Espn
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El canal deportivo ESPN realizó un brusco cambio de estilo informativo, a partir de la fusión
con la señal también deportiva FOX Sports, en medio del fuerte cimbronazo que significó para
el universo audiovisual en general la política agresiva del conglomerado Disney de comprar
señales y productoras de contenidos en su pelea con los gigantes Amazon y Netflix por el
control de “nuestro tiempo libre, nuestros sueños y nuestros deseos”, como dijo alguna vez un
conductor progresista, cuando era progresista.
Este parcial equilibrio, insistimos, si bien se trata de un mercado hiper concentrado donde
pocas voces se desmarcaban de un discurso bastante uniforme, se vio sacudido ante la fusión
de dos de los jugadores más grandes, FOX y ESPN, con el agravante de que no fue una fusión
equitativa, sino que uno de ellos fagocitó al otro.
ESPN había desplegado hasta este momento, un estilo centrado en el comentario sobre el
juego, “Hablemos de fútbol” el envío que supo ser insignia de la señal a cargo de Victor Hugo
Morales y el recordado mariscal Roberto Perfumo, alcanzó incluso una versión en libro de las
principales entrevistas, tal el nivel de profundidad que alcanzaban las conversaciones. Más acá
en el tiempo “La llave del gol” suponía un programa con mucho análisis de video y un sistema
de trabajo centrado en la discusión en torno a formas de juego más que en – si se quiere – lo
accesorio al propio fútbol.
“90 minutos de fútbol” en otrora envío de Fox Sports de los mediodías, aterrizó en ESPN con su
dosis habitual de gritos, peleas, chistes que solo entienden sus protagonistas y anécdotas
viejas de Oscar Ruggeri, sumados a sus comentarios de política nacional, siempre a la derecha
de la pared. Morena Beltrán, un módico aporte de racionalidad, estudio y rigor, intenta sin
mayor éxito abrir alguna cabeza haciendo periodismo. Difícil en un universo estilístico
dominado por el grito y la operación berreta.
Por su parte, los lunes por la noche tiene pantalla lo que parece ser la apuesta más fuerte o el
“house organ” de la señal: ESPN FC, un envío conducido por Alejandro Fantino – quien
abandona momentáneamente las operaciones políticas en general para dedicarse a las
deportivas en particular – Mariano Closs, Diego Latorre y Miguel Simón, este último
visiblemente perjudicado por el tono apresurado, desmedido y brabucón del resto, es
permanentemente vilipendiado por la infeliz idea de hacer periodismo en base a datos. Lo que
se dice hacer contrahegemonía de vanguardia en algo que no alcanza ni a charla de café.
Los cambios de estilo siempre tienen costos para los medios que los vehiculizan. El cambio de
estilo del diario Clarín en 2008, a partir de su pelea con el Kirchnerismo y el comienzo del
autodenominado “periodismo de guerra” le hizo perder lectores, prestigio e influencia política.
ESPN no ocupaba un lugar de liderazgo entre las señales de deportes, midió siempre un poco
menos que TyC Sports y FOX Sports pero mantenía un prestigio ganado en lo que ahora están
desandando: atención al deporte en cuestión, preocupación por los datos, bajo vedetismo y
privilegio de la información por sobre la opinión.
Este tipo de cambios, en el mejor de los casos, ofrecen módicos resultados en el corto plazo
pero son gravosos en el mediano y en el largo. Habrá que volver a buscar a la prensa gráfica
espacios de reflexión y análisis más sofisticado – Alejandro Wall y Ezequiel Fernández Moores
se destacan particularmente en ello – y volver a poner muda la tele y escuchar en la aplicación
Relatores, que no muestran que el periodismo deportivo puede hacerse con rigor,
conocimiento y buena leche.