Esther Vivas

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L a maternidad y todo lo que la rodea, como el embarazo, la

infertilidad, el parto, el duelo gestacional, el puerperio, la crian-


za, son temas que demasiado a menudo quedan invisibilizados en
el ámbito doméstico. El ideal materno oscila entre la madre sacri-
ficada, al servicio de la familia y las criaturas, y la superwoman,
capaz de llegar a todo compaginando trabajo y crianza. Por suerte,
las cosas empiezan a cambiar. Los nuevos feminismos han sacado
del armario una serie de temas incómodos y la maternidad es uno
de ellos. El presente libro quiere reflexionar sobre qué supone ser
madre hoy, señalando que no hay una maternidad única, pero sí
modelos impuestos que supeditan la experiencia materna a los
dictados del patriarcado y del capitalismo.
Parece incompatible ser madre y feminista, pues la maternidad
carga con una pesada losa de abnegación, dependencia y culpa,
ante la cual las feministas de los años sesenta y setenta se rebela-
ron —como tenía que ser—. Sin embargo, este levantamiento ter-
minó con una relación tensa con la experiencia materna, al no
querer afrontar las contradicciones y los dilemas que esta impli-
caba. Ser madre no debería significar criar en solitario, quedarse
encerrada en casa o renunciar a otros ámbitos de nuestra vida, y
ser feminista no tendría que conllevar un menosprecio o una in-
diferencia respecto al hecho de ser mamá. ¿Por qué tenemos que
escoger entre una «maternidad patriarcal», sacrificada, o una
«maternidad neoliberal», subordinada al mercado?
Este libro quiere contribuir a pensar la maternidad desde una
perspectiva feminista, apelando a una maternidad desobediente
a la establecida por el sistema. Valorar y visibilizar la importancia

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del embarazo, el parto, la lactancia y la crianza en la reproducción
humana y social, y reivindicar la maternidad como responsabili-
dad colectiva, en el marco de un proyecto emancipador. No se
trata de idealizarla ni de esencializarla, sino de reconocer su con-
tribución histórica, social, económica y política. Una vez las mu-
jeres hemos acabado con la maternidad como destino, toca poder
elegir cómo queremos vivir esta experiencia.
Al cabo de un tiempo de quedarme embarazada, cuando em-
pecé a buscar información sobre dónde y cómo parir, tomé con-
ciencia del maltrato y la violencia que se ejercen hacia las mujeres
en la atención sanitaria al parto, de la envergadura de estas prác-
ticas y de cuán normalizadas y aceptadas están. La indignación
que sentí fue el impulso que años después me llevaría a escribir
este libro. Por ello, la violencia obstétrica ocupa un lugar destaca-
do en la obra; denunciarla es el primer paso para combatirla.
Este libro parte de mi experiencia personal como madre, y la
lactancia materna tuvo en los primeros años un papel central. Hay
muchos debates abiertos en torno a dar el pecho. Tenemos, por
un lado, la industria de la leche de fórmula, que intenta incidir
en las decisiones gubernamentales y el sector sanitario así como en
nuestras prácticas, afirmando que dar el biberón es lo mismo que
dar la teta; y nos topamos, por otro lado, con los prejuicios de un
sector del feminismo que considera que amamantar devuelve a la
mujer al hogar, obviando que vivimos en un sistema socioeconó-
mico hostil a la lactancia materna. Desmontar estos mitos es otro
de los objetivos de la presente obra.
Yo he optado por una forma de parir y amamantar, es mi expe-
riencia. Cada mujer tiene la suya. No pretendo juzgar las prácticas de
otras madres, porque cada una de nosotras hace lo que puede con el
tiempo y las circunstancias de las que dispone. En cambio, sí que soy
muy crítica con el modelo de maternidad, parto y lactancia que nos
imponen el patriarcado y el capitalismo en función de sus intereses,
medicalizando procesos fisiológicos y queriéndonos calladas, some-
tidas y obedientes. Este tampoco es un libro contra el personal sani-
tario. Denunciar la violencia obstétrica no significa estar en contra
de los profesionales de la salud, sino contra determinadas prácticas,
y hay que trabajar para que aquellos sean aliados para cambiarlas.

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La literatura de la maternidad parte a menudo de la propia
experiencia, de una maternidad reciente, vivida en positivo o no,
de la dificultad para lograr el embarazo, del arrepentimiento de la
condición materna, de un parto traumático. La presente obra no
es una excepción. A la hora de escribirla, me he preguntado tam-
bién sobre la experiencia de las mujeres de mi familia, en particu-
lar mis abuelas y mi madre. Recuerdo haber hablado de tantos
temas con la iaia Elena y la iaia Montserrat, del exilio, la guerra,
la posguerra, el trabajo en la fábrica o haciendo de modista, el
noviazgo, el matrimonio…; pero nunca les pregunté qué significó
para ellas tener una niña y un niño, respectivamente —mis padres
son hijos únicos—, cómo fueron sus embarazos y partos. Ahora
ya no lo puedo hacer, pues no están. Pero he hablado con mi ma-
dre y algunos de sus recuerdos quedan recogidos en el libro.
Esta no pretende ser una obra autobiográfica, pero al final re-
sulta imposible no volcar la experiencia personal en un tema que
te toca tan de cerca. ¿Cómo podía escribir sobre la maternidad, la
crianza, las violencias ocultas tras el embarazo, el parto y el pos-
parto, la lactancia materna… sin hablar de lo que he vivido? Me
parecía poco honesto no hacerlo, pues lo que nos pasa marca en
parte nuestra manera de ver lo que nos rodea. Una historia que
en algunos casos coincide con la de otras mujeres de mi genera-
ción, nacidas en los años setenta.
Mamá desobediente es el resultado de mi experiencia como
madre, tanto en clave personal como intelectual, de las preguntas
que me he hecho, las respuestas que he encontrado y las reflexio-
nes a las que he llegado. Una obra que quiere abrir puertas, rom-
per mitos y silencios. Espero que este libro pueda ser útil a mu-
chas mujeres que son madres, a las que lo quieren ser, a las que no
lo son, y a todas aquellas y aquellos que acompañan en los proce-
sos de crianza, porque la maternidad nos implica a todos.

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