TFG Adriana Ghemi Trabajo Final
TFG Adriana Ghemi Trabajo Final
TFG Adriana Ghemi Trabajo Final
Modalidad: Monografía
3.733.612-9
Facultad de Psicología.
Montevideo
INTRODUCCION………………………………………………………………………………….……… 1
CAPITULO I MATERNIDAD………………………………………………………………......................4
MATERNIDAD , PATRIARCADO Y ESTUDIOS DE GENERO………………………………………. 6
LA MATERNIDAD REGULADA POR LA MEDICINA………………………………………………….. 8
EMBARAZO, MIEDOS Y DESEOS…………………………………………….. ……………………… 8
LA MATERNIDAD COMO PROCESO DE CAMBIOS…………………………..……………………..10
LA MATERNIDAD Y SUS AMBIGUEDADES…………………………………………………………... 11
NUEVAS CONSTRUCCIONES SOBRE LA MATERNIDAD Y LA PATERNIDAD………………… 13
CAPITULO II, BIODANZA……………..............................................................................................14
PRINCIPIO BIOCENTRICO.............................................................................................................15
LA VIVENCIA COMO METODO…………………………………………………………………............ 16
BIODANZA Y CEREBRO HUMANO……………………………………………………………………..19
BIODANZA E INSTINTOS………………………………………………………………………. ………. 20
CONTACTO, CARICIA Y MOVIMIENTO EN BIODANZA…………………………………………….. 20
BIODANZA Y GESTACION………………………………………………………………………………. 22
CAPITULO III, BIOENERGETICA ………………………………………………………………………..24
ORIGENES………………………………………………………………………………………………… 25
VEGETOTERAPIA………………………………………………………………………………………… 27
VEGETOTERPIA PRENATAL……………………………………………………………………………. 28
TECNICAS BIOENERGETICAS PARA EL TRABAJO CON LA MUJER EMBARAZADA………….29
EL ABORDAJE BIOENERGETICO COMO UNA LABOR PSICOPROFILACTICA………………… 31
ECOLOGIA DE LOS SISTEMAS HUMANOS………………………………………………………….. 32
CAPITULO IV, ARTICULANDO LA MATERNIDAD, CON LA BIODANZA Y LA BIONERGETICA...34
CAPITULO V, REFLEXIONES FINALES……………………………………………………………….. 37
BIBLIOGRAFIA……………………………………………………………………………………………..40
AGRADECIMIENTOS
Agradezco a mi familia a mis padres, Alicia y Vicente y a mi hermanos Yanil, Sergio,
Eduardo y Laura, por haberme brindado su amor ; a Tabaré mi amado esposo, que siempre
ha estado allí para amarme y acompañarme; a mis amadas hijas, Serena y Claridad que
con sus vidas me brindaron una fuente de infinita belleza y amorosidad; a las parteras de
Nacer Mejor, Elena y Silvia, que me permitieron conectar con mi fuerza creadora, a mis
facilitadores de Biodanza, Iliana y Pablo, que me acompañan en este viaje brindándose de
manera incondicional y amorosa, a “mis compas de biodanza” compañeros de
transformación ; a mis docentes y compañeros gestálticos, a los docentes de esta
institución que han acompañado mi deseo de aprender y transformarme, en especial a Luis,
por permitirme descubrir la bioenergética, y a mi tutora, Carolina, por su compromiso y
dedicación ,y a mis amig@s, que aportan frescura y dulzura a mi vida, y a todos aquellos
que fueron parte importante de este proceso.
RESUMEN
1
Acompañando estos cambios aparecen mujeres que quieren hacer planes de partos,
que solicitan partos en domicilio, parto respetado, doulas, grupos que apoyan a las mujeres
luego de las cesáreas. Asimismo encontramos parejas que quieren integrarse a grupos que
acompañan el proceso de convertirse en padres. Pero por otro lado, siguen habiendo
madres que dan a luz en soledad y desamparo, tanto institucional como emocional, lo cual
puede acarrear efectos muy traumáticos tanto para la madre como para él hijo, pudiéndose
desencadenarse una depresión post parto, con potenciales repercusiones en el bienestar de
ambos (Mendoza y Saldivia, 2015).
En este sentido, la Psicología, tiene mucho para ofrecer, aportando desde el
paradigma de la complejidad, una mirada comprensiva de los multifactores que intervienen
en esta temática. Teniendo en consideración las experiencias de las propias mujeres,
permitiendo el desarrollo de una labor encaminada hacia la búsqueda de la reconexión con
nuestra potencia creativa, que apunte a la elaboración de nuevas formas de encuentro, dado
que como lo dice Annabel Lee Teles “es preciso ampliar la mirada, dar lugar a la
emergencia de nuevos modos de relación que afirmen y enriquezcan la creación de
modalidades existenciales” (2009, p.28), con el objetivo de que mejores vínculos puedan
gestarse desde el comienzo de la vida.
Con el propósito de aportar herramientas que contribuyan en la construcción de
vínculos más amorosos, es que se propone Biodanza, como sistema de integración
afectiva, que proporciona un ambiente enriquecido por el amor, el contacto afectivo y la
autorregulación existencial (Toro y Toro, 2015). Que puede aportar a las mujeres gestantes
y a sus parejas, vivencias de reconexión con el acto sagrado de la creación de la vida,
ofreciéndoles en este proceso seguridad, confianza, autoestima y alegría. Favoreciendo el
vínculo madre-hijo a través de la activación en la mujer de la parte de su cerebro más
primitivo, que es la que necesitara más para su trabajo de parto y pos-parto (Zuasti, s/f;
Odent, 2006).
Del mismo modo se propone la integración de la Bioenergética, con el fin promover el
cuidado desde el comienzo de la vida, en el entendido de que el medio intrauterino ya está
moldeando la capacidad de percibir y sentir del ser humano. Por lo que se propone
siguiendo a Reich, la profilaxis desde los orígenes de la vida intrauterina (Serrano, 2000).
Al comprender que durante el embarazo se refuerzan los bloqueos que ya tienen las
mujeres a causa de los miedos que se acrecientan durante este periodo, y de que el útero
cumple una función muscular, es posible plantear que el parto puede llegar a no ser
doloroso, si se trabaja para relajar al máximo esos músculos. Asimismo es posible influir
positivamente con la ayuda de la vegetoterapia, sobre los miedos, desbloqueando aquellos
lugares del cuerpo en los que esta emoción habita (Navarro, 1983). La “vegetoterapia
caracteroanalítica es un modelo de psicoterapia profunda, que integra la intervención sobre
el Sistema Nervioso Vegetativo-Sistema Neuromuscular, junto con el análisis del carácter,
desde una visión biopsicosocial de la salud. Creada por Wilhelm Reich en 1936” (Vilchez,
2
Serrano, 2016, p.1); y luego retomada por Federico Navarro como:
Una terapia que tiene como objetivo recuperar la funcionalidad psicosomática y el
equilibrio neurovegetativo y energético, descondicionando las predisposiciones
históricas, recuperando la capacidad de contacto y de expresión emocional,
flexibilizando la coraza caractero muscular, y abriendo nuestra conciencia y campo
perceptivo. (Serrano, s/f)
3
CAPITULO l, MATERNIDAD
6
cómo cuidar y atender a los niños” (Imaz, 2010, p 85).
Rich (1996) plantea que la maternidad como institución es de tal violencia que
despedaza a la maternidad como experiencia, pero que a pesar de eso las mujeres
logramos rescatarnos y de alguna manera volvemos a confiar en nuestros instintos,
conectando con nuestra ternura y nuestra pasión, haciendo viable el creer que es posible
destruir la institución, pero no con ello a la maternidad.
El cuerpo de la mujer, es reivindicado en ésta perspectiva, luego de haber sido
explotado y enajenado, habiendo llegado el momento en que desde el lugar de la
experiencia pueda ser recuperado por las propias mujeres; de forma tal que la maternidad
deje de ser enajenante y se vuelva enriquecedora, esta recuperación del cuerpo femenino
es para Rich lo que posibilitara generar cambios esenciales para la sociedad humana (Rich,
1996; Imaz, 2010; Saletti, 2008).
Existen sin embargo visiones feministas del cuerpo femenino que lo conciben como
una limitante, así por ejemplo De Beauvoir (1949) trasmite la imagen del embarazo como
algo alienante, fatigoso y sacrificado, mientras que Rich “reivindica una reapropiación de la
experiencia física y psicológica de la maternidad por parte de las mujeres y, junto a ello, una
reapropiación del cuerpo” (Imaz, 2010, p. 87). Lo corporal aparece así como una vía de
conocimiento y poder.
Según Rodrigañez y Cachafeiro (2007) con Rich, se inició el camino de develar la
máscara que oculta a la “madre” en nuestra sociedad, debido a que lo hoy conocemos como
madre nos es más que un sucedáneo de ella, dado que la maternidad creada por el
patriarcado, es la que es igual a esclavitud y a la imposición, pero que de ningún modo esa
es la verdadera maternidad. Por lo que se vuelve imprescindible recuperar a la madre (si es
que ésta existe), la que fue engullida, y reencontrarnos con la “maternidad entrañable y
placentera, conectada con el deseo de la mujer” (p.215), que puede colmar los deseos de
las criaturas y dejar de reproducir esclavos y patriarcas. La verdadera maternidad sería una
“opción gozosa de desarrollo de nuestra sexualidad y nuestras vidas” (Rodrigañez, 2008,
p.23).
La maternidad aparece para Imaz (2010), como una categoría híper naturalizada y
cargada de contenidos contradictorios, como una representación social que conlleva un rol y
una posición social, imbuida de fuertes estereotipos de género.
Para Scott (2008) es necesario aclarar de qué hablamos cuando nos referimos al
género, dado que no es un término univoco. Ella plantea que el género es la forma en la
que se organiza socialmente la diferencia sexual. Siendo por tanto una construcción cultural,
y como tal variable, de ideas sobre los roles que son apropiados para la mujer y el hombre,
que construyen identidades cuyos orígenes son sociales y se imponen sobre los cuerpos,
imponiendo diferencias en las relaciones entre los sexos , basadas en relaciones jerárquicas
de poder (López y Guida, 2000).
En relación a esto se encuentra que actualmente estamos ante en un tiempo socio
7
histórico en que mujeres y hombres pasan por transformaciones de sus lugares sociales y
subjetivos, y en lo que respecta a las mujeres, éstas afrontan un tránsito que va desde la
heteronomía hacia la autonomía tanto económica como erótica, y que en lo que refiere a la
maternidad tiene que ver con un pasaje de ésta como eje central de su proyecto de vida a
una maternidad acotada, que viene luego de que otros proyectos han sido alcanzados
(Fernández, 1996; Alberdi et al 2000).
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CAPITULO II, BIODANZA
PRINCIPIO BIOCENTRICO
El paradigma desde el que se presenta Biodanza es el Principio Biocéntrico, que
intenta explicar todo lo que existe en función de la vida y que nos conecta con las leyes que
conservan y permiten la evolución de la vida (Toro y Terrén 2008; Wagner, 1991). El mismo
15
“sitúa el respeto a la vida como centro y punto departida de todas las disciplinas y
comportamientos humanos; restablece la noción de sacralidad de la vida” (Toro, 2008, p.
75).
Es un estilo de pensar y sentir que prioriza la vida en sus diversas manifestaciones.
Por lo que desde este principio se nos “invita a reformular nuestros valores culturales,
sociales, económicos, políticos éticos y morales; nuestra conducta y nuestra forma de estar
en el mundo con los seres, tomando como referencia el respeto a la vida” (Wagner, Gomes,
2008, p. 49). Esta re significación de valores, busca una trasformación del estilo de vida,
creando un mundo más amoroso (Wagner, Gomes, 2008).
Desde el principio Biocéntrico se reconoce “la vida como la más grande hierofanía”
(Toro, 2014, p. 73), es decir una manifestación de lo sagrado, que no admite distinción entre
lo profano y lo sagrado, en el entendido que todo en la vida puede serlo, dándole un valor de
trascendencia. Rescatando la potencia de la vida y el poder de lo instintivo, llegando al
planteamiento de una ética social (Pessoa, 2013). Que para poder ser realizada, necesita
del desarrollo de la afectividad, que nos inclina a cuidar y sentir empatía no solo con las
personas sino también por todo lo que está vivo. Liberando para ello los afectos,
potenciando la inteligencia, entendida como “la capacidad afectiva de establecer conexiones
con la vida y relacionar la identidad personal con la identidad del Universo” (Toro, 2014, p.
32).
Siguiendo este principio los movimientos creados por la danza, son un fin en sí mismos,
como expresión de vida, y no como medios para alcanzar un fin antropológico, social o
político-económico. Son una forma de “crear más vida dentro de la vida” (Toro, 1991 p.35).
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La vivencia es planteada como una forma de conocimiento, que nos informa sobre
nosotros mismos y que no necesita ser verificada por la razón. Se trata de una experiencia
vivida a toda potencia, creando una sensación intensa de estar vivos, en el aquí y ahora. En
ella no existe distancia entre el observador y lo observado, entre lo que se siente y la
observación del sentir (Toro & Terrén, 2008). Se diferencia de la emoción, dado que esta
última responde a estímulos externos y desparece junto con ellos. En cambio la vivencia
posee efectos profundos y duraderos donde todo el organismo es partícipe, produciéndose
una trascendencia del ego (Toro & Toro, 2015).
Se caracteriza por ser una expresión que es original en cada uno, al igual que la
identidad, y que se manifiesta sin necesidad de ninguna elaboración simbólica o racional.
Precede a la conciencia. Es subjetiva, íntima, única y muchas veces inexpresable. De una
intensidad variable dependiendo del nivel de conexión consigo mismo y de la cualidad del
estímulo que la produce. Existen vivencias que pueden ser desorganizadoras y producir
trastornos, y otras como las propuestas en Biodanza que son integradoras y que favorecen
la salud y la vitalidad (Toro, 2008).
Para este sistema, las vivencias son posibilidades humanas, traídas a partir de la
genética, pero que solo pueden acontecer dentro de la cultura humana. La cual ira
marcando la vida de los sujetos con distintas experiencias que dejan huellas e impregnan
las vivencias posteriores. Ya desde la vida intra –uterina los niños se ven influenciados por
las personas significativas de su vida, a través de la vinculación y el afecto. Según sean
estas relaciones y las siguientes, el movimiento del sujeto en el mundo puede ser
incentivado o bloqueado (Wagner y Gomes, 2008).
Para Toro (1991), las protovivencias (experiencias del neonato y del recién nacido)
de movimiento, contacto, expresión, seguridad y armonía son las vivencias que involucran
los primeros seis meses de la vida, en las que el bebé comienza su experimentación en el
mundo. Las cuales influencian el desarrollo de las cinco líneas de vivencia del sistema
Biodanza: Vitalidad, Sexualidad, Creatividad, Afectividad y Trascendencia.
La línea de la Vitalidad se genera en el instinto de conservación y tiene que ver con
las funciones que regulan la homeostasis del individuo, el potencial de equilibrio y de
armonía bilógica; junto al ímpetu vital y a la energía que el individuo posee para enfrentar el
mundo (Toro, 1991; Toro 2008).
La vitalidad de una persona puede verse en su manera de ser y de actuar. La
Biodanza ayuda a las personas a conectar con su fuerza interior. La energía que poseemos
es necesario saber regularla con los ciclos de actividad y reposo. Biodanza propone entrar
en conexión con uno mismo de una manera genuina y orgánica, integrando el sentir con el
hacer y el pensar, como antítesis de la disociación (Toro y Terrén, 2008).
La línea de la Sexualidad, se genera en el instinto sexual y está relacionada con la
capacidad de sentir el deseo sexual y el placer; así como también con la capacidad de
fecundación (Toro, 1991; Toro 2008). Por intermedio de ella “se
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estimulan las sensaciones relacionadas con el erotismo, la sensualidad, la identidad sexual
y la función del orgasmo” (Arteaga, s/f, p. 9).
El sistema Biodanza estimula el erotismo a través del placer de vivir, todo lo que
sucede en una sesión de biodanza busca ser placentero. La preparación para el placer
sexual no es reducible a un entrenamiento de la genitalidad, sino que implica un aumento de
la capacidad de disfrute de los placeres cotidianos. Primeramente se debe despertar la
fuente del deseo, para luego poder expresarlo y realizarlo (Toro y Terrén, 2008; Toro, 2008).
La apertura hacia el placer se encuentra progresivamente, primero en la danza; en la
conexión con la música y el estado de trance, que serían una segunda etapa. Conectar con
los placeres cotidianos, sería un tercer periodo; y desarrollar todas las posibilidades del
erotismo sería la última (Toro, 2008). Todo esto es necesario trabajarlo de manera gradual y
progresiva, a través de vivencias que permitan adquirir nuevas experiencias que se
metabolizaran y se potenciarán en los sucesivos encuentros (Toro y Terrén, 2008).
La línea de la Creatividad, se vincula al instinto de exploración y a los impulsos de
innovación. Tiene que ver con la capacidad de renovación aplicada a la propia vida, lo que
significa poder poner creatividad en cada acto (Toro, 2008). Existe una creatividad artística y
una creatividad existencial, pudiendo considerar la vida misma como una obra de arte. La
Creatividad como facultad que es, se relaciona con la capacidad de expresar lo que
sentimos. En Biodanza se propone primero sentir y luego expresar. Lo que tiene que ver con
el coraje de mostrarse, atreverse a correr riesgos, perder el miedo al error. Animarse a pasar
de lo conocido a lo desconocido, permitiendo el cambio y la evolución. Afrontando el desafío
de poder diferenciarse, mostrando la riqueza única que cada ser humano trae consigo (Toro
y Terrén, 2008).
El poder expresar las emociones constituye un pilar dentro de la creatividad.
Biodanza estimula la expresión de las emociones, a través de ejercicios que inducen alegría,
erotismo, ternura y estados de regresión, por medio de danzas integrativas y de comunión
con el grupo. (Toro y Terrén ,2008; Toro s/f).
La línea de la Afectividad, está en relación con el instinto de solidaridad, es decir con
los impulsos gregarios, las tendencias altruistas y los rituales de vinculación. Por Afectividad
se entiende un estado de afinidad profunda hacia los otros seres humanos. Está relacionada
con la capacidad de dar protección, con la aceptación de la diversidad humana, sin
discriminación. Por intermedio de la afectividad podemos identificarnos con otras personas y
ser capaces de comprenderlas, amarlas, protegerlas, o también por el contrario rechazarlas
o agredirlas (Toro, 2008).
Dalla (2005) plantea que la afectividad es algo que envuelve todo nuestro ser, pero
su expresión en una cultura anti vida, como la occidental, se vuelve muy difícil. Siendo
necesario para poder desarrollar la afectividad, vivenciarla. La afectividad es vista por este
autor como un elemento integrador de los demás potenciales humanos de la Identidad.
Existe en todos los seres humanos una capacidad afectiva que proviene de esa potencia de
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amar que emana de la fuente de la vida que esta nosotros.
Se trabaja a través de la conexión, del contacto de piel a piel, de la caricia así como
también con ejercicios de encuentro que se caracterizan por ser ritos de vinculación
afectiva, en los cuales se aprende el comportamiento de aproximación, comunicación y
contacto (Toro y Terrén, 2008; Toro 2008).
La línea de la Trascendencia, está relacionada con la capacidad de ir más allá del Yo
y de poder identificarse con la totalidad cósmica, pudiendo vincularse con todo lo existente.
Tiene que ver con la capacidad de experimentar los estados de expansión de conciencia. Se
relaciona con una vivencia de embelesamiento, encanto, goce y felicidad (Toro, 2008; Toro y
Terrén, 2008).
Biodanza al ser conexión consigo mismo, con los demás y con la naturaleza, al ser
música, movimiento, vivencia y contacto, resulta ser un ambiente enriquecido .Por lo que se
recomienda que los niños se inicien en ese ambiente enriquecido desde el estado
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intrauterino, con la participación de sus madres en sesiones de Biodanza (Toro C., 2015).
Parecería ser que el avance en estas investigaciones llevo a que un año antes de
dejar este mundo Rolando Toro re definiera la Biodanza como “un sistema de aceleración de
los procesos de integración a nivel celular, inmune, metabólico, neuro-endocrino, a través de
la cortical y existencial vivencia de un ambiente enriquecido inducida por la música, danza,
de contacto, por la caricia y la presencia del grupo” (Scuolatoro de Milán, 2014).
BIODANZA E INSTINTOS
El instinto es “una conducta innata hereditaria, que no requiere aprendizaje y que se
desencadena frente a estímulos específicos” (Toro, s/F, p.6). Mucho se ha estudiado acerca
de los instintos, habiendo teorías que niegan su importancia frente a la cultura; aunque otros
etólogos consideran que los instintos poseen una poderosa influencia en el comportamiento,
aunque el aprendizaje y la experiencia puedan modificar esos impulsos de diversas
maneras.
Para Biodanza “la cultura obstruye, desorganiza y pervierte los instintos, dando
origen a la patología social e individual” (Toro, s/f, p. 6). La obstrucción se daría cuando se
impide su manifestación, la perversión tendría lugar cuando se desvía el sentido biológico
del instinto, y la desorganización tendría lugar cuando se da una disociación caótica de los
instintos (Toro y Terrén, 2008; Toro, s/f).
Desde la Biodanza se planta que “no hay posibilidad de evolución y trascendencia
cuando se traicionan las fuerzas que conservan la vida y la nutren” (Toro y Terrén, 2008, p.
87).
En el entendido de que la disociación conduce a la patología, no se comparten las
polarizaciones que separen cuerpo-alma, materia-energía, naturaleza-cultura, innato-
adquirido. Y se propone una dialéctica entre los polos de un continuum, integrando ambos
aspectos de la realidad. Por lo que se considera necesario revalorizar los instintos, a través
de las emociones, que hacen de puente entre instinto y pensamiento (Toro y Terrén, 2008).
Si bien algunas corrientes sugieren que no existen instintos, desde la Biodanza se
afirma que los instintos son los mismos, pero lo que cambia son las manifestaciones de la
conducta. No se plantea una oposición entre naturaleza y cultura, sino que se integra la
aparente disociación entre ambos, con un enfoque que hace de puente entre cultura y
naturaleza.
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que “las caricias reducen la represión sexual y la tendencia al autoritarismo, facilitan la
integración de la identidad e inducen a un aumento de la autoestima” (2008, p.233),
La piel como continente de nuestro ser al ser acariciada, activa, moviliza y transforma
nuestra identidad. Por medio del contacto afectivo, la coraza que nos recubre puede hacerse
más flexible, y ya no solo servirnos como protección, sino también como unión con los
demás.
Es necesario que el contacto y las caricias se den dentro de un proceso progresivo de
comunicación afectiva y empática. Las vivencias de contacto afectivo permiten reaprender el
Eros primordial, sensibilizándonos con nuestra propia capacidad de acariciar y ser
acariciados. Toro nos deja una propuesta revolucionaria al decir que “encontrar los caminos
a través de los cuales todos, desde niños hasta la edad más anciana, tengan acceso a las
caricias es tal vez la única “revolución” que tenga sentido” (2008, p.234).
Los ejercicios de Biodanza han sido construidos en base a los movimientos naturales
del ser humano, como ser caminar, saltar, estirarse, y en base a gestos arquetípicos de
rituales de vínculo como lo son el darse la mano, abrazar, mecer, acariciar.
Un ejercicio clásico es el de caminar, que presenta la marcha como una expresión de
la existencia. Pudiendo apreciarse en ella los estados interiores y profundos así como las
disociaciones de cada persona. Siendo una de las causas más frecuentes de la disociación
al caminar, la represión sexual (Toro, 2008).
La cultura occidental es tan represiva de los impulsos sexuales, que la mayoría de
las personas tienen una tensión crónica en los músculos abdominales y pélvicos, que se
deriva de un caminar que busca esconder el propio sexo (Reich, 1974).
Por lo que en Biodanza se propone una “marcha fisiológica” que se adapte al ritmo
de la música, con sinergismo e ímpetu vital, integrando los movimientos de piernas y tronco;
del pecho y de la pelvis, con una motivación afectiva (Toro, 2008).
Otro ejercicio propuesto en Biodanza, es el Abrazo o encuentro afectivo. Que tiene
carácter de rito de vinculación afectiva, ya que implica aprender la forma de aproximarse al
otro, comunicarse y entrar en contacto. Lo cual se hace progresivamente, mirándose a los
ojos. De esta forma se aprende la comunicación afectiva, que trasmite señales no verbales
de aceptación y acogida y que implica una reciprocidad, y respeto por la sensibilidad del
otro, así como la capacidad de expresar los límites propios.
Alice Casanova (2012), en su investigación realizada con mujeres adultas que
practicaban biodanza, constata que todas relataron diversas transformaciones que percibían
en sí mismas a partir de dicha práctica, encontrándole un sentido terapéutico. Biodanza
seria para ellas, sobre todo una experiencia, de aprendizaje, integrativa de la mirada, la
afectividad y la presencia. Les permitiría descubrir una nueva perspectiva de ser con los
otros, una nueva forma de vincularse, en la que se re aprende la afectividad, en base a una
pedagogía biocéntrica, que según Sosa (citado por Casanova) es una pedagogía del
cuidado, en la que colocando la vida como dimensión central, los individuos “puedan
21
rescatar su sensorialidad viva y requerir en comunión con sus semejantes y con la
naturaleza, la construcción de una sociedad altruista” (Casanova, 2012, p. 26). Este
aprendizaje tiene que ver con aprender a poner límites y expresarlos con claridad, esto
puede ser visto en el encuentro a través del abrazo, que implica todo un proceso
experimental. Dando lugar a una forma de relacionamiento que está pautada por el respeto
mutuo, en el cual las danzas propuestas no tienen a alguien conduciendo y a otro que es
conducido, no hay un sujeto que marque la dirección a seguir, dado que no se establece una
relación asimétrica. Permitiéndose que se produzca un encuentro, de dos seres, dos
voluntades, dos voces que dialogan mediante sus cuerpos, creando juntos una danza en la
“que (re) configuran el espacio de cada uno, del yo y del tú, a partir del espacio compartido
de nosotros” (Casanova, 2012, p.27).
Casanova va a decir que la vivencia, en Biodanza, “es una experiencia integrativa
que
nos permite pensar la subjetividad en su dimensión esencialmente relacional, más allá de
las categorías de interior y exterior” (2012, p.24). Que permitiría una experiencia de
identidad, dado que se relatan por las entrevistadas transformaciones subjetivas, que
implican el poder conocerse más a sí mismas, trabajar sobre si y mejorar como personas.
Se modificaría la forma de mirar, de cómo se ven a sí mismas y a los demás, adoptando
una manera empática. Dándose lugar a la afectividad, en esta pedagogía del contacto, con
la estimulación de las emociones y su expresión genuina. La afectividad como necesidad
humana seria vivenciada en cada sesión, a través de los actos de dar y recibir afecto,
ejercitando el cuidar y ser cuidado, vivenciando el aquí y ahora.
Por todo esto Casanova (2012) concluye que “Biodanza una experiencia creativa
que
engendra nuevas formas de subjetivación en los participantes, movilizando transformaciones
existenciales” (p.32). Permitiendo la expresión de la subjetividad a través del cuerpo. Esta
forma de relacionamiento social está fundada en lo sensible, y permite que los sujetos
vivencien nuevos sentidos en la percepción de si y del otro. Configurando un espacio en que
la subjetividad se constituye en un proceso de recreación existencial. Las personas se
descubren como las protagonistas de una historia que no está dada, y que puede ser re
escrita por ellos mismos. Dentro del grupo cada participante se vuelve autor y coautor de las
historias de vida que allí se comparten.
BIODANZA Y GESTACION
El Sistema Biodanza,
es considerado una metodología apropiada para embarazadas, pues ofrece a la mujer
gestante un apoyo a sus sentimientos de miedo, dudas, angustias, fantasías y las prepara
para el momento del parto. Además de estimular que la mujer viva la gestación, el parto y la
maternidad de forma positiva, integrada, enriquecedora y feliz. (Zuasti, s/f)
22
Biodanza ha sido incorporada a la preparación prenatal, a través de los ejercicios
(que pueden ser adaptados especialmente a esta etapa), la música y la valoración de lo
sublime de la experiencia. Promoviendo el escuchar al propio cuerpo, confiando en la
sabiduría de la naturaleza. Permitiendo el desarrollo de la sensibilidad en la pareja,
favoreciendo en la mujer la posibilidad de expresar los sentimientos, reforzando la
seguridad y la confianza en sí misma. Conectando con la espontaneidad en los
movimientos, liberándose de la inmovilización cultural (Montes, 2017).
Es propuesta como un método con efectos psico profilácticos para las mujeres
gestantes, que aprenderían a comunicarse con su bebé desde el estado intrauterino, a
conservar su vitalidad, para que este proceso pueda ser disfrutado, y vivido en plenitud
(Carraro ,2017).
Margarita Ribble, citada por Toro (2008) , plantea que los niños necesitan de tres
tipos de estímulos sensoriales , el táctil que se da por medio del contacto y las caricias; el
estímulo cenestésico que se recibe con el movimiento, el arrullo y el mecimiento; y el
estímulo auditivo, que se le brinda con la palabra el canto y la música. Siendo que estas tres
formas de estimulación se vivencian en cada sesión de Biodanza, su práctica sería una
fuente de ecofactores positivos sobre los padres y él bebe (Arteaga, s/f).
Para Biodanza los padres constituyen la matriz ecológica de los hijos, que ellos la
practiquen y conviertan su estilo de vida, cumple una función importante en la evolución del
ser humano. A través de las vivencias de los padres, de sus emociones y sentimientos, se
estarían promoviendo las protoviviencias del bebé. Al ser Biodanza un ecofactor positivo que
se traduce en estado de plenitud, salud y felicidad, esto beneficiaria tanto a los padres como
al bebé (Arteaga, s/f).
23
CAPITULO III, BIONERGETICA
24
energética que recorre la musculatura, permitiendo una corriente de excitación o descarga.
Cuando existe carencia de vibración se debe a que no se está permitiendo que esa
corriente fluya. Reich hablaba de “corriente vegetativas” haciendo referencia a las
sensaciones somáticas, que se producían con el aflojamiento de las actitudes musculares
rígidas (Reich, 1974, p. 212).
En la terapia bioenergética se ayuda a las personas a entrar en contacto consigo
mismas a través de su cuerpo, permitiendo que sientan como inhiben o bloquean su propio
flujo de excitación. A la vez que se les ayuda a entender el por qué les sucede eso. Siendo
la meta de la terapia “un cuerpo vital, capaz de experimentar plenamente los placeres y
dolores, los gozos y penas de la vida” (Lowen y Lowen, 2000, p. 16)
ORIGENES
Reich, quien era médico y psicoanalista, comenzó sus trabajos desde una base
psicoanalista cercana a la teoría de Freud, de la cual se iría apartando gradualmente.
Tonella (2000) plantea que mientras que Freud utilizaba, para ayudar a sus pacientes
a recordar los traumas o conflictos del pasado, el método de la libre asociación de ideas
para llegar hasta el inconsciente, Reich descubrió que los conflictos de la infancia no solo
generaban reacciones psicológicas sino que producían además reacciones físicas,
corporales, las cuales obstaculizaban en parte la evolución afectiva y sexual. Estas defensas
corporales bloqueaban las emociones generadoras del conflicto, y daban lugar a tensiones
musculares y a contracciones de ciertas partes del cuerpo. Generando múltiples efectos
sobre las personas, como ser rigideces, perdida de la espontaneidad y de la expresividad,
dificultada para entrar en contacto con los demás, disminución de la capacidad de amar,
desear, sentirse feliz y satisfecho. Dando lugar a su vez a síntomas orgánicos que afectan
músculos y órganos. Por lo que Reich empieza a ocuparse no solo de lo psíquico sino
también de lo físico separándose de Freud y del psicoanálisis. Reich buscara “liberar las
energías secuestradas por las tensiones corporales para que puedan recargar de vigor las
experiencias presentes de la vida, conduciendo así a la satisfacción y al placer” (Tonella,
2000, p.12).
En 1927, en su obra “La función del orgasmo” formula una de sus teorías
fundamentales en la que expone que “todo bloqueo de la función orgástica impide el
desarrollo natural y la autorregulación del organismo” (Gonçalvez, 2010, p.13), dando lugar
a su “formula del orgasmo”, “tensión-carga-descarga-relajación” (Reich, 1974 p.214) la cual
puede ser vista como una forma de auto regulación del organismo (Gonçalvez, 2010). Esta
función del orgasmo serviría como “patrón de medida del funcionamiento psicofísico, porque
en ella se expresa la función de la energía biológica” (Reich, 1974, p.287).
Reich va a plantear que “cada rigidez muscular contiene la historia y el significado de
su origen” y a su vez que “una determinada estructura psíquica es al mismo tiempo una
25
determinada estructura biofísica” (1974, p. 234). A la vez que la estructura caracterológica
contendrá la historia congelada de cada persona (Boadella, 1993).
La coraza muscular va a ser definida por Reich como “la suma total de las
actividades musculares que la persona desarrolla como defensa frente a la irrupción de
afectos y sensaciones vegetativas, y a su represión desde el mundo exterior” (Gonçalvez,
2010, p. 15). Existiendo a su vez una coraza caracterial que va a ser idéntica en su
funcionamiento a la coraza muscular.
Reich define la coraza caracterial como
la suma total de actitudes caracteriales que la persona desarrolla como defensa contra la
irrupción de afectos y sensaciones y las limitaciones que le impone el mundo exterior, cuyo
resultado es la falta de contacto, la insensibilidad y la rigidez del carácter.
(Gonçalvez, 2010, p. 15)
VEGETOTERAPIA
27
Con la vegetoterapia caracteronalítica Reich introduce lo somático en el marco
psicoanalítico, tratando de reconstruir de manera funcional el desarrollo psicoafectivo del
individuo. Buscando recuperar el equilibrio entre el sistema neurovegetativo simpático y el
parasimpático, a la vez que se busca flexibilizar el carácter. Emprendiendo el desbloqueo
emocional a través de intervenciones corporales específicas, con movimientos expresivos y
ejercicios de respiración (Vílchez, Serrano, 2016). Reich “introduce el trabajo con el cuerpo
real, como vía de acceso al inconsciente, a lo reprimido y encuentra en el sistema
neurovegetativo el sustrato somático del “ello” psicoanalítico” (Vílchez, Serrano, 2016, p. 2).
La dimensión relacional es central en la propuesta de la vegetoterapia, que tiene en
cuenta todas nuestras experiencias evolutivas, desde la primaria, que incluye la concepción
y la gestación, que son experiencias relacionales que se organizan neurológicamente e
influyen en nuestro inconsciente (Ciardilello, 2012).
La alteración del metabolismo energético tiene lugar cuando el biosistema del niño/a
“siente miedo (angustia visceral) que es la emoción primaria, y se contrae debido a que su
ecosistema (útero y organismo materno, núcleo familiar, núcleo social) no satisface las
necesidades afectivo-sexuales” (Vílchez, Serrano, 2016, p. 2), lo que puede suceder por
carencia o por represión de su tendencia a la expansión y al crecimiento.
Encontrándose que el origen de la coraza está en la frustración de las necesidades
básicas y primarias del organismo. Frustración que ya puede darse antes del nacimiento, en
el útero, al que se lo denomina primer ecosistema, “por ejemplo en útero “frio”, poco
pulsante, con un déficit en la carga bioenergética (oxigenación), que pude haber sufrido
agresiones varias (un intento de aborto frustrado, por ejemplo)” (Gonçalvez, 2010, p.18).
VEGETOTERAPIA PRENATAL
Federico Navarro (1983) plantea que la vegetoterapia pre natal es beneficiosa tanto
para la madre como para el niño y la relación simbiótica entre ambos. Con ayuda de la
misma se buscara que la mujer pueda relajar al máximo su útero, con la finalidad de que su
parto sea menos fatigoso, y pueda ser además una descarga energética, placentera.
Los objetivos de esta terapia con la mujer embarazada serán tomar contacto con el
feto, posibilitando a la madre saber qué es lo que está sintiendo y poder expresarlo.
Se trabaja sobre los siete segmentos pero principalmente haciendo hincapié en el
primero, abarcando los telerreceptores ojos y oídos, dado que en estos sentidos se
encuentran los bloqueos de las emociones que son base de todas las neurosis, entre ellos el
miedo. Debiéndose abordar los miedos propios del nacimiento de esa futura madre. El
trabajo con los ojos permite a la mujer tomar contacto con que su hijo no forma parte de su
“yo”, sino de su “no yo”. Asimismo es importante el trabajo con la boca, donde está fijada la
situación depresiva del sujeto. En el segundo segmento se trabajara la tendencia depresiva
y la ambivalencia de la madre.
28
El trabajo con el cuello también será importante, dado que corresponde a la zona de
autocontrol. Puesto que en el momento del parto será necesario que la mujer pueda
abandonarse al nacimiento y creer en que puede realizar este acto de creación.
Con la vegetoterapia se le propondrá a la madre una respiración profunda, global y
total, que permita que su energía fluya a su propio ritmo. También será necesario el trabajo
sobre la pelvis y el útero al que se le proporcionara una gran elasticidad, logrando una
dilatación natural.
Si se une la vegetoterapia con el parto sin violencia, el recién nacido nacerá en las
mejores condiciones evitando complicaciones (Navarro, 1983).
Además del trabajo individual con la madre, se proponen sesiones grupales donde se
buscara romper con los mitos, los temores y las situaciones de contradicción que se viven
durante este periodo. También se buscara integrar a la pareja, para que la mujer no viva
esta etapa en soledad y a la vez para que el padre pueda trabajar sus propias ambivalencias
(Pinuaga, 1998).
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madre, descubre muchos enraizamientos, cuando mama, se está enraizando en su boca,
cuando mira el rostro de su madre se enraíza en sus ojos. De esta forma el bebé aprende
una forma de comunicarse, y cuando se producen fallas en la comunicación, será posible a
través del trabajo con el enraizamiento aprender nuevas formas de comunicarse. En el
trabajo con el enraizamiento se distribuye la energía de la persona hacia todos los puntos de
contacto (Boadella ,1993).
El enraizamiento y el contacto están sólidamente ligados, y son significativamente
importantes en el desarrollo evolutivo. Desde la vida intrauterina el embrión experimenta un
continuo y suave hidromasaje del líquido amniótico de su madre que lo mecerá al ritmo de la
respiración de ésta. Así como las paredes del útero le proporcionaran un profundo masaje,
estimulando su piel y sus órganos (Gonçalvez, 2010).
El término “enraizamiento” (grounding) fue introducido por Stanley Keleman para
designar el arraigo en el proceso orgánico; mientras que Alexander Lowen lo utilizo
refiriéndose a las acciones físicas que entran en contacto con los propios músculos por
medio de ejercicios de tonificación y de liberación de emociones (Boadella, 1993). Fue
Lowen quien agrego el trabajo con las piernas, al séptimo segmento. El contacto con el
suelo y la tierra, simbólicamente se relacionan con la figura maternal. “Cuanto más apoyo y
sustento recibe un niño de su madre (tomarlo en brazos, ofrecerle cuidado y afecto), más
seguro se sentirá con relación a ella y, después, con respecto al suelo o tierra” (Lowen, 2005
p.319).
La manera en como estamos de pie y como caminamos tiene que ver con nuestro
enraizamiento, el caminar pude ser visto como una forma de explorar nuestro contacto con
la tierra, si una persona teme caer, no podrá caminar libremente. Cuando estamos de pie,
muchas veces lo hacemos de forma tensa, preparándonos para el control. Por lo que
experimentar nuevas formas de estar de pie y de caminar, permite tomar contacto con el
proceso de su propia vida, re experimentar una nueva postura corporal, permite contactar
con una nueva oleada de logro y vitalidad (Boadella, 1993).
El enraizamiento físico es funcionalmente idéntico al enraizamiento emocional, por lo
que estar enraizado va implicar un alto grado de auto-conocimiento, y de conexión con
nuestra sensibilidad (Gonçalvez, 2010).
La manera en que sentimos va a configurar nuestra percepción y nuestras
respuestas frente al mundo, de manera que si una madre puede establecer una buena
capacidad de empatía energética con su hijo recién nacido, podrá saber lo que este necesita
y satisfacer sus necesidades. Pero para que esto sea posible debe existir esta doble
direccionalidad de la comunicación, para entrar en este contacto la madre tiene que poder
ligarse con su propia pulsación para poder estar abierta al otro. Si no hay contacto con uno
mismo con la autopercepción, no es posible establecer una empatía con el otro (Montero-
Ríos, Redón, 1991).
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EL ABORDAJE BIOENERGETICO COMO UNA LABOR
PSICOPROFILACTICA
La psicoterapia bioenergética se concentra en los tres centros de la auto-expresión,
es decir la mirada, la voz y el movimiento. Los tres se relacionan con nuestros afectos y con
nuestra naturaleza expresiva.
Desde este proceso psicoterapéutico “se aprende a mirar, a ser mirado y a mirarse”
(Gonçalvez, 2010, p. 57). El poder entrar en contacto ocular será de gran importancia en el
vínculo de padres e hijos, siendo determinante de la relación la calidad de contacto visual
que pueda darse, sobre todo entre la madre y el bebé. La cualidad del contacto ocular entre
ambos, tiene un efecto decisivo en el desarrollo de la personalidad del niño y en el
funcionamiento de sus ojos (Lowen, 2005).
Cuando los bebes nacen en un ambiente que no está preparado para su recepción
sufren por muchas acciones violentas a los que son sometidos, que les producen un
acorazamiento en su primer segmento, que es donde se alojan los traumas producidos
durante la vida intrauterina, durante el parto y en sus primeros días de vida. Y luego, pueden
verse afectados también en su segundo segmento, el oral, en la etapa del amamantamiento,
si son amamantados sin que se produzca un contacto íntimo y ocular significativo
(Gonçalvez, 2010).
Eva Reich (citada por Gonçalvez, 2010) desarrolla lo que se conoce como
bioenergética suave y propone que desde la pedagogía bioenergética y con la vegetoterapia
suave (que sería menos estresante, menos invasiva) es posible prevenir la formación de
acorazamientos rígidos en la trasmisión inter-generacional, es decir en el trabajo con las
mujeres embarazadas y los bebes, evitando trasmitir de una generación a otra las mismas
heridas (Gonçalvez, 2010).
Trabajar en la prevención de la neurosis, es algo que todos los psicólogos
deberíamos hacer, al menos en parte, según lo propone Eva Reich (1978), quien concibe la
neurosis, al igual que su padre como un bloqueo del flujo de energía vital. Ella continuo sus
pasos acercándose a lo que él no pudo llegar a ver, en lo relativo al nacimiento natural y al
parto sin violencia. Ambos coincidían en que se trata de un proceso natural que puede llegar
a ser placentero, donde lo más importante es el contacto, orgánicamente placentero para
madre e hijo (Reich, 1990). Concebir al bebé en gestación, como un sistema de energía
dentro de otro sistema de energía que es su madre, ayuda a comprender que cuando nace
no hay mejor lugar para él que estar con ella, en contacto piel con piel, evitando que se los
separe en todo momento. Se ha comprobado, con estudios como los de Marshall Kaus
(citada por Serrano, 200) que el permanecer juntos en la primera hora de nacimiento, mejora
el vínculo entre madre e hijo. Incluso se ha comprobado que el facilitar la diada energética
madre-bebé, por medio de ese contacto y de un masaje estimulante, continuado y periódico,
sirve para prevenir las consecuencias negativas de un parto prematuro y de la cesárea
(Serrano, 1998).
31
Respetando este primer encuentro, cortando el cordón cuando ha dejado de latir,
permitiendo que la madre acaricie al bebé, aplicando el método del Dr. Leboyer del
nacimiento sin violencia, es posible que bebé no sea visto como un producto sino como
protagonista del parto (Reich, 1978). De esta forma y respetando las necesidades básicas
de la madre que da a luz, que están en relación con permitir que su cerebro primitivo haga lo
que sabe hacer sin estimular innecesariamente su neo córtex, se permitirá que este primer
acto de vida ocurra dentro de la pareja en simbiosis y con amor. Siendo fundamental la
presencia del padre, dado que esto lo predispondrá para una crianza activa y afectiva.
(Odent, 2006; Pinuaga, 1998).
Odent (2006) va a proponer que se debería mamiferizar el nacimiento, más que
humanizarlo, eliminando todo lo específicamente humano, satisfaciendo en cambio las
necesidades que tenemos como mamífero. Eso implica que la mujer no se sienta
observada, que se sienta segura y pueda adoptar las posturas mamiferizadas con las que se
sienta cómoda. Teniendo en cuenta que la hora siguiente al nacimiento, es una fase crítica
en la vida del ser humano donde se ponen en juego la capacidad de amarse a uno mismo y
amarse a los demás.
Para este autor, el instinto maternal, que ha dado lugar a grandes polémicas entre los
autores, está en relación con la impronta hormonal de la madre biológica, la cual si no está
perturbada en su funcionalidad, sentirá el impulso de criar a su bebé. El considera que el
“instinto maternal”, puede estar perturbado, y que esta perturbación sicógena será diferente
según sea la estructura caracterial de la madre (Serrano, 1989). Serrano (2000) parte de la
base que ya desde el medio intrauterino se está modelando la percepción y la capacidad de
sentir del ser humano. Por lo que se vuelve imprescindible comprometerse con
responsabilidad y creatividad, con esta etapa de la vida, para recuperar para las nuevas
generaciones la capacidad de amar y la alegría de vivir.
Según la teoría de autorregulación, de Reich, el instinto tiene que prevalecer sobre lo
social” y “lo biológico debe estar en funcionalidad con lo cortical” (Serrano, 2000, p.6.).
En el video en que expresa su propuesta de la ecología de los sistemas humanos
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Serrano (2017) nos habla de que “la forma de recuperar nuestra humanidad, es protegiendo
y acompañado la esencia y los instintos de las niñas y los niños, desde la vida intrauterina
hasta el final de la adolescencia. Dando prioridad a la sabiduría y al conocimiento del
instinto. Hemos perdido la confianza y el contacto en el instinto.”
33
CAPITULO IV, ARTICULANDO LA MATERNIDAD, CON LA BIODANZA Y LA
BIONERGETICA
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CAPITULO V, REFLEXIONES FINALES
El presente trabajo busco ser una presentación de tres temáticas que me apasionan,
las cuales son de una profundidad insondable, por lo que mucho me falto por decir de las
tres. Sin embargo intente contactar con sus aspectos esenciales, y articularlas de forma tal
de poder mostrar algunas de sus múltiples interconexiones.
La maternidad como una experiencia, que implica una potencialidad, un don de
creatividad de la mujer, con la que es posible reconectar, permitiéndonos para ello entrar en
contacto con la ternura y la pasión. Re apropiándonos de nuestro propio cuerpo,
permitiéndonos atravesar la experiencia psíquica y psicológica de la maternidad, habitando
nuestro cuerpo como vía de acceso a la propia fuente de conocimiento y poder, pudiendo
volver a confiar en nuestros instintos.
Las propuestas de Biodanza y Bioenergética facilitarían el encuentro con la
maternidad concebida de esta forma.
Biodanza va proponer la vivencia del aquí ahora como forma de reconexión con
nosotros mismos y con los demás, como forma de conectar con las potencialidades
afectivas con las funciones viscerales y originarias de la vida. Lo que permitiría un rescate
de lo instintivo, sin dejar de lado la cultura, estableciendo un puente dialógico entre ambas,
que permita comprender las necesidades humanas, y entre ellas el rescate de la afectividad.
Lo cual pude propiciarse desde la vida intrauterina, permitiendo que la mujer embarazada
pueda vincularse consigo misma, con su bebé y con su pareja, a través del placer y el
disfrute conectando con sus deseos. Permitiendo que por intermedio de ésta “pedagogía del
contacto” se permita la vinculación amorosa a través de la caricia, del contacto piel con piel,
que posibilitaría la flexibilización de nuestras corazas.
El camino hacia la maternidad vivida como acto creativo, se vería desbloqueado al
permitir la expresión de las emociones, sean cuales fueran, sin necesidad de tener que
ocultar aquellas que nos han dicho que no son las esperables.
El incluir al padre en las sesiones de Biodanza prenatal favorece los rituales afectivos
de encuentro de la pareja, permitiéndoles que juntos vivan las transformaciones por las que
ambos pasan en el camino de convertirse en padres, pudiendo conectar con ellas y
expresarlas. Conectándolos a los dos con la ternura.
La ternura, es vista como un derecho humano por Restrepo (1998), quien nos
plantea que aquello que ha quedado relegado al ámbito de lo privado, tiene un gran poder y
es fundamental en la construcción del sujeto social. Si desde lo cultural la ternura es
relegada solo al amor maternal, se impide al hombre la conexión con lo sensible. Es
necesario entender que vivenciar la ternura puede ser tan difícil para el hombre como para
la mujer, porque ambos pueden haber sido objeto de vejaciones sociales y económicas que
los lleven a la dureza existencial, y a convertirse en agentes de violencia. Por lo que la
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ternura, no sería algo atribuible a un género, sino que sería un paradigma de convivencia,
que necesita irse afianzando y ganado terreno, con el cual debemos comprometernos si lo
queremos para nuestras vidas y para las futuras generaciones.
Es por ello que desde Biodanza se va a proponer un reaprendizaje de la afectividad,
permitiendo una forma de relacionamiento social basada en lo sensible.
La cultura occidental, que padece de analfabetismo afectivo nos prepara para huir de
la ternura, desconfiar de ella de manera paranoica, para lo cual se sirve de las corazas
caracteriales, que serían funcionales al sistema productivo, y nos volverían insensibles ante
las vivencias singulares (Restrepo, 1998).
Con Bioenergética se trabaja con la persona unificada, en cuerpo y mente,
propiciando el entrar en contacto consigo mismo, y con el potencial que permite entregarse
al placer y al gozo de vivir en plenitud. Tanto desde la vegetoterapia como desde la
bioenergética se busca poder expresar los sentimientos, permitiendo la movilización de la
energía, para ablandar y disolver los patrones caracterológicos neuróticos y la coraza
muscular (Boadella, 1993). Por medio de la disolución de las defensas corporales
desarrolladas a lo largo de toda la vida, se permitiría el desbloqueo emocional, facilitando la
expresividad de las emociones y el movimiento corporal, potenciando la capacidad de amar
y ser feliz.
Por un lado entonces se propone el trabajo con la madre para que como mujer esté
conectada con ella misma, con una coraza flexible que le permita vibrar en el lenguaje del
amor. Y a la vez se propone el trabajo grupal con la inclusión del padre, predisponiendo
también a éste para la crianza afectiva, con una vinculación emocional y energética, que
debe propiciarse desde la vida intra uterina. En el entendido de que las experiencias
primarias de los seres humanos, ya estarían marcadas por los vínculos relacionales, y
cuando los mismos no tienen en cuenta las necesidades básicas y primarias del organismo
humano, se estaría dando origen a las corazas.
La socialización del ser humano daría lugar a diferentes miedos, el miedo a mirar y a
tocar, el miedo a ser mirados a ser tocados, miedos que se inscribirían en nuestra coraza,
dando lugar a los cuerpos acorazados con miedo de trasmitir y de recibir (Gonçalvez,2010).
Miedos que de no ser trabajados, van sin duda a dificultar el parto y el encuentro con el hijo.
Por lo que ambas, Biodanza y Bioenergética, trabajan sobre el poder de la mirada y la
caricia.
El cachorro humano va necesitar de una adecuada estimulación táctil para poder
sobrevivir, así como también su sistema nervioso la precisa para su mielinización. Su
ausencia puede dar lugar a severos trastornos de su sistema inmunitario, así como también
alteraciones cognitivas, es por eso que podemos decir que “el cerebro necesita del abrazo
para su desarrollo” (Restrepo, 1996, p.82). Será a través del contacto táctil que se
establecerán las primeras comunicaciones entre la madre y el bebé. El desarrollo de la
sensibilidad se dará a través del toque y del contacto que reciba el niño desde los primeros
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momentos de su vida. Por lo que luego del nacimiento será necesario que él bebé sea
masajeado, cargado, mimado y acariciado y nutrido, con suaves masajes, siendo adecuado
para el ello el masaje mariposa propuesto por Eva Reich (Gonçalvez,2010, Leboyer, 1978).
Tanto desde Biodanza como desde la Bioenergética se va a proponer una nueva
forma de ser y estar en el mundo, que modifica hasta nuestra forma de pararnos y de
caminar, posibilitando un caminar de pecho abierto, disponible para el encuentro amoroso
con el otro.
Ambas propondrán una nueva forma de ver, de entrar en contacto, permitiendo que
se exprese la luminosidad que desarrollan las personas cuando entran en contacto real cara
a cara. Cuando una persona permite que otra vea su interior, se vuelve reconocible para sí
misma, aprendiendo a amarse y a aceptarse a sí misma; a la vez que el ver al otro, le
permite amarlo (Boadella,1993; Toro, 2008).
Las dos propondrán un desarrollo de la empatía, es decir “el contagio o comunión
emocional que existe entre la gente, fuera de la comunicación por las vías sensoriales o la
palabra hablada” (Sullivan citado por Castillo y Serrano, 1991). Relación primaria que se
establece sobre todo entre la madre y el lactante y ambas buscaran una flexibilización de la
coraza, que nos aleja de nuestras pulsiones y de nuestra capacidad de contacto, de
compresión y de la empatía (Castillo, Serrano, 1991).
Al flexibilizar la coraza es posible contactar con el placer, es decir con los
movimientos espontáneos, “la espontaneidad está en el corazón del placer y la dicha”
(Lowen, 2005, p. 59). Y a su vez los sentimientos de afecto se relacionan con la experiencia
de placer, si una persona tiene limitada su capacidad de sentir placer también tendrá
limitada su capacidad de amar. “La capacidad de amar surge de la experiencia de placer de
un niño con relación a sus padres, especialmente con su madre” (Lowen, 2005, p.77).
Lowen (2005) va a decir que será el placer el que permite surgir la respuesta empática,
siendo el sustento de todas las relaciones interpersonales significativas.
Por lo que desarrollar la capacidad de entrar en contacto con el placer corporal de la
mano de éstas propuestas, será tan beneficioso para la madre como para su hijo, porque
permitirá que fluya el amor entre ambos. Y si el padre se integra a ambas, la familia podrá
convertirse en un nido amoroso, necesario para recibir a ese nuevo ser.
Con éstas herramientas se busca facilitar el que la mujer se empoderare de su
cuerpo, de su embarazo, de su parto y post parto, es decir de su maternidad . Para que de
esa forma sea libre de elegir como desea transitarlos, y libre de elegir como desea vivir el
encuentro y el vínculo con su hijo.
Siendo el embarazo un buen tiempo para entrar en contacto con nosotras mismas,
para contactar con el placer y ya no con el deber ser, permitiendo que fluya el amor hacia
esa criatura que está por nacer, entregándonos al momento creativo de dar a luz.
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