El documento narra la historia de un pastor coreano, Kim, y 27 miembros de su congregación que vivieron escondidos en túneles para escapar de la persecución comunista. Cuando fueron descubiertos, se les dio la opción de negar su fe en Cristo para salvar sus vidas, pero se negaron. Cuatro niños fueron ahorcados y luego el resto del grupo fue aplastado por una aplanadora. A pesar del dolor, cantaron alabanzas a Cristo hasta el final. El documento argumenta que para dar mucho fruto como
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El documento narra la historia de un pastor coreano, Kim, y 27 miembros de su congregación que vivieron escondidos en túneles para escapar de la persecución comunista. Cuando fueron descubiertos, se les dio la opción de negar su fe en Cristo para salvar sus vidas, pero se negaron. Cuatro niños fueron ahorcados y luego el resto del grupo fue aplastado por una aplanadora. A pesar del dolor, cantaron alabanzas a Cristo hasta el final. El documento argumenta que para dar mucho fruto como
El documento narra la historia de un pastor coreano, Kim, y 27 miembros de su congregación que vivieron escondidos en túneles para escapar de la persecución comunista. Cuando fueron descubiertos, se les dio la opción de negar su fe en Cristo para salvar sus vidas, pero se negaron. Cuatro niños fueron ahorcados y luego el resto del grupo fue aplastado por una aplanadora. A pesar del dolor, cantaron alabanzas a Cristo hasta el final. El documento argumenta que para dar mucho fruto como
El documento narra la historia de un pastor coreano, Kim, y 27 miembros de su congregación que vivieron escondidos en túneles para escapar de la persecución comunista. Cuando fueron descubiertos, se les dio la opción de negar su fe en Cristo para salvar sus vidas, pero se negaron. Cuatro niños fueron ahorcados y luego el resto del grupo fue aplastado por una aplanadora. A pesar del dolor, cantaron alabanzas a Cristo hasta el final. El documento argumenta que para dar mucho fruto como
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¿Y TU, YA DECIDISTE MORIR?
“De cierto, de cierto os digo, que, si el grano de trigo no cae en la tierra y
muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”, Juan 12:24. En Corea del Norte durante 1950, por varios años, el pastor Kim y veintisiete miembros de su redil vivieron en túneles bajo tierra hechos a mano, desde estos lugares ellos adoraban y alababan a Dios. Pero los comunistas descubrieron donde vivían cuando construían una carretera, entonces los guardias los sacaron de su escondite y los presentaron frente a una multitud de 3.000 personas para realizar una ejecución pública; lo único que tenían que hacer para salvar sus vidas era negar a Cristo, pero los creyentes rehusaron hacerlo. Entonces se ordenó separar del grupo a cuatro niños y prepararlos para ser ahorcados, ya con sogas amarradas alrededor de sus pequeños cuellos, el oficial les ordenó nuevamente a los padres que negaran a Cristo, pero ninguno de los creyentes negó la fe en Cristo, en vez de eso les dijeron a sus hijos: “Muy pronto nos veremos en el cielo” y los niños murieron calladamente. Finalmente se ordenó que trajeran una aplanadora, y obligaron a los cristianos que se acostaran en el camino, mientras el motor de la máquina aceleraba, el oficial les dio una última oportunidad de retractarse de su fe en Jesús, pero nuevamente los creyentes rehusaron hacerlo, entonces tan pronto la máquina comenzó a moverse lentamente, mientras sus huesos y sus cuerpos eran aplastados, de los labios de los creyentes solo se podían escuchar las siguientes palabras: “Más amor por ti, oh Cristo, más amor por ti. A nadie más deseo, más amor por ti. Que el dolor cumpla su cometido, más amor por ti, Entonces mi último aliento, tu alabanza susurrará, Este será el llanto de despedida que mi corazón elevará; Más amor, oh Cristo, por ti” La verdad es que el Pastor Kim y los miembros de su congregación habían muerto a todo, para que CRISTO pueda vivir en plenitud en sus vidas. Entonces, ¿Cuáles son los mayores sueños que anhelas cumplir? y ¿Hasta qué punto esos sueños pueden hacerse realidad sin que implique un alto costo? Ahora nuestro mayor problema es que la mayoría no queremos pagar el precio por lograr hacer realidad esos sueños, queremos tener mucho fruto y no queremos morir para obtenerlo, pues de acuerdo a Mateo 12:24, “… si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”. Un grano de trigo no produce ningún fruto a menos que se echa en el suelo, así este era la representación de Jesús que tenía que morir por nosotros para demostrar su amor y gracia. Ahora Jesús nos propone lo que quiere que hagamos, tenemos que morir para dar mucho fruto, cada creyente debe ser como el trigo, que cuando cae en tierra, es sepultado en oscuridad y muere, cuando muere nace, después que nace crece y luego da mucho fruto, por el contrario el cristiano que no produce fruto es porque no ha muerto, pues la biblia dice en Mateo 7:16 “por sus frutos los conoceréis”. Entonces te preguntaras, ¿A qué tengo que morir?, en Colosenses 3: 5, nos dice claramente “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría”. Por lo tanto tenemos que morir al pecado, al egoísmo, al orgullo, a malos pensamientos, envidia, hipocresía, celos, enojo, rencor y a muchas otras cosas más que Dios aborrece, y que solo nosotros conocemos, y si no es así pidamos a Dios que nos revele nuestra condición, por lo tanto si morimos a todo eso se producirá el fruto del Espíritu Santo en nuestras vidas, que según Gálatas 5:22 es “ AMOR, GOZO, PAZ, PACIENCIA, BENIGNIDAD, BONDAD, FE, MANSEDUMBRE, Y DOMINIO PROPIO”. En conclusión en estos tiempos que estamos viviendo de Cuarentena, donde cada uno tiene la libertad de adorar y buscar de Dios desde su hogar, de compartir con otros el amor de Cristo, esto nos demuestra Dios que somos más que bendecidos, pues no somos perseguidos y torturados como el Pastor Kim, como los discípulos y aun como nuestro propio Salvador Jesucristo, que aun asi tomaron la mejor decisión de sus vidas, morir así mismos para llevar mucho fruto, así nosotros como cristianos tenemos que aprender a morir cada día, menguar para que Cristo crezca. Porque cada tarea bien realizada implica privación, renuncia y entrega, pero solo el que es capaz de morir puede observar el fruto beneficioso de la vida que nace con la muerte. ¡Dios te bendiga ¡