Escuelas de Interpretación de Apocalipsis

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Escuelas de interpretación de Apocalipsis

A través de la historia de la Iglesia, se han


usado muchas pautas para interpretar la
profecía, cristianos y exegetas de la palabra
de Dios difieren en su método general de
abordar la profecía del tiempo del fin. Las
teorías interpretativas han sido numerosas y
ampliamente divergentes.

Estas han sido clasificadas en diferentes escuelas de interpretación tales como la «preterista»,
«historicista», «futurista», «dispensacionalista» y «espiritual». En este sentido, a menudo se
combinan o se mezclan. Cabe anotar que esta son las más sobresalientes porque también existen
otras con menos trascendencia.

Esta consideración se aplica más directamente a cómo las personas interpretan el libro de
Apocalipsis y las revelaciones de Daniel a la luz del uno con el otro, sin embargo antes de
abordarlas debemos tener presente el premilenarismo, definida como una escuela basada en la
interpretación literal y el amilenarismo encaminada a un lenguaje figurado .

1.1-Interpretación «preterista» o «histórico-contemporánea» considera que las visiones de


Apocalipsis se refieren en lo fundamental, a hechos ocurridos en las décadas finales del primer
siglo d.C., durante la época del profeta Juan. La profecía aludiría a la persecución que contra los
cristianos desató la «bestia», usualmente identificada con Nerón o Domiciano, y proseguida
después por el gobierno romano, llamado «Babilonia». El libro de Apocalipsis fue escrito para
alentar a los creyentes con la esperanza de que Dios intervendría, destruiría a la «bestia», liberaría
a su pueblo y establecería su Reino eterno. Algunos preteristas defienden la tesis de que
Apocalipsis sólo se ocupa de la destrucción, en el año 70 d.C., de Jerusalén, el templo y la vieja
era del judaísmo apóstata.

Esta posición es sostenida, mayormente, por comentaristas y críticos bíblicos liberales que
"repudian" el milagro de la predicción, y prefieren el más razonable y elegante "Vaticinium ex-
eventum" (profecía después de lo ocurrido). Por lo general, consideran que el libro de Daniel tiene
sólo un valor histórico, más no profético.

Este entendimiento carece de lógica, y no se ajusta tampoco a la realidad de muchas de las


profecías del mismo. Si su cumplimiento ya se hubiera realizado en el primer siglo, durante el
Imperio Romano (como opinan los seguidores de la interpretación Preterista), entonces la
bendición de dicho libro ya no vendría a nosotros puesto que las cosas que > (1: 1), ya habrían
ocurrido, y ya se habrían cumplido por tanto. No obstante, esto nunca podría ser así, ya que según
leeremos, existen múltiples eventos descritos que todavía no se han cumplido, y eso que ya han
pasado casi dos mil años desde la manifestación de dicha revelación dada a la Iglesia por medio
de Juan (1: 1, 2). Algunas de esas cosas, tomémoslas como ejemplo: Nada menos que el
Arrebatamiento de la Iglesia (1 Ts. 4: 13-18); el levantamiento de la Bestia Anticristo y de su falso
profeta; la venida en gloria de nuestro Señor a esta tierra (Ap. 19: 19- 21), o el Reino Milenial (Ap.
20).

1.2-Interpretación «historicista», Apocalipsis contiene visiones que predicen importantes momentos


y acontecimientos de la historia humana, desde los días de Roma hasta el fin de esta era, en la
que impera el mal. En el libro se descubren veladas referencias a varias olas de invasiones
bárbaras, el surgimiento del Islam, la Reforma Protestante, la Contrarreforma, la Revolución
Francesa, la Primera Guerra Mundial, y así por el estilo. La «bestia» ha sido identificada en
ocasiones con Mahoma, el Papa, Napoleón o algún dictador posterior. Quienes defienden esta
teoría se las arreglan ingeniosamente para encontrar en la historia política europea el cumplimiento
de algunas de las visiones apocalípticas, las cuales responderían a un orden cronológico.

Aunque no se puede asegurar de qué acontecimientos históricos específicos, del segundo siglo al
presente, se habla en la profecía, los sucesos históricos y movimientos mundiales ilustran una y
otra vez los principios que allí se invocan.

El comentarista Matthew Henry escribe lo siguiente al respecto: >. Además, es evidente que
muchos de los eventos descritos en el libro, todavía no han ocurrido (todo lo que se describe desde
el capítulo seis en adelante).

Los Adventistas del Séptimo Día creen que éste es el método que mejor se adecua a los principios
de interpretación de las Sagradas Escrituras. Es el único método que respeta la intuición histórica
de los autores bíblicos como tales.

1.3. Interpretación «futurista» Por definición, este es el sistema de todos los exegetas que
interpretan la profecía en su sentido literal, tratando de diferenciar los hechos de los símbolos. La
realidad es que este libro es escatológico en su mayor parte, es decir, que habla de las cosas que
han de ocurrir (1: 19c), por lo tanto, la profecía que contiene, la cual es la base del libro, debe
entenderse en su sentido literal siempre que sea posible, y no en un sentido puramente simbólico.
Dice W.M. Smith: > es decir, considera Apocalipsis en lo fundamental, como una profecía que se
refiere a la Iglesia en el mundo. Las siete cartas están dirigidas a siete iglesias históricas; y los
sellos representan las fuerzas de la historia—no importa lo que esta se prolongue— a través de la
misma Dios lleva a cabo su propósito redentor y de juicio, hasta que sobrevenga el fin. Sin
embargo, comenzando con el capítulo 8 ó 16, los acontecimientos descritos se refieren
completamente al futuro y contendrían las disposiciones finales de Dios sobre la historia humana.
Apocalipsis concluye describiendo una sociedad redimida que habita una tierra nueva que ha sido
purgada de todo mal, y con Dios morando en medio de su pueblo; lo cual es la meta de la larga
historia de la redención. La interpretación «futurista» es premilenial, pero no dispensacionalista.
Enseña que Cristo retornará para establecer un reino milenial sobre la tierra, pero no será un
estado nacional judío.

1.4. Interpretación «dispensacionalista» es la de más reciente aparición en la historia de la Iglesia.


El esquema «dispensacionalista» de la redención presupone dos diferentes pueblos de Dios a lo
largo de la historia —Israel y la Iglesia— y, por lo tanto, dos planes proféticos. Esta manera de
interpretar la Biblia la Venida [Parousia] de Cristo en dos partes, es decir para ellos la Segunda
Venida de Cristo se compone de dos eventos separados por siete años ( ó tres años y medio) uno
del otro y los cuales ellos han clasificado de la siguiente manera; El Rapto y la segunda venida.

Algunos dispensacionalista afirman que las siete cartas a las siete iglesias se interpretan
«proféticamente» como siete etapas en la era de la Iglesia. Apocalipsis 4.1 es interpretada como el
Rapto de la Iglesia, que se concibe como el arrebatamiento secreto de todos los creyentes llevados
al cielo antes de la «Gran Tribulación». El resto del libro trataría exclusivamente sobre la «Gran
Tribulación» y la suerte que correría Israel a manos del anticristo. De acuerdo con este punto de
vista, Cristo regresa para destruir a la bestia, atar a Satanás e inaugurar su reinado de mil años
sobre la tierra. Los dispensacionalistas identifican este Milenio con el período cuando la
aristocracia judía, junto al templo, el sistema de sacrificios y la Ley de Moisés, sean restaurados, y
se cumplan literalmente las profecías del Antiguo Testamento sobre el futuro triunfo político de
Israel sobre los gentiles.

(Algo interesante es que muchos pentecostales/carismáticos interpretan Apocalipsis y Daniel desde


un punto de vista dispensacionalista estricto, aunque tal interpretación supondría una negación, en
todas partes salvo en la literatura profética, de los actuales dones del Espíritu.)

1.5. Interpretación «espiritual» o «simbólica» encuentra en Apocalipsis relativamente pocas


referencias a hechos específicos o personalidades del pasado, el presente o el futuro; constituye,
por el contrario, una presentación de los grandes «principios espirituales» dirigidos a alentar y guiar
a los cristianos de todas las latitudes y períodos de la historia. Las visiones simbólicas sucesivas
ponen de manifiesto estos principios. El Señor Jesucristo viviente aparece victorioso sobre el
enemigo y sus aliados. Aquellos que están junto a Él (los «llamados y elegidos y fieles», 17.14),
tendrán plenamente su triunfo. Esto revela a Dios como Juez y Rey soberano de todo el universo
creado. De este modo el bien es reivindicado sobre el mal, la justicia sobre la injusticia. La historia
mundial se mueve, en medio de tragedias y desastres, hacia «un nuevo cielo y una nueva tierra».
Este sistema de interpretación sostiene que el Apocalipsis no tiene por objeto hablarnos sobre
hechos del futuro, sino enseñarnos sobre ciertos principios espirituales. No obstante, esto
contradice lo expresado por la misma Palabra de Dios cuando dice de este libro que es un libro
profético; Ap. 1: 3 > . Como dice la misma Palabra; este libro en cuestión es profecía, por lo tanto,
nos está hablando de hechos reales que más tarde o temprano deberán acontecer sin lugar a
dudas. Aunque es verdad que el libro nos enseñará principios espirituales, no podemos descartar
que en sí nos hable de hechos y acontecimientos, dado el carácter profético del mismo.

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