Terapia de Sue o
Terapia de Sue o
Terapia de Sue o
Paco Bernal
pbqalifa@gmail.com
Cuando entra el público Pedro duerme sobre una alfombrilla o futón de apenas unos
público.
Se acerca a la puerta, la abre un poco y levanta la voz… con temor hacia el supuesto
pasillo exterior.
PEDRO. ¿Hay alguien? ¿Hay alguien ahí fuera? ¡Momentito, por favor! Tenemos un
mirándole y él en pijama.
PEDRO. ¿Si pasa algo? (Señala de una manera vaga al público.) Yo diría que… algo
PEDRO: Ahí…
TERAPEUTA. ¿Ahí qué?
PEDRO. Mire esas caras y, bueno, el resto del cuerpo. Personas enteras. Justo… ahí.
Yo quería dormir y ahora pues… no puedo, con esta gente aquí no puedo, imposible.
PEDRO. ¡Ellos! (Se abanica con las manos) ¿No hace calor?
nada más; y con un sueño poder decir que acabamos con el sufrimiento del corazón y
los mil choques que por naturaleza son herencia de la carne… Es un final piadosamente
PEDRO. Eso me suena de una película… ¿Una del Mel Gibson? ¿Arma letal?
TERAPEUTA. ¡Ah! ¿Tal vez su madre le obligaba a ver con ella películas de Mel
Gibson y por eso ahora siente que le falta el aire cuando le citan a Mel Gibson?
PEDRO. ¿Cómo? Mire, me está confundiendo. (Por el público) Necesito que salgan
todos inmediatamente.
materno?
TERAPEUTA. ¿Quién?
PEDRO. Nos están mirando. No nos quitan ojo, ¿se da cuenta? (Se levanta) Si me voy
para este lado, me siguen con la mirada. Si me voy para el otro me siguen también.
PEDRO. ¡Bajita, coño! ¡Deje mi madre en paz! (Se sienta) Yo solo quería dormir, hacer
una terapia de sueño, olvidarme de todo… pero con esta gente... mirando. No puedo.
PEDRO. Pues claro. Hay cosas que no puedo hacer en público. Dormir, por ejemplo.
arroz con palillos. ¡Lo cómodo que es hacerlo con cuchara! ¡Palillos, ja!
PEDRO. ¿Interesante? ¿Eso qué significa? Y no tome notas. ¿El qué es interesante?
PEDRO. ¿El qué? Me está mareando. (Pausa) Ese de allí me mira raro.
PEDRO. Justito ahora. (Por el público, con incertidumbre) Yo diría que sí. Y ese
también me mira. Y esa. Y ese. (Sacude la cabeza) Lo mejor será que me duerma
alguna pastilla?
TERAPEUTA. Enseguida. Pero antes dígame, ¿sabe por qué está usted aquí?
PEDRO. Yo no leo. La que lee es mi mujer, yo soy más de Sálvame de Luxe. (Un
espectador ríe o se remueve en su sitio) ¿Ha visto? ¿Ha visto eso? (Imitando los gestos)
Ha hecho un…así… un mohín… así con la cara y un gesto así… con los hombros. ¡¡¡Se
aguantando, pero lo noto. (Al público) ¿Se ríen porque me gusta Sálvame de Luxe,
verdad?
pedantes que cada vez que se leen un libro o se les ocurre una parida lo sueltan en el
facebook. Esos listillos que van a la ópera y al teatro y a lecturas y a recitales. (Risa
loca.) Entran en un bar y vez de charlar con los amigos se meten en un sótano estrecho a
ver teatro con los actores a un palmo, soltando esputos y largando sin parar.
PEDRO. ¿Quién?
TERAPEUTA. Lo de Faulkner.
PEDRO. ¡Ah! Sí. (Pausa. Se serena.) Quería regalarle algo bonito a mi mujer por su
cumpleaños, un vestido nuevo, ya sabe. Pero ella no, ella quería la mejor traducción de
dicen, yo ni me acerco a ella, yo no paso de “Teo va al Zoo”, así que no sé, no tengo ni
idea. El caso es que por lo visto traducirla es una maldición gitana, superdifícil. Hay tres
traducciones, según mi mujer, una es muy mala, otra regular y otra estupenda. A lo que
voy, ella quería la estupenda, claro. El caso es que salgo del trabajo, la llamo y le digo:
“Cari, Elisa -se llama Elisa-, que voy a darme una vuelta para buscar tu regalo, la
traducción de la novela esa, no sé lo que voy a tardar, si eso ya te llamo desde el centro.
Lo mismo me llego al Fnac, no sé”. El caso es que estaba seguro de que iba a echar toda
la tarde buscando el dichoso libro. Pero en la primera librería que entro me dicen que no
la voy encontrar por ningún lado porque está agotada y que si quiero me la encargan y
me la traen. Pues vale, cojonudo, les digo que sí y tiro para casa en un pis pas. Pero
claro, llegué tan pronto que sorprendí a mi mujer, la sorprendí en la cama con el vecino.
fuera ella.
PEDRO. ¿Pero qué dice? Me tiene hasta el gorro con tanta preguntita. Pero le digo una
cosa, me parece estupendo que tenga remordimientos después de ponerme los cuernos.
TERAPEUTA. Para eso está la terapia. Es una mujer de carácter débil, necesita ayuda,
los hombres seguramente consiguen de ella todo lo que desean y luego ella tiene
PEDRO. ¡Pues bien, porque seguro que hay muchos métodos para reforzar el carácter!
después.
PEDRO. ¿El qué? ¿Está loca? ¿Me quiere volver loco a mí? (Abre la puerta) ¡Socorro!
¿Hay alguien más ahí? (Cierra la puerta) ¿Qué clase de terapeuta es usted?
PEDRO. ¡Joder! Con las preguntitas… Oiga, ¿qué ha sido de la tarifa por horas? ¡Esto
va por horas! Y he pagado por una terapia de sueño, no por esta cháchara. ¡Déjeme
(Recapacita) Algo no va bien. Esto no está pasando. (Cae en una hipótesis) ¿Estoy en
un prostíbulo? (Por la gente) ¿Y esos son… espectadores? (Se mira dentro del pantalón
PEDRO. ¡De ninguna! Salga. Salga y llévese a… (el público. Abre la puerta, pero se
Ahora que me fijo, se parece usted a mi mujer. Mucho. Y cada vez que la miro se parece
más. (Cambian sus actitudes, flota la ternura. Se tutean). Ella es tan guapa.
PEDRO. Todo es tan raro. (Le mira la cara intensamente) ¿Elisa? ¿Eres tú? (Cree
reconocer en la terapeuta a su mujer, le quita la peluca que lleva) ¡Elisa! Sí, eres tú.
durmiendo.
PEDRO. Sí, pero dime una cosa antes. ¿Estamos tú y yo, los dos acostados en nuestra
terapia de sueño a la que ido para escapar de las tensiones que me provocaron el hecho
de que te pillara en el catre con el vecino cuando regresé súbitamente por la escasez de
cumpleaños o…. o estoy aquí, en esta celda y me he despertado entre extraños durante
una terapia de sueño a la que he tenido que recurrir porque casi me da un ataque
epiléptico cuando sorprendí a mi mujer con el vecino, estoy aquí, tan solo por dentro
que veo su cara en tu cara? (Ha llegado al final del párrafo sin aire ya en los pulmones,
de un tirón)
PEDRO. No puede ser. Estamos o no estamos juntos. O estoy en una clínica o estoy en
casa. En los dos sitios a la vez solo es posible en sueños. (Con intención y para sí.) Eso
sí, las dos cosas pasan por el hecho de que mi mujer se ha cepillado al vecino.
PEDRO. Venga va, dime, mira dentro de mi corazón y dime, ¿estoy en casa, contigo y
muy triste o estoy en una terapia muy solo en la que tú solo eres un espejismo?
TERAPEUTA. Duerme.
PEDRO. Vale, sí. Enseguida, (se sienta en el futón-alfombrilla) pero contéstame, ¿estoy
TERAPEUTA. (Pausa) La pareja es una cadena muy fuerte para llevarla solo entre
dos, por eso de vez en cuando viene bien que un tercero eche una mano. Duerme y al
desperar, cuando mires por el ojo de la cerradura, recuerda que la llave para salir se
llama olvido. La tristeza puede ser dulce, pero la soledad es amarga. Faulkner decía: si
me dan a elegir entre la tristeza y la soledad, me quedo con la tristeza. Y tenía toda la