Anclaje y Andamiaje

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ANCLAJE Y ANDAMIAJE

Vamos ahora a tratar de explicar dos conceptos relacionados íntimamente con el


proceso de enseñanza-aprendizaje (PEA) y con la mediación. Estos conceptos son:
“anclaje” y “andamiaje”. Seguramente a muchos estos términos les sonarán conocidos y
es importante que recordemos qué es un andamio y qué un ancla, para poder entender
a qué se refieren los autores cuando hablan de ellos. Pensemos siempre que la
utilización científica de ciertos conceptos utilizados en el lenguaje coloquial, no es nunca
casual, obedece a una analogía entre los términos utilizados, ya sea en cuanto a su
forma, --por ejem. “Marco Teórico” hace referencia a una serie de teorías que enmarcan
un conjunto de planteamientos que deben ser coherentes entre sí, tal cual lo hace el
marco de un cuadro— o en cuanto a su función, --por ejem. “Variable” se relaciona con
la propiedad que tienen los fenómenos de variar respecto a características como la
magnitud, el tiempo, el espacio, etc.--.
Ahora bien, entremos en materia... Cada momento en el que un aprendizaje nuevo
es internalizado y una competencia se hace parte de la estructura cognitiva, motriz y
afectiva, hablamos de “anclaje”. Piensen en que el concepto surge como analogía a la
función de un ancla. Su objetivo es detener el curso de una nave enganchando ésta a
tierra firme. Entonces, cuando hablamos de “anclaje” desde una perspectiva educativa,
estamos hablando de un conocimiento nuevo que inicialmente está flotando sin contacto
con la estructura cognitiva del sujeto y que para hacerse parte de la estructura, requiere
de una conexión entre lo nuevo y lo que el sujeto ya tiene almacenado en memoria a
largo plazo. Esto detiene por un momento el proceso y el sujeto se hace consciente de
lo que sabe. Es importante este momento, ya que nos habla del conocimiento del
propio conocimiento y de cómo se llegó a él. Esto es: metacognición. Cuando estando
en un bote, los tripulantes y pasajeros se dan cuanta que éste se ha detenido porque
sienten el sacudón del frenazo. El “anclaje” puede asemejarse también a lo que se
conoce como “serendipiti”, “insight”, “eureka” y otros nombres que, a través de la
historia, ha recibido este proceso de concientización y autoconocimiento.
La calidad y la consolidación de una nueva estructura que incluya conocimientos
nuevos relacionados con conocimiento anteriores, dependerá de varios aspectos: el
tamaño de la nave y su peso, el tamaño y fuerza del ancla y del tipo de terreno en el
que se busque detener el curso de la misma. Esto es, el compromiso y significado que
tenga el nuevo conocimiento para el aprendiz (la nave), la fuerza de las relaciones que
pueda establecer con aprendizajes anteriores (el ancla) y la solidez de los
conocimientos en los que se engancha (la tierra), ya que si éstos no son firmes, el
aprendizaje no va a poder detenerse y permitir el nivel de conciencia requerido para
alcanzar ese aprendizaje. Por esto la importancia de relacionar siempre lo nuevo con lo
que ya existe. Si bien este proceso es desarrollado básicamente por el sujeto que
aprende, la facilitación del mismo dependerá del mediador que tiene a mano,
generalmente el docente. Y aquí comenzamos a ver el otro concepto “andamiaje”. La
mediación en el PEA, puede también asemejarse al proceso de construcción de un
edificio...
Inicialmente necesitamos cavar profundo, mientras más profundo, más sólidos serán
los cimientos; es decir que requerimos afianzar aquello nuevo que introducimos en la
estructura inicial y profunda del conocimiento de cada persona, sujeto que aprende y
aprehende. Una vez que tenemos tierra firme sobre la cual comenzar la construcción,
se inicia el encofrado de los cimientos. Esto es, comenzar construyendo estructuras de
madera que servirán de molde sobre los cuales se vierte el preparado de cemento.
Una vez que éste está sólido, los moldes son desechados. Así, a medida que vamos
construyendo nuestro edificio, vamos colocando primero andamios sobre los cuales
apoyar las estructuras que más tarde se convertirán en pilares, paredes, escaleras, etc.
Fíjense que mientras estamos más en la base del edificio los andamios son más
parecidos a moldes de lo que se quiere formar y, a medida que vamos avanzando,
estos andamios sólo sostienen la estructura hasta que ésta se haya solidificado. Lo
mismo sucede con el PEA, mientras más básico sea el aprendizaje que se busca
desarrollar, el docente estará más próximo al aprendiz y, a medida que éste alcanza
mayor pericia en las competencias buscadas, el docente se aleja y su apoyo se da más
a nivel de consulta frente a situaciones complejas de aprendizaje, que a la instrucción
de acciones particulares. Se va constituyendo en una especie de director técnico o
consultor externo, cuya contraparte es la que realiza el trabajo bajo términos de
referencia claros y específicos desde el principio.
Aprender es como construir un edificio que nunca llegará a tener un penthouse,
porque siempre iremos añadiendo pisos. También haremos modificaciones internas a
cada planta, quitando paredes, abriendo ventanas, cambiando una habitación por otra,
etc.; sin embargo, mover los pilares una vez que éstos se han solidificado, será una
tarea muy, muy difícil y en algunos casos, hasta peligrosa. Por eso es tan importante
planificar la mediación en el PEA desde un inicio.
Esto es, podemos aprender muchas cosas nuevas y desarrollar nuevas
competencias; pero, a medida que vamos aprendiendo y profundizando un tema que ya
hemos desarrollado, este aprendizaje no se constituye en un piso nuevo, nos permite,
más bien, cambiar las estructuras de nuestro anterior conocimiento, generalmente
respetando los pilares de éste, los ejes fundamentales, los principios adquiridos en los
primeros momentos del proceso. Sin embargo, con el actual desarrollo científico
observado en todas las disciplinas, es importante que las estructuras de conocimiento,
aún en sus partes más difícilmente modificables, sean relativamente flexibles a los
cambios. Esta flexibilidad es una competencia directa del arquitecto a cargo que
facilitará el cuestionamiento permanente y, por lo tanto, el ordenamiento, estructuración
y reestructuración de nuevos principios, fundamentos y teorías.
Ahora bien, podríamos ver lo anterior desde tres perspectivas:
a) La estructura de conocimientos y competencias como un todo. Con esta forma de
ver el PEA nos encontraríamos con muchos casos en los que los cimientos no son
totalmente sólidos, o no estamos de acuerdo con la construcción que se ha seguido en
periodos de aprendizaje anteriores. En este caso siempre encontraremos una
justificación para el fracaso de nuestros estudiantes... “La culpa es de anteriores
arquitectos”.
b) La estructura de conocimientos y competencias desde lo que yo puedo desarrollar
como docente. Es decir, el edificio que a mí me toca construir, desde los cimientos que
yo coloque hasta la obra fina de la competencia a desarrollar. En este caso, yo asumo
la responsabilidad del aprendizaje de mis estudiantes.
c) Una tercera opción, sería considerar mi aporte como docente en la construcción
de competencias profesionales y responsabilizarme de la misma, sin perder de vista la
estructura total y el trabajo en equipo necesario para poder desarrollar y alcanzar todas
las metas previstas en la formación de los estudiantes.
Esta última, implica que debemos tratar de alcanzar un punto tanto de
responsabilidad al interior de cada asignatura, como también considerar la estructura
como un todo y a nosotros como parte de un equipo en el cual todos los miembros
somos responsables de la experticia en las competencias buscadas que pueden
alcanzar nuestros aprendices.
Al respecto, el arquitecto (docente) responsable de definir dónde y cómo se colocan
los andamios que el edificio del aprendizaje requiere en un determinado momento de la
formación, es, en un inicio, el docente de cada asignatura. Esto quiere decir, que el
papel de este personaje, va desde la posibilidad de modelar ciertas competencias
profesionales –cuando se realiza el encofrado de los cimientos--, hasta la de servir de
apoyo mientras el aprendizaje se consolida y se hace lo suficientemente fuerte como
para sostenerse a sí mismo y sostener los siguientes. El docente no es el constructor,
esa es tarea de los aprendices; más bien, debe ir orientando e induciendo a través de
mediadores (generalmente preguntas inductoras), para que cada estudiante pueda ir
poniendo ladrillo sobre ladrillo de manera sólida. Si estos ladrillos se colocan de
cualquier manera y el arquitecto no corrige los errores a tiempo, las paredes se
derrumbarán en cualquier momento. Estos andamios sirven justamente de guía para
que esto no suceda.
El hecho de contar con gran número de arquitectos durante el proceso, puede verse
como una desventaja y también como una ventaja. En el primer caso, vemos que una
obra podría no salir del todo bien si son muchas las manos que se entrometen en el
diseño del edificio, más aún si cada uno viene de una escuela arquitectónica diferente.
Piensen qué feo se vería un edificio con techos estilo japonés, balcones con pilares
romanos, ventanas de líneas contemporáneas, un ingreso barroco criollo y un jardín que
nos hable de la Europa renacentista. Y lo peor no es la parte estética, sino la estructura
en sí. Si un arquitecto inicia la construcción decidiendo que un pilar debe ubicarse en
tal o cual sitio y posteriormente llega otro que instruye un cambio porque lo indicado por
su colega carece de validez y así llega otro y otro, cada cual con su propio criterio...
Imagínense cómo termina el edificio, además de lo “bonito”, se nos cae a bajo en
cualquier momento.
Sin embargo, en cuanto a las ventajas, si existe una planificación entre los
arquitectos responsables, tendríamos la riqueza de la especialidad que cada uno
aporta, pero de manera organizada. Esto nos habla de la importancia del “diseño
curricular” (aspecto que tendrán la oportunidad de profundizar en el próximo módulo), la
coherencia que debe existir en las instrucciones y, por lo tanto, en los andamios que
vamos colocando.
Ahora bien, a medida que vamos ingresando en terrenos de mayor especialidad, es
decir, en la educación de adultos, el arquitecto no es directamente el que coloca los
andamios, sino quien guía al propio estudiante para que éste sea capaz de hacerlo por
sí mismo. Esto es, promover el desarrollo de la capacidad de aprender a aprender. Por
eso es preciso entender que el andamiaje es temporal, ajustable y se elimina cuando ya
no es necesario.
Word, Bruner y Ross (1976) sugirieron que la instrucción con andamiaje apropiado
incluye los siguientes seis componentes:
1. Desarrollar el interés del estudiante en lograr el objetivo pretendido de la tarea.
2. Demostrar una versión idealizada del acto que se va a ejecutar.
3. Simplificar la tarea reduciendo el numero de pasos requeridos para solucionar un
problema, de modo que el estudiante pueda manejar ciertos componentes y reconocer
cuándo éstos están siendo logrados con éxito.
4. Controlar la frustración y el riesgo en la solución de problemas.
5. Proporcionar retroalimentación que identifique las características críticas de las
discrepancias entre o que ha producido el estudiante y lo que se requiere para una
solución.
6. Motivar y dirigir la actividad del estudiante lo suficiente para mantener la búsqueda
continuo del objetivo.
Para ello, el lenguaje es la principal herramienta que el docente tiene a mano; pero
lenguaje entendido desde una perspectiva de “comunicación”. Es decir, no como
aquella palabra utilizada por el docente para “transmitir” sus conocimientos, sino como
el diálogo entre los dos protagonistas del PEA: docente-estudiante. Este es el pilar del
andamiaje que servirá de soporte para el aprendizaje y la solución de problemas:
indicios, recordatorios, estímulos, división del problema en pasos, dar un ejemplo, o
cualquier otro que permita que loa alumnos tengan mayor independencia como
aprendices y lleguen a ser capaces de un proceso de autoinstrucción para seguir
aprendiendo. Por lo tanto, se trata de proporcionar ayudas que le permitan al aprendiz
progresar desde sus capacidades actuales hacia los objetivos pretendidos. Y, en la
medida, que logramos que los estudiantes sean concientes de qué, cómo, cuándo, por
qué, para qué, ponen sus propios andamios, estaremos también promoviendo el
desarrollo de la metacognición.
Pues bien, este es nuestro papel, constituirnos en los andamios de los aprendizajes
de nuestros estudiantes, andamios cada vez más lejanos, para que ellos logren anclar
sus competencias de manera sólida y flexible y así, vayan convirtiéndose en sus propios
diseñadores, arquitectos, ingenieros, paisajistas y, por sobre todas las cosas,
moradores.

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