Efesios 5 Someterse
Efesios 5 Someterse
(jupo, debajo; taáo, ordenar). Denota: (a) poner en sujeción, sujetar (Rom_8:20 : «fue
sujetada»), de la creación, a vanidad; «que … sujetó»; 1Co_15:27 : «sujetó» y «han
sido sujetadas»; v. 28, primera cláusula: «estén sujetas»; y tercera cláusula: «que
sujetó»; Fil_3:21 : «sujetar»; Heb_2:5 : «sujetó»; (b) en voz media o pasiva, someterse
uno, obedecer, estar sujeto a (Luc_2:51 : «estaba sujeto a ellos»; Luc_10:17 : «se nos
sujetan»; v. 20: «se os sujetan»; 1Co_14:34 : «que estén sujetas»; 1Co_15:28,
segunda cláusula: «se sujetará»; 1Co_16:16 : «os sujetéis»; Col_3:18 : «estad
sujetas»; Efe_5:21 : «someteos», rv: «sujetados»; v. 22: «estén sujetas», omitido en los
textos más comúnmente aceptados; v. 24: «está sujeta»; Tit_2:5 : «sujetas»; v. 9: «a
que se sujeten»; 3:1: «que se sujeten»; Heb_12:9 : «obedeceremos»; Stg_4:7 :
«someteos»; 1Pe_2:13 : «someteos», rv: «sed … sujetos»; v. 18: «estad sujetos», rv:
«sed sujetos»; lo mismo en 3:1: «estad sujetas», rv: «sujetas»; v. 5: «estando sujetas»,
rv: «siendo sujetas»; v. 22: «están sujetos», rv: «estando … sujetos»; 5:5: «estad
sujetos a los ancianos», rv: «sed sujetos»; en tr aparece en la segunda cláusula:
«sumisos»; omitido en los textos más comúnmente aceptados). Véanse OBEDECER,
SOMETER, SUMISO.
ὑποτάσσω
jupotásso
de G5259 y G5021; subordinar; reflexivamente obedecer:- bajo, sometido, sujeto,
sumiso.
5.22-28 ¿Por qué Pablo dice a las esposas que se sometan y a los esposos que amen?
Quizás porque las mujeres cristianas, nuevas en Cristo, hallaban que la sumisión era
difícil; y los hombres cristianos, a la usanza romana, daban poder sin límites a la
cabeza de la familia, motivando que las esposas no se trataran con respeto y amor.
Naturalmente, tanto esposos como esposas, debieran someterse (5.21) y amarse entre
sí.
5.25ss Algunos cristianos piensan que la enseñanza de Pablo fue negativa en relación
con el matrimonio debido al consejo que dio en 1Co_7:32-38. Estos versículos en
Efesios, sin embargo, muestran una visión elevada del matrimonio. Aquí el matrimonio
no es una necesidad práctica ni una cura para el deseo sexual, sino una figura de la
relación entre Cristo y su Iglesia. ¿Por qué la aparente diferencia? El consejo de Pablo
en 1 Corintios se señala debido a un estado de emergencia durante tiempos de
persecución y crisis. El consejo de Pablo a los efesios es más el ideal bíblico para el
matrimonio. El matrimonio, para Pablo, es una unión santa, un símbolo viviente, una
preciosa relación que merece amor, atención autosacrificial.
5.25-30 Pablo reitera a los esposos que amen a sus esposas, lo que no hace al pedir a
las esposas que se sometan a sus esposos. ¿Cómo debiera amar un hombre a su
esposa? (1) Debiera estar dispuesto a sacrificar cualquier cosa por ella. (2) Debiera
buscar su felicidad como asunto de primera importancia. (3) Debiera cuidarla como
cuida su cuerpo. Ninguna esposa necesita temer someterse a un hombre que la trata
así.
5.26, 27 La muerte de Cristo santifica y purifica la Iglesia. El nos limpia de la vieja
manera de vivir del pecado y nos aparta para un servicio santo especial (Heb_10:29;
Heb_13:12). Cristo limpia la iglesia por el "lavamiento" del bautismo. A través del
bautismo nos preparamos para formar parte de la iglesia, así como las novias del
Cercano Oriente antiguo se preparaban para el matrimonio con un baño ceremonial. Es
la Palabra de Dios la que nos limpia (Joh_17:17; Tit_3:5).
5.31-33 La unión de esposa y esposo combina dos personas de tal manera que lo
insignificante no puede afectar a uno sin que también afecte al otro. La unidad en el
matrimonio no significa pérdida de personalidad en la personalidad del otro. En cambio,
significa cuidar del cónyuge como se cuida uno mismo, incluye captar las necesidades
del otro por anticipado, es ayudar a que la otra persona llegue a ser la totalidad de lo
que pueda llegar a ser. La historia de la creación narra el plan de Dios, en el que los
esposos debieran ser uno (Gen_2:24) y también Jesús se refiere a este plan
(Mat_19:4-6).
5 . 22 En general, a las mujeres nunca se las coloca detrás del hombre, pero a la
esposa se le pide específicamente que acepte la dirección de su marido.
5 . 24 - 33 Estos versículos colocan tales demandas sobre los hombros del esposo
cristiano, que resulta imposible comprender cómo se han podido lanzar acusaciones de
superioridad masculina en la Biblia, o cómo se pudo alguna vez invocar estos textos
bíblicos como justificación para explotar a las mujeres o a las esposas.
Finalmente, tenemos otra evidencia del Espíritu. Esta es una actitud de sumisión mutua
entre los hermanos (v. 21). Esta idea introduce un nuevo concepto cristiano, contrario
al popular de los gentiles. Esta actitud considera a los demás y sus necesidades como
más importantes que uno mismo. Es el hecho de subordinarse a otros en vez se
elevarse sobre ellos. La sumisión y la consideración mutuas desplazan la soberbia, la
rudeza, el egoísmo y la terquedad con respecto a las opiniones o preferencias propias.
Esta sumisión está templada por una reverencia a Cristo y es el producto de la llenura
del Espíritu Santo. Esta actitud de sumisión mutua en el amor fraterno y el temor santo
de Cristo contribuye a la unidad de la iglesia y facilita el funcionamiento armonioso de
todos los miembros en el ejercicio de sus responsabilidades sagradas. Es la prueba
suprema de andar cristianamente y de ser llenos del Espíritu. Por ser tan importante,
quizá es lo más difícil de poner en práctica. Atenta contra el egoísmo personal y la
importancia personal. Requiere una actitud de humildad y bondad que no es natural en
muchos.
Apela primero a que las casadas estén sujetas a sus propios esposos como al Señor
(v. 22). Es lo único que requiere de ellas. Las casadas son las mujeres en su papel u
oficio como esposas. Lit. las palabras que forman este versículo en el griego no
contienen un verbo y se leerían así: “Las casadas a sus propios esposos como al
Señor.” Uno tiene que mirar más adelante (v. 24) o hacia atrás (v. 21) para hallar el
verbo que da sentido a esta expresión. En cada caso el verbo es alguna forma del
verbo sujetar o estar sujeto. La acción que este verbo implica es la de subordinarse
bajo o sujetarse a la autoridad de otro, en este caso las esposas a la de los esposos.
Es el hecho de renunciar los derechos de uno a otro, de la esposa al esposo. La
sumisión de la esposa cristiana a su esposo halla su sentido en la misma manera que
la esposa creyente se sujeta a Cristo como su Señor. Para entenderlo mejor,
podríamos parafrasear este versículo para decir: “Las casadas estén sujetas a sus
propios esposos como ellas mismas están sujetas al Señor.”
Vaughan señala que esta sumisión tiene tres condiciones: el amor, la voluntad y el
deber cristiano. El amor generoso del esposo provee el ambiente que evoca y garantiza
la sumisión de la esposa. La buena voluntad de la esposa es la respuesta de ella a la
autoridad benigna que él ejerce sobre ella. La esposa cristiana, consciente de la
relación que tiene con Cristo como Señor de su vida, se somete a su esposo en amor
recíproco, reconociéndolo como el que Dios le ha dado como compañero y protector
para que mutuamente se complementen.
Comienza con un consejo a los esposos y termina con una emocionante descripción de
la iglesia. Usa el amor de Cristo como modelo: Así como también Cristo amó a la
iglesia y se entregó a sí mismo por ella (v. 25b). De hecho, es un amor sumisivo: Así
como Cristo se negó a sí mismo y fue sacrificado para redimir a su iglesia, el hombre
se entrega en amor para el bien de su esposa. Este amor gobierna las actitudes y las
acciones del esposo hacia su cónyuge y desplaza cualquier tendencia áspera, egoísta
o caprichosa.
Para ilustrar el tipo de amor que los esposos deben mostrar a sus esposas el Apóstol
emplea cinco formas verbales para describir el amor de Cristo por su iglesia: la amó, se
entregó, la santificó, la purificó, y se la presentó. Es un amor completo e inclusivo. La
razón de este amor sacrificial de Cristo hacia su iglesia fue su santificación: A fin de
santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra (v. 26). La
santificación de la iglesia, por un lado, fue el hecho de consagrarla, apartándola del
resto del mundo para un propósito sagrado. Este hecho, por otro lado, fue el resultado
del proceso purificador en el lavamiento del agua por la palabra. En la santificación y el
lavamiento tenemos dos acciones complementarias. La santificación de la iglesia es
hacerla santa, mientras su purificación podrá referirse al perdón de los pecados, que
acompaña a la regeneración y se simboliza en el bautismo. Stott sugiere que la
referencia al lavamiento pueda ser una referencia al baño nupcial practicado por la
novia antes de la boda en aquella época. El lavamiento (v. 26) es una alusión al
bautismo en agua como respuesta a una decisión tomada al oír el evangelio.
La expresión porque somos miembros de su cuerpo (v. 30) se refiere a que los
creyentes pertenecen al cuerpo de Cristo, la iglesia, la que a la vez es aludida aquí
como su novia amada. Este amor es tan poderoso que el novio está dispuesto a
separarse de su padre y de su madre para unirse a su esposa (v. 32). Como alguien ha
dicho “casados se puede escribir casa dos”. La atracción conyugal es más fuerte que
los vínculos paternales. El amor que el esposo siente hacia su novia es más poderoso
que el amor para los padres y resulta en una unión íntegra. Y serán los dos una sola
carne es una cita que recuerda lo que sucedió en Edén (Gen_2:24) y lo que ratificó
Jesús (Mat_19:5). Describe la unidad que caracteriza al matrimonio y que a la vez se
usa para señalar la íntima y vital unión de la iglesia en Cristo y el amor que él tiene por
ella.
Esta unión entre hombre y mujer lleva al Apóstol a describirla como un gran misterio (v.
32). Esta es la quinta vez de seis que emplea esta palabra en esta epístola. En 3:3, 4 y
9 habla del misterio en Cristo que le fue revelado con respecto a la iglesia y su misión
sagrada. Ahora, al contemplar la unidad íntima del matrimonio, Pablo halla en ella una
analogía para describir la unión de la iglesia con Cristo. Para él (y nosotros) esto sí es
un gran misterio; pero no es un secreto escondido, es una verdad que ha sido revelada.
De esta manera Pablo concluye la comparación entre la iglesia y el matrimonio.
Termina esta porción reiterando el deber matrimonial entre los esposos con una
recomendación final a los dos en el v. 33: Por tanto se refiere a lo dicho hasta aquí con
respecto al amor de Cristo para la iglesia como modelo del amor que cada esposo
debe tener a su propia esposa y la sumisión respetuosa de la esposa hacia su esposo.
Aunque el papel de cada cónyuge es distinto, hay una igualdad de responsabilidad
mutua y complementaria para cada uno. De esta manera contribuyen a la armonía y
unión familiar y fortalecen la unidad de la iglesia. Más que todo, honran a Dios.
21. (Phi_2:3; 1Pe_5:5). Aquí pasa el autor de nuestras relaciones para con Dios, a las
que conciernen a nuestros semejantes. Sujetados … en el temor de Dios—Todos los
manuscritos más antiguos y autoridades viejas leen: “en el temor de Cristo”. El creyente
pasa de estar bajo la esclavitud de la ley como letra, a ser “el siervo de Cristo”
(1Co_7:22); lo que, por el instinto de amor a él, es en realidad ser un “hombre libre en
el Señor”; porque está “bajo la ley de Cristo” (1Co_9:21; comp. Joh_8:36). Cristo, no el
Padre (Joh_5:22), ha de ser nuestro Juez. Así el temor reverencial de desagradarle es
lo que nos impulsa a cumplir nuestros deberes como cristianos (1Co_10:22; 2Co_5:11;
1Pe_2:13).
22. Las casadas estén sujetas a sus propios maridos—Cap. 6:9. La relación de la
iglesia y Cristo en su propósito eterno, es el fundamento y el arquetipo de las tres
relaciones terrenales más grandes: la de esposo y esposa (vv. 22, 23), la de padre e
hijo (cap. 6:1-4), la de amo y siervo (cap. 6:4-9). Los manuscritos más antiguos omiten,
“estén sujetas”; pero esta idea es tomada del v. 21. “Vuestros propios” es un argumento
para la sumisión de parte de las casadas; no es a un extraño, sino a vuestros propios
esposos, a quienes se os llama a someteros (Comp. Gen_3:16; 1Co_7:2; 1Co_14:34;
Col_3:18; Tit_2:5; 1Pe_3:1-7). Los que están sujetos deben someterse, no importando
de qué clase sean sus superiores. “Someterse” es el término usado en cuanto a las
esposas; “obedecer”, en cuanto a los niños (cap. 6:1), por cuanto hay más igualdad
entre esposas y maridos, que entre niños y padres. como al Señor—La esposa se
somete al marido a la vista de Cristo, y así se somete a Cristo mismo. La relación entre
el esposo y la esposa es la misma que existe entre Cristo y la iglesia, y éste es el
fundamento de la sumisión de la esposa: aunque aquella sumisión es inferior en clase y
grado a la que la iglesia debe a Cristo (v. 24).
23. el marido es cabeza de la mujer—(1Co_11:3). así como Cristo es cabeza de la
iglesia—griego, “como también”. y él es el que da la salud al cuerpo—Los
manuscritos más antiguos leen, “(siendo) él mismo Salvador”, etc. En el caso de Cristo,
la autoridad de Cabeza está unida con el cuerpo, más bien, ganada por el hecho de
que él haya salvado el cuerpo en el proceso de la redención; de modo que (da a
entender Pablo) no estoy afirmando que la autoridad de Cristo sea idéntica en forma
con la relación entre los esposos, porque él tiene un derecho y una función peculiares a
él mismo. [Alford]. El esposo no es el salvador de la esposa, y en esto Cristo sobresale.
24. Así que como la iglesia está sujeta a Cristo—Tradúzcase como el griego, “Pero”,
o “No obstante”, es decir, aunque hay diferencia en las cabezas, o autoridades
mencionadas en el v. 23, sin embargo, son una misma en cuanto a la sujeción o
sumisión (porque la misma palabra griega se usa por “está sujeta”, como por
“someterse” vv. 21, 22). La sumisión de la Iglesia a Cristo, es el prototipo de la
sumisión de la esposa a su marido. las casadas lo estén a sus maridos en todo—Es
decir, en todo lo que pertenece a la autoridad legítima del esposo. “En el Señor”
(Col_3:18) significa todo lo que no sea contrario a Dios.
25. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia—Has visto
la medida de la obediencia; oye ahora la medida del amor. ¿Quieres que tu esposa te
obedezca, como la iglesia debe obedecer a Cristo? Entonces ten para con ella una
solicitud como la que tenía Cristo para con la iglesia (v. 23, “El mismo fué el Salvador
del cuerpo”); y si es necesario que des tu vida por ella, o que seas cortado en diez mil
pedazos, o que soportes algún otro sufrimiento por ella, no lo rechaces: y si sufres así,
ni aun así haces lo que Cristo ha hecho; porque tú en efecto lo haces porque estás ya
unido a ella; pero él lo hizo por uno que le trataba con aversión y odio. Así pues, como
él trajo a sus pies, por medio de mucha ternura y consideración, no por medio de
amenazas, insultos, ni terror, a uno que le trataba en esta forma y que aun por maldad
le despreciaba, así también pórtate tú con tu esposa, y aunque la veas desdeñosa y
desconsiderada por causa de la maldad, la podrás traer a la obediencia por tu mucha
consideración por ella, por tu amor y tu bondad. Porque ningún vínculo es tan soberano
en ligar que tales vínculos, especialmente en el caso del marido y la esposa. Porque se
puede constreñir a un siervo por el temor, aunque él no está ligado a ti, ya que
fácilmente puede escaparse. Pero a la compañera de tu vida, la madre de tus hijos, la
fuente de tu gozo, debes ligar a ti, no por temor ni amenazas, sino por amor y cariño.”
[Crisóstomo]. y se entregó a sí mismo por ella—La relación entre la iglesia y Cristo,
es la base sobre la cual el cristianismo levantó a la mujer a su debido lugar en la escala
social de la cual ella era excluída, y de la que aún es excluída en tierras paganas.
26. Para santificarla—Es decir, para dedicarla a Dios. Comp. Joh_17:19, que quiere
decir: “Yo me dedico como sacrificio santo, para que mis discípulos también sean
dedicados o consagrados como santos en (por medio de) la verdad”. [Neander]
(Heb_2:11; Heb_10:10, Nota, 13:12). limpiándola en el lavacro del agua—
Refiriéndose al agua bautismal. Tit_3:5 es el único otro pasaje del Nuevo Testamento
donde ocurre la expresión. Así como la novia pasaba por un baño purificador antes del
casamiento, así también la iglesia (Rev_21:2). El apóstol habla del bautismo según su
alto ideal y designio, como si la gracia interior acompañase al rito exterior; de ahí que él
afirma del bautismo exterior lo que está comprendido en la apropiación por la fe de las
verdades divinas que el bautismo simboliza, y dice que Cristo, por el bautismo, ha
purificado a la iglesia [Neander] (1Pe_3:21). por la palabra—Griego, “en la palabra”.
Unase con “limpiándola”. La palabra de fe” (Rom_10:8-9, Rom_10:17), de la cual se
hace profesión en el bautismo y que lleva el verdadero poder limpiador (Joh_15:3;
Joh_17:17) y regenerador (1Pe_1:23; 1Pe_3:21) [Alford]. Así Agustín, Tratado 80 en
Juan, “Quítese la palabra, y ¿qué es el agua sino agua? Agréguese la palabra al
elemento, y viene a ser un sacramento, como si fuera la palabra visible”. La eficacia
regeneradora del bautismo es transmitida en y por la divina palabra sola. [Entonces la
“eficacia” no está en el bautismo, sino en el Espíritu Santo que obra en el creyente por
la fe. Aun el insinuar que haya “eficacia” en el bautismo es hacer una confusión
lamentable. N. del T.]
27. Para presentársela gloriosa para sí—Los manuscritos y autoridades más
antiguos leen: “Para presentar él mismo a sí una iglesia gloriosa”, es decir, como una
novia (2Co_11:2). La santidad y la gloria son inseparables. La “limpieza” es el acto
preliminar necesario para ambas. La santidad es la gloria interior; la gloria es la
santidad que brilla hacia el exterior. El lavacro del bautismo es el vehículo, pero la
palabra es el instrumento más noble y verdadero de la limpieza. [Bengel]. Es Cristo
quien prepara la iglesia con los necesarios ornamentos de gracia, para la presentación
a sí mismo, como el Novio en su venida futura (Mat_25:1, etc.; Rev_19:7; Rev_21:2).
una iglesia que no tuviese mancha—(Son_4:7). La iglesia visible contiene ahora
limpios y no limpios juntos, como el arca de Noé; o como la sala de bodas en la que
algunos estaban vestidos de bodas y otros no. (Mat_22:10-14; comp. 2Ti_2:20); o
como son juntados en la misma red peces buenos y peces malos, porque la red no
puede discernir a los malos de entre los buenos, y los pescadores no pueden saber
qué clase de peces han juntado las redes bajo las ondas. Sin embargo, se llama
“santa” a la iglesia con referencia a su destino ideal y final. Cuando se presente el
Esposo, la esposa le será presentada del todo sin mancha, pues lo malo habrá sido
quitado del cuerpo para siempre (Mat_13:47-50). No que haya dos iglesias, la una con
buenos y malos entreverados, y otra en la cual sólo haya buenos; sino una y la misma
iglesia en relación a tiempos diferentes, ahora con buenos y malos juntos, después con
sólo buenos. [Pearson].
28. Así también los maridos … etc.—Tradúzcase: “Así deben los esposos también
(así leen los manuscritos más antiguos) amar a sus propias esposas (véase Nota, v.
22) como sus propios cuerpos”. “El que ama a su propia esposa”, etc. (v. 31). El mismo
amor y la misma unión de cuerpo existe entre Cristo y la iglesia (vv. 30, 32).
29. Porque ninguno aborreció—Súplase: “Y todos nos amamos a nosotros mismos”,
“porque ninguno aborreció”. a su propia carne—(v. 31, última parte). antes la
sustenta—Griego, “la alimenta” hasta la madurez. “Sustenta” se refiere a su comida y
cuidado interno; “regala”, a ropa y cuidado externo. como también Cristo—Exo_21:10
prescribe al esposo tres deberes Se alude a los dos primeros aquí, en un sentido
espiritual, con los términos “sustenta” y “regala”; el tercer “deber del matrimonio” no es
agregado en consonancia con el uso de las Escrituras, y corresponde a: “conocer al
Señor” (Hos_2:19-20). [Bengel].
30. Porque somos miembros de su cuerpo—(1Co_6:15). Cristo nutre y regala a la
iglesia por ser una misma carne con él Tradúzcase: “Porque somos miembros de su
cuerpo (su cuerpo literal), habiendo sido hechos de su carne y de sus huesos” [Alford]
(Gen_2:23-24). El griego expresa, “Siendo formados de”, o “de la sustancia de su
carne”, etc. El profundo sueño de Adán, cuando Eva fué formada de su costado abierto,
es emblema de la muerte de Cristo que originó el nacimiento de la Esposa, la iglesia.
Joh_12:24; Joh_19:34-35, a que se refieren los vv. 25, 26, 27, que dan a entender la
expiación por su sangre, y santificación por el “agua”, correspondiendo a la que fluyó
de su costado (comp. también Joh_7:38-39; 1Co_6:11). Así como Adán dió a Eva un
nombre nuevo, hebreo, Isha, “Varona”, por haber sido formada de su propia costilla,
nombre que se deriva de Ish, “varón”, para significar que de él fue tomada; así Cristo,
Rev_2:17; Rev_3:12. nos dará un nombre nuevo. En Gen_2:21, Gen_2:23-24, aparece
primero el término huesos: “hueso de mis huesos, y carne de mi carne” porque la
referencia allí es a la estructura natural. Pero Pablo aquí se refiere a la carne de Cristo.
Nuestra alma y nuestros huesos no son propagados. mas “nosotros” somos
propagados espiritualmente (en nuestra alma y espíritu ahora, y en el cuerpo en el
estado futuro, seremos regenerados) de la humanidad de Cristo. quien tiene carne y
huesos. Somos miembros de su cuerpo glorificado (Joh_6:53). Los dos manuscritos
más antiguos existentes, y las versiones Cóptica y Menfílica, omiten “de su carne y de
sus huesos”; las palabras pueden haberse introducido en el texto por causa del margen
de Gen_2:23, de la Versión de los Setenta. Sin embargo, se hallan en Ireneo, 294, en
las versiones Vieja Latina y Vulgata, y en algunos manuscritos antiguos.
31. Por esto dejará el hombre … etc.—La propagación de la iglesia de parte de
Cristo, como la Eva de Adán, es el fundamento de la unión espiritual entre Cristo y la
iglesia. El matrimonio natural, cuando “deja el hombre a su padre y a su madre (los
manuscritos más antiguos omiten “su”), y se allega a su mujer”, no es la cosa principal
indicada aquí, sino el matrimonio espiritual, representado por aquél y sobre el cual se
apoya, que tuvo efecto cuando Cristo dejó el seno del Padre para tomar para sí la
iglesia de entre un mundo perdido; el v. 32 prueba esto. A su madre terrenal como tal,
él la tiene en consideración secundaria como comparada con su esposa espiritual
(Luk_2:48-49; Luk_8:19-21; Luk_11:27-28). Y nuevamente dejará la morada del Padre
para completar la unión (Mat_25:1-10; Rev_19:7). y serán dos en una carne—Así
leen el Pentateuco Samaritano, la Versión de los Setenta, etc., (Gen_2:24) en vez de,
“ellos serán una carne”. Así también aparece en Mat_19:5. En el matrimonio natural, el
esposo y la esposa combinan los elementos del ser humano perfecto; siendo el uno
incompleto sin la otra. Así Cristo, Dios hombre, se complace en hacer de la iglesia, el
cuerpo, un adjunto necesario a él, quien es la Cabeza. El es el arquetipo de la Iglesia,
de quien y según quien, como modelo, ella es formada. El es su Cabeza, así como el
esposo es la cabeza de la esposa (Rom_6:5; 1Co_11:3; 1Co_15:45). Cristo nunca
permitirá que poder alguno le separe a él de su esposa, pues están unidos
indisolublemente (Mat_19:6; Joh_10:28-29; Joh_13:1).
32. Este misterio grande es—Más bien, “Este misterio es un misterio grande”. Esta
verdad profunda, que no pudiera ser descubierta por el poder humano, pero que ahora
ha sido revelada, es decir, la unión espiritual de Cristo y la iglesia representada por la
unión matrimonial, es un gran misterio de profunda importancia. Véase Nota, v. 31. Así
pues, se llama “misterio” a una verdad divina no descubierta sino por revelación de
Dios (Rom_11:25; 1Co_15:51). La Vulgata traduce incorrectamente, “Este es un gran
sacramento”, lo que se usa como argumento por la Iglesia Romana (a pesar de que el
error había sido expuesto hace mucho por sus propios comentadores, Cajetan y Estio)
para hacer del matrimonio un sacramento; es claro, que no es el matrimonio en
general, sino el de Cristo y la iglesia, el que es llamado “un gran misterio”, como se
comprueba por las palabras siguientes: “Mas yo (enfático) digo esto con respecto a
Cristo y a la iglesia” (así se traduce mejor el griego). “Yo, mientras cito estas palabras
de las Escrituras, las empleo en un sentido superior”. [Conybeare y Howson].
33. Cada uno empero … etc.—Para no seguir más con el sentido místico del
matrimonio, “también vosotros, cada uno de por sí ame a su propia esposa como a sí
mismo”. Las palabras, “cada uno de por sí”, se refieren a cada esposo en su capacidad
individual, en contraste con la verdad enseñada de que los miembros de la iglesia
vienen a ser colectivamente la esposa de Cristo.