El Reino de Iztapalapa
El Reino de Iztapalapa
El Reino de Iztapalapa
1 OCTUBRE, 2010
Alejandro Suverza
En un conjunto de construcciones grises que se comen los cerros,
conviven las tradiciones ancestrales y un espejo quebrado por la
miseria, el crimen, la violencia
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cantera hermosamente labrados que contaban con grandes salas y
patios.
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esperanza y tranquilidad, hoy es sinónimo de inseguridad y peligro
latente.
Fiestas casi todo el año en las que se festeja al santo patrono o donde
las comparsas coronan a su reina de carnaval con fuegos artificiales y
con cartuchos de .9mm, 380 súper, ametralladoras Uzi, proyectiles de
cuernos de chivo o de fusiles AR-15. “Nada más coronan a la reina y a
agacharse y taparse los oídos”, cuenta Carla Benítez, vecina del
pueblo Santiago Acahualtepec. Una combinación de religiosidad y
violencia extrema. “Aquí en Iztapalapa somos tragasantos y
cagadiablos”, agrega el mariachi del Bazar de Iztapalapa AC.
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los setenta tuvieron que migrar cuando las excavaciones para
construir los ejes viales les tragaron sus casas. Desde entonces
Iztapalapa ya no volvió a ser el mismo.
Hasta mediados de los setenta los niños salían de la escuela a las seis
de la tarde y caminaban por los sembradíos, entre los charcos y la
terracería. Los campesinos sacaban su carga de cosechas al camino
principal y ahí la dejaban hasta que pasaba la persona que tenía
transporte en el pueblo y se la llevaba al antiguo mercado de Jamaica.
Algunos habitantes aún recuerdan que hacían casi tres horas para
llegar al centro de la ciudad de México.
Pueblos que dejaron atrás los cultivos y que van a paso lento hacia la
modernidad. Casas que son talleres de artesanía, soldadura o
herrería. Patios que sirven de café internet, paleterías o panaderías.
Calles donde la gente dice buenos días, tardes o noches. Lugares
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donde cualquiera, sin temor alguno, da santo y seña de dónde vive
fulano o zutano por nombre y apellido.
Dicen que de aquí mandaban concursante para La Flor Más Bella del
Ejido, que aquí vivió el compositor mexicano Quirino Mendoza, autor
del “Cielito lindo” y que Gerardo Murillo, el doctor Atl, pintó los cerros
de Aztahuacán. Como varios de los pueblos que estaban a la orilla del
lago Texcoco, Santa María era un pueblo chinampero desde el canal
de San Juan hasta los tiraderos (donde hoy es el metro Guelatao) y la
Unidad Vicente Guerrero (Periférico). Las chalupas iban y venían por
canales como La Viga y llegaban hasta Xochimilco.
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Alhóndiga o las calles de Jesús María en el centro de la capital era
una excursión.
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coinciden en que la migración de las colonias del Distrito Federal les
cambió la vida.
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de recolectores y pepenadores de basura, de bodegas de separación
y aprovechamiento de desechos.
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Lorenzo. No entraban las patrullas. La iglesia y la tienda de abarrotes
eran lo único que había. Los niños iban a la escuela a la Unidad
Vicente Guerrero o a Cabeza de Juárez. El que mandaba era el Rey
de la Basura y todas las casas tenían que estar pintadas de blanco. Su
esposo comenta que el cacique los dejaba trabajar a cambio de que le
dieran toda la chatarra recogida. “Era un monopolio, pero te daba tu
casa”.
Las zonas más peligrosas coinciden con las más caóticas. Lugares sin
agua, como las colonias de la región este. Zonas de deslave como la
parte norte, donde la gente incrustó sus casas en los cerros. Una
población a la que todos los políticos prometen y han utilizado por
generaciones para llevar a cabo estrategias de compra de voto a
cambio de nimiedades. Quizás por eso aquí se asientan los grupos
más radicales y beligerantes, como el Frente Popular Francisco Villa,
que durante décadas se han vendido al mejor postor político, llámese
PRI o PRD.
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Pero el punto que tiene peor fama es el Hoyo. Don Javier, un hombre
que lleva viviendo 35 años en la zona, dice que la gente que se instaló
aquí venía de la Buenos Aires y la Morelos, que antes todo era baldío.
Después hubo casas de madera hasta que alguien las incendió y
ahora se llama Paraíso. Algunos de los habitantes viejos saben que le
dicen el Hoyo porque era una mina de arena y cada vez que sacaban
material iba quedando el hueco. Dicen que sus vecinos son
irracionales, extremos, y que nadie puede subir a menos que tenga un
conocido. Que los autos que suben ya no bajan.
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conseguir en ocho mil pesos, una pistola .9mm en 13 mil, un rifle AR-
15 en 10 mil.
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SANTA MARÍA AZTAHUACAN
Después de la boda los invitados van a casa del novio quien es el que
paga los gastos de la boda por la iglesia. Llega la hora de bailar la
víbora, el brindis y después a bailar el guajolote, por último el pastel y
al día siguiente el recalentado.
En el velorio la gente hace comida para las personas que van a dar el
pésame, por lo regular cierran la calle y ponen lonas mesas y sillas. El
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ataúd es arreglado con flores, sus 4 candelabros con cirios y una cruz
en la cabecera de su caja. Los familiares lo visten con la ropa que
acostumbraba a usar y al otro día se entierra al mismo tiempo que se
hace una misa de cuerpo presente. El ataúd es llevado al panteón con
banda.
Trajes de Charro
Los trajes de Charro que se emplean en el carnaval del pueblo de
Santa María Aztahuacan, son hechos con hilo de oro en su mayoría
aunque también los hay con hilo de plata.
Estos trajes se realizan en un taller dentro del pueblo, un traje de
charro consta de saco, chaleco, sombrero y pantalón con aletilla. Sus
accesorios son la camisa de algodón, mascada de seda, mascara de
cera botines y guantes de tela o piel.
Los costos de un traje de charro varían dependiendo del tipo de
bordado y la cantidad del mismo, actualmente se cotiza un traje en
aproximadamente entre 20 y 50 mil pesos, dependiendo del tipo de
bordado que puede ser sencillo medio o re bordado.
Un complemento del traje es la pistola, ya sea revolver o escuadra.
Trajes de Chichina
Este tipo de disfraz es muy sencillo en apariencia, aunque para su
realización requiere de mucha imaginación. En la actualidad existe una
gran variedad de materiales para fabricarlos, aunque sigue siendo
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preferido el peluche. Una característica propia de una cuadrilla de
chichinas es que son los únicos que pueden tener su rey feo y este
puede salir con toda la gala de una Reina incluyendo su coronación y
su vara como cetro, sin olvidar su barril y jícara de pulque.
Referencias
Fuente: Libro Aztahuacan Ayer y Hoy Historia Oral, Grupo Cultural
Ollin, Nov. 2007 [1]
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lugares de la cuenca. El primer hallazgo se remonta a 1884 cuando, al
realizar excavaciones en la zona que ocupa la colonia Peñón de los
Baños, fueron identificados los restos de un hombre que sería llamado
el Hombre del Peñón I. Se encontró fragmentado e incrustado en roca
con un proceso de mineralización muy avanzado.
Sin embargo, no se ha podido definir su antigüedad debido a la
ausencia de colágeno en los huesos —sustancia que permite definir la
temporalidad por medio del Carbono 14— por lo que se buscaron
otras alternativas como la técnica con uranio, que brinda resultados
satisfactorios. Actualmente una muestra de esos restos se encuentra
en los laboratorios de la Universidad de Brixton, Inglaterra.
Lo mismo sucede con los restos del Hombre del Peñón II, encontrados
en junio de 1957. Este esqueleto de sexo femenino se encuentra
fragmentado y con un alto grado de mineralización; se cree que tuvo
de 25 a 30 años en vida.
En 1959 se recuperan los restos más antiguos localizados hasta la
fecha. A la Mujer del Peñón III —la habitante más antigua de México—
se le atribuye una antigüedad de 12 mil 700 años. A diferencia de los
anteriores, este esqueleto contiene un ligero proceso de
mineralización, era del sexo femenino y tenía una edad, al momento
de morir, de entre 24 y 26 años.
Posteriormente, el 22 de febrero de 1947, se localizan los restos óseos
de otro hombre en Tepexpan, Estado de México. El esqueleto se
recuperó casi en su totalidad y aunque presenta un avanzado estado
de fosilización, se encuentra conservado. Se le atribuye una
antigüedad de 2 mil 200 años y una edad en vida que oscila entre los
30 y 35 años.
Para 1953, en la colonia Santa María Aztahuacán, fueron hallados los
restos de una pareja, un hombre de 25 a 30 años y una mujer de 25 a
35 años de edad. A través del método de Hidratación de obsidiana, se
les concedió una antigüedad de 9 mil 400 años y los esqueletos están
casi completos; se encuentran en buen estado y presentan un proceso
de mineralización avanzado.
Durante la década de los sesenta se realizaron dos hallazgos de suma
importancia: el Hombre de Tlapacoya, en 1968, de 30 a 35 años de
edad con una antigüedad de 9 mil años; y el Hombre del Metro
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Balderas, en 1967, de 35 a 40 años en vida y con 10 mil 500 años de
antigüedad.
Si bien todos los anteriores son los hallazgos más representativos de
la colección, existen otros como el Hombre de Chimalhuacán y el
Hombre de Texcoco —el más reciente, localizado en marzo de 2000—
que completan la serie. Con los estudios realizados se han podido
obtener una serie de datos que están relacionados con sus estilos de
vida.
Por ejemplo, el estado que presentan los dientes se relaciona con
cuestiones de alimentación. Los especialistas consideran que su dieta
estaba compuesta por una serie de alimentos duros que provocaban el
desgaste dental. Se infiere también que la dentadura fue una de sus
principales herramientas al momento de confeccionar sus ropas o
fabricar armas o utensilios.
Se ha llegado a la conclusión de que fueron personas que disfrutaban
de buena salud. Los restos de estos hombres no presentan evidencias
de haber padecido enfermedades que con el tiempo surgieron; sin
embargo, la constante en la edad al momento de morir (30-40 años)
muestra que su expectativa de vida era corta, en comparación con la
actual. Esto se relaciona con algunos padecimientos como calenturas
o gripas, que no pudieron contrarrestar en su momento.
Otra de las principales características es que los esqueletos presentan
un cráneo alargado, rasgo que permite a los investigadores
determinar, a primera vista, que se trata de restos precerámicos. Cabe
mencionar que estas dimensiones craneales, desaparecieron con el
paso del tiempo.
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TRADICIONES EN SANTA MARÍA AZTAHUACÁN
EL MATRIMONIO
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FIESTA DE LA VIRGEN MARIA
EL CARNAVAL Ò DIA DE LA CERA
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LA REYNA DEL CARNAVAL
La futura reina puede ser de otro pueblo pero debe tener raíces de
Santa María Aztahuacan.
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CENTRO CEREMONIAL TEATINOS DEL PUEBLO DE SANTA
MARIA AZTAHUACAN
EN EL VELORIO
Se acostumbra hacer comida para las personas que van a dar el
pésame, por lo regular cierran la calle y ponen lonas mesas y sillas,
además de contratar una banda o algún grupo o conjunto musical para
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despedir al ser querido. El ataúd es arreglado con flores, 4
candelabros con cirios y una cruz en la cabecera de su caja. Los
familiares lo visten con la ropa que acostumbraba a usar y al otro día
se hace el recorrido hacia el panteón, siempre acompañados por la
música de banda, junto con la familia y las personas que lo quisieron
en vida, se visitan los lugares que solía frecuentar la persona fallecida,
quizás su lugar de trabajo, el lugar de reunión con los amigos. Las
personas que no forman parte del cortejo fúnebre, pero que están en
sus negocios o van por la calle cuando este pasa, acostumbran
detenerse para que el cortejo siga su camino, una vez llegando al
lugar donde será la última morada del difunto se le entierra al mismo
tiempo que se hace una misa de cuerpo presente.
RECETA TRADICIONAL DE SANTA MARIA AZTAHUACAN
** TLAPIQUE**
INGREDIENTES:
PREPARACION:
1. Se limpian las tripas de pollo y se dejan en agua de sal durante una
hora para eliminar malos olores.
2. Se pican dos cebollas, tres nopales y dos ajos con epazote y
xoconostle y se ponen las venas del chile guajillo y sal al gusto.
3. Los nopales deben estar a medio cocer.
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4. Se mezcla con las tripas de pollo y lo que quepa en la palma de la
mano se pone en las hojas de totomoxtle para hacer un tamal,
asegurándose de que cada tamal tenga suficientes tripas, se
envuelven en varias hojas y se pone a cocer en un comal, en carbón
durante 25 minutos.
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