Orquesta de Cateura

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Cateura, una orquesta que conquista el mundo con lo que algunos desechan

Un violín "de verdad" vale más que una casa en el


barrio marginal de Cateura,
en Asunción (Paraguay), pero la orquesta que lleva
su nombre, y que actuó el 2 de enero en el Teatro
Real de Madrid, no cambiaría por nada
los instrumentos hechos con objetos abandonados y
reciclados con los que nació en 2005 y que les han
hecho famosos por darle "un futuro" a quienes no lo
tenían.
Cateura es una comunidad formada en torno al
relleno sanitario. La mayoría de las personas aquí se
ganan la vida vendiendo botellas de plástico o todo aquello que puedan reciclar de la basura. Hay basura en
todas partes y la pobreza y la falta de educación son una mala combinación para el futuro de los habitantes,
en su mayoría niños y jóvenes con tendencia al delito y la drogadicción.
Sin embargo, existe una luz de esperanza, la Orquesta de Instrumentos Reciclados. Viejas tuberías de agua se
transforman en saxofones. Tenedores, cuchillos, cucharas y monedas se convierten en teclas. Botes de lata y
placas de horno se utilizan para fabricar violines, y con placas de radiología, palés de madera o botes de basura
se construyen baterías de percusión. Ahora la orquesta está de gira por España, Andorra Francia, Suiza,
Luxemburgo, Alemania, Holanda y Bélgica, en total 32 días de viaje, el tour más largo de su historia.
Empezaron el día 28 tocando en Santander y el 2 de enero en Madrid junto a Luz Casal y Sara Baras, a las
que acompañaron en la interpretación del bolero Historia de un amor, en un concierto de poco más de una
hora presidido por la reina Sofía y para el que estaban agotadas las entradas.
El director de la orquesta, Favio Chávez, acompaña a los 25 jóvenes músicos que han sido escogidos -de entre
los 60 que forman la orquesta- para hacer esta gira. La elección de quienes viajan obedece a muchos factores,
entre ellos a la responsabilidad y entrega de quienes la forman, pero también a las circunstancias de los
"muchachos" porque su objetivo fundamental no es "hacer músicos" sino dar "oportunidades" a quienes no
las tienen, bien por razones económicas o porque pertenecen a familias desestructuradas.
"Hacemos lo contrario de lo habitual. La mejor orquesta es la que está más afinada, compenetrada, ajustada,
pero nosotros formamos un grupo nuevo cada vez para que todos sean partícipes del cambio que supone en
sus vidas no estar en la calle", explica Chávez, que recuerda que en 15 años han pasado por la orquesta y su
escuela unos mil niños, de los que solo diez se dedican a la música.
La orquesta es un proyecto que se autofinancia con la venta de entradas y aportaciones de Estados Unidos y
Canadá, mientras que Paraguay "les cobra hasta los impuestos", se duele Chávez.
Matías Rojas, de 15 años, toca un violín hecho con madera de palé, una lata de pintura, una fuente para cocinar
sopa paraguaya y un tenedor como cordal, y está encantado con formar parte desde hace tres años de la
orquesta y, sobre todo, con este viaje.
"He conocido a mi abuela, Ramona Florentina Aracuyu, que emigró a Madrid en 2003 y a uno de mis tíos",
cuenta emocionado.
Él se "apuntó" a la orquesta, junto con su hermano Jesús, que
toca el violonchelo, porque le dio "envidia" una compañera
de su escuela.
"No tenía ni idea de música pero quise estar con ellos. Se
estudia mucho y no tienes tiempo para nada pero estoy
contento. Quiero estudiar Comercio Internacional y ser
azafato porque me gustan los aviones desde pequeño, pero
igualmente estoy muy feliz de pertenecer a la orquesta",
afirma.

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