Mineralización en Endocarditis Valvular

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Mineralización en Endocarditis Valvular

Órgano Y Especie Animal


Órgano; Corazón
Especie animal; Canino
Nombre completo de la lesión
Endocarditis infecciosa canina
Etiología
La endocarditis bacteriana es una infección bacteriana que afecta a una o más
válvulas cardíacas y/o al tejido endocárdico adyacente. Está caracterizada por la
presencia de fiebre, disfunción de las válvulas afectadas y diseminación del foco
séptico a través de émbolos piógenos. Se da tanto en el perro como en el gato. Se
asocia a infecciones primarias por bacterias muy virulentas, a procesos sépticos
remotos, cirugías recientes poco asépticas y a la colocación de manera poco
estéril de catéteres endovenosos. Los pacientes con más riesgo son los
inmunodeprimidos. La válvula más afectada es la mitral; después suele asociarse
también la aórtica. Es rara la afección de la válvula tricúspide o de la pulmonar.

Patogenia
Dos son los procesos fundamentales en el desarrollo de una endocarditis
infecciosa: el primero es la aparición de una lesión endotelial que proporciona una
superficie más receptora a la colonización bacteriana que el endotelio sano; y el
segundo es el depósito de microorganismos circulantes sobre este endotelio.
La bacteriemia, persistente o transitoria, es un requisito para que la endocarditis
infecciosa se establezca. Esta suele tener su origen en un foco séptico o en una
maniobra invasiva que traumatiza la piel y/o mucosas. Las fuentes de bacteriemia
más comunes en perros incluyen discoespondilitis, prostatitis, neumonía,
infecciones del tracto urinario, pioderma, enfermedades periodontales y catéteres
venosos centrales de larga duración.6,7 La profilaxis dental y los procedimientos
odontológicos han sido frecuentemente descritos como factores predisponentes
para el desarrollo de endocarditis infecciosa en perros, aunque no hay ninguna
evidencia estadística que lo avale. Un estudio reciente, bien diseñado, no ha
encontrado ninguna asociación entre la endocarditis infecciosa y las
intervenciones dentales, cirugías orales o infecciones bucales realizadas en
perros.8-10 El rol de la inmunosupresión como factor predisponente de la
endocarditis infecciosa es controvertido. En un reciente estudio, solo 1 de 18
perros (5%) con endocarditis había recibido recientemente una terapia
inmunosupresora.11 Sin embargo, un trabajo anterior encontró que 17 de 45
perros (38%) con endocarditis infecciosa habían recibido corticoesteroides en
algún momento durante el curso de su enfermedad.
Imagen macro y micro

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