Zinoviev, Alexandr - La Caída Del Imperio Del Mal
Zinoviev, Alexandr - La Caída Del Imperio Del Mal
Zinoviev, Alexandr - La Caída Del Imperio Del Mal
La caída del
imperio del mal
Prólogo de Francisco Fernández Buey
edicions bellaterra
ALEXANDR ZINOVIEV
LA C A ID A
DEL IMPERIO DEL M AL
Ensayo sobre la tragedia de Rusia
Prólogo de
Francisco Fernández Buey
edicions bellaterra
LA CAÍDA DEL IMPERIO DEL MAL
Serie General Universitaria
Edición revisada y coordinada por Francisco Fernández Buey
© Alexandr Zinoviev
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Impreso en España
Printed in Spain
ISBN: 84-7290-127-0
Depósito Legal: B. 42.450-1999
Prólogo, 9
Capítulo 1
Una dictadura en nombre de... la democracia, 23 · Las dos lí
neas del proceso, 24 · Ideología y realidad del comunismo, 25 ·
¿Qué es el comunismo?, 29 · Las raíces sociales del comunis
mo, 32 · La continuidad histórica, 33 · Los factores naturales,
37 · El factor humano, 38
Capítulo 2
Los fundamentos del comunismo, 43 · La organización so
cial, 43 · El sistema de poder y gestión, 47 · El partido, 50 ·
Estalinismo y brezhnevismo, 53 ♦ La reproducción del poder,
55 · La nomenklatura, 57 · El poder y sus subordinados, 58
• La economía, 59 · La esfera ideológica, 63 · La diferencia
ción social, 68
Capítulo 3
El período soviético, 71 · La preparación de la crisis, 75 · El
enemigo histórico del comunismo, 80 · La guerra fría, 82 ·
Algunas lecciones de la guerra fría, 85 · La guerra tibia, 88 ·
La crisis, 91
8 La caída del imperio del mal
Capítulo 4
El período postsoviético, 95 · La perestroika, 96 · El factor
traición, 103 · Los comunistas, 108 · La escisión de los re
formistas, 112 · Agosto de 1991, 115 · El fin del doble poder,
121 · El mayor obstáculo en el camino de las reformas, 122
Capítulo 5
El occidentalismo, 127 · El totalitarismo monetario, 128 · La
evolución del capitalismo, 130 · La iniciativa privada, 132 ·
Las células del occidentalismo, 134 · El mercado, 135 · La
supraeconomía, 138 · La democracia occidental, 139 · El sis
tema del supraestatismo, 142 · La unicidad de Occidente, 144
• El factor humano, 145 · Occidente y el mundo exterior, 147
• La occidentalización, 148 · La democracia colonial, 151
Capítulo 6
La contrarrevolución criminal, 153 · El segundo cisma de los
reformistas, 158 · El colmo de la villanía, 161 · ¿Quién de
fendió la Casa Blanca?, 163 · El pueblo, 165 · El límite his
tórico, 167 · La época poscomunista, 172
Conclusión, 175
Prólogo
II
III
dad. Pero aún hay más: la tasa de suicidios es ahora en Rusia tres
veces mayor que en la Unión Europea; han reaparecido allí enfer
medades hace tiempo erradicadas, como la tuberculosis, la polio y
la difteria; el hambre ha hecho su aparición donde no lo había; el
número de pobres (en sentido riguroso) se ha disparado; las des
igualdades entre los pocos ricos y los muchos pobres se han mul
tiplicado; el presupuesto dedicado a la educación ha bajado hasta
el 50 por 100 de lo que era cuando imperaba «el mal»; las tasas de
desempleo han alcanzado cifras nunca imaginadas en lo que fue la
Unión Soviética; la actividad económica se ha quebrado y el pro
ducto nacional bruto ha quedado reducido a la mitad en siete años.
Datos, todos ellos, procedentes de las estadísticas del «imperio del
bien». Y, mientras tanto, la corrupción en el entorno familiar, po
lítico y económico, de Boris Yeltsin ha alcanzado tal magnitud que
las revelaciones de un día sobre Ceaucescu junior parecen ahora
historias sobre juegos de niños traviesos con sus huchas.
Una vez más, pues, lo demagógico, lo verdaderamente de
magógico, son los hechos. Los adjetivos son sólo el grito deses
perado del anatomista, que habiendo contribuido a levantar los
velos ideológicos que tapaban la realidad de lo que se llamó co
munismo, descubre simultáneamente, con dolor, que hay otro en
gaño paralelo: el del occidentalismo, el del «totalitarismo del di
nero» que aún no deja ver a los más la verdadera dimensión de la
tragedia.
Hay en Zinoviev una vena fatalista. Como si el análisis de la
estructura celular de la sociedad tuviera que coincidir con la fuer
za del sino. Zinoviev acaba su libro diciendo que ya es tarde para
rectificar en Rusia. Puede que tenga razón. Visto desde aquí, el
conjunto de su obra sugiere, sin embargo, una reflexión más gene
ral, de ámbito teórico-historiográfico. Desde el final de la Unión
Soviética una parte notable de la historiografía actual está reinter-
pretando lo que fue el siglo xx como si la comprensión de éste de
pendiera casi exclusivamente de los documentos que la KGB, la
Prólogo 21
¿Qué es el comunismo?
L a continuidad histórica
esta sociedad puede surgir lo nuevo, pero será algo muy parecido
por su tipología social a lo que ha sido destruido.
La historia rusa siempre ha sido, por excelencia, la historia del
estatismo. Siempre ha emanado del poder central y la capital, y así
ha sido también después de la revolución de 1917. Es más, en este
sentido, el estatismo experimentó un fortalecimiento cualitativo.
La población de la Unión Soviética percibió las primeras reformas
de 1985 como una nueva orientación del poder central, de Moscú y
el Kremlin, lo cual influyó en los acontecimientos posteriores.
sar de todo, todavía hoy, los que rigen el destino de Rusia hacen
como si estos factores no existieran, y los ideólogos, por su parte,
al valorar la situación actual y sus causas, siguen ignorándolos por
completo. ¿A qué se debe esto? ¿Qué explicación tiene este empe
cinamiento en no ver las cosas, esta ceguera y obnubilación de las
facultades intelectuales?
Los cálculos más elementales demuestran que, con los facto
res naturales que existían en Rusia, era sencillamente imposible
llegar más lejos que en el período soviético. Dado el tipo de facto
res naturales, el comunismo era el mejor método para poder orga-
nizarlos.
El factor humano
considerar que los bienes de la vida son un don del destino o del
cielo y no el resultado del esfuerzo personal, la iniciativa, el ries
go y la creatividad.
Debido a su índole nacional, el pueblo ruso no fue capaz de
recoger los frutos de su gran revolución, ni los de su victoria sobre
Alemania. No fue capaz de alcanzar una posición de privilegio
dentro de su propio país, de competir con los otros pueblos para
mejorar su posición social y su bienestar. El pueblo ruso no ha
apoyado a sus hombres más inteligentes sino que, por el contrario,
ha puesto toda clase de obstáculos a su aparición, su progreso y su
reconocimiento. Nunca se rebeló seriamente cuando los represen
tantes de otros pueblos le cubrían de descrédito, permitiéndoles
vivir con holgura a sus expensas.
El comunismo acentuó las cualidades negativas del pueblo
ruso, pero, al mismo tiempo, supo aprovechar su lado positivo.
Gracias al comunismo un material humano deficiente pudo salir
adelante, a trancas y barrancas, en las condiciones históricas que
se iban presentando, de modo que
material bueno, ni más ni menos.
sólo pudo conservar su identidad histórica como pueblo comunis
ta. Con cualquier otro régimen social mi pueblo está condenado a
la degradación y la ruina. Como ha demostrado la experiencia, el
golpe asestado al comunismo en Rusia ha sido un golpe al pueblo
ruso. Por lo demás, este golpe ya se venía preparando desde el
principio, y el comunismo no ha sido más que un pretexto para
ocultar las verdaderas intenciones.
Las propias cualidades del pueblo ruso fueron una de las
principales causas del desmoronamiento del régimen social comu
nista en Rusia.
En más de setenta años de historia soviética todos los inten
tos de inocular a los rusos las mejores cualidades humanas han
fracasado, no tanto y no sólo porque el sistema comunista fuera
incapaz de llevar a cabo esta tarea, sino porque el pueblo ruso era
El factor humano 41
L a organización social
El partido
Estalinismo y brezhnevismo
La nom enklatura
La economía
La esfera ideológica
L a diferenciación social
El período soviético
L a preparación de la crisis
L a guerra fría
La guerra tibia
L a crisis
El período postsoviético
L a perestroika
presidenciales, que no tienen nada que ver con los de Estados Uni
dos o Francia. Se trata más bien de auténticos regímenes dictato
riales, en comparación con los cuales el régimen de Brézhnev era
la culminación del liberalismo. Se vinieron abajo estrepitosamen
te las estructuras anteriores de un sistema de gestión dirigido por
profesionales, y en su lugar surgieron unas estructuras administra
das por aficionados, sin las cualidades de sus antecesores y con
muchos más defectos que ellos. Los nuevos gobernantes se dedi
caron a satisfacer sus apetitos depredadores con un ansia diez ve
ces mayor que la de sus predecesores, y a esta arrebatiña se unie
ron en gran número los viejos burócratas del partido y el estado
(se puede decir que la mayoría), que habían cambiado sus orienta
ciones políticas de la noche a la mañana. El gigantesco camaleón
del sistema de poder soviético se limitó a cambiar de color, adap
tándose a las nuevas circunstancias. Con distintos nombres y for
mas aún peores, fueron apareciendo en las repúblicas regímenes
totalitarios, disfrazados de anticomunismo y nacionalismo, y ca
rentes de toda legitimidad.
Estos regímenes han acabado en manos de perfectos incom
petentes, cuyas ansias de poder y demagogia se pueden reducir a
un afán de mantenerse en el poder, ellos y sus compinches, a cual
quier precio. El precio es la destrucción y el saqueo de su país si
guiendo las instrucciones de Occidente, sin cuyo respaldo hace
tiempo que estarían en el basurero de la historia.
En vez de contener las dimensiones y reducir los costes del
aparato del poder, como se había prometido, sucedió exactamente
lo contrario: un crecimiento incontenible y unos costes que se
multiplicaron en pocos meses. Lo primero que hicieron los nuevos
amos fue aumentarse el sueldo y acaparar los privilegios que ha
bían tenido los funcionarios del aparato, asegurándose la prefe
rencia en todas las circunstancias y viajando en avión sin gastarse
un copec de su bolsillo. Se reservaron los mejores hoteles, las clí
nicas privadas, pasaportes para viajar al extranjero y coches con
La perestroika _ 101
E l factor traición
A gosto de 1991
El occidentalism o
/
los demás elementos, y trasladarlos a otro medio social, sin des
truirlos o desnaturalizarlos. No se pueden implantar unos cuantos
elementos del occidentalismo en otro tipo de sociedad sin implan
tar los demás elementos, y para ello se necesita un plazo histórico.
Esta asimilación, además, sólo es posible con elementos acceso
rios, no con los fundamentales.
Analizaré brevemente algunos rasgos esenciales del occiden
talismo que me parecen de interés para el asunto del que trata este
ensayo.
El totalitarism o m onetario
L a iniciativa privada
El m ercado
L a supraeconom ía
L a unicidad de O ccidente
L a occidentalización
El colm o de la villanía
El pueblo