Quizás Ahora Sí

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QUIZAS AHORA SÍ

Autor: Corkyviolet.
Publicado con su consentimiento.

Pepa se ajustó las gafas de sol, no quería que el resto del pasaje advirtiera
como de vez en cuando bajaba por su mejilla alguna lágrima.
Mientras el ave recorría a gran velocidad el trayecto, la memoria de Pepa volvía
a sus años de niñez.

El grupo de amigas se conocían desde niñas, pues los padres de todas ellas
habían sido militares y habían coincidido en la base que la marina tenía en
Cádiz, Marta era la mayor, de su misma edad eran Sole y Ana, unos 6 años
después de nacer Marta llegó Pepa y las 3 la integraron en sus juegos como el
bebé de todas ellas, fueron creciendo juntas y cuando las primeras llegaban a
la edad de los 12 años, apareció en sus vidas Silvia, hija del nuevo
comandante, un bebé de 4 añitos que se convirtió en el nuevo juguete, Pepa ya
no quería ser la hija de todas aquellas madres prematuras, le gustaba más
darle patadas a un balón e ir detrás de los niños para subirse a los árboles o
salir a navegar.

Fueron creciendo y Silvia por su diferencia de edad siempre fue la niña mimada
de todas, cuando se murió la madre de Marta y Pepa, Marta comenzó a
desarrollar un instinto maternal hacia todas que se convirtió pasados los años
en el nexo de unión de aquel grupo de amigas.

Les llegó la adolescencia y los primeros amores, Pepa no entendía las


tonterías que hacían por los niños, hasta que en ella empezaron a surgir esos
mismos sentimientos, pero por la niñas, confesión que le hizo a su hermana
con la inocencia propia de los 11 años.

La época adolescente de Pepa fue terrible, se convirtió en una chica de 15


años de metro ochenta de estatura, muy guapa, que volvía locos a los chicos y
que sin pudor iba detrás de las chicas.

Sole y Ana asistían como espectadoras a las divertidas locuras de Pepa,


aunque ayudaban a Marta a intentar encauzar toda aquella energía. Los únicos
conflictos serios entre las hermanas siempre tuvieron un nombre, Silvia.

Sole y Ana no se escandalizaron cuando Pepa comenzó su curiosidad sexual,


a medida que fueron creciendo Pepa era una más en sus salidas nocturnas,
ellas con 22 años veían como Pepa con 16 desaparecía de noche con alguna
chica, su estatura jugaba a su favor y la hacía parecer mayor.

Muchas noches de verano se quedaban a dormir en casa de Marta, su padre


viudo pasaba largas temporadas de travesía, y cuando llevaban varias copas y
llegaba Pepa, se metían con ella.

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En una ocasión.
Sole: pero que temprano vienes hoy...??.
Pepa sonriendo: seguro que he hecho más cosas que vosotras.
Marta: Pepa??.
Pepa: que??.
Ana: tú di que sí, disfruta.., Ay!! si a mi me gustarás...
Pepa: eso es que no me has probado.
Ana: es verdad, anda ven aquí.
Marta: pero que coño dices que es mi hermana.
Pero Pepa ya se había ido a los brazos de Ana y se estaban morreando.
Ana al separarse: si que besas bien Pepita, pero no..., esto no es lo mío.
Pepa que se había animado: Sole venga, no te quedes con las ganas.
Sole también se besó con ella, mientras Marta alucinaba con sus amigas.
Marta: no me ayudáis nada eh??.
Sole: como que no, ya sabe que con nosotras no tiene nada que hacer –
guiñándole un ojo a Pepa.
Pepa: y la pequeñaja, hoy no está con vosotras??.
Negaron.
Pepa: que pena..,
Marta: oye! que tontees con estas 2 petardas me da igual, pero a Silvia no la
líes.
Pepa que seguía de broma: a su edad yo ya me había...
Marta: Pepa!! – se puso seria – ni se te ocurra..

Pepa no tenía ganas de bronca así que dejó a las 3 seguir con su fiesta
particular y se fue para cama, pero cuando apenas llevaba unos minutos entre
las sábanas entró Marta.
Marta: duermes??.
Pepa que por un momento pensó hacerse la dormida: noo.
Marta se sentó en la cama: Pepa..
Pepa sabía que tocaba charla: que..
Marta: lo de Silvia iba en serio.
Pepa se incorporó en la cama: eres una pesada..
Marta: y tu una inconsciente.
Pepa: yo??.
Marta: si tú, Silvia ve normal que actúes como actúas, que te gusten las
chicas..
Pepa la cortó: perdona, es que es normal!.
Marta: claro que lo es, pero también es normal que a los chicos les guste ella, y
que a ella le gusten los chicos..
Pepa se encogió de hombros: vale.
Marta: no, no vale.
Pepa y Silvia se llevaban 2 años, en la edad en la que estaban era un abismo,
y más si teníamos en cuenta que Pepa tenía la experiencia de una persona de
veintitantos años, Silvia la seguía de forma instintiva, y Pepa la protegía de
igual modo.
Marta: no dejas que se le acerquen, y empieza a estar confusa.
Pepa: te lo ha dicho ella?.
Marta asintió.
Pepa: a mí me da igual que salga con chicos.

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Marta: pues entonces no se los espantes..
Pepa: yo no hago eso.. – por lo menos no lo hacía conscientemente.
Marta suavizó su gesto: yo creo que sí, así que pon más cuidado – le dio un
beso y se abrazó a ella.
Pepa pensó en lo que le había dicho su hermana, era cierto que a veces no se
daba cuenta de que Silvia era todavía una cría..

Apenas tuvo tiempo de portarse mejor, pasados unos meses el padre de Silvia
consiguió un puesto en el Ministerio y se trasladaron a Madrid, a Marta unas
amistades de su padre le consiguieron una plaza en un colegio privado para
dar clases de maestra también en la capital.
Los padres de Silvia le ofrecieron irse con ellos a su casa, mientras ella se
hacía con la ciudad y las clases.
El padre de Pepa pasó a la reserva y no volvió a salir de maniobras, Sole y Ana
prometieron a Marta que le echarían un ojo, cada mes o subían ellas a verla o
bajaba Marta.

Así estuvieron 4 años más, Marta fue para Silvia la hermana mayor que nunca
había tenido y el día de su 18 cumpleaños le organizaron una fiesta. Subieron
Ana, Sole y Pepa, y juntas se fueron a cenar con Silvia y otras amigas de su
edad, después se fueron de copas, la noche se fue animando cada vez más y
entonces Pepa tuvo la idea brillante de llevarse a Silvia a Chueca.
Aprovechando un momento de baile loco de todas en la pista de un local, Pepa
convenció a Silvia para ir a otro sitio, Marta no se dio cuenta de que se habían
ido hasta que ya no las vio.

Pepa había aprovechado los viajes de visita a su hermana para salir muchas
noches por las calles de Hortaleza, Libertad, etc, así que conocía
perfectamente el ambiente que se respiraba en las calles y en los locales.
Silvia iba cogida de la mano de Pepa, minutos después estaba en un local
donde había bastante gente, bailando muy pegada a Pepa. La mezcla del
alcohol, la música, y el calor hizo el resto, se lo pasaba bien con Pepa y ya se
sentía lo suficientemente mayor para probar determinadas cosas, así que fue
Silvia la que inicio el viaje a la boca de Pepa.

Se aprovechó de ella Pepa?, seguramente sí, aprovechó la mezcla de


curiosidad y atrevimiento por parte de Silvia, para una vez que la tuvo en su
terreno hacer que le fuera difícil escaparse, así que después del primer beso,
fueron las manos de Pepa, sus labios y su boca las que la mantuvieron a su
mercé, un atisbo de cordura pasó por la mente de Pepa cuando ya iba de
camino a los baños con Silvia casi en brazos.

Por suerte para ambas, los padres de Silvia no estaban así que cuando
llegaron a casa, mientras Ana y Sole se llevaban a una bastante borracha
Silvia, Marta regañaba a su hermana.
Marta: menudo susto que nos habéis dado.
Pepa: conmigo no le iba a pasar nada.
Marta: eso déjame que se lo pregunte mañana.
Pepa: no ha hecho nada que no quisiera hacer..
Marta: le vas a hacer daño!.

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Pepa: y tú que sabes?.
Marta: acaso le vas a pedir que salga contigo?.
A Pepa no se le había pasado por la cabeza: no claro que no.
Marta: genial, entonces que...?
Pepa: sólo nos lo estábamos pasando bien..
Cuando Marta iba a replicar apareció Silvia por la puerta, seguida de Ana y
Sole.
Silvia: no la regañes – se acercó a Pepa – se ha portado muy bien – le dio un
pico – buenas noches Pepita.
Se abrazó a Marta.
Silvia: buenas noches, me lo he pasado genial.

Pepa se quedó completamente desconcertada, la pequeñaja había salido en su


defensa y su hermana se había quedado sin palabras.
Marta efectivamente se quedó muda, porque por primera vez advirtió que Silvia
no era ya una niña inocente, Pepa no se veía pero estaba claro quién había
seducido a quién aquella noche y no había sido ella.

Silvia empezaba sus estudios Universitarios de medicina, y Marta preparaba


oposiciones para optar a una plaza fija de docente, Sole y Ana acabaron
también en Madrid, cogieron entre todas un piso. El padre de Marta y Pepa en
un espacio de apenas 6 meses sufrió varios ataques al corazón y se murió,
Pepa entonces sorprendió a todos ingresando en la academia de policía.

Marta no quería que se dedicara a una profesión tan peligrosa, pero Pepa se
mantuvo firme, a su padre le había hecho mucha ilusión cuando lo habían
hablado y ahora no iba a traicionar su memoria cambiando de opinión.

Mientras Marta salía en serio con Arturo, Sole y Ana no encontraban a su


príncipe azul como decían ellas y se iban de juerga con Silvia, de ésta última y
quizás por su crecimiento tan liberal comprobaron que solía salir con chicos,
pero que de vez en cuando tonteaba con alguna chica.

Ninguna se quiso perder la jura de bandera de Pepa y le aparecieron en Ávila.


Marta presentó a Arturo y Pepa ante la insistencia de Sole y Ana les presentó a
unos compañeros de promoción.
Pepa: son muy jóvenes para vosotras.
Ana: uy que insolente...
Salieron todos juntos, Pepa había pasado un momento por casa para
cambiarse.
Silvia en un momento de la noche cuando estaban en un bar de copas, se
acercó a Pepa y le susurró al oído: que pena que te hayas quitado el uniforme..
Pepa sonrió: no me digas que te ponen esas chorradas.
Silvia la miró a los ojos: a tí te quedaba muy bien.
Pepa: pelirroja.., cuidado con lo que insinúas.
Silvia tiró de ella: venga, vamos a bailar.

Viendo cómo se alejaban.


Ana: ahí van.

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Sole: ya tardaban.
Arturo conocía por boca de Marta la extraña relación de amistad - atracción de
Pepa y Silvia, pero prefirió no meterse en la conversación.
Marta no pudo ocultar su malestar.
Ana que estaba pegada a ella: ya son mayorcitas..
Marta: esto va a acabar mal...
Sole: pero porque?, a lo mejor se deciden de una vez y salen juntas.
Ana: claro, a tu hermana le gustan las tías y a Silvia..
Marta la interrumpió: mi hermana va detrás de cualquier falda y Silvia sólo
tontea con ellas.

Para ella estaba clarísimo que ninguna de las 2 estaba por tener nada serio, e
iban a poner en peligro la gran amistad que tenían involucrando sentimientos
que eran demasiado jóvenes para mantener controlados.

Silvia y Pepa bailaban muy juntas, el tocarse no les daba ningún reparo, así
que mientras las manos de Pepa reposaban casi en el culo de Silvia, ésta
cruzaba las suyas por la nuca de Pepa.
Silvia bajando sus manos por la espalda de Pepa: noto músculos nuevos.
Pepa se rio: cuando quieras te los enseño todos.
Silvia sonrió: que romántica eres..
Pepa se apretó más a ella: ah., pero tengo que seducirte...?
Silvia asintió: me gusta que se lo curren un poquito...
Pepa: vaya pensaba que te tenía en el bote.
Silvia negó: te falta mucho..
Pepa: o sea que la simple curiosidad..
Silvia se adelantó: ya la he satisfecho..
Pepa se apartó un poco: como?.
Silvia: tú estabas muy ocupada jugando con pistolas.
Pepa no la creía: no es verdad..
Silvia movió la cabeza afirmando: ya tengo 20 años Pepa, y en la universidad
se conoce a mucha gente..
Pepa aflojó el agarre: entonces??.
Silvia no entendió: que?.
Pepa: conmigo que quieres, comparar notas?.
Silvia: te parece mal? – no la dejó contestar, porque le dio un beso.
Pepa se dejó besar, y aunque pasados unos segundos abandonó su actitud
pasiva, tenía muy claro que no iba a pasar mucho más.
Siguieron el resto de la noche con las mismas muestras cariñosas.

Sole y Ana desaparecieron con sus conquistas, y Marta y Arturo se fueron para
el hotel, Silvia se quedó un poco descolocada cuando Pepa le dijo que ella
también se volvía a la residencia. Pues si a Pepa no le apetecía irse con ella a
la cama, Silvia no se lo iba a suplicar.

Durante los meses siguientes los estudios de Silvia y que Pepa pidiera destino
en Huelva, no hizo más que contribuir a que se enfriase su amistad. Aún así se
siguieron viendo, después de todo Marta seguía compartiendo piso con Silvia.
En varias ocasiones Pepa subió hasta Madrid con alguna conquista.

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A Silvia eso no le importaba, después de una primera etapa en la que había
probado ambas opciones, parecía decantarse por salir con chicos.

En un plazo de 3 años, las primeras en abandonar el piso de solteras fueron


Sole y Ana, que se casaron con unos hermanos con una diferencia entre boda
y boda de apenas unos meses.

En la boda de Sole se hicieron bastante caso, y los meses siguientes volvieron


a llamarse de forma más constante.

En la boda de Ana hubo más acercamiento, estaba visto que fiesta, alcohol y
baile hacía que acabasen la una en brazos de la otra.
Pepa quería quitarse de la cabeza a una chica con la que había tenido una
relación complicada así que su premisa era pasárselo bien, Silvia estaba
encantada con las atenciones que llevaba recibiendo desde hacía algunos
meses, pero...

Pepa cuando ya creía que no hacían falta muchas más palabras: nos vamos??.
Silvia estaba sentada sobre ella, en una silla de las que se habían apartado
para hacer zona de baile en el salón del convite.
Silvia: a donde??.
Pepa: a seguir la fiesta tú y yo a solas.
Silvia le dio un pico: a mí me apetece seguir bailando.
Tiró de Pepa con intención de volver a la pista, pero Pepa se deshizo de la
mano.
Pepa: buenas noches.
Silvia la siguió hasta pasada la puerta del salón.
Silvia: Pepa no seas aguafiestas.
Pepa: yo??, más bien tú.
Silvia: venga no seas tonta - hizo intención de abrazarla.
Pero Pepa no se dejó: vale ya de tonterías.
Silvia: tonterías??.
Pepa se acercó: si tonterías que no nos llevan a ningún lado.
Empezaba a levantar el tono.
Silvia: pero a que viene eso ahora?.
Pepa: venga Silvia, que nos conocemos, que no es la primera vez, me
calientas y después te rajas.
Silvia: te has calentado tú sola.
Pepa gritó: yo sola??.
Silvia: no me grites Pepa.
Pepa no le hizo caso y repitió más alto: yo sola?.
Silvia alzando también la voz: sí tú sola.

Aparecieron Marta y Arturo en la puerta, alertados por los gritos.


Marta: Pepa!.
Pepa: Que!! – lo dijo en automático antes de saber ni siquiera que era su
hermana la que la llamaba.
Marta bajando la voz: se os escucha desde dentro.
Pepa: me importa una mierda!.
Arturo: venga Pepa, vamos a dar una vuelta.

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Se dejó llevar por el novio de su hermana.
Marta se quedó viendo para Silvia.
Y Silvia sólo atinó a decir: mejor me voy para la habitación.
Marta la dejó ir.

Arturo estaba charlando con Pepa en el jardín del hotel.


Pepa: no me mires así Arturo.
Arturo: como?, incrédulo por el pollo que habéis montado?.
Pepa: tampoco ha sido para tanto.
Arturo: se os oía perfectamente.
Pepa se encogió de hombros.
Arturo: no, esa no es la actitud, que coño hacéis?.
Pepa: nada..
Arturo: pues tu hermana y yo no nos peleamos de esa manera por nada.
Pepa calló.
Arturo se sentó: deberías reflexionar sobre porque te has puesto así.
Pepa: porque es una calienta..
Arturo la cortó: eh!!, por ahí no sigas, si te dice que no, te dice que no y punto.
Pepa le dio una patada a una planta: mierda!
Arturo: Pepa joder, es que no lo ves?.
Pepa: ver que?.
Arturo: que simplemente os estáis echando un pulso, y cuando la cosa se pone
seria una de las 2 se arrepiente.
Pepa: yo no quiero nada serio.
Arturo: y Silvia?, sabes lo que quiere ella?.
Pepa negó.
Arturo: de puta madre, y a tí eso te parece normal?.
Pepa no dijo nada.
Arturo: a ver, alma de cántaro – intentaba explicarle semejante obviedad – os
conozco desde hace cuanto?, más de 3 años??, y estáis igual siempre, una
detrás de la otra y en el último momento bien por una o bien por otra, nada de
nada, tú a eso como lo llamas?.
Pepa: pasárselo bien sin preocupaciones.
Arturo: no Pepa, eso es miedo, miedo de dar un paso y decir, si, me gustas y
quiero salir contigo, miedo a que te conteste que no, o que te diga que si y
entonces tener una relación seria.
Pepa: te equivocas..
Arturo levantó las manos en señal de desesperación: lo que tú digas Pepa.
La dejó en el jardín esperando que reflexionara.

Días después Marta tuvo una conversación parecida con Silvia.


Silvia: no se que mosca le picó.
Marta: la misma que a tí en su jura de bandera – viendo la reacción en su cara
– no soy tonta Silvia, ese día te hubieras ido con ella a la cama y te dijo que no.
Silvia: yo no me puse como una energúmena.
Marta: no, has esperado para pagarle con su misma moneda.
Silvia negó: esa etapa para mí ya está acabada.
Marta: cual? la de tontear con chicas?.
Silvia: si.
Marta: pues no hagas una excepción con Pepa.

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Silvia: Pepa es una amiga.
Marta: pero el derecho a roce con ella puede crear confusión.
Silvia: vale, hablaré con ella y se lo dejaré muy claro.

Esa conversación al final no tuvo lugar, primero porque Pepa se metió en las
oposiciones internas para promocionar en el escalafón policial y durante meses
no subió a Madrid y después porque Silvia entró de lleno en la preparación del
MIR y apenas quedaba con sus amigas.

Se volvieron a juntar cuando Marta y Arturo dieron una fiesta de inauguración al


irse a vivir juntos, no pensaban casarse, pero si se hicieron pareja de hecho.
Ambas en ese momento tenían pareja, Silvia un chico que trabajaba con ella en
el mismo hospital y Pepa una chica que había conocido en los juzgados.
Cuando se vieron, no había sitio para el rencor, se habían portado como crías.
Se abrazaron con cariño.
Pepa: pelirroja, estás muy guapa.
Silvia: gracias, tú también.
Pepa: ven que te presento a Lis.
Silvia llamó a su novio: Juan ven.

A medida que avanzó la noche y sin que lo hubieran premeditado acabaron


sentadas a solas en un sofá.
Pepa: todo bien?.
Silvia: bueno, el hospital es una locura, pero si, todo bien, y tú?.
Pepa: pues haciendo todo lo posible para ser inspectora.
Silvia con preocupación: no es muy peligroso?.
Pepa: bueno, lo normal, creo.
Silvia: oye Pepa, que.., quizás te debo una explicación..
Pepa le ayudó: bah.., mejor no le demos más vueltas, hemos sido unas idiotas
y unas crías – miró para ella – las 2.
Silvia se rió: vale, no me gusta no saber de tí.
Pepa levantó la mano: prometo llamar más a menudo.
Silvia: eso espero.

El tiempo fue pasando y Lis fue sustituida por otras chicas, al igual que Juan
por otros chicos, empezaron a llegar los niños, primero los gemelos de Sole,
siendo Ana la madrina, después el niño de Ana, siendo Marta la elegida, y
ahora le tocaba el embarazo de ésta última.

Pepa alentada por su comisario comenzó de nuevo a promocionar


internamente con el objetivo de llegar a inspectora jefe, eso provocaba muchos
viajes, colaboraciones con otros cuerpos del estado y que siempre estuviera
metida en algún caso de cierta relevancia.
Total, que se perdió todo el embarazo de su hermana, el nacimiento y ahora la
llamaba para decirle que no iba a asistir al bautizo.
Pepa disculpándose: lo siento, pero tampoco es tan grave, no soy la madrina
así que...
Marta: eres muy tonta lo sabías..?, ahora me vas a hacer sentir culpable.
Pepa: porque??, por no hacerme madrina de mi sobrina??.
Marta: Pepa?.

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Pepa: pero si sabes que estoy de broma.
Marta: ya te dije porque se lo pedí a Silvia.
Pepa: que sí.., pesada.

A Marta nunca le había hecho gracia que Pepa fuera policía, pero ni eso ni que
cada vez se vieran menos por su dichoso trabajo, había sido la razón. Marta y
Arturo querían conservar a ese grupo de amigos y amigas que tenían, Pepa
siempre sería la tía de Martina, y pidiéndole a Silvia que fuera la madrina crecía
el vínculo entre ellos.
Marta: entonces no vas a poder subir?.
Pepa: no, lo siento, estoy en un caso importante y no puedo salir de aquí.
Marta: te vamos a echar de menos..
Pepa: espero pasarme cuando acabe el mes..
Marta: cuídate por favor.

Las relaciones de Pepa se fueron haciendo más maduras pero la convivencia


solía acabar mal, sobre todo porque Pepa casi nunca estaba en casa, y así era
imposible mantener una pareja.
Silvia por su parte salía en serio desde hacía unos meses con el hijo de unos
amigos de su padre, que también era militar, cuando Pepa se enteró la estuvo
vacilando durante algún tiempo con el hecho de que al final si le iban los
uniformes.

Antes de que Martina cumpliera 2 años, Marta y Arturo decidieron irse a vivir a
un pequeño pueblo de Ciudad Real. Los padres de él tenían problemas en la
bodega familiar y Arturo que era economista pasaba cada vez más tiempo allí
intentando reconducir el negocio.
Al final y después de hablarlo, creyeron que era un buen lugar para que la niña
creciera, Marta no tuvo problemas para conseguir una plaza en un colegio local
y Arturo se puso al frente de la bodega.

La noticia bomba de ese año sin embargo, no fue el traslado al rural como
decía Pepa de su hermana y su cuñado, sino el anuncio de boda de Silvia, se
casaba con el capitán de Fragata Pablo Ojeda, su novio formal desde hacía
casi 2 años.

La boda iba a ser en el aeroclub de Madrid, el novio iría de uniforme de gala,


así como los respectivos padres de ambos, como mandaba el protocolo. Sole,
Ana y Marta se lo pasaron en grande con los preparativos, Pepa alucinaba con
todo el formalismo, pero claro, era lo normal entre familias militares, ella misma
y su hermana habían ido a varias ceremonias con sus padres y todo era muy
regio, sabía por Silvia que no era su idea de boda, pero para sus padres y los
de Pablo era así como se debía hacer.

Pepa llevaba un tiempo más relajada en el trabajo por lo que los viajes en Ave
rumbo a Ciudad Real para visitar a su hermana fueron más frecuentes, y más
frecuentes los encuentros con Sole, Ana y Silvia, aunque desde hacía meses
de lo único de lo que se hablaba era de la boda.
Pepa: puedo ir con una chica?.
Hizo la pregunta a Silvia.

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Pero fue Ana quién respondió: si y la morreas en pleno baile..
Silvia se rió: por lo menos veremos algo espontáneo, genial, trae a quién
quieras y haz lo que te dé la gana.
Sole: tú encima incítala.
Pepa sonreía y le guiñaba un ojo a Silvia.
Marta: toda la familia de Pablo conoce a Pepa, y saben de sus gustos.
Ana: soy una carca, todavía pienso que los militares se han quedado en el siglo
pasado.
Silvia: bueno y no me habéis preparado despedida de soltera?.
Sole y Ana empezaron a aplaudir y chillar.
Pepa hacia su hermana: puff, siguen siendo como adolescentes, ahora me
decís que nos vamos a ver un boy y os mando a la mierda.
Silvia y Marta se rieron.
Y Silvia para picarla un poco: bueno una chica tampoco me importa.
Pepa medio abrió la boca, pero prefirió callarse.
Marta: nada de despelotes, nos vamos a una casa rural cerca de Ciudad Real.
Pepa: eh???, pero a tí que te ha dado con el campo?.
Marta: a que la casa es fantástica chicas?.
Ana y Sole que habían ido con ella asintieron.
Ana: tenemos piscina, un salón supergrande donde hacer una cena y armar
juerga.
Pepa hacia Silvia: lo dicho, fiesta de adolescentes, alguna amiga nueva que no
conozca?.
Silvia negó: las que vienen ya te tienen calada..

A una semana de la boda.

Llegó el fin de semana de la despedida, nada de niños, nada de maridos ni


novios, el viernes entre que llegaban de los distintos puntos no salieron, una
cena tranquila y hablar de todo un poco.

Al día siguiente y convencidas por Arturo se fueron a hacer una excursión,


después llegaron a la casa y se pasaron la tarde tumbadas al sol en la piscina,
empezaron con mojitos y margaritas y andando se fueron hasta la ciudad,
cuando volvieron, una empresa de catering había acondicionado el salón y les
esperaban una cena magnífica, después llegaron los regalos, unos subidos de
tono y otros más serios.

A quién se le ocurrió la brillante idea de cantar no se llegó a descubrir, porque


el nivel de alcohol en sangre de algunas había superado un límite considerable.
Las horas fueron pasando y las cantantes aficionadas fueron degenerando,
había mucha risa y mucho baile, todas con todas, incluso cuando quienes
bailaban eran Silvia con Pepa la cosa no pasaba de un simple baile, Marta
respiraba aliviada.

Ana leyendo sus pensamientos: es lo que tiene hacerse mayor.


Sole que también las estaba viendo: que dejas de hacer tonterías.
Las 3 se rieron al advertir que las cosas no habían cambiado mucho, en cuanto
Pepa y Silvia estaban juntas, ellas no dejaban de vigilarlas, pero parecía que
eso ya no era necesario.

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Cuando comenzaba la retirada, le sonó el móvil a Pepa, salió de la casa,
porque con la música no había forma de enterarse. El aire fresco de la ya
madrugada también le ayudaría a despejarse.

Estuvo casi una hora al teléfono, le informaban de un tiroteo en la frontera con


Portugal, la cosa no estaba clara, pero todo pintaba a un tema de drogas,
también habló con Don Lorenzo, mañana tenía que bajarse.

Entró nuevamente en la casa, el salón estaba patas arriba, pero ya no quedaba


ni rastro de las chicas, tenía sed así que se fue a la cocina, Silvia estaba allí,
bebía un vaso de agua al lado del fregadero.
Pepa: me das una poca?.
Se puso enfrente apoyada en la mesa de la cocina.
Silvia echó más agua en el suyo y se lo ofreció: problemas?.
Pepa: unos pocos.
Silvia: graves?.
Pepa: nah..

A Silvia tampoco le gustaba que Pepa fuera policía, ella nunca les contaba
nada que pudiera ser peligroso, en un intento de no preocuparlas.
Pepa: mañana me tengo que ir temprano.
Silvia puso cara de fastidio: que pena...
Pepa: otra noche más con estas – haciendo el gesto hacia la puerta – ni de
loca.
Silvia: pues yo me lo he pasado muy bien.
Pepa: lo confieso, yo también.
Se quedaron calladas.

Silvia: que piensas?.


Pepa la miró: que me va a resultar raro verte de blanco hacia el altar.
Silvia: y a mí..
Se rieron.

Silvia no era tan tradicional: pero si no nos casamos así, nuestros padres
respectivos se llevan un disgusto.
Pepa: ya..
Silvia: y tú?.
Pepa: yo que?.
Silvia: no piensas sentar la cabeza?.
Pepa: no me veo..., con esa pinta..
Silvia se rió.

Pepa: aunque quitarle el vestido a una novia tiene su punto.


Silvia: claro, la liga, el encaje..
Pepa tuvo de repente calor, no pudo evitar que se le escapase una mirada a
las piernas que el vestido de Silvia dejaba al descubierto.
Silvia imaginó que Pepa en ese momento sería delicada, como cuando
bailaban juntas y la envolvía con suavidad en torno a ella. Se dio cuenta de la
mal disimulada mirada, mejor se iba para cama.

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Silvia: no te vayas sin despedirte vale?.

Al pasar a su lado y sin pensarlo le dio un beso en la mejilla, su mano se había


posado en la otra mejilla.
Y Pepa sin pensarlo posó una mano en su cadera, un segundo, incluso menos,
se quedaron viendo con sus caras casi pegadas.

A ambas les apetecía, un beso, es sólo un beso, parecieron decirse a si


mismas.
Pepa apenas tuvo que girar su cabeza milímetros, para posar sus labios en la
boca de Silvia, el pico que ellas pretendían darse, no fue tal.
El beso se hizo consistente, no era el primero que se daban, así que no había
pasos vacilantes, los brazos de Pepa rodeaban a Silvia y ella se dejaba acoplar
a su cuerpo.

No había excusas, ni el alcohol, ni el baile, nada en especial había


desencadenado lo que estaba pasando, simplemente se estaban besando
como tantas otras veces.

Pero que estuvieran a una semana de la boda de Silvia, transformaba unos


besos como tantos otros, en realmente un problema. Sobre todo, porque por
parte de ninguna había intención de parar, Pepa se movió y colocó a Silvia
sobre la mesa, Silvia cuando se vio sentada tiró de ella, la camiseta de Pepa
salió volando. Iba a ser una despedida de soltera para recordar.

Los besos eran cada vez más húmedos, y las manos de ambas se movían con
mayor rapidez, las de Silvia buscando los botones del pantalón de Pepa, y las
de Pepa bajando las tiras del vestido y desabrochando el sujetador.
Lo iban a hacer allí mismo, ya..

Marta no se dio cuenta de los gemidos hasta que fue demasiado tarde.

Abría la puerta de la cocina pensando en un vaso de agua, para tomarse una


pastilla y quitarse el dolor de cabeza que le había entrado. Se quedó parada
viendo a su hermana y a Silvia medio desnudas sobre la mesa de la cocina.
Ellas la vieron, Marta volvió a salir.

Silvia: mierda.. – empezó a ponerse de nuevo el vestido.


Pepa no dijo nada, cruzó una mirada con Silvia, suficiente, era evidente que la
cosa no iba a acabar bien, buscó en el suelo la camiseta.
Marta apoyada en la puerta: no puede ser – se tapó la boca con la mano, les
dio unos minutos y volvió a entrar.

Marta: Silvia por favor, vete.


Silvia iba a protestar, pero Marta insistió: por favor, no lo compliques más..
Pepa: Mart..
Marta: no!, cállate! – viendo para Silvia que se había quedado parada - luego
hablo contigo.
Silvia salió.

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Pepa ya era mayorcita para charlas: no pienso es....
Marta: ese es vuestro problema, que no pensáis, por dios! Pepa!, una semana,
se casa en una semana..
Pepa: ha sido un calentón..
Marta: estoy harta de verdad, te crees que mañana las cosas seguirán igual
que esta noche?.
Pepa: no veo porque no.
Marta: porque en unas horas, ella - haciendo referencia a Silvia – empezará a
pensar que coño tiene en la cabeza, pensará que cojones hace liándose
contigo si se va a casar en unos días.
Pepa se cruzó de brazos: mañana tenía que irme, si prefieres lo adelanto y me
voy esta noche.
Marta: pues sí, mejor será – se llevó las manos a la cara – te pedí por favor que
no le complicases la vida..
Pepa: sólo yo tengo la culpa?.
Marta negó: las 2 sois culpables, pero tú no te juegas nada Pepa...
Pepa pasó delante de su hermana: vale, ya te he escuchado, me mantendré
alejada, es más, no pienso ir a la boda.
Cuando salía.
Marta dijo entre dientes: si es que se celebra...

Silvia estaba en su habitación, daba vueltas cuando llamaron a la puerta.


Silvia: pasa.
Marta entró.
Silvia: sé lo que me vas a decir, que en que coño estaba pensando...
Marta habló: y si en vez de pillaros yo, hubiera sido otra?, y si no os hubiera
cortado el rollo nadi...
Silvia se abrazó a Marta: ahora no puedo pensarlo, por favor Marta, por favor..-
se puso a llorar.
Le dejó unos minutos desahogarse.
Silvia: necesito dormir...
Marta le acarició el pelo: podrás...?
Silvia: me tomaré una pastilla.
Siempre llevaba en el bolso, cuando le tocaban guardias luego le costaba
conciliar el sueño.

Pepa pidió un taxi y se fue a la estación, no tuvo que esperar demasiado por el
primer ave de la mañana, en cuanto llegó a casa se fue directa a la cama, con
un poco de suerte podría dormir un par de horas.

A la mañana siguiente salvo Sole y Ana, nadie pareció advertir el ligero cambio
de actitud de Silvia, Marta excusó a Pepa, tenía trabajo, en parte era cierto.
Ana se acercó a ella: yo tampoco me acostumbro a su profesión, siempre que
se va de esta manera me quedo con una sensación de vacío.

Vacío no era la palabra que definía el estado de Silvia, caos se asemejaba


mucho más, ella no trabajaba el lunes así que decidió quedarse en casa de
Marta un día más, puso la excusa de querer estar con su ahijada.
Arturo: hombre que sorpresa – tenía a la niña en brazos – ha venido la
madrina..

13
Silvia cogió a la niña: hola mi preciosidad.
Después Arturo no apareció en todo el día.
Marta dejó pasar la mañana y con paciencia esperó a que Silvia sacará el
tema, estaban en el porche, la niña dormía en el parquecito, hacía calor..
Silvia se puso a llorar, así sin más, no dijo nada durante varios minutos.
Marta se sentó con ella.

Pepa tuvo un día bastante penoso, había muerto un policía de su brigada y su


jefe quería resultados inmediatos, estuvo a punto de llamar a Silvia en varias
ocasiones, pero tampoco sabía que decirle exactamente, si pedirle perdón,
pedirle que no se casara, quitarle importancia al casi polvo.., ese día no era el
más indicado para pensar en otra cosa que no fuera el trabajo.

Silvia: teníamos que habernos acostado hace mucho.


Marta se sorprendió de tal revelación, la dejó hablar, aunque no creía que por
ese camino fuera bien.
Silvia la miró: el imán que nos atrae la una a la otra dejaría de tener efecto.
Marta: a lo mejor os gustaba y repetíais.
Silvia negó: solo habría sido un polvo y punto, las 2 daríamos por satisfecha
nuestra curiosidad y todo habría acabado.
Marta: de verdad lo crees?.
Silvia se quedó callada.
Marta prosiguió: cariño si tienes dudas..
Silvia negó nuevamente: no voy a cancelar nada, no podría – se levantó –
menudo follón se montaría.
Marta: entonces te olvidas de anoche y te casas.
Silvia: quiero a Pablo.
Marta no lo iba a poner en duda, después de todo ella no estaba dentro del
corazón de Silvia, no sabía que parte le pertenecía a su novio y que parte
deseaba a Pepa.
Marta: no va a venir a la boda.
Vio que la expresión de Silvia cambiaba.
Marta: le he pedido que no te complique la vida, que este juego ahora si que
puede tener graves consecuencias.
Estaba claro, no es que no pudiera verla casándose.

La semana fue horrible para Silvia, por momentos, quería olvidarse de las
consecuencias y decir no, pero para que, por quién, por alguien que ni siquiera
la había llamado..., Pepa no era de las que le hacían caso a su hermana, no si
tenía algo que decir.

Por su parte Pepa se pasó toda la semana con el móvil en la mano, queriendo
llamar y al mismo tiempo esperando una llamada, su hermana tenía razón, no
podía, con que derecho se iba a meter en la organizada vida de Silvia, para
que?, para descubrir a los pocos meses que era un capricho.., tenía que
haberlo hecho antes, ahora, ahora no podía volver su mundo patas arriba.

La ausencia de Pepa en la boda de Silvia se notó y mucho, en un momento de


la fiesta posterior.

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Ana: se van mañana a santo domingo?.
Sole: si, a lo mejor Pepa se pasa por allí a saludarles.
Arturo se atragantó.
Ana: y eso?
Marta disimuló dándole unas palmadas en la espalda: cariño se te ha ido por el
otro lado.
Sole aclaró: he hablado con ella esta mañana, me ha dicho que salía en dos
días para Venezuela, la droga que incautaron la semana pasada venía de allí,
lo saben por un detenido.
Ana: tú no lo sabías?.
Marta: eh si, pensé que te lo había contado.
Arturo cruzó una mirada con su mujer, a veces las casualidades eran odiosas.

Pepa cumplió lo prometido a su hermana, procuró no cruzarse en el camino de


Silvia, los meses pasaron y las emociones se fueron asentando.
A Silvia le iba bien con Pablo, y Pepa empezó a salir en serio con una chica.
Durante casi el primer año no coincidieron, y después prefirieron actuar como si
nunca hubiera pasado nada.
Pepa dio un paso más yéndose a vivir con su novia, Marta se puso muy
contenta cuando se lo dijo.
Silvia se refugiaba en el trabajo cuando Pablo salía de maniobras por espacio
de varios meses, los niños por ahora no entraban en sus planes.

Pepa había hecho el trayecto Sevilla – Ciudad Real, en muchas ocasiones


durante los últimos casi 3 años, siempre para visitar a su hermana Marta. En
esta ocasión sin embargo las circunstancias eran muy diferentes, consultó su
reloj, llegaba tarde.

Había estado fuera de España, concretamente en una reunión de cooperación


internacional de la policía española con la portuguesa y la marroquí, en
Casablanca. Ella iba en calidad de número 2 de la comisaría de Huelva
acompañando al comisario Don Lorenzo, su jefe.

Durante 2 días mientras los comisarios debatían cómodamente en una sala de


reuniones ella y homólogos suyos, estaban en zonas del desierto
comprobando las rutas de ilegales y de tráfico de estupefacientes.
La tarde que llegó al hotel no la iba a olvidar en mucho tiempo.

Don Lorenzo estaba esperándola en la entrada.


Pepa saludó: la próxima vez no me presentó voluntaria para estas excursiones.
Don Lorenzo dibujó una mala imitación de una sonrisa.
Pepa que la advirtió: que pasa?.
Don Lorenzo le pasó el brazo por los hombros: ven conmigo Pepa, tengo que
contarte algo.
Pepa se dejó llevar, era su jefe desde el principio de su carrera, con él había
vivido muchas cosas, y si ahora era su mano derecha era porque ambos se
entendían a la perfección.
Entraron en una sala, se sentaron en un sofá y Don Lorenzo sacó de su
chaqueta un papel.

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Don Lorenzo: ha llegado un fax desde nuestra comisaría.. – mantenía sujetas
las manos de Pepa – tu hermana ha tenido un accidente..
Pepa: que??..
Don Lorenzo tragó saliva: Pepa..., el accidente ha sido muy grave.. – dejó de
hablar, quería darle tiempo para asimilar las siguientes palabras.
Pepa veía para Don Lorenzo, no quería seguir escuchando, pero resignada
esperaba oír de sus labios lo que ella se negaba a preguntar.
Don Lorenzo: no han podido salvarla...
Pepa en un destello de responsabilidad: mi sobrina, mi cuñado?.
Don Lorenzo: Martina no estaba con ellos, Arturo está muy grave.

Pepa se acordó de que había hablado con su hermana de ese viaje. Se iban a
pasar unos días al Norte, con otros compañeros de trabajo aprovechando los 4
días de Semana Santa, no le apetecía mucho dejar a la niña, pero como pareja
necesitaban después de 4 años estar unos días en plan solteros.
Pepa: cuando ha sido??.
Don Lorenzo le pasó el fax, le relató además lo sucedido.
A las pocas horas del accidente recibió la primera llamada de los padres de su
cuñado, luego intentaron localizarla su grupo de amigas más cercanas, Sole,
Ana, sus maridos e incluso Silvia. Desde la comisaría enviaron un fax con
todos los detalles.

Marta ya no cumpliría los 38.

Un desgraciado accidente se había cobrado la vida de su hermana y mantenía


a su cuñado gravemente herido, afortunadamente la hija de ambos de apenas
4 años, se había quedado con sus abuelos paternos.

Las primeras en enterarse fueron Sole y Ana, estas avisaron a Silvia.


El coche de Marta y Arturo se había estrellado en un punto intermedio entre
Toledo y Madrid, el cuerpo de Marta fue trasladado el anatómico forense de la
ciudad Toledana, mientras que Arturo permanecía en la UCI del hospital de la
misma localidad. Al día siguiente después de practicada la autopsia trasladaron
el féretro con los restos mortales de Marta hacia Ciudad Real, el coche que
conducía Sole iba detrás, en silencio la acompañaban Ana y Silvia, los maridos
de las primeras se habían quedado con los niños y Pablo estaba en alguna
parte del mediterráneo.

Juntas ayudaron a los padres de Arturo, mientras su otro hermano volaba


desde Bruselas donde vivía, Silvia se ocupó de su ahijada y Charo y Alfredo
fueron hasta Toledo a ver a su hijo. Al día siguiente a Charo la relevó su hijo
Gerardo y volvió a Ciudad Real para ocuparse de su nieta y atender a los
amigos de su nuera.

Pepa voló desde Casablanca, pasó por casa apenas unos minutos para
recoger algo de ropa. Vio la nota que le había dejado su novia y la llamó, le dijo
sin más lo ocurrido.
Su novia después de la impresión inicial, intentó darle ánimos, estaba en
Portugal, trabajaba en el ayuntamiento en el departamento de turismo y

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llevaban unos días en una feria promocionando la ciudad y sus alrededores. No
tenía previsto ir, pero en el último momento su jefe tuvo una indisposición y
tuvo que suplirle, por eso la nota en la entrada para cuando llegase Pepa.
Patri: cariño, dame unas horas, me excuso aquí y me voy contigo.
Pepa sabía que no le resultaría tan fácil: tengo que salir ya...

Volvió a la realidad cuando notó el descenso en la velocidad del tren, se


aproximaban a la estación.
Le sonó el móvil, era Sole.
Pepa: estoy llegando.
Sole: tranquila, esperamos por ti, no te preocupes.

En el cementerio se arremolinaba muchísima gente, compañeros y amigos de


Marta, de las bodegas, etc. Todos esperaban pacientemente la llegada de la
hermana de la fallecida.
Pepa al bajarse del taxi y ver aquella multitud, quiso darse la vuelta, pero a su
encuentro salieron Sole, Ana y Silvia, las cuatro se fundieron en un abrazo y la
acompañaron hasta la zona donde se celebraría el oficio.

Después se trasladaron a las bodegas donde se realizó una recepción de


duelo, cosa de los suegros.
Cuando se despejó un poco el ir y venir de gente dando el pésame.
Ana: como estas cariño?.
Pepa: si alguien más se acerca a decirme cuanto lo siente me voy a pegar un
tiro.
Ana la abrazó.
Pepa: quiero irme de aquí Ana.
Sole con Silvia también se acercó: aguanta un poco.
Silvia: por que no vas a ver a Martina?.
La casa de los suegros de su hermana estaba pegada a la bodega.
Pepa no se lo pensó 2 veces y salió.

Su sobrina se alegró un montón de ver a su tía, pero a Pepa se le puso un


nudo en el estómago al comprobar cuan parecida se había vuelto Martina a su
madre. Estuvo con su sobrina hasta que no aguantó más los lamentos de
Charo.

Volvió a la bodega, ya quedaba poca gente.


Pepa se acercó a sus amigas, mientras se limpiaba unas lágrimas.
Sole le pasó el brazo por la cintura.
Ana: te quedas con Charo..?
Pepa negó: necesito una copa.., o varias y ella censuraría ese comportamiento.
Ana: hemos cogido habitaciones en el NH.
Pepa: me voy con vosotras.
Se fueron a la terraza del hotel, hacía muchísima calor, el día estaba precioso,
Pepa se apoyó en la barandilla para contemplar aquel atardecer que su
hermana ya no volvería a ver, se vino de nuevo abajo.
Sole, Ana y Silvia de nuevo le ofrecieron un gran abrazo de consuelo, se
sentaron en uno de los sofás más retirados, y se pidieron unas copas.

17
Sole recordó cuando le dijo que se iba a vivir al campo, todas habían alucinado
porque Marta era muy urbanita, y sin embargo se había adaptado
perfectamente.
Ana: os acordáis cuando salía a recibirnos con aquella pamela y el mandil, en
plan jardinera..
Todas sonrieron por primera vez en muchas horas.

Esa era la mejor terapia, recordar buenos tiempos, la desgracia las había
golpeado con dureza, pero juntas habían vivido muchos momentos buenos.
Ya de madrugada se fueron a las habitaciones, a Pepa le dieron una en la
misma planta que ellas, salieron del ascensor, en el primer pasillo estaban las
habitaciones de Sole y Ana, se abrazaron.
Dando la vuelta a una esquina las de Silvia y Pepa.
Silvia sacó unas pastillas: tómalas si no consigues dormir, vale?.
Pepa asintió.
Silvia pasó la tarjeta, abrió la puerta.
Se dieron un abrazo, la siguiente habitación era la de Pepa.
Esperó a que la abriese.
Silvia desde el marco: intenta dormir... – se metió dentro.
Pepa se quedó quieta con la mano en la manilla, el silencio de aquel pasillo
acrecentó la soledad que sentía por dentro.
Apoyó la cabeza en la puerta y se puso a llorar de nuevo, no escuchó como
Silvia había vuelto a salir de su habitación.

Silvia le puso la mano por la espalda: Pepa.... – abrió la puerta – vamos dentro.
Se dejó llevar, la hizo sentar en la cama, Pepa se agarró a la cintura de Silvia,
apoyó su cabeza en su barriga y los llantos aumentaron.
Silvia le acarició el pelo: shhh... – el abrazo de Pepa y su llanto le partían el
alma, compartía su dolor, ella también había perdido a una hermana.
Pepa: Sil... – levantó ligeramente la cabeza.
Silvia le pasó las manos por la cara, limpiando sus lágrimas: estoy aquí....
Pepa se levantó, no quitó sus brazos del cuerpo de Silvia, se miraron a los
ojos.
Pepa: te necesito...
Silvia recolocó un mechón del pelo de Pepa detrás de su oreja, dio un paso
hacia ella, no bajó la mano, le acarició la mejilla.
Silvia también la necesitaba, Pepa se inclinó.
El tierno beso, se vio mojado por las lágrimas de ambas, Pepa llevó sus manos
a los lados de la cabeza de Silvia, y ella se abrazó a Pepa, siguieron
besándose.

Sabían que estaba mal, que no debían dejarse llevar, Silvia pensó en su
marido, Pepa en su chica, pero...., necesitaban consolarse mutuamente, se
tenían tanto cariño, habían crecido y compartido tantas cosas, que buscar
remedio a aquella pena les pareció lo más natural.

No era sexo, no lo era, no se estaban dejando llevar para echar un simple


polvo, estaban haciendo el amor, la una intentaba reconfortar el alma de la
otra, con suaves caricias, con besos delicados, con abrazos que les
recordaban que no estaban solas.

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No se dijeron te quiero, en realidad no se dijeron nada, sólo querían estar en la
piel de la otra, sólo querían olvidar por unas horas la desgracia.

Los amantes furtivos desatan su pasión repitiendo durante horas, ellas hicieron
el amor una vez. Los amantes abandonan furtivamente la cama en la
madrugada, Silvia se quedó entre los brazos de Pepa, y ambas se durmieron.

Pepa supo que estaba sola en la cama en el mismo instante en que se


despertó antes incluso de abrir los ojos, la sensación de tener a Silvia
durmiendo entre sus brazos había sido lo último que recordaba antes de
quedarse ella misma dormida. Y ahora estaba sola en la cama y muy
posiblemente en la habitación.
No necesitó encender la luz, por las cortinas se filtraba suficiente claridad, el
reloj de su muñeca le decía que eran apenas las 9 am, quizás estuviese en el
baño, fue hasta allí, no, allí tampoco estaba.

Efectivamente, Silvia se había ido, lo que no sabía Pepa es que lo había hecho
apenas 5 minutos antes. Silvia la vio durante un instante, muchas cosas
pasaron por su cabeza, y todas sin fácil explicación, recogió su ropa y
procurando no hacer ruido se fue a su habitación. Tenía un par de llamadas de
Ana, se fue a la ducha.

Pepa después de dar unas vueltas por la habitación y de ignorar una llamada
de Patri, decidió que lo mejor era arreglarse, debajo del chorro de agua, creyó
escuchar la voz de su hermana Marta, preguntándole por lo que habían hecho
ella y Silvia esa noche, no era Marta claro, sino su conciencia.

Silvia llegó a la cafetería cuando Ana y Sole casi habían acabado.


Ana: tú tampoco has dormido mucho eh..
Silvia: no..,
Sole: sabes si Pepa se ha levantado?.
Silvia: no se escuchaba nada en su habitación.
Ana: mejor la dejamos dormir, ayer estaba echa polvo.
Sole: tú como estás cariño?.
Silvia: asimilándolo.
Ana: al final te vas a quedar?.
Silvia: si, unos días, a ayudar a Charo con Martina, ella no se lo quiere decir..,
pero habrá que hacerlo en algún momento.
Sole: quieres que nos quedemos?.
Silvia negó: me imagino que Pepa también se quedará unos días.

Antes de salir de la habitación Pepa llamó a su novia.


Patri: cariño, como estás?, estaba preocupada, no me has llamado desde ayer.
Pepa: perdona, no he tenido tiempo, tampoco estaba en mi mejor momento.
Patri: ya he vuelto a casa, quieres que me acerque?.
Pepa: vuelvo hoy para casa.
Patri: no te quedas unos días?.
Pepa: tengo que arreglar unos papeles en comisaría, y vuelvo a subir.
Patri: como está Arturo?.

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Pepa: aguantando, estable, dicen los médicos.

La conversación no dio más de sí, a Pepa no le apetecía hablar, su novia


comprensiva lo entendió.

Bajó a la cafetería, Ana, Sole y Silvia estaban allí.


Ana se levantó: hola, cariño.
Pepa se abrazó a ella: hola, tenemos un aspecto lamentable.
Fue hacia Sole, se dieron besos.
Sole: ninguna hemos dormido demasiado.
Silvia se giró: como estás?.
Se la veía preocupada.
Pepa intentó una sonrisa: haciéndome a la idea – le dio un beso en la mejilla.
Se sentó.

Pepa: gracias chicas.. de verdad.. sin..


Ana le cogió una mano: estamos contigo para lo que necesites, no nos des las
gracias, somos familia verdad?.
Sole le cogió la otra mano: verdad.., hemos vivido mucho juntas.

Mientras Pepa se tomaba un café llamaron los maridos de Ana y Sole.


Ana: vamos a recoger las cosas.
Silvia y Pepa se quedaron a solas.
Casi de inmediato.
Pepa: Silvia...
Silvia se la quedó mirando y a ella se le atragantaron las palabras.
Pepa: no sé que decir, anoche..
Silvia le tomó una mano: tú me necesitabas y yo a tí, nada más...
Pepa: eso es todo??.
Silvia: es lo que fue Pepa, no me siento orgullosa, pero lo hecho, hecho está.
No era el momento para complicar las cosas, ya bastante tenían.

Pepa: tengo que bajar a Huelva, arreglo unos papeles y vuelvo a subir.
Silvia: yo me quedaré con Charo y Martina, vete tranquila.

En el viaje en tren, Pepa no pudo evitar pensar en la reacción de Silvia, no


había querido profundizar en lo sucedido, pero sabía por sus ojos que le daba
más importancia de lo que demostraba, Pepa tampoco estaba orgullosa.

Cuando llegó a casa y Patri la abrazó, lo supo, supo que nunca tendría con ella
esa conexión, que ella no le daría ese consuelo que había sentido en los
brazos de Silvia.
No debía engañarla.

Apenas dejó la bolsa en el suelo, dijo.


Pepa: me voy..
Patri todavía abrazada a ella: ya sé cariño, que arreglas unas cosas y vas a
volver....
Pepa negó: no Patri, que me voy de casa..

20
Patri se separó un poco: pero mi amor, que estas diciendo.., te vas a Ciudad
Real...?, no te entiendo..
Pepa confesó: te he puesto los cuernos..
Patri se soltó del todo: que??.
Pepa no dijo nada, solo la vio y asintió.
Patri: Pepa ..pero.., que estas.., cuando?? – como no obtenía respuestas - te
vas a enterrar a tu hermana y me pones los cuernos??.
Esa frase le dolió, resultaba muy frívolo decirlo así.
Patri: con quién??.
Pepa negó: eso da igual..
Patri: no, no da igual.., ha sido con Silvia verdad??, por eso no querías que
subiera contigo..
Pepa: no estaba en mis planes...
Patri: y esperas que me lo crea??, como has podido..? – herida - para eso si
tuviste tiempo no?, para eso si estabas de humor?.
Pepa: lo siento, no pretendía hacerte daño, y he creído que debía ser honesta
contigo.
Patri le dio una bofetada: haberte aguantado Pepa, eso sí hubiera sido honesto
y no me habrías hecho daño..., - se había puesto a llorar - casi 2 años contigo,
tú me has querido alguna vez??.
Pepa: si.
Patri le gritó: no!!, no lo has hecho!, ni 2 minutos Pepa, ni 2 minutos te ha
llevado decirme que me has engañado.
Patri recogió su bolso y se marchó.

La había querido, pero no tanto como ella esperaba, ahora no sólo tenía que
arreglar unos días de excedencia sino también buscar una nueva casa, desde
luego había escogido el mejor momento. Simplemente recogió su ropa, o por lo
menos una parte.

En cuanto puso un pie en la comisaría, pidió que le llevaran las maletas a una
consigna, Don Lorenzo se personó en su despacho.
Se dieron un abrazo.
Don Lorenzo: como estás?.
Pepa: jodida..
Don Lorenzo: tómate el tiempo que necesites, tanto Gonzalo como yo nos
encargamos de todo.

Silvia recibió la llamada de Pablo a última hora de la noche.


Pablo: mi amor, acabamos de atracar en Cádiz, he visto ahora los mensajes,
cuanto lo siento, como estas?.
Silvia: echa polvo, puedes venir hasta aquí?.
Pablo: en unas horas me tienes ahí cariño.
Silvia en cuanto colgó se puso a llorar, Pablo no se merecía lo que ella había
hecho, después de mucho pensarlo, decidió que lo mejor era no contarle lo
sucedido.

Cuando Pepa subió nuevamente a Ciudad Real, ya estaba allí Pablo, se lo


encontró en la casa de Charo.

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Pablo la abrazó: lo siento mucho Pepa, en estos casos lo que se diga es bien
poco, lo que necesites, ya sabes, aquí estoy.
Pepa: gracias Pablo..
Escucharon los gritos de Charo y la voz intentando calmarla de Silvia, fueron
hacia donde venían.

Pepa entrando: que pasa?.


Pablo ayudó a Silvia, Charo se le iba de las manos.
Silvia: han llamado del hospital, Arturo se ha puesto peor.
Charo: ay!! mi hijo, se me muere, se muere como Marta, ay!!.
Pepa: shh, Charo por dios, que la va a escuchar la niña..
No había forma de hacerla callar, los lamentos seguían.
Pepa: Charo la llevo a Toledo, prefiere?.
Charo: si, Pepa por favor, llévame con mi hijo..
Pepa vio para Silvia.
Silvia: nos quedamos con la niña no te preocupes.

El camino hacia Toledo fue horrible, las pocas llamadas que recibían no daban
mejores noticias que con las que salieron.
Apenas tuvieron tiempo de llegar al hospital cuando de la UCI salieron los
médicos responsables del estado de Arturo, para notificar que acababa de
fallecer, a Charo le dio un ataque de ansiedad y Pepa solo pensó en su
sobrina, a su corta edad se había quedado huérfana...

En menos de 5 días, 2 funerales y las mismas escenas de dolor, el pequeño


pueblo estaba conmocionado. Nuevamente habían asistido Ana y Sole, en esta
ocasión incluso las pudieron acompañar sus maridos.
Charo permanecía media sedada en la habitación de matrimonio, se había
vuelto a organizar un duelo desproporcionado y no era el mejor ambiente para
la niña, que llevaba ya casi 3 días encerrada también en las habitaciones de la
planta superior. Pepa estuvo subiendo y bajando toda la tarde, turnándose con
Silvia, Ana y Sole.

Pepa no pudo más cuando vio a su sobrina de nuevo llorando, había


escuchado otra vez los lamentos de su abuela. Se la dejó en los brazos a Ana
y Silvia.
Bajó y se acercó al padre de Arturo, se lo llevó a una sala aparte.
Silvia bajaba en aquel momento por las escaleras, Pablo y Sole fueron a su
encuentro.

Se escuchó alto y claro la voz de Alfredo: ni hablar!!.


Sole: que está pasando?.
Silvia: Pepa?.
Pablo: mejor vamos a ver.
Cuando abrieron la puerta.
Pepa: sea razonable, la niña necesita salir de aquí.
Alfredo: mi nieta no va a ningún lado.
Silvia: pero que pasa aquí?.
Alfredo: quiere llevarse a la niña.

22
Pepa: a casa de sus padres, esto es un circo y lleva horas llorando asustada.
Pablo: hombre Alfredo, están a 5 minutos en coche, Martina estará mejor allí
unos días.
Alfredo rotundo: no!!
Gerardo apareció en la sala: que pasa?.
Pepa: le he dicho a tu padre que Martina estaría mejor en casa de sus padres.
Alfredo: es mi nieta!!.
Pepa: y yo su tía!, a tomar por culo!, me la llevo y punto, joder..
Gerardo la agarró por el brazo.
Pepa: suéltame!!.
Pablo dio un paso adelante.

Silvia se metió en medio de todos ellos: por favor, pensar en la niña, que es lo
mejor para ella ahora mismo..
Gerardo la soltó: perdona, esta bien, esta bien..
Pepa salió, en pocos minutos bajaba las escaleras con Martina fuertemente
abrazada a ella.
A Silvia la imagen de absoluta protección que se veía en el gesto de Pepa
hacia su sobrina la removió por dentro.
Dejó el coche aparcado en el camino de tierra que daba acceso a la casa, el
jardín seguía impecablemente cuidado, en una esquina la zona de juegos de
Martina, con su columpio y su tobogán.
A Pepa vino la imagen de su hermana balanceando a la niña en un día soleado
como el de hoy, si ella la echaba así de menos cuanto podría extrañarla su hija.
Pepa quitó a Martina del coche, la niña se pegó de nuevo a su cuerpo.
Pepa: nos quedamos en el columpio?.
Martina: quero ir con mami..
Pepa se sentó con ella en el sofá del porche: Marti.., mami no puede venir...
Martina con sus grandes ojos llorosos: y papi?.
Pepa negó: tampoco cariño – no quería decírselo, no sabía como – no quieres
estar conmigo?.
Martina encogió los hombros.
Pepa fingió hacer pucheros: no soy tu tía favorita??.
Martina medio sonrió.
Pepa: así mejor.

La niña estaba agotada de tanto lloro y emociones, en cuanto la llevó a su


cuarto y se puso a leerle un cuento se quedó dormida. Conectó el trasmisor por
si se despertaba y fue a la habitación de Marta y Arturo a recoger el otro
aparato, sobre una de las paredes había varias instantáneas de ellos con
Martina, Pepa se las quedó viendo, no hacía mucho de alguna de aquellas
fotos, ya no se volverían a repetir.
Cogió un zumo de la nevera y salió al porche.

Los ánimos volvieron poco a poco a su cauce después de que Pepa se fue con
la niña. Sin embargo Alfredo se llevó en un aparte a su hijo y luego este fue a
hablar con Silvia, Pablo no se separó de su lado.
Silvia: dime.
Gerardo: la niña se tiene que quedar aquí.

23
Silvia: Martina – le irritaba que no la llamase por su nombre – tiene que estar
en el mejor sitio posible.
Gerardo: mi hermano hubiera querido..
Silvia: Gerardo por favor, no hablabas con tu hermano desde cuando?, que
sabes tú de lo que él hubiera querido.
Gerardo: pues lo veremos mañana mismo.
Silvia: no te entiendo.
Gerardo: mi padre me ha dicho que se ha pasado por aquí el abogado de la
familia, mi hermano y Marta hicieron testamento y últimas voluntades, la niña
ahora mismo es huérfana y..
Silvia lo interrumpió: mira Gerardo, no es el momento, dices que mañana viene
el abogado, pues lo tratamos mañana.
Gerardo: nos ha dicho que debéis estar presentes tú, Ana, Sole y Pepa.
Silvia: muy bien yo las aviso, a que hora?.
Gerardo: a las 12¿?.
Silvia: aquí?.
Gerardo asintió.
Silvia: muy bien, nos vamos ya para el hotel, hasta mañana.

Pablo fue en busca de Ana, Sole y sus maridos, Silvia prefirió esperar fuera, se
estaba poniendo de mala leche.

Pepa llevaba ni una hora en el porche cuando llegaron en coche sus amigas y
sus maridos. Le informaron de la lectura del testamento.
Pepa: quedaos a cenar..
Vio en Silvia cierta inquietud, el resto dijo que sí.
Al final la cena se convirtió en un recuerdo para con sus amigos y familia, como
tantas otras ocasiones habían compartido con ellos y en aquel mismo comedor,
comidas cuyas sobremesas se alargaban hasta la tarde-noche.
Pepa escuchó a la niña y subió.
Los demás salieron a la finca y se dejaron iluminar por las estrellas
Salió con Martina en brazos.
Pepa: Marti, mira quienes han venido?.
La niña de inmediato buscó los brazos de su madrina.
Silvia: hola mi bebé.
Pepa: voy a hacerle algo de comer.
Ana la vio irse y comentó: creéis que pedirá la custodia?.
Sole: uff, no lo sé, es mucha responsabilidad..
No siguió porque Pepa volvía.

Martina quiso que Silvia la arropara y le contara un cuento.


Cuando bajaba, Pepa la estaba esperando.
Pepa: podemos hablar?.
Silvia negó: no hay nada de que hablar.. – siguió el camino hacia el porche.
Pepa: ya no estoy con Patri.
Silvia continúo unos pasos más, pero al final se dio la vuelta: no voy a dejar a
Pablo – se volvió a girar y salió.
Pepa cuando ya no la tuvo a la vista: me ha quedado claro..

24
Al día siguiente Pepa volvió a la Bodega con Martina, tanto Charo como Alfredo
salieron a recibir con abrazos a su nieta, Gerardo hablaba con un hombre que
Pepa no conocía, pero había visto brevemente el día anterior.
La niña se quedó con una persona de servicio.
Entraron en el despacho donde ya estaban sentados todos.
Pepa saludó en general y se puso al lado de Ana.

El hombre se identificó.
Oriol: buenos días, para los que no me conozcan, me presento, me llamo Oriol
Santos y llevo siendo el abogado de la familia desde hace unos 20 años.
Hizo una pausa.
Oriol: bien, después de los desgraciados acontecimientos, en esta reunión
expondré las últimas voluntades de Arturo y Marta, por favor les agradecería
que me dejasen leerlo en su totalidad y ya al final expongan todas las dudas
que con mucho gusto aclararé.

Lo primero fue un repaso al estado de sus cuentas, cuya heredera universal


era su hija, el problema llegó cuando daba lectura al siguiente párrafo.
Oriol: cito textualmente palabras de Marta “ Pepa, te pedimos que te hagas
cargo de Martina, confiamos en ti plenamente pues en los últimos años has
demostrado tu madurez y sabemos que le darás a nuestra hija un hogar
estable “.
Alfredo: un momento.., Oriol por favor.., esto no puede ser..
Charo: mi nieta...
Oriol: es el deseo de vuestro hijo y su nuera.
Gerardo: Pepa no le puede dar esa estabilidad, su trabajo de policía.
Ana salió en su defensa: su pareja es funcionaria, entre las 2 seguro que
pueden..
Gerardo insistió: os habéis casado?.
Pepa: no..- cruzó una leve mirada con Silvia.
Oriol: por favor, dejarme seguir, todavía no he acabado – buscó el punto donde
se había quedado – cito “ si por las circunstancias que fuesen mi hermana no
pudiera ocuparse de nuestra hija, entonces es nuestro deseo que Martina viva
con su madrina “.
Pablo tomó la mano de Silvia: estaríamos encantados.
Pepa saltó: puedo ocuparme de mi sobrina sin problemas.
Silvia: Pepa..
Pepa: que??? que me vas a decir?..
Silvia prefirió callar.

Sole viendo que la cosa se ponía tensa: por favor no perdamos la calma.
Alfredo: ha vivido con nosotros desde que era niña.
Pepa puntualizó: vivía con tu hijo y mi hermana, no pienso apartarla de sus
abuelos.
Charo: nosotros podemos cuidar de ella.
Pepa: tenéis casi 70 años, al final la criará el servicio.
Oriol intervino: bueno, las instrucciones están claras, si Pepa le puede dar un
hogar estable..
Alfredo: no estoy de acuerdo...
Gerardo: papá..

25
Charo: tu padre tiene razón..
Oriol: siempre os queda recurrir..
Pepa se levantó: o sea que vamos a iniciar una batalla por Martina?.
Gerardo: si mis padres consideran..
Pepa no quiso seguir escuchándolo, se giró hacia Charo: me la llevo hoy
mismo.
Charo ahogó un grito y se llevó la mano a la boca.
Sole: Pepa por favor..
Pepa: hubiera estado dispuesta a venirme para aquí.., para que no perdieran el
contacto, pero ellos sólo piensan en sí mismos.
Alfredo: tenemos dinero para...
Pepa lo dejó con la palabra en la boca y salió del despacho, Silvia fue detrás.

Silvia: Pepa espera!, Pepa.


Pepa salió a la finca.
Silvia la alcanzó, tiró de su brazo: escúchame!.
Pepa: ya te escuché ayer.. – se encaró a ella - tu feliz matrimonio es más
adecuado para criar a mi sobrina?!.
Silvia: no tengo intención de quitarte a Martina, si fuera así hubiera dicho...
Pepa se acercó aún más: no te metas en mi vida personal..
Silvia: no estoy contra ti, por favor deja que me explique.
Pepa: déjame en paz.
Se alejó.

Llegaron Ana y Sole.


Silvia: no hay manera..
Ana: pero que le pasa?.
Silvia: no me ha querido escuchar.
Sole: está muy cabreada.
Silvia: no le quiero quitar a su sobrina, joder, sólo quería explicarle porque nos
hemos ofrecido.
Ana le pasó el brazo por los hombros: deja que se de un garbeo...

Pepa estuvo dando vueltas entre las viñas, cuando se serenó un poco lo
primero que hizo fue llamar a Gonzalo.
Gonzalo: dime..
Pepa: hola Monti, puedes hablar con Maca? – era su novia – necesito una casa
para vivir cuanto antes.
Maca trabajaba en una agencia inmobiliaria.
Gonzalo: pero..
Pepa: lo he dejado con Patri.
Gonzalo: lo siento.., no sabía nada.
Maca y Patri eran amigas, había sido cosa de la primera presentarle a Pepa.
Pepa: lo hemos dejado ayer...
Gonzalo: no hay posibilidad..
Pepa le cortó: no, le he hecho daño y volver no tiene sentido.
Gonzalo: te apetece volver aquí?.
Pepa había vivido en la misma urbanización que Gonzalo y Maca en Isla
Cristina.

26
Pepa: sería fantástico, había un colegio por allí cerca verdad?.
Gonzalo y Maca no tenían hijos todavía: eh.., creo que sí, por?.
Pepa: me vuelvo con mi sobrina.., tengo que buscarle colegio para el próximo
curso.
Gonzalo: hablo con Maca ahora y que ella pregunte todo eso, luego te llamo,
cuando vuelves exactamente?.
Pepa: mañana como muy tarde.
Gonzalo: uff.., bueno os venís para casa y seguro que en unos días Maca
localiza algo.
Pepa: aunque me haya portado fatal con Patri?.
Gonzalo: Maca es también amiga tuya, eso sí, un sermón te lo llevas seguro.
Pepa hizo una mueca, colgaron unos minutos más tarde, después de hablar de
trabajo.

Luego estuvo casi una hora hablando con su jefe, si se hacía cargo de su
sobrina muchas cosas en su vida tenían que cambiar y la primera era su
trabajo, o por lo menos la cantidad de horas que le dedicaba.

Pablo y los demás esperaban en la terraza a que llegaran Ana, Sole y Silvia.
Pablo: has conseguido hablar con ella?.
Silvia negó.
Pablo: entonces??.
Silvia habló para todos: nos vamos a trasladar a Cádiz, está decidido.
Pablo le sonrió.

Silvia llevaba meses sintiéndose demasiado sola en Madrid, Pablo salía cada
vez más en fragatas, y en alguna ocasión había sacado el tema de trasladarse
a Cádiz. Los acontecimientos de los últimos días y lo vivido con la lectura del
testamento la habían hecho decidirse.

Se convencía de que así estaría más cerca de Martina, pero no podía negarse
a si misma de que también lo estaría de Pepa, le había sido infiel a su marido
con ella, no pensaba contárselo, pero estaba decidida a que su matrimonio
funcionase, Pablo la quería muchísimo.

Sole: eso era lo que querías decirle?.


Silvia: estaremos lo suficientemente cerca para echarle una mano con Martina.
Ana: lo importante ahora es hacerla recapacitar sobre llevarse a la niña hoy
mismo.
Pablo intervino: vosotras la conocéis mejor que ninguno, hablar con ella, es
mejor que se lleve bien con ellos..
Sole asintió: si porque si se meten en abogados esto será un lío, y Pepa
aunque ahora tenga pareja estable no ha sido un modelo de conducta.
Silvia ocultó la revelación de Pepa, si se sabía que no estaba con Patri quizás
ni siquiera podría llevarse a su sobrina.

Silvia: voy dentro con Martina.


Ana: está con María – una de las personas de servicio que solía hacerle de
niñera - Charo se ha acostado de nuevo.

27
Ana y Sole encontraron por fin a Pepa, estaba en un prado cercano viendo
pastar a las vacas.

Pepa en guardia.
Ana: relájate.., no somos el enemigo..
Sole: y Silvia tampoco..
Pepa no dijo nada.
Ana: sabes que es una estupidez enfrentarse a ellos.
Pepa lo sabía y más en su reciente situación, muchas cosas tendría que
demostrar para que el hogar estable que decía su hermana se lo creyese
alguien.
Sole: lo mejor que puedes hacer, es pasar aquí unos días, que la niña se
pierda el último mes del cole no importa demasiado, pero tú tienes que
preparar lo necesario para que en Septiembre su vida siga..
Ana: Silvia y Pablo se trasladan a Cádiz, no la has dejado explicarse, ella lo
único que quiere es que sepas que estará cerca por si la necesitas..
Cerca.., por si la necesitaba, la necesitaba más cerca de lo que sus amigas
pensaban..., pero Silvia había tomado la decisión de continuar con su
matrimonio y ella ahora mismo sólo podía dirigir sus fuerzas en cuidar de su
sobrina.
Sole: son sus abuelos, si se la arrancas de esta forma, no te lo perdonarán..

Pepa las hizo caso, como siempre, se pasó las 2 semanas siguientes yendo y
viniendo de Huelva a Ciudad Real.
Maca se movió con mucha rapidez y le encontró un chalecito de planta baja
con 2 habitaciones y un pequeño jardín, bastante cerca de la playa, gracias a
su ayuda estuvo decorado en un tiempo record, y eso que los primeros días
insistió en la posibilidad de que arreglase las cosas con Patri.

Pepa le contó lo sucedido, obviando el nombre de la mujer.


Maca: fue algo pasajero o realmente la quieres??.
Pepa: da igual lo que sienta, ella no quiere estar conmigo, pero volver con Patri
no es una buena solución, se merece alguien que la quiera más que yo.
Maca: Patri está muy dolida, ahora mismo no piensa que lo que has hecho
haya sido por su bien, pero con el tiempo se dará cuenta de que no fue una
cana al aire lo que rompió vuestra pareja.

El momento más duro sin embargo lo tuvo cuando hubo que contarle a Martina
porque sus papas seguían sin venir a arroparla.
Pepa no se veía con fuerzas, y no consideraba a sus abuelos capacitados para
ello, en cuanto a Gerardo casi no conocía a la niña, Silvia se ofreció, ella junto
con Pablo, Sole, Ana y los demás, también habían estado rellenando ese vacío
durante las semanas que Pepa preparaba el traslado.

Silvia en el hospital por desgracia, trabajando en la zona de urgencias, había


dado en más de una ocasión la fatal noticia a los familiares, en este caso en
particular, era una niña a la que la unían fuertes lazos afectivos, por lo que
puso todo su tacto en ello.
En la habitación sólo estaban Martina, ella y en una esquina más alejada
sentada Pepa.

28
Silvia poco a poco como en un cuento fue revelando la noticia, Martina había
visto Nemo, Bambi y las alusiones a ellos no pasaron desapercibidas, por eso
cuando la niña preguntó.
Martina: mami no viene más??.
Silvia: no cariño.
A Pepa se le partió el alma y no pudo evitar que un silencioso llanto
comenzase.
Martina empezó a hacer pucheros y Silvia la acunó entre sus brazos. Pepa se
levantó y se acercó a ellas, se arrodilló y Martina pasó a sus brazos.
Pepa: pequeña....- la dejó seguir llorando.

Silvia con un nudo, reprimió como pudo sus lágrimas, alguna aún así salió de
sus ojos. Era muy doloroso ver a la pequeña Martina llorando en el colo de
Pepa y a esta amorosamente acogerla.
Pepa levantó la vista, notándose observada, Silvia aguantó su mirada.
Pepa: Sil.., yo.., siento lo que te di.. – quería agradecerle todo cuanto estaba
haciendo.
La mano de Silvia sobre su boca se lo impidió.
Silvia en tono de súplica: mejor lo dejamos pasar.
Pepa no pudo evitar cogerle la mano, se la besó, Silvia le dejó hacerlo.
Se levantó de la silla, le dio un beso en la frente y luego reclamando su mano
salió de la habitación.
Pepa supo de aquella manera que tampoco ahora era el momento para ellas 2.

Durante el siguiente mes, Pepa se llevaba a Martina el fin de semana, lo mejor


para la niña era que el cambio no fuera demasiado brusco, así que primero le
enseñó la que sería su nueva casa. Tampoco quería engañarse, para ella
misma hacerse cargo de su sobrina estaba resultando un cambio importante en
su vida.

De repente toda su vida se centró en la pequeña, y tuvo que aprender muchas


cosas, algo tan simple como que la niña comiese de forma equilibrada la obligó
a tomarse en serio sus habilidades en la cocina.
Se hizo una experta en cuentos, en bromas, en abrazos, en mimos.

Con su jefe tuvo varias reuniones, él comprendía su situación pero en ningún


momento aceptó que Pepa solicitase una degradación en su puesto. La quería
a su lado, y sabía que organizándose ella podría seguir siendo su mano
derecha y cuidar de su sobrina.
Don Lorenzo: Pepa, todos tenemos hijos.
Pepa: yo estoy sola...
Don Lorenzo paternalista: algún día tendrás que organizar esa parcela de tu
vida - Pepa se le quedó viendo – no me mires así.., céntrate cojones!!...
Pepa no dijo nada.
Don Lorenzo: bueno.., lo dicho.., busca un horario compatible con tu niña,
Gonzalo y yo mismo buscaremos la forma de adaptarnos a la nueva situación,
tendrás un equipo en casa con conexión a la comisaría y con la Blackberry
estaremos en contacto siempre que sea necesario. En cuanto a los viajes por
ahora no harás ninguno.

29
Mayo estaba siendo un mes bastante caluroso y tener la playa cerca jugó a su
favor, a Martina le encantaba, así que deseaba que llegase el fin de semana
para irse con su tía Pepa y jugar en la arena.
Sus amigas viajaban desde Madrid para hacerlas compañía, unas veces Sole
con sus gemelos, otras Ana con su niño, e incluso Silvia junto a Pablo que
disfrutaba de un periodo en tierra.

Las cosas entre ellas poco a poco se tranquilizaron, Pepa no hizo ningún otro
acercamiento y viendo que Silvia tampoco lo hacía, ambas lo dejaron pasar..,
ahora la niña era prioritario.

Alfredo y Charo se tomaba todos aquellos viajes y la futura ausencia de su


nieta con resignación.....

En Junio fue el traslado definitivo.

Todas decidieron adelantar sus vacaciones para arropar con su presencia a


Pepa, pero todas se sorprendieron gratamente al verla tan desenvuelta con su
nueva faceta, Martina y ella tenían una enorme complicidad y la niña era
extremadamente cariñosa, lo que había despertado en Pepa una ternura
maravillosa.
Silvia las veía abrazadas, dándose besos, y siempre una en brazos de la otra..
y sentía que había perdido la oportunidad de haber formado parte de esa
tándem.
Se esforzaba día a día por sentirse plena al lado de Pablo, pero algo le faltaba
y ese algo siempre acababa siendo un pensamiento relacionado con Pepa.

Silvia recordó la frase de Pepa, “ ya no estoy con Patri “, y el miedo que le entró
de repente, no tuvo el valor con todo lo que estaba pasando ni siquiera de
plantearse dejar a Pablo, Pepa siempre había estado en su pensamiento,
siempre, porque la asociaba a momentos buenos, pero sentimentalmente no
parecía de largas relaciones, y ya no tenían edad para jugar...

Estaban todos disfrutando de un día de playa, Martina vino corriendo a buscar


a su madrina.
Silvia: uff.., bañarse ahora no...., que pereza..
Martina se giró: tita!!! Ven!!, ayuda!!!.
Pepa salió del agua y en 2 segundos se plantó ante ellas: que enana.
Martina: la madrina no quiere bañarse..
Pepa sonrió viendo para Silvia: pelirroja...., a mi niña no le puedes hacer ese
feo.
A Silvia el mi niña le sonó muy bonito.
Silvia: no me apetece...
Martina tiró de la mano de Pepa: tita.., si.., llévala tú.., tú puedes...
Pepa: Sil.., venga o me veré obligada a hacerlo..
Pablo: cariño – dando un beso a Silvia en la mejilla - acabarás en el agua fijo,
le cumple todos sus deseos..
Los demás corroboraron esa afirmación..
A regañadientes Silvia se levantó y sin previo aviso Pepa la enganchó, medio
la subió a su cuerpo y salió corriendo.

30
Martina las siguió gritando: al agua, al agua..
Silvia intentó bajarse pero sólo lo consiguió cuando el chapuzón fue inminente.
Silvia: Pepa!!! – el agua estaba fría.
Pepa se alejó de ella para recoger a Martina.
Silvia sacándose los pelos delante de la cara.
Pepa le pasó a la niña: hala, que te enseñe la madrina a nadar, me voy a tomar
el sol un rato.
Silvia: tendrás jeta..
Martina: no las 2, las 2.
Pepa: bueeeno.

Estuvieron un rato en el agua intentando que la pequeña se mantuviera a flote


y cuando salían del agua., se toparon con Patricia, Maca a su lado estaba
visiblemente incómoda, ellas también.

Patri: vaya, quién lo diría parecéis una familia y todo.


Pepa fue la primera en reaccionar: Marti ve con la madrina a secarte, corre que
te va a coger el frío.
Silvia se fue con la niña de la mano.
Maca: Patri venga..- intentó que se moviese.
Patri, se soltó de su agarre, veía para Pepa con odio: su marido está al tanto?.
Maca se enteró entonces de quién era la persona con la que Pepa le había
puesto los cuernos.
Pepa: no hay nada entre Silvia y yo – era verdad, antes si lo había habido.
Patri: ja.., la pelirroja está más..
Pepa no la dejó seguir: fui yo quién te hizo daño, ella no tiene nada que ver..
Patri: no la defiendas no es ninguna mosquita muerta..
Maca: venga Patri.
Patri: que??, me jode la vida y me tengo que aguantar?.
Pepa: siento lo que hice, yo te aprecio..
Patri: métete tu aprecio donde te quepa.
Maca: se acabó, creía que ibas a comportante pero veo que no..
Patri: la defiendes??.
Maca: no se ha portado bien, lo ha reconocido y te ha pedido perdón.
Pepa se mantuvo callada.

Patri se fue.
Maca: lo siento Pepa, me aseguró que sólo quería saludarte.
Pepa: tranquila, en algún momento tenía que pasar..
Maca: hablaré con ella, tiene que pasar página..

Durante el verano, como había prometido, Pepa llevó a la niña a visitar a sus
abuelos cada 2 semanas, se quedaban el fin de semana y volvían a Huelva.
Pepa se aburría mortalmente pero lo hacía por la niña, para que no perdiera el
contacto con sus abuelos, incluso la llevó a Bruselas para que conociese a sus
primos, le sorprendió descubrir lo agradable que era la mujer de Gerardo.

Y llegó Septiembre. Se acercaba el momento de empezar el colegio.

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Pepa hablaba con Silvia por teléfono: por favor Sil.., ven..
Silvia: no puedo..
Pepa sabía que Pablo hacía unos días que se había ido: no quiero llevarla sola
en su primer día de clase.
Silvia: pero serás boba, si Martina está encantada con ir al cole.
Pepa no dijo nada..
Silvia: lo que no quieres es ponerte a llorar tú.
Pepa: lo admito.., seguro que alguna lágrima se me cae.
Silvia se rió.
Pepa rogando: porfa, porfa..
Silvia: trabajo bonita..
Pepa: no lo puedes cambiar??.
Silvia: bufff, veré que puedo hacer..

Silvia llegó temprano a casa de Pepa, tenía llaves así que al abrir se las
encontró en el salón haciendo un repaso de las cosas para llevar.
Martina dejó a Pepa a media revisión y se fue a los brazos de su madrina.
Silvia: hola cariño.., nerviosa??.
Martina: no.., la tía si.
Pepa se acercó: oye!! – viendo para Silvia – gracias por venir..
Se dieron un beso en la mejilla.
Silvia: de nada, todo listo?.
Pepa levantó la mochila: listo.

Martina estaba encantada de que sus tías la llevaran. Recorrió el corto espacio
desde el coche hasta la puerta de entrada en el medio de las 2, cogiendo sus
manos.
Fueron llamando a los niños.
Pepa se agachó: pórtate bien vale?.
Martina: si.
Pepa: un beso.
Se dieron un pico.
Silvia también se besó con su ahijada.
Cuando la niña ya se iba.
Pepa la agarró: un abrazo??.
Martina se rio tirándose a sus brazos, Pepa la achuchó y la dejó marchar..
La niña cuando ya entraba se dio la vuelta y agitó la mano.
Pepa: chao..
Silvia: anda, vamos..
Pepa: te quedas?? – antes de que Silvia se negase – tengo que comprarle
ropa.., vestidos para ser exactas.
Silvia se la quedó viendo.
Pepa: necesito ayuda.., de vestidos de niña no sé mucho..

Se fueron de compras, la mañana pasó rápidamente, sin casi darse cuenta


llegó la hora de ir a buscar a Marti, la niña se echó en los brazos de ambas.
Como todavía hacia buen tiempo se fueron a comer a la playa y después de un
chapuzón a casa.

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Martina recién duchada se probaba los vestidos mientras Pepa hacia la cena,
el trayecto del salón a la cocina, lo repitió varias veces y Pepa aplaudía lo bien
que le quedaba todo, la niña estaba encantada...

Pepa las llamó: Sil y la modelo, venga.., la cena ya está lista.


Martina llegó corriendo de nuevo vestida con el pijama.
Silvia: yo mejor me voy...., se esta haciendo tarde.
Martina: no..madri.., no..
Se abrazó a ella.

Pepa no quería que se fuese, pero también era cierto que se hacía tarde y no
le gustaba la perspectiva de que hiciera hora y media de coche.
Martina: madrina duerme conmigo.., porfa, porfa..
Pepa: enana tu cama es minúscula.
Martina: tita, la tuya es grande.
No era buena idea, no por cómo se miraron sin querer..

Silvia a la niña: mañana trabajo cariño..


Martina: no..no..
Pepa dio otra alternativa: dormiré en el sofá..
Silvia: Pepa..
Pepa: venga.., le hace ilusión que te quedes..
Silvia: no puedes cumplirle todos los deseos..
Pepa: este si puedo.., si tu quieres..
Le había pasado la pelota..

Silvia cedió, la niña como queriendo cerciorarse no se separó de ella durante la


cena y fue Silvia quién la arropó y le contó el cuento de buenas noches.
Pepa ya había acabado de limpiar la cocina, se la encontró preparando el sofá.
Silvia: mejor duermo yo aquí..
Pepa: no te preocupes.., es grande estaré bien.
Silvia: es tu cama..
Pepa: y mi casa.., anda.. no te entretengas que tienes que levantarte
temprano..

Silvia se fue hacia el dormitorio.


Pepa no se acostó en seguida, estaba intranquila y sabía exactamente
porque.., una mujer pelirroja que estaba en su habitación era la causa. Habían
pasado un día fantástico.., que podrían ser muchos si ella quisiese...

Silvia no conseguía dormirse, el aroma de las sábanas era como tener a Pepa
abrazándola.., y el día maravilloso que habían pasado tampoco ayudaba a no
pensar en ella como simplemente una amiga...

Silvia cuando eran apenas las 6:30, ya lista, entraba en la habitación de


Martina para darle un beso de despedida, le hubiera gustado desayunar con
ella, pero no podía ser, tenía turno a las 8:00.
Al pasar por el salón con cuidado comprobó a Pepa tan larga como era
dormida en el sofá, había cambiado mucho.., se había vuelto más madura..,
vaciló un momento pero al final no pudo resistir el acercarse a ella y darle un

33
ligero beso en la frente, le dejó una nota encima de la mesita de centro y con
cuidado para no despertarla cerró la puerta de casa.

Pero Pepa no estaba dormida.., la había escuchado al volver de la habitación


de Martina, cuando sintió los labios de Silvia estuvo a punto de agarrarla y no
dejarla ir, sabía de la poca fortaleza que tenían ambas ante el contacto, pero.. y
si la rechazaba?, volvería a perder toda la confianza que tanto le había costado
ganarse, y no quería malos rollos entre ellas.
En la nota le agradecía el día pasado y con besos se despedía.

Durante la travesía Pablo había tenido mucho tiempo para pensar en los viajes
de Silvia a Huelva, estaba claro que adoraba a Martina y quería pasar
momentos con ella, volvió a casa convencido de que lo que necesitaba su
mujer era que tuviesen un hijo, llevaban más de un año casados y les iba bien.
Pero la negativa de Silvia le sorprendió, no supo como interpretarla.
La propuesta de Pablo la cogió por sorpresa, pero más sorprendente fue que
de forma casi inmediata le dijera que no.
Las horas de soledad por la ausencia de Pablo, las pasaba yendo a ver a su
ahijada y a Pepa, y cuando volvía a Cádiz siempre llevaba consigo la
sensación de haberlo pasado muy bien, hicieran lo que hicieran, quedarse en
casa, hacer los deberes con Martina, cualquier cosa le llenaba.

Llegaron las fechas de Navidad, Pepa tenía planeado llevar a Martina a casa
de sus abuelos, creía que era lo correcto, aún a pesar de que ella prefiriera
otros planes.
Recibió una llamada de Ana.
Pepa: de verdad??.
Las chicas habían hablado de pasar fin de año y año nuevo con Pepa y
Martina, irían todas, con maridos e hijos.
Sabían que Pepa en sus numerosos viajes de fin de semana, había acabado
de arreglar unas casitas que tenían la casa principal de su hermana en la
propia finca.
Era un proyecto de Marta y Arturo, para dar cobijo a sus amigos cuando se
juntaran todos, su inesperada muerte había dejado las casitas a medio
rehabilitar y Pepa como otra cosa no, pero tiempo tenía bastante cuando subía,
continúo las obras.
Ana: si no te importa la invasión.
Pepa: que va.., sólo faltan algunos muebles, pero por lo demás están listas.

Cuando Silvia le contó a Pablo los planes para ese fin de año, Pablo volvió con
la idea de tener hijos.., en esta ocasión Silvia no fue tajante, prefirió darle
largas, él no se quedó tranquilo del todo...

Pepa temió que en esta ocasión fuera inevitable que saliera a la luz que ya no
estaba con Patricia, pero sorprendentemente ni Charo, ni Alfredo sacaron el
tema., nochebuena y Navidad la pasaron con ellos.
Luego ellos se fueron a Bruselas y Pepa y Martina se quedaron para recibir a
todo el mundo y celebrar fin de año juntos..
A pesar del lío que era acomodarlos a todos, preparar las cenas y demás se lo
estaban pasando muy bien, hasta que salió el tema niños.

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Y el tema niños salió cuando Pepa se puso a hacer el ganso con Martina y con
los hijos de sus amigos, a Silvia se le iban los ojos hacia ellos y de vez en
cuando colaboraba.
Pablo: cariño.. – la abrazó por detrás – se te cae la baba, a que esperamos..

Ana y Sole se miraron sonriendo, creyendo que pronto sus amigos les darían
una bonita sorpresa, y la sorpresa se la llevaron de inmediato ante la respuesta
de Silvia.
Silvia se deshizo del abrazo: esto no es para hablarlo aquí.
Pablo ante el corte: vosotras la entendéis??, les da mimos a todos...
Silvia: Pablo??.
Pablo: que!!
El marido de Sole: chicos, chicos.
Ante el pequeño escándalo Pepa se levantó de donde estaba con los peques y
se acercó.
Pepa: que pasa??.
Ana: nada, nada.
Pablo: nada no.., tan descabellado es querer tener hijos con tu mujer??.
Esa imagen a Pepa no le gustó, no pudo evitarlo, no quería que pasase.
Sole iba a terciar, pero Silvia se adelantó.
Silvia: deja el tema....
Pablo: no me da la gana!.
Entonces Pepa se metió: no hace falta que le levantes la voz.
Pablo: no te metas joder!.
Pepa dio un paso adelante, los maridos de Ana y Sole se levantaron: venga
Pablo vamos a que nos de el aire.
Pablo les hizo caso, ante su último grito todo el mundo se había callado y se
dio cuenta de que se había pasado.

Silvia que se aguantaba las lágrimas también se levantó.


Pepa: espera, espera..- la agarró - ha sido una discusión tonta, verdad
chicas??.
Ana y Sole se acercaron, y aunque Silvia lo intentó, al final alguna lágrima
resbaló por su mejilla..
Pepa: ey...- no pudo más y la abrazó – venga que si los niños te ven así se van
a preocupar..
Ana: cariño pero que te pasa?.
Sole: porque no nos lo cuentas?.
Silvia: que queréis que os diga, que no entiendo su obsesión de querer tener
hijos, si luego está de maniobras todo el tiempo..
Sabía que esa no era la verdadera razón.
Si era cierto que Pablo se ausentaba, pero eran periodos de 2 –3 días, a lo
sumo una semana.
Silvia: me voy a descansar..
Pepa la dejó ir..

Pablo volvió con los chicos y les pidió perdón, Pepa aceptó las disculpas a
regañadientes, había hecho llorar a Silvia y eso, lo sentía mucho, pero se le
quedaba guardado ya.

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La comida de año nuevo estuvo marcada por la tensión, era evidente que
Pablo y Silvia no lo habían arreglado del todo, por lo menos no de la forma que
él había pensado, por lo cabizbajo que andaba, Pepa supuso que las disculpas
a Silvia no le habían sido suficientes y estaba claro que entre ellos no había
habido cama.

Pepa no pudo evitarlo y estuvo la mar de alegre, tanto es así que consiguió
incluso arrancar varias carcajadas a Silvia, con sus ocurrencias.
Pablo herido en su amor propio, hizo nuevamente un comentario incómodo.
Pablo: oye Pepa y como es que no has invitado a ninguna chica..?
Pepa: no salgo con nadie..
Pablo: desde Patricia??.
Pepa en vez de mandarlo a la mierda: pues sí..
Pablo: no me lo creo, pero si tú eres..
Pepa lo interrumpió con una sonrisa en la cara: no quieres que te cuente mi
vida sexual Pablete, te daría demasiada envidia..

Atropelladamente Ana y Sole sacaron nuevos temas de conversación, mejor no


seguir por ese camino...

Pablo y Silvia no arreglaron las cosas, después de varios días de tira y afloja,
de disculpas por parte de Pablo, Silvia no pudo más cuando una noche,
durante un descanso de las pastillas, él insistió en hacer el amor sin protección.
Silvia lo apartó.
Pablo desconcertado: que?.
Silvia se levantó de la cama con la intención de salir de la habitación.
Pablo: a donde vas?.
Silvia: a la otra habitación..
Pablo: esto es increíble! – se levantó – tú decides que no es el momento y ya
está..?
Silvia no dijo nada.
Pablo: me das largas.., excusas.., algún día querrás tener hijos no!!??.
Silvia: no..
Pablo: como?!!
Silvia estalló: que no quiero!!.

No con él, pensaba, no con alguien que no la llenaba completamente, que no


sentía sus ausencias, con él que cada vez deseaba menos estar.
Pablo pareció leer sus pensamientos: no los quieres conmigo?!!..
Silvia lo miró directamente a la cara, ya bastaba de mentirse a sí misma: no...
Pablo se quedó helado: pero.., porque...?,
Silvia: porque no siento lo necesario...
Pablo: me estás diciendo que me dejas??.
Silvia: es lo mejor..
Pablo: lo mejor..?, pero sí yo ni siquiera..
Silvia: ese es el problema.., me he ido quedando sola en esta relación....
Pablo: espera, espera.., un momento.., si es por los viajes.., por mis
ausencias.., se acabaron..
Silvia negó.
Pablo: no me das ni una oportunidad??.

36
Silvia: venirnos aquí era nuestra oportunidad..
Salió de la habitación.
Pablo incrédulo se sentó en la cama.., pero..., su mujer ya no estaba
enamorada??.., desde cuando...?.

Llamaron al despacho de Pepa.


Pepa: adelante.
Un hombre que no conocía de nada entró.
Hombre: Maria José Miranda?.
Pepa: si..
El hombre le entregó un sobre: necesito una firma.
Pepa: que es esto? – leyó la dirección, era de los juzgados.
Hombre: lo siento, yo simplemente me limito a entregar las notificaciones –
señaló donde firmar.
Pepa lo hizo.
Hombre: gracias.
Se marchó.

Pepa le dio un par de vueltas al grueso sobre, lo abrió.


La cabecera de la primera hoja la acojonó..
Pepa: revocación de custodia??, que mierda es esto??.
Siguió leyendo..
Charo y Alfredo, habían presentado un recurso para hacerse cargo de la
custodia de su nieta, el abogado que los representaba era su hijo Gerardo y tío
de la niña. Entre otras alegaciones presentaban la carta de las últimas
voluntades de su hijo.

Lo siguiente le hizo subir la bilis hasta la garganta, se constataba que ella había
mentido a la hora de recibir la custodia de su sobrina, pues en ese momento ya
no tenía una relación estable, y desde entonces y hasta el momento había
indicios más que fiables que daban a entender su promiscuidad, además de
relacionarla con una mujer casada. Se adjuntaban fotos que pretendían
reforzar dichos argumentos.
Varias instantáneas eran con chicas o bien de la comisaría o amigas de Pepa,
y las últimas eran con Silvia.
Se levantó de la silla completamente furiosa, recogió el abrigo y el sobre y
salió.

Cuando llegó al ayuntamiento ni siquiera vio a Maca, ésta estaba comprobando


los permisos de una nueva promoción de chalets.
Maca supo por la mirada de Pepa que pasaba algo malo, al llamarla y ver que
no le hacía caso la siguió.
Pepa se encontró a Patricia cuando salía del ala que ocupaba turismo.
Pepa cuando la iba a abordar vio en la cara lo que estaba apunto de preguntar.
Pepa: tú has colaborado en esta mierda – agitó el sobre.
Patricia hizo la intención de ignorarla.
Pepa le sujetó un brazo y la hizo girar.
Patricia: suéltame!
Un compañero de Patricia que también conocía a Pepa se acercó.

37
Compañero: ey chicas, que pasa?.
Maca llegaba en ese momento.
Pepa: como has podido??.
Patricia: me preocupa el bienestar de una menor.
Pepa hizo la intención de ir a por ella, el compañero se puso delante y Maca la
agarró por el brazo.
Maca: Pepa.., Pepa.
Compañero: venga.., tranquilízate..
Pepa: que me tranquilice?, por su culpa me van a quitar a mi sobrina!.
Patricia alejándose: tú eres la que mete a cualquiera en su cama.
Pepa lo intentó de nuevo: hija de...
Compañero viendo que llegaba un policía: Pepa, en serio, mejor vete, vas a
empeorar las cosas..
Maca: hazle caso.., vamos fuera...
Pepa por fin se avino a lo que ambos le decían y se dio la vuelta.

Volvieron a comisaría donde las esperaba Gonzalo y Don Lorenzo, el primero


avisado por su novia Maca y el segundo por una llamada del ayuntamiento.
Don Lorenzo: tú sabes que has estado a punto de que te denunciara??!.
Pepa: me da igual.
Don Lorenzo: no, no te da igual, porque entonces les habrás hecho todo el
trabajo..
Gonzalo: es un recurso.., te has adelantado..
Pepa: que falsos, hijos de puta.., hace unos días les llevé a Martina y
celebramos la Navidad juntos y ya estaban tramando esto.
Maca: Pepa, tienes que tranquilizarte.., cuando es la vista?.
Pepa: pasado mañana.
Maca: necesitas un abogado, y que se lea con detenimiento todo esto.
Pepa: todas estas putas mentiras.
Don Lorenzo: lo que sea, son sus pruebas, y tú tendrás que rebatirlas.

Pepa llegó a casa, había recibido un mensaje de Silvia que recogía ella a
Martina en el cole, le extrañó a golpe de martes, pero los turnos que tenía en el
hospital no solían ser de lo más regulares, quizás tenía libre, quizás se había
ido de nuevo Pablo.

Se las encontró en la cocina haciendo galletas, decidió que el tema abogados


no le iba a amargar la tarde.
Pepa: hola chicas..
Martina fue corriendo a sus brazos: hola tita.
Pepa la subió y la besó: hola preciosa, que haces?.
Martina: galletas..
Pepa se fue acercando a la encimera: ya veo.. – le dio un beso en la mejilla a
Silvia – hola.., como tú por aquí..?
Silvia prefirió no decirle en aquel momento el motivo: te importa si me quedo
unos días…?
Pepa sonrió: que va…, como van esas galletas?
Silvia las metió al horno: en 15 minutos lo veremos – estrujó la nariz de su
ahijada – verdad pitufa.

38
Martina aplaudió: si.., jajaja.

Sacaron las galletas del horno, y salieron a dar un paseo, para que se
enfriasen y tomarlas de postre después de la cena.

Martina jugaba en los columpios y ellas estaban inusualmente calladas, pero a


pesar del silencio, Silvia se sentía tranquila y a Pepa tenerla cerca ese día, le
estaba calmando los nervios que le habían entrado por el tema de la custodia,
quizás más tarde, cuando la niña estuviese durmiendo lo comentaría con ella.

En cuanto llegaron a casa, Silvia se fue con la peque para bañarla.


Pepa andaba en la cocina con los preparativos de la cena cuando sonó el
timbre de la puerta.
Al abrir se encontró con Pablo.
Pablo: está Silvia aquí?.
Pepa extrañada asintió.
Pablo: hija de puta..
No vio venir el puñetazo, lógicamente por que no se esperaba semejante
reacción de Pablo.
El primer golpe la cogió por sorpresa, pero el segundo no.
Pablo lo intento una tercera vez al tiempo que le gritaba: te la estas follando
no??.
Lo interceptó de nuevo y empujó contra la pared, y después con una llave lo
tiró al suelo.
Pepa: pero de que hablas?.
Pablo: suéltame joder..

En ese momento bajó Silvia alertada por el escándalo. La imagen era


dantesca, Pepa sangraba por la nariz, y mantenía pegado al suelo a Pablo que
se retorcía.
Silvia: Pablo!!!.
Pablo: suéltame!!.
Pepa: ni hablar, no hasta que te calmes..
Silvia llegando a su lado: pero que has hecho??.
Pablo desde el suelo: el gilipollas, eso he hecho durante todo este tiempo.
Siguió luchando y Pepa se cansó y apretó el brazo.
Pablo gritó de dolor.
Pepa: o te calmas, o te lo parto y acabas en comisaría, con una denuncia por
asalto..
Pablo pasados unos segundos se relajó: déjame..
Pepa lo levantó y con el agarre todavía firme lo largó fuera de casa.
Pepa: lárgate Pablo, no sé qué ha pasado entre vosotros, pero ni se te ocurra
acercarte a ella o tomaré medidas.
Le cerró la puerta.

Pepa entonces tomó conciencia de su nariz: aughhh.


Silvia: ven, tenemos que poner hielo y ver si te la ha roto.
Pepa se dejó guiar: duele de cojones.., y Martina..?
La niña apareció en la puerta de la cocina.
Martina: tita, te hiciste daño?.

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Pepa para no preocupar a su sobrina: si cariño, iba despistada y me di con la
puerta, argg.
Silvia que manipulaba su nariz: no te muevas.., parece que no está rota.
Pepa no dijo nada.
Silvia: lo siento..
Pepa la miró a través de la bolsa de hielo: a que ha venido lo de ahí fuera..?
Silvia le hizo un gesto de que la niña estaba presente: hablamos después.
Pepa no protestó.
Siguió aplicándose el hielo, mientras Silvia con la ayuda de la niña preparó la
cena.

Comieron con las múltiples preguntas de Martina sobre si le dolía, porque se


curaba con hielo, porque tenía los ojos llorosos..

Más tarde.
Silvia bajó de acostar a Martina.
En el sofá estaba Pepa de nuevo con la bolsa de hielo sobre la nariz.
Silvia: déjame ver cómo va.
Se sentó en frente de ella.
Pepa apartó la bolsa.
Mientras Silvia la examinaba.
Pepa no aguantó más: lo has dejado?.
Silvia: si..
Se quedaron mirando.

Pepa: me quieren quitar la custodia de Martina.


Por qué lo dijo en ese momento?
Simplemente porque ambas tenían que saberlo y afrontar lo que viniese a partir
de ese momento, con todas las cartas sobre la mesa.
Silvia: que ha pasado..?
Pepa se lo contó de corrillo, con la misma rabia que le produjo descubrir lo que
había hecho Patricia.
Vio la reacción en los ojos de Silvia, comprendiendo que tampoco ahora era el
momento.
Silvia: mañana buscaré otro sitio donde quedarme.
Pepa: no..
Silvia asintió: es lo mejor.., no puedes arriesgarte.
Pepa: yo..
Silvia le tapó la boca: por favor, no intentes convencerme.., tú sabes, y yo sé
que Martina es lo primero..
Pepa apoyó su cabeza en el pecho de Silvia..
Silvia la abrazó.
Pepa la rodeó también con sus brazos.

Pasados unos segundos.


Pepa apartándose: cuando todo esto pase, tú y yo tenemos que hablar.
Silvia le acarició la cara, medio sonriendo: de acuerdo..

40
A la mañana siguiente mientras Silvia buscaba con Maca un lugar donde vivir,
Pepa preparaba la vista con el abogado.

Pepa iba a buscar a Martina y llevaba un pésimo humor, se encontró a Silvia en


la puerta.
Sorprendida la saludó.
Silvia: no has visto mi mensaje eh??.
Pepa revisó el móvil, efectivamente, Silvia le decía que podía recoger a la niña.
Pepa: perdona, tenía la cabeza en otro lado.
Silvia le acarició la cara: cómo ha ido?, te sigue doliendo la nariz?..
Pepa negó, se le había puesto algo amoratado: pues que decirte, hablar de mi
vida privada con un desconocido me jode bastante.
Silvia: hasta ahora te estás ocupando perfectamente de Marti.
Pepa: ya pero no ayuda que yo me haya peleado con mi ex y con tú ex.
Silvia: lo siento.
Pepa: no es culpa tuya, si no de Patricia, vale que le he hecho daño, pero joder
no fue queriendo.
Silvia: a Pablo no le dije nada, él sacó sus propias conclusiones ante mi
marcha, aunque no son ciertas y tu abogado tiene que hacerlo ver.
Pepa: ya, pero él tampoco se cree demasiado que entre tú y yo no haya nada.
Silvia se quedó callada, a ella el abogado no la conocía, así que sólo podía
pensar eso debido a las conversaciones con Pepa.
Pepa: a estas alturas de mi vida, no voy a negar que te quiera, aunque deba
mantenerme alejada de ti para que no me quiten a mi sobrina.
Silvia iba a decir algo.
Pepa la interrumpió: shh, no hace falta que digas nada.., quedamos en que lo
hablaríamos llegado el momento.
Martina salió corriendo y se alegró de ver a sus 2 tías.
A Pepa el mal humor ya se le había ido, y propuso tomar un helado.

Juez: estamos aquí para confirmar la custodia de Martina, en principio y según


consta en el testamento de sus padres, está bajo tutela de su tía, pero sus
abuelos no consideran que dicha persona sea la adecuada.
Pepa se removió en su asiento.
El juez les pasó un sobre a Pepa y su abogado.
Instantáneas varias de Pepa y Silvia, las últimas del día anterior.
Juez: algo que decir?.
Pepa: Silvia es la madrina de la niña.
Gerardo: también una mujer casada que ha abandonado a su marido y que
convive habitualmente contigo.
Pepa se tensó: es su madrina – repitió – quiere estar con la niña, mi hermana
quería que..
Gerardo la interrumpió: tu hermana quería un hogar estable para Martina.
Alfredo: y lo que haces tú es liarte con una mujer casada.
Juez: por favor, no saque conclusiones.
Pepa: que hay de malo en que varias personas que quieren a Martina, quieran
estar con ella y la cuiden?.
Gerardo: el deseo de mi hermano y su mujer está muy claro en su testamento.

41
Abogado: que es en definitiva que su hija creciese en un hogar feliz y con gente
que la quiere.
Charo: oiga, que nosotros queremos muchísimo a nuestra nieta.
Alfredo: y no somos…
Gerardo le tocó el brazo: papa..
Juez: los juicios de valor, si me lo permiten los haré yo, voy a cursar un
requerimiento para hablar con la señora Silvia Castro, les adelanto que están
bajo investigación y que a lo largo de estos meses personal de servicios
sociales mantendrán con ustedes diferentes entrevistas.

Pepa estuvo el resto del día bastante sombría, el trabajo en la comisaría le


ayudó a olvidarse del encuentro con el juez de menores.

Pepa: entonces ya tienes casa?.


Silvia asintió: está en este mismo barrio, amueblada y todo.
Pepa: hoy ya no te quedas?.
Silvia: es lo mejor.
Sabía por Pepa lo de las fotos y que el juez la iba a llamar, lo mejor era no
enredar las cosas.

Pasaron varias semanas, el juez dictaminó que Martina debía seguir residiendo
con Pepa hasta que no se hubieran finalizado los informes de aptitud de todos
los implicados, la estabilidad de la menor era el primer y único objetivo.

Les costó volver a encontrarse cómodas, Martina también era su prioridad y no


querían que un lío entre ellas provocase el alejamiento de la niña, así que los
primeros meses y a pesar de lo extraña de la situación, se hicieron unos
horarios compatibles a las necesidades de Martina y que las mantenían
alejadas la una de la otra.

Hasta que.
Martina estaba de mal humor, no era habitual, pero Pepa sabía perfectamente
que algo le pasaba a la niña.
Insistió una vez más.
Martina lo soltó de golpe: tú ya no quieres a la tita Silvia..
Pepa: cómo?. – sorprendida.
Martina: que no la quieres!.
Pepa se sentó en el sofá: pero porque dices eso?.
Martina estaba de pie con los brazos cruzados: ya no come con nosotras, no se
queda a dormir, yo quiero dormir con ella.
Pepa: cariño ven..
Martina se echó para atrás: no!.
Pepa: vale, escúchame, la tía Silvia es lo más importante para mí después de
ti, claro que la quiero.
Martina: entonces porque no la invitas..
Pepa: porque..
No la dejó acabar.
Martina: excusas como siempre…

42
Y salió corriendo a su habitación.

Silvia apareció por casa acabado su turno, era tarde.


Pepa abrió la puerta y medio sonrió: tienes que conseguir que te abra la puerta,
o la tiro abajo.
Silvia viendo que tenía los ojos llorosos se acercó, le acarició la mejilla y se la
besó: tranquila, es una rabieta, ahora lo solucionamos.

A Silvia le costó que la niña abriese, y lo hizo no antes de conseguir la promesa


de su tita de que tia Pepa no iba a entrar, ese gesto volvió a dolerle a Pepa que
bajó cabizbaja las escaleras.

Martina estaba en el regazo de Silvia, llorosa.


Silvia: cariño, no te puedes enfadar así con la tía, ella no ha hecho nada.
Martina: me dice que te quiere, pero luego no estás nunca en casa, y antes si
estabas..
Silvia hizo que la mirase: cariño eres muy pequeña para entender algunas
cosas, pero…, tú quieres vivir con los abuelos?.
Martina: siempre?.
Silvia asintió.
Martina ante la posibilidad de no estar ni siquiera con su tía Pepa: no tita., que
no me lleven, que no me lleven – se abrazó a ella llorando nerviosa.
Silvia: tranquila mi amor, la tía Pepa no va a dejar que eso pase, ni yo tampoco,
pero tenemos que hacer las cosas bien.
Martina: y por eso no vienes a casa?, tú no quieres a la tía?.
Silvia: la quiero tanto como a ti., pero hay gente que eso no le gusta.
Martina: el señor de barbas…

Silvia sabía que el juez había estado con la niña en presencia de una
psicóloga, cuando le hacían unas pruebas para saber hasta que punto Pepa la
estaba cuidando bien.
Martina: la tía no me combina también como tú la ropa, y a veces llegamos
tarde al cole, ese señor me preguntaba, pero la tía es muy buena, me rio
mucho con ella, jugamos, me enseña como tú cosas del cole., yo se lo dije.
Silvia acarició a su niña: claro cariño, tú no te preocupes por eso, que seguro
que lo hiciste muy bien, anda porque no bajamos y le damos un abrazo muy
grande a la tía?.
Las cosas parecieron volver a su cauce, hasta que llegó la hora de ir a dormir.
Martina: te quedas a dormir conmigo, porfi, porfi…
Pepa: Marti..
Silvia: claro cariño, ve a cambiarte ahora subo yo con un cuento.
Martina salió corriendo: yupi!!!.

Cuando las dejó solas.


Pepa: no creo que sea buena idea..
Silvia se acercó a ella: en cuanto se duerma como un tronco me voy, luego
mañana le decimos que me tuve que ir temprano.
Pepa: pero..
Silvia la interrumpió: lo que queremos es verla feliz no?.
Pepa frunció el ceño, acabo de recoger los restos de la cena.

43
Martina llamó a su tía.

Pepa estaba pasando los canales de la televisión sin ver nada en concreto
cuando bajó Silvia, era casi la 1.
Silvia: ya se ha quedado frita.
Pepa se levantó: entras muy temprano mañana?.
Silvia negó: estoy de tarde, no te preocupes, ahora llego a casa y duermo.
Pepa: vale - la acompañó hasta la puerta.
Silvia: anda, anímate, ya se le ha pasado, tampoco nos ha costado tanto
hacerla feliz, sólo quiere pasar tiempo con nosotras.
Pepa se apoyó en la pared: ya…
Silvia: que te pasa?.
Pepa la miró: y lo que nos hace felices a nosotras??,, nunca va a contar?.

Lo que hizo a continuación Silvia no se lo hubiera esperado nunca.


Se acercó, pasó su mano por el cuello hasta la oreja derecha de Pepa y
pegándose a ella la besó.
Fue un beso corto y tierno, con mucho amor.
Silvia: te quiero, lo asumí cuando decidí dejar a Pablo y vencer el miedo a
estropear los lazos que ya nos unen.
Pepa no pudo evitarlo y la besó, en esta ocasión el beso fue un poco más
largo, se abrazaron: te quiero en mi vida para siempre.
Se apartaron al cabo de un momento.
Silvia sonriendo: vale.., pues.. – le acarició la cara – lo conseguiremos.., muy
pronto.., seguro.., tú, yo y Martina.
Pepa sonrió: me gusta la idea..

Algunos meses más tarde.

Silvia: lo siento Pablo, no ha sido algo planeado, la quiero desde que tengo uso
de razón, me equivocaba a mí misma creyendo que era un amor fraternal.
Estaban solos, una enfrente del otro, en la sala de un bufete de abogados, con
anterioridad habían escuchado los términos que planteaba el representante de
Silvia para el divorcio.
Pablo se recostó en la silla: para que me lo cuentas?, te podría hacer la vida
imposible y a Pepa también.
Silvia pasó nerviosa la mano por la mesa: supongo que confío en que eres
buena persona, a pesar del daño que te he hecho, confío en que puedas
perdonarme.
Pablo estaba dolido, no podía ocultarlo: me va a costar digerir lo que me has
hecho, no estoy orgulloso de mi actuación porque soy una persona de honor,
no quieres estar conmigo y tengo que aceptarlo.

Hicieron pasar de nuevo a los abogados y la reunión aunque tensa, transcurrió


sin mayores problemas.

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Pepa estaba con Martina en la cocina, ella haciendo la cena y la cría con sus
deberes de dibujo, escucharon la puerta, y un hola lejano.
Martina se bajó rauda de la silla y fue a recibir a su madrina.
Silvia: hola..
Pepa levantó la cabeza de la tabla de cortar: hola.. – sonrió.
Silvia le devolvió la sonrisa.
Pepa detectó sin embargo cierta tristeza, sabía de donde venía, y esa reunión
la había tenido especialmente nerviosa todo el día, ahora de nuevo intentaba
controlarse, no era el momento de preguntar qué tal había ido.

Martina: no hay beso?.


La pregunta de la niña las descolocó a las 2.
Pepa: que dices pequeña?.
Martina que ya se había bajado de los brazos de su madrina, se rio nerviosa,
se llevó las manos a la boca y entre ellas dijo: besas a la madrina, yo te he
visto.
Mierda, pensaron ambas mientras se miraban, cuantos besos se habían dado,
durante los meses que habían pasado desde que habían reconocido que se
querían, pocos, poquísimos pensaban las 2, y la cría las había pillado.
Silvia: cariño ven..
Martina se abrazó a las piernas de su madrina.
Silvia: yo quiero mucho a la tía, y ella a mí, no te parece bien que me bese?.
Martina asintió: a mí sí.., yo también os beso porque os quiero mucho..
Silvia: ya cariño, pero.. – se pasó las manos por el pelo con gesto nervioso.
Pepa se mantenía inmóvil con el cuchillo en la mano, al lado de la encimera.
Silvia: pero la tía y yo nos queremos de forma…, diferente…., como.., novias –
soltó no sabiendo si lo que estaba haciendo arreglaba o liaba más las cosas.
Martina las miró: novias…
Pepa dejó el cuchillo y se arrodilló a los pies de la cría: la tía y yo queremos ser
una familia contigo.
La niña volvió a mirarlas.
Se estaban poniendo muy muy nerviosas.
Martina de pronto lanzó un grito y se colgó del cuello de Pepa: yo quiero
también!!, yo quiero que la madrina se quede aquí para siempre!!.
Silvia también se arrodilló: Marti.., – acarició el pelo de la niña y espero que le
prestara atención – pero todavía no puede ser.., al señor de Barba le tiene que
parecer bien.
La niña controló su emoción.
Martina: es un secreto??.
Pepa: algo así..
Martina se besó los dedos: palabrita del niño Jesús – y se abrazó a ellas
nerviosa.
Pasados unos segundos.
Martina: tengo hambre…
Pepa sonrió: pues vamos a acabar la cena entonces, me ayudas pelirroja?.
Silvia: claro.
La niña volvió a su asiento y ellas pasaron detrás de la encimera.

Pepa cuando tuvo cerca a Silvia, le puso las manos en la cintura para
acercarla: hola de nuevo.

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Silvia sabiendo cuál era su pretensión, acortó la distancia para darle un beso.
Martina se rió sin dejar de dibujar.
Pepa pensó que ya no tenía sentido ocultarse delante de la niña.

Llegaron las vacaciones de verano.


De camino a Ciudad Real.

Silvia acarició la frente de Pepa: quieres dejar de fruncir el ceño?, relájate.


Pepa no dejó de ver la carretera: como me insinúen cualquier cosa de porque
estás tú aquí, la lío parda.
Martina iba en su silla durmiendo.
Silvia: no es una táctica muy inteligente, además vienen Sole, Ana y sus
familias, y nosotras vivimos en la misma ciudad, esto es una reunión de
amigas.

Habían discutido mucho sobre ese viaje, las cosas con el tribunal de menores
estaba yendo lenta y desagradable.

Pepa sabía que Patricia se había ratificado en su declaración poniéndola a


parir a ella y a Silvia, afortunadamente la declaración de Pablo no contribuyó a
echar más leña al fuego, simplemente se limitó a decir que se había separado
de su mujer y que le constaba que tanto Pepa como Silvia eran una buena
influencia para Martina.

Cuando el verano y las vacaciones se acercaban, Silvia sacó el tema ya que


Pepa no lo hacía.
Y no lo hacía porque no quería llevar a la niña con las personas que estaban
haciendo lo posible por quitarle su custodia, afortunadamente Silvia consiguió
después de enfados y gritos, que razonase, sus amigas también inclinaron la
balanza hacia la postura de Silvia y decidieron pasar con ellas las 2 semanas
que la niña tenía previsto pasar con sus abuelos.

Pasaron primero por la casa que había sido de Marta y Arturo, ellas junto a sus
amigas se quedarían allí.
Martina: pero yo quiero dormir aquí con los primos..

Le estaban contando que había que ir a casa de los abuelos y eso de quedarse
a dormir no le hacía mucha gracia.

Silvia: hacemos una cosa, vamos a ver a los abuelos, y cuando sea de noche
ya decidimos que hacemos, te parece?.

El encuentro con Charo y Alfredo fue tenso, la niña de todas formas no lo notó,
repartió abrazos y besos.
Las invitaron a café mientras charlaban un rato.
Alfredo: no sabíamos que ibas a venir Silvia.
Pepa inmediatamente cambió el gesto.
Silvia se adelantó: hemos venido todas las chicas, además soy la madrina de la
niña, mi sitio está aquí.

46
Charo: entonces os quedaréis las 2 semanas?.
Pepa: si, tenemos un problema con las noches.
Alfredo: que problema.
Pepa: Martina no se quiere quedar a dormir aquí, prefiere hacerlo con sus
primos.
Alfredo: sus primos están en Bélgica.
Silvia conciliadora: Alfredo, sabes perfectamente que los hijos de nuestras
amigas se tratan como primos porque han crecido juntos.
Charo se revolvió en la silla.
Alfredo: el acuerdo dice..
Pepa lo interrumpió: me da igual..
Silvia los interrumpió a ambos: no es cuestión de obligar a la niña a hacer algo
que no quiere verdad Charo.
Charo: si bueno, pero…
Silvia: hoy pasará todo el día con vosotros, seguro que se va haciendo a la idea
y a lo mejor hoy no, pero mañana o pasado se quiere quedar.

Bajaron del coche.

Silvia: Pepa.., anda.., ven…


Le notaba un cabreo importante, junto con un punto de desesperación que no
era bueno que se guardase para sí.
La abrazó con la intención de trasmitirle la paz que necesitaba.
Silvia le susurró al oído: va a estar bien...
Pepa la apretó contra ella: no quiero que Martina sufra..
Silvia la apartó ligeramente para acariciar su cara: ellos también la quieren,
compartir es lo que no saben hacer..
Se lo dijo con una sonrisa que provocó la misma en Pepa.
Los pitidos de coche las sacaron de su conexión.

Del primer coche bajaron Ana, su marido Fran y los gemelos Pablo y Kike, del
segundo coche Sole, su marido Juan y el pequeño Alex.

Las chicas fueron corriendo a abrazarse con Silvia y Pepa.


Unas horas después todo el mundo estaba instalado.
Los niños volvieron a preguntar por Martina.
Alex: yo quiero dormir con Marti..
Fran: vamos a hacer una cosa, limpiamos la piscina y la dejamos lista para que
venga Martina vale?.
Así que padres y niños se fueron con los utensilios para hacer lo que habían
planeado y las chicas al pueblo a comprar suministros para las 2 semanas.

Durante el trayecto y en el pueblo las amigas se pusieron al día.


Sole abrazó a Silvia: bueno cariño, pues si al final ha salido todo bien, pues
oye, que no eres la primera que se divorcia y punto.
Ana se fijó que Pepa seguía muy atenta toda la conversación que se había
generado al hilo de la separación y divorcio de Silvia.
Luego volvieron a casa.

47
Pepa y Silvia se llevaron a los niños que querían ver a Martina.
La niña en cuanto vio a sus primos se puso loca de contenta y se los llevó con
ella para ver las granjas y todos los animales.
Mientras los críos iban de establo en establo Pepa y Silvia hablaron con los
abuelos de la niña.
Al final cuando Martina y sus primos volvieron, todos querían cenar en la
casona huevos recién puestos y demás delicias que la cocinera les había dicho
que les haría.
Alex: y a dormir con Marti podemos?.
Charo: claro que si niños, en la habitación todos juntos?.
Pepa: niños hay que preguntar a los papás no os parece?.
Los gemelos se abrazaron a Pepa: porfa tita, porfa, convéncelos.
Después de una breve conversación, los niños se quedaron contentos por
pasar una noche de pijamas todos juntos.

Y sorpresivamente los días siguientes tuvieron la misma tónica, los niños


pasaban un rato en la piscina de la que había sido la casa de Marta y Arturo y
después se iban con los abuelos a ver animales, a los campos con los
trabajadores y luego después de cenar se quedaban a dormir todos juntos en la
casona.
Así que les tocaba a los padres y a Pepa y Silvia ir de un lado para otro,
llevando ropa, etc, para cuando llegaban, ducharlos y acostarlos.

Eso les dejaba a los adultos más libertad en sus cenas.


Sole levantó la copa: por nuestros amigos y familia que ya no están pero
recordamos siempre.
Todos levantaron la copa, mientras se ponían melancólicos.

Juan y Fran se fueron pronto para cama, al día siguiente temprano se iban de
pesca con los críos.
Sonó el móvil de Pepa.
Se la quedaron viendo.
Pepa: tranquilas, es mi jefe.. - mientras se levantaba.

Estaban en el porche exterior, por lo que Pepa se alejó un poco para hablar y
no molestar.
Un rato después, Pepa colgó el teléfono, pero continuó en la esquina del
porche, apoyó las manos en la barandilla de madera, bajando ligeramente los
hombros y la cabeza.
Silvia entendió que no era una llamada cualquiera y se acercó a ella.
Acarició su espalda y se inclinó pegada a su costado.
Silvia: ey??.
Pepa se estiró hacia adelante, soltando las manos de la gruesa madera: tengo
que volver, se ha reactivado un caso importante.
Silvia enlazó su mano con una de Pepa: es tu trabajo…, tienes que ir.
Pepa: ya.., pero así les estoy dando motivos..
Silvia: olvídate de eso, estoy yo aquí ocupándome de Martina, y también sus
demás tías, además estas 2 semanas la hemos traído voluntariamente para
que pase tiempo con sus abuelos.
Pepa soltó aire.

48
Silvia le dio un ligero beso en la mejilla: venga, volvamos con nuestras amigas.

Pepa compartió un temprano desayuno con Fran y Juan mientras ellos se


preparaban para el día de pesca, se despidieron de ella, de sus mujeres y de
Silvia que bajaron un poco más tarde.

Pepa metió una pequeña maleta en el coche: en cuanto pueda vuelvo para
aquí.
Silvia: ten cuidado, me llamas cuando llegues, vale?.
Pepa sonrió: claro.
El coche estaba en la parte de atrás de la casa, en una zona cubierta para
evitar la solana, con lo cual nadie podía verlas.
Pepa se acercó y la besó levemente: te quiero y os voy a echar de menos.
Silvia se abrazó a ella: te quiero y nosotras también te echaremos de menos.

Silvia no contaba con la mirada de Ana y Sole cuando entró en la cocina, lugar
desde el cual se veía perfectamente la zona donde antes había estado el coche
de Pepa.

Sole y Ana se volvieron a intercambiar miradas.


Silvia: que pasa?.
Sole: eso nos gustaría saber a nosotras.., y no me digas que nada, porque nos
conocemos.
Ana: madre mía chiquilla, pero..
Silvia la interrumpió: por una vez, estamos intentando hacerlo bien.
Sole: joder….
Silvia: os cuento lo que pasa y ya después me despellejáis.

La charla continuaba cuando llegaron Fran y Juan con todos los niños y los
peces capturados, ese día tocaba pescado a la brasa.
Silvia le explicó a Martina que la tía se había tenido que ir a su trabajo.

Pepa llevaba casi una semana de un lado para otro, nuevos detenidos, testigos
y papeleo, todo con el objetivo de encauzar una investigación de la cual tiraba
el fiscal como un perro sabueso queriendo tenerlo todo bien atado.
Salió a cenar con Gonzalo y Maca, necesitaba despejarse, echaba muchísimo
de menos a Martina y a Silvia tanto que creía haber hecho una estupidez, pero
ya no había vuelta atrás, así que, necesitaba un momento de distracción.

Decidieron tomarse una copa en uno de los muchos locales.


Pepa se acercó a la barra con Gonzalo, éste se llevó las primeras bebidas y
ella se quedó esperando a que le sirviesen la suya.
Y en eso estaba cuando quién se apoyó igualmente en la barra fue Patricia.
Patricia: vaya como tú por aquí?.
Pepa se apartó ligeramente: no quiero problemas Patri..
Patricia levantó las manos: ni yo.., ni yo…
Pepa no dijo nada, solo se quedó viendo.

49
Patricia: bueno, pues.., disculpa…, no me lo tome muy bien.
A Pepa le sirvieron su copa: vale.., chao – enseñando que ya tenía lo que
estaba esperando.

En cuanto llegó a la mesa.


Maca: ha pasado algo?.
Pepa negó: se ha disculpado.
Gonzalo: eso es bueno no??.
Pepa: me da igual, la verdad, el daño ya está hecho.
Maca: pero bueno, es mejor así.
Pepa se encogió de hombros, de repente salir a tomar una copa ya no le
pareció buena idea.
Escasamente una hora después, se despidió de sus amigos y antes de salir
del pub, se pasó por el baño.

Cuando salía.
Patricia: vaya, pero ya te vas?.
Pepa asintió: si.
Patricia: te apetece que vayamos a otro sitio?.
A Pepa la proposición le pareció completamente absurda.
Pepa: no es buena idea, si me disculpas – quiso adelantarla para salir.
Patricia le cogió del brazo: a ella si le eres fiel?.
Pepa ni se inmuto: lo quieres saber de verdad ¿? - a la pregunta retórica le
siguió la respuesta categórica - sí.
La cara de Patricia acusó el golpe, y sobre todo la forma serena de decírselo, la
soltó.
Patricia: tú sabrás lo que estás haciendo.
Pepa saliendo: nunca he estado más segura.

Apenas quedaban 3 días de vacaciones para Martina cuando Pepa volvió, la


niña se echó a sus brazos en cuanto la vio.
La dejó de nuevo en el suelo para que volviera a la piscina con sus primos.
Fran: las chicas se acaban de ir a la cocina.
Juan salió con bebidas: hola Pepa, todo bien?.
Pepa sonrió: si creo que no habrá más interrupciones.
Juan: me alegro, tenemos que repetir lo de la pesca, venga cámbiate que aún
puedes darte un chapuzón antes de comer.

Pepa metió la cabeza: hola???.


Ana, Sole y Silvia, andaban hiperactivas por la cocina.
La que estaba más cerca era Sole y fue la primera en echarse a sus brazos.
Sole: hola guapa.
Ana fue la siguiente.
Pepa: pues sí que ha hecho buen tiempo – las 2 lucían moreno – incluso tú
pelirroja.
Silvia se acercó con media sonrisa: bienvenida – le dio un beso en los labios
que dejó a Pepa toda parada – tranquila, se lo he dicho.
Sole: bueno, decir, decir, más bien la hemos obligado a confesar.
Pepa: chicas yo..

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Ana: Pepita, olvídate, nos parece bien, más que bien, por fin os habéis decidido
a hacer lo que debíais.
Sole: amén!.
Se rieron.

Silvia: te acompaño mientras te cambias.


Sole cuando salían: eso sí, contención!
Las risas de Ana y Sole se escucharon hasta las habitaciones.
Pepa: ya veo que les has contado todo.
Silvia: cuando se ponen en plan madres es imposible mentirles.
Pepa tiró de ella para que se sentase a su lado en la cama: ayer me tropecé
con Patri, se me insinuó - Silvia encaró una ceja.
Pepa: te lo cuento, porque me parece que va a seguir dando por culo.
Silvia le besó la mejilla: olvídate de ella.
Pepa: le dije que no y me fui de allí.
Silvia enmarcó su cara: confío en ti, nos estamos conteniendo por algo, sé que
ni tú ni yo lo vamos a estropear.
Entonces Pepa hizo un rápido movimiento, acostando a Silvia y poniéndose
encima.
Pepa: me cuesta contenerme.., mucho.., mucho…
Silvia la miró con intensidad, y después hizo como que le tapaba la cara a ella:
bufff, anda.., sal de encima.., que no soy de piedra..
Pepa rodó hacia un lado de la cama.
Silvia saliendo de la habitación: venga ponte el bikini, que nos damos un
chapuzón.
Pepa: de agua fría no??.
Silvia: exacto..

Silvia estaba en el hospital cuando recibió una llamada de Pepa, el juez de


menores las quería ver en el despacho a primera hora de la tarde.
Un sudor frío le recorrió la espalda y tuvo la sensación desagradable de haber
cometido el peor error de su vida el día anterior, justo después de volver de las
vacaciones de Martina con los abuelos.

Pepa y Silvia estaban de los nervios en la sala de espera, las hicieron pasar.

Juez: siéntense.. – esperó a que lo hicieran – bien.., lo que voy a decirles se


escapa de mi competencia, pero llevo todo el día pensando en que debo o no
hacer, y he decidido que sobre todo no quiero que se pasen por aquí primero
una y después la otra para decirme que se quieren, que quieren hacer lo
correcto, que la niña es lo primero y que bla, bla, bla.

Ambas se arrugaron en sus asientos.

Juez: en fin, al grano, precisamente que hayan venido hasta aquí a contarme lo
que está sucediendo entre ustedes y disculpando a la otra parte y
preocupándose por el bienestar de Martina, me ha dejado claro que entienden
perfectamente el concepto de familia, que no es otro que preocuparse por los
seres que la forman y quieren, por lo tanto, aunque no sea mi competencia, les

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doy mi bendición, y en breve dictaré auto definitivo para que Martina se quede
a vivir con su tía.
Mientras Pepa se quedaba sin habla.
Silvia: la podríamos adoptar legalmente??.
El Juez meneó la cabeza: señorita, no vaya tan deprisa - mientras sonreía -
váyanse a vivir juntas, cásense y luego ya veremos..
Pepa casi lo abrazó.

Pepa: te quedas...?
Interceptó a Silvia cuando estaba dejando la taza de los cereales de Martina en
el lavavajillas.
Silvia giró entre los brazos de Pepa para ponerse de frente.

Muchas cosas pasaron desde que salieron con una enorme sonrisa del
despacho.
Tuvieron que volver a sus respectivos trabajos, pero juntas se fueron a buscar
a Martina a la salida del cole, se fueron a dar un paseo y tomar un helado y le
contaron a la niña las noticias.
Después volvieron a casa, hicieron la cena, vieron juntas un poco de dibujos
con la peque, la arroparon y ahora se encontraban en la cocina y a solas.

Silvia: y si te digo que siento nervios..


Pepa sonrió y la apretó más hacia ella: quiero dormir contigo, aunque sólo sea
poder abrazarte toda la noche.
Silvia ante las palabras tan dulces le dio un beso: me dejaras algún pijama no?.
Pepa tiró de ella hacia las escaleras: pelirroja, duermo desnuda..

Dieron un par de vueltas por la habitación y el baño, les hacía gracia


tropezarse, no estaban acostumbradas a convivir en lugares pequeños, ni
siquiera en la casa de campo habían compartido habitación, aunque los últimos
días, todos sus amigos sabían ya su intención de salir juntas, creyeron que no
era el momento.

Pepa rebuscaba en un cajón, en algún sitio debía haber un pijama, notó la


mano de Silvia en su espalda.
Silvia: no me voy a escandalizar porque duermas desnuda.
Pepa: si es para ti.
Se rieron.

La complicidad que había entre ellas afloraba a cada momento.


Silvia se acercó a Pepa, y la besó: te quiero tanto..
Pepa retuvo su cara entre sus manos: da vértigo verdad?.
Se besaron de nuevo.
Sí que daba vértigo, sentir que todo encajaba, que el momento y el lugar eran
perfectos, al igual que la persona.
Que los besos no podían saber mejor, que la piel se erizaba sintiendo el roce
de unas caricias que habían deseado durante años, y con más intensidad los
últimos meses.

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Al final no hubo necesidad de seguir buscando un pijama, quizás dormirían
más tarde, pero en ese momento consumaban el deseo que habían estado
reprimiendo por mucho tiempo.
Se miraban y sonreían, se acariciaban y suspiraban, se tocaban con más
profundidad y surgían jadeos de placer.
La mente de Silvia gritaba Dios!, era increíble rodar con ella entre sus brazos,
tener pegado su cuerpo desnudo.
Pepa sentía que iba a salírsele el corazón del pecho, como era posible sentir
todo ese amor, y quería expresarlo y demostrarlo.

Agotadas, unas horas después, el cuerpo de Silvia se encajaba en el hueco de


la posición fetal de Pepa.
El cuerpo de mayor tamaño parecía proteger con su postura al más pequeño.
Una mano de Pepa descansaba entre los pechos y la mano de Silvia.
Silvia sintió un ligero beso entre el cuello y la mejilla.
Pepa: te quiero.
Silvia: mmmmm, yo también te quiero..
Pepa: Sil…?.
Silvia: si..
Pepa: ha sido fantástico verdad?.
Silvia rodó para ponerse de frente: ha sido perfecto – le dio un beso.
Se miraron a los ojos.

Silvia dijo de pronto: no tenía que haberme casado con Pablo..


Pepa: estuve a punto de llamarte una decena de veces, pero ni yo misma sabía
muy bien que sentía.
Silvia: no fuiste mi primera vez por eso mismo.
Pepa frunció el ceño.
Silvia: sabía que me tratarías bien, pero en aquel tiempo dudaba entre chicos y
chicas y hacerlo contigo suponía una mayor presión.

Pepa le acarició la cara: mi hermana tenía razón.., habría sido un desastre..


Silvia sonrió: no sé quién habría tenido la culpa, si tú viendo a otras, o yo
queriendo saciar mi doble curiosidad, pero sí.., nos habríamos hecho mucho
daño.
Pepa la besó con intensidad: yo hace tiempo que no veo a nadie más.
Silvia: y yo hace tiempo que tengo clara mi dualidad.
Pepa: entonces.., ahora sí…, verdad?.
Silvia sonrió: si ahora sí.
El siguiente beso selló una promesa que pretendían mantener toda la vida.

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