Filosofia 2 PDF
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el gobierno
de las normas
Pau Luque Sánchez
Diego Moreno Cruz
(Eds.)
Marcial Pons
MADRID | BARCELONA | BUENOS AIRES | SÃO PAULO
2013
Pág.
Introducción............................................................................................ 15
PRIMERA PARTE
la sistematización del derecho
Pág.
SEGUNDA PARTE
lógica y DERECHO
Pág.
TERCERA PARTE
Normas jurídicas, derrotabilidad
y desacuerdos
Pág.
cuartA PARTE
el dominio de las normas jurídicas
Pág.
3.2. La lectura intensional de las tesis sobre las relaciones entre de-
recho y moral.............................................................................. 260
INTRODUCCIÓN
hace de las normas»)— indica una actitud teórica mucho más saludable, la
cual consiste en determinar las maneras en las que las normas (o, mejor di-
cho, las disposiciones normativas) son «gobernadas» por distintos operadores
jurídicos y mediante diversos recursos. En ese contexto, adquiere una impor-
tancia fundamental analizar las operaciones de «sistematización» del derecho,
realizadas por los operadores jurídicos al proponer interpretaciones de ciertas
fuentes autoritativas, crear y prevenir lagunas y antinomias, ponderar princi-
pios, etcétera.
Las dos primeras partes del presente volumen, aunque a niveles de abs-
tracción diferentes y enfatizando aspectos distintos, tratan de realizar esta im-
portante tarea iusteórica.
Más exactamente, la primera parte aborda el examen de la dependencia
del carácter sistemático, a menudo atribuido al derecho, de las operaciones
de los juristas sobre los materiales normativos, vinculándolo al análisis de las
concepciones del derecho que pretenden explicar el fenómeno de la sistema-
ticidad del derecho.
El ensayo núm. 1 analiza un afortunado volumen acerca de las lagunas ju-
rídicas, asumiendo una postura teórica alternativa tanto al iuspositivismo nor-
mativista como al antipositivismo defendido por los participantes en el debate.
En particular, se sostiene que: i) el dilema planteado por Fernando Atria al
positivismo metodológico —según el cual, al explicar el razonamiento jurídi-
co, caería, alternativamente, en el formalismo o en el escepticismo— constitu-
ye, en realidad, un falso dilema, que puede ser simplemente disuelto mediante
un acercamiento teóricamente correcto a los temas de la interpretación y de las
lagunas; ii) la respuesta del iuspositivismo normativista al dilema es engañosa
ya que parte de la asunción de que las lagunas sean entidades que preexisten
a (y son independiente de) la interpretación; iii) la diferencia crucial entre
positivismo y antipositivismo, una vez que hayan sido «desmitificadas» las
asunciones fundamentales en tema de interpretación, debe buscarse, no tanto
en los temas de la exégesis de las fuentes y de las lagunas, sino en ámbito me-
taético: el antipositivismo se basa, en efecto, en la tesis de que existen valores
objetivos «verdaderos» (lo que permite, por otro lado, defender los dos coro-
larios de que el derecho es necesariamente completo y que hay siempre una
sola respuesta correcta a las cuestiones jurídicas), mientras que el positivismo
jurídico rechaza semejante tesis.
El ensayo núm. 2, como sugiere su título, analiza dos modelos de rele-
vancia normativa, ambos presentes en la obra de Eugenio Bulygin. Después
de proporcionar una breve presentación de ambos modelos y una reconstruc-
ción detallada de los varios tipos de enunciados involucrados en los juicios
de relevancia formulados por los juristas, se sostiene que el segundo modelo,
fundado en la idea de que hay dos diversos tipos de relevancia normativa,
derivable de juicios interpretativos relativos a niveles axiológicos distintos,
1
Más exactamente, Pau Luque Sánchez ha traducido los capítulos 5, 10 y 14, y la sección 3
del capítulo 11; Diego Moreno Cruz ha traducido los capítulos 4 y 9, además de la premisa y de las
secciones 1-2 del capítulo 11.
CAPÍTULO I
Sobre «Las lagunas en el derecho»
1
Atria, 2001.
2
Atria et al., 2005. El ensayo con el que empieza el libro, Atria, 2005a, es la versión castellana
de Atria, 2001: 76-86.
3
Bulygin, 2005a: 14; Moreso, 2005.
4
Atria, 2005: 27.
5
Sobre la tesis de las fuentes sociales, cfr. Bulygin, 2006: 109 ss.
6
Alchourrón-Bulygin, 1975: 125-126.
7
Raz, 1979: 39-40; Coleman, 1982; 2005.
8
Betti, 1949: 201-202.
9
Es ésta, quizás, una interpretación coherente de las tesis de Raz acerca de la necesaria clausura
«analítica» de los sistemas jurídicos. Cfr. Raz, 1979: 77 ss.
10
Bulygin, 2005b; 2005c.
11
Rodríguez, 1999: 355 ss.; 2002: 75 ss.; Bulygin, 2005c: 80-82.
12
Redondo, 2006.
13
Atria, 2005c: 179.
14
Rodríguez, 2005: 152-153.
15
Un tercer punto concierne a la función propia de los órganos judiciales. Este punto, por razones
de economía de exposición, no será tratado aquí, si no incidentalmente. Para un análisis crítico detalla-
do y una parcial refutación de los argumentos ofrecidos por Atria y Bulygin, cfr. Chiassoni, 2007a.
16
Navarro, 2005: 97 ss.
sido dictada sin considerar una cierta propiedad que tendría que haber sido
considerada desde algún punto de vista valorativo 17.
Por estas razones, es preciso distinguir entre dos diferentes situaciones de
«falta de regulación jurídica» 18: a) las lagunas normativas, esto es los casos
que el derecho no regula, pero pretende regular; b) los casos jurídicamente
irrelevantes, a saber los casos que el derecho no regula ni pretende regular.
Dentro de esta segunda categoría es preciso realizar otra distinción (relativa
a la posibilidad de que tales casos sean tomados en seria consideración por
un órgano judicial) entre: b1) casos jurídicamente irrelevantes, que plantean
cuestiones judicialmente «serias»; b2) casos jurídicamente irrelevantes, que
plantean cuestiones judicialmente «poco serias» o «extravagantes».
Aunque la frontera entre casos serios y extravagantes es bastante tenue,
Bulygin opina que es posible trazar una distinción tajante entre los casos que
el derecho pretende regular y aquellos que son completamente irrelevantes. A
pesar de esto, los casos a) y b1) —como admite Bulygin mismo— producen
efectos muy similares en la aplicación judicial. Cuando el juez se enfrenta con
un caso al parecer jurídicamente irrelevante, tiene por lo menos dos posibili-
dades 19: considerar el caso poco serio y rechazar la demanda; considerar el
caso como serio y decidirlo, exactamente como con las lagunas normativas, de
manera discrecional, a favor del demandante o del demandado.
El modelo propuesto por Alchourrón-Bulygin (1975), así enmendado e
integrado por Bulygin, parece entonces abarcar un espacio jurídico lleno (en
el cual pueden aparecer unos espacios vacíos, i. e. lagunas normativas) y un
espacio jurídico vacío (compuesto por conductas jurídicamente irrelevantes).
La frontera sutil entre estos dos espacios, en teoría, es clara, ya que la identifi-
cación de las propiedades jurídicamente relevantes consiste, para Bulygin, en
una mera constatación empírica 20. Sin embargo, en el caso de las decisiones
17
Rodríguez, 2005: 148.
18
Ibid.: 149-150.
19
Bulygin, 2005c: 83: «Las conductas no reguladas, es decir, no prohibidas ni permitidas po-
sitivamente por una norma, pueden dar lugar a problemas similares a los que plantean las lagunas
normativas. Esto ocurre cuando surge un conflicto respecto de la obligatoriedad de una conducta no
regulada, que una parte afirma y la otra niega [...] Si el conflicto es llevado ante un juez, se abren dos
posibilidades: si el problema le parece poco serio, el juez rechazará la demanda in limine, es decir, sin
sustanciar el pleito y sin resolver el conflicto. Pero si el juez considera que el conflicto es suficiente-
mente serio y merece una solución, entonces dará traslado de la demanda a la otra parte, seguirá todos
los pasos procesales pertinentes y finalmente dictará una sentencia que resuelve el conflicto. Lo podrá
hacer de dos maneras: haciendo lugar a la demanda o rechazándola. Y como por hipótesis no hay nin-
guna norma que se refiera a la conducta del demandado, el juez no está obligado a acoger la demanda,
ni tampoco a rechazarla. Puede resolver el caso discrecionalmente, siguiendo sus propias valoraciones
o las valoraciones que él atribuye a la sociedad o que cree correctas. Como en el caso de una laguna
normativa, el juez tiene discreción».
20
Navarro, 2005: 99: «¿Por qué la buena fe del adquirente y del enajenante o el título oneroso
son relevantes para la restitución de los bienes inmuebles en Argentina y, por el contrario, mover el
dedo meñique no es relevante? [...] la respuesta no requiere ningún juicio de valor. Las normas del
Código Civil correlacionan la presencia o ausencia de buena fe o título oneroso con un diferente status
normativo de la acción de restituir el bien inmueble. Por el contrario, ninguna norma (del Código Civil,
o de la jurisprudencia u otras fuentes del sistema argentino) correlaciona la presencia o ausencia de la
propiedad mover el dedo meñique con una diferente solución al problema de la restitución de ese tipo
de bienes».
21
Cfr. Bulygin, 2006: 115: «No hay que perder de vista que estas situaciones [de indeterminación
jurídica] son excepcionales. De modo que no me parece demasiado escandaloso sostener que en algu-
nos casos excepcionales los jueces se apartan de lo dispuesto por las normas jurídicas».
22
Bulygin, 2005c: 84.
23
Aunque la identificación de los casos no regulados con las lagunas axiológicas, tal como son
concebidas en Normative Systems, sea, por las razones ahora esgrimidas, completamente equivocada,
ella permite advertir un importante aspecto, que Bulygin omite considerar. Un caso que el derecho no
regula ni pretende regular es un caso caracterizado sólo por propiedades descriptivamente irrelevantes.
Un caso de laguna axiológica, al contrario, es un caso caracterizado por algunas propiedades descrip-
tivamente relevantes y otras propiedades prescriptivamente relevantes (pero descriptivamente irrele-
vantes). Ahora bien, nada impide concebir como un defecto axiológico del sistema un caso acerca del
cual el derecho no tiene pretensión alguna de regulación, pero que es considerado por algún intérprete
como un caso caracterizado por propiedades prescriptivamente relevantes. Si las lagunas axiológicas
surgen en presencia de una solución normativa inadecuada, estas situaciones surgen cuando falta cual-
quiera solución para un caso. Pero, exactamente como las lagunas axiológicas, estas situaciones están
caracterizadas por algunas propiedades (prescriptivamente) relevantes que el legislador habría debido
considerar, pero que no ha tenido en cuenta. Cuando se mantiene que un caso, si bien no está regulado,
es jurídicamente (o, mejor dicho, judicialmente) serio, lo que se afirma es que carece de una solución de
la cual debería ser provisto. Quizás el nomen de «laguna axiológica» sería más indicado para designar
esta situación, que para designar la situación descrita por Alchourrón y Bulygin. Siguiendo a Chias-
soni (2001: 51 ss.), podemos llamar «laguna axiológica sustitutiva» a la situación a la que se refieren
Alchourrón y Bulygin, y utilizar «laguna axiológica aditiva» para referirnos a aquellos casos respecto
de los cuales falta una norma que debería disciplinar la situación no regulada.
24
«Ratio legis» es, según Tarello, 1974: 344-345, «espressione palesemente e macroscopica-
mente ideologica; nella sua formulazione tipica si riferisce non ad una nozione empirica ma a una
nozione metafisica; come dottrina è storicamente servita ad una operazione ideologico-politica ben
determinata, cioè l’operazione di distinguere tra l’enunciato precettivo ed i soggetti politici che ne
ispirano la formulazione, rendendo il primo autonomo dai secondi in modo che: a) l’obbedienza co-
munque intesa al primo potesse coesistere con la violazione ed il sabotaggio delle intenzioni reali dei
secondi; ma per converso b) l’obbedienza al primo potesse venire scissa, dal punto di vista dell’assun-
zione di responsabilità politica, dall’obbedienza ai secondi. Si tratta di una dottrina tendente a rendere
l’attività del ceto giuridico tecnicamente autonoma dal sistema politico in cui tale attività si svolge; e,
se originariamente connessa alla dottrina della separazione dei poteri e a certi elementi dell’ideologia
liberale, tale dottrina può essere usata, come storicamente è stata usata, per altre operazioni a livello
ideologico contrastanti con quella accennata e contrastanti tra loro. Comunque è dottrina largamente
accolta dal ceto giuridico (et pour cause); ed ha avuto fra l’altro l’effetto di squalificare l’esigenza di
supplementi di informazioni, persino sotto la forma di ricorso ai Lavori preparatori e alle Relazioni».
Cfr. también Guastini, 2004: 151, n. 49, y Velluzzi, 2002: 132.
25
Es más, como ha observado agudamente Redondo, 2006, en algunas situaciones, con la expre-
sión «relevancia B», se hace referencia a casos que el derecho no regula, pero que pretende regular, y en
otras, se hace referencia a casos regulados sólo implícitamente por el derecho.
26
Cfr. infra, cap. 2.
27
Atria, 2005b: 67.
28
Ibid.: 64-65.
29
Atria, 2001: 166 ss.
30
Atria, 2005b: 48. Cfr. también Atria, 2001: 114-115.
31
Podría ofrecerse una explicación más satisfactoria utilizando la distinción entre disposición y
norma. A la luz de esta distinción, se pueden distinguir dos diferentes situaciones. 1) Un juez opina que
una cierta disposición DN1 sea inválida, porque todas sus posibles interpretaciones producen resultados
demasiados injustos: entonces él la expulsa del ordenamiento. 2) Una particular interpretación de DN1
produce resultados (considerados) moralmente inicuos. El juez reinterpreta DN1 para que exprese una
norma moralmente más adecuada. Cfr. Guastini, 1992a.