Quizás Ahora Sí
Quizás Ahora Sí
Quizás Ahora Sí
Autor: Corkyviolet.
Publicado con su consentimiento.
Pepa se ajustó las gafas de sol, no quería que el resto del pasaje advirtiera
como de vez en cuando bajaba por su mejilla alguna lágrima.
Mientras el ave recorría a gran velocidad el trayecto, la memoria de Pepa volvía
a sus años de niñez.
El grupo de amigas se conocían desde niñas, pues los padres de todas ellas
habían sido militares y habían coincidido en la base que la marina tenía en
Cádiz, Marta era la mayor, de su misma edad eran Sole y Ana, unos 6 años
después de nacer Marta llegó Pepa y las 3 la integraron en sus juegos como el
bebé de todas ellas, fueron creciendo juntas y cuando las primeras llegaban a
la edad de los 12 años, apareció en sus vidas Silvia, hija del nuevo
comandante, un bebé de 4 añitos que se convirtió en el nuevo juguete, Pepa ya
no quería ser la hija de todas aquellas madres prematuras, le gustaba más
darle patadas a un balón e ir detrás de los niños para subirse a los árboles o
salir a navegar.
Fueron creciendo y Silvia por su diferencia de edad siempre fue la niña mimada
de todas, cuando se murió la madre de Marta y Pepa, Marta comenzó a
desarrollar un instinto maternal hacia todas que se convirtió pasados los años
en el nexo de unión de aquel grupo de amigas.
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En una ocasión.
Sole: pero que temprano vienes hoy...??.
Pepa sonriendo: seguro que he hecho más cosas que vosotras.
Marta: Pepa??.
Pepa: que??.
Ana: tú di que sí, disfruta.., Ay!! si a mi me gustarás...
Pepa: eso es que no me has probado.
Ana: es verdad, anda ven aquí.
Marta: pero que coño dices que es mi hermana.
Pero Pepa ya se había ido a los brazos de Ana y se estaban morreando.
Ana al separarse: si que besas bien Pepita, pero no..., esto no es lo mío.
Pepa que se había animado: Sole venga, no te quedes con las ganas.
Sole también se besó con ella, mientras Marta alucinaba con sus amigas.
Marta: no me ayudáis nada eh??.
Sole: como que no, ya sabe que con nosotras no tiene nada que hacer –
guiñándole un ojo a Pepa.
Pepa: y la pequeñaja, hoy no está con vosotras??.
Negaron.
Pepa: que pena..,
Marta: oye! que tontees con estas 2 petardas me da igual, pero a Silvia no la
líes.
Pepa que seguía de broma: a su edad yo ya me había...
Marta: Pepa!! – se puso seria – ni se te ocurra..
Pepa no tenía ganas de bronca así que dejó a las 3 seguir con su fiesta
particular y se fue para cama, pero cuando apenas llevaba unos minutos entre
las sábanas entró Marta.
Marta: duermes??.
Pepa que por un momento pensó hacerse la dormida: noo.
Marta se sentó en la cama: Pepa..
Pepa sabía que tocaba charla: que..
Marta: lo de Silvia iba en serio.
Pepa se incorporó en la cama: eres una pesada..
Marta: y tu una inconsciente.
Pepa: yo??.
Marta: si tú, Silvia ve normal que actúes como actúas, que te gusten las
chicas..
Pepa la cortó: perdona, es que es normal!.
Marta: claro que lo es, pero también es normal que a los chicos les guste ella, y
que a ella le gusten los chicos..
Pepa se encogió de hombros: vale.
Marta: no, no vale.
Pepa y Silvia se llevaban 2 años, en la edad en la que estaban era un abismo,
y más si teníamos en cuenta que Pepa tenía la experiencia de una persona de
veintitantos años, Silvia la seguía de forma instintiva, y Pepa la protegía de
igual modo.
Marta: no dejas que se le acerquen, y empieza a estar confusa.
Pepa: te lo ha dicho ella?.
Marta asintió.
Pepa: a mí me da igual que salga con chicos.
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Marta: pues entonces no se los espantes..
Pepa: yo no hago eso.. – por lo menos no lo hacía conscientemente.
Marta suavizó su gesto: yo creo que sí, así que pon más cuidado – le dio un
beso y se abrazó a ella.
Pepa pensó en lo que le había dicho su hermana, era cierto que a veces no se
daba cuenta de que Silvia era todavía una cría..
Apenas tuvo tiempo de portarse mejor, pasados unos meses el padre de Silvia
consiguió un puesto en el Ministerio y se trasladaron a Madrid, a Marta unas
amistades de su padre le consiguieron una plaza en un colegio privado para
dar clases de maestra también en la capital.
Los padres de Silvia le ofrecieron irse con ellos a su casa, mientras ella se
hacía con la ciudad y las clases.
El padre de Pepa pasó a la reserva y no volvió a salir de maniobras, Sole y Ana
prometieron a Marta que le echarían un ojo, cada mes o subían ellas a verla o
bajaba Marta.
Así estuvieron 4 años más, Marta fue para Silvia la hermana mayor que nunca
había tenido y el día de su 18 cumpleaños le organizaron una fiesta. Subieron
Ana, Sole y Pepa, y juntas se fueron a cenar con Silvia y otras amigas de su
edad, después se fueron de copas, la noche se fue animando cada vez más y
entonces Pepa tuvo la idea brillante de llevarse a Silvia a Chueca.
Aprovechando un momento de baile loco de todas en la pista de un local, Pepa
convenció a Silvia para ir a otro sitio, Marta no se dio cuenta de que se habían
ido hasta que ya no las vio.
Pepa había aprovechado los viajes de visita a su hermana para salir muchas
noches por las calles de Hortaleza, Libertad, etc, así que conocía
perfectamente el ambiente que se respiraba en las calles y en los locales.
Silvia iba cogida de la mano de Pepa, minutos después estaba en un local
donde había bastante gente, bailando muy pegada a Pepa. La mezcla del
alcohol, la música, y el calor hizo el resto, se lo pasaba bien con Pepa y ya se
sentía lo suficientemente mayor para probar determinadas cosas, así que fue
Silvia la que inicio el viaje a la boca de Pepa.
Por suerte para ambas, los padres de Silvia no estaban así que cuando
llegaron a casa, mientras Ana y Sole se llevaban a una bastante borracha
Silvia, Marta regañaba a su hermana.
Marta: menudo susto que nos habéis dado.
Pepa: conmigo no le iba a pasar nada.
Marta: eso déjame que se lo pregunte mañana.
Pepa: no ha hecho nada que no quisiera hacer..
Marta: le vas a hacer daño!.
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Pepa: y tú que sabes?.
Marta: acaso le vas a pedir que salga contigo?.
A Pepa no se le había pasado por la cabeza: no claro que no.
Marta: genial, entonces que...?
Pepa: sólo nos lo estábamos pasando bien..
Cuando Marta iba a replicar apareció Silvia por la puerta, seguida de Ana y
Sole.
Silvia: no la regañes – se acercó a Pepa – se ha portado muy bien – le dio un
pico – buenas noches Pepita.
Se abrazó a Marta.
Silvia: buenas noches, me lo he pasado genial.
Marta no quería que se dedicara a una profesión tan peligrosa, pero Pepa se
mantuvo firme, a su padre le había hecho mucha ilusión cuando lo habían
hablado y ahora no iba a traicionar su memoria cambiando de opinión.
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Sole: ya tardaban.
Arturo conocía por boca de Marta la extraña relación de amistad - atracción de
Pepa y Silvia, pero prefirió no meterse en la conversación.
Marta no pudo ocultar su malestar.
Ana que estaba pegada a ella: ya son mayorcitas..
Marta: esto va a acabar mal...
Sole: pero porque?, a lo mejor se deciden de una vez y salen juntas.
Ana: claro, a tu hermana le gustan las tías y a Silvia..
Marta la interrumpió: mi hermana va detrás de cualquier falda y Silvia sólo
tontea con ellas.
Para ella estaba clarísimo que ninguna de las 2 estaba por tener nada serio, e
iban a poner en peligro la gran amistad que tenían involucrando sentimientos
que eran demasiado jóvenes para mantener controlados.
Silvia y Pepa bailaban muy juntas, el tocarse no les daba ningún reparo, así
que mientras las manos de Pepa reposaban casi en el culo de Silvia, ésta
cruzaba las suyas por la nuca de Pepa.
Silvia bajando sus manos por la espalda de Pepa: noto músculos nuevos.
Pepa se rio: cuando quieras te los enseño todos.
Silvia sonrió: que romántica eres..
Pepa se apretó más a ella: ah., pero tengo que seducirte...?
Silvia asintió: me gusta que se lo curren un poquito...
Pepa: vaya pensaba que te tenía en el bote.
Silvia negó: te falta mucho..
Pepa: o sea que la simple curiosidad..
Silvia se adelantó: ya la he satisfecho..
Pepa se apartó un poco: como?.
Silvia: tú estabas muy ocupada jugando con pistolas.
Pepa no la creía: no es verdad..
Silvia movió la cabeza afirmando: ya tengo 20 años Pepa, y en la universidad
se conoce a mucha gente..
Pepa aflojó el agarre: entonces??.
Silvia no entendió: que?.
Pepa: conmigo que quieres, comparar notas?.
Silvia: te parece mal? – no la dejó contestar, porque le dio un beso.
Pepa se dejó besar, y aunque pasados unos segundos abandonó su actitud
pasiva, tenía muy claro que no iba a pasar mucho más.
Siguieron el resto de la noche con las mismas muestras cariñosas.
Sole y Ana desaparecieron con sus conquistas, y Marta y Arturo se fueron para
el hotel, Silvia se quedó un poco descolocada cuando Pepa le dijo que ella
también se volvía a la residencia. Pues si a Pepa no le apetecía irse con ella a
la cama, Silvia no se lo iba a suplicar.
Durante los meses siguientes los estudios de Silvia y que Pepa pidiera destino
en Huelva, no hizo más que contribuir a que se enfriase su amistad. Aún así se
siguieron viendo, después de todo Marta seguía compartiendo piso con Silvia.
En varias ocasiones Pepa subió hasta Madrid con alguna conquista.
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A Silvia eso no le importaba, después de una primera etapa en la que había
probado ambas opciones, parecía decantarse por salir con chicos.
En la boda de Ana hubo más acercamiento, estaba visto que fiesta, alcohol y
baile hacía que acabasen la una en brazos de la otra.
Pepa quería quitarse de la cabeza a una chica con la que había tenido una
relación complicada así que su premisa era pasárselo bien, Silvia estaba
encantada con las atenciones que llevaba recibiendo desde hacía algunos
meses, pero...
Pepa cuando ya creía que no hacían falta muchas más palabras: nos vamos??.
Silvia estaba sentada sobre ella, en una silla de las que se habían apartado
para hacer zona de baile en el salón del convite.
Silvia: a donde??.
Pepa: a seguir la fiesta tú y yo a solas.
Silvia le dio un pico: a mí me apetece seguir bailando.
Tiró de Pepa con intención de volver a la pista, pero Pepa se deshizo de la
mano.
Pepa: buenas noches.
Silvia la siguió hasta pasada la puerta del salón.
Silvia: Pepa no seas aguafiestas.
Pepa: yo??, más bien tú.
Silvia: venga no seas tonta - hizo intención de abrazarla.
Pero Pepa no se dejó: vale ya de tonterías.
Silvia: tonterías??.
Pepa se acercó: si tonterías que no nos llevan a ningún lado.
Empezaba a levantar el tono.
Silvia: pero a que viene eso ahora?.
Pepa: venga Silvia, que nos conocemos, que no es la primera vez, me
calientas y después te rajas.
Silvia: te has calentado tú sola.
Pepa gritó: yo sola??.
Silvia: no me grites Pepa.
Pepa no le hizo caso y repitió más alto: yo sola?.
Silvia alzando también la voz: sí tú sola.
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Se dejó llevar por el novio de su hermana.
Marta se quedó viendo para Silvia.
Y Silvia sólo atinó a decir: mejor me voy para la habitación.
Marta la dejó ir.
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Silvia: Pepa es una amiga.
Marta: pero el derecho a roce con ella puede crear confusión.
Silvia: vale, hablaré con ella y se lo dejaré muy claro.
Esa conversación al final no tuvo lugar, primero porque Pepa se metió en las
oposiciones internas para promocionar en el escalafón policial y durante meses
no subió a Madrid y después porque Silvia entró de lleno en la preparación del
MIR y apenas quedaba con sus amigas.
El tiempo fue pasando y Lis fue sustituida por otras chicas, al igual que Juan
por otros chicos, empezaron a llegar los niños, primero los gemelos de Sole,
siendo Ana la madrina, después el niño de Ana, siendo Marta la elegida, y
ahora le tocaba el embarazo de ésta última.
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Pepa: pero si sabes que estoy de broma.
Marta: ya te dije porque se lo pedí a Silvia.
Pepa: que sí.., pesada.
A Marta nunca le había hecho gracia que Pepa fuera policía, pero ni eso ni que
cada vez se vieran menos por su dichoso trabajo, había sido la razón. Marta y
Arturo querían conservar a ese grupo de amigos y amigas que tenían, Pepa
siempre sería la tía de Martina, y pidiéndole a Silvia que fuera la madrina crecía
el vínculo entre ellos.
Marta: entonces no vas a poder subir?.
Pepa: no, lo siento, estoy en un caso importante y no puedo salir de aquí.
Marta: te vamos a echar de menos..
Pepa: espero pasarme cuando acabe el mes..
Marta: cuídate por favor.
Antes de que Martina cumpliera 2 años, Marta y Arturo decidieron irse a vivir a
un pequeño pueblo de Ciudad Real. Los padres de él tenían problemas en la
bodega familiar y Arturo que era economista pasaba cada vez más tiempo allí
intentando reconducir el negocio.
Al final y después de hablarlo, creyeron que era un buen lugar para que la niña
creciera, Marta no tuvo problemas para conseguir una plaza en un colegio local
y Arturo se puso al frente de la bodega.
La noticia bomba de ese año sin embargo, no fue el traslado al rural como
decía Pepa de su hermana y su cuñado, sino el anuncio de boda de Silvia, se
casaba con el capitán de Fragata Pablo Ojeda, su novio formal desde hacía
casi 2 años.
Pepa llevaba un tiempo más relajada en el trabajo por lo que los viajes en Ave
rumbo a Ciudad Real para visitar a su hermana fueron más frecuentes, y más
frecuentes los encuentros con Sole, Ana y Silvia, aunque desde hacía meses
de lo único de lo que se hablaba era de la boda.
Pepa: puedo ir con una chica?.
Hizo la pregunta a Silvia.
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Pero fue Ana quién respondió: si y la morreas en pleno baile..
Silvia se rió: por lo menos veremos algo espontáneo, genial, trae a quién
quieras y haz lo que te dé la gana.
Sole: tú encima incítala.
Pepa sonreía y le guiñaba un ojo a Silvia.
Marta: toda la familia de Pablo conoce a Pepa, y saben de sus gustos.
Ana: soy una carca, todavía pienso que los militares se han quedado en el siglo
pasado.
Silvia: bueno y no me habéis preparado despedida de soltera?.
Sole y Ana empezaron a aplaudir y chillar.
Pepa hacia su hermana: puff, siguen siendo como adolescentes, ahora me
decís que nos vamos a ver un boy y os mando a la mierda.
Silvia y Marta se rieron.
Y Silvia para picarla un poco: bueno una chica tampoco me importa.
Pepa medio abrió la boca, pero prefirió callarse.
Marta: nada de despelotes, nos vamos a una casa rural cerca de Ciudad Real.
Pepa: eh???, pero a tí que te ha dado con el campo?.
Marta: a que la casa es fantástica chicas?.
Ana y Sole que habían ido con ella asintieron.
Ana: tenemos piscina, un salón supergrande donde hacer una cena y armar
juerga.
Pepa hacia Silvia: lo dicho, fiesta de adolescentes, alguna amiga nueva que no
conozca?.
Silvia negó: las que vienen ya te tienen calada..
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Cuando comenzaba la retirada, le sonó el móvil a Pepa, salió de la casa,
porque con la música no había forma de enterarse. El aire fresco de la ya
madrugada también le ayudaría a despejarse.
A Silvia tampoco le gustaba que Pepa fuera policía, ella nunca les contaba
nada que pudiera ser peligroso, en un intento de no preocuparlas.
Pepa: mañana me tengo que ir temprano.
Silvia puso cara de fastidio: que pena...
Pepa: otra noche más con estas – haciendo el gesto hacia la puerta – ni de
loca.
Silvia: pues yo me lo he pasado muy bien.
Pepa: lo confieso, yo también.
Se quedaron calladas.
Silvia no era tan tradicional: pero si no nos casamos así, nuestros padres
respectivos se llevan un disgusto.
Pepa: ya..
Silvia: y tú?.
Pepa: yo que?.
Silvia: no piensas sentar la cabeza?.
Pepa: no me veo..., con esa pinta..
Silvia se rió.
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Silvia: no te vayas sin despedirte vale?.
Los besos eran cada vez más húmedos, y las manos de ambas se movían con
mayor rapidez, las de Silvia buscando los botones del pantalón de Pepa, y las
de Pepa bajando las tiras del vestido y desabrochando el sujetador.
Lo iban a hacer allí mismo, ya..
Marta no se dio cuenta de los gemidos hasta que fue demasiado tarde.
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Pepa ya era mayorcita para charlas: no pienso es....
Marta: ese es vuestro problema, que no pensáis, por dios! Pepa!, una semana,
se casa en una semana..
Pepa: ha sido un calentón..
Marta: estoy harta de verdad, te crees que mañana las cosas seguirán igual
que esta noche?.
Pepa: no veo porque no.
Marta: porque en unas horas, ella - haciendo referencia a Silvia – empezará a
pensar que coño tiene en la cabeza, pensará que cojones hace liándose
contigo si se va a casar en unos días.
Pepa se cruzó de brazos: mañana tenía que irme, si prefieres lo adelanto y me
voy esta noche.
Marta: pues sí, mejor será – se llevó las manos a la cara – te pedí por favor que
no le complicases la vida..
Pepa: sólo yo tengo la culpa?.
Marta negó: las 2 sois culpables, pero tú no te juegas nada Pepa...
Pepa pasó delante de su hermana: vale, ya te he escuchado, me mantendré
alejada, es más, no pienso ir a la boda.
Cuando salía.
Marta dijo entre dientes: si es que se celebra...
Pepa pidió un taxi y se fue a la estación, no tuvo que esperar demasiado por el
primer ave de la mañana, en cuanto llegó a casa se fue directa a la cama, con
un poco de suerte podría dormir un par de horas.
A la mañana siguiente salvo Sole y Ana, nadie pareció advertir el ligero cambio
de actitud de Silvia, Marta excusó a Pepa, tenía trabajo, en parte era cierto.
Ana se acercó a ella: yo tampoco me acostumbro a su profesión, siempre que
se va de esta manera me quedo con una sensación de vacío.
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Silvia cogió a la niña: hola mi preciosidad.
Después Arturo no apareció en todo el día.
Marta dejó pasar la mañana y con paciencia esperó a que Silvia sacará el
tema, estaban en el porche, la niña dormía en el parquecito, hacía calor..
Silvia se puso a llorar, así sin más, no dijo nada durante varios minutos.
Marta se sentó con ella.
La semana fue horrible para Silvia, por momentos, quería olvidarse de las
consecuencias y decir no, pero para que, por quién, por alguien que ni siquiera
la había llamado..., Pepa no era de las que le hacían caso a su hermana, no si
tenía algo que decir.
Por su parte Pepa se pasó toda la semana con el móvil en la mano, queriendo
llamar y al mismo tiempo esperando una llamada, su hermana tenía razón, no
podía, con que derecho se iba a meter en la organizada vida de Silvia, para
que?, para descubrir a los pocos meses que era un capricho.., tenía que
haberlo hecho antes, ahora, ahora no podía volver su mundo patas arriba.
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Ana: se van mañana a santo domingo?.
Sole: si, a lo mejor Pepa se pasa por allí a saludarles.
Arturo se atragantó.
Ana: y eso?
Marta disimuló dándole unas palmadas en la espalda: cariño se te ha ido por el
otro lado.
Sole aclaró: he hablado con ella esta mañana, me ha dicho que salía en dos
días para Venezuela, la droga que incautaron la semana pasada venía de allí,
lo saben por un detenido.
Ana: tú no lo sabías?.
Marta: eh si, pensé que te lo había contado.
Arturo cruzó una mirada con su mujer, a veces las casualidades eran odiosas.
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Don Lorenzo: ha llegado un fax desde nuestra comisaría.. – mantenía sujetas
las manos de Pepa – tu hermana ha tenido un accidente..
Pepa: que??..
Don Lorenzo tragó saliva: Pepa..., el accidente ha sido muy grave.. – dejó de
hablar, quería darle tiempo para asimilar las siguientes palabras.
Pepa veía para Don Lorenzo, no quería seguir escuchando, pero resignada
esperaba oír de sus labios lo que ella se negaba a preguntar.
Don Lorenzo: no han podido salvarla...
Pepa en un destello de responsabilidad: mi sobrina, mi cuñado?.
Don Lorenzo: Martina no estaba con ellos, Arturo está muy grave.
Pepa se acordó de que había hablado con su hermana de ese viaje. Se iban a
pasar unos días al Norte, con otros compañeros de trabajo aprovechando los 4
días de Semana Santa, no le apetecía mucho dejar a la niña, pero como pareja
necesitaban después de 4 años estar unos días en plan solteros.
Pepa: cuando ha sido??.
Don Lorenzo le pasó el fax, le relató además lo sucedido.
A las pocas horas del accidente recibió la primera llamada de los padres de su
cuñado, luego intentaron localizarla su grupo de amigas más cercanas, Sole,
Ana, sus maridos e incluso Silvia. Desde la comisaría enviaron un fax con
todos los detalles.
Pepa voló desde Casablanca, pasó por casa apenas unos minutos para
recoger algo de ropa. Vio la nota que le había dejado su novia y la llamó, le dijo
sin más lo ocurrido.
Su novia después de la impresión inicial, intentó darle ánimos, estaba en
Portugal, trabajaba en el ayuntamiento en el departamento de turismo y
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llevaban unos días en una feria promocionando la ciudad y sus alrededores. No
tenía previsto ir, pero en el último momento su jefe tuvo una indisposición y
tuvo que suplirle, por eso la nota en la entrada para cuando llegase Pepa.
Patri: cariño, dame unas horas, me excuso aquí y me voy contigo.
Pepa sabía que no le resultaría tan fácil: tengo que salir ya...
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Sole recordó cuando le dijo que se iba a vivir al campo, todas habían alucinado
porque Marta era muy urbanita, y sin embargo se había adaptado
perfectamente.
Ana: os acordáis cuando salía a recibirnos con aquella pamela y el mandil, en
plan jardinera..
Todas sonrieron por primera vez en muchas horas.
Esa era la mejor terapia, recordar buenos tiempos, la desgracia las había
golpeado con dureza, pero juntas habían vivido muchos momentos buenos.
Ya de madrugada se fueron a las habitaciones, a Pepa le dieron una en la
misma planta que ellas, salieron del ascensor, en el primer pasillo estaban las
habitaciones de Sole y Ana, se abrazaron.
Dando la vuelta a una esquina las de Silvia y Pepa.
Silvia sacó unas pastillas: tómalas si no consigues dormir, vale?.
Pepa asintió.
Silvia pasó la tarjeta, abrió la puerta.
Se dieron un abrazo, la siguiente habitación era la de Pepa.
Esperó a que la abriese.
Silvia desde el marco: intenta dormir... – se metió dentro.
Pepa se quedó quieta con la mano en la manilla, el silencio de aquel pasillo
acrecentó la soledad que sentía por dentro.
Apoyó la cabeza en la puerta y se puso a llorar de nuevo, no escuchó como
Silvia había vuelto a salir de su habitación.
Silvia le puso la mano por la espalda: Pepa.... – abrió la puerta – vamos dentro.
Se dejó llevar, la hizo sentar en la cama, Pepa se agarró a la cintura de Silvia,
apoyó su cabeza en su barriga y los llantos aumentaron.
Silvia le acarició el pelo: shhh... – el abrazo de Pepa y su llanto le partían el
alma, compartía su dolor, ella también había perdido a una hermana.
Pepa: Sil... – levantó ligeramente la cabeza.
Silvia le pasó las manos por la cara, limpiando sus lágrimas: estoy aquí....
Pepa se levantó, no quitó sus brazos del cuerpo de Silvia, se miraron a los
ojos.
Pepa: te necesito...
Silvia recolocó un mechón del pelo de Pepa detrás de su oreja, dio un paso
hacia ella, no bajó la mano, le acarició la mejilla.
Silvia también la necesitaba, Pepa se inclinó.
El tierno beso, se vio mojado por las lágrimas de ambas, Pepa llevó sus manos
a los lados de la cabeza de Silvia, y ella se abrazó a Pepa, siguieron
besándose.
Sabían que estaba mal, que no debían dejarse llevar, Silvia pensó en su
marido, Pepa en su chica, pero...., necesitaban consolarse mutuamente, se
tenían tanto cariño, habían crecido y compartido tantas cosas, que buscar
remedio a aquella pena les pareció lo más natural.
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No se dijeron te quiero, en realidad no se dijeron nada, sólo querían estar en la
piel de la otra, sólo querían olvidar por unas horas la desgracia.
Los amantes furtivos desatan su pasión repitiendo durante horas, ellas hicieron
el amor una vez. Los amantes abandonan furtivamente la cama en la
madrugada, Silvia se quedó entre los brazos de Pepa, y ambas se durmieron.
Efectivamente, Silvia se había ido, lo que no sabía Pepa es que lo había hecho
apenas 5 minutos antes. Silvia la vio durante un instante, muchas cosas
pasaron por su cabeza, y todas sin fácil explicación, recogió su ropa y
procurando no hacer ruido se fue a su habitación. Tenía un par de llamadas de
Ana, se fue a la ducha.
Pepa después de dar unas vueltas por la habitación y de ignorar una llamada
de Patri, decidió que lo mejor era arreglarse, debajo del chorro de agua, creyó
escuchar la voz de su hermana Marta, preguntándole por lo que habían hecho
ella y Silvia esa noche, no era Marta claro, sino su conciencia.
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Pepa: aguantando, estable, dicen los médicos.
Pepa: tengo que bajar a Huelva, arreglo unos papeles y vuelvo a subir.
Silvia: yo me quedaré con Charo y Martina, vete tranquila.
Cuando llegó a casa y Patri la abrazó, lo supo, supo que nunca tendría con ella
esa conexión, que ella no le daría ese consuelo que había sentido en los
brazos de Silvia.
No debía engañarla.
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Patri se separó un poco: pero mi amor, que estas diciendo.., te vas a Ciudad
Real...?, no te entiendo..
Pepa confesó: te he puesto los cuernos..
Patri se soltó del todo: que??.
Pepa no dijo nada, solo la vio y asintió.
Patri: Pepa ..pero.., que estas.., cuando?? – como no obtenía respuestas - te
vas a enterrar a tu hermana y me pones los cuernos??.
Esa frase le dolió, resultaba muy frívolo decirlo así.
Patri: con quién??.
Pepa negó: eso da igual..
Patri: no, no da igual.., ha sido con Silvia verdad??, por eso no querías que
subiera contigo..
Pepa: no estaba en mis planes...
Patri: y esperas que me lo crea??, como has podido..? – herida - para eso si
tuviste tiempo no?, para eso si estabas de humor?.
Pepa: lo siento, no pretendía hacerte daño, y he creído que debía ser honesta
contigo.
Patri le dio una bofetada: haberte aguantado Pepa, eso sí hubiera sido honesto
y no me habrías hecho daño..., - se había puesto a llorar - casi 2 años contigo,
tú me has querido alguna vez??.
Pepa: si.
Patri le gritó: no!!, no lo has hecho!, ni 2 minutos Pepa, ni 2 minutos te ha
llevado decirme que me has engañado.
Patri recogió su bolso y se marchó.
La había querido, pero no tanto como ella esperaba, ahora no sólo tenía que
arreglar unos días de excedencia sino también buscar una nueva casa, desde
luego había escogido el mejor momento. Simplemente recogió su ropa, o por lo
menos una parte.
En cuanto puso un pie en la comisaría, pidió que le llevaran las maletas a una
consigna, Don Lorenzo se personó en su despacho.
Se dieron un abrazo.
Don Lorenzo: como estás?.
Pepa: jodida..
Don Lorenzo: tómate el tiempo que necesites, tanto Gonzalo como yo nos
encargamos de todo.
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Pablo la abrazó: lo siento mucho Pepa, en estos casos lo que se diga es bien
poco, lo que necesites, ya sabes, aquí estoy.
Pepa: gracias Pablo..
Escucharon los gritos de Charo y la voz intentando calmarla de Silvia, fueron
hacia donde venían.
El camino hacia Toledo fue horrible, las pocas llamadas que recibían no daban
mejores noticias que con las que salieron.
Apenas tuvieron tiempo de llegar al hospital cuando de la UCI salieron los
médicos responsables del estado de Arturo, para notificar que acababa de
fallecer, a Charo le dio un ataque de ansiedad y Pepa solo pensó en su
sobrina, a su corta edad se había quedado huérfana...
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Pepa: a casa de sus padres, esto es un circo y lleva horas llorando asustada.
Pablo: hombre Alfredo, están a 5 minutos en coche, Martina estará mejor allí
unos días.
Alfredo rotundo: no!!
Gerardo apareció en la sala: que pasa?.
Pepa: le he dicho a tu padre que Martina estaría mejor en casa de sus padres.
Alfredo: es mi nieta!!.
Pepa: y yo su tía!, a tomar por culo!, me la llevo y punto, joder..
Gerardo la agarró por el brazo.
Pepa: suéltame!!.
Pablo dio un paso adelante.
Silvia se metió en medio de todos ellos: por favor, pensar en la niña, que es lo
mejor para ella ahora mismo..
Gerardo la soltó: perdona, esta bien, esta bien..
Pepa salió, en pocos minutos bajaba las escaleras con Martina fuertemente
abrazada a ella.
A Silvia la imagen de absoluta protección que se veía en el gesto de Pepa
hacia su sobrina la removió por dentro.
Dejó el coche aparcado en el camino de tierra que daba acceso a la casa, el
jardín seguía impecablemente cuidado, en una esquina la zona de juegos de
Martina, con su columpio y su tobogán.
A Pepa vino la imagen de su hermana balanceando a la niña en un día soleado
como el de hoy, si ella la echaba así de menos cuanto podría extrañarla su hija.
Pepa quitó a Martina del coche, la niña se pegó de nuevo a su cuerpo.
Pepa: nos quedamos en el columpio?.
Martina: quero ir con mami..
Pepa se sentó con ella en el sofá del porche: Marti.., mami no puede venir...
Martina con sus grandes ojos llorosos: y papi?.
Pepa negó: tampoco cariño – no quería decírselo, no sabía como – no quieres
estar conmigo?.
Martina encogió los hombros.
Pepa fingió hacer pucheros: no soy tu tía favorita??.
Martina medio sonrió.
Pepa: así mejor.
Los ánimos volvieron poco a poco a su cauce después de que Pepa se fue con
la niña. Sin embargo Alfredo se llevó en un aparte a su hijo y luego este fue a
hablar con Silvia, Pablo no se separó de su lado.
Silvia: dime.
Gerardo: la niña se tiene que quedar aquí.
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Silvia: Martina – le irritaba que no la llamase por su nombre – tiene que estar
en el mejor sitio posible.
Gerardo: mi hermano hubiera querido..
Silvia: Gerardo por favor, no hablabas con tu hermano desde cuando?, que
sabes tú de lo que él hubiera querido.
Gerardo: pues lo veremos mañana mismo.
Silvia: no te entiendo.
Gerardo: mi padre me ha dicho que se ha pasado por aquí el abogado de la
familia, mi hermano y Marta hicieron testamento y últimas voluntades, la niña
ahora mismo es huérfana y..
Silvia lo interrumpió: mira Gerardo, no es el momento, dices que mañana viene
el abogado, pues lo tratamos mañana.
Gerardo: nos ha dicho que debéis estar presentes tú, Ana, Sole y Pepa.
Silvia: muy bien yo las aviso, a que hora?.
Gerardo: a las 12¿?.
Silvia: aquí?.
Gerardo asintió.
Silvia: muy bien, nos vamos ya para el hotel, hasta mañana.
Pablo fue en busca de Ana, Sole y sus maridos, Silvia prefirió esperar fuera, se
estaba poniendo de mala leche.
Pepa llevaba ni una hora en el porche cuando llegaron en coche sus amigas y
sus maridos. Le informaron de la lectura del testamento.
Pepa: quedaos a cenar..
Vio en Silvia cierta inquietud, el resto dijo que sí.
Al final la cena se convirtió en un recuerdo para con sus amigos y familia, como
tantas otras ocasiones habían compartido con ellos y en aquel mismo comedor,
comidas cuyas sobremesas se alargaban hasta la tarde-noche.
Pepa escuchó a la niña y subió.
Los demás salieron a la finca y se dejaron iluminar por las estrellas
Salió con Martina en brazos.
Pepa: Marti, mira quienes han venido?.
La niña de inmediato buscó los brazos de su madrina.
Silvia: hola mi bebé.
Pepa: voy a hacerle algo de comer.
Ana la vio irse y comentó: creéis que pedirá la custodia?.
Sole: uff, no lo sé, es mucha responsabilidad..
No siguió porque Pepa volvía.
24
Al día siguiente Pepa volvió a la Bodega con Martina, tanto Charo como Alfredo
salieron a recibir con abrazos a su nieta, Gerardo hablaba con un hombre que
Pepa no conocía, pero había visto brevemente el día anterior.
La niña se quedó con una persona de servicio.
Entraron en el despacho donde ya estaban sentados todos.
Pepa saludó en general y se puso al lado de Ana.
El hombre se identificó.
Oriol: buenos días, para los que no me conozcan, me presento, me llamo Oriol
Santos y llevo siendo el abogado de la familia desde hace unos 20 años.
Hizo una pausa.
Oriol: bien, después de los desgraciados acontecimientos, en esta reunión
expondré las últimas voluntades de Arturo y Marta, por favor les agradecería
que me dejasen leerlo en su totalidad y ya al final expongan todas las dudas
que con mucho gusto aclararé.
Sole viendo que la cosa se ponía tensa: por favor no perdamos la calma.
Alfredo: ha vivido con nosotros desde que era niña.
Pepa puntualizó: vivía con tu hijo y mi hermana, no pienso apartarla de sus
abuelos.
Charo: nosotros podemos cuidar de ella.
Pepa: tenéis casi 70 años, al final la criará el servicio.
Oriol intervino: bueno, las instrucciones están claras, si Pepa le puede dar un
hogar estable..
Alfredo: no estoy de acuerdo...
Gerardo: papá..
25
Charo: tu padre tiene razón..
Oriol: siempre os queda recurrir..
Pepa se levantó: o sea que vamos a iniciar una batalla por Martina?.
Gerardo: si mis padres consideran..
Pepa no quiso seguir escuchándolo, se giró hacia Charo: me la llevo hoy
mismo.
Charo ahogó un grito y se llevó la mano a la boca.
Sole: Pepa por favor..
Pepa: hubiera estado dispuesta a venirme para aquí.., para que no perdieran el
contacto, pero ellos sólo piensan en sí mismos.
Alfredo: tenemos dinero para...
Pepa lo dejó con la palabra en la boca y salió del despacho, Silvia fue detrás.
Pepa estuvo dando vueltas entre las viñas, cuando se serenó un poco lo
primero que hizo fue llamar a Gonzalo.
Gonzalo: dime..
Pepa: hola Monti, puedes hablar con Maca? – era su novia – necesito una casa
para vivir cuanto antes.
Maca trabajaba en una agencia inmobiliaria.
Gonzalo: pero..
Pepa: lo he dejado con Patri.
Gonzalo: lo siento.., no sabía nada.
Maca y Patri eran amigas, había sido cosa de la primera presentarle a Pepa.
Pepa: lo hemos dejado ayer...
Gonzalo: no hay posibilidad..
Pepa le cortó: no, le he hecho daño y volver no tiene sentido.
Gonzalo: te apetece volver aquí?.
Pepa había vivido en la misma urbanización que Gonzalo y Maca en Isla
Cristina.
26
Pepa: sería fantástico, había un colegio por allí cerca verdad?.
Gonzalo y Maca no tenían hijos todavía: eh.., creo que sí, por?.
Pepa: me vuelvo con mi sobrina.., tengo que buscarle colegio para el próximo
curso.
Gonzalo: hablo con Maca ahora y que ella pregunte todo eso, luego te llamo,
cuando vuelves exactamente?.
Pepa: mañana como muy tarde.
Gonzalo: uff.., bueno os venís para casa y seguro que en unos días Maca
localiza algo.
Pepa: aunque me haya portado fatal con Patri?.
Gonzalo: Maca es también amiga tuya, eso sí, un sermón te lo llevas seguro.
Pepa hizo una mueca, colgaron unos minutos más tarde, después de hablar de
trabajo.
Luego estuvo casi una hora hablando con su jefe, si se hacía cargo de su
sobrina muchas cosas en su vida tenían que cambiar y la primera era su
trabajo, o por lo menos la cantidad de horas que le dedicaba.
Pablo y los demás esperaban en la terraza a que llegaran Ana, Sole y Silvia.
Pablo: has conseguido hablar con ella?.
Silvia negó.
Pablo: entonces??.
Silvia habló para todos: nos vamos a trasladar a Cádiz, está decidido.
Pablo le sonrió.
Silvia llevaba meses sintiéndose demasiado sola en Madrid, Pablo salía cada
vez más en fragatas, y en alguna ocasión había sacado el tema de trasladarse
a Cádiz. Los acontecimientos de los últimos días y lo vivido con la lectura del
testamento la habían hecho decidirse.
Se convencía de que así estaría más cerca de Martina, pero no podía negarse
a si misma de que también lo estaría de Pepa, le había sido infiel a su marido
con ella, no pensaba contárselo, pero estaba decidida a que su matrimonio
funcionase, Pablo la quería muchísimo.
27
Ana y Sole encontraron por fin a Pepa, estaba en un prado cercano viendo
pastar a las vacas.
Pepa en guardia.
Ana: relájate.., no somos el enemigo..
Sole: y Silvia tampoco..
Pepa no dijo nada.
Ana: sabes que es una estupidez enfrentarse a ellos.
Pepa lo sabía y más en su reciente situación, muchas cosas tendría que
demostrar para que el hogar estable que decía su hermana se lo creyese
alguien.
Sole: lo mejor que puedes hacer, es pasar aquí unos días, que la niña se
pierda el último mes del cole no importa demasiado, pero tú tienes que
preparar lo necesario para que en Septiembre su vida siga..
Ana: Silvia y Pablo se trasladan a Cádiz, no la has dejado explicarse, ella lo
único que quiere es que sepas que estará cerca por si la necesitas..
Cerca.., por si la necesitaba, la necesitaba más cerca de lo que sus amigas
pensaban..., pero Silvia había tomado la decisión de continuar con su
matrimonio y ella ahora mismo sólo podía dirigir sus fuerzas en cuidar de su
sobrina.
Sole: son sus abuelos, si se la arrancas de esta forma, no te lo perdonarán..
Pepa las hizo caso, como siempre, se pasó las 2 semanas siguientes yendo y
viniendo de Huelva a Ciudad Real.
Maca se movió con mucha rapidez y le encontró un chalecito de planta baja
con 2 habitaciones y un pequeño jardín, bastante cerca de la playa, gracias a
su ayuda estuvo decorado en un tiempo record, y eso que los primeros días
insistió en la posibilidad de que arreglase las cosas con Patri.
El momento más duro sin embargo lo tuvo cuando hubo que contarle a Martina
porque sus papas seguían sin venir a arroparla.
Pepa no se veía con fuerzas, y no consideraba a sus abuelos capacitados para
ello, en cuanto a Gerardo casi no conocía a la niña, Silvia se ofreció, ella junto
con Pablo, Sole, Ana y los demás, también habían estado rellenando ese vacío
durante las semanas que Pepa preparaba el traslado.
28
Silvia poco a poco como en un cuento fue revelando la noticia, Martina había
visto Nemo, Bambi y las alusiones a ellos no pasaron desapercibidas, por eso
cuando la niña preguntó.
Martina: mami no viene más??.
Silvia: no cariño.
A Pepa se le partió el alma y no pudo evitar que un silencioso llanto
comenzase.
Martina empezó a hacer pucheros y Silvia la acunó entre sus brazos. Pepa se
levantó y se acercó a ellas, se arrodilló y Martina pasó a sus brazos.
Pepa: pequeña....- la dejó seguir llorando.
Silvia con un nudo, reprimió como pudo sus lágrimas, alguna aún así salió de
sus ojos. Era muy doloroso ver a la pequeña Martina llorando en el colo de
Pepa y a esta amorosamente acogerla.
Pepa levantó la vista, notándose observada, Silvia aguantó su mirada.
Pepa: Sil.., yo.., siento lo que te di.. – quería agradecerle todo cuanto estaba
haciendo.
La mano de Silvia sobre su boca se lo impidió.
Silvia en tono de súplica: mejor lo dejamos pasar.
Pepa no pudo evitar cogerle la mano, se la besó, Silvia le dejó hacerlo.
Se levantó de la silla, le dio un beso en la frente y luego reclamando su mano
salió de la habitación.
Pepa supo de aquella manera que tampoco ahora era el momento para ellas 2.
29
Mayo estaba siendo un mes bastante caluroso y tener la playa cerca jugó a su
favor, a Martina le encantaba, así que deseaba que llegase el fin de semana
para irse con su tía Pepa y jugar en la arena.
Sus amigas viajaban desde Madrid para hacerlas compañía, unas veces Sole
con sus gemelos, otras Ana con su niño, e incluso Silvia junto a Pablo que
disfrutaba de un periodo en tierra.
Las cosas entre ellas poco a poco se tranquilizaron, Pepa no hizo ningún otro
acercamiento y viendo que Silvia tampoco lo hacía, ambas lo dejaron pasar..,
ahora la niña era prioritario.
Silvia recordó la frase de Pepa, “ ya no estoy con Patri “, y el miedo que le entró
de repente, no tuvo el valor con todo lo que estaba pasando ni siquiera de
plantearse dejar a Pablo, Pepa siempre había estado en su pensamiento,
siempre, porque la asociaba a momentos buenos, pero sentimentalmente no
parecía de largas relaciones, y ya no tenían edad para jugar...
30
Martina las siguió gritando: al agua, al agua..
Silvia intentó bajarse pero sólo lo consiguió cuando el chapuzón fue inminente.
Silvia: Pepa!!! – el agua estaba fría.
Pepa se alejó de ella para recoger a Martina.
Silvia sacándose los pelos delante de la cara.
Pepa le pasó a la niña: hala, que te enseñe la madrina a nadar, me voy a tomar
el sol un rato.
Silvia: tendrás jeta..
Martina: no las 2, las 2.
Pepa: bueeeno.
Patri se fue.
Maca: lo siento Pepa, me aseguró que sólo quería saludarte.
Pepa: tranquila, en algún momento tenía que pasar..
Maca: hablaré con ella, tiene que pasar página..
Durante el verano, como había prometido, Pepa llevó a la niña a visitar a sus
abuelos cada 2 semanas, se quedaban el fin de semana y volvían a Huelva.
Pepa se aburría mortalmente pero lo hacía por la niña, para que no perdiera el
contacto con sus abuelos, incluso la llevó a Bruselas para que conociese a sus
primos, le sorprendió descubrir lo agradable que era la mujer de Gerardo.
31
Pepa hablaba con Silvia por teléfono: por favor Sil.., ven..
Silvia: no puedo..
Pepa sabía que Pablo hacía unos días que se había ido: no quiero llevarla sola
en su primer día de clase.
Silvia: pero serás boba, si Martina está encantada con ir al cole.
Pepa no dijo nada..
Silvia: lo que no quieres es ponerte a llorar tú.
Pepa: lo admito.., seguro que alguna lágrima se me cae.
Silvia se rió.
Pepa rogando: porfa, porfa..
Silvia: trabajo bonita..
Pepa: no lo puedes cambiar??.
Silvia: bufff, veré que puedo hacer..
Silvia llegó temprano a casa de Pepa, tenía llaves así que al abrir se las
encontró en el salón haciendo un repaso de las cosas para llevar.
Martina dejó a Pepa a media revisión y se fue a los brazos de su madrina.
Silvia: hola cariño.., nerviosa??.
Martina: no.., la tía si.
Pepa se acercó: oye!! – viendo para Silvia – gracias por venir..
Se dieron un beso en la mejilla.
Silvia: de nada, todo listo?.
Pepa levantó la mochila: listo.
Martina estaba encantada de que sus tías la llevaran. Recorrió el corto espacio
desde el coche hasta la puerta de entrada en el medio de las 2, cogiendo sus
manos.
Fueron llamando a los niños.
Pepa se agachó: pórtate bien vale?.
Martina: si.
Pepa: un beso.
Se dieron un pico.
Silvia también se besó con su ahijada.
Cuando la niña ya se iba.
Pepa la agarró: un abrazo??.
Martina se rio tirándose a sus brazos, Pepa la achuchó y la dejó marchar..
La niña cuando ya entraba se dio la vuelta y agitó la mano.
Pepa: chao..
Silvia: anda, vamos..
Pepa: te quedas?? – antes de que Silvia se negase – tengo que comprarle
ropa.., vestidos para ser exactas.
Silvia se la quedó viendo.
Pepa: necesito ayuda.., de vestidos de niña no sé mucho..
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Martina recién duchada se probaba los vestidos mientras Pepa hacia la cena,
el trayecto del salón a la cocina, lo repitió varias veces y Pepa aplaudía lo bien
que le quedaba todo, la niña estaba encantada...
Pepa no quería que se fuese, pero también era cierto que se hacía tarde y no
le gustaba la perspectiva de que hiciera hora y media de coche.
Martina: madrina duerme conmigo.., porfa, porfa..
Pepa: enana tu cama es minúscula.
Martina: tita, la tuya es grande.
No era buena idea, no por cómo se miraron sin querer..
Silvia no conseguía dormirse, el aroma de las sábanas era como tener a Pepa
abrazándola.., y el día maravilloso que habían pasado tampoco ayudaba a no
pensar en ella como simplemente una amiga...
33
ligero beso en la frente, le dejó una nota encima de la mesita de centro y con
cuidado para no despertarla cerró la puerta de casa.
Durante la travesía Pablo había tenido mucho tiempo para pensar en los viajes
de Silvia a Huelva, estaba claro que adoraba a Martina y quería pasar
momentos con ella, volvió a casa convencido de que lo que necesitaba su
mujer era que tuviesen un hijo, llevaban más de un año casados y les iba bien.
Pero la negativa de Silvia le sorprendió, no supo como interpretarla.
La propuesta de Pablo la cogió por sorpresa, pero más sorprendente fue que
de forma casi inmediata le dijera que no.
Las horas de soledad por la ausencia de Pablo, las pasaba yendo a ver a su
ahijada y a Pepa, y cuando volvía a Cádiz siempre llevaba consigo la
sensación de haberlo pasado muy bien, hicieran lo que hicieran, quedarse en
casa, hacer los deberes con Martina, cualquier cosa le llenaba.
Llegaron las fechas de Navidad, Pepa tenía planeado llevar a Martina a casa
de sus abuelos, creía que era lo correcto, aún a pesar de que ella prefiriera
otros planes.
Recibió una llamada de Ana.
Pepa: de verdad??.
Las chicas habían hablado de pasar fin de año y año nuevo con Pepa y
Martina, irían todas, con maridos e hijos.
Sabían que Pepa en sus numerosos viajes de fin de semana, había acabado
de arreglar unas casitas que tenían la casa principal de su hermana en la
propia finca.
Era un proyecto de Marta y Arturo, para dar cobijo a sus amigos cuando se
juntaran todos, su inesperada muerte había dejado las casitas a medio
rehabilitar y Pepa como otra cosa no, pero tiempo tenía bastante cuando subía,
continúo las obras.
Ana: si no te importa la invasión.
Pepa: que va.., sólo faltan algunos muebles, pero por lo demás están listas.
Cuando Silvia le contó a Pablo los planes para ese fin de año, Pablo volvió con
la idea de tener hijos.., en esta ocasión Silvia no fue tajante, prefirió darle
largas, él no se quedó tranquilo del todo...
Pepa temió que en esta ocasión fuera inevitable que saliera a la luz que ya no
estaba con Patricia, pero sorprendentemente ni Charo, ni Alfredo sacaron el
tema., nochebuena y Navidad la pasaron con ellos.
Luego ellos se fueron a Bruselas y Pepa y Martina se quedaron para recibir a
todo el mundo y celebrar fin de año juntos..
A pesar del lío que era acomodarlos a todos, preparar las cenas y demás se lo
estaban pasando muy bien, hasta que salió el tema niños.
34
Y el tema niños salió cuando Pepa se puso a hacer el ganso con Martina y con
los hijos de sus amigos, a Silvia se le iban los ojos hacia ellos y de vez en
cuando colaboraba.
Pablo: cariño.. – la abrazó por detrás – se te cae la baba, a que esperamos..
Ana y Sole se miraron sonriendo, creyendo que pronto sus amigos les darían
una bonita sorpresa, y la sorpresa se la llevaron de inmediato ante la respuesta
de Silvia.
Silvia se deshizo del abrazo: esto no es para hablarlo aquí.
Pablo ante el corte: vosotras la entendéis??, les da mimos a todos...
Silvia: Pablo??.
Pablo: que!!
El marido de Sole: chicos, chicos.
Ante el pequeño escándalo Pepa se levantó de donde estaba con los peques y
se acercó.
Pepa: que pasa??.
Ana: nada, nada.
Pablo: nada no.., tan descabellado es querer tener hijos con tu mujer??.
Esa imagen a Pepa no le gustó, no pudo evitarlo, no quería que pasase.
Sole iba a terciar, pero Silvia se adelantó.
Silvia: deja el tema....
Pablo: no me da la gana!.
Entonces Pepa se metió: no hace falta que le levantes la voz.
Pablo: no te metas joder!.
Pepa dio un paso adelante, los maridos de Ana y Sole se levantaron: venga
Pablo vamos a que nos de el aire.
Pablo les hizo caso, ante su último grito todo el mundo se había callado y se
dio cuenta de que se había pasado.
Pablo volvió con los chicos y les pidió perdón, Pepa aceptó las disculpas a
regañadientes, había hecho llorar a Silvia y eso, lo sentía mucho, pero se le
quedaba guardado ya.
35
La comida de año nuevo estuvo marcada por la tensión, era evidente que
Pablo y Silvia no lo habían arreglado del todo, por lo menos no de la forma que
él había pensado, por lo cabizbajo que andaba, Pepa supuso que las disculpas
a Silvia no le habían sido suficientes y estaba claro que entre ellos no había
habido cama.
Pepa no pudo evitarlo y estuvo la mar de alegre, tanto es así que consiguió
incluso arrancar varias carcajadas a Silvia, con sus ocurrencias.
Pablo herido en su amor propio, hizo nuevamente un comentario incómodo.
Pablo: oye Pepa y como es que no has invitado a ninguna chica..?
Pepa: no salgo con nadie..
Pablo: desde Patricia??.
Pepa en vez de mandarlo a la mierda: pues sí..
Pablo: no me lo creo, pero si tú eres..
Pepa lo interrumpió con una sonrisa en la cara: no quieres que te cuente mi
vida sexual Pablete, te daría demasiada envidia..
Pablo y Silvia no arreglaron las cosas, después de varios días de tira y afloja,
de disculpas por parte de Pablo, Silvia no pudo más cuando una noche,
durante un descanso de las pastillas, él insistió en hacer el amor sin protección.
Silvia lo apartó.
Pablo desconcertado: que?.
Silvia se levantó de la cama con la intención de salir de la habitación.
Pablo: a donde vas?.
Silvia: a la otra habitación..
Pablo: esto es increíble! – se levantó – tú decides que no es el momento y ya
está..?
Silvia no dijo nada.
Pablo: me das largas.., excusas.., algún día querrás tener hijos no!!??.
Silvia: no..
Pablo: como?!!
Silvia estalló: que no quiero!!.
36
Silvia: venirnos aquí era nuestra oportunidad..
Salió de la habitación.
Pablo incrédulo se sentó en la cama.., pero..., su mujer ya no estaba
enamorada??.., desde cuando...?.
Lo siguiente le hizo subir la bilis hasta la garganta, se constataba que ella había
mentido a la hora de recibir la custodia de su sobrina, pues en ese momento ya
no tenía una relación estable, y desde entonces y hasta el momento había
indicios más que fiables que daban a entender su promiscuidad, además de
relacionarla con una mujer casada. Se adjuntaban fotos que pretendían
reforzar dichos argumentos.
Varias instantáneas eran con chicas o bien de la comisaría o amigas de Pepa,
y las últimas eran con Silvia.
Se levantó de la silla completamente furiosa, recogió el abrigo y el sobre y
salió.
37
Compañero: ey chicas, que pasa?.
Maca llegaba en ese momento.
Pepa: como has podido??.
Patricia: me preocupa el bienestar de una menor.
Pepa hizo la intención de ir a por ella, el compañero se puso delante y Maca la
agarró por el brazo.
Maca: Pepa.., Pepa.
Compañero: venga.., tranquilízate..
Pepa: que me tranquilice?, por su culpa me van a quitar a mi sobrina!.
Patricia alejándose: tú eres la que mete a cualquiera en su cama.
Pepa lo intentó de nuevo: hija de...
Compañero viendo que llegaba un policía: Pepa, en serio, mejor vete, vas a
empeorar las cosas..
Maca: hazle caso.., vamos fuera...
Pepa por fin se avino a lo que ambos le decían y se dio la vuelta.
Pepa llegó a casa, había recibido un mensaje de Silvia que recogía ella a
Martina en el cole, le extrañó a golpe de martes, pero los turnos que tenía en el
hospital no solían ser de lo más regulares, quizás tenía libre, quizás se había
ido de nuevo Pablo.
38
Martina aplaudió: si.., jajaja.
Sacaron las galletas del horno, y salieron a dar un paseo, para que se
enfriasen y tomarlas de postre después de la cena.
39
Pepa para no preocupar a su sobrina: si cariño, iba despistada y me di con la
puerta, argg.
Silvia que manipulaba su nariz: no te muevas.., parece que no está rota.
Pepa no dijo nada.
Silvia: lo siento..
Pepa la miró a través de la bolsa de hielo: a que ha venido lo de ahí fuera..?
Silvia le hizo un gesto de que la niña estaba presente: hablamos después.
Pepa no protestó.
Siguió aplicándose el hielo, mientras Silvia con la ayuda de la niña preparó la
cena.
Más tarde.
Silvia bajó de acostar a Martina.
En el sofá estaba Pepa de nuevo con la bolsa de hielo sobre la nariz.
Silvia: déjame ver cómo va.
Se sentó en frente de ella.
Pepa apartó la bolsa.
Mientras Silvia la examinaba.
Pepa no aguantó más: lo has dejado?.
Silvia: si..
Se quedaron mirando.
40
A la mañana siguiente mientras Silvia buscaba con Maca un lugar donde vivir,
Pepa preparaba la vista con el abogado.
41
Abogado: que es en definitiva que su hija creciese en un hogar feliz y con gente
que la quiere.
Charo: oiga, que nosotros queremos muchísimo a nuestra nieta.
Alfredo: y no somos…
Gerardo le tocó el brazo: papa..
Juez: los juicios de valor, si me lo permiten los haré yo, voy a cursar un
requerimiento para hablar con la señora Silvia Castro, les adelanto que están
bajo investigación y que a lo largo de estos meses personal de servicios
sociales mantendrán con ustedes diferentes entrevistas.
Pasaron varias semanas, el juez dictaminó que Martina debía seguir residiendo
con Pepa hasta que no se hubieran finalizado los informes de aptitud de todos
los implicados, la estabilidad de la menor era el primer y único objetivo.
Hasta que.
Martina estaba de mal humor, no era habitual, pero Pepa sabía perfectamente
que algo le pasaba a la niña.
Insistió una vez más.
Martina lo soltó de golpe: tú ya no quieres a la tita Silvia..
Pepa: cómo?. – sorprendida.
Martina: que no la quieres!.
Pepa se sentó en el sofá: pero porque dices eso?.
Martina estaba de pie con los brazos cruzados: ya no come con nosotras, no se
queda a dormir, yo quiero dormir con ella.
Pepa: cariño ven..
Martina se echó para atrás: no!.
Pepa: vale, escúchame, la tía Silvia es lo más importante para mí después de
ti, claro que la quiero.
Martina: entonces porque no la invitas..
Pepa: porque..
No la dejó acabar.
Martina: excusas como siempre…
42
Y salió corriendo a su habitación.
Silvia sabía que el juez había estado con la niña en presencia de una
psicóloga, cuando le hacían unas pruebas para saber hasta que punto Pepa la
estaba cuidando bien.
Martina: la tía no me combina también como tú la ropa, y a veces llegamos
tarde al cole, ese señor me preguntaba, pero la tía es muy buena, me rio
mucho con ella, jugamos, me enseña como tú cosas del cole., yo se lo dije.
Silvia acarició a su niña: claro cariño, tú no te preocupes por eso, que seguro
que lo hiciste muy bien, anda porque no bajamos y le damos un abrazo muy
grande a la tía?.
Las cosas parecieron volver a su cauce, hasta que llegó la hora de ir a dormir.
Martina: te quedas a dormir conmigo, porfi, porfi…
Pepa: Marti..
Silvia: claro cariño, ve a cambiarte ahora subo yo con un cuento.
Martina salió corriendo: yupi!!!.
43
Martina llamó a su tía.
Pepa estaba pasando los canales de la televisión sin ver nada en concreto
cuando bajó Silvia, era casi la 1.
Silvia: ya se ha quedado frita.
Pepa se levantó: entras muy temprano mañana?.
Silvia negó: estoy de tarde, no te preocupes, ahora llego a casa y duermo.
Pepa: vale - la acompañó hasta la puerta.
Silvia: anda, anímate, ya se le ha pasado, tampoco nos ha costado tanto
hacerla feliz, sólo quiere pasar tiempo con nosotras.
Pepa se apoyó en la pared: ya…
Silvia: que te pasa?.
Pepa la miró: y lo que nos hace felices a nosotras??,, nunca va a contar?.
Silvia: lo siento Pablo, no ha sido algo planeado, la quiero desde que tengo uso
de razón, me equivocaba a mí misma creyendo que era un amor fraternal.
Estaban solos, una enfrente del otro, en la sala de un bufete de abogados, con
anterioridad habían escuchado los términos que planteaba el representante de
Silvia para el divorcio.
Pablo se recostó en la silla: para que me lo cuentas?, te podría hacer la vida
imposible y a Pepa también.
Silvia pasó nerviosa la mano por la mesa: supongo que confío en que eres
buena persona, a pesar del daño que te he hecho, confío en que puedas
perdonarme.
Pablo estaba dolido, no podía ocultarlo: me va a costar digerir lo que me has
hecho, no estoy orgulloso de mi actuación porque soy una persona de honor,
no quieres estar conmigo y tengo que aceptarlo.
44
Pepa estaba con Martina en la cocina, ella haciendo la cena y la cría con sus
deberes de dibujo, escucharon la puerta, y un hola lejano.
Martina se bajó rauda de la silla y fue a recibir a su madrina.
Silvia: hola..
Pepa levantó la cabeza de la tabla de cortar: hola.. – sonrió.
Silvia le devolvió la sonrisa.
Pepa detectó sin embargo cierta tristeza, sabía de donde venía, y esa reunión
la había tenido especialmente nerviosa todo el día, ahora de nuevo intentaba
controlarse, no era el momento de preguntar qué tal había ido.
Pepa cuando tuvo cerca a Silvia, le puso las manos en la cintura para
acercarla: hola de nuevo.
45
Silvia sabiendo cuál era su pretensión, acortó la distancia para darle un beso.
Martina se rió sin dejar de dibujar.
Pepa pensó que ya no tenía sentido ocultarse delante de la niña.
Habían discutido mucho sobre ese viaje, las cosas con el tribunal de menores
estaba yendo lenta y desagradable.
Pasaron primero por la casa que había sido de Marta y Arturo, ellas junto a sus
amigas se quedarían allí.
Martina: pero yo quiero dormir aquí con los primos..
Le estaban contando que había que ir a casa de los abuelos y eso de quedarse
a dormir no le hacía mucha gracia.
Silvia: hacemos una cosa, vamos a ver a los abuelos, y cuando sea de noche
ya decidimos que hacemos, te parece?.
El encuentro con Charo y Alfredo fue tenso, la niña de todas formas no lo notó,
repartió abrazos y besos.
Las invitaron a café mientras charlaban un rato.
Alfredo: no sabíamos que ibas a venir Silvia.
Pepa inmediatamente cambió el gesto.
Silvia se adelantó: hemos venido todas las chicas, además soy la madrina de la
niña, mi sitio está aquí.
46
Charo: entonces os quedaréis las 2 semanas?.
Pepa: si, tenemos un problema con las noches.
Alfredo: que problema.
Pepa: Martina no se quiere quedar a dormir aquí, prefiere hacerlo con sus
primos.
Alfredo: sus primos están en Bélgica.
Silvia conciliadora: Alfredo, sabes perfectamente que los hijos de nuestras
amigas se tratan como primos porque han crecido juntos.
Charo se revolvió en la silla.
Alfredo: el acuerdo dice..
Pepa lo interrumpió: me da igual..
Silvia los interrumpió a ambos: no es cuestión de obligar a la niña a hacer algo
que no quiere verdad Charo.
Charo: si bueno, pero…
Silvia: hoy pasará todo el día con vosotros, seguro que se va haciendo a la idea
y a lo mejor hoy no, pero mañana o pasado se quiere quedar.
Del primer coche bajaron Ana, su marido Fran y los gemelos Pablo y Kike, del
segundo coche Sole, su marido Juan y el pequeño Alex.
47
Pepa y Silvia se llevaron a los niños que querían ver a Martina.
La niña en cuanto vio a sus primos se puso loca de contenta y se los llevó con
ella para ver las granjas y todos los animales.
Mientras los críos iban de establo en establo Pepa y Silvia hablaron con los
abuelos de la niña.
Al final cuando Martina y sus primos volvieron, todos querían cenar en la
casona huevos recién puestos y demás delicias que la cocinera les había dicho
que les haría.
Alex: y a dormir con Marti podemos?.
Charo: claro que si niños, en la habitación todos juntos?.
Pepa: niños hay que preguntar a los papás no os parece?.
Los gemelos se abrazaron a Pepa: porfa tita, porfa, convéncelos.
Después de una breve conversación, los niños se quedaron contentos por
pasar una noche de pijamas todos juntos.
Juan y Fran se fueron pronto para cama, al día siguiente temprano se iban de
pesca con los críos.
Sonó el móvil de Pepa.
Se la quedaron viendo.
Pepa: tranquilas, es mi jefe.. - mientras se levantaba.
Estaban en el porche exterior, por lo que Pepa se alejó un poco para hablar y
no molestar.
Un rato después, Pepa colgó el teléfono, pero continuó en la esquina del
porche, apoyó las manos en la barandilla de madera, bajando ligeramente los
hombros y la cabeza.
Silvia entendió que no era una llamada cualquiera y se acercó a ella.
Acarició su espalda y se inclinó pegada a su costado.
Silvia: ey??.
Pepa se estiró hacia adelante, soltando las manos de la gruesa madera: tengo
que volver, se ha reactivado un caso importante.
Silvia enlazó su mano con una de Pepa: es tu trabajo…, tienes que ir.
Pepa: ya.., pero así les estoy dando motivos..
Silvia: olvídate de eso, estoy yo aquí ocupándome de Martina, y también sus
demás tías, además estas 2 semanas la hemos traído voluntariamente para
que pase tiempo con sus abuelos.
Pepa soltó aire.
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Silvia le dio un ligero beso en la mejilla: venga, volvamos con nuestras amigas.
Pepa metió una pequeña maleta en el coche: en cuanto pueda vuelvo para
aquí.
Silvia: ten cuidado, me llamas cuando llegues, vale?.
Pepa sonrió: claro.
El coche estaba en la parte de atrás de la casa, en una zona cubierta para
evitar la solana, con lo cual nadie podía verlas.
Pepa se acercó y la besó levemente: te quiero y os voy a echar de menos.
Silvia se abrazó a ella: te quiero y nosotras también te echaremos de menos.
Silvia no contaba con la mirada de Ana y Sole cuando entró en la cocina, lugar
desde el cual se veía perfectamente la zona donde antes había estado el coche
de Pepa.
La charla continuaba cuando llegaron Fran y Juan con todos los niños y los
peces capturados, ese día tocaba pescado a la brasa.
Silvia le explicó a Martina que la tía se había tenido que ir a su trabajo.
Pepa llevaba casi una semana de un lado para otro, nuevos detenidos, testigos
y papeleo, todo con el objetivo de encauzar una investigación de la cual tiraba
el fiscal como un perro sabueso queriendo tenerlo todo bien atado.
Salió a cenar con Gonzalo y Maca, necesitaba despejarse, echaba muchísimo
de menos a Martina y a Silvia tanto que creía haber hecho una estupidez, pero
ya no había vuelta atrás, así que, necesitaba un momento de distracción.
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Patricia: bueno, pues.., disculpa…, no me lo tome muy bien.
A Pepa le sirvieron su copa: vale.., chao – enseñando que ya tenía lo que
estaba esperando.
Cuando salía.
Patricia: vaya, pero ya te vas?.
Pepa asintió: si.
Patricia: te apetece que vayamos a otro sitio?.
A Pepa la proposición le pareció completamente absurda.
Pepa: no es buena idea, si me disculpas – quiso adelantarla para salir.
Patricia le cogió del brazo: a ella si le eres fiel?.
Pepa ni se inmuto: lo quieres saber de verdad ¿? - a la pregunta retórica le
siguió la respuesta categórica - sí.
La cara de Patricia acusó el golpe, y sobre todo la forma serena de decírselo, la
soltó.
Patricia: tú sabrás lo que estás haciendo.
Pepa saliendo: nunca he estado más segura.
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Ana: Pepita, olvídate, nos parece bien, más que bien, por fin os habéis decidido
a hacer lo que debíais.
Sole: amén!.
Se rieron.
Pepa y Silvia estaban de los nervios en la sala de espera, las hicieron pasar.
Juez: en fin, al grano, precisamente que hayan venido hasta aquí a contarme lo
que está sucediendo entre ustedes y disculpando a la otra parte y
preocupándose por el bienestar de Martina, me ha dejado claro que entienden
perfectamente el concepto de familia, que no es otro que preocuparse por los
seres que la forman y quieren, por lo tanto, aunque no sea mi competencia, les
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doy mi bendición, y en breve dictaré auto definitivo para que Martina se quede
a vivir con su tía.
Mientras Pepa se quedaba sin habla.
Silvia: la podríamos adoptar legalmente??.
El Juez meneó la cabeza: señorita, no vaya tan deprisa - mientras sonreía -
váyanse a vivir juntas, cásense y luego ya veremos..
Pepa casi lo abrazó.
Pepa: te quedas...?
Interceptó a Silvia cuando estaba dejando la taza de los cereales de Martina en
el lavavajillas.
Silvia giró entre los brazos de Pepa para ponerse de frente.
Muchas cosas pasaron desde que salieron con una enorme sonrisa del
despacho.
Tuvieron que volver a sus respectivos trabajos, pero juntas se fueron a buscar
a Martina a la salida del cole, se fueron a dar un paseo y tomar un helado y le
contaron a la niña las noticias.
Después volvieron a casa, hicieron la cena, vieron juntas un poco de dibujos
con la peque, la arroparon y ahora se encontraban en la cocina y a solas.
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Al final no hubo necesidad de seguir buscando un pijama, quizás dormirían
más tarde, pero en ese momento consumaban el deseo que habían estado
reprimiendo por mucho tiempo.
Se miraban y sonreían, se acariciaban y suspiraban, se tocaban con más
profundidad y surgían jadeos de placer.
La mente de Silvia gritaba Dios!, era increíble rodar con ella entre sus brazos,
tener pegado su cuerpo desnudo.
Pepa sentía que iba a salírsele el corazón del pecho, como era posible sentir
todo ese amor, y quería expresarlo y demostrarlo.
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