Regimen Patrimonial Del Matrimonio
Regimen Patrimonial Del Matrimonio
Regimen Patrimonial Del Matrimonio
En este régimen todos los bienes, tanto los llevados al matrimonio como los adquiridos
por ambos durante la vigencia del matrimonio, tienen el carácter de comunes, responden
por las deudas contraídas tanto por el marido como por la mujer, y los bienes existentes
al término del régimen después de cubierto el pasivo, se dividen por igual entre los dos
cónyuges.
“La Sociedad de Gananciales es una de las modalidades que establece la ley para regular
la propiedad de los bienes y derechos que se adquieren durante el matrimonio”.
El Código Civil de 1984 utiliza el término sociedad de gananciales, y lo hace más por
costumbre o tradición jurídica, ya que en puridad el régimen no da lugar a una sociedad
sino a un régimen de corte comunitario, por lo que lo correcto sería denominarlo
comunidad de gananciales.
A manera de precisar por qué la sociedad de gananciales no adopta ninguna de las formas
societarias conocidas, por cuanto no es sociedad, a continuación y en forma general
precisaremos algunas notas características que se dan en la persona jurídica y que no
encontramos en la llamada sociedad de gananciales. En efecto, mediante el contrato de
sociedad se crea una persona jurídica independiente de los socios. La sociedad de
gananciales no tiene personalidad jurídica propia independiente de los cónyuges que la
integran. Para ingresar a una sociedad, se requiere de una aportación de cada uno de los
socios, lo que no necesariamente sucede en la sociedad de gananciales, en la cual pueden
aportar bienes uno solo de los cónyuges.
Está formado por una pluralidad de voluntades, donde la persona jurídica tiene derechos
y obligaciones existiendo un patrimonio propio distinto al patrimonio de cada cónyuge.
El artículo 301 del Código Civil de 1984, repitiendo la fórmula del Código Civil de 1936,
señala que «[…] en el régimen de sociedad de gananciales puede haber bienes propios de
cada cónyuge y bienes de la sociedad». En la coexistencia de estos bienes radica la
característica de este sistema.
Bienes propios.
Se dice propio porque pertenece exclusivamente a una persona— son aquellos que
pertenecen en forma exclusiva a cada uno de los cónyuges. En consecuencia, está
debidamente identificada la titularidad del citado bien, y por lo tanto, las facultades
dominales se ejercen sin mayor contratiempo y sin intervención de terceros. Sin
embargo, la existencia de los mismos al lado de lo que se llama la ley bienes sociales, que
más adelante se explica, y en tanto que se encuentra dentro del régimen familiar, estos
bienes propios, sufren una especie de restricción en cuanto a los frutos, rentas, productos
que puedan derivarse del bien, pues ellos ya no le pertenecen en exclusividad al titular
del bien sino que vienen a formar parte del llamado patrimonio social, del cual participa
también el otro cónyuge.
Bienes sociales.
En el Código Civil de 1936, a los bienes sociales se les denominó bienes comunes. Decir
bienes sociales no significa referirnos a la sociedad de gananciales como una forma
societaria, pues tal como dijimos, la sociedad de gananciales más que una persona
jurídica bajo la forma de sociedad es una comunidad de bienes: su denominación
persigue diferenciarlos de los llamados bienes propios que tienen sus propias reglas.
Además, resulta atendible que el legislador no pueda haber previsto todos los bienes que
tienen la calidad de bienes propios, y por lo tanto haya incurrido en omisiones. En esa
circunstancia, siempre bajo la óptica del interés familiar y como una especie de categoría
residual, se señala que cualquier bien que no esté expresamente considerado como
propio tiene la categoría de bien social. Así lo encontramos en el artículo 310 del Código
Civil de 1984, que señala son sociales todos los bienes no comprendidos en la
enumeración del artículo 302 —artículo referido a los bienes propios—. Sin embargo, por
la importancia del caso se precisa algunos bienes sociales específicos:
a) Los que cualquiera de los cónyuges adquiera por su trabajo, industria o profesión. Los
ingresos que obtiene el cónyuge trabajador bajo cualquier denominación, sueldo, salario,
remuneraciones, honorarios, haberes, se consideran sociales, o en palabras sencillas. no
solo corresponden al cónyuge trabajador sino igualmente al otro cónyuge, pues ambos
son consortes («socios») de la comunidad de bienes. Este bien social es el más
importante de todos, no solo por su frecuencia y periodicidad, sino porque constituye el
ingreso directo con el cual se solventan las necesidades del hogar.
b) Los frutos y productos de todos los bienes propios son sociales, y con mayor razón, los
frutos y productos de los bienes sociales. No ofrece duda alguna la calidad de bien social
respecto de los frutos y productos del bien social.
c) Las rentas de los derechos de autor e inventor. Al analizar los bienes propios, aludimos
a los derechos de autor e inventor por su calidad de personalísimos. Ahora bien, en el
supuesto bajo comentario, la referencia es a las rentas que produzcan tales derechos,
pues estas son en realidad frutos, y por lo tanto reciben el mismo tratamiento que los
frutos del bien propio.
d) Los edificios construidos a costa del caudal social en suelo propio de uno de los
cónyuges, abonándose a este el valor del suelo al momento del reembolso. Es de observar
que en este caso aparentemente estaríamos ante un bien mixto, propio en cuanto al
predio, y social en lo referente a la fábrica levantada sobre el predio.
Facultades que la ley otorga a los cónyuges sobre los bienes sociales e los
bienes sociales
Con la legislación anterior, bajo el régimen de la potestad marital era el marido el que
administraba los bienes sociales y quien tenía la facultad de disposición. Solo le era
prohibido disponer de los bienes sociales a titulo gratuito, norma que llevó a muchas
injusticias, y que tal como ya ha sido mencionado, dio lugar a que en 1968 se dictara el
decreto ley 17838, que modificó el artículo 188 del Código de 1936, exigiendo la presencia
de la cónyuge en los actos de disposición de los bienes comunes. Hoy, con la igualdad
legal del hombre y la mujer ya no existe la potestad marital, y la mujer y el marido tienen
iguales derechos y responsabilidades en el hogar, lo que significa que en el ámbito
económico sean los dos, con iguales derechos y deberes, los que se encuentren al frente
del patrimonio social. Veamos.
a) Administración
b) Gravamen y disposición
Aunque el numeral 315 del Código Civil exige la intervención de ambos cónyuges, se
regula por separado la adquisición tratándose de bienes muebles o inmuebles. Veamos.
Según este dispositivo legal, en la adquisición de bienes muebles no es necesaria la
participación de ambos cónyuges, entendiéndose que sí lo es para la adquisición de los
bienes inmuebles. Sobre el particular surge la interrogante de por qué el trato diferente:
quizás los legisladores piensan que los bienes muebles siempre son de escaso valor.
LAS CARGAS Y RESPONSABILIDADES DE LOS BIENES PROPIOS DE
CADA CÓNYUGE
Son propias de cada cónyuge no sólo las deudas antes del matrimonio (artículo 307 del
Código Civil), sino también aquellas contraídas por sí solo, durante el matrimonio, en
beneficio propio (artículo 308 del Código Civil) y las que derivan de su responsabilidad
civil extracontractual (artículo 309 del Código Civil).
Aquellas contraídas por cualquiera de los cónyuges en el ejercito del poder doméstico
(artículo 292 del C.C) y también las contraídas por ambos por actos de administración y
disposición que exceden de tal potestad (artículo 315 del CC).
Estan descritas en el artículo 316 del Código Civil y pueden ser contraídas por cualquiera
de los cónyuges.
Supone el término del régimen patrimonial y se produce en los casos descritos en artículo
318 del Código Civil.
Pertenecerán a cada cónyuge los bienes que tuviese en el momento de iniciarse el mismo
y los que posteriormente adquieren con recursos propios o por sustitución, así como los
frutos y productos de éstos.
Muere cuando se disuelve el matrimonio: por divorcio o por muerte de uno de los
cónyuges; y también por el cambio de régimen patrimonial.
Debe entregarse a su propietario los bienes que estuviesen en poder del otro cónyuge.