Illouz Eva - Por Que Duele El Amor

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Por que duele

el amor
Una explication sociologica

Eva Illouz

Traducido por Maria Victoria Rodil

Serie Ensayos
Primera edicion, 2012

© Katz Edi tores


Benjamin Matienzo 1831, 10° D
1426-Buenos Aires
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28004-Madrid
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© Suhrkamp Verlag Berlin 2011


All rights reserved.

Titulo de la edicion original: \AAiy Love Hurts. A Sociological Explanation

ISBN Argentina: 978-987-1566-69-3


ISBN Esparia: 978-84-92946-47-1

1. Ensayo sociologico. I. Rodil, Maria Victoria, trad. II. Titulo


CDD 301

Diserio de coleccion: Pablo Salomone y Maru Hiriart

Impreso en la Argentina por Talleres Graficos Artesud

Hecho el deposito que marca la ley 11.723.


Indice
1. Introduction: El tormento del amor 9
2. La gran transformation del amor o el surgimiento
de los mercados matrimoniales 31
3. El miedo al compromiso y la nueva arquitectura
de las elecciones amorosas 85
4. La demanda de reconocimiento: El amor
y la vulnerabilidad del yo 147
5. Amor, razon, ironia 205
6. De la imagination romantica a la deception 259
7. Epilogo 309
Notas 323
Leame la virgen inflamada en presencia de su prometido, y el sencillo
adolescente que sufre por vez primera las angustias amorosas. Quiero que
algun joven, herido por la misma flecha que yo llevo clavada, reconozca,
leyendome, las senales del fuego que le consume, y tras larga admiracion
exclame: “ ^Por donde este poeta ha penetrado y descubierto mis ocultos
dolores?”
Ovidio, Amores
1

Introduction
El tormento del amor

Pero el extasis amoroso no suele ser frecuente. Por cada experiencia


amorosa positiva en nuestros dias, por cada breve periodo de enriqueci-
miento, encontramos diez experiencias amorosas destructivas, periodos
de “postracion” post-amorosa de mucha mayor duracion y que a me-
nudo llevan a la destruccion del individuo o, por lo menos, a un cinismo
emocional que dificulta o hace imposible volver a amar de nuevo. ^Por
que los acontecimientos deben seguir este curso, si en realidad nada de
esto es inherente al proceso amoroso propiamente dicho?
Shulamith Firestone, La dialectica del sexo1

La novela Cumbres borrascosas (1847) pertenece a una larga tradicion literaria que
representa el amor como un sentimiento de dolor atroz.2 Entre Heathcliff y
Catherine, sus tristemente celebres protagonistas, nace un amor intenso mien-
10 • Por que duele el amor

tras van creciendo juntos, pero al final Catherine decide casarse con Edgar
Linton, un candidato mas adecuado en terminos sociales. Humillado al escuchar
por accidente cuando ella menciona que casarse con el la degradaria, Heathcliff
se escapa. Catherine lo sale a buscar por el campo y, al no encontrarlo, se en-
ferma tanto que queda al borde de la muerte.
En un tono mucho mas ironico, la novela Madame Bovary (1856) describe el
matrimonio infeliz de una mujer con un medico rural generoso pero mediocre,
que no puede satisfacer las fantasias romanticas ni las aspiraciones sociales de su
mujer. Emma Bovary, el personaje principal, cree haber encontrado el heroe
romantico con el que tantas veces sono y sobre el que tantas veces leyo en la
figura de Rodolfo Boulanger, un terrateniente de aire gallardo y elegante. Tras
un amorio que dura tres anos, deciden fugarse juntos, pero cuando llega el dia
indicado, Emma recibe una carta de Rodolfo en la que le avisa que se ira sin
cumplir su promesa. En este punto, el narrador deja a un lado su tono ironico
habitual para describir con compasion los sentimientos romanticos de la heroina
y su sufrimiento:

Emma, apoyada en el vano de la buhardilla, releia la carta con risas de


colera. Pero cuanta mayor atencion ponia en ello, mas se confundian sus
ideas. Lo volvia a ver, lo escuchaba, lo estrechaba con los dos brazos; y
los latidos del corazon, que la golpeaban bajo el pecho como grandes
golpes de ariete, se aceleraban sin parar, a intervalos desiguales. Miraba a
su alrededor con el deseo de que se abriese la tierra. ^Por que no acabar
de una vez? ^Quien se lo impedia? Era libre. Y se adelanto, miro al pa-
vimento diciendose:
— jVamos! jVamos!3

Si lo juzgamos en funcion de nuestros propios parametros, el sufrimiento de


Catherine y Emma parece exagerado, pero aun asi nos resulta inteligible. No
obstante, como se pretende demostrar en el presente trabajo, el tormento que
atraviesan estas dos mujeres a causa del amor ha cambiado de contenido, de
color y de textura. En principio, la oposicion entre la sociedad y el amor que
cada una de ellas encarna en dicho sufrimiento ya no resulta pertinente en las
sociedades actuales. De hecho, hoy en dia Catherine y Emma no tendrian que
El tormento del amor • 11

enfrentar practicamente ningun obstaculo economico o normativo que les im-


pidiera elegir como primera y unica option a su ser amado. Es mas, nuestro
sentido actual de la adecuacion nos impulsaria a seguir los dictados del corazon,
no del entorno social. En segundo lugar, tanto Catherine con sus dudas como
Emma con su matrimonio desapasionado tendrian a su disposition toda una
bateria de especialistas en psicoterapia, terapia de pareja, derecho de familia y
mediation que acudirian al rescate, se apropiarian de los dilemas mas privados
de estas mujeres vacilantes o aburridas y emitirian juicio sobre ellos. A falta de
la orientation brindada por esos especialistas (o en paralelo con ella), una mujer
contemporanea que tuviera tales problemas compartiria el secreto de su amor
con otras personas, que probablemente serian sus amigas intimas o, como mi-
nimo, alguna amistad anonima forjada en Internet, lo que atenuaria de modo
considerable la soledad de su pasion. Entre el deseo y la desesperanza circularia
un caudal voluminoso de palabras, consejos y autorreflexiones. En efecto, el
equivalente actual de Catherine o Emma seria una mujer que pasa muchisimo
tiempo cavilando y hablando sobre ese sufrimiento, y que seguramente encuen-
tra las causas en algun trauma atravesado por ella misma o por su ser amado
durante la infancia. Si alguna de las dos hubiera vivido en la sociedad actual, no
se habria vanagloriado de experimentar ese dolor, sino de haberlo superado
mediante un arsenal de tecnicas de autoayuda. En efecto, el sufrimiento amo­
roso genera en la actualidad una cantidad casi infinita de material explicativo,
cuya meta es comprender el fenomeno, pero tambien extirpar sus causas. Nues-
tro repertorio cultural ya no incluye la posibilidad de morir, suicidarse o fugarse
a un monasterio por amor. Ahora bien, esto no quiere decir que las personas de
la “posmodernidad” o la “modernidad tardia” desconozcamos los tormentos
romanticos. Es posible incluso que sepamos mas del tema que nuestros antece-
sores, pero lo cierto es que la organizacion social del sufrimiento amoroso pa-
rece haberse modificado desde lo mas profundo. En este libro se pretende
explicar la naturaleza de tal transformacion mediante un analisis de los cambios
atravesados por tres aspectos distintos y fundamentals del yo: la voluntad (como
queremos algo), el reconocimiento (como construimos nuestro sentido del
valor propio) y el deseo (que deseamos y como lo deseamos). A decir verdad,
son pocas las personas de nuestra epoca que se hayan visto exentas de los tor-
mentos del amor y las relaciones intimas. Estos pueden adquirir diversas formas,
12 • Por que duele el amor

como por ejemplo besar demasiados sapos o demasiadas ranas en el camino a


hallar nuestro principe o nuestra princesa; embarcarse en busquedas de dimen-
siones titanicas por Internet; o volver a casa sin camparna despues de salir a un
bar, una fiesta o una cita a ciegas. Por otro lado, cuando las relaciones final-
mente se forman, estos tormentas no desaparecen, pues comienzan a asomar el
aburrimiento, la ansiedad o la irritacion; surgen conflictos o discusiones que
provocan dolor; y, a la larga, se atraviesa la confusion, la inseguridad y la depre-
sion que genera toda ruptura o separacion. Y todos estos son apenas algunos de
los modos en que la busqueda del amor supone una experiencia dolorosamente
complicada de la que escasas personas quedan exentas en la modemidad. Si la
sociologia oyera la voz de esas mujeres y esos hombres que buscan el amor,
llegaria a sus oidos una letania ruidosa e incesante de quejidos y gruiiidos.
A pesar de que estas experiencias revisten un caracter generalizado, cuando
no colectivo, nuestra cultura insiste en que son consecuencia de alguna clase de
inmadurez o falencia psiquica. Existen cantidades innumerables de manuales y
talleres de autoayuda que prometen enseiiamos a manejar mejor la vida amorosa
trayendo a nuestra conciencia los modos en que inconscientemente provoca-
mos nuestros fracasos. La cultura freudiana en la que nos encontramos inmersos
plantea de manera contundente que nuestras experiencias pasadas explican las
causas de la atraccion sexual y que las preferencias amorosas se conforman du­
rante los primeros tiempos de vida en funcion del vinculo entre el niiio y sus
padres. Muchas personas encuentran la principal explicacion de los motivos y
los modos del fracaso amoroso en la premisa freudiana de que la familia de ori-
gen configura los patrones de nuestra trayectoria erotica. Imperterrita ante la
falta de coherencia, la cultura freudiana se atreve incluso a afirmar que la per­
sona que elegimos como pareja, ya sea parecida o antagonica a nuestros padres,
representa un reflejo directo de nuestras experiencias infantiles, que en si mis-
mas constituyen la clave para explicar nuestro destino romantico. Es mas, con
el concepto de la compulsion a la repetition, Freud dictamino que las experien­
cias tempranas de perdida, por dolorosas que fueran, se verian indefectiblemente
reactualizadas durante la vida adulta para poder dominarlas. Esta idea tuvo re-
percusiones tremendas en la conception y el trato colectivo de los tormentas
amorosos, pues dio a entender que constituian una dimension saludable del
proceso de maduracion. De hecho, la cultura freudiana planteo que, a grandes
El tormento del amor • 13

rasgos, los tormentas amorosos constituian una experiencia inevitable y autoin-


fligida. Asi, la psicologia clinica ha desempeiiado un papel central en la difusion
(y la legitimacion cientifica) de la idea de que el amor y sus fracasos se explican
en funcion de la historia psiquica del sujeto y, por lo tanto, se encuentran en su
esfera de control. Aunque la nocion freudiana original del inconsciente apun-
taba a disolver los principios tradicionales de responsabilidad por los propios
actos, en la practica, la psicologia ocupo un rol fundamental para el proceso de
relegar lo romantico y lo erotico a la esfera individual de la responsabilidad
privada. Mas alia de que haya sido su intencion o no, el psicoanalisis y la psico-
terapia han suministrado un arsenal formidable de tecnicas para que portemos
con elocuencia, pero sin vias de escape, toda la responsabilidad por nuestro
sufrimiento romantico.
A lo largo del siglo x x , la idea de que dicho sufrimiento era autoinfligido
adquirio una notoriedad enigmatica, quiza porque la psicologia ofrecio al mismo
tiempo la promesa consoladora de que ese fenomeno podia resolverse. Las ex-
periencias de sufrimiento amoroso se transformaron en una gran fuerza motriz
que activo a toda una gama de profesionales (del psicoanalisis, la psicologia y
otras terapias), pero tambien a la industria editorial, la television y muchos otros
medios. Asi, el exito extraordinario que vivio la industria de la autoayuda fue
posible porque, como teion de fondo, existia una conviccion profunda de que
el sufrimiento esta constituido a la medida de nuestra historia psiquica, de que la
palabra y el autoconocimiento tienen propiedades curativas, y de que se puede
superar el dolor si se identifican sus fuentes y sus patrones de aparicion. Por lo
tanto, los tormentos del amor hoy se inscriben en el yo, su historia personal y
su capacidad de autoconfigurarse.
Justamente porque vivimos en una epoca en que reina la idea de la respon-
sabilidad individual, la vocacion sociologica no ha perdido su importancia vital.
Asi como a fines del siglo x i x parecia revolucionario afirmar que la pobreza no
era consecuencia de una moralidad dudosa ni de una falta de caracter, sino de
la explotacion sistematica, hoy resulta imperioso alegar que los fracasos de nues-
tra esfera privada no son consecuencia de una debilidad psiquica, sino que a los
caprichos y sufrimientos de nuestra vida emocional les dan forma ciertos orde-
nes institucionales. En consecuencia, el proposito de este libro es realizar un
desplazamiento considerable del angulo de anaiisis acerca de lo que falla en las
14 • Por que duele el amor

relaciones contemporaneas. No se trata entonces de un problema ligado a una


infancia disfuncional o a una falta de autoconocimiento psiquico, sino a un
conjunto de tensiones y contradicciones culturales que actualmente estructuran
la identidad y el yo.
Ahora bien, este planteo no es novedoso como tal. Hace tiempo que el fe-
rninismo viene cuestionando la concepcion popular del amor como fuente de
toda felicidad, pero tambien la explicacion psicologica individualista sobre el
sufrimiento amoroso. De acuerdo con cierta rama del feminismo, a diferencia
de lo que transmite la mitologia popular, el amor romantico no es fuente de
trascendencia, felicidad ni autorrealizacion. En realidad, constituye una de las
principales causas de la brecha existente entre varones y mujeres, asi como una
de las practicas culturales que obligan a la mujer a aceptar (y “ amar”) su propia
sumision. De hecho, en la esfera amorosa, los hombres y las mujeres siguen
poniendo en acto las divisiones profundas que caracterizan sus respectivas iden-
tidades. Como seiiala Simone de Beauvoir, incluso en el acto amoroso los va­
rones retienen su soberania, mientras que las mujeres tienden a entregarse y
abandonarse.4 En La dialectica del sexo, la controvertida obra que se cita al prin-
cipio de esta introduccion, Shulamith Firestone avanza un poco mas y se atreve
a afirmar que la fuente de la energia y el poder social masculinos es el amor que
las mujeres proporcionan a los hombres, lo que indicaria que este constituye el
cemento con el que esta edificada la dominacion masculina. 5 Asi, el amor ro­
mantico no solo ocultaria la segregacion de clase y de sexo, sino que la posibi-
litaria. En palabras de la ferninista radical Ti-Grace Atkinson, el amor romantico
es “ el pivote psicologico en la persecucion de las mujeres” .6 En efecto, la afir-
macion mas fascinante planteada por el feminismo consiste en que la lucha de
poder reside en el centro mismo del amor y la sexualidad, y los hombres llevan
desde siempre la ventaja en esa lucha porque el poder economico converge con
el poder sexual. Asi, el poder sexual masculino equivale a la capacidad de defi-
nir el objeto amoroso y de fijar las reglas que gobemaran el cortejo y la expre-
sion de los sentimientos romanticos. En ultima instancia, el poder masculino es
tal porque las jerarquias y desigualdades de genero se desarrollan y reproducen
en la manifestacion y la experiencia de los sentirnientos romanticos y, a la vez,
dichos sentimientos sustentan otras diferencias de poder mas amplias en materia
econornica y politica.7
El tormento del amor • 15

Sin embargo, este supuesto acerca de la primacia del poder tambien consti-
tuye una falla en la corriente dominante de la critica feminista sobre el amor.
De hecho, durante los periodos en los que el patriarcado desempeiiaba un papel
mucho mas poderoso que hoy en dia, el amor cumplia un rol mucho menos
significative en Ia subjetividad femenina y masculina. Es mas, Ia prominencia
cultural del amor parece vincularse con una disminucion del poder masculino
dentro de la familia y con un incremento de la igualdad y la simetria en las re-
laciones de genero. Asimismo, gran parte de la teoria feminista se funda en la
premisa de que en el amor (y en otros lazos), el poder constituye la piedra an­
gular de las relaciones sociales. Por lo tanto, debe hacer caso omiso de la gran
cantidad de pruebas empiricas que otorgan el mismo grado de importancia al
poder y al amor, un mecanismo igualmente potente e invisible de movilizacion
de las relaciones sociales. Cuando reduce el amor femenino (y el deseo de amar)
a un mero elemento del patriarcado, la teoria feminista no da cuenta de los
motivos por los cuales el amor sigue teniendo tanta relevancia para las mujeres
modemas, pero tambien para los hombres; ni contempla la veta igualitaria que
presenta la ideologia del amor gracias a su capacidad de subvertir el patriarcado
desde adentro. Sin duda, este ultimo desempeiia una funcion central en las ex-
plicaciones sobre la estructura de las relaciones entre los sexos y en la fascinacion
misteriosa que ejerce la heterosexualidad, pero eso no alcanza para explicar la
potencia extraordinaria que despliega el ideal amoroso sobre los hombres y las
mujeres de la actualidad.
Asi, el objetivo del presente trabajo es delinear un marco que permita iden-
tificar las causas institucionales del sufrimiento amoroso, pero dando por sen-
tado que la experiencia romantica ejerce una fascinacion muy potente,
imposible de ser explicada en terminos de “falsa conciencia”.* Hacer eso equi-
valdria a cerrar la cuestion antes incluso de formularla. Lo que pretendo demos-
trar aqui es que los motivos que hacen del amor un elemento central para la
identidad y la felicidad son casi los mismos que lo determinan como un aspecto
tan dificil de la experiencia: en ambos casos, se trata de los modos de institucio-
nalizacion del yo y la identidad en la epoca moderna. Si muchos de nosotros
sentimos “una suerte de malestar o ansiedad insistente” en relacion con el amor
y una sensacion de que las cuestiones amorosas nos generan “ conflictos, inquie-
tud e insatisfaccion con nuestra vida”, por retomar las palabras del filosofo Harry
16 • Por que duele el amor

Frankfurt,9 esto se debe a que el amor contiene, refleja y amplifica el “atrapa-


miento” del yo en las instituciones de la modernidad, 10 instituciones estas que
indudablemente estan configuradas por las relaciones economicas y de genero.
Como dice el celebre postulado de Carlos Marx, “los hombres hacen su propia
historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por
ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directa-
mente, que existen y transmite el pasado”. 11 Por lo tanto, cuando nos enamo-
ramos o nos entristecemos, estamos utilizando recursos y viviendo situaciones
que no hemos construido nosotros mismos. Esos son precisamente los recursos
y las situaciones que se intenta analizar en este libro. A lo largo de las proximas
paginas, desarrollare el argumento general de que, en la modernidad, ha cam-
biado algo fundamental dentro de la estructura del yo romantico. En terminos
muy amplios, el fenomeno se podria describir como una modificacion en la
estructura de la voluntad romantica, de aquello que queremos y de los modos
en que lo implementamos con una pareja sexual (capitulos 2 y 3); pero tambien
como una alteracion en aquello que hace vulnerable al yo o disminuye el sen-
tido del valor propio (capitulo 4); y, por ultimo, como una transformacion en
la organizacion del deseo o el contenido de los pensamientos y sentimientos que
activan nuestro deseo erotico y romantico (capitulos 5 y 6). Las tres lineas de
analisis principales sobre los cambios del amor en la modernidad seran entonces
la estructuracion de la voluntad, la constitucion del reconocimiento y la activa-
cion del deseo. En ultima instancia, mi objetivo es hacer con el amor lo que
Marx hizo con la mercancia: demostrar que lo producen y configuran ciertas
relaciones sociales concretas, que circula en un mercado donde los actores com-
piten en desigualdad de condiciones y que algunas personas tienen mayor capa-
cidad que otras para definir los terminos en que seran amadas.
Los peligros que acechan detras de este tipo de analisis son multiples. Quizas
el mas evidente tenga que ver con que probablemente haya exagerado un poco
las diferencias entre “ nosotros’’ (en la modernidad) y “ ellos” (en la premoder-
nidad). Sin duda, seran muchas las personas que lean este libro y piensen sus
propios contraejemplos para cuestionar lo que aqui se plantea, es decir, que las
causas del sufrimiento amoroso se vinculan con la modernidad. No obstante, se
pueden ofrecer algunas respuestas a tan seria objecion. En primer lugar, no
sostengo que lo nuevo sea el sufrimiento amoroso en si mismo, sino algunos
El tormento del amor • 17

modos de vivirlo. En segundo lugar, desde la sociologia no nos interesan tanto


las acciones y los sentimientos singulares e individuales como las estructuras en
funcion de las que se organizan dichas acciones y dichos sentimientos. Si bien
el pasado distante o inmediato puede estar lleno de ejemplos en apariencia si-
milares a la condicion actual, dichos ejemplos no senalan la existencia de las
mismas estructuras a gran escala que si se pueden detectar en las practicas ro-
manticas contemporaneas y en el dolor que deriva de ellas. En ese sentido, es-
pero que los historiadores puedan perdonarme por hacer a un lado las
complejidades y los movimientos de la historia para utilizarla como una suerte
de telon de fondo con motivos fijos que me ayudan a destacar, por contraste,
los rasgos caracteristicos de la modernidad.
Igual que otros sociologos y sociologas, considero el amor como un micro­
cosmos privilegiado para dar cuenta de los procesos de la modernidad, pero a
diferencia de ellos, no vengo a contar la historia del triunfo heroico de los sen-
timientos frente a la razon ni la igualdad de genero frente a la explotacion de la
mujer, sino un relato mucho mas ambiguo.

lQ u e e s la m o d e m id a d ?
Mas que ninguna otra disciplina, la sociologia nace de un cuestionamiento in-
tenso y tenido de ansiedad acerca del significado y las consecuencias de la mo­
dernidad: Carlos Marx, Max Weber, Emile Durkheim y Georg Simmel tratan
de comprender el sentido de la transicion del “viejo” mundo al mundo “ nuevo”.
Mientras que uno simboliza la religion, la comunidad, el orden y la estabilidad,
el segundo equivale al cambio arrollador, la secularidad, la disolucion de los
lazos comunales, la reivindicacion de la igualdad y la incertidumbre constante
sobre la identidad. Desde aquel periodo extraordinario que abarca el pasaje de
mediados del siglo xix al sigl.o x x , la sociologia se viene ocupando de los mis-
mos interrogantes que aun hoy nos sobrecogen: ^Acaso el debilitamiento de la
religion y los lazos comunales pondra en riesgo el orden social? ^Seremos capa-
ces de llevar una vida plena de significado en ausencia de lo sagrado?
A Max Weber en particular le preocupaban las preguntas esbozadas por Dos-
toievski y Tolstoi: Si ya no tememos a Dios, <:que nos had morales? Si ya no
nos conmueven ni nos compelen los significados colectivos, vinculantes y sa-
grados, ique le dad sentido a nuestra vida? Si el centro de la moralidad es el
18 • Por que duele el amor

individuo, en lugar de Dios, 'que sera de esa “ etica de la hermandad” que


constituia la fuerza motriz de las religiones?12 En efecto, desde sus origenes, la
vocacion de la sociologia es comprender cual puede ser el sentido de la vida tras
la muerte de la religion.
Si bien el advenirniento de la modemidad, como sostiene la mayoria de los
sociologos y sociologas, nos abrio un abanico de posibilidades emocionantes,
tambien represento una serie de riesgos sombrios contra nuestra capacidad para
vivir una vida plena de sentido. Incluso quienes consideraban que la modemidad
implicaba el triunfo del progreso sobre la ignorancia, la pobreza cronica y la
opresion reconodan de todos modos que suponia un empobrecirniento de nues­
tra capacidad para contar historias hermosas y vivir en tramas culturales de rica
textura. La modemidad efectivamente desperto a las personas embriagadas por
las ilusiones y los espejismos que hasta entonces les pe^rrnitian soportar las mise-
rias de la vida. N o obstante, desprovistos de esas fantasias, ibamos a vivir la vida
sin con:promiso alguno con valores ni principios superiores, sin el fervor ni el
extasis de lo sagrado, sin el heroismo de los santos, sin la certidumbre y el orden
de los mandamientos divinos, pero, sobre todo, sin las ficciones que nos dan
consuelo y embellecen nuestra existencia.
Tal efecto desembriagador se manifiesta en el amor de manera mas evidente
que en ninguna otra esfera. Durante varios siglos en la historia de Europa occi­
dental, el ambito de lo amoroso habia estado dominado por los ideales de la
caballerosidad, la cortesia y el romanticismo. El primero tenia como prernisa
cardinal defender a los mas debiles con coraje y lealtad. Por lo tanto, la debilidad
femenina se encontraba enmarcada en un sistema cultural que la reconoda y la
glorificaba, pues transformaba el poder masculino y la fragilidad femenina en
cualidades dignas de ser amadas, como el caracter protector de los hombres y la
suavidad de las mujeres. Asi, la inferioridad social de las mujeres se compensaba
con la devocion absoluta de los hombres frente a ellas en la esfera amorosa, que
a su vez funcionaba como contexto para la demostracion y el ejercicio de la
masculinidad, la valentia y el honor. Es mas, la privacion de derechos econo-
micos y politicos que sufrian las mujeres se veia acompaiiada (y teoricamente
subsanada) por la seguridad de que en el ambito amoroso no solo serian prote-
gidas por los hombres, sino tambien se las consideraria superiores a ellos. En
consecuencia, no debe llamar la atencion que el amor resultara historicamente
El tormento del amor • 19

tan atractivo para las mujeres, pues implicaba la promesa de recibir un estatus
moral y una dignidad que se les negaba en otros ambitos sociales, ademas de
enaltecer su destino social de cuidar y amar a los otros como madres, esposas y
amantes. Entonces, en terminos historicos, el amor gozaba de un poder de se-
duccion muy importante justamente porque ocultaba y a la vez embellecia
aqueUas profundas desigualdades que yacian en el centro mismo de las relaciones
de genero.
Ahora bien, la “alta modernidad” o la “hipermodernidad”, que en el presente
trabajo se define como el periodo posterior a la Primera Guerra Mundial y que,
de aqui en adelante, denominaremos “modernidad”, marca una radicalizacion de
las tendencias sociales inscritas en la modernidad temprana y modifica, en algu-
nos casos de raiz, la cultura del amor y la economia de la identidad de genero
que esta contiene. A pesar de que dicha cultura conserva e incluso amplifica el
ideal del amor como fuerza que puede trascender la existencia cotidiana, al
colocar en el centro mismo de las relaciones intimas los ideales politicos de la
libertad sexual y la igualdad de genero, priva al amor de los ritos de deferencia
y del halo mistico que lo envolvia hasta entonces. Todo aquello que en el amor
era sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar
serenamente las verdaderas condiciones de existencia de las mujeres. Este as-
pecto dual y escindido del amor en tanto fuente de trascendencia existencial y
espacio contencioso para la puesta en acto de las identidades de genero cons-
tituye la caracteristica principal de la cultura romantica contemporanea. En
terminos mas especificos, poner en acto las identidades de genero y las consi-
guientes luchas implica poner en acto los dilemas y las ambivalencias culturales
e institucionales de la modernidad, que se organizan en torno a ciertos motivos
clave como el de la autonomia, la autenticidad, la igualdad, la libertad, el com-
promiso y la autorrealizacion. El estudio del amor no es entonces un elemento
periferico sino un elemento central para el estudio del nucleo mismo y las bases
de la modernidad. 13
El amor romantico heterosexual constituye una de las mejores esferas para
dar cuenta de tal ambivalencia en la modernidad porque, en los ultimos cua-
renta aiios, se ha registrado una radicalizacion de la igualdad y la libertad en el
vinculo amoroso, asi como una escision profunda entre la emocionalidad y la
sexualidad. En dicho amor se encuentran enmarcadas las dos revoluciones cul-
20 • Por que duele el amor

turales mas importantes del siglo x x , a saber: por un lado, la individualizacion


de los estilos de vida y la intensificacion de los proyectos de vida emocionales;
y, por el otro, la economizacion de las relaciones sociales o la utilizacion gene-
ralizada de modelos economicos para configurar el yo y sus emociones.14
El sexo y la sexualidad se han desvinculado de las normas morales y se han
incorporado en el ambito individual de los proyectos y estilos de vida, mientras
que la gramatica cultural del capitalismo ha penetrado ampliamente en el do-
minio de las relaciones romanticas heterosexuales. Por ejemplo, cuando el amor
(heterosexual) se convirtio en el eje tematico constitutive de la novela, casi
nadie advirtio que se entrelazaba con otro tema tambien central para la novela
burguesa y para la modemidad en general: el tema de la movilidad social. Como
lo indican los casos que ya mencionamos de Catherine y Emma, en el amor
romantico casi siempre se entretejia inevitablemente la cuestion de la movilidad
social. En otras palabras, una de las preguntas esenciales que esbozaba la novela
(y que mas adelante plantearia el cine de Hollywood) era si el amor podia triun­
far frente a los obstaculos sociales y en que condiciones era posible ese triunfo
o, a la inversa, si la compatibilidad socioeconomica era una condicion necesaria
del amor.
La configuracion del sujeto modemo es al mismo tiempo de naturaleza e)jlo-
cional y economica, romantica y racional. Esto se debe a que el rol protagonico
del amor en el matrimonio (y en la novela) coincide con el debilitamiento del
vinculo matrimonial como herramienta de alianzas familiares y marca la nueva
funcion del amor como instrumento de movilidad social. Sin embargo, lejos de
seiialar la muerte del calculo economico en esta esfera, mas bien profundiza su
importancia, ya que hombres y mujeres comienzan a ascender (o descender)
cada vez mas en la escala social por medio de la alquimia del amor. Dado que
el amor toma menos explicitas y formales las asociaciones entre el matrimonio
y las estrategias de reproduccion socioeconomica, el proceso modemo de elec-
cion de pareja va incorporando y combinando progresivamente las aspiraciones
emocionales y las ambiciones economicas. Asi, el amor comienza a contener
dentro de si ciertos intereses racionales y estrategicos, al fundir en una misma
matriz cultural las orientaciones economicas y emocionales de los actores socia­
les. Una de las principales transformaciones culturales que acompaiian a la mo­
demidad es, entonces, la combinacion del amor con las estrategias economicas
El tormento del amor • 21

de movilidad social. Por eso mismo, el presente trabajo contiene una serie de
sesgos metodologicos. En primer lugar, se centra en el amor heterosexual mas
que en el homosexual porque el primero contiene una negacion de los elemen-
tos economicos que sustentan la eleccion del objeto amoroso, pero a la vez
fusiona la logica emocional con la logica economica. En algunos casos, ambas
logicas confluyen con armonia y a la perfeccion, pero tambien hay muchos
otros casos en los que hacen estallar el sentimiento romantico desde adentro.
Esta combinacion del amor y el calculo economico otorga al primero una im-
portancia central en la vida modema, pero a la vez se ubica en el corazon rnismo
de las presiones antagonicas que hoy lo afectan. Por lo tanto, el entrelazarniento
entre lo emocional y lo economico constituye uno de los hilos conductores para
mi reinterpretacion del amor en la modemidad, pues me propongo demostrar
de que manera la eleccion, la racionalidad, los intereses economicos y la com-
petencia han transformado los modos de buscar, conocer y cortejar a una po-
tencial pareja, asi como los modos de consulta y toma de decisiones acerca de
los propios sentimientos. En segundo lugar, el presente trabajo aborda la con-
dicion del amor desde una perspectiva mas marcadamente femenina que mas-
culina, y sobre todo desde la perspectiva de aquellas mujeres que optan por el
matrimonio, la reproduccion y los estilos de vida propios de la clase media.
Como espero demostrar, la combinacion de tales aspiraciones con su insercion
en el libre mercado de los encuentros sexuales genera nuevas formas de domi-
nacion emocional masculina sobre las mujeres. En consecuencia, aunque el
contenido de este libro resulta pertinente para muchas mujeres, no lo sera para
todas ellas, pues no revestira validez para las lesbianas ni para las mujeres que no
aspiran a una vida domestica ni a tener hijos, sean casadas o solteras.

El a m o r c o m o m o d e m id a d y e l a m o r e n la m o d e r n id a d
En las indagaciones tradicionales sobre el auge de la modemidad, los sospecho-
sos de siempre son el saber cientifico, la imprenta, el desarrollo del capitalismo,
la secularizacion y la influencia de los ideales democraticos. Efectivamente, en la
mayoria de las explicaciones esta ausente la formacion de un yo emocional y
reflexivo que, como he senalado en otros trabajos, 13 acompana el surgimiento
de la modemidad y se define sobre todo en terminos emocionales, centrado en
el manejo y la reafirmacion de sus sentimientos. El presente libro pretende situar
22 • Por que duele el amor

el ideal y la practica del amor romantico en el nucleo mismo de la cultura mo-


dema y, de modo mas manifiesto, en la importancia decisiva que esos elemen-
tos revisten para la configuracion de nuestra biografia y la constitucion de
nuestro yo emocional. Como senala Ute Frevert, “las emociones no solo son
formadas por la historia, sino que la forman” .16
El filosofo Gabriel Motzkin nos ofrece un punto de partida para empezar a
analizar la funcion desempenada por el amor en la formacion del yo modemo.
Segun el, la fe cristiana (en concreto, la fe paulina) coloca en un lugar central y
visible las emociones del amor y la esperanza, lo que le permite crear un yo
emocional (en vez de un yo intelectual o politico).17 El autor argumenta que
el proceso de secularizacion de la cultura consiste, entre otras cosas, en secula-
rizar el amor religioso. Este proceso adquiere dos formas distintas: por un lado,
el amor profano se transforma en un sentimiento sagrado (mas adelante, bajo el
celebre formato del amor romantico) y, por otro lado, el amor romantico se
transforma en una emocion contraria a las restricciones impuestas por lo reli­
gioso. Asi, la secularizacion del amor ocupa un rol importante en el proceso de
emancipacion con respecto a la autoridad religiosa. Si tuvieramos que propor-
cionar un marco temporal mas ajustado a estos analisis, podriamos decir que la
reforma protestante fue una etapa fundamental en la formacion del yo roman-
tico de la modemidad, pues marco el surgimiento de un conjunto de tensiones
ineditas entre el patriarcalismo y las nuevas expectativas emocionales que des-
pertaba el ideal del matrimonio entre companeros. De acuerdo con Michael
MacDonald, “ los escritores puritanos promueven la formacion de nuevos idea-
les para la conducta marital, destacando la importancia de la intimidad y la in-
tensidad emocional entre los integrantes de la pareja. A los maridos se los insta
a ocuparse del bienestar espiritual y emocional de sus esposas” .18 Desde la so-
ciologia y la historia se ha planteado numerosas veces que el amor, sobre todo
en las culturas protestantes, funciono como una fuente de igualdad de genero
al estar acompanado por una potente validacion de las mujeres. 19 A traves del
mandamiento religioso de amar a la esposa, las mujeres registraron una eleva-
cion en su propio estatus y mejoraron sus posibilidades de tomar decisiones en
pie de igualdad con los hombres. Es mas, Anthony Giddens y otros autores
plantean incluso que el amor desempefio una funcion central en la construccion
de la autonomia femenina, pues en el siglo xvm , el ideal cultural del amor ro-
El tonnento del amor • 23

mantico, una vez que se hubo desvinculado de la etica religiosa, insto a las
mujeres, tanto como a los hombres, a elegir libremente el objeto de su amor.20
De hecho, Ia idea misma del amor en este caso presupone y constituye el libre
albedrio y Ia autonomia de los amantes. Motzkin y Fisher llegan a sostener in­
clusive que “ el desarrollo de las concepciones democraticas de Ia autoridad
constituye una consecuencia indirecta de la prernisa de la autonomia emocional
femenina’V Ahora bien, la literatura sentimental del siglo xvm acentua todavia
mas esta tendencia cultural porque promueve un ideal del amor que contribuye,
en la teoria y en la practica, con la desestabilizacion del poder que ejercen los
padres sobre las decisiones matrimoniales de sus hijas. Por lo tanto, dicho ideal
es un agente de emancipacion femenina en un sentido fundamental, ya que
promueve la individualizacion y la autonomia de las mujeres, por mas circun-
voluciones que haya atravesado dicha emancipacion. Como en los siglos xvm
y xix la esfera privada adquiere un valor muy importante, las mujeres pueden
ejercer aquello que Ann Douglas, retomando a Harriet Beecher Stowe, deno-
mina “la tirania del rosa y el blanco” , es decir, la tendencia de “las mujeres es-
tadounidenses del siglo xix a obtener poder mediante la explotacion de su
identidad femenina” .22 Asi, el amor ubica a las mujeres bajo la tutela de los
hombres, pero legitimando un modelo del yo que es de naturaleza privada,
individualista, domestica y, sobre todo, que exige la autonornia emocional. Con
esto, el amor romantico consolida dentro de la esfera privada el individualismo
moral que habia acompaiiado el auge de la esfera publica. Es mas, el amor cons­
tituye el ejemplo paradigrnatico y la fuerza motriz de un nuevo modelo de
sociabilidad que Giddens define como el modelo de la “relacion pura’V ’ fun-
dado en el supuesto contractual de que dos sujetos con igualdad de derechos se
unen con fines emocionales e individualistas. Se trata entonces de un vinculo
en el que dos individuos se comprometen por su propio bien y del que pueden
entrar y salir a voluntad.
Sin embargo, aunque el amor cumplio una funcion importante en la forma-
cion de aquello que los historiadores denominan “individualismo afectivo”, la
historia del amor en la modernidad tiende a presentarlo como una transicion
heroica de la esclavitud a la libertad. Seg{Jn este relato, cuando triunfa el amor,
desaparecen los matrimonios por interrs y conveniencia para que prosperen la
autonomia, la libertad y la individualidad. No obstante, si bien coincido en que
24 • Por que duele el amor

el amor romantico supone un desafio contra el patriarcado y la institucion fa­


miliar del momento, la “relacion pura” tambien torna mas volatil la esfera pri-
vada y mas infeliz la conciencia romantica. A mi juicio, aquello que hace del
amor una fuente cronica de malestar, desorientacion e incluso desesperanza solo
puede explicarse en terminos sociologicos mediante la comprension del nucleo
cultural e institucional de la modernidad. Tambien por este motivo considero
que el presente analisis sera pertinente en la mayoria de los paises que partici-
paron en la formacion de la modernidad sobre la base de la igualdad, el contrac-
tualismo, la integracion de hombres y mujeres al mercado capitalista y la
institucionalizacion de los “derechos humanos” como eje de la personalidad.
Esta matriz institucional de caracter transcultural, presente en numerosos luga-
res del mundo, ha alterado la funcion economica tradicional del matrimonio y
los modos tradicionales de regulacion de la sexualidad. Dicha matriz tambien
nos permite reflexionar sobre la naturaleza normativa ambivalente de la moder­
nidad. En efecto, si bien expongo aqui un analisis critico del amor en las condi-
ciones de la modernidad, tal analisis resulta critico en tanto parte de una
perspectiva modernista desembriagada, es decir, de una perspectiva que reconoce
el gran caudal de destruccion y miseria que ha producido la modernidad occi­
dental, pero a la vez acepta que sus valores fundamentales (la emancipacion
politica, el secularismo, la racionalidad, el individualismo, el pluralismo moral
y la igualdad) no han sido superados hasta hoy por ninguna alternativa visible.
Aun asi, esta adhesion debe ser sobria, pues la version occidental de la moder­
nidad que conocemos acarrea sus propias formas de sufrimiento emocional y
destruccion del mundo-vida tradicional, ademas de convertir a la inseguridad
ontologica en un rasgo cronico de nuestra existencia y de vulnerar cada vez mas
la organizacion de la identidad y del deseo.24

P o r q u e e s n e c e s a r ia a u n la s o c io lo g ia
William James, el abuelo de la psicologia moderna, sostenia que los psicotera-
peutas debian considerar, antes que nada, que en la persona “ transcurre alguna
suerte de pensar” y que ese pensar es personal: cada pensamiento forma parte
de una conciencia individual que impulsa al sujeto a elegir que experiencias del
mundo procesar y que experiencias rechazar.2d La sociologia, en cambio, desde
sus origenes ha tenido como vocacion principal desenmascarar los fundamentos
El tormento del amor • 25

sociales de los pensamientos. Para nuestra disciplina, no existe una oposicion


entre lo individual y lo social, porque el contenido de los pensamientos, los
deseos y los conflictos intemos presenta una base institucional y colectiva. For
ejemplo, cuando la sociedad y la cultura promueven como modelos para la vida
adulta la pasion intensa del amor romantico y, al mismo tiempo, el matrimonio
heterosexual, le dan forma no solo a nuestra conducta, sino tambien a nuestras
aspiraciones, nuestras esperanzas y nuestras fantasias de felicidad. Ahora bien, los
modelos sociales no se quedan alii; al yuxtaponer el ideal del amor romantico
con la institucion del matrimonio heterosexual, las sociedades modernas inser-
tan en nuestras aspiraciones una serie de contradicciones sociales, que a su vez
cobran vida en nuestra psiquis. La organizacion institucional del matrimonio
(basado en la monogamia, la convivencia y la sumatoria de los recursos econo-
micos para incrementar la riqueza) excluye la posibilidad de sostener el amor
romantico como pasion intensa y devoradora. Tal contradiccion obliga a los
agentes a realizar un monto significativo de labor cultural para manejar y con­
ciliar esos dos marcos culturales que compiten entre si. 2,1 Dicha yuxtaposicion a
su vez sirve como ejemplo de que el enojo, la frustracion y la decepcion que
con tanta frecuencia resultan inherentes al amor y el matrimonio en realidad se
fundan en ciertas disposiciones sociales y culturales. Si bien las contradicciones
constituyen una parte inevitable de la cultura y las personas en general logran
moverse entre elias sin demasiado esfuerzo, algunas son mas dificiles de manejar
que otras. Cuando afectan la posibilidad misma de articular la experiencia, su
incorporacion en la vida cotidiana resulta menos sencilla.
Ahora bien, que las personas interpreten de distinta forma las mismas expe-
riencias o que las experiencias sociales se vivan sobre todo a traves de las cate-
gorias psicologicas no significa que dichas experiencias sean de caracter privado
y singular. Toda experiencia se encuentra contenida por las instituciones y or-
ganizada en elias, ya se trate de la internacion de una persona enfemia en un
hospital, de la mala conducta de un adolescente en la escuela o del enojo de una
mujer frustrada con su familia. Asimismo, las experiencias siempre presentan
formas, intensidades y texturas que emanan del modo en que las instituciones
estructuran la vida emocional. Gran parte del disgusto y la decepcion que causa
el matrimonio, por ejemplo, tiene que ver con que dicha institucion estructura
las relaciones de genero y combina la logica emocional con la logica institucio-
26 • Por que duele el amor

nal o, por asi decirlo, marca la distancia entre el deseo de una fusion o una
igualdad sin distincion de genero y la inevitable puesta en acto de los roles de
genero. Por ultimo, para que la experiencia resulte ineligible, debe respetar
ciertos patrones culturales previamente establecidos. Asi, una persona puede
explicar sus enfermedades como un castigo divino por sus pecados, como un
accidente biologico o como un efecto de cierta pulsion de muerte inconsciente:
todas estas elucidaciones surgen de una serie de modelos interpretativos muy
complejos que son utilizados y reconocidos por dete^rrninados grupos de perso­
nas en una situacion historica especifica.
Esto no quiere decir que yo rechace la idea de que existen diferencias psi-
quicas importantes entre las personas y de que esas diferencias desempenan un
papel determinante en nuestra vida. Mas bien, mi objecion frente al ethos psi-
cologico que predomina en la actualidad tiene que ver con tres factores: pri-
mero, aquello que tomamos como aspiraciones y experiencias individuales
reviste un contenido social y colectivo considerable; segundo, las diferencias
psiquicas muchas veces, aunque no siempre, son en realidad diferencias en la
posicion social y en las aspiraciones sociales de las personas; y tercero, el im-
pacto de la modernidad en la formacion del yo y la identidad consiste precisa-
mente en dejar al desnudo los atributos psiquicos del individuo y otorgarles un
rol fundamental en la determinacion del destino social y romantico. El hecho
de que seamos entidades psicologicas (es decir, de que nuestra psicologia ejerza
tanta influencia en nuestro destino) es en si mismo un hecho sociologico. AI dismi-
nuir los recursos morales y el conjunto de restricciones sociales que configura-
ban las maniobras del sujeto en su entorno social, la estructura de la modernidad
nos expone a nuestra propia estructura psiquica, lo que provoca que la psiquis
moderna quede en un estado de vulnerabilidad, pero a la vez sea altamente
operativa en la determinacion de los destinos sociales. Dicha vulnerabilidad del
yo moderno podria resumirse entonces en los siguientes terminos: mientras que
nuestra experiencia se ve delimitada por una serie de restricciones instituciona-
les muy potentes, debemos atravesarla con los recursos psiquicos que hemos
acumulado en el curso de nuestra trayectoria social. Este aspecto dual de la
experiencia social moderna, instalada entre lo institucional y lo psiquico, es
justamente lo que me propongo documentar en referencia al amor y el sufri-
miento romantico.
El tormento del amor • 27

La s o c io lo g ia y e l s u f r im ie n to p s iq u ic o
Desde sus origenes, la sociologia tiene como principal objeto de estudio las
formas colectivas de sufrimiento, como la desigualdad, la pobreza, la discrimi-
nacion, las enfermedades, Ia opresion politica, los conflictos armados y las catas-
trofes naturales. Todos estos fenomenos han funcionado como el prisma central
a traves del cual nuestra disciplina viene explorando las miserias de la condicion
humana. Aunque la sociologia ha logrado analizar con grandes resultados tales
formas colectivas de sufrimiento, ha desatendido ese tipo de sufrimiento psi-
quico comun y corriente que es intrinseco a las relaciones sociales: el resenti-
miento, la humillacion y el deseo no correspondido son apenas algunos ejemplos
de sus numerosas formas cotidianas e invisibles. La disciplina sociologica se ha
mostrado renuente a incluir en su ambito de estudio el sufrimiento emocional,
concebido correctamente como el pilar de la psicologia clinica, por temor a
verse arrastrada a las aguas turbias de un modelo social psicologico e individua-
lista. Sin embargo, si no quiere perder relevancia para las sociedades modemas,
es imperativo que explore todas aquellas emociones en las que se refleja la vul-
nerabilidad del yo bajo las condiciones de la modemidad tardia, vulnerabilidad
que es a la vez institucional y emocional. En el presente libro se sostiene que el
amor representa una de esas emociones y que el analisis minucioso de las expe-
riencias que genera nos podra retrotraer nuevamente a la vocacion original de
la sociologia, que aun resulta en extremo necesaria y pertinente.
La nocion de “ sufrimiento social” puede constituir una bienvenida herra-
mienta para reflexionar sobre el caracter moderno del sufrimiento amoroso,
pero no resultara tan util a mis fines porque, tal como lo entiende la antropo-
logia, el sufrimiento social designa un fenomeno visible de gran escala (por
ejemplo, las consecuencias de una hambruna, de la violencia, de la pobreza o
de las catastrofes naturales).27 Asi, dicho concepto omite las formas mas invisi­
bles o intangibles del sufrimiento, como la ansiedad, la sensacion de carecer de
valor o la depresion, que se encuentran insertas en la vida diaria y en nuestras
relaciones cotidianas.
Ahora bien, el sufrimiento psiquico exhibe dos rasgos cardinales. Primero,
como afirma Schopenhauer, deriva de que vivimos la experiencia a traves de
“la memoria y la anticipacion” .2B En otras palabras, esta mediado por la imagi-
nacion, o sea, por las imagenes y los ideales que conforman nuestros recuerdos,
28 • Por que duele el amor

nuestras expectativas y nuestros anhelosY En te^nninos mas sociologicos, po-


driamos afirmar que el sufrimiento esta mediado por las definiciones culturales
de la identidad. Segundo, se ve acompaiiado tipicamente por una ruptura en
nuestra capacidad para otorgar sentido. Por lo tanto, como seiiala Paul Ricoeur,
a menudo adquiere la forma de un lamento acerca de su propia ceguera y arbi-
trariedad. 30 Dado que el sufrimiento implica una irrupcion de lo irracional en
la existencia cotidiana, demanda una explicacion racional, exige que demos
cuenta de la desolacionY Asi, la experiencia del sufrimiento sera tanto mas
intolerable cuanto menos sentido se le pueda otorgar. Cuando no tenemos una
explicacion, sufrimos el doble: por el dolor que sentimos y por nuestra incapa-
cidad para dotarlo de un significado. Por lo tanto, toda experiencia del sufri­
miento nos vinculara necesariamente con los sistemas de explicacion que se han
desarrollado para dar cuenta de ella. Asimismo, dichos sistemas presentan dife-
rencias en los modos en que dan cuenta del dolor, en los modos en que atribuyen
la responsabilidad, en los aspectos de la experiencia dolorosa que destacan y
abordan, y en los modos en que transforman (o no) ese sufrimiento en otra ca-
tegoria de la experiencia, Uamese redencion, maduracion, crecimiento o sabidu-
ria. Permitaseme agregar que el sufrimiento psiquico modemo, si bien supone toda
una variedad de respuestas fisiologicas y psicologicas, principalmente pone en
riesgo de modo directo la estabilidad del yo, su definicion y su sentido del valor
propio. En el marco de las relaciones de intimidad contemporaneas, refleja la
situacion del yo bajo las condiciones de la modernidad. No se trata de un feno-
meno parentetico en relacion con otras formas supuestamente mas graves del
sufrimiento porque, como espero poder demostrar, presenta y pone en acto los
dilemas y las formas de impotencia que afectan al yo moderno.
Mediante el analisis de toda una variedad de fuentes, desde las secciones del
New York Times y del Independent dedicadas a las relaciones amorosas y sexuales
hasta las novelas de los siglos xvm y x i x , pasando por los manuales de autoa-
yuda sobre el amor y las citas romanticasY pretendo documentar que las expe-
riencias de abandono y amor no correspondido son tan fundamentales en
nuestro relato biografico como otras formas de humillacion social (de naturaleza
politica o economica).
Las personas mas escepticas podran objetar, con razon, que la poesia y la fi-
losofia vienen tratando hace cientos de aiios los efectos devastadores del amor
El tormento del amor • 29

y que el sufrimiento es uno de sus principales tropos, tal como se observa en el


punto culminante alcanzado por el movimiento romantico, en el cual amor y
sufrimiento se reflejan y definen mutuamente. No obstante, el presente trabajo
se propane demostrar que Ia experiencia moderna del sufrimiento causado por
el amor supone un cambio cualitativo con respecto al pasado. Aquello que tiene
de moderno el sufrimiento amoroso en Ia actualidad podria definirse en termi-
nos de Ia desregu1acion de los mercados matrimoniales (capitulo 2), las transfor-
maciones en Ia arquitectura de Ia eleccion de pareja (capitulo 3), Ia importancia
capital del amor en la construccion social de un sentido del valor propio (capi­
tulo 4), la racionalizacion de la pasion (capitulo 5) y los modos en que se des-
pliega la imaginacion romantica (capitulo 6). Ahora bien, aunque este libro
pretende dar cuenta de aquello que es propiamente nuevo y moderno en la
experiencia actual del sufrimiento romantico, no aspira a analizar de manera
exhaustiva todas las multiples formas que adoptan los tormentos amorosos, sino
solo algunas de ellas, asi como tampoco ignora que muchas personas estan feli­
ces con su vida amorosa. Lo que se intenta demostrar aqui es que tanto el sufri­
miento como la felicidad en la esfera amorosa presentan una forma especifica
en la modernidad, y en esa fomia nos concentraremos.
2
La gran transformation del amor
o el surgimiento de los mercados
matrimoniales

jCom o ire a su casa? iQue dina la gente, amiga mia? Hay que atravesar
el patio; los vecinos se darian cuenta y empezanan las preguntas, harian
comentarios, comidilla, y el hecho se interpretaria falsamente. No, angel
mio, prefiero verla manana en las primeras visperas.
Fiodor Dostoeivski, Pobre gente'

[C]orria 1951 [...] iQue chica encontraba “ deseable” a un chico en la


Universidad de Winesburg? Yo, por lo menos, nunca habia oido decir
que las chicas de Winesburg, de Newark o de cualquier otra parte tuvie-
ran tales sentimientos. Que yo supiera, a las chicas no las excitaba el deseo
de esa manera; lo que las excitaba eran los limites, las prohibiciones, los
tabues rotundos, todo lo cual redundaba en beneficio de la que, al fin y
32 • Por que duele el amor

al cabo, era la ambicion primordial de la mayoria de mis condisdpulas


coetaneas en Winesburg: restablecer con un joven provisto de un salario
seguro el mismo estilo de vida familiar del que se habfan separado tem-
poralmente al ir a la universidad, y hacerlo con la mayor rapidez posible.
Philip Roth, Indignation2

El amor se representa hace tiempo ya como una experiencia que supera y ex-
cede la voluntad, una fuerza irresistible que no se puede controlar. Sin embargo,
en el presente capitulo y en el proximo, me propongo desarrollar un planteo
que se opone al sentido comun: una de las categorias mas frucfiferas para dar
cuenta de la transformacion del amor en la modernidad es la de eleccion, no
solo porque amar es elegir a una unica persona entre muchas otras posibilidades,
y asi constituir la propia individualidad en el acto mismo de seleccionar un
objeto de amor, sino tambien porque amar a alguien implica encontrarse frente
a ciertas preguntas relacionadas con la eleccion, por ejemplo, si sera la persona
indicada, como hacer para determinar si lo es, o como saber si habra otra per­
sona mejor. Estas preguntas se relacionan a la vez con los sentimientos y con la
eleccion como tipo de accion diferenciada. En la medida en que la posibilidad
de ejercer el poder de eleccion define al yo moderno, sobre todo en las esferas
del consumo y la pofitica, el amor puede aportarnos una serie de ideas impor-
tantes sobre el fundamento social de la eleccion en la modernidad.
La posibilidad de eleccion constituye el hito cultural que define a la moderni-
dad porque, al menos en el ambito poHtico-economico, simboliza el ejercicio no
solo de la libertad sino tambien de las dos facultades que justifican a esta ultima,
es decir, la autononala y la racionalidad. En este sentido, se trata de uno de los
vectores culturales e institucionales mas potentes en la configu racion de la indi­
vidualidad moderna: constituye a la vez un derecho y una competencia. Por lo
tanto, si la posibilidad de eleccion es inherente a la individualidad moderna, para
dar cuenta del amor como experiencia de la modernidad resultara fundamental
analizar como y por que las personas eligen iniciar una relacion, o no iniciarla.
La economfa, la psicologfa e incluso la sociologia tienden a concebir la elec-
cion como un rasgo natural del ejercicio de la racionalidad, una propiedad de la
mente de caracter fijo e invariable que equivale a la capacidad de jerarquizar
preferencias, accionar en funcion de esas preferencias jerarquizadas y elegir utili-
La gran transformacion del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 33

zando los medios mas eficientes. No obstante, la de eleccion dista mucho de ser
una categona sencilla y se encuentra tan determinada por la cultura como otros
elementos del accionar humano. En tanto presupone la capacidad misma de
elegir, con los mecanismos cognitivos que organizan el proceso de eleccion, e
implica una jerarqma entre el pensamiento racional y las emociones, y entre los
tipos de pensamientos y emociones que pueden activar una eleccion, se podria
afirmar que esta determinada social y culturalmente, que es a la vez una propie-
dad del entorno y de los pensamientos o las opiniones personales al respecto.3
Una de las principales transformaciones que atraveso el amor en la moderni-
dad se relaciona con las condiciones mismas en las que se producen las eleccio-
nes romanticas. Dichas condiciones se dividen en dos clases. Por un lado, se
encuentra la “ ecologia de la eleccion”, o sea, el entorno social que impulsa a la
persona a optar por cierto rumbo en sus elecciones. Por ejemplo, las normas
vinculadas con la endogamia constituyen un caso tipico en el que la eleccion se
ve limitada por el entorno social, que a su vez funciona como marco y excluye
como posibles parejas a los integrantes de la misma familia o de otros grupos
etnicos o raciales. Asimismo, la revolucion sexual transformo esa ecologia de la
eleccion al eliminar una cantidad considerable de prohibiciones que operaban
sobre la seleccion de la pareja sexual. Dicha ecologia puede surgir de una serie
de polkicas deliberadas y elaboradas conscientemente4 o de una serie de proce-
sos y dinamicas sociales que no se hayan planificado. Por otro lado, existe un
segundo aspecto que propongo denominar como la “ arquitectura de la elec­
cion”.5 Esta ultima tiene que ver con ciertos mecanismos internos del sujeto,
configurados por la cultura. Se trata tanto de los criterios con los que cada uno
evalua un objeto (sea una obra de arte, un dentifrico o un posible conyuge)
como de los modos de autoconsulta, es decir, las maneras en que cada persona
consulta sus emociones, conocimientos y razonamientos formales para tomar
una decision. Asi, la arquitectura de la eleccion consta de varios procesos cog­
nitivos y emocionales, pero, sobre todo, tiene que ver con los modos en que se
evaluan, se conciben y se controlan las formas de pensamiento racional y emo-
cional al tomar una decision. La eleccion puede ser resultado de un proceso
complejo de autoconsulta y analisis de las distintas alternativas, o bien puede
derivar de una decision “ instantanea” , pero cada una de estas vias tiene sus
propios caminos culturales, que aun no se han dilucidado.
34 • Por que duele el amor

Los componentes culturales mas prominentes de esta arquitectura son seis.


Primero, cabe preguntarse si estan incluidos en el proceso de eleccion los pen-
samientos sobre las consecuencias indirectas de las decisiones personales.6 En
caso afirmativo, ^cuales son las consecuencias analizadas e imaginadas? Por
ejemplo, el aumento en la tasa de divorcios probablemente haya introducido en
la decision de casarse una nueva percepcion sobre las consecuencias del matri-
monio. La aversion al riesgo y la posibilidad del arrepentirnento a su vez pueden
convertirse en rasgos culturalmente prominentes de ciertas decisiones (como el
matrimonio), lo que transformaria de esa manera el proceso de decision. A la
inversa, es posible que se tomen ciertas decisiones con o sin una reflexion previa
sobre las consecuencias remotas de las acciones propias (por ejemplo, quienes
eran gurues financieros de Wall Street antes de la crisis de 2008 -seguramente
tomaron mucha mas conciencia sobre las percepciones en cuanto a las conse-
cuencias de sus propias decisiones despues del colapso). Por lo tanto, el hecho
de contemplar las consecuencias durante el proceso de toma de decisiones sera
variable en funcion de la cultura, como tambien lo sera el tipo de consecuencias
que se contemplen.
Segundo, cabe preguntarse que grado de formalizacion tiene el proceso de
consulta adoptado para tomar una decision. Por ejemplo, ^se siguen ciertas re-
glas explicitas? ^O solo las propias intuiciones? ^Se consulta a un especialista
(llamese oraculo, astrologo, rabino, sacerdote, psicologo, abogado o asesor fi-
nanciero) para tomar la decision? ^O se responde a la presion de los pares y a las
normas comunales? Si se consulta a un especialista, ique es exactamente lo que
se aclara en el proceso formal de toma de decisiones? ^Es el “ futuro” (como en
el caso de la astrologia)? ^Son las leyes? ^Los verdaderos deseos inconscientes de
la persona? ^O los intereses racionales?
Tercero, cabe preguntarse cuales son las modalidades de la autoconsulta que
se emplean al tomar una decision. La persona podria basarse en sus conocimien-
tos intuitivos y habituales sobre el mundo, o bien podria realizar un proceso
sistematico de busqueda y evaluacion de diversas lineas de conducta, con o sin
un mapa mental de las opciones disponibles. Por otro lado, podria tomar sus
decisiones sobre la base de alguna revelacion o epifania. Los hombres y las
mujeres de la modernidad, por ejemplo, recurren cada vez mas a los modelos
de la psicologia para la introspeccion sobre sus propias emociones y aquello que
La gran transformation del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 35

las causa. Dichos procesos de autoconsulta vanan segun la cultura y el momento


historico.
Cuarto, cabe preguntarse si existen nom as y tecnicas culturales para cubrir
de un manto de sospecha a los propios deseos y anhelos. La cultura cristiana,
por ejemplo, contiene un elemento intrinseco de desconfianza con respecto a
los anhelos y deseos individuales (ya sean de orden sexual o de otra indole),
mientras que la cultura de la autorrealizacion consumista, en cambio, fomenta
la concepcion del deseo como fundamento legitimo para las elecciones. La
desconfianza y la sospecha de origen cultural con respecto a los deseos (o la
ausencia de desconfianza y sospechas) probablemente contribuiran a configurar
el desarrollo y el resultado de las decisiones.
Quinto, cabe preguntarse cuales son los fundamentos aceptados para la toma
de decisiones. ^Las elecciones se legitiman mediante modalidades de evaluacion
racionales o emocionales? ^En que ambito es mas propensa a funcionar cada una
de ellas? La compra de una casa y la eleccion de una pareja, por ejemplo, se
conciben como procesos regulados de manera diferente: en un caso, por la
cognicion racional y, en el otro, por las emociones. Aunque en la practica sea-
mos mucho mas “ emocionales” de lo que queremos reconocer dentro del mer­
cado inmobiliario o mucho mas “ racionales” dentro del mercado matrimonial,
los modelos culturales de racionalidad y afectividad ejercen su influencia sobre
nuestros modos de tomar decisiones y percibirlas.
Y sexto, cabe preguntarse si se le atribuye un valor a la eleccion en si misma.
Aqui, la cultura moderna del consumo y los derechos difiere considerablemente
de las culturas premodernas. Es mas, si comparamos Taiwan con Estados Unidos,
veremos que all el compromiso con el otro durante el proceso de seleccion de
pareja se basa mucho mas en factores ajenos a la relacion entre las dos personas en
si (como las normas sociales, las redes de contactos o las circunstancias).7 La cate-
goria misma de eleccion puede variar en gran medida segun cual sea la cultura.
Los lenguajes del yo que constituyen la arquitectura de la eleccion determi-
nan que es aquello que las personas conciben como preferencias, como las
conciben en tem inos emocionales, psicologicos o racionales, y de que modo
realizan su propia introspeccion sobre esas preferencias.8 Si los engranajes cog-
nitivos y emocionales que conforman la arquitectura de la eleccion varian his-
torica y culturalmente, entonces el yo moderno se puede caracterizar en funcion
36 • Por que duele el amor

de las condiciones para la toma de decisiones y de los modos en que se elige. El


presente capkulo y el proximo se proponen caracterizar las transformaciones en
la ecologia y en la arquitectura de las elecciones romanticas.

El caracter y la ecolog^a moral de las elecciones romanticas


A fin de comprender la differentia specifica de las elecciones amorosas en la epoca
contemporanea, he optado por proceder contrario sensu y centrarme en un pro-
totipo cultural lo bastante moderno como para encajar en el modelo del indi-
vidualismo afectivo, pero a la vez lo bastante disimil al nuestro como para
resaltar los principales rasgos que caracterizan nuestras propias practicas roman­
ticas en la actualidad. Para llevar a cabo dicho analisis, me he basado en los
textos literarios porque articulan los modelos culturales y los prototipos ideales
mejor que ninguna otra fuente. En este caso, he escogido el universo literario
de Jane Austen, una autora reconocida por su interes en torno a cuestiones
relacionadas con el matrimonio, el amor y el estatus social.
No utilizo estos textos como documentos historicos reales sobre las practicas
romanticas, sino como testimonios culturales de los supuestos que organizaban
el yo, la moral y las relaciones interpersonales en Inglaterra desde principios
hasta mediados del siglo x i x . Por lo tanto, no pretendo que sus novelas funcio-
nen como prueba de la complejidad historica de dichas practicas matrimoniales
ni me propongo resaltar los multiples aspectos de sus argumentos y personajes
en el sentido mas convencional de una lectura literaria. En mi propio recorte
de estas novelas dejo a un lado su complejidad y densidad textual para prestar
mas atencion al “ sistema” de supuestos culturales que organizan las practicas
amoroso-matrimoniales de la clase media descritas en el universo de Austen.
Esta autora es famosa por criticar la practica de los enlaces concertados con
motivos de interes personal y por promover una concepcion del matrimonio
basada en el carino, el respeto mutuo y los sentimientos (aunque sin perder de
vista las normas sociales aceptadas). Sus textos resultan interesantes justamente
porque ofrecen una reflexion consciente acerca del matrimonio regulado por
cuestiones de clase y de las elecciones afectivas individuales, porque proponen
una fonna de “ transigencia” entre esos dos modos de accionar y porque aportan
un buen punto de partida para ingresar en el sistema cultural dentro del cual se
organizaban los sentimientos romanticos en la Inglaterra de la primera mitad del
La gran transformacion del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 37

siglo x i x , es decir, en el sistema de ritos, normas sociales e instituciones que


limitaban la expresion y la experiencia de los sentimientos.
En la medida en que los textos literarios contienen supuestos culturales co-
dificados sistematicamente (acerca de la individualidad, la moral o las conductas
rituales), nos pueden ayudar a construir modelos culturales alternativos al nues-
tro (que en sociologfa se llaman “ tipos ideales”) y, mediante el contraste, inten-
sificar el analisis de nuestras propias practicas romanticas. Al trazar un paralelo
entre el modelo cultural que describe Austen y las verdaderas practicas de cor-
tejo en la clase media y media-alta durante el siglo x i x , pretendo comprender
algunos elementos de la organizacion social moderna del matrimonio. Asi como
los artistas usan colores brillantes en el fondo para marcar un contraste mas in-
tenso con los objetos que se encuentran en primer plano, aqm se utiliza el
universo de Jane Austen como un telon de fondo que permite exponer mejor
la organizacion social y la estructura subyacente del proceso de formacion de
parejas en las practicas contemporaneas. Por lo tanto, en el analisis siguiente se
destacan las tendencias estructurales y los cambios en los modelos culturales mas
que la descripcion detallada de cada caso en particular.

El amor del caracter, el caracter del amor


En Emma (1816), su obra maestra, Jane Austen explica de la siguiente manera
la naturaleza del amor que siente el Sr. Knightley por la protagonista:

Ella [Emma] a menudo se habfa mostrado indiferente, e incluso con mala


intencion, habfa desdenado sus consejos y en ocasiones incluso se habfa
opuesto voluntariamente a el, sin reconocer ni la mitad de sus meritos,
disputando con el porque se negaba a admitir la falsa e insolente idea que
tenia de si misma... pero, a pesar de todo, por la relacion familiar y por
la costumbre, y gracias a su espiritu superior, el la habfa querido, y habfa
velado por ella desde nina con el proposito de que fuera mejor y con un
afan de que obrara rectamente que nadie mas habfa compartido con el.9

La vision del amor que se presenta aqm emana directamente de aquello que
hombres y mujeres del siglo x ix llamaban “ caracter”. En contraste con una larga
tradicion occidental que representa al amor como una emocion que anula la
38 • Por que duele el amor

capacidad de juicio e idealiza el objeto amado hasta el punto de la ceguera, aqm


el amor se asienta firmemente en la capacidad de discernimiento de Knightley.
Por eso, los defectos de Emma se destacan tanto como sus virtudes. La unica per­
sona que la ama es a la vez la unica que ve sus defectos. Amar a alguien equivale,
en efecto, a ver a esa persona con los ojos bien abiertos y una mirada de conoci-
miento. A diferencia de lo que esperanamos hoy en dia, tal capacidad de discer­
nimiento Gunto con la correspondiente conciencia sobre las fallas del otro) no
implica ninguna sensacion de ambivalencia con respecto a Emma. Por el con-
trario, la propia excelencia de caracter que define a Knightley permite que este
perdone los defectos de su amada y que, gracias a su discernimiento, descubra
que ella tambien tiene un “ espmtu superior” 10 (como se comprueba mas ade-
lante) y luche con fervor y pasion para mejorar el caracter de Emma. Compren-
der los defectos de Emma no es algo incompatible con el profundo compromiso
que siente hacia ella, pues ambas cosas emanan de la misma fuente moral. El
amor que siente Knightley es de una moralidad suprema no solo porque somete
el objeto de su amor a un codigo moral, sino porque ese amar a Emma se en-
trelaza con el proyecto moral de moldear su espmtu. Cuando la mira con an-
siedad, lo que lo carcome no es el deseo erotico sino el anhelo de verla actuar
como corresponde. En esta concepcion del amor, lo que amamos no es la ori-
ginalidad unica de la persona amada, sino su capacidad de representar los valores
venerados por nosotros mismos y por los demas. Es mas, lejos de sentirse hu-
millada o rebajada por los reproches de Knightley, Emma los acepta. De hecho,
podemos conjeturar que lo respeta y lo ama precisamente porque es el unico
que la somete a un codigo moral que los trasciende a ambos. EUa esta tan com-
prometida con ese codigo moral que incluso acepta lo que hoy defininamos
como las heridas narcisistas que le inflige Knightley y su cuestionamiento de la
opinion que tiene de si misma, todo ello en nombre de una definicion de la
virtud que ambos comparten. Ser amada por Knightley supone sentirse desa-
fiada y cuestionada por el y ponerse a la altura de ese desafio para responder a
esos principios morales que tienen en comun. Amar a otra persona es amar lo
bueno en ella y a traves de ella. Efectivamente, “ [e]n la tradicion cristiana y en
la hebrea [...] el caracter (o la ‘excelencia’ de caracter) se defima como la co-
herencia de la virtud y las motivaciones morales en tanto gma hacia una buena
vida”.11Asi, se esperaba que tal coherencia rigiera en todos los ambitos, inclu­
La gran transformacion del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 39

sive en el amoroso. A diferencia de la concepcion que predominaba desde el


siglo xvn (sobre todo en Francia), los asuntos del corazon no constituyen aqm
una esfera en s^ misma, ininteligible e imposible de someter a la razon y a la
moral, sino mas bien se entrelazan estrechamente con ellas, que a su vez los
regulan. Por ultimo, se trata de un amor que surge “ por la relacion familiar y
por la costumbre”, muy distante de la atraccion instantanea que caracteriza el
amor a primera vista. La experiencia del amor no implica una ruptura o un
quiebre en la propia existencia. En cambio, es un sentimiento que se desarrolla
con el transcurso del tiempo, a partir de la cotidianeidad y la familiaridad, del
conocimiento y la vinculacion estrecha entre las familias de uno y otro. Esa
familiaridad es tan cercana que, desde la perspectiva de una sensibilidad mo-
derna, se puede detectar cierto elemento vagamente incestuoso cuando se
afirma que Knightley “ habfa velado por [Emma] desde nina” . Se trata de un
amor que ya esta incorporado en la vida cotidiana y en la familia de las personas,
lo que brinda muchas oportunidades de observar, conocer y poner a prueba el
caracter del otro a lo largo del tiempo. En palabras de James Hunter, “ el carac-
ter [...] resiste la conveniencia de los intereses personales”.12 La metafora que
usa Kierkegaard para hablar del caracter es que se encuentra grabado en la per­
sona.13 Y como el amor depende aqm del caracter, no es un fenomeno de
irrupcion, sino mas bien de acumulacion, inscrito en la longue duree.
Es posible que una interpretacion contemporanea de este amor acusara a
Knightley de sentir emociones patemalistas y controladoras hacia Emma y con-
siderara que “ caracter” o “virtud” constituyen en realidad palabras en clave para
referirse al control patriarcal sobre las mujeres. Sin embargo, tal interpretacion
dejaria de lado la misteriosa souverainete sobre los asuntos del corazon que carac­
teriza a las heromas de Austen. Se trata de un rasgo recurrente en dichas muje-
res, y la clave para entenderlo se halla en los profundos supuestos culturales que
°rganizan su yo. Por ejemplo, Elizabeth Bennet, la protagonista de Orgullo y
prcjuicio (1813), no recibe con desanimo ni con humillacion los comentarios
arrogantes y despreciativos de Darcy sobre el aspecto de ella cuando dice que
es pasable, pero no lo bastante bonita como para tentarme a mf'’.14 Mas bien,
los recibe con buen animo e ingenio. ^Por que sucede esto? Porque el menos-
precio de el no hace que se sienta menos valiosa ni afecta su yo. Aunque Darcy
es> por lejos, el candidato mas atractivo para el matrimonio que se halla en su
40 • Por que duele el amor

entorno inmediato, Elizabeth no pierde para nada el control de sus sentimien-


tos, y solo se permite expresarlos una vez que el se ha adaptado a la vision y la
definicion del amor segun ella.
Anne Elliot, la protagonista de Persuasion (1818), descubre en un momento
que el capitan Wentworth, a quien no ve hace nueve anos, cree que ha perdido
la belleza. Anne sigue estando enamorada de Wentworth, pero en lugar de
sentirse devastada ante las palabras del capitan, como esperanamos nosotros,
“ comenzo a regocijarse de haberlas oido. Eran tranquilizadoras, apaciguadoras,
reconfortaban y, por tanto, debian hacerla feliz”. 15 Cuesta imaginar una reac-
cion mas estoica que regocijarse por el hecho de que el hombre amado la en-
cuentra a una menos atractiva.
Por ultimo, Elinor Dashwood, heroina de Sentido y sensibilidad (1811), esta
enamorada de Edward Farrars. Sin embargo, una vez que se ha enamorado de el,
descubre que esta comprometido en secreto con otra mujer, Uamada Lucy. Mas
adelante, cuando le dicen que Edward no ha roto su compromiso con Lucy (o
sea, que esta por casarse), se regocija por la entereza moral de su amado, porque
incumplir las promesas que le hizo a la otra mujer lo habna transformado en un
hombre moralmente indigno. Resulta evidente que la lealtad de Elinor a sus
principios morales tiene prioridad sobre el amor que siente por Edward, del
mismo modo que el compromiso de Edward con Lucy debe tener prioridad
sobre lo que el siente por Elinor. Ahora bien, los personajes como Knightley,
Wentworth y Anne Elliot no se comportan como si existiera un conflicto entre
su sentido del deber moral y sus pasiones. De hecho, no existe tal conflicto en
su conducta “ porque toda la personalidad se encuentra integrada”. 16 En otras
palabras, es imposible separar lo moral de lo emocional, porque la dimension
moral es la que organiza la vida emocional, que por lo tanto tambien reviste
aqui una dimension publica.
Desde la perspectiva de la sensibilidad moderna, las heroinas de Jane Austen
no solo gozan de un control de si mismas casi inexplicable, sino que tambien
presentan un extrano desapego frente a la necesidad de ser “validadas” por sus
pretendientes, como diriamos en la jerga actual. Para citar un ejemplo de esto,
se podria analizar la reaccion de Anne ante la evaluacion de Wentworth sobre
su perdida de belleza. En ese sentido, la individualidad de ellas parece depender
mucho menos de la mirada masculina que la individualidad de las mujeres ac-
La gran transformacion del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 41

tuales (vease el capkulo 4). Dadas las condiciones de dependencia jundica y la


privacion de derechos que afectaban a las mujeres de esa epoca, esto puede
resultar curioso.
Sin embargo, se podria ofrecer una respuesta sencilla frente a este dato tan
desconcertante: la respuesta reside precisamente en el caracter de esas mujeres,
es decir, en su capacidad de amoldarse interna y externamente a un proposito
moral que trasciende sus propios deseos e intereses. Asi, el sentido de la propia
interioridad y del valor individual no es algo que les otorgue un tercero, sino que
deriva de su capacidad para reconocer y encarnar ciertos imperativos morales que
tienen una existencia cuasi objetiva. De acuerdo con esta perspectiva, entonces,
cl sentido del valor propio proviene justamente de la capacidad de dejar entre
parentesis los deseos personales y procurar que se pongan en acto de modo
intachable los principios morales, tanto en los asuntos amorosos como en otras
cuestiones. Por lo tanto, se podria afirmar que el caracter no es mas que la
coincidencia del deseo y las motivaciones morales. Asi, constituye una version
externalizada y cosificada de los valores que detenta el grupo.
El caracter no yace en una definicion ontologica del yo, sino mas bien reviste
naturaleza performativa: por definicion, debe ser visible para que los demas
puedan observarlo y aprobarlo. N o es, en esencia, una configuracion psicolo-
gica y emocional exclusiva de cada uno, sino que se compone de actos. Lo
importante no es la originalidad del yo ni su naturaleza unica, sino la capacidad
de exhibir virtudes publicamente reconocibles y comprobadas. En consecuen-
cia, el caracter no tiene tanto que ver con la interioridad como con la capacidad
de tender un puente entre el yo y la dimension publica de los valores y las
normas. Requiere que el yo dependa de la reputacion y el honor en tanto ele-
mentos regulados por las normas publicas de conducta, y no de la “validacion”
emocional privada que pueda otorgar otra persona en particular. En el marco
del amor y el cortejo, el caracter designa el hecho de que ambas personas ob-
tengan un sentido del valor propio derivado de la capacidad para poner en acto
los codigos y los ideales de la dimension moral, mas que del valor que pueda
otorgarle a esa interioridad uno u otro candidato. Al parecer, el valor de una
mujer esta determinado por factores que resultan bastante ajenos al valor que
pueda o no otorgarle su pretendiente. En esta economia moral, tanto la mujer
c°m o el pretendiente saben quienes son y cual es su valor moral y social. El
42 • Por que duele el amor

amor que sienten mutuamente se funda a partir de ese saber (para un con-
traste interesante, vease el capkulo 4). Por supuesto, es posible que la atrac-
cion, la simpatia o el amor los ayuden a diferenciar entre opciones similares,
pero la eleccion se da en el marco de ciertos codigos morales y de ciertas normas
sociales preexistentes. Y es justamente la capacidad de poner en acto dichos
codigos lo que funciona como fuente de valoracion propia. En este sentido, el
valor que cada uno le otorga al otro resulta, si no enteramente objetivo, al
menos fundado en elementos objetivos ya establecidos.
Sin embargo, la idea de que sea solo el caracter lo que da cuenta de la indi-
vidualidad de estas mujeres da lugar a otra pregunta, a saber: iQue es lo que
posibilita tal separacion entre el valor interior y el proceso de cortejo?17 Sostener,
como lo hacen algunos desde la filosofia o la sociologia comunitarista, que en
eso consiste el caracter implica una tautologia. La afirmacion de que el caracter
refleja la manera de ser de las personas y consiste en la capacidad de albergar un
sentido del valor individual autogenerado solo sirve para dar lugar a una proxima
pregunta: jCom o funciona ese dispositivo? Frente al planteo algo ingenuo de
que el caracter esta compuesto por ciertas maneras de ser inherentes, que a su
vez dan cuenta de la capacidad de acatar los codigos morales publicamente com-
partidos, propongo pensar que no son los mecanismos psicologicos o morales
sino los mecanismos sociales los que posibilitan la exhibicion de un caracter
moral y la capacidad para obtener un sentido del valor propio a partir de los
codigos morales. El caracter no es un mero conjunto de rasgos interiores y ha-
bitos mentales derivados de la internalizacion directa de las normas morales. Mas
bien, incluso en el caso del caracter moral, se trata de un elemento que refleja
la implementacion de ciertos ordenamientos sociales en la persona y, a su vez,
es posibilitado por ella. En particular, me refiero a los modos en que se integran
las emociones dentro de una ecologia de la eleccion que abarca distintos planos.
Mientras que a la filosofia o a la historia tal vez les alcance con observar que el
amor se entrelaza con los marcos morales, para la sociologia ese es precisamente
el fenomeno que se debe explicar. ^Como se entrelazan el amor y la moral? O,
en otras palabras, ^cuales son los mecanismos sociales que posibilitan sujetar el
amor a un proyecto moral del yo? A mi juicio, aquello que llamamos sentimien-
tos e individualidades morales representa una ecologia y una arquitectura espe-
rificas de la eleccion, que suponen a su vez un alto grado de congruencia entre
La gran transformacion del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 43

|as elecciones publicas y las privadas. En esta ecologfa y en esta arquitectura, las
emociones privadas emanan del yo en tanto entidad publica. Si bien los perso-
najes de Austen presentan, naturalmente, una vida interior muy rica, dicha in-
terioridad difiere de la nuestra en tanto se esfuerza por coincidir con un universo
publico de conductas rituales y roles. Habria que especificar entonces cuales son
|os mecanismos sociales que posibilitan esa congruencia.

El cortejo como red social


Al igual que otras novelas de Jane Austen, Emma muestra el cortejo como un
proceso que se desarrolla dentro del marco de la familia y la vecindad. Sin em­
bargo, el punto aqm no es demostrar que la supervision por parte de los parien-
tes y vecinos ejerria cierto control y limitaba las opciones, aunque se sabe que
eso tambien sucedfa. Mas bien, el punto es senalar que esa misma supervision
hada del cortejo una actividad en la que el yo de la mujer se encontraba natu­
ralmente inmerso dentro de su propia red social y familiar, que lo protegfa. En
el proceso de cortejo tal como lo describen Austen y sus colegas, la persona mas
observada y colocada bajo escrutinio no es tanto la mujer, sino mas bien el
hombre. En efecto, es el quien lleva a cabo el proceso bajo la mirada vigilante
de los demas y, por lo tanto, llega a la mujer “ mediado” por una variedad de
relaciones sociales. Como senala James Wood desde la critica literaria, en Sen-
tido y sensibilidad se nos cuenta que Elinor “ estaba decidida no solo a averiguar
todo lo que pudiera sobre el caracter del joven [Willoughby], ya fuera a traves
de sus propias observaciones o de lo que otros pudieran informarle, sino tam­
bien a vigilar su conducta hacia su hermana”.18 Asi, conocer a un hombre a
menudo implicaba verlo a traves de la mirada de los otros.
En 1860, el diario mtimo de Mollie Dorsey Sanford, que vivfa en la frontera
de Colorado, Estados Unidos, rezaba lo siguiente: “A la abuela se le ha metido
en la cabecita que el es mi amor y [...] yo misma creo que lo es. Hoy cuando
vino, que hada tanto que no lo veia, supe que lo queria mucho”.19El amor que
siente por el se le revela mediado por la opinion de su abuela, y tal revelacion
deriva de que el se ha convertido en parte de su vida cotidiana y de sus relacio­
nes familiares. Ese conocimiento mtimo de la persona con la que uno poten-
Cialmente se casarfa era necesario para confiar en la compatibilidad social y
psic°logica de ambas partes. En Persuasion, por ejemplo, Anne Elliot se encuen-
44 • Por que duele el amor

tra bajo la pesada influencia de Lady Russell, que considera inadecuado al capi-
tan Wentworth, su primer (y unico) amor verdadero. La sensibilidad moderna
solamente podria identificarse con la idea de que tal evaluacion negativa sobre
el capitan la obligo a renunciar al objeto de su amor, pero desde otra perspec-
tiva, el error de Lady Russell deriva a su vez de que el yo de Anne se encuentra
estrechamente resguardado por la red de parentesco en la que esta inmersa. Es
cierto que la autora muestra las limitaciones de este sistema al insinuar que el
entorno social de Anne no es capaz de distinguir entre el estatus social y el valor
interior de cada uno. Sin embargo, tanto Anne como las personas que leen la
novela pueden confiar en el propio juicio que se han formado sobre Went­
worth solo porque han contado con numerosas oportunidades para verificarlo.
De hecho, en Inglaterra y Estados Unidos, el cortejo con frecuencia supoma un
proceso de verificacion de las credenciales y las propiedades de los pretendien-
tes: “ [El cortejo] era un juego repleto de enganos, artimanas superficiales y
obsecuencia. Sin embargo, era necesario descubrir las mentiras y asegurarse de
que el otro fuera en efecto la persona que, por mas tiempo que pasara, nunca
dejaria de ser el mejor de los amigos” .20
Esta supervision cuidadosa a la que estaban sometidos los hombres se puede
ejemplificar con las practicas de los futuros suegros cuando examinan la repu-
tacion de los posibles yernos. Por ejemplo, para poder cortejar a Olivia Langdon
y proponerle matrimonio, Samuel Clemens (a quien luego conoceriamos como
Mark Twain) tuvo que presentar ante la familia de ella varias cartas de recomen-
dacion que le habian solicitado. Una vez finalizado el proceso, Clemens estaba
en condiciones de afirmar lo siguiente sobre si mismo:

Creo que todas mis referencias pueden confirmar que nunca hice nada
malo, falso o criminal. Pueden sostener que las mismas puertas que se me
abrieron hace siete anos todavia siguen abiertas para nu, que todos los
amigos que hice en siete anos siguen siendo amigos mios, que puedo
regresar a todos los lugares donde alguna vez estuve y entrar en plena luz
del dia, con la frente bien alta.21

Este ejemplo demuestra que, durante el cortejo, el yo de la mujer estaba firme-


mente “contenido” por sus vmculos mas cercanos, quienes desempenaban un
La gran transformacion del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 45

papel activo en la evaluacion del pretendiente y la formacion de un lazo con el.


J)ado que eran varias las personas que interveman en el proceso de evaluar y
juzgar al pretendiente como potencial conyuge, la opinion de la mujer era un
reflejo y una extension de la red social en la que se hallaba inmersa. Los senti-
rnientos de la mujer por el hombre se activaban junto con la opinion que ex-
presaban los demas acerca del candidato. Por lo tanto, tal entramado de
sentimientos y juicios, de percepciones individuales y observaciones colectivas,
supone que al enamorarse y, en ultima instancia, tomar una decision con res-
pecto al futuro conyuge, la persona se encontraba sumida en el universo moral
de las normas y los tabues del grupo. Ademas, sus relaciones amorosas se entre-
lazaban con las redes del compromiso hacia los otros. La identidad de los aman-
tes (tanto del hombre como de la mujer) era contenida y protegida por la
notoria presencia de otras personas de su entorno que funcionaban como jueces
y ejecutores de las normas sociales y morales.22 Esta situacion se mantuvo en pie
hasta bien entrado el siglo x i x .

Las normas expHcitas y tacitas


En el universo deJane Austen, el proceso de cortejo se encuentra estructurado
por una multitud de normas invisibles. Fuera de la sociologia, se tiende a conce-
bir las normas como algo que sirve para limitar, pero en sociologia las normas
tambien sirven para habilitar: son el medio que permite a los actores sociales re-
lacionarse entre si, generarse expectativas con respecto a los demas y transitar con
otras personas, conocidas o desconocidas, ciertos caminos que si son conocidos.23
Los ritos, que constituyen una serie de normas conocidas por los actores sociales
para participar en relaciones o dejar de participar en ellas, podrian compararse con
un conjunto de senderos bien delimitados en una jungla de posibilidades. Estos
generan expectativas acerca de lo que puede y debe pasar a continuacion.24 En
°tras palabras, los ritos representan un arma simbolica potente para mantener a
raya la ansiedad que provoca la incertidumbre. Asi, durante el siglo x i x , la clase
hacendada contaba con ciertos ritos y codigos de conducta que, a pesar de no ser
n°rmas obedecidas escrupulosamente, serv^an para organizar los encuentros y
debian respetarse para demostrar que uno era digno del amor del otro. En este
0rden de lo romantico, el sentido de la correccion y el decoro se obtema del
respeto por las normas de conducta que evidenciaba cada uno de los actores.
46 • Por que duele el amor

La practica de las visitas sociales era uno de esos ritos. Segun la costumbre, se
daba en la casa de la joven (cuando aun tefua la edad suficiente para que se la con-
siderara senorita), por lo que resultaba indecoroso que el hombre tomara la ini-
ciativa de visitarla sin ser invitado. Asi, el varon pod^a demostrarle a la joven que
gustaba de ella, pero la dama conservaba el “privilegio” de pedirle que la visi-
tara.25 Esta practica, comun en la clase media, otorgaba a los padres y a la propia
joven un control indiscutible sobre el proceso de cortejo.26 En el mismo sentido,
si a un caballero le presentaban una dama para bailar en una fiesta, este no podia
retomar automaticamente las relaciones previas que existieran con eUa de haberse
conocido por fuera de ese ambito. En cambio, tenia que venir algun amigo en
comun a presentarlos nuevamente y la dama tenia que permitir que se reto-
mara ese contacto. Es mas, una vez que el proceso de cortejo ya se habia
iniciado, iba progresando mediante una serie de avances graduales y sutiles:
primero, las parejas se hablaban; luego, se mostraban caminando juntas; y, por
ultimo, se harian compafua una vez que estaba confirmada la atraccion reri-
proca. Como se observa, las relaciones amorosas eran controladas de cerca en
tanto debian respetar las secuencias rituales conocidas por todos.
En este orden ritualizado de lo romantico, entonces, las emociones veman
despues de las acciones y las declaraciones (o eran concomitantes), pero no
configuraban una condicion previa en terminos estrictos. A esta organizacion
de los sentimientos la concibo como un regimen de peiformatividad de las emociones,
es decir, como un regimen en que estas son inducidas por las expresiones y las
acciones rituales. Se podria afirmar que nuestros sentimientos siempre son in-
ducidos por los de otras personas.27 Sin embargo, la interaccion romantica pre-
senta una problematica diferente, porque la cuestion de la reciprocidad es
fundamental en este caso y porque, al exponer sus sentimientos, la persona corre
el riesgo de que no sean correspondidos. Un regimen emocional de caracter
performativo (o sea, ritualizado) supone que los sentimientos no solo son reve-
lados, sino que surgen tras la realizacion y la posterior decodificacion de una
serie de ritos. Por lo tanto, se trata de un proceso de incrementacion gradual,
inducido con frecuencia por la utilizacion que haga la otra persona de las sena-
les y los codigos apropiados para el amor. Nace como resultado de un sutil in-
tercambio de signos compartidos por dos personas. En este regimen, una de las
dos personas (el hombre) adoptaba el rol social de inducir los sentimientos de
La gran transformacion del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 47

|a otra. La mujer no se sentia embargada repentinamente por las emociones


haCia el objeto de su amor, lo que tal vez hasta fuera imposible. Mas bien, el
cortejo segma una concatenacion de normas que la iban atrayendo progresiva-
mente hacia un vinculo cada vez mas estrecho e intenso con el hombre. En este
pr0ceso, respond^a a ciertas senales emocionales cuyos modelos de expresion ya
estaban muy bien ensayados.
En un estudio sobre las practicas de cortejo durante el siglo x i x , la historia-
d0ra Ellen Rothman cita el siguiente fragmento de las cartas de Eliza Southgate:
“ Ninguna mujer se permite pensar que es posible amar a nadie sin haber descu-
bierto antes que esa persona siente afecto por ella”. Segun Rothman, “ la mujer
esperaba a confirmar que sus sentimientos eran correspondidos antes de recono-
cerlos incluso para si misma”.28 El alto grado de ritualizacion al que estaba sujeto
el amor protegia a las mujeres del ambito de las emociones, que de otra manera
podian embargarlas. De hecho, toda la novela Sentido y sensibilidad gira precisa-
mente en tomo a la progresion que debe imperar en los asuntos sentimentales.
Elinor no aboga por la razon frente a la pasion, sino mas bien encama y defiende
la version ritualizada del amor, segun la cual se pueden revelar y expresar los
sentimientos mas intensos siempre y cuando primero estos hayan transitado la
secuencia ritual de la atraccion, el cortejo y el compromiso. En esta version de
lo amoroso, los sentimientos confirman el compromiso tanto como el compro-
miso confirma los sentimientos. Si bien es cierto que en el regimen performa-
tivo/ritualizado de lo romantico tambien estan presentes las cuestiones en tomo
a la sinceridad de los sentimientos, muchas veces las suplanta cierta preocupacion
por la concatenacion adecuada de las emociones. Como senala la historiadora
Marilyn Yalom, “ una vez que el hombre habia recibido suficiente estmiulo de
'a joven que estaba cortejando, se consideraba adecuado que solicitara el con-
sentimiento paterno antes de proponerle matrimonio. [...] [L]a mujer deHa
esperar a que el hombre declarara su amor antes de revelar lo que ella sentia”.29
Este regimen entra en contraste con el regimen de la autentiddad emodonal, que
predomina en las relaciones modernas. La autenticidad supone que los actores
conocen sus sentimientos, que accionan en funcion de eUos y que los transforman
en la piedra angular de las relaciones. Este regimen exige que las personas sean
enaocionalmente sinceras consigo mismas y, en la medida de lo posible, tambien
c°n los otros, ademas de requerir que los actores se comprometan y tomen deci-
48 • Por que duele el amor

siones acerca de sus vfuculos sobre la base de esos sentimientos. En efecto, bajo el
regimen de la autenticidad emocional, las personas deben escrudinar sus propios
sentimientos y los ajenos para decidir sobre la importancia, la intensidad y la sig-
nificancia futura de la relacion. As^ surgen preguntas como las siguientes: “^Estoy
enamorada en serio? ^O solo es atraccion sexual?” ; “Si me siento enamorada,
amor es profundo, intenso y autentico?” ; “^Es un amor sano? ^O es narcisista?”
Por el contrario, para las sociedades tradicionales “ la autenticidad no tiene
ningun lugar en el vocabulario de los ideales humanos. Los hombres estan satis-
fechos con las opciones de vida que les proporciona su sistema social: conciben
su bien mayor [...] como ‘el cumplimiento de una determinada funcion so­
cial "'.3° La idea de la autenticidad supone que existe una ontologia (emocional)
verdadera y que esta precede y supera a las normas mediante las que se organizan
y se canalizan la expresion y la experiencia de los sentimientos en general y del
amor en particular. En su regimen, el compromiso no antecede a las emociones
que siente el individuo, sino mas bien las sucede: estas se convierten en la mo-
tivacion alterna del compromiso. Por lo tanto, el regimen de la autenticidad
exige que la persona transite uno de dos posibles caminos para adquirir un grado
de certeza sobre sus propias emociones: o lo adquiere mediante un arduo pro-
ceso de autoescrutinio en la medida en que la pregunta por la naturaleza y las
causas “verdaderas” de sus sentimientos se le torna fundamental, o bien lo ad-
quiere mediante una revelacion abrumadora que se le impone gracias a su in-
tensidad (como en el ejemplo del “ amor a primera vista”). El primer camino
implica que la autocomprension reflexiva contribuira a entender la “verdadera
naturaleza” de nuestras emociones, mientras que el modelo de la epifania im-
plica que la intensidad y la irracionalidad de los sentimientos constituyen indi-
cadores acerca de su caracter autentico. Estos dos caminos para confirmar la
autenticidad de las emociones conviven uno junto al otro en la cultura contem-
poranea y, cuando se los transita, se obtiene como resultado un vinculo amoroso
que no depende tanto de las normas rituales como de la interioridad emocional.

La coherencia semiotica
Una norma central enel regimen de performatividad de las emociones es aque-
Ua que exige que el accionar de las personas coincida con sus intenciones. En
un manual de etiqueta de 1879, por ejemplo, se ofrecen los siguientes consejos:
La gran transformacion del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 49

La conducta del caballero con la dama: el caballero tiene la libertad de invitar


a sus amigas a conciertos, bailes, funciones de opera, etcetera. Tambien
puede visitarlas, andar en coche o montar a caballo con ellas y simpatizar
con todas las damas a quienes su compan^a les resulte agradable. Es mas,
tiene la libertad de extender invitaciones y de aceptarlas ad libitum. Sin
embargo, tan pronto como el caballero comience a ignorar a todas las
demas para dedicarse a una sola dama, le estara dando motivos para su-
poner que siente una particular atraccion hacia ella y para creer que tal
vez se comprometa con ella, aunque no lo diga. El caballero que no este
contemplando casarse no debera prestar atencion demasiado exclusiva a
ninguna dama en particular.31

Este orden moral estaba basicamente apuntalado por un orden semiotico-moral


segun el cual los actores sociales debian procurar que su accionar coincidiera no
solo con sus emociones sino tambien con sus intenciones. Como se demuestra
claramente en Sentido y sensibilidad, la incongruencia entre los dichos y los actos,
por un lado, y las intenciones, por el otro, constitma una fuente de fracaso social
y moral. En efecto, el problema de Willoughby no es la falta de emociones, ya
que ama a Marianne, sino el hecho de que su conducta no de senales de cuales
son sus verdaderas intenciones. Todo pretendiente moralmente adecuado se
esforzaba por obtener un grado maximo de coherencia entre su accionar y sus
intenciones. En Persuasion puede encontrarse otro ejemplo de los esfuerzos para
lograr ese maximo de congruencia que hadan los personajes dignos de recono-
cimiento moral, a saber: pensando que Anne no lo ama, Wentworth corteja a
Louisa. Sin embargo, a medida que va avanzando la trama, tanto los lectores
como el propio Wentworth llegan a la conclusion de que todavia esta enamo-
rado de Anne y desea serle fiel. N o obstante, como su accionar ha dado a en-
tender que estaba cortejando a Louisa, se siente obligado a irse por un tiempo
de la ciudad donde se habia instalado: “En una palabra, demasiado tarde com-
prendio que se habia comprometido en cierto modo. Y eso, justo al momento
de descubrir que no le importaba nada de Louisa. Debia considerarse atado a
Louisa si los sentimientos de ella eran los que los Harville supoman” .32 Como
el cortejo esta tan codificado y los significantes que ha empleado Wentworth
no coinciden con sus sentimientos, este sabe muy bien que, al cortejar a una
50 • Por que duele el amor

mujer y luego desentenderse de ello, ha cometido un acto que lo deshonra.


Todos esos codigos eran tomados muy en serio, especialmente en la alta bur-
gues^a inglesa. Por lo tanto, no resulta extrano que hayan cruzado el Atlantico.
En su analisis sobre las practicas de cortejo vigentes entre las elites bostonianas,
Timothy Kenslea hace referencia a las “'friendlies” o las “ amistosas” , un grupo de
mujeres jovenes que reflexionaban y conversaban mucho acerca de dichas prac-
ticas. Para ellas, “ una expresion o un gesto prematuro, incluso un tono de voz
inapropiado, pod^an interpretarse como promesas de compromiso donde no
habia ninguna”.33
Tal codificacion minuciosa de los ritos de amor tema un efecto central: des-
viar o reducir la incertidumbre anudando fuertemente el ambito de las emocio-
nes a un sistema claro de signos. Los sentimientos alimentaban estos signos y a
la vez eran alimentados por ellos, en la medida en que la produccion adecuada
de signos generaba emociones, tanto para quien practicaba el rito como para
quien r""cibia su atencion, aunque tambien se daba lo inverso. La ritualizacion
y la codificacion tan detallada de los signos que denotan sentimientos probable-
mente haya creado cierta dinamica emocional, aunque muy regulada, de la
reciprocidad incremental, o sea, del avance gradual y sutil de la expresion de los
sentimientos, que a su vez genera mas sentimientos y expresiones rituales, en la
propia persona y en los demas.

El interes como pasion


El cortejo en la era premodema constitma un proceso que se tomaba muy en
serio porque representaba la operacion economica mas significativa en la vida
de muchas personas, sobre todo en la medida en que las propiedades de la mujer
pasaban a ser de su marido una vez que se casaban. Este fenomeno tenia tres
consecuencias importantes.
En primer lugar, los sentimientos, sean cuales fueran, estaban organizados
dentro de un marco mas amplio de intereses economicos y sociales. Tanto en
el campo de la sociologia como fuera de este, se da por sentado que los intere-
ses socioeconomicos son enemigos de la pasion. En cambio, a mi juicio, dichos
intereses distan mucho de ser incompatibles con la pasion. Mas bien, aportan el
impetu que la activa y la sostiene. Como explica el economista Robert Frank,
los sentimientos desempenan una funcion esencial en el senalamiento de nues-
La gran transformacion del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 51

rr0 compromiso con nuestros intereses y con la realizacion de las acciones


apr0piadas para defenderlos: “Las pasiones con frecuencia sirven a nuestros in-
tereses efectivamente bien” .34 De hecho, lo que les da esa intensidad especial a
]as emociones en el universo de Austen es precisamente que estan fundadas en
|a razon y el interes, los cuales a su vez funcionan como potentes catalizadores
de los sentimientos. Esto se puede hacer extensivo a otras clases sociales: como
el matri^wnio era esencial para la supervivencia economica, generaba estructu-
ras emocionales de compromiso. Se trata de un orden en el que las pasiones y
el interes estan .separados en teona, pero en lo concreto se pueden reforzar
mutuamente: el desden (como en el caso de Darcy) o el amor (como en el caso
de Emma y Knightley) pueden funcionar de herramientas para mantener la
endogamia de clase.
En segundo lugar, el anclaje del matrimonio a los intereses economicos im-
plicaba que las propuestas matrimoniales con frecuencia se aceptaran o rechaza-
ran en funcion del estatus social o la riqueza del pretendiente. En los siglos x v ii ,
xvm y x i x , entre las clases populares y en la clase media, “ los padres general-
mente rechazaban a los maridos en potencia porque no tenian suficiente for-
tuna”.35 En el sistema de cortejo que reflejan las novelas de Austen, el yo, en
tanto repositorio de la identidad y el valor propio, es menos vulnerable que el
yo moderno porque se encuentra jerarquizado a priori, para usar la terminologia
del antropologo frances Louis Dumont.36 Es mas, los personajes que nos presenta
Austen como carentes de un sentido de la ubicacion social padecen repetidas
humillaciones y rayan en el absurdo y la inmoralidad (tal sena el caso de Harriet
Smith en Emma, o de William Elliot en Persuasion). Dentro del orden romantico
descrito en estas novelas, quienes tienen exito en el amor son aquellas personas
que conocen cual es su posicion social y no aspiran a ascender mas que eso, pero
tampoco aceptan descender. En otras palabras, como los criterios de jerarquia
eran conocidos y compartidos por todos y la decision de casarse se basaba (al
menos parcialmente) en cuestiones de clase, el rechazo no dependia tanto de la
esencia interior del individuo como de su posicion. Cuando a la misma Austen
le pidieron que dejara de verse con Tom Lefroy, que la cortejaba y le gustaba,
ella acepto el veredicto sin objecion alguna porque sabia que ninguno de los dos
tema suficiente dinero. En el mismo sentido, cuando Jane Welsh rechazo ama-
blemente la primera propuesta matrimonial del filosofo Thomas Carlyle, este
52 • Por que duele el amor

pudo atribuirle tal rechazo a su precariedad economica, sin relacionarlo con su


personalidad ni con una falta de atractivo. Sin embargo, cuando el yo se trans­
forma en la esencia, cuando el amor se define como un sentimiento que apunta
a la interioridad profunda de la persona mas que a su posicion social, este ultimo
pasa a conferir valor de manera directa al ser amado y, por lo tanto, el rechazo
se convierte en un ataque contra el yo (vease el capitulo 4).
En tercer lugar, la priorizacion de los intereses economicos en el proceso de
cortejo durante la era premoderna tambien implica que los modos de evalua-
cion resulten mas “ objetivos”, es decir, que se basen en las condiciones (mas o
menos) objetivas de estatus y jerarqufa de la persona en cuestion, en tanto estas
eran conocidas y aceptadas por su entorno social. Asi, la dote de la mujer de-
terminaba su valor en el mercado matrimonial: “La dote era el factor mas im-
portante en cuanto a las posibilidades de casarse para toda joven y, por lo tanto,
era lo que mas afectaba su futuro” .37 Ademas, desempenaba una funcion clave
en la formacion de alianzas y la adquisicion de estatus: “ Las dimensiones de la
dote indicaban cual era la posicion social y economica de la novia” .38 En la
mayoria de los casos, hasta las mujeres que no gozaban de un control directo
sobre su propia dote “ podfan reclamarla en caso de separacion o divorcio”, lo
que, segun Marion Kaplan, probablemente sirviera para inhibir “ la arbitrariedad
masculina y proteger a las mujeres” .39 La importancia de la dote en la seleccion
de pareja suponfa entonces que las oportunidades de casarse para las mujeres
dependfan de criterios “ objetivos”, es decir, de criterios ajenos al sentido del
propio valor individual. La protagonista de Emma, que trata de formar una pa­
reja entre su amiga Harriet Smith y Elton, un parroco con ambiciones de as-
censo social, no es culpable de haberse creado una idea erronea sobre el caracter
o el aspecto de la joven, sino de haber juzgado mal su compatibilidad objetiva
con dichas ambiciones. El error de Emma consiste en no haber aplicado crite­
rios objetivos para evaluar esa compatibilidad, lo que nos indica que el proceso
de cortejo en el universo de Austen se encuentra firmemente organizado en el
marco de la endogamia socioeconomica. La aplicacion de tales criterios anuda
las elecciones privadas a la esfera publica de las jerarqufas y el valor social. En
ese sentido, evaluar la adecuacion social de una potencial pareja es un acto que
no pertenece al fuero interno de cada persona sino al fuero publico. Asi, la in-
certidumbre que siempre acecha detras de cada evaluacion de este tipo queda
La gran transformation del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 53

disipada por la certeza de que esa evaluacion es obra de muchas personas y se


basa en criterios conocidos y previamente establecidos (vease el capkulo 5).40

La reputacion y el cumplimiento de las promesas


El cumplimiento de las promesas se encontraba en el centro de este sistema
moral, semiotico y economico. Dado que por lo general se teman escasas opor-
tunidades de contraer matrimonio y que la desarticulacion de las parejas podia
acarrear consecuencias graves, la reputacion constitma una herramienta clave en
d proceso de seleccion. A su vez, la capacidad de cumplir las promesas era un
elemento fundamental de la reputacion. En la medida en que las promesas su-
ponen un lazo entre los intereses propios y los de la otra persona, por retomar la
definicion de Hume,41 su cumplimiento funcionaba como mecanismo que per-
miria conformarse con la primera opcion “ suficientemente buena” que apare-
ciera. De hecho, los diversos personajes desagradables que aparecen en las
novelas de Austen comparten un mismo rasgo: todos ellos faltan a sus promesas
para mejorar y maximizar sus posibles alianzas matrimoniales. Tanto Isabella
Thorpe en LA abaMa de Northanger (1818) como Lucy y Willoughby en Sentido
y sensibilidad se destacan por su incapacidad de cumplir las promesas debido a que
desean maximizar las ventajas de un potencial matrimonio. Este fenomeno coin­
cide con la descripcion que propone Steven Shapin sobre el orden moral de los
caballeros ingleses durante los siglos xvii y xvm, caracterizado por la capacidad
de ser veraces y fieles a su palabra.42
En el universo de Austen, romper una promesa constituye una falta grave a la
propia reputacion y el honor, tanto para los hombres como para las mujeres. El
ejemplo mas llamativo es el de Anne Elliot en Persuasion, que antes de comenzar
la trama de la novela se habia comprometido con el capitan Wentworth pero
habia roto su compromiso al enterarse de que Lady Russell, su amiga y protec-
tora, lo consideraba inadecuado como candidato. Mas adelante, Anne recibe el
favor y las atenciones de William, un primo rico que pertenece a la nobleza, y
reacciona de la siguiente manera: “ Cuales hubieran sido sus sentimientos en caso
de no haber existido un capitan Wentworth, no valia la pena pensarlo. Pero
existia un capitan Wentworth, y con el la certeza de que cualquiera fuese el
resultado de todo el asunto, el afecto de Anne seria de el para siempre. El unirse
a el, creia ella, no la alejana mas de todos los hombres que el separarse de el” .43
54 • Por que duele el amor

Este fragmento constituye un manifiesto contra la conducta utilitaria y la ten-


dencia a maximizar los beneficios en el ambito de los sentimientos, pero a la vez
insta a hombres y mujeres a cumplir sus promesas independientemente de las
posibles ventajas economicas que puedan obtener si faltan a ellas. Wentworth es
la contracara masculina de la constancia y la lealtad que muestra Anne. En efecto,
frente a la conducta y los sentimientos de la joven, Austen nos cuenta que

Jamas habia sido reemplazada. [Wentworth] jamas habia creido encontrar


a nadie que pudiera compararsele. Verdad es —debio reconocerlo- que su
constancia habia sido inconsciente e inintencionada. Habia pretendido
olvidarla y creyo poder hacerlo. Se habia juzgado a si mismo indiferente,
cuando solamente estaba enojado; y habia sido injusto para con sus me-
ritos, porque haHa sufrido por ellos. El caracter de ella era a la sazon para
el la misma perfeccion, teniendo al mismo tiempo la encantadora con-
juncion de la fuerza y la gentileza.44

Por ultimo, tambien se puede observar como predomina este codigo de cum-
plimiento de las promesas incluso en las primeras decadas del siglo xx, con el
ejemplo de una novela como Estio, publicada en 1917 por Edith Wharton.
Cuando Charity Royall, la protagonista, descubre que su amado Harney, el
hombre con el que desea casarse, en realidad esta comprometido con Annabel
Balch, le escribe lo siguiente: “Mi deseo es que te cases con Annabel Balch si
asi lo prometiste. Creo que quiza te daba temor de que yo me sintiera dema-
siado dolida por ello, pero en realidad prefiero que hagas lo correcto. Con
amor, Charity”.45 Nuevamente en esta novela, la mujer prefiere renunciar a su
amor y a la posibilidad de un futuro feliz con tal de mantener intacta la palabra
del hombre, pues el cumplimiento de las promesas es el rasgo fundamental del
caracter y resulta indispensable en el orden moral del momento.
En lo mas profundo de este fenomeno se esconde un supuesto importantisimo
sobre la capacidad del yo para exhibir continuidad temporal. Asi, cuando Samuel
Clemens le escribe a Jervis Langdon, el padre de Olivia, se ocupa de aclarar lo
siguiente: “Es mi deseo tanto como el suyo que transcurra suficiente tiempo
como para demostrar, mas alia de toda duda, aquello que he sido, aquello que
soy y aquello que seguramente sere. De otro modo, usted no quedaria satisfecho
La gran transformation del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 55

conmigo, ni yo mismo tampoco” .46 Evidentemente, lo que quiere Clemens es


exhibir y demostrar su fortaleza de caracter mediante una prueba de la continui-
dad temporal del yo, es dedr, de la capacidad para ser en el futuro aquello que
ya es hoy (o una version mejorada de lo mismo). El caracter se manifiesta, en­
hances, a traves de la constancia y de la capacidad de aunar en el nucleo de la
voluntad aquello que uno fue, aquello que uno es y aquello que uno sera.
En el universo de Austen, esa constancia queda reflejada en la manera casi
ostentosa que tienen los personajes de renunciar a “ mejores oportunidades” para
quedarse con sus objetos de compromiso previo, aunque sean mas modestos.
Efectivamente, el cumplimiento de las promesas sienta las bases del compromiso,
en tanto sirve como mecanismo para frenar la busqueda de pareja y el deseo de
maximizar los intereses individuales. Por supuesto que en la practica algunas
personas no honraban dichos compromisos, como lo demuestran los procesos
judiciales en los tribunales ingleses del siglo xix destinados a dictar sentencia
sobre el incumplimiento de las promesas matrimoniales.47 Sin embargo, esto
mismo constituye evidencia suficiente de lo graves que eran considerados tales
incumplimientos. Es mas, se trataba de fenomenos relativamente infrecuentes,
ya que la reputacion de las personas dependia mucho de su conducta en materia
de asuntos matrimoniales. El incumplimiento de las promesas matrimoniales se
concebia como una infraccion tan seria contra el orden moral que en la novela
El doctor Thorne (1858), de Anthony Trollope, cuando Henry Thome abandona
a Mary Scatcherd tras haberla seducido y haberle prometido matrimonio, el
hermano de la joven lo mata. Ante la citacion judicial del hermano tras la muerte
de Thome, el narrador senala ironicamente que “le encontraron culpable de
asesinato y le condenaron a seis meses de prision” , lo que “ quizas a nuestros
lectores les parezca demasiado” .48 Como se observa, en este orden social se co-
nectaban las emociones, el yo moral y la continuidad, formando un mismo eje.

Los roles y el compromiso


En La edad de la inocencia, la famosa novela de Edith Wharton publicada en
1920, Newland Archer decide renunciar a la pasion intensa que siente por Ellen
Olenska y respetar el compromiso previo que lo ata a May Welland. Su opinion
acerca del futuro matrimonio con una mujer que responde a la moralidad de su
clase social se describe con las siguientes palabras:
56 • Por que duele el amor

Ya haria tiempo que habia descubierto que el unico uso de esa libertad
que May supoma poseer seria depositar dicha libertad en el altar de su
adoracion de esposa [...]. Con una concepcion del matrimonio tan poco
complicada y tan indiferente como la suya, tal crisis podna provocarla
solo algo visiblemente afrentoso en la conducta de su marido; y la deli-
cadeza de sus sentimientos hacia el lo harian impensable. Pasara lo que
pasara, Archer sabia que ella siempre sma leal, valiente y sin resentimientos. Y
eso lo comprometia a practicar las mismas virtudes.49

El drama que se desarrolla a lo largo del libro coloca en el centro de la escena


la contradiccion entre el compromiso de Archer con May y su deseo privado
de vivir el amor apasionado que lo une con Ellen, aunque se oponga a lo insti-
tucional. Para este modelo del matrimonio, los sentimientos alojados en la in-
terioridad de las personas no representan una legitimacion matrimonial
suficiente. Mas bien, la experiencia de las emociones esta mediada por los roles
que se desempenan y por la capacidad de desempenarlos con coherencia hasta
el final de la propia vida. Es mas, la calidad del matrimonio no se definira en
funcion de la posibilidad que ofrezca a cada uno de los integrantes para expresar
su yo autentico y manifestar su interioridad individual. El matrimonio se con-
siderara bueno en la medida en que le permita a cada uno desempenar su rol
con exito, es decir, en tanto cada uno pueda sentir y manifestar las emociones
propias de su rol. El marco cultural y moral que funcionaba como principio
rector en estos casos era el imperativo del compromiso, la capacidad de cumplir
las promesas vertidas a la otra persona, de desempenar el rol social asignado y
de sentir las emociones (reales) que le correspondian.
Por lo tanto, el compromiso era una estructura moral que regia las emociones
tanto antes como despues de la boda y que instaba a los actores a reflexionar
sobre su propia interioridad mediante la pregunta por aquello que debian hacer.
Esto no quiere decir que las personas carecieran de sentimientos y de vida in­
terior, sino que esa vida interior respondia a una estructura deontologica, de-
terminada por aquello que debian ser y hacer. Por ejemplo, en el ano 1860,
Mollie Dorsey Sanford, una mujer que se fue a vivir a la frontera de Colorado
siguiendo a su esposo, escrmia en su diario mtimo que se senfia “ avergonzada
de extranar tanto mi hogar” y agregaba que “ por supuesto, no digo en voz alta
La gran transformacion del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 57

todo lo que anoto aqfu [...] y trato de estar alegre por By [el marido], pues temo
que suponga que no soy feliz con el: como el no tiene los lazos familiares que
yo tengo, nunca lo entenderia”.51’ Estas acotaciones suenan muy ajenas a nuestra
sensibilidad moderna porque no estan motivadas por aquello que conocemos
como el “yo autentico” de la joven, sino por su compromiso con el rol de es-
pOSa. De hecho, seria muy raro que una mujer moderna en la misma situacion
estuviera avergonzada de extranar su hogar. Aqm, Mollie tiene verguenza por­
que siente que no esta a la altura de su rol conyugal. Sin duda, esto confirma
que “la division tradicional del trabajo y la autoridad entre maridos y esposas en
la era victoriana constituye la columna vertebral de la institucion matrimonial
desde el Atlantico hasta el Padfico”. 51 En cambio, en el caso de una mujer
moderna, los sentimientos serian explicitados profusamente y recibirian priori-
dad por sobre su rol conyugal. Es mas, las definiciones modernas del matrimo-
nio suponen que el marido debe advertir que la mujer siente esas emociones y
debe brindarle su apoyo, es decir, se espera de el que preste atencion a tales
sentimientos, los reconozca y acepte su validez. La intimidad moderna consiste,
entre otras cosas, en revelar las emociones privadas y en compartirlas con la
pareja, lo que resulta incluso mas fundamental que lo primero, con la expecta-
tiva de mostrar el yo emocional al desnudo para recibir el “ apoyo” y el reco-
nocimiento de la otra persona. Asp otra diferencia notoria entre Mollie y la
mujer moderna reside en que ella no considera que sea adecuado comunicar sus
verdaderos sentimientos interiores. Por el contrario, lo adecuado es poder ocul-
tar esas emociones y cubrirlas con un manto de aparente buen humor. La capa-
cidad de desempenar su rol de modo convincente consiste en ayudar al marido
para que este pueda, a su vez, desempenar el propio rol. De afu obtiene satis-
faccion y cierto sentido de aptitud. En realidad, es posible que Mollie ni siquiera
haya intentado comprender o expresar sus autenticas emociones. Le preocupa
mas que, al expresar sus sentinientos negativos, el marido se sienta incapaz de
hacerla feliz. En otras palabras, considera que es responsabilidad de ella lograr
que el esposo no pierda su propio sentido de la aptitud, definido en tanto capa-
cidad para hacerla feliz. Por ultimo, lo que quiza resulta mas interesante es el
tono neutral empleado para afirmar que el no puede entenderla. De hecho, ese
es el mecanismo que usa Mollie para explicar y justificar la imposibilidad de
compartir tal sufrimiento interno con su marido. Todo esto presenta un con-
58 • Por que duele el amor

traste marcado con las expectativas de los hombres y, sobre todo, de las mujeres
actuales, que anhelan revelar su yo mas mtimo y entrelazarlo con el yo de su
pareja. Las relaciones conyugales premodernas suponen una conexion intrin-
cada entre las partes, pero en esa interconexion el yo no es autentico ni se
muestra desnudo. Lo que se exhibe es un yo que, en terminos modernos, se
halla emocionalmente distante del otro (en tanto no se permite que el otro
vislumbre el contenido de los pensamientos y los sentimientos interiores). Sin
embargo, los integrantes de la pareja son interdependientes y se encuentran li-
gados de manera inextricable. En cambio, el yo moderno espera que el otro
desnude sus sentimientos y su intimidad, pero conserve su independencia. En
el matrimonio moderno, lo que se une son dos individualidades claramente
diferenciadas.52 La clave del exito no es ya el desempeno de los roles conyuga­
les predeterminados sino la compatibilidad y la sintoma entre dos individuali-
dades constituidas. Lo que sienta las bases para la intimidad es la afinidad entre
las configuraciones emocionales de una y otra persona. Para comprender mejor
la naturaleza del compromiso, podemos recurrir a la distincion interesante que
traza Amartya Sen entre “ simpatia” y “ compromiso”. Segun este autor, si a mi
me enferma la idea de que otras personas sean torturadas, lo que siento es sim-
patia. En cambio, si esa misma idea no me hacer sentir incomodidad ni malestar
en el plano personal, pero de todos modos pienso que esta muy mal torturar a
la gente, lo que hay en ese caso es compromiso. Por lo tanto, un comporta-
miento basado en el compromiso carece de egoismo en el sentido literal de la
palabra, por fuera de las connotaciones morales, puesto que no afecta el centro
mismo del individuo, es decir, al nucleo mismo desde el cual se irradia.53 En
virtud de esta definicion, al compromiso no lo motivan principalmente los
sentimientos individualizados. La diferencia caracteristica entre el matrimonio
basado en el compromiso y el matrimonio basado en la autenticidad emocional
es semejante a la que plantea Sen. Efectivamente, este ultimo se funda en el
intento de conciliar y armonizar dos individualidades emocionales separadas y
debe crear y recrear todo el tiempo las condiciones y las causas emocionales de
la union en un principio. El compromiso, en cambio, no proviene de la indi-
vidualidad emocional independiente ni aspira a satisfacer aspiraciones emocio­
nales permanentes. Los sentimientos no son condiciones a priori de los roles
sociales, sino que constituyen sus efectos.
La gran transformacion del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 59

For ende, las nociones de caracter y compromiso que regulaban las practicas
del cortejo y el matrimonio en aqueUa epoca no debenan concebirse como ca-
nKteristicas psicologicas de los actores ni como senales de una cultura mas moral,
sino como resultado de ciertos mecanismos sociales especificos.54 Entre eUos, se
encuentran las redes sociales que contenian y aplacaban al yo; los criterios obje-
tivos (o relativamente no subjetivos) para la seleccion de pareja; los parametros
explfuitamente endogamicos para la busqueda (es decir, la legitimidad del estatus
socioeconomico como elemento explicito y aceptado para la eleccion de una
pareja); el regimen performativo de las emociones regulado por los ritos; la fun-
cion del cumplimiento de las promesas para la reputacion; y la adopcion del
compromiso basado en los roles sociales. Cabe subrayar aqui que el objetivo de
estas afirmaciones no es de ninguna manera encomiar el pasado ni mucho menos
postular que los hombres y las mujeres del siglo x ix fueran mejores personas o
mas morales, sino plantear que la filosofia moral o la sociologia comunitarista
pueden concebir como maneras de ser morales ciertos fenomenos que en reali­
dad se explicanan, al menos parcialmente, en funcion de determinados mecanis­
mos sociales organizadores de la interaccion emocional entre hombres y mujeres
bajo la forma de ritos y roles publicos. En consecuencia, el yo no quedaba tan
vulnerable ante la mirada ajena ni dependia tanto de la valoracion externa, jus-
tamente porque los sentimientos no se irradiaban desde su interioridad. Asi, las
modalidades y los criterios de evaluacion, la capacidad de sostener el amor y la
entrega total del yo en la experiencia amorosa son elementos configurados por
mecanismos sociales, que transforman las maneras de ser en “virtudes”. Dichos
mecanismos, que a la vez son sociales y morales, privados y publicos, fueron los
que regularon la practica de eleccion de pareja hasta bien entrado el siglo x ix en
las clases media y media alta, por lo menos dentro de los paises angloparlantes.
Lo que se modifico en la modernidad fue precisamente el conjunto de condi-
ciones en las que se realizan esas elecciones amorosas.

La gran transformacion de la ecolog^a romantica:


El surgimiento del mercado matrimonial
Resulta de lo mas obvio senalar que las sociedades en las cuales se toman deci-
siones maritales basadas en el amor suelen ser sociedades individualistas. En
efecto, los responsables de la decision de casarse no son los clanes ni las familias,
60 • Por que duele el amor

sino los individuos, lo que a su vez legitima la autonomia emocional. Sin em­
bargo, dado que ese “individualismo” afectivo esta vigente en Europa Occiden­
tal hace unos trescientos anos como mmimo,55 se trata de una idea demasiado
amplia e imprecisa para describir y caracterizar los intercambios romanticos de
la modernidad. Aunque la cultura de la eleccion amorosa en Estados Unidos e
Inglaterra durante el siglo x ix ya era individualista, la forma y el sentido de ese
individualismo difieren bastante de lo que se observa en la actualidad. A mi
juicio, para dar cuenta de esa diferencia lo mejor es centrarse en la organizacion
cultural de las elecciones. Hasta aqm, he presentado un panorama de los meca-
nismos sociales que forzaban a hombres y mujeres a conformarse mutuamente
con su pareja sin que mediaran negociaciones prolongadas, procesos formales y
reglamentados de introspeccion, ni constructos mentales sobre la variedad de
posibles candidatos o candidatas en un mercado abierto, pero si criterios de eva-
luacion que reflejaban las normas de la propia comunidad. Lo que ha cambiado
de raiz, como lo demuestro a continuacion y en los capitulos posteriores, son
las condiciones mismas en el marco de las cuales se producen esas elecciones.
En otras palabras, se han modificado tanto la ecolog^a como la arquitectura de las
elecciones amorosas.
Aqm me permito plantear una tesis audaz: el cambio que atravesaron las elec­
ciones amorosas equivale al proceso que describe Karl Polanyi para las relaciones
economicas con el nombre de “ gran transformacion”.56 Este concepto hace
referencia al proceso mediante el cual el capitalismo de mercado separo el ac-
cionar economico de su contexto moral y normativo, lo desvinculo de la socie-
dad, organizo la economia en mercados autorregulados y logro subsumir lo
social en lo economico. En el mismo sentido, aquello que conocemos como el
“triunfo” del amor romantico en las relaciones entre hombres y mujeres consis-
tio principalmente en un proceso que separo las decisiones amorosas individuales
de su contexto moral y social para permitir el surgimiento de un mercado ma­
trimonial autorregulado. Los criterios modernos para evaluar al objeto de nuestro
amor se han desvinculado de los marcos morales compartidos con el resto de la
sociedad. Este fenomeno se dio gracias a la transformacion en el contenido de los
parametros para la seleccion de pareja (que ahora son de caracter fisico-sexual y
psicologico-emocional), pero tambien se debe a una transformacion en el pro­
ceso mismo de eleccion, que se tomo mas subjetivo e individual.
La gran transformacion del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 61

Esta “ gran transformacion” del amor esta caracterizada por varios factores, a
saber:
( 1) La desregulacion normativa de las modalidades para la evaluacion de po-
sibles parejas, es decir, la desvinculacion entre esas modalidades y los marcos
configurados por el grupo de pertenencia y la comunidad, acompanada por la
nueva funcion de los medios masivos para la definicion de los criterios de valor
y atractivo.
(2) La tendencia cada vez mas difundida a considerar a nuestra pareja sexual
y romantica simultaneamente en terminos psicologicos y sexuales (de modo tal
que, en ultima instancia, lo primero queda sujeto a lo segundo).
(3) El surgimiento del campo sexual, en tanto la sexualidad en si misma de-
sempena una funcion cada vez mas importante en la competencia entre los
actores dentro del mercado matrimonial.

La sexualizacion y la psicologizacion
de las elecciones amorosas
Como ya hemos visto, el “ caracter” expresaba una interioridad que, en lo con-
creto, encarnaba todo un universo de valores publicos. Asi, aunque la evalua­
cion sobre el caracter de la otra persona constitufa un acto individual, tambien
era un fenomeno publico, compartido y aprobado por otros actores reales.
Ahora bien, la desvinculacion entre los criterios para la seleccion de pareja y
el entramado moral del grupo, asi como su transformacion en un fenomeno
individual, se manifiestan en el surgimiento y la preponderancia de dos criterios
de evaluacion que hoy resultan fundamentales: por un lado, la intimidad emo­
tional y la compatibilidad psicologica; por el otro, el atractivo sexual. La idea
de “intimidad emocional” difiere del amor basado en el caracter en tanto su
objetivo es compatibilizar dos configuraciones psicologicas individuales, com-
plejas y altamente diferenciadas. Por su parte, el atractivo sexual, la sensualidad
0 el sex appeal reflejan la importancia cultural de la sexualidad y la atraccion fi-
sica en si mismas, deslindadas del universo de los valores morales.
En la historia abundan los ejemplos del poder que ejerce la atraccion erotica
Y de la importancia que reviste la belleza en el momento de enamorarse. Sin
embargo, aunque es probable que la “ sensualidad” haya estado presente de
ni°do implfeito a lo largo de los tiempos como un factor de atraccion y de amor,
62 • Por que duele el amor

su surgimiento en tanto criterio y categoria cultural de naturaleza expHcita,


generalizada y legkima para la evaluacion del objeto amoroso resulta fundamen-
talmente moderna en la medida en que se halla sustentada por una vasta orga-
nizacion economica y cultural que codifica el atractivo sexual. Como categoria
cultural, la sensualidad difiere de la belleza.
En el siglo x i x , a las mujeres de clase media se las consideraba atractivas gra­
cias a su belleza mas que a lo que hoy denominariamos su sex appeal. Y la be­
lleza, a su vez, era concebida como un atributo fisico y espiritual.57 (Asi, Robert
Browning pudo enamorarse de Elizabeth Barrett, quien era invalida, precisa-
mente porque estaba en condiciones de supeditar el aspecto fisico a la belleza
interior de la mujer: dicha invalidez no parece representar un problema oo.
particular segun la descripcion que hace el propio Browning de su amor por
ella.)58 En cambio, el atractivo sexual per se no constitma un criterio legkimo
para la seleccion de pareja. En tal sentido, representa un criterio de evaluacion
novedoso,59 desvinculado tanto de la belleza como del caracter moral. Mas bien,
segun este criterio, el caracter y la configuracion psicologica de la persona que-
dan subordinados en ultima instancia a la sensualidad. Esto pone de manifiesto
que, en la epoca actual, la identidad de genero de los varones y, sobre todo, de
las mujeres, se ha transformado en una identidad sexual, es decir, en un con-
junto de codigos corporales, lingmsticos e indumentarios manipulados a con-
ciencia y orientados a despertar el deseo sexual en otras personas. La sensualidad
ha pasado a ser, entonces, un criterio autonomo y decisivo en la eleccion de
pareja. Esta transformacion surge como resultado de la conjugacion entre dos
fenomenos: el consumismo y la legitimacion normativa de la sexualidad por
parte de los paradi^nas culturales de la psicologia y del feminismo.
Sin duda, junto con el movimiento por la liberacion sexual en el marco del
feminismo y la bohemia, el consumismo representa la fuerza cultural mas sig-
nificativa en la sexualizacion de las mujeres y, posteriormente, de los varones.
Como senalan John d’Emilio y Estelle Freedman, en la decada de 1920 “ el
capitalismo estadounidense ya no necesitaba insistir con la etica del trabajo y el
ascetismo para acumular el capital requerido a fin de construir una infraestruc-
tura industrial. En cambio, los directivos empresariales necesitaban consumi-
dores [...]. La misma etica que impulsaba la compra de productos para el
consumo tambien alentaba cierta aceptacion del placer, la gratificacion y la
La gran transformation del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 63

satisfaccion personal, perspectiva esta que se trasladaba facilmente al ambito del


sexo” .611En efecto, la cultura del consumo coloca el deseo en el centro mismo
de la subjetividad, y la sexualidad se transforma en una suerte de metafora ge-
neralizada del deseo.
En este sentido, resulta ilustrativa la historia de la cosmetica. Las nociones
decimononicas de la belleza distingman claramente entre dos elementos: por un
lado, la moda o la cosmetica (que cambiaban, mutaban y proveman de fuentes
externas); por el otro, lo que entonces se conoria como “ belleza moral”, que
revestia cierta calidad “ interior” y “ eterna” .61 Asi, las concepciones decimono-
nicas de la belleza no conteman referencias expbcitas al sexo ni a la sexualidad.
Por el contrario, la beUeza era pertinente solo en tanto y en cuanto reflejaba el
caracter. De hecho, la moral victoriana tema sus reservas acerca de la cosmetica,
puesto que la consideraba como un sustituto ilegkimo de la belleza “verdadera”,
que era la belleza moral interior. N o obstante, a principios del siglo xx, los
nuevos mercados del consumo se inundaron de perfumes, maquillajes, talcos,
cremas y otros productos cosmeticos. Asi, en el intento de promocionar estos
bienes, la industria publicitaria desanudo el lazo entre la belleza y el caracter:
“ Liberadas del submundo que ocupaban en la epoca victoriana, las mujeres
pintadas comenzaron a poblar los universos imaginarios de la publicidad. Se las
veia nadando, tomando sol, bailando y paseando en auto: eran la imagen misma
de una feminidad sana, atleqca y divertida”.62
Bajo las ordenes de un sistema gerencial que ideaba nuevos metodos para
envasar y distribuir productos, la industria cosmetica promovia una nocion del
cuerpo como superficie estetica, desligada de las definiciones morales acerca de
lo que hace a una persona. Este proceso se generalizo en todas las clases sociales
y se acelero cuando dicha industria comenzo a trabajar en conjunto con la in-
dustria cinematografica y con el mundo de la moda.63 La industria de la moda
y la cosmetica fueron ganando cada vez mas poder porque recibieron el apoyo
de otras industrias culturales, como la cinematografica y la publicitaria, que las
amplificaron.64 En efecto, los grandes estudios, las revistas femeninas, la industria
publicitaria y las marquesinas funcionaban como factores de popularizacion,
codificacion y amplificacion de esos nuevos modos de exhibir el cuerpo, poner
el rostro en primer plano y erotizar la carne. Las mujeres eran incorporadas a
la cultura del consumo como agentes sexuadas y sexuales mediante el ideal de
64 • Por que duele el amor

la belleza sexualizada promovido activamente por ese conjunto de sectores eco-


nomicos que requenan y construian una identidad basada en lo erotico. Ese
culto a la nueva belleza en las revistas femeninas y en el cine “ trazaba una rela-
cion explicita entre el maquillaje y el sex appeal"65 enlazando a la perfeccion
varios elementos, como la cosmetica, la feminidad, el consumo y el erotismo.66
En otras palabras, un conjunto de industrias nuevas ayudaron a promover y
legitimar la sexualizacion de las mujeres y, posteriormente, de los varones. El
cuerpo es aprehendido entonces en tanto cuerpo sensual, en tanto cuerpo que
busca satisfaccion fisica, placer y sexualidad.
Asi, la busqueda de satisfaccion sensual da lugar a la sexualizacion del cuerpo:
este puede y debe evocar la sexualidad y el erotismo, expresarlos y despertar el
deseo en otras personas. La construccion de un cuerpo femenino erotizado, en
todas las clases sociales, resulta ser uno de los mas extraordinarios logros culturales
del consumismo a principios del siglo xx. Los dos significantes de juventud y
belleza pasan a ser significantes de erotismo y sexualidad. La mercantilizacion del
cuerpo por medio de esos dos primeros significantes supone una erotizacion in-
tensa y, al mismo tiempo, una proximidad estrecha del cuerpo con el amor ro-
mantico. La asociacion entre belleza, erotismo y amor es directa: maquiUarse “ya
no descalifica a las mujeres respetables en materia de romance o matrimonio”,67
sino mas bien parece ser el mejor camino para llegar a ellos, pues “ los cosmeticos
adquieren una gran prominencia en los cuadros cotidianos de amor y rechazo,
gloria y humillacion”.68 De hecho, una de las motivaciones mas explicitas en las
que se basa el cultivo de la belleza es la expectativa de encontrar el amor verda-
dero. “El fin ultimo” de la belleza (femenina) era “ conseguir marido”.69 Esto les
brindaba a las mujeres de extraccion mas baja la oportunidad de ascender en la
escala social mediante un matrimonio con un hombre de clase mas alta. La belleza
y cierto tipo de feminidad que destacaba lo sexual se encontraban muy vinculadas
con la imagen del romance porque los publicistas, los productores de cine y los
fabricantes de cosmeticos consideraban que el romance y la belleza vendian se-
guro. El romance encarnaba las divisiones de genero y exigia que tanto hombres
como mujeres pusieran en acto esas diferencias constantemente, pero al mismo
tiempo prometia anularlas en la utopia de la intimidad sin genero.
Los cuerpos masculinos tambien quedaron sujetos, mas adelante, a este pro-
ceso de sexualizacion. Aunque los hombres tardaron mas en incorporarse a la
La gran transformacion del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 65

cultura consumista, ya en el siglo x i x se encuentran los germenes de esa iden-


tidad masculina fundada en la cultura del consumo, el hedonismo y la sexuali-
dad ?' En el extremo mas sordido de la escala encontramos los burdeles, los
deportes prohibidos y otros placeres iHcitos, pero tambien adquieren un papel
significativo varios tipos de comercio que atienden a las demandas de consumo
Iliasculinas. Es mas, una enorme “ subcultura del hombre soltero” comienza a
fdnnarse en tomo a determinados salones, barberias, tabaquerias, sastrerias,
bares, teatros y otros emprendimientos comerciales que prosperan con una
clientela rica de “jovenes de mundo”.71
Sin embargo, hay que esperar hasta la decada de 1950 para que aparezca en
todo su esplendor la cultura del consumo orientada al cuerpo masculino. El
mejor ejemplo de esta es la revista Playboy, publicada por primera vez en 1953.
Su aparicion marca el ascenso de una “‘etica del playboy’ que prioriza la grati-
ficacion personal en un mundo burbujeante de consumo constante, ocio y
lascividad indulgente”.72 La mercantilizacion del cuerpo masculino en un prin-
cipio no esta vinculada con la belleza y la cosmetica sino con los deportes y las
fantasias sexuales de los hombres. Al promover un modelo sexual de masculi-
nidad, se alimenta el mismo concepto de atractivo erotico, pero con una dife-
rencia interesante: la tematica del amor y el romance resulta aqm mucho menos
destacada que en el caso femenino.
Desde mediados del siglo x ix en adelante, la fotografia y, posteriormente, el
cine, estandarizan los nuevos canones de atractivo sexual para hombres y mu-
jeres,7-’ al tiempo que aumentan la conciencia que tienen unos y otras sobre su
propio aspecto y el de los demas. Estos modelos de belleza homogeneos difun-
den nuevas normas y nuevos codigos de atractivo sexual, lo que colabora con
|a transformacion de los criterios para la eleccion de pareja.
En efecto, el rol protagonico que adquiere el cuerpo en la cultura estadouni-
dense, as^ como la intensa mercantilizacion del sexo y la sexualidad, convierten
al “atractivo sexual” en una categona cultural per se, desvinculada de los valores
morales. El culto a la belleza y, mas adelante, al buen estado fisico, al igual que
la definicion de la masculinidad y la feminidad en terminos de los atributos
sexuales o eroticos, son conceptos promovidos incansablemente por la industria
cu|tural, cuyo efecto es ir transformando la atraccion sexual y la sensualidad en
categorias culturales positivas por propio derecho, para que uno de los criterios
66 • Por que duele el amor

centrales en la seleccion de pareja y en la configuracion de la personalidad sea


la capacidad de despertar el deseo sexual en otras personas. La mercantilizacion
del sexo y de la sexualidad, que implica su penetracion en el centro mismo de
la maquinaria capitalista, coloca a la sexualidad, en tanto atributo o experiencia,
cada vez mas lejos de la reproduccion, del matrimonio, de los vfuculos estables
e incluso del plano emocional.
La cultura consumista resulta ser muy eficaz en la extraordinaria tarea de
sexualizar las relaciones y los cuerpos, relegando las normas y prohibiciones
tradicionales en materia sexual, porque se basa en la autoridad y la legitimidad
de los especialistas provenientes del psicoanalisis y la psicologia. De hecho, estas
disciplinas, en su redefinicion de la identidad, asignan dos funciones esenciales a
la sexualidad. Primero, conciben la historia psiquica de la persona como un re-
lato organizado en tomo a la sexualidad (infantil) y, de este modo, convierten a
esta ultima en un rasgo fundamental de aquello que define a los individuos, es
decir, de su esencia psiquica. Segundo, transforman la sexualidad rapidamente en
el espacio y la representacion de un yo “ sano”. Aparece una enorme cantidad de
especialistas en psicologia clfuica y orientacion psicologica que subrayan la gran
importancia de una buena vida sexual para el bienestar humano. Asi, la sexualidad
se ubica rotundamente en el centro mismo del proyecto destinado a conseguir
salud mental y bienestar personal, lo que prepara el terreno para una concepcion
positiva de la “ experiencia sexual”. Cuando ubica a la sexualidad como nucleo
del sujeto (o sea, cuando postula que la verdadera esencia futima del sujeto yace
en el sexo y la sexualidad, o que el bienestar del yo depende de una sexualidad
sana), la psicologia coloca el sexo y la sexualidad en los dos extremos de esa lfuea
narrativa temporal que es la historia de cada persona: tanto el pasado como el
futuro comienzan a girar en tomo de la sexualidad. El sujeto relata su propia
historia como una historia sexual, pero la sexualidad en si misma, en tanto ideal
y practica, se transforma en el telos de ese relato.
Este mensaje de la psicologia se ve especialmente amplificado con la llegada
de la revolucion cultural y sexual que impulsa el movimiento feminista a partir de
la decada de 1960. En efecto, lo que le brinda tanta potencia a esta segunda ola
del feminismo es su reconceptualizacion de la sexualidad como fenomeno po­
litico. El orgasmo y el placer mutuo pasan a ser actos morales de reafirmacion
de la igualdad y la autonomia femeninas. El acceso al placer sexual se convierte
La gran transformation del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 67

ent0nces en un modo de consolidar el concepto de plena igualdad de las mu-


j eres en tanto sujetos libres e iguales a los hombres,74 lo que deposita en la
sexualidad esa reafirmacion positiva e incluso moral del yo femenino.
El movimiento homosexual, por su parte, aunque no se encontraba absolu-
tamente alineado con el movimiento feminista, tambien ayuda a naturalizar la
ecuacion entre la sexualidad y los derechos polkicos, asociando el sexo con
ciertos valores centrales de la democracia, como la capacidad de elegir, la auto-
determinacion y la autonoma.
Asi, al quedar sumida bajo los derechos politicos, la sexualidad se convierte
en una dimension naturalizada y normativa del sujeto, aunque resulta desvin-
culada del conjunto de normas que la habian ligado a la definicion moral de lo
femenino y lo masculino. Todas estas fuerzas culturales se combinan no solo
para legitimar el sexo, la sexualidad y la capacidad de despertar el deseo sexual
en otras personas, sino tambien para colocar todos estos elementos en el centro
mismo del proceso de eleccion de pareja. En ultima instancia, el criterio sexual
adquiere autonoma propia. De este modo, sentir “ atraccion sexual” por la otra
persona se convierte en una condicion sine qua non de los vmculos romanticos.
Estos diversos procesos y transformaciones que se relacionan con el signifi-
cado de la sexualidad comienzan a ser mas tangibles con el surgimiento de ca-
tegorias como la “ sensualidad” y la condicion de “ sexy” en tanto nuevos modos
de evaluacion sobre el propio yo y sobre las demas personas, principalmente en
el campo de los lazos romanticos. Como categorias culturales, el sex appeal y la
sensualidad provienen de la desvinculacion efectuada por la cultura consumista
entre la belleza y la moral o el caracter. Dicha cultura le otorga cada vez mas
autononua a la sexualidad en tanto significante de la identidad, al tiempo que
convierte el orgasmo en una capacidad o forma de perfeccion a la que aspiran
las parejas y los amantes. Segun se registra en el Oxford English Dictionary, hasta
bien entrada la decada de 1920, la palabra “ sexy” tenia una connotacion nega-
tiva. Aplicado a las personas, el significado actual del vocablo “ sexy” como
categona positiva y deslindada de la belleza o la moral aparece aproximada-
mente en la decada de 1950. Por ejemplo, en la novela Prospects ofLove, de 1957,
William Camp escribe lo siguiente: “La chica debe tener algo que diga a gritos
que se la puede Uevar a la cama. N o hace falta que sea linda para que sea sexy” .75
Al difundirse culturalmente, el termino “ sexy” adquiere un significado que
68 • Por que duele el amor

excede el aspecto fisico: designa la esencia de la persona, que incluye la aparien-


cia, pero se extiende mucho mas alla de ella. Como lo explica Sophia Loren,
“ ser sexy es algo que viene de adentro, es algo que uno tiene o no tiene, pero
que no se relaciona tanto con los senos, las caderas o la forma de los labios”.76
Asi, se trata de un rasgo general e inherente a la persona. Es mas, se transforma
en el rasgo central para la seleccion de pareja. El siguiente dialogo, tomado de
la entrevista a Alan, un hombre de 52 anos que trabaja como gerente de ventas
en la industria farmaceutica, representa tambien la opinion de una gran cantidad
de personas:

Alan: Para mi, el aspecto es un requisito basico, y no solo la cara: tiene


que tener la cintura angosta, linda, con pechos redondos, vientre chato,
mmmhh, y piernas largas. Pero bueno, tal vez que sea sexy es mas im-
portante que el fisico.
Entrevistador. iQue quiere decir con eso?
Alan: Bueno, uno tiene que sentir que es una bomba, que le gusta el
sexo, que le gusta dar y recibir placer.
Entrevistador hay muchas mujeres que respondan a esta descripcion?
Alan: Uhmmm... Bueno, no son tanfisimas, claro, pero si, hay algunas,
yo diria que si, sin duda, pero uno tiene que encontrar la que lo excita
en serio. Eso es mas dificil de poner en palabras, aunque uno lo reconoce
cuando lo ve. Que sea sexy es muy importante, pero es dificil de definir.
Uno lo reconoce cuando lo ve.

Evidentemente, el sentido de la vista en el caso de Alan esta orientado hacia la


identificacion de los rasgos convencionales de atractivo sexual y de las senales y
los matices que indican una sexualizacion del cuerpo. Su ejemplo sirve para
ilustrar la importancia fundamental de dicho atractivo en el proceso de eleccion
de pareja y los modos en que cada actor desarrolla sus propios criterios elabora-
dos para captar la sensualidad en otras personas.
Esta de mas aclarar que el objetivo de todo esto no es afirmar que la sensua­
lidad como tal constituya un criterio nuevo ni que en el pasado no existiera nada
semejante al atractivo sexual. Mas bien, el objetivo es plantear que la atraccion
fisica ha pasado a ser un criterio consciente, expHcito, legitimo y exigible en el
La gran transformation del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 69

proCeso de eleccion de pareja y que las sociedades actuales ofrecen muchas mas
11ianeras de trasladar ese atractivo sexual al campo del romance y el matrimonio.
I)e acuerdo con un estudio realizado en 1984, “ el atractivo fisico de la otra
persona constituye el factor predictivo mas importante del grado de aceptacion
como pareja, mientras que otros factores como el desempeno academico, la
inteligencia y diversos rasgos de la personalidad no inciden en dicho grado de
aceptacion” .77 De hecho, para demostrar que el atractivo fisico cumple una
funcion cada vez mayor en el proceso de seleccion de pareja, basta con observar
que, segun las investigaciones mas recientes, tanto los hombres como las muje-
res le otorgan gran importancia a esta caracteristica,78 lo que indicana que las
mujeres se estan sumando a los hombres, quienes tradicionalmente le asignaban
mas valor a dicho criterio. En su estudio de gran escala sobre las tendencias para
los criterios de eleccion de pareja, desarrollado durante un lapso de cincuenta
aiios, David Buss y sus colegas detectaron pruebas contundentes de que el atrac­
tivo sexual como criterio para dicho proceso viene creciendo de modo gradual
hace mas de medio siglo en Estados Unidos, tanto en el caso de los hombres
como en el de las mujeres.79 En sintesis, la importancia del atractivo fisico re-
gistro un claro incremento junto con la expansion de los medios masivos, la
industria cosmetica y el mundo de la moda.80
Los cambios que atraveso la sexualidad despues de la Primera y, sobre todo,
de la Segunda Guerra Mundial fueron interpretados por numerosos especialistas
como un pasaje hacia la “sexualidad recreativa”,81 que a su vez era una sexuali­
dad alienada, mercantilizada y narcisista. En cambio, resultana mas fructifero
concebir a la sexualidad como un elemento que, al igual que la belleza, ha pa-
sado a ser una “ caracteristica difusa de estatus” ,82 es decir, una caracteristica que
simboliza cierto estatus. Se podria conjeturar sobre las numerosas consecuencias
de que la sensualidad hoy sea un criterio importante, si no fundamental, para la
elecci6n de pareja.
En primer lugar, cuando la belleza estaba vinculada al caracter moral, resul-
taba mas probable que se la asociara intimamente con la clase social, en tanto la
moralidad” consistia en la manifestacion de cierto sentido del decoro y ciertos
ni°dales propios de determinada clase.83 Como la nocion de aquello que resulta
sexy” fue configurada por los medios masivos, junto con la industria de la
111oda y los cosmeticos, de manera tal que apelara a una gran variedad de mu-
70 • Por que duele el amor

jeres, quedo relativamente independizada de los codigos morales y, en conse-


cuencia, de las clases sociales. Angelina Jolie, por ejemplo, encama un modelo
de sensualidad que no pertenece a ninguna clase social, puesto que se trata de
un codigo pasible de ser adoptado e imitado por cualquier mujer. Esto implica,
obviamente, que dicho criterio tiene el potencial de alterar los regimenes tra-
dicionales de homogamia. En otras palabras, dado que la belleza y el atractivo
sexual no se superponen necesariamente con la estratificacion social, sino que,
entre ciertas mujeres con menos recursos economicos o educativos, pueden
incluso constituir una via alternativa de llegada a los hombres mas poderosos,
la legitimacion de estos criterios representa una multiplicacion de las modali-
dades mediante las cuales se puede acceder al matrimonio, o sea, un modo de
debilitar las jerarqmas tradicionales de rango social basado en la riqueza. Como
senala Zetterberg, “ en las clases mas bajas de la sociedad, es probable que esta
jerarqma [erotica] resulte mas notable que en otras, sencillamente porque las
personas con menos recursos y menos poder ocupan posiciones relegadas en
todos los demas aspectos y, por lo tanto, pueden volcarse mas por las recom-
pensas que les depara la jerarqma erotica” .84 En ultima instancia, esto implica
que el mercado matrimonial interfiere en un nuevo campo social de lo sexual,
donde la norma es el sexo por el sexo mismo, se superpone con este campo y,
en algunos casos, incluso es reemplazado por el. Asimismo, esto implica que en
el campo sexual haya mucha mas competencia, pues participan las personas
adineradas y cultas, pero tambien las que poseen atractivo sexual, quienes pue­
den o no ser cultas y adineradas.
En segundo lugar, la multiplicacion de criterios para la seleccion de pareja
tambien abre el juego para que aparezcan muchas mas contradicciones posibles
en el proceso. Es decir, si la homogamia constituye el impulso sociologico mas
fuerte del matrimonio, consistente en casarse con alguien que comparta el
mismo nivel educativo y socioeconomico, la sensualidad introduce una dimen­
sion con el potencial de interferir en la logica “ normal” de la reproduccion
social.85 Si bien es evidente que la atraccion por las posibles parejas no homoga-
micas tambien existia en el pasado, se le otorgaba mucha menos legitimidad. Por
lo tanto, la intencion de combinar criterios igualmente legkimos cuando estos
no se superponen tornara mas complejo el proceso de busqueda y obligara a las
personas que realizan esa busqueda a navegar (y, a veces, incluso elegir) entre
La gran transformacion del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 71

atributos en conflicto. En terminos sociologicos, podnamos afirmar que el pro-


ceso actual de eleccion de pareja, fundado en el habitus (o conjunto de disposi-
ciones fisicas, lingmsticas y culturales adquiridas durante la socializacion), se
torna mas complejo porque debe intemalizar distintos tipos de evaluaciones, que
pueden orientarse hacia la reproduccion social o hacia la cultura mediatica pro-
ductora de un gran abanico de imagenes desvinculadas de la clase social.
En tercer lugar, es probable que el efecto mas evidente de esta multiplicidad
de criterios sea que han legitimado la sexualidad en tanto meta en si misma,
independiente de los fines maritales. Esta desvinculacion se manifiesta con el
surgimiento de la categona de “ experiencia sexual” , que supone la existencia
cada vez mas difundida de una vida sexual separada y autonoma de la vida emo­
tional. Tal desvinculacion implica una distancia mucho mayor entre las inten-
ciones emocionales y las acciones sexuales, entre los sentimientos del momento
y el imperativo moral de trasladarlos a alguna suerte de compromiso futuro. Es
mas, la sensualidad apunta a la desvinculacion entre el sexo y las emociones,
porque la mayoria de estas ultimas son organizadas y generadas por marcos
morales, mientras que la sensualidad se presenta como una categona cultural y
como una conducta que carece de codificaciones morales. Aunque esta es una
tendencia generalizada, resulta mas frecuente entre los hombres que entre las
mujeres, como lo demuestra el hecho de que los primeros representen el 72%
de los visitantes de sitios web pornograficos y mas del 95% de los consumidores de
pornografia paga, mientras que las mujeres aun son mas propensas a mezclar las
emociones con la sexualidad. De hecho, la predominancia de una sexualidad
desapegada de las emociones supone tambien una mayor dificultad para la in-
terpretacion de los sentimientos y las intenciones reales de cada uno de los
protagonistas
En cuarto lugar, debido al criterio de sensualidad, el proceso de enamorarse
se torna puramente subjetivo, pues la atraccion sexual o la “ qmmica” no res-
ponden a parametros objetivos (aun cuando el criterio de belleza se haya estan-
darizado). Mientras que en el universo deJane Austen los criterios para la eleccion
de pareja eran conocidos, objetivizados y compartidos por toda la comunidad,
011 la actualidad se han subjetivizado. Las personas solo cuentan consigo mismas
para determinar si estan enamoradas y si deben casarse con la pareja en cuestion,
lo que define al proceso de seleccion de pareja como resultado de una toma
72 • Por que duele el amor

individual de decisiones efectuada por medio de un proceso complejo de eva-


luacion cognitiva y emocional.
En quinto lugar, el criterio de sensualidad provoca que la atraccion dependa
cada vez mas de lo iconico y de lo visual.86 Por ello, hoy entra en conflicto con
otros criterios racionales y pasibles de ser formulados lingfusticamente que tam-
bien dominan el proceso de seleccion. La atraccion que se siente hacia otra
persona queda sujeta a motivos que no se pueden justificar de manera cogni­
tiva, consciente ni racional. El criterio se basa en un juicio inmediato sobre las
personas desconocidas formulado a partir de interacciones breves, lo que da
origen a un escenario cultural de formas expeditivas de emparejamiento (como
el ligue o el sexo ocasional). Por lo tanto, la sensualidad en tanto criterio de
evaluacion senala el surgimiento de la experiencia sexual vivida por si misma,
fuera de un marco de referenda domestico o vinculado a una relacion prolon-
gada en el tiempo.
La ultima consecuencia, asociada con la anterior, es que dicho criterio de
sensualidad supone una homogeneizacion del aspecto fisico, debida a la gran
difusion de las imagenes estandarizadas de belleza y atractivo sexual. Esta sexua-
lizacion del encuentro romantico ha quedado sometida a un proceso de estan-
darizacion mediante el encasillamiento de determinados rasgos corporales y
faciales como simbolos de lo deseable. Asi, los modelos que presenta la industria
de la moda y del entretenimiento comienzan a ocupar un espacio privilegiado.
A su vez, dicha estandarizacion de la belleza y la sensualidad surte el efecto de
delinear una jerarquta del atractivo sexual: claramente, algunas personas tienen
mas atractivo sexual que otras. Como se trata de criterios codificados, se pueden
emplear para evaluar y ordenar jerarquicamente a todas las posibles parejas, con
lo cual algunas personas quedaran por encima de otras en la escala de la sensua­
lidad. En consecuencia, la subjetivizacion de las elecciones (es decir, la consa-
gracion de la propia individualidad como unica fuente valida de evaluacion) va
de la mano con la estandarizacion de determinado aspecto fisico que se consi-
dera sexy y con la capacidad de clasificar a las personas segun ese estandar.
Todas estas modificaciones sientan las bases y las condiciones de aquello que
en economia se conoce como mercado matrimonial, es decir, el conjunto de en-
cuentros en apariencia controlados por el gusto y las elecciones individuales en
los que cada persona parece elegir e intercambiar sin restricciones los atributos
La gran transformacion del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 73

deseables en el otro (tradicionalmente, el atractivo fisico femenino y el estatus


niasculino). De acuerdo con Gary Becker -el economista que introdujo el
concepto de mercado matrimonial-, como el matrimonio siempre es volunta­
ry, se puede aplicar a el la teoria de las preferencias, al igual que a los demas
mnbitos del accionar economico. Es mas, como las mujeres y los hombres
c0mpiten en la busqueda de pareja, se puede afirmar que el matrimonio cons-
tituye un mercado87 en que la persona con mas atributos para ofrecer detentara
mayor poder sobre las otras. La nocion de Becker da cuenta de una concepcion
muy difundida acerca del matrimonio como resultado de la libertad de eleccion
y de la aplicacion de diversos criterios de seleccion. N o obstante, el autor co-
mete algunos errores importantes en su planteo, pues concibe las decisiones
como efecto de las preferencias y atribuye a estas ultimas una equivalencia de
valor, lo que impide distinguir entre la seleccion realizada por los padres o por
la posible pareja. Desde una perspectiva sociologica, sin embargo, una y otra
son radicalmente distintas, pues la seleccion individual efectuada por la misma
persona que fomiara parte de la pareja constituye una operacion mas compleja,
en tanto es probable que esa persona pretenda satisfacer multiples criterios, o
sea, que tenga multiples preferencias, las cuales a su vez pueden entrar en con-
flicto entre si. Asimismo, Becker pasa por alto que el mercado matrimonial y
las condiciones para la busqueda de pareja varian significativamente segun los
modos de regulacion o desregulacion del matrimonio, es decir, segun aquello
que aqm definimos como la ecologia de la eleccion. Los economistas dan por
sentado que la preferencia induce la eleccion, pero no se preguntan cuales son
las condiciones para la formacion de esas preferencias. Ademas, lo que incluso
resulta mas relevante, la teoria de Becker deja de lado el dato de que los mer­
cados matrimoniales no son naturales ni universales, sino mas bien provienen
de un proceso historico de desregulacion de los encuentros romanticos, que en
miestro caso implica una desvinculacion entre el encuentro romantico y el
marco moral que tradicionalmente regulaba el proceso de eleccion. La “ gran
tnimfomiacion” de los encuentros romanticos puede describirse entonces como
el proceso mediante el cual dejan de existir los Hmites sociales de caracter formal
que regulaban el acceso a las relaciones amorosas y comienza a prevalecer la
competencia intensa en la busqueda de pareja. Por lo tanto, aquello que los
economistas conciben como una categona natural denominada “ mercado ma­
74 • Por que duele el amor

trimonial” en realidad tiene una genesis historica ligada a la desaparicion de las


normas formales de endogamia, a la individualizacion de las elecciones amoro-
sas y a la generalizacion de la competencia. Las condiciones del mercado matri­
monial surgen con la modernidad y le son intrinsecas. En ese sentido, seria mas
acertado hablar de “ campos sexuales” que de “ mercados matrimoniales”, pues
el concepto de “campo” supone que los agentes cuentan con recursos desigua-
les para competir en determinado ambito social.

El mercado matrimonial y los campos sexuales


La erotizacion de las relaciones amorosas es concomitante con la desaparicion
de los mecanismos formales de endogamia y con la desregulacion de los vmcu-
los romanticos, bajo el estandarte de la individualizacion. Con esto quiero decir
que los individuos, y no ya sus familias, son quienes pasan a detentar los atribu-
tos personales, fisicos, emocionales y sexuales que supuestamente constituyen y
definen su particularidad y su originalidad, ademas de ser tambien quienes pasan
a ocuparse del proceso de evaluacion y seleccion de pareja. El yo, constituido
en tanto entidad unica e individualizada, se une en pareja con otra persona que
tambien es unica y detenta atributos particulares. Ese proceso de eleccion queda
definido por la dinamica del gusto, o sea, por la compatibilidad existente entre
dos individualidades muy diferenciadas, cada una de las cuales busca determi-
nados atributos de modo libre e irrestricto. Al tomarse mas subjetivo, dicho
proceso deja a las personas en una situacion de franca competencia entre si. El
encuentro con las posibles parejas queda estructurado asi en el marco de un
mercado abierto donde las personas se conocen y se unen en funcion de lo que
dicta el “ gusto” individual de cada una, pero a la vez compiten con las otras
personas en funcion de la capacidad individual para acceder a los candidatos y
las candidatas mas deseables. En consecuencia, se transforma el intercambio
entre varones y mujeres.
El universo de Austen nos muestra damas y caballeros que intercambian atri-
butos similares, como la riqueza, la education, el estatus y la amabilidad. La
mayor parte de las elecciones amorosas reflejan y reproducen la estratificacion
social y los principios morales vinculados con la clase a la que pertenece cada
un°. Sin embarg ^ en la modernidad el intercambio puede resultar, en principio,
asimetriro: hombres y mujeres pueden efectuar un “ intercambio” de atributos
La gran transformation del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 75

diferentes entre s^ (por ejemplo, se puede intercambiar belleza o sensualidad por


p0der socioeconomico).
Desde el punto de vista sociologico, el mercado matrimonial posee determi­
n e s caractensticas. En primer lugar, la busqueda de pareja antes de la moder-
nidad era (mas o menos) horizontal, es decir que se daba dentro de un mismo
grupo social. En la modernidad, sin embargo, como el origen racial, el estatus
socioecon6mico y la religion ya no constituyen obstaculos formales para la
eleccion de pareja, se da una competencia de caracter horizontal y vertical al
mismo tiempo, dentro y fuera del grupo social, abierta en principio para todas
las personas. Asi se generaliza la competencia amorosa, debido a que la clase y
el grupo social ya no proporcionan mecanismos formales y formalizados para la
seleccion de pareja. De este modo, la cantidad de parejas potenciales aumenta
considerablemente y, en principio, todos compiten contra todos por los candi-
datos y las candidatas mas deseables en determinado campo social, donde se
define el caracter de deseable en terminos irracionales e individuales (como
cuando alguien dice “ no se por que me atrae tanto”) pero a la vez en terminos
estandarizados (como cuando alguien dice “ es la clase de mujer que cualquier
hombre querria tener”).
En segundo lugar, conocer a otra persona se transforma en un asunto de
gustos individuales (que incluye factores socioeconomicos y otros factores
menos pasibles de ser formulados, como el “ encanto” o el “sex appeal”). Los
criterios para seleccionar una pareja, que abarcan desde la atraccion fisica y la
preferencia sexual hasta la personalidad y el estatus social, se subjetivizan y pue-
den “ intercambiarse” en funcion de una dinamica privatizada del gusto perso­
nal. En otras palabras, hay atributos como la sensualidad o el atractivo fisico que
pueden “ intercambiarse” por estatus economico, precisamente debido a que el
mercado matrimonial se abre en apariencia a las elecciones y las preferencias
privadas. Este intercambio de bienes deriva entonces de una transformacion
historica en la estructura de los mercados matrimoniales.
En tercer lugar, como ya no existen mecanismos formales para unir en pareja
a las personas, los sujetos intemalizan las inclinaciones economicas que a su vez
los ayudan a tomar decisiones a un tiempo economicas y emocionales, raciona-
les e irracionales. El habitus romantico presenta asi la caracteristica de operar
economica y emocionalmente en simultaneo. En algunos casos, las decisiones
76 • Por que duele el amor

tomadas en funcion del habitus concilian de modo armonico el calculo econo-


mico y los sentimientos, pero en otros casos el habitus queda sujeto a tensiones
internas, como cuando alguien debe elegir entre una persona “ socialmente
adecuada” y una persona “ sexy”. Por eso, el habitus sexual-romantico se ha
tornado muy complejo, pues contiene toda una variedad de inclinaciones.
En cuarto lugar, el caracter subjetivo de la eleccion de pareja en la moderni-
dad tambien implica que dicha eleccion se funde en cualidades (supuestamente)
inherentes a la individualidad de la persona elegida y representativas de su
“ esencia”: el atractivo fisico y la personalidad pasan a ser indicadores del valor
interior de cada uno. Si en la era premoderna el matrimonio dependia de la
posicion objetiva de la persona y, en consecuencia, de su valor objetivo, hoy se
da un fenomeno practicamente inverso: debido a que se compite en los merca-
dos matrimoniales, a que es posible intercambiar atributos varios y a que el exito
en ese ambito determina el valor de uno mismo como persona, la posicion en
dichos mercados tambien constituye un modo de establecer el valor social de la
persona en terminos generales a partir de su rendimiento en el mercado sexual,
es decir, a partir de la cantidad de parejas y/o del deseo de compromiso que
inspire en esas otras personas. El exito en el juego de las parejas otorga no solo
popularidad, sino tambien, y sobre todo, valor social (para un analisis de este
proceso, vease el capitulo 4). El atractivo erotico y el rendimiento sexual marcan
el surgimiento de nuevos modos de adquirir valor social en el mercado matri­
monial. Asi, la sexualidad queda firmemente entrelazada con el valor social.
En smtesis, cuando el rango social es el criterio mas importante para la selec-
cion de pareja, la competencia se ve mucho mas restringida y se da solo entre
integrantes de la misma clase, pero en la modernidad la competencia aumenta
considerablemente porque ya no existen mecanismos formales para unir a las
personas en pareja a partir del estatus social, porque los criterios de eleccion se
tornan mas complejos y diversos, y sobre todo porque dichos criterios se incor-
poran en la dinamica privada del gusto. La modernidad marca una transforma-
cion significativa de esos criterios en tanto les otorga un caracter mucho mas
central, detallado y subjetivo a las especificaciones sobre el atractivo en el aspecto
fisico y la personalidad. Existe entonces una afinidad entre la individualizacion
de la seleccion de pareja, la “ desregulacion” de los mercados matrimoniales y la
estructuracion del proceso de busqueda en temfinos mercantiles, como si cada
La gran transformacion del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 77

persona intercambiara libremente atributos de su propia identidad, concebida


en tanto suma de rasgos sociales, psicologicos y sexuales.
La teoria feminista ha criticado con gran agudeza (y no sin razon) los aspectos
mas destructivos de la sexualizacion femenina,88 con especial atencion a los
modos en que dicho fenomeno subordina a las mujeres tanto en relacion con
los hombres como con la enorme maquinaria economica alimentada por la
industria de la belleza. El intenso proceso de mercantilizacion del cuerpo sexua-
lizado genera la opinion de que vivimos una pornograficacion de la cultura, una
cultura en la cual se ha desdibujado la linea que separa el sexo publico del pri-
vado, las relaciones sexuales cosificadas de las emocionales.89 Ahora bien, esta
critica no aborda una pregunta mas complicada: jcomo interactuan los parame-
tros de belleza, sensualidad y sexualidad con la estructura de clases para consti-
tuir, a su vez, un nuevo modo de estratificacion? En particular, lo que pierde
de vista la critica feminista es que los criterios de belleza y sensualidad atraviesan
las jerarquias tradicionales y representan la posibilidad de que surjan nuevos
grupos sociales (como las personasjovenes o pobres que ademas son bellas) para
competir con los grupos que ya poseen un mayor capital socioeconomico e
incluso para constituir una nueva forma de jerarquia social. Asi, la sexualizacion
de las identidades de hombres y mujeres cambia de modo significativo las con-
diciones de ingreso en el mercado matrimonial, puesto que la belleza y el atrac-
tivo sexual, al correlacionarse apenas debilmente con la clase social, posibilitan
el ingreso de agentes hasta aqui excluidos de los mercados matrimoniales co-
rrespondientes a las clases media y media-alta. Obviamente, no pretendo negar
con esto que las personas preparan y adornan su cuerpo de acuerdo con ciertos
codigos basados en la clase social, pero los parametros de belleza y sensualidad
que cultivan los medios masivos constituyen una dimension mas independiente
de la clase social que, por ejemplo, los codigos linguisticos y culturales. Gracias
a esto, el proceso de union en pareja queda, al menos en potencia, mucho
menos ligado a la estructura de clases.
La desregulacion del proceso de formacion de parejas y la puesta en valor de
la sensualidad dan origen a lo que podriamos llamar “ campos sexuales”, en el
sentido de Bourdieu. Se trataria de espacios sociales en los que el deseo sexual
se ha vuelto autonomo, la competencia sexual se ha generalizado, el sex appeal se
ha transfomiado en un criterio independiente para la seleccion de pareja y el atrac-
78 • Por que duele el amor

tivo sexual se ha convertido en un parametro de clasificacion y jerarquizacion


de las personas. Dicho atractivo, ya sea en si mismo o combinado con otros
atributos, pasa a ser una dimension autonoma de tal proceso. Si bien se ve ac-
tivado por el habitus tradicional de clase (que nos hace sentir atraidos hacia las
personas con quienes podemos unirnos en pareja), dado que el sexo esta orga-
nizado cada vez mas como una esfera social autonoma, tambien puede alterar
ese habitus y exigir otras formas de evaluacion (por ejemplo, en el caso del rey
Eduardo VIII, que renuncio a la corona para unirse con Wallis Simpson, una
plebeya divorciada).
Este proceso historico conforma el nucleo del fenomeno que Hans Zetterberg
define como “ rango erotico”, es decir, la probabilidad de que determinada per­
sona induzca en otras una suerte de “ arrobamiento emocional”.90 Segun el so­
ciologo, las personas no solo difieren en su capacidad para inducir tal efecto, sino
tambien se encuentran ubicadas en distintos rangos secretos en funcion de tal
capacidad. Dado que el autor escribio su arficulo en 1966, no resulta llamativo
que pensara que esos ordenamientos debian ser secretos. Cuarenta anos despues,
lo que antes era secreto ha adquirido caracter totalmente publico, de modo tal
que hoy podemos afirmar que el atractivo sexual es un rasgo difuso de estatus.91
Este mismo proceso historico subyacente permite que actualmente se hable de
campos “ eroticos” o “sexuales” en sociologia. La nueva autonomia del deseo
sexual genera un “ espacio social” destinado a configurar el encuentro sexual y
romantico en ambitos formales, como los bares, las discotecas, los saunas, los sitios
virtuales de contenido sexual, los sitios de citas, los clasificados personales y las
empresas dedicadas a la formacion de parejas. Todos estos ambitos estan concebi-
dos para la organizacion del encuentro romantico-sexual y se hallan estratificados
segun la logica del gusto de los consumidores y los nichos de mercado (asi, en-
contramos, por ejemplo, los clasificados personales del New York Review of Books,
o un club de encuentros sadomasoquistas ubicado en el centro de Manhattan).92
Ahora bien, si los encuentros sexuales se organizan en campos, eso implica,
siguiendo las pautas del analisis de campos, que algunos actores tendran mas
exito que otros en el momento de definir quien es una pareja deseable y/o
atractiva, y que en la punta de la piramide sexual se ubicara una cantidad rela-
tivamente menor de personas, quienes seran objetivo de muchas otras en la
competencia por los mejores candidatos. Cabe preguntarse, en especial, si el
La gran transformacion del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 79

surgimiento de los campos sexuales ha dado lugar a nuevas formas de domina-


cion de las mujeres por parte de los hombres. Efectivamente, en la econom^a
matrimonial premoderna, hombres y mujeres intercambiaban bienes economi-
cos que con frecuencia eran similares. Como el patriarcado implicaba que el
hombre ejerria el control de los hijos, la mujer y los sirvientes, los varones
querian contraer matrimonio. Salvo en el caso de la vocacion religiosa y los
votos de castidad, tanto los hombres como las mujeres eran conminados nor-
mativamente a casarse. En ese sentido, exisria una igualdad emocional. A dife-
rencia de esto, en las economias capitalistas los hombres controlan la propiedad
y los flujos de capital en su gran mayoria, de modo que el matrimonio y el amor
resultan fundamentals para la supervivencia social y economica de las mujeres.
Como queda demostrado en los capkulos tres y cuatro, la desregulacion de los
mercados matrimoniales supone nuevas formas de control de los campos sexua-
les por parte de los varones.
Gracias a la desaparicion de los mecanismos formales para promover la endo-
gamia, mediante la transformacion y la individualizacion de las practicas sexuales
y la intensa valorizacion del sexo y la belleza en los medios masivos de co-
municacion, durante el siglo xx se produjo la formacion de un nuevo tipo de
capital que circula en los campos sexuales: el “ capital erotico”, que “ puede
concebirse como la cantidad y la calidad de los atributos que posee una persona
y que son capaces de incitar una respuesta erotica en otra” .93 A mi juicio, sin
embargo, el capital erotico puede tomar dos formas o caminos, que guardan
correspondencia con distintas estrategias de genero para acumularlo en el campo
sexual. Bajo su forma mas sencilla y masculina, el capital erotico se torna visible
y manifiesto en la cantidad de experiencias sexuales acumuladas. Por ejemplo,
Charles es un periodista frances de 67 anos que vive en Paris. Segun el, “ cuando
tenia 30 o 40 anos, tener muchas parejas sexuales era importanrisimo para mi.
Era casi como si la calidad fuera lo mismo que la cantidad. Si tenia muchas
parejas sexuales, me senria cualitativamente distinto, mas exitoso”. Asimismo,
en un relato autobiografico sobre el inicio de su vida homosexual, Josh Killmer-
Purcell escribe lo siguiente:

Yo sabia, se esperaba que tuviera mas relaciones. En mi calidad de varon


homosexual, se supoma que debia recorrer el mundo como un parque
80 • Por que duele el amor

de diversiones eroticas. iQ ue estaba haciendo mal? jC om o me iba a


transformar en un verdadero homosexual? [...] Por eso, cuando dio la
medianoche del 28 de agosto de 1994, en mi vigesimoquinto cumplea-
nos, decid^ coger con tantos desconocidos como anos cumpHa.94

En este caso, el hombre homosexual se siente en inferioridad de condiciones


porque su experiencia sexual es escasa y decide aumentar la cantidad de parejas,
lo que luego sera motivo de orgullo y le servira para adquirir mayor valor social.
La escritora Greta Christina, por su parte, recuerda de la siguiente manera su
experiencia sexual:

Cuando apenas habia empezado a tener relaciones sexuales con otras


personas, me gustaba contar cuantas eran. Queria guardar un registro de
cuantas habian sido. Era una fuente de orgullo, de alguna manera, o me
daba cierta identidad saber con cuantas personas habia tenido relaciones
sexuales en toda mi vida.95

Charles, Killmer-Purcell y Christina consideran que contar con una gran expe­
riencia sexual, en terminos de cantidad, representa una fuente de valor indivi­
dual. En este sentido, se comportan como capitalistas del sexo. Sus relatos
reflejan el capital erotico mediante el orgullo que deriva de sus numerosas
conquistas sexuales. En otras palabras, el deseo sexual se enmarca en una dina-
mica de exhibicion ostentosa del valor individual determinado por la abundan-
cia de experiencias, que senala que la persona posee cierto capital erotico-sexual,
es decir, que es capaz de inducir el arrobamiento emocional en otros. Esta es-
trategia sexual acumulativa (o serial) ha sido adoptada tambien por las mujeres
pero, cultural e historicamente, como imitacion de la conducta masculina.
Por otra parte, el capital erotico detenta un significado adicional. Hay quie-
nes plantean desde la sociologia que este puede invertirse, al igual que otras
formas de capital, en diversos campos, como si fuera para conseguir un empleo
mejor o mejores calificaciones en el campo educativo. Dana Kaplan sostiene,
haciendo referenda a otras investigaciones en el mismo campo, que “ ser una
persona con inclinaciones sexuales puede indicar la existencia de toda una va-
riedad de otras habilidades acumuladas y pasibles de comercializarse de modo
La gran transformation del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 81

directo en el mercado laboral [...], como la sofisticacion, la flexibilidad, la


creatividad y la capacidad de autopromocionarse”.9' Podria afinnarse que este
tipo de capital guarda una correspondencia con la estrategia sexual femenina de
formation de pareja, caracterizada por el exclusivismo.
Sin duda, el ambito en que el capital erotico presenta los resultados y bene-
ficios mas directos y tangibles es el de la election de pareja. Como senala Cathe­
rine Hakim, a quince anos del primer sondeo, las chicas consideradas mas
atractivas en la escuela secundaria presentaban mayores probabilidades de con-
traer matrimonio, de casarse jovenes e incluso de obtener mayores ingresos fa-
miliares. Hakim hasta llega a plantear que las mujeres pueden explotar el capital
erotico no solo en el mercado laboral sino tambien como estrategia de movili-
dad social ascendente. Es de esperar que su planteo no equipare la “ explotacion”
del capital erotico con el desarrollo de capacidades intelectuales o manuales en
tanto vias recomendables de movilidad social, pero de todos modos los datos se
pueden aprovechar para dar cuenta de que el mercado matrimonial es analogo
al mercado laboral en la medida en que permite que las mujeres adquieran mas
riqueza y un estatus social mas elevado mediante su persona sexual.97
Desde esta perspectiva, entonces, en el siglo x x i el capital erotico formana
parte del capital economico femenino. Claro esta que las mujeres tambien usa-
ban el capital erotico en el pasado para obtener mayor estatus social y otros
bienes que, de lo contrario, no se les permitian, pero lo novedoso es que la
estructura de la sociedad actual y la cultura de los medios posibilitan y facilitan
la conversion de dicho capital en capital social.
Tales transformations explican el auge de un nuevo motivo cultural que
invadio las pantallas televisivas en la decada de 1990: la busqueda de pareja en un
mercado invisible y poderoso de actores en competencia constante. Se trata de
una tematica subyacente que estructura series televisivas de exito internacional,
como Sex and the City, y varios reality shows, como The Bachelor. En efecto, Sex
<’nd the City y The Bachelor ponen en escena y en acto todos los temas tratados
en el presente capkulo: el proceso intenso de sexualizacion que atraviesan las
relaciones amorosas, la individualization y complejizacion de la busqueda, la
competencia generalizada para la formation de parejas, y la transformation de
la sexualidad en capital erotico mediante la experiencia y el exito sexuales. Gra­
cias a todos estos procesos, la busqueda y la eleccion de pareja se han convertido
82 • Por que duele el amor

en un segmento intrinseco del ciclo vital, con sus propias formas, normas y
estrategias sociologicas de gran complejidad. Por lo tanto, gran parte de las series
televisivas y los libros de autoayuda se encuadran en el contexto de la busqueda
romantica como una empresa sociologica autonoma en terminos objetivos, con
sus propios campos economicos, sus propios actores sociales y sus propias nor­
mas. Es mas, se trata de un fenomeno sociologicamente escindido: la sexualidad,
el deseo y el amor se entrelazan hoy con la estratificacion social, pues emanan
de la clase social, proporcionan estatus y con frecuencia terminan adaptandose
a la homogamia educativa, pero a su vez la eleccion de pareja se da en el con­
texto de una sexualidad con fines recreativos que se basa en una experiencia de
placer compartido y puro sexo, despojada de nociones de clase. Asi, la sexuali-
dad con fines recreativos y la eleccion de pareja a menudo constituyen impulsos
sociologicos opuestos.

Conclusion
Al dar cuenta del pasaje entre los procesos premodernos de seleccion de pareja
y los actuales, los historiadores suelen hacer hincapie en el surgimiento del in-
dividualismo afectivo. Si bien se trata de una caracterizacion acertada, oculta un
proceso mucho mas significativo: el cambio operado en la modalidad de elec-
cion. En otras palabras, se ha modificado la relacion misma entre emociones y
racionalidad y se han transformado los modos de organizacion de la competen-
cia entre los actores del campo. Hoy en dia, la seleccion de pareja se da en el
marco de un mercado altamente competitivo donde el exito amoroso y sexual
es resultado de modos previos de estratificacion, pero a su vez surte sus propios
efectos de estratificacion.
Tal estratificacion romantica presenta varios elementos. Uno de ellos se vin­
cula con los modos en que la estratificacion social configura el deseo erotico, es
decir, con los modos en que el estatus social alimenta y moldea dicho deseo, en
tanto y en cuanto la libido funciona como via de reproduccion social (por
ejemplo, cuando las mujeres describen como “ sexy” al hombre mas poderoso
de la oficina). El caracter de deseable se entrelaza asi con el estatus socioecono-
mico de la persona. Un segundo elemento tiene que ver con el hecho de que
el atractivo sexual per se ha pasado a conformar una dimension independiente
de valor erotico y un criterio autonomo de estratificacion, que puede o no
La gran transformacion del amor o el surgimiento de los mercados matrimoniales • 83

interferir con la estratificacion social. El atractivo fisico se ha transformado en


un criterio independiente para la eleccion de pareja, que podria a su vez debi-
litar otros criterios o funcionar en tandem con ellos.
El triunfo del amor y la libertad sexual marca la penetracion de la economia
en la maquinaria del deseo. Una de las principales transformaciones que han
experimentado las relaciones sexuales en la modernidad consiste en el estrecho
wnculo que guarda el deseo con la economia y con las nociones de valor y de
autoestima. Precisamente con el borramiento de la econom^a, esta llega para
acechar al deseo. Con esto quiero decir que la competencia sexual generalizada
transforma la estructura misma de la voluntad y del deseo, y que este ultimo
asume las propiedades del intercambio economico, o sea, que comienza a re-
gularse segun las leyes de la oferta y la demanda, la escasez y la sobreabundancia.
En el capitulo siguiente se analizan los modos en que la maquinaria economica
transforma y estructura dicha voluntad.
3
El miedo al compromiso
y la nueva arquitectura
de las elecciones amorosas*

Criar un animal al que le sea lkito hacerpromesas -^no es precisamente esta


misma paradojica tarea la que la naturaleza se ha propuesto con respecto
al hombre? jN o es este el autentico problema del hombre?
Friedrich Nietzsche, La genealogta de la moral 1

“ Las mujeres son cada vez menos felices”, le dije a mi amigo Carl.
“jC om o sabes? Si siempre se la pasaron quejandose”, me contesto, po-
niendo cara de nada. “^Por que estamos mas tristes?”, insisti. “Porque a
ustedes les importa”, me dijo con una sonrisa sarcastica, “ ustedes tienen
sentiniientos” . “ Ah, por eso.”
Maureen Dowd, “Blue Is the New Black”2

* En c o a u to r ia co n M a tta n S h a c h a k .
86 • Por que duele el amor

La libertad es la marca registrada de la modernidad por antonomasia, es la rei-


vindicacion suprema de los grupos oprimidos, la gloria de las democracias, el
orgullo de los sistemas economicos capitalistas y el motivo de reproche contra
los regimenes autoritarios. Es el gran logro pasado y actual de las instituciones
pofiticas modernas.3 Sin embargo, la referencia a la libertad como parametro
para evaluar las formas de organizacion polrtica no deberia pasar por alto dos
dificultades importantes: por un lado, la competencia y la existencia de bienes
inconmensurables (como la solidaridad) desafian la idea de que la libertad deba
ser el fin ultimo de nuestras practicas;4 por el otro, el ejercicio de la libertad
puede generar (y de hecho, genera) ciertas formas de malestar, como la insegu-
ridad ontologica y la falta de un sentido existencial.5 Aunque el presente libro
es modernista en su defensa de la libertad, apunta tambien a abrir interrogantes
sobre sus consecuencias, dado que, como resultara obvio a partir del analisis
desarrollado en este caprtulo, la libertad sexual y emocional genera su propia
forma de sufrimiento.
Ahora bien, se podria afirmar que el concepto de libertad es demasiado am-
plio, ya que presenta distintos significados y diferentes efectos segun el con-
texto institucional. Asi, la “ libertad” del sistema capitalista contiene significados
como “ interes personal” y “ competencia justa”, mientras que la “ libertad” en
el contexto de las relaciones interpersonales se basa en la expresion de la indi-
vidualidad, la “ libertad” del consumidor reside en el derecho a elegir, y la
postulada por los derechos civiles se funda en un concepto de la dignidad que
es ignorado por las demas esferas. En efecto, el ejercicio de la libertad se insti-
tucionaliza en diferentes esferas con distintas consecuencias practicas y morales.
Por lo tanto, aunque la libertad sexual se articula historicamente como un
derecho politico,6 existen diferencias entre la libertad en el ambito politico y la
libertad en la esfera sexual. De hecho, la libertad pofitica es activada por un
aparato juridico de gran alcance y complejidad que garantiza un ejercicio rela-
tivamente ordenado y predecible del derecho. En cambio, cuando se trata de
las relaciones interpersonales y sexuales, la “ libertad” no esta restringida por
ningun aparato institucional. A excepcion de las condiciones legales vinculadas
con el “ consentimiento” (como en los actos sexuales por consentimiento, la
edad minima de consentimiento, etcetera), las prohibiciones jundicas y morales
cada vez se alejan mas de la libertad sexual, con el fin de que esta ultima quede
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 87

desprovista de tabues. Las formas de la individualidad mas transgresoras y anti-


institucionales se expresan con mayor frecuencia en el ambito de las relaciones
sexuales, lo que hace de este (mas que del ambito politico) un espacio para el
ejercicio de la individualidad, las elecciones y la expresividad en su manifesta-
cion mas pura.
La supuesta “ pomograficacion” de la cultura se da en el contexto de la eman-
cipacion mercantilizada del deseo y las fantasias sexuales, un contexto libre de
las cadenas de la regulacion moral.7 Hoy en dia, la moral de la sexualidad mo-
derna consiste en reafirmar la libertad mutua, la simetria y la autonomia, mas
que en respetar, por ejemplo, el honor sexual o las nom as de monogamia.
En el marco de las relaciones sexuales, las manifestaciones mas evidentes de
libertad se reflejan en los cambios en el sentido del matrimonio y la sexualidad.
Para la mayoria de las personas, a principios del siglo x x el matrimonio consti-
tma un compromiso de por vida. Segun las estadisticas, la tasa de divorcios en
Estados Unidos se mantuvo baja hasta 1960, cuando se inicio un periodo de
veinte anos en el que crecio mas del doble.8 Dicha tasa todavia sigue siendo
elevada. De acuerdo con las investigaciones, en la decada de 1960 se produjo
una transfomacion radical en las actitudes hacia el divorcio.9 En 1981, Daniel
Yankelovich describio un cambio importante en la trama normativa del matri­
monio y las relaciones heterosexuales.10 En un relevamiento longitudinal, el
autor comparo las respuestas aportadas en la decada de 1950 con las obtenidas a
fines de los anos ’70. Las mujeres jovenes entrevistadas en la decada de 1950,
casadas y solteras, respondieron que valoraban el matrimonio y la familia porque
el primero era profundamente necesario e inevitable, ademas de aportar una
sensacion de pertenencia a la sociedad y cierto sentido de la normalidad. Unos
veinticinco anos mas tarde, a fines de los anos ’70, la actitud habia cambiado: el
matrimonio era apenas una mas de las opciones que consideraban las mujeres
jovenes. Las conductas que antes se consideraban “ anormales”, como la soltena,
la homosexualidad o la maternidad por fuera del matrimonio, se habian deses-
tigmatizado notablemente.'1El concubinato habia aumentado'2 y apenas el 50%
de las parejas que convivian teminaban casandose.13 Desde fines de los anos ’70,
el matrimonio y las relaciones estables se tomaron opcionales y, con frecuencia,
solo se concretan tras un proceso intenso de busqueda, orientacion psicologica
Y gastos varios.'4 Uno de los primeros estudios sobre el compromiso en el ma-
88 • Por que duele el amor

trimonio y las relaciones romanticas, realizado por Ann Swidler durante la de-
cada de 1980, revelo que en ese periodo se observaron cambios significativos en
los modelos de compromiso cultural y emocional antes del matrimonio y en su
transcurso.15 La generalizacion de los metodos anticonceptivos y las modifica-
ciones en los principios morales acentuaron y normalizaron la separacion entre
el sexo y el matrimonio, ejemplificada previamente por el cambio radical en las
actitudes hacia las relaciones sexuales prematrimoniales despues de los anos ’60.16
Todas estas modificaciones fueron el resultado tangible de una mayor libertad
en la esfera de las relaciones mtimas. La reafirmacion de la libertad en el ambito
sexual constituyo una de las principales transformaciones sociologicas del siglo
xx. En el presente capkulo, se pretende demostrar que esa libertad genero una
variacion en los intercambios emocionales de las parejas heterosexuales y, sobre
todo, en el fenomeno conocido popularmente como “ miedo al compromiso” .17
Como ya se menciono en el capkulo 2, el ejercicio de la libertad siempre
transcurre en un contexto social, y es precisamente ese contexto lo que se debe
investigar para dar cuenta de las aponas generadas por la libertad en el ambito
de las relaciones mtimas. En efecto, la libertad sexual y romantica no es una
entidad abstracta, sino una practica institucionalizada e inserta en un sistema
patriarcal que se encuentra cuestionado pero aun sigue en pie. Esto da lugar a
nuevas formas de sufrimiento derivadas de las desigualdades que se producen
debido a que los hombres y las mujeres sienten, viven y evaluan esa libertad
sexual de manera diferente en un campo sexual signado por la competencia. Al
igual que en la esfera del mercado, la libertad implica una recodificacion cultu­
ral de las desigualdades de genero, que se han vuelto invisibles porque la vida
romantica sigue la logica de la vida empresarial, en la que cada una de las partes
prioriza su libertad individual y atribuye todo el padecer a una individualidad
fallida o defectuosa. No obstante, como intento demostrar, la libertad sexual se
asemeja a la libertad economica en tanto organiza e incluso legitima las desigual­
dades de manera implicita.

De la discrecion femenina al desapego masculino


De acuerdo con los estandares contemporaneos, el proceso de cortejo en los
siglos x v i i i y x i x reprimia la conducta sexual de las mujeres y, en menor medida,
la de los hombres. En las clases media y media-alta, las primeras tendian a mostrar
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 89

una actitud mas discreta en cuanto a la expresion de sus deseos sexuales o de sus
sentimientos romanticos. Esta discrecion se debia a dos motivos fundamentals:
por un lado, la mujer tenia que manifestar cierta reticencia sexual y, por el otro,
en las primeras etapas del cortejo, su conducta tenia que ser esencialmente reac-
tiva, es decir, se limitaba a aceptar o rechazar los avances del pretendiente. Esa
reticencia provema de ciertos cambios observados durante el siglo x v i i i en
cuanto a las opiniones sobre la sexualidad femenina. Hasta entonces, en la era
cristiana, aunque se impofua la abstinencia a hombres y mujeres por igual, se
consideraba que estas ultimas teman mayor apetito sexual. Segun Nancy Cott,
“ en todo caso, las hijas de Eva eran tenidas por mas propensas a los excesos de
pasion porque se consideraba que el control racional femenino era mas debil” .18
Sin embargo, en el siglo x v i i i surgio la idea de que las mujeres podian resistir
naturalmente las tentaciones sexuales. Un buen ejemplo de esto es Pamela, la no­
vela de Samuel Richardson publicada en 1740.19 La obra relata la historia de una
joven soltera a quien su amo corteja agresivamente, casi al punto de la violacion.
Ella rechaza sus avances una y otra vez, pero comienza a sentir carino por el. Al
final, el empieza a respetarla por la virtud que refleja tal rechazo y le propone
matrimonio, una oferta que ella acepta con gusto.2'’ Esta. novela marca un nuevo
modo de concebir la naturaleza femenina y de dividir la identidad de genero
masculina de la femenina en tomo a la practica de la abstinencia sexual: para las
mujeres, la abstinencia pasa a ser una prueba y una senal de virtud que las ayuda
a formar su propia reputacion en el mercado matrimonial, mientras que, para los
hombres, esa resistencia permite mostrar la masculinidad en tanto capacidad de
desear y conquistar aquello que la mujer debe negar.
Ahora bien, tal ecuacion de la abstinencia femenina con la virtud adquiere
gran prominencia en la cultura estadounidense. La imagen y el ideal de la abs­
tinencia, como parte de una economia mas general de la discrecion y el auto­
control, sirven para asignar a las mujeres un estatus social y moral mas alto: “ Al
elevar el control sexual al primer puesto entre las virtudes humanas, los mora-
listas de clase media transfomian la castidad femenina en el arquetipo de la moral
humana’’.21Segun Nancy Cott, cuando los religiosos elevan a la mujer al estatus
mas alto de la escala moral, le arrebatan la sexualidad. Esa nueva ideologia re-
sulta util a las mujeres, pues la abstinencia y la pureza son el precio de la “ igual-
dad moral” ,.del “ poder y el respeto propio”.22 La autora demuestra que antes
90 • Por que duele el amor

del siglo x i x los hombres explotaban la libertad sexual femenina y que la impo-
sicion de la abstinencia llega para dotar a las mujeres de mayor poder e igualdad:
“La idea de que las mujeres carerian de motivaciones carnales representaba la
piedra angular de su superioridad moral, empleada para mejorar el estatus feme-
nino y multiplicar sus oportunidades”.23
Ahora bien, la reticencia sexual les daba motivo a las mujeres para rechazar
los avances de los hombres, pero no les permitia ser ellas quienes cortejaran,24
con lo cual el varon debia mostrarse mas activo y quedaba mas expuesto en el
proceso. Como vimos en el capkulo 2, la historiadora Ellen Rothman plantea
que para la mujer era muy arriesgado dejar ver sus sentimientos antes de que le
propusieran matrimonio: “Las mujeres esperaban hasta saber si sus sentimientos
eran correspondidos antes de admitir incluso en su fuero mtimo aquello que
sentian”.25 La autora subraya que era imperativo para toda mujer no ser la pri-
mera en manifestar las emociones. En efecto, “ eran pocas las mujeres dispuestas
a exponerse al rechazo de un amante”.26 Asi, ellas esperaban alguna prueba de
las intenciones que teman los hombres y de su carino. De hecho, esto ultimo,
o sea, la capacidad masculina de dar senales y pruebas de amor, revestia una
importancia primordial en la decision de casarse: “ Cuando un hombre propoma
matrimonio a una mujer, el requisito mas importante que debia cumplir era el
del amor; cuando la mujer respondia, el amor era su primera consideracion”.27
Rothman afirma tambien que los hombres podian carecer de certeza en cuanto
a la aceptacion de la propuesta: “ Los varones se quejaban mas de que les respon-
dian las cartas con demasiada lentitud o brevedad”.28 Como iniciadores del
matrimonio, eran los mas vulnerables en la transaccion: debian demostrar la
pasion y la fuerza de sus sentimientos, pero a la vez debian ejercer el autocontrol
para protegerse de no quedar demasiado expuestos ante la posibilidad de un
rechazo.29 Si bien las mujeres estaban desprovistas de privilegios en casi todas las
esferas de la vida social, su posicion en el proceso de cortejo parece haber sido
firme, al menos en terminos de poder emocional, definido como la capacidad
de contener la manifestacion de los sentimientos y de obligar al hombre a reve­
lar sus emociones, para luego tomar una decision en virtud de ello. Asimismo,
la autora agrega que los hombres, una vez que habian elegido, raramente fla-
queaban en su decision: “ El hombre casi no mostraba ambivalencia al perseguir
su objetivo, mientras que la mujer vacilaba y flaqueaba al dar los ultimos pasos
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 91

hacia el altar”.3" Rothman presenta una descripcion a grandes rasgos de los mo-
delos de cortejo existentes en los primeros anos de la republica estadounidense:

Un joven dispuesto a superar cualquier obstaculo y una damisela que,


con frecuencia, se acobarda a ultimo momento. Como los varones espe-
raban que el matrimonio no restringiera sino que enriqueciera su vida
cotidiana, estaban mas ansiosos que las mujeres por concretar la boda
[...]. Sin embargo, podian esperar cierto grado de resistencia y dilacion
por parte de sus prometidas.31

La autora describe un mundo en el que resultaba mucho mas comun que el


hombre mostrara su corazon, que proclamara la intensidad de sus sentimientos
y que tratara de “ ganarse” a la mujer, o sea, un mundo en que el compromiso
no representaba un problema para el varon, porque la existencia social mascu-
lina dependia del matrimonio. Otro ejemplo de la firmeza masculina que re-
queria el proceso en cuanto a las cuestiones del corazon es la historia de
Theodore Sedgwick, hijo de un conocido federalista estadounidense, y su pro-
metida, la escritora Susan Ridley. Sedgwick le propuso matrimonio en 1805,
pero se retracto cuando el padrastro de la joven se opuso a la union. Al ano
siguiente, restablecio la relacion con Susan, pero de todos modos fue criticado
por sus propios hermanos, que lo consideraban muy endeble: “ Todos dicen
que no tienes garra como para pedirle la mano a una chica”, le escribieron.32 La
constancia y la determinacion eran cualidades masculinas muy valoradas en
distintas esferas, pero sobre todo en el ambito del cortejo. Para confirmarlo,
basta con observar el proceso de cortejo entre Nathaniel Hawthome y Sophia
Peabody. A menos de cuatro meses de haberla conocido y sin ningun compro­
miso previo para casarse, Hawthome le escribia lo siguiente en una carta:

Mi alma anhela a esa amiga a quien Dios la ha obsequiado, con cuya


alma la ha casado. jAy, querida mia! jCom o me estremece ese pensa-
miento! jEstamos casados! Lo sentia hace mucho tiempo y, a veces,
cuando buscaba una palabra mas amorosa, me encontraba a punto de
llamarte “ esposa” [...]. A menudo, teniendote entre mis brazos, me he
entregado a ti en silencio y te he recibido como la parte que me toca
92 • Por que duele el amor

de felicidad y amor humano, y le he rogado a Dios que consagre y ben-


diga nuestra union.33

Durante el siglo x i x , al menos en la clase media y la alta burguesia, la inmedia-


tez de los sentimientos, la intensidad de las emociones y el deseo de compro-
meterse era prerrogativas tanto de los hombres como de las mujeres (cuando no
mas de los primeros). Dentro de ese contexto, la masculinidad se defima en
terminos de la capacidad para sentir y expresar emociones fuertes, hacer y cum-
plir promesas, y comprometerse con otra persona sin dudas ni vacilaciones.
Como planteamos en el capmilo 2, la firmeza de caracter, la fiabilidad y el
compromiso eran las marcas de todo hombre que se preciara de tal. En este
sentido, Karen Lystra, que tambien se especializa en las practicas de cortejo
decimononicas, confirma que “ los varones de clase media y media-alta teman
permitida una gama de expresiones que guardaba un paralelo con la otorgada a
las mujeres, aunque no precisamente la duplicara” .34 Como es obvio, tales de-
finiciones emocionales de lo masculino proveman simultaneamente del codigo
moral victoriano y del caracter economico de la transaccion, pues “ el matrimo-
nio [...] siempre supoma la transferencia de una cantidad significativa de bienes
muebles e inmuebles de la familia de la novia a la del novio, con el correspon-
diente compromiso a futuro de devolver una parte significativa de los ingresos
anuales” .35 La dote funcionaba entonces como mecanismo de compromiso mas­
culino e insertaba el compromiso interpersonal entre los conyuges en un sistema
mas amplio de obligaciones economicas, familiares y sociales. Ademas, reforzaba
los vmculos familiares entre padres e hijas y configuraba las relaciones sociales
entre parientes para consolidar los lazos de afecto e interes.36 En smtesis, el
compromiso masculino se encontraba inmerso en una ecologia moral y econo­
mica que giraba en torno a la dote. Esto no implica que los hombres jamas
faltaran a su compromiso ni abandonaran a las mujeres embarazadas o a sus
prometidas,37 pero tales actos eran percibidos como una deshonra o una con-
ducta aberrante en el contexto de la burguesia masculina, al menos en las socie-
dades protestantes de Europa Occidental y Estados Unidos.38 En 1841, por
ejemplo, cuando S0ren Kierkegaard rompio el compromiso con Regine Olsen,
tuvo que soportar la ira y el desprecio de ambas familias, que consideraban que
habia cometido un acto deshonroso.’9
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 93

Esta definicion de lo masculino se aleja bastante de las representaciones ac-


tuales en cuanto a los hombres y su compromiso con las mujeres. Christian
Carter es el nombre virtual de la persona que ha escrito una serie de libros
electronicos muy vendidos acerca de las relaciones amorosas y que tambien
edita una revista digital a la que me suscrib por mas de un ano. En un aviso
publicitario para su libro From Casual to Committed [De lo ocasional al compromiso],
donde evidentemente apunta a una lectora hipotetica que desea formar una
pareja estable, el autor escribe lo siguiente:

Conoces a un hombre que parece “ especial”. Y no me refiero a uno mas,


me refiero a un hombre con el que te gustana tener una r e l a c i o n . No
solo es divertido, inteligente, exitoso y seductor, sino que ademas es
jnormal! Es mas, toda la gente que lo conoce habla maravillas de el.
Cuanto mas lo conoces, mas empiezas a sentir una conexion v e r d a -
d e r a , y te parece que el siente lo mismo. Cuando por fin estan juntos,

sientes que hay magia en el aire. Tu intuicion te dice que los dos sienten una
conexion unica y que podrian tener una relacion muy especial.
Entonces empiezan a pasar cada vez mas tiempo juntos y las “ salidas”
se hacen cada vez mas frecuentes. N o puedes evitarlo, sientes que estas
pasando el tiempo con algu ien que conoces mucho y hace anos. Cuando
estan juntos, no pueden sacarse las manos de encima. Y hasta les pasa que,
por la calle, la gente los frena para decirles que hacen una pareja peifecta.
La vida es maravillosa y, aunque sabes que es un poco pronto, empie­
zas a sentir que podria ser lo que estabas buscando. Hay diversion, hay
pasion, hay romanticismo. Conversaciones increfules, risas, hasta chistes
internos.
Todo parece tan perfecto que no te resultaria imposible pasar el resto de
tu vida amorosa con el sin perder ese amor y esa conexion tan profunda.
Si bien sabes que es muy pronto para empezar a pensar “ de esa ma-
nera”, decides que definitivamente estas en condiciones de asumir una
relacion con compromiso. Lo deseas a el y a nadie mas. Y te gustaria que
este solamente contigo.
Pero la verdad es que no sabes exactamente como decirle lo que sientes
ni como averiguar si el siente lo mismo en serio. Aunque han dicho y
94 • Por que duele el amor

hechos tantas cosas juntos, han pasado tanto tiempo juntos que estas casi
segura de que siente lo mismo.
Por fin decides fingir que no te importa demasiado y ver que pasa,
pero con el correr de los dias, te encuentras deseando que el te diga algo
al respecto, imaginando el momento en que se atreva a compartir lo que
siente y te pida que seas “ de el” .
Sin que te des cuenta, pasan semanas enteras, y nada. De repente, han
pasado unos meses y empiezas a preguntarte que ocurre de verdad.
N o quiere decir que hayan dejado de divertirse, pero ^adonde van las
cosas? Sientes que se te Uena la cabeza de preguntas sin respuesta. ^Adonde
vamos con todo esto? ^El siente lo mismo? ^Por que no me pidio que
fuera su novia? ^Esta viendo a otras? ^Para el es solo un juego? ^Es posible
que no me tome tan en serio como yo a el?
iiiQ ue es lo que esta pasando???
Tuviste paciencia, pero ya te estas volviendo loca. Necesitas saber. D e­
cides sacar el tema de la forma mas relajada que puedes, pero cuando
sacas el tema, parece que el “ no entiende”. Tal vez te contesta con un
par de frases varias, como: “iQ ue quieres decir? jApenas hace unos meses
que salimos!” o “ jTodo esta perfecto asi como esta ahora!” O aun peor,
esquiva la conversacion, se calla la boca y se comporta como si t u estu-
vieras complicando las cosas.
Despues, pasan unos dias y el se pone cada vez mas distante, las cosas
cambian, definitivamente. Las llamadas son menos frecuentes, las charlas
parecen forzadas e incomodas...Y a la larga, se acaba todo y pasa lo “ im-
pensable”: el desaparece. El, que pareda tu pnncipe azul, de repente no
esta mas. Y lo unico que te queda es una sensacion de fno y vado en la
boca del estomago.40

Este texto con fines publicitarios reproduce algunos de los motivos “ basicos”
que estructuran el paisaje real y el paisaje imaginario de las relaciones entre
hombres y mujeres en la actualidad: que es dificil formar relaciones mtimas y
estables porque los hombres tienen una conducta emocional evasiva y rechazan
sistematicamente los intentos femeninos de comprometerse en una relacion a
largo plazo; que el deseo femenino de comprometerse con un varon es tan
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 95

obVio como la resistencia masculina al compromiso; que las muestras de amor y


afecto, lejos de atraer al hombre, con frecuencia lo impulsan a “ salir corriendo” ;
y que los “ hombres normales” no estan dispuestos a comprometerse, salvo en
algunas excepciones. El articulo claramente denota, como estrategia de marke­
ting, que las mujeres necesitan los consejos de un especialista para reconocer a
los hombres con miedo al compromiso, para evitarlos y para lograr que los
candidatos reticentes deseen comprometerse en una relacion. En el contexto del
presente capkulo, lo mas interesante de ese texto es que da por sentado que el
"compromiso” constituye un problema generalizado para los hombres. En Es-
tados Unidos, el rnedo al compronuso, sobre todo entre los varones, ha adqui-
rido las proporciones de un ataque de panico moral y representa el tema de una
cantidad innumerable de telenovelas, peliculas y libros de autoayuda. Tan di-
fundida esta la percepcion de que el miedo al compromiso constituye un pro­
blema masculino que un sitio donde se ofrece un diccionario de palabras sobre
las relaciones contiene la siguiente definicion de compromiso: “Actualmente, la
palabra ‘compromiso’ (como asi tambien la palabra a - m - o - r , que algunos hom­
bres se ahogan al pronunciarla, por ejemplo, cuando tratan de acostarse con una
chica) no presenta relevancia alguna para la especie masculina” .41
Ahora bien, si evaluamos los datos existentes, encontraremos pruebas de
sobra, aunque indirectas, que demuestran los cambios en la naturaleza del com­
promiso masculino y del femenino. En Estados Unidos, las principales tenden-
cias en cuanto al matrimonio desde la decada de 1980 muestran un aumento en
la edad promedio de los conyuges (27 anos para los varones y 25 para las mu­
jeres en 2003).42 Esto revela que las personas dilatan la decision de casarse.43 El
porcentaje de hombres y mujeres que nunca se casan tambien se ha incremen-
tado. De hecho, desde los anos ’70, la cantidad de hogares unipersonales se ha
elevado de manera considerable,44 sobre todo en Estados Unidos, pero tambien
en Europa. Esto se debe a que las personas se casan a una edad mas madura y a
que aumento considerablemente la tasa de divorcios. La duracion de los matri-
monios, por su parte, se ha reducido: de los hombres que se casaron entre 1955
Y 1959, el 76% estuvo casado al menos veinte anos, mientras que apenas el 58%
de los hombres casados entre 1975 y 1979 pudo sostener el vinculo por el
n' ismo tiempo. Asimismo, el porcentaje de hombres que estuvo casado por
cinco, diez o quince anos tambien descendio en ese lapso. Otra tasa que registro
96 • Por que duele el amor

una ca^da es la de segundas nupcias.45 Ademas, aparecieron categonas nuevas,


como las parejas que viven separadas pero estan juntas (conocidas en ingles con
la sigla l a t , por living apart together).4 Se trata aqm de un modelo de relaciones
mtimas entre parejas que no conviven porque no pueden o no quieren com-
prometerse a compartir el mismo techo, cualquiera sea el motivo. Por ultimo,
la popularidad y la legitimidad relativa de ciertas conductas no monogamicas,
como las parejas abiertas y el poliamor (es decir, la decision consensuada, etica
y responsable de no formar una pareja monogama), indicanan que la exclusivi-
dad (un rasgo tradicional del compromiso) se ve desafiada y reemplazada por
otras formas mas multiples o flexibles de compromiso, e incluso por una con-
ducta mas azarosa. Los datos senalan, aunque de manera imperfecta, que los
modelos tradicionales de compromiso han atravesado una transformacion radi­
cal en la medida en que el matrimonio va dejando de ser una opcion de vida
tan facilmente aceptada como antes y las relaciones se van organizando en tomo
a una mayor flexibilidad, una suerte de contractualismo a corto plazo, una
mayor capacidad de evadirse de ellas y una absoluta falta de compromiso a
priori.47 Sin duda, la muerte del compromiso se vincula con una mayor libertad
individual para comenzar y terminar relaciones. N o obstante, aunque el miedo
al compromiso podria aplicarse tanto a hombres como a mujeres, cronologica
y culturalmente aparece como una prerrogativa masculina.4tl
jCom o se explica esto? A simple vista, la idea del miedo masculino al com­
promiso contradice las conclusiones de varios estudios al respecto. Por ejemplo,
se ha demostrado que los hombres obtienen mas beneficios del matrimonio que
las mujeres.49 Dado que en la mayoria de los matrimonios las mujeres suelen
atender a sus maridos, esto no llama tanto la atencion.50 De hecho, las mujeres
no solo atienden a sus maridos, sino que fomentan el cuidado de los lazos de
parentesco, es decir que mantienen a salvo las relaciones de los hombres con sus
hijos y otros parientes. Por ultimo, el matrimonio ofrece a los varones un in-
centivo para ganar mas dinero y conservar la salud.51 Por lo tanto, sobre la base
de todos estos beneficios, los hombres deberian estar mas ansiosos por casarse
que las mujeres. Es mas, en su estudio sobre las percepciones masculinas y fe-
meninas acerca del matrimonio, Gayle Kaufman y Frances Goldscheider deter-
minaron que el 37% de los hombres creen poder llevar una vida plena y
satisfactoria sin casarse, mientras que en el caso de las mujeres la cifra asciende
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 97

al 59%. En otras palabras, al menos en cuanto a las percepciones, los hombres


tendrian mas probabilidades que las mujeres de concebir al matrimonio como
una opcion atractiva (y de considerar que la soltena es significativamente menos
atractiva).52 En cambio, las mujeres tendrian mas probabilidades de percibir la
solteria como una vida plena y atractiva.
Lo que resulta todavia mas llamativo es que la supuesta predisposicion de las
mujeres para casarse contradice incluso la teoria economica y los estudios so-
ciologicos que preverian lo contrario. Gary Becker, especialista en economia,
propone una de las explicaciones mas populares para el descenso en la tasa de
matrimonios: se trata de un acuerdo basado en la concesion de ciertos intereses
propios, pero el aumento en la tasa de empleo femenino deberia restarle atrac-
tivo al matrimonio como opcion para las mujeres, lo que a su vez explicaria la
cmda en la tasa de matrimonios.53 De acuerdo con esta perspectiva, las mujeres
se tornarian mas selectivas y podrian rechazar con mayor facilidad las ofertas de
hombres que no les parezcan adecuados, con la esperanza de encontrar un
mejor candidato. En otras palabras, la estabilidad del mercado matrimonial se
vincula con la dependencia femenina para la supervivencia economica. Asi, no
serian los hombres sino las mujeres quienes provocaron la caida en la tasa de
matrimonios y quienes debenan mostrar senales de cierto miedo al compro­
miso.34 Aunque no cabe duda de que todos estos preceptos son validos (es decir
que la mejora en las oportunidades economicas para las mujeres genera una baja
en la tasa de matrimonios), las mujeres muestran mucha menos renuencia que
los hombres a comprometerse, mientras que estos, por mas positiva que sea su
percepcion del matrimonio, son mas ambivalentes e indecisos en cuanto al
compromiso y las relaciones estables.
Existen varias explicaciones populares para este fenomeno. La mas conspicua
consiste en que los hombres tienen una psiquis deficiente y carecen de la capa-
cidad basica para conectarse con una mujer y respetar la monogamia, ya sea por
motivos psicologicos o evolutivos. Su constitucion psicologica, biologica y evo-
lutiva los hace mas propensos a la multiplicidad sexual porque la masculinidad
es promiscua y porque la evolucion exige que los machos propaguen su espenna
en lugar de cuidar la descendencia.55 Debido a su caracter tautologico, tales
explicaciones no son validas en sociologia, pues dan cuenta de un estado pos-
tu|ando que la necesidad o la evolucion lo han inscrito en los genes. Otra ex-
98 • Por que duele el amor

plicacion del fenomeno consiste en que los hombres estan confundidos, ya que
el poder adquirido ultimamente por las mujeres desafia el rol masculino tradi-
cional. A sf los hombres se niegan a comprometerse porque temen que las
mujeres, con un poder cada vez mayor, amenacen su identidad masculina.
Las explicaciones mas psicoanalkicas sugieren que el miedo al compromiso
deriva de que la identidad de genero masculina se construye en oposicion a la
femenina. Asi, “ la identidad masculina nace de la renuncia a lo femenino, no
de la afirmacion directa de lo masculino, lo que deja a la identidad de genero
masculino en un estado tenue y fragil” .56 Segun esta perspectiva, inspirada en
los modelos psicodinamicos de la psiquis masculina en cuanto a la necesidad de
separarse de la madre, la identidad masculina se forja en oposicion a lo femenino
y a la necesidad de la depender de otros y compartir con ellos, lo que incapacita
al varon para generar o desear un vinculo mas duradero.
Sin embargo, entre el siglo xvm y mediados del siglo x i x , la sensibilidad era
prerrogativa tanto de los hombres como de las mujeres, aunque luego quedo
circunscrita a la esfera de lo femenino.57 Las mujeres asumieron la responsabili-
dad de cuidar, de sentir y expresar emociones orientadas a la formacion de re-
laciones estrechas y a su conservacion. En una de sus formulaciones mas lucidas
y famosas, Nancy Chodorow explico que las diferencias en la configuracion
emocional de hombres y mujeres provienen de la estructura de la celula familiar
moderna, en que las mujeres son responsables del cuidado de los ninos, por lo
cual las ninas crecen sin rupturas en la identificacion con la madre y se esfuerzan
durante toda su vida adulta para reproducir relaciones de fusion con otras per­
sonas, mientras que los ninos se desarrollan con un sentido muy agudo de la
separacion y se esfuerzan por lograr la autonomia. Los varones aprenden a se­
pararse, las ninas, a vincularse.58
Una variante mas polkica de esta explicacion consistina en afirmar que, en
sus relaciones futimas, hombres y mujeres ponen en acto las desigualdades ca-
ractensticas de sus vfuculos en la esfera social. Shulamith Firestone, por ejemplo,
sostiene que los hombres se valen de diversas estrategias para conservar el con­
trol en las relaciones, como la reticencia al compromiso y la manifestacion de
conductas impredecibles (tal sena el caso de los hombres que dejan plantadas a
las mujeres, que no son claros en cuanto a las posibles salidas en el futuro o que
priorizan su trabajo). La autora afirma que “ la cultura (masculina) era (y sigue
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 99

siendo) parasita, y se alimenta de la energia emocional de las mujeres sin reci-


procidad”.59 De acuerdo con esta perspectiva, los varones son “ parasitos emo-
cionales”, es dedr, pueden recibir amor, pero no generarlo ni retribuirlo para
proporcionar el tipo de sosten emocional que necesita la mujer. En esta lmea
de pensamiento, el miedo al compromiso podria concebirse como un aspecto
de la “ heterosexualidad obligatoria”, una de las principales descripciones insti-
tucionalizadas de los modos en que la mujer es sistematicamente humillada,
despreciada e ignorada por el varon.61’
Todas estas explicaciones resultan esenciales para situar al amor en el con-
texto de las relaciones de poder asimetricas, pero tambien todas ellas comparten
la misma falla, en tanto patologizan la conducta masculina a la vez que revalidan
y elogian la psiquis femenina y el modelo (supuestamente femenino) de las re­
laciones mtimas. En sociologia debenamos ver con sospecha aquellas explica­
ciones que, a priori, patologizan cierta forma de conducta determinada. Esto
ocurre sobre todo con las explicaciones psicologicas, porque se basan de modo
impticito en un modelo de la psiquis sana que da por sentada la “ normalidad”
de dichas relaciones y las propone como un fenomeno de “ salud mental” al que
todos debenamos aspirar. Asi, tales explicaciones niegan la posibilidad empmca
y normativa de que las personas o los grupos de personas puedan rechazar ese
tipo de relaciones sin padecer necesariamente alguna falla psicologica. En otras
palabras, aunque soy feminista y considero que el estado actual de la hetero­
sexualidad es opresivo, pretendo analizarla de manera tal que no establezca
como parametro de normalidad la manera femenina de manejar las relaciones
interpersonales ni la utilice como criterio para evaluar la conducta masculina.
Ese presupuesto podria opacar la pregunta que resulta mas interesante para la
sociologia de la cultura, es decir: ^Cuales son las condiciones sociales que los
hombres estan manifestando y poniendo en acto cuando se resisten al compro­
miso? Al adoptar como criterio normativo el de las “ relaciones mtimas y esta­
t e s ” , no se puede indagar si esa conducta (masculina) constituye una respuesta
estrategica y racional ante las nuevas condiciones sociales, en especial ante la
nueva ecologia de los encuentros sexuales y la nueva arquitectura de la eleccion
de pareja. Si tomamos en serio el supuesto que comparten el feminismo y la
s«riologia en cuanto a la plasticidad de la psiquis y a la naturaleza institucional
de Us relaciones mtimas y estables, mas alla de que sean o no senal de madurez
100 • Por que duele el amor

psiquica, no deberiamos aplicar ese modelo psicodinamico para evaluar la re-


nuencia de los hombres a comprometerse.
Estas observaciones se inspiran en los postulados de Bruno Latour, quien
sostiene que, al analizar una controversia cienfifica, la sociolog^a y la antropo-
log^a deben considerar que todas las caras de la controversia son simetricas.61 As^
cuando estudia las discusiones cienfificas en tomo a la naturaleza de los germe-
nes en la Francia de fines del siglo x i x , Latour no da por sentado que Pasteur
“ gano” la disputa.62 Este principio de la simetna nos ayuda entonces a evitar las
trampas de la idealizacion o la culpabilizacion de determinada postura en com-
paracion con otra. De este modo, en lugar de patologizar la conducta masculina,
deberiamos preguntamos que clase de relaciones sociales posibilitan e incluso
fomentan el miedo al compromiso o la falta de compromiso en los varones, y
cuales son los marcos culturales que hacen de ella una conducta significativa,
legitima y placentera. A fin de aclarar ciertas cuestiones sobre los mecanismos
emocionales de la eleccion y el compromiso, debemos concebir la renuencia
masculina y la predisposicion femenina al compromiso como dos fenomenos
que guardan simetna y, por lo tanto, son igualmente desconcertantes y requie-
ren en igual medida de una explicacion.
La sociologia se interesa sobre todo en las condiciones sociales que otorgan
mayor disponibilidad a ciertos modelos del yo que a otros, asi como en los di-
lemas a los que podrian responder tales modelos de manera estrategica. Ahora
bien, ^cuales son esas condiciones? ■
Si el problema del compromiso no deriva de una percepcion negativa sobre
el matrimonio ni de un caracter mas selectivo entre los hombres que entre las
mujeres, se podria afirmar que proviene de los modos en que varones y mujeres
evaluan y construyen sus elecciones para ingresar en una relacion, es dec'ir, de
los modos en que se institucionaliza la libertad.
El compromiso constituye la respuesta ante una estructura de oportunidades
que, a su vez, afectan el proceso de apego, o sea, su velocidad, su intensidad y
su capacidad de proyectarse en el futuro. Por lo tanto, la pregunta podna refor-
mularse de la siguiente manera: ^Ante que estructura de oportunidades la res­
puesta seria el miedo al compromiso? Si, como aqm planteo, el compromiso
representa una respuesta estrategica a las oportunidades, entonces seria plausiHe
argumentar que la organizacion emocional del miedo al compromiso se ve
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 101

configurada por ciertas transformaciones en la ecologfa y la arquitectura del


proceso de eleccion, o sea, en las condiciones sociales y las modalidades cogni-
tivas mediante las cuales se elige a otra persona y se genera el apego.

La masculinidad y la muerte del compromiso


Segun el historiadorJohn Tosh, dentro de las sociedades occidentales la mascu­
linidad “ se da en tres escenarios: el hogar, el trabajo y las organizaciones mas-
culinas”.63 La autoridad en el hogar, la capacidad de ganar un sueldo de modo
independiente y la posibilidad de formar vmculos significativos en organizacio­
nes voluntarias, tabernas y clubes que efectivamente exclufan a las mujeres
constituyeron los tres pilares tradicionales de la masculinidad.
Sin embargo, el capitalismo y la forma de gobierno democratica marcan un
cambio ^muy importante en esta estructura tripartita: a partir del siglo xx, el mo-
vimiento feminista y su repercusion en las esferas polmca, economica y sexual
comienzan a desafiar y erosionar constante y eficazmente la autoridad masculina
en el hogar. Asimismo, el ascenso del trabajo asalariado y de las organizaciones
burocraticas limita la independencia masculina, pues hoy la mayoria de los hom-
bres trabajan bajo el control de otras personas y casi todos los espacios masculinos
de asociacion homosocial (con la notable excepcion del ambito deportivo) han
perdido vigencia, ya que predomina el intercambio heterosocial en la mayoria de
los lugares dedicados al ocio. Por lo tanto, si la masculinidad representa “ un esta-
tus social demostrado en contextos sociales esperificos”,64 como lo afirma Tosh,
queda claro que algunos elementos constitutivos de tal estatus y de tales contextos
se han visto socavados con la llegada de la modernidad. La independencia, la au-
toridad familiar y la solidaridad entre hombres se han debilitado como senales de
estatus, tanto que hoy la masculinidad tradicional simboliza el estatus social cul-
turalmente codificado de la clase obrera. Es precisamente dentro de este contexto
que la sexualidad se transforma en una de las marcas de estatus mas significativas
de la masculinidad. Como se afirma en el capkulo 2, la sexualidad confiere estatus.
E| atractivo sexual y la sexualidad han pasado a ser atributos de la identidad de
gt'.*nero y de aquello que, dentro de esa identidad, cobra la forma del estatus.65
En cierta medida, la sexualidad siempre estuvo asociada con la masculinidad,
Per° en muchas sociedades, el poder social masculino representa una condicion
Para obtener acceso a las mujeres. En efecto, los hombres reafirnian su poder
102 • Por que duele el amor

social sobre las demas personas, del genero que sean, ejerciendo la dominacion
sexual de numerosas mujeres. En otras palabras, si la sexualidad constituye un
campo de lucha, entonces en las sociedades tradicionales los hombres poderosos
son claramente aquellos que la dominan, pues el poder masculino suele conver-
tirse en un mayor acceso sexual a una variedad mas amplia de mujeres. Como
senala Francis Fukuyama, “ el acceso ocasional [o sea, el sexo ocasional en el
marco del matrimonio] a mujeres multiples fue gozado por los poderosos, los
ricos, los hombres de alto estatus a traves de la historia”.66 Es decir que la sexua­
lidad sigue siendo un reflejo del estatus socioeconomico y esta directamente
referida a el. De hecho, esas relaciones multiples con frecuencia suponen la
obligacion de mantener a las mujeres de diversos modos, ya sea casandose con
ellas o proporcionandoles ventajas economicas.
En el capkulo 2 se analiza como el impetu de la cultura consumista y de la
psicologia clmica en el siglo xx produjo una autonomizacion de la esfera sexual
con respecto a las normas morales y a los criterios formales de endogamia de
clase, ademas de originar el surgimiento de los campos sexuales. Los resultados
de este proceso son notables: el varon ya no necesita ser poderoso y dominante
para acceder sexualmente a las mujeres. Se trata de un acceso relativamente
independiente del poder socioeconomico. De hecho, los varones provenientes
de distintos niveles socioeconomicos pueden mantener relaciones sexuales con
una multiplicidad de mujeres sin tener que pagar, sin arriesgarse a la reprobacion
moral de sus pares y sin verse obligados a contraer matrimonio.67 En terminos
de Fukuyama, “ lo que cambio despues de los anos ‘50 fue que hubo muchos
hombres comunes que pudieron vivir las vidas de fantasia del hedonismo y de
la poligamia en serie antes reservadas a un pequeno grupo de la alta sociedad” .68
Ahora bien, hay tres motivos que podriamos barajar para dar cuenta de la
relacion estrecha entre la sexualidad y el estatus masculino. En la medida en que
la sexualidad antes se asociaba al estatus socioeconomico de los hombres pode-
rosos, conservo su vinculo con el poder y el estatus incluso cuando la conexion
se torno mas debil. La sexualidad acumulativa o en serie es atractiva para los
varones de todas las clases sociales porque, si el acceso a las mujeres esta restrin-
gido, funciona como simbolo de estatus masculino, del triunfo por sobre otr°s
varones. La validacion, el sentido de la competencia y el estatus de los hombres
se canalizaron en el ambito de la sexualidad. Entre los varones, la sexualidad era
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 103

una marca de estatus en funcion de la capacidad para competir contra otros


varones a fin de obtener la atencion del sexo femenino: “Las mujeres dotan a
los hombres heterosexuales de validacion sexual, y ellos compiten entre si por
esa validacion” .69 Es mas, los varones transfirieron al sexo y la sexualidad el
control que antes ejerrian en el hogar, por lo que el campo sexual se transformo
en el ambito donde podian expresar y exhibir su autonomia y su autoridad. El
desapego en la sexualidad paso entonces a simbolizar y a organizar el tropo mas
amplio de la autonom^a y el control, o sea, de la masculinidad. Asi, el desapego
emocional podria concebirse como una metafora de la autonomia masculina,
alimentada por la separacion entre el sexo y el matrimonio. Por ultimo, el sexo
genero entre los hombres no solo competencia, sino tambien lazos de union,
en tanto el cuerpo femenino quedo proyectado como objeto de solidaridad
masculina.70 En otras palabras, la libertad sexual convirtio a la sexualidad en un
espacio para el ejercicio y la exhibicion de la masculinidad entre los hombres
cuyo estatus en el escenario del hogar, el trabajo y las organizaciones masculinas
se habia visto socavado: transformo a la sexualidad en estatus. Si entre los varo­
nes el sexo ya era un modo de demostrar el estatus y de forjar lazos solidarios
con otros varones, la perdida del control en el hogar y de la autonomia en el
trabajo causo una hipertrofia de la sexualidad, en tanto esta paso a fusionar y
manifestar al mismo tiempo los tres aspectos de la masculinidad como estatus, o
sea, la autoridad, la autonomia y la solidaridad.
El rol fundamental que cumplio la sexualidad en esta redefinicion de la mas­
culinidad se vio sumamente facilitado y acelerado por el intenso proceso de
sexualizacion que atravesaron hombres y mujeres en el siglo xx, o sea, por la
desregulacion moral de las relaciones sexuales y por la transformacion del atrac-
tivo sexual o la sensualidad en un atributo explicito de la identidad de genero,
desvinculado del desempeno moral del yo.71 En el capitulo anterior se planteaba
que la sexualidad hoy es un campo de lucha. Ahora podemos afinnar con mayor
Precision que lo es porque posibilita la adquisicion y la conservacion del estatus
social masculino, un escenario en que los varones compiten entre si por la rea-
finnacion de su estatus sexual.
Se podria teorizar que, si el sexo y la sexualidad pasaron a conformar el am-
bito primordial para el ejercicio de la libertad femenina despues de los anos ’60,
i's posible que esto haya sucedido porque la sexualidad acumulativa se asociaba
104 • Por que duele el amor

con el poder masculino. Sin embargo, aunque las condiciones de los encuentros
romanticos se han sexualizado profundamente tanto para los varones como para
las mujeres, y aunque la sexualidad se ha transformado en un simbolo de estatus
para ambos generos, esa sexualizacion no ha seguido el mismo camino en uno
y otro caso. La antropologa Evelyn Blackwood senala que “ los hombres y las
mujeres se posicionan de distinto modo en relacion con la sexualidad”, en tanto
existen diferencias “ en la capacidad para controlar o nombrar los actos, para
exigir el derecho a realizar ciertas practicas, y para calificar a algunas practicas
como pemmisibles y a otras no” .72 Por su parte, el sociologo Randall Collins
describe este fenomeno como “ un sistema de estratificacion en virtud del
sexo”.” Esta diferencia entre hombres y mujeres se pronuncia en terminos de
estrategias sexuales, de modo que en adelante nos abocaremos a la exploracion
de las estrategias femeninas para la busqueda de pareja.

La dinamica de las estrategias exclusivistas femeninas


Sin duda, la mayor predisposicion de las mujeres al compromiso es consecuencia
directa de las estrategias exclusivistas femeninas para la formacion de pareja. Susan
Brownrnher plantea que, entre otros motivos, las mujeres adoptan el exclusivismo
como parte de un contrato con los hombres en virtud del cual el varon las protege
de violaciones a cambio de su fidelidad y su dependencia.74 Segun esta perspectiva,
la estrategia exclusivista femenina deriva de la dependencia, las desigualdades de
genero y las relaciones de poder desiguales. Por su parte, Alice Rossi sostiene que
las mujeres tienen “dos orientaciones innatas” : una “hacia los hombres” y otra
“hacia sus hijos”,75 lo que daria cuenta de sus tendencias al exclusivismo.
A mi juicio, las mujeres heterosexuales que adoptan una estrategia sexual
exclusivista en realidad presentan una orientacion reproductiva mas que una
orientacion sexual natural hacia los hombres. Esto equivale a afirmar que el
exclusivismo sexual resulta mas frecuente entre las mujeres que aspiran a la ma-
ternidad en el marco institucional de la monogamia domestica. Se trata de mu­
jeres que incorporan la busqueda de pareja a la percepcion y la constmccion de
su rol reproductivo.76 En el patriarcado tradicional premoderno, tanto mujeres
como varones estaban cultural y moralmente obligados a tener hijos para formar
un hogar donde ejercer la autoridad y perpetuar el apellido familiar. La mascu-
linidad tradicional del patriarcado requiere de una familia para reconfirmarse
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 105

p0rque el hombre necesita controlar a sus hijos, su mujer, sus sirvientes y sus
tierras. En las sociedades patriarcales donde ese dominio masculino es cuestio-
nado (como la nuestra), los hombres no estan tan obligados a buscar la repro-
duccion biologica porque la familia ya no constituye un espacio tan importante
de dominacion y ejercicio de la autoridad. El principal imperativo cultural que
configura la masculinidad esta constituido por la autonom^a psicologica, la mo-
vilidad social ascendente y el exito economico en las organizaciones economi­
cas. Por lo tanto, ahora son las mujeres quienes adoptan la funcion sociologica
de tener y al mismo tiempo desear hijos. En ese proceso, la ecologia y la arqui­
tectura de la eleccion que conforman el marco de su accionar han sufrido un
cambio profundo. Mas espedficamente, los tiempos biologicos hoy juegan un
papel de gran importancia en la configuracion de las percepciones culturales feme-
ninas acerca del propio cuerpo y de las estrategias de formacion de pareja. Las
mujeres que optan por el matrimonio y los hijos (o la domesticidad hetero­
sexual) como marco para la crianza de su descendencia se ven limitadas por una
percepcion de su propio cuerpo en tanto unidad biologica organizada en el
tiempo y por el tiempo. Existen dos factores que explican esa percepcion. Por
un lado, las pruebas demuestran que el acceso al mercado laboral y a la educa­
tion superior provoca una postergacion del matrimonio y del embarazo entre
las mujeres con mayor nivel educativo (mientras que las mujeres con un nivel
educativo mas bajo posponen el matrimonio, pero no el embarazo).77 Dado que
las mujeres contemporaneas deciden ingresar en el mercado matrimonial mas
tarde que las de mediados del siglo xx, y puesto que las heterosexuales aun si-
guen optando por la maternidad en su gran mayoria, operan dentro de un mar-
gen temporal mucho mas limitado que el de otras mujeres antes de 1960.78
Parodiando a Heidegger, podriamos decir que las mujeres modernas de clase
media que ingresan en el mercado matrimonial no conciben al tiempo desde la
perspectiva privilegiada de la muerte, sino de la fertilidad. En el ambito del
amor, la finitud para las mujeres esta marcada por el horizonte del embarazo.
Por ejemplo, Catherine Townsend, una columnista del periodico ingles The
Independent que se especializa en cuestiones sexuales, escribe lo siguiente:

Ahora que acabo de cumplir los 30, estoy dispuesta a dedicar todas mis
travesuras salvajes en la cama a un solo hombre (muy afortunado) y
106 • Por que duele el amor

estoy convencida de que mi exploracion sexual hara de m^ una mejor


pareja, tanto en la cama como fuera de ella. Me siento mas estable,
segura y contenta que nunca, pero el tema de las relaciones se complica,
porque hay mas cosas en juego. Todavia no decidi si quiero tener hijos
o no, pero el reloj biologico es una realidad y siento que no puedo
perder el tiempo con la persona equivocada, por las dudas que decida
tener hijos.79

Por otro lado, esta percepcion mas aguda del tiempo se relaciona con el hecho
de que la industria de la belleza y la disponibilidad de datos sobre la “ estrecha”
ventana de oportunidad que tienen las mujeres para reproducirse abonan la
construccion del cuerpo femenino (mas que el masculino) como una unidad
definida por lo cronologico (y, en consecuencia, amenazada por el deterioro).
La gran incidencia del criterio de sensualidad y de los parametros de belleza cada
vez mas estrictos ha incrementado la importancia subjetiva de la juventud y, por
consiguiente, la conciencia acerca del propio envejecimiento, sobre todo entre
las mujeres. Mientras que, hasta el siglo x i x , una mujer “ mayor” (es decir, con
mas de 25 anos de edad) podria haber resultado deseable en funcion de las pro-
piedades o el dinero acumulado hasta entonces, los criterios actuales de sensua-
lidad, basados en la juventud y el aspecto fisico, generan una profunda
conciencia femenina sobre el proceso de envejecimiento y, por lo tanto, acen-
tuan la organizacion de la feminidad en tomo a la categona cultural del tiempo.
(De hecho, en la Europa premodema el 25% de los matrimonios estaban con-
formados por una mujer y un hombre menor que ella.)
Asi, la coyuntura actual deja a las mujeres en una situacion de desventaja
estructural: cuando ellas operan bajo la restriccion normativa del embarazo
(principalmente en el marco de una pareja heterosexual) y bajo la percepcion
de que los tiempos biologicos no son eternos, conciben la seleccion de pareja
como un proceso que se organiza en un marco temporal limitado. Esta percep­
cion del tiempo, sobre todo cuando las mujeres tienen entre 30 y 50 anos, suele
generar una sensacion de que las opciones son mas reducidas, lo que a su vez
puede causar una mayor predisposicion a comprometerse mas rapido con algun
hombre. Como dice Bridget Jones, la treintanera que protagoniza la famosa
novela de Helen Fielding, “cuando las mujeres se deslizan de los 20 a los 30 [...]
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 107

el equilibrio de poder cambia ligeramente. Incluso las vampiresas mas descaradas


pierden su vigor, al luchar con las primeras punzadas de la angustia existencial:
temor a morir sola y ser encontrada tres semanas mas tarde medio devorada por
un pastor aleman”.80
Las investigaciones mas recientes muestran que, a medida que va disminu-
yendo la fertilidad, las mujeres piensan mas en el sexo, tienen fantasias sexuales
mas frecuentes e intensas, estan mas dispuestas mantener relaciones sexuales y,
en efecto, las mantienen con mayor frecuencia que las mujeres de otros grupos
etarios.81 Esto indicana entonces que existe un vinculo entre la busqueda sexual
y la percepcion de que se cierra una ventana de oportunidad.82
El siguiente texto, tomado de un foro virtual, demuestra que los hombres
entienden que estan operando en un mercado en el que el desequilibrio en
cuanto a la disponibilidad emocional es causado por una diferencia en la per-
cepcion del tiempo:

Si ella es mucho mayor y tiene hijos grandes, puedes quedarte tranquilo


de que a ellos no les importara tu existencia. Si la mujer tiene apenas
cinco anos mas que tu, presta atencion y fijate si oyes un tic tac en su
cabeza, como en “El corazon delator”. Si tiene 30 anos o mas y ha in-
vertido un tiempo considerable en ti, estara cargando los ultimatums
como torpedos secretos en su mente. Preparate para lanzar la contraofen-
siva. Pisandole los talones al ultimatum para casarse llegara el ultimatum
para tener hijos, aunque mas bien sera como una bula papal para los ca-
tolicos. Si puedes mantener una aventura' con una mujer mayor que
tenga hijos en la universidad, disfrutala. Si no los tiene, corta la relacion
antes de que sea muy tarde.83

Lo que subyace en esta invitacion a evitar las trampas del matrimonio, el apego
emocional y la responsabilidad es el supuesto de que a las mujeres les interesa
mas el compromiso y el matrimonio porque tienen un marco temporal mas
Hmitado.84 Los tiempos biologicos, en tanto categoria cultural de percepcion
que configura las elecciones individuales, constituyen una dimension funda-
niental de la arquitectura de la eleccion en el caso de las mujeres, es decir, del
mecanismo cognitivo y emocional mediante el cual toman sus decisiones. Esto
108 • Por que duele el amor

limita su poder de negociacion frente al de los hombres, quienes son mucho


mas inconscientes de tal dimension temporal y, por lo tanto, estan dotados de
un lapso cognitivo mas largo para realizar la seleccion.
Otro de los modos en que la nueva ecologia de la eleccion configura entre
las mujeres de clase media y media-alta esa sensacion femenina de tener opcio-
nes cada vez mas limitadas se relaciona con cuestiones demograficas. Historica-
mente, durante los primeros doscientos anos del sistema capitalista, las mujeres
padecieron una doble segregacion en el ambito laboral: por un lado, en tanto
trabajadoras mal remuneradas; por el otro, en tanto agentes sociales de natura-
leza sexual y sexuada.85 Debido a esto, el matrimonio constituia un escenario
fundamental para la supervivencia socioeconomica y el estatus de la mujer. La
via para llegar al matrimonio era el amor, el apego a un solo varon, lo que
otorgaba a la sexualidad un caracter critico para la existencia socioeconomica
femenina y provocaba una inversion hipertrofica en el matrimonio como esfera
emocional. Cabe agregar tambien que, en terminos generales, la estrategia fe­
menina de formacion de pareja es la homogamia o la hipergamia, o sea, la selec­
cion de hombres con un nivel educativo (y, por lo tanto, socioeconomico)
equivalente o superior al de ellas mismas.86 Ahora bien, desde el ano 1980, el
nivel educativo de los varones viene aumentando a un ritmo mas lento que el de
las mujeres87 y dado que, en promedio, la capacidad salarial de los hombres ha
disminuido en comparacion con la de las mujeres, hay menos hombres con un
nivel educativo alto que ganen lo mismo o mas que sus pares de sexo feme-
nino.88 Esto tambien implica que una proporcion mas alta de mujeres de clase
media y media-alta con un nivel educativo elevado compiten por la misma
reserva de hombres con esos recursos economicos y educativos, lo que provoca
escasez en la oferta.89 No obstante, aunque hay un numero mayor de mujeres
que compiten por los mismos hombres con buen nivel educativo,911 la inciden-
cia de la discriminacion por edad provoca que el grupo demografico de posibles
candidatos masculinos sea mas numeroso que el de mujeres, basandose en la
norma de que en las relaciones las mujeres pueden (o incluso deben) ser mas
jovenes que los hombres. Aunque intuitivamente se piense lo contrario, entre
la decada de 1970 y la decada de 1990 las probabilidades masculinas de casarse
con mujeres mas jovenes aumentaron, mientras que las probabilidades femeninas
de casarse con hombres mas jovenes disminuyeron.91
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 109

Todo esto ocurre porque, hoy en dia, los hombres dependen mas directa-
mente del mercado para la supervivencia economica y solo cuentan con sus
propios recursos en ese ambito, con lo cual dependen menos de la riqueza y
las propiedades acumuladas por su potencial esposa. Ahora bien, si los hombres
pueden seleccionar mujeres de menor edad, menor riqueza y menor nivel
educativo, eso implica sencillamente que el grupo demografico del cual pue­
den elegir es mucho mas numeroso. La combinacion de estos fenomenos ge­
nera una discrepancia en el tamano de los grupos demograficos disponibles para
cada uno de los sexos. Por consiguiente, las mujeres con un nivel educativo
elevado deben elegir entre una cantidad menor de hombres.92
Ahora bien, esto senalana que el miedo al compromiso se relaciona con
aquellas transformaciones fundamentals en la ecologia de la eleccion que per-
miten a los hombres controlar las condiciones de la negociacion sexual. En
efecto, el mayor acceso masculino a una cantidad mas elevada de mujeres, el
desplazamiento a la estrategia sexual acumulativa como simbolo de estatus, la
discrepancia en el tamano de los grupos demograficos disponibles para hombres
y mujeres en virtud de las diferencias en sus estrategias homogamicas y las di-
versas limitaciones cognitivas provocadas por la categoria de tiempo implican
que los hombres tienen la posibilidad de elegir entre muchas mas parejas poten-
ciales que las mujeres y que hoy en dia toman sus decisiones en condiciones de
mayor abundancia en la oferta que las mujeres. En otras palabras, podriamos
afirmar que los hombres son mas proclives a ver el mercado matrimonial como
un mercado sexual y tienden a permanecer mas tiempo en dicho mercado,
mientras que las mujeres tienden a concebir el mercado sexual como un mer­
cado matrimonial y a permanecer menos tiempo.
A continuacion, analizare mas minuciosamente los modos en que el tamano
objetivo y subjetivo del grupo demografico disponible para hombres y para
mujeres se relaciona con el miedo al compromiso, haciendo referencia a aque-
llo que he definido como la arquitectura de la eleccion, es decir, como se con-
cibe la eleccion misma.

El miedo hedonista al compromiso


Desde una perspectiva cultural, el miedo al compromiso puede adquirir dos
formas distintas: una forma hedonista, que consiste en postergar el compromiso
110 • Por que duele el amor

para dedicarse a una acumulacion de relaciones por placer, y una forma


abulica, que consiste en padecer una incapacidad para desear el compromiso,
es decir, para querer comprometerse en una relacion. Una manera alternativa
de describir este fenomeno seria afirmar que la primera categoria incluye el
deseo de experimentar en una serie de relaciones y la incapacidad para elegir
una sola pareja fija,93 mientras que la segunda categoria incluye a las personas
incapaces de desear una relacion. En la primera habria un desborde del deseo
y, en la segunda, una deficiencia. La primera se podria caracterizar como la
dificultad de conformarse con un solo objeto debido a la abundancia de op-
ciones, mientras que la segunda se podria caracterizar como el problema de
no desear a nadie.
Como ejemplo de los efectos que puede causar la abundancia de opciones
sexuales cabe citar el ensayo de Marguerite Fields que gano el concurso uni-
versitario “ Modern Love” [Amor moderno], auspiciado por el periodico New
York Times. AlH, Fields explica lo siguiente sobre un amigo y companero de la
universidad:

Steven dijo que no era una cuestion de fidelidad [a su novia], sino de


expectativas. N o pueden esperar de el que no desee acostarse con otras
personas. Entonces, el no puede esperar que ella piense distinto. Los dos
son jovenes y viven en Nueva York. Como saben todos los que viven
en esa ciudad, alb existe la posibilidad de conocer a alguien en cualquier
momento y en cualquier lugar.94

En este fragmento se nota claramente que la dificultad para quedarse con un


solo objeto amoroso se debe a la abundancia de opciones y a la sensacion per-
manente de que existen multiples posibilidades.
En el marco de una entrevista para esta investigacion, Simon, un hombre de 36
anos que trabajaba en una empresa importante dedicada a la tecnologia de avan-
zada, manifesto que habia tenido numerosas relaciones, desde encuentros de sexo
ocasional por una sola noche hasta una serie de relaciones estables de mas larga
duracion, con situaciones de convivencia por unos meses e incluso algunos anos.
Simon indico que usaba Internet para buscar pareja, entonces le pregunte si habia
algo en el perfil de las mujeres que lo desalentara o le causara rechazo.
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 111

Entrevistadora: ^Hay algo del perfil virtual de las mujeres que le pueda
causar rechazo y que lo haga descartar a una chica que a simple vista le
hubiera gustado?
Simon: La verdad, si escriben que quieren una relacion seria, eso me
causana rechazo. Esas mujeres me parecen estupidas. Uno sabe que son
faciles de manipular. Una mujer que busca algo “ serio” ya esta entregada.
E ntonces te interesa menos.
Entrevistadora: ^Conoce muchas mujeres de ese tipo?
Simon: SL MucHsimas.

Esta respuesta seria casi imposible en el contexto de las relaciones amorosas en


los siglos xvm y x i x . En esa epoca, y durante la primera mitad del siglo xx,
la “seriedad” constitufa una condicion necesaria para el matrimonio. De hecho, la
capacidad femenina para resistir a los avances de los hombres (o sea, la “ serie­
dad” sexual de la mujer) era un modo de construir una buena reputacion en el
mercado matrimonial y simbolizaba que la mujer tenia la intencion de casarse y
cumplfa con las requisitos para ser un buen partido. Observese el contraste con
la situacion actual, en la que el fenomeno se revierte: la mujer que es “ seria” y,
en consecuencia, manifiesta su intencion a priori de formar una relacion estable
deja de ser interesante. La respuesta de Simon refleja la percepcion de que las
mujeres con intenciones de comprometerse exhiben cierta forma de dependen-
cia, pues tal deseo las convierte en presas faciles de la manipulacion emocional
masculina. En otras palabras, si aceptamos lo que afirma Simon, cuando la mujer
esta ansiosa por comprometerse en una relacion, el hombre infaliblemente
puede controlarla, nada mas y nada menos que por ese mismo deseo de com­
promiso. Esto podria interpretarse como una expresion del poder masculino
sobre las mujeres, pero quedana afuera un factor tan importante como el re­
chazo que sienten los hombres hacia el exceso de poder sobre las mujeres. Es
precisamente ese exceso de poder lo que impide que el hombre se enamore.
Este fenomeno guarda una curiosa relacion con el planteo de Shulamith Fires­
tone, quien senala, entre otros autores, que el sentimiento de amor se “ obstruye
por medio de un desequilibno de poder".95 De acuerdo con su teona, los hombres
logran enamorarse cuando pueden neutralizar y olvidar la pertenencia de las
mujeres a una clase inferior. En este caso, la “ seriedad” representa una marca de
112 • Por que duele el amor

que esa mujer pertenece a tal clase y evita que el hombre en cuestion se sienta
atrado por ella o se enamore de ella. De hecho, obstruye la capacidad del hom­
bre para valorarla porque la mujer “ seria” carece de valor en tanto no exige que
el hombre ejecute y demuestre su estatus sexual poniendolo en acto. En este
sentido, la desvalorizacion se vincula con que dominarla no implicana una vic­
toria en la competencia con otros hombres dentro del campo sexual. Es decir,
si la sexualidad es un campo de lucha, los hombres solo pueden ganar estatus y
prestigio cuando logran demostrarse a si mismos y demostrar a los demas que
han derrotado a otros hombres. La mujer “ seria” no representa una victoria en
ese campo ni requiere el ejercicio performativo de la masculinidad. Como
ejemplo de esto, cabe citar el siguiente texto, tomado de un foro virtual:

Creo que las personas de ambos sexos muchas veces sienten atraccion por
otras personas que no estan interesadas en ellas. Alguien que no te desea
es irresistible. Muchas veces, cuando se que le gusto a una chica, deja de
interesarme (Tom, 26, Nueva York).96

Los hombres como Tom y Simon se comportan de manera tal que parece que
estuvieran en un mercado en el que la oferta de amor supera a la demanda y, por
lo tanto, se genera un desequilibrio a priori, que a su vez los obliga a haUar el modo
de distanciarse. Como veremos mas adelante, la distancia y el desapego constituyen
dos factores clave del estilo emocional masculino en la interaccion con las mujeres.
Daniel tiene 50 anos y trabaja en una universidad israeli, pero vivio muchos
anos en Estados Unidos. En general, muestra una postura de extrema izquierda
en cuanto a diversos temas y se autoproclama feminista. Es un hombre divor-
ciado con altos ingresos que tiene dos hijos y una carrera profesional muy exi-
tosa. El mismo admite que tuvo un buen matrimonio con una mujer con la que
conserva una relacion fuerte. Sin embargo, poco despues de cumplir los 40
anos, sintio el impulso de dejar a su esposa y a sus hijos al enamorarse de otra
mujer, a quien luego abandono por otra, que a su vez tambien dejo.
La primera pregunta que le hice fue la siguiente:

Entrevistadora: iQue papel cumple el amor (es decir, el amor romantico)


en su vida?
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 113

Daniel: Toda mi vida gira en torno al amor. Toda mi vida gira en torno
al amor. Punto. Es el centro mismo de mi vida. Todo el resto de mi vida
gira en torno a eso. En los ultimos anos, hasta llegue a entender cada vez
mejor que incluso detras de mi trabajo siempre hay alguna musa, alguna
mujer. Me paso todo el dia pensando en el amor. Soy un romantico
perdido... Me la paso metido en el tema del amor.

Sin embargo, cuando el dice “ romantico” , se refiere a algo muy distinto de lo


que describirian muchas mujeres, como se ve a continuacion:

Entrevistadora: iQ ue quiere decir que se la pasa metido en el tema del


amor?
Daniel: Quiere decir que siempre estoy pensando en alguna mujer, pero
claro que no es siempre la misma. Cuando pienso en una mujer, siempre
la imagino como la mujer de mi vida, no importa si la relacion es real o
solamente una fantasia. Tengo fantasias muy fuertes.
Entrevistadora: Se refiere a varias mujeres.
Daniel: Si, porque me gustan las mujeres, pero siempre le dedico mis
pensamientos a una sola, en cada momento de mi vida. Hace unos meses
estaba saliendo con una mujer. Habiamos ido al cine y volviamos en el
auto de ella. Vemamos charlando y de repente me llamo “ Danish” . Me
habia inventado un apodo carinoso. En ese preciso instante, send como
si me estuviera violando. Fisicamente, send como una violacion a mi ser.
Tuve una sensacion fisica de repulsion y rechazo. Me send invadido.
Enseguida send que con esa mujer no habia opcion. N o quiero... No
queria el amor de esa mujer.
Entrevistadora: ^Se separo de ella?
Daniel: Al dia siguiente. Le dije inmediatamente que no soportaba que
me llamara asf Le dije que no podia seguir con ella.

Al principio, Daniel describe una serie de experiencias placenteras en las que el


amor cumple una funcion central. N o se considera incapaz de comprometerse
c°n el amor. Al contrario, se siente profundamente comprometido con la ex-
periencia y el sentimiento del “Amor” y cuenta que se “ marchita” como una
114 • Por que duele el amor

flor si le falta esa experiencia, pero aqm el amor y su exaltacion no derivan del
compromiso firme con una sola persona, sino de aquello que los especialistas en
consumo han denominado “ impulso de la variedad”,97 o sea, de la multiplicidad
de opciones en un mercado de posibilidades y de la excitacion emocional co-
rrespondiente al comienzo de toda relacion. Al igual que Simon, Daniel esta
inmerso en un mercado en el que existe una oferta sexual enorme en el sentido
economico, pues cuenta con muchisimas opciones distintas. Por lo tanto, aqm
se podria conjeturar que ambos expresan la necesidad de distancia: mientras que
el primero no tolera el interes a priori de las mujeres en una relacion compro-
metida, el otro no soporta una manifestacion de cercama que atraviesa los lmii-
tes impuestos y conocidos solo por el mismo.
Ahora bien, estos casos no representan el miedo a la intimidad, entendida
como una relacion estrecha, tal como lo describe la psicologia popular (y no
tantoV8 Los dos hombres expresan un intento estrategico de mantener cierta
distancia con las respectivas mujeres creando una barrera emocional porque las
mujeres son mucho mas propensas a desear el compromiso y la exclusividad que
los hombres. Las mujeres se muestran mas disponibles emocional y sexualmente
que los hombres, lo que a su vez genera que los hombres (de estatus socioeco-
nomico equivalente o superior al de ellas) puedan controlar mejor las condicio-
nes emocionales del encuentro. En terminos economicos, podnamos decir que,
dentro de un mercado basicamente controlado por los varones mediante la
posesion de los recursos economicos, si una mujer entrega sexo sin pedir nada
a cambio y manifiesta su deseo a priori de comprometerse, esta entregando de-
masiado. La esfera emocional femenina es dominada por los hombres mediante
una relacion de oferta y demanda emocional, de abundancia y escasez de senti-
mientos: cuando existe una oferta elevada de determinado bien, esta genera una
abundancia de opciones para elegir, acompanada a su vez por el problema de la
jerarquizacion, la construccion de preferencias y la asignacion de valor. En cam­
bio, la escasez posibilita una asignacion de valor casi inmediata. La abundancia
es lo que permite que Daniel viva la experiencia de la variedad, que abandone
un matrimonio hasta entonces perfectamente constituido para redirigir sus fan­
tasias a una cantidad mayor de mujeres. El problema radica en que los diversos
objetos de su deseo comienzan a perder valor en virtud de la disponibilidad que
los caracteriza y de la cantidad que suman, pues el valor deriva de la capacidad
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 115

para ordenar y jerarquizar, lo que resulta mas dificil si hay demasiadas opciones
disponibles que no presentan diferencias significativas. La escasez constituye
precisamente el proceso social mediante el cual un objeto o una persona pueden
adquirir valor: “ La escasez implica que las personas quieren mas que lo que hay
disponible”.99 Y, a la inversa, tambien implica que, cuando la oferta de objetos
supera a la demanda, disminuye el deseo de poseer esos objetos.
Lo que caracteriza a las declaraciones de ambos hombres es la ecuacion im-
plicita entre el deseo y la distancia. A mi juicio, la combinacion cultural de
excitacion erotica, creacion de lmiites y distanciamiento exhibida en todos estos
casos constituye un mecanismo para hallar un punto intermedio entre la abun-
dancia y la escasez. Aunque es posible que estemos exagerando un poco el
contraste, podemos afirmar que, mientras el problema de los hombres y las
mujeres de la era premoderna consistia en encontrar a alguien con un valor que
coincidiera con el propio, determinado de modo relativamente objetivo (me­
diante el linaje fa^miliar, el estatus, la riqueza, etcetera), en la actualidad, frente a
la abundancia de opciones, el deseo subjetivo se ve afectado por el problema
economico y emocional de elegir un solo objeto que tenga valor y por el pro­
blema (para el individuo mismo) de evaluar y crear ese valor, lo que dotana a la
escasez de una importancia central en la constitucion del deseo. En ese sentido,
el deseo adquiere caracter economico, pues reviste ciertos rasgos de la cuestion
economica del valor y de los mecanismos cuasi economicos para la creacion de
valor. La naturaleza misma del deseo romantico ha pasado entonces a ser de ca­
racter economico, en tanto este se asocia estrechamente con la dinamica de la
escasez como modo de asignar valor.
Analicemos otro ejemplo. En este caso, se trata de un hombre de 55 anos,
con nivel educativo muy elevado, que esta divorciado y tiene un hijo. A lo
largo de la entrevista, fue enumerando sus diversas relaciones:

Entrevistadora: En sus relaciones anteriores, illego algun momento en el


que quisiera separarse?
Steven: Si. Siempre. [...] Es la historia de mi vida. Casi siempre era porque
quena estar solo.
Entrevistadora: Y entonces, ipor que salia con ellas?
Steven: En parte, por conformismo.
116 • Por que duele el amor

Entrevistadora: Si mal no lo entiendo, me esta diciendo que tuvo novias,


pero que siempre fue “hasta nuevo aviso”.
Steven: Si, esta bien, perfecto. Hasta ahora send que podia tener una pa-
reja, pero que tenia que ser temporario, limitado, un par de veces por
semana y alguna charla telefonica y nada mas. Para mi, eso es suficiente,
no necesito mas, asi que no necesito una relacion de compromiso. Para
mi, es una carga. Tengo toneladas de personas con las que podria salir,
pero no tengo tiempo. Esto es interesante, y esto otro, y esto otro, pero
no puedo con todo. ^Para que voy a querer cargarme con una relacion?
Entrevistadora: ^Cree que eso tambien piensan las mujeres?
Steven: No. Al menos por lo que dicen ellas, no. Digamos una cosa, ha-
blando de las mujeres con las que sali, nunca fue simetrico. Ellas siempre
querian mas. ^Por que querian mas? N o se.
Entrevistadora: ^De que querian mas?
Steven: Querian mas salidas conmigo, que estuvieramos mas en contacto,
que hablaramos mas, se la pasan diciendo que no se acuestan contigo solo
por acostarse contigo, que lo hacen por amor y todo eso. N o se, siempre
dicen eso, en las conversaciones, en la practica, es verdad que las mujeres
querian mas de lo que yo podia darles, y en realidad, siempre se termina
por eso, porque yo no puedo ofrecerles mas.
Entrevistadora: ^Siempre terminaba por eso?
Steven: Si, siempre.
Entrevistadora: ^Hubo alguna excepcion?
Steven: Si, una vez me llamo una periodista muy famosa. Nos encontra-
mos y ella se echo un polvo conmigo, como los hombres hacen siempre
con las mujeres, o sea, se ocupo de quedar satisfecha y se fue, no me
llamo mas ni respondio mi llamada. Yo no lo podia creer. Nunca me
habia pasado eso. En general los hombres son los que se portan asi con
las mujeres, pero no al reves.
Entrevistadora: Volvamos al tema que menciono antes, sobre las mujeres
que quieren mas de lo que usted quiere en la relacion. ^Quiere decir, por
ejemplo, que ellas deseaban vivir con usted y usted no?
Steven: Digamos que en realidad yo no podia. Todas mis relaciones, aun-
que tal vez en una me equivoco, pero todas mis relaciones terminaron
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 117

asb Creo que siempre permito que ellas corten conmigo. Al menos esa
es la historia que me cuento. Creo que es bastante cercana a la realidad.
No se si las dejo que corten conmigo, pero siempre termina porque yo
no puedo ofrecer m as... Ellas quenan vivir conmigo, compartir las cuen-
tas bancarias, la cama, los libros, conmigo, pero yo no podia.
Entrevistadora: O sea que estas mujeres lo deseaban mas que usted a ellas.
Steven: Absolutamente, siempre quenan mas de lo que yo podia ofrecer.
Entrevistadora: ^Le gusta saber que ellas lo deseaban mas que usted a eUas?
Steven: Es una mezcla. Porque hay que saber manejar tantas demandas.
Pero es verdad que te da una sensacion de poder. El que es mas deseado
tiene mas poder.
Entrevistadora: ^Por eso usted no quena mas de ellas? ^Para tener el poder?
Steven: Puede ser, pero no se si era muy consciente o calculado.

Este dialogo articula algunos de los factores que ya analizamos. El relato de este
hombre contiene elementos de sexualidad acumulativa y abundancia, en dos
sentidos: la oferta de mujeres era abundante y tambien se trataba de personas
que le entregaban su afecto y su amor en abundancia, como una suerte de su-
peravit, es decir, en exceso con respecto a lo que el demandaba. De hecho,
como senala el propio protagonista, las mujeres siempre “ deseaban” mas de lo
que el estaba dispuesto a darles. De acuerdo con su percepcion del asunto, tenia
que lidiar todo el tiempo con esa sobreoferta femenina de afecto y necesidad.
Aqm, el deseo se incorpora en una perspectiva economica de las emociones,
segun la cual el valor disminuye por la sobreoferta y aumenta por la escasez. El
punto es que la libertad sexual genera abundancia, lo que a su vez desata el
problema de la asignacion de valor al objeto del deseo. Solo un objeto valioso
funciona como marca del triunfo en la competencia con otros hombres. La si-
tuacion actual de encuentro entre hombres y mujeres esta caracterizada por la
abundancia de opciones sexuales para unos y otras, pero la funcion reproductiva
de las mujeres las impulsa a finalizar la busqueda antes, mientras que los varones
no tienen ningun incentivo claro de indole cultural o economica para poner fin
a esa busqueda. Las estrategias de evasion que implementan todos estos hombres
no son smtomas de patologias psiquicas, sino que constituyen un intento estra-
tegico de generar escasez y, por lo tanto, valor, en un mercado en el que no
118 • Por que duele el amor

pueden asignar valor porque existe una sobreoferta sexual y emocional feme-
nina, y ellos controlan el campo sexual. En El diario de BridgetJones encontramos
una fuente inagotable de cliches sobre el universo actual de las relaciones entre
los sexos:

Los hombres, dice [Tom], se ven a si mismos en una especie de escalera


sexual, con todas las mujeres debajo de ellos, o encima de ellos. Si la
mujer esta “ debajo” (esto es, deseando acostarse con el, sintiendose muy
atraida), entonces, como si de Groucho Marx se tratase, el no quiere ser
un miembro de su “ club”. [...] hoy en dia no se llega al corazon de un
hombre a traves de la belleza, la comida, el sexo o un caracter seductor,
sino simplemente aparentando que no estas muy interesada en el.100

En una reflexion sobre la cultura consumista, Russell Belk y sus colegas plan-
tean que lo que da forma a nuestros deseos es la “ escasez o la inaccesibilidad de
los diversos objetos de deseo posibles” .101 Con una clara referencia a Georg
Simmel, simbolo de la sociologia clasica, argumentan que “ deseamos con mas
fervor esos objetos que nos fascinan y que no podemos obtener enseguida. La
distancia del objeto o la resistencia frente a nuestro deseo lo intensifican”.102 Si
bien es posible que una parte del deseo humano se encuentre estructurada uni-
versalmente por ese principio de la escasez, esta escasez se transforma en un
rasgo prominente del deseo cuando la abundancia interfiere con el problema de
la asignacion de valor y cuando la competencia estructura al deseo. Tomemos
otro ejemplo. Gerald tiene 46 anos y es escritor, periodista y poeta. Durante la
entrevista, hablo sobre la relacion intensa que habia mantenido con una mujer
que, a su vez, tenia varias aventuras sexuales en paralelo y se lo habia contado:

Gerald: Me dolia mucho que ella tuviera todas esas aventuras sexuales,
pero al mismo tiempo eso la volvia mas deseable, porque yo tenia que
ponerme a prueba todo el tiempo, nada se daba por sentado, y ademas,
yo quena creer... No, en realidad creia que yo era el que mas le gustaba,
con el que mas comprometida estaba.
Entrevistadora: O sea, justed sentia que competia con los otros hombres
que salian con ella?
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 119

Gerald: Absolutamente, todo el tiempo, eso era dificil, pero a la vez mas
excitante, porque ella asi era mas dificil; por lo tanto, de alguna manera,
vafia mas, porque yo senfia que nunca habia sido del todo mia.

Consideremos ahora el caso de Ronald, un artista y curador de 37 anos que me


dijo que practicaba el poliamor, o sea, que estaba involucrado al mismo tiempo
en varias relaciones de amor con distintas mujeres:

Entrevistadora: ^Cree que hay alguna mujer que podna haberlo impulsado
a preferir la monogamia? Se lo pregunto porque me acaba de decir que
no sabe si existe la mujer que lo pueda convertir en monogamo.
Ronald: Que pregunta dificil. Creo que si conociera una mujer como yo,
que no buscara una relacion exclusiva, que acumulara hombres como yo
acumulo mujeres, entonces, mmmhhh... Creo que me intrigana lo su-
ficiente como para querer estar solo con eUa.

Estas descripciones arrojan luz sobre los motivos para que un libro tan criticado
y ridiculizado como el manual lAs reglas deljuego, de 1995, haya tenido un exito
tan arrollador y se haya transformado en una suerte de fenomeno cultural, con
mas de dos millones de ejemplares vendidos. Lo que este manual pretende en-
senar es precisamente el arte de generar y mantener fimites frente a una situa-
cion estructural en la que los hombres controlan el encuentro heterosexual. De
acuerdo con las ensenanzas y predicas del manual, las mujeres deben ser exper-
tas en poner distancia para crear escasez y, por lo tanto, adquirir valor. Algunas
de las reglas que se proponen son las siguientes:•

• 02: N o abordes a un hombre (y no lo saques a bailar)


• 03: N o mires a los hombres ni hables demasiado con ellos
• 05: No lo llames y devuelve sus llamadas muy de tarde en tarde
• 06: Se siempre la primera en terminar la llamada y las citas
• 07: N o aceptes ninguna cita para el sabado a partir del miercoles
• 12: Deja de salir con el si no te hace un regalo romantico para tu cum-
pleanos o para el dia de los enamorados
• 15: N o precipites una relacion sexual, y otras reglas sobre la intimidad.
120 • Por que duele el amor

En el contexto de la postura polkica feminista de la igualdad y la dignidad, estas


reglas son ridfeulas y degradantes, pero el exito del libro merece cierta atencion.
Se puede explicar en funcion de que constituyen estrategias culturales para ge-
nerar escasez y, por lo tanto, aumentar el valor emocional de las mujeres en un
mercado en el que los varones controlan la esfera emocional femenina debido
a la mayor predisposicion de las mujeres al compromiso. Si bien el manual re-
presenta un intento muy torpe de corregir los desequilibrios estructurales entre
hombres y mujeres en la esfera emocional, lo cierto es que dajusto en el blanco
de ese desequilibrio emocional que exhiben las relaciones heterosexuales.
Asi, la abundancia es el efecto economico y emocional de un campo sexual
estructurado por la jerarqma y la competencia, un campo que transforma la
naturaleza del deseo, activandolo mediante el principio de la escasez, que, a su
vez, supuestamente refleja el valor y la posicion en el campo sexual. En conse-
cuencia, la abundancia sexual afecta al deseo y al deseo de desear.
Esto ultimo resulta todavia mas evidente en la segunda categona del miedo al
compromiso, la cual incluye a los hombres (y, en menor medida, a las mujeres)
que no logran alcanzar el deseo de interesarse en un solo objeto romantico.104

El miedo abulico al compromiso


La abulia se podna describir como un estadio mas avanzado en la cultura de la
abundancia, un estadio en el que la capacidad de querer o desear algo comienza
a fallar. A continuacion figuran algunos ejemplos tomados de Internet:

Querido Jeff: Hace un ano y medio que salgo con una chica, pero hace
poco empece a dudar y no puedo dejar de pensar en eso. Yo vengo de
una familia de padres separados y me parece que tengo demasiados pro-
blemas sin resolver y que al final me estan afectando. Mi problema es que
tengo dudas y miedo y a veces pienso que no puedo seguir, pero cuando
estoy con ella me siento mas contento y no pienso tanto en esas cosas. A
pesar de todo esto, sigo sintiendo que ella me importa y, por mas que
cambie mi humor, aunque este de buen o mal humor, ella me importa
mucho y la amo.
Me la imagino conmigo en el futuro, pero en este momento, esos
pensamientos recurrentes hacen que me cueste ser optimista. Si ya cono-
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 121

ces casos asi o tienes algun consejo que me pueda ayudar, ayudame,
porque no quiero cortar con ella.

Respuesta deJelf
En esta seccion de preguntas y respuestas casi nunca le digo a nadie lo
que debe hacer, pero en este caso, no puedo resistirme. iQ u e d a t e c o n
e s a m u j e r ! ^Por que lo digo? Porque tus motivos para cortar la relacion

tienen que ver con el miedo y con temas del pasado [...]. Toda persona
que acepta formar una relacion estable y monogama, o un compromiso,
o un matrimonio, inevitablemente empieza a cuestionarse si su pareja es
la mejor persona que pueda conocer. Es natural preguntarse si a mitad de
camino uno no va a conocer a alguien que pueda ser mejor que su actual pareja
(enfasis de la autora).1115

El siguiente material fue extraido de un foro de consejos amorosos por correo


electronico:

Hasta hace poco, yo siempre tenia la autoestima relativamente baja y


sentfa que todo lo miraba desde afuera, crefa que la gente no me vefa.
Esto te hace sentir mas inseguridad, al punto que te parece que no tienes
atractivo. N o hace falta aclarar que hace mucho que no estoy en pareja.
Cuando estas asi, sientes mucha soledad y ocupas la cabeza pensando en
como conocer a alguien, suponiendo que eso va a resolver todos los
problemas que tienes. En fin, no quiero enredarme con tantas teorias en
este momento. Lo principal es que, para mi, en las relaciones, uno esta
con una persona o no lo esta, no entiendo eso intermedio de estar entre
una cosa y otra. N o le atribuyo esto a ningun apuro ni a tener demasia-
das expectativas del matrimonio (mi historia familiar es bastante floja).
Mas bien me parece que, por mas incierto que sea el futuro cuando
empiezas a salir con alguien, siempre existe un tipo de vinculo que des­
pues hay que cortar para poder seguir sin pareja, por asi decirlo. En mi
caso, me da panico ser la persona que hace ese “corte”, supongo que esa es la ratz
de todos mis miedos. Me paralizo de terror alpensar que puedo lastimar a la otra
persona, y apenas te metes en una relacion de cualquier tipo, tienes que pensar
122 • Por que duele el amor

en los sentimientos de la otra persona. Esa responsabilidad me supera (enfasis


de la autora).

Las siguientes fueron algunas de las respuestas que publicaron otros usuarios:

[...] Tal vez debenas tratar de aprender que no hacefaltaprometerle la luna


y las estrellas a la otra persona para que te considere y que si las cosas no
salen como pensabas (algo que suele ocurrir), eso no significa que seas
una mala persona o una persona fracasada. jCom o eres en las situaciones
en que otros te piden algo? ^Te cuesta decir que no?
[...] En cuanto al compromiso, creo que tambien viene de prometer dema-
siado y por los motivos errados. Te preocupa que la otra persona se de
cuenta de eso. Tal vez tengas que aprender a presionarte menos desde el
principio. Buena suerte, Geo (enfasis de la autora).

Me estoy dando cuenta justo ahora de que yo tambien tengo fobia al


compromiso. Es un modelo que se repite en casi todas mis relaciones.
Entiendo que en gran parte viene del matrimonio y el divorcio de mis
padres, porque asocio inmediatamente las relaciones estables con el dolor
y el sufrimiento inevitable.
Amo todo lo que es el hombre con el que estoy saliendo, pero como
ya dijeron ustedes, me siento vada,Jria e insuficiente cuando pienso en el y en
lo que siento por el. Todos dicen que reconocer el problema y hablar de
eso es el primer paso, pero jcomo sigo? Esta ansiedad me esta arruinando
la vida. Tuve un ataque de panico tan fuerte que me desmaye. Tengo
terror de que me vuelva a pasar. Nunca habia oido que nadie se desma-
yara de panico (salvo Tony de Los Soprano). Necesito ayuda, en serio.
Cualquier consejo sera bienvenido. 106

Todos estos comentarios giran en torno a tres temas fundamentals. El primero


es la dificultad para sentir emociones y, por lo tanto, preferencia por un objeto,
sumada a la dificultad de concentrarse en una sola persona, problema este que
describo como una dificultad para asignar valor a un objeto. El segundo, sin
embargo, es que, lejos de ser hedonistas, los relatos reflejan una sensacion de
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 123

baja autoestima, un yo que duda de si mismo y que carece de recursos internos


demostrables para desear efectivamente lo que quiere. El ultimo tema se asocia
con la dificultad para proyectarse en el futuro, es dedr, con el caracter opresivo
de las promesas. Lo que se observa aqm es una forma profundamente conflic-
tuada de la individualidad, pues los actores quisieran desear con fervor algo que
no logran desear o suponen que se van a arrepentir de algo que desearon. Por
lo tanto, el miedo al compromiso se manifiesta como una falla en la estructura
de la voluntad y una incapacidad para conciliar sus propias emociones con la
voluntad de comprometerse. Mientras que en los casos anteriores estaban pre-
sentes las emociones, que formaban un ciclo de entusiasmo y novedad, aqm la
emocion parece carente.
El miedo y la ansiedad que sienten estos hombres (y la mujer del final) ema-
nan de una brecha enorme entre el ideal cultural de una relacion estable y la
falta de recursos para alcanzar ese ideal. Por lo tanto, la cuestion es comprender
cuales son los mecanismos que agotan esos recursos culturales necesarios para el
compromiso. Aunque la filosofia ha tratado de entender por que deseamos las
cosas que sabemos que nos hacen mal, aqm el problema reside en que estas
personas no pueden querer aquello que saben que les hara bien (se trata de un
caso de akrasia). En cierto sentido, lo que esta enjuego es la estructura del amor
y del deseo en su relacion con el nucleo mismo del yo. Segun Harry Frankfurt,
el amor y el afecto conducen intrinsecamente al compromiso, que a su vez es
un componente o una dimension de la voluntad, una estructura cognitiva,
moral y afectiva que nos permite vinculamos con un futuro y renunciar a la
posibilidad de maximizar nuestras opciones. El amor es vinculante porque

el caracter necesario del amor no limita el movimiento de la voluntad


mediante un brote imperioso de pasion o compulsion que la derrota o la
subyuga. Por lo contrario, dicha limitacion opera desde el interior de la volun­
tad misma. En efecto, no nos vemos sujetos a tales limitaciones debido a
una fuerza externa o ajena, sino a nuestra propia voluntad (enfasis de la
autora).107

Justamente esa es la voluntad que se ve afectada y desorganizada en los casos


anteriores, lo que a su vez se relaciona con el ultimo elemento de mi planteo: el
124 • Por que duele el amor

miedo al compronuso no es mas que una performance cultural en tomo al pro-


blema de la eleccion. El concepto de voluntad que evoca Frankfurt solo es viable
en la medida en que se hace eco de las instituciones sociales y los mecanismos de
seleccion. Cuando cambia esto ultimo, el poder de la voluntad “ interior” como
fuerza restrictiva tambien cambia. En el capkulo 2 se hace referencia a la ecolo-
gia y la arquitectura de la eleccion, es decir, a los mecanismos que configuran y
limitan la estructura de la voluntad. A continuacion, presentamos una serie de
repertorios y tecnicas culturales que se aplican para la toma de decisiones amo-
rosas y que constituyen la nueva arquitectura de la eleccion romantica.

La nueva arquitectura de la eleccion romantica


o la desorganizacion de la voluntad
En los mercados matrimoniales premodemos, las elecciones estaban configura-
das por la interaccion estrecha del yo con la familia y el entorno laboral. Tal vez
por ello, se trataba de elecciones vinculantes. Sin embargo, en los mercados
matrimoniales posteriores aparentemente se opera mediante una serie de en-
cuentros que parecen libres y carentes de restricciones entre personas que ejer-
cen su facultad de eleccion, la que se encuentra en demanda constante. Ahora
bien, dicha facultad, lejos de basarse en la pura emocion, supone la existencia
de un aparato afectivo y cognitivo de gran complejidad para evaluar las posibles
parejas, reflexionar sobre las propias emociones hacia esas personas y predecir la
capacidad propia de sostener esas emociones en el tiempo. La formacion de
parejas y de lazos de intimidad a partir de la era moderna no constituye un acto
de pura volicion, sino que tambien es resultado de un proceso de eleccion que
se funda en varios conjuntos complejos de evaluaciones."18 Sin duda, se podria
argumentar que el proceso de eleccion aqfu descrito no es esperificamente
moderno. Segun el historiador Alan MaeFarlane, en los diez anos que transcu-
rrian entre la pubertad y el matrimonio, los campesinos y siervos ingleses del
siglo x v i “ estaban pensando todo el tiempo en las invitaciones y solicitudes,
examinando sus sentimientos de manera constante. Comenzaban con cierto
coqueteo moderado y muchos atravesaban una serie de romances antes de que-
darse definitivamente con una persona en particular” . 109 N o obstante, el feno-
meno de la eleccion en la actualidad difiere bastante de este otro en tanto esta
caracterizado por tres elementos cuya combinacion le otorga un caracter deci-
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 125

didamente contemporaneo: primero, se ejerce en funcion de una gran cantidad


de opciones, ya sean reales o imaginarias, o ambas cosas; segundo, deriva de un
proceso de introspeccion en el que se ponderan las necesidades, las emociones
y las preferencias del individuo en cuanto a su estilo de vida; y tercero, emana
de una voluntad y de una emocionalidad individualizadas, que se unen y res-
ponden a la voluntad y la emocionalidad de la otra persona, con la necesidad de
renovarse de manera constante. En otras palabras, como las elecciones amorosas
no son del todo vinculantes, deben renovarse mediante una produccion conti-
nua y constante de sentimientos. El proceso moderno de seleccion romantica
se ve afectado por el problema de tener que navegar entre la supervision cog-
nitiva de las elecciones voluntarias y la dinamica involuntaria de los sentimien-
tos espontaneos. Precisamente porque los caracteriza la desregulacion de este
proceso, los mercados matrimoniales generan formas de la eleccion que se pa-
recen cada vez mas a las que operan en los mercados de consumo. A su vez, las
decisiones de consumo constituyen una categona cultural especifica que se
ejerce mediante una combinacion de deliberaciones racionales, refinamientos
del gusto y deseos de maximizar las utilidades y el bienestar.
Esta nueva arquitectura, sumada a la ecologia de la eleccion que se describe
en este capitulo y en el capitulo anterior, inhibe la decision y el compromiso.
A continuacion pasare a analizar los componentes de esta nueva arquitectura
que afecta a los hombres y, en menor medida pero definitivamente, tambien a
las mujeres.
Como ya se ha visto, el aumento y la abundancia de parejas sexuales imagi­
narias o reales constituyen una causa importante de las transformaciones en la
ecologia de la eleccion. Dichas transformaciones surgen como consecuencia de
la crisis en las normas endogamicas de caracter religioso, etnico, racial y social,
lo que en principio posibilita que cualquier persona ingrese en el mercado ma­
trimonial. 1111 Este fenomeno se ve acentuado por el incremento extraordinario
en la cantidad de parejas potenciales disponibles a traves de Internet. Tal abun­
dancia de opciones reales e imaginarias induce modificaciones cognitivas im-
portantes en la formacion de las emociones romanticas y en el proceso de
fijacion con un solo objeto amoroso. De hecho, las investigaciones realizadas
sobre los efectos de esa abundancia en el proceso de decision indican claramente
que la mayor disponibilidad de opciones no facilita sino que inhibe la capacidad
126 • Por que duele el amor

de comprometerse con un unico objeto en una sola relacion. Existen varios


motivos para explicar por que la capacidad de elegir y de comprometerse con
el objeto elegido atraveso cambios tan profundos en los ultimos tiempos. Una
de las transformaciones provocadas por la abundancia de oferta sexual y la liber-
tad de elegir consiste en que las personas hoy se ven obligadas a realizar una
tarea constante de introspeccion para establecer sus preferencias, evaluar sus
opciones y reafirmar sus sentimientos. Esto exige una forma racional de inspec-
cion de la propia interioridad que se ve acompanada por un regimen esencialista
(autentico) de toma de decisiones sentimentales en virtud del cual la decision
de formar pareja con otra persona debe tomarse sobre la base del autoconoci-
miento emocional y de la capacidad para proyectar esas emociones hacia el
futuro. Segun esta perspectiva, encontrar la mejor pareja posible implica elegir
a la persona compatible con ese yo esencialista, con el conjunto de preferencias
y necesidades que definen al yo. Un elemento fundamental en este concepto
de la eleccion es la idea de que, mediante la introspeccion, que supone una
toma de decisiones sujetas a un proceso hipercognitivo, se puede y se debe
realizar una evaluacion racional de la compatibilidad y las cualidades propias y
ajenas. De acuerdo con este modelo, la introspeccion supuestamente posibilita
la claridad con respecto a las emociones. En este sentido, representa una de las
principales caracteristicas de la seleccion de pareja, pues implica que tanto los
hombres como las mujeres deben conocer la intensidad y profundidad de sus
propios sentimientos, ademas de prefigurar el futuro de su relacion y las proba-
bilidades de exito o fracaso. A mi entender, la gran importancia que se le ha
otorgado culturalmente a la introspeccion por la via de la psicologia popular
constituye un intento cultural de elaborar tecnicas para la realizacion de elec-
ciones. Sin embargo, existen varias razones para poner en tela de juicio la capa-
cidad de realizar elecciones de ese modo.
(a) La psicologia cognitiva aporta gran cantidad de pruebas sobre la existencia
de sesgos cognitivos incorporados en el ser humano que impedinan la realizacion
de evaluaciones adecuadas, la introspeccion y el conocimiento acerca de lo que
uno quiere realmente, asi como la prediccion de los sentimientos futuros. En dos
estudios independientes, Timothy Wilson y Daniel Gilbert (entre otros especia-
listas en psicologia cognitiva) demuestran que las personas no contamos con los
recursos necesarios para efectuar lo que Gilbert denomina “ previsiones afecti-
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 127

vas” ,111 ni con la capacidad de saber lo que vamos a sentir, debido a los sesgos
cognitivos, es decir, a los errores sistematicos de pensamiento (como el sesgo de
la empada o el sesgo del impacto).
A continuacion, tomamos como ejemplo el caso de Eugene, un hombre
divorciado de 54 anos de edad que tuvo una relacion de dos anos con Suzanna,
de 38:

Eugene Es dificil, aunque la amo mucho.


Entrevistadora: ^Puede explicar por que es dificil?
Eugene: Bueno, ella quiere tener hijos y formar una familia, pero yo
siento que no puedo darle eso. Ya pase por eso, ya vi como es. Durante
mucho tiempo tuve dudas y lo pense infinitamente, analice lo que me
pasaba todo lo que pude, pero lo increfule es que no logre ver de nin-
guna manera lo que quena hacer. Yo la amo en serio, pero no quiero
una familia nueva. Y al final, como yo no podia decidir, no podia deter-
minar lo que queria, terminamos cortando la relacion. Yo la deje. Tal
vez ella podna haber seguido as^ por un tiempo, pero send que no tenia
derecho a retenerla, porque ella necesita formar una familia con otro
hombre, pero es el dia de hoy que no se si hice bien, todavia no se real-
mente que queria yo.

Este hombre no puede tomar una decision, a pesar de haber realizado un largo
proceso de introspeccion, lo que paralizo su voluntad al mismo tiempo que
activo su capacidad racional de evaluar situaciones. Cabe citar aqm las palabras
del poeta Theodore Roethke, tal como las recuerda el psicologo Timothy Wil­
son: “ La contemplacion de si mismo es una maldicion/ Que empeora cualquier
vieja confusion” .112 Eugene esta esperando una suerte de revelacion emocional
que no puede lograr mediante la introspeccion racional porque el yo no es una
entidad “ dura”, fija y cognoscible con contenido y bordes bien delimitados. En
realidad, se trata de una entidad social y pragmatica, que constantemente se ve
transfigurada por las circunstancias y por el accionar de los otros. Al efectuar
una introspeccion, intentamos descubrir deseos o necesidades de caracter fijo,
pero esos deseos y esas necesidades estan en un proceso constante de transfor-
niacion en respuesta a las situaciones. Por ello, la introspeccion interfiere con la
128 • Por que duele el amor

capacidad de sentir emociones plenas e intensas, activada mediante circuitos


cognitivos no racionales.
(b) En el ambito de las relaciones romanticas y las elecciones de consumo, la
gran cantidad de opciones con frecuencia acarrea un proceso muy extenso de
busqueda de informacion para decidir entre varias posibilidades distintas, lo que
podria ser una forma de pensamiento conocida como “ racionalidad” y podria
asociarse con la masculinidad. Esas tecnicas de busqueda de informacion tan
racionales y tan atravesadas por procesos cognitivos, lejos de facilitar la toma de
decisiones, la complican, debido a un problema que los especialistas en psico-
logia cognitiva denominan “ sobrecarga de informacion” . Entre ellos, Gary
Klein ha demostrado que el exceso de opciones motiva a las personas a efectuar
comparaciones, lo que a su vez disminuye la capacidad de tomar decisiones
rapidas, que se basan en la intuicion. Estas ultimas son mas inmediatas, requieren
la activacion de las emociones, emplean los conocimientos tacitos que se acu-
mulan de modo inconsciente a lo largo del tiempo y suponen una predisposi-
cion a asumir riesgos.113 En cambio, la evaluacion y la comparacion de opciones
implican la descomposicion del objeto, la persona o la situacion en distintos
elementos y el intento de analizar y ponderar esos atributos mediante un cotejo
entre distintas opciones, ya sean reales o imaginarias. Esta forma de evaluacion
no se basa en un juicio integral, sino en una serie de datos fragmentados. En
consecuencia, el objeto es sometido a un proceso de fragnientacion para ser
evaluado en funcion de sus componentes discretos y separados, lo que empana
la capacidad de evaluacion intuitiva, concebida como una forma de tomar de­
cisiones que no reviste caracter formulable ni proposicional, y asi atrofia la ca­
pacidad de entablar un compromiso emocional solido. En efecto, la intuicion
es necesaria para tomar decisiones y realizar evaluaciones que no pueden efec-
tuarse racionalmente porque la ponderacion formal de las opciones no les aporta
fuerza ni intensidad a las emociones individuales. La formulacion de motivos y
la descomposicion del objeto en sus elementos disminuyen la intensidad emo-
cional de las decisiones, lo que nos permite especular sobre la capacidad misma
de comprometerse. La obtencion de motivos o razones en el proceso para la
toma de decisiones puede provocar una perdida de la conexion con la capacidad
de reaccionar emocional o intuitivamente, ya que, al efectuar una introspec-
cion, se divide al estimulo en distintos atributos. Segun el estudio realizado por
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 129

Wilson y Schooler, “ existen pruebas de que, al evaluar un estimulo en distintas


dimensiones, las personas moderan esa evaluacion" (enfasis de la autora).114
(c) A partir de estas reflexiones, resulta muy interesante observar que la eva­
luacion racional de determinado objeto (o persona) tiende a moderar y mitigar
los aspectos positivos de la apreciacion. En otras palabras, el acto de someter los
atributos de los objetos o las personas a un proceso de cognicion reduce su
atractivo emocional. Timothy Wilson y Jonathan Schooler describen experi-
mentos en los que se demuestra que el gusto y la evaluacion, dos fenomenos
basados en operaciones mentales no cognitivas, pueden verse afectados por las
evaluaciones verbales introspectivas (es decir, por la explicacion interna de los
criterios evaluativos). A su vez, estas evaluaciones verbales introspectivas miti-
garian la evaluacion global positiva del estimulo."5 Esto se debe a dos procesos
que estanan funcionando en ese momento. El primero se relaciona con la inter-
ferencia entre los modos verbales y no verbales de evaluacion. Cuando los ver­
bales reemplazan a los no verbales, tiende a disminuir la capacidad no verbal del
gusto. Por ejemplo, la degustacion y la apreciacion visual de las comidas se lo-
gran mejor cuando las sensaciones no son verbalizadas. El segundo proceso se
relaciona con que la posibilidad de comparar entre muchas opciones tiende a
moderar los sentimientos hacia una sola de ellas.116
De acuerdo con Wilson y Schooler, el proceso de repasar las razones, o sea, de
verbalizar las motivaciones de una eleccion en particular, podria reducir la capa­
cidad para tomar una decision intuitiva. En ese sentido, una cultura de la eleccion
con un grado elevado de verbalizacion podna disminuir considerablemente la
capacidad de sentirse atraido hacia un vinculo emocional sin ningun motivo y de
adoptar un compromiso basado en la intuicion. En este caso, lo que se ve afectado
es la practica cultural de la intuicion.
Todas estas observaciones se pueden conectar con otros hallazgos en el
campo de la sociologia del matrimonio. Si bien las tasas de convivencia prema­
rital han registrado un gran aumento, el 40% de esas relaciones dura menos de
cinco anos, y la mayoria dura apenas dos anos o menos. Ademas, mientras que
el 55% de los concubinatos deriva luego en el matrimonio, se trata de parejas
que presentan una mayor probabilidad de divorciarse.117 Hombres y mujeres
suelen concebir el concubinato como algo motivado por el deseo de resolver
una decision relacionada con el matrimonio o el compromiso a largo plazo. Sin
130 • Por que duele el amor

embargo, la creacion de las condiciones reflexivas sobre las que se funda tal
decision podria ser incompatible con el compromiso en s^ mismo (o al menos
no estar necesariamente vinculada con el), puesto que este ultimo deriva de una
estructura cognitiva y emocional diferente de aquella que es promovida por la
introspeccion y el autoconocimiento. Se ha comprobado que el concubinato
previo al matrimonio tiende a reducir de manera asimetrica el compromiso de
los varones con sus parejas,118 a asociarse con un grado menor de satisfaccion
matrimonial y a aumentar las probabilidades de divorcio.119
(d) El efecto mas significativo de la abundancia en el proceso de eleccion es
que la gran cantidad de opciones disponibles deriva en un fenomeno que el
economista Herbert Simon define como un desplazamiento de la satisfaccion
a la maximizacion. Los agentes que buscan satisfaccion se conforman con la
primera alternativa disponible que les resulta “ suficientemente buena” , 120
pero los agentes que buscan maximizacion pretenden encontrar la mejor al-
ternativa de todas. Se ha demostrado en varios experimentos que la mayor
abundancia de alternativas no simplifica la eleccion, sino que la complica,
debido precisamente a esto ultimo. Barry Schwartz plantea que uno de los me-
canismos centrales de la mentalidad “ maximizadora” reside en la prevision de
cierto arrepentimiento y en la sensacion de pagar aqueUo que en economia se
conoce como el “ costo de oportunidad”. La abundancia de alternativas genera
apafia porque el deseo de maximizar las opciones y la prevision de cierto arre-
pentimiento por las oportunidades perdidas121 afectan la energia de la voluntad
y a la capacidad de elegir.
A continuacion, tomamos como ejemplo el caso de Philippe, un matematico
de 48 anos que vive en Nueva York hace 25 anos:

Entrevistadora: ^Cuales fueron las historias de amor mas importantes de su


vida?
Philippe: Bueno, depende de lo que quiera decir eso. Podria decir que
fueron las cinco mujeres que vivieron conmigo, pero tambien podria
decir que no fue ninguna, porque con todas y cada una de ellas siempre
tuve el mismo problema: que nunca logre sentir que fueran “ la mujer
ideal” , la mujer indicada, la unica. ^Me entiende?
Entrevistadora: No, <a que se refiere con eso?
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 131

Philippe: Bueno, por ejemplo, con una de ellas vrn dos anos, temamos
una relacion excelente, charlas muy interesantes, nos re^amos, viajabamos
juntos, cocinabamos, nos sentiamos muy comodos, pero cuando eUa em-
pezo a decir que queria tener hijos, tuve que preguntarme que sentia por
ella en serio, y no pod^a sentir esa especie de... “ jguau!” , ese sentimiento
que me imagino que uno debe sentir para tomar semejante decision.
Entrevistadora: que se refiere?
Philippe: A que debena sentir que es la mujer de mi vida, que tengo que
estar con ella o sere un infeliz, que es la mujer mas increible que puedo
conseguir, pero yo no podia sentir eso. Siempre sentia que, si no era ella,
iba a aparecer otra [risas], Tal vez me engano, pero siento que hay mu-
chisimas mujeres lindas e inteligentes que siempre me van a desear. Pero
lo triste de todo esto es que tambien creo que no existe esa mujer increi-
ble y unica que me haga perder la cabeza.

Los comentarios de este hombre denotan que la multiplicidad de opciones mi-


tigo su capacidad de sentir emociones intensas por una mujer. En un mercado
en el que todas las alternativas son buenas, cuesta encontrar una solucion que
supere a todas las demas, porque la capacidad de sentirse arrastrado por los sen-
timientos hacia esa eleccion deriva de la sensacion de que las alternativas son
limitadas o de que uno ha identificado la mejor oferta.
Otro ejemplo del papel que cumplen la percepcion de las alternativas, el
incremento real de las opciones y el consiguiente deseo de maximizar los bene-
ficios en el proceso de busqueda de una pareja para toda la vida puede obser-
varse en un articulo de alto contenido informativo sobre el amor moderno que
publico Diane Spechler en el New York Times, Alti se relatan las aventuras de
uno de sus alumnos (que tambien fue su amante) en la busqueda de pareja a
traves de un programa televisivo creado para esos fines: “ Los directores de cas­
ting habian empezado a analizar las respuestas de mi alumno a los cuestionarios,
a revisar cientos de formularios completados por mujeres y a enviarle por correo
electronico las fotos de las posibles candidatas”.122 Aunque el hombre tiene una
relacion muy satisfactoria con la narradora, se inscribe en el programa y revisa
cientos de perfiles femeninos para seleccionar sobre la base del aspecto fisico (ya
que algunas no son “ lo suficientemente atractivas”) y de la compatibilidad psi-
132 • Por que duele el amor

cologica. El programa de television refleja la situacion actual de la eleccion


fundada en los datos que se obtienen antes del primer encuentro. Al final, al
hombre lo expulsan del programa por ser demasiado “ selectivo”, cualidad esta
que se habia reforzado gracias a las condiciones mismas de la seleccion. La se-
lectividad, que aparentemente afecta a todo el campo de las elecciones amoro-
sas, no constituye un rasgo psicologico sino que es el efecto de la ecologia y la
arquitectura de la eleccion, en tanto se ve fundamentalmente motivada por el
deseo de maximizar las opciones en condiciones en que la variedad de alterna-
tivas se ha vuelto casi inmanejable.
Ahora bien, el compromiso tiene elementos instrumentales y elementos afec-
tivos.123 Las personas que realizan su proceso de eleccion en el mercado matri­
monial claramente tratan de combinar las dimensiones racionales y emocionales
de tal proceso. N o obstante, parecena que la dimension afectiva del compro­
miso es, en ultima instancia, la mas fuerte, pues se ha demostrado que el com-
promiso no puede ser una decision racional. El proceso en que la arquitectura
de las elecciones amorosas se ve afectada por un incremento constante en la
cantidad de parejas potenciales reduce la capacidad de sentir un compromiso
afectivo solido, pues moviliza procesos cognitivos que interfieren cada vez mas
con las esferas de la emocion y la intuicion, lo que las debilita.
(e) Las caractensticas de la eleccion que se describen en el presente capitulo
constituyen las condiciones sociologicas y cognitivas que dan lugar a ese estado
psicologico conocido como ambivalencia. Mientras que la ambiguedad remite a
una propiedad de la cognicion (es decir, la incertidumbre acerca de la naturaleza
de un objeto), la ambivalencia remite a un estado emocional. Para Freud, la
ambivalencia era una propiedad universal de la psiquis y representaba una mezcla
de amor y odio, mientras que el filosofo David Pugmire la define en terminos
mas generales como la existencia simultanea de dos sentimientos conflictivos por
el mismo objeto.124 Sin embargo, se podna afirmar que la ambivalencia romantica
contemporanea presenta nuevamente una diferencia: ahora se trata de sentimien-
tos mitigados, de un estado que podna describirse como una “ ambivalencia
impasible”, pues incluye una de las principales tonalidades emocionales ya men-
cionadas: la abulia. La ambivalencia contemporanea puede adoptar varias fomias,
a saber: la falta de claridad sobre lo que uno siente por otra persona (^Esto es
amor verdadero? ^En serio quiero pasar el resto de mi vida con esta persona?); la
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 133

presencia de sentimientos conflictivos entre s^ (como el deseo de explorar nuevas


relaciones sin cortar la relacion actual); o la expresion en palabras de determina-
dos sentimientos que uno no llega a sentir efectivamente (me encanta estar con
esa persona, pero no logro comprometerme en un ciento por ciento). La ambi-
valencia no es un caracter intnnseco de la psiquis sino una propiedad de las ins-
tituciones que organizan nuestras vidas. Los modelos institucionales con
frecuencia son responsables de nuestro deseo de bienes contradictorios, como el
amor y la autonomia; el cuidado y la independencia, tal como se los expresa en
dos instituciones distintas: la familia y el mercado. Ademas, la cultura no propor-
ciona una jerarquizacion clara de los bienes que compiten entre si. Como senala
Andrew Weigert, “ si los rotulos conceptuales que se emplean para interpretar las
experiencias emotivas primarias se contradicen entre si, como resultado se obtie-
nen emociones mitigadas” .125 La ambivalencia surte un efecto directo sobre las
emociones y los sentimientos: “A falta de sentimientos firmes acerca de quienes
somos, nuestras acciones son vacilantes, entrecortadas y truncas” . 126 Robert Mer­
ton, uno de los primeros sociologos que se ocuparon de la ambivalencia, plantea
que podria ser causada por un conflicto de expectativas de caracter normativo
dentro de un mismo rol, sin que tales contradicciones necesariamente debiliten
ese rol. Es mas, Merton argumenta que la ambivalencia puede resultar funcional
para el orden social. A mi juicio, efectivamente resulta funcional para una situa-
cion en que las opciones son cada vez mas abundantes y no estan delimitadas por
un marco temporal bien definido. Sin embargo, aunque la ambivalencia tal vez
no represente un problema, Merton sostiene que “puede sobrevenir la indecision
y bloquear la accion. El problema es la abulia, aunque el dolor es la ambivalen­
cia” .l27 Como el deseo no puede quedar fijado en un solo objeto ni desear aque-
llo que de hecho ansia, se toma dividido contra si mismo.

El cumplimiento de las promesas


y la arquitectura actual de la eleccion
Las caracteristicas mencionadas dan cuenta, al menos en parte, de los motivos
por los que el compromiso y el cumplimiento de las promesas se han transfor-
mado en dos aspectos tan problematicos de la humanidad. N o quiero decir con
esto que no lo fueran en el pasado ni que afecten todos los dominios de la vida
social. El cumplimiento de las promesas, por ejemplo, puede considerarse como
134 • Por que duele el amor

uno de los grandes logros psicologicos e institucionales de la modernidad, sobre


todo en la esfera de las operaciones economicas. En cambio, si me interesa plan-
tear que la naturaleza de la voluntad romantica se ha modificado y que su rasgo
caractenstico hoy en dia es la desconexion entre la experiencia emocional/sexual
y el compromiso. De acuerdo con Amartya Sen, el compromiso se define en
funcion de que “ mete una cuna entre la eleccion personal y el bienestar perso­
nal” . 128 En otras palabras, comprometerse significa realizar una eleccion en la que
se renuncia a la posibilidad de aumentar el propio bienestar. El compromiso
implica una capacidad esperifica de proyectarse en el futuro, la capacidad de fre-
nar el proceso de busqueda y toma de decisiones desistiendo de encontrar mejo-
res candidatos. Esto se da cuando una eleccion actual parece la mejor posible o
cuando la persona se conforma con una opcion “ suficientemente buena” y re­
nuncia a la posibilidad de hailar otra alternativa que la supere. Por lo tanto, en
cierta medida, el compromiso y el amor se encuentran profundamente entrelaza-
dos, al menos en terminos subjetivos. Como explica el filosofo Jean-Luc Marion,
“ amar provisoriamente es un sinsentido [...]significa [...] no amar en absoluto,
[es una] contradiccion performativa” .129 Amar, segun Marion, es querer amar
siempre. De ah surge la siguiente pregunta: ^En que momento y por que motivo
las elecciones dejan de incluir la fuerza emocional que vincula a la persona con el
futuro? El compromiso esta orientado hacia el futuro, pero se trata de un futuro
en el que la persona supone que sera y querra aquello que es y quiere en el pre­
sente. Tal es la estructura temporal de las promesas. En palabras de Randall Craig:

En este sentido, las promesas no son menos inestables que otras enuncia-
ciones; de hecho, lo son aun mas porque ademas estan caracterizadas por
una disyuncion temporal. El momento locutorio de la promesa es el
presente, pero la fuerza ilocutoria esta orientada hacia el futuro y es de
caracter eventual [...]; toda promesa asume la fecha en la cual se formula
y sin la cual careceria de validez.

En consecuencia, “ el presente de la promesa siempre es pasado con respecto a


su realizacion”.130 Esta disyuncion temporal imaginaria es precisamente lo que
se encuentra en cuestion hoy en dia dentro de la estructura cultural del yo,
debido a que el relato de la identidad, configurado por la cultura psicologica
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 135

moderna, ha descartado, o al menos desgastado, los modos performativos y ri-


tuales de elaborar emociones.
En este sentido, el rito puede definirse de la siguiente manera:

El universo “ como si” del rito, el subjuntivo, no requiere de un acto


previo de comprension ni de una solucion previa a la ambiguedad con­
ceptual. Con simplicidad y elegancia, la performance hace a un lado el
problema de la comprension a fin de permitir la existencia de un orden
que no necesita de entendimiento. En este sentido, se parece a ciertas
decisiones que debemos tomar para accionar luego en concreto, cuando
aceptamos que ya hemos alcanzado el limite de la comprension posible
y decidimos accionar aunque esa comprension sea incompleta (como
siempre debe ser). Esto vale tanto para las intervenciones medicas como
para las inversiones financieras, los compromisos matrimoniales, las de-
claraciones de guerra o la construccion de una autopista, vale para casi
todas las formas de accionar humano.131

En otras palabras, el proceso de eleccion regulado por el rito se opone al proceso


fundado en un regimen de autenticidad, introspeccion y ontologia emocional.
En el primer caso se concibe el compromiso como un logro performativo ge-
nerado por un acto de voluntad y una serie de ritos que responden a conven-
ciones sociales. En el segundo, como el resultado de una introspeccion basada
en las emociones “ autenticas” . Asi, el cumplimiento de las promesas resulta ser
una carga para el yo porque, en un regimen de autenticidad, las decisiones deben
reflejar su “ mas profunda” esencia emocional y deben seguir la dinamica de la
“autorrealizacion” . Como esta debe darse en una progresion de cambios y de-
sarrollo personal, cuesta mas imaginarse como sera el yo en el futuro. En este
sentido, la autorrealizacion presupone la discontinuidad potencial del yo: tal vez
>"anana sea algo que hoy no soy. El ideal cultural de la autorrealizacion requiere
que las opciones se mantengan abiertas para siempre y supone un control basi-
camente inestable del yo, en virtud del cual desarrollarse y crecer implican que
d yo de manana debe ser distinto del actual. En el ideal de la autorrealizacion,
110 se sabe lo que uno mismo puede querer manana porque, por definicion, se
d«conocen las formas multiples y superiores que puede adquirir el yo. Como
136 • Por que duele el amor

senalan el sociologo Robert Bellah y sus colegas, “ el amor que nos debe man-
tener unidos esta arraigado en las vicisitudes de nuestra subjetividad” .132
El ideal de la autorrealizacion constituye una fuerza institucional y cultural
muy potente: es lo que impulsa a las personas a renunciar cuando el trabajo no
las satisface y a separarse cuando en su matrimonio no hay amor, a participar en
seminarios de meditacion, a dedicarles mucho tiempo y dinero a las vacaciones,
a consultar a un psicologo, etcetera. En esencia, presenta al yo como un blanco
en perpetuo movimiento, como algo que necesita ser descubierto o logrado.133
Por ejemplo, en una columna de opinion del New York Times, un hombre sol-
tero escribio lo siguiente sobre su decision de no entrar en el universo del
matrimonio y lo domestico: “Una de las cosas mas dificiles de contemplar es la
vida que no tuvimos, los caminos que no recorrimos, el potencial que dejamos
sin realizar”. 134 Asi, el ideal de la autorrealizacion trastoca y contradice la con­
cepcion del yo como una entidad fija y constante, digna de valor precisamente
por esos rasgos. Autorrealizarse significa no comprometerse con ninguna iden-
tidad fija y, sobre todo, no comprometerse con un solo proyecto de desarrollo
del yo. En otras palabras, dicho ideal afecta la capacidad y el deseo mismos de
proyectarse en una lmea recta y continua.135 Quiza sea haciendose eco de este
ethos que Derrida plantea lo siguiente:

Una promesa es siempre excesiva. Sin este exceso esencial, retornaria a


una descripcion o conocimiento del futuro. Su acto tendria una estruc-
tura constativa y no performativa. Pero este “ demasiado” de la promesa
no pertenece a un (prometido) contenido de una promesa que yo seria
incapaz de guardar. Es dentro de la estructura misma del acto de prometer
donde este exceso viene a inscribir una suerte de irremediable turbacion
o perversion. Esta perversion, que es tambien una trampa, sin duda deses-
tabiliza el lenguaje de la promesa, lo performativo como promesa; pero
tambien lo vuelve posible, e indestructible. De alb el aspecto incretble, y
comico, de cada promesa, y este apasionado intento de conciliarse con la
ley, el contrato, el juramento, la declarada afirmacion de fidelidad.136

El comentario de Derrida sobre el cumplimiento de las promesas en cierta me-


dida es sintomatico del profundo cambio en la estructura del compromiso en la
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 137

actualidad, cambio este que se encuentra profundamente entrelazado con la


ecologia y la arquitectura de la busqueda de pareja en la modernidad. Mientras
que en el universo deJane Austen las promesas demostraban la moral del carac-
ter, en los testimonios que hemos citado las promesas generan una sensacion
abrumadora de opresion. En efecto, se han transformado en una carga para el
yo. El cumplimiento de las promesas funde el futuro en el presente y el presente
en el futuro, pero hoy en dia el futuro es abierto y basicamente incierto. La
dificultad relacionada con la formulacion de promesas se relaciona a su vez con
los cambios profundos en los modos de incorporar el futuro a la estructura
emocional del amor moderno. La principal caractenstica de las relaciones de
intimidad modernas, que Anthony Giddens recibe como preludio de la demo-
cracia,137 es que pueden verse interrumpidas en cualquier momento si dejan de
guardar una correspondencia con las emociones, los gustos y la volicion.'38 En
ese contexto cultural, las promesas pueden volverse “ comicas” . El compromiso
se ejerce en el marco de la eleccion como principal metafora organizadora de
la personalidad. Las promesas, al menos en el contexto amoroso, se tornan co­
micas cuando las relaciones se basan en el ejercicio permanente de la eleccion
y cuando esa eleccion se funda en un regimen emocional esencialista, es decir,
en la concepcion de que las relaciones deben ser entabladas sobre la base de las
emociones sinceras, que deben precederlas y constituirlas en toda su extension.
La transformacion en las estructuras de la voluntad y en el compromiso ha
dado origen a nuevas formas de relacionarse, tales como el sexo ocasional y lo
que en ingles se conoce como b t p (Boyfriendy Type Person o “ casi novio”),
que institucionalizan la ambivalencia y la dificultad para efectuar una eleccion.
El diccionario virtual de expresiones coloquiales Urban Dictionary define b t p de
la siguiente manera:

b t p : Sigla de Boyfriendy Type Person. Tu b t p todavia no es tu novio, pero

es mas importante que un tipo con el que te acuestas de vez en cuando.


Este termino se usa en esa etapa intermedia en la que todavia no llegaron
a ser “ novios” oficialmente. El b t p es un tipo al que aun no te atreves a
llamar “ novio” , pero lo vienes viendo con mucha frecuencia y hablas por
telefono con el. Ambos sienten algo fuerte por el otro, pero todavia no
dieron el gran paso de formar una pareja. N o hace falta que tengan rela-
138 • Por que duele el amor

ciones sexuales, y puede ser que uno o los dos esten saliendo al mismo
tiempo con otras personas, sin considerar que haya “ infidelidad”, aunque
si eres tu tal vez te de un poco de culpa, o te enojes un poco si te enteras
de que el sale con otras, porque la relacion va cada vez mas en serio. Es
un termino que usan mucho las personas con fobia al compromiso. El
equivalente femenino es g t p . 139

Por ironicas que parezcan, estas definiciones indican una transformacion en los
modelos de conexion entre hombres y mujeres, pues dos elementos centrales
como lo eran la voluntad y el compromiso se han visto modificados por una
situacion de eleccion en la que el yo tiene ante si un gran numero de posibili-
dades y no puede proyectarse en una lmea recta continua que una al presente
con el futuro.
Para dar cuenta de la especificidad cultural que reviste este miedo al compro­
miso, podriamos compararla con la decision de Kierkegaard al terminar su re­
lacion con Regine Olsen. Sus motivaciones aun son objeto de debate: algunos
creen que tuvo que ver con su profunda vocacion religiosa; otros, que fue por
su depresion y su melancolia cronica, o la preocupacion de no poder hacerla
feliz. Al parecer, Kierkegaard estaba comprometido con una etica inflexible de
la autenticidad religiosa: temia que su matrimonio fuera una mentira porque
seria incapaz de compartir con su esposa muchos aspectos de su propia vida
interior. 14,1El tema de la eleccion no aparece en su decision de romper el com­
promiso: no se pregunta si ella era la mejor opcion, si era la mujer de su vida ni
si era “ demasiado pronto para sentar cabeza” . En el caso de Kierkegaard, la
ruptura del compromiso constituye un modo de reafirmar la fuerza de su vo-
luntad, no la debilidad. Este ejemplo sirve para ilustrar las diferencias posibles
en el contenido cultural del “miedo al compromiso”, pues es factible que en
algunos casos no contenga como elemento la tematica de la “ eleccion”.

La abundancia sexual y la desigualdad emocional


Si bien hombres y mujeres han adoptado la libertad como el valor y la practica
institucional mas fundamentals de la subjetividad en las relaciones modernas de
intimidad, unos y otras han tomado caminos diferentes, lo que les ha propor-
cionado distintas formas de estatus. Asimismo, la nueva ecologia y la nueva
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 139

arquitectura de la eleccion sexual afectan el equilibrio entre uno y otro genero.


Existen numerosos estudios que coinciden en demostrar que los hombres man-
tienen relaciones sexuales de caracter ocasional con mas frecuencia y, por lo
tanto, presentan una actitud mas positiva frente a dichas relaciones.141 Algunas
investigaciones senalan que los varones le prestan mas atencion al atractivo fi-
sico,142 mientras que otras indican que las mujeres necesitan un mayor grado de
compromiso emocional para mantener relaciones sexuales.143 Los hombres estan
mucho mas motivados por el sexo “ que las mujeres, quienes tienden a valorar
mas la intimidad, el amor y el afecto” , concepcion esta que nos remite al frag-
mento de Maureen Dowd con el que comienza el presente capitulo.144
Por lo general, se considera que estos hallazgos senalan una diferencia en los
impulsos biologicos de hombres y mujeres. N o obstante, a mi entender, la bio-
logfa evolucionista busca en la “ naturaleza” un justificativo para la organizacion
social contemporanea. Si el analisis presentado en este capitulo es correcto, la
sexualidad se canaliza por distintas vfas en hombres y mujeres, s e ^ n las dife-
rentes estrategias para obtener un mejor estatus: en el caso de los varones, la
sexualidad ha pasado a ser el escenario primordial para el ejercicio del estatus
masculino (vinculado con la autoridad, la autonomia y los lazos solidarios con
otros varones); en el caso de las mujeres, la sexualidad sigue siendo un factor
subordinado a la reproduccion y el matrimonio. Asi, la sexualidad masculina y
la femenina ofrecen una conexion fundamental con el poder social, pero las
estrategias adoptadas por unos y otras son distintas. La desregulacion de la sexua­
lidad en el contexto de un patriarcado debil y cuestionado, pero presente al fin
en la organizacion de la familia y la economfa, divide los caminos del encuentro
sexual entre la sexualidad acumulativa y el exclusivismo emocional. Estas dos
estrategias sexuales no solo son “ diferentes” , sino que ademas otorgan una ven-
taja considerable al grupo de los hombres que dominan el campo sexual (debido
a su ocupacion, su poderio economico, su competencia sexual, etcetera), pues
en el contexto de una sexualidad desregulada, la acumulacion proporciona una
ventaja estrategica y un poder mayor que el exclusivismo.
En efecto, el exclusivismo emocional femenino supone tambien un apego
emocional. El deseo de exclusividad deja a las mujeres en condiciones mas pro-
pensas a sentir y expresar emociones de manera mas pronta y mas intensa. Como
la eleccion sexual femenina se vincula con el hecho de que el estatus socioeco-
140 • Por que duele el amor

nomico de la mujer depende mas de un hombre soltero cuando se encuentra en


juego la maternidad, las mujeres son mas proclives a presentar un grado de ex-
clusivismo sexual y emocional.145 En cambio, la sexualidad acumulativa se ve
acompanada de un desapego emocional por varias razones, a saber: si la sexuali­
dad es acumulativa, el desapego es una conducta mas adaptativa (pues el apego
emocional acumulativo seria demasiado costoso); la acumulacion cronologica o
simultanea de parejas sexuales tiende a mitigar los sentimientos exclusivos por
una sola de esas parejas debido a la exposicion a multiples experiencias; y, por
ultimo, el desapego constituye una forma de ostentacion del capital sexual frente
a los otros varones. En otras palabras, la sexualidad acumulativa (como indicador
de estatus masculino) se ve acompanada por el desapego emocional masculino,
que a su vez cumple una funcion importante en el miedo al compromiso, el cual
expresa la ecologia y la arquitectura masculinas de la eleccion, y el consiguiente
control que les proporcionan sobre el encuentro heterosexual. En mas de un
sentido, la sexualidad acumulativa supone un desapego emocional.
En el articulo de Marguerite Fields que ya citamos, y que se publico en el
New York Times, encontramos un ejemplo elocuente: “ A veces, ellos no me
gustan, o me dan miedo, y muchisimas iveces me aburren, pero el miedo, el
rechazo o el aburrimiento nunca aplacan ese deseo subyacente de que algun
hombre se quede, o al menos diga que se va a quedar, por un tiempo prolon-
gado” .146 Este texto ofrece un ejemplo contundente de la asimetria entre los
hombres y las mujeres, precisamente en terminos del deseo femenino de com-
prometerse y de que los hombres se comprometan con ellas.
Estas caracteristicas de las estrategias sexuales masculinas y femeninas dispo-
nen las condiciones para lo que aqui denomino “ desigualdad emocional” : la
sexualidad acumulativa proporciona a los varones la ventaja estructural de rete-
ner sus emociones y de ser mas renuentes que las mujeres a comprometerse en
una relacion unica, pues cuentan con una mayor variedad y cantidad de candi-
datas para elegir (en terminos de lapso temporal y de caracteristicas demografi-
cas). El siguiente texto presenta un ejemplo de dicha desigualdad emocional.
Alli, una usuaria de Internet aconseja a otra mujer de la siguiente manera:

Creo que tienes razon en dudar de imponer el compromiso a un fobico


al compromiso. Mi marido le tenia terror, me dejaba o cortaba conmigo
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 141

cada vez que apareria una nueva etapa del compromiso (cuando yo quise
empezar una relacion mas estable, cuando quise que vivieramos juntos,
cuando quise casarme y, aun despues, cuando quise tener hijos). Al final,
acepto el compromiso cuando nacio nuestro hijo, pero despues de un
tiempo a mi empezaron a molestarme algunas cuestiones, porque siempre
haHa sido la mas proactiva en la relacion. Al final, empece a dudar de
que me amara. Es un asunto que el necesita resolver en terapia, si real-
mente quiere, cosa que no se sabe. Hoy en dia, yo estoy yendo a terapia,
tratando de resolver mis asuntos. Y puede ser muy doloroso (y, en mi
caso, puede exacerbar las dudas propias) si una trata de fundar una rela-
cion estable con un hombre como el. En fin, esa es mi experiencia.
[Firma:] comprometida infeliz.147

El relato de esta mujer (y su seudonimo) describen un estado de desequilibrio


y desigu aldad emocional entre varones y mujeres, ademas del intento de resol­
ver dicha desigualdad por medio de la psicoterapia. Este fenomeno se configura
en el contexto de la desregulacion en las relaciones heterosexuales, de los cam­
bios en las condiciones para hombres y mujeres, y de la mejor posicion en el
campo sexual para aquellos actores que tienen mayor cantidad de opciones
disponibles, ya sea por su atractivo sexual, su juventud, su nivel educativo, sus
ingresos o una combinacion de estos factores.
Los terminos de la negociacion entre hombres y mujeres se ven determinados
por la posicion emocional en la transaccion romantica. Mientras que en el siglo
XIX la masculinidad se manifestaba mediante la estabilidad emocional y la exhi-
bicion casi ostentosa de la capacidad para fomiular y cumplir promesas, la mas-
culinidad moderna no se expresa mediante una demostracion de los sentimientos
sino mediante una retencion de los mismos. A la inversa, en el siglo x i x las
mujeres eran mas propensas que los varones a gu ardar reserva sobre sus propias
emociones, mientras que hoy en dia son mas proclives a expresarlas. Cabe citar
aqm la descripcion de Vera, una psicologa supervisora: “El principal problema
que observo en el consultorio hace veinte anos y en la supervision con otros
psicologos es que las mujeres quieren mas amor, mas emociones, mas sexo, mas
compromiso, y los hombres evaden todo eso. Incluso en el caso del sexo, los
varones quieren menos, o sea, una forma de relacion sexual menos exigente” .
142 • Por que duele el amor

Bourdieu acuno el termino “ dominacion simbolica” para designar los modos


en que algunos grupos definen la realidad y el valor. En este mismo sentido,
propongo el termino “ dominacion emocional”, es decir, aquella que se ejerce
cuando una de las partes tiene mayor capacidad de controlar la interaccion
emocional por medio de un desapego mas fuerte y cuando posee tambien
mayor capacidad de ejercer su propio poder de eleccion y limitar las opciones
de la otra. El surgimiento de las condiciones de libre mercado en el proceso de
formacion de pareja oculta el hecho de que esas condiciones se ven acompana-
das por una nueva forma de dommacion emocional de las mujeres por parte de los
varones, manifestada por la disponibilidad emocional femenina y la renuencia
masculina al compromiso, pues las condiciones de la eleccion han cambiado.
Como en el ambito de las relaciones economicas, la asimetna en los vinculos
provocada por la falta de una normativa social al respecto se ve opacada por la
aparicion de la espontaneidad y la individualidad. Por lo tanto, deberiamos
describir el miedo al compromiso como un modelo emocional y vincular espe-
cifico entre dos personas que gozan de la libertad de realizar sus elecciones en
un entorno donde cada una ejerce ese poder de eleccion en funcion de una
ecologia y una arquitectura distintas a la del otro genero.
Sin embargo, se podria objetar mi analisis con el argumento de que, desde la
decada de 1970, la sexualidad femenina tambien se ha vuelto cada vez mas acu-
mulativa, con lo que la emocionalidad y la sexualidad de las mujeres resultan
mucho menos monoliticas de lo que indicana la descripcion anterior. En efecto,
algunas mujeres han adoptado la sexualidad acumulativa como un estilo de vida
emancipado, como resultado de nuevos mandatos que las invitan a experimen-
tar placer e igualdad. Obviamente, esto es cierto, pero yo considero que, al
adoptar dicha sexualidad, las mujeres estan respondiendo e imitando a los varo­
nes, que obtienen poder por ese medio. A la luz de la teona sobre la domina­
cion simbolica y emocional, esto no llamana tanto la atencion: si la sexualidad
acumulativa constituye un atributo de estatus masculino, lo mas probable es que
genere tanto una imitacion (de dichos atributos de poder) como una respuesta
estrategica (y la unica respuesta adecuada frente al desapego ajeno es un mayor
desapego propio). Para las mujeres, la sexualidad acumulativa siempre convivio
con la exclusividad y, por lo tanto, esta plagada de contradicciones. En efecto,
las mujeres tienden a mezclar estrategias sexuales acumulativas y exclusivistas.
El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 143

Es mas, para ellas, la sexualidad acumulativa constituye un modo de lograr la


exclusividad y no un fin en si misma. Asi, optan por ambos tipos de estrategia,
pero en ultima instancia la estrategia acumulativa queda subordinada a la exclu-
sivista. En el libro Unhooked, que fue un exito de ventas en Estados Unidos,
Laura Sessions Stepp escribe sobre las estudiantes universitarias que exhiben
nuevos habitos sexuales, ejemplificados en la practica del sexo ocasional, cono-
cida en ingles como hooking up: “Estas jovenes conversan sobre las cantidades
[de varones con los que se han acostado] como si estuvieran recabando datos
para una empresa de corretaje. Llevan la cuenta en sus agendas, que guardan
dentro de la mesa de luz, o en planillas de Excel, donde acompanan cada nom-
bre con detalles sobre el grado de rendimiento” .148 Esto guarda una correspon-
dencia con el analisis que presentamos en el capitulo 2 sobre la sexualidad
acumulativa en tanto forma de capital. Segun Stepp, “losjovenes casi han aban-
donado la practica de las citas para reemplazarla por reuniones grupales y con-
ductas sexuales desvinculadas del amor y el compromiso, o incluso del agrado.
Las relaciones han sido reemplazadas por encuentros sexuales de caracter oca-
sional. El amor [...] se posterga o se considera imposible, y el sexo se transforma
en la principal moneda de intercambio para la interaccion social” .149
N o obstante, como senala la propia Stepp y como indican los casos estudia-
dos, las jovenes son mas propensas a sentir amor en una relacion si tambien hay
sexo. De acuerdo con la autora, asi se genera una gran confusion, ya que las
jovenes quieren formar un vinculo de apego pero al mismo tiempo tratan de
negar esa necesidad. El modelo de conducta que observa con mas frecuencia es
el de las jovenes que luchan contra su propia necesidad de sentirse amadas y
fingen indiferencia y desapego frente a los varones. En Amor, sexo y contradiccio-
nes, la periodista Catherine Townsend relata una serie de aventuras sexuales
multiples que coloca en primer plano una sexualidad emancipada, polimorfa y
muy activa.15" Sin embargo, la narracion de las aventuras sexuales se ve absolu-
tamente subordinada a la busqueda del hombre de su vida, quien aparece pero
no esta dispuesto a comprometerse. Asi, las aventuras sexuales forman parte de la
experiencia que se obtiene en un contexto de busqueda de un companero de
vida. Otro ejemplo de esto es la serie televisiva Sex and the City, junto con sus
versiones para cine, en la que se muestra la sexualidad acumulativa femenina
pero, como muchas personas han senalado (y criticado), se encuentra subordi-
144 • Por que duele el amor

nada a la busqueda de una pareja estable. Por ultimo, al final de su trabajo sobre
el amor moderno, Marguerite Fields plantea lo siguiente: “ Trate de pensar en
mi conversacion con Steven [sobre la resistencia a la monogamia, citada al prin-
cipio de este capitulo], trate de recordar que yo me habla propuesto activamente
practicar cierta forma de desapego al estilo zen, trate de recordar que nadie es
de mi propiedad ni yo soy propiedad de nadie”.151 Todos estos ejemplos mani-
fiestan que la sexualidad acumulativa femenina esta dominada, en ultima instan-
cia, por una sexualidad exclusivista. Las emociones y el deseo de compromiso,
en el caso de las mujeres, con frecuencia se encuentran inscritos a priori en su
estrategia para la formacion de pareja y, por lo tanto, ellas tienen mas probabi-
lidades de sentir deseos contradictorios, de adoptar estrategias emocionales con-
fusas y de ser dominadas por la mayor capacidad masculina para evitar el
compromiso mediante la sexualidad acumulativa.

Conclusion
La libertad no es un valor abstracto sino una practica cultural institucionalizada
que da forma a categorias tales como la voluntad, la eleccion, el deseo y las
emociones. La voluntad, a su vez, recibe la influencia de una estructura de li-
mitaciones subjetivas y objetivas, dentro de las cuales una de las mas importan-
tes en la modernidad es la libertad de eleccion. La arquitectura moderna de la
eleccion presupone la existencia de una gran cantidad de parejas potenciales
tanto para los hombres como para las mujeres, as! como la libertad de elegir
libremente esa pareja, sobre la base de la volicion y la emocion.
Sin embargo, las estrategias para la formacion de pareja y la correspondiente
arquitectura de la eleccion suponen diferencias en los modos de controlar el
desapego. Precisamente porque el escenario sexual se ha transformado en un
espacio de competencia que otorga estatus y capital erotico, y porque las tra-
yectorias de ese capital erotico toman distintas vias para hombres y mujeres, el
miedo masculino al compromiso se transforma en un problema cultural. Para
ilustrar que dicho miedo constituye la manifestacion de una arquitectura de la
eleccion culturalmente especifica se lo puede comparar con la siguiente fantasia
cultural, en la que tambien se evita el compromiso: Isadora Wing, la protago-
nista de Miedo a volar, una novela publicada por EricaJong en 1974, habla sobre
la “jodienda descremallerada” , que tiene significados culturales muy distintos:
El miedo al compromise y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas • 145

Es descremallerada, pero no porque los hombres europeos usen pantalo-


nes con boton en lugar de cremallera, ni porque los participantes sean tan
terriblemente atractivos, sino porque el incidente tiene la compresion
ligera de un sueno y aparece libre de toda culpa; porque no se dice una
palabra. La jodienda descremallerada es de una pureza inmaculada. Se ve
libre de ulteriores moviles. N o hay juego de poder. El hombre no esta
“tomando” y la mujer no esta “ dando”. [...] Nadie trata de demostrar
nada ni de obtener nada del otro. La jodienda descremallerada es lo mas
puro que hay.152

La arquitectura de la eleccion que subyace en esta fantasia resulta muy diferente


del miedo al compromiso tal como se lo describe en el presente capkulo. La
novela de Jong pone en acto el placer puro, la soberama y la igualdad de ambas
partes. Lo que le da pureza a este placer es precisamente que nunca surge la
cuestion de la eleccion: no existe ambivalencia ni ansiedad en cuanto a la posi-
bilidad de abandonar o sufrir el abandono. Se trata de una forma de placer com-
partida por ambas partes, en que el desapego emocional es simetrico y no reviste
un significado doloroso (ni de ningun otro tipo). El hedonismo en esta forma tan
pura solo es posible porque ninguna de las dos partes se ve convocada a elegir.
Esta intensidad tan pura es justamente el elemento que falta en una gran cantidad
de los relatos femeninos y masculinos sobre el miedo al compromiso, pues tal
miedo se vincula con las dificultades, la ambivalencia y la ansiedad que generan
la desigualdad emocional, la incapacidad de crear las condiciones emocionales
para el compromiso, y la posibilidad de elegir y la abundancia de opciones.
La desigualdad emocional surge a partir de la transformacion en la voluntad
(romantica), es decir, en los modos en que cada persona ama y decide vincular
su vida con la de otra persona, que a su vez deriva de otra transformacion en la
ecologia y la arquitectura de la eleccion. Como en el libre mercado, los efectos
de la libertad de eleccion se invisibilizan aqm en tanto se procura el placer me-
diante los ideales culturales de la autonomia y la abundancia, los dos vectores
cardinales de la idea de libertad. La autonomia, la libertad y la razon constituyen
los bienes de la modernidad por antonomasia, se posibilitan entre si y cada uno
es condicion de los otros. Asp las condiciones mismas de la institucionalizacion
de la libertad (en la transformacion de la ecologia y la arquitectura de la eleccion)
146 • Por que duele el amor

han afectado y modificado la voluntad, en tanto esta constituye la nocion cen­


tral de la personalidad en la que se fundan dichos ideales. Asimismo, se podna
plantear que gran parte de la cultura de la autoayuda, la psicoterapia y la orien-
tacion psicologica se reduce a la compilacion de tecnicas culturales para contro-
lar la eleccion y tomar decisiones en un mercado de posibilidades cada vez mas
volatil. Por lo tanto, en este proceso, la libertad se transforma en una apona,
pues en su forma concreta genera la incapacidad o la falta de deseo para ejercer
la eleccion. Si existe la historia de la libertad, podnamos afirmar que nos hemos
desplazado de la lucha por la libertad a la dificultad para elegir e incluso el de-
recho a no elegir.
4

La demanda de reconocimiento:
El amor y la vulnerabilidad del yo

My worthiness is all my Doubt —


His Merit —all my fear —
Contrasting which, my quality
Do lowlier appear -

Lest I should insufficient prove


For his beloved Need -
The Chiefest Apprehension
Opon my thronging Mind.

‘Tis True that Deity to stoop


Inherently incline —
For nothing higher than Itself
Itself can rest opon
148 • Por que duele el amor

So I —the Undivine Abode


O f His Elect Content —
Conform my soul as ‘twere a Church
Unto Her Sacrament —
Emily Dickinson, “No. 791” 1

Tuyo soy, es cierto, por la fuerza del amor y eternamente llevare con
gusto tales lazos, mas por la suerte de las armas me perteneces pues a mis
pies caiste, mi magmfica amazona, cuando chocaron nuestras lanzas, que
no fui yo el vencido, sino tu.
Aquiles a Pentesilea en Heinrich von Kleist,
Penthesilea2

En sus Meditaciones, Descartes define el contorno de un momento clave en la


modernidad: el de una conciencia que se aprehende a si misma en la duda y que
en ese acto pretende establecer la certeza de aquello que sabe. La tercera medi-
tacion de Descartes plantea lo siguiente:

Yo soy una cosa (consciente) que piensa, esto es, una cosa que duda,
afirma, niega, que sabe poco e ignora mucho, [que ama y odia], que
desea, que rechaza y aun que imagina y siente. Porque, en efecto, he
comprobado que por mas que lo que siento y lo que imagino no tenga
quizas existencia fuera de mi [y de si mismo], estoy seguro, sin embargo,
de que estos modos de pensar que llamo sentimientos e imaginaciones,
existen en mi en tanto son solamente modos de pensar.3

La acrobacia intelectual de Descartes consiste en afirmar que el metodo para


llegar a la certeza reside en el ejercicio de la duda y que el ego es la unica ins-
tancia que puede dudar y certificar el conocimiento, pues la duda es el modo
de establecer la certeza.
Se ha escrito mucho sobre la voluntad de control que contiene el intento
cartesiano de establecer esa certeza del conocimiento desde la interioridad de
la propia conciencia.4 Sin embargo, se ha prestado menos atencion al placer
concreto que obtiene el ego al poder constituirse como el objeto de la certeza.5
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 149

En el texto de Descartes, la experiencia de la duda presenta un caracter de


jubilo en el sentido lacaniano del placer que obtiene el bebe al anticipar el
control de su cuerpo. La duda cartesiana es jubilosa y provoca jubilo en tanto
precede y preve la certeza. Jean-Luc Marion continua con las reflexiones de
Descartes y afirma que la metafisica de los objetos (o sea, la metafisica cuyo fin
es establecer la certeza de los objetos) no puede mas que establecer una certeza
aun mas importante: la certeza del moi, del yo o del ego. Ahora bien, lo que el
ego necesita primordialmente no es una certeza ontologica o epistemica, sino
una certeza erotica, tal vez la unica que pueda responder al interrogante por el
valor de la certeza. Marion plantea que el amante se opone al “ ego cogito”
porque el segundo busca certeza, mientras que el primero busca seguridad (un
“ asegurarse de si”) y sustituye la pregunta “^Existo?” por la pregunta: “jM e
aman?” .6 La reformulacion que plantea Marion a partir del intento cartesiano
por establecer la certeza no es fortuita. Mas bien resulta sintomatica de que la
seguridad ontologica y el sentido del valor propio hoy se encuentran en juego
dentro del vinculo erotico-romantico. En efecto, afirmar que los encuentros
sexuales se organizan actualmente como un campo social equivale a sostener
que pueden producir estatus y cierto sentido del valor. Basta con observar sin
mucho detenimiento las relaciones sexuales y amorosas de la modernidad para
descubrir que la sexualidad y el amor se han transformado en componentes
significativos del valor propio o individual. A mi entender, en las condiciones
de la modernidad tardia, la cuestion erotica es la que mejor articula el problema
de la seguridad de si y ha sustituido a la cuestion epistemica en un desplaza-
miento plagado por las aporias del yo.

Por que el amor da bienestar


Algunos filosofos representan al amor como una forma de locura,7 pero se trata
de una forma peculiar de la locura, en tanto su potencia deriva de que enaltece
el ego y le brinda una percepcion agudizada de su poder. El amor romantico
realza la imagen de si a traves de la mediacion de la mirada ajena. En palabras
de Werther, un experto en la materia: “ jMe ama! jY cuanto me valoro!
jCuanto —a ti si puedo derirtelo, porque entiendes este tipo de cosas- cuanto
me venero desde que me ama!” .8 Ahora bien, cuando una persona esta enamo-
rada, la otra se transforma en el objeto de una atencion acntica. David Hume
150 • Por que duele el amor

lo explica con una iroma magistral: “ Una persona que se halla inflamada de
deseo siente por lo menos un carino momentaneo y una estima momentanea
por [...] quien es objeto de aquel, y al mismo tiempo se lo imagina mas her-
moso que de ordinario”.9 Por su parte, Simon Blackburn senala que “ [l]os
amantes no son ciegos en un sentido literal. Si ven la celulitis, las verrugas y la
bizquera del otro, pero lo extrano es que no les importan y que pueden llegar
a encontrarlos encantadores” .10 Tal capacidad de indulgencia es inherente al
amor y causa que el objeto amado se valore mas a si mismo (al menos tempo-
rariamente). A Freud tambien le llamaba la atencion que el fenomeno erotico
estuviera caracterizado por un modo de evaluacion tan peculiar, como se ob-
serva en la siguiente cita:

[N]os ha Uamado la atencion desde el comienzo el fenomeno de la so-


brestimacion sexual: el hecho de que el objeto amado goza de cierta
exencion de la critica, sus cualidades son mucho mas estimadas que en las
personas a quienes no se ama o que en ese mismo objeto en la epoca en
que no era amado.11

Para Nietzsche, en cambio, lo que hace que la persona sienta un aumento de su


valor individual no es la atencion acritica de quien la ama, sino el acto mismo
de amar, que incrementa la energia vital: “Nos presentamos ante nosotros mis-
mos transfigurados, mas fuertes, mas ricos, mas perfectos, somos mas perfectos
[...]. N o solo [se] desplaza el sentimiento de los valores; el que ama vale mas” .12
Nuevamente, Simon Blackbum lo explica del siguiente modo:

La persona que ama no solo constituye el objeto de su deseo sino que


tambien se constituye a si misma en su propia imaginacion, de la manera
en que supuestamente uno se alarma cuando ve un buitre o se mece
cuando se imagina en el mar. La poesia o simulacion puede apoderarse
del yo y, al menos por un momento, somos lo que imaginamos ser.13

En todo caso, ya sea que se coloque el acento en la ausencia de cnticas o en


la energia vital del acto de amar, pareciera existir cierto consenso en cuanto a
la idea de que sentir amor equivale a superar una sensacion comun de invisi-
La demanda de reconocimiento: El amor y la wlnerabilidad del yo • 151

bilidad, y lleva a que la persona se sienta unica y aumente el sentido del valor
propio.
El incremento de la autoestima que implica el amor (tanto por amar a la otra
persona como por sentir que nos aman de modo acritico) sena entonces un
elemento central de dicho sentimiento, en una gran variedad de contextos so-
ciohistoricos. Sin embargo, considero que el sentido de valor propio que pro-
porcionan las relaciones amorosas en la modernidad reviste una importancia
particular y muy marcada, precisamente porque en el individualismo contem-
poraneo lo que se encuentra en juego es la dificultad para establecer nuestro
valor como personas y porque han aumentado en gran medida las presiones
sobre los individuos para diferenciarse de los demas y sentirse unicos. En otras
palabras, sea cual fuere el grado de validacion subjetiva que proporcionaba el
amor en el pasado, esta no cumplia un rol social ni sustitma al reconocimiento
social (salvo en los casos de movilidad ascendente, cuando la persona se casaba
con alguien de una clase mas alta). En efecto, el reconocimiento amoroso tenia
un caracter sociologico menos pronunciado.
A mi juicio, la estructura misma del reconocimiento se ha visto transformada
en los vmculos romanticos de la modernidad. Es mas, dicho reconocimiento
presenta un alcance mas amplio y profundo que nunca antes.

Del reconocimiento de clase al reconocimiento del yo


En 1897 se publicaron dos libros con recomendaciones para el cortejo, ambos
de la misma autora: uno de ellos se titulaba Mannersfor Men [Buenos modales para
los hombres] y el otro, Mannersfor Women [Buenos modales para las mujeres]. Los
consejos proporcionados inclman orientacion sobre los codigos de genero y de
clase en el proceso de cortejo para la clase media. A los hombres se les ofredan
recomendaciones en cuanto al porte y los modales, el modo de caminar por la
calle junto a una dama, el orden de presentacion entre hombres y mujeres, el
ofrecimiento de paraguas a mujeres desconocidas, la prohibicion de fumar de-
lante de las damas, la mano correspondiente para ayudar a una senorita a bajar
de un carruaje y el modo de evadir el problema de no contar con suficiente
dinero para pagar una comida en un restaurante. A las mujeres, por su parte, se
las exhortaba a no perder el control de si, se les aconsejaba que acompanaran
sus conversaciones de algunas risas (aunque no demasiado bulliciosas), se les
152 • Por que duele el amor

ensenaba a andar en bicicleta con elegancia, se les indicaba que comida y que
vin0 servir para recibir visitas, que flores poner en la mesa y cuando hacer una
reverencia.
En esa epoca, muchos de los libros con consejos (cuando no la mayona) se
ocupaban de los codigos de genero y de clase en el ambito de las relaciones
romanticas porque apuntaban principalmente a colaborar con el cortejo, cuyo
exito por lo general dependia de la capacidad para adoptar dichos codigos. A sf
eran publicaciones que ofrerian codigos rituales de reconocimiento, pero se
trataba de un reconocimiento que solo podia otorgarse a la persona si ella estaba
en condiciones de poner en acto una serie de normas de conducta acerca de lo
que debia y lo que no debia hacerse, que sobre todo confirmaban la pertenen-
cia de clase y la identidad de genero de ambas partes. Honrar al yo de otra
persona era producir senales que reconocieran y confirmaran la clase social y el
genero, tanto propios como ajenos, mientras que ofender a la otra persona
equivaHa, en palabras del sociologo Luc Boltanski, a ofender su grandeur, es
decir, su importancia y su rango en la escala social.14
En cambio, los libros actuales de autoayuda sobre las relaciones amorosas
presentan gran cantidad de contenidos diferentes. Por ejemplo, el primer capi-
tulo del libro Dating for Dummies [Busqueda de pareja para dummies] 15 se titula
“Who am I?” [“ ^Quien soy yo?”] y tiene subtmilos como “Being Self-Confi­
dent” [“ Como tenerse confianza”] y “ Finding Out What Makes You Tick”
[“ Como averiguar que te excita”]. El libro Mars and Venus on a Date [Marte y
Venus salen juntos]16 contiene secciones como “The Dynamics o f Male and Fe­
male Desire” [“La dinamica del deseo masculino y femenino”], “Acknowledge
Men and Adore Women” [“ Reconoce a los hombres y adora a las mujeres”] y
“Uncertainty” [“ La incertidumbre”], mientras que el libro Date... or Soul Mate?
[Pareja de un d^a o de por vida]7 contiene capkulos como “ Know Yourself’
[“ Conozcase a usted mismo”] y “The Powerful Impact o f Emotional Health”
[“ El potente impacto de la salud emocional”]. En todos estos manuales contem-
poraneos se ha desplazado el centro de gravedad de las recomendaciones para el
cortejo: ya no se refieren a las convenciones (de la clase media) sobre el decoro,
ni siquiera a las normas codificadas de conducta segun el genero y el sexo, sino
que se concentran en un yo independiente del rango social y definido por su
interioridad y sus emociones. Es mas, lo que se encuentra en juego para hom-
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 153

bres y mujeres por igual es la concepcion de que el valor individual lo otorgan


los otros mediante los ritos apropiados de reconocimiento.
En el siguiente ejemplo, tomado de Mars and Venus on a Date, podemos ve-
rificar esta cuestion:

La confianza que el hombre se tiene a si mismo para pedirle el numero de


telefono, y que le permite asumir el riesgo de ser rechazado por la mujer,
genera en ella una sensacion de seguridad, de sentirse deseable. Cuando lo
piensa y le da el numero, la confianza del hombre aumenta. Asi' como el inte-
res activo del hombre la hizo sentir especial a ella, el interes receptivo de la mujer
genero en el un incremento de la confianza (enfasis de la autora).18

Aqm, evidentemente han desaparecido los limites de clase y de genero. En


cambio, hay que ocuparse del propio yo, que ahora se encuentra “ esenciali-
zado” , es decir, existe mas alla de la clase social a la que pertenezca la persona.
El sentido del valor individual ha pasado a ser inherente al yo. Como senala el
autor de Date...or Soul Mate?: “La verdad es que todos nos morimos por sentir-
nos bien con nosotros mismos, y cuando nos sentimos particularmente bien
junto a otra persona, es increible lo importante y atractiva que pasa a ser esa
persona para nosotros, y viceversa” .19 En estos casos, los ritos de reconoci­
miento no giran en torno a la pertenencia de clase, sino a la “ esencia” del yo,
y ese “ sentirse bien con uno mismo” se ha transformado en la causa y el pro-
posito del enamorarse. Una gran variedad de especialistas en psicologia y psi-
coanalisis sostienen que el yo necesita reconfirmacion. Desde el campo del
psicoanalisis, Ethel Spector Person expresa esta necesidad de manera sucinta: el
amor es una experiencia en la que la otra persona se ve dotada de un valor muy
elevado, pero el valor del propio yo siempre se encuentra en cuestion y requiere
ser reconfirmado.2(1 Tanto la terminologia como el analisis de Person indican la
existencia de una transformacion importante en el significado del amor. Asi, la
autora senala lo siguiente:

[E]n el amor mutuo, los amantes validan el caracter unico y valioso de la


otra persona. Literalmente confirman la existencia y el valor de la subje-
tividad mutua. En el amor, las personas tienen la oportunidad de sentirse
154 • Por que duele el amor

plenamente conocidas, aceptadas sin juicios y amadas a pesar de sus fa-


lencias [...]. Nuestras inseguridades se ven subsanadas, nuestra importancia se
ve garantizada solo cuando pasamos a ser objeto de amor para alguien
(enfasis de la autora).21

Los conceptos de “validacion” e “ inseguridad” no aparecen en el vocabulario


de los relatos amorosos de los siglos x v i i i y x i x , pues constituyen una nueva
terminologia y un modo decididamente novedoso de concebir la experiencia
del amor. De hecho, la nocion de “ inseguridad” ha cobrado tanta importancia
para las concepciones actuales del amor (y para las recomendaciones sobre el
amor y la busqueda de pareja) que nos obliga a indagar acerca de su significado.
La descripcion psicologica contiene y aborda ciertos rasgos de nuestro uni-
verso social. AqueUo que en el lenguaje de la psicologia comun se denomina
“ inseguridad” apunta a dos fenomenos sociologicos: por un lado, el hecho de
que nuestro valor no se establece a priori ni es previo a las interacciones, sino que
requiere de una configuracion y reafirmacion constante; por otro lado, el hecho
de que ese valor sera establecido en funcion de nuestro desempeno en las rela-
ciones. La inseguridad implica una incertidumbre acerca del propio valor, una
imposibilidad de conseguirlo de modo independiente y una necesidad de de-
pender de otras personas para obtenerlo. Uno de los cambios fundamentals en
la modernidad consiste en que el valor social pasa a determinarse de modo
performativo en las relaciones sociales. En otras palabras, la interaccion social (o
el modo en que el yo se desempena socialmente) constituye un vector funda­
mental para acumular valor individual, lo que provoca una dependencia vital
del yo con respecto a las demas personas y a su interaccion con ellas.
Mientras que el vinculo amoroso hacia fines del siglo x i x aun se organizaba
sobre la base de un sentido del valor social previamente establecido casi de
modo objetivo, en la modernidad tardia dicho vinculo es responsable de gene-
rar una enorme proporcion de aquello que podnamos llamar valor individual o
valor interior. En efecto, como gran parte de los matrimonios y las relaciones
amorosas se basaba en consideraciones socioeconomicas, el amor romantico no
aportaba demasiado al sentido del propio valor social, pero justamente la poste­
rior desvinculacion entre el amor y los marcos sociales ha transformado el lazo
romantico en el espacio para la negociacion del valor individual.
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 155

Para poder observar lo que tiene de distintivo la situacion actual, la compa-


raremos brevemente con la situacion de los ritos de cortejo en el siglo x i x . Si
bien puede parecer arriesgado evaluar el contenido de la vida emocional en el
pasado, esos ritos nos ofrecen puntos de comparacion interesantes y modos de
pensar alternativos sobre la organizacion del yo en el proceso de cortejo. Ahora
bien, un rasgo bastante comun del cortejo en el siglo x i x consistia en que los
hombres elogiaran a la mujer en cuestion y esta respondiera con humildad,
atenuando su propio valor. El 9 de abril de 1801, por ejemplo, Frances Sed­
gwick le escribia lo siguiente a su padre sobre Ebenezer Watson, su futuro es-
poso (a quien haHa rechazado en un principio): “ Ojala considerara yo mis
propios meritos proporcionales a los de el en cualquier medida. [...] En cuanto
a mi, insignificante como soy, no puedo esperar que mi existencia cause dema-
siada felicidad, salvo en la eternidad, cuando espero vuestra bondad hacia mi sea
remunerada.” 22 Como se observa, las mujeres expresaban abiertamente su sen-
tido de la inferioridad ante sus pretendientes. Lejos de ser un caso aislado, los
sentimientos de Sedgwick se repiten en muchos otros ejemplos a lo largo del
siglo. En su estudio sobre las practicas decimononicas de cortejo, por ejemplo,
Ellen Rothman plantea que “ por ser el sexo mas idealizado, las mujeres eran
mas proclives a temer que sus pretendientes las estimaran demasiado. Una maes-
tra de Long Island le escribia lo siguiente a su prometido: ‘Si bien me crees tan
superior a lo que realmente soy, preferiria que me conocieras tal como soy:
debil, fragil, impetuosa y discola"'.23 Rothman cita tambien el caso de Harriett
Coxe, quien tenia sentimientos parecidos tras comprometerse con Albert
Bledsoe, pero los confinaba a los limites de una carta “privada”, en la que es-
cribia lo siguiente: “ La profundidad y el fervor de su afecto hacia mi no debe-
rian despertar mi vanidad, pues me consta que me sobreestima en todos los
sentidos” . Por su parte, Persis Sibley, una neoyorquina de la epoca, esperaba
que su pretendiente no cometiera ese error y le escribia: “ N o crea que carezco
de defectos, pues sin duda encontrara muchos. N o quisiera que se sienta decep-
cionado por pensar que soy intachable”. Sibley creia que no habia logrado
convencer a su prometido de que no era “intachable” e imaginaba “ el severo
j uicio” que deberia enfrentar cuando, despues de contraer matrimonio, “ se le
cayera la venda de los ojos” a el, que vema idolatrandola “ciegamente, como si
fuera perfecta, [porque] para cualquier persona es perjudicial ser sobrevalo-
156 • Por que duele el amor

rada”.24 Por ultimo, Mary Pearson “ no se consideraba merecedora del afecto


que le ofreria Ephraim [su pretendiente] ni digna de sus elogios”.25 “ [D]onde
Ephraim vefa ‘todo lo que [su] imaginacion consideraba como caractensticas
constitutivas de la mujer que podfa hacer[lo] feliz’, ella vefa solo a una mujer
comun y corriente, llena de dudas e inseguridad”.26
Para tomar un ejemplo posterior, podemos citar una carta que escribio
Samuel Clemens (Mark Twain) durante el cortejo a Olivia Langdon:

Por favor, no te sientas ofendida cuando te elogio, Livy, pues se que al


hacerlo solo digo la verdad. Por fin te reconozco un defecto: te menos-
precias a ti misma. [...] Y aun asi, ese menosprecio es una virtud y un
merito, ya que proviene de la ausencia de egoismo, uno de los defectos
mas graves que hay.27

En Inglaterra, que guardaba tantas afinidades culturales con Estados Unidos,


observamos presentaciones semejantes del yo en la correspondence entre Eli­
zabeth Barrett y Robert Browning. Para un lector moderno, resulta llamativo
que una proporcion tan alta del epistolario Barrett-Browning este dedicada a las
declaraciones de Robert sobre la excepcionalidad de Elizabeth, o a la negacion
de tales declaraciones por parte de Elizabeth. En una carta de septiembre de
1845, por ejemplo, Elizabeth afirma lo siguiente: “ Que tu sientas el mas ml-
nimo afecto por mi ha sido materia de cavilaciones sinceras para mi desde el
principio hasta hoy, y no puedo evitar el sufrimiento que a veces siento al pen-
sar que habna sido mejor si nunca me hubieras conocido” (enfasis de la au-
tora).28 En febrero de 1846, cuando el proceso de cortejo ya se encontraba en
una etapa muy avanzada, Elizabeth escribfa: “ [N]ada me ha dado mayor leccion
de humildad que tu amor” .29 Y en marzo de 1846 agregaba: “ [S]i no sigues
elevandome tan alto y lejos del suelo con la gran capacidad de amor que tienes
en ti, caere inevitablemente mas bajo que lo que esperas de mi”.30 A su vez,
cada una de estas afirmaciones despertaba las protestas y objeciones de Robert
e intensificaba sus declaraciones de amor y compromiso.
Otro ejemplo diferente es el de Jane Clairmont, quien fuera amante de Lord
Byron durante un breve lapso. Aunque se aparto del rol pasivo que deberia
haber cumplido, respeto las convenciones de las cartas de amor al escribirle lo
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 157

siguiente: “ N o espero que me ames, no soy digna de tu amor. Siento que eres
superior, pero, para mi sorpresa, o mas bien para mi felicidad, has dejado entre-
_ •
ver pasiones que yo ya no cm'a vivas en ..tu corazon
f »».31
En estas declaraciones, las mujeres ponen de manifiesto su inferioridad, pero
no se trata de una inferioridad frente al hombre que las ama espedficamente,
sino frente a los ideales de naturaleza moral sobre el caracter. Esto se ve refor-
zado por la observaciOn de que los hombres tambien expresan dudas respecto
de su propio valor, aunque de modo menos frecuente y caracteristico. Por
ejemplo, Harry Sedgwick, que integraba la elite bostoniana, se comprometiO
con Jane Minot. Durante un periodo de diecisiete meses en el que estuvieron
separados, intercambiaron una correspondencia abundante. De acuerdo con
Rothman, “ un tema constante en el intercambio era el (poco) valor de Harry
como pareja deJane en terminos espirituales, intelectuales y profesionales [...] .
Hacia el final del invierno, Harry atravesO una breve crisis de confianza: ‘Ojala
pudiera ver el destino’, le escribiO a su amada, ‘sOlo para saber una cosa: si al-
guna vez dejare de merecerte y perdere tu-estima"'.32
Ahora bien, a partir de estas formas de autodesvalorizaciOn podemos inferir
algunas cuestiones. Por empezar, suponen que los agentes cuentan con meca-
nismos “ objetivos” para evaluarse. Lo que se pone en escena es la propia capa-
cidad para mirarse con ojos ajenos y someterse a criterios objetivos de valor, es
decir, a criterios comunes y compartidos por hombres y mujeres. Es mas, resulta
muy posible que se este poniendo en escena al mismo tiempo la capacidad de
autocritica (que permite exhibir el propio caracter) y la capacidad de construc-
cion de vmculos de intimidad mediante la revelaciOn de los defectos que el otro
no ve. Al demostrar tal capacidad para sostener un ideal de caracter y criticar el
propio yo en nombre de dicho ideal, estos hombres y mujeres manifiestan un
yo que no necesita lo que actualmente llamariamos “ contenciOn emocional” ni
“validaciOn” . Se trata de un yo que puede efectuar su propia autoevaluaciOn y
que no obtiene su sentido del valor individual a partir del “ ser validado” por el
otro, sino a partir de ser sometido a estandares morales y ser mejorado para al-
canzar dichos estandares. Es evidente que esos ritos de desvalorizaciOn invitan
a otros modos igualmente rituales de la objeciOn por parte de la otra persona,
pero no funcionan como pedidos de “validaciOn” sino como “ pruebas” del
c°mpromiso y la resistencia en el hombre. Lo que esta en juego aqm no es el
158 • Por que duele el amor

“yo” de la mujer ni su necesidad de validacion, sino mas bien la capacidad mas-


culina para manifestar y demostrar su determinacion y constancia.
Estos ritos de desvalorizacion difieren considerablemente de los peligros que
acechan en las relaciones amorosas contemporaneas, como la posibilidad de no
generar ninguna validacion. Pasemos a ilustrar esta diferencia con algunos casos
tomados de la cultura popular y de mis entrevistas. Susan Shapiro escribio sus
memorias sobre los “ cinco hombres que [le] rompieron el corazon”. AlH com-
partg con nosotros una conversacion privada que tuvo con su marido, Aaron,
acerca de Brad, un ex novio

“El mensaje de Brad deria Todavia sigo enamorado de tu cerebro’. ^Por


que tu nunca me dices eso? Hace anos que no me sentia tan bien con un
elogio.”
“ Lo que ama es joder con tu cerebro”, dijo Aaron mientras se paraba
y se llevaba el bolso a la Baticueva [o sea, a su guarida].
Lo segui mientras sacaba los guiones del sofa gris para poder sentarme.
Yo sabia que ya se le habia pasado, pero en la semana casi no habiamos
hablado. El pretend^a encontrarme justo en el mismo lugar, esperando,
como si hubiera dejado un senalador.
“Nunca me dices que soy inteligente”, le conteste.
“Yo te elogio todo el tiempo”, me dijo fastidiado, “ acabo de decirte
que eres linda”.
Aaron no entend^a. Siempre tenia que explicarselo. “En mi familia yo
era la unica mujer, con tres hermanos. A ellos, todos los trataban de in-
teligentes. Yo era linda o simpatica o adorable. Para mi no sirve. ^No me
conoces?” le dije, como suplicando, “ ^para que necesito diez mil libros
por todas partes? Para compensar. Para convencer al mundo de que soy
inteligente, porque nadie me lo deria... Para autoconvencerme. Me
transformo en lo que falta”.
Entonces me dijo, mientras me acariciaba la frente: “Eso si que fue
inteligente, vaca horrible”.33

La queja y el pedido de esta mujer estan motivados por la necesitad de sentirse


validada, tanto en lo personal como en lo social. Le exige al marido que con-
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 159

firme su valor social. A continuacion, presentamos el ejemplo de Christine, una


mujer de 56 anos que habla sobre sus dificultades matrimoniales:

Christine: Tengo un marido muy tierno, es fiel y dedicado, pero no sabe


hacer esas pequenas cosas que a una la hacen sentir bien.
Entrevistadora: jCom o que?
Christine: Esas cosas, como comprar regalitos, sorprenderme, decirme
que soy maravillosa. Aunque yo se que me ama, no sabe hacerme sentir
especial.
Entrevistadora: ^Aunque la ama?
Christine: Si. [Silencio] En el amor lo que importa no es que, sino como.
Aunque yo se que me ama, pero siempre me falto eso que te hace sentir
unica y especial.

En el siglo x i x , la fidelidad y el compromiso se habrian considerado como


pruebas fundamentals del amor, pero en este caso se las considera insuficientes
porque el amor debe acarrear un proceso constante e interminable de “valida-
cion”, es decir, una reconfirmacion de la propia individualidad y del valor
interior.
Si, como plantea Sartre, la persona que ama demanda ser amada,34 es porque
en esa demanda subyace antes que nada la demanda social de reconocimiento.
Los cumplidos que estas dos mujeres exigen de sus parejas no indican la presen-
da de una personalidad “ narcisista” patologica ni de una “falta de autoestima”,
sino mas bien una demanda mas general de que la relacion amorosa proporcione
reconocimiento social. En efecto, el valor social ya no es un resultado directo
del estatus socioeconomico, sino que debe derivar del yo, definido como una
entidad privada, personal, unica y no institucional. El lazo romantico debe
construir un sentido del valor propio.35 Por otra parte, el valor social en la mo-
dernidad reviste naturaleza principalmente performativa, o sea que se logra en
el curso de la interaccion con otras personas. Si “ el amante, mientras se prepara
para ver a la persona amada, se preocupa por como huele, como esta vestido,
c'omo esta peinado, que planes tiene para la noche y, en ultima instancia, por su
vaUa" (enfasis de la autora),36 es porque en la modernidad el amor adquiere un
Papel central en la constitucion del valor.
160 • Por que duele el amor

Aunque no defmiera la suya como una “ sociologfa de la modernidad”, Er-


ving Goffman prestaba gran atencion a la dimension performativa de las inte-
racciones sociales, es decir, a los modos en que estas producen o no un sentido
del valor (por ejemplo, cuando uno guarda las apariencias, le muestra su respeto
a alguien, etcetera). Goffman parece dar por sentado que las interacciones,
cuando tienen exito, debenan producir un sentido del valor, y que estan uni-
versalmente estructuradas de esa manera. Sin embargo, este fenomeno pro-
viene de un largo proceso de transformacion en la sociabilidad y en la estructura
social de Europa Occidental.
A partir del siglo xvu, en los salones, las cortes y los manuales de conversa-
cion y de etiqueta, tanto la aristocracia como las clases medias se dedicaron a
codificar incansablemente nuevas formas de conducta destinadas a reconocer
como personas y mostrarles respeto a los demas, incluidos el lenguaje corporal,
las expresiones faciales y el habla. Se trata de un fenomeno diferente del res­
peto mostrado para preservar el sentido del honor ajeno, pues el valor social
se fue desvinculando cada vez mas del estatus asignado a priori. En otras pala-
bras, el reconocimiento, en tanto imperativo tacito de otorgar valor a las otras
personas como tales, independientemente de su estatus, en la interaction social y me-
diante ella, forma parte de la configuracion de la modernidad. A nivel teorico,
el autor que establecio la importancia del reconocimiento en las relaciones
interpersonales de modo explicito y definitivo fue Axel Honneth (aunque hace
un uso mas amplio del termino que yo). Tal como el lo define, el reconoci­
miento constituye un proceso social permanente que consiste en apuntalar “ la
comprension positiva [que tienen las personas] de si mismas”, porque “ la au-
toestima [...] depende de la posibilidad de ser reforzada continuamente por las
otras personas” .” El reconocimiento implica entonces admitir y reforzar las
reivindicaciones y posturas de las otras personas, tanto en el plano cognitivo
como en el emocional. Se trata del proceso mediante el cual se establece el
valor social de modo continuo en el marco de las relaciones con los otros y a
traves de ellas.
Asi, en contraposicion a la gran cantidad de trabajos academicos que explican
el poder del amor romantico en terminos de la ideologia moderna del indivi-
dualismo,-18 considero que tal poder deriva de un factor mas primordial: el amor
brinda un anclaje finne para el reconocimiento, la percepcion y la construccion
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 161

del valor propio en una era en que el valor social es incierto y se encuentra
sujeto a un proceso constante de negociacion. Cabe preguntarse entonces por
que sucede esto. ^Por que el amor es capaz de lograr lo que otros sentimientos
no logran tan bien? Para ello, se me ocurre una explicacion posible.
Combinando las reflexiones de Emile Durkheim y Erving Goffiman, Randall
Collins39 sostiene que las interacciones sociales funcionan como ritos que gene-
ran enemas emocionales aptas para vincular o separar a los actores. Dichas
energias se intercambian en un mercado cuya base la constituyen las negocia-
ciones emocionales (mas que las cognitivas). El objetivo de ese intercambio
social es maximizar las energias emocionales. La acumulacion de ritos de inte­
raccion que cumplen su fin genera una energia emocional que se transforma a
su vez en una suerte de recurso pasible de ser capitalizado, en una manera de
dominar a los otros y de acumular aun mas capital social. Las emociones, y en
particular la energia emocional, se convierten en la fuente de una cadena de
ritos de interaccion, que a su vez puede capitalizarse en otros dominios no ne-
cesariamente emocionales. La energia emocional que se acumula en ambitos
puramente “ sociales” (como la familia o las amistades) puede transportarse o
trasladarse, por asi decirlo, a otros dominios, como el ambito economico. Ask
lo que Collins denomina “ energia emocional” en realidad es un efecto del re­
conocimiento materializado adecuadamente: el reconocimiento que se acumula
en ciertos ambitos se traslada luego a otros. Aunque el autor no se pregunta si
algunos actos rituales de interaccion son mas importantes que otros o generan
mas “ energia”, considero que el amor constituye un eslabon central (y, para
algunas personas, el eslabon central) en esa larga cadena de interacciones. Es
decir que, en la modernidad, el amor romantico representa un elemento fun­
damental en el orden del reconocimiento mediante el que se atribuye valor
social a las personas a traves de las cadenas de ritos de interaccion. Esto se debe
a que el amor constituye la manera mas intensa y completa de producir energia
emocional, efecto del enaltecimiento del propio ego que induce dicho senti-
miento. En este sentido, podemos observar los siguientes ejemplos:
Talia tiene 42 anos y dos hijos. Es una profesora universitaria que trabaja en
una universidad importante de la costa oeste estadounidense. Luego de que me
contara la historia de su ruptura con un hombre con el que habia mantenido
una relacion extramatrimonial, mantuvimos el siguiente dialogo:
162 • Por que duele el amor

Talia: Me dolio mucho, ^sabe? Pase mucha angustia, pero siento que
tambien me lleve cosas muy importantes de esa relacion.
Entrevistadora: iQue cosas?
Talia: El era... Bueno, el es un academico muy famoso. Todos lo admiran
mucho. Antes de conocerlo, yo me sentia invisible, insignificante, sentia
que nadie me prestaba atencion. Siempre sentia que era la mas estupida
de todas las personas que estaban en el lugar, pero cuando el me eligio,
cuando tuvimos nuestro romance, sentia que me habia transformado en
alguien muy especial. Me sentia mas inteligente, literalmente. Me atrevia
a acercarme a ciertas personas con las que nunca me hubiera animado a
hablar. Podia hablar con esas personas y sentir que eramos pares. Incluso
ahora que la relacion termino, siento que aprendi algo importante sobre
ml, porque si el pudo pensar que yo era especial, entonces yo me pude
sentir especial. Empece a tenerle menos miedo a la gente.
Entrevistadora: ^Por haber recibido el amor de el?
Talia: Si, por haber recibido el amor de el. En realidad, bueno, no se si
el me amaba. A veces me sentia amada y a veces no estaba tan segura,
pero si me sentia deseada, estoy segura de que me deseaba terriblemente.
Asi que, si, fue porque el me deseaba.

El segundo ejemplo esta tomado de un articulo autobiografico que se publico


en el New York Times en 2010. Laura Fraser, la autora, relata el final de un ep-
cuentro con un hombre en Italia despues de haber sido abandonada por Su
marido: “ Nos separamos el cuarto dia en la estacion de trenes de Napoles. Yo
trataba de memorizar su rostro. Sentia que me habian privado de algo, pero a
la vez tenia esperanzas. Estaba segura de que no lo iba a ver mas, pero feliz de
que hubiera logrado hacerme sentir deseada” (enfasis de la autora).40 Aqrn, el
sentirse deseada supera la sensacion de vario por el “ fracaso matrimonial” , pre-
cisamente porque el amor se encuentra en el nucleo mismo de la problematic
del valor y el reconocimiento.
El amor y el deseo son los nodos de una cadena social gracias a la cual una
forma de energia emocional puede transformarse en otra. Como la experience
amorosa ofrece una suerte de anclaje para la cuestion del valor, en la moderni-
dad, el amor es capaz de producir valor social y estabilizarlo. De acuerdo c ° n
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 163

Honneth, el amor funciona como paradigma para establecer el “ reconoci­


miento” , un proceso que es al mismo tiempo psicologico y sociologico.41
Nunca del todo publico o privado, el yo moderno establece su propio valor por
medio de procesos que son a la vez psicologicos y sociologicos, privados y pu-
blicos, emocionales y rituales. Por lo tanto, resulta evidente que en el lazo
erotico-romantico moderno lo que esta en juego es el yo, con sus emociones,
su interioridad y, sobre todo, el reconocimiento (o la falta de reconocimiento)
por parte de las otras personas.

El reconocimiento y la inseguridad ontologica


en la modernidad
Sin embargo, el papel que cumple el reconocimiento tambien genera inseguri­
dad ontologica. La necesidad de aquello que Marion define como “ seguridad”42
adquiere una agudeza y una intensidad particulares cuando las condiciones para
obtener ese reconocimiento son fragiles e inciertas. En efecto, la obsesion cul­
tural por la “ autoestima” que observamos en la actualidad no es mas que una
expresion de la dificultad que siente el yo para hallar puntos de anclaje de esa
seguridad ontologica.
El desplazamiento de las formas premodemas a las formas modernas del cor-
tejo implica tambien otro desplazamiento: los ritos y significados sociales com-
partidos en el ambito publico (en ese universo social comun al que pertenedan
hombres y mujeres) dejan paso a las interacciones privadas en las que el yo es
evaluado segun criterios multiples y volatiles, como el atractivo fisico, la “ qm-
mica” emocional, la compatibilidad en los gustos y la configuracion psicologica.
En otras palabras, los cambios que atraviesa el amor en la modernidad se rela-
cionan con la transformacion en las herramientas mismas de evaluacion que
determinan el reconocimiento, o sea, con la complejizacion y la individualiza-
don de esas herramientas. La clase social y el “ caracter” son parametros que
pertenecen a un universo en el que los criterios para establecer el valor son
conocidos por todos, se manifiestan publicamente y estan a la vista de quien
desee evaluarlos. El rango, el valor y el caracter se establecen y se comparten
Publicamente, es decir, objetivamente. Como el valor social se ha tomado per-
fonnativo (pues debe negociarse en el marco de los gustos individualizados y de
l°s criterios individualizados de valor), el yo se encuentra frente a nuevas fonnas
164 • Por que duele el amor

de incertidumbre. En efecto, la individualizacion constituye una fuente de in-


certidumbre porque los criterios de evaluacion dejan de ser objetivos, es decir,
ya no estan sometidos al escrutinio de varios agentes sociales que comparten los
mismos codigos sociales. En cambio, quedan sujetos a una dinamica del gusto
que reviste caracter privado y subjetivo.
La cualidad de ser “ sexy” o “ deseable”, por ejemplo, queda absolutamente
ligada a una dinamica del gusto individual y, por lo tanto, relativamente impre-
decible (aunque se sigan los canones de las imagenes publicas que representan la
belleza). Si el criterio primordial para la eleccion de pareja es que la persona sea
“deseable”, la dinamica del reconocimiento se toma mucho mas complicada. Se
genera una incertidumbre vinculada con la individualizacion de tal cualidad, pues
hombres y mujeres tienen escasa capacidad para predecir si podran atraer a una
potencial pareja o si podran sostener ese deseo en el otro. Aunque existen mo-
delos y prototipos culturales de lo que es una persona “ deseable”, se trata de una
cualidad que depende principalmente de la compatibilidad psicologica y de una
dinamica delgusto sujeta a un altogrado de individualizacion, lo que en ultima instan-
cia la vuelve impredecible. Tal criterio se toma aun mas difuso en tanto resulta
mas refinado (es decir que reviste un grado mayor de especificidad) y mas sub­
jetivo (es decir que depende de la configuracion psicologica idiosincratica de
aqueUa persona que elige).
En las relaciones amorosas modernas, el reconocimiento es fundamental y
complejo porque el valor se establece de modo performativo, porque este pro-
ceso ha adquirido un alto grado de individualizacion y porque se produjo una
multiplicacion de criterios para la seleccion de pareja que, a su vez, genera incer­
tidumbre. Por lo tanto, el amor pasa a ser el terreno de la inseguridad y la incer­
tidumbre ontologicas por excelencia al mismo tiempo que se convierte en uno de
los principales ambitos para la experiencia (y la demanda) de reconocimiento.
Tomemos ahora como ejemplo el caso de Daniel, el profesional exitoso de
50 anos que ya mencionamos en el capitulo 3. A pesar de proyectar una gran
confianza en si mismo, durante la entrevista dijo lo siguiente:

Daniel: El amor es maravilloso, pero tambien es dificil. Pero la dificultad


no tiene que ver con el sufrimiento, sino con la magia. Lo que tambien
es dificil es que no hay certeza. Uno nunca sabe con certeza. Las relaci°-
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 165

nes no son como un contrato. [Lo dificil] en el d^a a dia es cuando pierdo
la confianza de estar recibiendo el amor que busco.
Entrevistadora: iQue puede hacerlo sentir as^?
Daniel: N o recibir las senales que espero, las senales que indican que me
aman. Por ejemplo, ella me mando un mensaje de texto por celular en
el que expresaba su preocupacion por mi. Eso me puso muy contento.
Entonces le mande un mensaje yo para que me contara como vema su
dia. Me dijo “ O K ” y despues, por la noche, recibo un mensaje de correo
electronico que dice: “Tengo invitados. Hablamos manana. Que descan-
ses” . Y eso me descoloca. Despues analice todo palabra por palabra y
trate de evaluarlo [...]. Estas cosas me pueden hacer Uorar. N o me son
indiferentes.

A pesar de que este hombre es atractivo y exitoso en su carrera, su yo se ve ame-


nazado cuando su pareja no le ofrece el reconocimiento adecuado porque, tal
como el lo presenta, el amor es un fluir ininterrumpido de signos y senales que
deben apuntalar el valor individual. La capacidad de producir y reproducir el re­
conocimiento en el amor debe ponerse en acto periodicamente. En otras palabras,
el reconocimiento no es algo que se otorgue de una vez y para siempre, sino una
labor compleja y simbolica que debe sostenerse mediante la repeticion de ciertos
ntos y que puede amenazar y sepultar al yo si no es ejecutada de modo correcto.
En un libro sobre las personas solteras y su timidez, la autora, que es psico-
loga, describe en terminos psicologicos una experiencia que, en realidad, es
sociologica:

A lo largo de mi experiencia como psicologa en la ciudad de Nueva


York, las citas constituyen el denominador comun que desata la timidez
en mujeres y hombres solteros de todas las edades. En la busqueda de
alguien con quien compartir su vida, muchos de mis clientes me dicen
que los invade con frecuencia un sentimiento tan intenso de miedo, rechazo y
desvalorizacion que usan cualquier excusa para quedarse en su casa. [...] Hace
unos diez anos, empece a observar que, uno tras otro, mis clientes derian
sentirse socialmente incompetentes, invisibles para los demas y temerosos,
sobre todo en las citas y en las situaciones sociales (enfasis de la autora).43
166 • Por que duele el amor

Justamente porque el valor no se conoce de antemano sino que se genera de


modo performativo (o sea, que es otorgado por la interaccion romantica y en
ese marco), las interacciones romanticas despiertan un grado de ansiedad aguda:
en ellas se pone en juego la performance del yo y su valor. La sensacion de invi-
sibilidad que experimentan estas personas o, por usar un termino mas frecuente,
su “ miedo al rechazo”, constituye antes que nada un temor a aquello que
Honneth describe como “ invisibilidad social”, es decir, un estado en el que se
hace sentir socialmente menospreciada a la persona. Como indica el autor, la
invisibilidad social puede ser producida mediante ciertas formas de humillacion
mas bien sutiles o encubiertas. Las respuestas expresivas de los ojos, la cara y la
sonrisa constituyen el mecanismo elemental de la visibilidad social y una forma
basica de reconocimiento.44 Esta invisibilidad social es la que amenaza al yo en
las relaciones romanticas, precisamente porque las senales de validacion aca-
rrean la promesa de dotar a la otra persona de una existencia social plena. De
acuerdo con el libro sobre la timidez en las personas solteras, “ en la primera
etapa [del cortejo], las personas solteras que son fimidas se sienten sobrepasadas
[...] por el miedo al rechazo y por la incertidumbre. N o logran dar el primer
paso: saludar, hacer contacto visual, invitar a alguien a tomar algo o iniciar una
relacion mtima”.45 Por lo tanto, el tan mentado “ miedo al rechazo” es en rea­
lidad un miedo social, proveniente de que el valor social se establece casi ex-
clusivamente gracias al reconocimiento que otorgan los demas. Las personas
solteras que sienten timidez encarnan mejor que nadie esa amenaza que se
cierne sobre la definicion social de la propia existencia: “ [L]a persona fimida se
critica obsesivamente por las torpezas reales o imaginarias que puede haber
cometido. Este tipo de castigo debilita al yo y destruye la autoestima sin que la
persona se de cuenta”.46
Ahora bien, se trata de una autocntica que resulta muy distinta a las estrate-
gias de desvalorizacion utilizadas en el siglo x i x , pues no tiene como fin ma-
nifestar el caracter, fundado a su vez en una idea (aproximada) de lo que vale
uno mismo y de la distancia que lo separa del ideal al que deberia aspirar. En
realidad, esta autocntica refleja un fenomeno que podnamos denominar “ au-
toincertidumbre conceptual” , es decir, la incertidumbre sobre la propia imagen
y los criterios para establecer esa imagen. La incertidumbre conceptual tiene
que ver principalmente con que los criterios para el ideal de caracter y pers°-
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 167

nalidad se han desdibujado y las relaciones sociales estan plagadas de inseguri-


dades sobre el propio valor social y los parametros que se aplicaran para juzgar
ese valor. Asi, la incertidumbre conceptual se ubica en el extremo opuesto a
las estrategias de desvalorizacion mencionadas al principio, pues en estas ultimas
d menosprecio en cuanto al propio valor, en lugar de ocultarse, se manifestaba
de manera expficita y se ritualizaba de modo performativo. Este no amenazaba
al ideal del yo, sino que mas bien lo simbolizaba, requiriendo la reafirmacion
por parte del otro, lo que a su vez generaba un vinculo. Por ultimo, presupo-
ma una referencia impficita a una serie de ideales morales compartidos por
ambas partes.
Sin embargo, en la modernidad, el “miedo al rechazo” es un peligro que
siempre se encuentra al acecho en las relaciones porque amenaza el constructo
integro del valor individual. Tomemos algunos ejemplos. En una carta a su
hermano Theo, Van Gogh describe de la siguiente manera como lo rechazo
Kee, su prima:

La vida es un bien muy preciado para mi y estoy muy feliz de amar. Mi


vida y mi amor son uno. Y tu me respondes: “ Pero te enfrentas con un
‘nunca, jam as"'. Pero yo te digo que, por el momento, querido her-
mano, veo ese “nunca, jamas” como un bloque de hielo que apoyo en
mi corazon para que se derrita.47

En este caso, el rechazo no se traduce como una amenaza al propio estatus ni al


valor individual, sino como una oportunidad mas para que el hombre demues-
tre su capacidad de derretir el hielo de la negativa. Comparemos ahora el ejem-
plo de Van Gogh con el de una lesbiana de 40 anos que estaba comenzando una
relacion nueva y, en la entrevista, manifestaba lo siguiente:

Pasamos un fin de semana increible. Me presento a la familia y a los ami­


gos. Y el sexo tambien fue increible. Pero despues de ese fin de semana
me dice: “Tal vez esta noche es mejor que te quedes un par de horas,
nada mas, o que esperemos hasta manana para vernos” . Me dio mucho
enojo, estaba furiosa con ella. Y ahora, mientras lo cuento, me da como
un ataque de ansiedad. Me siento paralizada. jCom o me pudo hacer eso?
168 • Por que duele el amor

A esta mujer la oprimen los sentimientos de ansiedad porque el pedido de su


pareja de verse por dos horas “ nada mas” se transforma en una sensacion de
“ aniquilacion social” . En sus memorias, Catherine Townsend, la columnista del
periodico ingles The Independent que se especializa en cuestiones sexuales, relata
la ruptura con su novio. Al parecer, esa situacion le provoca tal nivel de angus-
tia que decide asistir a la reunion de un grupo de adictos anonimos al sexo y al
amor. AlH, se presenta de la siguiente manera:

Mi nombre es Catherine y soy adicta al amor [...] . Hasta hoy, no podia


entender por que me resultaba imposible superar mi ultima relacion, pero
creo que es porque queria ser la mujer ideal para el. Creo que quern de-
mostrar, a nivel inconsciente, que yo vaHa lo suficiente como para que alguien
quisiera casarse conmigo. Entonces estaba desesperada por no perder a mi
ex, costara lo que costara (enfasis de la autora).48

Claramente, el sufrimiento aqm se relaciona con su sentido del valor propio,


que puede ser construido o aniquilado por el amor. Ahora, por citar un testi-
monio de la “ alta cultura” , tomemos un ejemplo de Jonathan Franzen:

El gran riesgo [en el amor] es, por supuesto, el rechazo. Todos podemos
tolerar que no caigamos bien aqm o alla, porque hay un numero casi
infinito de personas a las que potencialmente les gustamos. Pero exponer
todo tu ser, no solo la superficie agradable, y que te rechacen, puede
implicar un dolor catastrofico. La perspectiva del dolor en general, el
dolor de la perdida, de una ruptura, de la muerte, es lo que hace tan ten-
tador evitar el amor y quedarse en la seguridad que nos brinda el mundo
del agradar.49

Por su parte, en el blog de la revista Glamour, una mujer relata que separarse de
su novio fue como meter “ el corazon en una licuadora” y que le llevo “ meses
(si no anos) superar completamente la ruptura con el” . Las amigas la ayudaban
a calmar la angustia diciendole que “ era una mujer increible, dando[le] de
comer mucho chocolate y mirando [con ella] peliculas cursis una tras otra” .
La reaccion de las amigas corresponde tipicamente a la intuicion tan difundida
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 169

de que las rupturas amorosas amenazan el sentido mas basico del valor propio y
los cimientos mismos de la seguridad ontologica. Esto se confirma en los estu-
dios realizados por dos sociologas y citados en un articulo del New York Times:
“ Para las mujeres, lo que importa es tener una relacion, por mas terrible que
sea. ‘Resulta un poco patetico’, reconoce Simon [la investigadora], ‘porque
aunque hubo tantos cambios sociales en esta era, el valor propio de las mujeres
todavia esta muy ligado a la existencia de un novio. Es una desgracia"'.51
La unica salvedad a esta ultima afirmacion es que, si el valor propio de las mu­
jeres continua estando ligado a la existencia de un novio, no se debe a que las
mujeres sigan cargando con un vestigio incomodo del pasado, sino precisamente
al fenomeno moderno de que el valor propio depende del amor. Los manuales
de autoayuda sobre las citas, el sexo y el amor son tan rentables justamente porque
aquello que esta en juego es el valor social e individual que estos tienen la capa-
cidad de generar.
No obstante, se podria objetar que el yo siempre se vio afectado por las aven-
turas romanticas que presentaban un amor incierto y no correspondido. De
hecho, el dolor y el sufrimiento se encuentran entre los tropos mas antiguos de
la literatura mundial sobre el amor. Evidentemente, eso es verdad, pero para la
sociologia, lo que resulta de vital importancia es la pregunta por los modos en
que el yo esta implicado y se ve enaltecido o desvalorizado. A mi juicio, el yo
moderno se ve implicado de manera diferente en las interacciones romanticas,
pero ademas la experiencia misma del sufrimiento psiquico en la modernidad
difiere de los modos en que se vivia ese mismo sentimiento en el pasado. Si bien
el dolor es una de las tematicas mas antiguas en las historias de amor, antes era
una experiencia encuadrada en cuatro marcos culturales distintos y/o super-
puestos que hoy resultan ajenos a nuestra sensibilidad.
Los cuatro marcos culturales premodernos para el sufrimiento romantico son
el marco de la aristocracia, el marco del cristianismo, el marco del romanticismo
Y el marco de la medicina. En la historia de Europa Occidental, el primer mo-
delo cultural generalizado que coloco el sufrimiento en el centro de la expe­
riencia amorosa quiza fue el amor cortes.52 En la literatura de los trovadores
provenzales, los sufrimientos provocados por el amor no correspondido purifi-
caban el alma del enamorado. Es mas, dichos sufrimientos constituyen la fuente
’nisma de la inspiracion poetica para los trovadores. Debido a las influencias
170 • Por que duele el amor

platonicas, el amor cortes era intensamente idealista y, por lo tanto, permiria la


transmutacion del sufrimiento amoroso en una experiencia noble. Es mas, el
amor y los sufrimientos derivados de el ennobledan tanto al enamorado como
a su amada. En este esquema, entonces, el amor “podia tornar a la gente mejor,
mas fina, con mas probabilidades de concretar su naturaleza humana” .53 Un
claro ejemplo de esto es el siguiente texto, tomado de un libro sobre la historia
de la sexualidad en Europa:

Encuentro tan placentero el dolor del amor que, aunque se que pretende
matarme, no deseare ni osare vivir sin Midons [mi dama] o tornar hacia
otra, pues ella me basta para obtener honor tan solo muriendo como su
fiel enamorado o, si me aceptara, el honor seria cien veces mayor; por lo
tanto, no me demorare en servirle.54

Aqui, el sufrimiento no destruye al yo, sino mas bien lo magnifica y lo exalta.


Como se observa, ese sufrimiento esta incorporado en una narrativa mas global
de la personalidad que ensalza la valenria, la fuerza, la fidelidad y la dedicacion
masculinas en relacion con una mujer. Por lo tanto, ese sufrimiento representa
una expresion de los valores aristocraticos.
A su vez, ese ideal aristocratico del sufrimiento se entrelaza con los valores
cristianos: la reciprocidad no es condicion para el amor, y el sufrimiento es
concebido como una purificacion del alma. El modelo cristiano ofrece un
marco narrativo para organizar la experiencia del sufrimiento e incluso toma
dicha experiencia como la marca teologica de la salvacion. En tanto marco
cultural, este modelo dota de sentido al sufrimiento, lo transforma en una ex­
periencia positiva y hasta necesaria, que eleva el alma y permite llegar a un es-
tado de divinidad. Por lo tanto, en esa matriz cultural, el sufrimiento no debilita
al yo, sino que ayuda a construirlo y a exaltarlo. Con la decadencia del cristia-
nismo, el sufrimiento amoroso se transforma en una nueva fuente de valor
propio por medio de la expresion afristica, sobre todo en el caso del Romanti-
cismo. Al igual que en el modelo cristiano, aqrn el sufrimiento se considera
como una dimension inevitable, necesaria y superior de la existencia.55
Lord Byron, una de las figuras mas representativas del movimiento roman-
tico, preconizaba la autodestruccion y la destruccion del otro en el amor. P ° r
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 171

ejemplo, pod^a escribir versos como el siguiente: “ Mi abrazo era fatal. [...] jLa
ame y di muerte!” .56 Al igual que otros romanticos, Byron adheria al sensua-
lismo y concebia al dolor como la manifestacion de una existencia superior.
“ El gran objeto de la vida es la sensacion”, le escribia a su futura esposa, “ sen-
tir que existimos, aunque mas no sea a traves del dolor” .57 Asi, el amor no
correspondido no se vivia como una aniquilacion del yo, porque el reconoci­
miento y el valor propio no se fundaban en la experiencia amorosa y porque
se creia que el yo expresaba su energia vital en una variedad de experiencias,
desde el amor hasta el dolor. Las expresiones romanticas de sufrimiento amo­
roso se encuadraban e interpretaban culturalmente en funcion de la melancolia
como experiencia organizadora. Lo que caracteriza a la melancolia es la esteti-
zacion del sentimiento amoroso y, como en el amor cortes, el ennoblecimiento
de la persona que lo siente. En gran medida, esa melancolia romantica era
masculina y formaba parte de un modelo del yo segun el cual se obtenia he-
roismo a partir del sufrimiento, lo que permitia al hombre afectado demostrar
la profundidad de su alma mediante su capacidad de resistencia. En la melan-
colia, el sufrimiento no afecta ni debilita el sentido del valor propio, sino que
ayuda a expresar un la delicadeza y la sofisticacion del alma. Podnamos incluso
afirmar que les permite a las personas afectadas acumular cierto tipo de capital
simbolico/emocional. Es mas, puesto que tales ideas del amor y el sufrimiento
con frecuencia constituian una prerrogativa masculina, esto podria indicar tam-
bien que servian para potenciar la imagen de la masculinidad en tanto energia
vital o forma de valentia.
Sin embargo, las mujeres, sobre todo en los escalones mas altos de la jerarquia
intelectual, no eran ajenas a esta sensibilidad. Por ejemplo, Margaret Fuller,
contemporanea de Ralph Waldo Emerson en la primera mitad del siglo x i x ,
era una mujer de caracter e inteligencia formidables con una vida amorosa que
hoy describinamos como desgraciada: a menudo se enamoraba de personas que
no podian o no querian corresponder sus sentimientos apasionados. Cristina
Nehring resume de la siguiente manera el modo en que Fuller daba cuenta de
su experiencia:

FuUer creia en el sufrimiento. Creia en la fuerza purificadora del sufri­


miento y en su capacidad propia para soportarlo. A veces se preguntaba
172 • Por que duele el amor

si el sexo femenino estaba especialmente dotado para enfrentar el sufri-


miento. Senalaba que, mientras los hombres en la vida de Cristo lo aban-
donaban sistematicamente en los momentos de necesidad, “ las mujeres
se quedaban a su lado, tanto a los pies de la cruz como en la Transfigu-
racion”. Las mujeres que amaban a Cristo no podfan “ exiliarse de la hora
fatal” sino que “ exigfan aprender de ella. Exigfan que las tornara mas
profundas”, as^ como las tragedias de su propia vida la habfan tornado
mas profunda a ella.58

En los ejemplos anteriores, la estetizacion del sufrimiento propia de la aristocra-


cia se combina con la transfiguracion religiosa para crear un orden de la expe-
riencia que le aporta sentido e incluso grandeza al yo. Dichos ejemplos no son
casos aislados, sino que denotan la existencia de un modelo cultural en el cual
el sufrimiento amoroso no constituye una amenaza para el valor del yo, sino
que se recicla para incorporarse a un ideal del caracter.
La unica tradicion que no idealizaba el sufrimiento amoroso ni lo concebia
como un aspecto del yo ideal era el discurso de la medicina. En los siglos x v i y
xvii, la enfermedad conocida como “ mal de amores” era considerada una de-
sorganizacion del cuerpo que, a pesar de afectar el alma, no atacaba el sentido
del valor propio.
En el siglo x v i , el erudito ingles Robert Burton afirmaba que las victimas del
mal de amores eran “ esclavos, siervos, locos, idiotas, brutos, atrabiliarios, des-
quiciados y ciegos como topos” .59 El sufrimiento amoroso era resultado de
trastornos fisicos y, por lo tanto, se ubicaba en el mismo nivel que las enferme-
dades del organismo. En la misma lfuea, el medico frances Jacques Ferrand,
nacido hacia fines del siglo x v i , escribfa lo siguiente

En mayo de 1604, cuando apenas comenzaba a desempenarme como


medico en Agen (mi ciudad natal), diagnostique por presencia de casi
todos estos sfutomas el mal de amores de un joven estudiante nacido en
Le Mas d’Agenais. [...] Ante mi encontre un joven, triste sin motivo y
que poco antes habfa sido jovial. Vi su semblante palido, de un ton°
amarillo alimonado y un gesto languido, los ojos hundidos, pero el resto
del cuerpo en condiciones bastante aceptables.60
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 173

El trastomo era tomado como una afeccion fisica o incluso como un desequi-
librio mental temporario, pero no se crefa que amenazara el sentido del valor
propio. En la Inglaterra del siglo xvii, habfa un medico y astrologo llamado
Richard Napier que trataba y curaba una gran variedad de enfermedades. Tras
un analisis de los apuntes dejados por Napier, el historiador Michael M acDo­
nald referina de la siguiente manera la naturaleza de dichas enfermedades:

Casi el 40% de los hombres y las mujeres que describfan sus ansiedades y
sus dilemas en la consulta con Napier se quejaban de las frustraciones
provocadas por el cortejo y por la vida matrimonial. [...] Entre los clien-
tes del astrologo, las relaciones apasionadas eran muy infrecuentes. Las
peleas de pareja, el amor no correspondido y la infidelidad eran causa del
malestar emocional para 141 personas, el 65% eran mujeres jovenes.61

Las quejas matrimoniales que presentaba la mayor parte de las pacientes de N a­


pier tenfan que ver principalmente con “ la escandalosa imposibilidad masculina
para mantener economicamente a la familia y ser fiel, sobrio y amable”.62 Como
se sabe, en la actualidad no faltan los hombres que incumplan su obligacion de
mantener a la familia, pero las quejas modernas contra los varones tienden mas
a enmarcarse en terminos de la incapacidad para ocuparse del yo de la mujer.
Ademas, en la era premoderna se solfa describir la punzada del sufrimiento
amoroso como una sensacion corporal, no como una experiencia que indicara
falencias psiquicas. Por su parte, el discurso medico no exaltaba el sufrimiento
por el sufrimiento mismo, sino mas bien aspiraba a eliminarlo, del modo en que
lo haria con un trastomo fisico.
En la modernidad, el sufrimiento amoroso tambien constituye un sentimiento
que debe ser amputado, pero bajo un modelo radicalmente distinto del yo, pues
se lo debe amputar en nombre de la existencia hedonista y utilitaria de una psiquis
sana, para la que el sufrimiento es smtoma de un desarroUo psicologico defectuoso
o de una amenaza fundamental contra la autoestima y el sentido del valor indivi­
dual. En la cultura contemporanea, el desarroUo sano del caracter se manifiesta a
traves de la capacidad para superar la experiencia del sufrimiento o, aun mejor,
para evitarla del todo. El sufrimiento romantico ha dejado de ser parte de la eco-
n°mia psiquica y social de la formacion del caracter, para pasar a amenazarla.
174 • Por que duele el amor

Es mas, lo que tiene de moderno el sufrimiento amoroso en la actualidad es


que el objeto amoroso se halla entrelazado de manera compleja con el valor del
yo, y que el sufrimiento se ha transformado en la marca de un yo defectuoso.
En consecuencia, la desercion del objeto amado debilita a ese yo. La inseguridad
ontologica del yo y la necesidad de reconocimiento intersubjetiva se acentuan
debido a que ya no quedan otros marcos culturales/ espirituales, por asi llamar-
los, en los que se recicle esa desercion y pase a cumplir un rol en la formacion
del caracter.

Reconocimiento y autonom^a
En una indagacion sobre las paradojas del deseo, Alexander Kojeve, el mas
interesante especialista en Hegel, plantea que el deseo puede satisfacerse simul-
taneamente con el “ desarrollo de la individualidad” y con la “ universalizacion
del reconocimiento reriproco”,63 posibles en un orden social igualitario. Aun-
que Kojeve estaba pensando en la universalizacion del reconocimiento de clase,
esto se puede aplicar facilmente al ambito de las relaciones de genero, en el que
se hubiera esperado que la mayor igualdad acarreara tambien una mayor indi­
vidualidad y un mayor reconocimiento reriproco. De hecho, una interpreta-
cion particular de la figura hegeliana de la lucha por el reconocimiento considera
que la condicion para un mayor reconocimiento es el incremento de la auto-
nomia. Cuanto mas libre se vuelve el esclavo, mas reconocimiento puede exi-
gir y recibir.
No obstante, si bien esta postura puede defenderse en el ambito de la polfrica,
resulta mucho mas compleja en el ambito de las relaciones eroticas, pues no
contempla las contradicciones que dividen al deseo erotico contra si mismo. Es
mas, me atrevena a afirmar que, justamente debido al desarrollo de la individua­
lidad y de la autonomia, el deseo erotico en la modernidad esta plagado de
aporias. Como sostieneJudith Butler, “ el deseo zozobra a causa de la contradic-
cion y se vuelve una pasion dividida en contra de si misma. En la lucha por
devenir coextensiva con el mundo, un ser autonomo que se vea reflejado en
todos los aspectos del mundo, la autoconciencia descubre que, implicita en su
propia identidad en cuanto ser que desea esta la necesidad de ser solicitada por
otro” . Sin embargo, en esto ultimo acechan las contradicciones, porque tenemos
que “ elegir entre la existencia extatica y la existencia que se autodetermina” .65
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 175

Al amar a otra persona y anhelarla, siempre se corre el riesgo de ser tratada


con indiferencia o de sufrir un amor no correspondido. El temor a ver frustrado
nuestro deseo transforma la experiencia amorosa en una experiencia (potencial-
mente) reflexiva en esencia. Esta naturaleza reflexiva proviene del modo en que
el reconocimiento interactua y entra en conflicto con otro rito que determina
el sentido del valor propio: la autonomia. A mi juicio, el reconocimiento se ve
configurado por las definiciones culturales del estatuto de persona en las que
deben reafirmarse simultaneamente los ritos de autonom^a de aquel que reco-
noce y del objeto de reconocimiento. En un analisis sobre las relaciones roman-
ticas de las personas jovenes, Ori Schwarz presenta los siguientes ejemplos
acerca de los casos en los que se elige (o no) tomar fotos de la companera o el
companero: “ Una mujer de mas de 25 anos que no tenia ninguna relacion es-
table en el momento de la entrevista se describio como una ‘obsesiva de docu-
mentar momentos’ y agrego que ‘cuando empezaba a sentir algo [por la otra
persona], se me despertaba el deseo de documentarlo"'. Sin embargo, la mujer
“ no fotografiaba a nadie hasta no estar segura de la relacion, para no espantar a
la otra persona”, porque “ no quena que se fuera corriendo, no quena presio-
narlo ni parecer demasiado enamorada”.66
Esta breve descripcion representa una experiencia muy frecuente en las
relaciones amorosas, a saber: la necesidad de controlar la expresion de los
sentimientos (o sea, la asignacion de reconocimiento) para no debilitar la
propia posicion en el vinculo. El reconocimiento siempre esta incluido en una
dinamica en la que cada persona debe exhibir su propia autonomia. Esta ul­
tima se manifiesta mediante un control muy cuidadoso del reconocimiento,
o incluso mediante una retencion de ese reconocimiento. Las relaciones de
amor contienen una demanda intrinseca de reconocimiento, pero para resul-
tar exitosas en terminos performativos, la demanda y la pues.ta en acto del
reconocimiento deben controlarse cuidadosamente de modo que no se vea
amenazada la autonomia del yo, ni en la persona que otorga ni en la que re-
cibe el reconocimiento. Esto puede ejemplificarse con otro ejemplo tomado
del analisis de Schwarz:

Una lesbiana de mas de 25 anos que vivia en una ciudad y queria sacar
fotos estaba “ un poco preocupada de que hubiera un malentendido y la
176 • Por que duele el amor

otra persona pensara que estaba mostrando demasiado interes, un exceso


de confianza, una intencion de avanzar muy rapido o algo asi. N o le hice
caso [a eso] y tome fotos cuando tema ganas, pero deje bien claro que no
tenia segundas intenciones y que no habia motivos para preocuparse”.67

Aqm, la preocupacion deriva (absurdamente) del temor a que su pareja reciba


mas amor, atencion o carino del que pueda devolver con reciprocidad. La po-
sibilidad de mostrar mas afecto de lo que desea la otra persona es tan amenaza-
dora que la mujer se ocupa de corregir la posible interpretacion semiotica de su
accionar a fin de garantizar su propio estatus en la relacion, que a su vez se es-
tablece y se manifiesta mediante una muestra de autonomia. Lejos de encon-
trarse inmerso en un proceso ilimitado de reciprocidad, el reconocimiento
funciona como un bien limitado porque lo restringe el imperativo intersubje-
tivo de la autonomia, que consiste en una reafirmacion implicita de la autono-
mia propia y en una admision de la autonomia ajena. As^ muchas de las
dificultades que surgen en el inicio de las relaciones provienen de las negocia-
ciones en tomo a la autonomia y el reconocimiento: el eje de toda negociacion
emocional al principio de la relacion es el grado de autonomia y reconoci­
miento que uno debe exhibir y recibir.
Ahora bien, la tension entre autonomia y reconocimiento se ve intensifiqda
por la necesidad de que el reconocimiento no quede estatico. Debido al entre-
lazamiento institucional y narrativo entre el amor y el matrimonio, el compro-
miso constituye el telos narrativo del proceso de reconocimiento, el elemento
que liga lo emocional con lo institucional.68 Son muchas (si no casi todas) las
relaciones amorosas que deben desembocar en un “ compromiso”, o bien fina-
lizar. Sin embargo, gracias a la estructura de la autonomia, el compromiso es
justamente lo que no se puede pedir a la otra persona. El siguiente ejemplo,
tomado de un sitio web sobre dilemas amorosos, refleja este problema:

Estuve buscando informacion en Google sobre el tema [de que el novio


aun no ha dado de baja su perfil en Match.com] y empiezo a preocu-
parme. El y yo no tuvimos una charla formal para “ definir la relacion”
(y, la verdad, prefiero esperar a ver como se van acomodando las cosas^
asi que no puedo evitarlo: me pregunto si sigue saliendo con otras mu-
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 177

jeres, si para el soy una mas. Y no quiero sacar el tema cuando estoy con
el porque todo viene fluyendo muy bien, sin dramas ni planteos.69

Si preguntarle al hombre cual es su grado de compromiso y de fidelidad puede


considerarse como un “ drama” o un “ planteo” es porque, al menos en el caso
de esta mujer, la autonomia debe acallar la demanda de reconocimiento. La
tension entre autonomia y reconocimiento explica por que han surgido tantas
dificultades en torno a quien da el primer paso en las relaciones. De acuerdo
con Person, “ el enamorado que tiene miedo o desea protegerse intenta persua-
dir a su amada de que lo ame primero, antes de asumir el riesgo de mostrarle lo
que el siente. Es posible que lo motive el temor, derivado en general de algun
sentimiento de inferioridad o desvalorizacion”.70 La persona que se enamora
tiene miedo porque la autonomia y el reconocimiento estan en tension. A par-
tir del caso de Irene, una neoyorquina de 38 anos que trabaja como gerente de
relaciones publicas, podemos develar los motivos para retener la demanda de
reconocimiento en su maxima expresion (es decir, la demanda de compromiso):

Irene: Conod a Andy hace cinco anos. Cuando nos conocimos, yo tenia
una relacion con otra persona, pero las cosas no andaban tan bien, y Andy
aparentemente tenia muchas ganas de acostarse conmigo. Entonces em-
pece a salir con el, y al principio no me volvia tan loca. Pero hizo todo lo
que tenia que hacer: me dejaba notitas de amor, me llevaba a pasear de
sorpresa, me compraba regalitos, me preparaba la cena. Un ano despues,
lo ascendieron a gerente general de ventas y le pidieron que se mudara a
Europa, a Londres. Me pidio que fuera con el. Yo lo pense y enseguida
decidi aceptar. En la empresa donde trabajaba yo, habia firmado un con-
trato donde deda que antes de renunciar tenia que dar un preaviso de tres
meses, entonces no pude viajar con el en ese momento. Llegue a Londres
dos meses despues. Cuando llegue, ese mismo dia, send que el se habia
enfriado. Inexplicablemente, se habia enfriado. Yo le preguntaba todo el
tiempo si habia pasado algo, por que estaba menos carinoso, pero me con-
testaba con evasivas y me dijo que no sabia si podia comprometerse. Me
fui tres meses mas tarde, volvi a Nueva York, completamente devastada.
Entrevistadora: Completamente devastada.
178 • Por que duele el amor

Irene: Pero, ^sabe que? Yo lo segma amando. N o es que se porto tan mal
conmigo. N o me trato mal. Estaba como compungido. ^Se entiende? Es
que dejo de amarme, nada mas. Y no habia prometido que se iba a casar
conmigo ni nada de eso. No. Pero me dejo de amar. iQ ue se puede
contestar a eso? jM e tienes que amar, porque soy perfecta? Obviamente,
no podia decirle eso. Hubiera sido una estupidez. Y aunque yo habia
renunciado al trabajo por el, habia dejado la propiedad que alquilaba por
una suma fija, habia retirado todos mis ahorros y, basicamente, habia
abandonado mi vida, no estaba enojada con el. Solo me sentia lastimada.
Por eso lo segma amando. Tal vez, en parte, lo amaba todavia mas.
Entrevistadora: O sea que, como acaba de decir, usted renuncio a su vida
sin que hubiera una promesa de matrimonio. ^Le resulto ficil?
Irene: No es que no me importara. Me importaba, pero yo soy asi, siem-
pre tengo miedo de que los otros sientan que los estoy presionando.
Entrevistadora: que se refiere con presionarlos?
Irene: A parecer desesperada. A poner un ultimatum. A comportarme
como si lo unico que me importara fuese casarme. Presionar al tipo no
es bueno para la relacion ni para la imagen de una. Entonces no lo pre-
sione, pero tal vez fue un error. Tal vez tendria que haber sido mas firme
y le tendria que haber hecho mas demandas. N o tendria que haberme ido
sin una promesa de matrimonio. Pero yo era joven y tenia miedo de
espantarlo.
Entrevistadora: ^Por que no es bueno para la imagen de una?
Irene: U hm m ... Si una presiona al tipo, queda como una desesperada. Y
esa persona no es una misma. N o es bueno demostrar que una tiene
tantas necesidades. Ademas, esta esa idea de que, si una presiona, el tipo
va a salir corriendo. Porque una esta desesperada.
Entrevistadora: Entonces ^decirle a un hombre que una quiere una rela­
cion seria y comprometida es estar desesperada?
Irene: Absolutamente. A mi me encantana poder decir “ te amo” con tota1
libertad, o “quiero pasar toda la vida contigo”, pero si lo hiciera, me
sentiria en inferioridad de condiciones. Una quiere mostrarse menos in-
teresada.
Entrevistadora: ,;Podria explicarme por que?
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 179

Irene: N o se por que. Creo que los hombres, no todos, pero muchos, no
estan interesados en el matrimonio y el compromiso. Sienten que tienen
todo el tiempo del mundo para decidirse. Y si una los desea demasiado,
se alejan, es una opinion que comparten todas las chicas que conozco. Se
que lo comparten. Hay que hacer las cosas despacio, con inteligencia y
sin presionar.

Son numerosos los elementos de esta historia que se repiten en cierto modelo
de relaciones entre hombres y mujeres. En este caso, la mujer se ve influida por
el varon, es decir, este la convence de iniciar una relacion con el. Lo que la per­
suade de ello no es un misterio: es la existencia de un grado considerable de
reconocimiento. Esto indicana entonces que el reconocimiento puede preceder
al amor e incluso generar amor. Se trata de un modelo especialmente pertinente
en el caso de las mujeres, quienes cuentan con menos posibilidades que los
hombres para acceder a los canales publicos de reconocimiento y asi reafirmar
su valor propio. En consecuencia, el sentido del valor individual se halla ligado
de modo particular al reconocimiento en la esfera romantica. Asimismo, aunque
esta mujer no formula un pedido concreto, el hecho de que haya “ renunciado”
a todo es interpretado por el novio (probablemente con razon) como un deseo
de comprometerse por completo. Y, en ultimo lugar, el hecho de que no haya
podido solicitarle formalmente un acto reciproco de compromiso indicana que
la autonomia tiene prioridad sobre la necesidad de reconocimiento, pues la
mujer asumio un compromiso pleno con su novio, pero no pudo obtener de el
una promesa reciproca y similar.
Esta situacion entra en contraste con lo que ocurria en el siglo x i x , cuando
las jovenes inglesas de clase media y media-alta encontraban pareja por medio
de un acto formal de “ presentacion en sociedad”, que consistia en organizar un
baile en su honor mediante el que se las declaraba aptas para el matrimonio y
deseosas de conocer posibles candidatos con quienes compartir el resto de sus
vidas. En este orden sociocultural, la declaracion de compromiso se halla intnn-
secamente englobada en la estructura del encuentro: la mujer (o el hombre) no
debe ocultar ni contener la intencion de comprometerse, porque esta es la razon
de ser y la definicion misma del acto de presentacion en sociedad. La busqueda
manifiesta de un futuro marido no constituye aqui una amenaza a la imagen de
180 • Por que duele el amor

si ni a la autonomfa de la mujer. El coqueteo y la picamia que podfan llegar a


aparecer en las interacciones romanticas no frenaban, suspend^an, demoraban ni
ocultaban la intendon de comprometerse y casarse. Es mas, la “falta de serie-
dad” pofua en peligro la reputacion masculina y femenina en el mercado ma­
trimonial y constitufa una desventaja emocional.
Las relaciones amorosas modernas, en cambio, estan llenas de paradojas lla-
mativas que provienen de que hombres y mujeres deban comportarse como si
el compromiso no estuviera englobado a priori en el vinculo. La intencion de
comprometerse debe ser un logro, no un requisito previo para iniciar la relacion.
De a h que la cuestion misma del compromiso se desvincule de las relaciones
romanticas a la vez que estas son conminadas a ofrecer un flujo constante de
reconocimiento. Por ultimo, a diferencia de lo que ocurria en el siglo x i x , cuan-
do el cumplimiento de las promesas era un elemento central del compromiso
en tanto constructo moral, Irene, la mujer entrevistada en el ejemplo anterior,
da a entender que hoy es ilegkimo pedir una promesa por parte de la otra per­
sona, a pesar de que eso implique un costo personal manifiestamente elevado
para la mujer. En su libro Girls Gone Mild,11 Wendy Shalit, quien estudia las
relaciones sexuales desde una perspectiva conservadora, tambien observa la re-
nuencia femenina a demandarle cierta conducta a los hombres, pero en confor-
midad con el ethos psicoterapeutico que predomina en nuestra cultura, atribuye
esa renuencia a una falta de autoestima y a una sexualizacion excesiva de las
mujeres. Como muchos otros autores de lmea conservadora, Shalit identifica
correctamente una zona problematica, pero no logra comprender la causa de
esos problemas.
Si bien la confusion es un rasgo psicologico, con frecuencia su etiologfa esta
basada en elementos sociologicos. A mi juicio, en muchos casos la confusion se
origina en la presencia de dos principios estructurales que entran en conflicto.
En el relato de Irene, el deseo de preservar determinada imagen del yo adquiere
prioridad sobre la defensa de sus propios intereses. Esto es asi porque la imagen
del yo no precede a la interaccion romantica, sino mas bien se ha transformado
en un elemento que fundamentalmente se negocia y se establece dentro de esa
interaccion. En efecto, la imagen de si depende del valor creado intersubjetiva-
mente, es decir que debe ser negociada en el marco de una serie de interaccio­
nes particulares que ponen en juego de modo constante la manifestacion de la
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 181

propia autonom^a y de la capacidad para respetar la autonoma ajena (o sea, para


no demandarle nada al otro). Observese que el acto de “ presionar” a la otra
persona se concibe como una amenaza contra la autonom^a de quien es presio-
nado, pero tambien de aquel que presiona. El elemento cultural que define y
constituye el valor en estos casos es la autonomia, lo que a su vez explica por
que pedir promesas se considera como un acto que equivale a “ presionar” al
otro (algo que hubiera resultado muy extrano, por ejemplo, a los hombres y las
mujeres de la Inglaterra victoriana). Se trata de una idea que tiene sentido solo
en el contexto de una nocion del yo que concibe la promesa como una impo-
sicion de lrnites a la libertad individual, es decir, a la libertad de sentir manana
algo distinto a lo que siento hoy. Dado que los Hmites a la libertad individual se
consideran ilegkimos, la demanda de compromiso a la otra persona se interpreta
como una alienacion de la propia libertad. Esta ultima se vincula a su vez con
la definicion de las relaciones en terminos puramente emocionales: si una rela-
cion es el resultado de una serie de emociones que uno siente y transmite al otro
libremente, no puede emanar de la estructura moral del compromiso. Puesto
que las emociones se perciben como elementos independientes de la razon y de
la volicion, que se las considera volubles y, sobre todo, que se las concibe como
emanadas de la subjetividad individual y el libre albedno, demandar que otro
comprometa sus emociones a futuro resulta ilegitimo, pues representa una ame­
naza a esa misma libertad intnnseca de la pura emocionalidad. En el compro­
miso existe entonces el peligro de forzar a otra persona para que realice una
eleccion que no este basada en las emociones o en la mas pura emocionalidad,
lo que a su vez alienana la propia libertad.
Asimismo, en la medida en que los hombres han internalizado y puesto en
practica del modo mas contundente ese discurso de la autonomia en la moder-
nidad, dicha autonomia surte el efecto de ejercer cierta forma de violencia
simbolica que resulta cada vez mas naturalizada y dificil de percibir. Por consi-
guiente, la autonoma se encuentra (y debe permanecer) en el centro mismo del
proyecto para la emancipacion femenina. En este sentido, podemos tomar
como ejemplo el caso de Amanda, una mujer de 25 anos:

Amanda: Me quede dos anos con R on y, en esos dos anos, nunca le dije
“te amo”. Y el nunca me dijo “ te amo”.
182 • Por que duele el amor

Entrevistadora: ^Por que?


Amanda: Yo no quena decirlo primero.
Entrevistadora: ^Por que?
Amanda: Porque si lo dices y la otra persona no siente lo mismo, pasas a
ser el mas debil en la relacion, y el otro se puede resentir, se puede apro-
vechar de ti, o puede poner distancia.
Entrevistadora: ^Usted cree que el pensaba lo mismo? iQ ue no queria
decirlo primero?
Amanda: N o se. Puede ser. Aunque, no se, creo que los varones, por
algun motivo, tienen mas libertad para decirlo. Tengo la sensacion de
que todos sabemos que el hombre lo puede decir primero, pero la mujer
no tiene esa libertad. Ninguna mujer se alejana de un hombre si le dice
que la ama, mientras que el hombre se espanta y piensa que la mujer ya
quiere el anillo y el vestido blanco.

Otro ejemplo de este fenomeno se puede encontrar en el libro Sexo en Nueva


York, que muchos consideran como la Biblia moderna en materia de relaciones
amorosas disfuncionales:

Carrie dijo:
— ^Por que nunca me dices “ te quiero”?
— Porque tengo miedo -dijo Mr. Importante-. Tengo miedo de que si
te digo “ te quiero” , pienses que ya vamos a casamos.72

Como resulta obvio, los hombres dominan las normas para el reconocimiento
y el compromiso. El dominio masculino toma la forma de un ideal de autono-
mia al que las mujeres se han suscrito por medio de la lucha por la libertad en
la esfera publica. Sin embargo, cuando se traslada a la esfera privada, la autono-
mia reprime la necesidad femenina de reconocimiento, pues una de las princi­
p a ls caracteristicas de la violencia simbolica consiste en que sea imposible
oponerse a una definicion de la realidad que resulta perjudicial para uno. No
pretendo afirmar aqui que las mujeres no deseen autonomia, sino que se en-
cuentran en una posicion cargada de tensiones porque sostienen al mismo
tiempo los ideales del afecto y la autonomia y, lo que resulta aun mas fundamen­
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 183

tal, porque con frecuencia sienten que deben preocuparse por la autonom^a
propia, pero tambien por la de los hombres. Tomemos como ejemplo el caso de
Shira, una estudiante de posgrado de 27 anos que relata lo que le sucedia cuando
estaba con su novio:

Shira: Yo le deria, por ejemplo, que prefena volver a casa, y entonces el


me deria que quena ir a ver a Sammy [una amiga]; entonces yo me poma
a llorar, solamente lloraba, cuando estaba con el no me atrevia a decirle
en serio lo que pensaba de el, tenia miedo. Tal vez temia perderlo, y por
eso no le deria nada, pero si lloraba.
Entrevistadora: ^Lloraba mucho?
Shira: Lloraba muchisimo.
Entrevistadora: ^Puede explicar por que?
Shira: Bueno, todosestosanoscreo que solamente temamiedo de decirle
lo que pensaba en serio.
Entrevistadora: jM e puede dar un ejemplo de algo que tiene miedo de
decirle?
Shira: En realidad, podia ser cualquier cosa. Por ejemplo, el sabado yo
queria quedarme tranquila en casa, que estuvieramos juntos y comiera-
mos juntos, pero el queria salir y estar con los amigos.
Entrevistadora: ^Usted lloraba cuando se quedaba sola? ^O delante de el?
Shira: Delante de el.
Entrevistadora: ^Y con eso lograba que se quedara?
Shira: No, por desgracia, no.
Entrevistadora: ^Tiene otros ejemplos como ese?
Shira: La verdad, tengo demasiados. En general, yo queria una cosa y la
situacion se daba de tal manera que mi deseo era ignorado o frustrado.
Por ejemplo, a mi me encantaba quedarme en casa y preparar algo rico
para comer. Entonces le prestaba mucha atencion a la presentacion de la
comida. Esperaba que el me dijera algo de eso, que se diera cuenta, pero
casi nunca lo notaba. Eso me lastimaba, y entonces me poma a llorar.

En este caso, la entrevistada siente malestar porque esta atrapada en una contra-
diccion que no puede nombrar: el llanto es la expresion directa de su depen-
184 • Por que duele el amor

dencia y su necesidad de ser reconocida. As^ y todo, a pesar de las emociones


complejas que siente, no puede formular una demanda que sirva a la vez para
preservar su propia autonomfa y la de su novio (o al menos la imagen de auto­
nomfa). En ese sentido, podria afirmarse que el imperativo de autonomfa ad-
quiere prioridad sobre el imperativo de reconocimiento e incluso lo torna
ininteligible. N o resulta dificil encontrar otros ejemplos del modo en que la au­
tonomfa reprime las emociones femeninas. El de Catherine Townsend, la co-
lumnista que ya mencionamos, puede ser definido como un caso ejemplar de
emancipacion sexual. Sin embargo, asi es como describe lo que llama “ la tipica
postura femenina” : “Me encontre en esa tipica postura femenina de fingir que
no me importaba nada en el mundo, mientras que, en el fondo, queria arro-
jarme sobre su regazo y gritarle: ‘jPor favor, amame!’”.73 Por su parte, la psico-
loga Lisa Rene Reynolds senala lo siguiente en un articulo sobre las citas por
Internet: “Una cree que nadie respondera a su perfil si dice que busca un esposo
para formar una familia, entonces no se arriesga a jugarse por lo que quiere de
verdad”.74 Nuevamente, no quiero decir que las mujeres carezcan de un deseo
de autonomfa ni que deban carecer de el. Por el contrario, considero que los
hombres pueden respetar el imperativo de la autonomfa de modo mas estable y
durante un lapso mas largo de sus vidas, con lo cual pueden tambien ejercer la
dominacion emocional sobre el deseo femenino de apego, obligando a las mu-
jeres a acallar ese deseo y a imitar el desapego masculino y la busqueda de au­
tonomfa propia de los hombres. Por consiguiente, las mujeres que no esten
interesadas en la domesticidad heterosexual, la maternidad y el compromiso
masculino tendran mas probabilidades de conseguir la igualdad emocional con
los hombres.
A falta de una secuencia clara de ritos para llevar a cabo el cortejo, y a fin de
sostener el ideal de la autonomfa y la libertad emocional propias y ajenas, el yo
se esfuerza por obtener el reconocimiento del otro sin ubicarse en la posicion
de demandarlo. Es decir, como el valor del yo no esta fijado de antemano, se
transforma en objeto de negociacion intersubjetiva. El sentido del valor propio
se ve amenazado constantemente por la posibilidad de no estar demostrando
suficiente autonomfa. La tension que existe entre el imperativo de sostener la
autonomfa y el de obtener reconocimiento genera una concepcion economica
del yo y de la psiquis: el reconocimiento siempre debe estar equilibrado con la
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 185

autononua y la oferta de reconocimiento nunca es abundante. En el intento de


determinar su propio valor y otorgar valor a la otra persona, el yo aplica un
modelo de intercambio en que la falta de disponibilidad funciona como senal
economica de valor y en que “ amar” puede transformarse en “ amar dema-
siado”. Esta misma logica economica esta subyacente en la gran mayoria de los
libros y articulos con consejos para las mujeres. Por ejemplo, en el libro Las
mujeres que aman demasiado (un best seller con un titulo muy acertado), la psico-
loga Robin Norwood cuenta las historias de sus pacientes/clientes. Una de ellas,
a quien llama Jill, relata que conocio a un hombre llamado Randy y que “fue
fantastico”, que la dejo “ cocinar para el y realmente disfrutaba que lo aten-
diera”, que se llevaban “ a las mil maravillas” . Norwood continua el relato del
siguiente modo:

Pero [...] resulto evidente que, casi de inmediato, se habia obsesionado


por completo con Randy. Cuando el llego de regreso a su apartamento
de San Diego, el telefono estaba sonando. Jill le informo con calidez que
habia estado preocupada por su largo viaje y que la aliviaba saber que
habia llegado bien. Cuando tuvo la impresion de que el pareda un poco
perplejo por su llamada, se disculpo por haberlo molestado y colgo, pero
un intenso malestar comenzo a crecer en ella, atizado por la comprension
de que una vez mas sus sentimientos eran mucho mas profundos que los
del hombre de su vida.
— Una vez Randy me dijo que no lo presionara o simplemente desapa-
recena. Me asuste mucho. Todo dependia de m f Se supoma que deMa
amarlo y, al mismo tiempo, dejarlo en paz. Yo no podia hacerlo: por eso me
asustaba cada vez mas. Cuanto mas miedo sentia, mas perseguia a Randy
(enfasis de la autora).75

Norwood claramente presenta a Jill como una paciente con una conducta
patologica, pues toda psiquis sana deberia lograr un equilibrio entre la autono-
mia y el reconocimiento, o sea, dos principios que entran en conflicto psico-
logico entre si. Es mas, una psiquis sana debe presentar una conducta sana en
terminos economicos: debe conformar la oferta a la demanda y la demanda a
la oferta. Como se observa, el relato de Jill indicana que una de las principales
186 • Por que duele el amor

funciones de los libros de autoayuda es precisamente ayudar a quien los lee a


controlar el flujo de la oferta y la demanda emocional contenido en la dinamica
del reconocimiento. Como el valor del yo se negocia mediante las interaccio-
nes y en el marco de ellas, como los signos de autonomia funcionan a modo
de simbolos de valor, el yo pasa a ser el ambito de una suerte de calculo eco-
nomico mediante el que puede desvalorizarse si reconoce (o “ ama”) “ dema-
siado” a la otra persona. Como se plantea en el capkulo 3, el reconocimiento
se encuentra delimitado por una concepcion economica de las emociones y se
halla organizado en el marco de esta. De acuerdo con esta concepcion, una
sobreoferta de reconocimiento puede poner en peligro la demanda y repri-
mirla. Es el imperativo que estructura gran parte de las incertidumbres propias
de las relaciones amorosas. Esta concepcion economica de la oferta y la de­
manda puede ejemplificarse con el siguiente relato autobiografico, de una
mujer divorciada de 46 anos:

Anne: iSabe que? Lo que me resulta imposible en las relaciones es todo


el tema de los juegos de poder. iLo llamo o no lo llamo? iLe digo que
me gusta mucho o me hago la indiferente? iMe hago la dificil o soy dulce
y carinosa? Me vuelve loca todo eso.
Entrevistadora: ExpHqueme. iA que se refiere?
Anne: iA que me refiero? Mire, en la mayona de los casos, digo, no estoy
hablando de ese gran amor que una conoce una o dos veces en la vida,
pero en la mayona de los casos, una conoce a alguien y le gusta, pero no
sabe bien adonde puede llegar la cosa. Si una se da cuenta de que el tipo
no le gusta tanto es mucho mejor, porque una no siente que esta en sus
manos, no se pone ansiosa. Pero si al principio una esta mas entusiasmada
que el, a h es cuando empiezan los problemas. Porque si te gusta, debes
tener cuidado con lo que dices y como lo dices. Si le demuestras que te
gusta demasiado, en general el hombre se va corriendo. Y si eres dema-
siado reservada, piensa que eres fria.
Entrevistadora: iPor que piensa que el hombre va a salir corriendo? iLe
paso a usted?
Anne: Ah, si.
Entrevistadora: ^Me puede dar un ejemplo?
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 187

Anne: Bueno, creo que puedo darle unos cuantos. Estuve con un hombre
y, al principio, senria cierta ambivalencia, no estaba segura de querer estar
con el. Sobre todo porque me pareria que era medio frio. A las dos se-
manas, le dije que no queria seguir con el vinculo. Me rogo que le diera
otra oportunidad, entonces se la di. A h empezo a mostrarse menos frio
y me empezo a gustar en serio. Pero cada vez que yo hablaba del futuro,
el se retraia. Cuanto mas ambivalente era el, yo mas lo presionaba. Al
final, se puso tan ambivalente que cortamos.
Otra vez tuve un romance intenso y apasionado con un hombre quince
anos mayor que yo. El se comportaba como si estuviera muy enamorado.
Me llamaba todos los dias. Quena hacer planes para el fin de semana por
adelantado. Me propoma que nos fueramos juntos de vacaciones a dis-
tintos lugares. Hasta que un dia yo lo llame y tardo dos dias en devol-
verme la llamada. Le dije que eso me habia molestado y se enojo, se puso
mas frio. Me dijo que no entendia por que tanto escandalo.
Con otro tipo, ya llevabamos seis meses juntos y el muchas veces dejaba
el celular apagado porque era musico. Le hice un comentario sobre eso
y le pedi si no podia encenderlo mas seguido para que pudiera comuni-
carme con el. Entonces se puso a hablar sin parar de que yo queria coar-
tar sus libertades.
Entrevistadora: usted que le contesto? ^Lo recuerda?
Anne: Le dije algo asi como que tener una relacion implica coartar algu-
nas libertades, que las dos cosas no se pueden. Y a partir de esa conver-
sacion, todo se fue cuesta abajo.
Entrevistadora: ^Podria explicar por que?
Anne: Creo que siempre es la misma historia. Al principio, les gusto
mucho a los hombres. Despues me pongo mas insegura, por algun mo-
tivo, necesito saber si me aman y cuanto me aman. N o puedo ignorar
la cuestion. Entonces hago preguntas, me pongo demandante, hasta se
podria decir que me pongo quejosa. N o se [risas], Basicamente, esa es la
dinamica. Algo de la relacion me despierta ansiedad. Entonces expreso
esa ansiedad, busco que me reaseguren, y los hombres empiezan a dis-
tanciarse.
Entrevistadora: ^Se le ocurre por que sucede eso?
188 • Por que duele el amor

Anne: Creo que los hombres y las mujeres entramos en un juego de po-
der. Lo tengo muy pensado. Creo que las relaciones entre los hombres y
las mujeres estan jodidas desde el vamos, porque es como si los hombres
solo pudieran interesarse en serio en la mujer si ella se muestra distante,
o se niega a entregarles algo, o alguna cosa por el estilo. Si una mujer
expresa sus necesidades, sus ansiedades, su deseo de estar mas cerca, en-
tonces olvfualo, el hombre no va a estar. Es como si el hombre necesitara
demostrarse que puede conquistarla una y otra vez.
Entrevistadora: ^Puede explicarme por que o cuando siente esas ansiedades?
Anne: Uhm m ... Creo que en el fondo viene de una sensacion de no
valer nada, de pedirle a la otra persona que me muestre lo que valgo. Y
siempre hay algo en la relacion que lo dispara. Siento que el hombre no
es tan carinoso, entonces le pido que me tranquilice y me asegure que
me quiere. Y por lo general, no lo hacen.

El saber psicologico tradicional indudablemente le daria a esta mujer un vere­


dicto de “ inseguridad” y buscana las causas de su ansiedad en alguna frustracion
infantil. En la teoria psicologica, la ansiedad se concibe como un rastro de un
hecho traumatico en la memoria o como una senal de que los cimientos mismos
del ego estan por desmoronarse debido a que se encuentra atrapado entre las
demandas contradictorias del superego y del ello. De acuerdo con Freud y con
las teorlas psicologicas subsiguientes, la ansiedad es un rasgo neurotico porque
es difusa, esta a la deriva y no tiene un objeto definido. Sin embargo, si inter-
pretamos literalmente el relato de esta mujer, veremos que su ansiedad tiene un
objeto bien claro y definido, de naturaleza social: necesita reconocimiento pero
esta lidiando con el imperativo contrario de conservar la propia autonomla y la
de su novio, porque si no lo hace, pondra en peligro su propio estatus dentro de
la relacion. Mientras que el reconocimiento y la autonomla se han transformado
en dos rasgos fundamentals de la interaccion social, arrastran a los actores en
direcciones opuestas. Asi, la ansiedad en este caso puede interpretarse como el
resultado de una tension entre la demanda de reconocimiento y la amenaza que
representa dicha demanda frente a la autonomla, una tension entre una mirada
economica del yo que lo pretende ubicar como ganador estrategico de la interac­
cion y una mirada agapica que supone un deseo de entregarse sin que ningun
La demanda de reconocimiento: El amor y la wlnerabilidad del yo • 189

calculo economico regule el intercambio. Las mujeres que “ aman demasiado”


son fundamentalmente culpables de malentender el calculo economico que
deberia gobernar las relaciones y de no resolver bien el imperativo de la auto­
nomy, pues lo supeditan al imperativo del reconocimiento y el carino. A mi
juicio, esta tension entre la autonomy y el reconocimiento es responsable de
crear una nueva estructura de falta de confianza en uno mismo.

Del amor propio a la autoinculpacion


En la novela Sentido y sensibilidad (1811), de Jane Austen, Elinor llega a la con­
clusion de que Willoughby, el asiduo pretendiente de su hermana Marianne, no
tiene la intencion de casarse con ella, y mas adelante se entera de que el hombre
estaba comprometido con otra mujer mientras Marianne crefa que era suyo:

Que algun tipo de compromiso habfa existido entre Willoughby y Ma­


rianne le pareria indudable; y que Willoughby estaba hastiado de el era
igualmente evidente; pues aunque Marianne todavfa pudiera aferrarse a
sus propios deseos, ella no podia atribuir tal comportamiento a confusio-
nes o malentendidos de ningun tipo. Nada sino un completo cambio en
los sentimientos del joven podia explicarlo. Su indignacion habria sido
incluso mayor de la que sentfa, de no haber sido testigo de la turbacion
que lo habfa invadido, la cual pareda mostrar que estaba consciente de
su propio mal proceder e impidio que ella lo creyera tan sin principios
como para haber estado jugando desde un comienzo con el afecto de su
hermana, con propositos que no resistfan el menor examen.76

Willoughby es culpable de una grave falta moral, cuya naturaleza esta mas que
clara: ha inducido a Marianne a creer equivocadamente que esta comprometido
con ella. Aunque no ha realizado ninguna promesa explicita, se ha comportado
de manera tal que indicaba que lo haria. Tanto su entorno social como el pro­
pio Willoughby saben que el cortejo practicamente equivale al compromiso y
que no mantener en pie ese compromiso constituye una falta al sentido del
honor. El incumplimiento de una promesa puede generar un dano concreto y
un dano emocional al mismo tiempo, pues afecta las posibilidades de la dama
para encontrar otro pretendiente. Resulta mas interesante aun que Willoughby
190 • Por que duele el amor

cometa semejante acto de deshonra y este enamorado de Marianne. Por lo


tanto, queda claro que los sentimientos no siempre constituyen la fuente de las
decisiones matrimoniales. De hecho, Austen escribe su novela para manifestar
la oposicion a ese concepto frio y calculador del matrimonio. Es mas, cuando
Willoughby se niega publicamente a hablar con Marianne y reconocer de ese
modo su lazo romantico, el malestar de la joven no proviene solo de saber que
su amado cambio de idea, sino tambien de sentir que eUa misma ha mostrado
en publico cierta falta de discrecion y de decoro, las dos virtudes cardinales que
predica Elinor. Lo que deja a Marianne en estado de afliccion es tanto el amor
no correspondido por Willoughby como esa demostracion publica de su propia
incapacidad para respetar las nom as de conducta decorosa. Ese malestar privado
ofrece un punto de anclaje normativo en el que Marianne puede ubicar su su-
frimiento y dar cuenta de el. Las deficiencias de la joven no son internas, sino
externas: se relacionan con su conducta, mas no con su esencia. Por angustioso
que sea el desengano, no pone en cuestion su propio sentido de la identidad.
Por ultimo, el entorno social de Marianne condena moralmente a Willoughby
con tal vehemencia que el dolor de la joven nunca llega a ser del todo privado,
en tanto es visible para los demas, quienes a su vez lo comparten. Al asumir con
ella la carga de ese sufrimiento, comparten un mismo entramado social y moral
que no deja lugar a dudas. En ese sentido, el dolor de Marianne presenta un
rasgo que la filosofa Susan Neiman denomina “ claridad moral”.77
En LA abaMa de Northanger (1818), Isabella Thorpe rompe su compromiso
con James Morland porque encuentra un candidato en mejor posicion econo­
mica, personificado por el capitan Frederick Tilney. Recordando esa triste his-
toria, Morland le escribe una carta a su hermana Catherine en la que no expresa
desanimo ni indignacion, sino mas bien alivio, cuando dice: “Gracias al cielo,
me he desenganado a tiempo”. Incluso llega a experimentar una compasion
genuina por lo que sentira John Thorpe, el hermano de Isabella, cuando se
entere de la conducta de su hermana: “ El pobre Thorpe esta en Londres. Temo
verlo. Sufrira mucho a causa de lo ocurrido” .78 La reaccion de Morland no
manifiesta una pena ni una angustia profundas, sino que expresa con claridad la
empatia y la compasion que siente por el hermano de Isabella. Esto es asi porque
sabe que Isabella ha faltado a un codigo de honor conocido y compartido por
el propio Morland, por el hermano de Isabella y por todo su entorno social.
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 191

Incumplir una promesa de matrimonio a causa de un candidato con mejor po­


sition economica constituye una infraction a los codigos morales y un acto de
caracter publico por el que se debe responder ante una multitud de personas.
Asimismo, Morland siente compasion porque sabe que el respeto de tales codi­
gos es tan importante para el estatus como las preferencias personales. Puesto
que el accionar de IsabeUa representa una deshonra para el apellido, Morland
puede sentir empatia hacia Thorpe, en tanto el incumplimiento de su hermana
no ha generado un perjuicio imaginario, sino uno bien concreto. Como en el
caso de Willoughby, la infamia queda del lado de la persona que incumple la
promesa, no de la persona que es abandonada, llamese Marianne o Morland.
Por el contrario, el texto nos da a entender que Morland vive una reafirmacion
de su sentido de la correction moral, mientras que Thorpe pasa a ser la (curiosa)
victima del incumplimiento de su hermana. Como senala McIntyre en su ana-
lisis sobre la sociedad homerica, la pregunta acerca de “ que se debe hacer y
como se debe juzgar” no resulta dificil de responder, salvo en casos excepcio-
nales. En efecto, las normas previas que asignan a los hombres su lugar en el
orden social y, con el, su identidad prescriben tambien lo que deben hacer y lo
que les es debido, como deben ser tratados si no lo hacen, y como deben tratar
a los otros cuando faltan a su deber.79 En este orden social, si el desengano amo­
roso genera un sufrimiento psiquico, este siempre se ve combinado con la in­
dignation moral y cierto sentido de lo indecoroso, lo que senalana que la culpa
y la responsabilidad quedan ubicadas claramente por fuera del yo. En LA mujer
abandonada (1833), Honore de Balzac ofrece otro ejemplo interesante sobre el
modo en que se asignaba la responsabilidad en los casos de abandono durante
el siglo x i x . La vizcondesa de Bauseant, una mujer casada, tiene un amante que
la abandona. Al enterarse de la aventura, el esposo la repudia, pero como el
divorcio no es una option, ella se exilia a una provincia del interior de Francia.
Esta novela ofrece una de las descripciones mas ricas y minuciosas sobre lo que
implicaba para una mujer francesa de clase media-alta del siglo x i x que la aban-
donaran, pero lo que resulta mas interesante para nuestro analisis es que la his-
toria enmarca esa situation vergonzosa en terminos sociales, en lugar de
centrarse en la individualidad de la vizcondesa y su sentido del valor propio. Por
d contrario, el objetivo es justamente demostrar que, a pesar del ostracismo
s°cial, la mujer exhibe un caracter intachable y superior: las normas de su en-
192 • Por que duele el amor

torno son las responsables de una destitucion que en esencia es social y que no
afecta su sentido del valor propio. Es posible que los protagonistas de las nove-
las escritas en los siglos xvm y x i x sufran mucho al ser abandonados, pero ese
sufrimiento siempre aparece encuadrado en un marco moral donde la culpa se
asigna de modo claro. Balzac describe los deseos mas fervientes de la vizcondesa
“ abandonada” en los siguientes terminos: “ La absolucion mundana, las suaves
simpatias, la estimacion social tan deseadas y tan cruelmente negadas” .81' En
efecto, lo que anhela la vizcondesa es recuperar su imagen ante el entorno so­
cial, claramente responsabilizado en el caso de esta novela por sostener las nor­
mas arbitrarias y represivas que provocaron la expulsion de la mujer.
En LA dama de las camelias (1848), de Alejandro Dumas, Marguerite, una
prostituta de las altas esferas de la sociedad francesa, sufre una profunda angustia
al dejar a Armand, su amado, bajo presion del padre del joven. Sin embargo,
nuevamente se responsabiliza aqfu a las normas sociales por el abandono y se
ubica a los personajes en posicion de victimas. A pesar de que Marguerite es una
“ manceba”, la novela senala la crueldad de las normas sociales que evitan que
el joven la ame, en lugar de atribuir la culpa al ser interior de la mujer, quien
mas bien es presentada como una persona noble y superior. A lo largo del relato,
ella revela ser una mujer admirable y es precisamente su capacidad de sufrir por
la partida de su amado lo que demuestra a los lectores y a los otros protagonis­
tas la fortaleza y la profundidad de su caracter. Asi, la capacidad de los persona­
jes para sufrir frente al amor no correspondido o al amor imposible indica dicha
fortaleza y profundidad de caracter porque la fuente de ese sufrimiento es la
imposibilidad de modificar su estatus, su posicion y su destino social.
Actualmente, se observa un cambio radical en las historias de las personas que
han sufrido un abandono. En efecto, los relatos contemporaneos de traicion o
abandono carecen por completo de “ claridad moral” y senalan la existencia de
una modificacion sustancial en la estructura moral de la culpa y de los sentimien-
tos que la acompanan. Para respaldar esta afirmacion, basta con cosechar algunos
ejemplos en sitios de Internet dedicados a las rupturas amorosas. El siguiente
caso es el primero que figura en una pagina con consejos medicos y psicologicos:

Acabo de cortar con mi novio despues de tres anos. Me entere de que


venfo mintiendo y robando. Hasta llego a robarse el anillo de compro-
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 193

miso del novio de mi mama y, cuando yo lo encontre, me lo dio y me


dijo que era para comprometerse conmigo. Cuando supe que era un
anillo robado, me enoje mucho y me dolio que me hubiera mentido y
le hubiera mentido asi a mi familia. [...] ^Vale la pena volver con el si
busca ayuda? N o quiero estar sola, pero se que pasar directamente a otra
relacion solo va a empeorar las cosas.81

En esta historia se nota que uno de los factores determinantes es la idea de que
robar, enganar y mentir son actos moralmente condenables, pero tambien se
nota que la importancia moral de la relacion es incierta, pues las falencias mo­
rales del novio no implican que la mujer vaya a adoptar ningun proceder ya
establecido ni suponen ninguna condena manifiesta. Es mas, ella medicaliza la
conducta inmoral de su novio, lo que a su vez genera confusion en cuanto a la
reaccion apropiada hacia el. N o solo evita proferir criticas que manifiesten su
condena moral contra la persona que la ha traicionado, sino que utiliza los me-
dios virtuales para pedir que los otros le marquen una lfuea de conducta moral,
ya que ella misma no sabe como sopesar las implicancias morales de su historia.
Esa falta de confianza en su propio criterio (y la consiguiente necesidad de
solicitar consejos a una comunidad anonima de usuarios de Internet) proviene
de la estructura y la posicion del yo en las relaciones contemporaneas, posicion
esta en que le resulta dificil asignar un peso moral a la conducta ajena y, sobre
todo, en que se siente convocado a implicarse en las falencias de la otra persona.
Esa dificultad para articular un punto de vista moral al sopesar lo ocurrido se
torna mas profunda y evidente cuando no se esta faltando a ninguna norma legal
(como si sucedena en el caso del robo). De hecho, es como si la carga de la
responsabilidad moral se desplazara hacia la propia persona que resulta afectada.
Shira, la estudiante de posgrado elocuente y atractiva que ya hemos citado,
rdata la siguiente situacion:

Shira: Cuando me separeJle mi ex novio, sent que yo tema algun defecto,


todav^a lo siento, pero en -ese momento era mucho mas fuerte, sentia que era una
terrible persona, no me tmia 'nada de fe. Pero este ano que paso trabaje
mucho en eso y hoy me siento orgullosa de lo que soy. Fue todo un
proceso.
194 • Por que duele el amor

Entrevistadora: ^Podria explicarme lo que quiere decir no tenerse nada de fe?


Shira: Es una experiencia muy impactante. Cuando me paso, sentia que
se me habia terminado el mundo, que era el fin de mi vida. N o creo que
haya pensado en suicidarme, pero sentia que no tenia para que vivir,
como si la unica razon de mi existencia hubiera desaparecido.
Entrevistadora: ^Cuanto tiempo duro eso?
Shira: Unos siete meses, hasta que viaje a la India. Si, esa pesadilla ho-
rrenda duro unos siete meses.
Entrevistadora: Una pesadilla horrenda.
Shira: Una pesadilla horrenda. Sientes que no eres nada y esperas a que el te
diga aunque sea una palabra para volver a sentirte bien contigo misma, al menos
por un rato. Sentia que solo necesitaba o^r que el todav^a me amaba, que yo no
era una persona horrible. En esa epoca le preguntaba mil veces por dia que
habia pasado, estaba obsesionada por lo que habia pasado y por saber por
que. Yo soy de esas personas que necesitan entender las cosas y no podia
aceptar que nunca fuera a entender en serio por que se termino una cosa
asi (enfasis de la autora).

En Single story: 1001 noches sin sexo, las memorias de una mujer soltera, Suzanne
Schlosberg recuerda una relacion de tres anos con un hombre. Cuando se toma
evidente que el no tiene intenciones de casarse, vivir con ella o tener hijos, ella
decide cortar la relacion. Luego sucede lo siguiente:

No tarde en sumirme en un estado de sutil autoflagelaci6n: [...] Tenia sus


momentos malos, no lo niego, pero nadie habia dicho que fuese perfecto.
Quiza lo unico que nos falto fue un poco mas de tiempo. Quiza hubiera
encontrado la manera de que funcionase. Quiza si no hubiera sido tan
exigente, tan impaciente, tan estrecha de miras. Quiza... jquiza todo
habia sido culpa mia!82

Uno de los mejores ejemplos de este tipo de autoincriminacion aparecio en una


columna del New York Times sobre las dificultades de mudarse a San Francisc0
e instalarse alH. La autora, que es soltera, reflexiona lo siguiente: “ N o podia
dejar de volver una y otras vez a la misma pregunta, por mas que me odiara a
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 195

nu misma: si yo fuera digna de amor, ^no habria un hombre a mi lado?”83 Otra


representacion clasica de este dilema es la que aparece en El diario de BridgetJones
cuando Bridget, una treintanera que vive sola, afirma lo siguiente:

Cuando alguien te deja, aparte de anorarle, aparte del hecho de que todo
el pequeno mundo que habeis creado juntos se desmorona, y de que cada
cosa que ves o haces te lo recuerda a el, lo peor es la sensacion de que te
han probado como si fueras un zapato, y la persona a quien amas ha su-
mado las partes y al final te ha pegado la etiqueta de r e c h a z a d a . 84

Si comparamos estas historias contemporaneas con las deJane Austen, las dife-
rencias saltan a la vista y llaman la atencion: en las primeras, la persona que se
siente defectuosa e incluso culpable es la que ha sufrido el abandono. En estos
relatos modernos, el sentido basico del valor propio se ve gravemente amena-
zado para dichas personas. En lugar de proferir una condena moral, lo que
hacen estas mujeres es trazar una lmea recta que une la partida del hombre con
el yo de ellas y su sentido del valor individual. En el caso de Shira, el centro
mismo del drama por la ruptura y el abandono es el yo. Que la dejen, para ella
es una senal de que su yo padece alguna deficiencia esencial, aunque inasible.
Sin embargo, tal experiencia, que se atraviesa como si fuera de naturaleza pri-
vada y psicologica, en realidad es de naturaleza eminentemente social, pues esa
sensacion de desvalorizacion se vincula sobre todo con el repertorio de motivos
creado para explicarse a si misma el abandono,85 que a su vez se enlaza con la
ausencia de un discurso moral para dar cuenta de la conducta de su novio o
incluso condenarla. A simple vista, esta ausencia de un discurso moral podria
deberse a una causa evidente: las relaciones futimas en la actualidad tienen como
fundamento la libertad contractual, que excluye la posibilidad de responsabilizar
moralmente a quien se echa atras. N o obstante, esta explicacion es insuficiente
para dar cuenta de las reacciones que manifiestan Shira y Bridget, porque el quid
de la cuestion es que ellas mismas se sienten responsables por haber sido aban-
donadas y, en consecuencia, sienten que no valen nada. Esta concatenacion
'mplicita de causas y efectos es el elemento que estructura sus relatos y que exige
ser aclarado. Constituye un ejemplo tipico de aquello que Marx y Engels de-
n°minan “falsa conciencia”, que se caracteri.za por el hecho de que el sujeto no
196 • Por que duele el amor

puede conocer ni formular la naturaleza ni las causas de su malestar (social) y,


cuando intenta explicarselo y asumirlo, emplea un punto de vista ajeno (en estos
casos, el del varon) para perjuicio propio (en nuestras historias, las propias mu-
jeres se autoinculpan por el pecado de haber sido abandonadas). Ahora bien,
que en los casos presentados la perspectiva masculina supere y sustituya con
tanta facilidad a la perspectiva de las afectadas es un fenomeno que requiere de
cierta explicacion. Sena tautologico dar por sentado, sin mas, que esto es lo que
hace la ideologia. La falsa conciencia en si no sirve como explicacion, sino mas
bien como explanandum, es decir, aquello que se ha de explicar. ^Cual es el
mecanismo que nos lleva a adoptar el punto de vista ajeno y a defender los in-
tereses del otro? Para comprender la eficiencia y el poder de la falsa conciencia,
debemos exponer sus engranajes, o sea, los modos en que vincula lo psiquico
con lo social. A mi entender, estos casos de falsa conciencia (en los que la per­
sona se siente responsable por haber sufrido un abandono) se explican en fun-
cion de los modos en que varios elementos de nuestro universo moral se
entrelazan con el poder masculino, es decir, en funcion de la estructura del
reconocimiento en las relaciones romanticas (y probablemente en la moderni-
dad en general). Otro fenomeno que explica estos casos consiste en que el ideal
de autonomia interfiere con el reconocimiento y opera dentro de una estructura
basicamente desigual de distribucion. Por ultimo, estos casos de falsa conciencia
tambien tienen que ver con que las nociones del yo y de la responsabilidad se
enmarcan actualmente en ciertos modelos de explicacion de naturaleza psico-
logica. Por lo tanto, aunque mi planteo parezca contrario a la intuicion, consi-
dero que la explicacion de los modos y los motivos que caracterizan esta
transformacion radical en la estructura de la culpabilidad moral no reside en una
ausencia de moralidad tipica de las relaciones amorosas contemporaneas, sino en
las propiedades morales mismas del amor moderno, tal como las configura la ten­
sion existente entre el imperativo de autonomia y el reconocimiento.

La estructura moral de la autoinculpacion


La principal causa de la transformacion actual en la estructura moral de la cul-
pabilidad se relaciona con el siguiente fenomeno: en lineas generales, la tensimi
entre el reconocimiento y la autonomia se ha resuelto mediante la asignacion de
una importancia cada vez mayor a la autonomia por la vfa de los modelos tera-
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 197

peuticos de autocontrol. De acuerdo con la cultura psicoterapeutica, la autono­


m y se adquiere cuando el sujeto logra comprender el rol de su pasado en la
determinacion de sus circunstancias presentes. A su vez, esto implica la existen-
cia de un modelo explicativo segun el cual los fracasos deben concebirse como
manifestaciones o incluso irrupciones de un evento traumatico o irresuelto per-
teneciente al pasado que el sujeto debe advertir y dominar. En numerosas ins-
tancias de asesoramiento psicologico se afirma sencillamente que si el abandono
o la indiferencia de la persona amada (aunque sea solo una amenaza) resultan tan
dolorosos, es porque la persona que padece esta ansiedad ha vivido en la infan-
cia una experiencia traumatica de abandono o indiferencia (real o imaginaria).
Asi, aunque la terapia no pretenda que los sujetos carguen con la responsabi-
lidad de sus fracasos, en la practica exige que ubiquen mediante la introspeccion
y el autoconocimiento los motivos de esos fracasos en su historia privada y en la
negativa a resolver esos problemas. Al sostener que siempre somos los complices
solicitos pero ciegos de nuestro propio destino, la terapia responsabiliza de al-
guna manera al yo por sus fracasos y por no rechazar toda forma de dependencia.
Mientras que la sociology concibe la dependencia como el resultado inevi­
table de que todos seamos seres sociales y, por lo tanto, no la considera patolo-
gica, la psicologfa pretende eliminar la dependencia y sostiene que elegir como
pareja a alguien que no esta “ emocionalmente disponible” manifiesta indefec-
tiblemente alguna deficiencia por parte de quien elige. A continuacion, veamos
algunos ejemplos tomados de Internet:

Hace dos anos y medio, de golpe tome conciencia de que no solo me


enamoraba de los Senores Indisponibles (es decir, de los hombres que no
teman disponibilidad emocional para mi), sino que tambien tenia miedo
al compromiso y estaba saboteando todas mis relaciones sin darme cuenta. En-
tonces empece a compartir mis reflexiones aqm y en [el blog] Baggage
Reclaim, y todavfa me sorprende la cantidad de mujeres que son identi-
cas a mi (enfasis de la autora).86

Tarde “ siglos” en dejar de culpar a los hombres y empezar a asumir la


responsabilidad por mi baja autoestima y su incidencia en mis elecciones de
pareja (enfasis de la autora).87
198 • Por que duele el amor

En la misma tinea, Irene, la mujer que ya hemos citado, que haHa retirado
todos sus ahorros del banco para irse a Londres con el novio pero al llegar habia
descubierto que el se habia enfriado, explica de la siguiente manera por que se
sentia enamorada de el, incluso una vez que ya habian cortado la relacion:

Entrevistadora: ^Podria explicar por que?


Irene: [silencio prolongado] Yo se que es irracional, pero creo que en el
fondo sentia que era culpa mia, que seguramente habia hecho algo mal
para que el saliera corriendo.
Entrevistadora: jCom o que?
Irene: Como ser demasiado carinosa o estar demasiado disponible para el.
N o se. Dejar que mi infancia de mierda me jodiera la vida [risas].

Culturalmente, estas mujeres se ven impulsadas a asumir la culpa (conocida con


el eufemismo de “ responsabilidad”) por forjar relaciones con hombres que no
estan disponibles o, incluso, a culparse por “ amar demasiado”. Lo que se activa
en estos casos es la idea impticita, proveniente de la psicologia, de que el yo es
responsable por haber elegido mal y por necesitar un sosten inherentemente
social, como lo es el reconocimiento o la asignacion de valor. Tomemos el
ejemplo de Olga, una mujer de 31 anos que trabaja en publicidad:

Entrevistadora: ^Podria decirme que le ha resultado dificil de su relacion


con los hombres?
Oiga: Si, jeso es muy sencillo! Es que nunca se como actuar. Si eres de-
masiado agradable, te da miedo de quedar como una desesperada. Si te
pones mas fria, te reprochas por no haberle demostrado suficiente interes.
Pero mi tendencia natural es ser agradable, mostrarle al otro que lo deseo
y, no se por que, siempre siento que eso los aleja.

De acuerdo con algunas corrientes de la teona psicoanatitica, el yo ideal debena


estar en condiciones de combinar la autonomia y el apego, pero la version po­
pular de la psicoterapia (la que aconseja que amen menos “ las mujeres que aman
demasiado” y promete el poder de la “ autoestima” y la “ firmeza de caracter )
ha ubicado la autonomia en el centro mismo del yo y de las relaciones interper"
La demanda de reconocimiento: El amor y la wlnerabilidad del yo • 199

sonales. La persuasion terapeutica aborda la principal dificultad de nuestros tiem-


pos (consolidar el sentido del valor propio) incitando a los actores sociales (y
sobre todo a las mujeres) a generar un mayor amor propio y, lo que resulta in-
cluso peor, a sentirse en falta por amar de la manera en que se les ensena a amar
a las mujeres, o sea, exhibiendo abiertamente su carino y sus cuidados hacia el
otro. El valor se concibe como un problema del yo consigo mismo mas que
como un problema de reconocimiento, pues este ultimo, por definicion, no se
puede autogenerar. Asi, la tematica del “ amor propio” fundamentalmente des-
taca la cuestion de la autonomia y deja al yo todavia mas atrapado en la respon-
sabilidad de cargar con los fracasos amorosos. Esta estructura moral y cultural da
cuenta de la transformacion basica que se ha dado en la estructura de la culpa-
bilidad y la responsabilidad en los vmculos romanticos modernos. Para resolver
como se sobrellevan la ansiedad y la incertidumbre inherentes al proceso de
busqueda, surgen numerosas recomendaciones de la psicologia popular que se
asemejan curiosamente al consejo proporcionado en el famoso libro 1.As reglas
del juego: “ Cuida de ti misma, date un bano de espuma y alimenta tu alma con
pensamientos positivos como ‘soy una mujer hermosa, soy suficiente"'.88 O
aparecen las siguientes recomendaciones de una columna publicada en Internet:

El denominador comun de todos estos tipos de obsesiones o adicciones


amorosas es [...] la falta de autoestima. Cuando nos demos cuenta de que
siempre estaremos “ seguras” , ya sea solas o en pareja, no necesitaremos re-
currir a los demas para que nos validen. Podemos elogiamos, amamos y va-
lorarnos a nostras mismas, para asi ofrecernos como seres humanos
completos a las personas con las que interactuamos y que nos importan.
El hambre emocional nunca puede ser saciada por los demas. Las fantasias
romanticas son un sueno de perfeccion, pero la persona perfecta no
existe, salvo en los cuentos de hadas. El amor en realidad no es algo que
se obtenga desde afuera de nosotras mismas (enfasis de la autora).89

Estos consejos, que consisten en reemplazar el amor ajeno por amor propio,
Diegan la naturaleza fundamental y esencialmente social del sentido del valor
Propio y exigen que los actores sociales generen algo que no pueden generar
Por si mismos. El amor propio, en tanto obsesion e imperativo de la moderni-
200 • Por que duele el amor

dad, constituye un intento de resolver por medio de la autonomia la necesidad


concreta de reconocimiento, pero este solo puede ser otorgado si se acepta que
uno depende de los demas. En ultima instancia, los modelos de explicacion
derivados de la psicolog^a fomentan la autoincriminacion, como lo muestra el
siguiente ejemplo:

Hay gente que quiere entender por que: ^Por que no se tiene confianza?
^Por que tiene debil la autoestima? ^Por que duele tanto sufrir un aban-
dono? ^Y no ser aceptado? ^Y sentirse menospreciado por un amigo?
jCom o se instala en nosotros esa vulnerabilidad? iQ ue la provoca? iQue
la mantiene en pie? La respuesta es sencilla: un abandono no resuelto. Sin
embargo, para comprender bien los motivos es necesario retrotraerse
hasta el miedo primitivo al abandono. [...]
Cuando, en nuestra vida adulta, sentimos que estamos perdiendo el
amor o la aceptacion de alguien, surgen nuestras inseguridades mas pri-
mitivas. Nuestro miedo mas profundo estalla ante nuestros ojos: alguien
podna dejamos y no volver mas. Este miedo se ve acentuado porque se
vincula con nuestro sentido del valor propio. Cuando la otra persona se
aleja de nosotros, sentimos que estamos perdiendo la capacidad para obli-
garla a que desee estar con nosotros.
Sentimos que estamos viviendo nuestra peor pesadilla: que nos aban-
donen porque no valemos lo suficiente. De a h que estos episodios en los
que un amigo nos menosprecia, un docente nos ignora, un jefe no nos
tiene en cuenta o, sobre todo, una persona amada nos rechaza tienen la
capacidad de debilitar la autoestima y generar inseguridad.
Para reparar esos danos que se vienen acumulando en nuestro sentido
del valor propio despues de varias situaciones de abandono desde la in-
fancia, hay que empezar por comprender la dinamica de lo sucedido, pero ese es
apenas al comienzo. Existen herramientas (que se describen en mis libros) para
reconstruir ese sentido de la individualidad de modo que resulte invencible y que
nunca mas pueda ser destruido por otra persona (enfasis de la autora).90

Esta psicologa detecta correctamente que el sentido del valor propio constituye
un elemento central en la experiencia de las rupturas, pero se apura a expHcar
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 201

este fenomeno acusando a un yo mal desarrollado por necesitar que otros le


asignen valor y por no lograr obtener ese valor. De hecho, el necesitar a los
otros siempre se explica como una falta de autoestima, lo que deja fuera de
vista la necesidad de reconocimiento y responsabiliza al yo por no manejar la
tension existente entre este y la autonomfa. El desplazamiento de la inculpa-
cion a la autoinculpacion es tal que incluso la ausencia de relaciones se inter-
preta como smtoma de inmadurez o defectos en la constitucion de la psiquis.
Tomemos como ejemplo lo que escribe una mujer soltera en un sitio de In­
ternet israeli:

En lo profundo de mi corazon se que la culpa es mfa. El problema es que


todavfa no se que hice mal. A veces me da la sensacion de que tal vez no
me esforce lo suficiente. Otras veces, pienso que me esforce demasiado.
Como sea, algo debe andar mal en mi. Al menos a eso pareciera que
alude el resto del mundo. Nadie lo dice en voz alta, por supuesto, ni de
manera explicita. Pero cuando tienes 31 anos y sigues soltera, se va ge-
nerando cierto consenso implicito en tu entorno de que debe ser por
algun defecto tuyo. ^Y saben que? Empiezo a pensar que es cierto.
Por lo tanto, vamos a aceptar en principio que soy culpable. Estoy de
acuerdo con el veredicto. Agacho la cabeza y juro que estoy mas que
dispuesta a cambiar mi manera de ser, siempre y cuando alguien, maldita
sea, me diga exactamente que es lo que debo cambiar y como, porque la
verdad es que ya he probado todas las tecnicas conocidas por el hombre
moderno: he comido demasiados pasteles feos en muchas citas, he to­
rnado demasiados vasos de whisky en bares para solos y solas, he tenido
demasiadas charlas ingeniosas en Internet, he agarrado demasiadas manos
transpiradas en drculos de meditacion New Age y aun no he conseguido
nada con todo eso. Asi que, por favor, estan invitados a sugerirme ideas,
porque la verdad es que a mi ya se me acabaron.
Si, estoy enojada. Y tengo buenos motivos. Hace mucho tiempo que
tolero mi soledad con nobleza y altura. Nunca perdfa el optimismo y
caminaba con la frente bien alta, con dignidad y paciencia. He demos-
trado que soy capaz de sentir amor propio. Amor por el mundo y amor
en general. He aprendido a ser mas libre, a ser mas controlada, y a ser mas
202 • Por que duele el amor

libre otra vez, pero ahora estoy confundida. Quiero, mejor dicho, exijo
amor. Quiero volver a casa con un hombre, pero no para sumar un punto
mas a mi ego, sino para consolar un corazon que lleva demasiados anos
olvidado en el congelador. Denme ese amor de una vez, por Dios, por-
que vengo esperando en una fila larga hace mucho tiempo y ya me llego
el momento de decir, sin ambi^edades, que me toca el tumo a m .91

La estructura de esta autoinculpacion tiene que ver con la distribucion de la


prerrogativa sobre la autonoma entre hombres y mujeres. Como el valor pro-
pio de las mujeres esta mas ligado al amor, como son las destinatarias principales
de todo el material de orientacion psicologica y como el uso de dicho material
es una extension de su actividad de autocontrol en las relaciones, tambien son
las mas propensas a absorber la estructura de ese discurso psicologico, o sea, a
suponer que ser abandonada o estar soltera son indicios de una deficiencia en el
yo, que se autoboicotea. A mi entender, la intensidad de esa autoinculpacion
vana segun el genero de la persona. En otras palabras, la tension entre el reco-
nocimiento y la autonoma es controlada culturalmente mediante el discurso de
la terapia, que se inscribe de modo distinto en la posicion masculina y en la
femenina, asi como en las relaciones.
De este modo, el de la duda que desemboca en una certeza puede haber sido
un tropo masculino para el varon que toma posesion de si mismo, pero el de la
falta de confianza en si misma que vengo describiendo hasta aqui es un tropo
femenino, senal de una subjetividad que se encuentra atrapada en la tension
entre autononua y reconocimiento, y que carece de puntos de anclaje solidos y
claros de naturaleza social a partir de los cuales obtener valor propio. Lo que se
manifiesta en uno de los hallazgos mas llamativos de mi investigacion es que las
mujeres, en mucha mayor medida que los varones, con frecuencia se sienten
responsables de sus fracasos y dificultades en materia amorosa. La ventaja que
lleva el hombre en el proceso de control del reconocimiento (iniciandolo y
monitoreando su desarrollo) es otro fenomeno que se manifiesta en la menor
responsabilidad asumida por los varones en cuanto al exito o el fracaso de las
relaciones. Tomemos como ejemplo el caso de Sye, un hombre de 52 anos,
divorciado y con una carrera profesional muy exitosa, que ha tenido una larga
serie de relaciones monogamas:
La demanda de reconocimiento: El amor y la vulnerabilidad del yo • 203

Entrevistadora: Tengo una pregunta que es un poco distinta de lo que


venimos hablando hasta ahora. ^Alguna vez le ha pasado que haya sen-
tido dudas de si mismo? ^Alguna vez siente falta de confianza? ^Se pre­
gunta si, en materia de relaciones amorosas, usted es atractivo? ^Se
pregunta si es bueno para eso? Algo... ^Alguna vez ha sentido ese tipo
de duda?
Sye: No, nunca.
Entrevistadora: Nunca.
Sye: Nunca.
Entrevistadora: ^O sea que siempre se ha sentido deseado?
Sye: Si.
Entrevistadora: ^Siempre se ha sentido exitoso?
Sye: Si.
Entrevistadora: Con las mujeres, quiero decir.
Sye: Si, si.
Entrevistadora: siempre ha sentido que las mujeres lo desean mas que
usted a ellas?
Sye: Si, absolutamente. Tal vez una o dos veces tuve experiencias mas
negativas, de desear a una mujer que no me deseara. Recuerdo dos casos
asi, pero no es lo que predomina.
Entrevistadora: O sea que, para usted, lo que predomina son las experien-
cias en las que usted mismo lleva la batuta.
Sye: Por lo menos, en estos 42 anos, si.
Entrevistadora: Digamos que, si usted desea a una mujer, en su experiencia
lo mas probable es que la consiga.
Sye: No, eso no es del todo cierto, yo no diria eso, pero siempre me
desean mas que yo a ellas. Lo que digo es que me desean mas, las muje-
res me desean mas que yo a ellas, que hubo ciertas mujeres a las que yo
deseaba, pero ellas me deseaban mas. Una vez me entrevisto una mujer
y, cuando me pidio la entrevista, yo ya habia pensado en ella, ya le habia
prestado atencion y me pareria inteligente. Despues de la entrevista, la
llame y le pregunte si estaba libre, “porque me gustas mucho”. Me dijo
que ella queria lo mismo, pero que no estaba disponible. Una vez me
paso eso, pero no lo vivi como un rechazo.
204 • Por que duele el amor

Obviamente, no pretendo afirmar que esta sea la experiencia de todos los varo-
nes, pero si ilustra lo que significa controlar el campo sexual, posicion esta que
comparten algunos hombres y algunas mujeres, pero en la que sin duda predo-
minan los hombres. El proceso de reconocimiento no solo se ve dividido segun
el genero, sino que probablemente exprese las divisiones sociales fundamentals
entre hombres y mujeres. A diferencia de lo que ocurre en la dialectica hege-
liana del amo y el esclavo, en la que el primero solo puede ser debidamente
reconocido por un esclavo autonomo, los hombres necesitan el reconocimiento
femenino en un grado menor al que las mujeres necesitan el reconocimiento mas-
culino. Y esto es asi porque tanto hombres como mujeres necesitan el recono-
cimiento masculino.

Conclusion
En una reflexion sobre las consecuencias del modelo de la duda cartesiana en la
modernidad, Hannah Arendt plantea que “ lo que se perdio en la Epoca Mo-
derna no fue la aptitud por la verdad, la realidad, la fe ni la concomitante e
inevitable aceptacion del testimonio de los sentidos y la razon, sino la certeza que
anteriormente iba con ellas” (enfasis de la autora).92 En el mismo sentido, po-
driamos sostener que lo que se perdio en la experiencia moderna del sufri-
miento amoroso es la seguridad ontologica derivada de la organizacion del
cortejo en una ecologia moral de la eleccion, el compromiso y las practicas ri-
tuales, pero tambien derivada de la insercion del valor propio en el entramado
social de la comunidad. Asimismo, la inseguridad ontologica que acompana
dicho sufrimiento presenta una distribucion desigual entre los generos. Como
el imperativo de la autonomia adquiere prioridad sobre el imperativo del reco­
nocimiento, las mujeres viven la hipermodemidad bajo el modelo de una duda-
de-si muy poco cartesiana, carente de marcos morales que organicen la certeza.
En otras palabras, mientras que la duda cartesiana masculina en ultima instancia
conduce a la reafirmacion de la propia postura, el propio conocimiento y los
propios sentimientos en el mundo, la duda-de-si que se ha ido configurando
gracias a la cultura psicoterapeutica de la autonomia y el amor propio debilita
el fundamento ontologico del yo.
5
Amor, razon, iroma*

“ [S]egun mi experiencia, la: poes^a te habla y te llega a primera vista o no


te llegara nunca. Hay un destello de revelacion y un destello reflejo de
respuesta. Es como el rayo. Como enamorarse.”
Como enamorarse. ^Seguiran enamorandose los jovenes, o ese es un
mecanismo obsoleto a estas alturas, algo innecesario, pintoresco, similar
a las locomotoras de vapor? [...] Por lo que alcanza a saber, eso de ena­
morarse podria haber pasado de moda y haber vuelto a estar de moda al
menos media docena de veces.
J. M. Coetzee, Desgracia1

* E l fra g m e n to d e d ic a d o a In te r n e t e n este c a p k u lo se b a sa e n u n a r tic u lo q u e e s c r i b e n c o -


a u to r ia c o n S h o s h a n n a h F in k e lm a n , titu la d o “ A n O d d a n d In e sc a p a b le C o u p l e : E m o t io n a n d
R a t io n a lity in P a rtn e r S e le c t io n ” , e n Th eory & Society, 3 8 ( 4 ) , 2 0 0 9 , p p . 4 0 1 - 4 2 2 .
206 • Por que duele el amor

Stuart me dice que coja un billete de cincuenta de su cartera, y de la


cartera cae una foto y yo la miro y digo: “ ^Quien es esta, Stuart?” . “ Oh,
es Gillian”, me responde. Su primera mujer [...]. En la cartera, dos, tres
anos despues de haberse vuelto a casar [...].
— Stuart, ^hay algo que quisieras decirme al respecto? -le pregunto.
— N o -dice.
— ^Seguro?
— N o -dice-. O sea, que es Gillian.
Coge la foto y la vuelve a guardar en la cartera.
Naturalmente, yo pido una cita a la terapeuta matrimonial.
La entrevista dura unos dieciocho minutos. Le explico que basicamente
mi problema con Stuart es conseguir que hable de nuestros problemas.
Stuart dice:
— Eso es porque no tenemos problemas.
— ^Ve el problema? -digo yo.
Julian Barnes, Amor, etcetera2

En una reflexion acerca de los efectos de la Revolucion Francesa sobre las cos-
tumbres sociales, Edmund Burke escribe lo siguiente en cuanto al futuro de la
humanidad:

Todas las ilusiones placenteras que hadan que el poder fuera amable y la
obediencia, liberal, que armonizaban los diferentes matices de la vida [...]
seran disueltas por este nuevo imperio conquistador de la luz y la razon.
Todo el decoroso envoltorio de la vida sera desgarrado groseramente.
Todas las ideas anadidas, que pertenecen al corazon, y que el entendi-
miento ratifica como necesarias para cubrir los defectos de nuestra debil
y tremula naturaleza, y para elevarla a la dignidad en nuestra propia esti-
macion, seran destrozadas como ridiculas, absurdas y anticuadas.3

Burke anticipaba lo que luego seria una de las principales fuentes de dinamismo
y descontento en la modernidad, a saber: la idea de que las creencias (en la au-
toridad y en la trascendencia) a partir de entonces ternan que responder a la
razon. Sin embarg ° para Burke, lejos de augurar un avance en la condicion
Amor, razon, ironia • 207

humana, “ el imperio de la luz y la razon” nos expone a ciertas verdades que


no somos capaces de soportar. De acuerdo con el, en la medida en que el poder
se vaya marchitando, nuestras ilusiones se marchitaran con el, y esta nueva
desnudez nos colocara en un estado de inmensa vulnerabilidad, dejandonos
frente al terrible conocimiento de quienes somos. La mirada implacable de la
razon en el escrutinio de las relaciones sociales solo puede desgarrar el armo-
nioso manto de significados sobre el que descansan el poder, la obediencia y la
lealtad feudal.
Para ser tolerable, la existencia humana requiere cierto grado de mentiras,
fantasias y mitos. Solo las mentiras y las ilusiones pueden lograr que sea sopor-
table la violencia de las relaciones sociales. En otras palabras, los esfuerzos in-
cansables de la razon para desenmascarar y rastrear las falacias de aquello que
creemos nos dejaran temblando de frio, pues solamente la belleza, y no la ver-
dad, nos dara consuelo. Burke esta en lo cierto: la pregunta fundamental de la
modernidad es si la razon puede dar sentido a nuestras vidas.
Curiosamente, Carlos Marx, principal heredero y defensor del Iluminismo,
coincide con la vision contrarrevolucionaria de Burke cuando enuncia la famosa
frase: “Todo lo solido se desvanece en el aire; todo lo sagrado es profanado, y
los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones
de existencia y sus relaciones reriprocas” .4 En efecto, Marx, al igual que Burke,
concibe la modernidad como un despertar violento luego de un sopor placen-
tero, aunque paralizante, y como una confrontacion con las condiciones de las
relaciones sociales en su estado mas puro, desnudo e inhospito. Esta toma de
conciencia, al damos que pensar, nos puede dejar mas alertas y menos proclives
a caer adormecidos en las promesas vanas de la Iglesia y la aristocracia, pero al
mismo tiempo despoja nuestras vidas de encanto, misterio y sacralidad. El co­
nocimiento y la razon llegan a costas de la profanacion de todo aquello que
alguna vez reverenciamos. Asi, Marx parece pensar, a la manera de Burke, que
no es la verdad, sino el velo de las fantasias culturales lo que le da sentido a
nuestra existencia en conexion con los otros y en compromiso con un bien
superior. Aunque Marx no rechaza el nuevo imperio de la luz ni anhela regre-
sar a los ritos difuntos del pasado, en el podemos detectar el mismo temor que
en Burke en cuanto al futuro de una humanidad en la que nada es sagrado y
todo es profano.
208 • Por que duele el amor

Lo que hace de Marx un modernista en su sentido mas cabal y profundo no es


que adhiera a los principios de la modernidad (como el progreso, la tecnologia,
la razon y la abundancia economica) sino precisamente que muestre ambivalencia
al respecto. Desde su origen, la modernidad implico un reconocimiento inco-
modo y simultaneo de las enemas extraordinarias que puede desatar la razon y
de los peligros que puede implicar el ejercicio de la misma. La razon permitio
que nuestro mundo fuera mas predecible y mas seguro, pero tambien lo dejo
mas vario. Al mismo tiempo que los modernistas se declaraban libres del opio
que habia velado su mente y su conciencia durante tantos anos, deseaban aque-
llo que la razon se preciaba de haber eliminado para liberarlos: la sacralidad y la
capacidad misma de creer. El llamado triunfal de la razon a diseccionar los mitos
y las creencias se toma realmente moderno cuando se entrelaza con el anhelo
planidero de que aparezca algun objeto trascendente en el cual creer y por el cual
dejarse arrastrar. Lo que define a la modernidad es esta ambivalencia hacia su nu-
cleo cultural de legitimacion debida a cierta sensacion de temor por las fuerzas que
este puede desatar. De hecho, Max Weber es famoso por haber dotado a esa am­
bivalencia de su pathos sociologico mas desgarrador con la concepcion de la mo-
dernidad como un proceso caracterizado por el “desencanto del mundo”. Este no
se reduce simplemente a' la desaparicion de los espmtus y los demonios, las brujas
y las hadas, sino a que la categona misma de “ misterio” se toma despreciable y
carente de sentido, pues, en el impulso de controlar el mundo natural y el mundo
social, las diversas instituciones modernas de la ciencia, la tecnologia y el mer­
cado, que aspiran a resolver los problemas humanos, aliviar el sufrimiento y au-
mentar el bienestar, tambien disuelven nuestro sentido de la reverencia hacia la
naturaleza, nuestra capacidad de creer y nuestra posibilidad de conservar un sen­
tido de lo misterioso. La vocacion cienfifica apunta a despejar y conquistar los
misterios, no a dejarse encantar por ellos. En la misma lmea, el capitalismo, cuyo
objetivo principal es maxirnizar las ganancias, con frecuencia descuida y debilita
las esferas de lo religioso y lo estetico, que limitan, ignoran o directamente sub-
vierten los principios de la actividad economica. Como la ciencia y la econornia
han expandido de modo considerable los horizontes de nuestro universo material
ayudandonos a resolver el problema de la escasez, los dioses nos han abandonado.
Aquello que en una epoca anterior era gobernado por la fe, la fidelidad y el he-
roismo carismatico se transforma en materia dc conocirniento, control y calculo.
Amor, razon, ironia • 209

Sin embargo, este proceso de racionalizacion no elimina todas las manifesta-


ciones de la pasion. Mas bien, segun Weber, genera ciertos intentos de restaurar
los ordenes de la experiencia dominados por el fervor y la pasion, pero de modo
indirecto y labil.5 El culto a las emociones surgido a partir del siglo x x podna
interpretarse bajo esta percepcion, pero alli donde Weber y otros autores ven
una oposicion entre la racionalizacion y las emociones, yo propongo que el reto
para el analisis sociologico consiste en pensar la racionalidad y la racionalizacion
no ya como logicas culturales enfrentadas a la vida emocional sino mas bien
aliadas a esta para operar en conjunto.6 La racionalidad es, en efecto, una fuerza
cultural institucionalizada que ha llegado para reestructurar la vida emocional
desde adentro, es decir que ha cambiado los esquemas o “ guiones” culturales a
traves de los cuales se comprenden y negocian las emociones. Mientras que el
amor romantico conserva una posicion emocional y cultural unica y consoli-
dada en nuestros deseos y fantasias, las herramientas y los esquemas culturales
que estan a nuestra disposicion para darle fonna entran cada vez mas en con-
flicto con la esfera erotica, e incluso la estan socavando. Asi, existen al menos
dos estructuras culturales que operan en la emocion amorosa: por un lado, una
estructura que se basa en la potente fantasia de la fusion emocional y la entrega
absoluta a los impulsos eroticos; por el otro, una estructura que se basa en los
modelos racionales de autorregulacion emocional y optimizacion de las elec-
ciones. Estos ultimos modelos han modificado desde lo mas profundo la estruc­
tura del deseo romantico al quebrantar los recursos culturales que, historicamente,
funcionaban como via para la experiencia de la pasion y el erotismo

El encanto amoroso
Weber nunca definio con demasiada claridad lo que era una experiencia dotada
de “ encanto”, pero podemos deducirlo, por oposicion, a partir de la definicion
asignada al desencanto. Asi, habna encanto cuando la experiencia esta mediada
por simbolos colectivos poderosos que nos vinculan con el sentido de lo sa-
grado. Dicha experiencia se fundana en sentimientos y creencias que involucran
Y movilizan la totalidad del yo, que no se procesan en sistemas cognitivos de
segundo orden y que no se pueden justificar racionalmente. Estos simbolos
constituyen y superan la realidad experiencial de la persona que cree. En estas
experiencias, no hay una distincion tajante entre el sujeto y el objeto. Por lo
210 • Por que duele el amor

tanto, la creencia en si misma, tanto como su objeto, revisten un estatus onto-


logico para la persona que nunca entra en cuestion. Podnamos afirmar que las
formas elementales del encanto amoroso como prototipo cultural y experiencia
fenomenologica se acercan al siguiente modelo:

1. El objeto de amor es sagrado: Guillaume de Lorris (fl. 1230), el erudito, poeta


y autor frances que escribio la primera parte del Roman de la Rose, ese poema
medieval que se propone ensenar las artes amorosas, presenta a la amada como
una suerte de divinidad que uno debe venerar, una Dama sobre un pedestal.
Esta figura retorica de la devocion a un objeto sagrado surge con el amor cortes
del siglo x i i , pero pueden encontrarse ejemplos hasta bien entrado el siglo x i x .
Por ejemplo, en una carta a Evelina Hanska, su amante, Balzac expresa el deseo
de adorarla de un modo que no encajana con las sensibilidades modernas:
“ Copio me hubiera gustado pasar medio dia arrodillado a tus pies, con la cabeza
sobre ru regazo” .7
2. El amor es imposible de explicar ojustificar. El flechazo de Cupido representa
el simbolo mas antiguo del amor como una emocion arbitraria e injustificable.
Guillaume de Lorris relata que, una vez que la flecha penetro su cuerpo y su
came, le resulto imposible retirarla, tanto como dejar de amar a la Dama. No
puede no amar. El amor es una fuerza inmanejable que exige obediencia. To-
memos como ejemplo las reflexiones de Humbert Humbert cuando ve a Lolita
por primera vez: “ Me es muy dificil expresar con la fuerza adecuada esa llama-
rada, ese estremecimiento, ese impacto de apasionada anagnorisis”.8 Aqm el
amor es inmediato, irresistible, porque consiste en un acto de reconocimiento
fisico que sobrepasa la voluntad.
3. El encanto amoroso supera la realidad experiencial de la persona que ama: En
1796, mientras comandaba el ejercito frances en Italia, Napoleon le escribe lo
siguiente a su mujer.Josefina: “No he pasado ni un dia sin amarte; no he pasado
ni una noche sin abrazarte; no he siquiera bebido una taza de te sin maldecir el
orgullo y las ambiciones que me obligan a estar separado del espfritu que im-
pulsa mi vida” .9 Aqm, el amor es una emocion que invade toda la realidad
existencial del amante.
4. En el encanto amoroso, no existe distincion entre el sujeto y el objeto del amor. El
objeto amado no puede separarse del sujeto amante, pues tal experiencia in-
Amor, razon, iroma • 211

cluye y moviliza la totalidad del yo. En 1812, Beethoven describe este senti-
miento de modo sucinto en una carta para su amada: “ [Eres] mi angel, mi todo,
mi propio ser”.10
5. El objeto del amor es unico e inconmensurable: Al ver aJulieta, Rom eo se pre-
gunta: “^Hasta este instante, amo mi corazon?”.11 Con esto quiere decir que ella
es la unica persona a quien amo y amara en su vida. En efecto, la persona amada
no puede sustituirse por otra. Asimismo, sus virtudes y defectos no pueden
compararse ni cotejarse con los de otras personas.
6. LA persona enamorada hace caso omiso de sus propios intereses individuales como
criterio para amar a otra persona: De hecho, el dolor representa un elemento esen-
cial en esta experiencia de plenitud y enaltecimiento. Como dice Balzac a traves
de Felix, el protagonista de “ Le Lys dans la Vallee” (“Lirio del valle”) (1835):
“Amar sin esperanza constituye tambien una felicidad”.12

El modelo del amor a primera vista es otra version de este prototipo del encanto
amoroso. Se trata de una experiencia vivida como un suceso que irrumpe sin
esperarlo en la existencia de la persona, resulta inexplicable e irracional y, por
ocurrir en el primer encuentro, no puede basarse en factores cognitivos como
el saber acumulado sobre la otra persona. Mas bien, deriva de un tipo de expe­
riencia integral e intuitiva. Perturba la vida cotidiana de quien se enamora y
provoca una conmocion profunda del alma. Las metaforas que se usan para
describir dicho estado mental con frecuencia senalan una fuerza abrumadora y
apabullante (como el fuego, el magnetismo, los relampagos o la electricidad).
Tal version del encanto amoroso es al mismo tiempo espontanea e incondicio-
nal, abrumadora y eterna, unica y total. Este tipo ideal del amor romantico
reafirma el caracter radicalmente excepcional del objeto amado, la imposibilidad
de sustituirlo por otro, su inconmensurabilidad, el rechazo (o la imposibilidad)
de someter los sentimientos al calculo y al saber racional, la entrega total del yo
a la persona amada, y la posibilidad (al menos en potencia) de la autodestruccion
y el sacrificio por el bien de otros.13 Esta vision cuasi religiosa del amor ha pre-
sentado muchas variantes culturales laicas y, tal vez por ese motivo, ha persistido
a lo largo de la historia.14 Aunque las variaciones son numerosas, los componen­
t s basicos (la sacralidad, el caracter unico del ser amado, la fuerza experiencial,
la irracionalidad, la renuncia a los propios intereses y la falta de autonomia) se
212 • Por que duele el amor

han mantenido en los modelos literarios que surgieron con la alfabetizacion de


las masas y la difusion de la novela romantica.
Sin embargo, la modernidad marca un cambio profundo en la historia del
encanto amoroso bajo la forma de cierta sospecha y desestimacion en cuanto a
la experiencia de ese tipo de amor. El siguiente bocadillo de Candace Bushnell,
autora de la columna en el New York Times que inspiro la famosa serie televisiva
Sex and the City, es apenas uno de los numerosos ejemplos posibles para ilustrar
esta situacion:

^Cuando fue la ultima vez que oiste decir a alguien “ jTe quiero!” sin la
inevitable coletilla del “ Como amigo”? ^Cuando fue la ultima vez que
viste a dos personas mirarse a los ojos sin pensar “N o se lo creen ni
ellos”? ^Cuando fue la ultima vez que oiste a alguien decir “Estoy loca-
mente enamorado” sin pensar “El lunes por la manana me lo cuentas”?15

Lo que Bushnell expresa aqfu es una vision del amor extremadamente ironica,
racional y desencantada. Por su parte, Maureen Dowd, una de las columnistas
mas famosas del New York Times, lamenta esta situacion y la describe con las
siguientes palabras: “ Cultural y emocionalmente, la idea del romance ha desa-
parecido por completo”.16 A mi juicio, lo que quiere decir Dowd es que se ha
tornado dificil adherir a la experiencia del “ encanto” amoroso y romantico:
aunque el amor siga siendo una experiencia muy significativa para la mayona
de las personas, ahora no compromete ni moviliza la totalidad del yo. A su vez,
esta situacion da lugar al siguiente interrogante: ^Por que ha perdido el amor
esa capacidad de ser vivido con “ encanto”, en una entrega total de la razon y el
ser? Podnamos conjeturar que la perdida de tal capacidad para generar creencias
romanticas es resultado de la racionalizacion de dichas creencias en tres ambitos:
la ciencia, la tecnologia y la pofitica.
El desencanto constituye un proceso fundamental de la modernidad, de na-
turaleza cognitiva, cultural e institucional, a traves del cual las creencias se ven
organizadas en sistemas de conocimiento, las conductas se ven determinadas por
normas sistematicas y abstractas, y, como postula Weber, la fe se torna dificil de
sostener. Segun el, la fuerza cultural mas importante que da forma a este desen­
canto es la racionalizacion de la actitud frente a la vida: que nos comportemos
Amor, razon, ironia • 213

de una manera cada vez mas “ metodica”, sistematica e intelectual.17 El accionar


racional esta dominado por la conciencia, no por el azar, el habito ni los impul-
sos, y la fuente cultural de esta regulacion consciente puede ser la religion, la
poHtica, la ciencia o la economia. La actitud racional socava el encanto porque,
para conocer y abordar un objeto, recurre a normas sistematicas, independien-
tes del sujeto y el objeto de ese conocimiento, lo que crea una separacion entre
ambos y a la vez deslegitima el conocimiento adquirido mediante la intuicion,
la epifanfa u otros modos tradicionales. Esta actitud debilita los cimientos de
todas las creencias, con la posible salvedad de la creencia en la propia razon.
Asimismo, tiende a socavar la idea de trascendencia al definir las acciones como
medios para llegar a un fin. Tal racionalizacion supone un debilitamiento de la
creencia en el amor y su intensidad emocional. Se podria afirmar que, a partir
de esta definicion de lo racional, algunas fuerzas culturales enormemente pode-
rosas, como la ciencia, el contractualismo politico y las tecnologfas de la elec-
cion, han reformulado el sentimiento y la experiencia del amor, ademas de
contribuir con la racionalizacion de dicho sentimiento y, por lo tanto, con un
cambio radical en la manera en que lo vive el sujeto.
A mi entender, la convergencia y la confluencia de esas tres fuerzas son res-
ponsables de que haya muerto la posibilidad de creer en la experiencia roman-
tica y de que hayan surgido dos estructuras emocionales (la incertidumbre y la
ironia) que a su vez han modificado profundamente la capacidad del yo para la
entrega y el extasis.

La transformation del amor en una ciencia


El primer factor que contribuye con el proceso cultural de desencanto es la
prevalencia de los modos cienfificos de explicacion del amor, que se han difun-
dido ampliamente mediante las instituciones de la universidad y los medios
masivos de comunicacion. A lo largo de siglo xx, la psicologfa y el psicoanalisis,
seguidos por la biologfa, la psicologfa evolutiva y la neurociencia, desplegaron
su infraestructura cienfifica incorporando al “ amor” dentro de alguno de sus
conceptos clave, como “ el inconsciente”, “ la pulsion sexual”, “ las homionas” ,
“ la conservacion de la especie” o “ la neuroqumiica” . Bajo la tutela de los
modos cienfificos de explicacion, estos marcos disciplinarios debilitaron la idea
del amor como un sentimiento de abnegacion y como una experiencia inefable,
214 • Por que duele el amor

unica y cuasi mistica.Justamente porque el psicoanalisis y la psicologia de orien-


tacion dinamica colocan al amor en el centro mismo de la constitucion del yo,
erosionan su estatuto cultural en tanto fuerza mistica al concebirlo como resul-
tado de los “ traumas”, el “ complejo de Edipo”, la “ compulsion de repeticion”
y otros procesos psicologicos. La psicolog^a popular freudiana en la que se han
empapado la mayona de las formas de organizacion modernas plantea el con-
tundente argumento de que el amor representa una actualizacion de ciertos
conflictos de la primera infancia y a menudo no constituye mas que la repeti­
cion de un drama con otros protagonistas anteriores que serian el verdadero
origen y la causa del objeto actual del amor. De acuerdo con la teona psicoa-
nalkica, el amor tiene su origen en los modos en que formamos vmculos de
apego con las primeras figuras parentales y en que nuestra psiquis proceso el
complejo de Edipo. Por lo tanto, el amor se transforma en la expresion de una
estructura psiquica universal, y su objeto se concibe como una prolongacion de
los primeros dramas infantiles. Al trazar una lmea narrativa que une la infancia
directamente con las experiencias amorosas de la adultez, la cultura psicoanali-
tica transforma al amor en una actualizacion de secuencias no amorosas per se, y
socava de esta manera la inefabilidad y el misterio que lo caracterizaban. Asi, el
amor se convierte en objeto de investigacion, autoconocimiento y autoanalisis
constantes.
Del mismo modo, el yo se vuelve objeto de un proceso interminable de au-
tocomprension y autocontrol de la psiquis, lo que provoca una intelectualizacion
de las relaciones romanticas mediante la rotulacion sistematica de las emociones
y el control de los sentimientos con tecnicas de autoconocimiento y transforma-
cion. Al convertir el sujeto humano en objeto y blanco de conocimiento cien-
tifico, la psicolog^a ha ideado un concepto tan crucial como el de “personalidad” .
Ahora bien, la personalidad es un conjunto de atributos estables que supuesta-
mente caracterizan a una misma persona a lo largo del tiempo, y se considera
que las relaciones amorosas solo pueden prosperar si existe compatibilidad entre
la configuracion psicologica y los atributos de una y otra persona. De ahi se sigue
que la compatibilidad romantica pueda evaluarse, medirse y preverse siempre que
se utilicen las herramientas psicologicas adecuadas. Asi, resulta posible que el
amor sea objeto de mediciones (psicologicas), con el fin de ayudar a establecer
y controlar los ideales paralelos de la autonomia y la conexion.
Amor, razon, iroma • 215

En efecto, a medida que la autonomia fue avanzando hacia el centro del ideal
del yo impulsado por la psicolog^a, la fusion emocional comenzo a percibirse
como una amenaza contra dicha autonomia y se vio reemplazada por el ideal
de la negociacion entre dos entidades autonomas y maduras. Fusionar el propio
yo con el de otra persona o, lo que es peor, someterlo al de otra persona equi-
valdria entonces a negar el propio derecho a la autonomia, lo que a su vez in-
dicana la existencia de alguna patologia emocional. Al desplegar sus modelos de
intimidad fundados en la negociacion, la comunicacion y la reciprocidad, las
ciencias “ psi” definieron a las relaciones futimas como relaciones ideales que
surginan del control autorreflexivo de dos voluntades autonomas y que debe-
nan adaptarse a las necesidades y la configuracion psicologica del individuo, lo
que dio por tierra con la antigua asociacion entre el amor y la trascendencia, es
decir, una fuerza que se encontraba por encima de la voluntad y las necesidades
individuales. El amor se transformo entonces en “ intimidad”, lo que a su vez
implico que la vida emocional podia someterse a ciertas reglas de conducta cuyo
proposito sena forjar y preservar un maximo de autonomia individual en el
marco del vinculo amoroso.
Otro modo en que la psicologia ha contribuido con la racionalizacion de la
experiencia amorosa consiste en la concepcion del sufrimiento romantico como
un sfutoma inaceptable e injustificable que emanana de cierta inmadurez psi-
quica. Mientras que, en el siglo x i x , “ el dolor era una parte absolutamente
normal de la respuesta emocional frente a la situacion de compartir una misma
identidad con otro ser humano”,18 en la cultura psicologica contemporanea el
sufrimiento ya no senala una experiencia emocional que se extiende mas alla de
los limites del yo o, en otras palabras, ya no es signo de devocion abnegada ni de
elevacion del espiritu. Ese tipo de amor, basado en el sacrificio, la fusion y el
anhelo de totalidad, paso a ser considerado sintoma de un desarrollo emocional
precario. La ecuacion cultural entre el amor y el sufrimiento se asemeja a la
ecuacion entre el amor y la experiencia de consumacion y trascendencia que
reafirma ese sentimiento mediante una entrega ostentosa de la propia identidad.19
Sin embargo, cuando los modelos utilitarios de nuestra forma de organizacion
social son trasladados a la psiquis, surge una nueva cultura terapeutica en la que
los ideales del sacrificio propio y la entrega total del yo se consideran ile^timos
en tanto constituyen sintomas de un trastorno psiquico (o senales de que el su-
216 • Por que duele el amor

jeto “ sufre” para obtener algun tipo de beneficio psiquico oculto). Por lo tanto,
se cierne sobre ellos un manto de sospecha, pues la autonomia y la capacidad de
velar por los intereses propios son ahora sinonimos de salud mental.
Ese modelo de salud mental que penetra a gran escala en las relaciones mti-
mas exige que el amor se supedite a las definiciones del bienestar y la felicidad,
que en ultima instancia rechazan el sufrimiento y requieren la maximizacion de
los beneficios. Segun dicho modelo, el conocimiento y la defensa de los inte­
reses propios constituyen el eje de un yo que goza de madurez emocional.
Amar bien significa amar en funcion de los intereses propios. La experiencia
amorosa va incorporando y exhibiendo cada vez mas un proyecto utilitarista del
yo, cuyo fin es obtener un maximo de placer y bienestar. Al mismo tiempo, el
sufrimiento va quedando afuera de este nuevo lexico cultural del amor. Ahora
bien, esto significa que, si el amor era fuente de sufrimiento, se trataba de un
“ error”, de una evaluacion equivocada acerca de la compatibilidad entre las dos
personalidades, de un smtoma de necesitar mayor autoconocimiento a fin de
superar ese dolor y realizar una eleccion mas madura. Asi, sin que lo notemos,
la reciprocidad y la preservacion de los intereses propios se han incorporado en la
experiencia cotidiana del amor, como veremos en la comparacion de los siguien-
tes ejemplos.
En Sueno de una noche de verano (1600), Elena, quien no ha sido afectada por
los encantamientos y los trucos de Puck, habla asi con Demetrio, quien ha re-
chazado su amor bajo la influencia magica de Puck:

DEMETRIO.— ^Acaso os solicito? ^Os hablo con dulzura? ^O antes bien,


no os digo en los terminos mas claros que no os amo ni puedo amaros?
e l e n a . — Y aun por eso mismo os amo mas. Soy vuestro sabueso; y cuanto

mas me golpeeis, Demetrio, mas os acariciare. Tratadme como a vuestro


sabueso; echadme, dadme golpes, descuidadme, abandonadme: pero per-
mitid tan solo que, a pesar de no ser digna de vos, pueda seguiros. iQue
puesto mas humilde puedo implorar en vuestro afecto (y sin embargo lo
estimo muy alto) que el de ser tratada como tratais a vuestro perro?20

Aqm, Elena expresa naturalmente su amor a Demetrio de un modo que hoy se


interpretana no solo como una forma de autodegradacion, sino como toda una
Amor, razon, iroma • 217

patologia. En la epoca de Shakespeare, sin embargo, es probable que esto se


evaluara con una mirada mas benigna, como una manifestacion comun de la
“ locura” que provoca el amor. Veamos tambien el caso de Julie de Lespinasse,
una mujer de letras muy aclamada y admirada en la Francia del siglo xvm, cuyo
amor por el caprichoso e infiel conde de Guibert no era correspondido. Aun-
que el se caso con otra, Julie mantuvo en pie sus demostraciones de pasion
irrestricta y de amor ilimitado, que no se vieron afectadas por los mecanismos
del intercambio y la reciprocidad, como se observa en el siguiente fragmento
de una carta a su amado:

Amo demasiado bien como para imponerme ninguna limitacion; pre-


fiero tener que pedir perdon antes que no cometer ninguna falta. Con-
tigo carezco de amor propio, detesto la prudencia, hasta odio esos “ deberes
de la amistad” que reemplazan el interes con decoro y los sentimientos
con circunspeccion. jCom o puedo decirlo? Amo entregarme a los im-
pulsos, actuo solo a fuerza de impulsos y amo hasta la locura que otros hagan
lo mismo por mi (enfasis de la autora).21

Julie de Lespinasse representa una etica de la entrega absoluta que no esta go-
bernada por el calculo de costos y beneficios, sino por una emocionalidad im-
pulsiva. Lejos de indicar la inmadurez o la baja autoestima de la persona, esta
capacidad de amar mas alla de la reciprocidad muy probablemente fuera inter-
pretada como marca de un caracter superior.
En el capitulo 2 ya analizamos otro ejemplo semejante. La firme decision de
Anne EUiot de serle fiel al capitan Wentworth a pesar de que hubiera pruebas
evidentes de que su separacion desentona con los parametros contemporaneos
porque, en eso, esta mujer adhiere a la vision del amor como un sentimiento
absoluto e inconmensurable y porque parece hacer caso omiso a los imperativos
de sus intereses propios. Aqm, el compromiso con la otra persona implica una
entrega total del yo, independientemente de los posibles efectos sobre el propio
bienestar. Esa entrega de su amor la obliga a renunciar a otros candidatos poten-
ciales que podrian ser mejores y, por lo tanto, a sacrificar aquello que la sociedad
1noderna veria como marca de una psiquis madura, es decir, sus intereses pro-
pios. En la modernidad, a Anne Elliot le recomendanan que consultara a un
218 • Por que duele el amor

psicoanalista, se recostara en un divan y rindiera cuentas de su firme decision de


sacrificar la vida entera en un acto de puro desinteres, sin esperar nada a cambio.
Por ultimo, en 1908, Edith Wharton escribe una carta a su amado Morton Fu-
Uerton en la que emplea un vocabulario explfritamente antiutilitarista:

Yo podria ser excelente para el coqueteo, porque mi lucidez me muestra


cada movida del juego, pero el problema es que, en ese mismo instante,
una reaccion de desprecio frente a esa lucidez me hace barrer todas las
piezas del tablero y gritar: “ jLlevatelas! No quiero ganar. jQuiero per-
derlo todo en tus manos!” 22

Tanto Elena como Julie de Lespinasse, Anne Elliott y Edith Wharton, en su


franca desobediencia de aquello que para nosotros seria la norma de la recipro-
cidad, desconciertan con su actitud al sentido comun contemporaneo, en tanto
faltan a la premisa aceptada de que la eleccion de un objeto amoroso no deberia
adquirir prioridad sobre el bienestar de la persona que ama, sino mas bien con-
tribuir con ese bienestar bajo la forma de la reciprocidad emocional. Dicha
norma de caracter psicologico y emocional que hoy gobierna los modelos con-
temporaneos del vmculo amoroso y de las relaciones humanas en general esta
fundada en un modelo utilitario del bienestar y la salud mental y constituye una
de las principales fuentes de racionalizacion cultural del amor. En ultima instan-
cia, el modelo de la reciprocidad y el utilitarismo emocional se basa en el pro-
yecto de la racionalidad: era necesario arrebatarle al inconsciente, con-todas sus
falencias y caprichos, la eleccion del objeto amoroso. Para que fuera sana, debia
constituirse en tanto objeto de autoconocimiento y racionalizacion, capaz de
producir placer y bienestar y, sobre todo, de preservar y reafirmar los intereses
individuales del sujeto.
La biologia, por su parte, surtio un efecto ligeramente distinto en los marcos
culturales en los que se encuadra la concepcion actual del amor. En la mayoria
de los casos, esta disciplina da cuenta del fenomeno amoroso en funcion de
ciertos procesos qmmicos que lo reducen, aun mas que la psicologia, a factores
totalmente ajenos a la experiencia misma del amor. Las investigaciones en el
campo de la neurociencia indican que, cuando las personas dicen sentir amor,
se detecta en el cerebro la presencia de un conjunto constante de sustancias
Amor, razon, ironia • 219

qmmicas esperificas,23 entre las cuales se encuentran la testosterona, los estroge-


nos, la dopamina, la norepinefrina, la serotonina, la oxitocina y la vasopresina.
Por ejemplo, cuando uno entra en la etapa de enamoramiento, aparentemente
se produce un incremento considerable en la cantidad de dopamina y norepine­
frina a nivel cerebral. En particular, durante la fase mas lujuriosa de las relacio-
nes romanticas se detectan niveles mas elevados de testosterona y estrogenos,
mientras que la dopamina, la norepinefrina y la serotonina estanan presentes en
la primera fase, durante el penodo de atraccion.24 Los efectos de la serotonina
en el cerebro cuando la persona esta enamorada presentan un perfil qmmico
semejante al de un trastorno obsesivo-compulsivo,25 lo que explicana por que,
al parecer, no somos capaces de pensar en nadie mas al enamoramos. Los nive-
les de serotonina tambien son considerablemente mas altos en el cerebro de las
personas que se acaban de enamorar que en el cerebro de las demas personas.26
La oxitocina y la vasopresina, por su parte, parecen estar mas ligadas a la forma-
cion de vmculos de largo plazo y de relaciones caracterizadas por un alto grado
de apego.27
En el numero de la revista National Geographic que se publico en febrero del
ano 2006, la nota de tapa, firmada por Lauren Slater, se titula “Love: The
Chemical Reaction” [El amor: una reaccion qmmica] y describe la atraccion
y el apego como dos fenomenos disparados por distintas sustancias. El articulo
da a entender que la euforia y la exaltacion provenientes del enamoramiento
no son mas que una reaccion qmmica involuntaria del cerebro. Asimismo,
Helen Fisher, una investigadora que se especializa en sociobiologia, sostiene
que los seres humanos estamos biologicamente programados para sentir amor
intenso por un plazo maximo de dos anos en promedio, despues del cual se
aplacan la pasion y la intensidad.28 Cuando se reduce el amor a cuestiones de
neuroqmmica, se descarta la vision mistica y espiritual de la experiencia amo-
rosa para dar lugar a una nueva forma de materialismo biologico. Tomemos
como ejemplo las reflexiones de Catherine Townsend sobre la necesidad de
sentirse amada:

Segun la revista Psychology Today, “ la feniletilamina (la sustancia qmmica


cerebral que interviene en la euforia del enamoramiento) aumenta
cuando la persona se siente enamorada, lo que estimula la euforia y la
220 • Por que duele el amor

excitacion”. Parece que esta hablando de mL Pero a la vez tambien pa-


rece que esta hablando de muchas otras mujeres que conozco. ^Acaso
todas nosotras somos adictas enfermas al amor?29

Evidentemente, la combinacion de terminologfa psicologica y biologica en las


concepciones populares del amor resulta deflacionaria, en tanto reduce las emo-
ciones a meras reacciones qmmicas involuntarias y la experiencia amorosa a un
fenomeno fisiologico, desprovisto de significados mas profundos.
Si bien ofrece una lectura diferente, la psicologfa evolutiva tambien atribuye
el sentimiento amoroso a un factor externo que favorece a la especie humana.
De acuerdo con Dylan Evans,30 en terminos evolutivos, las emociones como el
amor (o la culpa, o los celos) podrian haber ayudado a resolver el “ problema del
compromiso”. Dado que los seres humanos necesitan cooperar los unos con los
otros, jcomo logran comprometerse y /o que los otros se comprometan a ello?
Segun la psicologfa evolutiva, la respuesta reside en las emociones. El amor
romantico en particular puede haber servido a los fines de generar el deseo de
reproducirse y garantizar que hombres y mujeres no se abandonen mutuamente
por motivos caprichosos. Aqm, nuevamente, el desplazamiento interpretativo
que produce la psicologfa evolutiva surte el efecto de “ desinflar” el caracter
unico, irremplazable y trascendente del amor para transformarlo en un mero
fenomeno de necesidad funcional que nos permite garantizar la cooperacion y
se articula a nivel biologico. El amor no seria mas que una fuerza ciega y nece-
saria de la naturaleza y del grupo social, expresada a traves de historias e indivi-
duos particulares.
Los modelos cientificos de explicacion (ya sean de orden psicologico, biolo­
gico o evolutivo) tienden a ser abstractos por naturaleza y ajenos a la categoria
de experiencia sentida o vivida. En cambio, los modelos religiosos de explica-
cion que operaban en la era premoderna, aunque concibieran al amor como un
smtoma de posesion demonfaca o como una perdida temporal de la razon, se
hacfan eco aun de la experiencia sentida por el sujeto. Las explicaciones cienti-
ficas reducen la experiencia amorosa a un epifenomeno, un simple efecto de
causas anteriores que el sujeto no puede ver ni sentir y que no son misticas ni
singulares, sino mas bien provocadas por una serie de procesos involuntarios o
casi mecanicos, ya sean de indole psicologica, qmmica o biologica.
Amor, razon, ironia • 221

Al prevalecer los modos cientificos de explicacion, resulta dificil aferrarse a


la idea del amor como un sentimiento inefable, unico y rnstico. En este sentido,
el amor atraveso el mismo proceso de desencanto que la naturaleza: ya no se lo
percibe como un fenomeno inspirado por fuerzas magfuficas y misteriosas, sino
como un fenomeno que exige ser explicado y controlado, una reaccion deter-
minada por las leyes de la psicologia, la evolucion y la biolog^a.3l
El conocimiento cientifico se difunde ampliamente a traves de medios que
deben ofrecer interpretaciones de la realidad con cierta periodicidad. Asi, estos
marcos interpretativos no reemplazan las concepciones romanticas tradicionales,
sino mas bien compiten con ellas y, en ultima instancia, las debilitan. La ciencia
tiende a subsumir las experiencias particulares bajo categorias generales y abs-
tractas, lo que elimina la particularidad. Puesto que, por definicion, los marcos
cientificos pretenden ofrecer explicaciones y encontrar causas, son proclives a
minimizar las experiencias basadas en la irracionalidad, la inefabilidad y la sin-
gularidad. Por estos motivos, el efecto global de estos marcos interpretativos
sobre la experiencia del amor es doble: por un lado, reflexivo; por el otro, defla-
cionario. Los actores sociales son impulsados a prestar atencion de manera expti-
cita a los mecanismos subyacentes que motivan su amor, mientras que el amor
es presentado como la consecuencia de una fuerza universal, ya sea psicologica
o qfumica, que opera por debajo y por fuera de los deseos particulares y con-
cretos de cada individuo. Por lo tanto, el deseo pasa a quedar desvinculado, en
cierto modo, de la persona hacia la cual se orienta y, en tanto mecanismo invo-
luntario, se concibe como una fuerza ciega cuyo objeto acaba por ser eminen-
temente intercambiable. En ese sentido, podriamos afirmar que el deseo
romantico queda vaciado de su contenido mitologico.
El pesimismo cultural de Weber consistia en que el autor descreia de que la
comprension cientifica fuera a acarrear una mayor comprension de nuestras
condiciones concretas de vida. En sus propias palabras:

Si se trata de gastar dinero, podria apostar a que, aunque se encuentren en


esta sala algunos economistas, obtendriamos tantas respuestas distintas
como sujetos interrogados si se nos ocurriera preguntar por que con una
misma cantidad de dinero podemos comprar, segun las ocasiones, canti-
dades muy distintas de la misma cosa. El salvaje, por el contrario, sabe
222 • Por que duele el amor

muy bien como conseguir su alimento cotidiano y cuales son las institu-
ciones que le ayudan para eso. La intelectualizacion y racionalizacion
creciente no significan, pues, un creciente conocimiento general de las
condiciones generales de nuestra vida.32

Com o propone un especialista en Weber, las explicaciones que no revisten ca-


racter cientifico podrian ser superiores a las explicaciones cientificas porque son
mas integrales y se conectan de modo mas organico con la totalidad de nuestra
experiencia vivida.33 En cambio, las explicaciones de nuestra experiencia desde
una mirada cientifica nos distancian de esa experiencia, tanto en terminos cog-
nitivos como en te^mnos emocionales. Es mas, segun Weber, la ciencia provoca
que nuestra experiencia resulte menos inteligible, pues hay cierta incompatibi-
lidad entre los marcos existenciales y los marcos abstractos o sistematicos. Asi, las
explicaciones cientificas socavan el vmculo significativo entre la experiencia
amorosa y las concepciones del amor como un fenomeno mistico e irracional.
Al transformar el amor en la consecuencia de dete^mnados mecanismos previos,
ya sean psicologicos, qmmicos o evolutivos, la ciencia reduce la capacidad de
convertirlo en una mitologia, en una fuerza trascendente en si misma.

La emancipation poHtica como racionalizacion


Como indican los ejemplos que ya hemos analizado, el sacrificio, la entrega
incondicional del yo y la capacidad de amar sin expectativas de reciprocidad se
percibian como atributos principalmente femeninos (aunque no fueran exclu-
sivos de las mujeres). Uno de los cambios mas importantes en la tematica del
sacrificio fue impulsado por el feminismo, entendido como una conviccion
cultural de caracter amplio que hada extensivos los derechos humanos a las
mujeres y desbancaba los mecanismos sociales e ideologicos responsables de
posibilitar, invisibilizar y fomentar la privacion de derechos a las mujeres. Otras
fuentes que originan la racionalizacion cultural del amor son las normas de
igualdad, consentimiento y reciprocidad (provenientes del contractualismo) que
hoy dominan el vocabulario moral de nuestras formas de organizacion social y
que han transformado los terminos de negociacion para las relaciones amorosas
heterosexuales. En el libro Politics e fAuthenticity, Marshall Berman plantea que
“ hubo que esperar hasta los tiempos modernos para que el hombre [sic] empiece
Amor, razon, iroma • 223

a pensar en el yo como un problema claramente polhico" .34 Dado que Berman


usa el genero masculino para englobar a todos los seres humanos, resulta ironico
que esta oracion sea tan aplicable a la situacion particular de las mujeres en el
siglo xx. En efecto, seria posible sostener que el feminismo ha ejercido la in-
fluencia mas significativa del periodo en la subjetividad femenina y en las rela-
ciones entre los sexos. El feminismo de la segunda ola modifico profundamente
nuestra concepcion del amor como emocion.35 Mas que ninguna otra forma-
cion polkica o cultural, el poder de conviccion feminista ha surtido un efecto
importante en la historia cultural del amor porque ha corrido los velos de la
caballerosidad masculina y la mistica femenina. Precisamente porque ejercio
una influencia tan decisiva, quisiera hacer un breve repaso de los efectos pro-
vocados por el movimiento feminista en las relaciones romanticas e interro-
garme sobre las posibles repercusiones culturales de los modos de pensar
femeninos en una sociedad donde aun dominan claramente los varones. Para
ello, considero al feminismo como una cosmovision cultural, es decir, un nue­
vo modo de concebir al yo y sus relaciones con los otros. Esto implica que, por
el momento, dejare en suspenso mi propia filiacion evidente al feminismo para
dar cuenta de sus efectos en la desestabilizacion de los roles y las normas tradi-
cionales de genero mediante la critica y la vision igualitaria sobre los derechos
y deberes masculinos y femeninos. Como el feminismo, junto con la psicologia
clmica y el consumismo, se encuentra entre los agentes culturales mas podero-
sos en la configuracion y la transformacion de las relaciones entre hombres y
mujeres, puede y debe ser analizado del mismo modo que esas otras dos forma-
ciones culturales.
En LA dialectica del sexo, Shulamith Firestone sostiene que el amor romantico
no solo oculta la segregacion de clase y de sexo, sino que, sobre todo, la posi-
bilita, la perpetua y la fortalece. En palabras de la autora, “ el amor, mas quiza
que la gestacion de los hijos, es el baluarte de la opresion de las mujeres en la
actualidad”.36 Asi, se considera que el amor romantico constituye una practica
cultural que reproduce las desigualdades de genero, pero tambien uno de los
mecanismos primordiales mediante los cuales las mujeres son forzadas a aceptar
(y “amar”) la sumision ante los hombres. El poder es el concepto central que ha
pennitido al feminismo deconstruir las nociones de sexo y amor. En la cosmovi-
s>bn feminista, el poder representa la dimension invisible, pero no por ello menos
224 • Por que duele el amor

tangible, que organiza las relaciones de genero, aquello que debe ser rastreado y
expulsado de los vmculos mtimos. El “ poder” as^ entendido ha adquirido el es-
tatus de explicacion para casi todo lo que esta mal en las interacciones entre
hombres y mujeres. Se trata de un marco cultural que concibe relaciones sociales
y, por lo tanto, las reorganiza y genera.
Si se lo define en tanto esquema o “guion” cultural que, como el de “ casta”
o el de “sangre azul”, organiza y regula las interacciones de genero y las relacio­
nes sexuales, el concepto de “ simetria de poder” racionaliza los lazos sociales de
distintos modos. En primer lugar, invita a varones y mujeres a reflexionar sobre
las normas que organizan el proceso de la atraccion sexual (un proceso que se
da por hecho y constituye una rutina moldeada por siglos y siglos de dominio
patriarcal), asi como tambien a monitorear de modo reflexivo sus emociones, su
discurso y su conducta. En segundo lugar, para inculcar la simetria, invita a las
mujeres a evaluar y medir su propio aporte a la relacion y a cotejarlo con el de
su pareja. En tercer lugar, da prioridad por sobre las relaciones eroticas a los
valores de la esfera laboral y de la organizacion politica (en tanto el estatus pro-
fesional de los potenciales enamorados debe priorizarse por sobre sus deseos
privados como sujetos). Por ultimo, insta a subsumir las relaciones eroticas bajo
ciertas reglas neutrales de procedimiento en cuanto al discurso y la conducta, lo
que vada a dichas relaciones de su particularidad y su caracter concreto.

La desrutinizacion del poder


Posiblemente el escenario mas visible en el que se implementan los postulados
de la simetria sea el campo del cortejo y la iniciativa sexual. El ejemplo mas
conspicuo de este nuevo principio organizador de las relaciones mtimas en
torno al eje de la simetria se puede encontrar en la categoria de acoso sexual,
que ilustra la premisa de equivalencia en vmculos emocionalmente simetricos
sin ejercicio alguno del poder. Tomemos el caso de Dave Cass, ex profesor de
economia en la Universidad de Pennsylvania, y Claudia Satchel, una estudiante
de posgrado. La pareja llevaba cinco anos junta cuando, en 1994, a Cass se le
nego el cargo de secretario general de Posgrado por considerarse que, debido a
su relacion con una alumna, no era un candidato idoneo para la funcion. En un
trabajo sobre etica aplicada donde describe el caso y critica el proceder de la
universidad, Barry Dank explica lo siguiente:
Amor, razon, iroma • 225

Su relacion implicaba multiples infracciones a las normas feministas


sobre la asimetria en los vmculos mtimos. De acuerdo con dichas nor­
mas, no es apropiado que las personas formen una relacion de intimidad
cuando existe un diferencial de poder significativo entre las dos partes.
En este marco, las relaciones asimetricas representan un abuso y arrojan
un manto de sospecha sobre el consentimiento de la parte menos pode-
rosa, mientras que las relaciones simetricas representan la igualdad y la
libertad de eleccion. Dave y Claudia teman una relacion de multiples
asimetrias, pues se encontraban en categonas etarias diferentes (ya que el
era unos 25 anos mayor que ella), asi como tambien en categonas de
poder diferentes dentro de la universidad (ya que el era profesor y ella,
alumna).37

Las categonas politico-culturales de igualdad y simetria, que aqm entran en


conflicto con otros principios como la libertad de sentimientos y la privacidad,
constituyen modos novedosos de regular las relaciones de genero, haciendolas
responder a las nuevas normas de simetria y equilibrio de poder.
Esto, a su vez, supone el surgimiento de otras formas de concebir las cate-
gorias mismas que constituyen un vinculo sexual entre dos personas, pues
exige que las interacciones concretas queden subsumidas bajo una evaluacion
de la posicion abstracta que ocupa la persona en la estructura social. La famosa
novela Desgracia (1999), de J. M. Coetzee, cuenta la historia del profesor
Lurie, un docente que tiene un romance muy apasionado con una de sus
alumnas. A causa del romance, lo someten a un procedimiento disciplinario
en la universidad y lo obligan a renunciar. Alli, Lurie personifica a un prota-
gonista masculino que no comprende las nuevas normas que regulan las rela­
ciones entre varones y mujeres. El siguiente dialogo lo mantiene con uno de
sus colegas:

— ;N o consideras que la propia naturaleza de la vida academica por


fuerza exige ciertos sacrificios? jN o crees que por el bien de todos noso-
tros hemos de negarnos ciertas gratificaciones? -le pregunta Swarts.
— ^Tienes en mente prohibir todo trato mtimo entre personas de distin-
tas generaciones?
226 • Por que duele el amor

— No, no necesariamente. Pero en calidad de profesores ocupamos una


posicion de poder. Tal vez se trate de prohibimos caer en la tentacion de
mezclar toda relacion de poder con una relacion sexual. Y entiendo que
esto es lo que se trata de dirimir en todo este asunto. Si no una prohibi-
cion, yo aconsejaria una cautela extrema.
Interviene Farodia Rassool.
— [...] Si, dice que es culpable; no obstante, cuando procuramos obtener
algo mas espedfico, de golpe y porrazo se trata no del abuso del que ha
sido victima una joven, que de eso no se confiesa culpable, sino de un
mero impulso al que no pudo o no quiso resistirse, sin hacer una sola
mencion del dolor que ha causado, una sola mencion de la ya largmsima
historia de explotacion de la que este asunto no es mas que un nuevo
capkulo.38

Este fragmento ilustra el desplazamiento semantico de “ un impulso irresistible”


a la nocion polkica (y psicologica) de “ abuso” , el desplazamiento del “ amor por
las personas mas jovenes” al “ trato mtimo entre personas de distintas generacio-
nes” , el desplazamiento de la definicion de la masculinidad en tanto autoridad
social a “ la tentacion de mezclar toda relacion de poder con una relacion se­
xual” y el desplazamiento de la experiencia de las “ gratificaciones” privadas a la
sospecha de que esconden una “ya largmsima historia de explotacion” . El indi-
viduo y su deseo pasan a ser portadores de una estructura abstracta de poder que
justifica la intervencion institucional.
Junto con el lenguaje de la psicologia, el feminismo ayuda a ejecutar las
normas y los procedimientos que garantizan la justicia, la igualdad, la equidad
emocional y la simetria, tanto en el plano institucional como en el plano
emocional.

Cuando la esfera laboral mata los sentimientos


Todas las polkicas contra el acoso sexual se elaboraron para proteger a las
mujeres del abuso de poder institucional que podrian cometer los varones. E n
terminos sociologicos, esto provoco que las normas de equidad creadas para
la esfera laboral adquirieran prioridad sobre los deseos privados de las pers°-
nas. Por ejemplo, las directrices normativas de la Facultad de Estudios de
Amor, razon, ironia • 227

Posgrado en Educacion de Harvard (h g se, por sus siglas en ingles) dictaminan


lo siguiente:

h g s e atribuye gran valor a los vmculos estrechos y afectuosos entre los

miembros de nuestra comunidad educativa. Al mismo tiempo, surgen


situaciones especiales cuando una persona goza de responsabilidad pro-
fesional directa sobre otra, como ocurre entre docentes y estudiantes,
supervisores y personas supervisadas, o personal administrativo y docen­
tes entre si. En estas situaciones, todo vinculo de orden romantico re-
sulta intrinsecamente asimetrico, pues en el participa una persona que,
en virtud de su rol o funcion dentro de nuestra comunidad educativa,
detenta un poder formal sobre la otra. Debido a tal desequilibrio de
poder, las relaciones de este tipo resultan potencialmente proclives a la
explotacion. Asimismo, pueden afectar a otros miembros de la comuni-
dad educativa, quienes posiblemente crean que la persona en posicion
de autoridad esta abierta a recibir una influencia incorrecta, que alguien
esta recibiendo privilegios indebidos o que el vinculo romantico coloca
en una situacion de desventaja academica o profesional a los terceros.
Dichas suposiciones pueden surtir un efecto perjudicial, aun cuando
sean falsas.39

As^ la equidad reinante en la comunidad laboral debe adquirir precedencia por


sobre los sentimientos individuales, lo que supone que la esfera laboral mataria
la autonomia de las relaciones eroticas. En este caso, como es evidente, lo labo­
ral se prioriza por sobre las emociones privadas.

El procedimentalismo y el lenguaje neutral


La implementacion de estas normas de igualdad laboral exig^a el uso de un len­
guaje neutral, pues esta neutralidad aparentemente iba a librar el lenguaje de sus
prejuicios de genero y, sobre todo, iba a exponer y combatir los supuestos in­
visibles y tacitos que habian servido a lo largo de la historia para producir y
reproducir las identidades y aspiraciones masculinas y femeninas.
Tomemos como ejemplo las normas de orientacion para estudiantes sobre
acoso sexual de la Universidad de Pennsylvania, destinadas a hombres y mu-
228 • Por que duele el amor

jeres en distintas posiciones de poder, pero tambien a estudiantes en posiciones


similares:

PREG U N TA S Y R ESPU ESTA S SO BR E A C O SO SE X U A L

jPuedo hacer cumplidos a mis estudiantes o colegas?

S^ siempre y cuando esos cumplidos esten libres de insinuaciones sexua-


les. Las frases como “ que lindas piernas” o “ esa ropa te queda muy sexy”
pueden provocar incomodidad o temor en la otra persona. Y aunque la
persona no se moleste, es posible que esos cumplidos molesten a algun
tercero.

iY si invito a salir a estudiantes o colegas? ^Debo aceptar que me


respondan que no?

Es posible que usted quiera reunirse socialmente con alguna persona del
trabajo o de las clases que le resulte atractiva. Esto es totalmente aceptable
siempre y cuando se asegure de que el deseo y la atraccion son mutuos.
Si invita a salir a alguien y la otra persona responde que no, lo mejor sera
que le pregunte si no le molestana que volviera a invitarla en otra oca-
sion. De todos modos, usted debe tener en cuenta que a algunas personas
les resulta incomodo decir que no a ese tipo de preguntas, por miedo a
provocar una ofensa o algun tipo de represalia. Evalue la situacion. Si la
otra persona dice que no mas de una vez o se muestra incomoda o evasiva
ante la pregunta, no la presione. Acepte la respuesta y pase a otro tema.40

Estas instrucciones estan destinadas a inculcar cierto sentido de la autorregula-


cion emocional para evitar la posibilidad de incomodar a otras personas. Asi, la
autorregulacion emocional a la larga genera un terreno de comodidad en torno
a los modos neutrales de interaccion, caracterizados por un lenguaje sin marcas
de genero, de sexo ni de emocionalidad. El mal llamado “ lenguaje politico
mente correcto” constituye sobre todo una tecnica de disociacion, es decir, una
herramienta lingmstica y procedimental que trastoca las normas no conscientes
Amor, razon, ironia • 229

de organizacion de las relaciones de genero y las emociones para colocar en su


lugar una serie de normas de interaccion que revisten caracter general, proce-
dimental y no contextual.
Uno de los ejemplos mas famosos para ilustrar los modos en que las normas
de consentimiento, simetna y reciprocidad deben regular los vmculos interper-
sonales en la actualidad es el caso de las reglas del Antioch College, originadas
en la universidad estadounidense que lleva el mismo nombre. En 1990, un
grupo feminista de la universidad solicito que la administracion implementara
una normativa vinculante para todos los alumnos y las alumnas en materia de
consentimiento sexual. En un arficulo de la revista Newsweek sobre los excesos
de la normativa sexual “ politicamente correcta” , se resum^an los fines de dicha
normativa en la universidad de la siguiente manera:

Se trata de potenciar a las estudiantes para que haya igualdad de pareja al


momento de aparearse con los varones. El objetivo es que en las relaciones
sexuales haya un 100% de consentimiento, pero la cosa funciona de la
siguiente manera: no basta con preguntarle a la chica si quiere tener rela­
ciones sexuales, como explico una representante del centro feminista de
la universidad a las personas que ingresaron este otono, sino que se debe
obtener su consentimiento paso por paso. “Si quieren sacarle la blusa,
deben pedir permiso. Si quieren tocarle los senos, deben pedir permiso.
Si quieren bajar la mano hasta la zona genital, deben pedir permiso. Si
quieren colocar el dedo dentro de la vagina, deben pedir permiso.”41

Lo que se pretende burlar en el arficulo es el hecho de que las reglas apunten a


garantizar la igualdad procedimental entre las partes y, de ese modo, acaben
dando instrucciones explicitas sobre los pasos del encuentro sexual mediante un
acto de voluntad poHtica. Desde una perspectiva erotica, las reglas parecen elimi-
nar la ambivalencia y la espontaneidad tacitas que normalmente se hallan pre-
sentes en los intercambios sexuales. Sin embargo, estas reglas tambien inauguran
una nueva manera de concebir y marcar la voluntad politica, bastante similar a
los modos surgidos durante la Revolucion Francesa, que las personas utilizaron
para crear un nuevo contrato social, senalar su existencia y constituirlo.42 Tales
ac'tos explicitos de voluntad politica presentan un fuerte contraste con los codi-
230 • Por que duele el amor

gos y simbolos tradicionales del amor, que, al no estar formulados expbcita-


mente, parecen mas naturales y espontaneos. Ahora bien, esa espontaneidad no
es mas que un efecto de la potencia y la invisibilidad que revisten los esquemas
o “ guiones” sociales.

Los nuevos principios de equivalencia


La intimidad concebida en estos terminos supone modos novedosos de evaluar
las relaciones. Mas esperificamente, ofrece nuevos principios para reconceptua-
lizar los sentimientos en tanto aportes que pueden evaluarse, medirse y compa-
rarse. As^ se introducen los nuevos “ principios de equivalencia”, un concepto
sociologico acunado por Luc Boltanski y Laurent Thevenot que hace referencia
a los modos novedosos de evaluar determinada accion segun un principio que
organiza los objetos de manera impbcita agrupandolos con unos, diferencian-
dolos de otros y asignandoles valor o jerarqma.43 La equidad constituye un
nuevo principio de equivalencia en la esfera de las relaciones romanticas y do-
mesticas, o sea, un modo novedoso de introducir un sistema que permitiria
medir, evaluar y comparar los aportes a la relacion y los sentimientos de cada
uno. Este principio de equivalencia gira en torno a dos objetos de evaluacion.
Por un lado, el dominio mas obvio que se presta facilmente a la aplicacion del
principio es el de las tareas y responsabilidades del hogar: la crianza de los hijos,
la limpieza de la casa y las compras. Por ejemplo, un sitio de Internet llamado
“Sharing Housework” [Tareas domesticas compartidas] senala lo siguiente:

[E]s importante observar el equilibrio global en la vida cotidiana para de-


terminar quien se ocupara de cada tarea domestica. Esto incluye la canti-
dad de horas que cada uno pasa trabajando fuera de la casa, atendiendo a
los hijos, y haciendo tramites o compras para la familia [...]. Cuando se
trata de hacer un recuento y llevar la suma de lo que hace cada uno, algu-
nas parejas prefieren usar una hoja de calculo o preparar una lista.44

Com o se observa aqui, la norma de la equidad introduce nuevos modos de


evaluar, medir y comparar las labores que realiza cada integrante de la pareja en
la vida cotidiana. Por otro lado, sin embargo, el ejemplo que ilustra de manera
mas llamativa la incorporacion de los nuevos principios de equivalencia se da
Amor, razon, ironia • 231

en un dominio bastante mas intangible: el de las emociones. Mientras que los


aportes a la vida domestica muchas veces se pueden traducir a componentes
materiales y mensurables, las emociones parecen prestarse menos a la cuantifi-
cacion. Y aun asb a pesar de su naturaleza intangible, constituyen el segundo
objeto de dichos principios de equivalencia. Los intercambios domesticos y
romanticos se organizan en torno a los principios de equivalencia y a ciertos ejes
cognitivos como la “ disponibilidad emocional”, la “ expresividad de las emo­
ciones” o las “ inversiones emocionales”. Lo que se mide es quien invierte mas
energia para mantener viva la relacion, y en que medida son expresadas y satis-
fechas las necesidades emocionales de cada parte. Los principios de equivalencia
exigen que comparemos cantidades, que las ordenemos y les otorguemos de-
terminada prioridad, lo que posibilita un proceso de evaluacion y jerarquizacion
de las emociones. Por ejemplo, en un libro de autoayuda para mujeres que
buscan pareja, titulado Lose that Loser and Find the Right Guy, la autora declara
lo siguiente: “ Recuerda que el hombre ideal debe quererte a ti tanto como se
quiere a si mismo”.45 Evidentemente, con el fin de comparar cuanto quiere a
cada uno, hace falta poner en funcionamiento ciertas herramientas cognitivas
que sirvan para evaluar y medir el carino. Tomemos como segundo ejemplo el
caso de Lara, una mujer de 40 anos con dos hijos, que explica de la siguiente
manera su decision de divorciarse:

Mi esposo es, en muchos sentidos, el marido ideal. Es responsable, atrac-


tivo, buen padre, pero nunca fue tan carinoso conmigo como yo queria.
En todos estos anos, me la pase tratando de convencerme de que no
debia comparar el carino de el con el mio, mi amor con su amor, pero
al final, me resulto imposible. Yo tenia todo, pero el me daba mucho
menos de lo que yo queria, asi que al final lo deje.

Como esta a la vista, las nom as implicitas de simetria emocional impulsaron a


esta mujer a divorciarse.
La desmitificacion del amor en manos de los ideales politicos de igualdad y
equidad, de la ciencia y de la tecnologia ha transformado las relaciones sexuales
en objeto de escrutinio autorreflexivo y control mediante procedimientos for-
niales y predecibles. La idea de que el lenguaje debe ser neutral y libre de mar-
232 • Por que duele el amor

cas de genero, de que la sombra del poder no debe proyectarse sobre las
relaciones sexuales, de que el consentimiento mutuo y la reciprocidad deben
constituir el nucleo de las relaciones mtimas y, por ultimo, de que dicho con-
sentimiento debe procurarse a traves de los procedimientos impersonales ha
surtido el efecto de subsumir la experiencia romantica y erotica del amor bajo
una serie de categorias abstractas y normas sistematicas de conducta.
Como vimos en el capkulo 1, Giddens engloba estas transformaciones bajo
un concepto sencillo como el de “ relacion pura”, o sea, una relacion contrac­
tual en la que se entra y de la que se sale libremente.46 Sin embargo, este autor
no da cuenta con su concepto de los modos en que la relacion pura refleja el
proceso de racionalizacion de las relaciones mtimas y transforma la naturaleza
misma del deseo.

Las tecnolog^as de la eleccion


La tercera fuerza cultural que ha contribuido con el proceso de racionalizacion
del amor reside en la intensificacion de las tecnologias para la eleccion, simbo-
lizada por el surgimiento de Internet. Estas tecnologias se superponen con el
conocimiento psicologico y se basan en el, que tambien es una tecnologia de la
eleccion, pero que no se centra en artefactos. Asimismo, se superponen con los
modos de seleccion de pareja que derivan de la logica del mercado, y tambien
se fundan en ellos.47 La racionalizacion de este proceso de eleccion muchas
veces se pasa por alto debido a la idea generalizada de que la seleccion de pareja
basada en el amor supone una disminucion concomitante en los criterios racio-
nales que intervienen. En cambio, me atrevo a afirmar que el amor y la racio-
nalidad estructuran en conjunto las relaciones amorosas modernas y que tanto
uno como la otra se han racionalizado.
A fin de explicar que tiene de racional el proceso moderno de eleccion de
pareja, cabe preguntarse cual era la racionalidad premoderna que determinaba
dicho proceso. En efecto, los actores sociales de la premodernidad que buscaban
pareja eran notablemente racionales. Por lo general, consideraban criterios
como la dote, la reputacion y las riquezas personales o familiares, el nivel edu-
cativo y la posicion pofitica de la familia (aunque a partir del siglo xvm las
consideraciones de orden emocional comenzaron a adquirir cada vez mas pri°-
ridad en muchos paises europeos).48 Ahora bien, lo que se omite con frecuencia
Amor, razon, ironia • 233

en estos analisis es la observacion de que los calculos empezaban y acababan alH.


Dada la cantidad limitada de opciones, mas alla de ciertos requisitos rudimen-
tarios en cuanto al caracter y el aspecto fisico, los actores no exigian demasiado
de sus parejas potenciales y, en la mayor parte de los casos, se conformaban con
la primera persona que estuviera disponible y representara una opcion lo suficien-
temente buena como futuro conyuge, con un tipo de mecanismo que he de-
nominado racionalidad pragmatical Asi, para los especialistas en matrimonios
concertados durante la era premodema, la eleccion no supoma un proceso de
calculo reflexivo demasiado intenso. Por ejemplo, Giovanni di Pagolo Morelli,
integrante de la elite italiana durante el Renacimiento, recomendaba a un joven
que no se dejara arrastrar por el deseo, sino que simplemente tomara “ una joven
que le agradase” . Las consideraciones pragmaticas en cuanto al estatus, la repu-
tacion, el caracter y el aspecto fisico de la posible pareja eran esenciales, pero
esa importancia se veia atenuada por la oferta limitada de conyuges en potencia
y por las normas del decoro. La decision se basaba en una evaluacion somera de
la persona, y no en una recoleccion exhaustiva de datos sobre sus gustos, su
personalidad y su estilo de vida. Por otra parte, en la seleccion de pareja para el
matrimonio no se esperaba sentir ninguna emocion intensa. Lo que se esperaba
era que en los integrantes de la pareja fuera creciendo gradualmente cierto sen-
timiento general de carino. En otro manual de cortejo que se publico en Italia
durante la misma epoca, Lodovico Dolce recomienda que los padres se pongan
“ en el lugar de sus hijas” cuando busquen un yerno potencial.50 En este sentido,
el autor reconoce que no hay manera de que el padre pueda calcular por medios
racionales que tipo de persona le resultara atractiva y emocionalmente compa­
tible a su hija. En cambio, la decision requiere que, en ultima instancia, haga
caso a sus “ corazonadas” y tome una decision pragmatica sobre aquello que le
gustana a su hija.
Es mas, los pocos datos que se reuman generalmente estaban basados en los
rumores y en la impresion general que se formaban los demas. A principios del
siglo xv, una viuda italiana le escribia lo siguiente a su hijo en cuanto a la can-
didata que habia encontrado para el:

Todos dicen lo mismo: la persona que se case con ella sera feliz, porque
eUa sera una buena esposa. En cuanto a su aspecto, todos me dicen lo que
234 • Por que duele el amor

he visto con mis propios ojos. Tiene una figura bonita y proporcionada.
[...] Cuando me preguntaron si no era un poco rustica, se me respondio
que no.51

Desde el punto de vista moderno, lo que llama la atencion aqm es la escasa in-
fomacion que teman a disposicion y recababan los sujetos de la era premoderna
antes de decidir sobre una potencial pareja.52 En un poema instructivo del siglo
xv, titulado “ How the Good Wife Taught Her Daughter” [Lo que la buena
esposa enseno a su hija], se recomienda que si solo un hombre corteja a la joven,
esta “ no debe desdenarlo, sea quien sea”.53 En cuanto a los requisitos fisicos, con
frecuencia eran mmimos: “ [S]iempre y cuando no se parezca a Baronci del Cer-
taldese [un hombre muy feo], su esposa lo debera considerar buen m ozo”, acon-
seja Lodovico Dolce en el manual italiano que ya citamos, con recomendaciones
para el padre de la futura novia.54 El atractivo fisico cumplfa un rol en la seleccion
de pareja, pero dado que el sex appeal no era una categona cultural claramente
diferenciada, las especificaciones eran muy imprecisas y, segun los estandares
actuales, bastante reducidas. En el mismo sentido, aunque el caracter representaba
un factor importante por considerar, la nocion misma de caracter era muy amplia
e inespedfica, y distaba mucho de los requisitos psicologicos complejos que
imponen las personas en la actualidad.
Si bien los factores politicos, sociales y economicos ejerdan una gran influen-
cia sobre los padres en el momento de elegir una potencial pareja para que se
casaran sus hijos y sus hijas, cuando se trataba de cuestiones relacionadas con la
personalidad, los actores sociales de la era premoderna solo buscaban yernos y
nueras “ de calidad” , termino este que hada referencia de modo impreciso a los
requisitos basicos del caracter y el estatus. Tras considerar la posicion social y
economica de la persona con la que pretendfan casar a sus hijos o hijas, los aris-
tocratas ingleses de los siglos xv y xvi no buscaban una pareja “ perfecta” , sino
una persona que, en lmeas generales, fuera “ buena”. La historiadora BarbaraJ.
Harris presenta los siguientes ejemplos en su estudio sobre las mujeres de la
aristocracia renacentista:

[Sir William] Halles declaraba espedficamente que quena casar a su nieta


con “ un hombre honesto, de buen nombre y buena fama” que tuviera
Amor, razon, ironia • 235

“ sustancia”. [Sir Anthony] Denny, por su parte, manifestaba la esperanza


de que sus hijas se casaran con sus pupilos, quienes “ siendo los herederos
de mis amigos, por las buenas cualidades y virtudes de sus padres [...] yo
[...] he obtenido en promesa como esposos de mis hijas” .

Denny agregaba que su “ principal interes era que mi descendencia y aquellas


personas que se unan a ella en matrimonio aprendan correctamente a temer y
amar al Senor, obedecer al soberano y deberse a su pais”.55
De acuerdo con Frances y Joseph Gies, los campesinos ingleses aconsejaban
a sus hijos e hijas que buscaran una persona decente para casarse, aunque en
algunos casos el objetivo era sencillamente encontrar a alguien, fuera quien
fuera.56 Las personas solteras no teman como fin hallar la pareja perfecta, sino
satisfacerse con su eleccion. Las expectativas emocionales con respecto al ma­
trimonio consisfian en evitar el sufrimiento excesivo y, en el mejor de los casos,
forjar una suerte de lazo afectivo perdurable, pero relativamente moderado.
En smtesis, la racionalidad premoderna practicamente no contaba con un
saber formal “ especializado” en el tema (con la posible salvedad de las hechice-
ras que preparaban pociones) y se limitaba a evaluar con superficialidad los re-
cursos economicos de la potencial pareja. Asimismo, mas alla de los rasgos
generales de amabilidad que debia presentar la persona, nadie reflexionaba de-
masiado sobre las caractensticas deseadas en el otro. La busqueda no era siste-
matica, ni siquiera cuando se la realizaba por fuera del entorno inmediato de la
familia. Tampoco se trataba de una busqueda individual, sino que la llevaba a
cabo la familia o el grupo social. Y, por ultimo, los intereses propios que se
defendian mediante las estrategias maritales no revesfian caracter emocional,
sino mas bien pecuniario. De hecho, las emociones y los intereses propios cons-
tituian dos categorias claramente diferenciadas.
En comparacion con los actores sociales modernos, que desde la adolescencia
daboran una serie de criterios y mecanismos complejos para la busqueda de
Pareja, los actores sociales de la era premoderna parecen gozar de una inocencia
rayana en la estupidez. Los criterios modernos no se limitan a factores sociales
Y educativos, sino que suman a ellos otros factores fisicos, sexuales y, sobre todo,
eniocionales.57 La psicologia, la tecnologia de Internet y la logica del mercado
Capitalista aplicadas a la seleccion de pareja han contribuido a crear una perso-
236 • Por que duele el amor

nalidad cultural que ha refmado y multiplicado de modo considerable sus gustos


y su capacidad de discernimiento y eleccion. La psicolog^a en particular ha
permitido definir a las personas como conjuntos de atributos y emociones, y a
la intimidad como algo compartido entre dos personalidades cuyos gustos y
atributos deben ser compatibles y estar en plena sintoma. El metodo hipercog-
nitivo y racional para la eleccion de pareja va de la mano con la expectativa
cultural de que el amor proporcione experiencias sexuales y emocionales de
naturaleza autentica y no mediada. Tal metodo hipercognitivo de seleccion ha
adquirido un papel especialmente destacado en el ambito de los encuentros
online.58 En la actualidad, los sitios de citas en Internet son emprendimientos
muy populares y rentables.59 Los encuentros online representan la tendencia mas
significativa en el proceso moderno de cortejo.60 Los sitios de Internet dedica-
dos a las citas tienen un solo objetivo: facilitar la busqueda de una relacion ro-
mantica o, incluso, del verdadero amor, sobre la base de un doble ideal que
incluye, por un lado, el atractivo fisico y, por el otro, la compatibilidad emo-
cional. En efecto, la busqueda de una pareja estable ya no se reduce a encontrar
alguien “ que agrade”, sino alguien que satisfaga una serie de aspiraciones emo­
cionales muy intensas y elaboradas, supuestamente como resultado de una di-
namica compleja de gustos en comun. Por ejemplo, en el famoso sitio Match.
com garantizan a los usuarios que “El amor comienza aqrn”.61 El sitio promo-
ciona las historias de exito con titulos como “ El me dio vuelta la vida”, “ Por
fin estamos juntos, y es para siempre”, o “Estamos tan locos de contentos que
no tenemos palabras para describirlo”. Yahoo! Personals, por su parte, asegura
que “Las citas, las mariposas en el estomago, el romance... Todo eso esta
aqrn” .62 Y el sitio eHarmony invita a las personas solteras a “vivir la alegria de
la verdadera compatibilidad, con la ayuda de eHarmony para emprender el viaje
hacia el encuentro de un alma gemela”.63 Sin embargo, como quedo documen-
tado en El consumo de la utopia romantica, esas expectativas amorosas de semejan-
tes proporciones en realidad han incrementado el uso de metodos racionales
para la eleccion de pareja,64 mediante los siguientes mecanismos culturales:

1. Intelectualizacion: la elaboracion de un perfil virtual desvia el proceso de


busqueda a una lista de atributos que pueden conocerse, describirse, someterse
a introspeccion y, si se los combina con los atributos correctos en la otra per­
Amor, razon, ironia • 237

sona, generan compatibilidad (de perfiles psicologicos). Esta “ intelectualiza-


cion” representa una caractenstica central de la racionalizacion y hace referencia
a los modos en que ciertos rasgos implicitos de nuestra experiencia emergen a
la conciencia y son nombrados y sometidos a una reflexion racional.65
2. Administracion racional de los encuentros: los encuentros online en general
suponen un volumen de interacciones mucho mayor que en las citas de la vida
real, lo que obliga a los actores a buscar tecnicas estandarizadas para administrar
con mas facilidad y eficiencia ese flujo constante de personas interesadas. En
palabras de Neil Smelser, la computadora funciona como un “ dispositivo de
racionalizacion por excelencia”.66
3. Visualizacion: Uno de los principales elementos que contribuyen con la
racionalizacion de las relaciones amorosas reside en que los usuarios hoy pueden
ver todo el campo de posibles parejas de un solo vistazo. Mientras que en el
mundo real el mercado de parejas potenciales es de naturaleza virtual (en tanto
se encuentra en estado latente y siempre invisible), en Internet el mercado no
es virtual sino real y concreto, precisamente porque los usuarios pueden visua-
lizar de modo literal toda la oferta de posibles candidatos o candidatas y efectuar
comparaciones antes de concertar el encuentro. Los sitios de Internet organizan
todas las opciones en una suerte de “ mesa fria” con distintos platos para servirse
e incita a los actores a emplear una modalidad de eleccion que deriva de la esfera
economica, lo que interfiere con los modelos mas orientados a la intuicion o la
epifania. Esta racionalizacion supone una comparacion y una eleccion de natu­
raleza consciente y normativa entre distintos medios para llegar a un mismo fin.
En tal proceso formal de razonamiento, se contemplan las distintas posibilidades
de accion y se aplica un sistema metodico para cumplir los objetivos.67
4. Conmensuracion: Junto con las ideologias del mercado y de la psicologia, el
uso de Internet institucionaliza un proceso de conmensuracion. Wendy Espe-
land y Mitchell Stevens lo definen de la siguiente manera: “ La conmensuracion
supone la utilizacion de numeros para crear relaciones entre las cosas. Esta
transforma las distinciones cualitativas en distinciones cuantitativas, en las que
la diferencia se expresa precisamente como una magnitud, de acuerdo con al-
guna metrica compartida”.68 La combinacion de efectos de la psicologia, el uso
de Internet y la logica del mercado capitalista deriva en una situacion cultural
en la que todas las parejas potenciales son conmensurables, pasibles de ser me-
238 • Por que duele el amor

didas y comparables entre s^ segun las nuevas tecnicas y herramientas cognitivas


de evaluacion
5. Competencia: el efecto mas visible de la visualizacion en los mercados es la
aparicion de nuevas formas de jerarquizar a los candidatos y las candidatas, formas
estas que quedan en el campo de lo impHcito cuando la seleccion no se realiza a
traves de Internet. En la era pre-Internet, la busqueda de pareja se basaba prin-
cipalmente en aquello que el psicologo cognitivista Gary Klein define como
“ intuicion”, es decir, “ la forma en que convertimos nuestra experiencia en ac-
cion [o] el conjunto de impulsos, corazonadas, reflejos, reacciones instintivas,
anticipaciones y juicios que derivan de sucesos ya acontecidos en nuestras
vidas”.69 La intuicion es una forma de juicio y evaluacion que no reviste caracter
consciente y que se basa en el significado emocional que el objeto tiene para
nosotros. En cambio, la practica de los encuentros online institucionaliza una
modalidad formal, consciente y sistematica de la racionalidad que nos permite
evaluar a las otras personas definiendolas como conjuntos de atributos en funcion
de multiples escalas y de la comparacion con las demas personas. Internet per­
mite el desarrollo de un marco mental comparativo, posibilitado a su vez por el
hecho de que la tecnologia dispone las opciones de modo ordenado y ofrece las
herramientas (como las “ tarjetas de puntaje”) para medir los meritos relativos de
cada candidato o candidata. Si se puede evaluar a la potencial pareja de acuerdo
con una metrica determinada, las opciones se toman intercambiables y, en prin-
cipio, pasibles de ser mejoradas. En otras palabras, el proceso de conformarse con
una opcion lo “ suficientemente buena” se vuelva cada vez mas dificil.
6. Maximizacion de las utilidades: Por ultimo, en coherencia con la logica de
la cultura consumista, esta tecnolo^a posibilita e incluso fomenta una especifi-
cacion y un refinamiento cada vez mayor de los gustos personales. Como senala
un manual para citas virtuales, “ cuanta mas experiencia tienes, mas refinados se
vuelven tus gustos y menos personas te parecen aptas” .70 El racionalismo prag-
matico que caracterizaba al proceso de eleccion en la era premodema ha dado
lugar a una racionalidad calculadora, consumista y altamente sofisticada cuya
motivacion es el deseo de maximizar y refinar las utilidades. Para dar cuenta de
este proceso que hoy vivimos, podriamos retomar un comentario de Bourdieu
sobre el esprntu general de la economia: “El esp^ritu de calculo [...] se impone,
poco a poco, en todos los ambitos de la practica, contra la logica de la econonua
Amor, razon, iroma • 239

domestica, fundada sobre la represion o, mejor, la negacion del calculo”.71 En


efecto, los sitios de citas por Internet exhiben una logica consumista que con-
siste en acotar, definir y refinar cada vez mas los gustos de los usuarios, as^ como
en comparar entre distintas alternativas posibles.

Al permitir que los usuarios investiguen una vasta cantidad de opciones, Inter­
net los alienta a maximizar los resultados del proceso de eleccion de un modo
que no tiene precedentes, lo que a su vez presenta un gran contraste con los
metodos premodernos para la seleccion de pareja, que no demoraban tanto la
decision y si se conformaban con la primera opcion buena entre las pocas dis-
ponibles. La maximizacion de los resultados se ha transformado en un fin en si
mismo.72 En las encuestas realizadas para el presente trabajo, muchas personas
responden que la cantidad de alternativas disponibles es tan enorme que solo se
ponen en contacto con alguien cuando ven que su perfil guarda una correspon-
dencia muy precisa con las aspiraciones propias en terminos de aspecto fisico,
atractivo sexual y configuracion psicologica y emocional. En su mayoria, decla-
ran que, durante las etapas mas avanzadas de la busqueda, aspiraban a hallar
personas “ mejor dotadas” que al principio del proceso, lo que indica un cambio
en sus gustos y ambiciones.
Claramente, la practica de las citas virtuales con la aplicacion de ciertas rece-
tas culturales que corresponden a la creacion de perfiles psicologicos y a la logica
consumista demuestra que los actores sociales emplean estrategias racionales
muy complejas para cumplir sus deseos romanticos. Como sostiene el sociologo
Jeffrey Alexander, “ la penetracion gradual de la computadora en los poros de la
vida moderna ha profundizado aquello que Max Weber denominaba la racio-
nalizacion del mundo”.73 Como ninguna otra tecnologia, la de Internet ha ra-
dicalizado la nocion del yo en tanto entidad que elige y la idea del encuentro
romantico en tanto resultado de la mejor eleccion posible. En otras palabras, el
encuentro virtual reviste un caracter hipercognitivo como resultado de un me-
t°do que consiste en reunir informacion para seleccionar una pareja. En este
sentido, el mundo de Internet se organiza como un mercado, donde es posible
comparar los “valores” asignados a cada persona y optar por “ la mejor oferta”.
Entre dichos valores se incluyen el estatus socioeconomico, los logros academi-
c°s, el aspecto fisico, la configuracion psicologica y las orientaciones en cuanto
240 • Por que duele el amor

a su estilo de vida. Gracias a Internet, cada persona que busca pareja queda ubi-
cada dentro de ese mercado, en franca competencia con otras personas que bus-
can lo mismo, lo que a su vez profundiza la idea de que podemos y debemos
mejorar nuestras condiciones amorosas y de que la pareja (real o potencial) es
intercambiable. En todo el material publicado sobre este tema se hace evidente
el lenguaje del mercado, como se observa en los sigu ientes ejemplos:

En los mas puros terminos de marketing, las mujeres que buscan citas en
Internet se ven ante una cantidad abrumadora de decisiones de compra.
Se trata de la ley de la oferta y la demanda.74

En las citas por Internet, lo que importan son los numeros [...]. Para
promocionarse exitosamente hay que encontrar la manera de diferen-
ciarse de los demas hombres.75

La penetracion del lenguaje y las tecnicas del marketing en el ambito de las


relaciones interpersonales marca un desplazamiento hacia las tecnologias de la
intercambiabilidad, o sea, aquellas tecnologias que expanden la cantidad de opcio-
nes disponibles, facilitan el cambio veloz de una pareja por otra y establecen los
criterios para comparar entre candidatos o para compararse con otras personas
en la misma situacion. Tales practicas de evaluacion entran en conflicto con un
concepto del amor segun el cual es imposible aprehender o conocer a la otra
persona por medio de metodos racionales, concepto este que se podria tomar
como paradi^na de cierto modelo de relacion descrito por Derrida en los si-
guientes terminos:

La estructura de mi relacion con el otro es de una “ relacion sin relacion” .


Es una relacion en la cual el otro permanece absolutamente trascendente.
No puedo alcanzar al otro. No puedo conocer al otro desde el interior,
etc. N o es ese un obstaculo sino una condicion del amor, de la amistad,
y de la guerra tambien, una condicion de la relacion con el otro.76

Esa concepcion de la persona amada, en tanto otro trascendente e inconmen-


surable, pierde cada vez mas vigor bajo el embate de la tecnologia y la ideology
Amor, razon, ironia • 241

de la eleccion. Esto a su vez indica que se han racionalizado simultaneamente


el amor y la propia racionalidad, ya que los actores sociales premodernos exhi-
Man una forma de racionalidad para tomar decisiones amorosas y matrimoniales
bastante rudimentaria en comparacion con la nuestra. Las tecnologias de la
eleccion marcan la muerte de las modalidades no racionales para la seleccion de
pareja, que se basaban principalmente en lo corporal y en la presencia de emo-
ciones que surgian con muy poca informacion acerca de la otra persona, mo-
dalidades estas que concebian a la persona amada como una entidad unica, no
como una unidad pasible de ser medida segun ciertos criterios cognitivos y de
ser comparada con otras.
N o obstante, cabe aqm hacer una salvedad: al describir los efectos de la ra-
cionalizacion sobre las relaciones amorosas, no debemos perder de vista que es
necesario diferenciar entre las distintas fuentes. Por ejemplo, el feminismo y el
lenguaje cienfifico tienen en comun el objetivo de controlar las relaciones, de
someterlas a reglas y procedimientos, de subsumirlas bajo los principios abstrac-
tos y los procedimientos que derivan de la esfera jundica y de la economica. Sin
embargo, el feminismo y la racionalizacion del amor por parte de la ciencia y la
tecnologia capitalistas presentan implicaciones muy importantes y muy distintas
para la polkica del sentimiento. Mientras que el feminismo crea tecnicas de
control que permiten al yo monitorear los desequilibrios de poder con el fin
ultimo de formar relaciones de igualdad dialogica, la racionalizacion capitalista
reproduce y justifica las desigualdades al crear tecnicas de jerarquizacion de las
demas personas y de cosificacion de las necesidades y las preferencias propias
(por ejemplo, al fijarlas en una grilla predeterminada). Mientras que la practica
feminista se opone a todo tipo de instrumentalizacion de los cuerpos y las per­
sonas, la practica de la eleccion fundada en el lexico y la gramatica emocional
del mercado no se opone a dicha instrumentalizacion, sino que la fomenta.
Asi y todo, aquello que debe diferenciarse desde el punto de vista normativo
no siempre se puede diferenciar en terminos de practicas culturales, pues el
lenguaje cienfifico, el feminismo y las tecnologias virtuales colaboran con la
disociacion del vinculo erotico mediante las normas formales proporcionadas por
los sistemas cienfificos de conocimiento, la tecnologia y el contractualismo pro-
cedimental. A mi juicio, este triple proceso de racionalizacion ha transformado
profundamente la naturaleza del deseo romantico y de las creencias romanticas.
242 • Por que duele el amor

Eros e iroma
A simple vista, el presente analisis podria desembocar directamente en un argu-
mento planteado, entre otros, por Christina Nehring, quien lamenta la perdida
de la pasion que suponen las nuevas demandas de igualdad. Nehring diagnostica
con acierto y elegancia un cambio en la temperatura emocional de los amantes
modernos y se lo atribuye a las nuevas normas de igualdad y uniformidad. De
acuerdo con ella, “ es posible que la situacion mas dificil en las relaciones amo-
rosas sea la que estamos buscando hoy en dia tan ruidosa y oficialmente: la si­
tuacion de igualdad”.77 Sin embargo, aunque el analisis que presentamos aqm
parezca congruente con el diagnostico de Nehring, se aparta de el en dos sen-
tidos al menos.
En primer lugar, la historia no muestra unicamente ejemplos como el de
Emily Dickinson cuando llamaba “Amo” a su amante misterioso, sino que nos
ofrece casos tan estimulantes como los de Elizabeth Barrett y Robert Browning,
Diderot y Sophie Volland, Harriet Taylor y John Stuart Mill, o Sartre y De
Beauvoir, para quienes la pareja y la igualdad constituyeron elementos adyu-
vantes de gran potencia en la composicion qmmica del amor. De hecho, pro-
bablemente las situaciones en las que la desigualdad puede funcionar como un
acido corrosivo que ataca al amor sean mas numerosas que aquellas en las que
la igualdad funciona de ese modo. Suponer que la igualdad es antierotica im-
plica ignorar la gran cantidad de situaciones en las que la desigualdad genera
humillacion, verguenza y rudeza, todo lo cual no es para nada conducente al
erotismo. Asi y todo, mi principal objecion al planteo de Nehring radica en que
la autora confunde la igualdad con el proceso mas difuso de racionalizacion que
afecta a las relaciones amorosas, es decir, con el hecho de que la vida romantica
hoy esta regulada por una variedad de mecanismos de disociacion, tales como
el conocimiento cientifico, la tecnologia de la eleccion y las normas procedi-
mentales para garantizar la simetna, la reciprocidad y el consentimiento. Lo que
ha bajado la temperatura de las relaciones romanticas no es la igualdad en si
misma, sino la interferencia que ejercen el procedimentalismo, la reflexividad
cientifica, el contractualismo y la racionalidad consumista en los modos tradi-
cionales de erotizacion de los vrnculos heterosexuales. En efecto, la racionali-
zacion entra en conflicto con los regimenes de significado mediante los cuales,
historicamente, hombres y mujeres han sentido y expresado su deseo sexual. Lo
Amor, razon, ironia • 243

que me interesa analizar ahora es la composicion de dichos regimenes. Puesto


que, a traves de la historia, el deseo sexual se ha codificado por medio de la
desigualdad entre varones y m u jeres, la situacion que enfrentamos a principios
del siglo x x i nos muestra precisamente que los ritos tradicionales de interaccion
sexual y la dinamica del deseo sexual se ven alterados. A continuacion, proce-
dere a analizar la dinamica tradicional del deseo erotico.

La erotica como diferencia densa


Cabe preguntarse en esta instancia por que las practicas amorosas con una fuerte
carga de codificacion sexista, como “ abrirle la puerta a la dama”, declararle el
amor de rodillas o enviarle un ramo enorme de flores, se “ sienten” mucho mas
eroticas que pedirle permiso para tocarle los senos. Este fenomeno se debe a que
dichas practicas logran varios objetivos en simultaneo: estetizan el poder de los
hombres sobre las mujeres, subsumen la dominacion bajo los sentimientos y la
deferencia (corriendo un velo sobre las relaciones de poder), permiten la ritua-
lizacion de las relaciones entre los sexos (organizandolas en regimenes claros de
significado) y, por ultimo, posibilitan el juego con los significados, ya que la
deferencia (al abrir la puerta) solo puede resultar eroticamente atractiva si no es
real, o sea, si es manifestada por la parte mas poderosa (en efecto, la deferencia
de un esclavo no resulta erotica, mientras que la de un hombre poderoso si lo
es). Las practicas- feministas deserotizan las relaciones de genero asi entendidas
porque apuntan principalmente a explicitar el ejercicio del poder y, de ese
modo, destejen la red de significados implicitos en los que el poder se oculta y
se estetiza. En este sentido, Louis Dumont, uno de los mejores analistas de la
modernidad, arroja luz sobre dichas dinamicas al plantear que existe una afini-
dad intnnseca entre el poder y los significados estetizados o densos. En palabras
del autor, “ es facil encontrar la clave de nuestros valores. Nuestros dos ideales
cardinales son la igualdad y la libertad”.78 Y dichos valores, segun Dumont,
aplanan la percepcion de las relaciones sociales:

El primer rasgo que debemos destacar es que el concepto de igualdad


entre los hombres supone el concepto de su semejanza [...], si la igual-
dad se concibe como algo arraigado en la propia naturaleza humana y
negado solo por una sociedad malvada, entonces, cuando ya no existen
244 • Por que duele el amor

diferencias validas en las condiciones o el estado de los hombres ni dife-


rentes tipos de hombres, todos ellos son semejantes, o incluso identicos,
ademas de ser iguales.

Y, retomando a Tocqueville, Dumont agrega que “ donde reina la desigualdad,


hay tantas formas de humanidad distintas como categonas sociales”.79 Dumont
defiende, por ejemplo, las diferencias densas que entran en juego entre los dis-
tintos grupos sociales y culturales de la India. Para el, la mano derecha y la mano
izquierda no son simplemente dos polos opuestos y simetricos, sino que son
diferentes en si mismas, ya que guardan relaciones diferentes con el resto del
cuerpo. Por lo tanto, lo que plantea es que la igualdad implica una perdida de
diferencias cualitativas. El autor utiliza la analogia de las manos porque ambas
son necesarias para el cuerpo, pero cada una de ellas es radicalmente distinta de
la otra. Desde una perspectiva no igualitaria ni moderna, el valor de cada mano
se basa en su relacion con el cuerpo, que tiene un estatus superior:

La negacion de la subordinacion o, para llamarla por su nombre correcto,


de la trascendencia, coloca una perspectiva plana en el lugar de una pers-
pectiva mas profunda y, a la vez, constituye la raiz de la “ atomizacion”
tan denostada por la cntica nostalgica o romantica de la modernidad. [...]
[G]racias a la ideologia moderna, lo que antes era un universo jerarquico
se ha diseminado en una serie de perspectivas planas de este tipo.8U

En el regimen de significados al que apunta Dumont, la trascendencia es pro-


ducida por la capacidad de vivir dentro de un universo moral y social ordenado,
holistico y jerarquizado. El erotismo, tal como se desarrollo en la cultura pa-
triarcal de Occidente, esta predicado sobre la base de una dicotomia entre
hombres y mujeres similar a la de las manos, es decir que se concibe a unos y
otras como seres radicalmente distintos que ponen en acto identidades densas.
Esta diferencia densa es la que viene erotizando tradicionalmente las relaciones
entre hombres y mujeres, al menos desde que esas identidades se tomaron mas
esencializadas. Se podria conjeturar incluso que el poder genera una riqueza de
significados porque casi siempre necesita estar velado. Por ese motivo, crea
significados complejos que a la vez ejecutan y evaden la violencia que genera.
Amor, razon, ironia • 245

El efecto de evasion es producido por la estetizacion de las relaciones de poder,


como sucede con los codigos de “ galantena” masculina y el proceso tradicional
de cortejo.

La erotica como intermitencia


Roland Barthes ofrece otra definicion interesante de lo erotico, con las siguien-
tes palabras:

^El lugar mas erotico de un cuerpo no esta acaso alU donde la vestimenta se
abre? En la perversion (que es el regimen del placer textual) no hay “ zonas
erogenas” [...] ; es la intermitencia, como bien lo ha dicho el psicoanali-
sis, la que es erotica: la de la piel que centellea entre dos piezas (el pan­
talon y el pulover), entre dos bordes (la camiseta entreabierta, el guante
y la manga), es ese centelleo el que seduce, o mejor: la puesta en escena
de una aparicion-desaparicion.81

La dinamica del erotismo oscila entre la exhibicion y el ocultamiento, ya que,


segun podnamos conjeturar, dicha alternacion pone en escena y reactualiza el
movimiento entre la privacion y la satisfaccion (erotica). En cambio, tanto la
liberacion sexual como las practicas corporales e indumentarias “ politicamente
correctas” tienden a socavar esa dinamica, pues aplanan las superficies corpora­
les de modo que sean iguales entre si, tanto en la exhibicion (por ejemplo, en
los campamentos nudistas y otras demostraciones politicas de liberacion sexual)
como en el ocultamiento (por ejemplo, cuando se considera que exhibir el
cuerpo constituye una muestra politicamente ilegitima de cosificacion de la
sexualidad). Es mas, la imagen de la vestimenta alli donde se abre sugiere una
incertidumbre en cuanto a la pregunta por los limites, por aquello que es erotico
y por los contextos en que el erotismo es o no permisible. La intermitencia
genera una suerte de ambiguedad y desdibujamiento semiotico. Una vez mas,
en este caso, los procedimientos del lenguaje y los codigos de vestimenta que
responden a lo politicamente correcto eliminan la ambivalencia y se proponen
lograr que el discurso y el cuerpo sean univocales definiendo claramente las
zonas de contacto permitido y no permitido. En sintesis, nuestras reglas nuevas
tienden a eliminar la ambiguedad.
246 • Por que duele el amor

La inmersion y la entrega total de s^


En un analisis muy interesante, el filosofo Richard Shusterman plantea que la
experiencia erotica es en realidad una forma de experiencia estetica. Frente a la
estetica kantiana del desapego, sostiene que la experiencia erotica es estetica
precisamente en el intenso grado de inmersion que exige y produce:

El sexo puede disfrutarse tanto en terminos del sentido aristotelico de


plenitud, absorcion y concentracion que genera como en terminos de las
sensaciones agradables que causa; es una actividad que manifiesta con
potencia la dimension fenomenologica de ser degustado subjetivamente
pero tambien de estar intencionalmente dirigido hacia un objeto (en
general, otro sujeto humano) que estructura la experiencia, configura su
cualidad y le aporta dimensiones relevantes de significado [...]. En tanto
experiencia cognitiva que proporciona conocimiento sobre el propio
cuerpo y la propia mente, pero tambien sobre el cuerpo y la mente de la
otra persona, el acto sexual tipicamente exhibe un caracter distintivo en
el que se unen lo coherente y lo completo, un sentido de aquello que se
desarrolla de modo potente y constante hacia una consumacion satisfac-
toria. Tambien se destaca de manera distintiva entre el flujo de la expe­
riencia humana monotona y rutinaria. La experiencia sexual supone una
gran variedad de afectos, en algunos casos de una intensidad sin igual, y
presenta momentos de autoafirmacion activa y posesiva, como asi tam­
bien momentos de entrega e inmersion en la otra persona.82

Asi, la experiencia erotica/sexual se contrapone con el pensamiento anaHtico


racional que fragmenta la experiencia, la encasilla y altera su caracter fluido e
inmediato. El yo queda absorbido por entero en dicha experiencia. Retomando
a Weber, Shusterman traza un contraste entre “ el placer de la forma, que es
controlado racionalmente y en el que el yo se mantiene dueno de si mismo, y
el deleite mas apasionado de la experiencia que desborda al sujeto” .83 Weber
habna coincidido plenamente con Shusterman, pues afirmaba lo siguiente:

El amante advierte que esta anclado en el centro mismo de la vida auten-


tica, eternamente inaccesible a toda empresa racional. Sabe que esta libe-
Amor, razon, ironia • 247

rado de las manos frias y esqueleticas del ordenamiento racional, tan


completamente como lo esta respecto de la banalidad de la rutina diaria.
Este saber del amante se funda en su propia e indestructible experiencia.
N o hay manera de comunicar la experiencia que, en este sentido, es igual
a la “ posesion” del mistico. Esto es asi no solo por la intensidad de la
experiencia del amante sino tambien por la inmediacion de la realidad
poseida.84

El erotismo abarca la totalidad de la experiencia y, por lo tanto, no puede re-


ducirse a categorias de conocimiento. Esto tambien significa que los modos de
explicacion que emanan de la esfera erotica no pueden ser racionales: “Toda
comunion erotica acabada sera juzgada como resultado de una misteriosa pre-
destinacion mutua: el destino, en el mas elevado sentido de la palabra”.85 Ahora
bien, el destino puede ser la unica manera de explicar el amor, porque da cuenta
de los sentimientos sin explicarlos. Los torna inevitables. Asi, la experiencia
erotica no puede admitir un factor externo a si misma. El erotismo constituye
un regimen de significacion dominado por lo concreto, la particularidad, el
juicio integral y la irreductibilidad de la experiencia. La racionalizacion se opone
a la experiencia erotica porque la intelectualiza e introduce una distancia entre
la experiencia y el saber que precede a esa experiencia. Por lo tanto, socava la
inmersion del yo en si mismo y en el otro.

La erotica como gasto


Al tratar de caracterizar la nocion moderna del amor, resulta que, tradicional-
mente, como el amor romantico estaba institucionalizado por fuera del matri-
monio, representaba valores opuestos a los de la institucion matrimonial, como
los intereses propios y la perpetuacion del linaje. Mientras que el matrimonio
estaba motivado con frecuencia por las alianzas familiares y los intereses econo-
micos, el amor como tal se consideraba una experiencia de consumacion, lo que
amenazaba el orden economico y social. Las ideas de Georges Bataille acerca de
lo util nos presentan un punto de partida muy interesante para reflexionar sobre
este tema. En su analisis sobre una gran variedad de fenomenos aparentemente
dispares, de indole economica, sexual y estetica, Bataille ofrece la siguiente
hipotesis: la productividad, el afan de autoconservacion y la defensa de los in-
248 • Por que duele el amor

tereses propios no son elementos primarios en el orden social. Por el contrario,


el autor conjetura que el gasto improductivo y la conducta autodestructiva,
imposible de explicar utilitariamente, son elementos mas primarios. Las guerras,
los ritos, el lujo, el juego y los monumentos suntuarios constituyen ejemplos de
lo que el llama depense, una palabra que en frances tiene el doble sentido de gasto
productivo e improductivo. En realidad, lo que les da sentido a estas actividades
es la perdida. El sacrificio es la produccion de lo sagrado.86
Ahora bien, el erotismo pertenece a esa esfera de lo improductivo en que la
persona no solo se abandona, sino que asume el riesgo de perderse, o de salir
lastimada. En cambio, tanto el discurso del feminismo como el de la psicologia
intentan lograr que la psiquis, sobre todo la femenina, adquiera utilidad y evite
el gasto improductivo, es decir, las formas de apego que no son funcionales al
proyecto de un yo sano, autonomo y realizado. Aquello que Philip R ieff llama
“ el hombre psicologico” , que enumera con minuciosidad “ sus satisfacciones e
insatisfacciones” y concibe “ los compromisos improductivos como los pecados
que mas debemos evitar” ,87 seria entonces el hombre (o la mujer) que evita las
modalidades sacrificiales del amor contenidas en las experiencias eroticas y ro-
manticas cuya consumacion supone necesariamente abandonarse a ellas. Como
senala Jean-Luc Marion:

El obstaculo que impide la apertura del campo amoroso —obstaculo ero-


tico, no epistemologico ni ontico- consiste en la misma reciprocidad; y
la reciprocidad solo adquiere la capacidad de formar un obstaculo porque
se asume, sin pruebas ni argumentos, que solo ella ofreceria la condicion
de posibilidad de lo que el ego entiende por un “amor feliz” .88

Sin embargo, aclara Marion, la reciprocidad se toma imposible, porque equivale


a salir del campo del amor para entrar en el campo del comercio, que es incom­
patible con el primero. Tal concepcion del amor se ha vuelto cada vez mas
ilegitima, pues pareciera que la entrega de si y el abandonarse al otro (es decir,
el gasto improductivo) son unilaterales y funcionan como artefactos ideologicos
que embellecen lo que en realidad es un intento de extraerles cierta plusvalia
emocional a las mujeres.
Amor, razon, iroma • 249

La certeza semiotica
Las identidades densas y las conductas rituales generan certeza semiotica, que,
paradojicamente, es la condicion de posibilidad para la creacion de esos sentidos
ambiguos que producen placer. En otras palabras, las relaciones de poder tien-
den a organizarse en marcos de significado estables y claros porque las estructu-
ras de poder tienden a reproducir, consolidar y congelar los significados. La
ambiguedad es posible cuando se puede jugar con esos significados estables y
tergiversarlos. Por ejemplo, una persona androgina es androgina (y atractiva
como tal) solo porque los significantes de masculinidad y feminidad son claros
y estables. La androginia no se podria codificar culturalmente si no jugara con
los significantes conocidos de la masculinidad y la feminidad. Si estas ultimas
carecieran de certeza semiotica, la androginia no podria producirse semiotica-
mente. Por lo tanto, unicamente la certeza semiotica puede generar ambigue­
dad, esa sensacion de juego y placer. En cambio, al eliminar de los vmculos
romanticos las relaciones de poder, surge el efecto semiotico de desdibujar las
marcas de genero, lo que reduce la capacidad de crear ambiguedades, que con
frecuencia se considera un ingrediente de la seduccion. Catherine Townsend,
por ejemplo, se queja de la falta de pasion que exhiben los nuevos “ hombres
sensibles” :

Con un hombre sensible, no me doy cuenta si quiere que me siente


encima de el o que me siente a tomar un cafe y conversar sobre el estado
del universo. Si quiero hablar de sentimientos, puedo llamar a una amiga.
En un romance que recien empieza, no quiero te caliente, jquiero sexo
caliente!
El respeto es maravilloso, pero en la cama, igualitario no siempre signi-
fica erotico. En Ultimo tango en Pans, cuando Marlon Brando agarraba la
mantequilla, dudo que estuviera pensando en ser polkicamente correcto.
Los hombres de las generaciones anteriores veian el sexo como una
conquista, como algo guarro, sucio, divertido y obscenoT

Lo que ofrece Townsend aqm (sin darse cuenta) es una replica al planteo de
Nehring. Segun da a entender, la idea de igualdad le quita al erotismo la posi­
bilidad del juego y la presencia de los codigos de genero. En realidad, se esta
250 • Por que duele el amor

quejando por la ausencia de ese jugueteo y esa ambiguedad que resultan inhe-
rentes a la practica cultural de la “ seduccion”, en tanto practica semiconsciente
con el propio cuerpo y el propio lenguaje para despertar el deseo en la otra
persona. Cuando describe al “ perfecto seductor”, Robert Greene indica la im-
portancia de conservar la naturaleza incompleta de la interaccion romantica, lo
que supone, entre otras cosas, incrementar la ambiguedad, enviar senales con-
fusas, dominar el arte de la insinuacion, confundir el deseo y la realidad, com-
binar placer y dolor, despertar el deseo y la confusion, bajar el tono sexual sin
eliminarlo, negarse a responder a los estandares, demorar el goce y retener la
satisfaccion completa.90
La ambiguedad es, en esencia, un modo de mantener la incertidumbre con
respecto a la intencion del hablante. En este sentido, posibilita la libertad,
permite decir algo sin querer decirlo literalmente y brinda la oportunidad de
conservar la propia identidad al tiempo que se asume otra. Como sostienen
Shadi Bartsch y Thomas Bartscherer (utilizando la palabra “ ambivalencia” en
lugar de “ ambiguedad”), “ la ambivalencia esta incorporada en el fenomeno
erotico”.91 La seduccion con frecuencia se vale de codigos ambiguos, lo que
transforma a los seductores prototipicos de la cultura occidental en ejemplos
de cierta forma de libertad con respecto a los codigos morales, pues la ambi-
valencia y la ambiguedad son modos de conservar la incertidumbre en cuanto
a la intencion del hablante. Ambas otorgan al mismo tiempo poder y libertad,
ya que habilitan la capacidad de decir algo sin querer decirlo literalmente, la
capacidad de insinuar varios sentidos a la vez. Quien seduce emplea un dis-
curso ambiguo porque no se siente interpelado por las normas de simetna y
sinceridad. Las practicas que se conocen como “ polkicamente correctas”, en
cambio, exigen cierta forma de transparencia y ausencia de ambiguedades para
garantizar un maximo de libertad contractual y de igualdad. De ese modo,
neutralizan el halo retorico y emocional que caracteriza tradicionalmente a la
seduccion.
La racionalizacion del amor ha debilitado los regimenes de significado en los
que se fundan el erotismo y el amor, como la ambiguedad, la intermitencia, el
lenguaje velado, el jugueteo y la trascendencia, entre otros. Historicamente, la
seduccion y el erotismo se basan en un conocimiento muy parcial de la otra
persona, en cierta “ inconciencia de si” y en la capacidad para generar ambigue'
Amor, razon, ironia • 251

dades. Enuna smtesis de la concepcion kantiana de la estetica, Jeffrey Alexander


plantea que “ la calidad de evitar la determinacion mediante el pensamiento
racional o la comprension moral, y no la disociacion absoluta con respecto a
ellos, es lo que hace a una experiencia estetica; la libertad misma con respecto
a las determinaciones a priori es lo que, luego de la experiencia estetica, posibi-
lita un mayor desarrollo moral y conceptual”.92
Ahora bien, la cuadruple preocupacion por el lenguaje neutral, la simetna en
las relaciones de poder, la equidad en los procedimientos y la obtencion del
consentimiento expHcito interfere con las normas de la ambiguedad y lo im-
pficito que conforman el nucleo cultural de la libido, entendidas aqm no ya
como una constante universal, sino como un modo historicamente esperifico
de organizar el deseo sexual: puesto que la feminidad se define, por lo general,
en funcion de ciertas senales de dependencia, las diferencias de poder se en-
cuentran en el centro mismo del deseo y el erotismo para hombres y mujeres.
(En este punto, Nehring no se equivoca.) Vale decir entonces que los procedi-
mientos institucionales destinados a implementar la simetria en las muestras de
poder cuestionan una tradicion cultural de muy larga data que erotiza precisa-
mente el poder en los hombres y la falta de poder en las mujeres, diferencia esta
que produce una rica textura de significados. Por lo tanto, me permito aqm
proponer la siguiente hipotesis: si el lenguaje “ politicamente correcto” ha dado
lugar a burlas, incomodidades y malestar cultural es porque, dejando intactas las
estructuras y jerarqmas de genero, al mismo tiempo debilita y pone al descu-
bierto ese “ adhesivo” ideologico que uma a las diferencias de poder con las
identidades de genero, y las tornaba eroticas y placenteras (por espontaneas e
irreflexivas).
En otras palabras, el lenguaje “ politicamente correcto” resulta inaceptable
porque elimina las fantasias y los placeres emocionales sobre los que se constru-
yen las relaciones de genero tradicionales, pero no transforma ni conmociona
desde sus cimientos la estructura misma de las desigualdades de genero que
carcomen el nucleo emocional de dichas relaciones (en tanto las mujeres siguen
atendiendo a los hijos, a la vez que se las arreglan para trabajar media jornada en
|a oficina y cargar con toda la labor emocional que suponen las relaciones). En
smtesis, la igualdad exige una redefinicion del erotismo y el deseo romantico
que aun no se ha logrado.
252 • Por que duele el amor

La incertidumbre, la iroma o el malestar


de la igualdad
La perdida de la pasion y el erotismo se asocia con dos sensibilidades culturales
derivadas de la igualdad, a saber: la incertidumbre y la iroma. Si las emociones
sirven para, en palabras de Williamjames, “ eliminar la incertidumbre acerca del
futuro”,93 queda claro que el proceso de racionalizacion ha debilitado esa capa-
cidad de adquirir certezas, con el consiguiente predominio de la incertidumbre
y la iroma en el ambito cultural de las relaciones amorosas.
El contractualismo emocional, que basa las relaciones en el libre albedno, la
igualdad y la simetria, acarrea paradojicamente un alto nivel de incertidumbre
semiotica, es decir, una preocupacion constante por el grado de adecuacion de la
propia conducta y por la dificultad de captar las normas correctas de conducta
en cada interaccion determinada. Como senala Maureen Dowd:

Mis amigos homosexuales parecen estar igual de confundidos en temas de


etiqueta moderna para citas. Como dice uno de ellos, “mi equipo puede
servir de barometro para observar a que se dirige tu equipo, que ocurre
cuando la deseada igualdad entre los sexos se consigue. ^Y sabes lo que
pasa? Es un infierno. Te quedas pensando: si me doy demasiada prisa en
pagar la cena, jme estoy senalando como el tipo dominante, agresivo,
paternal? Y si me quedo quieto y sumiso, ^estoy mandando el mensaje de
que quiero que me cuiden, ah, y tambien que me dominen?” .94

Aqm, la incertidumbre se contrapone con la ambiguedad, que es un regimen


de significados cuyo origen reside, precisamente, en los significados comparti-
dos. La ambiguedad resulta placentera y consiste en combinar dos repertorios
de significados que ya se conocen, mientras que la incertidumbre es incomoda
y deriva de la dificultad para conocer las reglas que organizan la interaccion. La
ambiguedad es una caractenstica del juego erotico porque esta destinada a decir
sin decir, o a decir varias cosas a la vez, sobre la base de un conjunto de signi­
ficados compartidos e impHcitos. Resulta un juego placentero porque es una
forma ingeniosa de juguetear con las normas sociales. En cambio, la incertidum­
bre mhibe el deseo sexual y acarrea ansiedad porque nos obliga a concentrarnos
en las reglas de interaccion y a interrogarnos acerca de eUas, lo que nos torna
Amor, razon, ironia • 253

menos propensos a pemutirnos sentir las emociones que despierta en nosotros


la interaccion misma. Como senalo durante las entrevistas un hombre de 40
anos que vive en Londres:

Todos mis amigos estan muy confundidos con las mujeres ultimamente.
N o saben si ser fuertes o delicados, si ser machos o tipos sensibles. No
tenemos la menor idea de lo que se espera de nosotros. Creo que puedo
asegurar que todos mis conocidos se sienten muy intimidados por las
mujeres, por no saber cuales son las reglas del juego.

Es mas, las normas de igualdad entran en conflicto con el placer derivado de la


puesta en acto de una identidad de genero claramente definida en terminos
semioticos. Por ejemplo, Claire, una artista plastica de 37 anos que nacio y se
crio en Europa, explicaba lo siguiente durante la entrevista:

Claire: Conocer a los hombres israelies no fue facil para mi, porque es
raro, no se, aunque son machos, no hacen todas las cosas que hacen los
hombres mas machos en Europa, esas cosas que te hacen sentir bien.
Entrevistadora: jCom o que?
Claire: Como arrodillarse a tus pies, o abrirte la puerta, o comprarte flo­
res. Aunque creo que me sentina estupida de disfTutar esas cosas, pero,
igualmente, tengo que decir que son agradables, y sin embargo, se que
no deberia disfrutarlas.
Entrevistadora: ^No deberia disfrutarlas? ^Por que?
Claire: Bueno, porque no es polkicamente correcto.
Entrevistadora: Eso es muy interesante. ^Quiere decir que usted se repri-
mina ciertos tipos de placer?
Claire: Ah, si, ^sabe que? Una buena parte de mi obra [cuadros y escul-
turas] tiene que ver con las mujeres y su situacion, asi que, si, una parte
de mi disfrutaria esas cosas, es mas, esperaria que las hagan, pero otra
parte de mi la reprimina y casi le dana ordenes [risas] de que no las dis-
frutara. Como si tuviera dos personalidades, un yo de mujer tradicional
y un yo de mujer moderna, ^se entiende?
Entrevistadora: los dos estanan en conflicto entre si?
254 • Por que duele el amor

Claire: [Silencio prolongado] En realidad, podriamos dedr que estoy muy


confundida. N o se muy bien lo que puedo y debo esperar de un hombre.
Si le pregu nto por que no me regala flores o por que no me escribe poe-
mas de amor, siento que estoy traicionando mi identidad feminista, que
no puedo exigir esas cosas porque, en nuestra epoca, una mujer liberada
como yo no necesita esas cosas, o al menos ya no puede pedirlas. En
realidad, se trata de lo que una siente que tiene derecho a pedir. Hay una
parte de mi que quiere ciertas cosas, pero otra parte de mi dice que no
deberia sentir eso. Asi que, muchas veces, no se muy bien lo que quiero,
lo que deberia querer, y ni siquiera lo que siento.

Aqm, la superposicion de dos estructuras culturales causa tensiones e incerti-


dumbre en tomo al contenido mismo de nuestros propios deseos, entre lo que
nos da placer y las normas con las que se evalua ese placer. Dicha superposicion
provoca que a la mujer le cueste saber cuales son las normas que deben regir en
sus interacciones. Como plantea el filosofo Robert Pippin “ el eros tiene algo
que no puede adaptarse facilmente al humanismo cristiano ni al liberalismo
igualitario”.95 En terminos mas sociologicos, podriamos afirmar que la igualdad
genera malestar social porque causa incertidumbre en cuanto a las normas de
interaccion, lo que a su vez socava la espontaneidad posibilitada historicamente
por las identidades densas y las normas ritualizadas.
Ahora bien, debido a esta incertidumbre, la iroma constituye un tropo
dominante en las reflexiones acerca del amor. La primera manifestacion de
una vision ironica y desencantada del amor en la cultura occidental puede
encontrarse en Don Quijote, una obra que introduce una ruptura en la capa-
cidad misma del lector para creer en la experiencia amorosa del caballero
errante. Esta dificultad para creer en el amor se ve acentuada con el adveni-
miento de la modernidad. En efecto, la condicion amorosa moderna no se
asemeja tanto al fervor y al frenesi de los amantes premodemos como a ese
“ despertar violento de un sopor” que describe Marx, con el amor como ob-
jeto cada vez mas frecuente de cierta patina de iroma. D e hecho, el amor
moderno hoy es el escenario privilegiado para el tropo de la iroma. El proceso
de racionalizacion del amor se encuentra en el centro mismo de esa nueva
estructura ironica del sentimiento romantico, que marca el desplazamiento de
Amor, razon, iroma • 255

una definicion cultural del “ encanto amoroso” a una definicion cultural te-
nida por el desencanto.
Las estructuras de sentimiento, ese concepto tan feliz acunado por Raymond
Williams, designan los aspectos sociales y culturales de los sentimientos y, al
mismo tiempo, los sentimientos de las estructuras sociales. Se trata de “ expre-
siones sociales en soludon”.96 A sf la estructura ironica del sentimiento amoroso
dificulta la adhesion no solo a la idea de la pasion, sino tambien al compromiso
apasionado y sacrificado con la persona a quien se ama, ese tipo de compromi­
so que caracteriza el concepto occidental del amor hace ya varios siglos.
En tanto recurso literario, la iroma es una tecnica que consiste en fingir ig-
norancia respecto de alguna cuestion, pero contando con el conocimiento del
lector para su efecto (de otro modo, seria leida literalmente en lugar de enten-
derse todo lo contrario a lo que se dice). Por lo tanto, representa el tropo de la
persona que se niega a adherir a las creencias inscritas en determinada situacion.
Ahora bien, la conciencia romantica actual presenta la estructura retorica de la
iroma porque se halla saturada de un saber caracterizado por el desencanto que
impide comprometerse y creer plenamente.
De hecho, la iroma no puede tomarse en serio una de las creencias centrales
del amor, que se autoproclama eterno y absoluto. El siguiente caso de iroma,
tomado de un arriculo de Catherine Townsend, describe el deseo de creer en
la eternidad del amor (representado en el deseo de que un ex novio tome alguna
medida drastica para impedir que ella se vaya), pero al mismo tiempo refleja la
imposibilidad de creer en eso:

jCom o pude caer en esa fantasia? Siempre dije que si hicieran la segunda
parte de Mujer bonita, seguramente mostranan a Julia Roberts trabajando
de nuevo en la calle, porque Richard Gere se aburrio y la dejo sin perder
el tiempo. Pero ellos saben como recuperarte, porque es algo que ya
hemos visto todos en el cine: hace falta un gesto dramatico.97

Por medio de la iroma, este tipo de reflexividad cultural, en relacion con las for­
mulas cinematograficas y con el poder que ejercen sobre nosotros los mitos
miturales, surte un efecto deflacionario sobre el deseo de Townsend de quedaise
c°n su novio. En efecto, el propio Schlegel, filosofo representante del romanti-
256 • Por que duele el amor

cismo aleman, considera que la conciencia sobre la finitud del amor es un ele-
mento central de la iroma: “ La verdadera iroma es la iroma del amor. Surge a
partir del sentimiento de la finitud, de la propia limitacion, y de la aparente
contradiccion de esos sentimientos con el concepto de infinito inherente a todo
amor verdadero”.98 Esta definicion cobra sentido a la luz de una idea compartida
por Schlegel y Kierkegaard en cuanto a la esencia del amor, que segun ellos reside
en el sentimiento de su propia infinitud. De acuerdo con el segundo, “ lo que
diferencia el amor de la voluptuosidad es que aquel lleva en si el sello de la
etemidad”.99 Se podria afirmar que, a diferencia de esto, la racionalizacion de la
esfera romantica ha surtido el efecto de crear una cultura de la finitud del amor,
subrayando sus limitaciones psicologicas, biologicas, evolutivas, polkicas y eco­
nomicas. La relativizacion del amor mediante los diversos procesos de racionali-
zacion que atraviesa estaba destinada a colocar la iroma en una posicion central
dentro de la nueva sensibilidad romantica. Es probable que dicha conciencia de
la finitud se haya visto incrementada por la expansion de las tecnologias para la
eleccion, la idea de que la pareja es intercambiable y conmensurable, y la utiliza-
cion de sistemas cienfificos que producen un efecto deflacionario sobre las aspi-
raciones a la etemidad. Asi, la iroma menoscaba la posibilidad misma de creer. En
palabras de David Halperin:

Algunas experiencias [...] son incompatibles con la iroma. Para poder


atravesarlas, es necesario desterrar hasta el ultimo indicio de iroma. A
la inversa, la aparicion de la iroma senala el final de la experiencia, o al
menos su atenuacion. Lo opuesto de la iroma es la intensidad. En mo-
mentos de sensaciones intensas que nos desbordan, tenemos muy poca
conciencia del contexto y nuestra atencion alcanza para un solo con-
junto de significados. En esos estados, nos volvemos literales: sola-
mente podemos sentir una experiencia. Las tres experiencias cardinales
que exigen la eliminacion de la iroma, o que no pueden sobrevivir la
iroma, son el dolor en su estado mas crudo, el extasis religioso y la pa-
sion sexual.""1

Si Halperin esta en lo cierto, la iroma es incompatible con la experiencia emo-


cional y fisica de la pasion y la intensidad. Sin embargo, la iroma se ha transfor-
Amor, razon, ironia • 257

mado en la experiencia cultural dominante de nuestros tiempos debido al triple


proceso de racionalizacion analizado en este capfrulo, que socava la estructura
emocional del encanto amoroso.

Conclusion
En su Banquete, Platon sostiene que el amor es la via que conduce al conoci-
miento y la sabiduria, de modo que resulta totalmente compatible con la razon.
La metafora platonica sobre los escalones del amor101 postula que amar la belleza
de un solo cuerpo es amar la Belleza misma y la perfeccion. En ese sentido,
entonces, la razon y el amor podrian estar entrelazados. N o obstante, el triple
proceso de racionalizacion que se analiza en este capfrulo exige una reformula-
cion de la idea platonica sobre la compatibilidad entre el amor y la razon, pues
la razon o, para ser mas precisos, la razon racionalizada socava los modos tradi-
cionales de construccion y experiencia del deseo romantico y erotico en tanto
conjunto de significados densos y ambiguos que posibilita la puesta en acto de
roles masculinos y femeninos, oscila entre la exhibicion y el ocultamiento, y
representa una ostentacion de gasto improductivo.
El amor ha perdido su pathos cultural, y la pasion, en tanto movimiento de-
sordenado del cuerpo y la mente, ha sido disciplinada por un gran proceso de
racionalizacion y procedimentalismo. En ese sentido, el sufrimiento romantico
tambien ha perdido su pathos. Como senala Vivian Gornick desde la critica li-
teraria en The End of the Novel of Love:

Cuando Emma Bovary se desanudaba el lazo del corse con un hombre


que no era su esposo, Anna Karenina se escapaba de su marido o New-
bold Archer [sir] se torturaba pensando si irse o no de Nueva York con
Ellen Olenska, la gente efectivamente arriesgaba todo por amor. El sen­
tido burgues del decoro tenia el poder de transforniar a estos personajes
en parias de la sociedad. Para sostener ese exilio, haria falta mucha forta­
leza. De tal conducta arriesgada podia provenir la fuerza del sufrimiento,
que trae consigo claridad y lucidez. Hoy en dia, no hay castigos que
cumplir ni universo decoroso del cual ser expulsado. La sociedad bur-
guesa como tal ha llegado a su fin.1'12
258 • Por que duele el amor

De acuerdo con Gornick, el sufrimiento amoroso ha perdido su pathos y su


fuerza cultural. Ya no puede brindar claridad existencial porque no articula un
conflicto entre la sociedad y el individuo, no se opone al calculo economico ni
impulsa al yo a sacrificar ni abandonar sus mecanismos usuales de autocontrol,
sino que mas bien apunta solo al yo y a los beneficios que este puede obtener.
Si en los capitulos 1 y 2 se describe la desestructuracion de la voluntad roman-
tica, en los capitulos 4, 5 y 6 se analiza la desestructuracion del deseo romantico,
atrapado entre la duda de si, la irorna y la hipersexualizacion cultural, en una
situacion en la que los terminos tradicionales de la pasion sexual y emocional se
han desarticulado.
6
De la imagination romantica
a la deception

Ningun amor es original.


Roland Barthes, Fragmentos de un discurso amoroso'

Dulce es la melodia oida, pero mas dulce aun/ la que no llega a orne.
John Keats, “ Oda sobre una urna griega”2

Al igual que el concepto de razon, el ejercicio de la imaginacion resulta central


en el surgimiento de la conciencia moderna y tambien, como desarrollare a
continuacion, para la vida emocional moderna.3 En una vuelta de tuerca inte-
resante sobre la tesis weberiana del desencanto, Adorno plantea que la imagina­
tion fue un elemento esencial de la sociedad burguesa porque se transformo en
una fuerza de production y consumo, en un componente de la cultura estetica
260 • Por que duele el amor

del capitalismo. Lo que argumenta en LA disputa del positivismo en la sociologia


alemana es que, mediante el despliegue de la industria cultural, la sociedad bur-
guesa moderna logra regular toda forma de pensamiento asociativo hasta enton-
ces no regulada, y que en el siglo x v i i i , la fantas^a llega a ocupar un lugar central
en el debate estetico, pero de ese modo tambien queda confinada a dicho am-
bito. En efecto, a partir de fines del siglo x v i i i , la fantasia se convierte en una
practica institucionalizada dentro de la esfera estetica y, mas adelante, de la
cultura de masas. Segun esta vision, el ejercicio regulado, institucionalizado y
cosificado de la imaginacion constituye una dimension fundamental de la socie­
dad de consumo moderna. A la teona posmoderna de que el sujeto moderno
esta caracterizado por la multiplicidad de deseos, esta perspectiva le aporta
la idea de que dicho fenomeno es consecuencia de una institucionalizacion
de la fantasia. Es mas, tal proceso ha transformado la naturaleza misma del deseo
en general, y del deseo romantico en particular. Ha codificado mucho mas
claramente las fantasias culturales mediante las que se imagina el amor como un
relato, como un suceso y como una emocion, y ha hecho del anhelo fantasioso
su condicion perpetua.
En tanto emocion y cognicion cultural, resulta cada vez mas comun que el
amor contenga objetos de deseo imaginarios, es decir, objetos desplegados por
la imaginacion y dentro de sus confines. N o obstante, Adorno tambien conje-
tura que, al incorporarse en el circuito del consumo, la fantasia pierde su buena
reputacion por fuera de la esfera estetica: “ [La] difamacion [de la fantasia] o [su]
reduccion, en virtud de la division del trabajo, a un ambito especializado, es un
fenomeno originario de la regresion del espiritu burgues”.4 El amor romantico
y la fantasia son objeto de desconfianza cultural debido a que la fantasia es tole-
rada “una vez cosificada, enfrentada de manera abstracta a la realidad”.5 Preci-
samente porque se ha tornado dificil, si no imposible, desentranar lo imaginario
de lo real en la experiencia amorosa, la imaginacion en el ambito del amor ha
sido difamada y lo sigue siendo. En el presente capitulo me propongo analizar
entonces este supuesto, es decir, que las fantasias colectivas afectan la experien­
cia romantica. En concreto, pretendo dar cuenta de la relacion entre la emocion
amorosa y sus fantasias guionadas o prefabricadas por la cultura de masas, asi
como del efecto que surten tales “ guiones” o esquemas sobre la naturaleza del
deseo romantico.
De la imagination romantica a la deception • 261

Imaginacion y amor
Cabe preguntarse en primer lugar que es la imaginacion. Se suele pensar que
constituye una actividad normal de la mente. De hecho, Jeffrey Alexander sos-
tiene que la imaginacion es “ inherente al proceso mismo de representacion” y
que “ toma una experiencia incipiente de la vida y le da forma espedfica a traves
de la asociacion, la condensacion y la creacion estetica” .6 Aqm no se concibe la
imaginacion como una actividad libre y espontanea de la mente, sino mas bien
como el elemento mismo mediante el que organizamos el pensamiento y la
experiencia o prevemos lo que hallaremos en el mundo. La definicion de
Alexander hace hincapie en que la actividad de la imaginacion no inventa es-
cenarios ni constructos culturales, sino que mas bien utiliza aquellos que ya
estan predeterminados. Es mas, la imaginacion dista mucho de estar desconec-
tada de la realidad, pues guarda una relacion estrecha con la experiencia “ real”
o sensorial y muchas veces la sustituye. Asimismo, segun Hobbes, la imagina­
cion no era mas que “ el sentido decayendo”, o una copia atenuada de la per-
cepcion original. Por su parte, Jean-Paul Sartre, en la Psicolog^afenomenologica de
la imagination,7 senala que esta, a pesar de ser considerada como una facultad mas
potente que la percepcion comun, en realidad es un palido eco de los sentidos.
Sartre nos invita a cerrar los ojos e imaginar el rostro de algun ser amado: cual-
quier imagen que aparezca nos resultara “ pobre”, “arida”, “ bidimensional” e
inerte.8 El objeto imaginado carece de aquello que Elaine Scarry define como
la vivacidad y la vitalidad del objeto percibido, o sea, del objeto percibido con
los sentidos.9 De acuerdo con esta perspectiva, la imaginacion es la capacidad de
sustituir la experiencia “ real” del objeto mediante sensaciones cercanas a las que
sentinamos en la vida real. Por lo tanto, esta no anulana la realidad, sino que
mas bien intentaria imitarla valiendose de las sensaciones, los sentimientos y las
emociones que hacen presente aquello que esta ausente.
Sin embargo, la vision filosofica mas difundida sobre la imaginacion la repre-
senta como una creacion fantasiosa que se apodera de la mente de un modo
mucho mas intenso que las percepciones sensoriales ordinarias y nos separa de
la realidad. Un ejemplo famoso de esta vision se puede encontrar en Sueno de
una noche de verano (1600) de Shakespeare, cuando Teseo dice: “Y como la
imaginacion produce formas de cosas desconocidas, la pluma del poeta las di-
sena y da nombre y habitacion a cosas etereas” . 10
262 • Por que duele el amor

Aqfu, la imaginacion equivale a la capacidad de inventar algo que antes no


existia, de magnificar e intensificar la experiencia vivida mediante actos de in-
vencion y creacion que “ disenan” aquello que no tiene forma. Este concepto
de la imaginacion resulta especialmente notorio en el ambito de lo amoroso,
donde el objeto del amor y la fantasia presenta gran vigor y vitalidad. Tanto la
experiencia cotidiana como un vasto corpus de escritos filosoficos y literarios
demuestran que, cuando amamos a otra persona, la invocacion imaginaria de esa
persona resulta tan potente como su presencia, y cuando nos enamoramos, en
gran medida inventamos el objeto de nuestro propio deseo. Probablemente no
haya esfera mas apta que la esfera amorosa para observar con claridad el rol
constitutivo de la imaginacion, es decir, su capacidad de sustituir a un objeto
real y a la vez crearlo. De hecho, en la cultura occidental sigue reverberando la
pregunta por la autenticidad de los sentimientos que activa la imaginacion jus-
tamente porque el amor puede crear su propio objeto mediante ella. Por eso, la
autenticidad de la experiencia amorosa y de las emociones romanticas constituyo
un punto de indagacion tan interesante durante el siglo xx, indagacion esta que
se haria eco a su vez de otras tradiciones anteriores que tambien cuestionaban
las fuentes de dichos sentimientos. Desde Heidegger hasta Baudrillard, pasando
por Adorno y Horkheimer, numerosos pensadores han concebido la moderni-
dad como una expansion de la brecha entre la experiencia y su representacion,
como un proceso en que la primera queda subsumida bajo la segunda.
El locus classicus de esta inquietud por la condicion epistemica de la imagina­
cion puede encontrarse nuevamente en Sueno de una noche de verano. A pesar de su
caracter festivo y de la profusion de hadas y criaturas mitologicas, El sueno, como
la llaman los actores y las actrices, es una comedia oscura sobre el corazon humano
y sus caprichos. Tal oscuridad deriva del modo esperifico en que el concepto de
imaginacion articula la oposicion entre amor y razon. Asi, en el tercer acto,
Bottom le dice a Titania: “La razon y el amor se avienen bastante mal en estos
tiempos”. En efecto, toda la obra esta estructurada en tomo a esa oposicion
tradicional. Una lectura superficial de dicha oposicion indicaria que El sueno
pone en escena el topos de que el amor es una emocion ridfcula o peligrosa por-
que las elecciones amorosas no son racionales, pues la morada primordial de la
razon es la mente, mientras que el amor supuestamente se basa en los sentidos Y
es desencadenado por ellos. Sin embargo, Shakespeare presenta la idea contrary
De la imaginacion romantica a la decepcion • 263

(que, a la sazon, es muy moderna). En un monologo del primer acto, Elena


declama ser tan “ hermosa” como Hennia, pero Demetrio la rechaza sistemati-
camente en tanto objeto amoroso:

En toda Atenas se me tiene por tan hermosa como ella. Pero ^de que me
sirve? Demetrio no piensa asi, y no quiere saber lo que todos saben. Y
asi como el se extrav^a, fascinado por los ojos de Hermia, me ciego yo
admirando las cualidades que en el veo. Pero el amor puede transformar
en belleza y dignidad cosas bajas y viles; porque no ve con los ojos sino con
la mente, y por eso pintan ciego a Cupido el alado. Ni tiene en su mente el
amor senal alguna de discernimiento; como que las alas y la ceguera son
signos de imprudente premura. Y por ello se dice que el amor es nino,
siendo tan a menudo enganado en la eleccion. Y como en sus juegos
perjuran los muchachos traviesos, asi el rapaz amor es perjurado en todas
partes; pues antes de ver Demetrio los ojos de Hennia me juro de rodillas
que era solo m o ; mas apenas sintio el calor de su presencia, deshicieronse
sus juramentos como el granizo al sol (enfasis de la autora).11

Esta obra de Shakespeare ofrece un reformulacion interesante del topos tradicio-


nal sobre la irracionalidad del amor, pues nos da a entender que esa irracionali-
dad proviene justamente de que el amor se ubica en la mente y no en los sentidos.
En efecto, “ el amor no ve con los ojos sino con la mente”: como esta alb ubi-
cado, se presta menos a la aplicacion de criterios racionales de analisis que si .
estuviera ubicado en los ojos. Ahora bien, la mente representa aqm un conjunto
de asociaciones complejas generadas subjetivamente e impermeables frente al
mundo exterior. Los ojos, en cambio, median entre el yo y la realidad circun-
dante: se podria decir que el objeto captado por la vista existe objetivamente y,
por lo tanto, los ojos no se basan en la interioridad del sujeto sino en el mundo
exterior. Elena quiere que el amor se base en los sentidos (en los ojos) y no en
la mente porque esta es la que genera una desvinculacion entre el proceso de
evaluar/amar a otra persona y el valor de esa persona en el mundo objetivo.
Aqui, la mente no representa solo el ambito de ejercicio de la imaginacion, sino
tambien la fuente misma de esa imaginacion. Lo que hace del amor una forma
de locura es que no guarda ninguna conexion con lo real.
264 • Por que duele el amor

Siguiendo las premisas planteadas por el discurso de la medicina en el siglo xvi,


la obra de Shakespeare insinua que la imaginacion romantica es una forma de
locura porque carece de puntos de anclaje, ya sean fisicos o psiquicos. Para Freud,
en cambio, la imaginacion romantica, por irracional que sea, presenta un punto
de anclaje (la imagen temprana del padre o la madre, la necesidad y el deseo de
dominar un trauma infantil), mientras que en la obra de Shakespeare, la irracio-
nalidad del amor es radical porque la imaginacion lo transforma en un senti-
miento arbitrario, que no se presta a explicacion alguna. Tampoco es el amor aqm
un fenomeno constitutivo, ni siquiera de caracter psicoanalkico. En El sueno, el
amor es una experiencia racional e irracionalmente inasible. Antes de Freud, no
responde siquiera a la logica del inconsciente. La clave de la obra reside en que no
existe una distincion verdadera entre el amor “ cuerdo” y el amor “ loco”, pues
no hay diferencias fundamentals entre aquello que sienten los personajes al prin-
cipio y las emociones fervorosas de quienes luego son victimas de Puck. En este
contexto, la imaginacion romantica constituye un codigo que representa la locura
y que convierte el amor en una emocion irracional y autogenerada, indepen-
diente de la identidad de la persona amada. Se trata de una vision de lo amoroso
en la que se destaca aquello que, en teonas posteriores sobre el amor y la imagi­
nacion, a la vez se asemeja a la desconfianza en la imaginacion y se distingue de
ella. La obra de Shakespeare nos adelanta el interrogante sobre la naturaleza de las
emociones activadas por la imaginacion, pero no hace mencion alguna de las te-
maticas que preocupanan a la filosofia y a la literatura a partir del siglo xvm, a
saber: el rol de la ficcion y la industria cultural en la configuracion de la imagi-
nacion, la naturaleza anticipativa de las emociones imaginarias y, principalmente,
el problema del pasaje de un objeto imaginado a la realidad ordinaria.
Ahora bien, las instituciones modernas de la imaginacion incitan y promue-
ven de manera activa una fornia discreta de ensonacion y fantaseo, sobre todo
mediante la produccion de los medios graficos y visuales, que proporcionan
como nunca antes representaciones visuales de relatos potentes sobre la buena
vida. En gran medida, la modernidad equivale a la capacidad de imaginar los
vmculos sociopolkicos bajo una nueva luz. 12 Estos vmculos imaginados no in-
cluyen solo hs relaciones politicas, sino tambien, y sobre todo, las nuevas uto­
pias de la felicidad privada. La imaginacion utopica se ve activada en el ambito
de la vida privada y presupone una definicion del sujeto como entidad dotada
De la imaginacion romantica a la decepcion • 265

de pensamientos, sentimientos y anhelos tambien privados. Las esferas de lo


domestico y lo emocional se transforman especialmente en objeto y morada de
la imaginacion. Con el advenimiento de la modernidad, el amor y el bienestar
emocional se convierten en objetos de la fantasia utopica. La imaginacion va de
la mano con la democratizacion y la generalizacion del ideal de felicidad, en-
tendida como un estado material y emocional. La cultura consumista, por su
parte, articula con gran potencia un proyecto emocional de autorrealizacion
personal y organiza la subjetividad privada y emocional del individuo moderno
en tomo a sus sentimientos y fantasias, a la vez que deposita el ejercicio de la
libertad en una individualidad que debe realizarse y tambien imaginarse. Dicha
cultura legitima las categorias de deseo y fantasia, que pasan a ser el fundamento
mismo de la accion y la volicion humanas, pero tambien transforma al consumo
y la mercanria en el sosten institucional para hacer realidad tal deseo, o al menos
experimentarlo. Asi, lo que se conoce como “ proyecto de vida” es en realidad
la proyeccion institucionalizada de la propia vida personal hacia el futuro, por
medio de la imaginacion. En efecto, la modernidad institucionaliza las expec-
tativas del sujeto y su capacidad para figurarse sus propias oportunidades de vida
en la practica cultural de la imaginacion. Las emociones son transformadas en
objetos de la imaginacion en tanto un proyecto de vida no es solo una practica
cultural imaginada sino que puede incorporar tambien proyectos emocionales
que a veces son muy elaborados. Asi, la imaginacion convierte los anhelos y las
proyecciones anticipativas de una condicion perpetua de amor y decepcion ' en
una amenaza a la capacidad misma de desear.
Ahora bien, este rol de la cultura y de la tecnologia en la alimentacion de una
imaginacion romantica autogenerada es lo que viene preocupando a moralistas
y filosofos de Europa occidental desde el siglo xvii. En efecto, la relacion com-
pleja entre el amor y la imaginacion adquiere una intensidad particular con la
aparicion de la imprenta, la codificacion del genero romantico y sus formulas,
y la formacion progresiva de la esfera privada. El amor como emocion se em-
pieza a entrelazar cada vez mas con las tecnologias culturales que liberan la ac-
tividad imaginativa pero, al mismo tiempo, la codifican al organizarla en el
marco de ciertas formulas narrativas bien delimitadas.13
La capacidad de la novela para despertar la identificacion y las fantasias, asi
como su inquietud por la tematica del amor, el matrimonio y la movilidad so­
266 • Por que duele el amor

cial, hacen de la imaginacion romantica una cuestion de interes publico. Se


comienza a generalizar cada vez mas la idea de que la imaginacion surte un
efecto desestabilizador en terminos sociales y emocionales. La difusion de la
lectura entre el publico femenino es recibida a lo largo del siglo xvm con una
gran cantidad de denuncias sobre el caracter moralmente pernicioso de la no­
vela, que apenas ocultan el temor a que esta modifique la naturaleza misma de
las expectativas sociales y emocionales femeninas.14 La feminizacion de este
genero, debida a que su publico lector estaba compuesto fundamentalmente por
mujeres y al surgimiento de las escritoras de novelas, exacerba la idea de que
dichas obras fomentan la aparicion de sentimientos irreales y peligrosos.15 En el
siglo x i x aparecen cada vez mas libros que, cavilando sobre las repercusiones de
su propio genero literario, incorporan cnticas acerca del caracter socialmente
negativo de la novela y de su capacidad para generar aspiraciones peligrosas de
indole sentimental y social, o sea, emociones anticipativas. Por ejemplo, en
Eugenio Oneguin (1833), de Pushkin, que adquirio gran fama por sus reflexiones
en cuanto a la relacion entre la vida y el arte, Tatiana, una joven sencilla de
provincia, se enamora perdidamente de Eugenio, un citadino de comporta-
miento refinado y disoluto. El narrador, imitando la indiferencia de Eugenio,
se permite los siguientes comentarios ironicos:

Muy pronto se aficiono a las novelas, que la compensaban de todo; se


enamoro de los enganos de Richardson y de los de Rousseau. Su padre,
hombre bueno, aunque ya retrasado para el siglo pasado, no vela en los
libros mal alguno.16

Llego su hora, [Tatiana] se enamoro. Haria mucho tiempo que su imagi­


nacion, consumiendose en languidez y aburrimiento, ardia deseosa de fatalidad:
hada mucho tiempo que la tristeza de su corazon le oprimia el pecho; el
alma esperaba a alguien (enfasis de la autora).17

Resulta claro aqfu que el de Tatiana es un amor prefabricado, una forma vada
que espera ser completada por algun objeto que pase por alH (en este caso, el
aparentemente romantico Eugenio). En Adam Bede (1859) George Eliot describe
a Hetty Sorrel de la siguiente manera: “ Hetty nunca habia leido una noveb.
De la imaginacion romantica a la decepcion • 267

Entonces, jcom o iba a darle forma a sus expectativas?” .18 En la misma lmea, Jane
Austen se burla de las novelas goticas mediante el personaje de Catherine Mor-
land en LA abad^a de Northanger (1818), quien tiene miles de ideas fantasiosas,
inspiradas en los libros de ese genero que ha leido. Estos autores y autoras, entre
otros, describen ironicamente el poder de la novela para darle forma al amor
mediante la anticipacion, es decir, su capacidad de configurar los modos en que
la exploracion de universos imaginarios genera sentimientos.
Ahora bien, el libro que mejor capta las inquietudes de la epoca en cuanto a
la imaginacion y su vinculo complejo con la novela, el amor y las aspiraciones
sociales es Madame Bovary (1856). Alli, somos testigos de la angustia que atra-
viesa una conciencia perfectamente moderna saturada por escenas imaginarias
de amor y su destino cuando las coteja con la realidad. En la adolescencia,
Emma Bovary lee novelas a escondidas, dandole forma asi a sus concepciones
del amor y sus fantasias de una vida llena de lujos:

[Enlas novelas] Solo se trataba de amores, de galanes, amadas, damas per-


seguidas que se desmayaban en pabellones solitarios, mensajeros a quienes
matan en todos los relevos, caballos reventados en todas las paginas, bos-
ques sombnos, vuelcos de corazon, juramentos, sollozos, lagrimas y besos,
barquillas a la luz de la luna, ruisenores en los bosquecillos, senores bravos
como leones, suaves como corderos, virtuosos como no hay, siempre de
punta en blanco y que lloran como urnas funerarias. Durante seis meses,
a los quince anos, E^mma se mancho las manos en este polvo de los viejos
gabinetes de lectura. Con Walter Scott, despues, se apasiono por los temas
historicos, sono con arcones, salas de guardia y trovadores. Hubiera que-
rido vivir en una vieja mansion, como aquellas castellanas de largo cor-
pino, que, bajo el trebol de las ojivas, pasaban sus dias con el codo apoyado
en la piedra y la barbilla en la mano, viendo llegar del fondo del campo a
un caballero de pluma blanca galopando sobre un caballo negro.19

La descripcion que hace Flaubert de la imaginacion es en extremo moderna: se


trata de una actividad con un alto grado de estructuracion, una ensonacion con
imagenes claras, vividas y reiterativas, que produce el mismo anhelo difuso
presente tambien en Tatiana, Hetty Sorel y Catherine Morland. Este anhelo
268 • Por que duele el amor

esta estructurado por el lenguaje, bajo la forma de tramas y secuencias narrativas,


y por ciertas imagenes mentales, como la luz de la luna, el paisaje bucolico o los
encuentros apasionados. De hecho, la caracteristica eminentemente moderna
de este tipo de amor es su naturaleza anticipativa. En otras palabras, el amor
contiene aqm determinados guiones y escenarios emocionales y culturales pre-
viamente enunciados que le dan forma al anhelo de cierta emocion, pero tam-
bien de la buena vida que la acompana. (Se podria conjeturar que su equivalente
premoderno son los sentimientos anticipativos de temor o esperanza surgidos
en contemplacion de la muerte y de los posibles mundos del mas alla, como el
infierno o el paraiso.) A sf cuando Emma Bovary comete su primer acto de
adulterio, lo vive bajo la modalidad de los generos literarios que impregnaron
su imaginacion:

Se repetia “ jTengo un amante!, jun amante!” , [...] penetraba en algo


maravilloso donde todo seria pasion, extasis, delirio; una azul inmensidad
la envolvia, las cumbres del sentimiento resplanderian bajo su imagina­
cion, y la existencia ordinaria no apareria sino a lo lejos, muy abajo, en
la sombra, entre los intervalos de aquellas alturas.
Entonces recordo a las heromas de los libros que haMa Mdo, y la legion Urica
de esas mujeres adulteras empezo a cantar en su memoria con voces de hermanas
que la fascinaban. Ella vema a ser como una parte verdadera de aquellas
imaginaciones y realizaba el largo sueno de sujuventud, contemplandose en
ese tipo de enamorada que tanto habia deseado. [...] Ahora triunfaba, y
el amor, tanto tiempo contenido, brotaba todo entero a gozosos borbo-
tones. Lo saboreaba sin remordimiento, sin preocupacion, sin turbacion
alguna (enfasis de la autora).20

Esta imaginacion, mediante la anticipacion, le da forma a las emociones que,


una vez casada Emma, le provocaran cierta decepcion con su vida y la impul-
saran a enamorarse de Leon y de Rodolfo. Madame Bovary es una de las prime-
ras novelas que cuestiona la relacion entre la imaginacion y la vida cotidiana en
el hogar, con sus deberes y tareas. Don Quijote, por ejemplo, experimenta
muchas mas fantasias y ensonaciones que Emma Bovary, pero esas fantasias no
amenazan el cumplimiento de sus deberes como padre y esposo, ni ponen en
De la imaginacion rom^ntica a la decepcion • 269

peligro ningun espacio o unidad de indole domestica. A diferencia de Don


Quijote, Emma es antes que nada la esposa de un medico de provincias, vulgar
y bonachon, de modo que sus fantasias (protagonistas indiscutidas de su vida
interior) se entrelazan con un proyecto emocional de movilidad social ascen-
dente: “ La mediocridad domestica la impulsaba a fantasias lujosas; la ternura
matrimonial, a deseos adulteros”.21 La imaginacion reviste aqm un doble carac-
ter privado/emocional y socioeconomico. Es el motor mismo que le da fuerza
a la colonizacion del porvenir, pues permite anclar las elecciones actuales en la
imagen que uno se ha formado del futuro, lo que a su vez configura ese futuro.
En este sentido, una de las transformaciones mas interesantes que supone la
institucionalizacion de la imaginacion mediante la cultura de masas es que dicha
imaginacion se ve determinada cada vez mas por las tecnologias y los generos
culturales que provocan deseos, anhelos, y emociones anticipativas, sentimien-
tos sobre los sentimientos futuros, y esquemas o “ guiones” cognitivos sobre
como deben sentirse y ponerse en acto dichas emociones.
La imaginacion afecta y configura el presente justamente porque les da mayor
visibilidad cognitiva a sus potencialidades, o sea, a aquello que podria o deberia
ser. Como nos aclara el narrador de Madame Bovary, la imaginacion romantica
de esta naturaleza tiene dos efectos: por un lado, hace del amor una emocion
anticipativa, es decir, una emocion que se siente y se prefigura en la fantasia
antes de que se concrete; por el otro, esa emocion anticipativa les da forma a las
evaluaciones sobre el presente porque permite que se superpongan los senti-
irnentos reales y ficcionales y se remplacen unos a otros:

[A]l escribir, [Enuna] veia a otro hombre, a un fantasma hecho de sus mas
ardientes recuerdos, de sus mas bellas lecturas, de sus mas ardientes de-
seos; y, por fin, se le hada “tan verdadero y accesible que palpitaba mara-
villada, sin poder, sin embargo, imaginarlo claramente, hasta tal punto se
perdia como un dios bajo la abundancia de sus atributos.22

La imaginacion de Emma transforma asi a Leon en un personaje con un pie


en la realidad y otro en la ficcion, y convierte la realidad de sus propios sen­
timientos en el ensayo de una serie de estereotipos y guiones culturales ima-
ginarios. En efecto, Emma no puede distinguir entre su amor y sus imagenes
270 • Por que duele el amor

del amor. Anticipando las lamentaciones del posmodernismo, su amor no


parece ser mas que la reiteracion de signos varios, repetidos a su vez por las
industrias culturales que surgian en ese entonces. A diferencia de lo que pos-
tulan Hobbes y Sartre, la imaginacion de Emma es mucho mas vivida y real
para ella que su vida cotidiana. De hecho, esa vida es la que parece una copia
deslucida y casi imperceptible del original que reside en su imaginacion, lo
que constituye un prolegomeno a la idea de Baudrillard sobre la reduccion de
lo real a sus simulaciones. En la modernidad, entonces, la actividad imagina-
tiva afecta la relacion con lo real y surte un efecto deffacionario, en tanto
transforma esa realidad en un reflejo pobre y arido de las escenas y los guiones
que se viven en la mente.
Por lo tanto, el problema de la imaginacion tiene que ver con la organiza-
cion del deseo, con los modos en que se desea, en que ciertas cogniciones
culturalmente destacadas le dan forma al deseo, y en que tales deseos inducidos
por la cultura generan determinadas formas comunes de sufrimiento, como la
insatisfaccion constante, la decepcion y la nostalgia perpetua. La anticipacion
imaginada de la experiencia presenta dos dilemas: uno de ellos reviste caracter
epistemologico (^lo que estoy viviendo es la experiencia en si misma o su re-
presentacion?) y el otro es de naturaleza etica (;como afecta mi capacidad para
llevar una buena vida?). Ahora bien, la cuestion del impacto emocional que
surten las tecnologias de la imaginacion resulta cada vez mas acuciante en tanto
el siglo xx se ve marcado por una aceleracion espectacular en el desarrollo de
dichas tecnologias. El cine perfecciona aquello que habia aparecido inicial-
mente en la novela, o sea, las tecnicas de identificacion con el personaje, las
imagenes de una vida cotidiana organizada en marcos esteticos, y la explora-
cion de escenas visuales y conductas desconocidas. Todo esto amplia la varie-
dad de tecnicas disponibles para imaginar las propias aspiraciones y darles
forma. Mas que ninguna otra cultura en la historia de la humanidad, la cultura
consumista ha estimulado de manera activa e induso invasiva el ejercicio de la
imaginacion y la ensonacion. De hecho, la historia de Emma Bovary present
un elemento que no se suele retomar en las lecturas realizadas desde distintas
disciplinas: la imaginacion de Emma es precisamente lo que funciona como
motor de su endeudamiento con el senor Lheureux, un comerciante astum
que le vende telas y baratijas. Con la mediacion del deseo romantico, dicha
De la imagination romantica a la deception • 271

imaginacion alimenta de modo directo la cultura consumista que empezaba a


nacer en la Francia del siglo x i x .
Como plantea Adorno en la cita reproducida al principio de este capkulo, la
cultura mercantilizada de la sociedad burguesa al mismo tiempo ha disciplinado
y ha excitado la imaginacion. Colin Campbell, entre otros sociologos, sostiene
que al consumo lo impulsan los suenos y las fantasias que conectan a la persona
con la pregunta acerca de su propia identidad. En The Romantic Ethic and the
Spirit of Modem Consumerism, Campbell afirma que la cultura consumista ha
ubicado en el centro de la escena al “yo romantico”, un yo que esta repleto de
sentimientos y anhelos de autenticidad que estimulan las emociones, la imagi­
nacion y las ensonaciones.23 Cuando analiza el efecto de la anticipacion en las
experiencias de consumo, Campbell declara que “ la actividad esencial del con­
sumo no es [...] la seleccion, la compra ni la utilizacion de los productos, sino
la busqueda imaginativa de placer a la que se presta la imagen del producto”.24
Asi, en terminos historicos, el yo romantico y la figura del consumidor aparecen
conjuntamente. Campbell no especifica de que manera se originan esas enso­
naciones a las que hace referencia, pero podnamos proponer aqm cuatro posi-
bles fuentes que, al entrelazarse, generan una serie de mecanismos cognitivos
muy potentes para esos fines. La primera de ellas sena el producto, que se en-
cuentra en el extremo final de un proceso rico y complejo de formacion de
sentido mediante la publicidad, las tecnicas de marca y otras vias mediaticas. Este
proceso asocia al producto con la definicion de la identidad y con la buena vida.
En otras palabras, dentro de la cultura consumista, resulta dificil separar las fan­
tasias sobre un determinado bien (digamos, un auto veloz) de las fantasias con
las que se asocia incansablemente ese mismo bien (en este caso, por ejemplo, la
posibilidad de tener relaciones sexuales con una mujer hermosa). Las fantasias
materiales y emocionales forman parte de un mismo paquete, de modo tal que
cada una activa y refuerza a la otra. La segunda fuente de esas ensonaciones
reviste un caracter doble: contiene historias e imagenes distribuidas a traves de
los medios graficos y visuales que ofrecen representaciones de personas atracti-
vas en un proceso de lucha, casi siempre triunfal, para lograr la felicidad emo-
cional; a su vez, estos personajes ponen en escena una serie de guiones
narrativos bien definidos y de imagenes vividas en tomo a la cual sus emociones
amorosas se organizan, o sea, se anticipan en tanto guiones narrativos y escenas
272 • Por que duele el amor

visuales. Por ultimo, desde la decada de 1990, el espacio virtual se viene con-
solidando como un ambito para la movilizacion de la imaginacion, en tanto la
existencia de Internet posibilita la proyeccion imaginada del yo mediante una
variedad de sitios, as^ como la simulacion imaginaria de numerosas experiencias
reales. Estos cuatro medios (el producto, los guiones narrativos, las imagenes y
los sitios en Internet) contribuyen de distintos modos con la posicion del indi-
viduo moderno como sujeto deseante que anhela ciertas experiencias, fantasea
con diversos objetos o estilos de vida, y vive en un universo imaginario o vir­
tual. Resulta cada vez mas comun que el sujeto moderno de cuenta de sus de-
seos y emociones bajo estas modalidades, es decir, mediante los bienes de
consumo, las imagenes mediaticas, la tecnologia y las historias representadas en
los medios masivos. A su vez, estas mediaciones multiples afectan la estructura
misma del deseo, aquello que se desea, el modo en que se lo desea y la funcion
del deseo en la psiquis. La fantasia se transforma entonces en un medio para
sentir placer, pero tambien todas aquellas emociones que han sido instituciona-
lizadas a traves del mercado y la cultura de masas.
De acuerdo con mi propia definicion sociologica de la imaginacion, se trata
de una practica cultural organizada e institucionalizada. En primer lugar, consta de
una organizacion social: por ejemplo, la imaginacion masculina y la femenina
pueden activarse de distintos modos y pueden contener diferentes objetos (en
el caso de las mujeres, el amor; en el caso de los hombres, el exito social). En
segundo lugar, esta institucionalizada (o sea, se activa y circula mediante ciertos
generos y tecnologias culturales de naturaleza impresa o visual), ademas de re-
ferirse a ciertos dominios sociales institucionalizados, como el amor, la esfera
domestica o el sexo. En tercer lugar, presenta un contenido cultura sistematico
y una forma cognitiva bien delineada, pues gira en torno a formulas narrativas
remanidas y a cliches visuales. En cuarto lugar, tiene efectos sociales, como por
ejemplo la sensacion de que la vida cotidiana es gris o la necesidad de separarse
de la pareja. Y, en quinto lugar, se plasma en las practicas emocionales: las emo­
ciones anticipativas y ficcionales vinculan la vida emocional con la vida real de
ciertos modos esperificos. Por lo tanto, la imaginacion es una practica sociocul­
tural que constituye una parte significativa de aquello que Uamamos subjetivi-
dad: el deseo y la volicion. Le da forma a la vida emocional y afecta las
percepciones individuales sobre la existencia cotidiana.
De la imaginacion romantica a la decepcion • 273

Las emociones ficcionales


Para reflexionar sobre los procesos emocionales y cognitivos que se activan
mediante la imaginacion, nuestro punto de partida debe ser el papel importan-
risimo que desempena la ficcion en la socializacion. La sociolog^a cultural del
amor encuentra un elemento de especial interes en la imaginacion porque esta
se entrelaza estrechamente con la ficcion y la ficcionalidad y porque la ficcion
institucionalizada (en los contenidos televisivos, las revistas de historietas, las
pelfoulas y la literatura infantil) ha pasado a ser un componente central de la
socializacion. De hecho, esa ficcionalidad moldea al yo, a los modos en que se
inserta en una trama argumental, vive a traves de los relatos y concibe las emo-
ciones que constituyen su proyecto de vida. Uno de los temas principales y
menos estudiados de la sociologia de la cultura es el modo en que las ideas son
imbuidas de emocionalidad y, a la inversa, el modo en que las emociones han
absorbido un contenido conceptual, narrativo y ficcional. Este proceso forma
parte de aquello que he denominado “ imaginacion ficcional-emocional”.
En terminos estrictos, la “ imaginacion ficcional” es la imaginacion que entra
en juego cuando alguien lee material de ficcion o interactua de otro modo con
dicho material, lo que a su vez genera emociones. En el contexto de la literatura
de ficcion, Bijoy Boruah define la imaginacion como “ una suerte de pensa-
miento no confirmado, una verdad que es indiferente a la verdad en terminos
referenciales y que simplemente se alberga” .25 Las creencias no confirmadas
serian entonces creencias acerca de las acciones y los personajes que sabemos
que no existen en la vida real. N o obstante, segun Boruah, estas creencias (que
constituyen la imaginacion) provocan emociones reales. El autor plantea que la
imaginacion ficcional puede desencadenar acciones reales mediante un subcon-
junto espedfico de emociones que llama “ emociones ficcionales”. En efecto,
las emociones ficcionales son contiguas a las emociones “ de la vida real” , pues las
imitan, pero no son equivalentes en tanto pueden desencadenarse a partir de
situaciones que sabemos que son irreales, o incluso imposibles (por ejemplo,
cuando alguien dice “ llore al final de Anna Karenina, aunque se que ella nunca
existio” ; o “ me fui feliz del cine porque al final los protagonistas lograron reen-
contrarse”). Asi, las emociones ficcionales pueden tener el mismo contenido
que las emociones de la vida real, pero se generan a partir de la interaccion con
formas esteticas y son autorreferenciales, es decir, se vuelven sobre el yo, en
274 • Por que duele el amor

lugar de surgir de un intercambio dinamico y fluido con otra persona. En tal


sentido, son menos negociables que las emociones de la vida real, motivo por
el cual quiza tengan una vida propia e independiente. A su vez, estas emociones
ficcionales constituyen las piezas con las que se construye la imaginacion como
actividad cultural: imaginamos y anticipamos emociones provocadas mediante
la exposicion a los contenidos mediaticos.
Las representaciones del amor podrian condensarse en tomo a unos pocos
argumentos e imagenes centrales. El amor se presenta en estos casos como una
emocion potente, que no solo dota de significado el accionar de los actores,
sino que tambien los motiva desde su interioridad. En numerosos sentidos, el
amor constituye la motivacion ultima de las tramas narrativas. Se lo muestra
como un sentimiento capaz de superar obstaculos internos y externos, como
un estado de dicha absoluta. Los personajes se enamoran a primera vista, y su
belleza con frecuencia es el elemento que vincula a los espectadores con los
enamcrados. El amor se expresa en ritos bien definidos y reconocibles. Al amar,
los varones sucumben rapidamente ante la esfera femenina. Las personas se
conectan con sus sentimientos y accionan en funcion de ellos. El amor gene-
ralmente supone que los enamorados mantienen relaciones sexuales perfectas,
en entornos de gran hermosura. Ahora bien, las emociones ficcionales, que
surgen cuando nos identificamos con estas historias y estos personajes, pasan a
formar el molde cognitivo de las emociones anticipativas. Y para que los “ guio-
nes” imaginarios puedan moldear nuestras emociones, deben cumplirse dos
condiciones fundamentals: la resolucion debe ser vivida y debe existir la iden-
tificacion narrativa.

La resolucion vrvida
La caracteristica mas notoria dela imaginacion moderna quiza sea su naturaleza
vivida o, por asi decirlo, su alto grado de resolucion. De acuerdo con Kendall
Walton, ese es el principal factor que genera emociones a partir de los conteni­
dos de ficcion.26 Dicha caracteristica se define como la capacidad de algunas
representaciones de incitar una reaccion mental relacionando, contrastando e
invocando objetos bien delineados. Las imagenes producen contenidos menta-
les de caracter vivido porque permiten visualizar una experiencia anticipativa y
la dotan de significado emocional. Algunos autores sostienen que las imagenes
De la imaginacion romantica a la decepcion • 275

sensoriales surten mas efecto que el contenido lingmstico en el momento de


generar emociones, lo que nos permite conjeturar que, en principio, la natura-
leza visual de muchas historias presentadas en los medios masivos de comunica-
cion es lo que les otorga su calidad de esfimulo emocional.27 Es mas, la resolucion
se ve acentuada por el realismo, que a su vez se vincula con frecuencia a la vi-
sualidad. En efecto, el realismo constituye el estilo cultural dominante en la
cultura visual contemporanea. Por ultimo, las emociones ficcionales tienden a
ser particularmente vividas cuando ensayan imagenes que ya han sido reiteradas
innumerables veces. Las imagenes mentales con las que nos formamos ideas
acerca del amor son claras y repetitivas. Esto se debe a que las imagenes del amor
disponibles en la cultura presentan una predominancia extraordinaria: las en-
contramos en una amplia variedad de escenarios culturales (la publicidad, el
cine, la literatura popular, la literatura culta, la television, la musica, la Red, los
libros de autoayuda, las revistas femeninas, las historias religiosas, la literatura
infantil y la opera, entre otros). Ademas, las historias y las imagenes de amor lo
muestran como un sentimiento que conduce al estado mas deseado, es decir, la
felicidad. Asimismo, el amor se asocia con la juventud y la belleza, que son las
caracteristicas sociales mas admiradas de nuestra cultura. Por otra parte, consti­
tuye el centro mismo del matrimonio -la institucion con mas prescripciones
normativas de nuestra sociedad- y, en las culturas laicas, define tanto el sentido
como el objetivo de nuestra existencia. Por ultimo, en la medida en que el amor
se asocia con situaciones, palabras o gestos que pueden ser eroticos, estos des-
piertan un estado particular de excitacion emocional y fisiologica, que a la vez
les aporta mayor resolucion a dichas imagenes cuando se las consume. En sm-
tesis, todas estas condiciones distintas (la generalizacion cultural, la resonancia
cultural, la legitimidad cultural, la significatividad cultural, el realismo y la ex-
citacion fisica) explican por que las imagenes mentales del amor tienden a ins-
cribirse en nuestro universo cognitivo de un modo particularmente intenso.
Como senala Anna Breslaw en una columna para el New York Times:

Debido a la evidente ausencia de varones en mi familia, durante anos, los


unicos hombres que conod fueron los que aparedan en la coleccion de
videos de mi fia; las unicas relaciones que vi fueron los romances tumul-
tuosos y los finales catarticos de las peliculas. [...] [He quedado] condi-
276 • Por que duele el amor

cionada a rechazar a los hombres normales y a besar con pasion a alguien


solo si, de fondo, tengo a mi ciudad entera en llamas.28

La identificacion narrativa
Se puede afirmar que las emociones modernas son ficcionales debido a la pre-
valencia de los relatos, las imagenes y las tecnologias de la simulacion para fa-
bricar anhelos. Todos nos hemos transformado en Emma Bovary, en tanto
nuestras emociones estan profundamente arraigadas a los relatos de ficcion: se
desarrollan en historias y como historias. Si, en palabras de Alasdair MacIntyre,
“ nuestra vida tiene la forma de un relato y [...] entendemos nuestra propia vida
en terminos del relato que vivimos”,29 podemos plantear entonces que la forma
narrativa de nuestras emociones, sobre todo en el caso de las emociones roman-
ticas, es la que surge y circula en los relatos de la cultura consumista y mediatica.
Las emociones se entrelazan de modo inextricable con la ficcion (plasmada en
diversas tecnologias), es decir que las vivimos como proyectos de vida narrados
y narrativos. Lo que posibilita que esas emociones se desarrollen como relatos
es precisamente que se desarrollan dentro de ciertas historias que movilizan
mecanismos muy potentes de identificacion.
Keith Oatley propone dos definiciones de identificacion, a saber:

La identificacion como reconocimiento (significado 1) y la identificacion


como imitacion (significado 2). En el concepto freudiano de identifica-
cion, la persona toma conocimiento de determinada accion e identifica
(significado 1) en si misma un motivo para dicha accion o un deseo de
ella. Luego, en virtud de cierta inferencia inconsciente que parte de tal
deseo, la persona se siente impulsada a adoptar el mismo tipo de conducta
o actitud, imitandola (significado 2) y asemejandose a la persona que fue
modelo de la identificacion.30

Segun Oatley, la identificacion constituye el nucleo de un fenomeno que el


denomina “ simulacion” y que consiste en simular lo que sienten los protago-
nistas de la novela a la manera en que se realizana una simulacion en una com-
putadora. La empatia, la identificacion y la simulacion implican cuatro procesos
basicos, a saben adopt:ar los objetivos del protagonista (“ la trama sena el desplie-
De la imaginacion romantica a la decepcion • 277

gue de esos planes en el universo del relato”, es decir que compenetrarse con la
trama significaria buscar una forma esperifica de conectar las intenciones con
esos objetivos); imaginar un universo y presentar de manera vwida un universo
imaginable; realizar actos de habla destinados al lector que hagan mas crable el
relato; y sintetizar los distintos elementos de la historia en cierta “ totalidad” . De
acuerdo con Oatley, mediante este proceso cuadruple de identificacion y simu-
lacion surgen las emociones ficcionales. En otras palabras, la imaginacion genera
emociones por medio de ciertos relatos elaborados culturalmente que ponen en
marcha mecanismos de identificacion con los personajes, la trama, las intencio-
nes de los personajes y la subsiguiente simulacion emocional. Dichos mecanis-
mos, cuando se combinan con imagenes visuales de caracter vivido, inscriben
determinadas escenas narrativas en nuestros esquemas mentales y asi las tornan
mas proclives a incorporarse en nuestros modos de imaginar y anticipar. En la
medida en que nos encontramos con muchas de nuestras propias emociones
dentro de la cultura mediatica y a traves de ella, podemos afirmar que parte de
nuestra socializacion emocional es de naturaleza ficcional. En efecto, llegamos
a desarrollar y anticipar nuestros sentimientos por medio de las escenas cultura-
les con las que nos encontramos reiteradamente, lo que equivale a decir que
anticipamos cuales son las normas mediante las que se expresan las emociones,
que importancia revisten algunas de esas emociones para nuestro relato de vida
y cuales son los vocablos y las figuras retoricas que expresan dichas emociones.
Las emociones ficcionales surgen entonces a partir del mecanismo de identifi­
cacion (con los personajes y la lmea argumental) activado por ciertos moldes o
esquemas mentales para evaluar situaciones nuevas, recordar los sucesos de nuestra
vida y anticiparlos. En ese sentido, la anticipacion imaginativa ofrece esquemas
para las emociones ficcionales que forman los cimientos de nuestros proyectos de
vida. Esta anticipacion “guionada” configura el relato proyectado que se emplea
para organizar los sucesos vitales del futuro, las emociones asociadas con dicho
relato y su meta esperada. Por lo tanto, los proyectos de vida estan impregnados
de emociones ficcionales. Cabe citar aqm el ejemplo de Bettina, una traductora de
37 anos que, en la entrevista, trato este tema con un toque de humor:

Bettina: Cuando conozco a un hombre nuevo, despues del segundo o


tercer encuentro, o a veces antes incluso, es increible, pero ya empiezo
278 • Por que duele el amor

a imaginarme la boda, el vestido, las invitaciones, todos los cliches. A


veces me pasa hasta unos minutos despues de conocerlo.
Entrevistadora: ^Es un sentimiento agradable?
Bettina: Bueno, si y no. Es agradable porque es lindo fantasear sobre
cualquier cosa, a mi me encanta, pero a veces siento que me dejo llevar
sin querer, me gustana ser mas cuidadosa, tener mas control de todo este
asunto, pero mis fantasias, esos cliches trillados que tengo en la cabeza,
siempre me llevan a lugares donde no quiero estar.
Entrevista: iQue clase de cliches trillados?
Bettina: Como por ejemplo, que me espera un gran amor, es como si
viera todo el libreto delante de mi, los dos sentados, tomados de la mano
por la noche, bebiendo una copa de champan, o viajando juntos a luga-
res increibles, haciendo el amor como salvajes, compartiendo una vida
perfecta, con sexo perfecto, ya sabe, como en las peliculas.

Lo que esta diciendo esta mujer es que no puede dejar de vivir la atraccion que
siente por determinados hombres como una historia que se despliega en su ima-
ginacion con fuerzapropia, con tal intensidad emocional que pareciera imponerse.
Lo que desata esa actividad imaginativa y las emociones concomitantes es el repaso
mental de ciertas imagenes y de ciertos guiones narrativos con un alto grado de
codificacion. En el mismo sentido, al relatar un encuentro con su ex novio en el
que esperaba que se volviera a encender la Uama de la atraccion, Catherine Town­
send describe su estado mental antes del encuentro en terminos que nos muestran,
por un lado, el grado de resolucion de las imagenes mentales que se forma y, por
el otro, la capacidad que tienen esas imagenes mentales para transformar a la rea­
lidad en una experiencia decepcionante:

La culpa de mi obsesion con los ingleses la tiene el personaje de Hugh


Grant en Cuatro bodas y un funeral. Asi aprendi que, por mas reprimidos
y torpes que parezcan, al final van a atreverse y van a declararte su am °r,
seguramente bajo la lluvia. Despues de todo, estamos en las tierras de
Shakespeare, aunque la mayoria de los hombres que conori aqm n0
sepan ni lo que es el “ amor cortes”. Otra fantasia recurrente que tengo
es la de las puertas corredizas: imagino que, durante un viaje terrenal en
De la imaginacion romantica a la decepcion • 279

subte, cuando este por bajar, mi mirada se chocara con la de un emulo de


Colin Firth. Por mas que la mayoria de los hombres que me hablan en el
subte lo hagan para pedirme una moneda, yo sigo esperando que en algun
rincon, aplastado entre las masas sudorosas, aparezca un hombre que no
vacile ante la idea de cederle el asiento a un anciano con baston. (Si va-
cila, se acaba el encanto al instante.)
Mi ex novio siempre habia tenido dificultades para expresar sus senti-
mientos, asi que cuando me invito a viajar a Las Vegas para estar el fin de
semana con el, por algun motivo crei que, obligados a pasar tiempo
juntos en un ambiente salvaje y surrealista, nos ibamos a unir mas.
Si nuestro fin de semana fuera a ser una comedia romantica cursi, al
estilo de Locum de amor en LAs Vegas, hanamos saltar la banca en una ma-
quina tragamonedas y nos casanamos, borrachos, en una ceremonia bi-
zarra. Las aventuras locas que vivieramos juntos lo iban a hacer darse
cuenta de lo mucho que me queria. Tal vez incluso podiamos vivir una
anecdota divertida para contarles a nuestros nietos algun dia. Al fin y al
cabo, en Friends, Ross y Rachel se habian casado borrachos y, a la larga,
todo habia terminado bien.
Cuando llegue al aeropuerto, la aerolmea tuvo la amabilidad de subirme
una categoria, lo que tome como una buena senal. Pase todo el vuelo
bebiendo champan y fantaseando con el vestido que me iba a poner, igual
al de Sharon Stone en Casino, cuando esta jugando a los dados.
El mito mas grande que ayudan a perpetuar las peliculas romanticas
quiza sea el mitico “momento de la verdad”, ese instante magico en el
que una pareja totalmente despareja se da cuenta de que son el uno para
el otro, a pesar de que la relacion haya sido absolutamente disfuncional
hasta ese punto. En general, el momento se produce cuando uno de los
dos interrumpe la boda del otro o impide que se suba a un avion en el
aeropuerto.
Sin embargo, la realidad de mi viaje a Las Vegas fue mucho mas terre-
nal. Mi ex y yo la pasamos bien ese fin de semana, pero no hicimos saltar
la banca. Tuvimos las mismas discusiones que temamos en Londres y,
aunque nos tomamos todas las botellas que habia en el minibar, nuestros
problemas de relacion no desaparecieron.31
280 • Por que duele el amor

En este ejemplo, la estructura narrativa de la anticipacion esta claramente mol-


deada por el genero de la comedia romantica de enredos, en la que el conflicto
y la antipafia son los elementos narrativos y psicologicos que anteceden al ver-
dadero amor. Townsend incluso describe el modo en que una formula narrativa
en particular (la comedia romantica) despierta ilusiones de que los “ problemas”
se podran superar en un momento de epifama. La proyeccion del yo en estos
esquemas narrativos es lo que explica su capacidad para generar expectativas y
anticipacion, ademas de activar la imaginacion y las fantasias. A su vez, el texto
de Townsend se hace eco de la idea generalizada de que las peliculas y la cultura
cinematografica no retratan las relaciones cotidianas de manera realista, sino que
inculcan expectativas demasiado altas, tienden a omitir la representacion de los
problemas, ofrecen formulas narrativas en las que triunfa el amor contra viento
y marea, y, a la larga, causan decepcion. En efecto, como plantea Reinhart
Koselleck, lo que caracteriza a la modernidad es la brecha creciente entre la
realidad y nuestras aspiraciones,32 que a su vez genera decepcion y la transforma
en una caracteristica cronica de la vida moderna. Considerada de esta forma, la
imaginacion moderna se convierte en un codigo que eleva las expectativas y
genera decepcion. De hecho, al cambiar, la imaginacion eleva el umbral de as­
piraciones masculinas y femeninas sobre los atributos deseables en la pareja y/o
sobre las posibilidades de una vida en comun. Por lo tanto, se coloca en la misma
lmea que la experiencia de la decepcion, que muchas veces viene de la mano de
la imaginacion y que, sobre todo en el ambito amoroso, constituye una fuente
importante de sufrimiento.

La decepcion como practica cultural


Los especialistas en sociobiologia, adeptos al panglossianismo, explicanan la
asociacion entre fantasia y decepcion como resultado de una serie de mecanis-
mos biologicos inevitables que sirven a fines evolutivos de mayor envergadura.
Como ya senalamos en el capitulo 5, cuando el ser humano se enamora, su
cerebro libera diversas sustancias qmmicas que producen euforia y una propen­
sion a fantasear sobre la otra persona.33 Com o estas sustancias no permanecen
en el organismo mas que un lapso limitado (de hasta dos anos), la fantasia ro­
mantica y la euforia pronto se transforman ya sea en una forma mas calma de
apego o en una experiencia que algunas personas viven con decepcion. Existe
De la imaginacion romantica a la decepcion • 281

tambien otra idea, tal vez mas comun, segun la cual el amor debe lidiar, mas
que otros sentimientos, con la presencia del ser amado en ciertos marcos insti-
tucionalizados y rutinarios y debe operar el desplazamiento de la intensidad a la
continuidad, de la novedad a la familiaridad, lo que supondna que la decepcion
constituye un elemento inherente a la experiencia amorosa.
A mi juicio, sin embargo, el sentimiento de decepcion con nuestra pareja, con
nuestra propia vida o con nuestra falta de pasion no es solo una experiencia psi-
cologica de la esfera privada ni una expresion del determinismo de las hornionas,
sino tambien un tropo dominante en el ambito emocional. De hecho, Marshall
Berman describe del siguiente modo la diferencia entre el yo moderno y el pre-
moderno: “ [E]l hombre cuya vida entera esta programada desde el nacimiento,
que llego al mundo solo para completar un casillero preexistente y destinado a el,
tiene muchas menos probabilidades de sentirse decepcionado que el hombre que
vive en nuestro sistema [...], donde los limites de la ambicion no estan definidos
socialmente”. Esto se debe a que, si bien “ la pertenencia a una sociedad de orga-
nizacion ngida puede privar a la persona de oportunidades para desarrollar sus
talentos particulares, le brinda una seguridad emodonal que es practicamente inedita
entre nosotros” (enfasis de la autora).34 Otro modo de afirmar que las relaciones
modernas carecen de seguridad emocional sena decir que siempre estan al borde
de la decepcion. Es mas, el rasgo dominante del amor en la modernidad no sena
simplemente la decepcion, sino la anticipacion de la experiencia decepcionante.
Como senala una protagonista de Sexo en Nueva York, “ cada vez que un hombre
me dice que es un romantico, me dan ganas de escupirle. Unicamente significa
que tiene una idea romantica de ti, pero en cuanto te muestras tal como eres y
dejas de encajar en su fantasia, se desinfla. Los hombres romanticos son un peli-
gro. Cuanto mas lejos, mejor”.35 Este personaje exhibe su condicion moderna en
la anticipacion de la experiencia decepcionante (ya sea para ella o para el hom­
bre), lo que la distingue de Emma Bovary precisamente en ese aspecto.
A mi entender, para que la imaginacion y la fantasia surtan luego un efecto
de decepcion, deben estar conectadas de ciertos modos especificos con lo real,
es decir, debe existir un modo (y una dificultad) particular para desplazarse de
lo imaginario a lo real. En su famoso libro Comunidades imagmadas,M Benedict
Anderson plantea que las comunidades no deben distinguirse por su falsedad o
legitimidad, sino por el estilo con el que son imaginadas. Asi, la imaginacion, o
282 • Por que duele el amor

el desarrollo cultural e institucionalmente organizado de las fantasias, no es una


actividad abstracta y universal de la mente, sino mas bien presenta un formato
cultural que la conecta con lo real de modos espedficos. En otras palabras, la
decepcion no se vincula de manera inherente con la actividad imaginativa. Esto
puede demostrarse con un analisis de la imaginacion medieval, preocupada por
asuntos como el infierno y el paraiso. Este ultimo era un ambito de afluencia y
abundancia, que no se defima y analizaba como una historia con una lmea na-
rrativa bien delimitada sino como un espacio geografico. Gran parte de los
debates acerca del paraiso giraban en tomo a cual era su ubicacion y quienes
eran sus moradores. La imaginacion se desarrollaba en relacion con los espacios
miticos. Como explica Jean Delumeau, el paraiso no solo estuvo presente hasta
bien entrado el siglo xvii, sino que su presencia se amplifico. Las ensonaciones
se refenan a “ la Edad de Oro, las Islas de los Bienaventurados, la fuente de la
juventud, el entorno idilico pastoral y la tierra de la abundancia [...]. [N]unca
antes en la historia de Occidente se le habia otorgado un lugar tan prominente
a losjardines ni se los habia tenido en tan alta estima” .37 En terminos cognitivos,
entonces, el paraiso era imaginado como una entidad geografica, definida por
sus fuentes y su vegetacion exuberante. En el siglo xv, paso a ser un ambito de
juventud y amor eternos, por fuera del tiempo y del espacio. Esta construccion
imaginaria del paraiso posee dos rasgos principales: por un lado, no se centra en
lmeas argumentales ni en personajes bien definidos; por el otro, no queda sujeta
per se a ninguna experiencia decepcionante. La imaginacion medieval cree efec-
tivamente que el paraiso es un espacio real, que existe en algun lugar lejano a
las costas europeas, pero esta imaginacion no debe enfrentarse con el paso del
tiempo real, o sea que no debe responderse como lidiar con el desplazamiento
del contenido imaginado a la realidad.38 En algun momento del siglo x v i ,
cuando ese paraiso se pierde (es decir, cuando la gente deja de creer que esta
ubicado geograficamente en alguna parte del mundo), se transforma en objet°
de un anhelo nostalgico. La idea del paraiso habia sido utilizada como consue^
o como embellecimiento de la vida cotidiana, pero no se vinculaba cultural-
mente con las emociones anticipativas de la vida real ni con el problema cultu­
ral de la decepcion. Mas bien, el ejercicio de la imaginacion paso a ser una
fuente de experiencias decepcionantes cuando lo movilizaron los mecanismoS
de la novela. En concreto, cuando la imaginacion se tomo mas realista (o sea>
De la imaginacion romantica a la decepcion • 283

mas orientada a objetos reales y cotidianos) y cuando se democratizo (o sea, se


oriento a objetos o experiencias que supuestamente estaban al alcance de cual-
quiera) la comenzo a afectar el problema de tener que navegar entre las aguas
de las expectativas imaginadas y las aguas de las limitaciones cotidianas. Asi, la
decepcion se transformo en un elemento concomitante de la experiencia amo-
rosa, justamente cuando el ejercicio de la imaginacion en esa esfera empezo a
crecer y cuando se intensifico su relacion con la vida cotidiana.
Para empezar a comprender la naturaleza de la decepcion, resulta necesario
distinguir entre la decepcion como un acontecimiento aislado (por ejemplo, al
conocer a alguien que no responde a nuestras expectativas) y la decepcion como
un sentimiento difuso que se extiende durante un periodo prolongado. En el
primer caso, se trata de una emocion claramente articulada que puede aparecer
incluso en el encuentro inicial con la otra persona (algo que sucede cada vez
mas gracias al uso generalizado de los sitios de citas por Internet). En el segundo
caso, en cambio, se trata de una sensacion que se va construyendo a partir de la
experiencia acumulada en la vida cotidiana. Estas dos formas de la decepcion
suponen diferentes estilos cognitivos. Mientras que la primera se vincula con la
fom acion de una imagen mental generalmente clara sobre determinada persona
antes de conocerla, la segunda surge de una comparacion tacita entre la vida
cotidiana y las expectativas mas generales y difusas, articuladas en terminos na-
rrativos, acerca de como deberia ser la propia vida.

Vidas decepcionadas
Cabe preguntarse entonces cuales son los factores que ayudan a crear esa sensa­
tion de decepcion que constituye la experiencia dominante acumulada en la
vida cotidiana y a traves de ella. Para comenzar este analisis, introduciremos la
distincion trazada por Daniel Kahneman y otros, quienes sostienen que existe
una disparidad entre dos formas de la conciencia: una que vive la vida como
una sucesion incesante de momentos y otra que memoriza y organiza la expe-
riencia segun determinados formatos.39 Por ejemplo, el paciente A, que se so-
rnete a una intervencion dolorosa con un final abrupto, recordara la intervencion
como una experiencia mas dificil que el paciente B, quien se somete a una in­
tervencion mas larga en la que el dolor va disminuyendo progresivamente.411
Esto permite inferir que, a fin de decidir si una experiencia es agradable o no,
284 • Por que duele el amor

las personas se atienen mas a su estructura cognitiva que al contenido de la ex-


periencia misma. Aunque en el trabajo de Kahneman no se desarrolla cuales son
las implicaciones de estos hallazgos, podriamos afirmar que senalan claramente
los modos en que la conciencia que organiza el contenido en formatos cultu-
rales y cognitivos previamente establecidos se distingue de la conciencia que
atiende a un fluir informe de experiencias. La capacidad de organizar la expe-
riencia en un formato narrativo con secuencias esperificas o en un formato
visual con imagenes al estilo de fotografias le otorga una textura diferente y un
significado distinto a dicha experiencia, lo que indicaria que, para vivir y re-
cordar una experiencia como agradable, necesitamos organizarla segun esque-
mas culturales y cognitivos. Evidentemente, el problema de la imaginacion
reviste una naturaleza similar, pero con la diferencia de que esta no organiza la
experiencia de manera retrospectiva, sino de manera prospectiva. Si la memo-
ria anula algunos aspectos de la experiencia y privilegia otros, ayudandonos a
recordar solo los elementos que “ encajan” con el “ guion” , la imaginacion ge­
nera expectativas solo con respecto a ciertas formas y formatos de la experiencia,
lo que nos hace dejar de lado otros aspectos de esa misma experiencia cuando
por fin la vivimos o directamente nos hace evaluarla con matices negativos. Por
lo tanto, podriamos afirmar que la decepcion consiste o bien en la incapacidad
de hallar el formato (estetico) que habiamos anticipado una vez que llega la
experiencia real, o bien en la dificultad para mantener ese formato en el trans-
curso de la vida cotidiana. Esta dificultad se debe a los modos en que las dos
formas de la conciencia se vinculan (o no) entre si. Ahora bien, a mi juicio,
este problema tiene mucho para decimos sobre la naturaleza de la imaginacion
y tambien sobre la naturaleza de la experiencia cotidiana con la que debe lidiar
nuestra anticipacion mental. Si bien existe una larga tradicion que nos conduce
a desconfiar de la imaginacion y suponer tacitamente que se debe hacer lugar a
la vida diaria, entiendo que deberiamos prestar atencion tambien a la estructura
de nuestra existencia cotidiana por crear una brecha enorme entre una y otra
forma de conciencia.

Las falencias de la vida cotidiana


Cuando se afirma que la cultura mediatica eleva indebidamente las expectativas
por medio de la imaginacion, se esta afirmando tambien de manera impHcita
De la imaginacion romantica a la decepcion • 285

que esta ultima siempre se encuentra en falta: la ultima palabra la tiene la “ rea­
lidad” , que se concibe como el parametro supremo en funcion del cual se
evalua el ejercicio de la imaginacion. El psicoanalisis, por ejemplo, sostiene que
el “ principio de realidad” es el codigo que debe regir, en ultima instancia, a la
psiquis. Segunjam esjones, “ puesto que supone una ‘sobrevaloracion’, el amor
romantico, con sus procesos de idealizacion, implica tambien una ruptura en el
cotejo con la realidad y, por lo tanto, resulta siempre inmaduro y peligroso”.41
N o obstante, esta reafirmacion de lo real frente a lo imaginado no cuestiona la
estructura de lo real con la cual debe lidiar la imaginacion. La decepcion siem­
pre se concibe como el resultado de albergar “ expectativas irrealistas” , pero
nunca se cuestiona la estructura de lo real que torna irrealizables esas mismas
expectativas. A mi juicio, debenamos cuestionar el supuesto de que la realidad
carece intrinseca e inevitablemente de los recursos para satisfacer a la imagina­
cion. O, si el supuesto fuera cierto, deberiamos preguntarnos por que.
En un libro titulado Can Love Lost?,42 el psicoanalista Stephen Mitchell plan-
tea, a partir de lo que dicta su experiencia en el consultorio, que la mayoria de
los matrimonios entran en crisis porque se acaba la pasion, fenomeno que el
atribuye a que muchas personas se esfuerzan por obtener al mismo tiempo un
sentido de la seguridad y de la aventura. Asi, la perdida de la pasion en el ma-
trimonio derivaria de los modos en que organizamos nuestra necesidad de se­
guridad. A menudo, esta ultima se considera incompatible con la pasion, o
incluso se cree que es el factor desencadenante de su muerte. Sin embargo, a mi
entender, esa necesidad de “ seguridad” y/o de “ aventura” no es un elemento
constitutivo invariante de nuestra psiquis o, si lo es, el concepto de seguridad y
el de aventura van adquiriendo distintas formas segun la estructura cultural en
la que estemos inmersos. Tanto una como la otra son resultado de la organiza-
cion social de la psiquis. La seguridad deriva de la capacidad para controlar y
predecir lo que sucede en nuestro entorno, mientras que la aventura deriva de
la sensacion de desafio, ya sea a nuestra identidad social o a los modos en que
sabemos hacer las cosas. Lo que Mitchell denomina seguridad es mas bien un
efecto de la profunda racionalizacion de la vida cotidiana y domestica, una
consecuencia de la rutinizacion en las tareas y los servicios que ayudan a man-
tener el funcionamiento del hogar. Esta racionalizacion de la esfera domestica
se refleja en la disciplina de los horarios (existe un horario fijo para levantarse,
286 • Por que duele el amor

otro para volver del trabajo, otro para llevar a los hijos a sus actividades cotidia-
nas, otro para comer, otro para mirar determinados programas en la television,
un dia ftjo para hacer las compras, otro para las actividades sociales y otro para
el ocio, etcetera), pero tambien se refleja en la racionalizacion del espacio
(vamos de compras a centros comerciales que son entornos con un elevado
nivel de control; habitamos viviendas en las que la distribucion del espacio esta
planificada de modo homogeneo y racional, segun el uso funcional de los ob-
jetos; vivimos en barrios ordenados que cuentan con vigilancia y estan exentos
de los peligros potenciales del caos, etcetera). La vida cotidiana del individuo
moderno es muy predecible, y esto se debe al accionar de un conjunto de ins-
tituciones que la organizan: los servicios de entrega a domicilio (de comida,
periodicos y productos comprados por catalogo); la television con su grilla de
programacion; las actividades sociales, casi siempre planificadas de antemano; y
la esfera del ocio, con sus momentos previamente estandarizados para el des-
canso, el esparcimiento y las vacaciones. Asi, lo que Mitchell denomina seguri-
dad es mas bien un modo racionalizado de organizar la existencia cotidiana. En
otras palabras, la “ seguridad” se obtiene, psiquica y sociologicamente, como un
producto derivado de la racionalizacion de la vida diaria.
Ahora bien, dicha racionalizacion con frecuencia conduce a la decepcion,
pues la vida cotidiana es comparada de manera incesante con otros modelos e
ideales de gran diffusion que representan la excitacion y la expresividad emocio-
nal, lo que a su vez provoca que las personas evaluen negativamente su propia
vida y su identidad. De hecho, se ha demostrado en varias investigaciones que,
como resultado de la exposicion a las imagenes transmitidas por los medios
masivos, somos mas propensos a percibir con matices negativos nuestra expe-
riencia cotidiana racionalizada. El mecanismo que opera en este fenomeno es
complejo. De acuerdo con los estudios existentes sobre el impacto de las ima-
genes mediaticas en la percepcion del propio cuerpo, las imagenes de cuerpos
perfectos que aparecen en los medios masivos afectan negativamente la autoes-
tima y el concepto de si porque, al verlas, se produce un efecto de competencia
(las personas sienten que los otros pueden Uegar mas facilmente a tener el cuerpo
ideal) y un efecto de legitimidad normativa (las personas sienten que los otros
les dan importancia a esos cuerpos ideales). Asi, las imagenes mediaticas se trans-
forman en una fuente de deseo gracias a la mediacion implicita de aquello que
De la imaginacion romantica a la decepcion • 287

creemos que dicen sobre las expectativas de los demas con respecto a nosotros
y sobre los logros de los demas en comparacion con los nuestros. Es posible
entonces que las imagenes mas difundidas del amor inculquen en nosotros la
idea de que los demas logran entablar una relacion amorosa estable, pero noso­
tros no, y que lograr ese tipo de relacion es normativamente importante para
tener exito en la vida. La insatisfaccion que promueven estas ideas, a su vez,
puede alimentar el estado de decepcion cronica. Por lo tanto, la racionalizacion
de la vida cotidiana genera un estado de aburrimiento, que luego se compara
de modo constante e implicito con los modelos mediaticos de excitacion, in-
tensidad y plenitud emocional.

La irritacion
Ademas de la seguridad y la racionalizacion, otro fenomeno que surge cuando
la pareja comparte la vida domestica es la irritacion. En su libro Irritaciones,43 el
sociologo francesJean-Claude Kaufmann analiza los roces y fastidios de la con-
vivencia cotidiana en pareja. Segun su descripcion, dichas irritaciones tienen que
ver o bien con el caracter de la persona (como cuando alguien pregunta “ ^por
que tienes que leer el diario mientras yo limpio?” o “ ^por que siempre me acu-
sas de no prestarte suficiente atencion?”) o bien con los modos de hacer las cosas
(como cuando alguien pregunta “ipor que no cierras bien los frascos?” o “ipor
que tienes que olfatear la comida antes de comerla?” ). La irritacion de este tipo,
o mas bien su objeto (es decir, ciertos gestos o palabras relativamente mmimos o
insignificantes) parece constituir una caracteristica particular de la vida moderna,
que refleja un nuevo modo de concebir y organizar las relaciones.
Aunque el libro de Kaufmann no ofrece ninguna reflexion acerca del motivo
por el cual la vida cotidiana en la actualidad es un caldo de cultivo para esta clase
de irritacion, yo me atrevo a afirmar que tiene que ver con los modos en que
se organiza la esfera domestica por medio de aquello que podnamos describir
como la intimidad institucionalizada. En efecto, la experiencia de la intimidad
es producida por una serie de estrategias linguisticas destinadas a reducir la dis-
tancia entre dos personas, tales como la exhibicion de las capas mas profundas
del yo, la revelacion de los secretos mas mtimos, la puesta al desnudo de la
propia psiquis, la convivencia en el mismo cuarto y en la misma cama, y, prin-
cipalmente, la utilizacion de la esfera del ocio como terreno en comun donde
288 • Por que duele el amor

compartir el tiempo y el espacio. La expansion extraordinaria que registra dicha


esfera durante el siglo xx no puede ser ajena a los modos en que el ocio se
emplea cada vez mas como punto de encuentro entre hombres y mujeres, con
el fin de construir experiencias compartidas y generar cierto sentido de la fami-
liaridad. De hecho, hoy en dia, la familiaridad y la intimidad son los objetivos
principales de la vida en pareja. Combinada con la racionalizacion de la vida
cotidiana, la familiaridad institucionaliza el yo de cada integrante de la pareja de
modo tal que da por tierra con lo distante, lo desconocido y lo impredecible en
la otra persona. Ahora bien, aunque parezca contradictorio, considero que la
familiaridad y la proximidad en realidad son proclives a generar mas irritacion.
Para sustanciar esta afirmacion, podemos tomar el caso contrario. De acuerdo
con varias investigaciones, las relaciones de larga distancia son mas estables que
las relaciones en que la pareja se ve con mas frecuencia. Los especialistas expli-
can que esto sucede porque, de lejos, resulta mas facil idealizar a la otra per­
sona. 44 Asi, la idealizacion guarda una correlacion negativa con la frecuencia de
interaccion. En efecto, las reflexiones positivas acerca de la otra persona son mas
posibles en ausencia de dicha persona. En cambio, cuando conviven, las parejas
institucionalizan su relacion mediante la proximidad de distintos modos, a saber:
comparten el mismo techo, el mismo cuarto y la misma cama; desarrollan las
mismas actividades de esparcimiento; y ponen en escena su yo autentico en
expresiones rituales de autenticidad. Esto presenta un gran contraste con los
modelos de convivencia vigentes en la alta burguesia hasta mediados o fines del
siglo x i x , cuando hombres y mujeres no necesariamente comparfian la misma
habitacion, exisfia la segregacion en las actividades de esparcimiento y no habia
una necesidad de comunicar las propias emociones ni de mostrar la propia in-
terioridad constantemente. Como ejemplo de la diferencia con los modelos
culturales del siglo x i x , veamos una carta que le escribe Harriett Beecher Stowe
a su marido en la que sintetiza los “ problemas” del matrimonio:

Al reflexionar sobre nuestro futuro reencuentro, nuestro matrimonio y


los obstaculos que en el pasado han impedido nuestra felicidad, se me
ocurre que estos ultimos son de dos o tres tipos. Primero, los que tienen
causas fisicas, tanto en ti como en mi. Me refiero, de tu lado, a la inesta-
bilidad morbida e hipocondriaca para la cual el unico remedio son los
De la imaginacion romantica a la decepcion • 289

cuidados fisicos y la atencion a las leyes de la salud, y de mi lado, al exceso


de sensibilidad y confusion, asi como a la falta de control de la mente y
la memoria. Esto ultimo siempre se incrementa de mi lado en proporcion
a lo tuyo, en la medida en que me siento responsable. Espero que se
reduzca con el regreso de la buena salud. Espero tambien que ambos
guardemos en nuestra memoria el mas solemne sentido de la importancia
que reviste la atencion prudente y constante a las leyes de la salud. El
segundo tipo de obstaculo es la ausencia de un plan definido de vigilan-
cia mutua, con miras a lograr que cada uno mejore, la falta de un mo-
mento y un lugar definidos para llevar a cabo ese plan con determinacion
y firmeza, para mejorar y mejorarnos el uno al otro, para confesarnos
nuestras falencias y rogamos mutuamente la sanacion.45

Si se le aplican los estandares contemporaneos, esta descripcion de los problemas


en una relacion parece fria y distante, en tanto no supone que ninguno de los
dos integrantes de la pareja deba comprender las particularidades de la configu-
racion psiquica del otro y buscar el maximo grado posible de compatibilidad.
Mas bien, lo que deben buscar las dos individualidades, segun se lee en la carta,
es mejorar y mejorarse mutuamente. Como se observa, este modelo entra en
conflicto con las normas y los modelos culturales contemporaneos de intimidad
y proximidad.
Al describir la estructura de la convivencia cotidiana en numerosas parejas, los
investigadores senalan que “ mediante las conversaciones diarias, los integrantes
de la pareja ‘se mantienen al tanto de las ambiciones, los deseos y las actitudes
del otro, a la vez que declaran sus propios valores, revelan la estructura de sus
propias preocupaciones, exhiben su propia modalidad del apego y discurren li-
bremente sobre una multiplicidad de temas que ponen al descubierto de manera
franca y sutil su propio sentido, al tiempo que proporcionan indicios sobre el
sentido del otro’. Las pruebas empmcas parecen convalidar la importancia de las
conversaciones cotidianas”.46 Este tipo de dialogo, que implica “ abrirle el cora-
zon” a la otra persona y exponer las preferencias individuales de cada uno, surte
d efecto de crear ciertas formas de familiaridad especialmente intensas, que en-
tran en conflicto con la capacidad para conservar la distancia. Ahora bien, en
fumiinos cognitivos, la familiaridad es a las emociones lo que la proximidad vi-
290 • Por que duele el amor

sual es a la cognicion. En otras palabras, la distancia con respecto al objeto per­


mite una mejor organizacion del material segun los esquemas culturales y, por
lo tanto, posibilita que se le preste atencion a la forma. La proximidad con res­
pecto al objeto, en cambio, nos hace concentrar la atencion en los componentes
discretos de la experiencia. Si trasponemos esta logica a la vida cotidiana y las
relaciones romanticas, podriamos afirmar que la proximidad nos hace prestar
atencion a cada uno de los momentos que componen la existencia cotidiana por
separado y nos impide dirigir la concentracion a su forma cognitiva, es decir, al
esquema cultural que les permite generar emociones vividas. En smtesis, la ins-
titucionalizacion de la intimidad y la proximidad produce irritacion y decepcion,
provocando que cada integrante de la pareja se concentre mas en lo que hace el
otro y tenga dificultades para concentrarse en la forma cultural de las emociones.
Uno de los motivos por los que la distancia posibilita la idealizacion es que
activa la “otra” forma de conciencia, o sea, la memoria que recuerda las buenas
experiencias y la anticipacion que las organiza en escenas esteticas. En efecto, la
distancia permite la anticipacion del encuentro segun los guiones guardados en
la memoria y los formatos cognitivos que estetizan la vida cotidiana y que se
disuelven en la indefinicion cognitiva de la realidad cotidiana. Como las emo­
ciones quedan mejor delineadas cuando se interactua con formas (“ esteticas”)
claramente definidas, la distancia permite que los sentimientos se intensifiquen,
pues resulta posible organizarlos en modelos cognitivos mtidos y marcados.

La ontolog^a psicologica
En la sociedad circula un cliche muy difundido y profundamente arraigado
segun el cual los excesos de la imaginacion y las expectativas nos impiden lidiar
con lo real. Este mismo cliche postula tambien que las expectativas de por si
revisten un caracter irrealista. En un articulo publicado en la seccion dedicada
a las relaciones y el amor en el New York Times, una mujer relata que se separ°
de un hombre con el que formaba una buena pareja, justamente a causa de ab-
bergar expectativas cada vez mas ambiciosas:

Cuando vi en toda su dimension el desorden que habia a mi alrededor


mientras mi novio dormitaba, se me aparecio de repente una vision de
nuestro futuro juntos: una vida que de golpe me parecio, jcomo decirio?
De la imaginacion romantica a la decepcion • 291

Mediocre. Y me di cuenta de que yo quena mas. [...] Cuando una vive


en Nueva York y, sobre todo, cuando trabaja en la industria del cine,
cuesta mucho desterrar la fantasia de que siempre hay alguien mejor es-
perandonos a la vuelta de la esquina. Sin embargo, por incorporar esa
nocion a mi vida, habia permitido que se transformara en un ciclo inin-
terrumpido de decepciones vacias que me dejaban esperando la aparicion
de mi propio Tim Donohue, o sea, de un hombre que estuviera satisfe-
cho exactamente con aquello que el mismo era y tenia. Es mas, yo misma
anhelaba volver a ser ese tipo de persona alguna vez.47

La brecha entre la anticipacion y la realidad con frecuencia se concibe y se


aborda en terminos de una inflacion en las expectativas sobre las cualidades de
la posible pareja, inflacion esta que, como lo ilustra el ejemplo, se ve desatada
por la ambicion institucionalizada de mejorar la posicion individual. En un
articulo sobre las dificultades para encontrar pareja, Lori Gottlieb, columnista
de The Atlantic Magazine, instaba a las mujeres a bajar las expectativas, Mas ade-
lante, su planteo fue retomado en otra columna, esta vez del New York Review
of Books, y resumido de la siguiente manera: “ Las mujeres deben aprender a
buscar las cualidades positivas de los hombres que tal vez no encajen con las
exigencias de sus listas sonadas, pero con quienes saben que se van a llevar bien”
(enfasis de la autora).48 El problema aqui es que los hombres y las mujeres que
buscan pareja disponen de un conjunto de criterios preexistentes, muy elabora-
dos y cognitivamente definidos. Asi y todo, a la recomendacion de Gottlieb se
le escapa la existencia de un mecanismo a raiz del cual tales expectativas no solo
estan muy bien formuladas y sobresalen de las demas en terminos cognitivos,
sino que tambien funcionan como impedimento para la formacion de vinculos
concretos. Al igual que en las imagenes provenientes de Hollywood, uno de los
mecanismos centrales que generan la decepcion con lo real es la ontobg^a psico-
logica del yo, es decir, la idea de que los demas tienen ciertas caracteristicas
psicologicas estables y pasibles de ser nombradas y conocidas. En esta ontologia,
el yo consta de atributos fijos, debe conocerlos y debe negociar con aquello que
percibe como los atributos fijos del otro. Por consiguiente, terminamos bus-
cando personas con ciertas cualidades definidas, cognoscibles y estables. Asi, se
ontologizan dos categorias en particular: el yo y la relacion.
292 • Por que duele el amor

Durante la entrevista, Barbara, una mujer divorciada de 42 anos, evaluaba de


la siguiente manera sus probabilidades de encontrar un “ buen” candidato:

Barbara: Es muy dificil encontrar un buen candidato, ^sabe? O por lo


menos uno que me conforme. A veces pienso que hace falta un milagro
para que pase eso.
Entrevistadora: ^Por que? jCom o tendria que ser ese hombre?
Barbara: Para empezar, tendria que encajar con mi psiquis, que es muy
complicada. Tengo todo tipo de ansiedades y necesidades. Por ejemplo,
por un lado, soy muy independiente y necesito mi espacio, necesito
sentir que puedo organizar mi vida como quiero, pero, por otro lado,
tambien necesito que me abracen y me mimen, sentirme contenida. No
es facil encontrar a alguien que sepa dar las dos cosas. Necesito un tipo
muy fuerte, muy seguro, pero que conmigo sea muy delicado.

Como se observa, la busqueda de esta mujer esta claramente motivada por la on-
tologia psicologica del yo. A pesar de que ella misma sostiene que sus necesidades
son contradictorias, su autoconocimiento presenta un alto grado de estabilizacion,
en tanto ha sido fijado mediante una ontologia psicologica que consolida su sen-
tido de la individualidad y genera herramientas cognitivas bien definidas para
evaluar a los posibles candidatos. La entrevista continua de la siguiente manera:

Entrevistadora: Entonces, cuando busca en los sitios de citas por Internet,


jcomo sabe si la persona va a encajar con sus necesidades, como acaba de
decir?
Barbara: Es dificil, pero, por ejemplo, presto atencion a como reacciona
si no escribo rapido. Si me llega a comentar algo sobre eso, lo descarto.
Me fastidia mucho. Tambien me fijo como firman los mensajes de co-
rreo, si usan alguna palabra simpatica o tierna, pero es mas facil darse
cuenta en persona.
Entrevistadora: Y cuando se encuentran en persona, ^a que le presta aten-
cion usted?
Barbara: N o se muy bien, pero me fijo si se siente comodo y seguro, sl
me presta atencion, si se pone nervioso cuando habla o no, si se queja de
De la imaginacion romantica a la decepcion • 293

las otras mujeres, si tiene algun rasgo posesivo, si proyecta una buena
autoestima o una falta de autoestima, ese tipo de cosas.

Esta evaluacion tan minuciosa de la identidad y la conducta del otro es posible


porque la mujer utiliza categonas y delimitaciones cognitivas previamente fija-
das cuya negociacion es dificultosa, pues ubican las interacciones en el marco
de una serie de rasgos psicologicos y atributos personales de naturaleza fija.
Tomemos ahora como ejemplo el caso de Susan, una psicologa de 42 anos:

Susan: Al tipo lo conoci en una cena y me gusto bastante, porque es muy


atractivo y se la pasaba haciendo comentarios graciosos que nos hacian
morir de la risa a todos. Cuando me pidio mi numero de telefono, yo
estaba loca de contenta. Despues nos encontramos a almorzar en un cafe
que tenia jardin. El prefena sentarse en el jardin y yo, adentro. Entonces
nos sentamos en el jardin, pero yo no podia sentarme al sol porque no
tenia lentes oscuros y soy muy sensible a la luz solar, pero el me dijo que
estaba necesitando un poco de sol y siguio insistiendo en que nos sentara-
mos al sol. ^Sabe que? De repente send que en realidad no me atraia mas.
Entrevistadora: ^Podria explicar por que?
Susan: Send que era una persona con la que me iba a costar negociar.
Que siempre iba a priorizar sus intereses.
Entrevistadora: Entonces, a partir de ese episodio, usted sintio que podia
ver quien era ese hombre en realidad.
Susan: Absolutamente. Si tienes buenos instintos y un poco de vision
psicologica, te das cuenta muy rapido de como son las personas y en los
detalles mas minimos. Especialmente en los detalles minimos.

En la seccion del New York Times dedicada a las relaciones, una mujer relata de
la siguiente manera como se “ enamoro” de un hombre durante un taller de
meditacion vipassana, hasta que se atrevio a hablarle: “ Lo mire de reojo y vi
todos los boligrafos que se habia metido a presion en el bolsillo de los pantalo-
nes. N o era uno solo, eran muchos, todos apretados. Ese detalle extrano me
hizo pensar que podia estar muy loco”.49 Aqui, nuevamente, el “ detalle ex­
trano” se traduce a toda una ontologia psicologica y emocional. Este modo de
294 • Por que duele el amor

evaluacion tan minucioso y psicologizado es el que mas prolifera hoy en d^a.


Por ejemplo, segun Catherine Townsend, una amiga evaluo a su novio de la
siguiente manera: “ N o creo que sea mal tipo, estoy segura de que te protegeria,
despues de pensarlo unos veinte minutos y repasar los pros y las contras. Pero,
^no preferinas un tipo al que le saliera instintivamente?” .50 Resulta obvio que
semejante desestimacion requiere de un guion psicologico muy elaborado
acerca de cual debena ser la esencia psicologica de un hombre. Por ultimo,
consideremos el caso de Hellen, una escritora de 35 anos, que respondia lo si-
guiente en la entrevista:

Hellen: En muchos sentidos, tengo el novio ideal. N o quiero decir que


sea inteligente, atractivo ni muy divertido, aunque si es todo eso, pero
lo digo porque esta muy enamorado de mi, usted no se imagina los
mensajes de texto que me manda todos los dias, a veces dos o hasta cinco
veces por dia. Son poemas. Estoy segura de que los podria publicar. Pero
lo que me vuelve loca es la relacion que tiene con la madre. Cada vez
que le pasa algo, malo o bueno, me lo cuenta a mi y se lo cuenta a su
madre, casi al mismo tiempo. A veces nos manda el mismo mensaje de
texto a las dos, y eso me molesta mucho. Muchisimo. Casi corto con el
por ese tema.
Entrevistadora: ^Podria explicar por que?
Hellen: Es como si no se hubiera separado de la madre ni hubiera resuelto
el complejo de Edipo. Un hombre de 50 anos debena ser capaz de tener
la madurez emocional como para no meter a la madre en cada paso que
da. Eso no me parece atractivo, por lo que dice de el y de su madurez
emocional.

El contacto con la madre se pasa aqm por el tamiz de la ontologia psicologica y


se coloca bajo la categoria del “ complejo de Edipo” y de la “ inmadurez emo-
cional”, lo que indica que las emociones y conductas son evaluadas en virtud
de un modelo muy elaborado de lo que deberia ser un yo sano, dotado de
ciertos atributos fijos. Todos los ejemplos citados responden a una ontologia del
yo basada en los modos terapeuticos de evaluacion que consideran mas o menos
sanas las formas de comportamiento del otro.
De la imaginacion romantica a la decepcion • 295

Todo esto, a su vez, da lugar al surgimiento de una nueva categona cultural:


la categona de la “ relacion”. En efecto, las relaciones han llegado al punto de
adquirir un estatuto cultural en si mismas, independiente del estatuto cultural
de las personas, aunque vinculado estrechamente con el. En palabras de Irina,
una entrevistada de 48 anos que se habia divorciado: “Mi ex esposo es una gran
persona, en serio, hoy sigo viendo en el lo que vi desde el primer dia, es un gran
tipo, pero nuestra relacion nunca funciono. Nunca pudimos conectarnos en
serio”. Asi, el yo psicologico detenta ciertas propiedades fijas y, a su vez, pro­
duce relaciones, es decir, constructos cognitivos que supuestamente son la ex-
presion tangible de una entidad psicologica. La relacion, en tanto categoria
cultural, se convierte en un nuevo objeto de observacion y evaluacion cons-
ciente. Para evaluarla, se aplican como parametros los guiones culturales acerca
de las relaciones (^hasta que punto marchan sin problemas?) y los principios
hedonistas (^cuanto placer y bienestar proporcionan?). Eso que en algunas ramas
de la sociologia se denomina “ labor emocional” (una prerrogativa eminente-
mente femenina) se basa en la “ ontologia emocional”, o sea, en una evaluacion
de lo que son las relaciones segun los guiones y modelos de una supuesta emo-
cionalidad sana y satisfactoria. Asi, la labor emocional seria entonces el monito-
reo reflexivo de la relacion, que se manifiesta en la practica del dialogo, la queja,
el pedido, el planteo de necesidades y la comprension de las necesidades ajenas.
La ontologia emocional contiene una comparacion implicita con los relatos e
ideales mediaticos a traves del proceso sociopsicologico del cotejo tacito con las
relaciones de otros. Y, sobre todo, tal ontologia emocional constituye una he-
rramienta para monitorear las relaciones, compararlas con lo que podrian o
debenan ser, criticarlas y responsabilizarlas por no llegar a lo que se espera de
ellas. En la actualidad, las relaciones romanticas quedan atrapadas constante-
mente dentro de tales evaluaciones ontologicas.
En smtesis, la vida cotidiana esta estructurada de modo tal que no permite la
activacion de una forma de conciencia estilizada que mantiene la intensidad de
las emociones y preserva la imagen idealizada de la otra persona. Asimismo, las
ontologias culturales (del yo, de las emociones y de las relaciones) impiden que
las interacciones ordinarias se basen en el fluir de la experiencia concreta, pues
suponen una comparacion constante y tacita con los modelos preexistentes de
aquello que debenan ser.
296 • Por que duele el amor

La imagination y la Red
Si existe la historia de la imaginacion del sujeto burgues, el advenimiento de In­
ternet debena marcar una etapa decisiva en dicha historia. N o cabe duda de que
la Red constituye una de las transformaciones mas significativas en el estilo de la
imaginacion romantica. En el contexto de la cultura contemporanea, se puede
trazar una distincion entre al menos dos formas de imaginacion anticipativa gene-
radas por dicha cultura. En primer lugar, encontramos una forma de anticipacion
que se funda en la sintesis de una multitud de imagenes, relatos y bienes de con-
sumo, como la que se da, por ejemplo, cuando anticipamos unas vacaciones, una
historia de amor o la compra de un bien de lujo. Esta anticipacion puede ser difusa
o presentar una estructura cognitiva bien delimitada, mediante los bienes de con-
sumo o la invocacion de imagenes mentales o relatos. Un ejemplo de esto ultimo
sena el deseo de vivir una historia de amor que responda a una secuencia especi-
fica de acontecimientos o de escenas visuales con un alto grado de resolucion,
como el beso romantico o la cena romantica. En segundo lugar, encontramos una
forma de anticipacion producida por el intento de fabricar e imitar la experiencia
concreta, pero en un entorno virtual, utilizando la tecnologia. Se trata de una
forma de imaginacion anticipativa en tanto pretende imitar el encuentro real.
Dentro de eUa se engloban los juegos online y los sitios de citas en Internet que
elaboran y reproducen los encuentros sexuales/romanticos de la vida real.
Segun un sondeo realizado a nivel internacional por el b b c World Service en
el ano 2010, para el que se entrevisto a 11.000 usuarios de Internet de 19 paises
distintos,51 el 30% de los usuarios que se encuentran conectados a Internet en
cualquier momento determinado estan buscando pareja. Y en algunos paises,
como India o Pakistan, la proporcion alcanza el 60%. Por otra parte, la redac-
cion del New York Times observo, en uno de sus concursos de articulos sobre
historias de amor para estudiantes de la universidad, que se habia producido un
desplazamiento generalizado en los modos de interaccion, de los encuentros
sexuales ocasionales a las relaciones mediadas por la tecnologia de Internet:

En febrero [de 2011], la seccion Sunday Styles [del New York Times]
pidio a los estudiantes universitarios de todo el pais que respondieran
como era el amor para ellos, a partir de sus propias historias y con sus
propias voces. Hace tres anos, en la primera edicion de este concurso, el
De la imaginacion romantica a la decepcion • 297

tema mas popular eran los encuentros sexuales ocasionales, una practica
“ sin compromisos” que para muchas personas no estaba resultando tan
relajada. La pregunta que pareda leerse entre lmeas en cientos de relatos
era: jC om o se hace para que el contacto fisico no implique contacto
emocional? Pero en tres anos, las cosas pueden cambiar mucho. Esta vez,
la pregunta era la inversa: jCom o se hace para que haya contacto emo­
cional sin contacto fisico? Es posible que el sexo ocasional entre los estu-
diantes universitarios siga vivito y coleando, pero en los textos de este
ano la atencion se desplazo hacia la intimidad que permiten los medios
virtuales y las relaciones que crecen y se profundizan casi exclusivamente
por medio de las computadoras portatiles, las camaras web, el chat y los
mensajes de texto. A diferencia de la cultura del sexo ocasional, que im-
plicaba riesgos concretos, aqm hay un amor tan puro que lo mas temido
no es contagiarse una enfermedad de transmision sexual, sino un virus en
la computadora, o tal vez conocer en persona al objeto del afecto.52

El uso de Internet y otras tecnologias disponibles para seguir a alguien y ver a


esa persona a traves de una pantalla al parecer desempena una funcion impor-
tanfisima en las nuevas formas de cortejo. Sin embargo, en otro arficulo del New
York Times firmado por el mismo autor, leemos lo siguiente:

Una gran cantidad de gente cuenta que empezo a entrar en los sitios de
encuentros online con mucho resquemor, pero que despues adopto el
sistema porque le pareda muy divertido y porque ofreda tantas tentacio-
nes como una mesa de platos frios. Luego, esas mismas personas se per­
miten pensar que el hombre o la mujer con quien interactuan en la Red
puede ser el amor de su vida, pero al final terminan sintiendo una pro­
funda decepcion cuando el proceso concluye en una'cita cara a cara con un
ser humano de carne y hueso que lejos esta de ser perfecto y que no tiene
el aspecto de un j p e g ni habla como un mensaje de correo electronico
(enfasis de la autora).53

Ahora bien, como planteo en Intimidades congeladas,54 el estilo de imaginacion


que se despliega en los sitios de encuentros online debe entenderse en el con-
298 • Por que duele el amor

texto de una tecnologia que descorporiza y textualiza los encuentros, un contex-


to en el que el intercambio lingmstico funciona como medio para producir un
conocimiento psicologico mtimo de la otra persona. La intimidad que surge en
este contexto no reviste caracter de experiencia ni se centra en el cuerpo, sino
que mas bien deriva de la produccion de tal conocimiento psicologico y de
ciertos modos de relacionarse con el otro. La imaginacion de Internet se funda
en una masa textual que da lugar a un quantum de conocimiento sobre la otra
persona en funcion de la importancia que se le otorga a la definicion de los
sujetos como entidades dotadas de una serie de atributos discernibles, discretos
y hasta cuantificables relacionados con su psiquis y su estilo de vida. Si la ima­
ginacion romantica tradicional estaba caracterizada por una mezcla de realidad
y fantasia, basada en el cuerpo y en la experiencia acumulada, Internet provoca
que se escindan la imaginacion (en tanto conjunto de significados subjetivos
autogenerados) y el encuentro con el otro, pues hace que ocurran en momen-
tos diferentes. El conocimiento del otro tambien suele quedar dividido, ya que
se aprehende a la otra persona primero como una entidad psicologica autocons-
truida, luego como una voz y, por ultimo, como un cuerpo en accion y movi-
miento. Asi, la imaginacion de Internet no se opone a la realidad, sino a otro
tipo de imaginacion que se funda en el cuerpo y en las emociones intuitivas, o
sea, en las emociones que surgen de una evaluacion instantanea y no reflexiva.
Tambien se opone a la imaginacion retrospectiva, es decir, a aquella clase de
imaginacion que intenta recuperar in absentia las reacciones sensoriales y corpo-
rales provocadas por la presencia fisica concreta de la otra persona. Esta forma
de proyeccion imaginaria es desencadenada por un conocimiento intuitivo e
incompleto de esa otra persona, mientras que la tecnologia de Internet ofrece
una forma de imaginacion prospectiva que consiste en imaginar un objeto es-
pedfico cuya presencia fisica todavia no se ha concretado. La imaginacion re­
trospectiva que se describe aqm contiene un volumen escaso de datos, pero la
imaginacion prospectiva que se vincula con la actividad en Internet contiene
una gran densidad de informacion.
La imaginacion romantica tradicional se basaba en el cuerpo, sintetizaba la
experiencia previa, combinaba el objeto presente con imagenes y experiencias
ancladas en el pasad° y se centraba en unos pocos detalles “ reveladores” sobre
la otra p m ^ ^ de rndole visual y lingrnstica. Consistia en combinar con una
De la imaginacion romantica a la decepcion • 299

persona real las imagenes e interacciones del pasado. Com o proceso mental y
emocional, esta forma de imaginacion, al igual que el deseo, no precisa mucha
informacion para poder activarse. Es mas, comparte con el deseo la caractenstica
de activarse mejor cuando la informacion es escasa que cuando es excesiva.
Como explica la psicoanalista Ethel Spector Person, “puede ser la manera en
que la otra persona enciende un cigarrillo en el viento, se echa el pelo hacia atras
o habla por telefono”.55 En otras palabras, los gestos y los movimientos corpo-
rales o las inflexiones en el tono de voz desencadenan fantasias y sentimientos
romanticos. Para Freud, esa capacidad de conmoverse ante detalles mmimos y
aparentemente irracionales proviene de que “ en el amor, amamos un objeto
perdido”.56 Probablemente este fenomeno sea consecuencia de ciertos esquemas
profundos de conducta parental y de la familiaridad cultural con determinadas
poses y conductas corporales que se imprimen en nuestra conciencia. De
acuerdo con Spector Person, “ el enorme poder que la persona amada parece
ejercer en quien la ama puede explicarse en cierta medida a partir del hecho de
que se invistio al objeto amoroso con la mistica de todos los objetos perdidos
del pasado”.57 En el contexto cultural dentro del que trabajaba Freud, el amor
y la fantasia se entrelazaban fuertemente por medio de la capacidad compartida
de mezclar experiencias pasadas y presentes en interacciones solidas y corpori-
zadas. De hecho, los juicios que se fundan en el atractivo de la otra persona con
frecuencia consisten en reactivar otros juicios intuitivos anteriores basados en la
experiencia acumulada. Como senalan Bolte y Goschke, “ la intuicion denota
la capacidad de emitir juicios sobre las caracteristicas del estimulo o de discri-
minar entre categorias distintas de estimulo sin poder describir verbalmente los
fundamentos de dichos juicios. [...] [D]esde una mirada introspectiva, los jui­
cios intuitivos parecen surgir de modo espontaneo y sin mediacion alguna del
razonamiento consciente”.58
Asi, la intuicion constituye una forma de juicio que activa cierto conoci-
miento inconsciente, es decir, cierto conocimiento cuya estructura y cuyos
atributos no estan al alcance de la conciencia. Posiblemente, dado que algunos
tipos de imaginacion cuentan con un volumen escaso de informacion, tienden
a sobreestimar al objeto, o sea, a asignarle un valor agregado o, como dinamos
en el habla comun, a “idealizarlo” . Este acto de idealizacion no se basana en
muchos sino en pocos elementos de la otra persona.59
300 • Por que duele el amor

En cambio, la imaginacion prospectiva mediada por Internet esta recargada


de informacion. Se podna afirmar que la imaginacion de Internet presenta un
franco contraste con los tipos de imaginacion que cuentan con informacion
escasa, pues los medios virtuales no solo permiten sino que exigen el conoci-
miento del otro, conocimiento este que no es hobstico sino que se basa en los
atributos. Ademas, estos medios permiten tambien realizar una comparacion
sistematica de personas y atributos, lo que tiende a atenuar el proceso de idea-
lizacion. En smtesis, la imaginacion de Internet es prospectiva, o sea que esta
dirigida a un objeto que la persona aun no ha conocido. Asimismo, no se funda
en lo corporal sino en el intercambio lingmstico y en la informacion textual.
Por ultimo, la evaluacion que esta implica parte de una acumulacion de atribu­
tos, mas que de una vision global del objeto. En esta configuracion esperifica,
las personas disponen de demasiados datos y parecen menos capaces de idealizar.
Tomemos por ejemplo el caso de Stephanie, una estudiante de posgrado de 26
. anos, que relata de la siguiente manera la primera salida con un hombre que
conocio por Internet:

Stephanie: Nos encontramos bastante rapido, despues de un intercambio


muy intenso por correo electronico y de una charla por telefono. La voz
me habia gustado. El punto de encuentro fue un cafe cerca del mar, un
escenario perfecto, y aunque estaba preparada para que me pareciera
menos atractivo que en las fotos, porque siempre pasa lo mismo, en rea­
lidad me gusto tanto como en las fotos. Asi que todo empezo muy bien,
pero fue muy raro, en el transcurso de la noche, porque pasamos dos
horas y media juntos, yo send que no habia un clic. En realidad, no habia
nada que fuera muy distinto a lo que habia conocido por Internet: pare-
ria tener el mismo sentido del humor, las mismas virtudes, la misma in-
teligencia, el mismo atractivo, pero hubo algo que no hizo clic.
Entrevistadora: ,;Podria explicar por que?
Stephanie: Bueno, no me gusta decir esto, pero tal vez fue demasiado
tierno. Era tanta la ternura que ya era demasiada [risas]. Como que estaba
un poco ansioso por caerme bien, o tal vez, no se. Me encanta la ternura,
pero tiene que estar mezclada con un poco de agresividad, porque si no,
no se, no parece tan masculino, ^se entiende?
De la imaginacion romantica a la decepcion • 301

En este caso, la respuesta es interesante pues, aunque el hombre cumple con la


lista de atributos sonados por ella, la entrevistada lo rechaza porque “ hubo algo
que no hizo clic” (un concepto importante en el amor contemporaneo). El
hombre careria de una cualidad esperifica e inefable (la “ masculinidad”) que,
segun podnamos conjeturar, consiste en reconocer ciertos codigos establecidos
de mdole corporal y visual. Los criterios de masculinidad (o feminidad) y, en
lmeas mas generales, el de “ sensualidad” , requieren el tipo de juicio hoHstico
que constituye el sello distintivo de la psicologia gestaltica. Dichos criterios solo
pueden identificarse en los modos en que diversos movimientos y posturas del
cuerpo se conectan entre si. Se trata de elementos que no pueden procesarse a
nivel lingmstico, sino unicamente a nivel visual. Esta aproximacion a lo real esta
precedida por un conocimiento verbal y abstracto de la otra persona, lo que
representa una dificultad para realizar la transicion a un conocimiento visual y
hoHstico. As^ el exceso de informacion psicologico-verbal sobre la otra persona
posiblemente no sea conducente para luego sentir atraccion hacia esa persona.
Por lo tanto, el amor tradicional, basado en la imaginacion con informacion
escasa y en el cuerpo, presenta emociones generadas por cuatro procesos ele-
mentales. En primer lugar, existe una atraccion fisica. En segundo lugar, dicha
atraccion moviliza las experiencias y relaciones previas del sujeto (alH donde
Freud entendia a las experiencias pasadas como fenomenos estrictamente psico-
logicos y biograficos, yo, a la manera de Bourdieu, las concibo como fenomenos
sociales y colectivos). En tercer lugar, el proceso se da a nivel inconsciente o
semiconsciente, lo que deja a un lado el cogito racional. En cuarto lugar, y casi
por definicion, se produce upa idealizacion de la otra persona, a quien se la
considera unica (con frecuencia, tal idealizacion se funda en una mezcla de lo
que conocemos y desconocemos sobre dicha persona). En otras palabras, lo que
se ve modificado es el nucleo mismo de la organizacion del deseo (mediante la
imaginacion con informacion escasa): los indicios visuales y corporales pasan a
ocupar una funcion menos importante, la abundancia de datos sustituye a la
informacion parcial, y la consiguiente capacidad de idealizacion se ve dismi-
nuida. A diferencia de la imaginacion romantica tradicional, la imaginacion de
Internet esta dominada por un eclipsamiento verbal, una prevalencia del lenguaje
en los procesos de evaluacion, que en su mayoria, o al menos en parte, surgen
de la percepcion y los indicios visuales. Se registra una utilizacion intensiva del
302 • Por que duele el amor

lenguaje, pues las personas se presentan a s^ mismas mediante una descripcion,


pero tambien mediante un perfil lingmstico, mediante la actividad de conocer
y rotular a otros, y mediante el intercambio de mensajes de correo electronico.
As^ el lenguaje interfiere en el proceso de evaluacion y reconocimiento de los
indicios visuales y corporales. Podriamos definir ese eclipsamiento como la in-
terferencia de los modos de evaluacion verbal en el proceso de reconocimiento
visual. De hecho, se ha demostrado que, en los experimentos de reconocimien­
to facial, quienes utilizan palabras para describir las caras de las personas cuyas
fotografias han visto luego presentan una menor capacidad para volver a reco-
nocer esas mismas caras que quienes deben reconocerlas sin que medie ningun
procesamiento verbal previo. Esto indicana que el conocimiento acerca de la
otra persona sobre la base del intercambio textual y los atributos descritos podria
interferir con la capacidad de activar los mecanismos de reconocimiento visual
que intervienen en la atraccion. Podriamos plantear entonces que dicho feno-
meno marca un desplazamiento en el nucleo mismo del deseo romantico. A mi
juicio, este se encuentra cada vez menos determinado por el inconsciente. El
ego, con su capacidad aparentemente infinita de enunciar y refinar criterios para
la seleccion de pareja, es una entidad con un alto grado de conciencia, que todo
el tiempo esta al tanto de la posibilidad de eleccion y se lo responsabiliza de eUa,
pues debe formular los parametros racionales de aquello que es deseable en el
otro. Asi, el deseo esta estructurado por la eleccion, como forma de accion ra-
cional y emocional a la vez. Es mas, se podria sostener que la idealizacion (en
tanto proceso central para la experiencia del amor) se toma cada vez mas difi-
cultosa a causa de la ontologizacion del yo, que fomenta la indagacion en cuanto
a las caractensticas del otro, y de su fragmentacion en atributos diferenciados,
que impide la evaluacion integral del otro. Por ultimo, esa sensacion abrumadora
de que la otra persona era unica, sensacion esta que en algun momento fue re-
presentativa del sentimiento amoroso, se ha visto modificada, tal como lo sugiere
la frase de Barthes que abre este capitulo, y ha quedado ahogada bajo los mares
de candidatos y candidatas potenciales que existen hoy en dfa

El deseo autotelico
Por todo esto, me atrevo a afirmar que cada vez resulta mas dificil que se co-
necten entre si el deseo, la imaginacion y lo real, debido a dos factores funda-
De la imaginacion romantica a la decepcion • 303

mentales. El primero es que, progresivamente, la imaginacion va quedando cada


vez mas estilizada y vinculada con los generos y las tecnologias que activan
emociones ficcionales, estimulan la identificacion y anticipan las formulas narra-
tivas y las escenas visuales. El segundo es que la vida cotidiana se basa en cate-
gonas culturales y cognitivas que dificultan la organizacion de las experiencias y
relaciones romanticas en un esquema cognitivo de naturaleza hoHstica. En con-
secuencia, la imaginacion y la fantasia han ido adquiriendo cada vez mas auto-
nomia con respecto a sus objetos. Sin embargo, me atrevo a sostener tambien
que la imaginacion y la fantasia no solo son autonomas, sino tambien se han
tomado autotelicas, es decir, que llevan en si mismas la justificacion de su propio
fin (placentero). Tomemos como ejemplo el caso de Robert, un hombre divor-
ciado de 50 anos:

Entrevistadora: Antes me dijo que cuanto mas pasaban los anos, mas adicto
se volvia a la fantasia. iQue quiso decir? ^A que se refiere con la palabra
fantasia? ^Se refiere a un amor que no puede concretarse?
Robert: Si, y creo que, cuanto mas grande soy, mas me gustan esos
amores.
Entrevistadora: Que interesante. ^Sabe por que?
Robert: Me dan un placer enorme.
Entrevistadora: ^Podria explicar por que?
Robert: Porque resuelven el problema existencial de la simbiosis entre lo
emocional y lo intelectual. Si el amor no se concreta sexualmente pero
si se concreta psiquicamente, proporciona satisfaccion. Lo que es tan
satisfactorio es precisamente que no este satisfecho, que no se haya con-
cretado. Que la promesa no se haya hecho realidad permite que cualquier
gesto mmimo, cualquier sonrisa, cualquier movimiento de la mano se
cargue de significado. Un mensaje de texto por la manana que diga
“ jBuen dia!” adquiere un significado enorme.
[...]

Entrevistadora: ^Se ha enamorado alguna vez de mujeres que no estuvie-


ran disponibles?
Robert: SJ, absolutamente.
Entrevistadora: ^Le resulta mas atractivo?
304 • Por que duele el amor

Robert Me cuesta contestar eso, porque cada vez que me enamoro, siem-
pre me parece que es el gran amor de mi vida. Pero si, en general, diria
que si, porque puedo fantasear mas con ellas.

Deseo y fantasia son aqm una misma cosa en tanto se fusionan alrededor de un
amor que no se concreta. La imaginacion se transforma en modo y vector del
deseo, y viceversa, el deseo se vive de manera mas intensa en la imaginacion.
Desear y fantasear son actividades que se entrelazan y que se han tomado auto-
telicas. Tomemos ahora el ejemplo de Daniel, otro entrevistado que ya men-
cionamos en los capitulos 3 y 4:

Odio los encuentros de una sola noche. Siento un vario. Yo necesito


todo el paquete que me permite fantasear. Necesito la fantasia [...]. Sin
amor, no tengo nada que me inspire en mi trabajo, es mi droga, no
puedo estar solo. Digo, no puedo estar solo en mi cabeza, no me refiero
a estar solo fisicamente. N o me interesa para nada la intimidad entre
cuatro paredes. Para mi se acabo todo ese asunto de la vida domestica,
pero no la fantasia.

En este ejemplo, la fantasia se opone, por un lado, a las relaciones puramente


sexuales (los encuentros de una sola noche) y, por el otro, a la vida domestica.
A mi juicio, esto ocurre porque tanto unas como la otra impiden el desarrollo
de la imaginacion, facilitada a su vez por los formatos estetico-narrativos. En
palabras de Marianne, una francesa de 44 anos que mantiene una relacion de
larga distancia con un hombre estadounidense, “ me conviene mucho mas que
el viva lejos, siento que nuestra relacion va a ser siempre hermosa, porque vi-
vimos gran parte de ella en la imaginacion”. Como lo indican estos ejemplos,
lo que forma el centro mismo de la imaginacion hipermodema es el deseo del
deseo, ese mantenerse en un estado de deseo perpetuo, esa decision de demorar
la gratificacion del deseo precisamente para mantener el deseo y lograr que su
objeto conserve una forma estetica. De hecho, la fantasia se entrelaza con la
intensidad emocional, o sea que la capacidad de imaginar produce sentimientos
que se experimentan con gran vigor. El rechazo a la vida domestica se debe a que
esta amenaza la capacidad de vivir las emociones a traves de escenarios imagi-
De la imaginacion romantica a la decepcion • 305

nados. Es mas, en las respuestas de las personas entrevistadas, la fantasia no aspira


a la posesion del objeto, sino que se vuelve sobre si misma, sobre los placeres
fantasmaticos que proporciona. Como senalajohn Updike, “ un beso imaginado
se controla con mas facilidad, se disfruta con mas intensidad y supone menos
desorden que un beso real” .60 Haciendose eco de esta concepcion, una entre-
vistada de 47 anos hablaba de la siguiente manera sobre una relacion extrama­
trimonial que tuvo:

Veronica: La parte mas placentera de todas era, seguramente, el tema de


los mensajes de correo que nos mandabamos, cada uno desde su casa, sin
que nuestras parejas lo supieran. Era todo ese sufrimiento tan lindo de
esperar para verlo, de fantasear con el todas las noches, todas las mananas,
cuando estaba en el trabajo. Estar en la situacion de no poder verse ni
hablar cuando uno quiere te hace desearlo mucho. A veces incluso me
preguntaba a mi misma si el no me gustaba mas en la imaginacion que en
la vida real, porque la fantasia era una sensacion mucho mas intensa.
Entrevistadora: ^Podria explicar por que?
Veronica: Bueno, que pregunta, es muy dificil de contestar. [Silencio pro-
longado]. Supongo que es porque puedes controlar todo de manera
mucho mas ordenada, todo se ve como quieres que se vea; cuando escri­
bes, te muestras como quieres aparecer, no cometes ningun error. Claro
que puedes sufrir mucho si el no te contesta, pero es como si te escribie-
ras tu propio guion, mientras que, cuando lo ves, enseguida se vuelve
todo mas complicado, te pones mas ansiosa, mas irritable, quieres estar
con el, te quieres ir corriendo, el tipo te gusta, despues no te gusta. No
se por que, al escribir, todos los sentimientos son lo que deben ser.

La fantasia y la imaginacion no se asocian aqm con el desorden, como se ha


pensado tantas veces en la larga tradicion cultural de condena contra la imagi-
nacion, sino con el control, con la capacidad para dominar y moldear los pro-
pios pensamientos, y para darle a la experiencia una forma estable y estetica. Las
fantasias de estas personas son autotelicas, vividas por el placer mismo de fanta­
sear y consideradas como una fuente de placer, mas que de sufrimiento. Otro
ejemplo es el de Orit, una mujer de 38 anos que trabaja como secretaria ejecu-
306 • Por que duele el amor

tiva en una o n g . Aqm, cuenta como se enamoro de un hombre que conocio


por Internet tres anos antes de la entrevista:

Orit: Intercambiamos correspondencia durante un tiempo muy largo, y


yo empece a sentir que lo conoria muy bien.
Entrevistadora: ^Se llegaron a conocer en persona?
Orit: No. Una vez, hace dos anos, creo, decidimos encontramos, pero el
cancelo a ultimo momento.
Entrevistadora: despues no lo vio?
Orit: No. No se muy bien por que cancelo, creo que se acobardo o algo ask
Entrevistadora: ^Eso modifico lo que usted sentia por el?
Orit: Para nada. Yo lo segma amando. En todos estos anos siento que el es
la unica persona que amo. Siento que estamos muy cerca, aunque ya no nos
sigamos escribiendo. Siento que lo conozco muy bien y que lo entiendo.
Entrevistadora: Usted se siente cerca de el.
Orit: Si.
Entrevistadora: Pero, jcomo? ^Si no lo vio nunca en persona?
Orit: Bueno, antes que nada, me conto muchas cosas de el. Nos manda-
bamos mensajes de correo todo el tiempo. Con todas las nuevas tecno-
logias, se puede saber mucho de la otra persona. En Facebook, puedo ver
quienes son sus amigos, que hizo, adonde fue de vacaciones, sus fotos, a
veces siento casi como si estuviera ahi conmigo. Puedo verlo cuando se
conecta a gmail, puedo ver cuando entra, cuando esta ocupado en skype,
puedo ver que musica descargo y que esta escuchando. Es como si estu-
viera cerca, en mi cuarto, todo el tiempo. Puedo ver lo que hace, lo que
escucha, a que recitales fue, as^ que me siento muy cerca de el.

Aqm no queda claro en que medida esta mujer interactua con un personaje real
o imaginario. A mi entender, sus emociones tienen un estatuto epistemologi-
camente intermedio. Como todavia no conoce al hombre en persona y sus
emociones son autogeneradas casi por completo (pues no las genera una inte-
raccion real y ya ni siquiera una interaccion virtual), se trata de emociones
ficcionales. Sin embargo, como interactua con dispositivos tecnologicos reales
(gmail, las fotos de Facebook, etcetera), cabe afirmar que se trata de emociones
De la imaginacion romantica a la decepcion • 307

ficcionales interactivas, pues su punto de anclaje son los objetos tecnologicos


que a su vez objetivizan a la persona virtual y la hacen presente. Podriamos
argumentar que, en estos casos, la tecnologia cumple la funcion de generar
emociones ficcionales “presentificando la ausencia”. Al parecer, la tecnolog^a
de Internet sostiene las relaciones justamente por medio de los modos en que
crea una presencia fantasmatica. Asi, cuando hablamos de un “miembro fan-
tasma” nos referimos a una parte del cuerpo que ha sido amputada pero cuya
presencia neurologica el sujeto aun siente. En la misma lmea, la tecnologia de
Internet genera “sentimientos fantasma” , es decir, sentimientos que se vivencian
como si estuvieran basados en estimulos de la vida real, pero cuyo objeto con-
creto en realidad esta ausente o no existe. Esto es posible gracias a los dispositi-
vos tecnologicos que imitan la presencia. Mientras que el cine y la literatura
generaban sentimientos mediante una serie de mecanismos de identificacion
muy potentes, las nuevas tecnologias generan sentimientos mediante la elimi-
nacion de la distancia y la imitacion de la presencia, ademas de proporcionar un
punto de anclaje objetivo a las emociones. Mas que ningun otro tipo de tecno-
logia cultural, la de Internet permite que la imaginacion, con muy poco con-
tacto sensorial, produzca emociones que se tornan autotelicas, que se alimentan
y se sustentan a si mismas. Si la imaginacion es la capacidad de hacer presente
aquello que esta ausente, los medios virtuales ofrecen un modo radicalmente
novedoso de manejar la relacion entre presencia y ausencia. De hecho, una de
las principales dimensiones en las que va variando la imaginacion y va constru-
yendo su propia historia es la relacionada con las diferencias y las innovaciones
en los modos de manejar la ausencia y la presencia, asi como en los modos de
sustentarse. En este sentido, la imaginacion autotelica se torna inmune a las
interacciones de la vida real y se organiza en funcion del material ficcional y de
los dispositivos tecnologicos.

Conclusion
En el presente capkulo se documentan varios procesos, a saber: el incremento
en la codificacion y la movilizacion de la fantasia como actividad cognitiva y
emocional corriente en la esfera amorosa; el vinculo entre la decepcion y la
estructura de la vida diaria y de la intimidad, que obstaculiza el desplazamiento
y la transicion entre la fantasia y la existencia cotidiana, con la consiguiente
308 • Por que duele el amor

decepcion; la racionalizacion del deseo y la imaginacion por parte de las tecno-


logias densas en informacion; y la autonomizacion progresiva del deseo y la
imaginacion, o sea, la transformacion de dichas actividades en fines por si mis-
mas, sin objetos ni objetivos esperificos. Por todo lo expuesto, podemos afirmar
que la imaginacion en tanto practica cultural ha adquirido al mismo tiempo un
alto grado de institucionalizacion y un alto grado de individualizacion. Es pro-
piedad de individuos cada vez mas monadicos cuya fantasia carece de un objeto
esperifico de indole concreta, o al menos tiene dificultades para quedar fija en
un solo objeto. Por lo tanto, mientras que las relaciones concretas se explican y
organizan cada vez mas en funcion de las normas procedimentales, el ejercicio
de la imaginacion se orienta cada vez mas hacia una forma de deseo autotelico,
deseo este que se alimenta a si mismo y resulta practicamente incapaz de operar
la transicion entre la fantasia y la vida cotidiana. Todas estas transformaciones
descomponen la estructura clasica del deseo, que se funda en la volicion y se
orienta hacia un objeto determinado, y que permite el manejo de las tensiones
entre la realidad y los objetos imaginados, asi como el desplazamiento y los
pasajes entre una y los otros.
7
Epflogo

Si pudiera impedir
que un corazon se rompa
no habre vivido en vano.
Si pudiera calmar
el dolor de una vida,
o hacer mas llevadera una tristeza,
o ayudar a algun debil petirrojo
a que vuelva a su nido,
no habre vivido en vano.
Emily Dickinson, “ N ° 982” 1

Si este libro tiene alguna pretension por fuera de lo academico, es ayudar a


“ calmar el dolor” que provoca el amor mediante una explicacion de sus funda-
310 • Por que duele el amor

mentos sociales. En nuestra epoca, tal labor solo puede realizarse si empezamos
por dejar de dar instrucciones y recetas a personas que ya de por si estan bastante
sobrecargadas con el imperativo tiranico de vivir la vida y el amor sin sufrimien-
tos ni trastornos. Espero haber demostrado que el “ miedo al amor” , el “amor
en exceso” y todas las ansiedades y decepciones inherentes a tantas experiencias
amorosas tienen su causa en la reorganizacion social de la sexualidad, del pro-
ceso de eleccion de pareja, de los modos de reconocimiento dentro del vinculo
amoroso y del deseo mismo.
Sin embargo, antes de comenzar con una recapitulacion de estos cambios,
pe^mtaseme aclarar algunos malentendidos que este libro podria haber generado
sin intencion alguna. Bajo ninguna circunstancia pretendo afirmar aqm que el
amor moderno siempre es una experiencia infeliz ni que el amor victoriano fuera
una opcion mas preferible o mejor que nuestra version actual de lo romantico.
Las cartas y las novelas de otras epocas, con sus rasgos estilizados, no me han
servido como parametros normativos sino, sobre todo, como herramientas ana-
Hticas para poner de relieve las caracteristicas de la condicion moderna. No de-
bemos olvidar que las mujeres del pasado, por mas que se les rindiera culto, se
encontraban en un estado de dependencia o, incluso, de postracion cuyo fin no
merece nuestros lamentos. De hecho, existen muchisimas formas modernas del
“amor feliz” y su modernidad reside tanto en aquello que las hace felices como
en los conflictos que atraviesan. No me ocupe de ellas en este libro porque con-
sidero que la infelicidad reclama la atencion academica con mayor urgencia, pero
estoy convencida de que la igualdad, la libertad y la busqueda de la satisfaccion
sexual, asi como las muestras de carino y autonomfa sin distincion de genero,
constituyen manifestaciones de las promesas cumplidas del amor moderno.
Cuando hombres y mujeres (en vmculos heterosexuales u homosexuales) cum-
plen esas promesas, creo que sus relaciones son felices no solo porque se adaptan
a las condiciones normativas de la modernidad, sino tambien porque encaman
ciertos ideales normativamente superiores a los de epocas pasadas. Asimismo,
aunque en este libro se adopta la perspectiva de las mujeres y, en gran medida,
se explican sus conflictos, no se pretende plantear bajo ningun concepto que l ° s
hombres carezcan de dificultades en la esfera del amor. Me he concentrado en
las mujeres porque el terreno femenino me resulta mas familiar, porque la mujer
ha sido objeto constante de la industria psicologica de la autoformacion y nece-
Epflogo • 311

sita con urgencia dejar de indagar penosamente sobre las supuestas “falencias” de
su psiquis; y porque, como muchas otras personas, creo que el sufrimiento emo-
cional se relaciona, de modo complejo, con la organizacion del poder polfrico-
economico. Uno de los principales misterios o motivos de malestar que trata de
esclarecer este libro es el hecho de que la revolucion feminista (necesaria y salu-
dable, pero aun inconclusa) no haya respondido al profundo anhelo de amor y
pasion que sienten todas las personas, del genero que sean. La libertad y la igual-
dad no deben moverse del lugar central que ocupan entre nuestros ideales nor-
mativos sobre el amor, pero aqm me he propuesto arrojar luz sobre los
siguientes interrogantes culturales: ^Es factible que dichos ideales polfricos pue-
dan organizar la pasion y el compromiso? Y en caso afirmativo, ^de que modo
podrian hacerlo? En este sentido, las mujeres heterosexuales de clase media se
encuentran en una posicion historicamente inedita, pues nunca han sido mas
soberanas de su cuerpo y sus emociones, pero a la vez estan dominadas emocio-
nalmente por los hombres de un modo que no tiene precedentes.
El tercer malentendido que pretendo disipar con este epilogo tiene que ver
con la idea de que el “ amor infeliz” es un fenomeno novedoso, vinculado con
la modernidad, o incluso que las personas enamoradas sufren mas actualmente
que en el pasado. En realidad, las punzadas del sufrimiento romantico constitu-
yen un tropo literario tan antiguo como la representacion misma del amor, y
en el pasado hay numerosos ejemplos y modelos de la angustia que este causa.
Sin embargo, asi como el dolor autoinfligido en la modernidad difiere de los
ritos medievales de autoflagelacion, el sufrimiento amoroso de nuestra epoca
contiene nuevas experiencias sociales y culturales. Esto no implica, obviamente,
que en dichas experiencias no subsistan ciertos elementos resistentes al cambio,
pero si toda investigacion supone una decision deliberada acerca de que aspec-
tos tomar para su estudio y cuales dejar afuera, para el presente trabajo he deci-
dido concentrarme en todo aquello que tiene de novedoso el sufrimiento
romantico actual. Por lo tanto, aqui se plantea que el amor romantico consti-
tuye el ambito de un proceso paradojico. El yo moderno esta mucho mejor
preparado para afrontar experiencias reiteradas de abandono, ruptura y traicion
que el yo del pasado, y ello es gracias al desapego, la autonomia, el hedonismo,
la iroma y el cinismo. Es mas, desde muy temprana edad, la mayoria de las per­
sonas esperan que el derrotero del amor romantico suponga una travesia agitada.
312 • Por que duele el amor

Ahora bien, lo que me propongo demostrar en este libro es que justamente a


causa de las numerosas estrategias que hemos elaborado para afrontar la fragilidad
y la naturaleza intercambiable de las relaciones, muchos aspectos de la cultura
contemporanea privan al yo de la capacidad de forjar y vivenciar plenamente la
experiencia de la pasion, soportando las dudas e incertidumbres que acompanan
el proceso amoroso y el apego a otra persona. El amor ha cambiado de forma
en tanto han cambiado los modos en que causa dolor.
Por ultimo, aunque este libro pretende dar cuenta de los mecanismos de eva­
sion masculina y de las dificultades que tienen los hombres para formar vinculos
emocionales solidos, mi intencion no ha sido responder al lamento cultural por
“ donde han ido a parar los hombres” ni acusar de nada a la libertad sexual en si
misma. Mas bien, la intencion es comprender cuales son las fuerzas sociales que
dan forma a la evasividad emocional masculina y cuales son las consecuencias
de la libertad sexual, sin presuponer que los varones son seres insuficientes por
naturaleza ni que la libertad deba ser el valor supremo de nuestras practicas
sociales. Si consideramos, como muchos otros autores, que el culto a la libertad
en la esfera economica puede producir consecuencias devastadoras y que, de
hecho, las produce (como en el caso de la incertidumbre economica y las desi-
gualdades de ingresos), entonces, como minimo, debemos preguntamos por sus
consecuencias en la esfera de las relaciones personales, emocionales y sexuales.
El examen cntico de la libertad en una esfera debena trasladarse simetricamente
a las otras esferas. El pensamiento radical no debe abstenerse de analizar y cues-
tionar las consecuencias imprevistas de sus premisas y valores mas profundos,
como ocurre en este caso con la libertad. Asi como en la esfera economica ge­
nera desigualdades y las invisibiliza, en la esfera sexual tambien surte el efecto de
invisibilizar las condiciones sociales que posibilitan la dominacion emocional
de los varones sobre las mujeres. Uno de los temas principales que se plantean
en este libro es muy sencillo: bajo las condiciones de la modernidad, los hom­
bres cuentan con un abanico de opciones sexuales y emocionales mucho mas
amplio que las mujeres, con lo cual se produce un desequilibrio que genera
dicha dominacion emocional. El objetivo de este trabajo ha sido llevar la disci-
plina sociologica adonde reina la psicologia para hacer aquello que mejor sabe
la sociotagia de la cultura, es decir, para demostrar que los recovecos mas pro­
fundos de nuestra subjetividad estan configurados por entidades tan “ amplias”
Epflogo • 313

como la transformacion en la ecolog^a y la arquitectura de la eleccion sexual.


Las experiencias corrientes que provocan sufrimiento emocional, como el de-
samor, el abandono y el desapego, han sido moldeadas por las instituciones y los
valores centrales de la modernidad. Por lo tanto, la gran ambicion de este libro
es hacer con las emociones (o por lo menos con el amor romantico) aquello que
hizo Marx con la mercanda, es decir, demostrar que estan configuradas por las
relaciones sociales, que no circulan de manera libre e irrestricta, que su caracter
magico en realidad es social, y que condensan y contienen en si a las institucio­
nes de la modernidad.
Sin duda, no debemos exagerar la distincion entre lo premoderno y lo mo-
derno. Al fin y al cabo, los hombres y las mujeres de la era premoderna se ca-
saban con cierto grado de autonomia, se enamoraban, se abandonaban y
operaban en la esfera amorosa con un sentido relativo de la libertad de eleccion.
Sin embargo, como espero haber demostrado, la sociologia intenta dar cuenta
del rumbo que ha tomado la cultura y de sus tendencias generales, por lo cual
se encuentra en una posicion que le permite plantear que, mas alla de la subje-
tividad particular de cada uno, se ha producido un cambio fundamental en
dicha libertad, es decir, en sus modos de institucionalizarse dentro de la catego-
ria cultural moderna de eleccion. A su vez, dicha institucionalizacion ha modi-
ficado los terminos de la negociacion y el intercambio emocional entre hombres
y mujeres. La infelicidad de hombres y mujeres en la esfera romantica contiene,
representa y pone en acto los conflictos de la libertad y el ejercicio de la elec­
cion en la actualidad. Dichos conflictos presentan una estructura compleja que
gira en torno a los siguientes procesos fundamentals:

La transformacion en la ecolog^a y la arquitectura de la eleccion romantica. Por causas


normativas (la revolucion sexual), tecnologicas (el surgimiento de Internet, con
los correspondientes sitios de encuentros online) y sociales (el debilitamiento de
la endogamia racial, etnica y de clase), el proceso de busqueda y seleccion de
pareja se ha visto modificado profundamente. La idea de la “ gran transforma­
cion” en la esfera amorosa constituye una herramienta analitica para dar cuenta
de las diferencias en la organizacion social de la eleccion entre la era premo-
derna y la era contemporanea. Al contrario de lo que suele pensarse, he plan-
teado en el presente trabajo que la eleccion moderna (en tanto categoria
314 • Por que duele el amor

cognitiva y reflexiva) se ha tornado mucho mas relevante en el proceso de


busqueda y hallazgo del objeto amoroso. La causa de esta relevancia particular
es la transformacion operada en la ecologia de la eleccion, que se distingue por
una serie de elementos, a saber: la ampliacion considerable en la cantidad de
opciones disponibles, con la consiguiente sensacion de contar con una infini-
dad de posibilidades; la prolongacion y complejizacion del proceso que lleva a
quedarse finalmente con una opcion; el refinamiento cada vez mayor de los
gustos en una variedad de dominios (desde el cultural hasta el fisico y sexual);
la individualizacion y racionalizacion del proceso destinado a evaluar a otras
personas; y, por ultimo, la incorporacion estructural en las relaciones de la idea
de que siempre se puede mejorar la eleccion realizada. Todos estos factores han
transformado el proceso de busqueda, pues lo han trasladado al plano cogni-
tivo, lo han supeditado mas a los gustos y lo han tornado a la vez racional y
emocional. Por lo tanto, en el centro mismo del amor moderno yace un nuevo
proceso de evaluacion: el yo se basa en las emociones ontologizadas, es decir,
en emociones fijas y pasibles de ser conocidas que a su vez deben servir como
hitos para orientar sus acciones. Las evaluaciones que realiza son complejas y
elaboradas, y debe aplicar en ellas una multiplicidad de escalas. Estos cambios
plantean las condiciones para una transformacion en la naturaleza del deseo y
la voluntad, de los modos en que las personas hacen promesas, anticipan el
futuro, utilizan las experiencias pasadas para tomar decisiones, consideran los
riesgos y, sobre todo, reflexionan acerca de lo que desean y quieren cuando
aman a otra persona.

El surgimiento del campo sexual. El campo sexual es un ambito social en el que


la sexualidad pasa a ser una dimension autonoma de emparejamiento, un area
de la vida social que presenta un alto grado de mercantilizacion y un criterio
independiente de evaluacion. La existencia del campo sexual implica que los
actores sociales que en el participan estan abocados a una labor incesante de
evaluacion de las otras personas, saben que tienen mucha competencia y rea-
lizan dichas evaluaciones en virtud de tal estado de competencia. Dentro del
campo sexual, los actores compiten entre si en tres sentidos, a saber: (a) com-
piten por las parejas sexuales mas deseables; (b) compiten para determinar
quien acumula mas parejas sexuales, y (c) compiten en la exhibicion de sus
Epflogo • 315

propias proezas sexuales y de su sensualidad. Los mercados matrimoniales, por


su parte, incorporan estas dimensiones de la competencia, pero agregan otras,
como el estatus socioeconomico, la personalidad y el nivel cultural. En el
mercado matrimonial, la eleccion se realiza en virtud de los criterios de estatus
economico, atractivo fisico, educacion, ingresos y otros atributos menos tan­
gibles, como la personalidad, el encanto o el sex appeal. El hecho de que exista
un mercado matrimonial no es un dato natural, sino un fenomeno historico
provocado por la transformacion en la ecologia de la eleccion amorosa. Nunca
antes habia sucedido que hombres y mujeres de distinta clase social, distinta
religion y distinta raza se encontraran, por asi decirlo, en un mercado libre y
desregulado donde los atributos como la belleza, la sensualidad y la clase social
se evaluaran e intercambiaran de modo racional e instrumental. Aunque los
mercados matrimoniales conviven con el campo sexual, este ultimo con fre-
cuencia los antecede y, por lo tanto, interfiere en ellos, ya que las personas
tienden a quedarse mas tiempo en el o a preferirlo antes que al mercado ma­
trimonial. Ahora bien, el campo sexual es dominado por los varones porque
pueden permanecer en el durante mas tiempo y tienen a su disposicion un
grupo mas numeroso de mujeres entre las cuales elegir. Esta mayor disponibi-
lidad de opciones genera que los hombres, sobre todo los de clase media alta,
dominen el campo sexual. Tal dominacion se refleja en su mayor renuencia a
formar vmculos estables de largo plazo. Esta dinamica del campo sexual, com-
binada con la nueva ecologia y la nueva arquitectura de la eleccion, crea las
condiciones para la dominacion emocional de las mujeres por parte de los
hombres y les otorga ventaja a estos ultimos por tres motivos principales. Pri-
mero, el estatus social masculino depende hoy en dia mucho mas de los logros
economicos que de la constitucion de una familia con hijos. Segundo, la re-
produccion no los define biologica ni culturalmente, con lo cual la busqueda
masculina puede prolongarse mucho mas en el tiempo que la femenina. Y
tercero, dado que los hombres emplean la sexualidad como simbolo de estatus,
que las normas del atractivo sexual dan mayor valor a la juventud y que la
discriminacion etaria proporciona una ventaja a los varones, la cantidad de
candidatas potenciales para los hombres es mucho mayor que la de candidatos
potenciales para las mujeres. Por lo tanto, los varones y las mujeres hetero-
sexuales de clase media ingresan de distinto modo en el campo sexual: los
316 • Por que duele el amor

primeros tienden a presentar una sexualidad acumulativa caracterizada por el


desapego emocional, ya que dependen mas del mercado que del matrimonio
para la supervivencia economica, estan menos limitados por el imperativo del
reconocimiento romantico, usan la sexualidad como muestra de estatus y pre-
fieren demostrar autonom^a. En cambio, las mujeres se encuentran atrapadas
en una estrategia mas conflictiva de apego y desapego. Por lo tanto, el desa­
pego y el miedo al compromiso en el caso de los varones constituyen mani-
festaciones de su posicion en el campo sexual, generada por la nueva ecologia
de la eleccion.

Los nuevos modos de reconocimiento. Las desigualdades que surgen a partir de esta
nueva ecologia giran en torno a los nuevos modos de reconocimiento. Como
en todos los campos sociales, el exito conlleva una acumulacion de estatus y
valor propio. Asi, hoy se utilizan el atractivo y el capital sexual como senales y
herramientas de valor social, lo que les otorga un papel central en los procesos
de reconocimiento. A la inversa, el fracaso en esos campos puede amenazar el
sentido del valor propio y la identidad. De este modo, el amor se convierte en
un aspecto de la dinamica de la desigualdad moral, o sea, de la desigualdad en
el sentido del valor propio. Dicha desigualdad genera una brecha entre hombres
y mujeres, pues los primeros dominan el campo, y ademas traza una division
entre las personas que tienen mas exito y las que tienen menos exito en ese
campo. En otras palabras, la desigualdad se da entre los sexos y en el seno mismo
de cada grupo sexual. Es mas, como la modernidad esta marcada por la consti-
tucion de una esfera privada que dio forma a la identidad femenina y la desco-
necto de la esfera publica, el amor es un elemento central para el sentido del valor
propio de las mujeres. Por lo tanto, en una situacion de libertad de mercado, las
mujeres necesitan mas amor para la autovalidacion y, al mismo tiempo, tambien
desean un compromiso mas intenso e inmediato. La transformacion en la ecolo-
gia y la arquitectura de la eleccion amorosa, sumada a la relacion entre el amor y
el valor social, indica que las desigualdades de genero se encarnan hoy en las
cuestiones emocionales mas que en las cuestiones sociales. La gran difusion de los
libros sobre las diferencias entre “Marte” y “Venus” no hace mas que confirmar
el intento de comprender en temunos psicologicos un fenomeno que en realidad
es de naturaleza sociologica, a saber: la reorganizacion de las diferencias de ge-
Epflogo • 317

nero en torno al amor como fuente de valor para las mujeres o de capital sexual
para los hombres.

El enfriamiento del deseo y el debilitamiento de la voluntad. La iroma, el miedo al


compromiso, la ambivalencia y la decepcion (temas centrales en este libro y en
la experiencia amorosa) constituyen los cuatro elementos principales de un
proceso que he definido como la desestructuracion de la voluntad y el deseo,
cuya orientacion se ha desplazado de la formacion de vmculos intensos a la
formacion de una individualidad distante. Estos cuatro elementos comparten
una misma caractenstica, en tanto todos expresan la dificultad para movilizar la
totalidad del yo en el deseo por el otro, la reafirmacion de una individualidad
autonoma en los rincones mas profundos de la subjetividad y el proceso mas
general de enfriamiento de la pasion. En efecto, la capacidad misma de activar
el deseo, de fijar la atencion en un solo objeto y de adherir a la cultura del amor
se ha visto modificada. El deseo mismo ha cambiado en intensidad y en los
modos de irradiarse a partir del yo. Primero, frente a una variedad mayor de
opciones, el deseo se apoya en ciertas formas de introspeccion y autoindagacion
altamente cognitivas. Segundo, la comparacion entre distintas opciones atenua
la intensidad de las emociones. Tercero, el deseo hoy se da en un entorno cul­
tural donde predomina el procedimentalismo, es decir, la implementacion de
normas abstractas y formales que rigen las relaciones con otras personas y la
propia vida emocional. Cuarto, mientras que el deseo premoderno estaba go-
bernado por la economia de la escasez, el deseo en la actualidad esta gobernado
por una economia de la abundancia generada por la libertad sexual en terminos
normativos y por la mercantilizacion del sexo. Por ultimo, como el deseo ha
migrado a la esfera de la imaginacion, la posibilidad de sostenerlo en las inte-
racciones concretas se ve amenazada. En ese sentido, el deseo se debilita, pero
tambien se fortalece: se debilita porque no cuenta con el sustento de la volun­
tad (pues la abundancia de opciones no tiende a estimular sino a amedrentar la
voluntad), pero a la vez se fortalece cuando migra al ambito de las relaciones
indirectas y virtuales.

Por todo lo expuesto, este libro puede aparecer como una critica contra el amor
moderno, pero resultara mas provechoso leerlo como un intento de contrarres-
318 • Por que duele el amor

tar las opiniones predom inates acerca de que los varones son naturalmente
incapaces de conectarse con otras personas por motivos psicologicos y biologi-
cos, mientras que a las mujeres les conviene cambiar su propia configuracion
ps^quica para encontrar y conservar el amor. De hecho, la biologia y la psico-
logia, como modos de explicacion y legitimacion para las dificultades de las
relaciones amorosas, no son la respuesta sino que constituyen parte del pro-
blema. Si la desigualdad emocional entre hombres y mujeres esta inscrita en la
biologia, la evolucion o la inmadurez en el desarrollo de la psiquis, dichas di-
ferencias se han visto enormemente amplificadas y, en cierta medida, hasta
justificadas por la cultura y las instituciones de la modernidad, sobre todo de-
bido a la transformacion de los modelos de subsistencia economica, la mercan-
tilizacion del sexo, y la libertad e igualdad normativa entre hombres y mujeres.
Por lo tanto, la terminologia relacionada con Marte y Venus que utilizamos
para dar cuenta de nuestras diferencias y atenuarlas no sera suficiente. Es mas,
solo servira para profundizar la naturalizacion de tales diferencias, que en reali­
dad han sido creadas por la cultura. Esa terminologia supone que hombres y
mujeres son diferentes en esencia: mientras que a ellos les gusta resolver pro-
blemas, a ellas les gusta recibir reconocimiento. De acuerdo con este planteo,
la solucion residiria en que los hombres escucharan y validaran a las mujeres, y
estas respetaran la necesidad masculina de autonomia. Al parecer, esto sirve a
las personas que se encuentran desorientadas como una herramienta para nave-
gar las aguas turbulentas de las diferencias de genero. Sin embargo, en muchos
aspectos, solamente refuerza la concepcion de los varones como seres ineptos
para la esfera emocional y de las mujeres como seres que deben sanar su estruc-
tura emocional.
Por supuesto, esto no implica que hombres y mujeres no sean personalmente
responsables de sus actos. En el presente libro no se pretende de manera alguna
descartar ni menospreciar la nocion de responsabilidad personal ni la obligacion
de hacerse cargo de las propias acciones en las relaciones interpersonales. Por el
contrario, aqrn se plantea que comprender el conjunto de fuerzas mas amplias
que operan sobre dicho accionar podna contribuir a evitar el exceso de respon-
sabilizacion y a ubicar mejor el locus de la responsabilidad personal y etica.
Las personas que lean este libro con una mirada critica, como seguramente
muchas lo haran, querran saber tambien cuales son mis recomendaciones poli-
Epflogo • 319

ticas al respecto. Uno de los principales supuestos normativos subyacentes en


este trabajo es que la perdida de la pasion y la intensidad emocional constituye
una perdida cultural importante y que el enfriamiento de las emociones nos
puede transformar en personas menos susceptibles a los demas y, por lo tanto,
mas reacias a conectarnos con los otros mediante un compromiso apasionado.
En este sentido, me sumo a la opinion de Nehring y de Franzen cuando sostie-
nen que el amor apasionado implica dolor y que ese dolor no nos debe ator-
mentar. En palabras de Franzen, “ el dolor duele pero no mata. Si uno considera
la alternativa -un sueno anestesiado de autosuficiencia que la tecnologia am-
para-, el dolor surge como producto e indicador natural del estar vivo en un
mundo que resiste. Vivir una vida entera sin dolor es no haber vivido’’.2
Por lo tanto, la meta de la igu aldad emocional no es lograr que el desapego
se haga extensivo a hombres y mujeres por igual, sino que todas las personas
puedan gozar de la misma capacidad para vivir emociones fuertes y apasionadas.
Cabe preguntarse entonces por que debena ser ask Al fin y al cabo, existen
numerosos modelos eticos y filosoficos que bregan por la moderacion en todas
las esferas, y sobre todo en las pasiones. Aunque el presente trabajo rechaza de
plano la idea de que la institucionalizacion de las relaciones sea la unica alterna-
tiva viable para organizarlas, al mismo tiempo concibe la capacidad de amar que
moviliza la totalidad del yo como una capacidad fundamental para conectarse
con las otras personas y prosperar, con lo cual representa un recurso cultural y
humano de gran importancia. A mi entender, la capacidad para obtener un
significado de las relaciones y las emociones se manifiesta mejor en aquellos
vfuculos que comprometen al yo en su totalidad y le permiten concentrarse
tanto en la otra persona que se olvida de si (como ocurre, por ejemplo, en los
modelos ideales de la maternidad, la paternidad y la amistad). De hecho, el amor
apasionado disipa las incertidumbres e inseguridades que son inherentes a casi
todas las interacciones y, en ese sentido, ofrece una fuente muy importante para
la comprension y la manifestacion de aquello que nos preocupa.3 Este tipo de
amor nace del nucleo mismo del ser, moviliza la voluntad y sintetiza una varie-
dad de deseos. Como explica Harry Frankfurt, el amor nos libera de las dificul-
tades y las restricciones inherentes a la situacion de no saber que pensar o,
podriamos agregar, que sentir. La pasion amorosa pone fin al estado de indeci­
sion y al atasco de la irresolucion.4 Se trata de una clase de amor que consolida
320 • Por que duele el amor

el caracter y, en ultima instancia, es el unico tipo de amor que sirve como


brujula para orientar nuestra vida. El estado de indecision en cuanto a lo que
amamos, provocado por la abundancia de opciones, el ideal de autonomia y la
dificultad para entender las propias emociones a partir de la autoindagacion,
impide que sintamos un compromiso apasionado y que entendamos quienes
somos para nosotros mismos y para el mundo. Por estos motivos, no puedo
menos que cuestionar el culto a la experiencia sexual que ha tomado por asalto
el panorama cultural de los paises occidentales, sobre todo en tanto creo que ese
tipo de libertad sexual tan mercantilizada interfiere con la capacidad de hombres
y mujeres para forjar vmculos intensos, significativos e integrales, vmculos estos
que nos permiten saber que clase de persona nos importa y nos preocupa.
Ahora bien, el feminismo radical y el liberal deben responder a la situacion
contemporanea tanto desde una perspectiva analmca como desde una mirada
normativa: dado que las mujeres aun no se muestran dispuestas a renunciar a la
idea del amor romantico y que hoy en dia conocen a los hombres en un campo
sexual de naturaleza abierta, la acumulacion de capital sexual es un fenomeno
que debe ponerse en cuestion y someterse a analisis para elaborar nuevas estra-
tegias que permitan lidiar con la desigualdad emocional y alcanzar los objetivos
mas amplios de las mujeres, que ademas son de indole etica y social. Desde el
punto de vista de la etica feminista y kantiana, debenamos cuestionar el modelo
cultural de la acumulacion de capital sexual. Si el feminismo de la segunda ola
abrio las compuertas de la represion sexual, ya es hora de que reexaminemos
los estados de alienacion y distanciamiento que han generado la interaccion y
la interseccion de la libertad sexual con las emociones y la economia. En la
medida en que la economia y la reproduccion biologica en el marco de la fa-
milia heterosexual sigan institucionalizando las desigualdades de genero, la li­
bertad sexual continuara siendo una carga para las mujeres. Por lo tanto, lo que
debe analizarse es como lograr que la sexualidad se transforme en un dominio
de la conducta humana regulado al mismo tiempo por la libertad y por la etica.
La revolucion sexual, deseosa de poner fin a los tabues y de alcanzar la igualdad,
ha dejado a la etica fuera del ambito del sexo. Finalmente, lo que se plantea en
este libro es que el proyecto de la autoexpresion por medio de la sexualidad n °
puede quedar separado de la pregunta por nuestros deberes frente a las otras
personas y sus emociones. Asi, debemos dejar de concebir la psiquis masculina
Epflogo • 321

como una entidad intrinsecamente debil o desapegada, pero tambien debemos


abrir a debate el modelo de acumulacion de capital sexual promovido por la
masculinidad moderna y adoptado o imitado con demasiada vehemencia por
las mujeres. Asimismo, debemos rearticular modelos alternativos para el amor,
modelos en que la masculinidad no resulte incompatible con un compromiso
apasionado, sino que ambos elementos sean sinonimos. En lugar de criticar a
los hombres y endilgarles una supuesta incapacidad emocional, debenamos
invocar nuevos modelos de masculinidad emocional que no se basen en una
sexualidad acumulativa. Una invocacion cultural de esa indole podna incluso
acercamos un poco mas a las metas del feminismo, que consisten en construir
modelos eticos y emocionales coherentes con la experiencia social femenina,
pues al desvincularse de la conducta etica, la sexualidad (tal como la conocemos
hace treinta anos) se ha transformado en escenario de una lucha descamada que
deja a muchos hombres y, sobre todo, a muchas mujeres en estado de resenti-
miento y extenuacion.
Existe entonces una paradoja que se ha tratado de analizar en este trabajo: si
bien se ha producido un enfriamiento de la emocionalidad, el amor y el ro­
mance, y la pasion resulta vagamente absurda para la mayona de las personas,
que rechazanan con cinismo o incluso con cierta repulsion la retorica de las
cartas de amor escritas en los siglos x v i i i y x i x , al mismo tiempo, como he in-
tentado demostrar, el amor se ha tomado mas fundamental que nunca para la
determinacion del valor propio. Dado que tantos elementos de nuestra cultura
estan senalando con el dedo a nuestra psiquis, se considera que, cuando fracasa
una historia de amor, el motivo es alguna incompetencia psicologica de nuestra
parte. Por tal motivo, los fracasos amorosos amenazan con debilitar los cimien-
tos mismos del yo y, en consecuencia, el amor en la modernidad requiere un
quantum infinito de conversaciones con nuestras amistades, sesiones de psicote-
rapia, consultas y consuelos. De hecho, el amor es mas que un ideal de nuestra
cultura: constituye un sosten social del yo. N o obstante, los recursos culturales
que lo toman constitutivo del yo han sido esquilmados. Justamente por ello,
hace falta que la etica regrese de manera urgente a la esfera de las relaciones
sexuales y emocionales, en tanto dichas relaciones han adquirido una importan-
cia crucial para la formacion de la dignidad y el valor propio. Por lo tanto, este
libro, que se ocupa del amor, constituye una adhesion desembriagada a la mo-
322 • Por que duele el amor

dernidad. Si bien reconoce que es necesario sostener valores como la libertad,


la razon, la igualdad y la autonomia, tambien se ve en la necesidad de contabi-
lizar las dificultades inmensas que ha generado la matriz cultural que constituye
el nucleo de la modernidad. Como todo despertar luego de haberse embriagado,
esta adhesion a la modernidad carece del fervor de las utopias y de las acusacio-
nes, pero ofrece la serena esperanza de que la lucidez y la autocomprension nos
ayuden a vivir mejor en nuestros tiempos y, tal vez, a reinventar nuevas formas
de la pasion.
Notas
1. In tro d u c c i6 n . E l t o ^ n e n to d e l a m o r

1 S . F ir e sto n e , T h e D ia le c tic o f S e x : T h e C a s e f o r F e m in ist R e v o lu tio n , N u e v a Y o r k , B a n t a m ,

1 9 7 0 , p . 1 2 9 [trad . e sp .: LA dialectica d el s e x o , B a r c e lo n a , K a ir o s , 1 9 7 6 , p . 1 6 2 ].

2 E . B r o n t e , W u th erin g H e ig h ts, O x f o r d , O x f o r d U n iv e r s it y P re ss, 2 0 0 8 [1 8 4 7 ] [trad . e sp .:

C u m b r e s borrascosas, M a d r id , S ir u e la , 2 0 1 1 ] .

3 G . F la u b e r t, M a d a m e B o v a r y , N u e v a Y o r k , C o u r i e r D o v e r P u b lic a tio n s , 1 9 9 6 [1 8 5 7 ], p . 14 5

[trad . e sp . m o d ific a d a : M a d a m e B o v a ry , B a r c e lo n a , A lta y a , 1 9 9 4 , p p . 2 7 3 - 2 7 4 ] .

4 S. d e B e a u v o ir , T h e S e c o n d S e x , N u e v a Y o r k , V in ta g e B o o k s , 1 9 7 0 [1 9 4 9 ] [trad . e s p .:

E l seg u n d o se x o , B u e n o s A ir e s , S ig lo x x , 1 9 5 4 ].

5 V e a se la n o ta l .

6 T . - G . A t k in s o n , " R a d i c a l F e m in is m a n d L o v e ” ( 1 9 7 4 ) , e n S . O s t r o v W e is s e r ( c o m p .) , •

W o m en a n d R o m a n c e : A R e a d e r , N u e v a Y o r k , N e w Y o r k U n iv e r s ity P re ss, 2 0 0 1 , p p . 1 3 8 - 1 4 2 .

7 C . A . M a c K i n n o n , S e x u a l H a ra s sm e n t o f W o rk in g W o m e n : A C a s e o f S e x D isc r im in a tio n , N e w

H a v e n , Y a le U n iv e r s ity P re ss, 1 9 7 9 ; A . R i c h , " C o m p u l s o r y H e te r o s e x u a lity a n d L e s b ia n

E x is t e n c e ” , e n S ig n s , 5 ( 4 ), 1 9 8 0 , p p . 6 3 1 - 6 6 0 [tr a d . e sp .: " L a h ete rosex^u alid ad o b lig a t o r ia y la

e x is te n c ia le s b ia n a ” , e n M . N a v a r r o y C . S t im p s o n (c o m p s .), S e x u a lid a d , g e n e ro y roles s e x u a le s, *

B u e n o s A ires, fce , 1 9 9 9 , p p . 1 5 9 - 2 1 1 ] ; S. S c h e c t e r , " T o w a r d s a n A n a ly sis o f t h e P e rs iste n c e

o f V i o l e n c e a g a in st W o m e n in th e H o m e ” , e n A e g is : M a g a z in e on E n d in g V iolence a g a in st

W o m en , ju li o - a g o s t o d e 1 9 7 9 , p. 4 7 ; S . S c h e c t e r , W om en a n d M a t e V io len ce: T h e V isio n s

a n d S tru g g les o f t h e B a tte re d W o m e n ’s M o v e m en t, N u e v a Y o r k , S o u th E n d P ress, 1 9 8 3 .

8 P a ra u n an alisis e x c e le n te d e e sta c u e s tio n , v e a s e A . S w id le r , T a lk o fL A v e , C h ic a g o ,

U n iv e r s ity o f C h i c a g o P re ss, 2 0 0 1 .

9 H . F r a n k fu r t, T h e R e a s o n s o f L o v e , P r in c e to n , P r in c e to n U n iv e r s ity P ress, 2 0 0 4 , p. 5 [trad.

e s p .: L A s ra z o n e s d e l am o r, B a r c e lo n a , P a id o s Ib e ric a , 2 0 0 4 ] .

1 0 E C h o w e r s , The M o d e rn S e i f in the LAbyrinth, C a m b r id g e , ma, H a r v a r d U n iv e rsity P ress, 2 0 0 3 .

11 C it a d o y t r a d u c id o al in g les e n P. W a g n e r , A S o d o /o g y o f M o d e rn ity : L ib e rty a n d D is d p lin e ,

L o n d r e s , R o u t l e d g e , 1 9 9 4 , p . xiii [trad . e sp .: C . M a r x , E l 18 b ru m ario d e L u is B o n a p a r te ,

B u e n o s A ire s, A n t e o , 1 9 7 2 , p. 1 5 ].

12 M . W e b e r , " R e l i g i o u s R e je c t i o n s o f th e W o r ld a n d T h e i r D ir e c t io n s ” , e n H . H . G e r th

y C . W . M ills (c o m p s .), F ro m M a x W eber, L o n d r e s , R o u t l e d g e , 1 9 7 0 [ 1 9 4 8 ], p p . 3 2 3 - 3 5 9


324 • Por que duele el amor

[trad . e s p .: “ T e o r i a d e lo s e sta d io s y d ir e c c io n e s d e l r e c h a z o r e lig io s o d e l m u n d o ” , e n E n s a y o s

sobre sociologia de la religion, v o l. I, M a d r id , T a u r u s , 1 9 8 3 , pp. 4 3 7 - 4 6 6 ] .

13 E ste p o s t u la d o r e p r e se n ta ta m b ie n la p e r s p e c tiv a te o r ic a y s o c io lo g ic a d e G id d e n s , B e c k y

G e r n s h e im - B e c k , B a u m a n y o tro s c o le g a s .

1 4 V e a se R . B e lla h , W . S u lliv a n , A . S w id le r y S. T i p t o n , H a b it s o f the H e a r t : In d iv id u a lism a n d

C o m m itm e n t in A m erican L ife , B e r k e le y , U n iv e r s it y o f C a l i f o r n i a P re s s, 1 9 8 5 [tr a d . e sp .: H a b ito s

d el c o raz o n , M a d r id , A lia n z a , 1 9 8 9 ].

15 E . I llo u z , S a v in g the M o d ern S o u l: T h e ra p y , E m o tio n s an d the C u ltu r e o f S e lf - H e lp , B e r k e le y ,

U n iv e r s ity o f C a lifo r n ia P re ss, 2 0 0 8 [trad . e s p .: L a salv acio n d el a lm a m o dern a, B u e n o s A ir e s /

M a d r id , K a t z E d ito r e s , 2 0 1 0 ] .

1 6 U t e F r e v e r t, “ W a s h ab e n G e f t h l e in d e r G e s c h ic h t e z u s u c h e n ? ” , e n G esch ich te u n d

G esellsch aft, 3 5 , 2 0 0 9 , p p . 1 8 3 - 2 0 8 (p . 2 0 2 ).

17 G . M o t z k in , “ S e c u la r iz a tio n , K n o w le d g e a n d A u t h o r it y ” , e n G . M o t z k in e Y . F isc h e r

(c o m p s .), R e lig io n a n d D em ocracy in C o n tem p o rary E u r o p e , J e r u s a le n , A llia n c e P u b lis h in g T r u s t ,

2 0 0 8 , pp . 35 -5 3 .

18 M . M a c D o n a ld , M y stic a l B e d la m : M a d n e ss, A n x ie t y a n d H e a lin g in S ev e n te e n th - C e n tu r y

E n g la n d , C a m b r id g e , C a m b r id g e U n iv e r s it y P r e s s, 1 9 8 3 , p . 9 8 .

19 F . C a n c ia n , L o v e in A m e rica, C a m b r id g e , C a m b r id g e U n iv e r s ity P re ss, 1 9 8 7 ; A . G id d e n s ,

T h e T ran sfo rm atio n o f In tim acy , C a m b r id g e , P o lit y P re ss, 1 9 9 2 [trad . e s p .: L a tran sform acion

de la in tim id ad , M a d r id , C a t e d r a , 1 9 9 5 ]; L . S t o n e , T h e F a m ily , S e x a n d M a r ria g e in E n g la n d ,

1 5 0 0 - 1 8 0 0 , N u e v a Y o r k , H a r p e r a n d R o w , 1 9 7 7 [trad . e sp .: F a m ilia , se x o y m atrim o n io

en In glaterra, 1 5 0 0 - 1 8 0 0 , M e x i c o , fce, 1 9 8 9 ].
2 0 G id d e n s , T h e T ra n sfo rm atio n o f In tim acy .

21 M o t z k in y F ish e r ( c o m p s .), R e lig io n a n d D em ocracy in C o n te m p o r a r y E u r o p e , p. 1 4 .

2 2 A . D o u g la s , T h e F e m in iz a tio n o f A m e rica n C u ltu re , N u e v a Y o r k , A . A . K n o p f , 1 9 7 8 , p p . 6 - 7 .

2 3 A . G id d e n s , M o d e rn ity a n d S e lf-Id e n tity , S t a n fo r d , S t a n fo r d U n iv e r s ity P re ss, 1 9 9 1 , p p . 7 0 ­

1 0 8 [trad . e s p .: M o d e rn id a d e id en tid ad d el y o : E l yo y la socied ad en la e p o ca co n tem p o ran ea,

B a r c e lo n a , P e n in su la , 1 9 9 7 ] ; G id d e n s , T h e T ra n sfo rm atio n o f In tim acy , p p . 4 9 - 6 4 .

2 4 V e a s e R . G ir a r d , L e Sacrifice, P aris, B i b li o t h e q u e N a t i o n a le d e F r a n c e , 2 0 0 3 [tr a d . e s p .: E l

sacrificio, M a d r id , E m c u e n t r o , 2 0 1 2 ] ; R . G ir a r d , A T h ea tre o f E n v y : W illia m S h a k e sp e a re , N u e v a

Y o r k , O x f o r d U n iv e r s it y P re ss, 1 9 9 1 [trad . e sp .: S h a k e sp e a re : lo s fu ego s de la e n v id ia , B a r c e lo n a ,

A n a g r a m a , 1 9 9 5 ].

2 5 W . J a m e s , T h e P rinciples cif P sy ch ology, v o l. 1, N u e v a Y o r k , C o s i m o , 2 0 0 7 [ 1 8 9 0 ] , p. 2 2 4

[trad . e sp .: P rin cip ios d e p s ic o b g ta , M e x i c o , fce, 1 9 8 9 ].


Notas • 325

2 6 V e a s e S w i d le r , Talk of Love.
2 7 A . K le in m a n , V . D a s s y M . L o c k (c o m p s .), Sodal Suffering, B e r k e le y , U n iv e r s ity o f

C a lifo r n ia P r e s s , 1 9 9 7 .

2 8 A . Sch o p en h au er, Essays and Aphorisms, H a r m o n d s w o r t h , P e n g u in , 1 9 7 0 , p. 4 4 .

2 9 A s i, p o r e je m p lo , se p o d r ia e sp e ra r q u e u n a c u ltu r a ig u a lita ria c o n su c o r r e s p o n d ie n te

im a g in a r io y c o n u n a lto g r a d o d e m o v ilid a d so c ia l g e n e r a r a m a y o r s u fr im ie n t o p s iq u ic o q u e

u n a s o c ie d a d d e c a sta s, e n la q u e la s p e r s o n a s a lb e rg a r ia n m e n o s e x p e c t a tiv a s.

3 0 I. W ilk in s o n , Suffering, C a m b r id g e , P o lity P re ss, 2 0 0 5 , p . 43.

31 D e n t r o d e la r e lig io n , el p a p e l p r in c ip a l e n e ste se n tid o lo c u m p le la t e o d ic e a , q u e e x p lic a

p o r q u e su fr e n la s p e r s o n a s y , s o b r e t o d o , p o r q u e esta b ie n q u e su fra n . E n e l a m b it o d e l

r o m a n c e , la p s ic o lo g ia clin ic a h a o c u p a d o la fu n c io n d e la te o d ic e a al e x p lic a r el s u fr im ie n t o y ,

d e ese m o d o , to r n a r lo in te lig ib le , p e r o t a m b ie n a c e p ta b le .

3 2 L a s fu e n te s i n f o r m a t iv e e n la s q u e m e b a s o s o n d e o r ig e n v a r ia d o e in c lu y e n se te n ta en tre vistas

re a liz a d a s a h a b ita n te s d e g ra n d e s c e n tr o s u rb a n o s e n E u ro p a , E sta d o s U n id o s e Israel, m a s t o d o u n

c o n ju n to d e g r u p o s d e a p o y o c o n so p o r te v irtu al, d iv e rsas n o v e la s actu ale s y d e l s ig io x i x , u n a

a m p lia m u e stra d e lib r o s c o n te m p o r a n e o s d e a u to a y u d a so b re el ro m a n ce , las citas, el m a tr im o n io

y el d iv o r c io , n u m e r o so s sitio s d e e n c u e n tro s online y , p o r u ltim o , u n an alisis d e l m a te rial


p u b h c a d o d u ra n te d o s a n o s e n la c o lu m n a se m a n a l d el New York Times lla m a d a " M o d e m Love” y

d e d ica d a a las relacio n es m o d e m e . E n c u an to a las en trevistas, el g r u p o d e p e rso n as co n su lta d a s

estab a c o m p u e s to e n u n 6 0 % p o r m u je r e s y e n u n 4 0 % p o r v a ro n e s. C o m o era n e c e sa r io q u e las

p erso n as en trevistadas se sin tieran c o m o d a s c o n la en tre v ista d o ra , u tilice u n sistem a d e m u e str e o

tip o b o la d e n ie v e . T o d a s las p e rso n a s en tre v istad as c o n ta b a n c o n u n titu lo d e g r a d o y su s e d a d e s

oscilab an en tre lo s 2 5 y lo s 6 7 a n o s. E n tr e ellas h a b ia p erso n as solteras, d iv o rciad as y casadas. E n las

citas se h an u tilizad o se u d o n im o s p a r a p r o te g e r la id e n tid a d d e las p e rso n as e n tre vistad as. H e

d e c id id o n o an alizar la s d ife re n c ia s en tre lo s d istin to s parses p o r d o s m o tiv o s: e n p r im e r lu g a r, lo s

d ile m a s q u e d e tia n en fren tar h o m b r e s y m u je r e s d e d istin tas n a c io n a lid a d e s e ran n o ta b le m e n te

sim ila r e s (lo q u e e n si m is m o c o n stitu y o u n h aU azgu); e n se g u n d o lu g a r , si to d a in v e stig a tio n

s u p o n e u n re c o r te d e l fe n o m e n o p a ra c o n c e n tra rse e n c ie rto s a sp e cto s y d e ja r o tr o s d e la d o , en

este c a s o m i d e c is io n n o fu e c o n c e n tra r m e e n a q u e llo q u e d iv id ia sin o p re c is a m e n te e n a q u e llo

q u e u n ific a b a la e x p e rie n c ia d e estas p e rso n a s e n d istin to s c o n te x t o s n acio n a le s.

2. L a g ra n tr a n s fo r m a c i6 n d e l a m o r o e l su r g im ie n to d e lo s m e r c a d o s m a ^ m o n i a l e s

1 F . D o s t o ie v s k i, Poor Folk, T e d d i n g t o n , gb , E c h o L ib ra r y , 2 0 0 3 ( 1 8 4 6 ] , p p . 1 6 - 1 7 (trad . esp .:

Pobregente, S a n t ia g o d e C h ile , A n d r e s B e llo , 1 9 7 8 , p . 1 9 ].


326 • Por que duele el amor

2 P. R o t h , In d ig n atio n , N u e v a Y o r k , H o u g h t o n M ifflin , 2 0 0 8 , p. 5 8 [trad . e s p .: I n d ig n a d o n ,

B a r c e lo n a , M o n d a d o r i, 2 0 0 9 , p. 3 5 ].

3 H . M . M a r k u s y S. K it a y a m a , " M o d e l s o f A g e n c y : S o c io c u lt u r a l D iv e r s it y in the

C o n s t r u c t io n o f A c t i o n ” , e n V . M u r p h y - B e r m a n y J. B e r m a n (c o m p s .), C r o s s - C u lt u r a l

D ifferen ces in P erspectives on the S e lf, L in c o ln , U n iv e r s ity o f N e b r a s k a P re ss, 2 0 0 3 , p p . 1 - 5 8 .

4 V e a s e C . R . S u n s t e in y R . H . T h a le r , N u d g e : lm p ro v in g D e d s io n s a b o u t H e a lth , W ealth ,

a n d H a p p in e ss , N e w H a v e n , Y a l e U n iv e r s it y P re s s, 2 0 0 8 [trad . e s p .: U n p e q u e n o e m p u jo n

( N u d g e ) : E l im p u lso q u e n ecesitas p a r a to m ar m ejores d ed sio n e s sobre s a lu d , dinero y f e lid d a d ,

M a d r id , T a u r u s , 2 0 0 9 ] .

5 E ste c o n c e p t o fu e fo r m u la d o in d e p e n d ie n t e m e n t e d e l c o n c e p t o d e " a r q u it e c t u r a d e las

d e c is io n e s ” q u e p r o p o n e n S u n s te in y T h a le r , y tie n e u n s ig n ific a d o d ife re n te .

6 P a ra m a s e je m p lo s so b re el s u r g im ie n t o d e n u e v o s m o d o s d e c o n te m p la r las c o n se c u e n c ia s

r e m o t a s d e las a c c io n e s p r o p ia s , v e a s e N . E lia s, T h e C iv ili z in g P ro cess: S o d o g e n e tic a n d

P sy ch ogen etic In v e stig atio n s, O x f o r d , B la c k w e ll, 1 9 6 9 [1 9 3 9 ] [tra d . e s p .: E lp r o c e s o d e la d v iliz a d o n :

In v e stig a d o n e s so d o gen eticas y p sic o ge n ttic as, M e x i c o , fce, 1 9 8 9 ]; T . L . H a sk e ll, " C a p it a lis m an d

th e O r ig in s o f th e H u m a n ita r ia n S e n sib ility , P a r t 1 ” , e n T h e A m e rica n H isto r ic a l R e v ie w , 9 0 ( 2 ) ,

1 9 8 5 , p p . 3 3 9 - 3 6 1 ; T . L . H a sk e ll, " C a p i t a li s m an d th e O r ig in s o f H u m a n it a r ia n S e n sib ility ,

P a rt 2 ” , e n T h e A m e rica n H isto ric a l R e v ie w , 9 0 ( 3 ) , 1 9 8 5 , p p . 5 4 7 - 5 6 6 .

7 S . C . C h a n g y C . N . C h a n , " P e r c e p t io n s o f C o m m i t m e n t C h a n g e d u r in g M a t e S e le c t io n :

T h e C a s e o f T a i w a n e s e N e w ly w e d s ” , e n j o u m a l o f S o d a l a n d P erso n a l R e la tio n s h ip s, 2 4 ( 1 ) , 2 0 0 7 ,

p p . 5 5 - 6 8 . P ara u n c a so c o m p a r a b le , v e a se D . L e h m a n n y B . S ie b z e h n e r , " P o w e r , B o u n d a r ie s

a n d In stitu tio n s : M a r t ia g e in U l t r a - O r t h o d o x J u d a i s m ” , e n E u r o p e a n j o u m a l o fS o d o lo g y , 5 0 (2 ),

2 0 09, pp. 2 7 3 -3 0 8 .

8 V e a s e K . S a v a n i, H . M a r k u s y A . C o n n e r , " L e t Y o u r P r e fe r e n c e B e Y o u r G u id e ?

P r e fe r e n c e s a n d C h o ic e s a re M o r e T ig h t ly L in k e d fo r N o r t h A m e r ic a n s T h a n fo r In d ia n s” ,

e n j o u m a l o f P e rso n a lity a n d S o d a l P sy c h o b g y , 9 5 ( 4 ) , 2 0 0 8 , p p . 8 6 1 - 8 7 6 .

9 J. A u s t e n , E m m a , W h ite fis h , mt , K e s s in g e r P u b lish in g , 2 0 0 4 [ 1 8 1 6 ], p. 3 2 5 (trad . e s p .:

E m m a , e n < h t t p :/ /w ^ w w .e d u .m e c .g u b .u y /b ib lio t e c a _ d ig it a l/lib r o s / a /A u s t e n ,% 2 0 Ja n e % 2 0 - % 2 0

E m m a .p d f> , p . 2 7 3 , u lt im o a c c e so : 14 d e j u l i o d e 2 0 1 2 ] .

1 0 Ib id .

11 J. D . H u n t e r , D e a t h o f C h a rac te r: M o r a l E d u c a tio n in a n A g e w ith o u t G o o d o r E v il, N u e v a

Y o r k , B a s ic B o o k s , 2 0 0 0 , p. 2 1 .

1 2 I b id ., p . 19.

1 3 C it a d o e n ibid.
Notas • 327

14 J . A u st e n , P rid e a n d P reju d ice, C a m b r id g e , ma, H a r v a r d U n iv e r s ity P r e s s, 2 0 1 0 [ 1 8 1 3 ], p . 4 0


[trad . e s p .: O rg u llo y p r e ju id o , M a d r id , edaf, 2 0 1 1 ] .
1 5 J . A u st e n , P e rsu a sio n , O x f o r d , O x f o r d U n iv e r s ity P re ss, 2 0 0 4 [ 1 8 1 8 ], p . 5 4 [trad . e s p .:

P e rsu a sio n , B a r c e lo n a , A n d re s B e llo , 1 9 9 8 , p . 7 6 ].

1 6 A . O . J. C o c k s h u t , M a n an d W o m a n : A S tu d y o f L o v e a n d the N o v e l, 1 7 4 0 - 1 9 4 0 , O x f o r d ,

O x f o r d U n iv e r s ity P re ss, 1 9 7 8 , p. 6 7 .

17 E s ta n o c i o n d e c a r a c te r d e b e d ife re n c ia r se d e l p la n t e o d e W a h r m a n s o b r e la e x is te n c ia d e u n

“ a n d e n regim e” d e la id e n t id a d d u r a n t e el s ig lo xviii q u e l u e g o se tr a n sfo r m o e n el y o m o d e r n o


in te r io r y o r ig in a l q u e h o y c o n o c e m o s . D e a c u e r d o c o n m i le c tu ra d e e se p la n t e o , e l “ a n d e n

regim e” s u p o n e u n a c o n c e p c io n c u ltu r a l a m p lia d e las id e n t id a d e s c o m o e le m e n to s “ h u e c o s ” o

c a r e n te s d e u n y o in te r io r , “ u n j u e g o d e a p a rie n c ia s sin su sta n c ia real, sin re fe re n te s n i v a lo r

v e r d a d e r o ” (D . W a h r m a n , T h e M a k in g o f the M o d e m S e lf : Id e n tity a n d C u ltu r e in E ig h te en th -

C e n tu r y E n g la n d , N e w H a v e n , Y a l e U n iv e r s ity P re ss, 2 0 0 4 , p. 2 0 7 ) . E n c a m b io , la id e a d e

c a r a c te r q u e aq m an alizo tie n e u n m ic le o m a s e s ta b le , in c lu s o si resu lta n e c e s a r io e x h ib irlo y

r e a fir m a rlo d e m o d o p e r fo r m a tiv o .

1 8 J . W o o d , “ In sid e M r S h e p h e r d ” , e n L o n d o n R e v ie w o f B o o k s, 2 6 ( 2 1 ) , 2 0 0 4 , pp. 4 1 - 4 3 .

19 M . D . S a n fo r d , M o llie : T h e j o u m a l o f M o llie D o r se y S a n fo r d in N e b r a sk a a n d C o lo r a d o

T erritories, 1 8 5 7 - 1 8 6 6 , L in c o ln , U n iv e r s ity o f N e b r a s k a P re s s, 2 0 0 3 , p. 5 7 .

2 0 A . M a c F a r la n e , M a r ria g e a n d L o v e in E n g la n d : M o d e s o f R e p ro d u c tio n , 1 3 0 0 - 1 8 4 0 , O x f o r d ,

B a s il B la c k w e ll, 1 9 8 6 , p . 2 9 4 .

21 S . H a rr is, T h e C o u rtsh ip o f O liv ia L o n g d o n a n d M a r k T w a in , C a m b r id g e , C a m b r id g e

U n iv e r s ity P re ss, 1 9 9 6 , p. 7 2 .

2 2 E s t o ta m b ie n o c u r r ia e n e l c a s o d e la s p e r so n a s m a s p o b r e s , q u e n o c o n ta b a n c o n

tie r r a s p a r a o fr e c e r e n e l p r o c e s o d e c o r t e jo . E s m a s, e n u n e s t u d io q u e r e a liz o M ic h a e l

M a c D o n a ld s o b r e e l tr a ta m ie n t o m e d ic o y a s tr o lo g ic o d e v a r io s tip o s d e in e sta b ilid a d

m e n ta l a p r in c ip io s d e l s ig lo x v n , se se n a la q u e la o b e d ie n c ia d e las n o r m a s im p u e sta s p o r lo s

p a d r e s y p o r la c o m u n id a d sie m p r e se e n c o n tr a b a e n p r im e r o o s e g u n d o p la n o p a r a las p e rso n a s

jo v e n e s a la h o r a d e t o m a r d e c is io n e s m a tr im o n ia le s , in c lu s o c u a n d o n o a c a ta b a n d ich as

n o r m a s e n la p r a c tic a . V e a s e M . M a c D o n a ld , M y stic a l B e d la m : M a d n e ss , A n x ie t y , a n d H e a lin g

in S e v e n te e n th - C e n tu ry E n g la n d , C a m b r id g e , C a m b r id g e U n iv e r s ity P re ss, 1 9 8 3 ,

pp. 9 6 -9 7 .

2 3 A . G id d e n s , T h e C o n stitu tio n o f S o c ie ty : O u tlin e o f the T h eory o f S tru ctu ratio n , C a m b r id g e ,

P o lity P re ss, 1 9 8 6 [trad . e s p .: L o co n stitu d o n d e la s o d e d a d : B a s e s p a r a la teoria d e la estru ctu rad o n ,

B u e n o s A ire s, A m o r r o r t u , 1 9 9 5 ].
328 • Por que duele el amor

2 4 E n la n o v e la C h e sil B each , Ian M c E w a n n o s m u e stra u n a p a r e ja d u ra n te la n o c h e d e b o d a s,

ju s t o a n te s d e l tan a n sia d o y te m id o d e b u t se x u a l. L a situ a c io n se tran sfo rm a fin a lm e n te e n u n

fia s c o , e l a c to n u n c a se c o n su m a , y to d o e sto sirv e d e p r e t e x t o p a r a q u e e l n a r ra d o r p r e se n te sus

re fle x io n e s so b re e l p a sa je d e la “ v ie ja ” m o r a lid a d se xu al, im b u id a d e rito s, a u n a “ n u e v a ”

m o r a lid a d se x u a l, su p u e sta m e n te m a s lib re , c o m o se e v id e n c ia e n el sig u ie n te fr a g m e n to : “ In c lu so

c u a n d o E d w a r d y F lo r e n c e e sta b a n so lo s, se g u ia n v ig e n te s m il n o r m a s tacitas. P re c isa m e n te

p o r q u e e ra n a d u lto s, n o h a c ia n c h iq u illa d a s c o m o d e ja r u n a c e n a q u e o t r o s h a b ia n p r e p a r a d o c o n

e sfu e r z o . E r a la h o r a d e c e n a r, al fin y al c a b o ” . V e a se I. M c E w a n , C h e sil B e a ch , N u e v a Y o r k ,

V in t a g e , 2 0 0 8 , p . 8 [trad . e sp .: C h e sil B each , B a r c e lo n a , A n a g r a m a , 2 0 0 8 , p p . 2 7 - 2 8 ].

2 5 S. C o o n t z , M a r ria g e , a H isto r y : F ro m O b ed ien ce to In tim acy or H o w L o v e C o n q u e re d M a r ria g e ,

N u e v a Y o r k , V ik in g , 2 0 0 5 , p. 1 9 9 [trad . e s p .: H isto ria d el m atrim o n io . C o m o e l a m o r co n q u isto el

m atrim o n io , B a r c e lo n a , G e d is a , 2 0 0 6 , p. 2 5 2 ].

2 6 P r o b a b le m e n t e e s to se d e b a , e n p a r te , a q u e lo s h o m b r e s s u p e r a b a n e n n u m e r o a las

m u je r e s , al m e n o s h a sta la e p o c a d e la G u e r r a C iv il e s ta d o u n id e n se .

2 7 W . M . R e d d y , “ E m o t io n a l L ib e r ty : P o litic s a n d H is to r y in th e A n t h r o p o lo g y o f

E m o t io n s ” , e n C u l t u r a l A n th r o p o b g y , 1 4 (2 ), 1 9 9 9 , p p . 2 5 6 - 2 8 8 ; W . M . R e d d y , “ A g a in st

C o n s t r u c t io n is m : T h e H is to r ic a l E t h n o g r a p h y o f E m o t i o n s ” , e n C u r r e n t A n th ro p o lo g y , 3 8 (3 ),

1 9 9 7 , pp. 3 2 7 -3 5 1 .

2 8 E K . R o t h m a n , H a n d s an d H e a r t s : A H is to r y o f C o u r tsh ip in A m e ric a , N u e v a Y o r k , B a s ic

B o o k s, 1984, p. 34.

2 9 M . Y a l o m , A H is to r y o f th e W ife, N u e v a Y o r k , H a r p e r C o llin s , 2 0 0 1 , p . 2 0 6 [trad . e sp .:

H is to r ia d e la e sp o sa, B a r c e lo n a , S a la m a n d r a , 2 0 0 3 ] .

3 0 M . B e r m a n , T h e P olitics o f A u th e n tic ity : R a d ic a l In d iv id u a lism a n d the E m ergen ce o f M o d e rn

S o ciety , N u e v a Y o r k , A t h e n e u m , 1 9 7 0 , p. x i x .

3 1 J . H . Y o u n g , O u r D e p o rtm e n t, C h a r le s t o n , B ib lio B a z a a r , 2 0 0 8 [ 1 8 7 9 ] , p . 1 5 5 .

3 2 J . A u s t e n , P e rsu a sio n , p . 1 9 5 [trad . e sp . c it .: p . 1 2 3 ].

3 3 T . K e n s le a , T h e S ed g w ick s in L o v e : C o u rtsh ip , E n g a g e m e n t, a n d M a r ria g e in the E a r ly R e p u b lic ,

B o s t o n , N o r t h e a s te r n U n iv e r s ity P re ss, 2 0 0 6 , p. 7 .

3 4 R . H . F r a n k , P a ssio n s w ith in R e a s o n : T h e S trateg ic R o le o f the E m o tio n s, N u e v a Y o r k , N o r t o n ,

1 9 8 8 , p . 4.

3 5 M a c D o n a ld , M y stic a l B e d la m , p. 9 4 .

3 6 L o u i s D u m o n t , H o rn o H ierarch icu s: T h e C a s t e S y ste m a n d Its Im p lic atio n s, C h ic a g o , U n iv e r s ity

o f C h ic a g o P re ss, 1 9 7 0 [1 9 6 6 ] [trad . e s p .: H o rn o H ierarch icu s: E n s a y o sobre e l s iste m a d e c a sta s,

M a d r id , A g u ila r , 1 9 7 0 ].
Notas • 329

3 7 M . K a p la n , T h e M a r ria g e B a r g a in : W om en a n d D o w rie s in E u r o p e a n H isto r y , N u e v a Y o r k ,

H a r r in g to n P a r k P r e s s, 1 9 8 5 , p . 2.

3 8 I b id ., p . 4.

3 9 I b id ., p . 9 .

4 0 E s ta c o n c e p t u a li z a t io n y e l c o r r e s p o n d ie n t e a n alisis tie n e n c o m o p u n t o d e p a r tid a las

o r ig in a le s r e fle x io n e s d e M ic h e le L a m o n t , q u e d e m o s t r o e n su s e stu d io s el c a ra cte r c e n tr a l d e

lo s r e p e r t o r io s s o c ia le s d e e v a lu a t i o n p a r a la f o r m a t i o n d e la i d e n t id a d , las e s tru c tu r a s so c ia le s

y las fr o n t e r a s c u ltu r a le s. V e a n s e M . L a m o n t , “ N a t io n a l Id e n tity a n d N a t io n a l B o u n d a r y

P a tte r n s in F r a n c e a n d th e U n it e d S t a t e s ” , e n F ren ch H isto r ic a l S tu d ie s , 1 9 (2 ), 1 9 9 5 ,

p p . 3 4 9 - 3 6 5 .; M . L a m o n t y L . T h e v e n o t , R e th in k in g C o m p a r a tiv e C u l t u r a l S o c io lo g y :

R ep e rto ires o f E v a lu a t io n in F ra n c e an d the U n ite d S ta te s, C a m b r id g e , C a m b r id g e U n iv e r s it y

P re s s, 2 0 0 0 .

41 R . C r a ig , P ro m isin g L a n g u a g e : B e tro th al in V ictorian L a w a n d F ic tio n , A lb a n y , S ta te U n iv e r s ity

o f N e w Y o r k P re ss, 2 0 0 0 , p . 5 8 .

4 2 S . S h a p in , A S o c ia l H isto r y o f T ru th , C h i c a g o , U n iv e r s ity o f C h ic a g o P re ss, 1 9 9 4 .

4 3 J . A u s t e n , P ersu a sio n , p . 1 5 5 [trad . e sp . c it .: p . 9 7 ].

4 4 Ib id ., p. 1 9 4 [trad . esp. c it .: p. 1 2 2 ].

4 5 E . W h a r to n , S u m m e r, W h ite fish , K e s s in g e r P u b lish in g , 2 0 0 4 [ 1 9 1 7 ], p. 1 0 5 [trad . e sp .: E s tlo ,

M a d r id , V ie n tisie te le tra s, 2 0 1 1 , G r ija lb o , 1 9 9 5 ].

4 6 M . T w a i n , M a r k T w a in ’s L etters: 1 8 6 7 - 1 8 6 8 , v o l. 2, c o m p ila d o p o r E . M . B r a n c h , M . B .

F r a n k y K . M . S a n d e r s o n , B e r k e le y , U n iv e r s ity o f C a lifo r n ia P re ss, 1 9 8 8 , p . 3 5 7 .

4 7 G . S . F r o st, P ro m ise s B r o k e n : C o u rtsh ip , C la s s , a n d G e n d e r in V ictorian E n g la n d , C h a r lo tt e sv ille ,

U n iv e r s ity o f V i r g i n i a P re ss, 1 9 9 5 .

4 8 A . T r o llo p e , D o c to r T h o m e , L o n d r e s , J . M . D e n t a n d S o n s , 1 9 5 3 [1 8 5 8 ]), p . 1 9 [trad . esp .:

E l doctor T h o m e , M a d r id , E d ic io n e s R i a l p , 2 0 0 3 , p . 3 2 ].

4 9 E . W h a r to n , T h e A g e o f Innocence, W a r e , W o r d s w o r t h , 1 9 9 4 [ 1 9 2 0 ], p. 1 9 8 [trad . e sp .:

L a e d a d de la in ocen cia, B a r c e lo n a , rba , 1 9 9 4 , p . 1 5 6 ].

5 0 S a n fo r d , M o llie , p. 1 4 5 .

51 Y a l o m , A H isto ry o f the W ife, p . 2 6 0 .

5 2 R . B e lla h , W . S u lliv a n , A . S w id le r y S . T i p t o n , H a b it s o f t h e H e a r t : In d iv id u a lism a n d

C o m m itm e n t in A m e rica n U ife, B e r k e le y , U n iv e r s ity o f C a l i f o r n i a P r e s s, 1 9 8 5 [tra d . e sp .: H a b ito s

d el c o raz o n , M a d r id , A lia n z a , 1 9 8 9 ].

5 3 A . S e n , “ R a t i o n a l F o o ls : A C r it iq u e o f t h e B e h a v io r a l F o u n d a t io n s o f E c o n o m i c T h e o r y ” ,

e n P h ilo so p h y a n d P u b lic A ffa irs , 6 ( 4 ) , 1 9 7 7 , p p . 3 1 7 - 3 4 4 (p . 3 2 6 ) [trad . e sp .: “ L o s to n to s


330 • Por que duele el amor

ra c io n a le s: U n a critica d e lo s fu n d a m e n to s c o n d u c tista s d e la te o ria e c o n o m ic a ” , e n F. H a h n y

M H o llis , F ilo so fla y teo ria econom ica, M e x i c o , fce , 1 9 8 6 , p p . 1 7 2 - 2 1 7 (p. 1 8 7 )].

5 4 D ic h o s m e c a n is m o s so n m a s p r o p e n s o s a a p a r e c e r e n lo s p a ise s p r o te st a n te s q u e e n los

c a t o lic o s , d o n d e e l id e a l d e l a m o r en tre c o m p a n e r o s c o m o p ie d ra a n g u la r d e l m a t r im o n io era

m e n o s p r o m in e n t e .

5 5 L . S t o n e , T h e F a m ily , S e x a n d M a r ria g e in E n g la n d , 1 5 0 0 - 1 8 0 0 , N u e v a Y o r k , H a r p e r a n d

R o w , 1 9 7 7 [trad. e s p .: F a m i l i a , s e x o y m a trim o n io en In g late rra : 1 5 0 0 - 1 8 0 0 , M e x ic o , fce , 1 9 9 0 ].

5 6 K . P o la n y i, T h e G r e a t T ra n sfo rm atio n , B o s t o n , B e a c o n P re ss, 1 9 4 4 [trad. e s p .: L a g ran

tr a n sfo r m a d o n : L a s origen es poHticos y econom icos de n uestro tiem p o, M e x i c o , fce , 2 0 0 3 ] .

5 7 T a l c o m o e s c r ib e K ie r k e g a a r d , “ a u n q u e fu n d a d o e s e n c ia lm e n te e n lo se n su a l, este a m o r

tie n e su n o b le z a , p o r q u e im p lic a c ie rta c o n c ie n c ia d e la e te r n id a d ” (S . K ie r k e g a a r d , E it h e r / O r ,

P r in c e to n , P r in c e to n U n iv e r sity P re ss, 1 9 4 4 [ 1 8 4 3 ], p. 2 1 ).

5 8 V e a s e J . M a r k u s , D a r e d a n d D o n e : T h e M a r ria g e o f E liz a b e th B a rre tt a n d R o b e r t B ro w n in g ,

N u e v a Y o r k , K n o p f, 1 9 9 5 .

5 9 P a ra u n a n alisis a n te r io r s o b r e la fu n c io n d e l a b e lle z a e n e l a m o r , v e a s e e l B a n q u e te d e

P la to n . C a b e a c larar, sin e m b a r g o , q u e el t e x t o tra ta m a s so b r e la b e lle z a d e lo s m u c h a c h o s q u e

s o b r e la b e lle z a c o m o c r ite r io p a r a la d e c is io n m a tr im o n ia l.

6 0 J . d ’E m i li o y E . F r e e d m a n , In tim a te M a tte r s : A H is t o r y o f S e x u a lit y in A m e rica , N u e v a Y o r k ,

H a r p e r a n d R o w , 1 9 8 8 , p. 2 9 1 .

6 1 K . P e iss, “ O n B e a u t y . . . a n d th e H is t o r y o f B u s i n e s s ” , e n P . S c r a n t o n ( c o m p .) , B e a u ty

B u sin e ss : C o m m erce, G e n d e r, a n d C u ltu r e in M o d e m A m e rica , L o n d r e s , R o u t l e d g e , 2 0 0 1 , p p . 7 - 2 3

(p. 10).
6 2 K . P e iss, H o p e in a j a r : T h e M a k in g o f A m e ric a 's B e a u ty C u ltu r e , N u e v a Y o r k , H e n r y H o lt ,

1 9 9 8 , p. 142.

6 3 E n la in d u str ia c o s m e tic a , p o r e je m p lo , la m a r c a M a x F a c t o r u tiliz a b a a c tric e s fa m o sa s p a r a

su s p u b lic id a d e s: “ T o d o s lo s a v iso s p u b lic ita r io s [d e M a x F a c to r] m o s tr a b a n e n p r im e r p la n o a

las estrellas d e cin e c u y o s te s tim o n io s c o in c id ia n c o n lo s r e q u isito s d e lo s g ra n d e s e s tu d io s , q u e

las o b lig a b a n a p a tr o c in a r a e sa e m p r e sa ” , ib id ., p. 1 2 6 .

6 4 “ L o s e s tu d io s c in e m a to g r a fic o s c e rr a b a n trato s c o n l o s fa b r ic a n te s d e in d u m e n ta r ia p a ra

d e sta ca r lo s n u e v o s e stilo s. S i a lg u n v e s tid o c a p ta b a e s p e c ia lm e n te la a te n c io n d e las

e s p e c ta d o r a s, c o m o el q u e u s o B e t t e D a v is e n L a tty L y n to n , e m p e z a b a n a fa b r ic a r lo ra p id a m e n te

p a ra v e n d e r lo a p r e c io s p o p u la r e s e n lo s p rin c ip a le s c e n tr o s c o m e r c ia le s ” (Peiss, “ O n B e a u t y ” ,

p. 13).
6 5 P e iss, H o p e in a j a r , p . 2 4 9 .
Notas • 331

6 6 I b id ., p. 14.

6 7 I b id ., p . 1 4 2 .

6 8 Ibid.

6 9 L . B a n n e r , A m e rica n B e a u ty , N u e v a Y o r k , K n o p f, 1 9 8 3 , p. 2 6 4 .

7 0 T . P e n d e r g a s t, C r e a tin g the M o d e rn M a n : A m e rica n m a g a z in e s a n d co n su m er cultu re, 1 9 0 0 - 1 9 5 0 ,

C o lu m b ia , U n iv e r s ity o f M is s o u r i P re ss, 2 0 0 0 ; B . O s g e r b y , “ A P e d ig r e e o f th e C o n s u n r in g

M a le : M a s c u lin ity , C o n s u m p t io n , a n d th e A m e r ic a n ‘ L e is u r e C l a s s " ', e n B . B e n w e ll

( c o m p .) , M a sc u lin ity a n d M e n ’s L ife sty le M a g a z in e s , O x f o r d , B la c k w e ll, 2 0 0 3 , p p . 5 7 - 8 6

(p p . 6 1 - 6 2 ) .

71 O sg e r b y , “ A P e d ig r e e o f th e C o n s u r m n g M a le ” , p. 6 2 .

7 2 I b id ., p . 7 7 .

7 3 P e iss, H o p e in a j a r , p . 1 2 6 .

7 4 J . F . G e r h a r d , D e sirin g R e v o lu tio n : S e c o n d - W a v e F e m in ism a n d the R e w r itin g o f A m e rica n S e x u a l

T h o u g h t, 1 9 2 0 to 1 9 8 2 , N u e v a Y o r k , C o lu m b i a U n iv e r s ity P ress, 2 0 0 1 .

75 W . C a m p , P rosp ects o f L o v e , L o n d r e s , L o n g m a n s , G r e e n , 1 9 5 7 .

7 6 V e a s e < h t t p :/ / w w w .b r a i n y q u o t e .c o m / q u o t e s / a u t h o r s / s / s o p h ia _ lo r e n .h t m l > (u ltim o

a c c e s o : 2 9 d e s e p t ie m b r e d e 2 0 1 1 ) .

7 7 J . N e v i d , “ S e x D iffe r e n c e s in F a c to rs o f R o m a n t i c A t t r a c t io n ” , e n S e x R o le s, 11 ( 5 / 6 ) ,

1 9 8 4 , pp. 4 0 1 - 4 1 1 (p . 4 0 1 ). V e a n s e ta m b ie n A . F e in g o ld , “ G e n d e r D iffe r e n c e s in E ffe c ts o f

P h y sic a l A ttra c tiv e n e ss o n R o m a n t i c A t tr a c tio n : A C o m p a r i s o n across F iv e R e s e a r c h

P a r a d i g m ” , e n j o u r n a l o f P e r so n a lity a n d S o c ia l P sy ch o lo gy , 5 9 (5 ), 1 9 9 0 , p p . 9 8 1 - 9 9 3 ; A . M .

P in e s, “ A P r o s p e c tiv e S t u d y o f P e rs o n a lity a n d G e n d e r D iffe r e n c e s in R o m a n t ic A t t r a c t io n ” ,

e n P e rso n a lity a n d In d iv id u a l Th fferen ces, 2 5 ( 1 ) , 1 9 9 8 , p p .1 4 7 - 1 5 7 .

7 8 P . E a s t w ic k y E . F in k e l, “ S e x D iffe r e n c e s i n M a t e P re fe r e n c e s R e v is it e d : D o P e o p le K n o w

W h a t T h e y In itia lly D e s ir e in a R o m a n t i c P a r tn e r ? ” , e n jo u r n a l o f P e rso n a lity a n d S o d a l

P sy ch o lo gy , 9 4 ( 2 ) , 2 0 0 8 , p p . 2 4 5 - 2 6 4 ; N . P. L i y D . T . K e n r ic k , “ S e x S irm la ritie s and

D iffe r e n c e s in P re fe r e n c e s fo r S h o r t - T e r m M a t e s : W h a t, W h e th e r , a n d W h y ” , e n j o u r n a l o f

P e rso n a lity a n d S o d a l P sy ch o lo g y , 9 0 ( 3 ) , 2 0 0 6 , p p . 4 6 8 - 4 8 9 .

7 9 D . M . B u s s , T . K . S h a c k e lfo r d , L . A . K ir k p a t r ic k y R . J . L a r se n , “ A H a l f C e n t u r y o f M a t e

P re fe r e n c e s: T h e C u lt u r a l E v o lu t io n o f V a l u e s ” , e n j o u r n a l o f M a r ria g e a n d the F a m i l y , 6 3 ( 2 ) ,

2 0 0 1 , pp. 491 -5 0 3 .

8 0 P o r lo t a n t o , si u n a g r a n p a r t e d e la s in v e s tig a c io n e s p s ic o lo g ic a s c o n te m p o r a n e a s d e m u e st r a

q u e la a tr a c c io n s e x u a l r e p r e se n ta u n fa c to r im p o r ta n te e n la se le c c io n d e p a r e ja es p o r q u e ,

c o m o s u e le s u c e d e r , c o n fu n d e lo h is to r ic o c o n lo n a tu ra l y a si n a tu r a liz a lo p r im e r o .
332 • Por que duele el amor

8 1 L a cu ltu ra c o n su m ista , la p s i c o l o ^ a y la p o litiz a c io n d e la se x u a lid a d fu e ro n tres fu e rzas

cu ltu ra le s q u e se u n ie r o n p a ra d ar lu g a r a a q u e llo q u e e n so c io lo g ^ a se c o n o c e c o m o se x u a lid a d

recreativa. “ E n te rm in o s g e n e ra le s, el c o n c e p t o d e s e x u a lid a d r e c re a tiv a h a c e r e fe re n c ia a u n

r e p e r to r io d e practicas y a c titu d e s fu n d ad as e n el p lac er q u e r e c o n fig u r a n la v id a se x u a l h a cia

fin e s d e la m o d e r n id a d [ . . . ] . L a r ig id e z e n m a te r ia d e id e n tid a d e s, c o m u n id a d e s y p o lltic a s

se x u a le s q u e c a r a c te riz a la ‘s e x u a lid a d p r o c r e a tiv a ' tr a d ic io n a l d e ja p a so , e n esta ‘se x u a lid a d

p la stica ' [ . . . ] a u n a m a y o r flu id e z d e las p re fe re n c ia s se x u a le s o d e la s ‘co rr ie n te s d e l d e s e o ', al

d e s e o d e te n e r n u e v a s r e la c io n e s c o n d istin ta s p e r so n a s y d e e x p e r im e n ta r c o n m o d o s a lte rn a tiv o s

d e relacio n arse , y a se a c o n u n o m is m o o c o n lo s d e m a s [ . . . ] . E n o tra s p a lab ras, se d a u n

r e e m p la z o n o lin e a l d e lo s m o d e lo s se x u a le s p r o c r e a tiv o s p o r m o d e lo s r e c r e a tiv o s” . D . K a p la n ,

“ T h e o r ie s o f S e x u a l a n d E r o t ic P o w e r ” (in e d ito ), p p . 3 - 4 . V e a se ta m b ie n D . K a p la n , “ S e x u a l

L ib e r a tio n a n d th e C r e a t iv e C la ss in Israe l” , e n S . S e id m a n , N . F isc h e r y C . M e e k s (c o m p s .),

In tro d u d n g the N e w S e x u a lit y S tu d ie s, 2 “ e d ., L o n d r e s , R o u t l e d g e , 2 0 1 1 , p p . 3 5 7 - 3 6 3 .

8 2 W e b s te r y D r isk e ll h a c e n r e fe r e n c ia a la b e lle z a c o m o s in o n im o d e e sta tu s, p e r o y o

p r o p o n g o h a c e r e x t e n s iv o este c o n c e p t o al a t r a c t iv o se x u a l, c o m b in a n d o lo c o n las

o b s e r v a c io n e s d e Z e tte r b e r g . V e a n s e M . W e b s te r y J . E . D risk e ll, “ B e a u t y as S t a t u s ” , e n

A m e r ic a n jo u r n a l o f S o d o lo g y , 8 9 , 1 9 8 3 , p p . 1 4 0 - 1 6 5 ; H . Z e t t e r b e r g , “ T h e S e c r e t R a n k i n g ” ,

e n j o u r n a l o f M a r ria g e a n d the F a m ily , 2 8 ( 2 ) , 1 9 6 6 , p p . 1 3 4 - 1 4 2 .

8 3 P a ra u n a n alisis m a s e x h a u s t iv o so b r e la r e la c io n e n tre m o r a lid a d y clase s o c ia l, v e a s e M .

L a m o n t , M o n e y , M o r a ls, a n d M a n n e r s: T h e C u ltu r e o f th e Fren ch a n d A m e ric a n U p p e r- M id d le C la s s ,

C h ic a g o , U n iv e r s ity o f C h i c a g o P re ss, 1 9 9 2 . P a ra u n a p e r s p e c tiv a d ife r e n te d e l a s u n to , v e a se

N . K . B e is e l, Im p eriled In n o c e n ts: A n th o n y C o m sto c k a n d F a m ily R e p r o d u c tio n in V ictorian A m e rica ,

P r in c e to n , P r in c e to n U n iv e r s ity P re ss, 1 9 9 8 .

8 4 Z e tte rb e rg , “ T h e S e c re t R a n k in g ” , p. 136.

8 5 E s t e e s p r e c is a m e n te e l te m a d e la n o v e la E l a m a n te d e la d y C h a tte r le y , e scrita p o r D . H .

L a w r e n c e , y d e l a o b r a U n tran v ia lla m ad o d eseo, e sc rita p o r T e n n e s s e e W illia m s.

8 6 V e a s e J. A le x a n d e r , “ I c o n ic C o n s c io u s n e s s : T h e M a t e r ia l F e e lin g o f M e a n i n g ” , en

E n v iro n m e n t a n d P la n n in g D : S o d e t y a n d S p a c e , 2 6 , 2 0 0 8 , p p . 7 8 2 - 7 9 4 .

8 7 G . S . B e c k e r , “ A T h e o r y o f M a r r ia g e : P a r t I” , e n T h e jo u r n a l o f P o litic al E c o n o m y , 8 1 ( 4 ) ,

1 9 7 3 , p p . 8 1 3 - 8 4 6 (p . 8 1 4 ).

8 8 N . W o lf , T h e B e a u t y M y t h : H o w Im a g e s o f B e a u t y A re U se d A g a in s t W o m en , N u e v a Y o r k ,

R a n d o m H o u s e , 1 9 9 0 [tr a d . e s p .: E l m ito d e la b e lle z a , B a r c e lo n a , E m e c e , 1 9 9 1 ].

8 9 F . A t t w o o d , M ain strea m in g S e x : T h e S e x u a liz a t io n o f W estern C u ltu r e , N u e v a Y o r k , I. B .

T a u r is , 2 0 0 9 ; A . C . H a ll y M . J . B is h o p , P o p -P o rn :P o rn o g ra p h y in A m e rica n C u ltu r e , W e s t w o o d ,
Notas • 333

c t , G r e e n w o o d P u b lis h in g G r o u p , 2 0 0 7 ; B . M c N a i r , S trip te a se C u ltu r e : S e x , M e d ia a n d the

D e m o c r a tiz a tio n o f D e sire , L o n d r e s , R o u t l e d g e , 2 0 0 2 [tra d . e s p .: L a cu ltu ra d e l strip te ase : S e x o ,

m ed ios y liberation d el deseo, B a r c e lo n a , O c e a n o , 2 0 0 4 ] ; p. P a u l, P o m ifie d : H o w P o m o g r a p h y is

T ran sfo rm in g O u r L iv e s, O u r R e la tio n sh ip s, a n d O u r F a m ilie s, N u e v a Y o r k , T im e s B o o k s , 2 0 0 5 ;

C . M . R o a c h , S trip p in g , S e x , a n d P o p u la r C u ltu re , O x f o r d , B e r g P u b lish e r s, 2 0 0 7 .

9 0 Z e t t e r b e r g , “ T h e S e c r e t R a n k i n g ” , p. 1 3 5 .

91 W e b s te r y D r isk e ll, “ B e a u t y a s S t a tu s ” .

9 2 V e a s e A . G r e e n , “ T h e S o c ia l O r g a n iz a t io n o f D e s i r e : T h e S e x u a l F ie ld s A p p r o a c h ” , e n

S o cio lo gical T h eo ry , 2 6 ( 1 ) , 2 0 0 8 , p p . 2 5 - 5 0 .

9 3 I b id ., p . 2 9 ; J . L e v i- M a r t in y M . G e o r g e , “ T h e o r i e s o f S e x u a l S t r a tific a tio n : T o w a r d an

A n a ly tic s o f th e S e x u a l F ie ld a n d a T h e o r y o f S e x u a l C a p i t a l” , S o cio lo gical T h eo ry , 2 4 ( 2 ) , 2 0 0 6 ,

pp. 1 0 7-132.

9 4 J . K .illm e r-P u rc e ll, “ T w e n t y - F iv e t o O n e O d d s ” , e n M . T a e c k e n s ( c o m p .) , L a v e Is a F o u r

L ette r W ord : T ru e S to rie s o f B r e a k u p s, B a d R e la tio n sh ip s, a n d B ro k en H e a r t s , N u e v a Y o r k , P lu m e ,

2 0 0 9 , p p . 1 0 6 - 1 1 9 (p . 1 0 8 ).

9 5 G . C h r is tin a , “ A re W e H a v i n g S e x N o w o r W h a t ? ” , e n A . S o b le y N . P o w e r ( c o m p s .),

T h e P h ilo so p h y o f S e x : C o n te m p o rary R e a d in g s , T o t o w a , n j , R o w m a n & L itt le fie ld , 2 0 0 8 ,

p p . 2 3 - 2 9 (p . 2 4 ).

9 6 D . K a p la n , S e x , S h a m e an d E x c ita tio n : T h e S e l f in E m o tio n a l C a p it a lis m , in e d it o , p. 2.

9 7 C . H a k im , W o rk -L ifesty le C h o ices in the 2 1 s t C e n tu ry : Preoference T h eo ry , O x f o r d , O x f o r d

U n iv e r sity P re ss, 2 0 0 0 , p p . 1 6 0 - 1 6 3 ; R . E r ik s o n y J . H . G o ld t h o r p e , T h e C o n st a n t F l u x : A

S tu d y o f C la s s M o b ility in In d u strial S o cieties, O x f o r d , C la r e n d o n P ress, 1 9 9 3 , p p . 2 3 1 - 2 7 7 ;

y C . T h e l o t , T e l P ere, T e [ F i l s ? P o sitio n S o c ia le et O rig in e F a m ilia le , P a r is , D u n o d , 1 9 8 2 .

3. El miedo al compromiso y la nueva arquitectura de las elecciones amorosas


1 F .W . N ie tz sc h e , T h e G e n e a lo g y o f M o ra ls, N u e v a Y o r k , C o u r ie r D o v e r P u b lic a tio n s, 2 0 0 3

[ 1 8 8 7 ], p . 3 4 [trad . e s p .: L a g e n e a h g ia de la m oral, V a le n c ia , U n iv e r s ita t d e V a le n c ia , 1 9 9 5 ,

p . 6 1 ].

2 M . D o w d , “ B l u e I s th e N e w B l a c k ” , e n N e w Y ork T im e s, 1 9 d e se p tie m b r e d e 2 0 0 9 .

3 V e a se A . H o n n e t h , D a s R e c h t d er Freih eit, F r a n k fu r t, S u h r k a m p V e r la g , 2 0 1 1 [trad. e s p .: E l

derecho de la libertad, B u e n o s A i r e s / M a d r i d , K a tz e d ito r e s , e n p re n sa ].

4 M . J . S a n d e l, “ T h e P r o c e d u r a l R e p u b l i c a n d th e U n e n c u m b e r e d S e l f ' , e n P o litic al T h eo ry ,

1 2 (1 ), 1 9 8 4 , p p . 8 1 - 9 6 [trad . e s p .: “ L a r e p u b lic a p r o c e d im e n t a l y e l y o d e s v in c u la d o ” , e n F.

O v e je r o , J . L . M a r ti y R . G a r g a r e lla (c o m p s .), N u e v a s id eas rep u b lican as. A u to g o b ie m o y lib ertad,


334 • Por que duele el amor

B a r c e lo n a , P a id o s , 2 0 0 4 , pp. 7 5 - 9 2 ) ; C . T a y lo r , S ou rces o f the S e lf, C a m b r id g e , C a m b r id g e

U n iv e r s ity P re ss, 1 9 9 2 [trad. e s p .: F u e n te s d el y o : L a construction de la id e n tid ad m o dern a,

B a r c e lo n a , P a id o s , 2 0 0 6 ) ; M . W a ltz e r , S p h eres o fJ u s t ic e : A D e fe n se o f P lu r a lism a n d E q u a lit y ,

N u e v a Y o r k , B a s ic B o o k s , 1 9 8 3 [trad. e s p .: L a s esferas de la ju s t ic ia , M e x ic o , fce , 2 0 0 4 ) .

5 A . G id d e n s , M o d e rn ity a n d S e lf-ld e n tity , S t a n fo r d , S t a n fo r d U n iv e r s ity P ress, 1 9 9 1 [trad e s p .:

M o d e rn id a d e id en tid ad del yo, B a r c e lo n a , P e n in su la , 1 9 9 4 ) ; B . S . T u r n e r y C . R o j e k , S o ciety a n d

C u ltu r e , L o n d r e s , S a g e , 2 0 0 1 ; M . W e b e r , T h e P ro te stan t E t h ic a n d the S p ir it o f C a p ita lis m ,

L o n d r e s , R o u t l e d g e , 2 0 0 2 [1 9 3 0 ) [trad. e s p .: L a e tica p ro testan te y e l esp^ritu d el ca p ita lism o ,

B a r c e lo n a , P e n in su la , 2 0 0 8 ) .

6 V e a s e , p o r e je m p lo , D . C o r n e ll, A t the H e a r t o f F re e d o m : F e m in ism , S e x , a n d E q u a lit y ,

P r in c e to n , P r in c e to n U n iv e r s ity P re ss, 1 9 9 8 [trad . e s p .: E n el c o r a z o n de la lib ertad : F e m in ism o ,

s e x o e ig u a ld a d , M a d r id , C a t e d r a , 2 0 0 1 ) .

7 P a sca l B r u c k n e r n o s r e c u e r d a q u e l a lib e rta d e n e l a m b i t o s e x u a l y e m o c io n a l c o n tie n e

to d a u n a v a r ie d a d d e sig n ific a d o s q u e se in te r r e la c io n a n d e m a n e r a c o m p le ja , c o m o p o r

e je m p lo la lib e rta d c o n r e sp e c to a la a u to r id a d e x te r n a (y a se a d e lo s p a d r e s , la s o c ie d a d o lo s

v a r o n e s ), la lib e rta d d e te n e r u n a m e n t a lid a d a b ie rta e n c u a n t o a la m u ltip lic id a d d e o p c io n e s

p a r a la v id a y e l s e x o , o la lib e rta d d e v i v i r a p le n o las fan tasias y g o z a r d e lo s p la c e r e s sin

r e str ic c io n e s. V e a se P . B r u c k n e r , L a P a r a d o x e A m o u r e u x , P a ris, G r a sse t & F a sq u e lle , 2 0 0 9 [trad .

e s p .: L a p a r a d o ja d el am o r, M e x i c o , T u s q u e t s , 2 0 1 1 ) . P e p p e r S c h w a r tz , p o r su p a r te , e je m p lific a

la p r a c tic a d e e se tip o d e re la c io n e s c o n u n c o n c e p t o d e n o m in a d o “ m a t r im o n io e n tre p a r e s ” .

V e a se P . S c h w a r tz , L a v e betw een E q u a ls : H o w P ee r M a rria g e R e a lly W o rk s, N u e v a Y o r k , F re e

P re ss, 1 9 9 4 .

8 D . T . E lw o o d y C . J e n c k s , “ T h e S p r e a d o f S i n g l e - P a r e n t F a m ilie s in th e U n it e d S ta te s sin c e

1 9 6 0 ” , e n D . P . M o y n ih a n , T . M . S m e e d i n g y L . R a i n w a t e r (c o m p s .), T h e F u t u r e o f t h e F a m ily ,

N u e v a Y o r k , R u s s e ll S a g e F o u n d a tio n , 2 0 0 6 , p p . 2 5 - 6 4 .

9 A . T h o r n t o n , “ C h a n g i n g A ttitu d e s to w a r d F a m ily I s s u e s in th e U n it e d S t a te s ” , e n j o u m a l o f

M a r ria g e a n d the F a m ily , 5 1 ( 4 ) , 1 9 8 9 , p p . 8 7 3 - 8 9 3 .

10 D . Y a n k e lo v ic h , N e w R u l e s : S e a r c h in g fo r S e lf-F u lfillm e n t in a W orld T u rn e d U p s id e D o w n ,

N u e v a Y o r k , R a n d o m H o u s e , 1 9 8 1 , c ita d o e n R . B e lla h , W . S u lliv a n , A . S w id le r y S. T ip t o n ,

H a b it s o f the H e a r t: In d iv id u a lism a n d C o m m itm e n t in A m e rican L ife , B e r k e le y , U n iv e r s ity o f

C a lifo r n ia P re ss, 1 9 8 5 , p p . 9 0 - 9 3 [trad. e s p .: H a b ito s d e l co raz o n , M a d r id , A lia n z a , 1 9 8 9 ).


11 Ibid.

1 2 L a c a n tid a d d e h o g a re s e n c o n c u b in a t o su b io d e 1 .1 0 0 .0 0 0 e n 1 9 7 7 a 4 .9 0 0 .0 0 0 e n 1 9 9 7 .

E n 1 9 7 7 , esto s c o n stitu ia n e l 1 ,5 % d e la to ta lid a d d e h o g a re s e n E s t a d o s U n id o s , p e r o e n 1 9 9 7


Notas • 335

y a a lc a n z a b a n el 4 ,8 % . V e a s e L . M . C a s p e r y p . N . C o h e n , " H o w D o e s P O S S L Q M e a s u r e

U p ? H is to r ic a l E s tim a te s o f C o h a b it a t io n ” , en D e m o g ra p h y , 3 7 ( 2 ) , 2 0 0 0 , p p . 2 3 7 - 2 4 5 .

1 3 R . S c h o e n y R . M . W e in ic k , " P a r t n e r C h o i c e in M a r r ia g e s an d C o h a b it a t io n s ” , e n j o u m a l

o f M a r ria g e a n d the F a m ily , 5 5 ( 2 ) , 1 9 9 3 , p p . 4 0 8 - 4 1 4 .

1 4 B e lla h et a l., H a b it s o f the H e a r t, p p . 8 9 - 9 0 .

15 E l c a p k u lo 4 d e H a b it s o f the H e a r t e sta b a sa d o e n las in v e s tig a c io n e s d e A n n S w id le r so b re el

a m o r y el m a t r im o n io . V e a s e ib id ., p p . 8 5 - 1 1 2 .

1 6 D . H a r d in g y C . J e n c k s , " C h a n g i n g A ttitu d e s to w a r d P re m a r ita l S e x : C o h o r t , P e r io d , a n d

A g in g E ff e c t s ” , e n P u blic O p in io n Q u arte rly , 6 7 ( 2 ) , 2 0 0 3 , p p . 2 1 1 - 2 2 6 .

17 D e s d e la d e c a d a d e 1 9 8 0 e x iste u n in te n s o d e b a te s o b r e e l s ig n ific a d o y las c o n s e c u e n c ia s d e

e s e fe n o m e n o . E n H a b it s o f th e H e a rt, p o r e je m p lo , se a fir m a q u e e s o s c a m b io s d e b ilita n el

s e n tid o d e l c o m p r o m is o m e d ia n te el u s o d e l le n g u a je p s ic o t e r a p e u t ic o y el id e a l d e la

a u to r r e a liz a c io n . P o r su p a r t e , F r a n c e s c a C a n d a n lo c r itic a p o r o t o r g a r le d e m a sia d a im p o r ta n c ia

al m o d e lo d e la in d e p e n d e n c ia in d iv id u a l y d e ja r a u n la d o el m o d e lo d e la in te r d e p e n d e n c ia

r e r ip r o c a , p u e s so s tie n e q u e el c o m p r o m i s o s ig u e s ie n d o u n r a s g o ce n tr a l d e l m a tr im o n io .

V e a s e F . M . C a n d a n , L o v e in A m e rica , C a m b r id g e , C a m b r id g e U n iv e r s it y P re ss, 1 9 8 7 . S in

e m b a r g o , e n el p r e s e n te c a p it u lo se e x p lo r a el te m a d e l c o m p r o m is o e n la s r e la c io n e s a m o r o sa s

y el m a t r im o n io c o n t e m p o r a n e o d e s d e u n a p e r s p e c tiv a d istin ta : la p r e g u n ta es c o m o y p o r q u e

h a c a m b ia d o la e s tru c tu r a d e l c o m p r o m is o e n d ic h o s v m c u lo s .

1 8 N . F . C o t t , " P a s sio n le s sn e s s: A n I n te r p r e ta tio n o f V i c t o r i a n S e x u a l I d e o lo g y , 1 7 9 0 - 1 8 5 0 ” ,

e n S ig n s : J o u r n a l o f W om en in C u ltu re a n d So ciety , 4 , 1 9 7 8 , p p . 2 1 9 - 2 3 6 (p . 2 2 2 ) .

1 9 S. R ic h a r d s o n , P a m e la : or V irtu e R e w ard e d , H a r m o n d s w o r t h , P e n g u in B o o k s , 1 9 8 5 [1 7 4 0 ]

[trad . e sp .: P a m e la , o la v irtu d recom p en sad a, M a d r id , C a te d r a , 1 9 9 9 ).

2 0 Y a e n las C a r t a s p e rsa s, M o n t e s q u ie u p r e fig u r a b a esta te m a t ic a d e l r e c h a z o v ir t u o s o

c o n t a n d o n o s q u e R o x a n a p a s o a se r la e s p o sa p r e fe r id a d e U s b e k r e sistie n d o se a su s a v a n c e s y ,

p o r lo ta n t o , m a n ife sta n d o su v ir tu d .

21 I. W a tt, " T h e N e w W o m a n : S a m u e l R i c h a r d s o n ’s P a m e la ” , e n R . L . C o s e r ( c o m p .) , T h e

F a m ily : Its S tru ctu re a n d F u n c tio n s, N u e v a Y o r k , S t M a r t in ’s P r e s s, 1 9 6 4 , p p . 2 8 1 - 2 8 2 , c it a d o e n

C o t t , "P a s s io n le s s n e s s ” , p . 2 2 3 .

2 2 C o t t , "P a s s io n le s s n e s s ” , p . 2 2 8 .

2 3 lb i d . , p . 2 3 3 .

2 4 E . K . R o t h m a n , H a n d s a n d H e a r ts : A H isto ry o f C o u rtsh ip in A m e r ic a , N u e v a Y o r k , B a s ic

B o o k s, 1984, p. 32.

2 5 Ib id ., p . 3 4 .
336 • Por que duele el amor

2 6 [b id .

2 7 [ b id ., p. 3 5 .

2 8 Ib id ., p . 11.

2 9 [ b id ., p . 3 3 .

3 0 Ib id ., p . 7 0 .

31 [b id ., p . 7 1 .

3 2 T . K e n s le a , T h e S ed g w ick s in L o v e : C o u rtsh ip , E n g a g e m e n t, a n d M a m a g e in the E a r / y R e p u b lic ,

B o s t o n , N o r t h e a s t e r n U n iv e r s ity P re ss, 2 0 0 6 , p. 4 9 .

3 3 L . A . G a e d d e r t, A N e w E n g la n d L o v e S to r y : N a t h a n ie l H a w th o rn e a n d S o p h ia P e a b o d y , N u e v a

Y o r k , D ia l P re ss, 1 9 8 0 , p . 8 1 .

3 4 K . L y str a , S earch in g the H e a rt, N u e v a Y o r k , O x f o r d U n iv e r s ity P re ss, 1 9 8 9 , p . 2 1 .

3 5 L . S t o n e , B rok en L iv e s : S e p a ra tio n a n d D iv o rce in E n g la n d 1 6 6 0 - 1 8 5 7 , O x f o r d , O x f o r d

U n iv e r s ity P re ss, 1 9 9 3 , p . 8 8 .

3 6 S . C h o jn a c k i , “ D o w r i e s a n d K in s m e n in E a r ly R e n a is s a n c e V e n ic e ” , e n J o u r n a l o f

In terdiscip lin ary H isto ry , 5 ( 4 ), 1 9 7 5 , p p . 5 7 1 - 6 0 0 .

3 7 S t o n e , B ro k en L iv e s.

3 8 E n la In g la te rra d e l s ig lo x i x , las m u je r e s e ra n m a s p r o p e n s a s q u e lo s v a r o n e s a r o m p e r lo s

c o m p r o m is o s m a tr im o n ia le s (v ease ib id .).

3 9 A . H a n n a y , K ie rk e g a a rd : A B io g ra p h y , C a m b r id g e , C a m b r id g e U n iv e r s ity P re ss, 2 0 0 1 ,

pp. 1 5 8 -1 5 9 .

4 0 < h t t p :/ /w w w .H p s t ic k a lle y .c o m / f4 1 /h o w - g o - c a s u a l- c o ^ m m it t e d - 1 3 8 5 6 5 /> (u ltim o a c c e so :

10 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

41 V e a s e < h t t p :/ / ^ ^ w .u r b a n d i c t i o n a r y .c o m / d e f i n e .p h p ? t e r m = C o m m i t t m e n t > (u ltim o

a c c e so : 10 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

4 2 u s C e n s u s B u r e a u R e p o r t [O fic in a d e E sta d istic a s y C e n s o s d e E s ta d o s U n id o s ] , N u m b e r ,

T im in g a n d D u ra tio n o f M a m a g e s a n d D iv o rc e s: 2 0 0 1 , fe b r e r o d e 2 0 0 5 .

4 3 R . S c h o e n y V . C a n u d a s - R o m o , “ T i m i n g E ffe c ts o n F irst M a r r ia g e : T w e n t ie t h - C e n t u r y

E x p e r ie n c e in E n g la n d a n d W a le s a n d th e u sa ” , e n P o p u la tio n S tu d ie s, 5 9 ( 2 ) , 2 0 0 5 , p p . 1 3 5 - 1 4 6 .

4 4 L a p r o p o r c io n d e h o g a re s u n ip e r so n a le s a u m e n t o el 9 % , d e u n 1 7 % e n 1 9 7 0 a u n 2 6 % e n

2 0 0 7 . S i se in c lu y e n o tr o s h o g a r e s n o c o n s titu id o s p o r fam ilia s, e s ta c a t e g o r ia re p r e se n ta c e rc a

d e u n te r c io d e lo s h o g a r e s e sta d o u n id e n se s. V e a se u s C e n s u s B u r e a u R e p o r t , A m e r ic a ’s

F a m ilie s and L iv in g A rran g e m e n ts: 2 0 0 7 , s e p tie m b r e d e 2 0 0 9 .

4 5 D e a c u e r d o c o n u n in fo r m e d e la O f i c i n a d e E sta d istic a s y C e n s o s d e E s ta d o s U n id o s s o b r e

m a t r im o n io s y d iv o r c io s p a r a el a n o 2 0 0 1 , a lo s 4 0 an os d e ed ad , u n 1 5 % d e las p e r so n a s
Notas • 337

n a c id a s e n tre 1 9 3 5 y 1 9 3 9 haW an c o n t r a d o s e g u n d a s o te r c e r a s n u p c ia s . E s t e p o r c e n t a je s u b io

al 2 2 % p a r a la g e n e r a c io n d e p e r s o n a s n a c id a s e n tre 1 9 4 5 y 1 9 4 9 . D u r a n t e lo s d ie z a n o s

s ig u ie n te s , la c ifra se m a n t u v o r e la tiv a m e n te e sta b le p a r a las m u je r e s , p e r o c a y o al 1 7 % p a r a lo s

v a ro n e s n a c id o s e n tre 1 9 5 5 y 1 9 5 9 .

4 6 C . S t r o h m , J . S e ltz e r , S . C o c h r a n y W . M a y s , " L i v i n g A p a r t T o g e t h e r : R e la t io n s h ip s in th e

U n it e d S t a te s ” , e n D e m o g ra p h ic R esearch , 2 1 ( 7 ) , 2 0 0 9 , p p . 1 7 7 - 2 1 4 .

4 7 A n d r e w C h e r lin c o n c e p t u a liz a este c a m b io c o m o u n d e s p la z a m ie n to d e u n m o d e lo

m a tr im o n ia l b a s a d o e n el c o m p a n e r is m o a u n m o d e lo b a s a d o e n la in d iv id u a lid a d . V e a s e A . J .

C h e r lin , " T h e D e in s titu tio n a liz a t io n o f A m e r i c a n M a r r ia g e ” , e n j o u m a l o f M a r ria g e a n d F a m ily ,

6 6 (4 ), 2 0 0 4 , pp. 8 4 8 -8 6 1 .

4 8 E l m ie d o al c o m p r o m is o es m a s fr e c u e n te e n tre lo s h o m b r e s d e cla se m e d ia alta q u e

c o n tr o la n lo s r e c u r s o s s o c ia le s, e c o n o m ic o s y c u ltu r a le s, y las m u je r e s in d e p e n d ie n te s y

fo rm a d a s d e clase m e d ia q u e se in te re sa n e n el m o d e lo d e fa m ilia h e te r o s e x u a l. P o r lo ta n t o , las

d e s c r ip c io n e s q u e c o n fo r m a n este c a p it u lo re su lta n m e n o s p e r tin e n te s e n el c a s o d e lo s

h o m b r e s y las m u je r e s q u e n o e n tra n e n d ic h a s c a te g o ria s.

4 9 J . B e r n a r d , T h e F u t u r e o f M a rriag e , N e w H a v e n , Y a le U n iv e r s ity P re ss, 1 9 8 2 .

5 0 S . F . B e r k , T h e G e n d e r F ac to ry : T h e A p p o rtio n m e n t o f W ork in A m e rica n H o u se h o ld s, N u e v a

Y o r k , P le n u m P r e s s, 1 9 8 5 .

51 S . L . N o c k , M a r ria g e in M e n 's L iv e s, O x f o r d , O x f o r d U n iv e r s it y P re ss, 1 9 9 8 .

5 2 G . K a u fm a n y F . G o ld s c h e id e r , " D o M e n ‘N e e d ’ a S p o u s e M o r e T h a n W o m e n ?

P e r c e p tio n s o f th e I m p o r ta n c e o f M a r r ia g e f o r M e n a n d W o m e n ” , e n S o cio lo gical Q u arte rly ,

4 8 (1 ), 2 0 0 7 , p p . 2 9 - 4 6 .

5 3 G . S. B e c k e r , A T re atise on the F a m ily , C a m b r id g e , ma, H a rv a rd U n iv e r s ity P ress, 1 9 8 1

[trad . e s p .: T ra ta d o sobre la f a m ilia , M a d r id , A lia n z a , 1 9 8 7 ]. P a ra u n a c r itic a d e su s te o ria s, v e a s e

V . K . O p p e n h e im e r , " W o m e n ’s E m p lo y m e n t a n d th e G a in to M a r r ia g e : T h e S p e c ia liz a tio n

a n d T r a d i n g M o d e l ” , e n A n n u a l R e v ie w o f S o cio lo g y , 2 3 , 1 9 9 7 , p p . 4 3 1 - 4 5 3 .

5 4 L a m is m a te o r ia p r e d ic e q u e , a la in v e rsa , si se in c r e m e n ta r a n lo s in g r e so s d e l o s v a r o n e s ,

e s to c a u sa r ia u n a g r a n in flu e n c ia e n las tasas d e m a t r im o n io y d iv o r c io , a d e la n ta ria la e d a d d e

las n u p cia s y a u m e n ta ria la in c id e n c ia g e n e r a l d e l m a tr im o n io .

5 5 P a ra u n a e x p lic a c io n sim ila r d e c o r te a c a d e m ic o , v e a n se D . M . B u s s y D . P . S c h m it t,

“ S e x u a l S t r a te g ie s T h e o r y : A n E v o lu t io n a r y P e r s p e c t iv e o n H u m a n M a t in g ” , e n P sy ch o lo gical

R e v iew , 1 0 0 , 1 9 9 3 , p p . 2 0 4 - 2 3 2 ; D . S y m o n s , T h e E v o lu tio n o f H u m a n S e x u a lity , O x f o r d ,

O x f o r d U n iv e r s ity P re ss, 1 9 7 9 ; R . T r iv e r s , S o c ia l E v o lu tio n , M e n lo P a rk , ca , B e n j a m n /

C u m m in g s , 1 9 8 5 .
338 • Por que duele el amor

5 6 M . S . K im m e l, T h e G e n d e r o f D e sire : E s s a y s on M a le S e x u a lity , A lb an y , suny P ress, 2 0 0 5 , p. 3 2 .


5 7 A . V in c e n t- B u ffa u lt, H isto ry o f T e a rs : S e n sib ility a n d S en tim e n ta lity in F ran ce, N u e v a Y o r k , S t

M a r tin ’ s P ress, 1 9 9 1 ; C a n c i a n , L o v e in A m e rica ; E . IU o u z, C o n su m in g th e R o m a n tic U ^ a : L o v e

an d the C u ltu ra l C o n trad ictio n s o f C a p ita lis m , B e r k e le y , U n iv e r s ity o f C a l i f o r n ia P ress, 1 9 9 7 [trad.

e s p .: E l con su m o d e la u to p ia ro m an tica: E l a m o r y la s contradicciones cultu rales d el c a p ita lism o , B u e n o s

A ir e s, K a t z E d i to r e s, 2 0 0 9 ] .

5 8 N . C h o d o r o w , The R ep ro d u ctio n o f M o th e rin g : P sy c h o an a ly sis a n d the S o cio lo g y o f G en d er,

B e r k e le y , U n iv e r s ity o f C a lifo r n ia P re ss, 1 9 7 9 [trad. e s p .: E l ejercicio d e la m ate rn id ad . P sic o a n alisis

y so d o lo g ia d e la m ate rn id ad y p a te rn id a d en la c r ia n z a d e los h ijo s, B a r c e lo n a , G e d is a , 1 9 8 4 ] ; N .

C h o d o r o w , " O e d i p a l A s y m m e tr ie s a n d H e t e r o s e x u a l K n o t s ” , e n S o d a l P ro b lem s, 2 3 ( 4 ) , 1 9 7 6 ,

pp. 4 5 4 -4 6 8 .

5 9 S . F ir e sto n e , T h e D iale ctic o f S e x : T h e C a s e f o r F e m in ist R e v o lu tio n , N u e v a Y o r k , B a n t a m ,

1 9 7 0 , p . 1 2 7 [trad . e s p .: L a d iaU ctica d e l s e x o : E n d efen sa d e la revolution fe m in is t a , B a r c e lo n a ,

K a ir o s , 1 9 7 6 , p . 1 6 0 ].

6 0 A . R i c h , " C o m p u l s o r y H e t e r o s e x u a lit y an d L e s b ia n E x is t e n c e ” , e n S ig n s , 5 (4 ), 1 9 8 0 ,

p p . 6 3 1 - 6 6 0 [trad . e s p .: " L a h e te r o s e x u a lid a d o b lig a t o r ia y la e x is te n c ia le s b ia n a ” , e n M .

N a v a r r o y C . S t im p s o n (c o m p s .), S e x u a lid a d , g ln e r o y roles s e x u a le s, B u e n o s A ir e s, fce, 1 9 9 9 ,


p p . 1 5 9 -2 1 1 ].

61 B . L a t o u r , W e H a v e N e v e r B e e n M o d e rn , C a m b r id g e , m a , H a r v a r d U n iv e r s it y P re ss, 1 9 9 3

(trad . e s p .: N u n c a fu im o s m odernos, B u e n o s A ir e s, S i g lo x x i , 2 0 0 7 ] .

6 2 B . L a t o u r , P a n d o r a 's H o p e : E s s a y s on the R e a lit y o f Scien ce S tu d ie s , C a m b r id g e , m a , H a r v a r d

U n iv e r s ity P re ss, 1 9 9 9 , p p . 1 4 5 - 1 7 3 (trad . e s p .: L a e sp e ra n z a d e P a n d o r a . E n s a y o s sobre la realid ad

de los estu d io s d e la c ie n d a, B a r c e lo n a , G e d is a , 2 0 0 1 ] .

6 3 J . T o s h , M a n lin e ss a n d M a sc u lin itie s in N in e te e n th -C e n tu ry B r it a in : E s s a y s o n G e n d e r, F a m ily a n d

E m p ire , L o n d r e s , P e a r s o n L o n g m a n , 2 0 0 5 , p . 3 5 .

6 4 Ibid.

6 5 C a b e aclarar a q u q u e c u a n d o h a b lo d e s e x u a lid a d c o m o m a r c a d e estatu s m a s c u lin o n o m e

r e fie r o a u n p r o c e s o d e d is tin c io n so c ia l e m p le a d o c o m o s u stitu to d e lo s m e c a n is m o s

tr a d ic io n a le s d e d is tin c io n m a sc u lin a . M a s b ie n , c o n s id e r o q u e e x is te n d o s p r o c e s o s p a r a le lo s

q u e c o n fo r m a n u n a m a triz : p o r u n la d o , la a te n u a c io n d e lo s s im b o lo s tr a d ic io n a le s d e e statu s

m a s c u lin o y , p o r e l o t r o , la c e n tra liz a c io n d e la s e x u a lid a d c o m o e statu s.

6 6 F . F u k u y a m a , T he G r e a t D is r u p tio n : H u m a n N a ture a n d the R eco n stitu tio n o f S o d a l O rd er,

G le n c o e , il, F r e e P ress, p. 121 (trad . esp . : L a g r a n ru p tu ra: L a n a tu r a le z a h u m a n a y la

reconstruction d el orden n acion al, B u e n o s A ir e s, A tla n tid a , 1 9 9 9 ].


Notas • 339

6 7 E n e fe c t o , e ste m i s m o f e n o m e n o h a c e q u e la fig u r a h isto r ic a d e C a s a n o v a se a ta n m o d e r n a :

a u n q u e n o te n ia fo r tu n a , lo g r a b a o b t e n e r a c c e s o s e x u a l a u n a g r a n c a n t id a d d e m u je r e s d e

d is tin t o s n iv e le s s o c i o e c o n o m i c o s .

6 8 F u k u y a m a , T h e G r e a t D isr u p tio n , p . 1 2 1 .

6 9 M . D o n a ld s o n , “ W h a t is H e g e m o n i c M a s c u lin ity ? ” , e n T h eory a n d S o d e ty , 2 2 ( 5 ) , 1 9 9 3 ,

6 4 3 - 6 5 7 (p . 6 4 5 ).

7 0 S. H it e , T h e H it e R e p o r t on M a le S e x u a lity , N u e v a Y o r k , B a U a n tin e B o o k s , 1 9 8 1 , p. 4 7 9 .

71 F . A t t w o o d , M a in stre a m in g S e x : T h e S e x u a liz a t io n o f W estern C u ltu r e , L o n d r e s , I. B . T a u r is ,

2 0 0 9 ; A . C . H a ll y M . J . B is h o p , P o p - P o rn : P o rn o g rap h y in A m e rica n C u ltu r e , W e s tp o r t, c t ,

G r e e n w o o d P u b lis h in g G r o u p , 2 0 0 7 ; B . M c N a i r , S trip te a se C u lt u r e : S e x , M e d ia a n d the

D e m o c r a tiz a tio n o f D e sire , L o n d r e s , R o u t l e d g e , 2 0 0 2 [tr a d . e s p .: L a cu ltu ra d e l strip te ase : S e x o ,

m ed ios y liberation d el d eseo, B a r c e lo n a , O c e a n o , 2 0 0 4 ] .

7 2 E . B la c k w o o d , “ T h e S p e c t e r o f th e P a tria rc h a l M a n ” , e n A m e rica n E th n o lo g ist, 3 2 ( 1 ) , 2 0 0 5 ,

pp. 4 2 - 4 5 (p . 4 4 ).

7 3 R . C o llin s , “ A C o n flic t T h e o r y o f S e x u a l S t r a t ific a t io n ” , e n S o c ia l P ro b lem s, 1 9 (1 ), 1 9 7 1 ,

p p . 3 - 2 1 (p . 3 ).

7 4 S. B r o w n m ille r , A g a in s t O u r W ill: M e n , W om en , an d R a p e , N u e v a Y o r k , B a n t a m B o o k s ,

1 9 7 6 [tr a d . e s p .: C o n tr a n u estra v o lu n ta d , B a r c e lo n a , P la n e ta , 1 9 8 1 ]; C h o d o r o w , “ O e d ip a l

A s y m m e tr ie s a n d H e t e r o s e x u a l K n o t s ” y T h e R e p ro d u ctio n o f M o th e rin g; R ic h , “ C o m p u ls o r y

H e te r o s e x u a lity a n d L e s b ia n E x i s t e n c e ” .

7 5 A . R o s s i , “ C h ild r e n a n d W o r k in t h e L iv e s o f W o m e n ” ( p o n e n c ia p r e se n ta d a e n la

U n iv e r s id a d d e A r iz o n a , T u c s o n , e n fe b r e r o d e 1 9 7 6 ), c it a d a e n R i c h , “ C o m p u ls o r y

H e t e r o s e x u a lit y a n d L e s b ia n E x is t e n c e ” , p. 6 3 1 .

7 6 R o s a n n a H e r t z an a liz a o tr a e s tra te g ia fe m e n in a e n c u a n t o a e sta p r o b le m a t ic a : la d e las

m u je r e s d e c la se m e d ia , c o n u n b u e n n iv e l e d u c a t iv o y e c o n o m ic a m e n t e in d e p e n d ie n te s q u e

se p a ra n la m a te r n id a d d e l m a t r im o n io (u o tra s r e la c io n e s d e p a r e ja ) y d e c id e n se r m a d r e s “ p o r

su c u e n t a ” . S e trata d e u n a s e g u n d a r e a c c i o n p o s i b le f r e n t e a la m is m a e c o lo g ia d e la e le c c io n

q u e lim ita a las m u je r e s . V e a s e R . H e r tz , S in g le b y C h a n c e , M o th e rs b y C h o ic e : H o w W om en A re

C h o o sin g P are n th o o d W ith o u t M a rria g e a n d C r e a tin g the N e w A m e rica n F a m ily , O x f o r d , O x f o r d

U n iv e r s ity P re ss, 2 0 0 8 .

7 7 E l w o o d y J e n c k s , “ T h e S p r e a d o f S i n g l e - P a r e n t F a m ilie s in th e U n ite d S ta te s s in c e 1 9 6 0 ” .

7 8 O b v ia m e n t e , esta a fir m a c io n tien e su s m a tic e s, y a q u e las m u je r e s italian as y e sp a n o la s estan

c o m e n z a n d o a o p ta r p o r n o te n e r h ijo s, m ie n tra s q u e las e s ta d o u n id e n se s to d a v ia estan

o r ie n ta d a s h a c ia la m a te r n id a d .
340 • Por que duele el amor

7 9 V e a se < h t t p :/ / s l e e p i n g - a r o u n d .b lo g s p o t .c o m / s e a r c h ? u p d a t e d - m in = 2 0 0 8 - 0 1 -

0 1 T 0 0 % 3 A 0 0 % 3 A 0 0 Z & u p d a t e d - m a x = 2 0 0 9 - 0 1 - 0 1 T 0 0 % 3 A 0 0 % 3 A 0 0 Z & m a x - r e s u lt s = 5 0 >

(u ltim o a c c e s o : 11 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

8 0 H . F ie ld in g , B r id g e t jo n e s ’s D i a t y , L o n d r e s , T h o r n d i k e P ress, 1 9 9 8 , p . 3 4 [trad . e s p .: E l d iario

de B r id g e t jo n e s , B a r c e lo n a , L u m e n , 2 0 0 1 , p. 2 6 ].

81 J. E a s t o n , J. C o n fe r , C . G o e t z y D . B u s s , “ R e p r o d u c t i o n E x p e d it in g : S e x u a l M o t iv a t io n s ,

F a n ta s ie s, a n d th e T i c k i n g B io lo g i c a l C l o c k ” , e n P e rso n a lity a n d In d iv id u a l D ifferen ces, 4 9 (5 ),

2 0 1 0 , pp. 5 1 6 -5 2 0 .

8 2 In d u d a b le m e n t e , lo s a v a n c e s e n m a te r ia d e m e d ic in a r e p r o d u c t iv a e s t a n c o r r ie n d o esos

lim ite s te m p o r a le s h a c ia a d e la n te , p e r o su in c id e n c ia a u n es m a r g in a l e n ca si t o d o s lo s a m b it o s.

8 3 V e a se < h t t p :/ / s e d u c t i o n t u t o r .b l o g s p o t .c o m / 2 0 0 6 / 0 9 / 4 - w o m e n - t o - a v o i d .h t m l > (u ltim o

a c c e s o : 11 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

8 4 O b v ia m e n t e , e sto h a c e r e fe re n c ia al c o m p r o m is o e n u n a r e la c io n c o n h ijo s , n o e n u n a m e r a

r e la c io n a m o r o s a o r o m a n tic a .

8 5 C . A . M a c K in n o n , S e x u a l H a ra s sm e n t o f W ork in g W o m en : A C a s e o f S e x D isc r im in a tio n , N e w

H a v e n , Y a l e U n iv e r s ity P re ss, 1 9 7 9 .

8 6 N o o b s ta n te , R o b e r t S c h o e n y R o b i n W e in ic k , e n el a r f c u l o " P a r t n e r C h o i c e in M a r r ia g e s

a n d C o h a b it a t io n s ” , d e m u e str a n q u e e x is te u n a le v e te n d e n c ia a la h ip e r g a m ia m a sc u lin a e n lo s

c a s o s d e c o n c u b in a t o , lo q u e r e fu e r z a la id e a d e q u e el n iv e l e d u c a t iv o f e m e n in o e n tales ca so s

es tan im p o r ta n te c o m o el m a sc u lin o .

8 7 K . P e te r y L . H o r n , G e n d e r D ifferen ces in P artic ip atio n an d C o m p le tio n o f U n d e rg rad u a te

E d u c a tio n a n d H o w T h ey H a v e C h a n g e d O v e r T im e (nces 2 0 0 5 - 1 6 9 ) , u s D e p a rtm e n t o f

E d u c a t io n , N a t i o n a l C e n t e r fo r E d u c a t io n S t a tistic s [ C e n t r o N a c io n a l d e E s ta d is tic a s e n

E d u c a c io n , D e p a r t a m e n t o d e E d u c a c i o n d e E s ta d o s U n id o s ] , W a s h in g to n , DC, u s G o v ern m en t

P r in t in g O ffic e , 2 0 0 5 ; A . S u m , N . F o g g , y P . H a r r in g to n , c o n I. K h a t iw a d a , S . P a lm a , N .

P o n d y P . T o b a r , “ T h e G r o w i n g G e n d e r G a p s in C o l l e g e E n r o llm e n t a n d D e g r e e A t ta in m e n t

in th e u s a n d T h e i r P o te n t ia l E c o n o m i c a n d S o c ia l C o n s e q u e n c e s ” , in v e s tig a c io n r e a liz a d a

p a r a la a so c ia c io n d e a lto s e je c u tiv o s e m p r e sa r ia le s B u sin e ss R o u n d t a b le , W a s h in g to n , DC,

C e n t e r f o r L a b o r M a r k e t S tu d ie s , 2 0 0 3 .

8 8 S. K . L e w is y V . K . O p p e n h e im e r h a n d e m o s t r a d o q u e e n lo s m e r c a d o s m a tr im o n ia le s

m e n o s fa v o ra b le s e n te r m in o s d e n iv e l e d u c a t iv o , las m u je r e s p r e se n ta n m a s p r o b a b ilid a d e s d e

casarse c o n u n a p e r s o n a d e n iv e l e d u c a t iv o m a s b a jo . H a n c o m p r o b a d o ta m b ie n q u e tales

p r o b a b ilid a d e s a u m e n ta n c o n la e d a d m a s q u e e n lo s m e r c a d o s m a tr im o n ia le s fa v o ra b le s en

d ich o s te r m in o s. V e a s e S . K . L e w is y V . K . O p p e n h e im e r , “ E d u c a t io n a l A sso r ta tiv e M a t in g


Notas • 341

a cro ss M a r r ia g e M a r k e t s: N o n - H i s p a n i c W h ite s in th e U n i t e d S t a te s ” , e n D e m o g r a p h y , 3 7 ( 1 ) ,

2 0 0 0 , p p . 2 9 - 4 0 ; V . K . O p p e n h e im e r , “ W o m e n ’s R i s i n g E m p lo y m e n t a n d th e F u tu r e o f th e

F a m ily in In d u strial S o c ie t ie s ” , e n P o p u la tio n a n d D e v e lo p m e n t R e v ie w , 2 0 ( 2 ) , 1 9 9 4 , p p . 2 9 3 - 3 4 2 .

8 9 E r i c G o u l d y D a n ie le P a se r m a n h a n d e m o s t r a d o q u e , e n la s c iu d a d e s d o n d e la d e s ig u a ld a d

salarial m a sc u lin a es m a s alta, la tasa fe m e n in a d e m a t r im o n io s es m a s b a ja y las m u je r e s se

d e m o r a n m a s e n la b u s q u e d a p a r a su s p rim e ra s o se g u n d a s n u p c ia s . V e a se E . G o u ld y D .

P a se r m a n , “ W a it in g f o r M r R i g h t : R i s i n g I n e q u a lity a n d D e c lin in g M a r r ia g e R a t e s ” , e n

J o u m a l o f U rb a n E con om ics, 5 3 , 2 0 0 3 , p p . 2 5 7 - 2 8 1 .

9 0 P r o b a b le m e n te e sto ta m b ie n e x p liq u e p o r q u e , d e sd e el a n o 1 9 8 0 , se re g is tra u n a u m e n t o e n

el p o r c e n t a je d e m a t r im o n io s c o m p u e s t o s p o r u n a m u je r y u n h o m b r e c o n u n n iv e l e d u c a t iv o

in fe r io r al d e ella, t e n d e n c ia e sta q u e se a le ja d e la p r a c tic a tr a d ic io n a l. V e a s e Z . Q ia n , “ C h a n g e s

in A sso rta tiv e M a t in g : T h e Im p a c t o f A g e a n d E d u c a t io n , 1 9 7 0 - 1 9 9 0 ” , e n D e m o g r a p h y , 3 5 (3 ),

1 9 9 8 , p p . 2 7 9 - 2 9 2 . C o m o se n a la Q i a n , la e s tra te g ia fe m e n in a d e f o r m a c io n d e p a r e ja p r e se n ta

u n a d ife r e n c ia c io n etaria: las m u je r e s q u e fo r m a n u n io n e s a u n a e d a d m a s t e m p r a n a tie n d e n a

s e g u ir el m o d e lo tr a d ic io n a l d e h ip e r g a m ia e d u c a tiv a , m ie n tra s q u e las m u je r e s q u e fo r m a n

u n io n e s a u n a e d a d m a s ta r d ia (d e sp u e s d e lo s 3 0 a n o s) t ie n d e n a e le g ir h o m b r e s sim ila r e s e n

t e r m in o s d e e m p a r e ja m ie n to s e le c tiv o v in c u la d o c o n la e d u c a c io n (p . 2 9 1 ).

9 1 Q ia n ta m b ie n se n a la q u e , e n 1 9 9 0 , p a r a las u n io n e s d e h o m b r e s c o n m u je r e s m a s jo v e n e s ,

las p r o b a b ilid a d e s d e c o n c u b in a t o e ra n m e n o r e s q u e las d e m a t r im o n io , m ie n t r a s q u e las p a r e ja s

e n q u e las m u je r e s e ra n m a y o re s p r e se n ta b a n d o s v e c e s m a s p r o b a b ilid a d e s d e c o n c u b in a t o q u e

d e m a t r im o n io (ib id ., p. 2 8 3 ).

9 2 L e w is y O p p e n h e im e r , “ E d u c a t io n a l A s so r ta tiv e M a t in g across M a r r ia g e M a r k e t s ” , p. 3 6 .

9 3 E s t a c a t e g o n a a su v e z c o n tie n e d o s a s p e c to s : el m ie d o h e d o n is ta c u a n d o n o h a y u n a

r e la c io n y el m i e d o h e d o n is t a c u a n d o si la h ay . S i b ie n a m b o s a s p e c to s in d ic a n u n a

fr a g m e n ta c io n d e l c o m p r o m is o , el s e g u n d o p u e d e se r c o y u n t u r a l, p u e d e se r u n c o m p r o m is o

im p lic ito y d e c o r t o p la z o e n u n a r e la c io n d ifu sa , o p u e d e se r u n c o m p r o m is o e s p e d f ic o y

e x p lic it o , c o n u n a escala d e “ s e r ie d a d ” e n fu n c io n d e l g r a d o d e o b lig a c io n e x is te n te .

9 4 V e a se < h t t p : / / ^ w w . n y t i m e s . c o m / 2 0 0 8 / 0 5 / 0 4 / f a s h i o n / 0 4 l o v e . h t m l > (u ltim o a c c e s o : 11

d e o c tu b re d e 2 0 1 1 ).

9 5 F ir e sto n e , T h e D ialectic o f S e x , p . 1 3 0 [trad . e sp . c it .: p 1 6 3 ].

9 6 V e a se < h t t p :/ / w w w .i v i lla g e .c o m / m e n - c o n f e s s - w h a t - m a k e s - t h e m - f a ll- lo v e - 0 / 4 - a - 2 8 3 7 1 3 >

(u ltim o a c c e so : 11 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

9 7 E . F a iso n , “ T h e N e g le c t e d V a rie ty D r iv e : A U s e fu l C o n c e p t f o r C o n s u m e r s ’ B e h a v io r ” , e n

J o u m a / o f C o n su m e r R e se arch , 4 (3 ), 1 9 7 7 , p p . 1 7 2 - 1 7 5 .
342 • Por que duele el amor

9 8 V e a n s e , p o r e je m p lo , R . W . F ir e s to n e y J. C a tle tt , F e a r o f In tim acy, W a s h in g t o n , DC,

A m e r ic a n P s y c h o lo g ic a l A s s o c ia t io n , 1 9 9 9 ; M . D . S h e r m a n y M . H . T h e le n , “ F e a r o f l n t i m a c y

S c a le : V a lid a tio n a n d E x t e n s io n w ith A d o le s c e n ts ” , e n J o u m a l o f S o c ia l a n d P e r so n a l R e la tio n sh ip s,

13, 1996, pp. 5 0 7 -5 2 1 .

9 9 R . S c h e n k e n < h t t p : / Z in g rim a y n e .c o m /e c o n /ln tr o d u c tio n /S c a rd ty N C h o ic e .h tm l> (u ltim o a c c e so :

11 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

1 0 0 H . F ie ld in g , B r id g e t jo n e s 's D ia r y , p . 1 0 2 [trad . e sp . c it .: p . 7 8 ].

1 01 R . B e lk , G . G u liz y S. A s k e g a a r d , “ T h e F ire o f D e s i r e : A M u lt is it e d I n q u ir y in to

C o n s u m e r P a s s io n ” , e n j o u m a l o f C o n su m e r R e se arch , 3 0 ( 3 ) , 2 0 0 3 , p p . 3 2 6 - 3 5 1 (p . 3 3 0 ).

1 0 2 Ib id .

1 0 3 E . F e in y S . S c h n e id e r , T h e R u le s : T im e - T e s te d S e c r e ts fo r C a p tu r in g th e H e a r t o f M r R ig h t,

N u e v a Y o r k , W a m e r B o o k s , 1 9 9 5 , p p . x v i i - x v m [trad e sp .: L a s reglas d e lju e g o : C o n se jo s

in falib les d e todos los tiem p os p a r a co n q u ista r a l h om bre ideal, B a r c e lo n a , M a r tin e z R o c a , 1 9 9 7 ].

1 0 4 P a r a u n a d e s c r ip t io n d e las b u s q u e d a s tr a n sg r e so r a s q u e a p u n ta n a o b t e n e r p la c e r s e x u a l y

r e n o v a r e l d e se o e n lo s “ m a t r im o n io s en tre p a r e s ” , v ease S c h w a r tz , L a v e betw een E q u a ls ,

c a p itu lo 3 .

1 0 5 V e a s e < h t t p :/ / d a t i n g .a b o u t .c o m / o d / d a t i n g r e s o u r c e s / a / S e c o n d T h o u g h t _ 2 .h t m > (u ltim o

a c c e s o : 1 5 d e fe b r e r o d e 2 0 0 6 , e l m a te r ia l y a n o e sta d is p o n ib le e n In te r n e t).

1 0 6 V e a se < h t t p :/ / w w w .u n c o m m o n f o r u m .c o m / v i e w t o p i c .p h p ? t = 1 5 8 0 6 > (u ltim o a c c e s o : 11

d e o c tu b re d e 2 0 1 1 ).

1 0 7 H . F r a n k fu r t, T h e R e a s o n s o f L a v e , P r in c e to n , P r in c e to n U n iv e r s ity P re ss, 2 0 0 4 , p . 4 6 [trad.

e s p .: L a s r a z o n e s d e l am o r, B a r c e lo n a , P a id o s Ib e r ic a , 2 0 0 4 ] .

1 0 8 L a s e le c t i o n d e p a r e ja p u e d e in c lu ir c o n ju n t o s d e c r ite r io s d ife re n te s y h asta

c o n tr a d ic to r io s p a r a la e v a lu a t io n d e u n m is m o o b je t o . A s i, p o r e je m p lo , se p u e d e e v a lu a r a

u n a p o s ib le p a r e ja a p lic a n d o c o m o c r ite r io el a tr a c tiv o fis ic o , lo s h a b ito s d e c o n s u m o , el

c a r a c te r, la c o m p a t ib ilid a d e m o c io n a l o p s ic o lo g ic a , o el esta tu s s o c io e c o n o m ic o .

1 0 9 A . M a c F a r la n e , M a r ria g e a n d L a v e in E n g l a n d : M o d e s o f R e p ro d u c tio n , 1 3 0 0 - 1 8 4 0 , O x f o r d ,

B a s il B la c k w e ll, 1 9 8 6 , p . 2 9 6 .

1 1 0 O e n c u a lq u ie r o t r o t i p o d e r e la t io n d e p a r e ja .

1 11 T . D . W ils o n y D . T . G ilb e r t , “ A ffe c tiv e F o r e c a s t in g ” , e n A d v a n c e s in E x p e r im e n ta l S o d a l

P sy ch o lo gy , 3 5 , 2 0 0 3 , p p . 3 4 5 - 4 1 1 .

1 1 2 T . D . W ils o n , “ D o n 't T h i n k T w i c e , It's A li R i g h t ” , e n I n te m a tio n a l H e r a ld T rib u n e ,

3 0 d e d ic ie m b r e d e 2 0 0 5 , p . 6.

1 1 3 G . K le in , S o u rces o f P o w e r: H o w P eo p le M a k e D e c isio n s, C a m b r id g e , m a , m it P re ss, 1 9 9 9 .


Notas • 343

1 1 4 T . D . W ils o n y J . W . S c h o o le r , “ T h i n k i n g T o o M u c h : I n tr o s p e c tio n C a n R e d u c e the

Q u a lity o f P re fe r e n c e s a n d D e c is io n s ” , en J o u r n a l o f P erso n a lity a n d S o c i a l P sy ch o lo gy , 6 0 ( 2 ) ,

1 9 9 1 , pp. 1 8 1 - 1 9 2 (p. 1 8 2 ). E n la m ism a lin e a , C h e z y O fir e I t a m a r S im o n s o n d e m u e st r a n

q u e , c u a n d o se le p id e d e a n te m a n o a u n a p e r s o n a q u e e v a lu e u n p r o d u c t o o s e r v ic io , lo s

re su lta d o s d e la e v a lu a c io n e n c u a n t o a c a lid a d y sa tis fa c c io n tie n d e n a se r m e n o s fa v o r a b le s y la

v o lu n ta d d e c o m p r a r o r e c o m e n d a r e l p r o d u c t o o s e r v ic io e v a lu a d o ta m b ie n tie n d e a ser

m e n o r . E l s e s g o n e g a tiv o q u e p r o d u c e e s a e x p e c t a tiv a d e e v a lu a c io n se o b se r v a ta n to e n lo s

caso s d e b u e n a c o m o d e m a la c a lid a d e n e l o b je t o e v a lu a d o , y p e r siste in c lu s o c u a n d o al

c o n s u m id o r se le a c la ra d e m a n e r a e x p h c ita q u e d e b e e v a lu a r lo s a s p e c to s p o s t iv o s y lo s

n e g a t iv o s a la v e z . L o s r e s u lta d o s d e la in v e s t ig a c io n r e s p o n d e n a u n f e n o m e n o q u e lo s a u to r e s

d e n o m in a n “ p o t e n c ia d o r d e la n e g a t iv id a d ” , in d ic a n d o q u e , sa lv o q u ie n e s in ic ia n la e v a lu a c io n

c o n b a ja s e x p e c t a tiv a s , lo s c o n s u m id o r e s tie n d e n a e n fo c a r se p r in c ip a lm e n te e n lo s a sp e c to s

n e g a t iv o s d e la c a lid a d d e l p r o d u c t o o se r v ic io . V e a s e C . O f i r e I. S im o n s o n , “ I n S e a r c h o f

N e g a t i v e C u s t o m e r F e e d b a c k : T h e E ff e c t o f E x p e c t i n g to E v a lu a te o n S a tis fa c tio n

E v a lu a t io n s ” , e n J o u r n a l o f M a rk e tin g R e se arch , 3 8 ( 2 ) , 2 0 0 1 , p p . 1 7 0 - 1 8 2 .

1 1 5 W ils o n y S c h o o le r , “ T h in k in g T o o M u c h ” .

1 1 6 E n l a m is m a lin e a , R a v i D h a r p la n t e a q u e , c u a n d o e l c o n ju n t o d e o p c io n e s o f r e c e v a ria s

alte rn a tiv a s a g r a d a b le s p e r o n in g u n a q u e p u e d a s e le c c io n a r s e ju s t if ic a d a m e n t e y c o n fa c ilid a d

c o m o la m e jo r , s u r g e u n a m a y o r te n d e n c ia a e le g ir la o p c io n “ n o s a b e / n o c o n t e s t a ” , o s e a , la

d e n o s e le c c io n a r n in g u n a d e las a lte rn a tiv a s o fre c id a s. V e a s e R . D h a r , “ C o n s u m e r P r e fe r e n c e

f o r a N o - C h o i c e O p t i o n ” , e n J o u r n a l o f C o n su m e r R e se arc h , 2 4 ( 2 ) , 1 9 9 7 , p p . 2 1 5 - 2 3 1 . E x is t e n

o t r o s e s tu d io s q u e se n a la n q u e lo s c o n s u m id o r e s e v ita n e fe c t u a r e le c c io n e s c u a n d o las

o p c io n e s s o n m u y e sc a sa s o m u y e x c e siv a s . V e a s e D . K u k s o v y M . V illa s - B o a s , “ W h e n M o r e

A lt e r n a tiv e s L e a d to L e ss C h o i c e ” , e n M a r k e tin g Scien ce, 2 9 ( 3 ) , 2 0 1 0 , p p . 5 0 7 - 5 2 4 .

1 1 7 S e g u n L a rry B u m p a s s y H s i e n - H e n L u , e l p o r c e n t a je d e m a tr im o n io s p r e c e d id o s p o r

c o n c u b in a t o p a s o d e u n 1 0 % p a r a la s p a r e ja s c a sa d a s e n t r e 1 9 6 5 y 1 9 7 4 a m i s d e u n 5 0 % p a r a

las p a r e ja s c a sa d a s e n tre 1 9 9 0 y 1 9 9 4 . A d e m a s , e l 5 5 % d e lo s c o n c u b in a t o s d e r iv a e n el

m a t r im o n io y e l 4 0 % d e esas p a r e ja s se se p a ra e n u n la p s o d e c in c o a n o s o m e n o s (d o s a n o s e n

la m a y o r ia d e lo s c a s o s ).V e a s e L . B u m p a s s y H . - H . L u , “ T r e n d s in C o h a b it a t io n a n d

I m p lic a tio n s fo r C h ild r e n 's F a m ily C o n t e x t s in th e U n it e d S t a te s ” , e n P o p u la tio n S tu d ie s :

A J o u r n a l o f D e m o g ra p h y , 5 4 ( 1 ) , 2 0 0 0 , p p . 2 9 - 4 1 .

1 1 8 G . K lin e , S . M . S ta n le y y H . J . M a r k m a n , “ P r e - e n g a g e m e n t C o h a b it a t io n a n d

G e n d e r A s y m m e t r y in M a r it a l C o m m i t m e n t ” , e n J o u r n a l o f F a m ily P sy ch o lo gy, 2 0 ( 4 ) , 2 0 0 6 ,

p p . 5 5 3 - 5 6 0 ; G . K lin e et a l ., “ T i m i n g Is E v e r y t h in g : P r e - e n g a g e m e n t C o h a b it a t io n a n d
'3 4 4 • Por que duele el amor

In c r e a se d R i s k fo r P o o r M a rita l O u t c o m e s ” , e n j o u m a l o f F a m ily P sy ch o lo gy , 1 8 (2 ), 2 0 0 4 ,

pp. 3 1 1 -3 1 8 .

1 1 9 W . A x in n y A . T h o r n t o n , " T h e R e la t io n s h ip b e t w e e n C o h a b it a t io n a n d D iv o r c e :

S e le c t iv it y o r C a u s a l I n flu e n c e ? ” , e n D e m o g ra p h y , 2 9 ( 3 ) , 1 9 9 2 , p p . 3 5 7 - 3 7 4 ; R . S c h o e n , " F ir s t

U n io n s a n d th e S ta b ility o f F irst M a r r ia g e s ” , e n j o u m a l o f M a rria g e a n d F a m ily , 5 4 ( 2 ) , 1 9 9 2 ,

pp. 2 8 1 -2 8 4 .

1 2 0 H . S i m o n , " B o u n d e d R a t io n a lit y in S o c ia l S c ie n c e : T o d a y a n d T o m o r r o w ” , e n M in d &

S o ciety , 1 (1 ), 2 0 0 0 , p p . 2 5 - 3 9 .

1 21 B . S c h w a r tz , T he P a r a d o x o f C h o ic e : ^ r k y M o r e is L e ss, N u e v a Y o r k , H a r p e r C o llin s ,

2 0 0 5 , p . 1 6 3 [trad . e s p .: P o r q u e m as e s m en o s: L a tiram 'a d e la a b u n d a n c ia , M a d r id ,

T a u ru s, 2 0 0 5 ].

1 2 2 D . S p e c h le r , " C o m p e t i n g in M y O w n R e a li t y S h o w ” , e n N e w Y ork T im e s, 11 d e j u n i o d e

2 0 1 0 , < h t t p :/ / ^ w w .n y t i m e s .c o m / 2 0 1 0 / 0 6 / l 3 / f a s h i o n / 1 3 1 o v e .h t m l ? e m c = t n t & t n t e m a il 1 = y >

(u ltim o a c c e s o : 11 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

1 2 3 E . L a w le r , T . S h a n e y Y . J e o n g k o o , S o c ia l C o m m itm e n ts in a D e p e r so n a liz e d W orld, N u e v a

Y o r k , R u s s e l l S a g e F o u n d a tio n , 2 0 0 9 , p . 2 6 .

1 2 4 D . P u g m i r e , S o u n d S e n tim e n ts: In tegrity in the E m o t io n s , O x f o r d , O x f o r d U n iv e r s it y P ress,

2 0 0 5 , p. 175.

1 2 5 A . J . W e ig e r t, M ix e d E m o tio n s : C e rta in S te p s tow ard U n d e rsta n d in g A m b iv a le n c e , A lb a n y ,

suny P re ss, 1 9 9 1 , p. 3 4 .

1 2 6 Ibid.

1 2 7 C it a d o e n ib id ., p . 2 2 .

1 2 8 A . S e n , " R a t i o n a l F o o ls : A C r i t i q u e o f th e B e h a v io r a l F o u n d a t io n s o f E c o n o m i c

T h e o r y ” , e n P h ilo so p h y a n d P u b lic A ffa irs, 6 (4 ), 1 9 7 7 , p p . 3 1 7 - 3 4 4 (p . 3 2 9 ) [trad . e sp .:

" L o s t o n to s ra c io n a le s: u n a c r itic a d e lo s fu n d a m e n to s c o n d u c tista s d e l a te o r ia e c o n o m ic a ” ,

e n F . H a h n y M . H o llin s (c o m p s .), F ilo so fla y teoria econom ica, M e x ic o , fc e , p p . 1 7 3 - 2 1 7

(p . 1 9 1 )].

1 2 9 J . - L . M a r io n , T h e E ro tic P h en o m en o n , C h i c a g o , U n iv e r s ity o f C h i c a g o P re ss, 2 0 0 7 [2 0 0 3 ],

p. 1 7 4 (trad . e sp .: E /fe n o m e n o erotico, B u e n o s A ire s, E l c u e n c o d e p la ta , 2 0 0 5 , p. 2 1 3 ] .

1 3 0 R . C r a i g , P ro m isin g L a n g u a g e : B e tro th al in V ictorian L a w a n d F ic tio n , A lb a n y , su n y P ress,

2 0 0 0 , p. 6.

131 A . S e lig m a n , R it u a l a n d Its C o n se q u e n c es: A n E s s a y o n the L im its o f S in cerity , O x f o r d , O x f o r d

U n iv e r s ity P re ss, 2 0 0 8 , p . 1 1 5 .
1 3 2 B e lla h e t a l., H a b it s o f the H e a rt, p . 9 0 .
Notas • 345

1 3 3 Z . B a u m a n , C o n su m in g L ife , C a m b r id g e , P o lity P ress, 2 0 0 7 [trad. e s p .: V id a d e con su m o,

M a d r id , fce , 2 0 0 7 ] .

1 3 4 T . K r e id e r , “ T h e R e f e r e n d u m ” , e n N e w Y o rk T im e s, 17 d e se p tie m b r e d e 2 0 0 9 < h t t p : / /

h a p p y d a y s .b lo g s .n y t i m e s .c o m / 2 0 0 9 / 0 9 / 1 7 / t h e - r e f e r e n d u m / ? s c p = 3 -

b & s q = L i g h t + Y e a r s & s t = n y t > (u ltim o a c c e s o : 11 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

1 3 5 L a s e g m e n t a c io n o n t o lo g ic a y te m p o r a l d e l y o e stru c tu r a el c o m p r o m is o c o m o u n a c to

c o y u n tu r a l, d ife r e n c ia d o y t e m p o r a r io .

1 3 6 J . D e r r id a , M e m o ir e s : F o r P a u l d e M a n , N u e v a Y o r k , C o lu m b ia U n iv e r s ity P re ss, 1 9 8 6 ,

p . 9 4 [trad . e s p .: M e m o ria s p a r a P a u l d e M a n , B a r c e lo n a , G e d is a , 1 9 8 9 , p p . 1 0 3 - 1 0 4 ].

1 37 A . G id d e n s , T h e T ra n sfo rm atio n o f In tim acy, C a m b r id g e , P o lity P ress, 1 9 9 2 [trad . e sp .:

LA tran sfo rm ad 6 n d e la in tim id a d . S e x u a lid a d , a m o r y erotism o e n la s so cied ad es m o d ern as, M a d r id ,

C a t e d r a , 1 9 9 5 ].

1 3 8 E n este m o d e lo u tilita rista d e l a m o r (e n tan to r e la c io n d e c o r to p la z o ), tal c o m o lo

d e sc r ib e n B e lla h et a l ., “ el a m o r se tr a n sfo rm a e n u n m e r o in t e r c a m b io , sin re g la s v in c u la n te s,

s a lv o la o b li g a c i o n d e m a n te n e r u n a c o m u n ic a c io n p le n a y a b ie rta . M ie n tr a s d u r e n , las

r e la c io n e s d e b e n p r o p o r c io n a r a c a d a u n a d e las p a r te s a q u e llo q u e n ec e site , y si te r m in a n , al

m e n o s a m b a s h a b ra n r e c ib id o u n r e t o m o c o n s id e r a b le d e su s in v e r s io n e s ” , H a b it s o f the H e a r t,

p. 1 0 8 .

1 3 9 V e a s e < h t t p :/ /w w w .u r b a n d i c t io n a r y .c o m / d e f i n e .p h p ? t e r m = c o m m it m e n t p h o b e > (u ltim o

a c c e s o : 11 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

1 4 0 V e a se H a n n a y , K ie rk e g a a rd , p . 1 5 5 .

141 P . R e g a n y C . D r e y e r , “ L u s t? L o v e ? S ta tu s? Y o u n g A d u lt s ' M o t iv e s f o r E n g a g in g in

C a s u a l S e x ” , e n f o u m a l o f P sy ch o lo gy a n d H u m a n S e x u a lit y , 1 1 (1 ), 1 9 9 9 , p p . 1 - 2 3 ; M . B . O liv e r

y J . S. H y d e , “ G e n d e r D iffe r e n c e s in S e x u a lity : A M e ta - A n a ly s is ” , e n P sy ch o lo gical B u lle tin , 1 1 4 ,

1993, pp. 29 -5 1 .

1 4 2 R . F ism a n , S . S . I y e n g a r , E . K a m e n ic a e I . S i m o n s o n , “ G e n d e r D if fe r e n c e s in M a t e

S e le c t io n : E v i d e n c e f r o m a S p e e d - D a t i n g E x p e r i m e n t ” , e n Q u a r te r ly f o u r n a l o f E c o n o m ic s, 1 2 1 ,

2 0 0 6 , p p . 6 7 3 - 6 9 7 ; P . C . R e g a n , L . S . L e v in , S . S p r e c h e r , F . S . C h r is t o p h e r y R . C a t e ,

“ W h a t C h a r a c t e r is tic s D o M e n a n d W o m e n D e s ir e in T h e i r S h o r t - T e r m S e x u a l a n d L o n g ­

T e r m R o m a n t i c P a r tn e r s ? ” , e n J o u r n a l o f P sy ch o lo g y & H u m a n S e x u a lit y , 1 2 ( 3 ) , 2 0 0 0 , p p 1 - 2 1 ;

S . S t e w a r t , H . S t in n e t t y L . B . R o s e n f e l d , “ S e x D iffe r e n c e s in D e s ir e d C h a r a c t e r is tic s o f

S h o r t - T e r m a n d L o n g - T e r m R e la t io n s h ip P a r tn e r s ” , e n f o u r n a l o f S o c i a l a n d P e r so n a l

R e la tio n s h ip s, 1 7 (6 ), 2 0 0 0 , p p . 8 4 3 - 8 5 3 . H is t o r ic a m e n t e , sin e m b a r g o , lo s h o m b r e s y las

m u je r e s c o m e n z a r o n a a d ju d ic a r m a s v a lo r al a tr a c tiv o fis ic o a p a r tir d e m e d ia d o s d e l s ig lo x x .

V
346 • Por que duele el amor

1 4 3 L. C u b b in s y K . T a n fe r , “ T h e In flu e n c e o f G e n d e r o n S e x : A S tu d y o f M e n ’s a n d

W o m e n ’s S e lf - R e p o r t e d H i g h - R i s k S e x B e h a v io r ” , e n A rch ives o f S e x u a l B e h a v io r, 2 9 ( 3 ) , 2 0 0 0 ,

pp. 2 2 9 -2 5 5 .

1 4 4 R . C o llin s , “ A C o n f li c t T h e o r y o f S e x u a l S t r a t ific a t io n ” , p . 7 ; W . B u r g e s s y p . W a llin ,

E n g a g e m e n t a n d M a r ria g e , N u e v a Y o r k , L ip p in c o tt, 1 9 5 3 .

1 4 5 P a r a m a y o r in f o r m a t i o n s o b r e u n a e ts ra te g ia d ife r e n te , a d o p ta d a p o r las m u je r e s d e cla se

m e d ia q u e se p a ra n la m a te r n id a d d e l m a t r im o n io (y d e c u a lq u ie r o tr a r e la t io n d u a l), v e a s e

H e r tz , S in g le by C h a n c e , M o th e r s b y C h o ice t.

1 4 6 V e a se < h t t p :/ / w w w .n y t i m e s .c o m / 2 0 0 8 / 0 5 / 0 4 / f a s h i o n / 0 4 l o v e .h t m l ? p a g e w a n t e d = 2 >

(u ltim o a c c e s o : 11 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

1 4 7 V e a s e < h t t p :/ / p a r e n t s .b e r k e le y .e d u / a d v i c e / f a m i ly / c o m m i t t m e n t .h t m l > (u lt im o a c c e so :

11 d e o c tu b re d e 2 0 1 1 ).

1 4 8 L . S . S t e p p , U n h o o k e d : H o w Y o u n g W om en P u rsu e S e x , D e la y L o v e a n d L o s e a t B o th , N u e v a

Y o r k , R iv e r h e a d B o o k s , 2 0 0 7 , p . 1 0 .

1 4 9 I b id ., p . 4.

1 5 0 C . T o w n s e n d , B re a k in g the R u le s : C o n fe ssio n s o f a B a d G irl, L o n d r e s ,J o h n M u r r a y , 2 0 0 8

(trad . e s p .: A m o r , s e x o y contradicciones, B a r c e lo n a , P la n e ta , 2 0 0 9 ] .

1 51 V e a se < h t t p :/ / w w w .n y t i m e s .c o m / 2 0 0 8 / 0 5 / 0 4 / f a s h i o n / 0 4 l o v e .h t m l ? p a g e w a n t e d = 3 >

(u ltim o a c c e s o : 11 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

1 5 2 E . J o n g , F e a r o f F ly in g , N u e v a Y o r k , S ig n e t , 1 9 7 4 , p . 11 [trad . e s p .: M ie d o d e vo lar, B u e n o s

A ir e s, S u d a m e r ic a n a , 1 9 7 6 ].

4. L a d e m a n d a d e r e c o n o c im ie n t o : E l a m o r y la v u ln e r a b ilid a d d e l y o

1 E . D ic k in s o n , T h e P o e m s o f E m ily D ic k in so n , R . W . F r a n k lin ( c o m p .) , C a m b r id g e , ma , T h e

B e lk n a p P re ss, 1 9 9 9 , p p . 3 5 2 - 3 5 3 .

2 H . v o n K le ist, P en th e silea , N u e v a Y o r k , H a r p e r C o llin s , 1 9 9 8 [ 1 8 0 8 ] , p . 1 0 4 (trad . e sp .:

P en tesile a , B u e n o s A ir e s, S u r , 1 9 5 7 , p . 1 0 8 ].

3 R . D e sc a r te s , D isc o u rse on the M e th o d a n d M e d ita tio n s on F ir s t P h ilo so p h y , C a m b r id g e , m a ,

H a c k e t t P u b lis h in g C o m p a n y , 1 9 9 8 [1 6 4 1 ] [trad . e s p .: M e d ita d o n e s m etafisicas, B u e n o s A ir e s,

L ib re sa , 1 9 7 8 , p . 8 9 ].

4 C . T a y lo r , S ou rces o f the S e lf, C a m b r id g e , C a m b r id g e U n iv e r s ity P ress, 1 9 9 2 [trad . e sp .:

F u e n te s d el y o : L o construccion de la id en tid ad m odern a, B a r c e lo n a , P a id o s , 2 0 0 6 ] .

5 J . - L . M a r io n , T h e E ro tic P h e n o m e n o n , C h i c a g o , U n iv e r s ity o f C h ic a g o P ress, 2 0 0 7 [2 0 0 3 ],

p. 2 2 [trad . e sp .: E f e n o m e n o erotico, B u e n o s A ir e s, E l c u e n c o d e p la ta , 2 0 0 5 ] .
Notas • 347

6 Ib id ., p. 3 7 .

7 U n o d e lo s p r im e r o s e je m p lo s es e l d e P la to n e n F ed ro.

8 J . W . G o e t h e , T h e S orrow s o f Y o u n g W erther, N u e v a Y o r k , N e w A m e r ic a n L ib r a r y , 1 9 6 2

[1 7 7 4 ], p p . 5 0 - 5 1 [trad . e s p .: L o sp a d e c im ie n to s d e ljo v e n W erther, M a d r id , A k a l, 2 0 0 8 , p . 5 0 ].

9 D . H u m e , A T re atise o f H u m a n N a tu r e , O x f o r d , O x f o r d U n iv e r s ity P ress, 1 8 8 8 [ 1 7 3 9 - 4 0 ] ,

lib r o ii, p a rte 11, p. 3 9 4 [trad . e s p .: T ra ta d o de la n a tu r a le z a h u m a n a , A lb a c e te , D ip u t a c io n d e

A lb a c e te , p . 2 8 8 , e n < h t t p :/ / ^ w w .p s i .u b a .a r / a c a d e m i c a / c a r r e r a s d e g r a d o / p s i c o l o g i a /

in fo n n a c io n _ a d ic io n a l/ o b lig a t o r ia s /0 3 4 _ h is t o r ia _ 2 / A r c h iv o s / H u m e _ t r a t a d o .p d f .> (u ltim o

a c c e s o : 9 d e ju l i o d e 2 0 1 2 ) ] .

1 0 S . B la c k b u r n , L u s t : T h e S e v e n D e a d ly S in s , O x f o r d , O x f o r d U n iv e r s it y P re ss, 2 0 0 6 , p . 8 2

[trad . e s p .: L u ju r ia , B a r c e lo n a , P a id o s Ib e r ic a , 2 0 0 5 ] .

11 S. F r e u d , " B e i n g in L o v e an d H y p n o s i s ” , e n J . S tra c h e y ( c o m p .) , T h e S ta n d a r d E d itio n o f the

C o m p le te P sy ch ological W ork s o f S ig m u n d F re u d , v o l. x v iii , L o n d r e s , H o g a r t h P re ss a n d th e

In stitu te o f P s y c h o - A n a ly s i s , 1 9 5 3 [ 1 9 2 2 ], p . 1 1 2 [trad . e s p .: " E n a m o r a m ie n t o e h ip n o s is ” , e n

O b r a s co m p letas: P sicologta de la s m a s a s y a n a lisis d el yo, t o m o x v iii , B u e n o s A ir e s , ^ m o r r o r t u ,

p p . 1 0 5 - 1 1 0 (p . 1 0 6 )].

1 2 C it a d o e n A . C a r s o n , E r o s: T h e B ittersw eet, P r in c e to n , P r in c e t o n U n iv e r s it y P re s s, 1 9 9 8 ,

p . 3 9 [trad. e s p .: F r ie d r ic h N ie t z c h e , L a v o lu n ta d d e p o d e r , M a d r id , e d a f , 2 0 0 0 , p . 5 3 4 ].

1 3 S. B la c k b u r n , L u st, p. 8 3 .

14 L . B o lt a n s k i y L . T h e v e n o t , O n Ju s t ific a t io n : E co n o m ies o f W orth , P r in c e to n , P r in c e to n

U n iv e r s it y P re ss, 2 0 0 6 [1 9 9 1 ].

1 5 J . B r o w n e , D a t i n g f o r D u m m ie s, N u e v a Y o r k , W ile y P u b lish in g , 2 0 0 6 [trad . e s p .: B u sq u e d a

de p a r e ja p a r a d u m m ie s, B o g o t a , N o r m a , 2 0 0 5 ] .

1 6 J . G ra y , M a r s a n d V en u s on a D a t e , N u e v a Y o r k , H a r p e r C o llin s , 1 9 9 7 [trad . e s p .: M a r te y

V en u s salen ju n t o s , B a r c e lo n a , D e b o ls illo , 2 0 1 0 ] .

17 N . C . W a r r e n , D a t e . . . or S o u l M a t e ? H o w to K n o w l f S o m e o n e I s W orth P u r su in g in T w o

D a t e s or L e ss, N a s h v ille , T h o m a s N e ls o n P u b lish e r s, 2 0 0 2 [trad . e s p .: P a r e ja de un dta o de p o r

v id a : C o m o reconocer s i a lg u ie n merece o tr a cita o no, M e x i c o , G r u p o N e ls o n , 2 0 0 8 ] .

1 8 J . G ra y , M a r s a n d V en u s on a D a t e , p. 1 7 9 .

1 9 N . C . W a r r e n , D a t e . . . o r S o u l M a t e ? , p . x v iii .

2 0 E . S . P e r s o n , D re a m s o f L o v e a n d F a te fu l E n c o u n te rs: T h e P ow er o f R o m a n tic P a ssio n , N u e v a

Y o r k , N o r t o n C o m p a n y , 1 9 8 8 , p . 3 8 [trad . e s p .: S u e n o s de a m o r y encu en tros decisiv o s: E l p o d e r de

la p a sio n rom an tica, L im a , pucp F o n d o E d ito r ia l, 2 0 0 8 ] .

21 Ib id ., p. 5 9 .
348 • Por que duele el amor

2 2 T . K e n s le a , T h e S ed g w ick s in L o v e : C o u rtsh ip , E n g a g e m e n t, a n d M a r r ia g e in the E a r ly R ep u b lic,

B o s t o n , N o r t h e a s t e r n U n iv e r s ity P ress, 2 0 0 6 , p. 4 6 .

2 3 E . K . R o t h m a n , H a n d s a n d H e a r ts : A H isto ry e f C o u rtsh ip in A m e rica , N u e v a Y o r k , B a s ic

B o o k s, 1984, p. 98.

2 4 Ib id ., p p . 9 8 - 9 9 .

2 5 lb id ., p . 1 9 .

2 6 Ibid.

2 7 S . H a rr is, T h e C o u rtsh ip o f O liv ia L A n gd on a n d M a r k T w a in , C a m b r id g e , C a m b r id g e

U n iv e r s ity P re ss, 1 9 9 6 , p. 9 6 .

2 8 D . K a r lin ( c o m p .) , R o b e rt B ro w n in g a n d E liz a b e t h B a rre tt: T h e C o u r tsh ip C o rresp o n d en ce 1 8 4 5 ­

1 8 4 6 , O x f o r d , C la r e n d o n P re ss, 1 9 8 9 , p . 1 2 4 .

2 9 Ib id ., p . 2 1 8 .

3 0 Ib id ., p. 2 2 9 .

31 W . L itt le fie ld ( c o m p .) , L o v e L ette rs o f F a m o u s P o ets a n d N o v e lists, N u e v a Y o r k ,

T h e J . M c B r id e C o ., 1 9 0 9 , p. 29.

3 2 K e n sle a , T h e S ed g w ick s in L o v e , p . 1 5 6 .

3 3 S . S h a p ir o , F iv e M e n ^ f y o B ro k e M y H e a rt, N u e v a Y o r k , D e la c o r t e P re ss, 2 0 0 4 , p . 2 9 .

3 4 P e r s o n , D re a m s o f L o v e a n d F a te fu l E n co u n ters, p . 4 4 .

3 5 E s t o e n tra e n c o n tr a ste c o n o t r o t ip o d e in t e r a c c io n r o m a n tic a e n la q u e el v a lo r p r o p io n o

n e c e sit a s e r r e a fir m a d o , p r e c is a m e n t e p o r q u e e l v a lo r y la p o s i c io n so c ia l d e la p e r s o n a y a s o n

c o n o c id o s p a r a t o d a s las p a r t e s e n c u e s t io n y n o r e v iste n c a r a c t e r n e g o c ia b le . S i v o l v e m o s al

u n iv e r s o d e J a n e A u st e n , c u a n d o H a r r ie t, la g r a n a m ig a d e E^m m a, a sp ira a c a sa rse c o n

h o m b r e s d e u n e s ta tu s so c ia l s u p e r io r y es " r e c h a z a d a ” p o r e llo s, c o m o d ir ia m o s h o y , tal

s e n s a c io n d e r e c h a z o n o a fe c ta , n i m u c h o m e n o s d e s t r u y e , su s e n t id o d e l v a lo r . M a s b ie n , lo

q u e sie n te es s o lo v e r g u e n z a p o r h a b e r c o m e t id o u n e r r o r e n la e v a lu a c io n d e la p o s ic io n

so c ia l p r o p ia y a je n a . L o q u e se v e a fe c ta d o n o es su v a lo r p r o p io , s in o su s e n t id o d e l d e c o r o .

E n c a m b io , el v a lo r so c ia l e n la m o d e r n id a d n o p r e c e d e a las in te r a c c io n e s , sin o q u e se

c o n s titu y e e n ellas y p o r m e d io d e ellas.

3 6 P e r s o n , D re a m s e f L o v e a n d F a te fu l E n c o u n te rs, p . 3 8 .

3 7 A . H o n n e t h , " P e r s o n a l Id e n tity a n d D is r e s p e c t ” , e n S . S e id m a n y J . A le x a n d e r (c o m p s .),

T h e N e w S o c ia l T h eo ry R e a d e r : C o n tem p o rary D e b a te s, L o n d r e s , R o u t l e d g e , 2 0 0 1 , p p . 3 9 - 4 5

(p . 3 9 ).
3 8 U . B e c k y E B e c k - G e r n s h e im , T h e N o r m a l C h a o s e f L o v e , C a m b r id g e , P o lity P ress, 1 9 9 5

(trad . e s p .: E l n o r m a l caos d e l a m o r, B u e n o s A ir e s , P a id o s , 2 0 0 1 ] ; M . E v a n s , L o v e : A n U n ro m an tic


Notas • 349

D isc u ssio n , C a m b r id g e , P o lity P ress, 2 0 0 3 ; A . G id d e n s , T h e T ra n sfo rm atio n o f In tim acy ,

C a m b r id g e , P o lity P re ss, 1 9 9 2 (trad . e s p .: L a tran sform ation d e la in tim id a d . S e x u a lid a d , am or y

erotism o en la s socied ades m o d e rn as, M a d r id , C a t e d r a , 1 9 9 5 ] ; E I llo u z , C o n su m in g the R o m a n tic

U to p ia : L a v e a n d the C u lt u r a l C o n tra d ic tio n s o f C a p it a lis m , B e r k e le y , U n iv e r s it y o f C a lifo r n ia

P re ss, 1 9 9 7 (trad . e sp .: E l con su m o d e la u to p ia ro m an tica, B u e n o s A ir e s / M a d r id , K a t z , 2 0 0 9 ] ; L .

S t o n e , T h e F a m ily , S e x a n d M a rria g e in E n g la n d , 1 5 0 0 - 1 8 0 0 , N u e v a Y o r k , H a r p e r a n d R o w ,

1 9 7 7 [trad . esp : F a m ilia , s e x o y m atrim o n io en In g laterra, 1 5 0 0 - 1 8 0 0 , M e x i c o , fce , 1 9 9 0 ]. E n el

p r e se n te tr a b a jo a d o p t o u n a p o s t u r a d ife re n te c o n r e sp e c to a e ste p r o b le m a , c o m o q u e d a r a

d e m o s t r a d o e n las p r o x im a s p a g in a s.

3 9 R . C o llin s , In teractio n R i t u a l C h a in s , P r in c e t o n , P r in c e t o n U n iv e r s it y P r e s s, 2 0 0 4 (trad .

e s p .: C a d e n a s d e ritu ales d e in teractio n , B a r c e lo n a , A n t h r o p o s , 2 0 0 9 ] ; R . C o llin s , “ O n th e

M ic r o f o u n d a t i o n s o f M a c r o s o c i o l o g y ” , e n A m e ric a n J o u m a l o f S o c io lo g y , 8 6 ( 5 ) , 1 9 8 1 ,

pp. 9 8 4 -1 0 1 4 .

4 0 L . F ra se r, “ O u r W a y o f S a y in g G o o d b y e ” , T h e N e w Y ork T im e s, 3 0 d e m a y o d e 2 0 1 0 ,

< h t t p :/ / w w w .n y t i m e s .c o m / 2 0 1 0 / 0 5 / 3 0 / f a s h i o n / 3 0 l o v e .h t m l ? e m c = tn t& tn te m a il1 = y >

(u ltim o a c e so : 11 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

41 A . H o n n e t h , T h e S tru g g le f o r R e co g n itio n : T h e M o r a l G r a m m a r o f S o c ia l C o n flic ts, C a m b r id g e ,

P o lity P ress, 1 9 9 5 [trad . e s p .: L a lu ch a p o r el reconocim iento: p o r u n a g r a m a tic a m o ra l d e los conflictos

sociales, B a r c e lo n a , C r it ic a , 1 9 9 7 ].

4 2 M a r io n , T h e E ro tic P h en om en on .

4 3 B . J a c o b s o n y S . J . G o r d o n , T h e S h y S in g le : A B o ld C u i d e to D a t i n g f o r the L e s s - T h a n - B o ld

D a t e r , E m m a u s , pa, R o d a le , 2 0 0 4 , p p . 4 - 5 .

4 4 A . H o n n e t h , “ U n s ic h tb a r k e it: z u r E p is t e m o lo g ie v o n A n e r k e n n u n g ” , e n U n sic h tb ark e it:

S ta tio n e n ein er T h eo rie der In te rsu b jek v ita t, F r a n k fu r t, S u h r k a m p , 2 0 0 3 , p p . 1 0 - 2 7 .

4 5 J a c o b s o n y G o r d o n , T h e S h y S in g le , p . 15.

4 6 I b id ., p . 1 7 .

4 7 V . V a n G o g h , C o m p le te L etters, N u e v a Y o r k , N e w Y o r k G r a p h ic S o c ie t y , 1 9 5 9 , p . 2 5 4 .

4 8 C . T o w n s e n d , B re a k in g th e R u le s : C o n fe ssio n s o f a B a d G ir l, L o n d r e s , J o h n M u r r a y , 2 0 0 8 ,

p. 283.

4 9 J . F r a n z e n , “ L ik in g Is fo r C o w a r d s . G o fo r W h a t H u r t s ” , e n T h e N e w Y o rk T im e s,

2 8 d e m a y o d e 2 0 1 1 , < h t t p :/ / w w w .n y t i m e s .c o m / 2 0 1 1 / 0 5 / 2 9 / o p in i o n / 2 9 f r a n z e n .h t m P _

r = l & p a g e w a n t e d = a ll> (u ltim o a c c e s o : 2 0 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

5 0 V e a se < p : / / w w w .g l a m o u r .c o m / s e x - l o v e - l i f e / b l o g s / s m i t t e n / 2 0 0 9 / 0 2 / t h e - o n e t h in g - n o t -

to - s a y - t o - a .h t m l> (u ltim o a c c e so : 12 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .
350 • Por que duele el amor

51 P. P au l, " A Y o u n g M a n 's L a m e n t: L o v e H u r t s ” , e n T h e N e w Y ork T im e s, 2 2 d e ju l i o

d e 2 0 1 0 , < h t t p :/ / w w w .n y t i m e s .c o m / 2 0 1 0 / 0 7 / 2 5 / f a s h i o n / 2 5 S t u d i e d .h t m t f _

r = l & e m c = t n t & t n t e m a i l l = y > (u ltim o a c c e so : 1 2 d e o c tu b r e d e 2 0 1 1 ) .

5 2 A n te r io r m e n te , la c u ltu r a isla m ic a y a h ab ia p r iv ile g ia d o e sta te m a tic a , c o m o s e e v id e n c ia e n

la fa m o sa h isto r ia d e L a ila y M a jn u n , q u e d a ta d e l sig lo v n .

5 3 I. S in g e r , T h e N a tu re o f L ove: C o u rtly a n d R o m an tic, C h ic a g o , U n iv e r sity o f C h ic a g o P ress, 1 9 8 4 ,

p. 2 5 [trad. e sp .: L a n atu ra le z a del am or: C ortesan o y rom antico, M a d rid , S ig lo x x i , 1 9 9 9 , p . 4 2 ].

5 4 C it a d o e n A . C la r k , D e sire : A H isto ry o f E u ro p e a n S e x u a lity , L o n d r e s , R o u t l e d g e , 2 0 0 8 ,

p . 5 5 [trad . e s p .: D e se o . U n a h istoria d e la s e x u a lid a d en E u r o p a , M a d r id , C a t e d r a , 2 0 1 0 ].

5 5 L o s h e r m a n o s G o n c o u r t e sc rih ia n e n F r a n c ia q u e " l a p a ss io n d e s c h o s e s n e v ie n t p a s d e la

b o n te o u d e la b e a u t e p u r e d e ses c h o s e s, e lle v ie n t su r to u t d e le u r c o ^ p t i o n . O n a im e r a

fo lle m e n t u n e f e m m e , p o u r sa p u tin e r ie , p o u r la m e c h a n c e t e d e s o n e s p r it, p o u r la v o y o u c r a tie

d e sa te te , d e so n c o e u r , d e ses se n s [ ...] . A u fo n d , c e q u i fa it l'a p p a s s io n n e m e n t: c 'e s t le

fa is a n d a g e d e s e t r e s e t d e s c h o s e s ” . C it a d o e n M . P ra z , T h e R o m a n tic A g o n y , N u e v a Y o r k ,

M e r id ia n B o o k s , 1 9 5 6 , p. 4 5 .

5 6 C it a d o e n ib id ., p . 7 4 [trad . e sp . c ita d a d e L o r d B y r o n , M a n fred o , M a d r id , Im p r e n t a d e A .

V ic e n t e , 1 8 6 1 , p . 6 0 ].

5 7 C it a d o e n ib id ., p. 7 2 .

5 8 C . N e h r in g , A V in d ication o f L o v e : R e c la im in g R o m a n c e f o r the T w e n ty - F ir st C e n tu ry , N u e v a

Y o r k , H a r p e r C o llin s , 2 0 0 9 , p . 2 3 2 [trad . e s p .: A f a v o r d e l am or, B a r c e lo n a , L u m e n , 2 0 1 0 ] .

5 9 C it a d o e n M . M a c D o n a ld , M y stic a l B e d la m : M a d n e ss , A n x ie t y , a n d H e a lin g in S ev en teen th -

C e n tu ry E n g la n d , C a m b r id g e , C a m b r id g e U n iv e r s ity P re ss, 1 9 8 3 , p. 9 0 . #

6 0 J. F e r ra n d , A T re atise on L ov esick n ess, N u e v a Y o r k , S y r a c u se U n iv e r s ity P re ss, 1 9 9 0 [161O ],

p. 2 7 3 . A g r a d e z c o a M ic h a e l A lt b a u e r p o r r e c o m e n d a r m e e ste m a te ria l.

61 M a c D o n a ld , M y stic a l B e d la m , p p . 8 8 - 8 9 .

6 2 Ib id ., p . 1 0 0 .

6 3 J . B u t le r , S u b jects o f D e sire : H e g e lia n R eflectio n s in T w e n tie th -C e n tu r y F ran ce, N u e v a Y o r k ,

C o lu m b ia U n iv e r s it y P re ss, 1 9 8 7 , p . 7 7 [trad . e s p .: S u je to s d e l d e se o : R e fle x io n e s h e g elian as en la

F ra n e ia d e l siglo x x , B u e n o s A ir e s, A m o r r o r t u , 2 0 1 2 ] .

6 4 Ib id ., p .4 9 .

6 5 Ibid.

6 6 O . S c h w arz, " N e g o t i a t i n g R o m a n c e in F r o n t o f th e L e n s ” , e n V isu a l C o m m u n ic a tio n , 9 (2 ),

2 0 1 0 , p p . 1 5 1 - 1 6 9 (p. 1 5 7 ).

6 7 Ibid.
Notas • 351

6 8 R . B e lla h , W . S u lliv a n , A . S w id le r y S. T i p t o n , H a b it s o f the H e a r t : In d iv id u a lism a n d

C o m m itm e n t in A m e rica n L ife , B e r k e le y , U n iv e r s it y o f C a lifo r n ia P re ss, 1 9 8 5 [trad . e s p .: H a b ito s

d el c o raz o n , M a d r id , A lia n z a , 1 9 8 9 ].

6 9 V e a se < h t t p :/ / w w w .e n o t a l o n e .c o m / f o r u m /s h o w t h r e a d .p h p ? t = 1 5 2 8 4 3 ,f in n e g a n s w a k e >

(u ltim o a c c c e s o : 1 3 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

7 0 P e r s o n , D r e a m s o f L o v e a n d F a t e fu l E n c o u n te rs, p . 4 5 .

71 W . S h a lit, G ir ls G o n e M il d : Y o u n g W om en R e c la im S e lf-R e sp e c t a n d F in d I t 's N o t B a d to be

G ood, N u e v a Y o rk , R a n d o m H o u se, 2 0 0 7 .

7 2 C . B u s h n e ll, S e x an d the C it y , N u e v a Y o r k , W a m e r B o o k s , 1 9 9 6 , p. 2 2 2 [trad. e s p .: S e x o en

N u e v a Y ork, B a r c e lo n a , rba C o le c c io n a b le s , 2 0 0 4 , p. 1 5 2 ].

7 3 T o w n s e n d , B r e a k in g the R u le s , p. 1 7 9 .

7 4 V e a s e < h t t p :/ / w w w .n y d a i ly n e w s .c o m / li f e s t y le / 2 0 1 0 / 0 2 / 1 6 / 2 0 1 0 - 0 2 - 1 6 _ o n 1 in e _ d a t in g _

g r o w s _ in _ p o p n 1 a r it y _ a t t r a c t in g _ 3 0 _ p e r c e n t _ o f_ w e b _ u s e r s _ p o ll.h t m l# ix z z 0 fin I m u 6 A T >

( u lt im o a c c e s o : 14 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

7 5 R . N o r w o o d , W om en ^ f t o L o v e T o o M u c h , N u e v a Y o r k , P o c k e t B o o k s , 1 9 8 5 , p . 3 (trad .

e s p .: L o s m ujeres q u e a m a n d e m a sia d o , B u e n o s A ir e s, J a v i e r V e r g a r a , 1 9 8 6 , p . 7 ].

7 6 J . A u s t e n , S e n se a n d S e n sib ility , H a r m o n d s w o r t h , P e n g u in B o o k s , 1 9 9 4 ( 1 8 1 1 ] , p. 1 7 2 (trad.

e s p .: S e n tid o y se n sib ilid a d , B u e n o s A ir e s, T e c n i b o o k , 2 0 1 1 , p. 7 9 ].

7 7 S. N e im a n , M o r a l C la r it y : A G u id e f o r G r o w n - U p Id ealists, L o n d re s, B o d le y H e a d A d u lts, 2 0 0 9 .

7 8 J. A u s t e n , N o rth a n g e r A b b e y , C h e n a n g o F o r k s, n y , W ild J o t P ress, 2 0 0 9 ( 1 8 1 8 ], p. 1 2 5 ( t r a d .'

e s p .: L o abad i'a de N o rth a n g e r, B a r c e lo n a , D e b o ls illo , 1 9 9 8 , p. 5 4 ].

7 9 A . M a c I n t y r e , A fte r V irtu e: A S tu d y in M o r a l T h eory, N o t r e D a m e , in , U n iv e r s ity o f N o t r e

D a m e P re ss, 1 9 8 4 , p . 1 2 3 (trad . e s p .: T r a s la virtu d , B a r c e lo n a , C r itic a , 1 9 8 7 ].

8 0 H . d e B a lz a c , L o F e m m e a b an d o n e e, P r o je c t G u t e n b e r g , < h t t p :/ / w w w .g u t e n b e r g .o r g /

c a t a lo g / w o r l d / r e a d file ? f k _ file s = 1 6 3 0 2 8 5 & p a g e n o = 1 5 > [trad. e s p .: “ L a m u je r a b a n d o n a d a ” ,

e n E sc e n a s de l a v id a d e p r o v in c ia , B a r c e lo n a , L ib re ria d e D o n J u a n O liv e r e s , 1 8 4 4 , p . 5 5 ].

81 V e a se < h t t p :/ / w w w .m e d h e l p .o r g / p o s t s / s h o w / 6 7 0 4 1 5 > (u ltim o a c c e s o : 1 4 d e o c t u b r e

d e 2 0 1 1 ).

8 2 S . S c h lo s b e r g , T h e C u r s e o f the S in g le s T a b le : T h e T rn e S to r y o f 1 0 0 ! N ig h ts w ith o u t S e x ,

N u e v a Y o r k , W a m e r B o o k s , 2 0 0 4 , p. 55 [trad . e s p .: S in g le sto ry : 1 0 0 1 noches sin sex o ,

B a r c e lo n a , S w in g , 2 0 0 6 , p. 6 6 ] .

8 3 T . R u s s e ll, “ A lo n e W h e n th e B e d b u g s B i t e ” , e n The N e w Y o r k T im e s, 21 d e n o v ie m b r e

d e 2 0 1 0 , < h t t p :/ / w w w .n y t i m e s .c o m / 2 0 1 0 / 1 1 / 2 1 / f a s h i o n / 2 1 M o d e r n .h t m P _

r = 1 & e m c = t n t & t n t e m a il1 = y > (u ltim o a c c e s o : 14 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .


352 • Por que duele el amor

8 4 H . F ie ld in g , B r id g e t jo n e s ’s D ia r y , L o n d r e s , T h o m d i k e P ress, 1 9 9 8 , p p . 1 6 7 - 1 6 8 [trad. e s p .:

E l d iario d e B r id g e t jo n e s , B a r c e lo n a , L u m e n , 2 0 0 1 , p . 2 0 5 ] .

8 5 C o m p a r e s e c o n A . H o n n e t h y A . M a r g a lit, “ R e c o g n i t i o n ” , e n A risto te lia n So ciety ,

S u p p le m e n ta ry V o lu m es, 7 5 , 2 0 0 1 , p p . 1 1 1 - 1 3 9 .

8 6 V e a s e < h t t p :/ / w w w .n a u g h t y g i r l .t y p e p a d .c o m / > (u ltim o a c c e s o : 1 4 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

8 7 V e a se < h t t p :/ / w w w .h e li u m .c o m / i t e m s / 4 7 7 5 8 6 - w a y s - t o - a v o id - e m o t io n a lly u n a v a ila b le -

m e n > (u ltim o a c c e s o : 14 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

8 8 V e a s e < h t t p :/ / w w w .t h e r u le s b o o k .c o m / r u le 1 0 .h t m l > (u ltim o a c c e s o : 1 3 d e o c t u b r e d e

2 0 1 0 , y a n o se e n c u e n tr a d is p o n ib le o n lin e ).

8 9 V e a se < h t t p :/ /w w w .s i m p ly s o lo .c o m /r e la t i o n s h i p s /lo v e _ s t r a t e g ie s .h t m l> (u ltim o a c c e so :

14 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

9 0 S u sa n A n d e r s o n , “ W h e r e D i d M y S e lf - D o u b t C o m e F r o m ? ” , e n < h t t p : / /

s u s a n a n d e r s o n lc s w .w o r d p r e s s .c o m /t a g / s e lf - e s t e e m > (u ltim o a c c e s o : 1 4 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

9 1 V e a s e < h t t p :/ / w w w .y n e t .c o .i l / a r t i c l e s / 0 ,7 3 4 0 ,L - 3 3 2 0 0 9 6 ,0 0 .h t m l > (e n h e b r e o ; u ltim o

a c c e so : 1 4 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

9 2 H . A r e n d t , T h e H u m a n C o n d itio n , N u e v a Y o r k , D o u b le d a y A n c h o r B o o k s , 1 9 5 9 , p . 2 5 2

[trad . e s p .: LA con d id o n h u m a n a , B u e n o s A ir e s, P a id o s , 2 0 0 9 , p . 2 9 3 ].

5. Amor, razon, ironia


1 J. M . C o e t z e e , D isg ra c e , H a n n o n d s w o r t h , P e n g u in B o o k s , 1 9 9 9 , p .1 3 (trad. e s p .: D e s g r a d a ,

B a r c e lo n a , M o n d a d o r i, 2 0 0 0 , p . 1 1 ].

2 ) . B a m e s , L o v e , etc., N u e v a Y o r k , A lfr e d A . K n o p f , 2 0 1 1 , p . 1 1 5 [trad . e s p .: A m o r , etcetera,

B a r c e lo n a , A n a g r a m a , 2 0 0 8 , p. 1 2 0 ].

3 C it a d o e n M . B e n n a n , A ll T h a t is S o lid M e lt s in to A ir , L o n d r e s , V e r s o , 1 9 8 3 , p. 1 0 9 [trad.

e s p .: T o d o lo so lid o se d esvan ece en el a ir e , M e x ic o , S i g lo x x i , 2 0 0 4 , p. 1 0 6 ].

4 C it a d o e n ib id ., p. 9 5 [trad . e sp . c it .: p. 9 0 ].

5 L. A . S c a ff, F le e in g the Iro n C a g e : C u ltu re , P olitics, a n d M o d e rn ity in the T h o u g h t o f M a x W eber,

B e r k e le y , U n iv e r s ity o f C a lifo r n ia P ress, 1 9 9 1 .

6 E . Illo u z y S. F in k e lm a n , “ A n O d d a n d In se p a r a b le C o u p l e : E m o t io n a n d R a t io n a lit y in

P a rtn e r S e le c t io n ” , e n T h e o ry a n d S o c ie ty , 3 8 ( 4 ) , 2 0 0 9 , p p . 4 0 1 - 4 2 2 .

7 U . D o y l e ( c o m p .) , L o v e L etters o f G r e a t M e n a n d W om en , B a s in g s t o k e , P a n M a c m illa n , 2 0 1 0 ,

p. 76.

8 V . N a b o k o v , L o lita , N u e v a Y o r k , V in ta g e , 1 9 8 9 ( 1 9 5 5 ] , p . 3 9 [trad . e s p .: L o lit a , B a r c e lo n a ,

rba , 1 9 9 3 , p . 4 2 ].
Notas • 353

9 D o y le ( c o m p .) , L o v e L etters o f G r e a t M e n an d W om en , p. 51

1 0 Ib id ., p . 5 7 .

11 W . S h a k e sp e a r e , R o m e o a n d ju l i e t , a c t o 1, e scen a 5 (trad . e s p .: R o m e o y j u l i e t a , B u e n o s A ire s,

C o lih u e , 2 0 0 5 , p. 3 2 ].

12 D o y le ( c o m p .) , L o v e L etters o f G r e a t M e n a n d W om en , p. 7 8 .

13 P ara u n b u e n e je m p lo , v e a se S . Z w e ig , L e tte r fr o m an U n k n o w n W o m an , N u e v a Y o r k , T h e

V ik in g P re ss, 1 9 3 2 [trad . e s p .: C a r t a de u n a d esco n o d d a, B a r c e lo n a , E l A c a n tila d o , 2 0 0 2 ] .

14 E n la E d a d M e d ia , la re to r ic a re lig io s a a m e n u d o se c o m b in a b a co n la a m o r o s a , p r e se n ta n d o

al se r a m a d o c o m o u n a d iv in id a d , lo q u e a su v e z r e fo r z a b a a u n m a s la n o c io n d e l a m o r c o m o

una e x p e r ie n c ia a b s o lu ta e n la q u e el s u je t o a m a n te a sp ira a fu n d irse c o n el o b je t o d e su a m o r o

in c lu s o a ser a b s o r b id o p o r ese o b je t o . L a n o v e la b u r g u e s a d e c im o n o n ic a , p o r su p a r te , p re se n ta

a l a m o r c o m o el p r in c ip a l e je n a r ra tiv o d e la v id a d o m e st ic a y (p ara las m u je r e s) d e la v id a

so cial. H a sta c ie r to p u n to , se trata d e u n m o d e lo q u e esta p r e se n te ta m b ie n e n la cu ltu ra

c in e m a to g r a fic a m o d e r n a , e n la q u e el a m o r , el se x o y el r o m a n c e c o n stitu y e n el telos m as

g e n e r a liz a d o d e la a c c io n d e lo s p e r so n a je s y sus a n h e lo s p s ic o lo g ic o s , asi c o m o el n u d o ce n tra l

d e las e stru c tu ra s a r g u m e n ta le s.

15 C . B u sh n e ll, S e x a n d the C it y , N u e v a Y o r k , W a m e r B o o k s , 1 9 9 6 , p. 2 (trad . e s p .: S e x o en

N u e v a Y ork, B a r c e lo n a , rba C o le c c io n a b le s , 2 0 0 4 , p. 2 ].

1 6 M . D o w d , " T r a g e d y o f C o m e d y ” , e n T h e N e w Y o rk T im e s, 3 d e a g o sto d e 2 0 1 0 ,

< h t t p :/ / w w w .n y t i m e s .c o m / 2 0 1 0 / 0 8 / 0 4 / o p i n i o n / 0 4 d o w d .h t m l > (u ltim o a c c e s o : 1 7 d e

o c tu b r e d e 2 0 1 1 ) .

17 M . W e b e r , " S c i e n c e a s a V o c a t i o n ” , e n H . H . G e r th y C . W . M ilis (c o m p s .), F ro m M a x

W eber: E s s a y s in Sociology, O x f o r d , O x f o r d U n iv e r sity P re ss, 1 9 7 0 [1 9 4 6 ]), p p . 1 2 9 - 1 5 6 (trad .

e sp .: " L a c ie n c ia c o m o v o c a c i o n ” , e n E lp o d t ic o y el cientifico, M a d r id , A lia n z a , 1 9 7 9 , p p . 1 8 0 ­

2 3 1 ] ; M . W e b e r , The P ro te stan t E th ic a n d the S p ir it o f C a p it a lis m , L o n d r e s , R o u t l e d g e , 2 0 0 2

[1 9 3 0 ] (trad . e s p .: LA etica p ro testan te y e l esp^ritu d el ca p ita lism o , B a r c e lo n a , P e n in su la , 2 0 0 8 ] .

18 K . L y stra , S ea rch in g the H e a r t: W om en , M e n , a n d R o m a n tic L o v e in N in e te e n th -C e n tu r y A m e rica,

O x f o r d , O x f o r d U n iv e r s ity P ress, 1 9 8 9 , p. 5 0 .

19 E n el p o e m a " I n f lu e n c e o f N a tu r a l O b je c t s ” ( 1 7 9 9 ), W illia m W o r d s w o r th lo d e sc rib e d e la

sig u ie n te m a n e r a :

B y d ay o r sta r-lig h t, thus fr o m m y first d a w n

O f c h ild h o o d d id st th o u in te rtw in e fo r m e

T h e p a ssio n s that b u ild u p o u r h u m a n so u l;

N o t w i t h th e m e a n a n d v u lg a r w o r k s o f M a n ;
354 • Por que duele el amor

B u t w ith h ig h o b je c t s , w ith e n d u r in g th in g s,

W ith life a n d n a tu r e ; p u r ify in g th u s

T h e e le m e n ts o f fe e lin g a n d o f th o u g h t,

A n d san ctify in g by such d isciplin e

B o th p a in a n d f e a r , - u n til w e recognise

A g r a n d e u r in the beatin gs o f the h eart. (en fasis d e la a u to ra )

V e a s e W . W o r d s w o r th , " I n f lu e n c e o f N a t u r a l O b je c t s ” , e n P o e m s, L o n d r e s , G in n , 1 8 9 7 , p . 7 0

[trad . e sp .: E l p relu d io , L ib r o 1, v e r so s 4 0 5 - 4 1 4 , M a d r id , DVD, 2 0 0 3 ) .

2 0 W . S h a k e sp e a r e , A M id s u m m e r - N ig h t 's D re am , A c to 11, E s c e n a 1 [trad . e s p .: S u e n o d e u n a

n o ch e d e veran o, M a d r id , e d a f , 1 9 9 7 , p . 6 4 ].

21 B . T i e m e y y J. W . S c o t t , W estern S o cietie s: A D o c u m e n ta ry H isto r y , v o l. 11, N u e v a Y o r k ,

M c G r a w H ill, 2 0 0 0 , p . 1 8 5 .

2 2 R . W . B . L e w is y N . L e w is (c o m p s .), T h e L ette rs o f E d ith ^ f t a r t o n , N u e v a Y o r k , C h a r le s

S c r ib n e r ’s S o n s, 1 9 8 8 , p . 1 5 2 .

2 3 A . d a r t e ls y S . Z e k i , " T h e N e u r a l B a s is o f R o m a n t i c L o v e ” , e n N eu ro rep o rt, 1 1 (1 7 ), 2 0 0 0 ,

p p . 3 8 2 9 - 3 8 3 4 ; H . F ish e r, ^ f y y W e L o v e : T h e N a t u r e a n d C h e m istr y o f R o m a n tic L o v e , N u e v a

Y o r k , H e n r y H o lt , 2 0 0 4 [trad . e s p .: P o r q u i a m a m o s, M a d r id , T a u r o s , 2 0 0 4 ] .

2 4 A . A r o n et a l . , " R e w a r d , M o t iv a t io n , a n d E m o t i o n S y ste m s A s s o c ia t e d w ith E a r ly - S t a g e

In te n se R o m a n t ic L o v e ” , e n j o u m a l o f N e u ro p h y sio lo gy , 9 4 ( 1 ) , 2 0 0 5 , p p . 3 2 7 - 3 3 7 .

2 5 D . M a r a z z iti, H . S. A k is k a l, A . R o s s i y G . B . C a s s a n o , " A lt e r a t io n o f th e P la te le t

S e r o t o n in T r a n s p o r t e r in R o m a n t i c L o v e ” , e n P sy ch ological M e d id n e , 2 9 , 1 9 9 9 , p p . 7 4 1 - 7 4 5 ;

D . T e n n o v , L o v e a n d Lim eren ce: T h e E x p e rien c e o f B e in g in L o v e , N u e v a Y o r k , S t e in

a n d D a y , 1 9 7 9 ; A . T e s s e r y D . L . P a u lh u s, " T o w a r d a C a u s a l M o d e l o f L o v e ” , e n j o u m a l o f

P erso n a lity a n d S o c ia l P sy ch ology, 3 4 , 1 9 7 6 , p p . 1 0 9 5 - 1 1 0 5 .

2 6 M a r a z z iti e t a l ., " A lt e r a t io n o f th e P la te le t S e r o t o n in T r a n s p o r t e r in R o m a n t ic L o v e ” .

2 7 T . C u r t is y Z . W a n g , " T h e N e u r o c h e m is t r y o f P a ir B o n d in g ” , e n C u rre n t D irectio n s in

P sy ch o lo gical Scien ce, 12 (2 ), 2 0 0 3 , p p . 4 9 - 5 3 ; T . In se l y L . Y o u n g , " T h e N e u r o b io lo g y o f

A t ta c h m e n t” , en N a t u r a l R e v ie w o fN e u ro sd e n c e , 2 (2 ), 2 0 0 1 , p p . 1 2 9 - 1 3 6 ; K . K e n d r ic k ,

" O x y t o c i n , M o t h e r h o o d a n d B o n d in g ” , e n E x p e r im e n ta l P h y sio lo g y , 8 5 , 2 0 0 0 , p p . 1 1 1 s - 1 2 4 s .

2 8 F is h e r , ^ f y y W e L o v e.

2 9 C . T o w n s e n d , B re a k in g the R u le s : C o n fe ssio n s o f a B a d G ir l, N u e v a Y o r k , J o h n M u r r a y ,

2 0 0 8 , p. 241 [trad . e sp .: A m o r, se x o y con tradiccion es, B a r c e lo n a , P la n e ta , 2 0 0 9 ] .

3 0 D . E v a n s, E m o tio n : T he Scien ce o f S en tim e n t, O x f o r d , O x f o r d U n iv e r s ity P re ss, 2 0 0 1 [trad.

e s p .: E m o d d n : L o d en c ia del sen tim ien to, M a d r id , T a u r u s , 2 0 0 2 ] .


Notas • 355

31 T a l v e z h a b ria q u e h a c e r u n a sa lv e d a d e n c u a n t o a e s ta a fir m a c io n , p u e s la p s ic o lo g ia al

m e n o s c o n c e b ia la e x p e r ie n c ia d e l a m o r c o m o u n a e x p e r ie n c ia sin g u la r y , d e a lg u n m o d o ,

tra ta b a d e d a r c u e n ta d e e lla e n t e r m in o s d e la h is to r ia p r iv a d a d e l s u je t o .

3 2 W e b e r , " S c i e n c e as a V o c a t i o n ,” p. 1 3 9 , c it a d o e n N . G a n e , Max Weber and Postmodem


Theory: Rationalization versus Re-enchantment, B a s in g s to k e , P a lg r a v e M a c m illa n , 2 0 0 4 , p . 5 3

[trad. e sp . c it .: p p . 1 9 9 - 2 0 0 ] .

33 G ane, Max Weber and Postmodem Theory, p. 5 3 .


3 4 M . B e r m a n , ThePolitics ofAuthentidty, N u e v a Y o r k , C o lu m b ia U n iv e r s ity P re ss, 1 9 9 8 ,

p. X V I.

3 5 E n el p r e se n te c a p it u lo se a b o r d a la te m a t ic a d e l a m o r h e te r o s e x u a l. S a lv o q u e se e s p e c ifiq u e

lo c o n tr a r io , el u s o d e l v o c a b lo " a m o r ” d e b e e n te n d e r se e n ta l se n tid o .

3 6 S . F ir e sto n e , Dialectic of Sex: The Casefor Feminist Revolution, N u e v a Y o r k , W illia m M o r r o w

a n d C o m p a n y , 1 9 7 0 , p . 1 2 6 [trad . e sp . c it.: p . 1 5 9 ].

3 7 B . M . D a n k , " T h e E th ic s o f S e x u a l C o r r e c tn e s s a n d th e C a s s C a s e ” , e n Book of Proceedings,


Seventh Annual Conference on Applied Ethics, 1 9 9 6 , p p . 1 1 0 - 1 1 5 , < h t t p : : / / w w w .c s u l b .e d u / ~ a s c /

p o s t 9 .h t m l> (u ltim o a c c e so : 18 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

3 8 C o e tz e e , Disgrace, p p . 5 2 - 5 3 [trad . e sp . c it.: p . 3 4 ].

39 h g se S t u d e n t H a n d b o o k , p. 4 5 , < h t t p :/ / p d c a .a r t s .t n u a .e d u .t w / r e f e r e n c e /

H a rv a r d % A 1 G h a n d b o o k .p d f.> ( u lt im o a c c e s o : 18 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

4 0 V e a s e < h t t p :/ / w w w .u p e n n .e d u / a f f i r m - a c t i o n / s h i s n o t .h t m l> (u ltim o a c c e s o : 1 8 d e o c t u b r e

d e 2 0 1 1 ).

41 S . C r ic h t o n etal., " S e x u a l C o r r e c tn e s s : H a s i t G o n e T o o F a r ? ” e n Newsweek, 2 5 d e o c tu b r e

d e 1 9 9 3 , < h t t p :/ / ^ ^ w .s o c .u m n .e d u / ~ s a m a h a / c a s e s / s e x u a l % 2 0 c o r r e c t n e s s .h t m > (u ltim o

a c c e s o : 18 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

4 2 L . H u n t, Politics, Culture, and Class in the French Revolution, B e r k e le y , U n iv e r s it y o f


C a lifo r n ia P r e s s, 2 0 0 4 [trad . e s p .: PoUtica, cultura y clase durante la Revoludon Francesa, C o r d o b a ,

U n iv e r s id a d N a c i o n a l d e C o r d o b a , 2 0 0 8 ] .

4 3 L . B o lt a n s k i y L . T h e v e n o t , OnJustification: Economies of Worth, P r in c e to n , P r in c e to n

U n iv e r s ity P r e s s, 2 0 0 6 [1 9 9 1 ], p . 2 8 3 .

4 4 V e a s e < h t t p :/ /w w w .r e v o lu t io n h e a lt h .c o m / h e a lt h y - l iv in g / r e la t io n s h ip s / lo v e m a r r ia g e /

c o u p le s - m a r r ia g e /s h a r in g - h o u s e w o r k - e q u a lly > (u ltim o a c c e s o : 1 8 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

4 5 J . M a t th e w s , Lose That Loser and Find the Right Cuy, B e r k e le y , U ly ss e s P re ss, 2 0 0 5 , p . 2 1 .


4 6 A . G id d e n s , Modernity and Self-Identity, S ta n fo r d , S t a n fo r d U n iv e r s it y P re ss, 1 9 9 1 ,
pp. 7 0 - 1 0 8 [trad . e sp .: Modernidad e identidad del yo: El yo y la sociedad en la epoca contemporanea,
356 • Por que duele el amor

B a r c e lo n a , P e n in su la , 1 9 9 7 ]; A . G id d e n s , T h e T ra n sfo rm atio n o f In tim acy, C a m b r id g e , P o lity

P ress, 1 9 9 2 , p p . 4 9 - 6 4 [trad . e s p .: LA tr a n fo r m a d o n de la in tim id a d , M a d r id , C a t e d r a , 1 9 9 5 ].

4 7 E . lU o uz, C o ld In tim acies: T h e M a k in g o f E m o tio n al C a p ita lism , C a m b r id g e , P o lity P ress, 2 0 0 7

[trad. e sp .: In tim id ad es con geladas. LAs em od on es en el capitalism o, B u e n o s A ir e s / M a d r id , K a t z , 2 0 0 7 ].

4 8 L . S t o n e , T he F a m ily , S e x a n d M a r ria g e in E n g la n d , 1 5 0 0 - 1 8 0 0 , N u e v a Y o r k , H a r p e r a n d

R o w , 1 9 7 7 [trad . e sp .: F a m ilia , se x o y m atrim on io en In g la te n a , 1 5 0 0 - 1 8 0 0 , M e x i c o , fc e , 1 9 8 9 ].

4 9 A . M a c fa r la n e , M a rria g e an d L o v e in E n g la n d : M o d e s o f R ep ro d u c tio n , 1 3 0 0 - 1 8 4 0 , O x f o r d ,

B a s il B la c k w e ll, 1 9 8 6 , p p . 1 6 0 - 1 6 6 .

5 0 L . D o l c e ( 1 5 4 7 ) , e n ib id ., p . 1 1 8 .

5 1 A . M a c in g h i S t r o z z i ( 1 4 6 5 ) , e n ib id ., p p . 1 1 7 - 1 1 8 .

5 2 S in d u d a , e n la e ra p r e m o d e r n a h a b ia m u c h o s caso s d e m a tr im o n io s q u e se c o n c e r ta b a n a

n iv e l lo cal y q u e o f r e d a n a lo s fu tu re s c o n y u g e s u n a c a n tid a d im p o r ta n te d e in f o r m a t io n so b r e

su p o s ib le p a r e ja , p u e s la c o n o d a n d e la r g a d a ta . S in e m b a r g o , c o m o lo m u e str a el e je m p lo , e n

lo s c a s o s q u e e q u iv a lia n a la u n io n a c tu a l c o n p e r so n a s d e s c o n o c id a s a tr a v e s d e In te r n e t, la

in fo r m a c io n o b t e n id a e ra m u c h o m e n o s e x h a u st iv a q u e h o y e n d ia.

5 3 F . G ie s y J . G ie s , M a rria g e a n d the F a m ily in the M id d le A g e s, N u e v a Y o r k , H a r p e r a n d R o w ,

1989, pp. 2 4 2 -2 4 3 .

5 4 L . D o l c e ( 1 5 4 7 ) , e n R o g e r s y T in a g li (c o m p s .), W om en in Italy , 1 3 5 0 - 1 6 5 0 , p. 1 1 8 .

5 5 B . J . H a rr is, E n g lish A ristocratic W om en , 1 4 5 0 - 1 5 5 0 : M a rria g e , F a m ily , P ro p erty a n d C a re e rs,

O x f o r d , O x f o r d U n iv e r s ity P re ss, 2 0 0 2 , p. 5 5 .

5 6 G ie s y G ie s , M a rria g e a n d the F a m ily in the M id d le A g e s, p p . 2 4 2 - 2 4 3 .

5 7 C a b e acla ra r q u e n o se p la n te a a q m u n a o b s e r v a t io n d e n a tu r a le z a m o r a l. C o m o se n a la

L a w r e n c e S t o n e , e n el p e n o d o tr a n s c u r r id o e n tre fin e s d e l s ig lo x v ii y p r in c ip io s d e l s ig lo x v m

en In g la te rr a , p a r e c e h a b e rse a p o d e r a d o d e lo s p r o c e s o s d e c o r t e jo y m a t r im o n io u n a n u e v a

“ a m o r a lid a d ” (o in c lu s o u n a n u e v a “ in m o r a lid a d ” ): “ U n a tra s o tr a , las h isto r ia s, y a se a n so b r e

la f o r m a t i o n o la d is o lu c io n d e l v in c u lo m a tr im o n ia l, o fr e c e n p r u e b a s d e l s u r g im ie n t o d e u n a

c r u e ld a d a n o r m a lm e n t e d n i c a , m e r c e n a r ia y p r e d a t o r ia e n las r e la c io n e s h u m a n a s, u n a c r u e ld a d

q u e o f e n d e n a a las se n sib ilid a d e s m o d e r n a s ” (L . S to n e , B r o k e n L iv e s : S e p a ra tio n a n d D iv o rce

in E n g la n d 1 6 6 0 - 1 8 5 7 , O x f o r d , O x f o r d U n iv e r s ity P re ss, 1 9 9 3 , pp. 2 7 - 2 8 ) .

5 8 P a ra e je m p lo s d e o tr o s m e t o d o s ra c io n a le s u tiliz a d o s e n la s e le c t io n d e p a r e ja e n la

a c tu a lid a d , v e a n se A . A h u v ia y M . A d e lrn a n , “ F o r m a l In te r m e d ia rie s in th e M a r r ia g e M a r k e t :

A T y p o lo g y an d R e v i e w ” , e n j o u m a l o f M a rria g e an d F a m ily , 5 4 ( 2 ) , 1 9 9 2 , pp. 4 5 2 - 4 6 3 ;

R . B u lc r o f t , K . B u lc r o f t , K . B r a d le y y C . S im p s o n , “ T h e M a n a g e m e n t a n d P r o d u c t io n o f R i s k

in R o m a n t i c R e la tio n s h ip s : A P o s t m o d e r n P a r a d o x ” , e n j o u m a l o f F a m ily H isto ry , 2 5 ( 1 ) , 2 0 0 0 ,


Notas • 357

p p . 6 3 - 9 2 ; S. W o ll y P. Y o u n g , “ L o o k i n g fo r M r o r M s R i g h t : S e lf- P r e s e n t a tio n in

V id e o d a t in g ” , e n j o u m a l o f M a rria g e a n d F a m ily , 5 1 ( 2 ) , 1 9 8 9 , p p . 4 8 3 - 4 8 8 .

5 9 D e a c u e r d o c o n la s in v e s tig a c io n e s r e a liz a d a s s o b r e t e c n o lo g ia d ig ita l e n c o m S c o r e

N e t w o r k s , e n d ic ie m b r e d e 2 0 0 6 el sitio lid er e n m a te r ia d e citas v ir tu a le s e n E s ta d o s U n id o s

e ra Y a h o o ! P e r s o n a ls c o n m a s d e 4,5 m illo n e s d e v isita s, y lo s s itio s d e cita s e s ta d o u n id e n se s

r e c ib ia n u n to ta l d e 2 0 m illo n e s d e v isitas p o r m e s. C o n a b o n o s m e n s u a le s a u n c o s t o d e e n tre

9 ,9 5 y 4 9 ,9 5 d o la r e s ( < h t t p :/ /w w w .o n li n e d a t i n g t i p s .o r g /f a q /o n lin e _ d a t in g _ c o s t .h t m l, u ltim o

a c c e s o : 1 8 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) , se trata d e u n n e g o c io m u y r e n ta b le . E n 2 0 0 6 , o c u p a b a el

s e g u n d o lu g a r e n la lista d e se r v ic io s o n lin e c o n c o n te n id o s p a g o s , p o r su s in g re so s d e m a s d e

1 .0 0 0 m illo n e s d e d o lare s a n u a le s (A . W h a r t o n , “ T h e D a t in g G a m e A s s e s s e d ” , e n R e v ie w

T o d a y , m a y o - ju n io d e 2 0 0 6 , < h t t p :/ / w w w .r e v e n u e t o d a y .o r g > ) . S i b ie n p a r e c e q u e el

c r e c im ie n t o d e este m e r c a d o se e sta d e s a c e le r a n d o , la c o n su lto r a J u p it e r R e s e a r c h p r e d ijo

q u e , p a r a el a n o 2 0 1 1 , lo s in g r e s o s d e lo s sitio s e s ta d o u n id e n se s d e e n c u e n tr o s o n lin e alcan zarian

lo s 9 3 2 m illo n e s d e d o la r e s ( < h t t p :/ / f i n d a r t i c l e s .c o m / p / a r t i c l e s / m i _ m 0 E I N / i s _ 2 0 0 7 _ F e b _ 1 2 /

a i _ n 1 7 2 1 8 5 3 2 / > , u lt im o a c c e s o : 18 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

6 0 E l an alisis q u e fig u r a a c o n t in u a c io n e s u n a r e p r o d u c c io n d e la te r c e r a p o n e n c ia p r e se n ta d a

e n el a n o 2 0 0 4 e n el m a r c o d e las A d o r n o L e c tu re s.

61 V e a s e < h t t p ://w ^ w w .m a t c h .c o m > (u ltim o a c c e s o : 1 8 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

6 2 V e a s e < h t t p :/ / p e r s o n a ls .y a h o o .c o m / u s / s t a t ic / d a t i n g - a d v i c e _ r o m a n c e p r e d ic t io n s - 0 7 >

(u ltim o a c c e s o : 18 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

6 3 V e a s e < h tt p :/ /w ^ w w .e H a r m o n y .o r g > (u ltim o a c c e s o : 18 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

6 4 E . Illo u z , C o n su m in g the R o m a n tic U to p ia : L o v e a n d the C u lt u r a l C o n tra d ic tio n s o f C a p it a lis m ,

B e r k e le y / L o s A n g e le s , c a , U n iv e r s ity o f C a l i f o m i a P re ss, 1 9 9 7 [trad . e s p .: E l co n su m o de la

u to p ia ro m an tica, B u e n o s A ir e s / M a d r id , K a t z , 2 0 0 9 ] .

6 5 W e b e r , “ S c ie n c e as a V o c a t i o n .”

6 6 N . J . S m e ls e r , “ T h e R a t i o n a l a n d th e A m b iv a le n t i n th e S o c ia l S c ie n c e s : 1 9 9 7 P re sid e n tia l

A d d r e s s ” , e n A m e rica n S o cio lo gical R e v ie w , 6 3 ( 1 ) , 1 9 9 8 , p p . 1 - 1 6 (p . 2 ).

6 7 W e b e r , “ S c ie n c e as a V o c a t i o n ” y T h e P ro te stan t E th ic a n d the S p ir it o f C a p it a lis m ; so b re el

c o n c e p t o w e b e r ia n o d e r a c io n a lid a d , v e a n se ta m b ie n M . A lb r o w , M a x W eb er’s C o n stru ctio n o f

S o c ia l Th eory, B a s in g s t o k e , M a c m illa n , 1 9 9 0 ; W . S c h lu c h te r , T h e R is e o f W estern R a t io n a lis m :

M a x W eb er’s D e v e lo p m e n ta l H isto ry , B e r k e le y , U n iv e r s ity o f C a lifo r n ia P ress, 1 9 8 1 ; y S .

W h im s te r y S . L a sh , M a x W eber, R a tio n a lity a n d M o d e rn ity , L o n d r e s , A lle n a n d U n w in , 1987^

6 8 W . E s p e la n d y M . S t e v e n s , “ C o m m e n s u r a t io n as a S o c ia l P r o c e s s ” , e n A n n u a l R e v ie w o f

S o c io lo g y , 2 4 , 1 9 9 8 , pp. 3 1 3 - 3 4 3 (p. 3 1 6 ).
358 • Por que duele el amor

6 9 G . K le in , T h e P o w e r o f In tu itio n : H o w to U s e Y o u r C u t F ee lin g s to M a k e B e tter D e c isio n s at

W ork, N u e v a Y o r k , C u r r e n c y , 2 0 0 4 , p. 2 9 3 .

7 0 E . K a t z , I C a n ' t B e lie v e I ’ m B u y in g T h is B o o k : A C o m m o n se n se C u i d e to In tern et D a t in g ,

B e r k e le y , T e n S p e e d P re ss, 2 0 0 4 , p . 1 0 3 .

7 1 P . B o u r d ie u , T h e S o c ia l S tru ctu res o f the E c o n o m y , C a m b r id g e , P o lity P re ss, 2 0 0 5 , p . 6 [trad.

e s p .: LA s estru ctu ras sociales d e la e co n o m ia, B u e n o s A ir e s, M a n a n tia l, 2 0 0 1 , p . 2 0 ].

7 2 P a ra u n an alisis d e lo s e fe c to s q u e acarrea la m a x im iz a c io n d e las u tilid a d e s e n la sa tis fa c c io n

y la m o t iv a c io n , v e a n se B . S c h w a r tz , T h e P a r a d o x o f C h o ic e : ^ y M o r e is L e s s , N u e v a Y o r k ,

E c c o P r e s s, 2 0 0 4 [trad . e s p .: P o r q u e m as e s m en o s: LA tiran ia d e la a b u n d a n c ia , M a d r id , T a u r u s ,

2 0 0 5 ] ; S . Iy e n g a r y M . L e p p e r , “ W h e n C h o i c e is D e m o t iv a t in g : C a n O n e D e s ir e T o o M u c h

o f a G o o d T h i n g ? ” , e n J o u m a l o f P e rso n a lity a n d S o c ia l P sy ch o lo gy , 7 9 , 2 0 0 0 , p p . 9 9 5 - 1 0 0 6 .

7 3 J . A le x a n d e r , T h e M e a n in g s o f S o c ia l L ife : A C u lt u r a l S o cio lo g y , O x f o r d , O x f o r d U n iv e r s ity

P re ss, 2 0 0 3 .V e a s e ta m b ie n S m e ls e r , “ T h e R a t io n a l a n d th e A m b iv a le n t in th e S o c ia l S c ie n c e s ” .

7 4 H . B . E d g a r y H . M . E d g a r , In tern et D a t in g : T h e P re m ie r M e n ’s R e so u rc e f o r F in d in g , A ttrac tin g ,

M e e tin g an d D a t in g W om en O n lin e , A lis o V ie jo , c a , P u r p le B u s F u r n is h in g , 2 0 0 3 , p . 2 2 .

7 5 I b id ., p p . 2 1 - 2 2 .

7 6 J . D e r r id a , D econ stru ction in a N u t sh e ll: A C o n v e rsatio n w ith Ja c q u e s D e r rid a , e d . p o r J . C a p u t o ,

N u e v a Y o r k , F o r d h a m U n i v e r s i t y P r e s s , 1 9 9 7 , p . 14 [trad . e s p .: LA deconstruccion en u n a cascara

de n u e z , B u e n o s A ir e s, P r o m e t e o , 2 0 0 9 , p p . 2 5 - 2 6 ] .

7 7 C . N e h r in g , A V indication o f LA ve: R e c la im in g R o m an c e f o r the T w e n ty - F ir st C e n tu r y , N u e v a

Y o r k , H a r p e r C o U in s , 2 0 0 9 , p . 7 9 [trad . e s p .: A f a v o r d e l am o r, B a r c e lo n a , L u m e n , 2 0 1 0 ] .

7 8 L . D u m o n t , H o m o H ie r a r c h ie s , C h i c a g o , U n iv e r s ity o f C h i c a g o P re ss, 1 9 7 0 [ 1 9 6 6 ], p . 4

[trad . e s p .: H o rn o H ierarch icu s: E n s a y o sobre el sistem a de c a sta s, M a d r id , A g u ila r , 1 9 7 0 ].

7 9 I b id ., p. 1 6 .

8 0 L. D u m o n t , E s s a y s on In d iv id u a lism : M o d e rn Id eo lo gy in A n th ro p o lo g ic al P ersp ective, C h ic a g o ,

U n iv e r s it y o f C h i c a g o P re ss, 1 9 8 6 [ 1 9 8 3 ], p . 2 4 9 [trad . e sp .: E n s a y o s sobre e l in d iv id u a lism o . U n a

p ersp ectiv a an trop ologica sobre la id eologia m odern a, M a d r id , A lia n z a , 1 9 8 7 ].

8 1 R . B a r th e s , T h e P le a su re o f the T e x t , L o n d r e s , J o n a t h a n C a p e , 1 9 7 5 ( 1 9 7 3 ] , pp. 9 - 1 0 (trad .

e s p .: E l p la c e r d e l tex to , M a d r id , S i g lo x x i , 2 0 0 7 , p . 8 ].

8 2 R . S h u ste rr n a n , “ A e s th e tic E x p e r ie n c e : F r o m A n aly sis to E r o s ” , e n R . S h u s te r m a n y A .

T o m l i n (c o m p s .), A e sth etic E x p e rien c e , L o n d r e s , R o u t l e d g e , 2 0 0 8 , p p . 7 9 - 9 7 (p p . 9 2 - 9 3 ) .

8 3 I b id ., p. 8 9 .

8 4 C it a d o e n G a n e , M a x W eber a n d P ostm od ern T h eo ry , p . 1 4 3 .

8 5 Ib id . [trad . esp . c it.: p . 7 8 ].


Notas • 359

8 6 G . B a ta ille , T h e A ccu rsed S h a r e : V olum es ii a n d ill: T h e H isto r y o f E ro ticism a n d S o v ere ig n ty ,

N u e v a Y o r k , Z o n e B o o k s , 1 9 9 2 (1 9 4 6 - 1 9 4 9 ] (trad . e s p .: " L a n o c io n d e g a s t o ” , in t r o d u c c io n a

L a p a r te m a ld ita , B a r c e lo n a , Ic a ria , 1 9 8 7 ].

8 7 P. R ie ff , F r e u d : T h e M in d o f the M o ra list, C h i c a g o , U n iv e r s ity o f C h ic a g o P re ss, 1 9 7 9 , c ita d o

e n W . I. S u s m a n , C u ltu re a s H isto ry , N u e v a Y o r k , P a n th e o n B o o k s , 1 9 8 4 , p . 2 7 8 (trad . e s p .: L a

cultura com o h istoria, M e x i c o , E d a m e x , 1 9 8 7 ].

8 8 J . - L . M a r io n , T h e E ro tic P h en o m en o n , C h i c a g o , U n iv e r s ity o f C h ic a g o P ress, 2 0 0 7 ( 2 0 0 3 ],

p p . 6 9 - 7 0 [trad . e sp . c it: p. 8 5 ].

8 9 C . T o w n s e n d , " W h y S o m e M e n 's ‘H o t ' S e x S c e n e s L e a v e M e C o l d ” , e n In d ep en d en t, 7 d e

e n e r o d e 2 0 1 0 , < h t t p :/ /c a t h e r in e t o w n s e n d .in d e p e n d e n t m in d s .liv e jo u m a l.c o m / 1 7 9 4 3 .h t m l>

(u ltim o a c c e s o : 19 d e o c t u b r e d e 2 0 1 2 ) .

9 0 R . G r e e n e , T h e A r t o f S ed u c tio n , N u e v a Y o r k , V ik in g P re ss, 2 0 0 4 (trad . e s p .: E l a rte de la

seduccion , M a d r id , E sp a sa , 2 0 0 8 ] .

9 1 S. B a r ts c h y T . B a r ts c h e r e r , " W h a t S ile n t L o v e H a th W r it: A n I n t r o d u c t io n ” , e n S. B a r tsc h

y T . B a r ts c h e r e r (c o m p s .), E r o tik o n : E s s a y s on E r o s , A n c ie n t a n d M o d e r n , C h ic a g o , U n iv e r s it y o f

C h i c a g o P re ss, 2 0 0 5 , p p . 1 - 1 5 (p . 7 ).

9 2 J . A le x a n d e r , " I c o n i c C o n s c io u s n e s s : T h e M a te ria l F e e lin g o f M e a n i n g ” , e n E n v iro n m en t

a n d P la n n in g D : S o c ie ty a n d S p a c e , 2 6 , 2 0 0 8 , p p . 7 8 2 - 7 9 4 (p . 7 8 9 ).

9 3 W . J a m e s , T h e W ill to B eliev e: a n d O th e r E s s a y s in P o p u la r P h ilo so p h y , a n d H u m a n Im m o rtality ,

N u e v a Y o r k , C o u r ie r D o v e r P u b lic a tio n s, 1 9 5 6 (1 8 9 7 ]), p . 7 7 (trad . e s p .: L a v o lu n ta d de creer,

B a r c e lo n a , M a r b o t , 2 0 0 9 , p. 1 1 9 ].

9 4 M . D o w d , A r e M e n N e c e ssa ry ? H lhen S e x e s C o llid e , H a r m o n d s w o r t h , P e n g u in B o o k s , 2 0 0 6 ,

p . 4 0 [trad. e s p .: £S o n n ecesarios los h om b res? L a colision d e los se x o s, B a r c e lo n a , A n to n i B o s c h ,

2 0 0 6 , p . 4 5 ].

9 5 R . P ip p in , " V e r t i g o : A R e s p o n s e to T o m G u n n i n g ” , e n B a r ts c h y B a r ts c h e r e r (c o m p s .),

E r o tik o n , p p . 2 7 8 - 2 8 1 (p . 2 8 0 ).

9 6 " S t r u c t u r e o f F e e lin g ” , e n M . P ay n e y J . R . B a r b e ra (c o m p s .), D ic tio n ary o f C u lt u r a l a n d

C r itic a l T h eo ry , O x f o r d , B la c k w e ll P u b lish in g , 1 9 9 7 , p . 6 7 0 [tra d . e s p .: D iccio n ario d e teoria critica

y estu d io s cu ltu rales, B a r c e lo n a , P a id o s , 2 0 0 2 , p p . 1 8 4 - 1 8 5 ].

9 7 C . T o w n s e n d , " R o m a n c e a n d P a s s io n ” , 2 8 d e se p tie m b r e d e 2 0 0 8 , < h t t p :/ / s l e e p in g -

a r o u n d .b lo g s p o t .c o m / 2 0 0 8 / 0 9 / r o m a n c e - p a s s i o n .h t m l> (u ltim o a c c e s o : 19 d e o c t u b r e d e

2 0 1 1 ).

9 8 C it a d o e n A . H a n n a y , K ie rk e g a a rd : A B io g ra p h y , C a m b r id g e , C a m b r id g e U n iv e r s ity P ress,

2 0 0 1 , p. 145.
360 • Por que duele el amor

9 9 S. K ie r k e g a a r d , E it h e r / O r , vo l. 11, N u e v a Y o r k , D o u b le d a y , 1 9 5 9 ( 1 8 4 3 ] , p. 21 (trad . e s p .:

0 lo u n o o lo otro, U n fra g m e n to d e v id a II, M a d r id , T r o t t a , 2 0 0 7 , p . 2 8 ].

1 0 0 D . H a lp e r in , “ L o v e 's I r o n y : S ix R e m a r k s o n P la to n ic E r o s ” , e n B a r ts c h y B a r ts c h e r e r

(c o m p s .), E ro tik o n , p p . 4 8 - 5 8 (p . 4 9 ).

101 P la to n , T h e S y m p o siu m , e d i t i o n a c a r g o d e M . C . H o w a t s o n y C . C . S h e ffie ld , C a m b r id g e ,

C a m b r id g e U n iv e r s ity P re ss, 2 0 0 8 [trad. e s p .: E l ban q u ete, B a r c e lo n a , Ic a ria , 1 9 9 6 , p. 9 1 ].

1 0 2 V . G o r n ic k , T h e E n d o f the N o v e l o f L o v e , B o s t o n , B e a c o n P re ss, 1 9 9 7 , p . 1 5 8 .

6. D e la im a g in a tio n r o m in t ic a a la d e c e p c io n

1 R . B a r th e s , A L o v e r ’s D isc o u rse, H a r m o n d s w o r t h , P e n g u in , 1 9 9 0 ( 1 9 7 7 ] , p . 1 3 7 [trad . e s p .:

F rag m en to s de u n discurso am oroso, M a d r id , S ig lo x x i , 2 0 0 7 , p . 1 5 8 ].

2 J . K e a ts , " O d e o n a G r e c ia n U r n ” ( 1 8 2 0 ), e n j o h n K e a t s : T h e C o m p le te P o em s,

H a r m o n d s w o r t h , P e n g u in , 1 9 8 8 , p. 3 4 4 (trad. e s p .: “ O d a so b r e u n a u rn a g r ie g a ” , e n R . R o j o

B . ( c o m p .) , P o e m a s y p o etas clasicos in gleses, S a n tia g o d e C h ile , E d it o r ia l C u a r t o P r o p io , 2 0 0 5 ,

p . 2 3 3 ].

3 J. S c h u lt e - S a s s e , " I m a g in a t io n a n d M o d e r n it y : O r th e T a m in g o f th e H u m a n M i n d ” , en

C u ltu r a l C ritiq u e, 5, 1 9 8 6 , p p . 2 3 - 4 8 .

4 C it a d o e n ib id ., p p . 2 6 - 2 7 [trad . e s p .: T . A d o r n o , L o d isp u ta d e lp o s itiv is m o en l a sociologia

a le m a n a , B a r c e lo n a , G r ija lb o , 1 9 7 3 , p . 6 3 ].

5 C it a d o e n ib id ., p. 2 7 [trad. e sp . c it .: p. 6 3 ].

6 J . A le x a n d e r , C u lt u r a l T r a u m a an d C o llectiv e Id en tity , B e r k e le y , U n iv e r s ity o f C a lifo r n ia P ress,

2 0 0 4 , p. 9 .

7 J . - P . S a rtre , T h e P sy ch ology o f Im ag in atio n , L o n d r e s , R o u d e d g e , 1 9 9 5 [1 9 4 0 ] (trad . e s p .: L o

im a g in a r io : Psicologi'a fen o m e n o lo g ic a de la im ag in atio n , B u e n o s A ir e s, L o s a d a , 2 0 0 5 ] .

8 C it a d o e n E . S c arry , “ O n V iv a c ity : T h e D if fe r e n c e b e t w e e n D a y d r e a m in g an d Im a g in in g -

U n d e r - A u t h o r ia l- I n s t r u c t io n ” , e n R e p re se n tatio n s, 5 2 , 1 9 9 5 , p p . 1 - 2 6 (p . 1).

9 Ibid.

10 W . S h a k e sp e a r e , A M id su m m e r N i g h t ’s D r e a m ( 1 6 0 0 ) , A c t o v , E sc e n a 1 [trad . e s p .: S u e n o de

u n a noche de veran o, M a d r id , ed a f , 1 9 9 7 , p . 1 0 2 ].

11 Ib id ., A c t o 1, E sc e n a 1 [trad. e s p . c it .: p. 5 3 ).

12 C . T a y lo r , M o d e m S o c ia l Im ag in arie s, D u r h a m , n c , D u k e U n iv e r s ity P re ss, 2 0 0 4 (trad . e s p .:

Im ag in ario s sociales m odern os, B a r c e lo n a , P a id o s , 2 0 0 6 ] .

1 3 E n D o n Q u ijo te ( 1 6 0 5 - 1 6 1 5 ) , p o r e je m p lo , se p a r o d ia n la s h isto r ia s c a b a lle r e sc a s q u e

d is to r s io n a n la m e n t e d e lo s le c t o r e s c o n u n a r e t o r ic a e x a g e r a d a d e la d e v o c io n a m o r o s a . E s t a
Notas • 361

o b r a p r e te n d e b u r la rs e d e u n g e n e r o r o m a n t ic o q u e h a b ia in u n d a d o el m e r c a d o d e l l i b r o e n

E u r o p a , p e r o ta m b ie n d e la in flu e n c ia q u e su r tia e se g e n e r o e n la m e n t e d e q u ie n e s a sp ir a b a n a

se r a m a n te s c a b a lle r e sc o s. D e ese m o d o , sen ala el f u n d a m e n to in stitu c io n a l d e la im a g in a c io n y

su n a tu r a le z a s iste m a tic a , m a s q u e c a o tic a .

14 E n 1 8 1 8 , p o r e je m p lo , T h o m a s J e ff e r s o n a fir m a b a q u e “ c u a n d o e s te v e n e n o in fe c ta la

m e n te , d e stru y e su a r m o n ia y la su b le v a c o n tr a la le c tu ra d e m a te r ia l m a s sa n o . [ . . . ] C o m o

r e su lta d o , se a b o ta r g a la im a g in a c io n , se e n fe r m a la c a p a c id a d d e j u i c i o y s u r g e c ie r t o r e c h a z o

p o r t o d o s lo s a su n to s re ale s y c o n c r e t o s d e la v id a ” . C it a d o e n H . R o s s , T he S e n tim e n ta l N o v e l

in A m e rica , 1 7 8 9 - 1 8 6 0 , D u r h a m , n c , D u k e U n iv e r s ity P re ss, 1 9 4 0 , p. 4.

15 E n tr e lo s c r itic o s, n o f a lt o q u ie n c o n d e n a r a e l “ lib r e u s o ” d e las n o v e la s r o m a n tic a s ,

d e c la r a n d o q u e “ s u u n ic a t e n d e n c ia es in c u lc a r las n o c io n e s r o m a n tic a s , m ie n tra s m a n tie n e n

la m e n t e v a c ia d e id e a s y el c o r a z o n p r i v a d o d e s e n t im ie n t o s re a le s” . C it a d o e n ib id .,

p. 5.

1 6 A . P u s h k in , E u g e n e O n e g in , P r in c e to n , P r in c e to n U n iv e r s it y P re ss, 1 9 6 4 [ 1 8 3 3 ], p . 1 3 9 .

17 lb i d ., p . 1 5 2 .

18 C it a d o e n S . M it c h e ll, “ S e n t im e n t a n d S u ffe r in g : W o m e n ’s R e c r e a t io n a l R e a d i n g in th e

1 8 6 0 s ” , e n V icto rian S tu d ie s, 2 1 ( 1 ) , 1 9 7 7 , p p . 2 9 - 4 5 (p . 3 2 ).

1 9 G . F la u b e r t M a d a m e B o v a ry , N u e v a Y o r k , C o u r i e r D o v e r P u b lic a tio n s , 1 9 9 6 [1 8 5 7 ],

p p . 3 1 - 3 2 [trad . e s p .: M a d a m e B o v a ry , B a r c e lo n a , A lta y a , 1 9 9 4 , p. 1 1 4 ].

2 0 I b id ., pp. 1 4 0 - 1 4 1 [trad . e sp . c it .: p. 2 3 4 ].

21 I b id ., p. 9 4 [trad . esp . c it .: p. 1 8 3 ].

2 2 C it a d o e n R . G ir a r d , D e c eit, D e sire , a n d the N o v e l: S e l f a n d other in literary structure, B a lt im o r e ,

J o h n s H o p k in s P re ss, p . 6 3 - 6 4 [ M a d a m e B o v a r y , tra d . e sp . c it .: p p . 3 5 3 - 3 5 4 ] .

2 3 C . C a m p b e ll, T he R o m a n tic E th ic a n d the S p ir it o f M o d e rn C o n su m e r ism , O x f o r d , B a s il

B la c k w e ll, 1 9 8 9 .

2 4 lb i d ., p . 8 9 .

2 5 B . H . B o r u a h , F ictio n a n d E m o tio n : A S t u d y in A esth etics a n d th e P h ilo so p h y elf M in d , O x f o r d ,

O x f o r d U n iv e r s ity P re ss, 1 9 8 8 , p . 3.

2 6 K . L . W a lto n , “ F e a r in g F ic t io n s ” , e n J o u r n a l o f P h ilo so p h y , 7 5 , 1 9 7 8 , p p . 5 - 2 7 .

2 7 E . A . H o lm e s y A . M a t h e w , “ M e n ta l Im a g e r y a n d E m o t i o n : A S p e c ia l R e la t io n s h ip ? ” ,

e n E m o tio n , 5 (4 ), 2 0 0 5 , p p . 4 8 9 - 4 9 7 .

2 8 A . B r e s la w , “ C a s t in g C a ll: B it P layer, M a le ” , e n The N e w Y o rk T im e s, 13 d e m a r z o d e 2 0 1 1 ,

< h t t p :/ / w w w .n y t i m e s .c o m / 2 0 1 1 / 0 3 / 1 3 / f a s h i o n / 1 3 M o d e m L o v e .

h t m l? e m c = t n t & t n t e m a i l l = y > (u ltim o a c c e s o : 2 0 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .


362 • Por que duele el amor

2 9 A . M a c I n t y r e , A fte r V irtu e: A S tu d y in M o r a l T h eory, N o t r e D a m e , in , U n iv e r s ity o f N o t r e

D a m e P re ss, 1 9 8 4 , p. 2 1 2 [trad . e s p .: T r a s la v irtu d , B a r c e lo n a , C r it ic a , 1 9 8 7 ].

3 0 K . O a t le y , “ A T a x o n o m y o f th e E m o t i o n s o f L i t e r a r y R e s p o n s e a n d a T h e o r y o f

I d e n tific a tio n in F ic tio n a l N a r r a t iv e ” , e n P oetics, 2 3 , 1 9 9 4 , 5 3 - 7 4 (p . 6 4 ).

31 C . T o w n s e n d , 2 3 d e s e p tie m b r e d e 2 0 0 8 , < h t t p :/ / s l e e p i n g - a r o u n d .b l o g s p o t .c o m / 2 0 0 8 / 0 9 /

c u lt u r e - o f - lo v e .h t m l> (u ltim o a c c e so : 2 0 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

3 2 E n p a la b ra s d e K o s e lle c k , “ M i tesis es q u e e n l a e p o c a m o d e r n a l a d ife re n c ia e n tre

e x p e rie n c ia y e x p e c ta tiv a se a g ra n d a c a d a v e z m a s, o , d ic h o c o n m a s e x a c titu d , q u e la E d a d

M o d e r n a so lo p u d o e n te n d e r se c o m o u n a n ova a e t a s d e s d e q u e las e x p e c ta tiv a s c o m e n z a r o n a

alejarse c a d a v e z m a s d e la s e x p e rie n c ia s h ec h as h asta e n t o n c e s ” . C it a d o e n J . H a b e r m a s , The

P h ilo so p h ical D isco u rse o f M o d e rn ity , C a m b r id g e , ma, mit P ress, 1 9 9 0 [ 1 9 8 5 ], p. 1 2 [trad. e s p .: J .


H a b e r m a s, E l d isc u rso flo so fic o d e l a m odern id ad, M a d r i d / B u e n o s A ir e s, K a t z e d ito r e s, 2 0 0 8 , p . 2 2 ].

3 3 E n te rm in o s m a s e s p e c ific o s , e l s e n tim ie n to in te n s o d e a m o r r o m a n t ic o q u e id e a liz a a la

p e r s o n a a m a d a e n p a r tic u la r se h a v in c u la d o c o n la se r o to n in a , la d o p a m in a y la n o r e p in e fr in a .

3 4 M . B e r m a n , T h e P olitics o f A u th e n tic ity : R a d ic a l In d iv id u a lism a n d the E m ergen ce o f M o d ern

Society, N u e v a Y o r k A t h e n e u m , 1 9 7 0 , p. 9 0 .

3 5 C . B u s h n e ll, S e x a n d th e C it y , N u e v a Y o r k , W a r n e r B o o k s , 1 9 9 6 , p . 6 [trad . e s p . c it .: p . 7].

3 6 B . A n d e r s o n , Im a g in e d C o m m u n itie s : R e fle c tio n s on the O rig in a n d S p r e a d o f N a tio n a lis m ,

L o n d r e s , V e r so , 1 9 9 1 [trad . e s p .: C o m u n id a d e s im a g in a d a s: R e fle x io n e s sobre e l origen y la d ifu sio n

d el n acio n alism o , M e x i c o , fc e , 1 9 9 3 ].

3 7 J . D e lu m e a u , H isto r y o f P a r a d is e : T h e C a rd e n o f E d e n in M y th a n d T r a d itio n , N u e v a Y o r k ,

C o n t in u u m , 2 0 0 0 [ 1 9 9 2 ] , p. 1 1 7 [trad . e s p .: H is to r ia d e lp a r a ( s o : E lja r d ^ n d e l a s d e lid a s, M a d r id ,

T a u ru s, 2 0 0 5 ].

3 8 Ib id .

3 9 D . K a h n e m a n , B . F r e d r ic k so n , C . S c h r e ib e r y D . R e d e lm e ie r , “ W h e n M o r e P ain is

P re fe r re d to L e ss: A d d in g a B e t t e r E n d ” , e n P sy ch ological S d e n c e , 4 ( 6 ), 1 9 9 3 , p p . 4 0 1 - 4 0 5 .

4 0 D . K a h n e m a n y D . R e d e lm e i e r , “ P a tie n ts' M e m o r ie s o f P a in fu l M e d ic a l T r e a t m e n t s : R e a l ­

T i m e a n d R e t r o s p e c t i v e E v a lu a tio n s o f T w o M in im a lly In v a siv e P r o c e d u r e s ” , e n P a in , 6 6 ( 1 ) ,

1996, pp. 3 -8 .

41 J . J a m e s , T error a n d T ra n sfo rm a tio n : T h e A m b ig u ity o f R e lig io n in P sy ch o an aly tic P erspective,

L o n d r e s , R o u t l e d g e , 2 0 0 2 , p. 1 4 .

4 2 S. A . M it c h e ll, C a n L o v e L a s t ? T h e F a t e o f R o m a n c e over T im e , N u e v a Y o r k , N o r t o n , 2 0 0 3 .

4 3 J . - C . K a u fin a n n , G r ip e s : T h e L ittle Q u a rre ls o f C o u p le s, C a m b r id g e , P o lity P ress, 2 0 0 9 [2 0 0 7 ]

[trad . e sp .: Irritacion es: L a s p e q u e n a s g u e rra s d e la p a r e ja , B a r c e lo n a , G e d is a , 2 0 0 9 ].


Notas • 363

4 4 L . S t a ffo r d y A . J. M e r o lla , " I d e a liz a t io n , R e u n i o n s , a n d S t a b ility in L o n g - D is t a n c e D a t in g

R e la t io n s h ip s ” , e n j o u r n a l o f S o c ia l a n d P e r s o n a l R e la tio n sh ip s, 2 4 ( 1 ) , 2 0 0 7 , p p . 3 7 - 5 4 .

4 5 H a r r ie t B e e c h e r S t o w e a su e s p o s o , e n 1 8 4 7 , t o m a d o d e C . N . D a v id s o n , T h e B o o k o f L o v e :

W riters a n d T h e ir L o v e L ette rs, N u e v a Y o r k , P lu m e , 1 9 9 6 , p . 7 3 .

4 6 S . W . D u c k , M e a n in g fu l R e la tio n s h ip s: T a lk in g , S e n se , a n d R e la tin g , L o n d r e s , S a g e

P u b lic a tio n s , 1 9 9 4 , p. 1 1 , c ita d o e n S t a ffo r d y M e r o lla , " I d e a liz a t io n , R e u n io n s , a n d S ta b ility

in L o n g - D is t a n c e D a t in g R e la t io n s h ip s ” , p . 3 8 .

4 7 L . B e m i n g , " I C a ll Y o u r / H i s N a m e ” , e n T h e N e w Y ork T im e s, 2 7 d e e n e r o d e 2 0 1 1

< h ttp ://w w w .n y tim e s .c o m /2 0 1 1 /0 1 /3 0 /f a s h io n /3 0 M o d e m .

h t m l ? p a g e w a n t e d = 2 & t n t e m a il 1 = y & _ r = l & e m c = t n t > (u ltim o a c c e s o : 2 8 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

4 8 D . J o h n s o n , " T h e M a r r y in g K i n d ” , e n N e w Y ork R e v ie w o f B o o k s , 1 9 d e a g o s to d e 2 0 1 0 ,

p. 2 4 .

4 9 P . K e n n e d y , " B r e a t h e In , B r e a t h e O u t , F all in L o v e ” , e n T h e N e w Y o rk T im e s, 4 d e

n o v ie m b r e d e 2 0 1 0 , < h t t p :/ / w ^ w . n y t i m e s . c o m / 2 0 1 0 / 1 1 / 0 7 / f a s h i o n / 0 7 M o d e m .

h t m l? p a g e w a n t e d = l & t n t e m a i l l = y & _ r = 2 & e m c = t n t > (u ltim o a c c e s o : 2 0 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

5 0 C . T o w n s e n d , B r e a k in g the R u le s : C o n fe ssio n s o f a B a d G ir l, L o n d r e s , J o h n M u r r a y , 2 0 0 9 ,

p. 183.

51 D . B la c k , " O n l i n e D a t i n g G r o w s in P o p u la r ity , A t tr a c tin g 3 0 P e r c e n t o f W e b U s e r s : P o ll” ,

e n T h e N e w Y ork T im e s, 16 d e fe b r e r o d e 2 0 1 0 , < h t t p :/ / a r t i c le s .n y d a ily n e w s .c o m / 2 0 1 0 - 0 2 -

1 6 /e n t e r t a in m e n t /2 7 0 5 6 4 6 2 _ 1 _ n e w - p o ll- w e b - u s e r e - in t e m e t > (u ltim o a c c e so : 2 0 d e o c tu b r e

d e 2 0 1 1 ).

5 2 D . J o n e s , " M o d e m L o v e : C o lle g e E ssa y C o n t e s t ” , e n T h e N e w Y o rk T im e s, 2 8 d e abril

d e 2 0 1 1 , < h t t p :/ / ^ w w .n y t i m e s .c o m / 2 0 1 1 / 0 5 / 0 1 / f a s h i o n / 0 1 M o d e m I n t r o .

h t m l ? e m c = t n t & t n t e m a i l l = y > (u ltim o a c c e so : 2 0 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

5 3 D . J o n e s , " Y o u 'r e n o t S ic k , Y o u ’ r e J u s t i n L o v e ” , e n T h e N e w Y o rk T im e s, 12 d e fe b r e r o

d e 2 0 0 6 , < h t t p :/ / w w w .n y t i m e s .c o m / 2 0 0 6 / 0 2 / 1 2 / f a s h i o n / s u n d a y s t y l e s / 1 2 l o v e .h t m l > (u ltim o

a cc e so : 2 0 d e o c tu b re d e 2 0 1 1 ).

5 4 E . Illo u z , C o ld In tim a c ies: T h e M a k in g o f E m o tio n a l C a p it a lis m , C a m b r id g e , P o lity P re ss, 2 0 0 7

[trad . e sp .: In tim id ad e s c o n gelad as, B u e n o s A ir e s / M a d r id , K a t z , 2 0 0 7 ] .

55 E S. P e r s o n , D r e a m s o f L o v e a n d F a te fu l E n c o u n te rs: The P o w e r o f R o m a n tic P a s s io n , N u e v a

Y o r k , N o r t o n , 1 9 8 8 , p . 4 3 [trad . e sp .: S u e n o s d e a m o r y encu en tros d ecisiv o s: E l p o d e r d e la p a sio n

ro m an tica, L im a , pu c p F o n d o E d ito r ia l, 2 0 0 8 ] .

5 6 I b id ., p. 1 1 5 .

5 7 Ib id ., p . 9 2 .
364 • Por que duele el amor

5 8 A . B o lt e y T . G o s c h k e , “ I n tu itio n in th e C o n t e x t o f O b je c t P e r c e p t io n : In tu itiv e G e s ta lt

Ju d g m e n t s R e s t o n th e U n c o n s c io u s A c tiv a tio n o f S e m a n tic R e p r e s e n t a t io n s ” , e n C o g n itio n ,

1 0 8 (3 ), 2 0 0 8 , p p . 6 0 8 - 6 1 6 .

5 9 M it c h e ll, C a n L o v e l.A st?, p . 9 5 , p . 1 0 4 .

6 0 A q u i el a u to r h a c e r e fe r e n c ia a u n a c t o d e la im a g in a c io n q u e s e b a sa e n la e x p e r ie n c ia

real, es d e c ir , a u n b e s o c o n a lg u ie n q u e u n o c o n o c e . T o m a d o d e J . U p d ik e , “ L ib id o L it e ” ,

e n N e w Y ork R e v ie w o f B o o k s, 1 8 d e n o v ie m b r e d e 2 0 0 4 , p p . 3 0 - 3 1 (p . 3 1 ).

7. Epflogo
1 E D ic k in s o n , T h e P o e m s o f E m ily D ic k in so n , c o m p ila d o p o r R . W . F ra n k lin , C a m b r id g e , m a ,

T h e B e lk n a p P re ss, 1 9 9 9 , p . 4 1 1 [trad. e s p .: E . D ic k in s o n , A lg u n o s p o e m a s m a s , G r a n a d a ,

C o m a re s, 2 0 0 5 ].

2 J . F r a n z e n , “ L ik in g Is f o r C o w a r d s . G o f o r W h a t H u r t s ” , e n T h e N e w Y o rk T im e s,

2 8 d e m a y o d e 2 0 1 1 , < h t t p :/ / w w w .n y t i m e s .c o m / 2 0 1 1 / 0 5 / 2 9 / o p in i o n / 2 9 f r a n z e n .

h t m l? p a g e w a n t e d = a ll> ( u lt im o a c c e s o : 2 0 d e o c t u b r e d e 2 0 1 1 ) .

3 H . F r a n k fu r t, T h e R e a s o n s o f L o v e , P r in c e to n , P r in c e to n U n iv e r s it y P re ss, 2 0 0 4 [trad . e sp .:

lA s r az o n e s d el am o r, B a r c e lo n a , P a id o s , 2 0 0 4 ] .

4 Ib id ., p. 6 5 .

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