La II República en Nada de Carmen Laforet
La II República en Nada de Carmen Laforet
La II República en Nada de Carmen Laforet
Studies
Volume 31 Gritos y silencios: La violencia y la cultura
Article 6
hispánica
2017
Recommended Citation
Casas, María Lourdes (2017) "De la Gloria al infierno: la II República en Nada de Carmen Laforet," Teatro: Revista de Estudios
Culturales / A Journal of Cultural Studies: Vol. 31 , Article 6.
Available at: http://digitalcommons.conncoll.edu/teatro/vol31/iss31/6
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Casas: la II República en Nada de Carmen Laforet
1
Tune en “Nada de humanidad: El mundo animal de la posguerra española” se decanta por una
lectura tremendista de la novela e interpreta que es la única salida a la brutalidad animal es la de
una sociedad educada con facultades humanas como la amistad, los sentimientos, el razonamiento
y la habilidad de reflexionar en las condiciones inhumanas (15); Clark en “Los sacrificios a
Xochipilli en Nada de Carmen Laforet” se centra en el personaje de Román y su conexión con este
mito Azteca del sacrificio, e interpreta a Román como el personaje a través del cual “se purgan los
traumas sexuales y sociales de una sociedad represiva como la franquista” (125).
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Andrea en el trayecto desde la estación de París a la casa familiar va en “Uno de esos viejos
coches de caballos que han vuelto a surgir después de la guerra” (cap. 1); al pasear por el puerto
Andrea describe cómo en las dársenas “salían a la superficie los esqueletos de los buques hundidos
en la guerra” (cap. 12); En uno de los paseos de Pons y Andrea por las calles antifuas, este destaca
la belleza de la iglesia de Santa María, ejemplo del más puro gótico catalán, que fue quemada
durante la guerra y al entrar en ella Andrea contempla “los vitrales rotos de las ventanas, entre las
piedras que habían ennegrecido las llamas” (cap. 13). Tampoco hay referencia alguna a las
pérdidas humanas que sufrió Cataluña que según Pagès “se sitúan en torno a las 160.000
personas” (301); a ellas habría que añadir los cerca de 35.000 reclusos que pasaron por la cárcel
Modelo entre 1939-1942 y los cientos de exiliados (301).
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Tampoco la actitud maternal que muestra ahora con su hija Ena fue genuina en
los comienzos de su matrimonio:
Con Ena se despiertan sus instintos maternales y también gracias a ella comienza
a mirar a su esposo con otros ojos y a quererlo; aprende a distinguir entre pasión
y comprensión, amistad y ternura. La caracterización de la madre de Ena en este
sentido resulta muy maniqueísta y responde al modelo de mujer tradicional
esperable en una familia del estatus y la clase social a la que pertenecía.
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evidente que las cosas no le van bien y se resiste a dejar de codearse con los
pudientes. A través de Pons, Andrea entra en contacto con el grupo de bohemios
a quienes Pons considera sus verdaderos amigos y no los de la universidad (cap.
13): Guixol, Iturdiaga y Pujol. Guixol es un joven pintor, atlético, hijo de un
fabricante riquísimo y además vende bien sus cuadros; Iturdiaga es escritor, hijo
de una conocida familia industrial catalana y ha escrito una novela de cuatro
tomos que no consigue que le publiquen; por último, Pujol es pintor y es rico,
aunque va mal vestido y lleva “diecisiete años ocupado en calcar al maestro
(Picasso)” (cap. 13). La vida para todos ellos transcurre de forma afable, sin
precariedades y sin huellas palpables de la guerra civil. Frente a ellos la familia
de Andrea encarna la pequeña burguesía que alcanzó su estatus gracias al
esfuerzo que llevaron a cabo los abuelos cuando dejaron el pueblo y se mudaron
a Barcelona por el año 1889, como dice Andrea, “con una ilusión opuesta a la
que a mí me trajo: el descanso, en un trabajo seguro y metódico” (cap. 2). Es
obvio que en los años previos a la guerra la familia prosperó, vivían con
desahogo y comodidades más propias de la clase media que de los obreros, tal y
como se desprende de los recuerdos de Andrea de sus visitas en la niñez, y de los
restos, aunque desvencijados ahora, que quedan en la casa como muestras del
esplendor del pasado. Vestigios que disminuyen progresivamente al ir
vendiéndolos Gloria para poder comprar comida.
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Todas las páginas mencionadas en esta sección pertenecen al capítulo cuatro de la novela.
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Juan de que se pase con los nacionales, momento en el que ella empezaba a sentir
que estaba embarazada. El consejo de Román insinúa la mala situación en la que
se encontraban las tropas republicanas y el incipiente embarazo el mes de marzo o
abril. Desde el punto de vista histórico los meses de marzo y abril de 1938 fueron
sin duda decisivos para los republicanos: el 7 de marzo de 1938 comenzó la
ofensiva de Aragón que se prolongó hasta el 19 de abril. Fue un duro ataque
contra las tropas republicanas que conllevó la destrucción del Ejército del Este
republicano, el aislamiento de Cataluña, la división en dos del territorio
republicano y una crisis en el gobierno de Juan Negrín. Este fue el primer
momento en el que realmente empezó a sentirse que se acercaba el final de la
guerra civil con la derrota republicana. Teniendo esto en cuenta, las palabras de
Román a Juan aconsejándole que se pase al lado nacional mientras pueda para
salvarse ante la inminente derrota cobran sentido. Juan tenía un cargo importante
con los rojos y si la República caía su destino era o bien ser apresado y
encarcelado, ser ajusticiado o, con suerte, huir del país. En un principio Juan
rechaza la propuesta, pero después de la confesión de Gloria sobre su embarazo,
opta por la deserción ante el estupor e incredulidad de su mujer. Juan la pide a su
hermano Román que se lleve a Gloria a la casa familiar en Barcelona para
garantizar su seguridad, si bien la casa será peor que un campo de batalla para
ella.
La última parte del relato de Gloria es aún más clarividente para establecer la
cronología: dice que su hijo nace en el momento en el que las tropas nacionales
entraron en Barcelona, una noche de duros bombardeos, asalto que se produjo el
26 de enero de 1939. Gloria cuenta que fue un parto difícil, que estaba sola, con
fiebre, tuvo una infección que la mantuvo semi-inconsciente más de un mes y
concluye que aún seguía en la cama cuando acabó la guerra, es decir, al menos
hasta el 1 de abril de 1939. Estando aún enferma llega Juan al hospital y se la
lleva de nuevo a la casa de Aribau donde Gloria sufre una violencia desmedida y
de ahí que al recordar su regreso diga que fue “como el final de una película”
(57).
b) Descripción física
Detrás de tío Juan había aparecido otra mujer flaca y joven con los
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Los atributos destacados son: cuerpo delgado, cabellos rojizos y revueltos, cara
blanca, y juventud. A lo largo de la narración se mencionan puntualmente además
su piel, cara, piernas, brazos, pechos y pies; y la adjetivación que se emplea es
flaca, blanca, lánguida, pequeños, torneados, infantiles, bonita y joven. Si
recapitulamos esta enumeración en esencia estamos ante una mujer joven y
aniñada, bonita, de piel blanca y cabellos rojos, delgada y de apariencia frágil.
Estas características concuerdan de forma notable con la imagen que se utilizó
como alegoría de la II República en periódicos, revistas y carteles 4 en los meses
previos al triunfo de la República y hasta su aniquilación. Esta representación
tiene su origen en la Marianne francesa del siglo XVIII. Según la descripción
recogida en la página web del gobierno de Francia es símbolo de la madre patria
“unas veces fogosa y guerrera y otras pacífica y sustentadora”. Los apelativos con
los que se refería a ella el pueblo y como se la identificaba en la prensa eran “la
niña bonita” y “la flaca”,5 peculiaridades en las que se insiste en el retrato de
Gloria: “flaca”, “finos pechos”, “fino cuerpo”, “pies pequeños e infantiles”.
Esta afinidad con el símbolo de la República se acentúa aún más si
analizamos el comportamiento de Gloria de forma objetiva, fuera del
enjuiciamiento que de sus actos hacen los demás personajes. Si comparamos la
idea de la República como símbolo de la madre patria “una veces fogosa y
guerrera y otras pacífica y sustentadora” y la conducta de Gloria, vemos
nuevamente una indiscutible reciprocidad. Fogosa y guerrera se muestra cuando
conoce a Juan y comienza su andadura con él; es fiel a la República incluso
cuando Juan decide pasarse a los nacionales, y no lo abandona porque está
embarazada. Por otro lado, ante la hostilidad con la que es recibida en la casa de
la calle de Aribau y los continuos ataques verbales y brutalidad física que sufre,
Gloria resiste y en la mayoría de las ocasiones se comporta pacíficamente. Sin
embargo, hay ciertas situaciones en las que reacciona si no física sí verbalmente.
Son momentos de fuerte tensión con Román, su cuñado, quien no se molesta en
agredir físicamente a Gloria ya que le basta con crear conflictos entre Gloria y
Juan que generalmente terminan con una paliza de éste a su esposa. En varias
ocasiones grita y protege a su esposo frente a Román; y se defiende también
cuando se cometen injusticias contra ella, como cuando Angustias la acusa de
haber robado el pañuelo de la comunión de Andrea.
4
Imagen reproducida al final de este artículo.
5
Estas coincidencias no son exclusivas de la II República sino que se remontan al siglo XIX. Para
un estudio más detallado de la relación entre la Marianne y España véase Marie-Angèle Orobon.
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va a buscarla. Pasada la discusión que se produce entre Juan y los allí presentes,
Gloria se asusta mucho porque cree que si Juan ha ido allí a buscarla es porque el
niño ha muerto. La preocupación es sincera y el amor maternal indiscutible.6 Es
interesante que justamente en el capítulo anterior a este episodio, la madre de Ena,
imagen de madre ideal en una familia tradicional, haya confesado que no se casó
por amor y que no quería un hijo. Frente a ella Gloria demuestra en todo momento
su sincero amor maternal y, además, se casó enamorada de Juan. La antítesis entre
la madre de Ena y Gloria eleva a esta sobre aquella, Gloria se entregó enamorada
a su marido y el amor a su hijo es lo que la mueve en el presente narrativo.
Nada de lo que conocemos sobre Gloria hasta ahora explica la crueldad
con la que es tratada en la novela. Sin embargo, sí nos da elementos para defender
la interpretación alegórica del personaje y desde ella analizar la violencia hacia
ella desde otro ángulo. Dada la familiaridad de los contemporáneos de Laforet
con la imagen alegórica de la II República, me parecen muy significativos para la
comprensión del mensaje de la novelista que propone esta lectura tanto el hecho
de que Laforet decidiera dedicarle más detallismo a la descripción física de Gloria
como la selección de los rasgos físicos que la caracterizan: joven aniñada, frágil,
blanca de piel y la inconfundible cabellera rojiza revuelta. Hecha esta correlación
queda interpretar el origen de la violencia hacia Gloria-II República.
c) La mujer serpiente
6
Una vez Juan la acusa de ser mala madre, pero lo hace injustamente, al hacerla
responsable de una pequeña herida que se hace el niño al recibir el impacto de un
objeto que él le había tirado a Gloria durante una de sus palizas.
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madre; a esta lista de agravios en el de caso de Juan hay que sumarle las
tremendas palizas que en más de una ocasión la dejan medio muerta y que Gloria
soporta sin apenas resistencia y de las que como fénix resurge para continuar
proveyendo a la familia y, sobre todo, a su hijo. Incluso Andrea, que se comporta
con ella de manera afable y condescendiente, hacia el final de la narración
arremete contra ella cuando insinúa que su amiga Ena es la amante de su tío
Román:
-Eres como un animal –dije, furiosa-. Tú y Juan sois como bestias.
¿Es que no cabe otra cosa entre un hombre y una mujer? ¿Es que
no concibes nada más en el amor? ¡Oh! ¡Sucia! (cap. 20)
Antonia, la criada, es la que despierta el único comportamiento violento de
Gloria. Este altercado no ocurre en el presente narrativo, sino que ocurrió antes
de la llegada de Andrea cuando Gloria ya está en la casa de Aribau y Román ha
sido encarcelado:
Antonia, la criada, que está enamorada de él, se puso hecha una
fiera. Declaró a su favor. Dijo que yo era una sinvergüenza, una
mujer mala. Que Juan, cuando viviese, me tiraría por la ventana.
Que yo era la que había denunciado a Román. Dijo que me abriría
el vientre con un cuchillo; entonces fue cuando yo le pegué… (cap.
4)
La llama sinvergüenza y mala mujer, pero no es esto lo que despierta su parte
guerrera sino la amenaza de abrirle el vientre con un cuchillo. Una vez más es su
faceta maternal la que la lleva a defenderse ya que en esa época su embarazo era
evidente y la amenaza de la criada iba indudablemente dirigida hacia el
nasciturus. Parece que a ojos de Gloria lo único que puede justificar la violencia
es el salvaguardar la vida de un hijo.
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y modernidad que no hicieron sino envenenar todo/traer el caos. Esta era sin duda
la visión que de la República tenían sus más acérrimos opositores, un proyecto
político basado en promesas de libertad, igualdad, educación igualitaria y laica
con las que “engañaron” a sus seguidores.
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Laforet describe aquí a Angustias con tanta sorna que más que de un personaje
deberíamos hablar de una caricatura. Su animadversión hacia lo que Angustias
representa la llevan a dar un paso más para desbaratar esta falsa imagen. En este
caso lo hace a través de Juan, quien expone a su hermana gritando la verdadera
razón de su decisión de meterse monja:
7
Gloria compara la historia de Angustias con las de “una novela del siglo pasado”, indudable
referencia a la novela realista del XIX en las que destacaba el tema de la mujer adúltera.
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Esta declaración de Gloria de “no rezo tanto como debiera…” revela una
propuesta más moderada entre República y religión, no tendrían por qué ser dos
polos totalmente incompatibles. La realidad se tradujo en un antagonismo
exacerbado que se extralimitó de la separación entre estado y religión, y de la
defensa de una educación laica.
La cuestión religiosa aparece en otro momento de la novela y refuerza esta
idea conciliadora. La abuela, si bien interviene poco, protagoniza un episodio
interesante. La abuela es una mujer que ha recibido una educación tradicional y en
la que la religión juega un papel fundamental: reza y va a misa regularmente.
Cuando un miliciano entra y registra la casa, ve todos los santos que tiene y le
pregunta si cree en esas paparruchas; la abuela valiente le contesta que sí y le
pregunta si él no cree, el miliciano le contesta que no y que tampoco permite que
nadie las crea. La respuesta de la abuela muestra un juicio esclarecedor:
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Don Jerónimo es el jefe de Angustias. Cuando Gloria llega a la casa con Román, don Jerónimo
está allí ocultándose. Aunque, como en los demás casos, no se habla directamente de su
vinculación política, por un lado su caracterización como hombre tradicional, conservador,
autoritario que trata mal a Gloria; y, por otro, el hecho de estar oculto en un momento en el que
todavía Barcelona está en manos de los milicianos, lo identifica con los nacionales. Al igual que
ocurre con Angustias, toda esa rectitud, autoritarismo, moral retrógrada queda puestos en
evidencia desde el momento en que sabemos que es un hombre casado y mantiene una relación
con Angustias.
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fuerza que fue minando la República: la llamada “Quinta Columna” que desde la
clandestinidad entre el Ejército Popular llevó a cabo una labor constante de
espionaje y sabotaje (Alía Miranda 183). Este servicio furtivo según Alía Miranda
fue un enemigo más para el gobierno de Negrín, difícil de combatir por su
invisibilidad, que con su guerra psicológica “provocó el derrotismo en muchos
soldados y mandos del Ejército Popular y el desaliento en la retaguardia” (185).
En su artículo, afirma que fue en el año 1938 cuando la Quinta Columna alcanzó
sus mejores momentos, coincidiendo con el debilitamiento que en esas fechas
acusaba el ejército republicano (191). Además del espionaje y sabotaje, una de las
principales armas era promover las deserciones entre las filas del ejército rojo. Es
interesante que en la novela es precisamente en la primavera de 1938 cuando
Román convence a su hermano Juan para que se pase a los nacionales.
Por otro lado, una de las técnicas que llevaron a cabo fue la de la guerra
psicológica según la cual “el quintacolumnista no debía perder ocasión de
divulgar falsos rumores” (196). En la relación entre Román y Gloria descrita más
arriba ya se recalcó que Román no ejerce violencia física sobre Gloria sino
psicológica, la manipula y, sobre todo, es un experto difundiendo bulos sobre
Gloria para enfrentarla sobre todo a Juan, pero también a los otros habitantes de la
casa. Gloria es la única de la casa que intenta que las cosas vayan mejor, que se
las ingenia para conseguir comida, todo siempre con la mejor voluntad. Sin
embargo, Román, al igual que hicieron los miembros de la Quinta Columna, se las
apaña para manipular estas buenas acciones y criticarlas haciendo que las demás
las vean como algo malo. Román es un experto manipulador y es consciente de
ello; hay un momento en que llega a decir que Juan le pertenece; también
manipula a Andrea, a Ena… Son los actos y las palabras de Román los que
predisponen un ambiente hostil, los que provocan los episodios de violencia
contra Gloria y el malestar general entre los miembros de la familia.
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Es muy posible que Román esté implicado en el estraperlo.
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La primera vez que aparecen juntos Gloria y Juan, la noche que Andrea
llega a la casa, éste la presenta empujándola por los hombros. Desde esta pequeña
agresión, el sufrimiento de Gloria va a ir en aumento. En Violencia de género.
Perspectivas interdisciplinarias, O’Toole y Schiffman enumeran los siguientes
tipos de comportamiento bajo el concepto de violencia doméstica:
Abofetear, morder, dar patadas, dar puñetazos, tirar objetos, encerrar,
denegar comida o medicación, abuso hacia animales y muebles,11apuñalar,
10
Esta es la impresión que tiene Gloria cuando recuerda en la conversación con Andrea y la
abuela su llegada a la casa “Toda la gente aquí me parecía loca”. (cap. 4)
11
El abuso hacia animales y muebles nada tiene que ver con el personaje de Gloria, pero sí está
presente en la novela en varias ocasiones, como por ejemplo cuando Román muerde la oreja de su
perro (cap. 17). La violencia contra muebles sobre todo la ejerce Juan al golpearlos y arrojarlos
contra otros durante sus arrebatos.
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acostado a su lado con sus manos en el cuello de Gloria.12 ¿Cómo explicar tal
cúmulo de violencia en este personaje?
El comportamiento violento de Juan puede explicarse si lo interpretamos
bajo el marco alegórico. El pasado militar de Juan sirve como punto de partida
para esta lectura. Sabemos por la narración de Gloria de su fracasado intento de
entrar en la Academia Militar, institución que se dedicaba a la formación de
futuros oficiales del ejército, al no superar la prueba de ingreso. Este hecho
provoca su decisión de marcharse a África y alistarse en el Tercio. El Tercio de
Extranjeros, más conocido quizás como La Legión, fue creado en 1920 gracias a
los esfuerzos de José Millán-Astray de crear un ejército de soldados profesionales
para luchar en la guerra de Marruecos que estaba siendo larga y dura. En la página
web Historia de la Legión se dice que era un ejército de voluntarios al que podían
12
Reproduzco aquí el fragmento completo:
—Ninguna mujer sufriría lo que yo sufro, Andrea... Desde la muerte de Román, Juan no
quiere que yo duerma. Dice que soy una bestia que no hago más que dormir, mientras su
hermano aulla de dolor. Esto, dicho así, chica, da risa... ¡Pero si te lo dicen a medianoche,
en la cama!... No, Andrea, no es cosa de risa despertarse medio ahogada, con las manos
de un hombre en la garganta. Dice que soy un cer “do, que no hago más que dormir día y
noche. ¿Cómo no voy a dormir de día si de noche no puedo?... Vuelvo de casa de mi
hermana muy tarde y a veces ya lo encuentro esperándome en la calle. Un día me enseñó
una navaja grande que, según dijo, llevaba por si tardaba yo media hora más cortarme el
cuello... Tú piensas que no se atreverá a hacerlo, pero con un loco así, ¡quién sabe!... Dice
que Román se le aparece todas las noches para aconsejarle que me mate... ¿Qué harías tú,
Andrea? ¿Tú huirías, no?
No esperó a que yo le respondiera.
—¿Y cómo se puede huir cuando el hombre tiene una navaja y unas piernas para seguirte
hasta el fin del mundo? ¡Ay, chica, tú no sabes lo que es tener miedo!... Acostarte a las
tantas de la madrugada, rendido todo el cuerpo, como yo me acuesto, al lado de un
hombre que está loco...
»... Estoy en la cama acechando el momento en que él se duerma para dejar la cabeza
hundida en la almohada y descansar al fin. Y veo que él no se duerme nunca. Siento sus
ojos abiertos a mi lado. Él está “Él está destapado todo, tendido de espaldas y sus grandes
costillas laten. A cada momento pregunta: "¿Estás dormida?".
»Y yo tengo que hablarle para que se tranquilice. Al fin, no puedo más, el sueño me va
entrando como un dolor negro detrás de los ojos y me voy aflojando, rendida...
Inmediatamente siento su respiración cerca, su cuerpo tocando el mío. Y me tengo que
despabilar, sudando de miedo, porque sus manos me pasan muy suavemente por la
garganta y me vuelven a pasar...
»... Y si siempre fuera malo, chica, yo le podría aborrecer y sería mejor. Pero a veces me
acaricia, me pide perdón y se pone a llorar como un niño pequeño... Y yo, ¿qué voy a
hacer? Me pongo también a llorar y también me entran los remordimientos..., porque
todos tenemos nuestros remordimientos, hasta yo, no creas... Y le acaricio también...
Luego, por la mañana, si le recuerdo estos instantes, me quiere matar... ¡Mira!
Rápidamente se quitó la blusa y me enseñó un gran cardenal sanguinolento en la espalda.
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unirse no sólo españoles sino también extranjeros y cuyo único requisito era “ser
sanos, fuertes y aptos para empuñar armas, ofreciendo, a cambio, la posibilidad de
hacer carrera militar en el seno de La Legión”. Cuando se proclamó la II
República, el ejército, y dentro de él la Legión, acató el nuevo régimen, si bien al
igual que el país, el ejército también estaba dividido y la obediencia fue en
muchos casos más circunstancial que de convencimiento hacia el nuevo gobierno
y la aceptó más bien de una manera pasiva. El gobierno de la República era
consciente de la necesidad de controlar al ejército y para ello Azaña puso en
marcha medidas para reorganizar al ejército, algunas de las cuales no fueron bien
acogidas (Castro Oury 20-21). El ejército defendió en varias ocasiones la
República de ofensivas revolucionarias como la de octubre de 1934, pero cuando
estalla la guerra civil quedará divido entre unidades que se mantuvieron fieles a la
República y las que apoyaron el bando sublevado. En octubre de 1936 el gobierno
republicano trata de recomponer el ejército con las unidades fieles a ella y se
constituye el llamado Ejército Popular de la República, más conocido
simplemente como Ejército Popular. Al principio estuvo formado por varios
ejércitos localizados en diferentes áreas: Ejército del centro, Ejército del sur,
Ejército de Levante y Ejército del Este. Sin embargo, al quedar el territorio
republicano dividido en dos en julio de 1938, el ejército también se fracciona y se
reorganiza en torno a esas dos zonas: ejércitos de la región central y ejércitos de la
región oriental.
Gracias al relato de Gloria podemos afirmar que Juan era miembro del
ejército republicano de la zona oriental que estaba situada en la región catalana.
Es ella también la que nos dice que Juan ocupaba un cargo importante en el
ejército rojo si bien no sabe cuál exactamente. Aunque Juan no consiguió entrar
en la Academia militar, de donde hubiese salido preparado como oficial, dada su
participación en el Tercio es comprensible que no entrara en el ejército de la
República como soldado raso sino con un cargo de mayor responsabilidad
teniendo en cuenta el prestigio y éxito de este contingente militar. Juan y Gloria
se conocen en enero o febrero de 1938 cuando ella está evacuada en Tarragona y
se separan en la primavera de ese mismo año cuando comienza el declive del
frente de Aragón y entre los republicanos comienza a extenderse la idea de que
una victoria en la guerra es prácticamente imposible; el ejército empieza a estar
más debilitado y los nacionales avanzan e inician la ofensiva contra Levante. Es
en esos momentos cuando Román incita a Juan para que se pase a los nacionales.
Este comportamiento simboliza la contienda interna en el ejército de la República
de la que habla Aróstegui:
entre los partidarios de la resistencia y los de la capitulación no
hizo sino agudizarse en medio de un cansancio cada vez más
profundo de la población [las deserciones en las unidades militares,
por ejemplo, habían aumentado en otoño de 1938] y una división
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13
Allégorie de la République dans une lithographie de S. Dura d'après un dessin J. Barrera
(Archive National Historique, Section Guerre Civil, Salamanque (Espagne)
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Republique-allegorie.jpg.
101
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Obras citadas
Gobierno de Francia:
http://archives.gouvernement.fr/villepin/es/acteurs/los_simbolos_republica
_187/marianne_y_divisa_republica_50277.html
(Accedido 25 de mayo de 2017).
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London, 1997.
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Published by Digital Commons @ Connecticut College, 2017