningún volcán que haya hecho erupción durante ese periodo en la península de Sinaí, pero
Arabia tiene muchos volcanes.
Un monte volcánico en el oeste de la península de Arabia, Hala al Bedr (monte Bedr), según
esta teoría, es un candidato particularmente prometedor para el antiguo Monte Sinaí. Este se
encuentra aislado y pudo haber sido descrito en Éxodo 19:12. Volcánicamente activa durante ese
periodo, la montaña está situada en un extremo de una gran montaña de forma de mesa, de
aproximadamente diez kilómetros de diámetro, llamada Tadra.
Tadra, que es lo suficientemente grande para haber alojado al campamento israelita (v. 2), se
encuentra en un valle fértil llamado al-Gaw, con numerosos pozos y con una flora relativamente
exuberante. La estadía de once meses de los israelitas (Nm 10:11) hubiera sido imposible a menos
de que el área tuviera acceso al agua (véase también Ex 19:14).
En el mundo antiguo, los altares desempeñaban un papel clave en las prácticas religiosas de
muchos grupos de personas. Cualquier superficie consagrada para el propósito de hacer ofrendas
sagradas se hubiera considerado un altar. Los altares bíblicos son de especial interés en el contexto
de estas notas (las características de los altares a otros dioses eran a menudo similares [p.ej. los
cuernos eran comunes], pero la discusión de dichos elementos está más allá del alcance de este
breve artículo).
El sustantivo hebreo mizbeah, traducido «altar», se deriva de la raíz verbal zbh (que significa
«matar»). Frecuentemente, el pueblo de Dios construía altares en el sitio de una teofanía o de una
aparición divina (p.ej. Gn 12:7; 35:1,7). Teológicamente, los altares proporcionaban un lugar de
reunión entre Dios y la humanidad, una intersección entre el cielo y la tierra. Estos definían los
espacios en los cuales Dios hacía que su nombre habitará y en los cuales los seres humanos
podrían, consecuentemente, invocar ese nombre (Gn 13:3-4; 26:25; Dt 12:11; 1R 8:22-54).
Construidos principalmente de piedra, tierra, madera o metal, los altares antiguos de todos los
tipos se clasifican desde los relativamente simples hasta los de compleja elaboración. Personajes
destacados en las narrativas bíblicas, incluyendo Noé (Gn 8:20), Abram (Gn 13:4), Isaac (Gn 26:25),
Jacob (Gn 33:18-20) y Moisés (Éx 17:15), al parecer construyeron altares de piedra sencillos. Los
altares complejos se construyeron en conjunción con santuarios más elaborados, ya fueran portátiles
(p.ej. el tabernáculo) o fijos (p.ej. el templo).
El altar de bronce debía ser hueco y estar provisto con cuatro anillos y dos pértigas o varas, lo
que lo hacía ligero y portátil. Aparentemente, ambos altares debían llenarse temporalmente con
tierra y piedras en cada campamento israelita (cf. 20:24-25).
Cuatro cuernos, que sobresalían desde las cuatro esquinas del altar de bronce, debían servir
como los sitios en los cuales debía aplicarse la sangre del animal para efectuar la purificación de
pecados (cf. 29:12). Similarmente, los sacerdotes debían aplicar sangre en los cuernos del altar de
incienso de oro para purificarlo (Lv 4:7). Al parecer, según Amós 3:14 la eliminación de estos
cuernos invalidaría el altar. Debido a su santidad intrínseca, los cuernos de los altares se usaban
para proporcionar asilo a aquellos que buscaban refugio, excepto en caso de homicidio intencional
(cf. Ex 21:14; 1R 1:50-51; 2:28-34).
Las leyes que regulan la esclavitud se han preservado desde muchas culturas antiguas
(incluyendo las de Sumer, Nuzi, Babilonia, Asiria e Israel). El código babilónico de Hammurabi (siglo
decimoctavo a.C.), revela mucho sobre dichas leyes. De acuerdo a este código, los esclavos
recibían algunos derechos, pero claramente mantenían un estatus disminuido comparado con el
resto de la sociedad. Este código limitaba la deuda de esclavitud a tres años y permitía que la
esclavitud fuera impuesta sobre hacendados negligentes y hasta sobre esposas derrochadoras! Los
ciudadanos libres y los esclavos podían casarse entre sí, de acuerdo a la antigua ley babilónica. La
evidencia que data del primer milenio a.C. también revela que algunos esclavos en realidad poseían
casas y tierra.
Cuando comparamos las leyes de la esclavitud en el extenso Cercano Oriente con las de la
Biblia, surgen tanto similitudes como diferencias. El Antiguo Testamento regulaba la esclavitud, pero
la institución misma nunca fue cuestionada (lo mismo aplica para el Nuevo Testamento). Aún así, las
limitaciones impuestas a la esclavitud estaban enraizadas en la experiencia personal de los israelitas
como esclavos en Egipto (Dt 15:15):
Éxodo 23:14-19 describe los tres principales festivales anuales de Israel. Los defensores de la
hipótesis documentaria han argumentado que los israelitas de la edad del bronce tardía no habrían
sido lo suficientemente sofisticados para haber organizado celebraciones tan elaboradas como las
descritas en el Pentateuco. Más bien, estos eruditos sugieren que las descripciones de estos
festivales provienen de fuente sacerdotal desarrollada durante el período postexílico (algún tiempo
después del año 536 a.C.). No obstante, los arqueólogos poseen una compleja obra literaria de la
ciudad siria de [mar que contradice esta teoría.
Una gran tablilla de Emar, que se anticipa a las descripciones del Pentateuco de los
festivales, describe de muriera compleja los festivales zukru de la ciudad. Está elaborada
celebración conmemorativa, la cual debía celebrarse cada siete años, ¡requería un año completo de
preparación! Estas tablillas dan instrucciones detalladas en lo que compete a ofrendas específicas a
las 70 deidades de las ciudades: cuáles animales debían ofrecerse a cuales dioses, cuántos
animales debían sacrificarse, quién debía donar cada animal, la fecha precisa de cada ofrenda y la
forma en que debía presentarse. Se incluían las instrucciones para las procesiones de las estatuas
de las deidades, con un enfoque particular en Dagón (el dios principal de Emar).
De este modo, sabemos que los pueblos antiguos se adherían a instrucciones complicadas y
escritas para los rituales de culto durante la edad del bronce tardía! Las descripciones bíblicas y las
instrucciones con respecto a las fiestas de Israel encajan bien en este escenario.
Dios usó varios métodos para guiar a los antiguos israelitas, incluyendo el Urim y el Tumim. El
sumo sacerdote llevaba estos objetos en su «pectoral para impartir justicia» y los usaba para buscar
la voluntad de Dios (Éx 28:29-30). La confianza en estos medios únicos de revelación (Nm 27:21; Dt
33:8) parece haber cesado después del reinado de David, aunque se dio un intento de reavivar la
práctica durante el período postexílico, en el siglo quinto a.C. (véase Esd 2:63; Neh 7:65).
El Urim y el Tumim deben haber sido pequeños objetos de metal o piedras o palos inscritos
con símbolos, posiblemente las 22 letras del alfabeto hebreo, en base en el hecho de que la primera
letra del Urim (alep) y la primera letra de Tumini (tau) son a primera y la última letra de este alfabeto,
respectivamente.
Muy probablemente, tal como lo sugieren los pasajes bíblicos, el Urim y el Tumim eran tirados
al azar con el fin de obtener respuestas, de! tipo si o no, de Dios. Echar suertes es una expresión
declarada en la Biblia (cf. Lv 16:8; Nm 33:54; Pr 16:33; Hch 1:26). Pero dos pasajes sugieren que
hacerle a Dios una serie de preguntas y usar un proceso de eliminación para determinar sus
respuestas suministraba una revelación más sutil, como el lugar de escondite de una persona o una
estrategia de batalla compleja (véase 15 10:20-22; 2S 5:22-24). Algunos historiadores bíblicos creen
que el sumo sacerdote revelaría un oráculo y que el Urim y el Tumim se usarían para confirmar su
verdad.
TEXTOS Y ARTEFACTOS ANTIGUOS
Las tablillas de arcilla con caracteres cuneiformes que datan del siglo decimocuarto al
decimotercero a.C. detallan los rituales para la consagración de las altas sacerdotisas del dios
tormenta en Emar, una ciudad de la edad del bronce en Siria. Cuando una alta sacerdotisa anterior
moría, se escogía mediante el azar a la hija de una familia local para reemplazarla. A esta joven se
le ungía con aceite sagrado, y al día siguiente seguían cánticos festivos y sacrificios de animales en
el templo del dios tormenta. Rasuraban su cabeza en la entrada del patio del templo y todos los
diversos dioses de la ciudad eran vueltos a consagrar.
De manera similar, a los nuevos sacerdotes se les ungía con aceite y recibían ropas sagradas
para que las usaran. Acompañada por múltiples sacrificios, la ceremonia de consagración de cada
nuevo sacerdote israelita y del altar también ocurría en un periodo de siete días.
Existían, sin embargo, diferencias significativas entre los rituales de consagración sacerdotal
de las dos culturas. Mientras que a la alta sacerdotisa de! dios tormenta recientemente corisagrada
la rapaban es la entrada del templo, a Ios sacerdotes principiantes de la Biblia los lavaban
ceremonialmente en la entrada de la Tienda de reunión: Y, a diferencia de los rituales de Emar, las
instrucciones bíblicas prohibían abiertamente cualquier reconocimiento de otras deidades.
Sin embargo, la diferencia más notable entre las dos tradiciones era la naturaleza hereditaria
del sacerdocio bíblico. En lugar de seleccionar sacerdotes sucesivos según la suerte, el Dios de
Israel designó personalmente que Aarón y sus descendientes varones lo representaran
perpetuamente como sus sacerdotes.
Desde tiempos prehistóricos, los artistas usaban tanto recursos naturales como materiales
adquiridos comercialmente para crear objetos hermosos y luego transmitir sus técnicas a otros.
Conforme progresaba la antigua tecnología, los materiales usados incluían lo siguiente:
● Arcilla. El material más común que se utilizaba era la arcilla ya fuera secada al sol como
horneada, tanto en proyectos a gran escala como en vasijas elaboradas para uso diario del
hogar. La producción masiva de ladrillos de barro (p.ej. Gn 11:3; Ex 1:11-14) le permitió a los
artesanos antiguos crear obras de arquitectura monumentales.
Aun en los primitivos tiempos neolíticos (aprox. 8000 a.C.), los artesanos del barro creaban
alfarería trabajada al fuego. El invento de la rueda del alfarero, aproximadamente en el año 4000
a.C., permitió que la alfarería se difundiera de tal modo que los arqueólogos tienen la capacidad de
deducir fechas de los estratos arqueológicos basándose únicamente en los diseños y las
características de los materiales de depósitos de tiestos.
● Piedra. Los albañiles y los escultores usaban piedras de cantera en proyectos de construcción
monumentales, así como en estatuas. Utilizaban picos de hierro para dar forma burda, luego
martillos y cinceles para afinar la obra, como en relieves e inscripciones. El templo de
Jerusalén y el palacio real se construyeron de grandes bloques de piedra caliza «cortados a la
medida y aserrados por ambos lados» (1R 7:9).
Asimismo, los artesanos trabajaron con piedras preciosas y semipreciosas para crear sellos
cilíndricos (cilindros de piedra grabados al intaglio: figuras grabadas o talladas en piedra bajo el nivel
de la superficie de tal modo que la impresión producía una imagen en relieve, y se usaba en la
antigua Mesopotamia para dejar impresiones en barro mojado), amuletos (talismanes u ornamentos
a menudo inscritos con conjuros mágicos o símbolos para protegerse contra el mal), pendientes e
incrustaciones. Las piedras ornamentales eran típicamente acabadas en forma redondeada, con sus
lados lisos, pulidos y grabados (Éx 28:11,21).
Las dos técnicas más comunes en el trabajo del metal eran la fundición y el martilleo. Se
prefería la fundición para la elaboración de múltiples objetos similares tales como herramientas. Los
metales derretidos se vertían en un molde, el cual tomaba la forma del molde cuando se solidificaba.
El martilleo se utilizaba para moldear aretes, aplicaciones, recubrimientos de lámina e ídolos (Is
44:12).
● Textiles. Las mujeres hilaban telas de lana y lino a mano o rueca (Ex 35:25; Pr 31:19). Las
tumbas descubiertas en Beni Hasabn contenían imágenes de telares horizontales y verticales.
Evidencias de telares que usaban pesos para mantener la urdim-bre en su sitio, para la labor
de tejido, se han esta-blecido en sitios como Beth Shan, Gezer y Ecron, donde telares de
pesos (pesos que sostienen los hilos de la urdimbre tensionados durante el tejido) también se
han recuperado.
Las plantas eran la fuente de la mayor parte de los colorantes (p.ej. índigo para azul y alheña
para rojo), pero el colorante más famoso y caro, la púrpura fenicia, estaba hecha del pigmento del
caracol múrex. Las telas como las usadas por el sumo sacerdote estaban ricamente recamadas (Ex
28) y algu-nas veces terminadas con flecos (Nm 15:38; Mt 23:5). Agujas de metal almacenadas en
cajas de marfil encontradas en Jazor y Meguido son testimonio de las artes de costura y bordado.
Varios cultos religiosos en Egipto (el de Apis era el más prominente), adoraban al toro y al
becerro. La deificación de un toro vivo y «sagrado» se inició durante la primera Dinastía egipcia y
continuó durante toda la larga historia del antiguo Egipto. Los cultos al toro del delta del Nilo, los
cuales existieron en el mis-mo tiempo y lugar de la estadía temporal de los israelitas en Egipto, eran
dedicados a Horus, el «dios del cielo».
Los cananeos también veneraban toros. El, el dios principal del panteón cananeo (la lista
oficialmente reconocida de dioses), se le aplicaba la denominación del «toro celestial». Baal, el dios
tormenta, estaba igualmente asociado con el toro por causa de la fertilidad de ese animal. Las
tradiciones artísticas de Canaán retratan dioses que montaban sobre toros, los cuales se llegaron a
convertir en pedestales vivientes emblemáticos de la realeza y el poder sobre la naturaleza.
Es importante reconocer, como se sugirió anteriormente, que los israelitas creían que estaban
actuando con piedad. Todo lo que veían en el mundo que les rodeaba les insinuaba que Dios
encontraría dicha adoración de ídolos aceptable y agradable. En sus mentes, el pueblo de Dios
intentaba honrarlo al representarlo como el principal de los dioses. Pero la realidad era que estaban
comprometiendo su condición de pueblo único e incomparable, una tendencia que continuaría
persiguiéndolos hasta su regreso eventual de la cautividad en Babilonia. La naturaleza de Dios no
pueden representarla objetos inanimados ni nada más en toda la creación (Dt 4:15-19; Is 46:5-9). El
clamor de liberación del éxodo: «¿Quién Señor, se te compara entre los dioses?» (Éx 15:11), sería
contradicho una y otra vez por la idolatría... la gigantesca piedra de tropiezo de Israel.
Éxodo 33:2 incluye a los hititas en la lista de grupos de pueblos que Israel iba a conquistar (cf.
Dt 7:1; Jos 3:10). Esto les da la impresión a los lectores que los hititas com-prendían una cultura
local en Canaán. En realidad, el término hititas usualmente se refiere a un grupo de pueblos
asentados en Anatolia central (Turquía actual), quienes controlaron un gran imperio durante el
segundo milenio a.C. A pesar de haber entrado en Anatolia alrededor del año 2300 a.C., los hititas
eran indo-europeos (al igual que los griegos), no semitas (como los israelitas, asirios y la mayoría de
los cananeos).
Los hititas vivieron en Canaán en época tan temprana como la de los patriarcas (cf. Gn 23:10)
y aún habitaron la región en tiem-po tan posterior como el de David, tal como lo indicó la presencia
de Urías, el hitita, en el ejército de David (2S 11-12). Posiblemente, los hititas «palestinos» fueron
simplemente miembros dispersados, de la clase baja, de los hititas de Anatolia. Por otro lado,
podrían haber sido dos pueblos «hititas» separados en el Antiguo Testamento: una población
indígena cananea en la región mucho tiempo después conocida como Palestina y los remanentes
del imperio hitita en Anatolia (cf.2R 7:6). De hecho, estos dos grupos pueden no haber tenido
relación alguna y el uso de un nombre común pudo ser meramente una coincidencia.
La ciudad capital y el centro del poder hitita se encontraban en Turquía central, en Boghaz-
koy (llamado Hattusa por los hititas). Allí se ha descubierto un gran archivo que contiene tablillas en
acadio, hitita y otros idiomas. Esta biblioteca de documentos contiene una amplía variedad de
materiales, incluyendo cartas, instrucciones militares y leyes.' Además, la ora ción hitita y los textos
rituales revelan mucho sobre su religión.
● Periodo del antiguo reino (aprox. 1600-1400 a.C.): los dos grandes reyes de esta era eran
Hatusili I y su sucesor, Mursili I (mediados del siglo decimosexto a.C.). Estos gobernantes
incrementaron dramáticamente la extensión del reino hitita, y se expandieron en particular
hacia Siria y Mesopotamia, derrotaron a los horeos y saquearon Babilonia alrededor del año
1531 a.C. Después del asesinato de Mursili I, el reino cayó en el faccionalismo y la debilidad.
Otro rey hitita, Telipinu, intentó poner fin al conflicto en el pala-cio al crear reglas para
sucesión.
● Periodo del reino medio. (aprox. 1400-1340 a.C.): Tudhaliya II revigorizó a su pueblo, pero
los hititas siguieron preocupados por sus enemigos, particularmente aquellos del norte.
● Nuevo reino/Periodo del imperio (aprox. 1340-1200 a.C.): El imperio hitita regresó a su
antigua gloria con el ascenso de Suppiluliumas I, quien extendió el poder hitita hasta el sur, y
derrotó al rey horeo de Mitanni en Siria. De este modo, los hititas se convirtieron en el poder
principal en el norte y un con-trapeso para Egipto, el principal poder del 5.ur. Alrededor del
año 1275 a.C., el rey hitita Muwatalli peleó una de las batallas más famosas de !a antigüedad
en Kadesh contra el faraón Ramsés II, la cual terminó en un empate.
El poder hitita menguó y finalmente desapareció aproximadamente en el año 1200 a.C., como
resultado de calamidades desconocidas que atacaron repentinamente gran parte del mundo al final
de la edad del bronce:
En la cima de su poder, los hititas ejercieron control sobre una inmensa área, extendiéndose
desde la costa del mar Egeo hasta Damasco (cf. Jos 1:4). Aunque no ejercían una influencia directa
sobre Tierra Santa, Israel habría sentido la presencia de los hititas en Canaán debido a que las
realidades geopolíticas situaban a la región como una zona de amortiguamiento entre los egipcios y
los hititas.
Éxodo 34. “El ritual hitita de establecer un nuevo templo para la diosa de la
noche”
Los antiguos textos cuneiformes antiguos certifican que los hititas adoraban a cientos, y
quizás a miles, de deidades.' Uno de estos textos, una tablilla a cuatro columnas descubierta en el
sureste de Anatolia y que data de la edad del bronce tardía, contiene instrucciones para el ritual hitita
de establecer un nuevo templo para la diosa de la noche.
Interesantemente, aspectos de este ritual son similares a aquellos que Dios estableció con
respecto a la construcción del santuario (Ex 25-40). Por ejemplo:
● Ambos procedimientos requieren adornar el lugar de adoración con metales preciosos y
gemas.
● Ambos especifican el uso de utensilios de bronce, altares y vasijas de lavamiento.
● Ambos estipulan cortinas tejidas delicada-mente que servían como pantallas a la entrada.
● Ambos les asignaron a los sacerdotes ropas especiales y requerían que participaran en
rituales de lavamiento ceremoniales.
● Ambos tenían correspondencia en las características relacionadas con ritos de sacrificios.
A pesar de todo, es importante reconocer que los israelitas seguían costumbres comunes de
su época. Esto nos ayuda a mantener la Biblia en perspectiva como un libro antiguo escrito dentro
de un contexto histórico (y que expresa la realidad, como se vivía en este contexto). Esto también
nos asegura que las reglas sacerdotales en el Antiguo Testamento son verdaderamente antiguas
(segundo milenio a.C.), contrario a que son relativamente tardías (alrededor del siglo cuarto a.C.,
como algunos estudiosos argumentan).
El tabernáculo, un santuario portátil que servía como centro para la adoración israelita hasta
la construcción del templo de Salomón, era conocido por varios términos en las Escrituras. Cada
nombre realzaba un aspecto de su función:
● Se conocía comúnmente como el «santuario» (algunas traducciones dicen «morada» porque
Dios había escogido vivir allí entre su pueblo (Ex 25:8).
● Dios tenía audiencias con ellos en la «Tienda de reunión» para aceptar sus sacrificios y
perdonar sus pecados (28:43).
● Como el «santuario del pacto» este guardaba las tablas del pacto de Dios con su pueblo
(38:21).
Un recinto rectangular de cortinas de lino blanco formaba un atrio exterior (Ex 27:9ss) en el
cual los sacerdotes ofrecían sacrificios en un altar de madera de acacia recubierto de bronce, con
cuatro cuernos.' Todos los utensilios para el mismo fueron hechos de bronce, al igual que el
lavamanos, una vasija en una base, en el cual los sacerdotes lavaban sus manos y pies (30:17-21).
La tienda empezó como una armazón de madera enrejada, lo que permitía armarla o
desarmarla fácilmente (véase 26:15-30), sobre la cual estaban depositadas cubiertas de varias
capas de fino tejido azul, púrpura y escarlata bordadas con representaciones de querubines (figuras
angelicales). Una capa de pelo de cabra cubierta por una doble capa de pieles de cuero curtidas
formaban una cobertura de protección a modo de techo (40:1-14). La estructura completa era de
13.7 m de largo, por 3m de ancho, por 3 m de alto.
Dentro de la tienda había dos áreas separadas por un velo: el Lugar Santo y el Lugar
Santísimo. El interior del Lugar Santo estaba adornado con artículos de mobiliario. Todos fueron
confec-cionados con anillos a través de los cuales pértigas podían ajustarse para ser transportados,
con la finalidad de eliminar la posibilidad de que estos objetos santos fueran profanados por el
contacto con los seres humanos.
Se colocaba una mesa cubierta de oro con 12 hogazas de pan para que los sacerdotes
comieran una vez a la semana, y así tener comunión con Dios y disfrutar de su hospitalidad a favor
de Israel (Lv 24:8-9). Frente a la mesa se encontraba un candelabro de oro, de cuya base se
extendían siete brazos que sostenían lámparas en forma de botones de almendra. Botones de
almendra, pétalos y cálices (las espirales verdes de las flores) ornamentaban cada brazo. El diseño
arbóreo y el adorno floral del candelabro, el cual se mantenía ardiendo perpetuamente (Ex 27:20),
recordaban a la zarza ardiente a través de la cual Dios se había manifestado a sí mismo a Moisés
(3:2-3). Marcando el límite de la ministración sacerdotal en el velo, se encontraba un altar de
incienso, recubierto de oro, en el cual ardía un sacrificio perpetuo de incienso aromático (30:1-.10).
Separado del Lugar Santo y cubierto por un velo con un bordado de un querubín estaba el
Lugar Santísimo, el santuario interior que alojaba el arca del pacto (26:31-34). El querubín
simbolizaba el jardín del Edén, donde se les había colocado a dichas criaturas angélicas para que
guardaran el camino al árbol de la vida (Gis 3:24). El arca, un cofre de madera de acacia cubierta
por dentro y por fuera con oro, medía aproximadamente 0.9 m de largo, por 0.6 m de ancho, por 0.6
m de alto. Una moldura de oro adornaba su cubierta. En ambos extremos de su cubierta se
levantaban dos querubines hechos de oro batido. Estas figuras estaban una enfrente de la otra y sus
alas se extendían para abrigar el arca como si estuviera debajo de un refugio. El arca representaba
el estrado de los pies de Dios (1Cr 28:2) y el querubín su trono (1S 4:4; Is 37:16).
Dentro del arca estaban colocadas las tablas de piedra del pacto (Ex 25:21), una vasija con
maná (16:33) y la vara de Aarón (Nm 17:10). Las tablas de la ley le recordaban al pueblo que Dios
haría cumplir los términos de su pacto con ellos. En el día anual de la expiación, la sangre de
animales sacrificados debía rociarse sobre la cubierta del arca, cubriendo las tablas que definían los
términos que el pueblo había transgredido (Lv 16:14-16;30).' Después de que el artesano completó
la obra en el tabernáculo, la gloria de Dios que había descansado sobre el Monte Sinaí descendió
para llenar el santuario y llevar a Israel a la tierra prometida (Éx 40:34-38). El tabernáculo funcionaba
como un «Sinaí portátil» desde cuyo interior Dios continuó habitando entre su pueblo (29:45-46).