La liebre se burlaba constantemente de la tortuga por ser lenta. Un día, la tortuga retó a la liebre a una carrera. La liebre aceptó confiada en su velocidad. Sin embargo, mientras la liebre se detuvo a descansar, la tortuga continuó avanzando lentamente hasta cruzar la línea de meta primero. La moraleja es que la constancia y el esfuerzo pueden vencer a la arrogancia y la falta de dedicación.
La liebre se burlaba constantemente de la tortuga por ser lenta. Un día, la tortuga retó a la liebre a una carrera. La liebre aceptó confiada en su velocidad. Sin embargo, mientras la liebre se detuvo a descansar, la tortuga continuó avanzando lentamente hasta cruzar la línea de meta primero. La moraleja es que la constancia y el esfuerzo pueden vencer a la arrogancia y la falta de dedicación.
La liebre se burlaba constantemente de la tortuga por ser lenta. Un día, la tortuga retó a la liebre a una carrera. La liebre aceptó confiada en su velocidad. Sin embargo, mientras la liebre se detuvo a descansar, la tortuga continuó avanzando lentamente hasta cruzar la línea de meta primero. La moraleja es que la constancia y el esfuerzo pueden vencer a la arrogancia y la falta de dedicación.
La liebre se burlaba constantemente de la tortuga por ser lenta. Un día, la tortuga retó a la liebre a una carrera. La liebre aceptó confiada en su velocidad. Sin embargo, mientras la liebre se detuvo a descansar, la tortuga continuó avanzando lentamente hasta cruzar la línea de meta primero. La moraleja es que la constancia y el esfuerzo pueden vencer a la arrogancia y la falta de dedicación.
Descargue como PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 1
2do grado
La liebre y la tortuga Había una vez una liebre que era muy veloz. 9
Siempre se reía de la tortuga porque era muy 18
lenta para caminar. Todos los días, al verla 26
pasar la liebre le decía: 31
– ¡Señora tortuga! ¿Adónde va usted caminando 37
tan lentamente? ¡Ja, ja, ja! 42
Una mañana la tortuga , cansada de tantas 49
burlas, tuvo una idea y le dijo a la liebre: 59 – ¡Señora liebre! ¿Se atreve a correr conmigo 66 una carrera? La liebre aceptó. 71
El día llegó y la carrera comenzó. La liebre 80
salió corriendo velozmente y, al ver que se 88 había alejado mucho de la tortuga en poco 96 tiempo se paró a descansar en una roca 104 y se quedó dormida. 108
Mientras tanto, la tortuga seguía caminando 114
sin parar. Así se fue acercando lentamente a 122 la línea de meta, hasta conseguir ganar la 130 carrera. 131
Cuando la liebre se despertó se dio cuenta 139
que por quedarse dormida había perdido la 146
carrera. 147
Adaptación de fábulas para niños de María del Carmen Ruiz