Lord Alfred Tennyson-La Dama de Shalott
Lord Alfred Tennyson-La Dama de Shalott
Lord Alfred Tennyson-La Dama de Shalott
En la ribera, durmiendo,
grandes campos de cebada y centeno
visten colinas y encuentran al cielo;
por el campo nace el sendero
hacia las mil torres de Camelot;
y arriba, y abajo, la gente anda,
mirando los lirios que florecen,
en la isla que río abajo emerge:
la isla de Shalott.
II.
Ella teje día y noche,
seda mágica de hermosos colores.
Ha oído un rumor sobre
una maldición: como se asome
y mire lejos, hacia Camelot.
No conoce la condena que pueda ser,
ella surce y no deja de tejer,
otra cosa no existe que pueda temer,
la dama de Shalott.
III
A tiro de arco del alero de ella,
él cabalgaba entre la mies de la era;
deslumbraba el sol entre hojas nuevas,
y ardía sobre las broncíneas grebas
del valiente y audaz Sir Lancelot.
Un cruzado al que arrodillado puso
con la dama por siempre en el escudo,
brillaba en el campo amarillo, junto
la lejana Shalott.
IV
En la tormenta que de este soplaba,
los bosques de oro pálido menguaban,
y el río ancho en su orilla los lloraba.
Un cielo negro y bajo diluviaba
encima las torres de Camelot.
Ella bajó hasta el río, y encontróse
bajo un sauce, una barca aún a flote,
y escribió, justo en la proa del bote,
“La Dama de Shalott”.