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PIEB - Tinkazos - 12 Rossana Barragan Patria Potestad

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MARIANO FUENTES LIRA

Nació en Cuzco (Perú), en 1914, y murió en la misma ciudad, en 1986. Fue exiliado por motivos políti-
cos. Llegó a La Paz en 1935. Estudió en la Academia Nacional de Bellas Artes, bajo la dirección de Cecilio
Guzmán de Rojas. Fue docente de la escuela indigenal de Warisata, donde desplegó una extraordinaria
labor junto a otros intelectuales “inquietos por conocer aquel laboratorio de la bolivianidad”. De esta
experiencia queda una gran producción considerada hito en su trayectoria: un mural, dibujos y óleos en
los que recuperó la imagen de dirigentes, estudiantes y comunarios.
Su obra indigenista, expuesta en Potosí y otras ciudades del país, es precursora de la Generación del 52, a
la que dedicamos las ilustraciones de T’inkazos este año.
Las imágenes que reproducimos fueron facilitadas por José Bedoya, director de la Academia Nacional de
Bellas Artes “Hernando Siles”. A él, y a Laura Salazar, un agradecimiento especial por su colaboración.

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índice
junio 2002 AÑO 5 Nº12

T’inkazos rurales y urbanos ○ ○ 6 Revista Boliviana de Ciencias


Sociales, cuatrimestral del
Programa de Investigación
Estratégica en Bolivia (PIEB)
SECCIÓN I: ESTADOS DE ARTE,
REVISIONES BIBLIOGRÁFICAS Consejo Editorial
Rossana Barragán
Y DIÁLOGOS ACADÉMICOS Pamela Calla
Godofredo Sandóval
Carlos Toranzo
Repensando la violencia y el
Directora
parentesco en los Andes de Bolivia Rossana Barragán

Krista E. Van Vleet ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 11 Editora


Nadya Gutiérrez

Diagramado
Comentarios y debate sobre el Rubén Salinas
artículo de Van Vleet.
Pintura de tapa e interiores
En torno a la violencia Mariano Fuentes Lira
en contra de las mujeres Esta publicación cuenta con el
auspicio del DGIS
Sonia Montaño ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 42 (Directorio General de
Denise Arnold ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 47 Cooperación Internacional
del Ministerio de Relaciones
Krista E. Van Vleet ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 55 Exteriores de los Países Bajos)

Depósito legal: 4-3-722-98


SECCIÓN II: PROCESOS DE
Impresión
INVESTIGACIÓN - FORMACIÓN “EDOBOL” Ltda.

Derechos reservados
Estrategia metodológica de Fundación PIEB,
junio 2002
“Sensacionalismo, valores
PIEB
y jóvenes” Edif. Fortaleza, piso 6 of. 601.
Av. Arce, 2799
José Luis Gálvez Vera y Teléfonos: 2432582-2435235
Fax: 2431866
Víctor Quelca Mamani ○ ○ ○ ○ ○ 61 Correo electrónico:
fundapieb@unete.com
Página web: www.pieb.org

3
SECCIÓN III: INVESTIGACIONES SECCIÓN V: ARTE Y CULTURA

Tarija en los imaginarios urbanos: Un problema de organización.


un recorrido por los resultados de La crítica tradicional y el
la investigación programa literario del 52
Sergio Lea Plaza, Adriana Paz y Ximena Antonio Vera Jordán ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 143
Vargas con la participación de Adela Lea
Plaza ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 77 ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ SECCIÓN VI:
RESEÑAS Y COMENTARIOS
Heterogeneidad, cultura, impacto,
acción individual y colectiva: por Comentario sobre
un nuevo enfoque en el estudio de “Empleo y competitividad”
las OECAs bolivianas
Tom Kruse ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 153
Pablo Laguna ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 99
Arellano López, Jorge. Arqueología de
SECCIÓN IV: Lípes: Altiplano Sur de Bolivia.
HACIA POLÍTICAS PÚBLICAS
Por: José M. Capriles,
Ruben Dario Chambi y
Participación, políticas
María Soledad Fernández ○ ○ ○ ○ 165
públicas y democracia
José Carlos Campero Bridikhina, Eugenia; Rosells, Beatriz
Núñez del Prado ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 121 y Oporto, Luis. Las mujeres en la
historia de Bolivia: Antología. 3 vols.
Por: Virginia Aillón ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 170

4
Escobari de Querejazu, Laura. SECCIÓN VII: A LA CAZA DE LIBROS
Caciques, yanaconas y extravagantes. La
sociedad colonial en Charcas. Tesis universitarias en Bolivia.
S. XVI - XVIII. Universidad Mayor de San Andrés
- Universidad Católica Boliviana
Por: Roger Mamani, Juan Pablo
Carreras de Economía 1991-2000
Delgado, Guillermo Callisaya y Patricia
Chuquimia ○ ○ 172
○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ Rossana Barragán y Karina
López Videla○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 181
Presta, Ana María. Encomienda,
familia y negocios en Charcas colonial SECCIÓN VIII:
(Bolivia): Los encomenderos de La Plata VENTANAS AL MUNDO ○ ○ ○ ○ ○ ○ 185
1550 - 1600
Datos útiles para escribir en
Por: Desireé Kieffer, Zelma Montaño
T‘inkazos en su formato regular
y Consuelo Sánchez 174 ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

y en T‘inkazos virtual 191 ○ ○ ○ ○ ○

Roca, José Luis. Economía y Sociedad


en el Oriente Boliviano (Siglos XVI-XX).
Por: Douglas Estremadoyro
García ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 176

5
T’inkazos rurales y urbanos
T’inkazos 12 reúne artículos cuyos escenarios son tanto rurales como urbanos.
Sobre el área rural, presentamos el artículo de Krista Van Vleet en la sección Estados del arte,
revisiones bibliográficas y diálogos académicos. Van Vleet, profesora del Bowdoin College en Estados
Unidos, aborda el tema de la violencia intradoméstica en una comunidad del norte de Potosí. Su trabajo
es fundamental por varias razones, y aquí queremos destacar solamente dos. Primero, porque prácticamente
no existen estudios sobre la violencia doméstica e intradoméstica en el área rural, a diferencia del área
urbana donde se cuenta no sólo con varios trabajos sino también con “cifras de la violencia” que son
reactualizadas. En segundo lugar, porque su investigación amplía el análisis de la violencia doméstica a la
violencia en el marco de las relaciones de parentesco.
T’inkazos 12 incluye, también, aprovechando la publicación del artículo de Van Vleet, un debate en
torno a la violencia doméstica y comentarios hechos a este artículo. Para este efecto fueron invitadas Sonia
Montaño, Denise Arnold y la propia autora. Agradecemos a todas ellas por sus colaboraciones y estamos
seguros que los lectores apreciarán no sólo sus contribuciones sino también visiones distintas y, a veces,
complementarias sobre el tema.
Un tema que ha despertado en los últimos años mayor atención en escenarios urbanos, tanto por la
aparición de nuevos periódicos como por su consumo masivo en las ciudades, es la llamada “prensa roja”.
En la sección Procesos de investigación-formación, el equipo coordinado por José Luis Gálvez, también
en el marco del PIEB, en Santa Cruz, nos ofrece un artículo que muestra cómo los investigadores se
acercaron al tema en términos metodológicos y la manera en la que diseñaron el análisis sobre dos perió-
dicos “sensacionalistas”.
Pablo Laguna presenta en la sección Investigaciones, una rica y útil revisión de la literatura referida a
las Organizaciones Económicas Campesinas (OECAs), criticando los enfoques economicistas que predo-
minan, sugiriendo también romper con las visiones que borran su heterogeneidad, y apuntalando hacia
sus potencialidades para el desarrollo.

6
Cambiando de escenario tenemos dos problemáticas absolutamente actuales. Nos referimos a los
cambios y conflictos latentes que se viven en diferentes ciudades a raíz de migraciones que van cambiando
las configuraciones urbanas espaciales y sociales. El trabajo de investigación realizado con el apoyo del
PIEB por el equipo coordinado por Sergio Lea Plaza, en la ciudad de Tarija, aborda el tema de los
“imaginarios” urbanos de la población tarijeña, por un lado, y de la población conocida por los tarijeños
como “norteños”. Dos imaginarios que a veces se superponen pero que también muestran espacios geo-
gráficos, sociales y culturales muy distintos sobre una misma ciudad.
En Cultura, y continuando con la cobertura que se ha dado a 50 años de la Revolución de 1952,
tanto a través de las pinturas y los pintores que ya son parte de T’inkazos, como al material publicado al
respecto, incluimos un artículo de Antonio Vera sobre la Literatura del 52.
En la sección de Políticas Públicas, José Carlos Campero realiza una revisión al proceso de participa-
ción, políticas públicas y democracia.
La sección Reseñas está dedicada, esta vez y en gran parte, a la producción histórica reciente. Publica-
mos así la reseña de una Antología de tres tomos de Bridikhina, Rossells y Oporto sobre las mujeres,
realizada por Virginia Aillón, y un conjunto de otras reseñas escritas por jóvenes estudiantes de la Univer-
sidad Mayor de San Andrés, a quienes agradecemos por su interés y su entusiasmo. Contamos además, en
esta misma sección, con el comentario de un colaborador de T’inkazos, Tom Kruse, quien aborda el tema
del Empleo y la Competividad.
En la sección A la caza de libros, continuamos con la entrega de las presentaciones y breves análisis de
las tesis de licenciatura de las distintas universidades del país. Entregamos en este número una primera
parte de una visión panorámica sobre las tesis de licenciatura en Economía de la Universidad Mayor de
San Andrés y de la Universidad Católica Boliviana, en la ciudad de La Paz. Tenemos el placer de anunciar
que la base de datos sobre las tesis que publicamos en el anterior número puede encontrarse en T’inkazos
Virtual, en el sitio electrónico del PIEB (www.pieb.org); las tesis de economía estarán disponibles a partir
del mes de agosto.
Finalmente, en la sección Ventanas al mundo, publicamos direcciones electrónicas que pueden ser
interesantes para los/las investigadores/as, así como algunas noticias.

7
Mariano Fuentes Lira. Campesino
SECCIÓN I

ESTADOS DE ARTE,
REVISIONES BIBLIOGRÁFICAS
Y DIÁLOGOS ACADÉMICOS
10
“AHORA MI HIJA ESTÁ SOLA”:

Repensando la violencia y el parentesco


en los Andes de Bolivia
Krista E. Van Vleet1

En este artículo, la autora difunde una parte de los re-


sultados de su investigación realizada en la comuni-
dad andina de Sullk'ata. La valiosa información permi-
te extender el análisis de los múltiples contextos en los
que ocurre la violencia.

Como Michelle Rosaldo (1980: 408-9) señaló hace solamente las intimidades sino también las jerar-
más de veinte años, “el cariño y el altruismo rara quías, preguntando “cómo las distintas relaciones
vez son prerrogativas propias de parientes cerca- al interior del hogar podrían influir en las relacio-
nos que viven en el mismo hogar”, y sin embargo, nes fuera del hogar”. Inspirada por sus palabras, y
con demasiada frecuencia, los investigadores ima- también por las palabras de las mujeres de la co-
ginan que “saben exactamente lo que significa ser munidad andina de Sullk'ata, ubicada en la pro-
padre o madre, hermano/a y cónyuge o hijo/a”. vincia Chayanta del departamento de Potosí2, exa-
La autora lanzó el desafío tanto a los antropólogos mino las relaciones de parentesco a través de va-
como a las feministas, para examinar de cerca la rios incidentes de violencia doméstica que ocurrie-
complejidad de las relaciones de parentesco, no ron durante mi investigación de campo en 1995 y

1 Profesora del Departamento de Sociología y Antropología del Bowdoin College, 7000, College Station Brunswick, ME 04011.
Este artículo se basa en una investigación realizada en Bolivia en 1995 y 1996, financiada por una beca Fulbright-Hays para el
trabajo de investigación en el exterior, y una beca Rackham para tesistas de la Universidad de Michigan. Agradezco a ambas
instituciones por la posibilidad que me dieron. Saqué provecho, también, de los comentarios que he recibido de Susan Bell,
Coralynn Davis, Sarah Dickey, Julie Hastings, Oren Kosansky, Diane Lakein, Bruce Mannheim, Nancy Riley, y los becarios de
la "Comunidad de Investigadores" de 1998, en el Instituto de Investigación sobre la Mujer y el Género de la Universidad de
Michigan. Asimismo quisiera agradecer a Carol Greenhouse y los lectores anónimos de la revista American Ethnologist por sus
revisiones cuidadosas y comentarios penetrantes. Agradezco, finalmente, a Sara Shields por la traducción a este artículo, y a
Rossana Barragán y Nadya Gutiérrez por su apoyo editorial. La responsabilidad es, sin embargo, mía.
2 Hasta hace poco, algunos habitantes de la comunidad hablaban aymara además de quechua. Actualmente sólo unas cuantas
personas mayores son bilingües en estos idiomas y la gran mayoría prefiere hablar quechua en la comunidad. Sin embargo, cada
vez más habitantes de Sullk'ata son bilingües en español y quechua, debido a la educación fiscal y la migración. Véase Howard-
Malverde, 1995 para una exploración de la relación entre estos tres idiomas en la región de Chayanta, Bolivia. Las palabras en
cursiva en el texto son quechuas.

11
1996. Entre los casos de violencia doméstica de des de las relaciones de parentesco y, sobre todo,
los cuales me enteré durante aquel periodo de die- las relaciones de parentesco político porque ilu-
ciocho meses, casi todos tienen que ver con pa- minan las formas en que los momentos de vio-
rientes políticos: la violencia surgió entre suegras y lencia están configurados por aspectos múltiples
nueras, entre maridos y esposas, y entre cuñadas. de identidad y poder4.
La violencia entre maridos y esposas se reconoce En sociedades organizadas en base al paren-
con más facilidad, y es más frecuente que la vio- tesco, el matrimonio es un ámbito en el cual las
lencia entre mujeres parientes. Sin embargo, mu- relaciones de desigualdad, respecto a factores
chas mujeres en Sullk'ata cuentan sus experiencias como sexualidad, etnicidad, género, edad y cla-
sobre la violencia perpetrada por sus suegras y las se, se constituyen mutuamente (por ejemplo, de
relaciones desiguales del poder entre mujeres pa- la Cadena, 1991, 1997). Asimismo, el parentes-
rientes se han reconocido también en otras regio- co político constituye en sí una categoría de iden-
nes andinas (de la Cadena, 1991, 1997; Harvey, tidad y una trayectoria del poder que influye en
1998, 1994; Weismantel, 1988). Si bien se ha exa- las relaciones entre individuos y grupos situados
minado con profundidad la violencia entre cón- en formas distintas, no solamente maridos y es-
yuges en los Andes (Harris, 1994; Harvey, 1994), posas. Exploro la manera en que los discursos y
se ha prestado poca atención a la violencia entre prácticas de parentesco y conflicto entre mari-
mujeres parientes y a los discursos imbricados que dos/esposas, suegras/nueras y cuñadas en Sullk'ata
sostienen las asimetrías del poder entre parientes se imbrican en forma desigual, creando un con-
políticos, tanto mujeres como hombres (véase, sin texto en el que la violencia ocurre y se normaliza.
embargo, Harvey, 1994)3. Mi análisis contribuye a aquellos estudios de la
En este artículo exploro las relaciones de inti- violencia doméstica que reconocen la importan-
midad y poder entre parientes políticos con el cia que tienen las relaciones desiguales del poder
objetivo de aumentar la comprensión tanto de la para la violencia, incorporando el género como
violencia doméstica como del parentesco en una categoría del poder, extendiendo al mismo
Sullk'ata. En un nivel más general, analizo la vio- tiempo el análisis más allá de las diferencias entre
lencia doméstica en términos de las complejida- hombres y mujeres5. La integración del parentes-

3 Harris (1994) enfatiza las fundaciones simbólicas de la violencia doméstica entre cónyuges, y las fundaciones materiales de la
misma, y explora el género y la masculinidad además de los diversos contextos y clases de violencia en los Andes. Harvey (1994)
argumenta que la relación de parentesco, además de la diferencia sexual, es significativa para la violencia entre cónyuges. Para
discusiones de la violencia en las prácticas de cortejo y entre parejas casadas, véase, también: Allen,1988; Bolin,1998; Bolton y
Mayer, 1977; Cereceda, 1978; Daza,1983; Harris,1978,1994; Hopkins, 1982; Millones y Pratt, 1980; Platt, 1986; Starn, 1999.
4 Desde hace mucho tiempo, intelectuales feministas han enfatizado que las jerarquías del poder se experimentan a lo largo de
trayectorias múltiples, las cuales no pueden aislarse ni en términos de experiencia ni en términos analíticos. Entre muchas otras,
véase: Abu-Lughod, 1993; Collins, P., 1990; de la Cadena, 1991, 1997; Haraway, 1991; Kulick, 1998; Rivera (ed.), 1996;
Weismantel, 2001; Yanagisako y Delany (eds.),1995.
5 A través del enfoque sobre las asimetrías del poder entre hombres y mujeres como fundamento del abuso, a partir de los años 70s,
los movimientos e intelectuales feministas han influido enormemente en la atención dirigida al tema de la violencia doméstica a
escala mundial. En los últimos años se ha estudiado el abuso de menores, ampliando el enfoque de la pareja matrimonial al
hogar, en relación con el contexto de la violencia. Respecto al abuso de niños en un contexto andino, véase, por ejemplo: Harvey,
1998. Los intelectuales de la teoría gay, la teoría feminista y los estudios de la masculinidad han llamado la atención a las
jerarquías del poder y la violencia en relaciones “del mismo sexo”. Para ejemplos etnográficos, véase: Gutmann, 1996; Kulick,
1998; Letellier, 1994; Parker y Gagnon (eds.), 1995.

12
co político en el análisis de la violencia domésti- La violencia entre parientes en Sullk'ata si-
ca en Sullk'ata demuestra las formas en que las gue la norma de la violencia doméstica que ocu-
relaciones del poder y la violencia pueden exten- rre entre individuos de casi todas las clases socia-
derse más allá de un hogar en particular, reconfi- les, etnicidades, géneros, orientaciones sexuales y
gurando de esa manera los límites de “lo domés- edades. Lejos de plantear que en Bolivia la vio-
tico” y la violencia doméstica. lencia doméstica afecte únicamente a minorías
Por otro lado, la incorporación de la violen- étnicas o a un estrato socioeconómico en parti-
cia doméstica en un análisis de relaciones de pa- cular, mi análisis se concentra en este contexto
rentesco infunde nuevo vigor a las interpretacio- etnográfico específico debido a mis experiencias
nes antropológicas del parentesco y el género en en la investigación. Lo presento con la esperanza
la región, y llama la atención en torno a los mo- de generar y extender el análisis de los múltiples
dos de interacción y expectativas entre parientes contextos en los que ocurre la violencia, y las dis-
y la negociación de las asimetrías del poder en las tintas formas en que las relaciones del poder se
relaciones. Las formas materiales y emocionales constituyen y se impugnan en la vida diaria de
en que los individuos se relacionan íntimamente las personas, parientes o no, en los Andes. Em-
unos con otros, y el aspecto negociado del “pa- piezo por esbozar el contexto social y económico
rentesco” en los Andes (Van Vleet, 1999; Weis- general del parentesco político en Sullk'ata. Lue-
mantel, 1995), empiezan a resaltar a través de la go sitúo mi análisis en términos de lo que dicen
atención prestada a las asimetrías del poder, in- las mujeres de de la comunidad de la violencia de
cluyendo los casos de abuso físico. Además, la sus parientes políticos. Incorporo ejemplos etno-
atención prestada tanto a parientes mujeres como gráficos de la violencia, tanto entre suegras y nue-
autoras y como víctimas de la violencia, involu- ras como entre maridos y esposas, para poder ex-
cradas como están en redes de relaciones más plorar las formas en que los discursos locales de
amplias, ayuda a iluminar las maneras en que el la borrachera y la costumbre funcionan para nor-
parentesco político, además del género, son pro- malizar la violencia entre parientes políticos. Asi-
cesuales y potencialmente contradictorias. Las mismo, esta yuxtaposición de eventos e interlo-
personas del mismo “sexo” pueden tener al mis- cutores ilumina la manera en que se entrelazan
mo tiempo identidades de género diferentes cuan- los discursos respecto a la violencia cometida por
do se relacionan unas con otras. De la misma suegras y maridos y las explicaciones aceptables
manera, el parentesco político adquiere matices de la misma. En la siguiente sección, me concen-
distintos cuando se trata de individuos en posi- tro en el tema de la relación de parentesco políti-
ciones diferentes, en contextos específicos y en co entre suegras y qhachunis (nueras), delinean-
momentos específicos. En el fondo, ni el paren- do los intercambios desiguales de trabajo y las
tesco ni la violencia se pueden entender fuera de ambigüedades afectivas y jerárquicas que confi-
las relaciones vividas entre individuos, las cuales guran las asimetrías del poder entre mujeres pa-
son estructuradas por múltiples trayectorias del rientes. En la última sección, examino los hilos
poder (reivindicadas e impugnadas en distintas entretejidos de asociaciones de parentesco en dos
formas) que al mismo tiempo están arraigadas en, incidentes de violencia, el primero entre cuñadas
y sin embargo a veces transgreden las intimida- y el segundo entre una pareja casada. Empleando
des y sentimientos idealmente sociables del ho- el parentesco político como concepto analítico,
gar. exploro las formas en que los incidentes de vio-

13
lencia se encuentran implicados en un nexo am- lin, 1998; Gose, 1994, Platt, 1986). Debido a
plio de relaciones de parentesco e historias de in- que el trabajo es muchas veces el recurso más es-
teracción en Sullk'ata. En la parte final del traba- caso en la región, la gente depende de redes indi-
jo, presento algunas reflexiones en torno a las viduales de relaciones de intercambio de trabajo
implicaciones que tiene este análisis de la violen- para sostener la producción de subsistencia: las
cia en el contexto etnográfico específico de mujeres intercambian su trabajo con otras muje-
Sullk'ata para la comprensión de la violencia y el res, y los hombres intercambian su trabajo con
parentesco en términos más globales. otros hombres (por ejemplo, Collins, 1988).
El matrimonio en Sullk'ata no se fundamenta
EL CONTEXTO DEL PARENTESCO en valores ideales de 'amor' o compañerismo, sino
POLÍTICO EN SULLK'ATA en el concepto de la oposición y complementarie-
dad de género que infunde las prácticas económi-
Los habitantes de Sullk'ata están integrados en la cas, sociales y políticas necesarias para la vida coti-
economía global en forma desigual, y la mayoría diana6. Si bien una pareja casada se concibe como
de los hogares depende tanto de la producción una unidad, qusawarmi (marido y esposa, en que-
para el mercado como de la agricultura de subsis- chua), no intercambian el trabajo como una uni-
tencia y el pastoreo de animales para sobrevivir. dad, y maridos y esposas no necesariamente esta-
En las últimas dos décadas, la articulación entre blecen relaciones de intercambio con individuos
la agricultura de subsistencia y la producción para en los mismos hogares. Además, el matrimonio
el mercado ha sufrido un cambio acelerado. A sitúa a maridos y esposas en una amplia red de
raíz del cierre de las minas, la migración a las tie- relaciones de parentesco. Tradicionalmente, una
rras bajas agrícolas y los centros urbanos se ha pareja casada convive en el hogar de los padres del
incrementado, y los sectores económicos infor- marido durante los primeros 2 a 5 años de matri-
males y de servicios se han expandido. Tanto monio. Mientras vive con sus suegros, la mujer
mujeres como hombres trabajan en la economía está obligada a trabajar para su suegra: pastorear
del mercado. Si bien muchas mujeres de Sullk'ata ovejas, cocinar en fuego abierto, lavar ropa en el
migran a la ciudad para trabajar como empleadas arroyo, ayudar con la cosecha y siembra de papas,
domésticas antes de casarse, después del matri- porotos y maíz. Al mismo tiempo que la joven es-
monio lo más común es que ellas se queden en la posa está trabajando para su suegra, intenta tam-
comunidad rural y se hagan cargo de la produc- bién establecer relaciones de intercambio de tra-
ción de subsistencia, mientras que sus maridos bajo más recíprocas con otras mujeres en la comu-
migran en ciertas épocas del año para conseguir nidad. Un yerno, en cambio, puede tener relativa-
un trabajo asalariado. La producción de subsis- mente poco contacto con sus parientes políticos,
tencia se organiza a través del parentesco y está fuera de contextos rituales (cf. Harris, 1994: 54).
imbuida del concepto de reciprocidad que inte- La mayoría de las mujeres de Sullk'ata respondió
gra seres y mundos humanos y sobrenaturales (por con risas cuando les pregunté si sus maridos traba-
ejemplo, Abercrombie, 1998; Allen, 1988; Bo- jaban para los padres de ellas o les ayudaban. A

6 Los estudios antropológicos de género, el parentesco y el matrimonio en la región han incorporado la oposición complementaria
como temática desde los años 70s. Véase, por ejemplo: Allen, 1988; Arnold, 1992, 1997; Bolin, 1998; Bolton y Mayers (eds.),
1977; de la Cadena, 1997; Harris, 1978, 1981, 1994; Harvey, 1994; Hopkins, 1982; Millones y Pratt, 1980; Ossio, 1992; Platt,
1986; Rivera (ed.), 1996; Spedding, 1997; Valderrama y Escalante, 1997; Van Vleet, 1999.

14
menos que la mujer espere heredar tierras de sus DISCURSOS LOCALES DE VIOLENCIA Y
padres, el hombre tiene pocos motivos para regre- PARENTESCO POLÍTICO
sar a la comunidad de su esposa y ayudar a sus
suegros con la siembra o la cosecha. Debido a que Al igual que en otras regiones andinas, las muje-
las obligaciones de parentesco y las redes de inter- res de Sullk'ata charlan abiertamente sobre la vio-
cambio de trabajo se extienden más allá de la pare- lencia en las conversaciones cotidianas (véase tam-
ja marido-esposa, y puesto que las obligaciones no bién: Harris, 1994: 52; Harvey, 1994: 66). Lo
son equivalentes, los individuos que viven en cual- más típico es que una mujer relate la violencia
quier hogar específico negocian las demandas ma- cometida por un pariente político a otras muje-
teriales y emocionales en competencia al inte- res, pero en sus conversaciones acerca de la vio-
rior del hogar y entre hogares. lencia las mujeres simultáneamente la normali-
Por otra parte, el esfuerzo de combinar el tra- zan y critican. En esta parte abordo el tema de
bajo de subsistencia con el trabajo asalariado li- los discursos locales en torno a la violencia do-
mita a hombres y mujeres, en las distintas etapas méstica e identifico sus ambivalencias, plantean-
del ciclo de vida, en formas diferentes. Después do una doble diferenciación entre el desfase de
del establecimiento de un hogar separado por normalizar y destacar la violencia en el discurso,
parte de la joven pareja, la nuera se encuentra y las variabilidades del poder y la vulnerabilidad
menos enredada en las obligaciones laborales y de las mujeres en Sullk'ata.
de parentesco con su suegra. En los últimos años, Tanto hombres como mujeres normalizan la
las parejas jóvenes han reducido drásticamente la violencia intrafamiliar, señalando el estado de
cantidad de tiempo que viven con los padres del ebriedad de la persona abusiva, o sosteniendo que
marido, mediante la compra de materiales, artí- la violencia es 'de costumbre' (custumbrilla). A
culos para el hogar y un terreno, usando el dine- pesar de la conversación sobre incidentes especí-
ro ganado por ambos antes del matrimonio. Sin ficos de violencia, la idea de que la violencia in-
embargo, los pobladores de Sullk'ata reconocen trafamiliar es costumbre indica la ausencia relati-
también que una mujer casada, incluso cuando va de un metadiscurso explícito en torno a la vio-
vive con el marido y los hijos solamente, contri- lencia. Sin embargo, al mismo tiempo se identi-
buye con más trabajo al hogar que su marido. En fica y se habla de la violencia perpetrada por pa-
los términos de un discurso nacional de moder- rientes políticos y sobre todo por esposos. Las
nización, los hombres casados que reciben un mujeres se lamentan y quejan de la violencia in-
sueldo por su trabajo son considerados más “avan- trafamiliar, no solamente a otras mujeres sino tam-
zados” o “civilizados” (de la Cadena, 1991). Es bién, y a veces, a las autoridades locales y estata-
por eso que las relaciones del intercambio asimé- les. A veces las mujeres se defienden, abandonan
trico de trabajo entre parientes políticos siguen a esposos abusivos, se niegan a trabajar para sus
siendo importantes, tanto para las formas de pro- suegras o a vivir con ellas. No obstante, las muje-
ducción para el mercado y la subsistencia, como res, igual que los hombres, también bromean y
para las trayectorias y experiencias de conflictos, lanzan indirectas que vinculan la violencia con el
incluso después de que una pareja ya ha estable- sexo. El análisis de los ejes o planos transversales
cido su propio hogar. Volveré a estos aspectos del de la ambivalencia en estos discursos indica las
contexto amplio social, económico y político, a complejidades de las vidas, relaciones e historias
lo largo de mi análisis. de las mujeres que evidentemente sufren abusos

15
Mariano Fuentes Lira. Dirigente.

16
pero no son simplemente impotentes respecto a sin hijos y viviendo sin mi marido y lejos de mi
sus parientes políticos. familia, no es inconsecuente para lo que la gente
Por otra parte, los significados de la violencia de Sullk'ata me dijo de la violencia intrafamiliar.
emergen no solamente en lo que se dice, sino tam-
bién en los intersticios de lo que queda como su- EL CASO DE CLAUDINA Y SU NUERA
puesto o abierto a interpretación, en lo que no se
dice e incluso en lo que no se puede decir. Los Uno de los primeros incidentes de violencia en-
distintos interlocutores, incluyendo la antropó- tre parientes políticos de los que me enteré se dio
loga, acceden a un conjunto variable de experien- entre una suegra (Claudina) y su nuera. No pre-
cias, conocimientos, explicaciones o comprensio- sencié el incidente, pero mi comadre Ilena sí fue
nes de sentido común en sus interpretaciones de testigo. Ella me lo relató esa misma noche, cuan-
los eventos. Por ejemplo, para los pobladores de do estábamos sentadas preparando la cena. Clau-
Sullk'ata la violencia intrafamiliar está configu- dina, la suegra, tenía casi 60 años, y ella y su es-
rada en parte por un contexto social e histórico poso acababan de patrocinar una de las fiestas
que incluye la represión violenta de mineros, cam- comunitarias más grandes y económicamente
pesinos y cocaleros, dirigida por el Estado; los exigentes. Sus hijos, todos adultos casados, ha-
conflictos regionales por la tierra entre grupos bían llegado con sus familias para ayudar con los
étnicos andinos originarios; peleas rituales tradi- preparativos y participar en la fiesta que duró una
cionales o tinkus; conflictos entre los miembros semana. El último día de la fiesta, Claudina acu-
de la misma comunidad; y el castigo físico que a só a su qhachuni de no haber recogido huevos y
veces se emplea para reforzar la jerarquía entre no haber ayudado a cocinar el almuerzo del día.
padres e hijos7. Además, gran parte de mi propio Enojada y borracha, Claudina golpeó a su nuera
entendimiento de la violencia doméstica en en el ojo.
Sullk'ata se refracta por los intercambios infor- La explicación que dio Claudina por golpear
males que tuve durante mi trabajo de campo con a su nuera —que había dejado de cocinar— es la
las mujeres; algunas eran mis amigas y comadres, más común para explicar por qué una mujer ha
otras eran simplemente mis vecinas o conocidas, sido golpeada, ya sea por su marido o por su sue-
y muchas de ellas estaban vinculadas por el pa- gra. La tarea de cocinar y servir la comida repre-
rentesco o el compadrazgo. Generalmente, las senta un índice no sólo de la identidad de géne-
mujeres iniciaban estas discusiones de la violen- ro, sino también de la mayoría de edad y las rela-
cia intrafamiliar, y en más de una ocasión me pre- ciones específicas de parentesco con otros miem-
guntaron si mi marido me pegaba, si peleábamos, bros del hogar (Weismantel, 1988). En el con-
si él tenía otra esposa en la ciudad. Por lo tanto, texto de la vida cotidiana en los Andes, la tarea
lo que puedo decir de la violencia intrafamiliar se principal de una mujer casada en el hogar es co-
basa en la evidencia etnográfica “situada” y par- cinar. Se puede entender la cocina como un sitio
cial (Abu-Lughod 1993; Collins, 1990; Haraway, de poder para la esposa, que tiene bajo su control
1991). Mi identidad personal como antropóloga el consumo y la distribución de los productos de
y gringa de los Estados Unidos, mujer casada pero subsistencia (Allen, 1988; Arnold, 1992; Weis-

7 Se ha escrito poco sobre la relación entre la violencia promovida por el Estado y la violencia doméstica en los Andes; pero, véase:
Johnson y Lipsett-Rivera, 1998; Morrison y Biehl, 1999; Nash, 1993; Starn, 1999; y Stephenson, 1999. Sobre la relación entre
el tinku y las prácticas de cortejo, véase las citas en la nota al pie 3.

17
mantel, 1988). Sin embargo, más de una mujer so para Carnaval, época del año en que las fami-
puede vivir en cualquier hogar específico, y cuan- lias bolivianas en todo el país vuelven a su comu-
do una nuera vive con la familia de su marido, nidad, viajando a veces grandes distancias para
una de sus tareas principales es cocinar para to- festejar y bendecir sus hogares y comunidades
das las personas en el hogar. Si bien por lo gene- natales.
ral la suegra sirve la comida, enfatizando de esa
manera su papel en la asignación de los recursos NORMALIZANDO E IMPUGNANDO LA
del hogar, la nuera al cocinar demuestra su com- VIOLENCIA DE PARIENTES POLÍTICOS
petencia, obediencia y preocupación por el sus-
tento del hogar. La actitud y eficiencia en la coci- Las formas en que las mujeres negocian situacio-
na por parte de la nuera se asocia en términos nes que pueden volverse violentas, o reaccionan
prácticos y simbólicos con la forma en que ella va ante el abuso físico de un pariente político, varían
a integrarse y contribuir a la reproducción de su según las contingencias de la situación, la historia
nuevo hogar y comunidad (Valderrama y Esca- de los individuos y el contexto social e histórico
lante, 1997: 166). más general en el que tiene lugar la violencia. Como
Por lo tanto, la cocina y la violencia si bien en otras regiones andinas y otras partes del mun-
no se encuentran fuera de un sistema de género, do, a veces las mujeres de Sullk'ata impugnan el
también están imbricadas en las relaciones y los abuso perpetrado por sus parientes políticos, como
discursos del parentesco. Incluso después de que hizo la nuera de Claudina. A veces las mujeres se
una qhachuni ha dejado de vivir en el hogar de defienden físicamente (Spedding, 1997:65), o in-
los padres de su marido, continúa sujeta a obli- fligen dolor a través de otros medios, como en el
gaciones ante su suegra y puede ser golpeada por caso descrito por Weismantel (1988: 181-2) de la
ella. Sin embargo, la posición de la nuera en una mujer que ofreció a su marido abusivo plato tras
red de relaciones cambia en el curso del tiempo, plato de comida, obligándole a comer a pesar de
modificando las formas en que se negocian las que estaba de chaqui. Una mujer de Sullk'ata pue-
relaciones entre suegras y nueras, maridos y es- de simplemente dejar a sus suegros y volver a la
posas, madres e hijos. En este caso, la nuera e casa de sus padres, sobre todo si todavía no se ha
hijo de Claudina ya no estaban viviendo en el formalizado su matrimonio con una ceremonia de
hogar de Claudina. La nuera ya estaba bien esta- matrimonio civil o religiosa y una fiesta comuni-
blecida como warmi (mujer y esposa, en que- taria. Aunque conozco a una mujer que se fue des-
chua): tenía seis hijos (uno de los cuales estaba a pués de muchos años de matrimonio, debido a la
punto de casarse), un hogar en otra comunidad, severidad de las golpizas que recibía, la mayoría de
y relaciones extensas de intercambio de trabajo las mujeres no cuentan con suficientes recursos fi-
en ambas comunidades. Cuando el hijo de Clau- nancieros, materiales o emocionales para vivir so-
dina se enteró del conflicto, ese día apoyó a su las.
esposa en lugar de a su madre. La nuera y el hijo En situaciones extremas, las mujeres acuden
de Claudina regresaron con sus hijos a su propia a sus padrinos o a las autoridades estatales para
casa la mañana siguiente. Cinco meses después, quejarse formalmente de la violencia intrafami-
cuando pregunté a Claudina sobre el incidente, liar. En Sullk'ata se considera que los padrinos de
su hijo y nuera todavía no habían vuelto a visitar matrimonio son las personas más apropiadas para
a Claudina y su esposo. Se negaron a venir inclu- arbitrar en una disputa entre parientes políticos.

18
Investigadores andinos de distintas regiones y 1993). Por ejemplo, cuando Claudina me contó
épocas han notado que, históricamente, tanto las su versión de la historia meses después de pegar a
mujeres andinas indígenas como las de descen- su nuera, mencionó varias veces lo borracha que
dencia española han recurrido a las autoridades había estado en el momento, llorando todo el
estatales coloniales o republicanas en casos de vio- tiempo. En algunos casos de violencia, la justifi-
lencia doméstica (Barragán, 1997; Hünefeldt, cación de la borrachera es cuestionada. Sin em-
2000; Spedding, 1997). Sin embargo, al acudir a bargo, todos los incidentes de violencia que co-
un juez o a la policía, una mujer se sitúa en una nozco entre parientes políticos en Sullk'ata ocu-
posición que puede volverse contradictoria, de- rrieron durante las fiestas del calendario anual
bido a que tiene que asumir conceptos de la fa- ritual o en otros contextos rituales en los que la
milia, del género y la feminidad contrarios a los gente estaba borracha.
conceptos indígenas andinos (Harvey, 1993: Tomar es parte integral de los rituales comu-
135), además de enfrentar estereotipos raciales y nitarios y la borrachera es imprescindible para el
de clase y barreras relativas al idioma, la capaci- sustento del mundo espiritual y material de los
dad de leer y escribir, además de las financieras. quechua-parlantes católicos (Abercrombie, 1998;
Durante el periodo de mi residencia en la comu- Saignes, ed., 1993). La fertilidad de la tierra y la
nidad, tres mujeres denunciaron la violencia de fecundidad de los animales y seres humanos se
sus esposos a la policía o al juez, y otra amenazó regenera a través de libaciones a la Pachamama
con entregar a su cuñada a la policía debido a la (generalizada como la “Madre Tierra”) y también
violencia física. En un caso, la policía metió al entendida como distintas manifestaciones de la
marido en la cárcel de la provincia hasta que su Virgen y a las ánimas de las montañas (urqus en
madre pudo reunir el dinero suficiente para sa- quechua). Los indígenas andinos se preocupan
carlo bajo fianza. La joven, en este caso, volvió a por cumplir sus obligaciones de reciprocidad con
la casa de sus padres, porque su relación matri- lo sobrenatural. Asimismo, el acto de tomar ge-
monial todavía no se había consolidado a través nera y sostiene las relaciones de reciprocidad y
de una ceremonia civil o religiosa. sociabilidad entre las personas, pero al mismo
Si bien lo más típico es que una mujer relate tiempo es mucho más probable que la gente ex-
el abuso intrafamiliar a otras mujeres, tanto hom- prese el conflicto y se ponga violenta cuando está
bres como mujeres normalizan la violencia intra- borracha (Harvey, 1991, 1993, 1994; Harris,
familiar a través de discursos en torno a la borra- 1994). Las mujeres preparan las libaciones y to-
chera y la costumbre. Los quechua-parlantes con- man con sus parientes, aunque por lo general las
ciben la borrachera como un estado alterado, mujeres no llegan al mismo estado de ebriedad
parecido al sueño. El mismo tiempo del verbo se extrema que muchos hombres. A diferencia de
utiliza para la borrachera, los sueños y el pasado los hombres, las mujeres tienen la responsabili-
muy distante8. La diferenciación gramatical re- dad de seguir cocinando para la familia, pastear
fleja el entendimiento, generalizado en los An- las ovejas (una necesidad diaria) y actuar como
des, que no se puede responsabilizar a una perso- las cuidadoras de sus parientes varones borrachos,
na por lo que hace cuando está borracha (Har- generalmente sus maridos e hijos.
vey, 1991, 1994; Mannheim, 1991; Saignes, ed., El discurso de la borrachera está entrelazado

8 Para la explicación gramatical normal de este punto, véase Cusihuamán, 1976: 170-171.

19
también con un discurso en torno a la “costum- conocer, además del reconocimiento coincidente
bre” a través del cual las mujeres de Sullk'ata lla- del dolor de la violencia, se volvieron más evi-
man la atención sobre las maneras en que la vio- dentes para mí durante la semana de Carnaval de
lencia se revela en público y al mismo tiempo se 1996, cuando Máxima fue golpeada por su espo-
encuentra más allá del discurso público. A veces, so. Ambos se estaban acercando a los setenta años
la normalización de la violencia a través del dis- de edad. Máxima llegó una tarde a la fiesta y contó
curso de la costumbre se hace de manera implíci- a las mujeres que su esposo le había pegado y
ta, como por ejemplo cuando Ilena me contó del pateado dos noches antes. Ella me pidió acom-
incidente de violencia entre Claudina y su nuera. pañarla a Sucre porque no tenía a nadie en la co-
Dijo que lamentaba que el incidente hubiera ocu- munidad y allá estaban sus hijos. Quedé en ir
rrido: Ilena tenía relaciones de intercambio de con ella y más tarde pregunté a otra mujer, que
trabajo con la suegra y la nuera involucradas en resultó ser la comadre de Máxima, si sabía lo que
la disputa. Sin embargo, en lugar de criticar las había pasado.
acciones de Claudina directamente, contó la his-
toria de la violencia de su propia suegra, y termi- – Es la costumbre. Cuando los hombres están
nó diciendo: borrachos se ponen a renegar y pegan a sus
mujeres –me dijo.
– Grave he sufrido. Cinco años he vivido allá – ¿Tu marido te pega a ti? –le pregunté.
y tuve que hacer todo. – Sí, respondió. Mi marido es igual.
– ¿Te enojabas con tu suegra y ella contigo?
–le pregunté. En el momento de la conversación, la reac-
– Sí, respondió ella. ción de Roberta me sorprendió. Conocía bien a
– ¿Qué hacía tu marido? ella y su marido, y no calificaba su relación como
– Volvió a la casa de su madre. Se debería “abusiva”. Tampoco pensaba que la violencia do-
haber quedado conmigo. Ella me odiaba de méstica en Sullk'ata fuera “la costumbre”. Pero al
verdad. mismo tiempo, la aseveración de Roberta me
enfrentó al desafío de reconocer que la gente de
Aquí, Ilena sitúa las acciones de Claudina Sullk'ata tiene formas apropiadas e inapropiadas
dentro de un contexto más general de relacio- de cometer y hablar de la violencia, así como for-
nes de parentesco político y violencia intrafa- mas aceptadas de relacionarse con seres humanos
miliar entre mujeres. Las mujeres mayores, so- y sobrenaturales, con parientes y con los que no
bre todo, me contaron de sus suegras y los años lo son.
difíciles que habían soportado viviendo en el Es así que, si bien las mujeres reconocen al-
hogar de sus suegros. Si bien las mujeres enfati- gún grado de variación entre individuos (algu-
zaban lo doloroso que habían sido sus experien- nos son más propicios a la violencia que otros), la
cias, no indicaron que éstas fueran excepciona- noción más generalizada es que la violencia se
les. asocia con estados (como la borrachera) y rela-
A veces, la normalización de la violencia a tra- ciones específicas (como el parentesco político).
vés del discurso de la costumbre es mucho más En Sullk'ata, la violencia intrafamiliar es la cos-
explícita. La brecha entre mis propias sensibili- tumbre cuando la gente está borracha, como afir-
dades y las de las mujeres que había llegado a ma Roberta, pero está claro que la violencia entre

20
parientes políticos no se considera como costum- de Sullk'ata tienden a enfatizar la violencia de
bre cuando la gente está sana. Me enteré de un sus maridos. Este énfasis podría indicar la ma-
solo incidente de violencia entre esposos cuando yor frecuencia del abuso perpetrado por los
los dos estaban sanos. La gente reaccionó horro- maridos. La tendencia a recalcar el abuso con-
rizada y hablaba de la educación incorrecta del yugal también podría reflejar el hecho de que la
hombre. Además, si bien las críticas respecto a violencia perpetrada por el marido tiene mayo-
las acciones del pariente y las expresiones de do- res posibilidades de causar daños, sea por su fuer-
lor pueden entrelazarse con los detalles de cir- za física o por las consecuencias sociales y eco-
cunstancias personales y discursos de normaliza- nómicas que surgen del conflicto. La intensi-
ción, los pobladores de Sullk'ata rara vez cuestio- dad y la importancia de la relación entre mari-
nan la idea general de que los familiares pueden dos y esposas tiende a incrementarse con el tiem-
emplear la violencia. Resultó que Máxima no fue po. Si bien es fácil disolver una relación de pa-
conmigo a Sucre y me dijo que no podía encon- reja al principio de la misma, después de una
trar a nadie que pasteara sus ovejas en su ausen- serie de ritos matrimoniales y el nacimiento de
cia. Por último, entre la falta de conexión entre hijos, la separación es poco frecuente. En con-
mi reacción emocional y las actitudes de mis com- traposición, la importancia de la relación entre
pañeras de Sullk'ata destaca la forma en que los suegras y nueras tiende a disminuir con el tiem-
supuestos culturales profundamente arraigados po, a medida que una mujer va estableciendo su
—como ideas acerca del “amor” en el matrimo- propio hogar, familia y relaciones de intercam-
nio y el estigma asociado con ser “víctima” del bio de trabajo con otras mujeres.
abuso— pueden enredarse con conjuntos de su- Por otra parte, la tendencia a destacar la vio-
puestos y condiciones materiales muy distintos a lencia del marido refleja el acceso que tiene la
través de las contingencias del trabajo de campo. gente a una variedad mayor de discursos pú-
Más adelante examino este tema con mayor de- blicos. A fines de diciembre de 1995, el enton-
talle9. ces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada pro-
mulgó la Ley contra la Violencia Intrafamiliar
SEXUALIDAD Y VIOLENCIA: (Ley 1674). Según el texto de la ley, cualquier
MARCANDO LA VIOLENCIA miembro de la familia, varón o mujer, adulto
DE MARIDOS o niño, está protegido del abuso por parte de
otro miembro de la familia o del hogar, siem-
Es así que en Sullk'ata los discursos de la cos- pre que éste se denuncie dentro del plazo de
tumbre y la borrachera normalizan la violencia 24 horas. Se había difundido la ley por radio,
cometida por parientes políticos, tanto de hom- pero los anuncios que se emitían en quechua
bres como de mujeres. Sin embargo, las mujeres se referían solamente a la violencia de los hom-

9 Los grupos de apoyo en Estados Unidos emplean el término "sobreviviente" en vez de "víctima" del abuso, en parte debido a este
estigma. Ninguno de los dos términos representa plenamente la manera en que las mujeres de Sullk'ata hablan de sí mismas y los
acontecimientos de violencia en los que están involucradas. Como Harvey ha dicho en un contexto parecido, "Me impactó el
hecho de que su tolerancia de acciones que para mí fueron horrorosas, no se basó en un sentimiento de vergüenza o pasividad;
hablaban con orgullo de cómo se habían defendido, y estaban plenamente dispuestas a quejarse a otras personas del trato que
recibían. La diferencia entre su actitud y la mía fue que ellas parecían aceptar este aspecto de enfrentamiento en sus relaciones,
como una de las consecuencias desagradables de enamorarse y formar una pareja estable" (Harvey, 1994: 66).

21
Mariano Fuentes Lira. Estudio de rostro femenino

22
bres contra las mujeres10. El énfasis explícito SUEGRAS Y QHACHUNIS: LEYENDO EL
en la diferencia de género y la sexualidad en PARENTESCO POLÍTICO ENTRE MUJERES
muchos de estos discursos oscurece la impor-
tancia que tiene el parentesco político en el El énfasis que pongo en el parentesco político
surgimiento de violencia entre cónyuges, y al complica pero no busca suplantar los estudios
mismo tiempo encubre la violencia que sucede feministas, los cuales han enfatizado el género
entre mujeres en Sullk'ata11. como categoría de análisis de la violencia domés-
Sin embargo, la imbricación de los discursos tica, y la violencia de los hombres contra las mu-
que normalizan la violencia y el énfasis que po- jeres como síntoma y al mismo tiempo funda-
nen las mujeres de Sullk'ata en la violencia co- ción de la jerarquía de género. El género y el pa-
metida por maridos (a diferencia de otros hom- rentesco no se separan ni se limitan en las expe-
bres) indica que el parentesco político es un as- riencias de la gente (Collier y Yanagisako, eds.,
pecto significativo de la violencia conyugal. En 1987; Weston, 1993; Yanagisako y Delany, eds.,
Sullk'ata, las explicaciones y justificaciones pare- 1995). Sin embargo, enmarcar las relaciones de
cidas que emplean maridos y suegras por haber parentesco político en una noción de oposición
golpeado a una mujer, y los discursos imbricados de género no solamente tiene la consecuencia de
de la borrachera y la costumbre que normalizan debilitar la fuerza analítica del parentesco políti-
la violencia intrafamiliar, sugieren que la diferen- co, sino que también limita el “género” como
cia de género no es una categoría suficiente para categoría analítica a la oposición binaria entre
analizar la violencia doméstica en la región. Se categorías homogéneas de hombres y mujeres. Por
necesita mayor análisis de las relaciones de pa- lo tanto, las diferencias entre mujeres son tam-
rentesco, sobre todo las relaciones entre parien- bién imprescindibles para la comprensión del
tes mujeres, para lograr una comprensión más parentesco político, y las formas en que las rela-
compleja de las jerarquías de poder que estructu- ciones del poder se estructuran y se negocian en
ran esas relaciones, así como las formas en que los Andes. Voy a explorar las maneras en que se
surge la violencia en las redes de interacciones expresa el parentesco político entre suegras y nue-
entre parientes en Sullk'ata. ras (qhachunis). Concentro mi enfoque en dos

10 La literatura sobre el tema de la violencia doméstica publicada por el Ministerio de Desarrollo Humano y la organización
internacional UNICEF, enfatiza que los derechos de mujeres y niños contra la violencia doméstica son derechos humanos.
Véase, por ejemplo: Ley 1674 Contra la Violencia en la Familia o Doméstica, La Paz: Ministerio de Desarrollo Humano, Secre-
taría Nacional de Asuntos Etnicos, de Género y Generacionales, Subsecretaría de Asuntos de Género, 1996; Más que madres, La
Paz: Ministerio de Desarrollo Humano, Secretaría Nacional de Asuntos Etnicos, de Género y Generacionales, Subsecretaría de
Asuntos de Género, 1996; Legislación Andina y Violencia contra la Mujer (Documento del Seminario Andino “Legislación y
Violencia” en 1995, Cochabamba, Amanda Dávila (ed.), La Paz: Vicepresidencia de la República de Bolivia y Ministerio de
Desarrollo Humano, 1996.
11 También los discursos públicos enredan los conceptos que tienen los pobladores de Sullk'ata respecto a la sexualidad y la
fecundidad con ideologías nacionales y transnacionales de la diferencia de género y la “alteridad” étnica. Por ejemplo, algunos
han empleado o analizado la frase “amor andino” para referirse a la violencia en las prácticas andinas de cortejo y las relaciones
matrimoniales. Véase: Degregori, 1989; Millones y Pratt, 1989; Platt, 1986 y Harris, 1994, entre otros. En la medida en que los
discursos públicos sobre sexualidad y violencia han sido ya bien analizados (Harris, 1994; Harvey, 1994), no abordo este tema
en este artículo. Para más detalle sobre discursos de género, sexualidad y violencia en Sullkata, véase: Van Vleet, 1999. Para la
violencia doméstica y poder en otros partes véase, por ejemplo, Harvey and Gow (eds.), 1994; Heise, 1995; Morrison y Biehl,
1999.

23
aspectos interrelacionados de la asimetría del po- parientes cercanos, “parientes legítimos”, en ese
der entre parientes mujeres —los intercambios lugar.
asimétricos del trabajo y los valores ideales riva- La familia del marido festeja la llegada de la
les del afecto y el respeto— para demostrar la nueva nuera, pero también tiene que cargar con
importancia que tiene el parentesco político para la responsabilidad de incorporar a una persona
comprender la violencia doméstica, y la impor- extraña en el hogar. Una nuera recién llegada no
tancia que tienen las diferencias entre mujeres para solamente es considerada como “de otro lugar”,
comprender el parentesco en los Andes. Sin em- sino que también es distinta de sus parientes po-
bargo, la relación entre suegras y qhachunis no se líticos en términos constitucionales. Para los po-
aísla de otras relaciones de parentesco ni de dis- bladores de Sullk'ata, el “parentesco legítimo” se
cursos más amplios de identidad y poder. Por lo vincula con el concepto de “criar” a la hija (wiña-
tanto, también incluyo en la discusión un análi- chiy). Cuando una mujer se casa, no solamente
sis de las relaciones de parentesco entre padres e se traslada de la red familiar con la cual se crió.
hijos, sacando algunas implicaciones para la com- También traslada las fuentes materiales a través
prensión de la violencia entre cuñadas. de las cuales su cuerpo se desarrolló, y el conoci-
do panteón de lugares sagrados. Como Weisman-
HACIÉNDOSE PARIENTES tel ha planteado respecto a los indígenas andinos
de Ecuador, se entiende en forma plenamente li-
La relación afectiva y económica entre suegra y teral que las personas que comen la misma comi-
nuera se entrelaza con la relación estructural y el da están compuestas de la misma carne. El mate-
sistema más general de valores que configuran las rial del cuerpo humano se construye a través de
relaciones entre padres e hijos. Sin embargo, la “una variedad de sustancias y actos: ingerir comi-
nuera se integra solamente en forma parcial a la da y líquidos, compartir estados emocionales con
familia de su marido, y puede ser que nunca se individuos o espíritus, estar físicamente cerca de
constituya en una “pariente legítima” (Harvey, personas u objetos” (Weismantel, 1995: 694). Es
1994). Es así que, para la familia de la mujer, se así que el proceso de integrar a una qhachuni en
considera que una hija o hermana recién casada la red de parentesco de la familia de su marido
está pasando un periodo difícil viviendo con sus sólo se puede cumplir en un largo periodo de
parientes políticos, lejos de su propia familia. La tiempo.
primera noche de la Fiesta de la Virgen de Rosa- Las relaciones de parentesco entre una qha-
rio, por ejemplo, sentada en un banco en la igle- chuni y sus parientes políticos se forjan a través
sia, Seferina lloraba mientras la gente encendía de las mismas interacciones y prácticas diarias
velas. “Ahora mi hija está sola”, decía con triste- —la alimentación, y comer y trabajar juntos—
za. Al principio yo estaba confundida, porque que recrean el parentesco entre padres e hijos. Ali-
había asistido al matrimonio de su hija apenas mentar a un hijo es el medio principal a través
dos meses antes. Pensé que tal vez el marido de del cual los padres expresan su amor y cariño.
su hija se hubiera muerto en un accidente de ca- Alimentar a un hijo significa “criarlo” incluso
mión, pero esa no fue la causa de la soledad de su antes de su nacimiento (Arnold y Yapita, 1996:
hija ni de su propio dolor y tristeza. Seferina me 311-12; Van Vleet, 1999; Nash, 1993; cf. Weis-
hizo entender que su hija, que vivía en una co- mantel, 1995). Asimismo, alimentar a los hijos
munidad cercana, estaba sola porque no tenía constituye uno de los medios principales de esta-

24
blecer la jerarquía en la familia (Harvey, 1998: nidad para la qhachuni. La qhachuni puede pasar
74-5). Hasta que los hijos se establezcan en rela- más tiempo con su suegra que con su marido.
ciones productivas en la comunidad o en otro Sin embargo, la qhachuni tiene la responsabili-
lugar, se considera que son dependientes de sus dad de desarrollar una relación de buena volun-
padres. A diferencia de los intercambios de co- tad o motivar el cariño de su suegra. Así se anima
mida y trabajo entre adultos, en los que se espera una nueva nuera a ganar la aprobación de su sue-
que la comida y el trabajo sean devueltos en for- gra a través de sus habilidades en la cocina, su
ma recíproca, la relación de parentesco entre pa- disposición a trabajar, su obediencia y su capaci-
dres e hijos es, como ha afirmado Harvey (1998: dad de ser sociable y viva. También se espera que
75), el resultado de “haber sido alimentado por la qhachuni respete la autoridad de la suegra y
otros a quienes uno mismo no alimenta”. Como que reciba sus órdenes.
parte de esta relación, se espera que el hijo/la hija Sobre todo, al principio de la relación, la qha-
trabaje para sus padres y respete y obedezca a sus chuni se sitúa como una niña dependiente de sus
padres y hermanos y hermanas mayores. De esta parientes políticos, pero también comparte la
forma, las prácticas que forjan las relaciones afec- posición de una persona que no es pariente. Al
tivas también mapean las jerarquías y desigual- casarse y salir de su hogar natal, una qhachuni se
dades entre parientes (Harvey, 1998; Weisman- está convirtiendo en adulta, un proceso que se
tel, 1995). consolida después del nacimiento de su primer
Durante el tiempo que vive en el hogar de su hijo. Mientras vive en el hogar de su suegra, no
suegra, una qhachuni depende de sus parientes es fácil para la qhachuni extraerse de las obliga-
políticos para la comida y la vivienda, y está si- ciones laborales que tiene con ella. Si todavía no
tuada como una niña moralmente obligada a tra- tiene sus propios hijos, una nuera está especial-
bajar porque se la alimenta. Como me dijo Ana- mente vulnerable a las críticas y al posible abuso
cleta, una mujer anciana de Sullk'ata que todavía por parte de su suegra. No obstante, la qhachuni
vive con su marido en la vivienda construida por aporta su trabajo al hogar de su pariente político
sus suegros, “¿Dónde íbamos a vivir si no aquí? con la expectativa de que ese trabajo o productos
No teníamos nada cuando nos casamos. Ni ani- equivalentes le serán devueltos a la larga, como
males, ni tierra, ni casa, ni ollas, platos, cucha- en el caso de formas de trabajo más recíprocas
ras”. Si bien no se espera que surja una intimidad como el ayni.
automática entre suegras y nueras, la qhachuni
debe dirigirse a su suegra como “mi mamá”, mien- LAS AMBIGÜEDADES DEL PODER
tras que la suegra se dirige a ella como “mi hija”.
La nuera contribuye al hogar de sus parientes En sus interacciones diarias, suegras y nueras ne-
políticos con su trabajo agrícola hasta que su gocian las disyuntivas en sus relaciones económi-
marido reciba su porción de tierra. Frecuentemen- cas y afectivas. Al mismo tiempo, esas disyunti-
te pastea las ovejas de su suegra. Mientras vive vas se conectan con las ambigüedades más gene-
con sus suegros, cocina para toda la familia, una rales de la jerarquía y autoridad entre parientes.
tarea que consume mucho tiempo y esfuerzo. Relaciones de parentesco exitosas, como afirma
Además, debido a la división de género en el Harvey (1998:75), son relaciones en las que la
trabajo, inicialmente la suegra constituye el pun- jerarquía se mantiene intacta, en las que se otor-
to principal de integración al hogar y a la comu- ga respeto a los individuos apropiados: los niños

25
“que no aprenden este respeto no se convierten las categorías de parentesco, así como la imbrica-
en seres humanos sociales, y después de morir se ción desigual entre diferentes categorías de jerar-
convierten en [almas condenadas]”. Por lo tanto, quía. Movilizan varios discursos para negociar la
si un niño no demuestra el debido respeto, cui- posición y el poder entre parientes políticos. Las
dando los animales, cumpliendo tareas con bue- nueras llaman la atención sobre su posición am-
na voluntad, vigilando a sus hermanos menores bigüa en forma explícita cuando destacan su “so-
y dirigiéndose a los adultos en la forma correcta, ledad” en momentos de angustia. Las mujeres re-
los padres o posiblemente un hermano mayor tie- conocen que hay pocas personas a quienes pue-
ne el derecho de reprenderlo. Los padres pueden den recurrir en la comunidad de sus parientes
responder al desafío de un niño o a la percepción políticos; en realidad no hay nadie que proteja
de la falta de respeto, con una reprensión de dis- sus intereses. El abuso perpetrado por la suegra
tintos grados, y pueden reñirlo (rimay) o golpearlo puede ser detenido por su propio hijo (como en
(maqay) para reforzar físicamente la jerarquía el caso de la nuera de Claudina), y el abuso per-
entendida entre padres e hijos. La violencia física petrado por un marido puede disminuir gracias
entre padres e hijos puede suceder cuando los a la presencia e intervención de sus padres. Sin
padres están sanos, y no se considera inapropiada embargo, no está claro que un marido o una sue-
a menos que la violencia sea extrema; pero no es gra vaya a apoyar a una mujer o no, como indica
común que los adultos reprendan a los hijos de la afirmación de Ilena respecto a que su marido
otras personas12. Debido a que la relación entre muchas veces se aliaba con su madre en las dis-
suegra y qhachuni es parecida a la relación entre putas. Incluso cuando una nuera ha vivido en una
padres e hijos, pero no es igual, el parentesco comunidad durante muchos años y ha estableci-
político se convierte en un ámbito de reproches y do su propio hogar y familia, puede llorar por-
conflictos potenciales. Si bien se critica y hasta se que “está sola”, sin madre ni padre, sin importar
golpea a una nuera que no demuestra respeto a que sus padres estén vivos o muertos.
sus parientes políticos, no se dice que ella se con- Las mujeres de Sullk'ata afirman que los “me-
vierte en un alma condenada después de la muer- jores” matrimonios son cuando una hija se casa
te, como un niño irrespetuoso. Por otro lado, la con un hombre de su comunidad natal. Estas afir-
nuera puede impugnar directamente la violencia maciones sugieren que una red de parientes con-
de su suegra o sus afirmaciones de autoridad, in- sanguíneos puede proporcionar a una mujer ma-
dicando el hecho de que la suegra no es su “pa- yor protección contra la violencia o bien una po-
riente legítimo”. Por lo tanto, la misma falta de sición más segura en la vida diaria. Harris (1994:
control en la relación de parentesco político, de 54) señala que en el ayllu cercano de Laymi, los
por sí ambigua, también puede provocar un arran- hermanos de una mujer pegarán al marido que le
que de violencia en el intento de resolver la am- ha tratado con violencia, lo cual respalda este
bigüedad y restablecer las relaciones de parentes- punto de vista. Sin embargo, en Sullk'ata la pro-
co armónicas (Harvey, 1991). tección ofrecida por un hermano depende no
Los pobladores de Sullk'ata reconocen la solamente de su conocimiento del incidente de
ambigüedad y la posibilidad de negociación en violencia sino también de las contingencias de su

12 Existen excepciones. Por ejemplo, los padres de familia reconocen la autoridad de los maestros de la escuela, y a veces ellos
mismos se apoyan en la autoridad paternal del Estado, amenazando con enviar a sus hijos (sobre todo hijos mayores) a las
autoridades estatales (maestros, policía, jueces) cuando no se comportan bien (Mannheim, comunicación personal, 1997).

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relación con el marido de su hermana. Por ejem- gra puede trastocar los discursos nacionales de
plo, puede ser que el hermano participe en redes etnicidad y clase que estigmatizan a los indígenas
de trabajo, esté vinculado a través de la relación andinos, despreciando a una qhachuni que es “be-
de compadrazgo o alquile tierra del marido de su lla” y “blanca” porque no sabe trabajar ni relacio-
hermana. Como expresó Máxima en uno de los narse socialmente con otras mujeres (Valderra-
ejemplos anteriores, sus hermanos “están con” su ma y Escalante, 1997: 167).
marido; ella no iría a contarles a ellos de la vio- En tiempos más recientes, algunas qhachunis
lencia de su marido, sino a sus hijos. De los casos jóvenes simplemente se han negado a vivir con la
específicos de violencia entre cónyuges que ana- suegra por más de un par de meses después de
lizo en el presente trabajo, dos tienen que ver con casarse. Esto posiblemente impide aún más la
mujeres casadas con hombres de su comunidad integración de la mujer en el grupo familiar de su
natal13.Por lo tanto, las ambigüedades del paren- marido, y aumenta su aislamiento. Las últimas
tesco político se extienden a relaciones familiares dos mujeres que se casaron en la comunidad se
más amplias y configuran las contingencias de negaron definitivamente a vivir con la suegra.
acciones e interacciones entre las personas. Ellas habían pasado sus primeros años de matri-
Asimismo, debido a que la relación de paren- monio, antes de la ceremonia religiosa, viviendo
tesco político entre suegra y qhachuni se cruza en la ciudad con sus maridos y ganando dinero.
también con otras relaciones de poder e identi- Cuando las jóvenes parejas regresaron a vivir en
dad, una qhachuni puede impugnar la asimetría la comunidad rural, construyeron sus propias
de su relación con la suegra a través de discursos casas. En el momento de mi trabajo de campo,
nacionales y transnacionales de clase y etnicidad, los dos maridos habían migrado para buscar tra-
familia y género. Estos discursos urbanos enfati- bajo asalariado, y estaban ausentes durante va-
zan el mayor estatus que tiene la persona que habla rios meses. Aún así, las dos jóvenes comían y dor-
español, gana dinero, tiene educación escolar, mían en su propia casa con sus wawas. Si bien las
compra bienes de consumo como ropa y electro- dos nueras pasteaban las ovejas de su respectiva
domésticos, y vive en la ciudad donde los servi- suegra cada día, ambas se negaron a cocinar para
cios de luz y agua mantienen a la gente, la ropa y sus parientes políticos. Una mujer me dijo: “To-
las calles más limpias. Los mismos permiten a davía hay demasiada gente en la casa de mi sue-
mujeres más jóvenes establecer un ámbito de su- gra. Cocinar es mucho trabajo. Aquí cocino rá-
perioridad, al cual sus parientes mujeres mayores pido, para mí y la wawa nomás, en esa cocina de
no tienen tanto acceso. Cuando una nuera se nie- gas”. Si no querían vivir con los parientes políti-
ga a vivir con sus parientes políticos, su estatus cos, la alternativa para estas dos jóvenes era vivir
puede aumentar según los discursos nacionales o solas, una opción considerada poco sociable y algo
urbanos de cultura y clase; sin embargo, y al mis- rara por los pobladores de Sullk'ata. Es posible
mo tiempo, las valoraciones locales de la sociabi- que el vivir en la comunidad o la ciudad, sin ha-
lidad critican esas acciones. Por ejemplo, una sue- ber realizado las obligaciones más tradicionales

13 En estos casos, las dos mujeres fueron golpeadas por el marido, no por la suegra. En términos generales, los hermanos pueden
ofrecer alguna protección a las hermanas que se encuentran en relaciones abusivas, cuando están dispuestos a ayudar a mantener
a hermanas que dejan a sus parientes políticos. Además, puede ser que aquellas mujeres que heredan tierras o bienes muebles
más sustanciales que los de su marido, estén menos sujetas a las demandas y la violencia de sus parientes políticos; es un tema
que necesita mayor investigación.

27
Mariano Fuentes Lira. Huaynacha

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de una nuera, incremente el aislamiento de la su suegra; pero incluso después de vivir muchos
mujer y su vulnerabilidad ante la violencia de su años en hogares separados, la suegra de Juana le
marido; al mismo tiempo que esté menos limita- seguía molestando. Del mismo modo que otras
da por las demandas de su suegra. Pero esta es mujeres en Sullk'ata, tanto suegras como qhachu-
una pregunta que queda por explorarse. nis, Juana se basa en experiencias personales y en
La relación entre suegra y qhachuni cambia discursos locales y nacionales de etnicidad, clase,
en el transcurso del tiempo. Una qhachuni, in- género y familia, para normalizar la violencia, para
cluso la más obediente, no se queda en el hogar impugnar activamente la autoridad de sus parien-
de su suegra. Inicialmente, la capacidad que tie- tes políticos e indicar la forma en que negocian
ne la suegra de controlar el grado de aislamiento las posiciones de poder. Es así que, por mucho
o integración de una qhachuni, y su mayor con- que una mujer afirme estar sola, las nueras en
trol de los recursos intra e interfamiliares, son Sullk'ata no están aisladas de conjuntos múlti-
aspectos significativos de la asimetría del poder ples de relaciones económicas, sociales y políti-
entre ellas. Una vez que tiene su propio hogar, se cas, las cuales atraviesan y se extienden más allá
reformulan las obligaciones que tiene la nuera de un hogar específico.
respecto a su suegra. Si bien se espera que la qha-
chuni siempre trate a su suegra con respeto, en el LOS ENREDOS DEL PARENTESCO
transcurso del tiempo la nuera desarrolla una
posición de mayor poder. A medida que vaya Las relaciones entre suegras y nueras tienen ras-
consolidando la relación con su marido, establezca gos de la jerarquía del poder que se establece en-
vínculos de parentesco con sus hijos, y desarrolle tre padres e hijos. Pero, además, distintas expec-
relaciones de intercambio de trabajo con otras tativas, obligaciones y futuras recompensas vin-
mujeres, una qhachuni termina estableciéndose culan a parientes y no parientes entre sí, y a sus
en la comunidad como warmi (mujer adulta y cónyuges, hermanos y padres. Si bien puede ser
esposa en quechua). necesario como mecanismo heurístico el enfoque
Sin embargo, a pesar de que la qhachuni pue- sobre las relaciones binarias entre suegras y nue-
de poner énfasis en su capacidad, sus planes y sus ras, éste resulta insuficiente para analizar las con-
deseos de vivir en la ciudad y ganar dinero, o su tradicciones y negociaciones del parentesco
estatus como warmi, mientras viva en el campo tal como se vive en interacciones cotidianas. En
no puede aislarse de una red jerárquica, aunque la presente sección, examino las trayectorias de
ambigua, de relaciones entre parientes. Es así que los intercambios desiguales y las jerarquías ambi-
mientras algunas mujeres en Sullk'ata me dije- guas a través de dos incidentes de violencia. Mi
ron que vivían con la suegra por cariño, otras cri- comadre Ilena y sus parientes políticos partici-
ticaron su carácter moral. En una ocasión traje pan en ambos incidentes, pero la relación entre
un cassette de canciones andinas a la cocina cuan- ellos va más allá de la historia de vida de Ilena
do estábamos preparando la cena Juana, yo y su como individuo. Los dos acontecimientos —el
hija Marissa. La canción “Mi suegra buena” primero entre Ilena y su cuñada, y el segundo
(“K'acha swiritay”) fue transformada por Ilena, entre Ilena y su marido— estuvieron separados
quien cantaba “mi suegra mala” (“saqra swiritay”) por un periodo de seis meses. Al principio no
en el refrán de toda la canción. Cuando estaba percibí que los acontecimientos estuvieran rela-
recién casada, Juana vivió durante cinco años con cionados. Sin embargo, ahora sostendría que las

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tensiones entre Ilena y su cuñada, y entre Ilena y dejó de discutir el asunto, pero aún así el rencor
su marido, se entrelazan de modo inextricable en entre las dos seguía hirviendo bajo la superficie.
múltiples niveles: las interacciones entre indivi- Las obligaciones del parentesco, que se im-
duos, las relaciones estructurales más generales brican y se cruzan, constituyen una base sólida
entre hermanos y parientes políticos de la misma desde la cual se puede interpretar este aconteci-
generación, y el contexto social y económico más miento. Primero, como en el caso de la relación
general de Sullk'ata. Primero describo el incidente de parentesco político entre suegras y nueras, las
de violencia entre Ilena y su cuñada, y concentro relaciones entre hermanos y parientes políticos
el análisis en la red de relaciones de parentesco e de la misma generación se caracterizan por las
interacciones individuales que se extienden des- ambigüedades de la jerarquía y el cariño. Las cu-
de aquel acontecimiento. Más adelante, incorporo ñadas se encuentran en una relación sumamente
el incidente de violencia entre Ilena y su marido ambigua unas con otras. Por lo general, las cuña-
en la discusión14. das no son “parientes legítimos” y no desarrollan
El conflicto físico entre Ilena y su cuñada (la las relaciones materiales y afectivas de parentesco
esposa del hermano de su marido) ocurrió du- a través de sus prácticas diarias, como intentan
rante la fiesta de Año Nuevo, en enero de 1996, hacer las suegras y nueras. Si bien un joven y su
cuando las dos mujeres estaban borrachas. La esposa normalmente viven en el hogar de los pa-
cuñada de Ilena le riñó por haberse prestado un dres de él, junto con sus hermanos solteros, es
buey sin pedir el debido permiso unos meses atrás. poco común tener a más de un hermano casado
Ilena se defendió y también a su marido, Marce- viviendo en el hogar al mismo tiempo. Por lo tan-
lino, señalando que se habían prestado el buey to, las esposas de los hermanos no trabajan ni
para arar el terreno del padre de Marcelino, no el comen juntas, ni comparten el espacio en el ho-
terreno de Marcelino e Ilena. Ilena insinuó que gar de su suegra. Los hermanos y sus esposas que
su cuñada debería estar agradecida por la canti- viven en la misma comunidad rara vez desarro-
dad de trabajo que hacían ella y Marcelino para llan relaciones de intercambio de trabajo ni de
los padres ancianos de los maridos de las dos. parentesco ritual, aunque hermanos y hermanas
Luego la cuñada le dio un puñetazo, raspándole y sus respectivos cónyuges, y hermanas y sus ma-
la mejilla. Ilena devolvió el puñetazo e hizo san- ridos, lo hacen con frecuencia. Existe poca cama-
grar la nariz de la cuñada. Cuando la cuñada de radería entre las esposas de hermanos, a menos
Ilena se despertó al día siguiente con sangre en la que sean de la misma comunidad natal.
cara y el delantal, necesitaba que alguien le dijera Además, la relación entre cuñadas está confi-
qué había pasado. Días después, la cuñada ame- gurada por la respectiva relación entre sus cón-
nazaba con entregar a Ilena a la policía. Final- yuges. Si bien lo ideal es que los hermanos sean
mente, el hermano del marido de Ilena disuadió compañeros íntimos, existen grandes posibilida-
a su esposa. Con el tiempo, la cuñada de Ilena des de ambigüedad y trastorno en la jerarquía de

14 Como otros han notado, sucede con frecuencia que los antropólogos se incorporan en historias de relaciones entre interlocutores
que ya están en marcha y que empezaron mucho antes de su llegada (Mannheim y Tedlock, 1995). Mi relación de amistad con
Ilena contribuyó a una situación que ya era conflictiva. Debería señalar que he desarrollado el análisis en el presente trabajo en
parte a través del proceso de mi intento de entender el sentido de las explicaciones que dio Ilena para la violencia de su marido,
pero el análisis presentado aquí es incompleto. Trato en mayor profundidad el incidente de violencia entre Ilena y su marido en
Van Vleet, 1999.

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parentesco entre hermanos. La jerarquía acepta- desiguales de trabajo. Las obligaciones de traba-
da de parentesco entre hermanos coloca al mayor jar y cuidar a los padres se asocian generalmente
en una posición de autoridad por encima del her- con los valores sociales y morales de la reciproci-
mano menor. Sin embargo, debido a que el her- dad y las relaciones de parentesco. Los sacrificios
mano mayor termina encargándose del hogar requeridos por los padres para criar a sus hijos se
natal, tradicionalmente recibe la mayor herencia pueden entender como la primera mitad de un
material, y muchas veces mayor cariño de los pa- ciclo de ayni o intercambio recíproco en Sullk'ata
dres. La negociación y la competencia en torno a (véase también Nash, 1993: 67). Según los po-
la herencia de tierras, en particular, puede suce- bladores de Sullk'ata, un hijo tiene la obligación
der a lo largo de muchos años, creando tensiones moral de cuidar a sus padres. Como informan
al interior del hogar y más allá de él debido a que Arnold y Yapita (1996: 320-21) respecto a los
los hermanos perciben desigualdades en un con- Qaqachakas aymara-parlantes en una región cer-
texto de escasez. Si bien idealmente las tierras agrí- cana, “Aunque el hijo traiga a la nuera a la casa, él
colas se dividen en partes iguales entre hijos va- llorará por sus padres y los enterrará. En cambio,
rones después del matrimonio de uno de ellos, el dicen, la hija estará lejos y sólo dirá: ‘Oh, murie-
padre puede seguir cultivando los terrenos y de ron y fueron enterrados hace un tiempo’”. Se con-
esa manera mantener su control de la tierra. Con sidera que las hijas, igual que las nueras, están
frecuencia el hijo ayuda con las tareas agrícolas menos involucradas en la vida y muerte de los
en el terreno que él terminará heredando. Mien- padres en términos emocionales y materiales. Los
tras viví en la comunidad, las tensiones en torno padres pueden convocar a todos sus hijos para
a la herencia de tierras y las labores agrícolas esta- que les ayuden con las labores agrícolas. Sin em-
llaron varias veces en conflictos verbales entre her- bargo, las obligaciones de trabajar y cuidar a los
manos, y con menos frecuencia en violencia físi- padres se vinculan también con la herencia, y re-
ca. También sucedieron disputas sobre herencias quieren cantidades desiguales de tiempo y esfuer-
entre las esposas de hermanos. Generalmente las zo por parte de los distintos miembros de la fa-
hijas reciben su herencia en la forma de bienes milia.
muebles, pero muchas mujeres en Sullk'ata indi- La persona más indicada para ayudar a los
caron que la esposa de su hermano menor iba a padres ancianos es el hijo menor porque termina
heredar las ovejas de la madre. Debido a su proxi- heredando la vivienda de sus padres. Las obliga-
midad en términos de residencia, las obligacio- ciones de un hijo pueden generar tensiones al
nes imbricadas que tienen con la familia y la co- interior del hogar, como resultado de la compe-
munidad, y su participación en las fiestas y labo- tencia entre los vínculos sentimentales y econó-
res comunitarias, es inevitable que los hermanos micos con los padres y el desarrollo de la relación
y sus cónyuges comparen sus respectivas respon- económica, social y afectiva con la esposa o los
sabilidades y recompensas. Cuando es cuestión hijos. Cuando se casa el hijo menor, las obliga-
de defender los intereses percibidos de sus pro- ciones de ayudar a sus padres le incumben a él y
pios hijos, incluso los que se llevan bien pueden a su familia. Si él migra en ciertas épocas del año
terminar enredados en conflictos. en busca de trabajo asalariado y está ausente du-
Las relaciones de parentesco, incluyendo las rante periodos largos, las exigencias de las rela-
relaciones entre cuñadas, cónyuges y hermanos, ciones del parentesco extendido pueden ser pesa-
se ven afectadas también por los intercambios das para su esposa.

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Desde esta perspectiva, la disputa acerca del no. El hecho de que la cuñada riñó a Ilena (en
préstamo del buey forma parte de negociaciones lugar de Marcelino, la persona que efectivamen-
más complejas en torno a obligaciones laborales te realizó el arado) refleja tanto las limitaciones
desiguales, las cuales se vinculan con los temas de género que afectan las actividades e interac-
económicos y políticamente importantes de la he- ciones entre los pobladores de Sullk'ata, como
rencia y la distribución del poder y la autoridad las formas en que los conflictos pueden exten-
entre personas de la misma generación y entre derse a múltiples relaciones.
una generación y otra. Ilena enfatizó que ella ha- Durante los meses después de la pelea entre
cía más trabajo que su cuñada para sus parientes Ilena y su cuñada, se desarrollaba una división
políticos. El marido de Ilena, Marcelino, era el creciente entre Ilena y sus parientes políticos. La
hijo menor de padres ancianos. Ella y su marido cuñada se negaba a saludar a Ilena. En febrero y
habían vivido con sus suegros durante cinco años, marzo de ese año, Ilena tenía sospechas de que su
al principio de su matrimonio, e Ilena había apor- cuñada estaba haciendo circular chismes malicio-
tado mucho trabajo a la administración del ho- sos sobre ella entre las otras mujeres de la comu-
gar. Luego de vivir varios años en un centro mi- nidad con las cuales intercambiaba trabajo. En
nero, ella y su marido volvieron a la comunidad mayo, el cuñado de Ilena la riñó mientras su
natal del marido debido a sus obligaciones fami- marido estaba ausente, trabajando en la ciudad
liares. Ella y su marido ayudaban rutinariamente de Cochabamba. En junio de 1996, durante la
a los padres ancianos de él con las labores agríco- última semana de mi trabajo de campo en la co-
las, sobre todo el arado, la siembra y el pastoreo munidad, Ilena fue golpeada por su marido, que
de ovejas. Si bien el hermano mayor de su mari- había regresado recién de la ciudad. El marido,
do y la esposa de él (con quien tuvo la disputa) Marcelino, estaba borracho, después de amane-
vivían en la misma comunidad, no ayudaban a cerse en el velorio de un comunario. La acusó de
cuidar a los padres y no compartían las tareas infidelidad mientras la golpeaba. Al día siguien-
cotidianas y estacionales de subsistencia. Ilena se te, Ilena acudió ante su madrina de matrimonio
quejó del hecho de que su cuñada ni siquiera había y luego ante el juez en el pueblo más cercano.
vivido con la suegra en algún momento. Supuse que Ilena había ido al juez para acusar a
Por su parte, la cuñada afirmó que Ilena y su su marido de abuso doméstico. Sin embargo,
familia recibían un trato preferencial de parte de cuando hablé con Ilena acerca del incidente, me
sus suegros ancianos. Ella estaba especialmente dijo que había ido al juez para quejarse de los
consciente y crítica del hecho de que a veces Ile- chismes maliciosos de la gente en la comunidad,
na y la suegra combinaban sus respectivos reba- los cuales habían causado el abuso cometido por
ños en un solo grupo y se turnaban pastoreando su marido. “Hablan y hablan y luego cuando [mi
las ovejas. Este intercambio permitía a Ilena cum- marido] está borracho me pega. Me pega por lo
plir otras tareas los días en que la suegra se encar- que hablan de mí. Las señoras hablan mucho,
gaba del pastoreo, pero también significaba que ¿no?” me dijo. Al expresar su preocupación por
Ilena podía reclamar su derecho implícito de pro- los chismes, Ilena estaba señalando las relaciones
piedad de las ovejas en el futuro. En forma pare- estructurales de rivalidad y competencia entre
cida, al arar la tierra de su padre, Marcelino esta- hermanos y parientes políticos de la misma ge-
ba reiterando su demanda de heredar ese terreno, neración. No nombró explícitamente a su cuña-
a pesar de que lo araba con el buey de su herma- da, pero situó el momento de conflicto con su

32
marido en una historia específica de interaccio- entretejen en Sullk'ata, la tensión en la relación
nes con sus propios parientes políticos, las cuales entre Ilena y su cuñada se extendió también a las
ya he descrito en parte. relaciones más generales entre mujeres en la co-
Los conflictos entre Ilena y sus parientes po- munidad. Sobre todo en regiones como ésta, en
líticos, tanto su marido como su cuñada, tam- las que los hombres migran en ciertas épocas del
bién están arraigados en un contexto social y eco- año y los niños van a la escuela, las mujeres como
nómico más general. La mayoría de los hogares Ilena dependen cada vez más de relaciones de
no puede sobrevivir ni del trabajo asalariado ni intercambio de trabajo con otras mujeres para
de la producción de subsistencia únicamente, y cumplir las exigencias agrícolas de una economía
mantener el acceso a la tierra requiere trabajar de subsistencia. Si bien Ilena y su cuñada no inter-
esa tierra. Por lo tanto, los maridos que trabajan cambiaban trabajo, el conflicto físico entre ellas,
en centros urbanos dependen del trabajo de sus además de las tensiones continuas, tuvo un efec-
esposas en las comunidades rurales para la pro- to negativo sobre redes de interacción y las rela-
ducción de subsistencia. Esto tiene consecuen- ciones cotidianas entre Ilena y otras mujeres en
cias que van más allá de la relación entre cónyu- la pequeña comunidad. Los valores de la vida
ges, y se extienden a las relaciones entre parientes comunal influyen en las relaciones entre muje-
políticos de la misma generación. En primer lu- res; el bienestar emocional, social, político y eco-
gar, los hombres casados que migran en ciertas nómico de una mujer depende en parte del esta-
épocas del año dependen de sus parientes y com- do de esas relaciones. Tanto la violencia cometi-
padres para vigilar y apoyar a sus familias. Pero da por Ilena y su cuñada cuando estaban borra-
en los meses anteriores al incidente de violencia chas, como la forma en que Ilena respondió a la
entre Ilena y Marcelino, las ambigüedades estruc- violencia de su marido, reflejan los intercambios
turales de la relación entre parientes políticos se desiguales y las ambigüedades de la jerarquía en-
convirtieron en una ruptura más crítica. La es- tre parientes políticos a través de la importancia
posa, el hermano y la esposa del hermano de cotidiana de mejorar los vínculos con otros indi-
Marcelino, además de sus respectivos hijos, ha- viduos, tanto parientes como no parientes.
bían dejado de dirigirse la palabra cuando él vol- El hecho de que los conflictos y transaccio-
vió de la ciudad. Desde esta perspectiva, la vio- nes se irradian hacia fuera es inevitable, porque
lencia de Marcelino no tiene que ver simplemen- las asociaciones entre las personas se imbrican
te con el control de la sexualidad de Ilena ni con unas a otras. Por lo tanto, en vez de constituir
su estado alterado de borrachera. Su violencia re- eventos aislados que sirven como ejemplos de las
suena también de las ambigüedades con las rela- estructuras estáticas del parentesco, estos inciden-
ciones de parentesco, las cuales requieren la pre- tes de violencia pueden ser mejor comprendidos
sencia física de las personas para reforzar las inti- como “cruces concurridos de caminos” (Rosal-
midades y jerarquías, además de la vulnerabili- do, R. 1989: 20-21) de las relaciones entre indi-
dad de los maridos que requieren, pero no pue- viduos, entretejidas pero continuas y vividas. Los
den controlar, la fuerza de trabajo de sus esposas conflictos entre Ilena y sus parientes políticos es-
en un contexto más general de inestabilidad eco- tán arraigados en el contexto social y económico
nómica y condiciones sociales cambiantes. general de Sullk'ata, las asimetrías estructurales
En segundo lugar, debido a las formas en que que configuran las prácticas diarias de cuñadas,
las relaciones entre parientes y no parientes se hermanos y cónyuges, y la historia más específica

33
de interacciones entre individuos particulares. puede ser autor/a o víctima de la violencia do-
Surge una comprensión más compleja de las re- méstica, qué acciones constituyen la violencia
laciones de parentesco en Sullk'ata cuando lla- doméstica, y si la violencia es aceptable o no, se
mamos la atención al conflicto entre parientes vinculan íntimamente con las relaciones desigua-
políticos, tanto hombres como mujeres. Además, les del poder. La atención prestada a los discursos
la violencia se revela como parte de las negocia- y prácticas alrededor de la violencia de maridos y
ciones en torno a la posición que uno tiene en las esposas, suegras y nueras, y cuñadas en Sullk'ata,
múltiples relaciones estructurales del poder, más demuestra que los discursos y jerarquías de géne-
complejas que lo que indica una oposición senci- ro por sí solos no explican adecuadamente las
lla entre “agresor” y “víctima”. formas en que la violencia doméstica surge entre
los pobladores de Sullk'ata. Si bien la jerarquía
CONCLUSIONES: REFLEXIONES EN de género es un aspecto no sin trascendencia de
TORNO A LA VIOLENCIA la violencia doméstica en los Andes, las obliga-
Y EL PARENTESCO ciones de parentesco y las ambigüedades de je-
rarquía y afecto configuran en forma significati-
Las nociones de “parentesco”, de “lo doméstico” va las maneras en que se negocian las relaciones,
y la “violencia” se entrelazan con las experiencias y se crean las condiciones para el surgimiento de
individuales de la violencia y con discursos más la violencia entre individuos.
amplios —locales, nacionales e internacionales— Por lo tanto, si bien la violencia entre muje-
que otorgan a la “violencia doméstica” significa- res no se la reconoce con tanta frecuencia como
dos e implicaciones particulares. Sin embargo, la violencia entre maridos y esposas, es trascen-
incluso inmediatamente después del incidente, dental para una comprensión más general de la
la violencia perpetrada por un pariente político violencia doméstica en los Andes. El análisis de
puede parecer menos problemática que vivir sin la violencia entre mujeres relacionadas a través
esa persona o aislarse de la red global de relacio- del parentesco político destaca las formas en que
nes de parentesco en Sullk'ata. Puede ser que una la violencia doméstica, que parece ser tan condi-
mujer no esté dispuesta a denunciar al agresor: cionada por el género en los discursos y prácticas
puede ser que no tenga un lugar alternativo don- públicos, surge también en las relaciones entre
de ir a vivir ni otra opción de sustento económi- individuos del mismo género. La atención pres-
co y emocional, que no considere la vida fuera tada a las relaciones entre suegras y nueras con-
del matrimonio como posibilidad viable, o que tribuye a definir los parámetros del parentesco
no confíe en la suficiencia de la protección esta- político que en parte establecen las condiciones
tal. Puede ser que los discursos públicos no reco- para el conflicto. El análisis de la violencia a tra-
nozcan la variedad de restricciones que afectan la vés del lente del parentesco político cambia tan-
vida de mujeres y hombres, las opciones materia- to los significados como los fundamentos gene-
les, sociales y políticas a las que tienen acceso o rales de la violencia, situándola en una red de re-
pueden movilizar, y las formas en que los indivi- laciones negociadas y al mismo tiempo jerárqui-
duos en distintas posiciones pueden interpretar cas entre parientes.
o “leer” una ley en un contexto de múltiples asi- Además, el parentesco y la violencia en
metrías del poder. Sullk'ata se extienden más allá de los muros de
Por otra parte, los supuestos acerca de quién un hogar, y afectan y son afectados por las rela-

34
ciones más amplias del poder. En lugar de existir definición de quienes pueden denunciar el abuso
en una categoría distinta (algo que no es la vio- u obtener ayuda15.
lencia “doméstica”), la violencia entre parientes Por otro lado, la integración de la violencia
políticos en Sullk'ata requiere un concepto más física y el conflicto interpersonal, además de la
complejo y amplio, tanto de “lo doméstico” como intimidad social y afectiva, contribuyen, en el
de la “violencia doméstica”. Maridos y esposas, análisis etnográfico del parentesco, a contrarres-
suegras y nueras, y cuñadas, vivan o no en el mis- tar la tendencia de reducir las interacciones y
mo hogar, están sujetos a las obligaciones, opor- prácticas estratégicas de los individuos a estruc-
tunidades y expectativas del parentesco político turas estáticas. Las estructuras del parentesco se
y el parentesco en términos más generales. Como viven en y a través de cuerpos y subjetividades
demuestran los conflictos entre Ilena y sus pa- individuales, en las interacciones cotidianas en-
rientes políticos, distintos incidentes de violen- tre individuos. Hermanos y cuñadas, suegras y
cia y varios hogares se pueden imbricar unos a nueras, y maridos y esposas, entre otros, inte-
otros. Desde esta perspectiva, una definición es- ractúan unos con otros, y a través de estas inte-
trecha de la violencia doméstica que solamente racciones las intimidades y jerarquías del paren-
incorpora la violencia entre una pareja casada o tesco se despliegan y se transforman. Las jerar-
entre las personas que viven en el mismo hogar, quías del poder se reproducen constantemente
oscurece tanto los casos de violencia entre muje- en las interacciones entre individuos. Pero al
res parientes como las historias particulares de los mismo tiempo, la historia de vida de cada indi-
eventos y los discursos del poder que hacen posi- viduo, las historias de interacción entre varios
ble la violencia en Sullk'ata. La expansión de los individuos y los contextos coyunturales especí-
límites de lo doméstico podría permitir interpre- ficos son importantes para la manera en que el
taciones más integrales de la violencia doméstica parentesco y el conflicto se representan y se in-
que ocurre entre personas de la misma genera- terpretan. Es así que el análisis del parentesco
ción y entre distintas generaciones, tanto en político en Sullk'ata plantea una pregunta res-
Sullk'ata como en otros lugares. En muchos paí- pecto a la manera en que las realidades emocio-
ses como Bolivia y los Estados Unidos, las defini- nales y materiales de individuos de carne y hue-
ciones legales del abuso doméstico incorporan so se entrelazan en otros contextos sociales y
conceptos de heterosexualidad y/o residencia en culturales. Por ejemplo, las obligaciones, expec-
la formalización de “quién está protegido de tativas y valores afectivos que se entrelazan con
quién”. El resultado puede ser que los individuos el trabajo de una nuera son especialmente im-
involucrados y los sistemas policiales y judiciales portantes para la dinámica del hogar en Sullk'ata,
consideren ciertas clases de abuso como más o y se vinculan con una variedad de otras desigual-
menos legítimas, limitando de esa manera la po- dades económicas y sociales. Sin embargo, mu-
sibilidad de interpretar el abuso tomando en cuen- chas veces se asocia la violencia doméstica im-
ta las asimetrías más amplias, y restringiendo la plícita o explícitamente con relaciones sexuales

15 Es así que la violencia en parejas gay y lesbianas rara vez se reconoce como violencia doméstica. Se supone que las parejas gay y
lesbianas son del "mismo" género, al mismo tiempo que se supone que la diferencia de género es el eje del poder y la violencia.
Véase: Letellier, 1994; NCAVP, 1988. Las formas en que el abuso violento y las interpretaciones individuales y públicas del
abuso están arraigados en sistemas interconectados de opresión racial, de género y de clase, se han examinado con mucha
profundidad. Véase, por ejemplo: Collins, 1990.

35
íntimas o “románticas”, al mismo tiempo que en que el poder se despliega entre mujeres y hom-
se oscurecen los aspectos económicos de estas bres en otros contextos aparte de Sullk'ata, pue-
relaciones y los aspectos cruzados de la desigual- de ser imprescindible prestar atención a las rela-
dad. ¿Hasta qué punto se justifica repensar las ciones entre mujeres y las relaciones entre hom-
complejas realidades del parentesco y el matri- bres.
monio en lugares situados, a fin de reevaluar las La violencia en Sullk'ata está arraigada en la
contingencias de la violencia doméstica, además cultura y refleja las negociaciones interpersonales
de los lentes analíticos a través de los cuales en- en torno a las posiciones y el poder en el contex-
tendemos la violencia doméstica? to de múltiples desigualdades estructuradas. Es
Finalmente, la comparación de la violencia así que, a pesar del carácter aparentemente uni-
entre mujeres parientes en Sullk'ata demuestra, versal de la violencia doméstica, la violencia, como
de nuevo, que las relaciones y jerarquías de géne- el parentesco, requiere modos de interpretación
ro no tienen que ver solamente con las diferen- y comprensión complejos y pertinentes a nivel
cias entre categorías homogéneas de “hombres” y local. En el presente trabajo he ampliado el enfo-
“mujeres”. El género se extiende también hacia que sobre la violencia doméstica para incorporar
las relaciones, prácticas e interacciones que cons- las redes de poder en las que se encuentran muje-
tituyen las diferencias entre hombres y las dife- res y hombres, o a través de las cuales pueden
rencias entre mujeres, de tal manera que las dis- hacer el intento activo de cambiar sus circuns-
tintas identidades y posiciones de poder están tancias. He llamado la atención al parentesco tal
arraigadas en contextos específicos. Como sue- como es vivido por personas que a veces sienten
gras, cuñadas y nueras, las mujeres luchan con dolor y se encuentran en relaciones cargadas de
las obligaciones, intercambios desiguales y ambi- incertidumbres. Estas redes de relaciones, y las
güedades del afecto en el parentesco político. Sin interacciones individuales implicadas en ellas,
embargo, tanto el género como el parentesco se configuran los eventos y las formas en que los
experimentan y se negocian en diferentes formas, interlocutores, incluyendo la antropóloga, pue-
dependiendo de la edad y la generación, la rela- den interpretar “el parentesco” o “la violencia”
ción con el cónyuge, y el acceso a recursos como como interacciones vividas. Por lo tanto, para
el trabajo asalariado y la educación, entre otros comprender la violencia y el parentesco, y para
factores. El género no es necesariamente el único entender el lugar de ambos en relaciones dinámi-
eje de desigualdad que estructura la vida de una cas que convergen en el ámbito doméstico y al
mujer en cualquier momento dado ni el eje prin- mismo tiempo se extienden más allá del mismo,
cipal. Del mismo modo, el parentesco político se requiere un análisis detallado de significados
no es la única categoría ni necesariamente la prin- expresados y no expresados, la micropolítica de
cipal, que configura la identidad y las experien- las interacciones, y las estructuraciones históricas
cias de la asimetría del poder entre parientes po- del poder en lugares específicos y en momentos
líticos. Por lo tanto, para comprender las formas específicos en el tiempo.

36
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39
Mariano Fuentes Lira. Mallku Pedro Rojas

40
COMENTARIOS Y DEBATE SOBRE EL ARTÍCULO DE VAN VLEET

En torno a la violencia en contra de las mujeres


El artículo de Krista Van Vleet es uno de los pocos en la CEPAL de Chile. Por otra parte, participa
trabajos sobre la violencia intrafamiliar en el área Denise Arnold, antropóloga y conocida investiga-
rural. Aprovechamos su publicación para generar dora que ha publicado múltiples trabajos sobre el
un debate. Hemos invitado a Sonia Montaño, co- mundo andino, muchos en coautoría con Juan de
nocida feminista y pionera en el trabajo con muje- Dios Yapita, lingüista aymara. Finalmente, después
res, y quien ha sido, además, la primera Subsecre- de las preguntas y opiniones de cada una de las
taria de Asuntos de Género e impulsora de la Ley invitadas, la autora del trabajo, Krista Van Vleet,
contra la Violencia Doméstica en Bolivia, pro- responde a los comentarios que se han realizado a
mulgada durante su gestión. Actualmente trabaja su artículo.

LA MAGNITUD DE LA VIOLENCIA URBANA EN BOLIVIA1


En 1995 se registraron 21.504 ción a la Familia se registraron opuestas sobre las relaciones de
denuncias de violencia contra la 44.965 casos en las ciudades género y la violencia en el área
mujer, en cuatro ciudades y en capitales2 lo que da un prome- rural. En esta medida me voy
14 instituciones; de éstas, el 71 dio de casi 5.000 casos por ciu- a permitir caracterizar, a ries-
por ciento provenía de mujeres dad, 416 por mes; es decir, 104 go de esquematizar, dos visio-
casadas o convivientes que de- denuncias por semana. Estas nes encontradas.
nunciaron como agresor a su cifras deben, además, multipli- Primera posición: Género
marido o compañero. El infor- carse, porque se calcula que y mujeres por encima de cul-
me del PNUD de 1999, regis- sólo uno de cuatro o cinco ca- tura y diferencias étnicas. Esta
tró en 67 instituciones en todo sos son denunciados. perspectiva se encuentra en
el país 7.307 casos o denuncias ONGs que han trabajado con
en cinco años; de éstas, el 93 PERSPECTIVAS OPUESTAS mujeres fundamentalmente de
por ciento corresponde a la vio- SOBRE LA VIOLENCIA EN EL sectores populares urbanos o
lencia intrafamiliar y el 98 por ÁREA RURAL Y EN GRUPOS en la Subsecretaría de Género,
ciento han sido demandas pre- “ÉTNICOS” hoy Viceministerio de Género.
sentadas por mujeres. Los da- Consideran que bajo el para-
tos de 1998 son aún más increí- De manera más implícita que guas cultural o el de los dere-
bles. En las Brigadas de Protec- explícita, existen perspectivas chos de los pueblos indígenas

1 Especificamos aquí la “violencia urbana” porque los estudios existentes proporcionan, como se verá a continuación, las cifras de
violencia sólo en el área urbana. La recuperación y sistematización de datos corresponde a Rossana Barragán.
2 García et al. Sistemas públicos contra la violencia doméstica en América Latina. Un estudio regional comparado. Costa Rica: GESO
y BID, 2000, p.33-352000: 33-35.

41
y la multicultaridad, se escon- ro en los Andes, posición que curso paternalista, misionero,
den posiciones esencialistas se ha alimentado también de et- colonialista y hasta civilizador,
que idealizan no sólo las rela- nografías y trabajos realizados puesto que tratarían de “ense-
ciones de género sino también hace ya bastantes décadas. Se- ñar” cómo no deben ser las re-
el conjunto de las relaciones gunda variante: la situación de laciones de género, la sexuali-
sociales al interior de ella. las mujeres no es tan idílica. En dad o el cuerpo femenino. Alli-
Segunda posición: Dere- ambos casos, sin embargo, hay son Spedding las ha criticado en
chos culturales y de pueblos in- una oposición a intervenciones este sentido, señalando que al
dígenas por encima de las dife- ajenas porque se considera que dedicarse a poblaciones pobres
rencias de género. Dos varian- las actitudes de las que defien- y marginales, pintan cuadros
tes de esta posición. Primero, la den la primera posición, que “para justificar y mantener el in-
que considera que hay una re- pertenecen generalmente a las tervencionismo” y sus fuentes
lación complementaria de géne- clases medias, tendrían un dis- de trabajo.

PREGUNTAS Y COMENTARIOS DE mismas la solución a esta situación porque es parte


de su ámbito como cultura y derechos como pue-
SONIA MONTAÑO blos indígenas, o consideras que deberían desa-
rrollarse políticas estatales al respecto y, de ser así,
Pregunta de Rossana Barragán. Después de leer cuáles serían las condiciones? ¿No es que progra-
este artículo ¿cuáles han sido tus reacciones y re- mas o leyes aplicados en el modelo top down no
flexiones y en qué medida consideras que cambia tienen también modalidades autoritarias y poco
o no nuestra comprensión sobre el análisis de la democráticas? Denise Arnold es, por ejemplo,
violencia? Por otra parte, ¿cuál es tu respuesta y muy crítica a toda la interculturalidad que se
análisis frente a la segunda posición que se ha implementa desde el Estado y que, según ella,
planteado respecto a las relaciones de género y aún con buenas intenciones, continúan siendo
las mujeres en el área rural?, ¿cuál debería ser el todo menos interculturales.
rol de una instancia estatal como el Viceministe-
rio de Género? Cuando estabas de Subsecretaria, Respuestas de Sonia Montaño. De entrada debo
señalaste en la introducción de la investigación decir que las perspectivas discrepantes sobre la
coordinada por Silvia Rivera, que había una acti- violencia contra la mujer se refieren al grado de
tud de mucha cautela respecto a la inequidad de aceptación o reconocimiento de la diferencia
género entre los grupos étnicos o poblaciones sexual como un ordenador de las jerarquías so-
indígenas, y considerabas que se tenían que desa- ciales, y no a la oposición entre la violencia con-
rrollar políticas porque esa inequidad y discrimi- tra la mujer rural o indígena frente a la urbana.
nación afectaba también a las mujeres de esos La violencia se presenta en distintos ámbitos te-
grupos. ¿Hasta qué punto reafirmas lo que sostu- rritoriales y culturales y no se restringe a un área
viste antes y qué opción sería conveniente: que geográfica o cultural. El daño que produce es el
las mujeres del área rural asuman y enfrenten ellas mismo en todas partes y aunque la tolerancia

42
cultural varíe, ésta no puede ser argumento para cuestionar la pretendida neutralidad de las cien-
atenuar la gravedad del crimen. cias, incluidas las sociales, y la importancia que
Este debate se llevó a cabo durante la Cuarta tiene el explicitar el lugar desde donde se debate
Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing, para reconocer los sesgos, amores o desamores con
en 1995, donde el tema enfrentó a mujeres de los que operamos, interrogamos, respondemos o
distintas latitudes con representantes de varios insinuamos dudas. Así, no hay preguntas inge-
conservadurismos/fundamentalismos. De hecho, nuas y menos respuestas neutrales. Yo voy a res-
la idea relativamente correcta de que la violencia ponder desde mi compromiso con el movimien-
es culturalmente específica y que no puede en- to feminista, mi solidaridad con las mujeres mal-
tenderse sino dentro de una cosmovisión o ma- tratadas y mi convicción absoluta de que los de-
triz cultural, ha sido uno de los argumentos para rechos humanos son o debieran ser universales.
oscurecer la naturaleza criminal de la violencia Me declaro, desde ese punto de vista, contraria al
contra la mujer, el carácter de violación de los relativismo cultural, partidaria de la eliminación
derechos humanos y ha alimentado los esfuerzos de todos los usos y costumbres que atenten con-
por relativizar, despenalizar y obscurecer la gra- tra los derechos humanos.
vedad del crimen. Esta discusión puso ya en evi- Con esta introducción, quisiera señalar aho-
dencia que en general los argumentos acerca de ra que el artículo de Krista Van Vleet es un exce-
la dimensión cultural suelen aplicarse solamente lente trabajo que aporta al conocimiento de la
con relación a la mujer y no se utilizan para favo- violencia en un determinado contexto, como el
recer la defensa de sus derechos. Más curioso aún, mundo rural andino, y lo hace con bastante sol-
quienes defienden los derechos culturales por vencia. Es tan bueno que incita al debate. Me
encima del género no comprenden que las rela- gustó mucho el aporte bibliográfico que ella hace
ciones de género son por definición una cons- en torno al tema de parentesco y a los distintos
trucción cultural. abordajes desde la perspectiva antropológica in-
Por tanto creo que la introducción al cuestio- digenista. Creo que ella revisa lo mejor que hay
nario sesga el debate presuponiendo que las dis- en circulación sobre este tema. En segundo lu-
crepancias están relacionadas con la comprensión gar, me parece interesante el esfuerzo por articu-
de lo rural o lo indígena, cuando bien pudiera ser lar el enfoque de género con el de parentesco.
que las discrepancias se refieran al género y lo Me gustó mucho la mirada desde la perspectiva
femenino. A mí me parece que el debate es entre de las relaciones de poder, concepto clave para
conservadurismo/fundamentalismo y moderni- analizar el fenómeno que nos ocupa. Interesan-
dad. La forma de plantear —esquemática por cier- tes son sus aportes acerca del papel normalizador
to— género por encima de cultura y derechos que tiene el discurso sobre la costumbre, la bo-
culturales, y de pueblos indígenas por encima de rrachera y las ambivalencias del mismo. Particu-
las diferencias de género, no ayuda a un debate larmente interesante es su preocupación por las
interdisciplinario ni al diálogo social, aunque, relaciones entre mujeres y la violencia entre és-
evidentemente, es una provocación que puede tas, explicada a partir de las relaciones de paren-
resultar saludable si la manejamos adecuadamen- tesco.
te; es decir, reconociendo y explicitando la pers- Conozco el área rural boliviana y muchos re-
pectiva desde la cual se participa en este debate. latos me resultan familiares aunque su lectura no
Uno de los aportes del feminismo ha sido el ha cambiado (aún) mi perspectiva sobre el tema

43
de la violencia, que se distancia parcialmente de del concepto de parentesco como herramienta
la que sostiene la autora. Muchas de sus preocu- analítica, lamentablemente no hace lo mismo con
paciones las he compartido como feminista cuan- el enfoque de género, tendiendo en general a un
do entendí, gracias al trabajo de feministas hin- tratamiento simplista del mismo, reduciéndolo a
dúes, islámicas, católicas, el por qué la violencia una variable más como la edad o, en su defecto, a
de las suegras forma parte del andamiaje patriar- simplificarlo como una oposición binaria hom-
cal que sustenta la violencia de género. También bre-mujer, agresor víctima3, lo cual está alejado
desde el feminismo he entendido que era necesa- de las principales reflexiones feministas4. Así ella
rio trascender la violencia en el ámbito domésti- señala en la p. 23, párrafo izquierdo final, que su
co y asociarla con las formas de organización/ estudio permitiría demostrar que la diferencia de
dominación de la sociedad. De hecho, si analiza- género no es una categoría suficiente para anali-
mos el marco jurídico internacional sobre la vio- zar la violencia doméstica en la región. Dice la
lencia doméstica como la convención de Belem autora que es el análisis de parentesco el que cam-
do Pará, veremos que allí se recogen definiciones bia los significados de la violencia y sus funda-
más amplias y complejas sobre la violencia que mentos, sin reconocerle al análisis de género el
las que enmarcan la Ley contra la Violencia Do- aporte que hizo a la comprensión de la violencia
méstica en Bolivia, pero sobre eso hablaré más ade- y las relaciones sociales. El análisis de género es
lante. sistémico y siempre implica el establecer víncu-
El texto que analizamos propone que, en so- los con otras formas de dominación.
ciedades organizadas a base del parentesco, el Para argumentar a favor del enfoque de pa-
matrimonio es el ámbito donde las relaciones de rentesco alude a la necesidad de ver otros aspec-
desigualdad se constituyen respecto de “factores” tos como la violencia entre mujeres, las prácticas
como la sexualidad, la etnicidad, el género, la edad de la borrachera y las obligaciones familiares como
y la clase. Propone, asimismo, que su análisis con- si estas problemáticas hubieran sido ajenas a los
tribuye a mirar “más allá” de las relaciones entre estudios de género. La antropología feminista ha
hombres y mujeres. El parentesco como concep- hecho esfuerzos importantes por establecer una
to analítico ayudaría —según la autora— a obte- comunicación menos frustrante con la antropo-
ner una mirada más amplia, que trasciende el logía clásica, demostrando el carácter cambiante
ámbito doméstico poniendo el acento en la di- de los sistemas de parentesco, la relación fecunda
námica de las relaciones situadas en un tiempo y que puede haber en torno al tema de la diferen-
lugar específicos. cia (sexual-cultural), reconociendo que hay ten-
Coincido en la importancia de complejizar siones reales en torno al concepto de derechos
las miradas para evitar simplificaciones. Pero colectivos y derechos individuales de las mujeres.
como dije anteriormente, mientras la autora hace Otorgarle al concepto de parentesco un valor
un aporte al mostrar la complejidad y la potencia analítico tan amplio, sin someterlo a una crítica

3 Cabe señalar que el comentario de Sonia Montaño hace referencia a una versión anterior del artículo de Van Vleet, que no
pudimos publicar porque era demasiado extenso. Se pidió a la autora reducirlo. En todo caso, la referencia a “agresor-vícitima” se
encuentra en la p. 34 del artículo de Van Vleet.
4 Menciono, rápidamente, los nombres de Alda Facio, Violeta Bermúdez, Gladys Acosta, Haydé Birgin, Nieves Rico, Susana
Chiarotti, Julieta Montaño, como los primeros nombres de estudiosas que vienen a memoria y que han establecido vínculos
entre las relaciones de género y otras dimensiones de la dominación en América Latina.

44
de los enfoques androcéntricos que existen sobre En Bolivia, y en el mundo, hay evidencias más
éste, impide reconocer, por ejemplo, que detrás que suficientes acerca de la gravedad de la violen-
de la noción de “conceptos indígenas andinos” se cia contra la mujer en el ámbito doméstico (tam-
esconde una visión estática de los sistemas de bién en el público) como una de las violencias
parentesco o de los conceptos indígenas andinos. encubiertas más graves, lo que llevó, por ejem-
A mi juicio, una revisión del concepto de poder plo, al Comandante Marcos en Chiapas a reco-
que está en la base del pensamiento feminista, nocer que: “Algunos usos y costumbres no sirven
ayudaría a interpretar mejor la violencia y la rela- a las comunidades indígenas: la compraventa de
ción de ésta con los sistemas de género que inclu- mujeres, el alcoholismo, la segregación de las
yen sistemas de parentesco basados en jerarquías mujeres y jóvenes en la toma de decisiones colec-
patriarcales. En ese sentido, me parece que el ver- tivas, que sí es más colectiva que en las zonas ur-
dadero debate es entre conservadurismo/funda- banas pero es también excluyente. Hay que eli-
mentalismo y modernidad. minar el alcoholismo, la venta de mujeres, el
A mi juicio, se trata de encontrar las intersec- machismo, la violencia en el hogar”5.
ciones y los vínculos que ambas perspectivas ofre-
cen desde el punto de vista analítico para identi- LA LEY
ficar los encuentros y desencuentros entre las lu-
chas de las mujeres y las de los pueblos indígenas Aunque el presente artículo no tiene por objeto
que, en el caso de Bolivia, tienen derroteros afi- defender la Ley contra la Violencia en Bolivia, es
nes aunque también puntos de tensión similares necesario señalar que en todos los países, y tam-
a los encontrados en otros países y culturas. Por bién en Bolivia, la ley es el resultado de consen-
eso me permito citar algunas reflexiones relativas sos y por lo tanto su enfoque no es riguroso des-
a la experiencia mexicana donde encontramos de el punto de vista conceptual; la Ley buscaba
algunos de los dilemas que debemos enfrentar ser eficaz desde el punto de vista político. Sin em-
desde las políticas públicas y a los que debe aten- bargo, los debates que concluyeron en una ley
der cualquier instancia gubernamental que se como la que tenemos en nuestro país partían del
ocupe de la igualdad. hecho de que era la violencia doméstica la que
no estaba reconocida, visibilizada ni penalizada,
LOS USOS Y COSTUMBRES y que las otras formas de violencia ya se encon-
traban en el Código Penal, aunque a este nivel
Aunque hay muchas más tensiones, me detengo aún había y hay mucho por hacer. De modo que
en uno de los dilemas centrales y que tiene que la Ley no reduce la violencia a la perpetrada entre
ver con la necesidad de superar nociones próxi- hombres y mujeres: la visibiliza, da un paso fun-
mas al esencialismo del estilo “conceptos indíge- damental en esa dirección.
nas andinos”, que sugieren la existencia de una Es interesante recordar que, durante el deba-
cultura indígena esencial que, además, hay que te en Bolivia, se formó un frente único entre an-
defender frente a las demandas de muchas muje- tropólogos indigenistas, indigenistas de “cuello
res por abolir prácticas que las vulneran como blanco”, sectores confesionales y conservadores
sujetos individuales de derechos. quienes salieron a la palestra con argumentos si-
5 Respuesta brindada por el comandante Marcos al escritor Carlos Monsivais en una entrevista citada por Enrique Krauze en “El
Evangelio Según Marcos”. En: Letras Libres, México, marzo 2001.

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milares que remitían a la tradición, las buenas y costumbres considerados ‘buenos’, como el he-
costumbres, los valores nacionales y la defensa de cho de reconocer que el marido que va a la asam-
la familia boliviana, considerando que esta Ley blea comunitaria lleva ‘la participación de la
venía a quebrar “nuestra” cultura para promover mujer’ (que se queda en casa); aceptar que en di-
comportamientos ajenos a la tradición de distin- chas asambleas ‘no hay voto’ sino acuerdos uná-
tas vertientes clericales e indigenistas. No fueron nimes impuestos por la ‘palabra verdadera’ de los
pocos los que atenuaban la responsabilidad por ancianos o reconocer que se hace más justicia ‘re-
la impunidad que da el alcohol o resaltaban la parando el daño antes que castigando al culpa-
defensa de las relaciones familiares. El extremo se ble’ (una práctica en la que cabe una gran varie-
produjo cuando intentaron oponerse a la crea- dad de tradiciones: desde la exhibición pública
ción de Servicios Legales Integrales en zonas in- del presunto culpable, para que se avergüence,
dígenas, a pesar de que éstos estaban apoyados hasta el linchamiento o el trabajo forzado al ser-
por un líder dirigente, el Vicepresidente Víctor vicio de las personas afectadas)”. Y continúa: “es-
Hugo Cárdenas y Lidia Catari, con el argumento tas expresiones de tradicionalismo y conservadu-
de que era una imposición occidental y que ha- rismo no afectan seriamente a los grandes blo-
bía que respetar las formas tradicionales de reso- ques financieros, industriales o comerciales, o sólo
lución de conflictos, las que sabemos, concluyen de una manera muy atenuada. ¿A quién pueden
con frecuencia en la subordinación de las muje- afectar? En primer lugar, sin duda, a los propios
res. pueblos indígenas”6.
De este modo, la esclavitud a la tradición, El debate sobre usos y costumbres es de la
rasgo distintivo de sociedades premodernas, se mayor importancia porque, como lo muestra Van
enfrentó con el mensaje de cambio que compar- Vleet, las prácticas vigentes contribuyen a nor-
tían mujeres de distintos sectores incluidas mu- malizar la violencia contra la mujer, presentán-
chas mujeres de comunidades indígenas. Este es dola como una consecuencia inevitable de las
un tema fundamental para entender las tensio- obligaciones de parentesco o como una conse-
nes que provoca la crítica feminista a discursos cuencia de la inevitable borrachera.
de diversa factura transnacionales (opus dei), na- Otro tema que trae el artículo es el de la for-
cionales (sectores confesionales/ indigenisitas/ ma de resolución de conflictos. Es bueno recor-
andinistas) o localistas (comunitaristas). dar que en Bolivia, como en otros países, la dis-
Quiero recordar a Roger Bartra, quien, con cusión acerca de la penalización de la violencia
relación al debate sobre los derechos indígenas contra la mujer fue muy amplia y tuvo como uno
en México, hace referencia al conservadurismo de sus ejes el debate acerca de la mediación, la
de algunos indígenas que defienden la subordi- negociación, el castigo y la injerencia del estado.
nación de las mujeres y reflexiona acerca de cómo En la oposición a la penalización coincidieron otra
este conservadurismo no les ayuda a defender su vez tanto algunos andinistas como algunos cri-
identidad sino que las debilita: “La defensa del minólogos críticos, quienes por motivos distin-
‘pluralismo jurídico’ para que acepte en el ámbi- tos y desde otras perspectivas consideran necesa-
to constitucional sistemas normativos ya existen- ria la reducción de los tipos penales y, por lo tan-
tes en las comunidades; que legitime aquellos usos to, propugnaban el sacar a la violencia doméstica

6 Bartra, Roger: “Derechos Indígenas”. En: Letras Libres, mayo 2002, México.

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del ámbito legal, para dejarla en la esfera de la mujeres no tienen un rol en las reuniones y orga-
negociación privada. nizaciones políticas incluso dentro de las comu-
nidades, de que esa caracterización es más bien
SOBRE “LOS SISTEMAS NORMATIVOS externa, al igual que existía la visión del indio
CONSUETUDINARIOS” taciturno y mudo a principios del siglo XX. Has
postulado que habría que ir “más allá del silen-
Reconociendo la legitimidad de muchas críticas cio” planteando que las mujeres finalmente “ha-
sobre el carácter arbitrario de las instituciones blan con otras bocas” y tienen “otros dominios”.
judiciales, de las discriminaciones en el ámbito En el ámbito de la educación, junto con Juan de
judicial y toda la serie de críticas que desde el Dios Yapita, han planteado que aún en los mejo-
propio movimiento de mujeres se han formula- res intentos de la educación intercultural se man-
do, sostengo que desde una perspectiva de dere- tiene una perspectiva “hispana-europea”, conser-
chos humanos universales, y dado que en todas vando los criterios del grupo dominante que deja
las culturas conocidas en el territorio las mujeres de lado las perspectivas andinas. Quisiera, en pri-
están en desventaja, no se puede delegar a los sis- mer lugar, como conocedora que eres del mundo
temas normativos consuetudinarios la sanción de andino, tener tu opinión sobre si la violencia que
la violencia contra la mujer en el ámbito domés- analiza Van Vleet constituye un caso absoluta-
tico. Es necesario combatir tanto los “usos y cos- mente excepcional.
tumbres” tradicionales como los llamados occi-
dentales, en la medida en que ambos restringen Respuesta de Denise Arnold (DA). Los casos de
las posibilidades de respeto a los derechos indivi- violencia en Sullk’ata (prov. Chayanta, norte de
duales de las mujeres. Creo que hay que perfec- Potosí) que describe Van Vleet no son excepcio-
cionar la Ley, educar más, prevenir más, mejorar nales; se oyen comentarios en muchas de las co-
la policía y la justicia pero de ninguna manera munidades rurales andinas donde “los habitan-
usar el argumento de la ruralidad o la cultura para tes están integrados en la economía global en for-
mantener en la impunidad la violación de los de- ma desigual” y donde hay una exagerada desigual-
rechos de las mujeres. dad de acceso a los recursos, tanto a nivel local
Santiago, mayo 2002 como a nivel nacional (e internacional).
En mi propia experiencia he notado además
PREGUNTAS Y COMENTARIOS marcadas diferencias regionales, tanto en las acu-
saciones sobre este tipo de violencia como tam-
DE DENISE ARNOLD bién en la reacción de las mujeres ante la misma.
Por ejemplo, en los ayllus libres de Oruro y del
Pregunta de Rossana Barragán (RB). Denise, en norte de Potosí que conozco, donde se vive a dia-
todo tu trabajo has enfatizado las particularida- rio todo tipo de violencia, las mujeres se preparan
des del mundo aymara y andino y también la in- para enfrentarla desde jóvenes y cuentan de sus
comprensión y el desconocimiento de este mun- hazañas muchas veces con risas. Tampoco se pre-
do por parte de funcionarios, planificadores y sentan como mujeres oprimidas. Allí también he
operadores de políticas públicas. Has escrito, por visto evidencia de violencias domésticas en contra
ejemplo, casi como una respuesta ante una opi- de los hombres, especialmente cuando éstos esta-
nión urbana generalizada que sostiene que las ban borrachos. A diferencia de esta situación, pa-

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rece que en las comunidades de ex-hacienda de la dad, género, edad y clase, se constituyen mutua-
región de La Paz hay más temor entre las mujeres mente”. O que “el parentesco político en sí cons-
para enfrentar esta violencia. En estas circunstan- tituye una categoría de identidad y una trayecto-
cias, me parece que habría que saber mucho más ria del poder que influye en las relaciones entre
sobre estas diferencias regionales antes de entrar a individuos y grupos situados en formas distintas,
debates cargados de emoción e injurias. no solamente maridos y esposas”. Este problema
Además, Van Vleet no plantea que en Bolivia metodológico comienza con el desafío de Michelle
la violencia doméstica afecta únicamente a mi- Rosaldo (citada al inicio del ensayo), de pregun-
norías étnicas (o a un estrato socioeconómico en tarse “cómo las distintas relaciones al interior del
particular), puesto que ésta “ocurre entre indivi- hogar podrían influir en las relaciones fuera del
duos de casi todas las clases sociales, etnicidades, hogar”. Pero, ¿no sería mejor comenzar el análi-
géneros, orientaciones sexuales y edades”. (Sabe- sis por el otro extremo, es decir, averiguar “cómo
mos a nivel público de varios casos sobresalientes las distintas relaciones en la constitución de la
que ocurren entre miembros de las élites del país nación podrían influir en las relaciones dentro
y, a nivel cotidiano, de la fascinación popular por del hogar”?
las telenovelas que tratan de la violencia domés-
tica entre estos grupos sociales). Más bien su aná- LOS DISCURSOS DEL PODER Y SUS
lisis se concentra en el contexto etnográfico sólo ORÍGENES
debido a sus “experiencias en la investigación”.
La contribución de Van Vleet es importante, Quizás una carencia metodológica de Van Vleet,
tanto para las reflexiones etnográficas de la últi- que le ha permitido pasar por alto esta cuestión,
ma década sobre categorías como el “parentesco” ha sido la exclusión en su artículo del “discurso de
y “el parentesco político” (anteriormente toma- la violencia doméstica”; no ha sido testigo de pri-
das por dadas en la antropología clásica), como mera mano en estas situaciones y por tanto sólo
para el mayor entendimiento de las situaciones presenta los casos que ella ha oído en los quehace-
estructurales de desigualdad entre parientes, las res de su trabajo de campo. Ella misma reconoce
que provocan una serie de negociaciones cotidia- una ambigüedad en su ubicación de los discursos
nas de poder, recurriendo incluso a la violencia. del poder cuando habla de “las relaciones vividas
En este sentido, su análisis de parentesco político entre individuos, las cuales son estructuradas por
trata también de “universalismos” de poder y su múltiples trayectorias del poder”. También admi-
resistencia, los cuales se pueden encontrar en cual- te que las mujeres “no están aisladas de conjuntos
quier sociedad, incluso en la Inglaterra que co- múltiples de relaciones económicas, sociales y po-
nozco, aunque la violencia tome otra forma. líticas, las cuales atraviesan y extienden más allá de
El problema con su análisis es que su revisión un hogar específico”, y que se basan en “experien-
de las categorías de parentesco como “aspectos cias personales y en discursos locales y nacionales
múltiples de identidad y poder” va más desde la de etnicidad, clase, género y familia”. Pero no llega
periferia hacia el centro y no al revés. Para mí, es a analizar precisamente cómo estos discursos na-
insuficiente plantear que “En sociedades organi- cionales influyen en el hogar.
zadas en base del parentesco, el matrimonio es Andrew Canessa, en cambio, en su ensayo
un ámbito en el cual las relaciones de desigual- “My husband calls me ‘india’ when he beats me:
dad, respecto a factores como sexualidad, etnici- reproducing national hierarchies in an Andean

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Hamlet” sitúa el propio discurso de la violencia la Revolución Nacional de 1952, y en muchas de
en primer plano, para entender mejor cómo los las políticas estatales posteriores, incluso las ac-
discursos nacionales, con sus inherentes jerarquías tuales.
de género, raza y etnicidad, se reproducen en las En el caso femenino, la entrada masiva de las
comunidades rurales aymaras (supuestamente en mujeres aymara y quechua hablantes en los espa-
la periferia del Estado) y en un sinnúmero de cios públicos, como resultado de la oleada de la
contextos tanto públicos como los más íntimos migración a los centros urbanos, está generando
del hogar. De esta manera, Canessa resalta más el nuevos discursos colonizantes. Por una parte, se
racismo nacional que permanece en el fondo del están encubriendo diferencias de identidad en el
discurso de la violencia y que ocurre en situacio- meollo de la nación al recurrir a categorías más
nes de tensión marital extrema entre los sujetos inclusivas como “género” o “mujeres”, en un in-
“marcados étnicamente”. En este contexto, los in- tento de redefinir un conjunto hegemónico de
sultos de un varón a su esposa en la comunidad “mujeres” (o “madres” en el fenómeno urbano
aymara- hablante de Pocobaya (prov. Larecaja, de- criollo-mestizo del Día de la Madre) como las
partamento de La Paz), se expresan en términos reproductoras de la nación y las transmisoras de
de “india sucia” o “maldita india”, y evidencian a sus valores. Por otro lado, la mayor presencia
nivel micro los aspectos sexuados y raciales en el pública de estas mujeres está regenerando un dis-
trasfondo de la construcción de la nación. curso colonizante y programático entre las élites
sobre la higiene y la moralidad pública, como
LA CONSTRUCCIÓN SEXUADA sucede ahora en los programas de propaganda de
DE LA NACIÓN la Alcaldía de La Paz. De esta manera, las muje-
res andinas se encuentran nuevamente en la ten-
Me gustaría desarrollar este punto un poco más, sión entre la mayor integración o el rechazo de
basándome en el análisis de Canessa. Él cita va- parte de la sociedad civil.
rios estudios a nivel mundial que muestran que El caso masculino es diferente. Como señala
lo femenino (o “mujer icónica”) es un synecdoche Canessa, se han podido reproducir en la perife-
para la nación, algo que habría que “estimar, pro- ria, las ideas criollo-mestizas urbanas de la na-
teger, defender, adorar y controlar”. Los estudios ción mediante la penetración de tres actividades
de Hünefelt (1997) y Barragán (1997) analizan claves: la educación estatal, el servicio militar
este fenómeno en el caso más específicamente obligatorio y el trabajo pagado de los migrantes
andino. En el mejor de los casos, los discursos de rurales en los centros urbanos, dirigidos hasta los
la construcción de la nación reconocen la pre- últimos años a la población masculina (cf. Ar-
sencia originaria e indígena en su interior como nold con Yapita y otros, 2000; Quintana, 1998).
algo exótico, vinculado más con los aspectos “cul- A su vez, como muestra Canessa, estas activida-
turales” de su historia y constitución que con una des y los valores que enseñan, transforman las
presencia que habría que representar a nivel polí- actitudes de los varones hacia las mujeres de sus
tico, económico y social. Yo diría que este fenó- comunidades.
meno no sólo es un resto de “políticas coloniales En los hechos, los hombres, como grupo
y republicanas” (como sugiere Barragán), sino algo sexuado, viajan más a los centros urbanos en busca
que surge con más fuerza en el meollo de la vi- de trabajo asalariado y luego tienen más acceso a
sión mestiza de la nación construida en torno a dinero, en tanto que las mujeres se quedan más

49
Mariano Fuentes Lira. Niño

50
en las comunidades, encargadas de los quehace- conquista sexual en términos de la conquista de
res de la producción de subsistencia agropastoril. los diferentes elementos raciales de la nación.
(Con todos los problemas de reducción en la pro- De acuerdo al análisis de Canessa, el sufri-
ducción agropostoril que hubo en las últimas miento de los hombres como víctimas de la dis-
décadas, hay pocos excedentes para llevar a ven- criminación diaria en la escuela o el cuartel —sea
der y los precios de los productos no favorecen al por su uso del aymara (o quechua) en ambientes
campesino). considerados inapropiados o por su manejo “mo-
Los hombres suelen aprender más castellano, toso” del castellano— lo transmiten a sus muje-
tanto en la escuela como en su período de servi- res. Él cuenta cómo los conscriptos recién ingre-
cio militar obligatorio y sus permanencias en los sados al cuartel son acusados de ser maricones y
centros urbanos. Y es a través de estas institucio- cómo, por cualquier infracción, se les hace desfi-
nes que internalizan en mayor grado los valores lar vestidos como mujeres. En las regiones rura-
de la visión criollo-mestiza del país (por ejemplo, les que conocemos, es común oír que un esposo
en los libros de textos escolares o los ritos nacio- recién llegado del cuartel, ordena a su mujer que
nales de la ciudadanía) o de los medios masivos se levante y ponga la comida “hasta contar diez”;
de la comunicación nacional. Lo que estas insti- es común también oír que estos esposos “pegan a
tuciones enseñan es que ser “civilizado” es ser sus mujeres”.
“blanco” y castellano-hablante, con todos los as- Entonces, si bien la ideología de las relacio-
pectos corporales, de vestimenta, etc., que acom- nes vernaculares de género dentro de la comuni-
pañan estos estereotipos de la nación, y (hasta los dad recalcarían las famosas “relaciones comple-
últimos años) el ser ciudadano es ser “hombre” mentarias”, esta complementariedad se debe si-
con propiedad urbana y con un trabajo asalaria- tuar en las redes mayores de relaciones sociales,
do. La misma Van Vleet reconoce que, dentro de políticas y económicas, donde prevalecen otras
un “discurso nacional de modernización”, los ideologías. Desde esta perspectiva, las mujeres
hombres casados que reciben remuneración por dentro de la comunidad son dependientes de otras
su trabajo son considerados más “avanzados” o mujeres —incluso de sus suegras y cuñadas— para
“civilizados”. expandir las relaciones de trabajo en la economía
Canessa va más allá al enfatizar lo masculino de subsistencia, sea en los trabajos compartidos
y militar de esta visión de la nación, con sus al- del pastoreo o la agricultura. Por otro lado, como
manaques, himnos y ritos de patriotismo. Es así indica Canessa, los esposos que deben salir de sus
que la libreta militar es un requisito para asumir comunidades para buscar trabajo pagado (pero
el poder del ciudadano, para conseguir no sólo con pagos mínimos) se ponen muy vulnerables
un carnet de identidad sino también el derecho a al no poder controlar la fuerza de trabajo de sus
voto, u obtener un trabajo (o una esposa) y un esposas en un contexto general de inestabilidad
grado en las universidades estatales. Como resul- económica y condiciones sociales cambiantes.
tado, la nación imaginada por los grupos domi- Esta tensión entre el machismo y la vulnera-
nantes del país ocurre en un contexto sexuado bilidad masculina es la que resulta a veces en las
masculino, jerárquico y racial, donde la patria se tendencias de los varones, cuando salen de estas
reproduce también en la “patria chica” de la co- comunidades, de controlar la sexualidad de sus
munidad. Debido a esto, según Canessa, el dis- esposas mediante embarazos seguidos, como un
curso masculino en las comunidades expresa la mecanismo de control social, y, en el peor de los

51
casos, en la violencia física cuando regresan, de- dependientes de una división del trabajo por el
bido a los conflictos de valores que ellos han ex- género, y la subvención económica estatal por las
perimentado más allá de los límites comunales. mismas comunidades.
En esta jerarquía de valores, poder y control, el
estado criollo-mestizo logra primero “blanquear” RB.- Qué opción sería conveniente: ¿que las mu-
a los hombres, y luego ellos importan estos valo- jeres de las áreas rurales asuman y enfrenten ellas
res a sus comunidades, cargados por su expresión mismas soluciones o debieran desarrollarse polí-
lingüística (al hablar más castellano o introducir ticas estatales al respecto y, de ser así, ¿cuáles se-
hispanicismos en su aymara o quechua) y su ex- rían las condiciones?, ¿hay algunas otras opcio-
presión corporal, en la vestimenta y las comidas nes?
“blancas” (el pan, los fideos y el arroz) para “refi-
nar” también a sus familiares. DA.- Desde este contexto, a mi parecer, la gene-
ración de otro discurso sexual-moralístico por
HACIA UNA POLÍTICA ECONÓMICA DE mujeres de la clase media acerca del comporta-
LA VIOLENCIA DOMÉSTICA miento familiar dentro de la intimidad del hogar
de las comunidades rurales, simplemente repro-
Estas ideologías nacionales también disfrazan la duciría los prejuicios anteriores, creando, a su vez,
realidad económica en la que, como admite Van una nueva ronda de propuestas urbanas y traba-
Vleet, la mayoría de los hogares no pueden so- jos garantizados para esta clase. Se trataría, otra
brevivir ni del trabajo pagado ni de la produc- vez, de una ola profunda de “extirpación de ido-
ción de subsistencia únicamente, y mantener el latrías”. Me preocupa también la “etnificación”
acceso a la tierra requiere trabajar esa tierra. Esta de las representaciones nacionales de la proble-
forma de economía es la que genera diferencias mática de la violencia doméstica, por ejemplo en
en el acceso al mundo exterior a la comunidad. las propagandas de la Defensoría del Pueblo y
Como enfatiza Canessa, el empleador no contri- otras instancias del estado. Todo esto reproduce
buye a estos procesos y tampoco las políticas es- las mismas jerarquías nacionales sin mayor cues-
tatales se han interesado hasta la fecha en ofrecer tionamiento a las violencias institucionales hacia
soluciones para garantizar el bienestar físico y las mujeres de otras clases sociales, dentro de la
moral de las fuerzas campesinas del trabajo. Has- nación.
ta las últimas décadas, los recursos de la comuni- Yo diría que las alternativas deben venir tanto
dad han podido proveer la seguridad social en los de arriba como de abajo. Desde arriba, habría que
casos de emergencia y de vejez. Pero, con las cons- cuestionar y cambiar las ideologías actuales de la
tantes sequías y procesos de emigración, hay cada nación, y, a la vez, expandir la mejor representa-
vez menos recursos que se pueden extraer. ción y participación de los pueblos originarios e
De esta manera, insiste Canessa (siguiendo a indígenas no sólo en el discurso sino también en
Janvy), la flexibilidad laboral y reserva de mano los hechos, incluso en una nueva ronda de cam-
de obra barata de los campesinos semiproletaria- bios constitucionales y de formas del gobierno.
zados son fundamentales y no simplemente peri- Desde arriba, habría que tratar también con
féricos para la reproducción del capital en los más seriedad la cuestión de la mayor alcoholiza-
países en subdesarrollo. A su vez, la injusticia de ción de las comunidades rurales y peri-urbanas.
este sistema económico se funda en las relaciones Van Vleet menciona los “discursos locales de la

52
borrachera” y de “la costumbre” como mecanis- ro muy marcada respecto al acceso a recursos. Así,
mos normativos que justifican la violencia que a aunque en el artículo no se explicita la relación
menudo ocurre cuando alguien está ebrio. Pero entre la violencia y tenencia de la tierra, uno pue-
habría que ubicar estos mecanismos dentro de de percibir que parte de los conflictos analizados
los mensajes generados por los medios masivos tiene que ver con la marginación de las mujeres
de comunicación; los intereses estatales y muni- de la herencia de la tierra, por lo que deben ir a
cipales de pasar por alto los problemas generados residir donde la familia del marido, ingresando a
por el alcohol en favor de sus intereses en recupe- relaciones de subordinación en relación a la sue-
rar sumas tributarias cuantiosas; y la paulatina gra, especialmente al principio. El acceso a la tie-
pérdida de control de las mujeres de la produc- rra de parte de las mujeres ¿no es un problema
ción local de bebidas en favor de su producción central de su posición? O ¿es que estamos pen-
masiva (cf. Castellón, 2002). sando en términos “occidentales”?
Desde abajo, con la mayor participación de
las mujeres aymaras y quechuas en la vida públi- DA.-La cuestión del acceso a recursos debe ir
ca nacional, se está cuestionando actualmente el mucho más allá que la cuestión de tierras (o la
cómo entender la “nación” al revalorizar las con- herencia femenina de rebaños), para repensar la
tribuciones que hacen los pueblos originarios a relación entre las economías de la periferia y del
la identidad del país. El famoso capital simbólico centro, incluso de los precios de productos, los
de reconocer en la acción la chachawarmi de Cár- sistemas de subvención (por ejemplo, en trigo),
denas-Katari en su Vicepresidencia, es apenas el hasta las relaciones de dependencia económica a
inicio (Arnold, 2000). nivel internacional.
Al mismo tiempo, hay una pugna por rene-
gociar los parámetros del género a todos los nive- RB.- Las diferencias generacionales y de género
les. Por ejemplo, al interior de las naciones ay- bien marcadas tanto en las áreas rurales como
mara y quechua, una lucha por redefinir las rela- entre los migrantes aymaras urbanos pueden ser
ciones de género según sus propios valores, pero jerárquicas hasta autoritarias. ¿Hay una similitud
en relación con las nuevas normas internaciona- con la Patria Potestad? Y si se ha internalizado
les, es todavía incipiente en las tensiones entre las estos valores dentro del mundo “andino” a tal
normas de género a nivel regional, nacional e in- punto que hoy parecen andinos, ¿no es que en-
ternacional. Es notoria la poca cantidad de direc- mascaran viejas prácticas coloniales y republica-
tivas para repensar esta cuestión en las leyes indí- nas de desigualdad y violencia?
genas actuales (incluso en Convenio 169 de la
OIT), con sus enfoques más dirigidos al proceso DA.- Primero, habría que ubicar la oleada actual
de desarrollo. Actualmente, un gradual rechazo de protestas de mujeres (y también de hombres)
de los conceptos de género norteamericano “uni- contra la violencia doméstica en su contexto so-
sex” impuestos (por ejemplo en los textos de la cio-histórico. Los estudios de Barragán (1997) y
Reforma Educativa), está dando lugar a un re- otros han mostrado cómo, en la Colonia y la
planteamiento del género vernacular. República, las mujeres andinas indígenas (como
las de descendencia española) recurrieron a las
RB.-Tanto en el artículo de Van Vleet, como en autoridades estatales en casos de violencia domés-
otros trabajos, se observa una diferencia de géne- tica, pero en determinados momentos. Plantean

53
que antes, en las comunidades rurales, era cos- sobre su esposa. Lo que me lleva a la pregunta
tumbre recurrir a los padrinos y a las autoridades siguiente: ¿no será que estas relaciones desigua-
comunales; pero con la mayor emigración hacia les, jerárquicas, de poder y violencia se han inter-
los centros urbanos y la pérdida de estos meca- nalizado tanto que hoy son parte también del
nismos de control social, se recurría a la iglesia u mundo “andino”7? En otras palabras, no existen
otras instancias de la sociedad civil. ¿No será que aspectos que hoy aparecen como andinos y que
lo mismo está ocurriendo ahora como consecuen- enmascaran más bien viejas prácticas coloniales y
cia de la modernización y que las instancias ac- republicanas de desigualdad y violencia? Y por
tuales son precisamente las oficinas de la Defen- consiguiente, cuando se defiende lo “andino” ¿no
sora del Pueblo, las Brigadas de Protección de la se estarían defendiendo simultáneamente estas
Familia y la Tribuna Libre del Pueblo? desigualdades?
Respecto a la cuestión de si hablar del “mun-
do andino” encubre viejas prácticas coloniales y DA.- Yo diría que “lo andino” en este caso (si
republicanas de desigualdad y violencia, yo diría existiera) trataría del perspectivismo de la inter-
que la construcción actual de la Nación que vivi- pretación de la realidad, desde lo imaginado como
mos es más bien un fenómeno criollo-mestizo “lo propio”. Ambos, Van Vleet y Canessa, anali-
post 52, cuya desestructuración de las comuni- zan la violencia doméstica “desde afuera”: Van
dades es lo que quizás ha empeorado la inciden- Vleet a nivel de la experiencia individual, con-
cia de estos hechos. textualizada culturalmente, y Canessa en térmi-
nos de las jerarquías generadas por las estructuras
RB.- Más allá de factores económicos, se percibe económicas que inciden en los diferentes niveles
(a través también de estudios que se han hecho y de la nación. Sin embargo, ambos autores pasan
otros que se están haciendo) que tanto en las co- por alto algunas maneras regionales andinas de
munidades como entre migrantes aymaras urba- percibir las violencias vividas como la continua-
nos, hay diferencias generacionales y de género ción de una larga historia previa.
bien marcadas; diferencias que parecen ser jerár- Por ejemplo, en El Rincón de las cabezas (Ar-
quicas y algunos dirían hasta autoritarias. Lo que nold y otros, 2000), planteamos que lo que pasa
me sorprende, personalmente, es la cercanía que en la escuela o el cuartel, también tiene matices
hay entre los principios de la Patria Potestad vi- comunales y no sólo estatales. Asimismo, el perío-
gentes en el período colonial y republicano del do del servicio de las jóvenes rurales como em-
siglo XIX, con los relatos sobre esta comunidad. pleadas domésticas en los centros urbanos y de los
Como lo he analizado en un trabajo, la Patria varones en el cuartel, se percibe en ocasiones como
Potestad era el dominio, autoridad y violencia le- un continuo histórico de las obligaciones previas
gítima que tenían los padres sobre sus hijos, el de servir como aqllas y guerreros, en modelos an-
patrón sobre sus “criados”, y también el esposo dinos alternativos del estado. Se puede decir lo

7 Otro caso es el que tiene que ver con los robos en el mundo “andino”. Marcelo Fernández, en su libro la Ley del Ayllu, y en su
artículo en T’inkazos 9, señala que los castigos impuestos a los robos son drásticos en el área rural porque corresponde a valores
éticos y morales del mundo andino. Sin embargo, no hay que olvidarse también que los robos en toda la legislación medieval
española, colonial y republicana temprana han sido duramente castigados. No quiero aquí señalar que el derecho medieval y
colonial sea su origen, pero sí llamar la atención sobre el hecho de que lo que hoy se analiza como andino puede también deberse
a intersecciones históricas.

54
mismo en relación a las obligaciones postmaritales Castellón Q., Iván
de la pareja, incluso del yerno que ignora Van Vleet. 2001 Procesos de alcoholización en Chilimarca.
Cochabamba: Editorial Serrano.
El defender “lo andino” en este sentido no es
defender las desigualdades actuales sino una ma- Hünefeldt, Christine
nera de proponer alternativas para el futuro. Los 1997 “Las cartas femeninas en las desaveniencias
trabajos de Van Vleet y de Canessa nos ayudan conyugales. Las mujeres limeñas a comienzos del siglo
en este desempeño, al aclarar la reconstrucción XIX. En: D. Y. Arnold (comp.). Más allá del silencio: las
continua de “culturas” (incluso las andinas) en fronteras del género en los Andes. La Paz: CIASE e ILCA.
ámbitos estatales, donde muchas de las tensiones Quintana T., Juan R.
de identidades conflictivas, creadas desde arriba, 1998 Soldados y ciudadanos. Un estudio crítico sobre el
encuentran su expresión en las ambigüedades de servicio militar obligatorio en Bolivia. La Paz: PIEB
la violencia en el hogar. Nos hacen entender que
sólo cambios fundamentales en el corazón de la Weismantel, Mary
nación pueden aliviar estas desigualdades. 1998 “Viñachiña: hacer guaguas en Zumbagua,
Ecuador”. En: Denise Y. Arnold (comp.). Gente de carne
y hueso. Las tramas de parentesco en los Andes, pp. 83—
BIBLIOGRAFÍA 96. La Paz: Ciase e ILCA.
1995 “Making kin: Kinship Theory and Zumbagua
Arnold, Denise Y. Adoptions. En: American Anthropologist 22.
2000 “La participación de la mujer en el proceso de
reivindicación de los derechos indígenas en los Andes”.
Ponencia presentada al Taller “El ayllu y sus autorida-
des: perspectivas de las demandas y el proceso RESPUESTA-COMENTARIO DE
organizativo indígena en los Andes de Bolivia” llevado a
cabo del 19 al 21 de junio de 2000. KRISTA VAN VLEET
Arnold, Denise Y. con Juan de Dios Yapita y otros, Los comentarios de Sonia Montaño y Denise
2000 El rincón de las cabezas: Luchas textuales, educación
Arnold, al igual que mi artículo y mis propios
y tierras en los Andes. La Paz: UMSA e ILCA.
comentarios, son parciales en los dos sentidos de
Barragán, Rossana la palabra: en el sentido de ser incompletos, inca-
1997 “Miradas indiscretas a la Patria Potestad: paces de contar la historia en su totalidad o decir
articulación social y conflictos de género en la ciudad de la última palabra sobre las complejidades de las
La Paz, siglos XVII-XIX”. En: D. Y. Arnold (comp.). relaciones de género, el parentesco y la violencia;
Más allá del silencio: las fronteras del género en los Andes.
La Paz: CIASE e ILCA.
y en el sentido de ser escritos desde perspectivas
particulares, con proyectos políticos implícitos y
Canessa, Andrew explícitos y distintas esferas de conocimientos8.
2001 “My Husband Calls me ‘India’ when he Beats me: Si leemos estas perspectivas críticamente y una
Reproducing National Hierarchies in an Andean en relación con otra, podemos avanzar hacia una
Hamlet”. En: Conferencia de la American
comprensión más compleja de la violencia do-
Anthropological Association, Washington.Manuscrito.
méstica en Bolivia, las contingencias inherentes
en el trato de la violencia como un tema social,

8 Agradezco a Bruce Mannheim por discutir las ideas que desarrollo en este comentario.

55
político y humanitario de gran envergadura, y las manera particular la violencia entre suegras y
formas en que los discursos en torno a la violen- nueras y cuñadas en Sullk’ata, desafía la supuesta
cia (incluyendo el que emerge en el presente nú- categoría homogénea de “la mujer” y un concep-
mero de T’inkazos) se determinan por las relacio- to simplista del género que sólo toma en cuenta
nes de género y se racializan. Si bien hay muchos oposiciones binarias entre el hombre y la mujer.
temas y asuntos inter-relacionados que merecen Si bien la mayoría de las feministas afirmaría
una atención más profunda, voy a limitar mis que el género es una desigualdad estructural ge-
comentarios para responder a dos críticas especí- neralizada y omnipresente, hay discrepancias res-
ficas, una de cada autora, reiterando la impor- pecto al grado en que la subordinación de género
tancia de comprender la violencia en términos es la opresión más significativa en cada momen-
de las múltiples relaciones de poder. Ofrezco es- to de la vida de una mujer. Esto tiene consecuen-
tos comentarios como parte de un esfuerzo cola- cias que determinan si un teorista social, femi-
borativo de continuar creando espacios para un nista o no, considere al género como la categoría
diálogo significativo sobre temas de violencia. primaria de análisis en todos los contextos. Por
Para comenzar, quisiera reiterar que el análi- ejemplo, ya para la década de los 80, en los Esta-
sis de género ha sido y sigue siendo un lente po- dos Unidos, las intelectuales y activistas negras,
deroso a través del cual podemos comprender la latinas y asiáticas americanas criticaron exhausti-
violencia doméstica y movilizarnos en su contra. vamente tanto el “Movimiento de Mujeres” pre-
Como señalo en mi artículo, y como Montaño y dominantemente blanco y de la clase media, como
Arnold reiteran, la opresión de género es siste- gran parte de la literatura feminista, por haber
mática y siempre vinculada a otras formas de pasado por alto las múltiples opresiones que las
dominación. Las feministas han demostrado, por “mujeres de color” tienen que negociar en forma
una parte, que las relaciones y jerarquías de géne- cotidiana, y las maneras en que las jerarquías ra-
ro se estructuran y se viven de forma distinta por ciales y de clase refuerzan y son reforzadas por el
mujeres de distintas orientaciones étnicas, racia- patriarcado. Mi perspectiva es que necesitamos
les, sexuales y de clase, y que el género configura, situar nuestra comprensión de las asimetrías de
a su vez, otras relaciones de desigualdad. En mi poder, incluyendo las relaciones de género en
artículo, intenté llamar la atención sobre el pa- contextos específicos, en instancias de interacción
rentesco como una categoría de identidad y po- social y lingüística entre la gente, así como en
der, que por lo general no se reconoce en la trini- amplios contextos, ámbitos y discursos sociales,
dad hegemónica de las opresiones (raza, clase y políticos e históricos para poder delinear cómo
género), pero que también estructura las relacio- cada uno de ellos se constituyen mutuamente. Si
nes de poder y las instancias de violencia entre bien el parentesco no es la única estructura orde-
mujeres y entre hombres y mujeres en Sullk’ata. nadora de la violencia en Sullk’ata, si pasamos
En sus comentarios, Montaño señala críticamente por alto el parentesco, no solamente se debilita
que una discusión tan detallada del parentesco nuestra comprensión intelectual de la violencia
requiere simplificar el análisis de género que se sino también se bloquean las vías que pueden
da en detrimento y a expensas de reconocer las existir para encarar el tema de la violencia en co-
formas en que el género se vincula a otras des- munidades rurales.
igualdades. Sin embargo, mi artículo, al descri- Arnold también critica el énfasis del artículo
bir en detalle las “diferencias entre mujeres”, y de sobre el parentesco, pero desde una perspectiva

56
muy distinta. En su comentario, Arnold plantea lisis reconociendo lo borrosas que son las fronte-
que “el problema” en mi análisis es de orden me- ras entre lo doméstico y lo público, así como las
todológico: mi análisis del parentesco, escribe formas en que aquellos individuos tradicional-
Arnold, “va más desde la periferia hacia el cen- mente asociados con el ámbito doméstico (mu-
tro”. Ella pregunta (invirtiendo la lógica de la frase jeres, niños) se constituyen como actores sociales
de Michelle Rosaldo, citada al principio de mi activos, que se apropian además de los discursos
artículo): “¿no sería mejor comenzar el análisis “públicos” y los reconfiguran para sus propios fi-
por el otro extremo, al averiguar ‘cómo las distin- nes. La crítica de Rosaldo hacia la oposición bi-
tas relaciones en la constitución de la nación po- naria ámbito público/ámbito doméstico puede,
drían influir en las relaciones dentro del hogar’?”. por supuesto, aplicarse a otras oposiciones bina-
Arnold responde con una descripción detallada rias (tales como Primer Mundo/Tercer Mundo,
de los discursos nacionales implantados a través centro/periferia, moderno/premoderno, civiliza-
de las experiencias de los hombres aymaras en do/no civilizado) que son también de género, ra-
colegios, el servicio militar y el trabajo como mi- cializadas y racializantes, y se encuentran impli-
grantes en centros urbanos, fundamentada en un cadas tanto en las teorías de modernización y
manuscrito inédito de Andrew Canessa. Los co- desarrollo (Escobar, 1995) como en el discurso
mentarios de Arnold tratan más extensamente los gubernamental sobre la violencia doméstica. Para
temas de mi artículo y, al igual que ella, me pare- ser claros: no estoy cuestionando el interés y aten-
ce convincente el análisis que hace Canessa de la ción hacia los discursos nacionales de Canessa y
forma en que raza, clase, identidad nacional y el énfasis que le otorga Arnold, sino más bien la
género se entrelazan en los casos de violencia que noción de que un movimiento analítico desde la
él describe. Existen muchas posibilidades para periferia hacia el centro sea “un problema”. Es
integrar estos análisis, una desde el centro hacia indudable que las propias investigaciones etno-
la periferia y otra desde la periferia hacia el cen- gráficas tan detalladas de Arnold son un contra-
tro, en un todo más complejo: se podría conside- punto al énfasis que en este comentario otorga a
rar que mi análisis y el de Canessa son comple- los discursos nacionales.
mentarios. Distintas orientaciones metodológicas y teó-
Sin embargo, como todas las complementa- ricas sirven para abordar distintas preguntas y
riedades en los Andes, ésta también es jerárquica, problemáticas. Las problemáticas de la nacio-
por lo menos en el contexto del comentario de nalidad, la ciudadanía, el racismo y el sexismo
Arnold. Para decirlo en términos específicos, Ar- en un contexto cada vez más urbano y transna-
nold privilegia un análisis que va desde el centro cional son importantes en Bolivia en la actual
hacia la periferia, reiterando discursos hegemó- coyuntura histórica. Debemos entender las ma-
nicos que son totalmente determinados por y neras en que ellas están inter-relacionadas no sólo
determinantes de las relaciones de género. La afir- como aspectos universales genéricos y de rela-
mación original de Rosaldo se presentó como una ciones de género sino las maneras cómo ellas
crítica de la diferenciación entre ámbitos domés- son específicamente producidas y reproducidas.
ticos y públicos, y el supuesto relacionado que Si bien la versión original de mi artículo inclu-
plantea que el ámbito público (masculino) actúa yó una sección sobre los discursos públicos en
sobre el ámbito doméstico (femenino). Rosaldo torno a las diferencias de género, la “otredad”
(1980) propone una reestructuación de este aná- étnica y la violencia doméstica, esta sección fue

57
eliminada casi en su totalidad para reducir el ción de una discusión de derechos universales con
artículo. Esta opción y elección expresa mi pro- una postura analítica que universaliza las causas y
pio posicionamiento como alguien que es rela- las consecuencias de la violencia. Si reconocemos
tivamente outsider a la configuración de discur- que vivimos en una sociedad caracterizada por
sos en torno de la violencia en Bolivia así como relaciones de poder múltiples, estructuradas y di-
al contexto de mi trabajo de campo en 1995-96 námicas, ¿acaso no deberíamos basar nuestra orien-
en una comunidad rural marginal (aunque, por tación política y nuestras políticas, en un análisis
supuesto, totalmente nacional y transnacional). sobrio de las raíces y configuraciones de la violen-
Está totalmente claro que hay que enfrentar cia doméstica en contextos específicos e interac-
la violencia como un problema nacional. La vio- ciones cotidianas, tanto en los niveles nacionales
lencia es internacional en su alcance pero se ma- como en los niveles más locales? Si no lo hace-
nifiesta en formas arraigadas en el ámbito local. mos, corremos el riesgo de dejar de reconocer las
La Ley contra la Violencia Doméstica que tiene formas en que los discursos hegemónicos vuelven
Bolivia representa un paso importante para poder a ingresar en nuestro trabajo intelectual y políti-
enfrentar los casos de abuso que suceden a diario. co, y entonces estaríamos facilitando una vez más
Sin embargo, no se puede comprender ni mitigar el ejercicio de la dominación de la élite, de lo ur-
la violencia doméstica si no se encaran sistemáti- bano, del estado, de lo transnacional; una domi-
camente otras relaciones de poder al mismo tiem- nación que está siempre y en sí misma determina-
po. Si bien este debate se ha enmarcado en la da por el género.
retórica de “género encima de etnicidad y clase
social” versus “etnicidad y clase social encima del BIBLIOGRAFÍA
género,” estoy de acuerdo con Montaño y con
Escobar, Arturo
Arnold, quienes plantean (si bien de distintas
1995 Encountering Development: The Making and
maneras) que esta oposición no nos permite ana- Unmaking of the Third World. Princeton, NJ: Princeton
lizar las formas profundas y complejas en que cla- University Press.
se, raza y género se entrelazan y se configuran en-
tre sí, en formas específicas de acuerdo al entorno Rosaldo, Michelle
social, cultural e histórico. El reconocimiento de 1980 “The and Abuse of Anthropology: Reflections on
Feminism and Cross-cultural Understanding”. Signs 5.
los derechos humanos universales proporciona la
base para una orientación política que desafía es- Van Vleet, Krista
tos vectores entrelazados del poder. Como femi- (en preparación) “Intimacies of Power: Rethinking
nista y antropóloga, apoyo dicha forma transfor- Kinship and Violence in the Bolivian Andes”. American
madora del trabajo político e intelectual. Sin em- Ethnologist 29.
bargo, tengo mis dudas respecto a la combina-

58
SECCIÓN II

PROCESOS DE
INVESTIGACIÓN - FORMACIÓN
60
INVESTIGACIÓN APOYADA POR EL PIEB

Estrategia metodológica de
“Sensacionalismo, valores y jóvenes”
José Luis Gálvez Vera y
Víctor Quelca Mamani1

En este artículo, los autores exponen la estrategia meto-


dológica que se utilizó en la investigación para analizar
los contenidos axiológicos de los discursos que mane-
jan los diarios de crónica roja Extra y Gente, así como el
consumo que de esos contenidos hacen los jóvenes de
Santa Cruz de la Sierra. Se trata de un entramado de
técnicas semióticas, cuantitativas y cualitativas.

Habrá, pues, que consumirla (a la prensa en Si bien algunos estudiosos de la comunica-


general), pero desde una actitud de crítica, ción aceptan como axioma que los contenidos
sospecha y de análisis sistemático de sus de los mass media no son más que un reflejo de
contenidos, para ni llamarse a engaño ni las sociedades, no dudan en cuestionar severamen-
infravalorar sus mensajes. Se trata de saberlos te a este subgénero del periodismo. Aducen va-
leer con sentido crítico. El sentido crítico es rias razones: irresponsabilidad periodística al en-
una premisa básica de la libertad de los fatizar en el “cómo” detallado de la información,
sujetos, en tanto que es esa capacidad de y la falta de ecuanimidad en el tratamiento pe-
discernimiento y juicio propio la que les otorga riodístico; el uso o abuso de las supuestas moti-
autonomía en la toma de decisiones. vaciones que posee el público para leer crónica
(Noam Chomski2) roja; y muchas consecuencias sociales (miedo, y
la idea, entre otras, de que del miedo a la insoli-
Ignorada en las escuelas de periodismo, criticada daridad con las víctimas no hay más que un paso).
por la prensa “ilustrada”, subvaluada en los estu- Otros comunicólogos adoptan, en cambio, pos-
dios de comunicación y menospreciada por las turas imparciales a la hora de conceptualizar la
élites sociales: la crónica roja está sumándose más crónica roja. Erick Torrico señala que ésta res-
puntos de los que se le quiere restar. ponde a “un resquebrajamiento de la vieja mora-

1 Comunicadores e investigadores del PIEB. José Luis Galvez es Director General de Equipos MORI - Bolivia; Victor Quelca es
docente en la Universidad Gabriel René Moreno.
2 En: Estupiñan, F. (2000).

61
Mariano Fuentes Lira. Víctororiano Yana-indio

62
lidad social y una necesidad, por lo menos secto- sos, con efectos excepcionales, tuvo su época de
rial, de información ligera” (Torrico, 1999:4). In- apogeo después de la Segunda Guerra Mundial.
vestigadores colombianos consideran que el éxi- Se veía a los mensajes como una especie de balas
to de este tipo de periódicos está basado en el que, si se dirigían y disparaban apropiadamente,
aparente fracaso de la prensa tradicional en su alcanzarían sus blancos y lograrían sus propósi-
intento por acercarse y conquistar a la clase po- tos (Teoría de la bala mágica, de Jacques Ellul).
pular. Harold Lasswell, con sus cuatro funciones de la
A favor o en contra, lo cierto es que hay pe- Comunicación de Masas; Paul Lazarsfeld y la
riódicos de crónica roja en países subdesarrolla- Teoría de los efectos mínimos; Charles Wright,
dos como Bolivia y en países industrializados con las funciones manifiestas y latentes, y las dis-
como Alemania y Gran Bretaña. La diferencia que funciones de los medios de comunicación; Noe-
tal vez se puede señalar entre unos y otros, por lo lle-Neumann y la Espiral del silencio, entre otros,
menos en el caso de Bolivia, es que la utilización son quienes reforzaron, con diversos estudios, la
del escándalo que implique la vida privada de idea del gran impacto de los mass media.
personajes públicos aún está ausente. Una perspectiva opuesta a la anterior es el
Erick Torrico da una definición de crónica culturalismo, surgida en Latinoamérica en la dé-
roja: “...Con un diseño llamativo (grandes titula- cada de los años '70, con los aportes de la Escuela
res, fotografías e ilustraciones sugerentes y uso de de Frankfurt (Theodore Adorno, Walter Benja-
colores contrastantes), hace un manejo discrecio- mín, Herbert Marcuse, Jürgen Habermas, Erick
nal de contenidos sobre transgresiones a la ley Fromm, entre otros) y con un énfasis en los estu-
(robos, crímenes, secuestros, tráfico de drogas, dios desde una perspectiva humana (Antonio
empleo no autorizado de armas, etc.), a la moral Pasquali) y de consumo cultural (Néstor García
aceptada (violaciones, abusos de autoridad, co- Canclini, con el teórico boliviano Luis Ramiro
rrupción, etc.) o a la normalidad esperada (acci- Beltrán, a la par). Bajo el enfoque culturalista,
dentes, tragedias)” (Torrico, 1999:5). Sus ejes te- “los estudios de los medios, más que estudios de
máticos son el sexo y la violencia (Guardia, 1999: la tecnología de medios masivos, se convierten
11). Enfatiza un discurso informativo sensacio- en estudios de las mediaciones; ya no es cuestión
nalista; es decir, presenta los aspectos más llama- de medios sino de cultura” (Barbero, 1998:28).
tivos de una noticia o de un suceso para producir El aporte más sobresaliente en este campo es el
gran sensación o emoción (Acuña, 1999). de Martín-Barbero que des-centra la comunica-
Las posiciones enfrentadas respecto a la cró- ción. Dice él: Si antes las preguntas de investiga-
nica roja responden, de alguna manera, a las di- ción se centraban en los emisores y efectos, ahora
ferentes perspectivas de estudio que, hasta el mo- hay que centrarlas en las mediaciones del percep-
mento, se vienen adoptando respecto a la inves- tor. Ya no se debe hablar de mensajes que circu-
tigación de la Comunicación de Masas. Una, ba- lan, efectos y reacciones, sino de una comunica-
sada en un paradigma positivista, cuantitativo y ción pensada “...en el campo de la cultura, de los
funcionalista, en la que se considera inequívoco mestizajes que la tejen y las anacronías que la sos-
al mensaje que transmiten los medios de comu- tienen, del modo en que trabaja la hegemonía y
nicación: a un estímulo, una respuesta; a una cau- las resistencias que moviliza y del rescate de los
sa, un efecto, sin indicios de resistencia. Tal enfo- modos de apropiación y de réplica de las clases
que, de unos medios de comunicación podero- subalternas” (Barbero, 1998:307).

63
Es en esta última tendencia que ubicamos a llamos. A grandes rasgos podemos distinguir
nuestra investigación y, por ende, el estudio evita dos etapas en la investigación: una centrada
hablar de efectos. Sí se refiere a las mediaciones o en los periódicos y otra en los perceptores.
“instancias estructurantes de la interacción de los
miembros de la audiencia, que configuran parti- LOS PERIÓDICOS
cularmente la negociación que realizan con los
mensajes e influyen en los resultados del proce- La selección de las unidades que compusieron el
so” (Orozco, 1996:74). Se sumerge, entonces, en corpus de análisis se la realizó siguiendo el siste-
el estudio de los contenidos axiológicos de los ma planteado por Jacques Kayser (1964: 69). Se
discursos entendiendo que son el eje que articula recolectó, durante siete semanas contiguas, los pe-
la sociedad y configura el imaginario social para riódicos de siete días diferentes. Estos cotidianos
crear actitudes y comportamientos, costumbres fueron revisados de manera exhaustiva, periódi-
y, posteriormente, las instituciones. co por periódico, nota por nota, figura por figu-
Los objetivos generales de la investigación ra. Así, y siguiendo una rigurosa sistematización,
fueron analizar los contenidos axiológicos de los los investigadores realizamos un análisis semióti-
discursos que manejan los diarios de crónica roja co, un análisis ético-periodístico y otro jurídico.
Extra y Gente; y analizar el consumo que de esos La primera gran decisión fue el recorte del obje-
contenidos hacen hombres y mujeres de 13 a 18 to. Se había planteado analizar tres periódicos: Ex-
años. Para ello, se buscó identificar las temáticas tra, Gente y La Nación. Pero bastó el primer aborda-
más frecuentes en estos diarios, así como los va- je para reconocer que no eran unidades emparenta-
lores y antivalores contenidos en su discursado. das y que el análisis sería más extenso de lo que en
También se intentó inferir la idea que del ser hom- un principio se había previsto. Así, tuvieron que
bre y del ser mujer proyectan estos cotidianos, prevalecer las limitaciones a los límites.
así como señalar las infracciones éticas y jurídicas Por otro lado, dado que el trabajo abarca dos
en las que incurren. objetos muy diferentes, el equipo define una po-
En lo que hace al estudio centrado en los per- sición amplia, integradora y de complementarie-
ceptores, se buscó describir las motivaciones por dad de las posturas epistemológico-metodológi-
las cuales los jóvenes se exponen a los contenidos cas. Recurre al análisis semiótico así como a estu-
de estos periódicos, así como las condiciones3 en dios cuantitativos y cualitativos, en el entendido
las que éstos hacen la lectura de esos contenidos. de que todas las posturas proveen herramientas
También interesaba identificar los valores y anti- que deben ser seleccionadas de acuerdo a las ca-
valores que tanto jóvenes, padres y maestros per- racterísticas y particularidades del objeto de es-
ciben en estos periódicos. Y, por último, estable- tudio.
cer si la familia y la escuela están preparando el
contexto de mediación para su lectura. ANÁLISIS SEMIÓTICO
En este artículo, más que presentar los re-
sultados de la investigación, nos interesa ilus- La investigación se inició con una reflexión res-
trar la estrategia metodológica que desarro- pecto al diseño metodológico. Se tomó en cuenta

3 Entiéndase por condiciones las circunstancias o situaciones en las que los jóvenes hacen la lectura de los periódicos estudiados
(solos, acompañados, a escondidas, sin comentarlos con nadie, etc.).

64
la recomendación de Vassallo de López (1999: 7- ocurrencias y contra la limitación de los hábitos
9), quien propone que es necesario precisar y ubi- imperceptibles del pensar, y orientar su mirada
car coherentemente la investigación en dos dimen- “a la cosa misma” (1991: 329). Con ello se pre-
siones complementarias: En “la metodología DE tende dejar en claro que el equipo ha hecho el
la investigación, que hace referencia a la concep- mayor de los esfuerzos por evitar las interpreta-
ción epistemológico-teórica que da fundamento a ciones subjetivas y arbitrarias.
un proceso investigativo; y la metodología EN la En lo operativo, el análisis de los periódicos
investigación, que se refiere más bien a la secuen- se inscribe dentro de la corriente de enfoque es-
cia de pasos y al aparato técnico-instrumental uti- tructuralista, específicamente la desarrollada por
lizados en una indagación concreta”. Algirdas Julien Greimas, quien propone el análi-
Considerando aquello, la primera parte del sis del “recorrido generativo”. Se utilizó el reco-
estudio se situó epistemológicamente en el para- rrido generativo greimasiano, porque permitía
digma hermenéutico como horizonte de visibili- una reconstrucción dinámica del modo en el que
dad general. Se partió de la aceptación de que la la significación de cada material de estos periódi-
hermenéutica ayuda al investigador en la com- cos “se construye y se enriquece por medio de un
prensión e interpretación de textos lingüísticos recorrido que va de lo más simple a lo más com-
—algo que no se puede conseguir con la lógica plejo, de lo más abstracto a lo más figurativo”
positivista—, rechazando ambigüedades y arbi- (Floch, 1992: 141).
trariedades, y obligando al lector estudioso a no Con tal propuesta teórico metodológica se tra-
abandonar el texto sino a retornar siempre a él. bajó en el plano discursivo para dar cuenta de los
Gadamer dice: “Toda interpretación correcta tie- procesos de tematización, figurativización, acto-
ne que protegerse contra la arbitrariedad de las ralización, temporalización y espacialización, y así

EL RECORRIDO GENERATIVO
Componente sintáctico Componente semántico

Estructuras Nivel profundo SINTAXIS FUNDAMENTAL SEMÁNTICA FUNDAMENTAL


semio-narrativas
Nivel de SINTAXIS NARRATIVA SEMÁNTICA
superficie SUPERFICIE NARRATIVA

SINTÁXIS DISCURSIVA SEMÁNTICA DISCURSIVA


Discursivización
Estructuras
discursivas
Actoralización
Temporalización
Espacialización

Fuente: Greimas-Courtes: Diccionario de Semiótica (1990: 197)

65
se infirieron las temáticas más frecuentes y las pau- nota y material periodístico y, luego, en la elabo-
tas que proyectan del ser hombre y ser mujer. En ración de una ficha resumen y una interpreta-
el nivel profundo de las estructuras semio-narra- ción general realizadas por ejemplar estudiado.
tivas, y para identificar los valores y antivalores En total, se analizaron todas las notas de ca-
que articulan sus contenidos, se hizo uso del cua- torce ejemplares, incluidos todos sus suplemen-
drado semiótico “que postula la axiología del uni- tos, ilustraciones y fotografías, siguiendo el pro-
verso discursivo al articular los valores del mun- cedimiento establecido. A manera de ejemplo, se
do representado” (Blanco, 1989: 25), y que fun- cita el análisis de la primera nota de la edición
ciona en base a operaciones lógico-semánticas del periódico Extra, el día miércoles 30 de agosto
como la contradicción, la contrariedad, la impli- del 2000, en la primera sección páginas 1 y 2,
cación y la presuposición. titulado: “Sádico casi mata a su hijo a chicota-
Las herramientas interpretativas creadas para zos” (Nota de portada).
tal fin fueron dos matrices construidas por el equi- Primero, se identificaron los actores que apa-
po: “Cuadro de figuras sémicas, roles y actores” y recen en la narración, estos eran: Cristóbal Ibá-
“Análisis estructural de imágenes e ilustraciones”. ñez, Mujer, Niño de 10 años y Julia Muñoz.
Las mismas se emplearon para el análisis de cada Cada uno de ellos desempeña en la nota un rol

66
Cuadro de figuras sémicas, roles y actores

NOMBRE DEL PERIÓDICO: EXTRA FECHA: 30-VIII-00 (miércoles)


SECCIÓN: Primera PÚBLICO: General PÁGINAS: 1 y 2
Por chacharse del colegio
TÍTULO: Sádico casi mata a su hijo a chicotazos (Nota de portada) Nº DE MATERIAL: 1

ACTORES ROLES CONFIGURACIONES FIGURAS SÉMICAS SEMAS DEIXIS


TEMÁTICOS DISCURSIVAS Nucleares Dominantes
Cristóbal Ibáñez * Padre sádico y Domicilio ubicado en Chicotazos con quinza *Crueldad *Violencia -
golpeador Cotahuma (LP). charañi (instrumento de
Comerciantes castigo). Pisó el pecho del *Incomprensión *Castigo
* Prófugo y ambulantes. hijo. Echó alcohol en las
detenido heridas. *Sadismo
ÁMBITO PRIVADO. (Dibujo: Padre iracundo que
golpea con gran fuerza)
FUENTES: Niño y
Mujer * Madre cómplice Capitán Ramiro Sardón. Veía impasible. Quería que *Conformidad * Castigo -
que apoya su hijo escarmiente. con la
castigo al hijo ILUSTRACIÓN: Si bien (Dibujo: Mujer que disfruta violencia * Sadismo

67
la familia es de escasos viendo el sufrimiento)
recursos, el dibujo en la
Niño de 10 * Hijo brutalmente tapa configura un 10 años. Una y otra vez *Sufrimiento *Víctima de -
años castigado espacio habitacional golpeado en todo su violencia
para clase media. Se cuerpo. Sollozos y gritos de
* Víctima la observa caucásica a dolor. Se retorcía
pesar de que en las desesperado. 25 días de
fotos se muestra al impedimento.
padre con rasgos (Dibujo: Del cuerpo del niño
aymaras. chorrea sangre)

* Estudiante Se faltó a clases. *Ausencia del -


del colegio 16 colegio
de Julio

Julia Muñoz * Abuelita defensora Presentó la denuncia ante *Confrontación *Protección +


del niño Oficina de Defensa del a la pareja
Niño en Cotahuma. *Compasión
* Denunciante Logró que se detenga al
padre en la PTJ. *Legalidad

La narración de la nota, al ser negativa, muestra una resolución VIOLENTA de los conflictos.
temático: padre sádico y golpeador, prófugo y otra vez golpeado en todo su cuerpo. Sollozos y gritos
detenido; madre cómplice que apoya castigo al de dolor. Se retorcía desesperado. 25 días de impe-
hijo; hijo brutalmente castigado; víctima; estu- dimento (Dibujo: del cuerpo ensagrentado del
diante del colegio 16 de Julio y abuelita defen- niño). Se faltó a clases. Presentó la denuncia ante la
sora del niño y a la vez denunciante (todos estos Oficina de Defensa del Niño en Cotahuma. Logró
términos son tomados literalmente del texto que se detenga al padre en la PTJ.
periodístico). Posteriormente se identificaron los conteni-
Cada rol temático está debidamente respal- dos axiológicos: violencia, castigo, sadismo, pro-
dado por las figuras sémicas, tales como: Chico- tección, compasión, legalidad. De esto se dedujo
tazos con quinza charañi (instrumento de casti- que la narración, al ser negativa, muestra una re-
go). Pisó el pecho del hijo. Echó alcohol en las heri- solución VIOLENTA de los conflictos. Así se
das. (Dibujo: padre iracundo que golpea con gran maximiza el castigo y el sufrimiento, y minimiza
fuerza). Veía impasible (la madre respecto a cómo la irresponsabilidad del niño de faltarse a la es-
el padre castigaba al menor). Quería que su hijo cuela.
escarmiente. (Dibujo: mujer que disfruta viendo La información se sintetiza en el cuadrado se-
el sufrimiento). 10 años (edad del niño). Una y miótico de la siguiente manera:

- Quimsa charañi /Violencia/ /Paz/


- Brutalmente
golpeado
- Pisó el pecho S1 S2
- Le echó alcohol
- Detienen al padre
castigador

- Denuncia
/No Paz/ /No violencia/ ante OD
S2 S1

Símbolos: : negación
: relaciones de contrarios
: relaciones entre contradictorios
: relación de implicación

68
ANÁLISIS ÉTICO - PERIODÍSTICO de documentos reconocidos internacionalmente
como la Declaración Universal de Derechos Hu-
Respecto a la tarea de señalar las infracciones éti- manos. Por medio de esa tabla, parámetro de nor-
co-periodísticas en las que incurren Extra y Gente, mas estándar que miden la labor de la prensa, se
se construyó una “Tabla de infracciones ético-pe- llenó la “Ficha de infracciones ético-periodísticas”
riodísticas”, en base a una detallada revisión de có- para cada nota, siempre y cuando en ella se obser-
digos deontológicos de varios países del mundo y varan faltas a la ética profesional.

Infracciones éticas en el material periodístico

NOMBRE DEL PERIÓDICO: EXTRA FECHA: 30-08-00 (miércoles)


SECCIÓN: Primer Cuerpo PÚBLICO: General PÁGINAS: 1 y 2
Por chacharse del colegio
TÍTULO: Sádico casi mata a su hijo a chicotazos (Nota de portada) Nº DE MATERIAL: 1

Nº DE TIPO DE INFRACCIÓN ARGUMENTOS


INFRACCIÓN

6y8 Publicación respecto a la vida Se trata de una situación de violencia doméstica que no es
privada. de interés ni repercusión pública.
7 Información inexacta en los dibujos. La ilustración es ficticia, creada por el dibujante (el ambiente,
los gestos y rostros y rasgos de los padres, sangre chorreando
del cuerpo del niño, etc.).
10 Desequilibrio informativo. No hay testimonio del padre agresor.
15 Sensacionalismo Se redunda en detalles mórbidos sobre el padre despiadado,
golpeador, sádico, brutal y que roció con alcohol las heridas
del hijo.

16 No delimitar claramente la Hay calificativos exagerados para el padre (desalmado,


diferencia entre noticias y opinión sádico, despiadado, golpeador, cuya crueldad no tuvo
(juicios de valor - adjetivos límites, etc.)
calificativos)
21 Identificación familiares de víctima Padre: Cristóbal Ibáñez, Abuela: Julia Núñez

POSIBLES INFRACCIONES JURÍDICAS: Presentar publicaciones respecto a la vida privada o que


afecten a la reputación

69
ANÁLISIS JURÍDICO blica de Bolivia, a ex diputados nacionales, a
ex concejales municipales, y a comunicadores
Para el análisis jurídico, se procedió a revisar el sociales. Una vez realizadas las entrevistas a esos
ordenamiento jurídico nacional y algunos pactos profesionales, y siguiendo el consenso de los
o convenios internacionales, lo cual permitió ela- mismos, se confirmaron todas las faltas jurídi-
borar una “Tabla de normas legales” referidas a cas en las cuales incurren los diarios sensacio-
los medios de comunicación. En base a ese pri- nalistas.
mer listado-parámetro, se revisaron todas las no-
tas observando minuciosamente si las mismas ESTUDIO DE LOS PERCEPTORES
transgredían algunas leyes (la información se ano-
taba al final de la ficha de Infracciones éticas). ENCUESTAS
Así, se ubicaron los materiales con sus posibles
infracciones jurídicas. Era necesario conocer cómo se daba el consumo
Se consultó entonces a varios y reconoci- de los diarios entre los jóvenes, así se optó por
dos abogados; a la Defensora del Pueblo en utilizar una encuesta que aportara respuestas a
Santa Cruz, a la asesora en asuntos constitu- varias preguntas, organizadas en función de cin-
cionales del Defensor del Pueblo de la Repú- co grandes dimensiones:

CONSUMO ¿Con qué frecuencia compran estos periódicos en casa?


¿Cuál de estos periódicos compran más?
¿Qué suplementos de estos periódicos les gusta más?
¿Qué secciones les gusta más?
¿Qué fue lo último que leyeron en estos periódicos?
¿Lo comentaron con alguien?
¿Con quién comentaron lo último que leyeron?
MOTIVACIONES ¿Cuánto les gusta leer estos periódicos? ¿Por qué?
¿Qué es lo qué más les gusta de estos periódicos?
¿Qué es lo que menos les gusta?
¿Para qué dicen que les sirve leer estos periódicos?
¿Cómo califican a estos periódicos?
¿Les gustaría salir en estos periódicos?
¿Qué sienten después de leer estos periódicos?
CONDICIONES ¿Dónde es más frecuente que hojeen o lean estos periódicos?
¿La mayoría de las veces que lo leen, lo hacen en grupo o a solas?
Generalmente, ¿lo leen a escondidas o en público?
VALORES ¿Qué valores y antivalores son los que más claramente identifican y reconocen
que están presentes en el contenido?

70
MEDIACIONES ¿Prohiben leer los periódicos en casa?
¿Hablaron los papás sobre este tema?
¿Prohiben leer los periódicos en el colegio?
¿Hablaron los profesores sobre este tema?
¿Preguntan acerca de estos periódicos los menores a sus padres?
¿Cuánta mediación intencionada hacen los padres?
¿Cuánta mediación intencionada hacen los profesores?

Se identificaron y operacionalizaron las va- metido a prueba previa con el fin de verificar que
riables a medir hasta identificar indicadores y pre- las preguntas sean entendibles por la población en
guntas, concluyendo que la encuesta no tenía las estudio y, en caso de ser necesario, adicionar o cam-
respuestas a todas las inquietudes, en especial en biar las alternativas de las preguntas cerradas.
lo que respecta a identificar y describir las verda- El trabajo de campo fue realizado por encuesta-
deras motivaciones de los jóvenes, las condicio- dores capacitados, especialmente entrenados y so-
nes y situaciones del consumo. Pero esa preocu- metidos a control directo en distintos niveles. Hubo
pación se delegó a los grupos focales. un responsable de todo el operativo, además de un
El universo de estudio estuvo conformado por supervisor de campo. Se pudo, pues, inspeccionar
varones y mujeres de 13 a 18 años, residentes en el respeto del muestreo sistemático a través de la
la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, que reporta- hoja de ruta de los encuestadores (esto es, supervi-
ban alguna vez haber leído los periódicos Extra sión de “rutinas” de campo, incluyendo las especifi-
y/o Gente. El tamaño de la muestra se calculó caciones seguidas por el encuestador cuando se en-
mediante una estimación por proporciones. Así, contró ante un no contacto), así como las entrevis-
se aplicaron 403 encuestas. tas a partir de la hoja de ruta generada para cada
El tipo de muestreo utilizado fue polietápico, punto muestral (se verificó que se haya hecho un
probabilístico aleatorio y sistemático. Polietápi- buen relevamiento de información, atendiendo es-
co, porque se aplicó en varias etapas: primero, se pecialmente aspectos claves como la realización y el
eligió de manera aleatoria las unidades vecinales; clima de la entrevista y, por ende, la confiabilidad
segundo, de la misma forma se eligió los manza- de la información recogida), además del contacto
nos; tercero, se seleccionó de manera sistemática personal realizado en un 20 por ciento de los pun-
los hogares que serían encuestados; por último, tos muestrales visitados por cada encuestador, y del
se eligió a los encuestados cumpliendo con los contenido a través de la reiteración al encuestado de
requerimientos de la investigación. Probabilísti- cinco preguntas del cuestionario.
co, porque en todas las etapas se respetó la selec- Se construyó un manual de codificación que
ción aleatoria. Aleatorio, por lo ya mencionado: contemplaba todas las preguntas del cuestiona-
la elección de manera aleatoria de las unidades rio, tanto abiertas, cerradas, como de selección
vecinales y de los manzanos a visitar. Y sistemáti- múltiple. Para la determinación de los códigos
co, porque se respetó un sistema en la recolec- de respuesta en las preguntas abiertas, dos codifi-
ción de información: en sentido contrario a las cadores hicieron primero un listado de frecuen-
manecillas del reloj y con salto de tres hogares. cias de las respuestas más comunes asignando un
El instrumento de recolección de datos fue so- código a cada respuesta. Cada uno de ellos traba-

71
jó por separado con el 10 por ciento del total de jeres, uno con padres, uno con madres y uno con
las encuestas. Luego se unificaron los listados y maestros. Los grupos estuvieron conformados por
códigos, asegurándose que la categoría otros no 7 a 8 personas y tuvieron una duración prome-
excediera al 15 por ciento del total de respuestas. dio de 60 minutos. Fueron dirigidos por miem-
Usando ese manual se procedió a codificar críti- bros del equipo investigador.
camente el total de las encuestas. Una vez realizado cada encuentro, el equipo
El ingreso de datos fue controlado a través de discutía en relación a los aspectos más sobresa-
un programa especialmente concebido para che- lientes surgidos en la dinámica. Hubo la trans-
quear los rangos de cada variable y controlar la cripción de todo lo hablado en cada grupo y, por
consistencia lógica en las preguntas que lo reque- supuesto, un análisis posterior.
rían. El procesamiento se realizó mediante paque-
tes estadísticos específicos para ciencias sociales. A MANERA DE CONCLUSIÓN
Antes de proceder al análisis, se construyó un
índice de estratificación socioeconómica utilizan- Debemos reconocer, ante todo, que el objeto de
do doce indicadores registrados en cada boleta. estudio abordado es complejo, como es todo fe-
El análisis se hizo cruzando la información nómeno comunicacional. Versa sobre contenidos
con las variables sexo, grupos de edad y estrato de discurso y sobre el consumo de esos discursos
socioeconómico. por un público específico; así se plantea la necesi-
dad de un diseño metodológico en dos planos muy
GRUPOS FOCALES distintos: uno centrado en los periódicos (discur-
so) y otro en los perceptores. De allí se desprende
Con la finalidad de asegurar la identificación más la necesidad de búsqueda de interrelación entre
exhaustiva posible de todos los factores en juego, técnicas distintas (que pertenecen a posturas epis-
facilitar la construcción de un conjunto de seg- temológicas diferentes) pero complementarias:
mentos actitudinales básicos, construir un mar- desde lo hermenéutico, la semiótica de Greimas;
co de hipótesis preliminares; en suma, ahondar desde lo positivista, las encuestas; desde lo cualita-
en lo aportado por las encuestas y validar esa in- tivo, los grupos focales y las entrevistas.
formación, la investigación contempló la realiza- Aunque parezca obvio, es necesario remarcar
ción de una serie de grupos motivacionales. que para el estudio de todo fenómeno comuni-
Estos grupos focales permitieron sondear y cacional es necesario un acercamiento metodo-
analizar las motivaciones por las cuales los ado- lógico, técnico e instrumental coherente. Esto
lescentes se exponen a los contenidos de los pe- implica que aún transgrediendo las fronteras teó-
riódicos analizados e inician el proceso de apro- ricas y epistemológicas, se debe garantizar el cen-
piación y reproducción o resemantización de la trarse en el objeto de manera que antes de res-
carga axiológica que contienen, todo ello en un ponder a una determinada corriente o postura,
contexto o no de mediaciones familiares y edu- ese complejo acercamiento contribuya al análisis
cativas. El proceso implicó una validación por del problema. Esto implica tener la apertura de
congruencia y profundización de los resultados caminar al ritmo del esclarecimiento del proble-
inicialmente obtenidos a través de las encuestas. ma, haciendo adaptaciones, recortes, modifica-
Se implementaron siete grupos focales: dos con ciones, tanto en lo metodológico como en la com-
adolescentes varones, dos con adolescentes mu- prensión teórica.

72
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73
Mariano Fuentes Lira. Zampoñas
SECCIÓN III

INVESTIGACIONES
76
Tarija en los imaginarios urbanos:
un recorrido por los resultados de la investigación
Sergio Lea Plaza, Adriana Paz y Ximena Vargas
Con la participación de Adela Lea Plaza1

Los movimientos migratorios en las dos últimas déca-


das han motivado la aparición de nuevos actores en la
ciudad de Tarija y de un imaginario que concibe la exis-
tencia de dos ciudades. Los habitantes de cada una de
ellas expresan en este estudio qué sienten, qué pien-
san y cómo ven al “otro” que, dependiendo el caso, es
el tarijeño o el migrante.

EL CONTEXTO GLOBAL res, actitudes y comportamientos que configu-


ran lo que algunos autores denominan “cultura
La urbanización ha sido uno de los fenómenos urbana”, y que, a criterio del propio Castells, no
centrales de la vida latinoamericana durante el es otra cosa que un sistema característico de la
siglo XX. Llegó a constituir —en los países de la sociedad industrial capitalista, ahora globalizada.
región— un conjunto de núcleos y redes urba- Las ciudades latinoamericanas en países que
nas en los que no sólo se aglutinó rápidamente la no han logrado un nivel óptimo de industrializa-
población y se erigieron grandes ejes de poder ción o no han construido una sólida base econó-
económico y político, sino también se reconstru- mica, empiezan a recibir a un ingente número de
yeron las culturas y las identidades al influjo del personas sin tener las condiciones favorables para
proceso globalizador. absorberlas; no ofrecen las oportunidades nece-
La urbanización va más allá de la concentra- sarias de trabajo y de prestación de servicios.
ción espacial de la población, pues, como señala Entonces se producen los desequilibrios, la en-
Manuel Castells (1999), también puede enten- tropía, la incapacidad de satisfacer las necesida-
derse como la irradiación de un sistema de valo- des básicas y otros problemas que derivan en con-

1 Esta investigación surgió de la preocupación de la Casa de la Cultura de Tarija por conocer la nueva configuración socio-cultural
en la ciudad de Tarija y de la iniciativa de su directora, Adela Lea Plaza, para investigar el problema del creciente conflicto cultural
entre tarijeños y migrantes provenientes de zonas andinas del país. Fue realizada en el marco de la Convocatoria Regional
convocada por el PIEB. Sergio Lea Plaza es comunicador social y docente de la UCB; Adriana Paz es comunicadora social y
educadora ambiental; y Ximena Vargas es psicóloga, trabaja produciendo materiales educativos.

77
flictos sociales, culturales, políticos, etc., detrás dades latinoamericanas al influjo de la globaliza-
de un telón de fondo que es la pobreza, lo cual ción; intenso proceso urbanizador por el que tran-
agranda las brechas que generan la exclusión y la sita Bolivia.
marginalidad de amplios sectores poblacionales. Bajo esa perspectiva, los movimientos migra-
En Bolivia, el proceso urbanizador, un tanto torios se han constituido en uno de los fenóme-
tardío y lento, se ha concentrado en el último nos fundamentales del proceso en Tarija. A par-
cuarto de siglo dando como resultado la consoli- tir de permanentes corrientes inmigratorias
dación de ciudades grandes y también interme- —intensificadas en las dos últimas décadas—,
dias debido a la creciente descomposición de la provenientes de la zona andina del país (desde la
sociedad rural. relocalización de los 80s.) y de las provincias del
En ese contexto, la ciudad de Tarija se ha con- departamento, han entrado en juego nuevos ac-
vertido, junto con Santa Cruz, en un polo recep- tores introduciendo nuevos cruces en el tejido so-
tor de migrantes, con lo cual ha alcanzado un cio-cultural de la ciudad de Tarija.
elevado crecimiento demográfico que llega al cin- La presencia de migrantes del norte en la ciu-
co por ciento anual en el último período inter- dad, a diferencia de los migrantes de las provin-
censal (1992-2001), que comprende casi diez cias del departamento, es percibida generalmen-
años en los que la población ha aumentado de te por los tarijeños como una invasión masiva que
noventa mil habitantes, a ciento treinta y cinco está avasallando la cultura e identidad local, im-
mil2. plantando prácticas exógenas y modificando las
características de la ciudad.
LA PROBLEMÁTICA EN TARIJA En la práctica ya se observaron claramente
conflictos en el orden cultural entre ambos gru-
En las últimas dos décadas, Tarija ha vivido pro- pos, circunscritos generalmente a un nivel de dis-
fundos cambios que han alterado los rasgos cen- curso (sin concretarse en acciones de violencia
trales de la tranquila y pequeña ciudad de antes. física) y vinculados a fiestas, bailes, ritmos y for-
Cambios que se materializan en fenómenos nue- mas de vida distintas. Es posible conjeturar en el
vos: el elevado incremento demográfico y creci- futuro cercano choques socio-culturales de ma-
miento caótico, el emplazamiento de múltiples yor magnitud entre tarijeños y migrantes, los que
áreas periféricas junto a un creciente descentra- muchas veces son alimentados por el discurso de
miento de la ciudad, la consolidación del comer- un grupo marcadamente regionalista amplifica-
cio informal, la ruptura de los estilos arquitectó- do por los medios masivos.
nicos preeminentes, la aparición de la delincuen- Estos conflictos revelan la ausencia de un ni-
cia, la introducción de diversas prácticas cultura- vel favorable de integración, es decir que la ciu-
les y nuevos cultos religiosos, etc. dad no absorbe óptimamente al migrante y mu-
La transformación responde probablemente chas veces no lo acepta, lo cual contribuye a que
a la cada vez mayor inserción de Tarija en el es- cada grupo se atrinchere en su espacio bajo el
quema del libre mercado, lo cual le ha dotado de paraguas de su supuesta identidad monolítica.
ciertos rasgos de sociedad moderna, capitalista y Cada grupo asentado en un espacio urbano,
de masas, como sucede con muchas otras socie- el centro y la periferie, a pesar de coexistir pacífi-

2 La tasa de crecimiento anual de la ciudad de Tarija fue calculada a partir del crecimiento poblacional absoluto entre 1992 y 2001
tomando en cuenta datos proporcionados por personeros del INE en Tarija.

78
camente, mantienen entonces un explícito recha- rias que le ayudan a “sintonizarse con el mundo
zo respecto al otro. El centro y la periferie son en que debe actuar” y en las que dominan las
espacios claramente diferenciados en lo topográ- nostalgias y anhelos del ser; la representación
fico, pues el primero se emplaza en un terreno imaginaria es, en este sentido, selectiva pues la
plano con presencia de la naturaleza, mientras el realidad es observada a través de filtros de abs-
segundo lo hace en un terreno erosionado y sin tracción orientados por las vivencias, intereses,
presencia de la naturaleza. Además, existe tam- deseos y carencias.
bién una fuerte diferencia en el nivel de presta- El imaginario urbano viene a ser, entonces,
ción y calidad de servicios básicos, puesto que en como un conjunto de representaciones mentales
el área central se tiene una cobertura del 100 por que parten de la realidad, son tamizadas por in-
ciento, en tanto que en las áreas periféricas las tereses, anhelos, rasgos culturales y sociales, etc.,
coberturas son muy bajas. para nuevamente volver a la realidad orientando
Se perfilan, entonces, algunos conflictos sus- los comportamientos respecto a la forma de usar
tentados en visiones y formas de vida distintas los espacios urbanos y de relacionarse con los
que expresan una fuerte tensión entre lo propio y demás actores, como afirma Armando Silva
lo ajeno, lo tradicional y lo moderno, y que en- (2000).
cubren un gran desconocimiento de la nueva rea- Las matrices culturales se constituyen en fil-
lidad de una ciudad en transición. tros fundamentales en el proceso de construcción
del imaginario, por lo que grupos de origen cul-
EL IMAGINARIO URBANO tural diverso están predispuestos a construir ima-
ginarios también diversos. El imaginario urbano
En la investigación que realizamos, abordamos el fue utilizado como método o instrumento para
tema de los imaginarios urbanos entendidos como encontrar diferencias y similitudes entre tarije-
la dimensión simbólica de la ciudad, como la otra ños y migrantes respecto a la ciudad, a partir de
cara de la dimensión física, palpable y tangible. las que podríamos identificar algunas claves que
Estos imaginarios no remiten a fantasías o sím- nos ayuden a entender los procesos que se desa-
bolos, significados o significantes profundos y rrollan en el nuevo tejido socio-cultural formado
abstractos. Se los entiende, más bien, como la en Tarija.
imagen o representación mental de la ciudad que En la investigación se trabajó con mujeres y
construyen las personas a partir de sus percep- hombres que habitan barrios tradicionales (cali-
ciones y en función de sus vivencias, experien- ficados así por su antigüedad) establecidos en el
cias, añoranzas y otras que son tamizadas por ras- área central de la ciudad, y mujeres y hombres
gos sociales y culturales. que habitan barrios de migrantes, establecidos en
Favio Avendaño Triviño (2001) define el ima- zonas periféricas. Entre agosto y octubre de 2001
ginario urbano como el resultado de un proceso se realizaron entrevistas en profundidad, una en-
mediante el cual el hombre, a partir de lo vivido cuesta y grupos focales.
y conocido, de lo elaborado y no elaborado, “re- Para estudiar comparativamente los imagina-
crea” su propia imagen de su muy particular rios de ambos grupos, se abordaron tres dimen-
mundo de dominio, acude a su imaginación, ar- siones cronológicas profundamente interrelacio-
ticula lo vivido en nuevas combinaciones menta- nadas: las evocaciones (correspondientes al pasa-
les que se traducen en representaciones imagina- do), las representaciones actuales (presente) y las

79
idealizaciones (futuro). En cada una de esas di- como en una gran familia y en el seno de una
mensiones imaginarias se abordaron categorías (de sociedad solidaria. En suma, y como lo expresó
alguna manera transversales) que van mucho más uno de los entrevistados: “Tarija era una ciudad
allá de los aspectos físicos de la ciudad, para lle- donde el tiempo transcurría feliz”.
gar a rescatar los valores, las concepciones, las Idealizada de este modo, la memoria de los
formas de vida y el carácter y forma de ser de sus tarijeños parece haber borrado las carencias, de-
habitantes. Todo ello a partir de la ciudad. ficiencias y problemas que entonces acusaba la
Los datos imaginarios encontrados en la ex- ciudad (carencia de servicios básicos, deficiencia
ploración de esas dimensiones nos aportarían con de luz eléctrica, contaminación de las aguas y el
elementos importantes para reconstruir la ciudad aire, etc.). Eventualmente se habló de ellas, aun-
que tanto tarijeños como migrantes no sólo tie- que más con ribetes anecdóticos que con carác-
nen en mente, sino recorren, respiran, ven, usan ter de “problema”. En contraposición a esta si-
y viven, en tres dimensiones: la ciudad de antes tuación, se observó y verificó que afloran otros
(ubicada en el tiempo entre los años 1930 y 1970), elementos hasta en sus detalles mínimos. Entre-
la ciudad de la actualidad y la ciudad idealizada vistados y participantes de los grupos focales fue-
(en el futuro). ron capaces de pintar cuadros verdaderamente
Tomando en cuenta los conflictos socio-cul- completos de las fiestas sociales y populares, de
turales ya desatados (que proyectan un potencial las grandes casonas de entonces, del orden en que
muy grande) y las formas claramente diferencia- se ejecutaban las piezas musicales durante las re-
das de uso de la ciudad entre migrantes y tarije- tretas, del orden que se seguía en los bailes du-
ños, ambos grupos de diverso origen cultural, rante las fiestas, etc. En otras palabras, una in-
partimos de la hipótesis de que en un mismo es- tensa vida social que giraba en torno al único cen-
pacio físico de convivencia coexisten dos visio- tro histórico y simbólico, la plaza principal (Luis
nes de la ciudad, que en aspectos fundamentales de Fuentes y Vargas), espacio que cumplía las más
entran en contradicción. importantes funciones sociales, económicas y
políticas.
LA IDEALIZADA TARIJA DE ANTES En suma, encontramos en la mente de los ta-
rijeños un lugar diseñado para la interacción de
Fuertemente marcadas por la nostalgia, las evo- sus habitantes, los que vivían como en una gran
caciones de los tarijeños (de estratos acomoda- familia formando parte inherente del paisaje na-
dos y populares) pintan a su ciudad de antaño tural. Es la clara imagen de un pueblo que ha
como ideal: tranquila, segura, limpia, ordenada, transitado de lo rural a lo urbano, de las relacio-
de perfecta armonía entre el hombre que la habi- nes primarias a las secundarias, de la homogenei-
taba y la naturaleza que lo rodeaba, con un pai- dad a la heterogeneidad.
saje urbano en el que, plácidamente, se fundía el
verde de las huertas con las plateadas aguas del EL IMAGINARIO SOBRE TARIJA
río Guadalquivir, los rojos techos de tejas y los ANTES DE MIGRAR
blancos muros de las casas y donde las calles eran
espacios seguros de juegos infantiles y largas ter- Antes de migrar hacia Tarija, y sin conocer aún
tulias entre los vecinos. Según las evocaciones, en esta ciudad, cientos de bolivianos especialmente
la Tarija de antes el hombre vivía sin premuras, procedentes de las zonas andinas del país cons-

80
truyeron en su mente un imaginario de la capital expectativa de encontrar un gran mercado labo-
chapaca. La construcción de ese imaginario tuvo ral. Obviamente que las razones económicas siem-
como sustento los relatos y narraciones orales o pre tienen su peso a la hora de decidir el destino
escritas de familiares y amigos ya establecidos en del traslado, pero en este caso también han exis-
Tarija, la literatura, las fotografías, las informa- tido otras preponderantes.
ciones a través de medios de comunicación, etc.
Alimentado ese imaginario por sus propias LA CIUDAD ENCONTRADA
fantasías y reforzado por razones afectivas (el de-
seo de reunirse con familiares y amigos que ya La Tarija que los migrantes encontraron a su lle-
radicaban en la ciudad sureña) muchos visualiza- gada respondió, casi siempre, al imaginario que
ban a Tarija como un vergel de clima ideal, una pesó en su decisión de ir en busca de la tierra
ciudad rodeada de naturaleza generosa y abun- prometida. La Tarija encontrada era verde, llena
dantes frutos que caían de los árboles, donde la de flores y frutos, con un cantarino río que la
vida era barata y tranquila, con gente buena y bordeaba, una ciudad tranquila, bonita, una ciu-
hospitalaria. dad para caminar, con gente muy buena, según
las evocaciones que de esos primeros tiempos
Por el clima y más que todo por la seguridad, hacen los propios migrantes.
porque Tarija era una ciudad tranquila, no se Pero pasado un tiempo, la ciudad les mostró
veía paros, manifestaciones, nada absoluta- también la otra cara. Para los migrantes con di-
mente nada, era donde estudiaban tranquila- nero, relocalizados de las minas de COMIBOL,
mente los chicos3. esa otra cara empezó a ser visible cuando los tari-
jeños encontraron en la migración un buen ne-
Rubén Vargas, nacido en Potosí, hijo de pa- gocio: el loteamiento de tierras para venderlas a
dres campesinos, vivía en su tierra natal caracte- los migrantes cada vez a mayor precio.
rizada por un inclemente frío. Allí visitaba con Para los migrantes con menores o escasos re-
cualquier pretexto el vivero municipal porque era cursos, la ciudad prometida se fue convirtiendo
el lugar donde podía percibir las cuatro estacio- en una tierra hostil. Su lucha por un espacio en la
nes del año en la variedad de las flores. Tenía una ciudad los llevó a los asentamientos ilegales. Acu-
hermana en Tarija, la que a veces volvía a Potosí sados de usurpar las tierras de los tarijeños, re-
para visitarlo. “Por lo que mi hermana a veces nos chazados por un pueblo que empezaba a sentirse
contaba, me imaginaba así a Tarija, o sea me ima- invadido, la Tarija que finalmente habitarán está
ginaba con flores, así de verdad, que había agua en la erosión, en las zonas sin verde, sin agua. En
ahí, y que era un vivero” (entrevista en profundi- su imaginario Tarija y los tarijeños van adquirien-
dad). do otros matices.
Esta imagen se convirtió en un factor desen-
cadenante de la decisión de migrar y cobró ma- LA TARIJA DE HOY
yor importancia que las razones económicas,
puesto que la decisión de la mayoría de los mi- La apacible y tranquila Tarija está dejando de ser,
grantes de trasladarse a Tarija no obedeció a la para sus habitantes, la pequeña ciudad evocada

3 Pablo Ocampo, 60 años, nacido en Potosí, ex minero, radicado en Tarija desde 1985.

81
Mariano Fuentes Lira. Puka poncho con chalina

82
con nostalgia, pues comienza a ser concebida quizás la percepción generalizada —fundamen-
como una ciudad mediana en referencia a las más talmente en círculos tarijeños— de que cada día
importantes del país. Aunque encontramos una llega más y más gente a la ciudad.
importante diferencia en la forma de dimensio- Los migrantes llegarían a representar del 30
narla según cada grupo. A diferencia de los tari- al 50 por ciento del total de la población en Tari-
jeños, los migrantes consideran, en una mayor ja, según la percepción preponderante de ambos
proporción, que es una ciudad mediana, en vías grupos. Sin embargo, casi la mitad de los encues-
de convertirse en una grande. No obstante, am- tados del grupo migrante afirma que ellos ya cons-
bos grupos coinciden en que ha crecido demasia- tituyen una amplia mayoría en términos demo-
do pero todavía no es grande. gráficos, conformando entre el 50 y el 70 por
Es así que en el imaginario la ciudad de Tarija ciento de la población de la ciudad. Esta percep-
está perdiendo uno de sus rasgos característicos: ción podría tener implicaciones políticas impor-
ser percibida como pequeña. tantes en la correlación de fuerzas y en la con-
ducción de los órganos de gobierno e institucio-
Antes eran unos pocos barrios; ahora cuando nes municipales. Como señala Jacqueline Estra-
tengo oportunidad de salir por ahí y dar una da, “Los norteños hemos acaparado Tarija, noso-
vuelta me asombro de que en tan poco tiempo tros ahora somos más del 50 por ciento6”.
Tarija haya podido crecer tanto; creo que hay Un dato imaginario interesante: Tarija está
construcciones incluso en las partes erosiona- considerada mayoritaria y coincidentemente por
das, hay unos barrios que yo ni me imaginaba ambos grupos como una ciudad de comerciantes
que existían. Es impresionante la cantidad de y en menor medida de estudiantes y obreros.
gente que ha venido a vivir a Tarija. Es Es indudable que Tarija ha crecido a un rit-
realmente para asustarse... Yo todavía tengo en mo elevado, pero en el croquis mental general de
la cabeza que si llego a la calle Cochabamba la ciudad cada grupo visualiza una mancha urba-
se va a acabar Tarija y que más allá no hay na demarcada por límites distintos. Para los mi-
nada, nada... Pero cuando salgo un poco grantes la ciudad tiene límites que en algunos
hacia un lado y al otro es impresionante, hay casos van más allá de los hitos urbanos que, para
casas hasta en la punta del cerro4. los tarijeños, suelen marcar las fronteras de la
misma.
Coincidentemente, ambos grupos creen que En el croquis mental de los tarijeños se exclu-
la ciudad tiene una población de más de cien mil ye toda la zona periférica (de reciente creación)
habitantes, dato que se acerca a la realidad, pues en la que se asientan los migrantes, especialmen-
según el último Censo Nacional de Población y te de origen andino, emplazada de norte a este a
Vivienda, 2001, Tarija tiene ciento treinta y cin- partir de la Av. Circunvalación, vía que atraviesa
co mil habitantes. Una cuarta parte de los tarije- la ciudad para conectarse en sus dos extremos con
ños encuestados considera que se cuenta con más la Av. Las Américas (otra vía que atraviesa la ciu-
de ciento cincuenta mil habitantes5, reflejando dad) haciendo de primer anillo. La Av. Circun-

4 Carmen Verdún, tarijeña, entrevista en profundidad.


5 Las percepciones reflejadas en el texto fueron rescatadas antes del levantamiento de datos del último Censo del 2001
6 Potosina con más de 30 años de residencia en Tarija, entrevista en profundidad.

83
valación constituye claramente para los tarijeños Además de ser el más importante centro de
una especie de línea imaginaria que bordea la ciu- abasto, el Mercado Campesino es también para
dad marcando uno de sus límites. En cambio, los migrantes el principal lugar de comercio jun-
para los migrantes la ciudad se extiende mucho to a la zona del mercado La Loma, ambos asenta-
más allá de esta avenida y llega por el norte inclu- dos en espacios contiguos por lo que se articulan
sive a la localidad de Tomatitas (unos dos kiló- plenamente y conforman el eje Mercado Cam-
metros más allá). Por otra parte, para los migran- pesino-La Loma. Estos espacios constituyen el
tes es desconocida la extensa zona de San Luis, principal escenario para la intensa actividad co-
hacia el sur y en el otro extremo de la ciudad, al mercial de los migrantes, observándose claramen-
igual que otras zonas que no se enmarcan en las te otras formas de organización y usos del espa-
tendencias de expansión de los migrantes. cio público y privado.
Pese a estas divergencias importantes, encon- Los tarijeños, en cambio, identifican a Tien-
tramos plenas coincidencias respecto a los lími- das en el Centro y al Mercado Negro como los
tes en función de las otras coordenadas. Se evi- principales lugares de comercio. Ambos lugares
dencia con claridad profundo desconocimiento se asientan en el centro histórico y se articulan
de zonas importantes del área urbana, perfilán- plenamente.
dose, paralelamente, algunos trazos del marco Así, en el imaginario se han conformado dos
espacial de referencia de cada grupo que dibujan centros de comercio claramente diferenciados: el
las líneas de un territorio que, en el caso de los centro histórico y el eje del Mercado Campesi-
tarijeños, pareciera no reconocer la presencia de no-La Loma. Ambos centros de comercio son los
los migrantes. sitios en los que se genera mayor movimiento
durante el día en la ciudad, según la percepción
ESCENARIOS URBANOS de los sujetos de estudio. Se advierte claramente
que el centro histórico continúa siendo conside-
En coherencia con los marcos espaciales de refe- rado como el escenario de mayor actividad, aun-
rencia de cada grupo se posicionan en el imagi- que para los migrantes el eje del Mercado Cam-
nario dos centros urbanos que desplazan al casco pesino-La Loma tiene una relevancia similar.
viejo (en torno a la plaza principal) como único De la misma manera, en la imagen mental de
centro simbólico en la historia de la ciudad. En la ciudad los dos centros comerciales constituyen
la práctica, se constata que la Plaza Principal ha contundentemente los puntos más transitados de
dejado de ser el lugar de reunión de todos los la ciudad: el Mercado Campesino es, para los
estratos sociales, función cumplida hasta hace migrantes, el punto más transitado, en tanto que
unos ocho años. para los tarijeños es el Palacio de Justicia (sitio
Tanto para tarijeños como para migrantes el fundamental del centro histórico).
Mercado Campesino (situado en un extremo, Pero Tarija está dejando de ser una ciudad para
colindante con la zona periférica) es, indiscuti- caminar (perdiendo otro de los rasgos de la ciu-
blemente, el principal centro de abasto de la ciu- dad evocada) según la óptica tanto de tarijeños
dad, desplazando en el imaginario al Mercado como de migrantes, que afirman coincidentemen-
Central, ubicado en el centro histórico y lugar te que la principal forma de movilización se da a
tradicionalmente más importante para esas acti- través del micro o del sistema público de trans-
vidades. porte; aunque todavía para una gran proporción

84
de tarijeños el caminar sigue siendo el medio más eje comercial la Loma-Mercado Campesino, ubi-
importante para recorrer las calles de la ciudad. cada en las calles adyacentes al Mercado Central,
En los recorridos cotidianos inscritos en el que conecta físicamente a ambos mercados, en-
mapa mental de la ciudad —explorados en gru- tendidos por los migrantes como grandes cen-
pos focales— se encuentran claramente diferen- tros comerciales.
ciadas dos tendencias inversas, en función del Así, los migrantes conciben al Mercado Cen-
grupo socio-cultural de origen. Los tarijeños re- tral como centro secundario o complementario
corren diariamente las principales calles del cen- del centro mayor, pero no como lugar de abasto,
tro histórico de la ciudad sin salir de la esfera de sino como lugar de comercio, actividad general-
influencia del casco viejo y utilizando plazas y mente informal que desarrollan intensamente
templos como referentes básicos de orientación. como vendedores de alimentos en sus calles ad-
En sus recorridos no existen vías de vinculación yacentes (Sucre, Bolívar y Domingo Paz) sin in-
hacia los barrios periféricos, lo que muestra cla- gresar al propio mercado.
ramente que para los tarijeños estos barrios real- Vemos, de esa manera, cómo en el imagina-
mente son desconocidos y marginales. rio de cada grupo se ha construido un centro asen-
En el imaginario migrante, al igual que en el tado dentro del marco espacial de referencia.
caso de los tarijeños, las plazas son los referentes Pero cada centro no es, para los habitantes
de orientación más importantes, pero también lo de la ciudad, el escenario más efectivo para ex-
son, y en gran medida, los mercados. Sin embar- presar reclamos y propuestas destinadas a mejo-
go, en sus recorridos diarios los migrantes no in- rar la situación de la ciudad o del barrio. En el
gresan al centro histórico; solamente lo hacen por imaginario, esos centros no cumplen una fun-
el área de tránsito que conecta muchos barrios ción política. Los mejores escenarios para canali-
marginales con el mercado central y con el Mer- zar demandas y dirigirse ante los que gobiernan
cado Campesino, que coincide con las rutas del la ciudad, además de presionar para mejorar la
transporte público. Esto no significa que los mi- situación, son los medios de comunicación. Igual
grantes no vengan al centro histórico, sino que de importantes como mecanismos de participa-
en su imaginario sus rutas prioritarias no pasan ción social son, para los migrantes, las sedes de
por ese centro. La visita a ese sitio es una activi- los barrios que, en la práctica, han asumido un
dad extraordinaria, casi turística podríamos de- rol político fundamental como instrumentos para
cir. lograr la consecución de demandas vecinales de
A pesar de lo que acabamos de afirmar, un sec- barrios periféricos
tor del centro histórico, fundamental para los En el caso de los tarijeños se observa que los
migrantes, se ubica en torno al Mercado Central barrios y sus dirigencias tienen un sentido festivo
que, además de abarcar el área de comercio de la y no político, pues sirven principalmente para la
Av. Domingo Paz, se conecta con el área del Mer- organización de fiestas y eventos en ciertas fechas
cado Campesino y otros lugares, haciendo de nudo. del año que permiten reunir a los vecinos. En el
Este sitio es más importante para los migrantes imaginario se ha perdido, sin embargo, la noción
que para los tarijeños como lugar de mayor movi- del barrio como célula de interacción social, en
miento y de mayor tránsito en la ciudad. la que a partir de fuertes lazos de solidaridad y
De esa manera, se perfila una zona interme- amistad todos los vecinos interactuaban cotidia-
dia, de interacción entre el centro histórico y el namente.

85
Estas constataciones implican que la plaza el tarijeño y en la actualidad un lugar concurrido
principal, escenario central de manifestaciones masivamente sólo por migrantes. En el imagina-
políticas y reivindicaciones de la sociedad en el rio de éstos, los parques, y en especial el Parque de
pasado, ha perdido ese rol ante los ojos de los las Flores, son los principales sitios de paseo, los
habitantes de la ciudad. cuales, junto a la zona de Tomatitas, están articu-
Por otra parte, se observa claramente que el lados físicamente al eje comercial Mercado Cam-
complejo García Agreda es para ambos grupos el pesino-La Loma. Resalta el hecho de que ambos
lugar de la ciudad en el que la gente practica más grupos no compartan lugares de paseo y que los
deporte; en realidad es el único en Tarija que tarijeños abandonen los balnearios tradicionales y
reúne ciertas condiciones favorables para el desa- busquen otros más alejados, como huyendo de la
rrollo masivo de este tipo de actividades. A pesar presencia de los migrantes y de la contaminación.
de ello, una gran proporción de migrantes no cree
que sea el centro más importante pues identifica, VISIONES DEL DESARROLLO
en contraposición, al centro deportivo del barrio.
Los sitios deportivos son además de espacios En la Tarija de antes, evocada con mucha nostal-
centrales para este tipo de práctica, los mejores gia y casi como un paraíso —gracias a la genero-
lugares de diversión en la ciudad, junto a áreas sidad del ambiente— pervivía con mucha fuerza
ubicadas en la campiña, según la percepción del una noción de calidad de vida basada en la inten-
grupo migrante. En cambio, para los tarijeños, sa interacción social en un entorno natural y en
las casas particulares cumplen ese rol junto a dis- un concepto distinto de desarrollo, más espiri-
cotecas y karaokes. tual y humano, que en muchos casos era indife-
En el caso migrante, el barrio se va consoli- rente a los avances de la civilización occidental.
dando como célula de intermediación política y
de interacción social, funciones que se han ido Y la llegada con demasiada prisa del progreso
perdiendo en el imaginario del tarijeño, conse- a la que no estaban acostumbrados los
cuentes con la organización impersonal de una habitantes del valle hizo que de manera muy
sociedad capitalista. rápida —casi sin darse cuenta— la ciudad
No existe un lugar de paseo compartido en el crezca y empiece a cambiar, por lo que “hay
imaginario de migrantes y tarijeños, pues según los progreso pero no sé si hay felicidad”7.
últimos los mejores lugares para pasear en Tarija se
encuentran en los alrededores de la ciudad, los cua- Si bien en la práctica se observa que la Tarija
les, desde su perspectiva, están fuertemente vincu- moderna de fines del anterior milenio y de prin-
lados a la campiña y al río, fuera del radio urbano: cipios del actual ha mejorado mucho en la pres-
Tolomosa, Tomatas Grande y otros lugares más ale- tación de servicios y superado los indicadores de
jados aún, situados en área plenamente rural. desarrollo, posicionándose (a nivel departamen-
Para el migrante, en cambio, la concepción de tal) según el último “Informe de Desarrollo
alrededores abarca lugares más cercanos a la ciu- Humano en Bolivia”, como una de las regiones
dad como Tomatitas; años atrás un gran paseo para de más alto desarrollo humano, existen dos vi-

7 Carlos Torri, tarijeño, entrevista en profundidad. A propósito, el tarijeño Guillermo Bluske escribió un libro muy difundido que
se llamó El subdesarrollo es felicidad, en el que destacan las virtudes de vivir en Tarija, al margen del frenético ritmo y presión de
lo que se conoce como modernidad.

86
siones marcadas y contradictorias entre sí en tor- ...es gente que no disfruta, que avasalla...
no al progreso de la ciudad. molesta su forma de vivir, de hablar... no es
Los tarijeños piensan que el gran crecimiento que esté mal, pero es otra cultura11.
de la ciudad registrado en los últimos años, a partir
de las fuertes corrientes migratorias de bolivia- Los migrantes, por su parte, coinciden en
nos de la zona andina, está produciendo cambios que la ciudad está sumida —en los últimos
que la transforman radicalmente, destruyendo su años— en un proceso de transformación gene-
esencia de Tarija linda, tranquila, limpia y vincu- rado a partir de las constantes olas migratorias.
lada con la naturaleza, lo cual significaría, de al- Sin embargo, consideran que, a pesar de que se
guna manera, un retroceso en su desarrollo. Se han perdido algunos rasgos, los cambios han sig-
atribuye a los migrantes la culpa de una diversi- nificado de alguna manera el avance y el desa-
dad de males que aquejan a la ciudad: caos y rrollo de una ciudad que si bien era bonita y
desorden, mayor pobreza y delincuencia, sucie- tranquila también era atrasada. Aseguran, con-
dad y ruptura con el panorama arquitectónico tundentemente, que ellos han traído el desarro-
tradicional y especialmente avasallamiento cul- llo a la ciudad.
tural; es como si, según la percepción de los tari- En la percepción del sector migrante se pre-
jeños, la llegada de los migrantes hubiese puesto sentan indicadores que sustentan esa visión y que
un freno al desarrollo de la ciudad. se expresan en el crecimiento de la ciudad, en el
incremento de barrios, en la creación de calles y
Lamentablemente ni siquiera mano de obra servicios básicos en los mismos y en la dinámica
barata aportan. Están atropellando....Están económica mayor que produce el comercio in-
afeando la ciudad, la han llenado de mugre8. formal y la mano de obra del migrante; así como
la activación de un fluido sistema de transporte
El desorden público, la contaminación visual y urbano que conecta a aquellos barrios alejados
la suciedad, la mugre es obra de los norteños; con el centro de la ciudad. Todos esos cambios,
razón por la que existe temor de que los kollas producidos a partir de la presencia de los migran-
se adueñen de los espacios verdes que se tes, han permitido, desde su percepción, mejorar
pretendan construir en el futuro...9 la ciudad.

Los migrantes no pagan impuestos, contra- Tarija era chiquitita, con la migración ha
bandean y más bien sabotean el progreso de crecido. Nosotros hemos mejorado las calles, ha
los empresarios tarijeños y de la ciudad, la avanzado la ciudad, hemos creado nuevos
ciudad va creciendo pero no tiene la capaci- barrios y los estamos mejorando poco a poco. Los
dad para acogerlos, por eso se va empobrecien- barrios eran erosionados, con quebradas y ahora
do cada vez mas”10. están mejorando gracias a la gente del norte...12

8 Ramiro Ruiz, tarijeño, entrevista en profundidad.


9 Oscar Villena, tarijeño, 39 años, entrevista en profundidad
10 Mauricio Chávez, tarijeño, 28 años, grupo focal.
11 Cecilia Vargas, 37 años, grupo focal.
12 Juan Carlos Quispe, potosino con 10 años de residencia en Tarija.

87
Antes en Tarija no habían calles, era como un los servicios ha bajado. Los migrantes, que pro-
área rural, había mucha erosión, churquiales, vienen de zonas inhóspitas totalmente desaten-
no había mucho que hacer, todo era silencio y didas, tienen expectativas distintas; esperan me-
calma...13 nos que los tarijeños porque tienen menos. Por
ejemplo, el hecho de contar con agua potable —
...es mucho más fácil, ahora nosotros hemos algo superado en el centro de la ciudad— es un
sido los protagonistas del desarrollo de Tarija. gran logro para los migrantes.
Hacemos trabajos que los tarijeños no hacían De la misma manera, existe una distinta va-
ni harían nunca; somos buenos con las loración respecto a los problemas medulares de
manos14. la ciudad:

Los testimonios recogidos en el trabajo de Para el tarijeño la pérdida de tranquilidad,


campo permiten vislumbrar que entre ambos gru- de los lazos con la naturaleza, el caos,
pos existe una diferencia neurálgica respecto al desorden, suciedad, ruptura con los estilos
concepto de bienestar y de desarrollo, pero espe- arquitectónicos y avasallamiento cultural
cialmente en torno al rol de los migrantes en el son los problemas centrales. Es la pérdida
desarrollo. Esta divergencia fundamental posible- de los rasgos de la ciudad añorada en las
mente surge debido a que el imaginario asienta evocaciones, en virtud de lo cual los
sus bases en la realidad que circunda al indivi- tarijeños cada vez se sienten menos a gusto
duo; en ese sentido es comprensible que ambos con su ciudad.
grupos tengan un imaginario diferenciado, pues Para el migrante, la pérdida de tranquilidad,
habitan, recorren, respiran y viven la ciudad des- vinculada a la delincuencia, aparece
de espacios diferentes. Esta disparidad de visio- también como un problema central, junto a
nes trasciende a elementos y detalles que van desde la falta de servicios y recursos para los
la convivencia diaria entre vecinos, hasta las pro- barrios, además de la pobreza y el creciente
yecciones de la ciudad deseada o temida, como regionalismo.
se verá posteriormente.
En coherencia con su visión en torno al desa- Es absolutamente interesante destacar que la
rrollo, los migrantes califican con un puntaje más falta de empleo no aparezca dentro de los facto-
alto a la prestación de servicios básicos, en salud res negativos mencionados, cuando en el país es
y limpieza, a pesar de que en los barrios periféri- uno de los principales problemas.
cos existe una marcada deficiencia en este sector. Por otra parte, la noción del tiempo manejada
Una de las explicaciones de la divergencia pasa por los tarijeños cuando evocan la ciudad de antes
por una cuestión imaginaria: para los tarijeños, gira en torno a la percepción de que “el tiempo
que en los barrios centrales gozan de todos los alcanza para todo”, rasgo importante que permitía
servicios, la ciudad está siendo invadida por mi- una mayor interacción entre los habitantes y entre
grantes que vienen a quitar esos servicios, por lo éstos y los espacios urbanos, en coherencia con el
que, según la lógica de esa posición, la calidad de estilo de vida y la fisonomía de la ciudad.

13 Gloria Pérez, potosina, con 28 de años de residencia en Tarija.


14 Pedro Vera, 48 años, orureño con 15 años de residencia en Tarija, grupo focal.

88
Al parecer el tiempo todavía alcanza en Tarija, pasa con la Fiesta de Santa Anita. A este paso,
pues mayoritariamente ambos grupos manifiestan en lugar de celebrar a la abuela del Niño
que viven en una ciudad en la que el tiempo les Dios, dentro de poco nosotros vamos a estar
permite realizar sus actividades diarias de manera haciendo sahumerios al eckeko15.
tranquila, aunque se observa un alto porcentaje de
migrantes que considera que les falta tiempo. En cuanto a sus costumbres y tradiciones han
venido, quien sabe, a suplantar valores en las
IDENTIDAD costumbres de los tarijeños...Por ejemplo, el
problema del carnaval; nosotros no nos
¿AVASALLADOS? convencemos de que entre un grupo a bailar
saya al corso del carnaval, protestamos ante gil
Casi todos los tarijeños entrevistados o partici- y mil: estos kollas que vienen, que quieren
pantes de los grupos focales coincidieron en sen- implantar su cultura aquí...16
timientos y apreciaciones acerca de que existe un
avasallamiento de la cultura tarijeña por parte de ¿AVASALLAMOS?
la cultura del migrante andino.
Frente a los sentimientos de avasallamiento cul-
La ciudad está poblada por nuevos habitantes tural manifestados por los tarijeños, los migran-
del norte que han cambiado las costumbres y tes tienen diversas posiciones. Para unos, como
han introducido a la fuerza otras. Traen su Jacqueline Estrada que vive en Tarija desde hace
manera de vivir y de ganarse la vida ...Las 21 años, ese avasallamiento no es real:
alteraciones son provocadas por los norteños,
los ciudadanos también tienen la culpa porque Las culturas se van a unir. Los migrantes
somos pasivos y permitimos que continúe el tenemos hijos tarijeños, tenemos gente que
avasallamiento a las costumbres. Vienen ellos hemos vivido hace añadas en Tarija, que ya
pero no vienen solos, viene todo el paquete nos creemos tarijeños, que ya no llevamos
completo: su mugre, su música, su ropa, su tanto la cultura del Norte, inculcamos a
modus vivendi.. nuestros hijos poco ya de la cultura del Norte y
más la cultura de Tarija. Ustedes tienen la
Sí (me molesta) porque quieren imponer sus fiesta de San Roque, el Carnaval, La Pascua;
costumbres. Me molesta porque no reconocen ahí los llevamos a nuestros hijos, les hacemos
nuestra identidad, Nosotros somos otra raza, ver, les decimos qué tan lindo es eso y ellos ya
nuestra raza es totalmente diferente, no somos están viendo que esa es la cultura que van
quechuas ni aimaras ni cambas. Nosotros llevando para más allá; ya no va a ser tanto la
tenemos otra forma de ser y hasta nuestra cultura del Norte.
manera de hablar es distinta...Yo siento que
estamos llegando al colmo de la paciencia. Ya Con ella coincide don Pablo Ocampo, mi-
no respetan ni nuestras fiestas. Mira lo que grante potosino que radica en Tarija desde 1987:

15 Luis Villena, tarijeño, entrevista en profundidad.


16 Carmen Verdún, tarijeña, entrevista en profundidad.

89
Mariano Fuentes Lira. Rostro 1

90
Nos hemos adecuado a la cultura de Tarija, a trabajo, supuesta causa generatriz del rechazo
las costumbres de Tarija; mas bien nuestras cos- hacia el migrante en muchos países.
tumbres de allá, rara vez festejamos. Festejamos
el 10 de Noviembre, día de Potosí, pero ya no AUTOPERCEPCIÓN Y PERCEPCIÓN
en la dimensión de allá DEL OTRO

Opiniones contrarias dieron migrantes, tam- Tarijeños y migrantes convergen en el imagina-


bién antiguos, que participaron en grupos foca- rio que define al habitante oriundo de Tarija como
les. Para ellos, la cultura del migrante está influen- un ser apegado a la naturaleza, con sentido del
ciando a los tarijeños que terminarán perdiendo humor, muy sociable, tranquilo, comunicativo y
sus tradiciones abierto, que privilegia los afectos sobre lo mate-
rial, así como la estética y la naturaleza:
En el futuro el regionalismo va a ser aún
menos porque van a ser muchos más los Son gente que comparte, nos invita a
migrantes. La gente ya se va a acostumbrar y participar, son fiesteros y de buen humor, les
van a perder sus tradiciones gusta hacer bromas, claro que a veces medias
pesaditas...17
La propia gente chapaca no conoce su cultura
y nos echan la culpa a nosotros de que se Somos buenos, comprensibles y somos flojos...18
pierda
Los migrantes perciben además otro tipo de
Ahora los rasgos de la identidad de los tarije- rasgos negativos en los tarijeños como el regiona-
ños han cambiado o desaparecido, por ejemplo lismo, la poca capacidad trabajo, de organización,
su tono de hablar... Tal vez el hecho de que los la carencia de espíritu de lucha y sacrificio para
habitantes comunes y corrientes de la ciudad ha- conseguir sus objetivos.
yan aceptado o dejado de renegar como antes
contra los kollas hace que las autoridades estén La gente de Tarija es dejada, floja, lo único
alertas y traten de dar un sacudón, tratando de que les importa es verse bien, vestirse, ir a las
forzar una reacción de regionalismo para recupe- fiestas, hasta de sus hijos se olvidan, no hacen
rar la identidad las cosas con mirada al futuro. Los norteños
Lo cierto parece ser que los tarijeños, en su somos trabajadores, no nos da vergüenza y
generalidad, sienten que su identidad “se está trabajamos de lo que sea...19
perdiendo”, y, los migrantes, por su parte, perci-
ben la misma situación respecto a la identidad Existe similitud en el imaginario respecto al
tarijeña. migrante caracterizado, por ambos grupos, como
Pero llama la atención que no exista la per- activos, trabajadores, sacrificados, violentos, or-
cepción de que los migrantes han venido a quitar ganizados y ahorrativos.

17 Janeth Mamani, 32 años, potosina, grupos focales.


18 Ramona Soruco, tarijeña, 50 años, entrevista en profundidad.
19 Gloria Pérez, 28 años de residencia, potosina,47 años de edad. Grupo focal.

91
Los norteños somos trabajadores y no nos da aprovechar el tiempo es disfrutar de la compañía
vergüenza, trabajamos de lo que sea... somos de amigos y de la naturaleza (disfrutar el presen-
más revolucionarios, no somos conformistas, te), mientras que los migrantes consideran que el
queremos tener siempre un poco más20. aprovechamiento del tiempo consiste en inver-
tirlo en el trabajo porque ello representa una se-
Ellos son corajudos, más abiertos y entradores, guridad para el futuro (planificar el futuro).
sus barrios son bien organizados... trabajan de El imaginario sobre la identidad de ambos se
lo que sea21. expresa en la manera en que cada uno de ellos se
define, al mismo tiempo que establece la diferen-
A estas percepciones los tarijeños le añaden cia con «el otro» con el que comparte su ciudad.
otro tipo de características negativas respecto a
su forma de ser y de vivir que privilegia el trabajo Nosotros somos extrovertidos y ellos son
y lo material por encima de los afectos; así como introvertidos, ellos necesitan del alcohol y la
su sentido estético y su inexistente relación con fiesta para intentar ser felices, sólo intentar; el
la naturaleza: tarijeño no, él trata de ser feliz cada día y
puede ser feliz comiendo, charlando, nadando,
Los kollas son ahorrativos, invierten en paseando por la plaza; el tarijeño así sea
comercio, pero viven mal22. pobre, cuando se emborracha se alegra, canta,
bromea; el kolla se emborracha para llorar24.
No les gusta el verde, es gente deshonesta,
traicionera y acomplejada... aunque tengan Somos trabajadores, no importa la paga o el
plata se compran flores de plástico23. tipo de trabajo, siempre estamos dispuestos a
hacer lo que sea por trabajar. Somos entrado-
El trabajo de campo permite revelar que las res y más decididos ...25
tipificaciones si bien coinciden en términos ge-
nerales, las valoraciones sobre ellas son absoluta- La imagen generalmente estereotipada que
mente diferentes porque responden a dos cosmo- muestra al pueblo tarijeño como “flojo” se puede
visiones distintas. De esta forma encontramos que explicar de la siguiente manera, según las pala-
los rasgos más valorados por unos, curiosamente, bras de Jorge Ruiz Paz26 en su libro Los chapacos:
son los más rechazados por los otros.
Probablemente la utilización del tiempo sea La flojera congénita que les endilgan por su
el elemento fundamental que establece la dife- modo cantado de hablar, no es mas que una
rencia entre ambos, pues el tarijeño concibe que manera de vivir acorde con el juicio de la

20 Guillermo Quispe, 29 años, paceño, 11 años de residencia en Tarija. Grupo focal.


21 Litza Tambo, 19 años, tarijeña. Grupo focal.
22 Inga Olmos, 25 años, tarijeña. Grupo focal.
23 Ramiro Ruiz, 65 años, tarijeño. Entrevista en profundidad.
24 Ramiro Ruiz Avila, tarijeño, 65 años. Entrevista en profundidad.
25 Jertrudis Inda, 44 años de edad, tupizeña, con 30 años de residencia.
26 Ruiz Paz, Jorge. Los Chapacos, Tarija: Editorial Luis de Fuentes, 2001.

92
razón puesto que saben que el descanso y la concebir el futuro sin el pasado, sin la memo-
costumbre de meditar otorgan al individuo la ria; a diferencia de la cultura tarijeña que pro-
distinción de maneras y de agudeza mental en viene de su relación con los españoles quienes
el decir, que raramente se alcanzan en las concebían el presente y el futuro de una forma
civilizaciones avanzadas. Que hablen los distinta.
ejemplos: Los griegos de la época dorada,
creadores de los juegos olímpicos, no conocían LA IDEALIZACIÓN:
mas ejercicios que los gimnásticos, ni más UN RETORNO AL PASADO
juegos que los de la inteligencia; y sin embargo
¡Cuánta sabiduría transmitieron al mundo Los tarijeños de distintas edades y clases sociales
entero! Esos mismos filósofos cantaban así a la parecen unificar sus imaginarios a la hora de pro-
pereza: «Oh! Melibeo, esta ociosidad nos la ha yectar una ciudad ideal que, como es natural, está
dado Dios. fuertemente arraigada a la memoria y a los re-
...Jesús dijo: ¡Mirad las aves del cielo; no cuerdos que permanecen sobre la Tarija de anta-
siembran ni siegan, ni recogen en graneros; y ño en la que primaban los lazos de amistad, con-
sin embargo el Padre Celestial las alimenta ... fraternidad y de familiaridad entre sus habitan-
Y como conocen por las Escrituras que Dios, tes.
después de seis días de intenso trabajo decidió En sus proyecciones, los tarijeños desean una
descansar por toda la eternidad, no les parece Tarija que dé la sensación de estar en una ciudad
muy difícil ser fieles al mensaje divino, esencia pequeña pero que crezca conservando el estilo
de su religiosidad (págs. 8,9,10). tradicional de las edificaciones antiguas y de las
casas (estilo “chapaco” de una sola planta), con
Para el migrante, en cambio, el trabajo se calles con suficiente espacio para caminar, con
posiciona como un valor rector y organizador de muy pocos edificios modernos. Que sea una ciu-
la vida, las relaciones sociales, las percepciones y dad tranquila apacible y agradable para vivir, en
el uso de espacios urbanos. Además de ser un la que predomine la naturaleza, el verde y el año-
mecanismo central para lograr dignidad. rado río Guadalquivir (seco y contaminado en la
Probablemente estas distinciones encuentren actualidad). Los habitantes proyectan en sus men-
sus fundamentos en el entorno y en la cultura , tes una ciudad que esté diseñada para la creación
pues los andinos provienen de lugares en los que de áreas verdes, plazas y parques; pues existe una
las condiciones de vida son adversas, con una tie- relación indisoluble de los árboles y las huertas
rra hostil que les obliga a trabajar arduamente en la vida cotidiana del tarijeño.
para conseguir de ella algunos beneficios. Mien-
tras que en el valle la vida no exige tanto trabajo Me gustaría que Tarija vuelva a su estilo, a la
debido a la fertilidad de la tierra que brinda sus ciudad tipo pueblo con casas suntuosas pero
frutos sin mayores esfuerzos. con determinadas características: las puertas
Por otro lado, como ya se indicó, la utiliza- más anchas, las construcciones de adobe, caña-
ción del tiempo varía en función de las cosmo- huequitas, todas esas cosas que duran buen
visiones, pues en el mundo andino no se puede tiempo si se las saben usar27.

27 Carmen Verdún, 37 años, tarijeña. Entrevista en profundidad.

93
Que la ciudad se construya a partir de su ¿CUÁL DEBERÍA SER SU VOCACIÓN?
identidad; mantener un nexo con lo rural, que
no se coma a los pueblos rurales28 Para ambos sectores, la ciudad debería adoptar
una vocación industrial, turística y estudiantil ya
Por su parte, el sector migrante concibe una que Tarija, debido a su clima y a su naturaleza,
imagen muy semejante a la ciudad anhelada por presenta potencial para dichas actividades. Pare-
el tarijeño, pues en su proyección la ciudad ten- cería haber una contradicción en cuanto a las di-
dría dimensiones pequeñas, privilegiaría el verde mensiones de la ciudad y su vocación, pues por
y el río, pero en función de una ciudad atractiva un lado se desea que Tarija mantenga la calidad
para el turismo y no porque precisamente ello de vida propia de una ciudad pequeña, con sufi-
forme parte de su entorno histórico y cultural. ciente tiempo y tranquilidad en el ritmo de vida,
En cuanto a la arquitectura y a las construccio- pero por otro lado se escogen actividades que
nes hay una clara preferencia por el estilo tradi- implican crecimiento, mayor cantidad de habi-
cional de las casas del centro, para que éste no tantes y por ende alteración de su ritmo de vida
pierda sus características y no se asemeje a otras (ciudad turística, ciudad estudiantil, industrial).
ciudades del interior. Esta aparente contradicción revela —a pesar de
la añoranza por la Tarija de antes— la influencia
Que la ciudad se mantenga y el centro no del concepto de modernidad vinculado a un de-
cambie, que no se convierta como La Paz o seo de integración nacional e internacional.
Santa Cruz con puro edificios. Que se
construyan muchas plazas y parques porque Que Tarija sea la puerta de Bolivia al mundo
son lugares para compartir29. para mostrar las diferentes culturas que hay en
el país, pero eso sí resaltando la tarijeña,
Sin embargo, el sector de los jóvenes migran- claro...31
tes proyecta una Tarija moderna con edificios, ya
que su construcción implica la creación de nue- Tarija debería dedicarse a la industria, Tarija
vas fuentes de trabajo y también dotarle a la ciu- tiene de todo, cultivo de frutas, vegetales y
dad de un aspecto moderno. animales32.

En la construcción y mantenimiento de los A la hora de imaginar la ciudad del futuro sin


edificios se necesita trabajo de obreros y de duda resulta casi un acto reflejo asociar el futuro
gente pobre30. a las regalías provenientes de la explotación de
hidrocarburos, aunque esos recursos estén desti-
nados para el desarrollo regional y no urbano.
Esta coyuntura especial que vive el departamen-

28 Miguel Castro, 36 años tarijeño. Grupo focal.


29 Jackeline Estrada, 31 años, potosina, 21 años de residencia. Entrevista en profundidad.
30 Teodosia León, 17 años, chuquisaqueña con 4 años de residencia. Grupo focal.
31 Mauricio Chávez, 28 años, tarijeño. Grupo focal.
32 Paolo Abastoflor, 20 años, cochabambino, con un año de residencia. Grupo focal.

94
to alimenta el imaginario de sus habitantes de LA CIUDAD TEMIDA
manera diversa.
Por ejemplo, el sector migrante considera que Al imaginar y proyectar una ciudad es natural an-
el ansiado dinero de las regalías debería ser utili- teponer las cualidades y los rasgos positivos por
zado en el mejoramiento de los barrios, pues allí encima de los negativos, pero ello no significa que
se encuentran las células de la ciudad y se con- el imaginario no se proyecte en función de aquello
centra la mayor parte de la población, guste o no que “no queremos”, que tememos y que no qui-
a sus habitantes originarios. siéramos que llegue a suceder. De esta manera, al
explorar el imaginario de aquella ciudad en la que
Con barrios bien organizados y con gente bien no se desea vivir, en la que se teme caminar y con
organizada puede marchar el desarrollo de la quien se teme convivir, nuevamente encontramos
ciudad 33. diferencias sustanciales entre ambos sectores.
Uno de los principales temores que manifies-
Este testimonio corrobora la percepción que tan los tarijeños respecto a la ciudad del futuro es
tiene dicho sector sobre rol protagónico que han la disolución de la identidad y la cultura tarijeña
adquirido durante el crecimiento de la ciudad en en medio del gran número de gente del norte
los últimos años. Por otro lado, también refleja el que ya vive en la ciudad y que seguirá llegando a
deseo de integrarse plenamente a esta ciudad y partir de las expectativas desatadas en el resto del
formar parte de su desarrollo. país por el potencial gasífero. La pérdida de iden-
Por su parte, los tarijeños consideran que el tidad traería —como una consecuencia lógica—
dinero debería ser invertido en la creación de ac- la pérdida de las costumbres, tradiciones, seguri-
cesos de entrada a la ciudad, la construcción de dad, tranquilidad y de la personalidad de la ciu-
universidades y la conservación de su medio am- dad desde el punto de vista arquitectónico y de
biente y recursos naturales. sus áreas verdes.
En ese sentido, a la pregunta de que si que-
Que hayan más universidades para que los rían una Tarija con migrantes, la mayor parte res-
jóvenes podamos tener más opciones y podamos pondió que no, algunos más enfáticamente que
elegir nuestros horarios para así poder trabajar otros pero la negativa fue general..
y estudiar34.
No, porque eso es despersonalizar mi ciudad.
Es importante tener buenos caminos de acceso Migrantes kollas, no. Los migrantes judíos,
a la ciudad para así estar bien comunicados y alemanes, italianos y árabes que han venido a
poder transmitir nuestra cultura35. nuestra ciudad se han tarijeñizado, han
aportado a la industria, al desarrollo de
Tarija, pero no han tratado de imponer su
cultura como lo intentan los kollas36.

33 Nayda Fernández, 28 años, potosina. Grupo focal.


34 Litza Tambo, 19 años tarijeña. Grupo focal.
35 Pablo Castellanos, 28 años, tarijeño. Grupo focal.
36 Ramiro Ruiz, 65 años, tarijeño. Entrevista en profundidad.

95
Estos temores de alguna manera corroboran en el país, pero no así a problemas específicos de
el imaginario que existe sobre la Tarija actual, pues la ciudad, a excepción del deterioro de su medio
se vislumbra una sensación de vulnerabilidad por ambiente y su tranquilidad.
el temor de la pérdida de identidad que explican
los comportamientos regionalistas. CONCLUSIONES
Los migrantes, por su parte, no expresan un
temor al incremento del regionalismo, por el con- El conjunto de percepciones en torno a la Tarija
trario, consideran que en el futuro éste va a des- de hoy (representaciones actuales) muestra níti-
aparecer junto a muchos de los rasgos culturales damente que en el imaginario se van erigiendo
tarijeños; pues están seguros que en la actualidad dos centros diferenciados: el centro histórico y el
ya son casi la mayoría de la población y que cada eje del Mercado Campesino-La Loma.
vez tiende a aumentar. Así, el centro histórico aglutina a la pobla-
ción de barrios tradicionales y a un conjunto de
En el futuro el regionalismo irá desaparecien- otros barrios, en tanto que el eje del Mercado
do porque cada vez somos más migrantes y los Campesino-La Loma a los barrios periféricos,
chapacos se adecuan más a la cultura del básicamente habitados por migrantes, y ellos se
norte. Los chapacos no saben conservar su constituyen en sendos territorios para cada uno
cultura y con el tiempo ya no va a haber de los grupos.
chapacos, la gente se acostumbrará a vernos y Entonces, queda claro que cada centro tiene
aprenderán nuestras tradiciones37. su área de influencia, se asienta en zonas topo-
gráficas distintas (plana y erosionada) y con un
Para el sector migrante, las preocupaciones y entorno natural diferenciado. Cada área de in-
los temores son muy diferentes: la agudización fluencia incluye los espacios necesarios para el
de la crisis que desencadenará el desempleo, el desarrollo de la vida de sus habitantes: el centro
incremento de la delincuencia y la inseguridad cuenta con espacios de interacción, de diversión,
ciudadana. De la misma manera existe una de actividad económica, religiosa y cultural cla-
preocupación que es compartida por los tarije- ramente enmarcados, al igual que la zona del
ños respecto al tema del deterioro de los recursos Mercado Campesino, la que aparentaría ser sólo
naturales, el río y la erosión. un centro comercial, pero que cuenta también
con espacios de esparcimiento y diversión plena-
Uno de los principales problemas que va a mente articulados a ella, como el Parque de las
haber es la delincuencia a causa de la aguda Flores (barrio de la Loma) y Tomatitas. Esa in-
crisis; la gente se va a dedicar a robar para terpretación es coherente con los recorridos ima-
poder comer porque no va a haber trabajo38. ginarios.
La articulación —en el imaginario— no se
Como se refleja en los testimonios, las da sólo por razones físicas, sino que responde a
preocupaciones de los migrantes son genéricas y lógicas distintas de habitar la ciudad: la lógica
vinculadas a la situación de pobreza generalizada comercial del migrante que atribuye gran impor-

37 Graciela Canaviri, 19 años, cochabambina, con residencia de un año. Grupo focal.


38 Beatriz Belén, 29 años, potosina, con 15 años de residencia. Grupo focal.

96
tancia a los mercados y a la actividad que en tor- periferie es un mundo desconocido, que quizás,
no a ellos se genera. La lógica del tarijeño que, en como dieron a entender nuestros informantes, no
correspondencia con la evocación idealizada de quiere explorar, pues no quiere descubrir la otra
la Tarija de antes, se basa en un fuerte relaciona- cara de Tarija.
miento interpersonal y un entorno pleno de na- Es interesante constatar que los migrantes tie-
turaleza. Aparecen, por tanto, dos valores recto- nen clara la relación centro-periferia, pero pare-
res: el trabajo para los migrantes y la interacción ciera que no se sienten marginados pues desarro-
personal para los tarijeños. llan sus actividades centrales en espacios diferen-
En el imaginario la ciudad migrante aún se ciados, en los espacios que su ciudad les brinda a
encuentra en formación, pero en la práctica pue- diferencia de los tarijeños que consideran a la
de desarrollarse con independencia del tradicio- periferia altamente marginal.
nal centro citadino. Aunque en las representacio- De alguna manera estamos presenciando a
nes mentales la ciudad del centro histórico toda- nivel imaginario el emplazamiento de dos ciuda-
vía tiene supremacía, se vislumbra la consolida- des que tienen sus límites, su topografía, sus ha-
ción de la que tiene como centro al eje comercial bitantes, sus lógicas, sus espacios, ritmos, valora-
del mercado Campesino-La Loma. ciones distintas respecto a los problemas y al de-
A partir de ello podríamos concluir que los sarrollo, basados, probablemente, en valores dis-
migrantes conciben y viven la ciudad bajo una tintos.
lógica comercial, puesto que el centro de la ciu- El punto de mayor divergencia entre tarije-
dad migrante —el eje del Mercado Campesino- ños y migrantes se encuentra en la percepción
La Loma— ejerce la función comercial, y los ba- acerca del rol que estos últimos han asumido en
rrios —como células— ejercen las funciones so- el desarrollo de la ciudad: los tarijeños creen que
ciales y políticas. los migrantes han puesto un freno al desarrollo
Así, cada ciudad cuenta con límites imagina- mientras que los migrantes piensan que contri-
rios distintos que nos muestran, por una parte, el buyeron notablemente al avance de la ciudad.
desconocimiento de la vasta zona de la periferia A pesar de ello, el habitante de Tarija, oriun-
habitada por migrantes, y, por otra, el desconoci- do o migrante, percibe que su ciudad está per-
miento de parte de los migrantes de otras zonas diendo vertiginosamente aquellos rasgos que le
importantes. Pero, además, se encuentra que cada permitían vivir en armonía, tranquilidad y paz,
mapa imaginario de la ciudad coincide con la zona lo cual le daba, además, un toque de originali-
de influencia de cada una de las ciudades imagi- dad. Tarija aparece como una ciudad en transi-
nadas. ción a partir de tensiones entre lo tradicional y lo
A pesar de ello, ambas ciudades se reconocen moderno, lo propio y lo ajeno, tensiones que es-
cuando tanto migrantes como tarijeños les adju- tán dando paso a conflictos de orden cultural,
dican una gran dinámica. Sin embargo, parecie- que si no son resueltos favorablemente pueden
ra que no se tocaran, que en la mente de los suje- saltar al campo social y luego a la esfera de lo
tos de estudio ambas fueran independientes, re- político.
presentando cada una no sólo a un grupo socio- El avasallamiento cultural percibido por los
cultural (tarijeños o migrantes andinos) sino una tarijeños se constituye en un fantasma urbano que
forma de vida que entraría en contradicción. alienta conflictos culturales de baja intensidad,
Pero se ha evidenciado que para el tarijeño la sustentándose en un concepto (generalizado en

97
el habitante oriundo de la ciudad) según el cual BIBLIOGRAFÍA
la cultura y la identidad aparentarían ser puras,
manteniéndose inalterables en el tiempo, visión Avendaño Triviño, Favio
2000 El barrio: de la unicidad a la multiplicidad
que ha sido superada por corrientes que hablan http://www.barriotaller.org.co/el1.htm
de la interculturalidad, hibridación y otros pro-
cesos que reconocen la dinámica, cambio cons- Castells, Manuel
tante e interinfluencia de las culturas. En el caso 1999 La cuestión urbana. Decimoquinta edición en
de los migrantes se encuentra una mayor actitud español. México DF: Siglo XXI de España Editores.
de integración y adaptación cultural, aunque tam-
Silva, Armando
bién existen posiciones de confrontación. 2000 Imaginarios urbanos. Cuarta edición. Santa Fe de
Por otra parte, los habitantes —especialmen- Bogotá, Colombia: Tercer Mundo SA.
te oriundos— ya no se sienten a gusto con su
ciudad; por ello, se idealiza el pasado, encubrien-
do probablemente una posición que no busca
asumir la modernidad latinoamericana preten-
diendo rescatar los rasgos de una sociedad más
rural que urbana.
Se visualiza por tanto un probable escenario
de crisis, que fijaría su punto de partida justa-
mente en esas posiciones y en la construcción de
estas dos ciudades tan diferentes en lo subjetivo
como en lo objetivo y que pareciera que no han
edificado puentes importantes de articulación.
Quizás el factor desencadenante sea que, en la
práctica, la prestación de servicios esté empezan-
do a ser rebasada, apuntando peligrosamente a
un no lejano colapso, que tiene su correlato en la
falta de una visión y posición claras respecto al
problema de parte de los órganos públicos de
conducción municipal. Podemos concluir seña-
lando, entonces, que la ciudad de Tarija no se
encuentra preparada para asumir los cambios que
seguramente se profundizarán en los próximos
años.

98
Heterogeneidad, cultura, impacto, acción
individual y colectiva: por un nuevo enfoque en el
estudio de las OECAs bolivianas1
Pablo Laguna2

Se han realizado muchos estudios en torno a las orga-


nizaciones económicas campesinas en el país, pero en
la mayoría de los casos su tendencia economicista ha
ignorado la heterogeneidad y las estrategias y objeti-
vos de los actores que participan en ellas, lo cual ha
provocado una percepción incompleta cuando no equi-
vocada de las OECAs, como lo demuestra el siguiente
trabajo.

INTRODUCCIÓN no. A la fecha, existen estudios de naturaleza “eco-


nomicista” que esencialmente evaluaron de ma-
Por el número de actores3 que agrupan, las orga- nera incompleta la capacidad de gestión empre-
nizaciones económicas campesinas4 (que deno- sarial de estas organizaciones, bajo enfoques que
minaremos OECAs) se han vuelto un factor de las consideran como un todo en el cual el campe-
mucha importancia en la problemática del desa- sinado es homogéneo y no tiene capacidad de
rrollo y cambio social del mundo rural bolivia- acción individual.

1 Ponencia extraída de la problemática preliminar de la investigación doctoral “¿Pueden las organizaciones económicas campesinas
contribuir al incremento sostenible del ingreso y autonomía de sus socios? El caso de las organizaciones de productores de quinua del
Altiplano Sur boliviano”. Agradezco a Ruth Silva por las observaciones, correcciones y sugerencias aportadas a este texto.
2 Candidato a doctorado del Departamento de Sociología Rural del Desarrollo de la Universidad Agraria de Wageningen, Holan-
da, casilla 1487, La Paz, correo electrónico: lagunalipez@hotmail.com.
3 Los actores pueden ser individuales y colectivos. Como Long (1992: 25), consideramos a los actores colectivos como grupos de
individuos con representaciones o interpretaciones similares. Por lo tanto, las colectividades, categorías sociales o aglomeraciones
no pueden ser considerados como actores, puesto que no tienen una manera comúnmente asumida de formular y asumir
decisiones (Long N.,1992: 23).
4 Consideramos a las organizaciones económicas campesinas (OECAs) como formas organizacionales adoptadas por campesinos
para la realización de actividades de producción agropecuaria, transformación y/o de comercialización, cuyo factor de estructu-
ración principal (pero no exclusivo) es el acceso a la plusvalía, y que tienen la intención “expresada” de mejorar sostenible y
autónomamente las condiciones económicas, de existencia y la capacidad de negociación de sus miembros. Estas OECAs tienen
varias formas jurídicas, asociaciones de productores, cooperativas, corporaciones agropecuarias, etc.

99
El propósito de esta ponencia es doble. Por do los recursos naturales. Ciertos autores pensa-
un lado, pretendemos hacer un balance del esta- ron que las Organizaciones No Gubernamenta-
do actual de los trabajos sobre las OECAs. Por les (ONGs) podrían contribuir eficientemente a
otro, a partir del estudio del comportamiento de la disminución de la presencia estatal en el desa-
sus miembros heterogéneos, así como del impac- rrollo rural y, sobre todo, a la generación y trans-
to de las OECAs sobre éstos, nos proponemos ferencia de tecnología (Bebbington et al.,1993).
aportar nuevos elementos conceptuales y teóri- Sin embargo, un número importante de ellas no
cos, que permitan evaluar de manera complemen- asumieron este papel correctamente y algunas no
taria el potencial de las OECAs para mejorar las parecieron responder a las necesidades de la po-
condiciones económicas, de existencia y la capa- blación rural, pues persiguieron prioritariamen-
cidad de negociación de sus miembros. te otros fines (políticos, personales, etc.) (Rivera
et al.,1992; Legrand,1998).
1. DESARROLLO E IMPORTANCIA Por otra parte, ciertos sectores de la sociedad
DE LAS OECAs (campesinos, sindicatos agrarios, Estado, investi-
gadores en ciencias sociales, partidos políticos,
A partir de la década del 80, la capacidad del Es- etc.) cuestionan a las ONGs por su insuficiencia
tado de utilizar eficientemente los recursos eco- de responsabilidad y transparencia, la absorción
nómicos con los que contaba fue cuestionada en de una parte importante del financiamiento des-
los países en desarrollo. Esto dio origen a las po- tinado al desarrollo del campesinado y la inten-
líticas de ajuste estructural a través de las cuales ción que tendrían en debilitar al campesinado
las instituciones internacionales de crédito5 y para legitimar su existencia8 .
cooperación6 para el desarrollo condicionaron su A fines de los años 80, los resultados desalen-
apoyo a la disminución de la intervención estatal tadores del trabajo de una parte de las ONGs fa-
y a la generación e implementación de iniciativas vorecieron el incremento del apoyo dirigido hacia
promovidas por entidades de la sociedad civil las organizaciones económicas campesinas, como
(organizaciones de base, municipios, ONGs, etc.). un medio para permitir mayor autonomía, capa-
Como consecuencia de este cambio de política el cidad de negociación y desarrollo al campesinado.
Estado dejó de asumir el liderazgo en la ejecu- Existen OECAs en todas las regiones boli-
ción de acciones destinadas al desarrollo rural, vianas y no surgieron como producto de un solo
sobre todo investigación, transferencia de tecno- modelo de intervención y de un solo interven-
logía y comercialización. tor. En 1958, el Estado promulgó la Ley Gene-
Ante la urgencia de vencer la pobreza rural ral de Sociedades Cooperativas de Bolivia, me-
incrementando la seguridad alimentaria y los in- diante la cual trató de establecer una relación
gresos del campesinado, se planteó la necesidad corporativista de control del campesinado a tra-
de intensificar7 la producción agrícola preservan- vés de las cooperativas, complementaria de rela-

5 Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo, etc.


6 FAO, FIDA y ciertas instituciones de las Naciones Unidas.
7 Incrementar la utilización de capital (fijo y circulante) por unidad de superficie.
8 Por ejemplo, en Bolivia muchas ONGs han sido abiertamente denunciadas por la Confederación Sindical Única de Trabajadores
Campesinos de Bolivia (CSUTCB) y la mayoría de los partidos políticos de manipular políticamente y de dividir al campesina-
do. Esta situación favoreció la elaboración de un proyecto de ley que controle a las ONGs, actualmente en preparación.

100
ciones idénticas establecidas con los sindicatos mitió la consolidación de la Confederación Sin-
campesinos9 y de trabajadores (Central Obrera dical Única de Trabajadores Campesinos de Bo-
Boliviana10 ). livia (CSUTCB). Con el apoyo de ONGs, agen-
A partir de la década del 60, el Estado redujo cias de cooperación internacionales y del mismo
substancialmente su apoyo financiero a las coo- Estado, esta confederación creó en la mayoría de
perativas y campesinado en general, favorecien- sus federaciones sindicales una Corporación Agro-
do el desarrollo del capitalismo agrario del orien- pecuaria Campesina (CORACA) con la finali-
te. No obstante, fomentó su creación a través de dad de impulsar el desarrollo productivo y co-
instituciones públicas como el Banco Agrícola de mercial de los pequeños productores, bajo el con-
Bolivia y el Instituto Nacional de Colonización. trol del sindicalismo campesino nacional.
Estas instituciones proporcionaban respectiva- Muchas CORACAS desaparecieron por di-
mente crédito y tecnología, con la condición pre- versos factores. Paralelamente, la sequía de 1983
via de que los campesinos o colonizadores se or- permitió la proliferación de ONGs locales y ex-
ganizaran en cooperativas. Esta política, combi- tranjeras que, junto con organizaciones interna-
nada con el creciente apoyo de algunas ONGs y cionales para el desarrollo13, apoyaron la creación
de ciertas fracciones de la iglesia católica, busca- de asociaciones campesinas en todo el país (De-
ba el incremento del poder y autonomía campe- visscher,1996: 40). Estas asociaciones buscaban
sina11 y permitió la multiplicación exponencial mejorar e incrementar la producción y comer-
de cooperativas agropecuarias en todo el territo- cialización de productos agropecuarios como un
rio hasta alcanzar el número de 1.291 en 1989, medio para proporcionar mayores ingresos, ca-
de las cuales 515 (40 por ciento) eran activas12 pacidad de negociación y desarrollo al campesi-
(Fernández y Coca,1991) y agrupaban alrededor nado. En su gran mayoría, estas asociaciones
de 32.870 socios (Quisbert,1992). reemplazaron o disminuyeron considerablemen-
Desde 1983 surgió una segunda generación te el trabajo ideológico y de búsqueda de cierta
de OECAs a raíz de la demanda campesina por autosuficiencia alimentaria, intentando mejorar
mejorar su producción e ingresos a través del ac- su articulación con el mercado y agrupándose en
ceso a la tecnología productiva y/o mercados, a organizaciones14 para alcanzar mejor este propó-
la cual el Estado y ciertas cooperativas agrope- sito. Por lo tanto, pocas OECAs15 desarrollaron
cuarias no respondían (Bebbington et al.,1996). actividades de índole cultural. Asimismo, la gran
El retorno a la vida democrática, en 1982, per- mayoría de éstas no tuvo lazos con los sindicatos

9 Con el decreto de Reforma Agraria se creó la Confederación Nacional Campesina, organización nacional sindical ligada y
controlada por el Ministerio de Asuntos Campesinos y Agropecuarios que agrupaba a todos los sindicatos de Bolivia.
10 La presencia de dirigentes sindicales en el gobierno del MNR creó un lazo entre sindicalismo y Estado.
11 A través de propagación de ideologías y de apoyo a la producción que permita principalmente cierta autonomía alimentaria y,
en segundo lugar, obtener ingresos. Esta posición es próxima a la que sostenían los teólogos de la liberación.
12 Registro del Instituto Nacional de Cooperativas (INALCO) en 1989, citado por Fernández y Coca (1991:12)
13 Principalmente del BID y PNUD.
14 Comité Integrador de Organizaciones Económicas Campesinas (CIOEC) y la Asociación de Organizaciones de Producción
Ecológica de Bolivia (AOPEB).
15 Por ejemplo, la Asociación Nacional de Productores de Quinua (ANAPQUI) desarrolló actividades para revalorizar prácticas
rituales y sociales tradicionales y el conocimiento técnico local, sin por lo tanto rechazar tecnología externa.

101
y algunas se agruparon en asociaciones de nivel correspondencia automática entre objetivos y es-
micro-regional y regional. tructuras, las cuales estarían determinadas por los
primeros y adaptadas a éstos. Por lo tanto, para
2. EL ESTADO ACTUAL DE LOS TRABAJOS entender la racionalidad de las estructuras con
SOBRE LAS OECAs que se dotan las organizaciones es importante
conocer sus objetivos respectivos.
Hasta mediados de la década de los 80, dos tipos Asimismo, Romero (op. cit.:335–336) señala
de enfoques predominaron en el estudio de las que existen dos tipos de organizaciones campesi-
OECAs. El primero de índole sociopolítica, cor- nas. En las primeras, las “tradicionales”, “la utili-
te neomarxista e interesado en la lucha de clases, zación de los recursos económicos derivados de la
percibe a las OECAs como un medio para forta- convivencia con la tierra deben servir para reforzar
lecer a los pobres en su capacidad de defender sus unas comunidades y por ende al hombre que perte-
derechos y luchar contra las élites explotadoras nece a las mismas”. Las segundas constituyen las
(Freire,1970; Fals Borda,1972 y 1988) o a la in- OECAs y los sindicatos, en los cuales existe una
versa, como un medio de control del campesina- cultura híbrida que trata de conciliar la visión
do por parte del Estado y del gran capital (Gous- “tradicional” con la visión moderna de inserción
sault, 1976; Gagnon, 1976). En Bolivia, este tipo a un mercado nacional vinculado al internacio-
de enfoque no fue utilizado en el estudio de nal. Este autor finalmente deja entender que las
OECAs, aunque lo fue en algunas investigacio- organizaciones son libres de definir sus objetivos
nes en torno al movimiento campesino (Iriarte et sin que existan influencias, presiones y confron-
al.,1980; Paz,1983; etc.). taciones con actores externos.
El segundo enfoque utilizado es de índole Los otros autores “economicistas”, con excep-
económica y está inspirado en las teorías moder- ción de Morrée16 (op.cit.), optaron por una
nistas o post-modernistas relacionadas con la in- aproximación frecuentemente utilizada en admi-
tervención. Esta aproximación considera a las nistración de empresas que concibe a las OECAs
OECAs como uno de los éxitos de la moderniza- como “organismos” (Morgan, 1986) y que Ber-
ción y del crecimiento económico. Dentro de esta noux (1994: 388) denomina “teoría de la con-
óptica se distingue el trabajo de Esman y Uphoff tingencia estructural”, también denominada
(1984) que incluye casos de todo el mundo y de “contingencia sistémica”. Este enfoque considera
Bolivia. Para el caso boliviano, nos parece im- a las OECAs compuestas de varios elementos (re-
portante mencionar los trabajos de Bebbington cursos humanos, administración, comercializa-
et al. 1996a; Devisscher, 1996; de Morrée,1998; ción, tecnología, información, dimensión de los
Fernández y Coca,1991; Healy,1988; Laguna et miembros, toma de decisiones, etc.) que interac-
al.,1997; Quisbert y Martínez,1994; Tendler et túan mutuamente y se autoregulan, formando un
al.,1988; Toselli,1996 y Romero,1997. todo o sistema. El supuesto es que el conjunto de
Romero (op. cit: 335), utilizando un enfoque los elementos se moviliza permanentemente para
estructural-funcionalista, plantea que en todas las asegurar el buen funcionamiento del sistema (la
organizaciones del sector agropecuario existe una organización) (Silverman, 1973: 28), aunque cier-

16 Esta autora adopta un enfoque que combina la teoría de las contingencia estructural con cierto interés por conocer los compor-
tamientos de los campesinos afiliados a los OECAs que estudió.

102
tos autores afines a este enfoque sistémico, como (op. cit.), de Morrée (op. cit.) y Bebbington et al.
Gouldner (1967), mostraron que los cambios (op. cit.:108) concluyeron que, en comparación
dentro de las OECAs se pueden dar por transfor- con el Estado y las ONGs, las OECAs son más
maciones en uno o algunos de sus elementos que cercanas en sus objetivos y acciones a los intere-
cuentan con cierta autonomía. Finalmente, este ses de sus adherentes y más representativas de és-
enfoque no percibe un modelo de organización tos, motivando, por lo tanto, mayor interés y
óptimo, pues éste depende de las circunstancias participación de sus socios.
en las que se encuentra la organización.
Los trabajos “economicistas” arriba mencio- 3. LÍMITES DE LOS TRABAJOS ACTUALES
nados estudiaron con prioridades variables las Y NUEVOS ELEMENTOS PARA
características e interacción de estos componen- SUPERARLOS
tes con el fin de evaluar su capacidad de autoges-
tión. Además, en estos estudios fueron analiza- UN ENFOQUE “ECONOMICISTA”
das la historia, estructura, objetivos y activida- INCOMPLETO
des. Sólo algunos de estos trabajos (de Morrée,
Laguna et al. y Devisscher) se interesaron en tra- La dicotomía propuesta por Romero, citada en
tar de evaluar los resultados económicos globales el capítulo anterior, lleva a pensar que los campe-
de las organizaciones, en particular la rentabili- sinos que pertenecen a organizaciones tradicio-
dad o autofinanciamiento de éstas. nales (ayllus, comunidades, capitanías, etc.) ha-
A su vez, en el estudio del funcionamiento y rían parte de comunidades homogéneas con una
resultados de las OECAs, los autores “economicis- fuerte cohesión, en las cuales la producción iría
tas” consideraron necesario conocer la relación en- al autoconsumo. Según esta visión, sólo los cam-
tre la dinámica interna y externa de éstas. Para ellos, pesinos afiliados a OECAs tendrían una raciona-
las actividades de las OECAs son influenciadas por lidad mercantil. No obstante, varios autores, en-
las relaciones directas o indirectas que tienen con el tre los cuales podemos mencionar a Dan-
medio que las rodea (políticas estatales y municipa- dler,1987; Gonzalez de Olarte,1984 y 1994;
les, acceso a financiamiento, equipos, herramientas Harris,1987; Long y Roberts,1978 y 1984; Ker-
y conocimientos, el mercado y sus agentes, las vyn, 1996; Guerrero,1998; Molina,1987; Morel
ONGs, instituciones de gobierno y empresas priva- (1990); Morel et al. (1991) y Laguna, 1992 y
das, etc.). Asimismo, los trabajos de Quisbert y 1995, demuestran que no existen comunidades
Martínez (op. cit.), Devisscher (op. cit.) y Laguna campesinas aisladas y que en cualquier comuni-
(op. cit.) ponen énfasis en la necesidad de adapta- dad existe una mayoría de campesinos con o sin
ción de las OECAs a los cambios de su entorno, filiación a OECAs que comercializan y compran
sobre todo del mercado, a través del acceso y siste- productos con una intensidad variable. Esta ra-
matización de la información externa e interna y cionalidad mercantil se combina en diverso gra-
del establecimiento de alianzas con actores exter- do a otras racionalidades que siguen valores de
nos17 , que permitan ejecutar lo planeado y/o inno- uso, de comportamiento social, etc.
var para lograr sus objetivos y perpetuarse. Por otro lado, la propuesta de Romero de
Finalmente, Esman y Uphoff (op. cit.), Healy analizar las OECAs únicamente en base a sus

17 Otras organizaciones económicas, sindicatos, instituciones de Estado, empresas privadas y ONGs.

103
Mariano Fuentes Lira. Desnudo varón

104
objetivos y estructura es insuficiente. A menudo bington et al. (1996) presentan como un éxito el
una misma estructura funciona para objetivos, caso de la Central de Cooperativas el Ceibo en la
actividades y comportamientos diferentes dentro producción y exportación de cacao. Estas afirma-
de las OECAs. Varios estudios realizados en Bo- ciones revelan más de la ideología que de la obje-
livia (Fernández y Coca, 1991; Devisscher,1996; tividad de análisis y merecen mucha reserva. No
Laguna et al. 1997) muestran que —pese a tener debe ignorarse que el personal técnico del Servi-
actividades a veces diferentes, o trabajar en regio- cio Alemán de Cooperación Social–Técnica
nes con problemáticas y campesinado diversos— (DED) prospectó, generó y asumió exclusivamen-
la mayoría de las OECAs tienen estructuras si- te los cambios en los sistemas productivos de los
milares, generalmente influenciadas por actores socios de esta organización. Este fenómeno es en
externos (técnicos, ONGs, financiadores, insti- cierta medida similar en algunas OECAs como
tuciones estatales, etc.). ANAPQUI20 , FECAFEB21 , etc. No pretendemos
Asimismo, estudios sobre OECAs como los de oponernos a la asesoría técnica, pero estimamos
Devisscher (op. cit.), Quisbert y Martínez (1994), necesario crear dentro de las OECAs las propias
Laguna (1997) y Laguna et al. (op. cit.), muestran capacidades de identificación y adaptación de al-
que las estructuras de éstas no se adecuan forzosa- ternativas técnicas de toda índole (producción,
mente a las actividades y necesidades que se plan- transformación, comercialización, gestión).
tean. Por lo tanto, no podemos conocer la viabili- Por otra parte, Devisscher (1996) y de Mo-
dad económica de las OECAs ignorando sus acti- rrée (1998) señalan que tanto las OECAs que
vidades, funcionamiento y resultados. accedieron a mercados convencionales, como las
Esman y Uphoff (op. cit.) y Bebbington y et que lo hicieron a los artificiales, denominados
al. (op.cit.:108), utilizando respectivamente una “solidarios”, con la mediación de organizaciones
observación estadística y un enfoque “populista”, o agencias financieras para el desarrollo, tienen
afirman que a diferencia de las organizaciones sin- problemas de comercialización, de conocimien-
dicales, el Estado y las ONGs, las OECAs tienen to y acceso al mercado. Estos autores añaden que
una utilización más eficiente y controlada de los las OECAs no tienen capacidad de planificar ac-
recursos. No obstante, estos trabajos no analizan tividades, sufren algunos problemas de gestión y
la globalidad de las actividades18 desarrolladas por sus posibilidades de realizar alianzas con actores
las OECAs, la modalidad de acceso a los recur- externos son aún reducidas. Paralelamente, los
sos19 necesarios para el funcionamiento de las or- mercados solidarios tienden a disminuir por la
ganizaciones, ni su respectiva preservación y uti- pérdida de interés de los consumidores de los
lización para poder demostrar tales afirmaciones. países del “norte” en la problemática del desarro-
Healy (1988), Tendler et al. (1988) y Beb- llo. Los únicos productos cuya demanda se ha

18 Capacitación, asistencia técnica, transformación, comercialización, contabilidad y gestión, planificación, etc.


19 Personal técnico-administrativo, información, tecnología, instrumentos de gestión, planificación y seguimiento, etc.
20 Asociación Nacional de Productores de Quinua (ANAPQUI). La iniciativa y búsqueda de ciertas alternativas técnicas para
mejorar la producción biológica de quinua (uso de insecticidas, abono foliares, segado de cosecha, etc.) vienen en mayoría de
cooperantes extranjeros. Lo propio pasa para la mejora de la producción de café (terrazas, cubierta vegetal, insecticidas natura-
les, etc.).
21 Federación de Caficultores Exportadores de Bolivia (FECAFEB). La situación es similar que en ANAPQUI para la mejora de la
producción de café (terrazas, cubierta vegetal, insecticidas naturales, etc.).

105
incrementado o es estable son la quinua (Cheno- miento, asistencia técnica, información, etc.) tie-
podium quinua), exportada en un 80 por ciento a nen capacidad de rentabilidad. En conclusión, si
mercados no artificiales, y el café, que consolidó no cuantificamos el costo real del funcionamien-
cierto mercado biológico (Toselli, 1996). to de las OECAs (incluyendo donaciones), de las
Finalmente, en la actualidad ignoramos la depreciaciones e impuestos, es imposible cono-
capacidad de autofinanciamiento e inversión de cer la posibilidad de estas organizaciones en su-
las OECAs, factores que influyen en su capaci- ministrar de manera autónoma mejores ingresos,
dad de adaptación a los cambios del entorno. tecnología, mayor capacidad de negociación y
Ninguno de los trabajos “economicistas” men- autonomía a su base asociativa.
cionados realizó cálculos objetivos sobre la renta-
bilidad de las OECAs, que incluyan los costos HETEROGENEIDAD Y CONFLICTO
por depreciaciones y deudas a largo plazo, ni el
costo real que supone el apoyo técnico que reci- De los trabajos “economicistas” precedentes, única-
ben. Además, las OECAs reciben importantes mente de Morrée (1998) describe actividades de
donaciones financieras que representan un costo inversión en recursos agropecuarios productivos y
de inversión importante. Sólo Laguna et al. de manejo de éstos en dos familias campesinas. No
(1997) y de Morrée (1998) trataron de estimar la obstante, ignora el comportamiento de los demás
rentabilidad de las actividades de las OECAs, es- actores campesinos de la comunidad que estudia
tudiando respectivamente seis organizaciones de que tienen o no afiliación a la OECA que conside-
criadores de camélidos y tres organizaciones22 del ra. Esta ausencia de visión global dentro de la co-
norte de Chuquisaca. El primer trabajo identifi- munidad que observa impide saber si las dos fami-
ca una sola organización que se autofinancia, si lias que estudia constituyen actores por sí solos o si,
no se consideran las inversiones iniciales en equi- por el contrario, se trata de individuos que pertene-
pos, infraestructura y capacitación, y la asesoría cen a actores colectivos que este estudio no mues-
técnica de un cooperante. Por su parte, el segun- tra. El resto de estos trabajos considera que todos
do trabajo muestra datos que señalan una ausen- los campesinos presentes en una organización son
cia de rentabilidad en las tres organizaciones por homogéneos y tienen objetivos similares.
el elevado costo de personal y operaciones (op. La heterogeneidad campesina ha sido demos-
cit.: 308-312). No obstante, de Morrée (op. cit.) trada y analizada en varios estudios económicos
concluye que ciertas OECAs tienen la capacidad y agropecuarios (Gil J. y Caballero W.,1990;
de autofinanciarse para transferir tecnología a los Hervé,1994; Kervyn,1996; Laguna 1992 y 1996;
campesinos. Bebbington et al. (op. cit.), Quisbert Montoya et al.,1996; Morales M.,1990; Mo-
(1992) y Devisscher (op. cit.) plantean la misma rel,1990; Zoomers et al.,1998, entre otros), así
afirmación ambigua, señalando que las OECAs como en estudios sociológicos y antropológicos
con actividades comerciales preferentemente di- (entre éstos Favre,1976; Long y Roberts,1978 y
rigidas a mercados de exportación solidarios y con 1984; Rivière, 1982; de la Cadena, 1989), que
posibilidad de ligarse a actores externos que les ponen en evidencia la heterogeneidad, desigual-
proporcionan los recursos necesarios (financia- dad y las dinámicas de diferenciación internas.

22 Asociación de Productores de Leche de Chuquisaca (ADEPLECH), Cooperativa San Isidro Ltda. de Redención Pampa (pro-
ducción y comercialización de cereales) y la Asociación de Productores Campesinos de Lupiara (APROCAY) —producción y
comercialización de cereales y papa.

106
Las OECAs, como consecuencia de la moda- han demostrado la heterogeneidad y el conflicto
lidad de libre afiliación que tienen sus socios y de existente en las OECAs y organizaciones campe-
su presencia en diferentes comunidades campe- sinas que controlan el acceso a recursos producti-
sinas, agrupan parte o la totalidad de esta hetero- vos. Nuijten (1992), estudiando el caso de un
geneidad. ejido mexicano, mostró que los socios, dirigentes
A la vez, como lo señalan Crozier y Friedberg y personal técnico-administrativo, no se compor-
(1977), la aproximación estructural–funcionalis- tan como lo esperado y legalmente reglamenta-
ta, utilizada en el análisis de Romero sobre OE- do, lo cual afecta el logro de las actividades con-
CAs en Bolivia (1997), tiende a percibir como venidas con el personal técnico estatal en la dis-
óptimos los papeles que asumen los actores en las tribución de la tenencia de la tierra, y provoca
estructuras sociales, quienes mostrarían confor- problemas dentro del ejido. Igualmente, en va-
midad con las expectativas que tendrían otros rias situaciones se observa que pese a estar obli-
actores. Como lo señala Giraud (1993:73), las gados por los reglamentos, los socios de las OE-
dinámicas sociales dentro de las organizaciones CAs no asisten a las reuniones de su organiza-
no sólo se explican por los papeles atribuidos a ción o no venden la totalidad de su producción a
cada actor a través de reglamentos de funciones, ésta (Laguna,1997; Quisbert y Martínez,1994).
sino también por relaciones de poder, intereses, Asimismo, son numerosos los ejemplos en los que
emociones y elementos culturales. Los enfoques se evidencia clientelismo, nepotismo, hurto o
estructural-funcionalista y de contingente sisté- malos manejos financieros y de bienes de las or-
mico ignoran que las OECAs son una construc- ganizaciones pese a la existencia de reglamentos
ción social en la cual la estructura, los cargos, re- de conducta (Laguna,1997; Laguna et al.,1997).
glas, etc. son deformados o eludidos por la ac-
ción de los diferentes actores que las componen, DETERMINANTES DEL COMPORTAMIENTO
los cuales tienen sus propias creencias, percep- DE LOS ACTORES
ciones, objetivos y estrategias, a menudo diver-
gentes, contradictorios y, a veces, conflictivos Long (1984:3 y 1992:21) señala que los actores
(Morgan,1986: 74-76). Estos enfoques pasan por actúan organizada, cognitiva y diferentemente en
alto los conflictos internos que afectan el funcio- función a su cultura y su ideología, su situación y
namiento de las OECAs, al igual que las motiva- su posición en la estructura social. Crozier (1963)
ciones y capacidades de sus miembros en inter- y Friedberg (1971) fueron los primeros en teori-
venir activamente sobre su propio futuro crean- zar sobre las modalidades y determinantes del
do los espacios necesarios para alcanzar sus inte- comportamiento de los actores dentro de las or-
reses. Los estudios socio–antropológicos arriba ganizaciones en general. Para estos autores, las
mencionados muestran que las diferencias de si- organizaciones se componen de diferentes acto-
tuación y comportamiento de los miembros de res con comportamiento social específico, volun-
las comunidades campesinas pueden crear ten- tario y a priori racional, que responde a objeti-
siones y problemas en las comunidades y cam- vos23 (intereses) y sigue estrategias particulares
bios en su organización interna. (modalidades de realización de los objetivos). No
Asimismo, estudios realizados en otros países obstante, no debemos ignorar que parte del com-

23 Económicos, sociales, profesionales, cognitivos, etc.

107
portamiento de los actores tiene determinantes miento de los actores es de tipo mecánico y obe-
coyunturales no racionales que revisten más as- dece a predisposiciones culturales de poca varia-
pectos emotivos y sentimientos. bilidad creadas durante la infancia y la adoles-
Los actores definen sus estrategias y compor- cencia, creemos que el sistema de interpretación
tamiento en base a sus percepciones (representa- es retroalimentado y modificado por las nuevas
ciones) sobre los límites y oportunidades ofreci- percepciones de los actores, adquiridas en su in-
dos por su situación personal presente y contin- teracción social cotidiana.
gente —considerando los recursos con los que Finalmente, estudios de la escuela de Man-
cuentan— al igual que en base a su posición en chester (Cunnison, 1960) mostraron que los in-
la estructura social (Friedberg,1971; Crozier y dividuos de una misma organización están liga-
Friedberg,1977). Esta última define los espacios dos a diferentes organizaciones y círculos sociales
de acción social de los actores (normas de com- en los que construyen o adoptan valores, normas,
portamiento, cargos y responsabilidades, inmer- creencias y conocimientos particulares. De esta
sión en redes sociales, relaciones de poder, de tra- manera, estos actores definen sus propios siste-
bajo, afectivas, de confianza, etc.) que determi- mas de interpretación, diferentes los unos de los
nan la posibilidad de acción de los actores según otros, que contribuyen a la existencia de culturas
una o varias posibilidades (margen de acción) diferenciadas dentro de una misma organización.
(Giraud,1993). Varios trabajos socio–antropológicos demos-
Para entender la complejidad de las lógicas traron la existencia de una fuerte interrelación
de acción de los actores no basta un diagnóstico entre las diferentes estrategias que tienen los cam-
de la organización de la cual forman parte, es pesinos, la cual afecta a sus relaciones sociales
necesario entender sus representaciones como (Harris,1987; Molina,1987; Mamani,1988; Ri-
actores. Sainsaulieu (1977) señala que las percep- vera et al.,1992; van Kessel,1992). Consideran-
ciones de los actores son producto del funciona- do los estudios “economicistas” precedentes, de
miento de su propio sistema de interpretación, Morrée (op. cit.) describe ciertas estrategias y ac-
encargado de procesar la información a la que tividades productivas, comerciales y de inversión
acceden, la cual a su vez depende de la posición de dos familias campesinas. Por lo tanto, al igual
de los actores en la estructura social. Este sistema que los demás estudios “economicistas”, no con-
de interpretación se compone de conocimientos, sidera desde una perspectiva histórica la globali-
creencias, normas de comportamiento y valores dad de la situación, representaciones, objetivos y
de referencia definidos por la trayectoria social estrategias (económicas, sociales, políticas, etc.)
de los actores (educación, aprendizaje, trabajo, de los campesinos afiliados a las OECAs.
experiencia asociativa, intercambios, influencias,
etc.) dentro y fuera de la organización. Conside- PARTICIPACIÓN Y MARGEN DE MANIOBRA
rando que los sistemas de interpretación son un DE LOS ACTORES CAMPESINOS
componente de la cultura, las representaciones y EN LAS OECAS
praxis social tienen una dimensión cultural, pro-
ducto de la vivencia pasada e inmediata de los Los socios de las OECAs tienen un margen de
actores. maniobra importante dentro de sus organizacio-
A diferencia de Bourdieu (1987) que con su nes. Para ser viables y competitivas, las OECAs
concepto de habitus sostiene que el comporta- dependen de la producción campesina que les per-

108
mite responder a mercados exigentes en volumen formal o informal de los campesinos en la toma
y calidad, así como bajar sus costos de transforma- de decisiones de las OECAs. No obstante, nin-
ción y comercialización. Asimismo, las OECAs guno de estos trabajos muestra cómo los campe-
reciben mucha presión de varios actores. Requie- sinos intervienen formalmente o no en la identi-
ren para existir ser legitimadas por sus socios, es ficación y definición de objetivos y actividades
decir tener una base asociativa identificada con ellas de sus respectivas organizaciones. Tampoco se-
a través de su participación en la toma de decisio- ñalan cuáles son sus espacios de acción social y
nes, funcionamiento y beneficios. Sólo esta situa- sus márgenes de maniobra dentro de éstas.
ción les permitirá lograr representatividad real ante
actores externos, sobre todo sus mecenas, quienes CONFRONTACIÓN, CONFLICTO,
a veces tienden a legitimar organizaciones sin ver- COOPERACIÓN, DINÁMICA CULTURAL: LOS
dadera participación campesina24. COMPONENTES DE LA “ACCIÓN COLECTIVA”
Estos aspectos diferencian a las OECAs de las
empresas caracterizadas por la existencia de rela- Las OECAs constituyen una forma de intersec-
ciones de tipo salarial, en las cuales los emplea- ción entre dinámicas externas e internas de las
dos deben cumplir ciertos objetivos y funciones comunidades campesinas. Por lo tanto, el análi-
definidos bajo riesgo de ver su salario disminui- sis de las actividades, resultados y efectos de las
do o ser despedidos y reemplazados por otros asa- OECAs debe considerar las intervenciones “de-
lariados. A diferencia de las empresas, las OE- sarrollistas” de origen externo que influyen sobre
CAs constituyen un espacio social en el que los ellas, los comportamientos locales, entre los cua-
campesinos tienen oficial y oficiosamente mayor les figura la reacción de los campesinos a la inter-
margen de maniobra que los asalariados25 en la vención, y los factores externos que pesan sobre
toma de las decisiones sobre las políticas y accio- estas modalidades de actuar.
nes a ejecutar y, por consiguiente, más influencia Por otra parte, Olivier de Sardan (1995: 89–
en el funcionamiento y subsistencia de éstas. Esta 95) señala que toda intervención necesita actores
participación se realiza a través de espacios for- de mucho peso, denominados transmisores o
males (asambleas, reuniones, etc.) e informales mediadores27. Éstos tienen un margen de manio-
(relaciones26 con personal técnico o administra- bra que les permite readaptar su función, esta-
tivo de ONGs y proyectos, etc.). blecer relaciones clientelistas o realizar acciones
Con excepción de de Morrée (op. cit.) y De- corruptas. En efecto, su posición de mediadores
visscher (op. cit.), los trabajos anteriores no se les da un monopolio para acceder a los “benefi-
preocupan por la posibilidad de participación cios” de los interventores o, a la inversa, de los

24 Dos ejemplos de esta situación constituyen la relación de la Asociación Integral de Ganaderos en Camélidos de los Andes Altos
(AIGACAA) con las diferentes organizaciones internacionales para el desarrollo y ONGs que financian sus actividades, y la de
la Asociación Nacional de Productores en Camélidos (ANAPCA) (Laguna et al.,1997).
25 Sin embargo, como lo mostraron varios estudios (Sainsaulieu,1970; Friedberg,1971), los asalariados nunca pierden totalmente
su capacidad de acción en sus empresas.
26 Familiares, compadrazgo, clientelismo, etc.
27 Olivier de Sardan (1995: 153) distingue dos tipos principales de mediadores: los extensionistas, que pertenecen al mundo
externo (instituciones de desarrollo públicas y privadas, Estado), y los intermediarios de las sociedades locales (promotores,
líderes naturales, antiguos emigrantes, etc.).

109
Mariano Fuentes Lira. Antucacha

110
actores locales que los vuelve elementos clave en taciones, estrategias y objetivos divergen o coin-
la realización de las actividades de las OECAs. ciden de un actor a otro. La concurrencia de di-
Los mediadores tienen la capacidad de no com- versos intereses y representaciones implica una
portarse como la intervención lo planifica, afec- confrontación de sistemas de interpretación, va-
tando el impacto esperado por la intervención de lores, normas y creencias entre los diferentes ac-
la organización a nivel de la comunidad. Por esto, tores. Por lo tanto, las organizaciones son un cen-
es importante considerar el comportamiento de tro de encuentro y confrontación cultural donde
los mediadores y relacionarlo con el impacto pro- la competencia y la cooperación son posibles y
ducido en las organizaciones económicas y en las los elementos del sistema de interpretación pue-
comunidades campesinas. den ser transformados o cuando menos modifi-
En efecto, como corolario de la importancia cados en su forma de expresión (discurso, len-
del apoyo financiero que proporcionan a las guaje, ritos, etc.) como producto de múltiples
OECAs, las agencias de cooperación u ONGs interacciones a las que están sometidos los acto-
poseen márgenes de maniobra importantes y res (Wright,1994:24).
pueden, a veces, imponerse sobre los intereses de Como es de suponer, por su perspectiva, los
los campesinos y personal técnico-administrati- estudios “economicistas” ignoran los sistemas de
vo con la presión de no otorgar más ayuda. Por interpretación, las percepciones, intereses y estra-
otra parte, el hecho de aceptar una ayuda finan- tegias de los actores externos que influyen en las
ciera o técnica no significa forzosamente que las OECAs y los conflictos creados por la confron-
OECAs la utilicen tal como lo espera el donante. tación de estos determinantes del comportamien-
La respuesta de los actores a la intervención pue- to. Tampoco muestran la capacidad de maniobra
de llevar a modificarla en función a las relaciones que tienen los actores ligados a las OECAs.
de poder que existan y al impacto que crea sobre El conflicto es inherente a la naturaleza mis-
las representaciones, objetivos, estrategias y com- ma de las OECAs, lo cual afecta a su funciona-
portamientos de ellos. Los campesinos pueden miento, resultados, impacto y subsistencia. La
tener comportamientos contrarios a los que per- divergencia y los cambios de las representaciones
siguen los actores externos. Las OECAs tienen e intereses de los diferentes actores presentes en
un margen de maniobra del cual tratan de obte- las organizaciones provocan una situación de con-
ner ventajas para su beneficio. frontación que contribuye a la existencia de ines-
Las OECAs intervienen en comunidades don- tabilidad en las relaciones entre los actores pre-
de no todos los campesinos son sus miembros. sentes en ella y a la fragilidad del funcionamien-
Los diferentes campesinos afiliados y sin lazo con to de ésta (Giraud,1993: 24). Esta confrontación
las OECAs, al igual que el personal técnico–ad- puede permitir la dominación de valores y repre-
ministrativo y los actores externos28 en relación sentaciones de ciertos actores, pero no implica
con estas organizaciones, tienen una multitud de que las representaciones y valores del resto de los
representaciones, intereses y proyectos de diferen- actores desaparezcan. Proponemos el concepto de
te orden (económico, cultural, político, social) “interface”, concebido por Long (1984:10), para
producto de su cultura y su posición simultánea denominar al conjunto de conflictos de intereses
en múltiples estructuras sociales. Estas represen- entre actores presentes en las OECAs.

28 Asistentes técnicos, agencias de cooperación, ONGs, compradores, etc.

111
No obstante, Haubert (1996) postula que las ciente para alcanzar sus intereses reales antes que
OECAs existen en virtud a una doble legitima- los intereses consensuados, los actores pueden
ción y participación otorgada por actores inter- cambiar de opinión y crear nuevamente un con-
nos y externos que persiguen el cumplimiento de flicto de intereses. Esta situación de “convergen-
sus intereses a través del funcionamiento de és- cia de prioridad variable”, según el actor, consti-
tas. Para que una OECA tenga doble legitimidad tuye, a su vez, una amenaza para la estabilidad de
debe existir una confrontación y negociación de la organización.
los objetivos o intereses de sus diferentes actores. Las OECAs no son entes aislados debido a la
Como resultado de este proceso se crea una coin- posición social múltiple de sus miembros y a sus
cidencia en ciertas representaciones de los acto- relaciones directas con actores externos, las cuales
res, quienes se agrupan para realizar conjuntamen- influyen tanto en la ejecución de sus actividades
te algunos objetivos comunes a través de la “ac- como en los actores afiliados a ellas. Consiguiente-
ción colectiva”. Los actores ven más ventajas que mente, toda evolución de coyuntura, como tam-
inconvenientes en esta práctica. Como consecuen- bién el alcance de objetivos esperados por ciertos
cia de la confrontación, los objetivos y acciones actores presentes en la organización, puede influir
elegidas por consenso no son forzosamente los en el cambio o nueva definición de los intereses,
de mayor racionalidad económica, en la medida estrategias y modalidades de accionar de ciertos aso-
en que los actores presentes en las organizaciones ciados que ya no ven el interés de seguir en la aso-
poseen también intereses no económicos. ciación. En el marco de la confrontación de una
Asimismo, la presencia de relaciones de soli- OECA o de un grupo de actores con el exterior,
daridad, afecto y consecuencia dentro de las cada actor tiene capacidad de analizar y represen-
OECAs crea un ambiente favorable para el apren- tarse su accionar, el de los demás actores y la evolu-
dizaje y la transmisión de valores, creencias y ción del medio en el que se encuentra (Long,1992:
normas, elementos que componen los sistemas 23). Esta modalidad de acción puede producir de-
de interpretación a través de discursos, lenguaje, serciones, tensiones, negociaciones y cambios29
ritos, mitos y relaciones (profesional, afectivo, adaptados a las expectativas de los actores que de-
etc.) (Sainsaulieu,1972). Los elementos cultura- seen seguir asociados, influyendo en la configura-
les transmitidos pueden influir en la praxis social ción de la estructura social en la que están inmersos
de los actores y crear ciertas similitudes de com- (Giddens30, Sainsaulieu y Segrestin,1986).
portamiento y lazos de confianza sin eliminar sus Finalmente, podemos afirmar que toda “ac-
elementos culturales específicos (Giraud,1993: 6). ción colectiva” implica cooperación para cumplir
A menudo, estos intereses definidos en co- ciertos fines, sin que exista un consenso en la to-
mún tienen diferente nivel de importancia para talidad de los intereses de los actores ni desapa-
los actores agrupados en la OECA, puesto que rezca la capacidad de acción individual de éstos.
pueden formar parte de un abanico de estrate- Por lo tanto, la acción colectiva no es únicamen-
gias definidas para alcanzar otros intereses. En caso te producto de un encuentro entre el cálculo uti-
de contar con una estrategia más adaptada y efi- litario de cada uno de los actores presentes en ella

29 Reestructuración, nueva definición de funciones de los cargos, objetivos, estrategias, actividades de ésta, como también de los
intereses y comportamiento de los socios que permanecen afiliados.
30 Citado por Long,1992: 24

112
o un efecto de la retribución, sino también de la actividades y alternativas propuestas por las OE-
existencia de códigos culturales, algunos de ellos CAs. De esta manera, estos trabajos arriesgan di-
compartidos, que favorecen el acercamiento en- fundir una percepción según la cual la adhesión a
tre actores (Giraud,1993:26). las OECAs implica la aceptación y adopción siste-
mática de las alternativas propuestas por las ins-
IMPACTO, REPRESENTACIONES, GLOBALIDAD tancias de decisión de las OECAs. Por consiguien-
DE OBJETIVOS Y ESTRATEGIAS: ELEMENTOS te, los campesinos se comportarían tal cual lo es-
PARA ANALIZAR LA ACEPTACIÓN DE LAS peran los dirigentes y personal técnico de las OE-
OECAS POR LOS CAMPESINOS CAs, los financiadores y ONGs que las apoyan.
Por otro lado, nos parece importante señalar
La participación de los socios en las actividades que las actividades de las OECAs influyen sobre
de las OECAs y la adopción de alternativas (eco- la situación global de las representaciones y del
nómicas, sociales, políticas, etc.) propuestas por comportamiento de sus socios y el resto de acto-
ellas, no son un elemento suficiente para cono- res en relación con ellas, los cuales actúan simul-
cer el grado de aceptación de estas organizacio- táneamente en otros espacios sociales. Este pun-
nes por parte de sus socios y su capacidad de res- to es ignorado por los trabajos anteriormente ci-
ponder a los intereses que ellos persiguen. En efec- tados. Por lo tanto, creemos que es importante
to, los diferentes actores pueden tener intereses estudiar el impacto de las actividades de las orga-
ocultos, diferentes los unos de los otros, e inten- nizaciones sobre la globalidad de los objetivos,
tar alcanzarlos a través de la adopción de com- estrategias y comportamiento de los actores liga-
portamientos comúnmente compartidos, crean- das a ellas. Entre todos los “economicistas” cita-
do una situación de fragilidad social que afecta- dos, sólo de Morrée (1998) trata de preocuparse
ría al funcionamiento, resultados e impactos es- por el impacto de las OECAs aunque su enfoque
perados en las OECAs. Asimismo, la no adop- es exclusivamente económico e ignora que toda
ción por parte de los actores campesinos de alter- intervención técnica también afecta las relacio-
nativas propuestas por las OECAs a las que per- nes sociales, políticas y, a veces, elementos cultu-
tenecen puede ser producto de la falta de condi- rales de los campesinos. Su aproximación se li-
ciones propicias y no de intención. Por lo tanto, mita a estimar el ingreso que representaría para
para poder apreciar la identificación y satisfac- las dos familias campesinas que estudia vender
ción de los actores campesinos con las OECAs es toda su producción a la cooperativa e ignora cam-
necesario conocer las representaciones, objetivos bios globales (económicos, sociales, políticos, etc.)
y estrategias que sustentan el comportamiento de en la situación de los actores.
los actores, además de identificar la intención y/ Finalmente, por la ausencia de consideración
o modalidad de adopción de las alternativas pro- del impacto de las acciones de las OECAs sobre
puestas por éstas. la dinámica de la globalidad de los objetivos y
Asimismo, con excepción de de Morrée (op. estrategias de los actores campesinos directamente
cit.) y de Bebbington et al. (op. cit.), el resto de los e indirectamente31 ligados a ellas, nos es imposi-
trabajos “economicistas” no se ha preguntado cómo ble evaluar qué aceptación tienen las OECAs por
y por qué participan los actores campesinos en las parte de sus socios.

31 Campesinos presentes en comunidades donde intervienen las OECAs.

113
A MANERA DE CONCLUSIÓN: NUEVOS aparezca la acción individual de los actores pre-
ELEMENTOS A CONSIDERAR EN EL sentes en las OECAs.
ESTUDIO DE LAS OECAs Por lo tanto, para entender la dinámica real
de las relaciones sociales presentes en las OECAs
El análisis anterior revela que el estado actual de y en las comunidades donde intervienen, es ne-
estudio sobre las OECAs no permite conocer la cesario entender las expectativas y modalidades
capacidad de éstas para mejorar sostenible y au- de comportamiento de los actores presentes en
tónomamente las condiciones económicas, de este tipo de organizaciones. Por sus actividades,
existencia y la capacidad de negociación de sus las OECAs tienen impacto de múltiple dimen-
miembros, ni su influencia en el cambio social sión sobre los actores ligados a ellas. Por lo tanto,
rural. Por lo tanto, resulta difícil identificar ac- es también necesario explicar las dinámicas so-
ciones pertinentes que coadyuven al logro de los ciales de las OECAs evaluando el impacto que
objetivos y actividades propuestas por estas orga- producen a nivel de los actores campesinos que
nizaciones. asocia y de las comunidades donde actúan. Con-
Varios factores explican esta situación. Se nota siderando las diferentes dimensiones de las estra-
una ausencia de cuantificación de la rentabilidad tegias de los campesinos y de las relaciones exis-
del funcionamiento de las OECAs, sobre todo tentes entre éstos y otros actores, el impacto no
de sus costos (asistencia técnica y donaciones, debe ser únicamente medido desde un ángulo
depreciaciones, impuestos). Si bien el acceso a la económico, puesto que toda intervención técni-
plusvalía constituye uno de los factores de estruc- ca o mercante supone un cambio en las relacio-
turación principales de las OECAs, creemos que nes sociales de las comunidades y organizacio-
con las aproximaciones exclusivamente “econo- nes.
micistas”, actualmente utilizadas, no se puede
estudiar la capacidad de funcionamiento y de BIBLIOGRAFÍA
mejoramiento de las condiciones de vida de los
Bebbington, A.; Farrington, J.; Wellard, K. y Copestake J.
actores campesinos que agrupa.
1993 ¿Reluctant Partners? Non-Governmental
La gran mayoría de los trabajos actuales ig- Organizations, the State and Sustainable Agricultural
nora que existe una heterogeneidad de actores Development. London and New York: Routledge.
internos y externos ligados a las OECAs con ca-
pacidad de acción sobre su funcionamiento y sus Bebbington, A.; Domingo, T.; Kopp, A. y Quisbert, J.
resultados. Asimismo, gran parte de estos traba- 1996 Organizaciones campesinas en la generación y
transferencia de tecnologías agrícolas: tres estudios de caso
jos desconoce que la modalidad de acción de los en Bolivia. La Paz: NOGUB–COSUDE.
actores está guiada por estrategias y objetivos pro-
pios, a menudo divergentes, que obedecen a re- Bernoux, P.
presentaciones y disposiciones culturales hetero- 1994 “La sociologie des organisations”. En: Durand J.P.
géneas. La confrontación entre los diferentes ac- y Weil R. (eds.). Sociologie contemporaine. Paris: Vigot,
tores ligados a las OECAs, como también los cam- Collection “Essentiel”.
bios en el contexto de ellas, tienden a modificar Bourdieu, P.
estos elementos que determinan su comporta- 1987 Choses dites. Paris: Minuit.
miento social. Asimismo, esta confrontación per-
mite la creación de acción colectiva sin que des-

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117
Mariano Fuentes Lira. Estudio 3

118
SECCIÓN IV

HACIA POLÍTICAS PÚBLICAS


120
Participación, políticas públicas y democracia1

José Carlos Campero Núñez del Prado2

La apatía de la sociedad para participar en los proce-


sos políticos de toma de decisiones ha motivado este
trabajo que hace un recorrido crítico por las diferentes
metodológicas diseñadas para generar una mayor
participación ciudadana, y muestra las potencialida-
des, condicionantes y limitantes de posibles nuevas po-
líticas públicas.

INTRODUCCIÓN vida, la participación y las decisiones políticas se


encuentran cada vez más alejadas del ciudadano
La evolución económica, social y política en esta común. Éste encuentra como único espacio de
mitad de siglo se ha visto fuertemente acelerada participación la contienda electoral que no tiene
por los procesos de globalización e internaciona- otro fin que el de determinar quién será el que
lización lo que ha dado como resultado nuevas ejerza el poder. Pareciera que, como afirma Subi-
tensiones entre y dentro los países. Los procesos rats, “…se nos ha ido muriendo en el camino la
de continentalización, en los que muchos países democracia de debate, de deliberación” con el con-
se han involucrado, han creado nuevos ámbitos secuente resultado de la pérdida de legitimidad
de representación en los cuales se desarrollan el en las decisiones de los poderes públicos “...de los
debate público y la toma de decisiones con el que si bien nadie discute su representatividad, sí se
consecuente impacto en el ámbito supranacio- discute su falta de sensibilidad para contar con las
nal, nacional y local. opiniones de los afectados en los temas de conflicto”
Este nuevo y complejo marco de relaciones (Subirats, 1996).
intergubernamentales a diversos niveles y com- Esto nos presenta una dicotomía aún mayor
plejidades nos plantea una realidad en la que la cuando analizamos la clase de ciudadanía con la

1 El presente trabajo representa sólo una parte del documento del mismo nombre presentado, el año 2000 al XIV Concurso de
Ensayos y Monografías sobre Reforma del Estado y Modernización de la Administración Pública: “Administración Pública y
Ciudadanía” del Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo-CLAD, donde obtuvo la certificación de “Men-
ción Honorífica”.
2 Candidato Doctoral en Gobierno y Administración Pública, Máster en Gestión y Políticas Públicas, Licenciado en Economía,
Director de Liderazgo para el Desarrollo y Profesor de Maestrías para el Desarrollo de la Universidad Católica Boliviana. E-mail:
jccampero@mpd.ucb.edu.bo

121
que contamos hoy y descubrimos que, a diferen- presión de que es una variable que potencia el
cia del pasado reciente, tiene un nivel de instruc- logro de esa eficacia, y que la eficacia en el accio-
ción e información muy altos3, está organizada en nar gubernamental tiene conexión directa con la
torno a problemas de carácter general o personal descentralización de sus funciones a niveles de
que le interesan y, además, está dispuesta a utilizar gobierno menores y con mayor autonomía.
un variado menú de acciones políticas no conven- Esta nueva percepción ha llevado a varios paí-
cionales para ejercer presión sobre los tomadores ses latinoamericanos a implementar políticas para
de decisiones (Vallés, 1997). Es decir, que cuando la apertura, transparencia y el acercamiento de
más preparada se encuentra la población para par- las acciones gubernamentales a la ciudadanía. Se
ticipar del debate y la toma de decisiones políticas, han desarrollado y aprobado políticas de descen-
más alejada está de las diversas arenas públicas don- tralización administrativa o política que, en al-
de se llevan a cabo estos procesos. gunos casos, se han visto acompañadas de otras
Esta situación ha motivado una postura am- que aluden específicamente a los procesos de par-
bivalente en la población, pues si bien expresa su ticipación social necesarios para impulsar y con-
preferencia por el esquema político democrático solidar la democracia.
sobre cualquier otra opción existente, lo hace de Los objetivos detrás de estas políticas aluden
una forma marcadamente crítica y escéptica en a dos metas claras: la primera relacionada con el
torno a su funcionamiento actual. El resultado Gobierno y con el logro de mayores niveles de
ha sido el debilitamiento del modelo democráti- eficacia de las políticas y, la segunda, en corres-
co clásico de participación a través de interme- pondencia con la ciudadanía y el logro de una
diarios como los partidos políticos u otras orga- mejor y más fluida relación Estado-sociedad.
nizaciones, porque éstos han degenerado en es- El presente trabajo trata de mostrar que ade-
tructuras excesivamente jerárquicas y burocráti- más de la percepción generalizada de que la par-
cas que no han podido adaptarse a la singulari- ticipación de la sociedad es una condición nece-
dad de los intereses específicos de la población saria para la profundización de la democracia, ésta
(Catalunya Segle XXI, 1999). debe ser considerada e institucionalizada como
La búsqueda de una solución a esta realidad parte integrante de cada una de las etapas del pro-
ha surgido, casi en la totalidad de los países de- ceso de las políticas públicas para generar mayor
mocráticos, de la mano de la “participación” de eficacia y legitimidad en las acciones gubernamen-
la sociedad, asumida como condición necesaria y tales, logrando, de esta manera, reafirmar, en el
suficiente para re-democratizar las democracias mediano y largo plazo, la importancia del con-
en los países desarrollados, y para consolidar la junto de instituciones que son los pilares del sis-
democracia en los en vías de desarrollo. tema político democrático.
A diferencia de las décadas pasadas, en las que En este sentido, primero realizaremos una re-
se percibía que la eficacia gubernamental estaba visión de las etapas del proceso de políticas que
directamente relacionada con la centralización de nos permitan identificar claramente sus caracte-
la toma de decisiones y, por lo tanto, que la par- rísticas eminentemente políticas. En segundo lu-
ticipación era un obstáculo, hoy se tiene la im- gar, analizaremos algunas de las diversas metodo-

3 El acceso a la educación universal, la incorporación de la mujer a la vida laboral, la difusión de la información por todo tipo de
medios son algunas de las causas por las que la generación actual se encuentra en una posición privilegiada en comparación con
la de sus inmediatos antecesores y totalmente radical en comparación a la generación de sus abuelos.

122
logías que se han desarrollado para fomentar una ción de un problema; la agregación de intereses;
mayor participación ciudadana. Identificaremos la organización de las demandas; y, la representa-
las etapas del proceso de políticas en las que se ción y acceso ante las autoridades públicas.
centran, así como los potenciales problemas de Podemos definir la percepción como simple-
su aplicación. mente el acto de recibir y registrar un evento a
través de la vista, el oído, el tacto o el olfato. La
1. LAS ETAPAS DEL PROCESO forma en cómo se haya percibido es muy impor-
DE POLÍTICAS tante para el proceso de políticas porque condi-
ciona la definición del problema. La definición
No podemos decir que entre los teóricos de las es, por tanto, el proceso mediante el cual conver-
políticas públicas exista un acuerdo tácito para timos una percepción en un problema.
aceptar un único concepto que pueda explicar No todos los problemas son percibidos como
todas las características que éstas engloban o el públicos. Para algunos existe un problema y para
número de etapas o pasos secuenciales de las que otros es más bien un beneficio; por otro lado, la
se componen. En este sentido, y de acuerdo con sociedad normalmente trata de encontrar solu-
los objetivos del presente trabajo, nos basaremos ciones a los problemas con los que se enfrenta,
en las etapas del proceso de las políticas plantea- pero sólo si es que esto es insuficiente se tiene la
das por Charles O. Jones: identificación de un impresión de estar frente a un problema de ca-
problema y agendación, la formulación de solu- rácter público. Asimismo, para que el problema
ciones, la puesta en marcha del programa y la se perciba de forma clara, se intente definirlo y
evaluación de la acción (Jones, 1984). genere agregación de intereses, es necesario que
la población que percibe ese problema público
IDENTIFICACIÓN DE PROBLEMAS sea mayoritaria respecto a aquellos que lo perci-
PÚBLICOS4 Y AGENDACIÓN ben como un beneficio.
La agregación de intereses y la organización
No todos los problemas son públicos, no todos de las demandas son factores muy importantes
los problemas públicos se constituyen en deman- pues afectan el proceso de las políticas y sus re-
das sociales y no todas las demandas sociales son sultados. Cuanto mayor sea el número de perso-
tratadas por el gobierno. Por esta razón quizá ésta nas que perciben y definen un mismo problema,
sea la etapa más importante en el proceso de po- mayor será el grado de agregación social en torno
líticas, ya que determina el éxito o fracaso de un al mismo y mayor la capacidad de organización
problema público para convertirse en política de una demanda social que pretenda obtener so-
pública y obtener alguna solución. Si esta etapa luciones al problema.
fracasa no hay siguientes. El proceso de representación es aquel que
La fase de identificación de un problema se puede constituir un vínculo entre las personas,
concreta en la elaboración de una agenda guber- sus problemas y el gobierno; porque no siempre
namental que queda integrada por cinco concep- las percepciones del representado y del represen-
tos claves: la percepción de los sucesos; la defini- tante sobre un mismo problema son similares, lo

4 Entenderemos como problema público a todas aquellas consecuencias, provenientes de actos humanos, que tienen efectos directos
sobre terceras personas y no sobre aquellas directamente involucradas. Para John Dewey (1927), ésta es la idea básica en la que se
encuentra la diferencia entre problemas públicos y privados.

123
que a veces conduce a que las políticas que plan- de a ser más específica, acotada y concreta, iden-
tea este último no reflejen soluciones a los pro- tificando y definiendo problemas precisos como
blemas que el representado define. la tuberculosis, el narcotráfico o la distribución
El proceso de agendación presenta una mayor de la tierra (Cobb y Elder, 1972).
complejidad por lo que es necesario realizar su aná- El proceso de agendación puede entenderse
lisis de forma separada en el siguiente apartado. como determinado por tres tipos de procesos con-
dicionantes: participación, incorporación en la
Agendación agenda institucional y mantenimiento en ella.

La formación de la agenda puede entenderse • Participación: Trabajar en la agendación en


como el proceso mediante el cual ciertos proble- un contexto democrático supone la interrela-
mas o cuestiones llegan a llamar la atención seria ción de grupos activos —organizados, estruc-
y permanente del gobierno como posibles asun- turados, liderados, apoyados y con recursos
tos de política pública. políticos5 — y legítimos identificando proble-
De acuerdo con Cobb y Elder (1972), el pro- mas y negociando las posibles soluciones
ceso de agendación se da ante la existencia de dos 1984)” (Jones, 1984). Debido a que los pro-
tipos diferentes de agenda: la sistémica y la insti- blemas públicos devienen de una construc-
tucional. ción social, quien participa en su formación
La agenda sistémica tiende a estar integrada puede ser un factor importante y decisivo tal
por problemas de carácter abstracto, general y y como lo habíamos planteado anteriormen-
global —áreas de problema— y con identifica- te. No todos los grupos sociales cuentan con
ción masiva de la población precisamente por for- la misma capacidad de organización ni con la
mulación genérica —contaminación, pobreza, se- misma dotación de recursos y grado de pro-
guridad nacional—. La agenda institucional tien- fesionalización6 , por lo tanto existen claras

5 Cuando nos referimos a los recursos “políticos” de los grupos de presión y siguiendo a Dahl, estamos hablando de factores como
la riqueza, el ingreso, el conocimiento, acceso a tecnología, popularidad, control sobre las comunicaciones o el control sobre el
comando de las fuerzas armadas, entre otros. Estos recursos políticos se encuentran desigualmente distribuidos entre otras causas
por el grado de especialización; diferentes dotaciones de recursos heredados; diferencias biológicas, sociales y de experiencia e,
incentivos y motivaciones. Asimismo, debemos estar conscientes que el nivel de recursos con los que pueda contar un grupo de
presión no es el equivalente a la influencia política que pueda llegar a lograr; ésta puede variar dependiendo de la mayor o menor
cantidad de recursos utilizados para lograr algún objetivo o por la mayor o menor habilidad y eficacia con que se utilicen éstos.
Dahl, Robert, 1970.
6 La profesionalización de las políticas es un fenómeno de lo que Walker llamó “comunidades de profesionales de las políticas” y
que se caracterizan por sus conocimientos especializados y el papel clave que juegan en la definición de las políticas. Conforme
se amplía el interés del público en el problema, la influencia de los especialistas tiende a disminuir, mientras que cuando se trata
de problemas de baja visibilidad y que requieren de conocimientos especializados, los profesionistas llegan al apogeo en su
influencia. Pueden actuar para balancear y minimizar los sesgos introducidos por otros grupos, pero a su vez también inducen sus
propios puntos de vista. Debido a su participación, los términos utilizados en los debates tienden hacia un lenguaje cada vez más
técnico y esotérico, creando así barreras en contra de la participación popular y haciendo que el proceso y sus resultados sean
menos inteligibles para el público en general. Jack Walker, “The Diffusion of Knowledge and Policy Change: Toward a Theory
of Agenda Setting”, trabajo enviado al Annual Meeting of The American Political Science Association, agosto 29, septiembre 2,
Chicago, 1974. Otros libros de interés pueden ser: Daniel Moynihan, “Professionalization of Reform”, Public Interest, Fall,
1965. Hugh Heclo, “Issue Networks and the Executive Stablishment” en Anthony King (ed.), The New American Political
Sistems. Washington D.C.: American Enterprise Institute, 1978.

124
diferencias de influencia entre unos y otros tores ayudan a algunos problemas a llegar a la
grupos (Gusfield, 1981). agenda, también causan que otros la abando-
• Incorporación en la agenda institucional: Las nen, cumpliendo lo que se ha denominado
rutas que siguen los problemas para ser agen- “ciclo de atención a las cuestiones (issues)” y
dados son muy variadas y nunca se puede es- que explica que la atención pública constan-
tar seguro del éxito. La posibilidad de incor- temente varíe su mirada y su apoyo a un sin-
porar un problema en la agenda depende de número de problemas.
varios factores como el alcance social del pro-
blema, que determina el grado de apoyo que Finalmente, estos factores condicionantes que
se puede recibir. Si el alcance del problema acabamos de revisar pueden ser distorsionados o
supone llegar a un gran número de personas reacomodados y todas las coyunturas modifica-
—inflación, cortes de servicios básicos, entre das de acuerdo a la actitud que asuma el gobier-
otros— se obtiene mayor atención y apoyo. no respecto a su papel en el proceso de
La relevancia e importancia del problema de- agendación.
termina, asimismo, el grado de atención y apo-
yo que se puede lograr sobre un problema. La • Dejar que suceda (Let it happen): El gobierno
existencia de un amplio acuerdo sobre la defi- asume un rol pasivo en el proceso de agenda-
nición del problema que le otorgue credibili- ción manteniendo abiertos los canales de ac-
dad y aceptación política, así como la existen- ceso y comunicación para que los grupos so-
cia de una solución de fácil comprensión y apli- ciales afectados se dejen oír, pero no trata de
cación permitirá atender el problema rápida- ayudarlos a definir los problemas y organizar-
mente y dejar espacio para la incorporación de se o a asumir el rol de definir el problema y
otro problema en la agenda. Finalmente, exis- establecer las prioridades. Esta actitud genera
ten otros factores de carácter coyuntural o “ven- un sistema altamente preferencial, pues sim-
tana de oportunidad” que pueden ser de algu- plemente ignora la distribución inequitativa de
na forma utilizados para obtener ventajas que los recursos entre los grupos sociales y, por lo
permitan la incorporación de los problemas en tanto, favorece a aquellos que cuentan con ellos
la agenda: crisis, elecciones, cambios de perso- en detrimento de los que no tienen tal suerte.
nas en puestos claves, composición política del • Fomentar que suceda (Encourage it to hap-
congreso, cambio de administración (Kingdon, pen): El gobierno asiste a las personas o gru-
1984). pos en el proceso de definición de los proble-
• Mantenimiento en la agenda: Una vez incor- mas a través de la equiparación de recursos y
porado el problema en la agenda se deben to- preparación de las personas, más que definien-
mar medidas para mantenerlo dentro de ella do y estructurando los problemas. En este
y convencer a los tomadores de decisiones para caso, la actitud del gobierno puede ser consi-
que se den acciones continuas destinadas a derada como arbitraria porque es el que de-
solucionar el problema. A medida que la agen- termina qué grupos o personas deben recibir
da institucional crece es más difícil la incor- ayuda. Existe la posibilidad de que al orien-
poración de nuevos problemas como también tar la ayuda a ciertos grupos, el gobierno esté
el mantenimiento de los ya incorporados. Así cumpliendo algunos objetivos propios de
como las ventanas de oportunidad y otros fac- construcción de agenda.

125
Mariano Fuentes Lira. Palacete de los marqueses de Caso (hoy Museo Nacional de Arte)

126
• Hacer que suceda (Make it happen): En este muchas y diversas decisiones de lo muchos acto-
caso, el rol del gobierno es muy activo en las res participantes gubernamentales7 y extraguber-
tareas orientadas a la definición de los pro- namentales8 , que en sus diversas interacciones han
blemas y objetivos que buscan lograr los gru- preparado y condicionado la decisión central
pos sociales. Los hacedores de políticas no (Aguilar Villanueva, 1996b).
esperan a que el sistema funcione por sí mis- Las aproximaciones utilizadas para la realiza-
mo; por el contrario, dirigen las operaciones ción de propuestas de políticas pueden variar de
para definir problemas y señalar prioridades acuerdo a la experiencia del formulador, el esta-
analizando los eventos sociales por sus efec- tus o la importancia del asunto para el gobierno;
tos y estableciendo la agenda de acción gu- pero en general pueden ser de tres tipos o una
bernamental. Este rol gubernamental presenta combinación de los mismos.
dos claros inconvenientes: por un lado, su-
pone una excesiva carga de trabajo para el go- • Formulación rutinaria: Es repetitiva y sin
bierno, pues las tareas de juzgar las consecuen- cambios esenciales en el proceso de
cias y establecer prioridades en una sociedad (re)formulación dentro del área de un asunto
compleja son, a su vez, complicadas; en se- que está bien establecido en la agenda guber-
gundo lugar, este tipo de rol protagonista cues- namental.
tiona los principios democráticos del propio • Formulación análoga: Tratamiento de nue-
gobierno. vos problemas a través del análisis de lo que
se hizo y se desarrolló ante problemas simila-
FORMULACIÓN res en el pasado o en otros países –buscando
analogías.
Ha sido identificada normalmente como aquella • Formulación creativa: Tratamiento de proble-
en que se toman las decisiones de políticas den- mas nuevos o ya existentes a través de pro-
tro del gobierno de una forma cuasi obscura, muy puestas novedosas y sin precedentes y que re-
poco transparente y que no es visible a los ciuda- presentan, de algún modo, una ruptura con
danos. Sin embargo, implica mucho más que esto, las políticas del pasado.
implica una serie de actividades más o menos re-
lacionadas en un proceso que se compone de Asimismo, debe tenerse en cuenta que ade-

7 Si bien dependemos de la forma de gobierno existente en cada país, podemos determinar que, en la mayoría de los casos, los
actores gubernamentales que se encuentran inmersos dentro del proceso de formulación de políticas pueden ser la presidencia, el
congreso, el poder ejecutivo, el gabinete presidencial, las agencias, los gobiernos locales y estatales, las universidades, las organi-
zaciones de investigación privadas o no gubernamentales, el primer ministro y su cuerpo de ministros, etc.
8 Ya lo planteaba claramente Roger Davidson cuando establecía que “… nada es más natural para los intereses personales o
grupales que asociarse sobre o alrededor de aquellas agencias gubernamentales cuyas decisiones les afectan directamente…” en
Roger Davidson, “Breaking up those ‘Cozy Triangles’: an impossible dream?”, Legislative Reform and Public Policy, Ed. Susan
Welch & John G. Peters, New York, Praeger, 1977. Como vemos ya en la década de los setenta se habían identificado claramente
las relaciones existentes entre los grupos de presión social y las agencias gubernametales; hoy podemos encontrar una cantidad y
variedad mucho mayor de grupos de presión que se encuentran mucho más organizados, con mayores recursos que en el pasado
y con mayor poder para influenciar las decisiones gubernamentales. Entre otros, podemos citar a las redes de asuntos, las redes de
políticas, los thinktanks, agrupaciones cívicas, asociaciones sociales —ancianos, gays—, minorías raciales, religiosas, etc. que
ejercen influencia importante cuando los temas de políticas que se encuentran en discusión de alguna forma les afectan.

127
más de la aproximación a ser utilizada para for- guntas en torno a si se han calculado los posi-
mular una política, el proceso mismo está com- bles efectos de la propuesta de política sobre
puesto o determinado por dos conjuntos de ac- el problema específico al que se quiere dar
ciones distintas. Primero, una acción guberna- respuesta o sobre otros problemas y progra-
mental que de alguna forma determina ciertas lí- mas.
neas y patrones de acción; y segundo, un conjun-
to de actores extragubernamentales de variadas Como hemos visto con anterioridad, estas
orientaciones políticas. Éstos pueden ir desde definiciones se irán concretando como resulta-
aquellos que ejercen presión para salvaguardar sus do del proceso de formulación y podrán mante-
intereses actuales, pasando por la de los posibles ner el espíritu inicial impuesto por el gobierno
clientes y beneficiarios de la política, hasta aque- o haber cambiado para adaptarse al juego de
llos que presionan para modificar el statu quo y poder inmerso en este proceso. De ahí la im-
obtener mayores beneficios. La formulación es portancia de tratar, aunque de forma acotada,
un proceso y como tal no está definido a priori; los tipos de relaciones políticas que se producen
se estructura de acuerdo a las interacciones entre dentro de él.
los actores, hasta concluir en una política que
cuente con el apoyo mayoritario para luego ser Reacciones subjetivas
implementada. Por consiguiente, el proceso de
formulación está compuesto básicamente por dos Ya en 1964, Lowi establecía que las relaciones so-
partes en constante interacción: la “planeación ciales se constituían por las expectativas recípro-
racional” llevada a cabo por el gobierno y las cas; aludía a que la mayoría de las relaciones po-
“reacciones subjetivas” de los grupos de presión líticas están determinadas por las expectativas
dentro o fuera del gobierno. existentes en torno a los “productos gubernamen-
tales o políticas”. Es decir, que las actividades po-
Planeación racional líticas se desarrollan y orientan alrededor del pro-
ceso de las políticas en función a los beneficios y
Este proceso de planeación racional implica más ventajas que cada grupo de presión interviniente
que todo al gobierno e incorpora, al menos, la pretende obtener de las acciones gubernamenta-
definición de los siguientes aspectos: les dirigidas a resolver cuestiones sociales (Lowi,
1964). Esto supone que a mayores beneficios
• Número de problemas a ser tratados: debe mayores serán los recursos que los grupos de pre-
existir claridad en cuanto si la propuesta de sión inviertan. Consecuentemente, el diseño y
política está dirigida a solucionar todos los desarrollo de las políticas no son solamente un
problemas de un área problemática específi- tranquilo y neutro espacio jurídico o administra-
ca, un grupo de problemas o un solo proble- tivo sino, también, una arena política en la que
ma. convergen, luchan y conciertan las fuerzas políti-
• Extensión del análisis: asimismo, se debe tomar cas (Aguilar Villanueva, 1996c).
conciencia de los aspectos del o los problemas Más interesado por la influencia que ejercen
que se tratarán. Si se abordarán en su totalidad los grupos de presión dentro de la propia admi-
o sólo en algunos aspectos específicos. nistración —y como esto condiciona la acción
• Efectos estimados: deben responderse a pre- gubernamental—, Allison desarrolló tres mode-

128
los explicativos de la acción gubernamental. El Es sumamente difícil diseñar políticas
modelo de “política o actor racional” plantea el públicas y programas que luzcan bien en el
curso de la política como el desarrollo y resulta- papel; es más difícil aún formularlas en
do de una elección racional que considera a deci- palabras y eslóganes que suenen agradables
sores y operadores de la política como actores que a los oídos de los líderes políticos y los
se comportan racionalmente, maximizando va- electores de los cuales son responsables; y, es
lores y minimizando costos luego de haber exa- inmensamente más difícil implementarlas
minado toda la información existente y con ella de una forma que complazca a todos,
construido la mayor cantidad de opciones rele- incluyendo a los supuestos beneficiarios y
vantes. El modelo del “proceso administrativo” clientes (Bardach, 1977).
plantea el curso de la política como un producto
organizacional; es decir, responde a las pautas de La política en el momento en que se echa a
comportamiento y decisión —redes de informa- andar, desata muchas oportunidades y expectati-
ción propia, jerarquías establecidas, funciones y vas, poderes e intereses en juego, cargas de traba-
tecnologías, repertorios de respuestas y manuales jo y responsabilidades, operaciones y decisiones.
de funciones— de las organizaciones públicas in- La implementación se convierte, entonces, en un
tervinientes en el proceso de las políticas. El mo- proceso muy complejo, elusivo y conflictivo que
delo de “política burocrática” ve a la política como vuelve casi imposible el encontrar una fórmula
un resultado político: un juego de fuerzas entre de coordinación que integre las diferencias y con-
grupos con intereses propios —agencias, minis- figure una acción colectiva armónica y efectiva.
terios, reparticiones, etc.—, con victorias y de- Más allá del diseño de la política se encuen-
rrotas, donde la política es el vector resultante de tra su puesta en marcha, y más allá del presidente
enfrentamientos y compromisos, competiciones o primer ministro y de la legislatura se detecta
y coaliciones, conflictos y transacciones conve- una compleja red de organizaciones públicas, pri-
nientes (Allison, 1996). vadas y mixtas, con intereses y hábitos, que se
El proceso de formulación tiene como etapa encarga de transformar las decisiones en hechos
final aquella que legitima la política, que incor- efectivos. Importantes consideraciones pertinen-
pora las nociones de autoridad, consenso, obli- tes y decisivas en el destino de las políticas públi-
gación, apoyo, etc.; es decir, que la legitimidad cas si han de llegar a ser efectivamente políticas,
se establece cuando la propuesta de política es componentes de la historia social real y no sim-
aceptada, convertida en norma legal y apoyada plemente un discurso de gobierno o escritos de
con los recursos necesarios para su puesta en leyes (Aguilar Villanueva, 1996a).
marcha. Muchas políticas fracasan. Esto no quiere
decir que la implementación sea la etapa que de-
IMPLEMENTACIÓN termina el fracaso de una política; solamente se
pretende dejar claro que si hay algún punto con-
El significado literal de la implementación es el flictivo en el que la política puede fracasar la
de “llevar a cabo el trabajo”, y si bien a simple mayor parte de las veces es en el de la implemen-
vista parece una cuestión no muy complicada, es tación.
la etapa más compleja del proceso de las políticas Dos son los factores principales que determi-
tal y como Bardach plantea: nan el fracaso de las políticas en esta etapa:

129
• Multiplicidad de participantes y expectativas: EVALUACIÓN
diferentes individuos y organizaciones, guber-
namentales y civiles intervienen por las más Es el proceso mediante el cual el gobierno y la
diferentes razones e intereses, e intervienen sociedad civil pueden juzgar los méritos y efectos
con diversas actitudes y grados de compro- reales de los procesos o programas gubernamen-
miso. El resultado de esta variada participa- tales. Se ha convertido en el instrumento básico
ción es pormenorizar objetivos, recursos y pro- para medir la efectividad de los programas, así
cedimientos, y adaptarlos a circunstancias y como el instrumento estándar para determinar
operadores. Esta multiplicidad de especifica- qué programas deben seguir implementándose y
ciones, aunque no se encuentre fuera del cuáles no ante eventuales políticas de recorte pre-
marco global de aplicación de la política, ge- supuestario o reducción del gasto corriente gu-
nera conflictos, malos entendidos, confusio- bernamental (Jones 1984).
nes o retrasos que pueden ser factores aniqui- Se encuentra compuesto por cuatro subacti-
ladores de la política. vidades:
• Multiplicidad de decisiones y puntos claros:
cada vez que se requiere un acuerdo entre los • Especificación: es la subactividad catalizado-
actores participantes para que la política pue- ra del proceso de evaluación y la más impor-
da seguir adelante tenemos un “punto de de- tante, pues en ella se procede a identificar los
cisión”; y dentro de cada uno de estos puntos objetivos y criterios a través de los cuales un
existen varios “claros” o aprobaciones parti- proceso o programa gubernamental debe ser
culares de parte de actores que tienen el po- evaluado.
der o la capacidad de vetar la forma, el conte- • Medición: es la recolección de información
nido o el tiempo de la decisión cooperativa relevante al objeto de evaluación; debe ser
inicial. muy precisa —número de vehículos en cir-
culación para determinar el uso de una carre-
Finalmente, podríamos establecer que la tera— o, por el contrario, de tipo impresio-
implementación es algo así como un set o grupo nal o poco precisa —la visita a un centro de
de actividades dirigidas a poner un plan o pro- salud para comprobar las mejorías resultan-
grama en práctica; “…el proceso de interacción entre tes de la implementación de un nuevo pro-
el establecimiento de objetivos y las acciones engra- grama gubernamental.
nadas para lograrlos”; por lo tanto, un proceso • Análisis: es la absorción y tratamiento de la
imposible de ser contenido y delimitado, una información recolectada en orden para obte-
amplia “…red sin costura” pero en continuo pro- ner conclusiones; asimismo, esta etapa se ca-
ceso de ser tejida. En resumen, “…la habilidad racteriza por la utilización de diversas meto-
[que deben desarrollar los responsables de la dologías, desde las científicamente rigurosas
implementación de la política] para forjar [día a hasta las impresionales y experimentales.
día] los subsiguientes vínculos en la cadena causal, • Recomendación: es la determinación de qué
conectando acciones y objetivos [con el fin de hacer es lo que se debe hacer a continuación; es
efectiva la aplicación de la política y lograr el cum- decir, se debe decidir sobre si dejar que el pro-
plimiento de los resultados esperados]” (Jones, grama siga su curso sin interferencias, seguir
1984). realizando la evaluación para obtener mayor

130
información que permita tomar una decisión cambiar con el tiempo. Asimismo, es importante
posterior, realizar ajustes que serán mayores notar que algunos programas sociales presentan
o menores dependiendo de los resultados en- resultados fácilmente cuantificables frente a otros
contrados en la evaluación, o terminar el pro- de difícil cuantificación como: cohesión social,
grama. aprendizaje democrático, solidaridad, capacidad
de organización, entre otros, que entorpecen la
El proceso de evaluación ocurre en todos los obtención de resultados claros para que el eva-
niveles de gobierno y fuera del mismo; involucra luador tome una decisión.
a personas con diferente formación, experiencia Frecuentemente, las evaluaciones de políti-
y aptitudes; pero, por sobre todo, los resultados cas gubernamentales más dramáticas son aque-
de la evaluación son eminentemente políticos llas que provienen de fuera del gobierno; es de-
aunque se hayan producido de forma científica. cir, de los grupos de presión social que siempre
La evaluación, de la misma manera que las se encuentran en posición de alerta con las polí-
restantes etapas del proceso de las políticas, es un ticas que pueden afectarlos directa o indirecta-
proceso político. En primer lugar, alguien decide mente. Las políticas dentro de un sistema polí-
que ésta debe llevarse a cabo, dónde debe reali- tico democrático, cuenten o no con factores eva-
zarse y qué recursos se podrán a disposición del luativos, encontrarán eco en las personas que
proceso para su aplicación y los métodos a ser ejercen su derecho de libertad de expresión; y, a
utilizados. En segundo lugar, al decir llevarla a su vez, este fenómeno de forma agregada se con-
cabo se decide la existencia de ganadores y perde- vierte en la base para acciones evaluativas que
dores, incluso antes de que el proceso de evalua- pueden verse representadas en ámbitos tan va-
ción se lleve a cabo o los resultados salgan a la luz riados como las elecciones de los cargos electos
pública (Jones, 1984). En tercer lugar, la posible gubernamentales hasta las acciones organizadas
terminación de un programa como resultado de capaces de influir en decisiones políticas futu-
una evaluación, pone en movimiento otros ras.
andamiajes dentro y fuera del gobierno que
desatan la competencia por los posibles recursos MODELOS DE PARTICIPACIÓN
a ser liberados (Wildavsky, 1980).
Simultáneamente, el proceso de evaluación Como se ha determinado, el policy process se en-
puede ser usado como una forma de conseguir cuentra muy distante de estar alejado de la ciu-
legitimidad para un programa; es decir, que a tra- dadanía y de los múltiples intereses que ésta re-
vés de la evaluación es posible mostrar cumpli- presenta. Puede ser definido como un proceso
miento de objetivos y metas, y, así, lograr reco- altamente politizado del que dimana una serie de
nocimiento público y publicidad que permitan políticas totalmente diferentes a las que hubiesen
obtener mayores recursos presupuestarios y polí- desarrollado agencias gubernamentales autóno-
ticos. mas y aisladas de cualquier interferencia admi-
Sin embargo, cuando es aplicada a los pro- nistrativa, política o social. La importancia de esta
gramas sociales la evaluación se torna particular- realidad demanda que estas políticas sean estu-
mente complicada debido a que éstos se caracte- diadas conjuntamente con los procesos de parti-
rizan por no contar con una definición rigurosa cipación ciudadana impulsados en las últimas
de objetivos y metas, o por ser susceptibles de décadas en diversos países, lo cual permitiría es-

131
Mariano Fuentes Lira. Residencia de los marqueses de Villaverde (hoy Museo Nacional de Etnografía y Folklore)

132
tablecer relaciones causales resultantes de ambos los ciudadanos se escuchen en el proceso de
procesos. toma de decisiones públicas. Se constituyen
No intentamos establecer como ejemplo de por grupos de 25 a 30 personas elegidas al
un modelo de participación actos en los que re- azar que, tras un proceso de información plu-
presentantes explican sus programas o propues- ral y de deliberación colectiva, emiten un dic-
tas a un grupo de ciudadanos que permanecen tamen sobre un problema colectivo que exige
pasivos y donde la situación de ambas partes ter- una respuesta pública. Al final del periodo de
mina siendo frustrante, pues este tipo de reunio- análisis —entre 3 y 5 días—, se pasa un cues-
nes es básicamente informativo y no existe bila- tionario en el que cada uno de los miembros
teralidad comunicativa. Por el contrario, trata- trata de reflejar la totalidad de los temas tra-
mos de ilustrar metodologías innovativas que se tados a lo largo de las sesiones y que permite
han desarrollado con el objeto de establecer una elaborar un informe descriptivo de los resul-
relación que combine información, deliberación tados con la ayuda de un grupo asesor y con
y capacidad de intervención de los ciudadanos la aprobación de una comisión de los partici-
en los procesos decisionales, sabiendo de ante- pantes. Finalmente, si bien el informe recoge
mano que se tratan problemas públicos que no las preferencias de los ciudadanos, éste no tie-
tienen una solución clara, única o ideal (Subi- ne carácter vinculante y la capacidad legal de
rats, 1996). decidir sobre el problema pertenece a los re-
En este sentido, son variados los modelos de presentantes políticos electos (Font, 1996).
participación ciudadana que se han ofrecido • Encuestas deliberativas (Deliverative Opi-
como recetas para paliar, de alguna manera, la nion Polls): se trata de un mecanismo desa-
deslegitimación del sistema democrático y pro- rrollado de forma experimental para la elec-
mover el debate y la deliberación sobre proble- ción de candidatos presidenciales en Esta-
mas públicos o la toma de decisiones de forma dos Unidos de Norteamérica o en discusio-
directa. nes públicas sobre ley y orden en Gran Bre-
taña. Reúne una muestra de población vo-
DEBATE Y DELIBERACIÓN tante a la cual se informa detalladamente
sobre algún problema público planteado y
Si bien no cubrimos todos los tipos de experien- posteriormente se le pide una opinión me-
cias que se han llevado a cabo en muchos países, diante una encuesta. Es un proceso que di-
citaremos aquellos a los cuales se ha prestado fiere de los métodos de encuestas tradicio-
mayor atención en la literatura contemporánea: nales porque antes de pedir alguna opinión
informa a los encuestados. El número de
• Consejos ciudadanos o Núcleos de interven- personas es mucho mayor que en el caso
ción participativa (NIP): son una técnica para anterior, por lo que la profundidad con la
la intervención de los ciudadanos en los pro- que se trata el tema es menor y quedan las
cesos de toma de decisiones públicas. Tratan dudas sobre el posible sesgo que puede pro-
de integrar y recoger lo mejor de mecanismos ducirse en la selección de la información o
tan dispares como asambleas, jurados, conse- de los informantes (Fishkin, 1995).
jos consultivos y encuestas de opinión, para • Conferencias de consenso: buscan conocer la
ofrecer otra posibilidad de que las voces de opinión informada de la gente común sobre

133
algún tema rodeado de cierta polémica, e in- contras—, consciente de las consecuencias de las
tentan confrontar las lógicas técnicas o cien- alternativas en conflicto sin que ello implique,
tíficas y las derivadas de la defensa de intere- necesariamente, el llegar a una solución correcta
ses con la opinión de la ciudadanía en gene- o que la solución planteada sea adoptada por las
ral o parte de ella. Este es un proceso en el autoridades.
cual interactúan las partes en conflicto y la
población que, por algún motivo, se siente TOMA DE DECISIONES DE FORMA DIRECTA
afectada por cualquiera que sea la decisión que
se vaya a adoptar, realizándose una confron- El referéndum es el método tradicional de este
tación técnica y científica que a veces escapa tipo de participación ciudadana en la que se to-
de la comprensión de la mayoría de los parti- man decisiones de forma directa. Actualmente son
cipantes. La participación de las personas no muy utilizados en países como Estados Unidos,
se produce de forma aleatoria, sino que se hace Suiza y Gran Bretaña; y el avance tecnológico de
un llamamiento a todas aquellas personas que las telecomunicaciones —internet, televisión por
por alguna razón se sientan interesadas en el cable, televisión interactiva, etc.— le ha brinda-
tema para que participen (Stewart, 1996). do nuevas y variadas potencialidades.
• Grupos de mediación: buscan encontrar so- Entre los ejemplos más conocidos de la apli-
luciones a conflictos existentes, por lo que se cación de estas nuevas tecnologías figura la expe-
caracteriza por contar con ambas partes en riencia del estado de Ohio, en Estados Unidos,
conflicto para que las decisiones que se adop- donde un sistema interactivo de televisión por
ten, finalmente, cuenten con la legitimidad cable permite a sus habitantes participar directa-
de los interesados y de los grupos afectados. mente a través de un sistema de cinco botones
Esta forma de deliberación puede asemejarse —multialternativos— en consultas puntuales. La
más a un arbitraje o mediación no obligato- crítica a estos nuevos sistemas advierte que pue-
ria, donde lo importante es que las dos partes den convertirse en medios a través de los cuales
en conflicto estén presentes, tengan la opor- los grupos de intereses ejerzan influencia y ma-
tunidad de dialogar y se cree el clima necesa- nipulación, mediante la movilización electrónica
rio para que ambas partes puedan conocer los de sus afiliados o simpatizantes, directamente
diferentes puntos de vista y las respectivas sobre los medios de comunicación y representan-
motivaciones y finalmente plantear una sali- tes políticos. Otro aspecto negativo es que no toda
da factible al problema (Stewart, 1996). la población tiene la posibilidad de acceso a la
televisión por cable, lo cual provoca una rigidez
Los cuatro modelos de participación antes de acceso a la participación política (Subirats,
explicados tienen en común la intención de mez- 1996).
clar aportaciones basadas en conocimientos téc- Entre otros ejemplos menos intensivos en tec-
nicos y aquellas basadas en la defensa de intereses nología, pero de mayor importancia y trascen-
sociales presentes, con las fundamentadas en el dencia, podemos citar los “presupuestos participa-
sentido común y las experiencias personales de tivos” en la ciudad de Porto Alegre, Estado de Río
los participantes. Se busca a través de la delibera- Grande do Sul, en Brasil, donde los grupos so-
ción la formación en la población de una opi- ciales del municipio se reúnen en espacios pro-
nión responsable —informada de los pros y los pios de discusión para debatir y priorizar las in-

134
versiones municipales anuales (Moreno, 1999). to municipal, a través de programas de inversión
Y por otro lado, la experiencia de “participación mixta —capital público o privado y mano de obra
popular” en 314 municipios de Bolivia, en los local— y finalmente, evaluación del cumplimien-
cuales las comunidades indígenas, pueblos indí- to de la ejecución presupuestaria con derecho a
genas, comunidades campesinas y juntas vecina- veto sobre la gestión municipal (Molina, 1997).
les constituyen legalmente Organizaciones Terri- Utilizando la información de los Cuadros Nº
toriales de Base (OTBs) que cuentan con la po- 1 y 2 podemos obtener una relación entre los
testad legal de establecer espacios propios de dis- modelos de participación analizados, la etapa del
cusión de acuerdo a sus propias costumbres y re- proceso de políticas en la que pueden ser situa-
glamentos para la identificación y priorización de dos o en la que, por sus características, se llevan a
los problemas sociales y su incorporación como cabo; y la importancia de esa participación en el
programas a ser implementados en el presupues- logro de los objetivos de políticas de cada etapa.

Cuadro 1
Características de las etapas del proceso de las políticas

Identificación de Formulación Implementación Evaluación


problemas públicos
y Agendación
Participación de grupos de presión X X X x
Conflicto de intereses X X X x
Determinante del éxito o
fracaso de la política X x X x
Alto grado profesionalización
del proceso x X x X
Logro de legitimidad X X X X
Fuente: Elaboración propia
X = alta relevancia; x = relevancia relativa

La participación de la ciudadanía de forma políticas. Esto plantea una primera señal para la
organizada, los intereses representados por la existencia de una relación positiva entre la par-
misma y la legitimidad que supone, presentan ticipación ciudadana y mejores políticas públi-
alta relevancia en la mayor parte del proceso de cas.

135
Cuadro 2
Características de los modelos de participación ciudadana

Carácter Fomento de Formación Implica una Incremento


voluntario la discusión y de opinión toma de la legitimidad
en la deliberación durante el efectiva de de las decisiones
participación proceso decisiones políticas
Consejos ciudadanos o
Núcleos de intervención
participativa (NIP) NO SI SI NO SI
Encuestas deliberativas NO SI SI NO SI
Conferencias de consenso NO SI SI NO SI
Grupos de mediación NO SI SI NO SI
Referéndum SI/NO NO NO SI SI
Presupuestos participativos
y Participación popular SI SI SI SI SI
Fuente: Elaboración propia

En suma, como podemos ver en el Cuadro 3, a lo largo del proceso de las políticas. Asimismo,
la mayoría de los modelos de participación que debe resaltarse la existencia e importancia de la par-
tienen por objetivo la generación de debate y dis- ticipación en cada una de las etapas del proceso de
cusión se encuentra focalizado en las primeras tres políticas como factor condicionante para que los
etapas del proceso de políticas, pues no tiene capa- problemas públicos se consoliden como tales; sean
cidad para la toma de decisiones, sino capacidad incorporados en la agenda institucional; se adop-
de emitir juicios de valor que pueden ser o no con- ten como políticas o programas públicos con apo-
siderados por los tomadores de decisiones. Mien- yo político y financiamiento; sean implementados
tras, los modelos de participación directa en la toma y; finalmente, se evalúe el verdadero impacto en la
de decisiones gubernamentales tienen un impacto solución de los problemas.

136
Cuadro 3
Modelos de participación ciudadana y su importancia en el proceso de las políticas
Proceso de las políticas
Modelos de Planteamiento Agendación Formulación y toma Implementación Evaluación
participación del problema de decisiones y control
público
Consejos ciudadanos
o Núcleos de
intervención
participativa (NIP) SI SI/NO SI/NO NO NO
Encuestas deliberativas SI SI/NO SI/NO NO NO
Conferencias de consenso SI SI/NO SI/NO NO NO
Grupos de mediación NO NO SI NO NO
Referéndum NO SI/NO SI NO NO
Presupuestos
participativos y
Participación popular SI SI SI SI/NO SI
Muy Alta Muy Alta Alta Media/Baja* Muy Alta
Grado de importancia de la participación
Fuente: Elaboración propia
* Dependiendo el tipo de política o programa a ser implementado

A MANERA DE CONCLUSIÓN proceso altamente participativo compuesto de un


sinnúmero de grupos de presión tanto del inte-
Nos hemos introducido al tema del presente tra- rior como del exterior del gobierno que, en últi-
bajo a través del reconocimiento de una cada vez ma instancia, determinan los resultados del pro-
más apática sociedad para participar en los pro- ceso.
cesos políticos de toma de decisiones que afectan En la segunda parte, hemos analizado las ca-
de forma directa o indirecta a su vida. Apatía que racterísticas de algunas de las propuestas meto-
no sólo se debe a la decisión de las personas de dológicas diseñadas para generar mayores grados
no participar, sino al cada vez mayor alejamiento de participación de la sociedad en el proceso de
del ciudadano de las arenas de discusión y toma políticas; y hemos podido determinar que éstas
de decisiones gubernamentales. tienen virtudes y deficiencias. Por una parte se
En una primera parte del trabajo hemos ana- logran los objetivos de participación social, aun-
lizado el proceso de las políticas a través del cual que para este fin se haya tenido que motivar a las
el sistema político da solución a los problemas personas con retribuciones financieras. Se gene-
que surgen del constante (re)acomodo de las va- ran importantes discusiones que permiten am-
riables en su interior; estableciendo las caracte- pliar y profundizar el conocimiento de las perso-
rísticas del proceso de políticas y, a la vez, deter- nas sobre algunos asuntos públicos, percibir la
minando dos importantes factores: primero, que existencia e importancia de otros puntos de vista
es un proceso eminentemente político en el que y, finalmente, realizar la dificultosa tarea de plan-
existen perdedores y ganadores; y, segundo, es un tear una posible solución al problema presenta-

137
do. Por otro lado, estas metodologías participati- • Formulación: mayor legitimidad en la priori-
vas no son totalmente relevantes en la determi- zación de las necesidades y aportes en las difi-
nación del resultado final pues, en su mayoría, cultades y oportunidades originadas en la ex-
no son vinculantes a las decisiones de las autori- periencia comunitaria.
dades públicas. • Implementación: apoyo a la efectividad orga-
El análisis conjunto del proceso de las políti- nizativa, generación de ideas innovativas,
cas y las propuestas de participación ciudadana aporte de la sabiduría acumulada en la po-
nos permite vislumbrar una nueva generación de blación y retroalimentación continua que
políticas públicas con mayor participación ciu- permite la toma de decisiones de forma opor-
dadana y, por lo tanto, con nuevas potencialida- tuna (Kliksberg 1998).
des, condicionantes y limitantes: • Evaluación: al ser fomentada la participación
en las anteriores etapas se incide directamen-
POTENCIALIDADES te en la prevención de la corrupción. Los jue-
ces más efectivos suelen ser los destinatarios
Primero, el posibilitar que las personas partici- de las políticas pues lo contrario sería como
pen en la identificación de sus problemas y apor- robarse a uno mismo. Se genera información
ten con su experiencia o exploren nuevas posi- continua que permite la toma oportuna de
bilidades de soluciones afecta directamente y de decisiones y se desarrollan procesos de apren-
forma positiva a la efectividad de las políticas dizaje constante en la población.
adoptadas para enfrentar dichos problemas. Ade-
más, impulsa la generación y el mejoramiento CONDICIONANTES
de habilidades de organización que no sólo
sirven para fines políticos, sociales, culturales, Primero, existe una gran diferencia entre los pro-
comunitarios, entre otros, sino, también, para cesos de participación social que se llevan a cabo
el fortalecimiento de las organizaciones de forma experimental o como pruebas piloto y
comunitarias. los que se desarrollan de forma institucionaliza-
Segundo, se debe fomentar la participación da y respaldados por la normatividad legal. Los
ciudadana en la implementación de aquellos pro- primeros logran incentivar a los participantes de
yectos que lo permitan fomentando la apropia- forma transitoria, ya que una vez finalizado el
ción ciudadana del proyecto (ownership) y el lo- experimento la apatía retorna acompañada de la
gro de equidad y autoestima individual y colecti- sensación de desilusión por haber sido utilizados
va (Campero N. and Pérez 1997). con fines políticos que perseguían sólo legitimar
Tercero, la promoción de la participación en una decisión pública y no promocionar la parti-
todas las etapas del proceso de las políticas gene- cipación. Los segundos, generan incentivos de
ra ventajas comparativas: carácter permanente y la sensación de que, al
margen del resultado de su participación, son
• Identificación de problemas y agendación: per- tomados en cuenta y pueden participar de forma
mite la detección de problemas reales y la po- activa, reconocida y respaldada.
sibilidad de definirlos y acotarlos de forma Segundo, depende exclusivamente de los
tal que respondan a las necesidades reales de gobiernos no sólo el establecer reglas del juego
la población. respetadas y aceptadas por todos los actores;

138
sino, prever mecanismos que permitan amino- den ser tomados como una restricción de entra-
rar las diferencias de recursos entre los grupos da que sesga el resultado del proceso.
participantes, especialmente de aquellos que Tercero, los procesos de participación en so-
por situaciones étnicas, sociales, económicas o ciedades desarrolladas son distintos a los que ocu-
culturales posean mayores impedimentos para rren en sociedades en vías de desarrollo en térmi-
influir en los procesos de toma de decisiones. nos de mayores niveles de cultura, educación,
Una de las mayores medidas de éxito ha sido el recursos, número de espacios de discusión, etc.
respeto de la historia, cultura e idiosincrasia Aspectos que tenderán a diferenciar por comple-
de la población, factores que contribuyen al to las características estructurales de los procesos
éxito y mantenimiento de la proactividad so- en una u otra realidad.
cial. Generalmente, el no tomar en cuenta es- Cuarto, siguiendo a Dahl en cuanto a las li-
tos factores origina la aparición de procesos mitantes de la democracia participativa debemos
participativos solidarios paralelos que gozan de estar conscientes de que los procesos de partici-
mayor legitimidad que los propuestos o im- pación tienden a ser más fáciles y eficaces de ser
puestos por el gobierno. desarrollados en poblaciones con un número no
Tercero, los resultados de los procesos de par- muy elevado de pobladores (Dahl 1999:124),
ticipación deben ser representativos de los con- aunque no podamos, en ningún caso, determi-
sensos alcanzados en ellos para lograr legitimi- nar las magnitudes poblacionales óptimas para el
dad en la toma de decisiones. Si, por el contrario, desarrollo de la participación pues estas depen-
se tienden a pervertir los resultados del proceso a derán estrictamente de las características del pro-
favor de uno o más grupos de presión la legitimi- ceso, el lugar y la cultura en la cual se desarrollan.
dad tenderá a bajar y por consiguiente a generar
sentimientos generalizados de frustración y aban-
dono del proceso, y, por lo tanto, menores posi- BIBLIOGRAFÍA
bilidades para incorporar a esa población en acti-
vidades similares en el futuro. Aguilar Villanueva, Luis F.
1996a. El estudio de las políticas públicas. Segunda
edición, volumen 1. México: Miguel Ángel Porrúa.
LIMITANTES 1996b. La hechura de las políticas. Segunda edición,
volumen 2. México: Miguel Ángel Porrúa.
Primero, una cosa es lo que los gobiernos esta- 1996c. La implementación de las políticas. Segunda
blecen a través de las leyes y otra el resultado real edición, volumen 4. México: Miguel Ángel Porrúa.
de su aplicación. La realidad nos ha demostrado
Allison, Graham T.
que entre el discurso político a favor de la parti- 1996 “Modelos conceptuales y la crisis de los misiles
cipación ciudadana y los hechos reales que im- cubanos”. En: Aguilar, Luis F. La hechura de las políticas.
pulsan las políticas a favor de ella existe una gran Segunda edición, volumen 2. México: Miguel Ángel
brecha. Porrúa.
Segundo, las diferencias en la capacidad y can-
tidad de recursos entre los grupos participantes, Bardach, Eugene
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139
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140
SECCIÓN V

ARTE Y CULTURA
142
UN PROBLEMA DE ORGANIZACIÓN

La crítica tradicional y el programa


literario del 52
Antonio Vera Jordán1

En este artículo el autor revisa dos obras de Enrique


Finot y Fernando Diez de Medina, buscando pistas de
lo que a partir del 52 marcó la forma general de enten-
der, concebir y esperar de la literatura en Bolivia.

Hablar de literatura boliviana y de la Revolución concentra con tanta intensidad en un momen-


del 52 permite no sólo observar las relaciones entre to específico —en una fecha, un día preciso— y
ese fundamental hecho histórico que marca el na- cuando éste además se caracteriza por la violen-
cimiento de un nuevo Estado y la producción ta irrupción de un orden que desplaza a otro, el
literaria que se desarrolla, ya sea en sus momen- nuevo Estado tiene como una de sus finalidades
tos germinales o posteriormente, sino también generar un consenso absoluto de las fuerzas so-
acercarse a cómo el 52 marca las visiones críticas ciales para legitimar el orden instaurado. Una
de la literatura nacional. En concreto, a cómo ese de las vías para lograr ello es generar en diferen-
proceso que se remonta a los inicios de la Guerra tes ámbitos de la sociedad un discurso que ex-
del Chaco y, de diversas formas, se prolonga has- prese el carácter necesario de los cambios trau-
ta nuestros días, ha modelado la visión crítica máticos y radicales: la Revolución no sólo apues-
acerca de lo que significa la literatura nacional. ta a cambiar un orden de cosas, sino que requie-
Nos referimos a la pregunta acerca de si es posi- re volver a nombrarlo. Y para ello es necesario
ble hablar de una “literatura boliviana” plantea- reinventar el relato histórico a partir de la idea
da en dos momentos —diferentes entre sí—de de una línea divisoria que separa el oscuro pasa-
lo que podemos llamar hoy la crítica tradicional do de opresión del tiempo nuevo de bienestar.
(Enrique Finot y Fernando Diez de Medina). El hecho revolucionario, entonces, se convierte
en una fecha fundacional, un punto de partida,
NUEVO ORDEN que marca de manera rotunda el salto de una
etapa inferior a otra superior. Así, no sólo el
Como sucede cuando un cambio histórico se pasado inmediato, sino todo el pasado, se con-

1 Antonio Vera es literato. Estudió en la Universidad Mayor de San Andrés, en La Paz.

143
vierte en un continuum más o menos uniforme creativo de la literatura nacional, es innegable que,
que desemboca en ese punto de quiebre; y ade- con algunos matices, ambos son una muestra va-
más, el futuro se diseña a partir de la certeza de liosa respecto a las ideas oficiales, en términos
que luego de esta primera etapa, marcada aún educativos, que han mantenido —y en muchos
por el conflicto, seguirán otras cuyo fin es un casos mantienen— vigencia en el país. A partir
orden de cosas armónico, una sociedad perfec- de ello, este artículo se propone releer, algunos
ta. de sus planteamientos centrales, para delinear así
A pesar de que el Estado surgido de la Revo- lo que podríamos llamar el programa literario de
lución del 52 tardó poco en perder su legitimi- la Revolución, que se expresa sobre todo en la
dad, en convertirse en una estructura burocrática obra de Diez de Medina. Creemos pertinente
y prebendal, y que el alcance de sus radicales cam- volver a estos trabajos en busca de pistas de lo
bios económicos y sociales fue menor a lo espera- que a partir del 52 marcó la forma general de
do, en sus pocos años de auge marcó no sólo fuer- entender, concebir y esperar de la literatura en el
tes tendencias, sobre todo en las artes plásticas, país.
sino que impuso, incluso más allá de sus propios Entre los trabajos de Enrique Finot y Fernan-
alcances, el discurso del nacionalismo revolucio- do Diez de Medina hay mucho parentesco, aun-
nario como un punto trascendental para juzgar que también diferencias que vale la pena anotar.
no sólo la historia social del país, sino la de sus Sin duda, ambos textos destacan en la primera
movimientos culturales y artísticos2. mitad del siglo XX, sobre todo por la magnitud
de su empresa: ambos pretenden dar una mirada
LA CRÍTICA TRADICIONAL de conjunto, orgánica y sistemática de la litera-
tura boliviana desde la época preincaica hasta los
Es posible observar lo anterior en los trabajos de días actuales. Si bien en los primeros años del
los dos autores antes señalados. Ambos, como siglo XX se publican varios panoramas y síntesis
hemos dicho, pueden ser esquemáticamente agru- de la literatura boliviana, la mayoría de ellos en
pados dentro de lo que hoy podemos llamar el revistas norteamericanas, éstos, aunque compar-
enfoque tradicional de la crítica literaria: uno es ten en gran medida el enfoque de estos autores,
la voluminosa Historia de la literatura boliviana no pasan, en su gran mayoría, de las 70 páginas.
(1955), de Enrique Finot, cuya primera edición Por otro lado, en ese mismo período aparecen
data de 1944, y el otro es Literatura boliviana trabajos como los de José Eduardo Guerra (Itine-
(1954), del versátil Fernando Diez de Medina, rario espiritual de Bolivia) o la obra precursora de
publicado en 1954, al calor de la Revolución. A Carlos Medinaceli, que sin embargo no tienen la
pesar de que hoy existe un consenso generalizado pretensión abarcadora de los otros trabajos (sin
acerca del limitado aporte de ambos trabajos, pues que ello signifique, por supuesto, valoración al-
representan un enfoque nada riguroso y menos guna).

2 Veáse Molloy, 1989; y Sanjinés, 1992.


Javier Sanjinés sintetiza la pérdida de legitimidad del Estado del 52 de la siguiente manera: “desde el momento constitutivo del
Estado de 1952, compatible con la movilización popular, hasta el desplazamiento del poder hacia los militares y la pérdida
sucesiva de la base social de esa dictadura con la ruptura del Pacto Militar-Campesino, hecho que protagoniza el régimen del
General Banzer, se ve claramente que el Estado de 1952 necesitó menos de treinta años para llegar a la misma falta de legitimidad
que el Estado oligárquico alcanzó en cincuenta años de predominio”.

144
¿LITERATURA BOLIVIANA? actividad cultural y artística. Se refieren con ello
a las revistas literarias, los cenáculos literarios, así
Los trabajos de Finot y Diez de Medina se inician como a los primeros premios literarios y las edi-
a partir de la misma pregunta: ¿Es posible hablar toriales que adquieren maquinarias modernas lo
de una literatura boliviana? En ambos casos se parte que permite abaratar los costos de publicación.
del mismo diagnóstico: Bolivia es un país en for- Finot formó con Hernando Siles el Partido
mación, de incipiente desarrollo y enormes limi- Nacionalista en 1926, contradictoria fuerza polí-
taciones. Entonces, la pregunta es cómo es posible tica que albergara a jóvenes como Augusto Cés-
hablar de una literatura propia y no simplemente pedes y Carlos Montenegro y, posteriormente,
de un conjunto de autores que no hacen más que Víctor Paz y José Antonio Arze. Según cuenta
imitar las tendencias definidas en los grandes cen- Herbert Klein, estos jóvenes universitarios radi-
tros literarios, los países europeos. Para ambos, por cales, redactaron un programa para el partido que
ejemplo, el modernismo, a pesar de sus grandes fue moderado por los viejos líderes liberales que
luces —y a pesar de Jaimes Freyre— no es sino lo dirigían, entre ellos Finot (Klein, 1968: 111).
una tendencia que sigue al parnasianismo francés. Este dato es significativo para entender la posi-
Por ello, coinciden en afirmar que las primeras se- ción de Finot en su historia de la literatura: ese
ñas de la literatura propiamente nacional se en- incipiente nacionalismo aparece en su valoración
cuentran en aquella literatura que implica “mirar- de la literatura boliviana cuando discrepa con el
se a sí mismo”, es decir, en las obras que se ubican celebérrimo Marcelino Menéndez y Pelayo quien
como parte de “la escuela vernácula” o “naciona- en su Historia de la Poesía Hispanoamericana con-
lista”. Ello permitirá que las letras cumplan un re- sidera que Bolivia no tiene “historia independien-
quisito básico para lograr su “personería intelec- te en la época colonial ni mucho menos tradicio-
tual” (Diez de Medina, 1954: 33): la originalidad. nes literarias” (Finot, 1954: 10). Finot toma po-
El otro requisito, es la perfección en la expresión, sición por lo auténtico, lo propio, es decir por
y ambos autores sugieren que no se podrá alcanzar aquello que diferencia a Bolivia de otros países
hasta que el país alcance también un grado de de- latinoamericanos y de Europa:
sarrollo superior. Por lo tanto, no es posible hablar
aún de una literatura nacional sino de algo así como Los pueblos hispanoamericanos empiezan
un germen de ella, un sedimento que empieza a apenas a adquirir la conciencia de sí mismos
vislumbrar lo que vendrá luego. y a tratar de encontrarse(...)
En tal sentido, son los países de América
DOS MOMENTOS DEL NACIONALISMO aparentemente más atrasados, porque
conservan con mayor fuerza el sello
Por otro lado, al valorar la literatura contempo- autóctono, los que van más rápidamente en
ránea, es decir la de los primeros 40 o 50 años del camino de formar el alma nacional o
siglo XX, ambos autores sostienen que el perío- regional, que plasmará con mayor dificultad
do liberal que va desde la Revolución Federal hasta en los países atacados de agudo
los anteriores a la Guerra del Chaco, marcado por cosmopolitismo. Son aquéllos y no éstos,
una época de relativa prosperidad y durante el por lo tanto, los que poseen mayores
cual el país adquiere algunos signos exteriores de posibilidades de crear su propia literatura.
modernización, determina el florecimiento de la (Finot, 1954: 5)

145
Mariano Fuentes Lira. Rincón colonial en la esquina del tambo del Cacique Quirquincha

146
Pero cuando Finot valora a los autores de la UN PROBLEMA DE ORGANIZACIÓN
llamada “generación del Chaco”, muestra sus dis-
tancias, como se distancia de toda la literatura Conviene detenerse aquí. Es importante notar dos
en la que advierte “contaminación ideológica” o cosas importantes. Por un lado, Finot y Diez coin-
“pose izquierdista”. Sostiene que el Chaco ha ciden en que Bolivia no ha alcanzado aún el grado
sido sobre utilizado como tema con pretensio- de desarrollo económico, social y espiritual de un
nes ideológicas, llama a Cerruto “un elemento pueblo civilizado. Pero es importante anotar cuál
de tendencia socialista, como casi todos los que es la causa para que ello sea así: en resumidas cuen-
proceden de su grupo” (Finot, 1954: 377), etc. tas, la inaprehensible heterogeneidad del país, tanto
Finot escribe su obra a principios de los 40, cuan- desde el punto de vista geográfico como, sobre
do el país acaba (o no acaba) de salir del trauma todo, desde una perspectiva “racial”. Finot habla
de la Guerra y en un momento en que se agudi- de heterogeneidad y de falta de unidad, y ve con
zan las posiciones radicales tanto en algunos optimismo que Bolivia empiece, junto con otros
partidos políticos como en jóvenes intelectua- países americanos, a “mirarse a sí misma”. Diez de
les. Finot muere en 1952 y en el 54, la editorial Medina, va más allá y no sólo habla de heteroge-
Gisbert publica la segunda edición de su obra neidad sino también de exclusión:
que tiene dos anexos complementarios: uno so-
bre la literatura colonial escritos por los esposos La nación andina es uno de los depósitos
Mesa-Gisbert, y otro sobre la literatura contem- vírgenes del mundo civilizado: nada le falta.
poránea, de Luis Felipe Vilela, quien prolonga (....) Cierto que de sus cuatro millones de
los juicios de Finot hacia la literatura de la Re- actuales, sólo un tercio, formado por blanco y
volución. Vilela apunta sus armas, amparado en mestizos, participa en la vida nacional; los
Monseños Quirós, contra la Antología de poetas otros dos, constituidos por indios y otros
de la Revolución, libro en el que predominan los núcleos mestizados, se desenvuelven aislados,
cantos laudatorios del tipo: “Oración para que herméticos, dentro de moldes primitivos. Mas
la repita un proletario”, de Carlos Mendizábal el día que la nación resuelva su problema
Camacho. crucial, incorporando por la economía, por la
En 1954, en cambio, un militante Fernan- educación y por la técnica a esas mayorías
do Diez de Medina, empieza así las “Reflexio- inertes a la masa colectiva, habrá dado el paso
nes finales” de su libro: “Desde el 9 de Abril de decisivo por su resurgimiento
1952, Bolivia marcha a la cabeza de la insur- (Diez de Medina, 1954: 43)
gencia sudamericana” (1954: 380). Diez de
Medina, quien reconoce que le esperan al país Antes, Diez de Medina se pregunta:
horas difíciles, sostiene que la literatura nacio-
nal encontrará en esa época promisoria que co- ¿Qué valen la prodigiosa acumulación y
mienza, su cauce. Diez de Medina no sólo veía variedad de las riquezas naturales, si la
con buenos ojos el proceso revolucionario, sino nación yace dispersa en sus grupos raciales,
que formaba parte de él. De hecho, en 1953 Diez quebrada en su economía social,
fue invitado por el gobierno revolucionario a desarticulada en el esfuerzo humano?
presidir la Comisión Técnica para la Reforma Bolivia es un problema de organización.
Educacional. (Ibid.)

147
Un problema de organización, precisamente una disposición heroica, “un grave estoicismo para
es lo que encuentran ambos autores no sólo en afrontar la adversidad y al mismo tiempo un ge-
las letras bolivianas sino en la propia forma de nio turbulento, desordenado, contrario al esfuerzo
encarar su trabajo. Esa heterogeneidad no sólo solidario y persistente” (Diez de Medina, 1954:
genera una literatura dispersa, sino que les impi- 383). En tercer lugar, es necesario atender “a esta
de encontrar la forma de organizarla. Por eso, con tierra antigua, misteriosa, que nos nutre”. Y en
algunas diferencias, ambos autores confiesan o su cuarto lugar, alejarse del sentimentalismo, la ne-
fracaso o el estado preliminar de sus historias: gación y el desquiciamiento. Dice al respecto, por
porque no encuentran el hilo conductor, porque un lado:
no pueden unir bajo el tratamiento racional y
científico al que aspiran, esas obras desiguales y Basta de melodramas sensibleros, vidas en
dispersas como el país que les da origen. Y por derrota, en la narración, o plorantes
eso, también, la obra de Finot, como él mismo lo cursiloides en verso. Más Kipling, menos
confiesa, es más un catálogo de nombres, más o Dostoiewski. (Diez de Medina, 1954: 386)
menos agrupados bajo momentos históricos, gé-
neros literarios y escuelas, que una obra crítica. Y recomienda además:
Por otro lado, Diez de Medina dice apostar por
una opción contraria a la de Finot: la valoración Hay que defenderse también de las
selectiva. Pero difícilmente se encuentra un argu- corrientes disolventes, de esa filosofía de
mento sólido entre sus impresiones subjetivas negación y desesperación que soplan de
(muchas de ellas muy interesantes) acerca de los ciertas naciones de occidente. Ese aire de
autores que ha elegido. extravío y de locura que se escapa de
Así, ambos se enfrentan a una paradoja: a algunas páginas de Hesse, de Kafka, de
pesar de que encuentran en la heterogeneidad el Sartre, de Houghton. Ni influencias
camino para que se desarrolle la literatura nacio- foráneas ni desquiciamiento interno.
nal, consideran que mientras esa heterogeneidad Necesitamos una literatura de amanecer,
se mantenga será imposible hablar, articular, co- capaz de convertir el drama social en fuente
nocer, si es que realmente existe o no una litera- de energía y de belleza. Un mensaje de
tura nacional. salud, de temperancia varonil, para superar
la inercia y el desorden. (Diez de Medina,
EL PROGRAMA 1954: 386)

Diez de Medina, en sus “Reflexiones finales”, une Esta suerte de programa literario propuesto
su ímpetu revolucionario a una invocación que por Diez de Medina es compatible con el progra-
considera imprescindible para que la literatura ma del nacionalismo revolucionario, que intenta
nacional se fortalezca: es un llamado al orden, a refundar la nación, devolverle legitimidad al Es-
la uniformidad, a la cordura, la disciplina, la vi- tado, incorporar a los excluidos, romper con un
talidad y la energía. orden económico del que se aprovechaban unos
Ese llamado al orden implica varias cosas: en cuantos y con una vida política en la que partici-
primer lugar una disposición a buscar los perma- paban sólo los miembros de una élite.
nente antes que lo pasajero; en segundo lugar, Así, hay dos puntos centrales en la propuesta

148
de Finot y, sobre todo, de Diez de Medina, que definidos, de establecer la justa proporción
son las marcas constitutivas de la visión crítica de las distancias, de guardar la ley de las
sobre la literatura que genera la Revolución del perspectivas intelectuales, de regular la
52. composición y combinación de los tonos y
Por un lado, a pesar de que ambos valoran el colores, de moderar así un excesivo vuelo
período liberal por su contribución a generar un imaginativo y, en fin, de realizar de este
ambiente literario y cultural de cierta intensidad, modo, obra humana, nada más que
ambos consideran que no es sino con la literatu- humana. (Tamayo, 1995: 454)
ra “vernacular” (la mirada a sí mismo) que la lite-
ratura propiamente nacional empieza a forjarse. FUERA DE PROGRAMA
Así, lo que ocurre en ese período, incluido el
modernismo, es, a pesar de sus figuras de gran Ambas consideraciones centrales de la visión crí-
trascendencia, nada más que ese sedimento que tica de la literatura forjada a partir de la revolu-
dará luego paso a la verdadera literatura nacio- ción del 52 dejan “fuera de programa” a dos au-
nal. Como hemos señalado, aun el modernismo, tores: Ricardo Jaimes Freyre y Oscar Cerruto,
para ambos, es la expresión exótica e imitativa de cuyo libro de cuentos Cerco de penumbras, apare-
lo que produce Europa. ce en 1957, posteriormente a la Literatura Boli-
Por otro lado, Diez de Medina propone a las viana.
generaciones venideras, un programa de sentidos Cuando Diez de Medina habla de Jaimes
unívocos, de tono épico y diurno, enérgico y va- Freyre dedica emocionadas páginas a resaltar su
ronil, para acabar con ese heterogeneidad que genio, su originalidad, su talante de artista. Se-
complica la aparición de una literatura nacional. ñala incluso que, a pesar de su exotismo, Jaimes
Literatura nacionalista y revolucionaria, escrita es profundamente andino en su paisaje y en la
por militantes de las letras, por gente con los pies emoción. Lo ubica en la más alta cumbre, pero
sobre la tierra, sin amaneramientos ni preocupa- ahí lo deja, solitario, sin darle mayor crédito que
ciones vacuas. No es difícil asociar esa imagen su destreza y su carácter para la formación de la
con la de Franz Tamayo, quien en su Horacio y el literatura nacional. O, en todo caso, si ese mérito
arte lírico, muchos años antes que Diez de Medi- existe es porque tras esas lejanas brumas en las
na, propone a un poeta que es comparado con que se refugia, está el Ande. En cambio Tamayo,
los arquitectos monumentales de la época clási- no sólo tiene genialidad, sino que es el “pontífice
ca, cuyo fin es el dominio absoluto sobre las for- de nuestra literatura” (Diez de Medina, 1954:
mas, evitando entregarse a ellas3: 290).
En las páginas finales, dirá de Cerruto que
No solamente es un profundo precepto de “cultiva la narración intelectual: perfecta, moder-
moral, sino que traducido al campo nísima, con una sequedad abstracta que lo acerca
estético, marca la necesidad de circunscribir al expresionismo contemporáneo” (Diez de Me-
los objetos reales e irreales, dentro de límites dina, 1954: 372). En el momento que Diez de

3 De hecho, Diez de Medina no ahorra elogios hacia Tamayo, a quien valora como una de las figuras más importantes de las letras
bolivianas, a pesar de la áspera polémica que enfrentó a ambos a partir de la publicación de Franz Tamayo, hechicero del Ande, el
“retrato al modo fantástico” que Diez de Medina publicó sin autorización de Tamayo en 1942.

149
Medina escribe su libro, aún no se ha publicado BIBLIOGRAFÍA
Cerco de penumbras. Si algo es seguro, es que es-
tos relatos son exactamente lo contrario al pro- Diez de Medina, Fernando
1954 Literatura boliviana. Madrid: Aguilar.
grama propugnado por el historiador de la litera-
tura. Finot, Enrique
Jaimes Freyre y Oscar Cerruto tienden en sus 1955 Historia de la literatura boliviana. La Paz:
obras muchos puntos de encuentro a los que no Gisbert y Cía.
nos referiremos en este artículo. Uno de ellos es,
precisamente, el que en su escritura, la intensa Klein, Herbert S.
1968 Orígenes de la Revolución Nacional Boliviana. La
exploración de las formas está unida a la explora- Paz: Juventud.
ción de la noche, la muerte y el misterio. Es decir
que la búsqueda de sentidos y de formas está aso- Malloy, James
ciada con los ámbitos que están fuera de la reali- 1989 Bolivia: la revolución inconclusa. La Paz: Ceres.
dad, alejados del paisaje típico, muchas veces de
Sanjinés, Javier
la vitalidad y, también, de la cordura. Ninguno
1992 Literatura contemporánea y grotesco social en
de esos autores podría entrar en el programa lite- Bolivia. La Paz: Ildis.
rario del nacionalismo revolucionario. Sin em-
bargo, poco podríamos entender de los caminos Tamayo, Franz
recorridos por la literatura boliviana sin la enig- 1995 “Horacio y el arte lírico”. En: Baptista, Mariano
mática y oscura presencia de sus obras. (comp.). Mi silencio es más que el mar que canta. La Paz:
Khana Cruz

150
SECCIÓN VI

RESEÑAS Y COMENTARIOS

151
152
Comentario sobre “Empleo y competitividad”1
Tom Kruse2

Cochabamba, julio 2001

INTRODUCCIÓN tos sobre mercados de trabajo en Bolivia hoy, y


hace una loable labor de resumir las políticas di-
En Bolivia hoy, abordar el mundo del trabajo rigidas al empleo de los últimos años —o, mejor
por medio de términos como “competitividad” dicho, catalogar su relativa ausencia y el carácter
y “empleo” tiende, en el primer caso, a atomi- derivativo y ex post facto de las mismas—. Sin em-
zar y volver ilegibles las problemáticas sociales, bargo, por esta brecha registrada en la disonancia
y en el segundo, a explorar una (relativa) ausen- entre lenguaje y fenómenos, tengo profundas
cia. Aunque hay una variedad de usos del tér- dudas sobre las recomendaciones. Considero que
mino competitividad, aplicado al mundo del el análisis sufre de varias delimitaciones concep-
trabajo conlleva una idea básica: cada cual tiene tuales que impiden tanto una compresión ade-
que equiparse como pueda para navegar en un cuada de los problemas del trabajo como de su
mundo naturalizado en su hostilidad. Y el em- “tratamiento”. En tanto, sugiere una agenda de
pleo, entendido como una relación contractual investigación necesaria, y un llamado a pensar más
explícita entre un empleador y un empleado, lle- allá de lo popular o permisible, ejemplificado en
va a cierta normatividad en la regulación de la las modas temáticas como los “mercados pro-po-
relación, y, por extensión, a un ámbito de dere- bres” y la violenta carrera de volver absolutamen-
chos públicos y un rol para el Estado —que es te todo convertible en “bienes” hipotecables. Es
lo que menos hay en Bolivia—. Pero, mientras hora de think outside the box.
falta “empleo”, abunda el trabajo: los datos Mis notas reúnen algunos complementos y/o
muestran que la mayoría de los bolivianos tra- desafíos, que con los datos presentados en el tra-
baja más a cambio de igual o menos (e incre- bajo, conforman un ideario mínimo para abor-
mentándose la “nada” de los no-asalariados), en dar el “trabajo” en la política hoy. Mencionaré
condiciones peores y en medio de una creciente tendencias de cambio en los procesos producti-
desigualdad (Arze Vargas y Maita Pérez, vos y el uso de la fuerza de trabajo; el ámbito
1999:15, 57, 65; Jemio, 2000: 374, 377). En rural en los mercados de trabajo; el peculiar tra-
fin, parece que las categorías analíticas y el vo- tamiento del binomio formal/informal; la seg-
cabulario mismo tendrían cada vez menos ca- mentación persistente en los mercados de traba-
pacidad de explicar la realidad. jo; y el ambiguo lugar del trabajo en la “cuestión
El estudio que comentamos presenta los da- social” hoy en Bolivia.

1 Notas sobre el trabajo “Empleo y competitividad” de Verónica Querejazu V.


2 El autor es investigador del Centro para Estudios del Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA). Comentarios a:
tkruse@albatros.cnb.net.

153
INCORPORANDO LAS DINÁMICAS ciones de trabajo dentro de las plantas y una sub-
PRODUCTIVAS... contratación precarizadora. En suma, como en
muchos otros países de la región, son ejemplos
En el trabajo encontramos poco sobre demanda claros de “ventajas espurias”, el “camino bajo” del
de mano de obra y las dinámicas productivas desarrollo (Harrison, 1997, capítulo 6) o la “fle-
cambiantes detrás de esta demanda. Faltan da- xibilización primitiva” (de la Garza Toledo,
tos y estudios más sistemáticos al respecto, pero 1992:4)5. Otro estudio mío señala una franca
algunas tendencias parecen claras en los “secto- involución industrial: externalización acompaña-
res estratégicos” de la economía: una reducción da de des-tecnificación del proceso productivo,
del empleo; desmembramientos que producen la ampliación de formas despóticas de manejo
nuevas polarizaciones entre “núcleos” y “perife- empresarial, empeoramiento de las condiciones
rias”, lo cual reduce la densidad sindical y difi- laborales, frecuentemente ligado a la feminiza-
culta nuevas sindicalizaciones; degradación del ción de la fuerza de trabajo (Kruse, 2001). La
trabajo dentro de las empresas y externalización precondición obvia de estas tendencias son he-
que engendra trabajo precario anexo a las em- chos políticos: una desregulación de hecho del
presas. En resumidas cuentas, entre la IDE y la mercado laboral, y una dramática des-sindicali-
creación de empleo de calidad (base de posicio- zación inducida.
nes estables en la estructura social) hay una re-
lación al menos ambigua y probablemente in- ... EN TIEMPOS
versa. DE GLOBALIZACIÓN
En cuanto a la “industria nacional”, no hay
estudios adecuados sobre la evolución de estrate- En el trabajo que comentamos, el abordaje al
gias empresariales y sus impactos en el trabajo3, problema está delimitado por el alcance territo-
pero sí contamos con estudios puntuales y suge- rial del Estado-nación, pero sugiero que el pro-
rentes (Arze Vargas, 1997; Escobar de Pabón, blema del trabajo no puede ser delimitado así6.
2000; Kruse, 1999). Estos sugieren varias ten- Los flujos internacionales tienen un impacto
dencias, todas contrarias a las ideas de la flexibili- cada vez más importante sobre los mundos de
zación “virtuosa”4. Detectan estrategias de “com- trabajo en Bolivia, tanto “de venida” como de
petitividad” basadas en la reducción de costos la- “ida”. De venida, tenemos los efectos sobre el
borales por medio de degradación de las condi- trabajo de la IDE en los sectores “estratégicos”,

3 Al estilo del equipo de Gittleman (1998).


4 Lograr mejoras en la productividad y competitividad acompañadas de job enrichment y pactos de productividad, o “una esperan-
za liberadora del trabajo humano, de su carácter enajenado, rutinario, con escaso control del trabajador sobre el mismo, fuente
de nuevos consensos e identidades con la empresa....” (de la Garza Toledo, 2000:757).
5 Aun donde hay mejoras en la productividad, parecen estar divorciadas de las condiciones de empleo y remuneración. Un estudio
reciente de la OIT proporciona datos sugerentes: no obstante un aumento de la productividad significativa en la industria
manufacturera entre 1990 y 1996, los salarios reales en el mismo sector cayeron en 14 por ciento (Martínez de Bujo, 1998:26,
96).
6 Ejemplos de incorporación fructífera de lo global a estudios del trabajo son muchos; ver, al respecto: Abramo, 1999; Appadurai,
1990; Benería, 1998; Broad, 1995; Castells, 1996; Cook, 1999; Freeman, 1998; Florence, 1998; Lee, 1996; Moody, 1997;
Munck, 2001; Nash, 1994; Page, 1999; Pérez Sáinz, 2000; Standing, 1999; Trouillot, 2001; Ward, 1990.
7 Entendido como “un retorno a la dependencia en productos primarios de exportación....” (Coronil, 2001:75).

154
enmarcado en tendencias claras de “reprimari- Pensar el trabajo en la globalización requiere
zación” de la economía7 y “captura” del Estado también que nos ubiquemos en las narrativas de
por los actores transnacionales8. También de causalidad en la economía mundial. Al mirar de
venida, la “industria nacional” vive una compe- cerca estas narrativas se revela su precariedad. Una
tencia cada vez más aguda por la apertura co- narrativa casi de sentido común hoy va así: creci-
mercial tanto “legal” como “ilegal”, y cuya ins- miento, más que redistribución, es la base para
titucionalización bajo el ALCA empieza ya a superar la pobreza; el único camino de crecimien-
asustar a los “empresarios nacionales”9. Para ex- to es articulándose a circuitos de economía inter-
plicar el “sector informal” es también cada vez nacional; la única manera de hacer esto es con
más necesario hacer referencia a los flujos inter- trabajadores más productivos quienes ganarán
nacionales: en Cochabamba, por ejemplo, ba- más; por tanto, para avanzar en la globalización
rrios enteros se dedican a la confección de ropa hay que prepararse, educarse para la productivi-
a ser “exportada” a mercados argentinos, comer- dad. Con esfuerzos módicos, es fácil demostrar
cio internacional significativo, aunque difícil- que cada eslabón lógico es débil, y que usar la
mente registrado. misma cadena conceptual se vuelve un acto de
Y de ida: aunque son todavía tentativos los fe. Legítimamente cuestionadas están: la relación
esfuerzos de estimación, hay una clara y creciente entre crecimiento real en la globalización y “de-
migración de personas en busca de trabajo esta- sarrollo” (Ugarteche, 1994, 2000; Weller, 2000);
cional, permanente y/o para establecer dobles la relación entre apertura y crecimiento (Chang,
domicilios. Relata Hinojosa que es un fenóme- 1998; Jenkins, 1995; 1996; Pieper y Taylor,
no que crece, involucrando a cada vez más sec- 1998); la relación entre políticas neoliberales y
tores. Existen barrios y zonas urbanas enteras crecimiento (Brenner, 1999; Crotty, 2000; Weis-
donde no hay una familia (en el sentido am- brot, Baker, Naiman y Neta, 2000)11; la relación
pliado) que no esté tocada por la transmigra- entre el empleo de trabajadores productivos y un
ción10, con varios impactos: remesas monetarias reflejo de lo mismo en sus salarios (Pritchett,
importantes, imaginarios y sentidos de pertenen- 1997; Storper, 2001; Wood, 1995); la relación
cia cambiados, y segmentos enteros de jóvenes entre preparación de trabajadores y su inserción
para los cuales el futuro no es otro tiempo sino a actividades productivas (Gemmell, 1998; Ro-
otro lugar (Ciarallo, 2000; Grimson, 1999; binson, 1998). Desde luego hay otras narrativas
Grimson y Paz Soldán, 2000; Hinojosa, Pérez y y otras deconstrucciones posibles. El punto es la
Cortés, 2000). precariedad de las narrativas en circulación, y por

8 Un ejemplo por excelencia es la formulación de la Ley 2029 de agua potable por consultores de las IFIs, y su aprobación sin
comentario, debate o siquiera conocimiento de los legisladores, luego dramáticamente revertida por las protestas de abril de
2000. Implementada horas antes de la instalación de Aguas del Tunari en SEMAPA, dicha ley creaba las bases jurídicas de la
concesión. Como epílogo, hoy la reglamentación de la Ley 2066 —sucesora de la 2029— se encuentra estancada por presiones
de Aguas del Illimani.
9 Ver, por ejemplo, “Sudamérica ante el desafío del ALCA,”La Razón jueves 19 de Julio de 2001, p. A4.
10 Explica Ludger Pries: “Se plantea el surgimiento de un nuevo tipo de migración, la transmigración, y con ella de los transmigran-
tes. En este caso, la migración ya no es la situación excepcional en la vida; se convierte en una forma de existir, de vivir y de
sobrevivir en sí mismo.” (Pries, 2000:56). Es precisamente el fenómeno estudiado por Hinojosa, Pérez y Cortés.
11 Para la versión contraria, ver: Dollar y Kray (2000).

155
tanto la necesidad de posicionarnos consciente y dades generadoras de ingresos en los “pueblos
crítica en o ante las mismas. de origen” sigue jugando un papel central en las
estrategias de sobrevivencia (Jimenez-Zamora,
¿Y EL CAMPO? 1999). En resumen, el campo y su relación con
la ciudad tienen que estar en la discusión. Lejos
Si bien es cierto que Bolivia es cada vez más un de ser una categoría residual —como su ausen-
país urbanizado, el campo sigue siendo un esce- cia a veces da a entender, aunque tal vez no a
nario de mercados de trabajo cambiantes e im- propósito— el campo es lugar de mercados de
portantes, tanto en sí como articulado al ámbito trabajo y un escenario central en los itinerarios
urbano. Incluirlo en la discusión es un imperati- multifacéticos y complejos de los que venden
vo. Un resumen reciente de los datos disponibles su fuerza de trabajo.
trajo importantes sugerencias sobre mercados la-
borales del campo: el agro oriental tiende a utili- FORMAL:
zar menos mano de obra, de modos más precari- INFORMAL
zadores (periodos de contratación más cortos,
mayor polarización en calificaciones) y producien- Hay una tendencia testaruda de considerar a lo
do cada vez más “temporeros permanentes”, “informal” como un ámbito con olor a residuo
mientras el trabajo asalariado se extiende cada vez histórico, aparte del resto de la economía —una
más en el agro campesino occidental (Pacheco “economía de pobres para pobres” (como dice
Balanza y Ormachea Saavedra, 2000: 38, 53). Querejazu), con lógicas y procesos propios—.
Otro estudio reciente de 10 municipios, que bus- Surgen dos problemas con este enfoque. En pri-
có entender fuentes de ingresos de familias rura- mer lugar, echar un sinfín de actividades y rela-
les, registró un marcado descenso de ingresos por ciones sociales de producción en la canasta de la
“unidad agropecuaria” (cayó 32 por ciento), y un “informalidad” oculta mucho más de lo que re-
aumento claro de “empleo local” y “migración vela. En esta canasta encontramos los múltiples
estacional-temporal” (aumentó 48 por ciento y procesos no regulados, articulados o solitarios,
36 por ciento, respectivamente.Unidad de Segu- pujantes o moribundos; relaciones laborales, fa-
ridad Alimentaria, 2000: 8-9). El drama de la miliares, parciales, temporales; pagos en especie,
creciente mercantilización del esfuerzo humano dinero, información, esfuerzo, prestigio, tanto
en el campo continúa. atrasados como puntuales; reciprocidades y re-
En cuanto a las articulaciones entre campo des que sostienen flujos prodigiosos, cadenas pro-
y ciudad, hay una importante literatura sobre ductivas jerárquicas y desigualdades marcadas; etc.
estrategias económicas familiares que abarcan (Gutiérrez, 1998). Necesitamos con urgencia un
múltiples espacios, incluyendo el trabajo asala- vocabulario nuevo, como sugiere Portes, que parta
riado urbano y rural. Lejos de desaparecer, estas no de narrativas (la presunción de procesos de
articulaciones parecen “modernizarse” continua- proletarización simples) o categorías que conge-
mente. Un estudio reciente de 203 transmigran- lan o homogenizan, sino de una atención cuida-
tes (campo-ciudad-campo) sugiere que en mer- dosa a los modos diferenciados de absorción, ex-
cados laborales segmentados12 el rol de activi- pulsión y utilización de mano de obra en cade-

12 Ver la exposición teórica de Jemio (2000:357-8) y nuestras notas, abajo.

156
nas y tejidos productivos específicos (Portes, para generar un vocabulario capaz de captar la
1995)13. diversidad de lo “informal” y precisar sus múlti-
Por otro lado, quedan invisibilizadas las arti- ples e híbridas articulaciones con la explotación
culaciones entre la economía formal e informal. del trabajo, la producción y circulación de valor.
Existen dos posiciones fuertes al respecto: la pri-
mera supone o plantea una esfera abstracta y abs- SEGMENTACIONES IRREDUCIBLES
traída de su entorno, el “mercado de pobres para
pobres”; la segunda plantea articulaciones varias Querejazu hace referencia a la “discriminación sa-
y densas donde casi todo es funcional de algún larial, en especial por étnia y género”, pero sin
modo al mercado/capitalismo. Encontramos esta elucidar que no estamos ante un simple incum-
última posición, por ejemplo, en García, cuando plimiento de ley ni tampoco un problema de sa-
escribe: lario, sino ante una profunda segmentación de
los mercados. Es decir, hay algo que “traba” el
hoy la [empresa privada] ha refuncionaliza- “funcionamiento correcto” del mercado, o en la
do ... sistemas laborales, asociativos y versión sanitaria de Jemio, se dan situaciones
culturales de la economía campesina, donde trabajadores “con las mismas calificacio-
artesanal, doméstico-familiar para la nes reciben remuneraciones distintas, dependien-
obtención de materia prima (leche, lana, do del sector en que se encuentran empleados ...
soya, trigo, arroz, minerales, coca), para la resultante de barreras institucionales u otros fac-
elaboración de partes de componentes del tores” (Jemio, 2000: 357-8). La barrera institu-
producto total (joyas en oro, zapatos, cional a la que quisiera referirme, con una larga y
textiles, pasta base), para el abastecimiento distinguida trayectoria en Bolivia, es el racismo.
de fuerza de trabajo temporal y la tendencia En las discusiones públicas, el racismo es nebu-
a la baja del salario urbano (petróleo, loso y omnipresente, amorfo y por tanto casi no-
industria), o para la obtención de tasas de tratable (y sustantivamente no-tratado). Discre-
interés superiores al promedio (banca) po: el racismo es complejo, pero visible, tocable
(2001: 34-5). y plasmado en prácticas cotidianas. Un escenario
por excelencia para comprenderlo son los merca-
Aunque para mi gusto este retrato es algo to- dos del trabajo, donde para muchos —parafra-
talizante (no pueden haber “autonomías relati- seando a Stuart Hall— la categoría “clase” es vi-
vas” en términos históricos, quizás las puede ha- vida como discriminación racial14. Nuestro sen-
ber en términos económicos), el autor sí plantea tido común lo confirma: en Bolivia decir “jardi-
las preguntas correctas y los desafíos necesarios nero” no es sólo señalar una ocupación o trabajo;

13 Por ejemplo, Pérez Sáinz hace un aporte interesante a un vocabulario nuevo al distinguir entre: i) informalidades de las que
emergen los “nuevos pobres”, producto de recortes de empleo público y procesos de desindustrialización; ii) nuevos tipos de
“informalidad subordinada” a circuitos de la IDE, el empleo precario ligado al turismo, maquiladoras, etc.; y iii) una “neoinfor-
malidad” de tejidos socio-productivos locales que “por razones históricas específicas, han logrado la conformación de una
aglomeración económica que ... por razones peculiares, han conseguido insertarse a la globalización” (2000:55-56. Sus estudios
tratan de países centroamericanos).
14 El otro escenario privilegiado es el sistema educativo; ver, al respecto, la etnografía de Luykx (1999) y la ponencia de Calla
(2000).

157
Mariano Fuentes Lira. Portada del Seminario de San Jerónimo (Montículo)

158
también anuncia el género, color de piel, caste- TRABAJO Y EL IMPERATIVO DE LA
llano peculiar, etc. de quien lo haga. RECIUDADANIZACIÓN
En su estudio citado arriba, Jiménez-Zamora
(1999) muestra cómo las teorías económicas En otros países, la masificación de la industriali-
neoclásicas son incapaces de explicar la marginali- zación y la emergencia de una función genérica
zación y segmentación de la fuerza de trabajo in- social del trabajo permitió la entrada del trabajo
dígena. Parte de un dato básico: los indígenas se al dominio público de derechos, regulación y re-
quedan estancados transmigrando entre comuni- conocimiento. En Bolivia, aunque hubo antece-
dades empobrecidas de origen, y trabajos preca- dentes en los ’40, fue efecto de la masiva irrup-
rios, sin protecciones y mal pagados. La novedad ción de la gente (en buena medida) como trabaja-
del análisis se halla en la inversión de la causalidad dores a la vida política, institucionalizada en la
resultante del análisis, ampliamente demostrada en COB en su relación con el Estado. Con el decli-
los datos. La teoría neoclásica sugiere que el traba- ve inducido de la COB, hubo un repliegue; el
jo indígena “escoge” la no inserción laboral por trabajo de hecho ha dejado de ser un objeto de
priorizar actividades y obligaciones en su comuni- estudio, tema público, ámbito de derechos, base
dad de origen, por encima de la necesidad de equi- de utilidad social y reconocimiento público —lo
parse adecuadamente para —y comprometerse que Castel (1995) llama un “lugar ocupable” en
con— el mundo moderno. En contraste, la autora la sociedad—. Digamos, se ha privatizado el mun-
sugiere que tal vez es al revés: ante la discrimina- do del trabajo16. Y nos debe preocupar. No es sólo
ción que persistentemente imposibilita la elabora- el apagar paulatino de la luz pública sobre una
ción de una trayectoria de ascenso, aún con el “equi- esfera fundamental de la vida; es el resurgimien-
pamiento” o preparación adecuada, los indígenas to de despotismos, verdaderas escuelas del auto-
necesariamente recaen sobre su comunidad de ori- ritarismo y discrecionalidad que produce impre-
gen. Esta barrera, sugiere, los mantiene deambu- visibilidad, frustración y violencia.
lando entre comunidades “amortiguadoras” y tra- En el trabajo de campo en las fábricas17 ob-
bajos degradados. Hay una conclusión ineludible: servamos cómo se violenta cotidianamente las
en el mercado del trabajo existe un núcleo duro de aspiraciones: el operario al que le va mal en sus
odio/miedo institucionalizado, irreducible a cate- estudios nocturnos por no contar con horarios
gorías económicas, que consistente y violentamente fijos; la madre trabajadora incapaz de prome-
trunca las aspiraciones15. Por tanto, asumir y re- terle un fin de semana a su hija; la costurera que
vertir el racismo en el empleo y los mercados de es una perpetua estudiante “en potencia” que
trabajo tendría que figurar explícitamente en nues- aspira, pero nunca logra, realizar sus estudios.
tros análisis del mundo del trabajo y nuestros que- Acortar así las “duraciones esperadas socialmen-
haceres. te” (Merton, 1992) produce un efecto de “ajus-
te estructural” de las aspiraciones mismas de
quienes viven de la fuerza de trabajo que ven-

15 Al decir que se frustran, no quiero decir con esto que la gente quiere o debe querer aquellas cosas “de la modernidad”.
16 Es decir, se ha vuelto un “tema privado”. Un conocido filósofo alemán captó bien el sentido que quiero comunicar, al referirse
a las “sedes ocultas (hidden abodes) de la producción.”
17 Trabajo en preparación.

159
den. En su conjunto, estas aspiraciones estruc- tra que estos patéticos parches “sociales” ex post
turalmente ajustadas (o negadas) no son epife- facto son insuficientes y desarticuladores; en todo
nómenos, sino un aspecto estructural y estruc- caso, son cualquier cosa menos un proyecto de
turante de nuestros tiempos; son, tal vez, el efec- ciudadanía.
to más íntimo —por tanto potente— del “ajus- Segundo, ¿quien lo hará? Dudo que una re-
te estructural”. ciudadanización vendrá “de arriba”. Histórica-
No debe subestimarse el ancho y profundo mente, los procesos que ampliaban las esferas de
de este mundo: el trabajo es donde más tiempo derechos y producían una ciudadanización sus-
(despierto) pasamos, y donde una mayoría pasa tantiva —la historia del siglo pasado— eran pro-
su pubertad y se inicia a la vida adulta. Con la cesos de conquistas paulatinas desde abajo19. Para
reconfiguración de los procesos productivos en la reciudadanización hoy, tendrán que conjun-
un contexto de desregulación de facto, se tiende a cionarse dos tipos de demandas y procesos de re-
desindicalizar, desarticular y terminar invisibili- conocimiento y de redistribución inclusiva: el
zando “el trabajo” y silenciando a los trabajado- primero, ante la correcta denuncia de discrimi-
res18. Muy rara vez es un ámbito de derechos en- nación; el segundo, ante la obvia e intolerable
tendido como una presencia fiscalizadora o pai- desigualdad20. Y con estos matices, las demandas
saje de procedimientos con cierta eficacia míni- de reconocimiento no deben desplazar la redis-
ma confiable. Desregulando y silenciando, yo me tribución ni partir de exclusiones o reificaciones
atrevería a decir que el mundo del trabajo activa- identitarias; y las propuestas de redistribución
mente desciudadaniza. tendrán que enfrentar la terrible complejidad del
¿Cómo emprender un proceso de reciudada- mundo del trabajo21. Y sobre “redistribución”, son
nización? Ofrezco cero “respuestas”, pero sí tres múltiples las conceptualizaciones de la naturale-
observaciones. Castel sugiere que únicamente la za de la injusticia socioeconómica: tenemos la
reconstitución del trabajo como ámbito de dere- explotación de Marx, la mala distribución de bie-
cho, estabilidad y reconocimiento, sentará las nes primarios de Rawls, la noción de Dworkin
bases de una democracia verdadera (Castel, 1996: sobre una necesaria “igualdad de recursos” y las
621). Estoy de acuerdo. Pero las propuestas pre- “habilidades” de Sen. Hoy en Bolivia hay una
sentadas por políticos y analistas hoy se mueven marcada fetichización del último, institucionali-
en sentido contrario: sugieren que sólo podemos zado en el concepto de “Desarrollo Humano”,
equiparnos para la tormenta del mercado, y máxi- que de manera muy apresurada —y cómoda—
mo tirar algunos salvavidas focalizados que se remite a recetas para la “formación” de “capital
guían no por conceptos de justicia o derechos, humano”, dejando de lado tanto estructuras como
sino de costo-beneficio en la austeridad. La expe- resultados. La reciudadanización —una necesa-
riencia de los últimos 15 años en Bolivia demues- ria desprivatización de lo público— requiere más.

18 Sobre la producción del silencio, ver: Lampphere, 1997; Peña, 1997; Tiano, 1994; Yelvington, 1995.
19 La formulación clásica y sustento de esta argumento se encuentra en Marshall (1992), escrito en los años ’50.
20 Las presentes notas se basen en —y se nutren de— el extraordinario debate entre Nancy Fraser (especialmente 1995 y 2000) e
Iris Marion Young (Fraser, 1995, 1997, 2000; Young, 1990, 1997), y mis conversaciones con la Dra. Pamela Calla.
21 Ver, al respecto, las apreciaciones críticas de Calla sobre el reduccionismo clasista y salarista del movimiento sindical boliviano
(2000:217-219).

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164
RESEÑAS1 parte de su actividad profesional zonificación fisiográfica de las
a la arqueología, y específicamen- áreas culturales de Bolivia, divi-
te a la temática de las adaptacio- diendo la zona altiplánica en:
nes medioambientales culturales, Altiplano norte o región cir-
en particular de las sociedades de cumlacustre, y el Altiplano me-
ARELLANO LÓPEZ, Jorge cazadores y recolectores de los ridional, donde ubica a su región
períodos más tempranos de la de estudio. Plantea que el interés
2000 ocupación humana en Bolivia y arqueológico se ha centrado en
de los Andes Centro Sur en ge- el Altiplano norte, y específica-
Arqueología de Lípes: neral. En esta ocasión, y con el mente en Tiwanaku en detrimen-
Altiplano Sur de Bolivia. apoyo de importantes editoriales to de las demás regiones y desa-
Quito: Museo Jacinto Jijón y extranjeras como el Museo Jacin- rrollos culturales. Pero, paradó-
Caamaño, PUCE, Taraxacum. to Jijón y Caamaño, la Pontífica jicamente, utiliza a Tiwanaku
Universidad Católica del Ecua- como referente para establecer
José M. Capriles, dor y Taraxacum de Washington, una periodificación general de
Ruben Dario Chambi D.C., se presenta el libro Arqueo- cinco etapas: Precerámico (9000-
y María Soledad logía de Lipes: Altiplano Sur de 6000 a.C.), Arcaico (5500-2500
Fernández Bolivia, publicado en Quito, a.C.), Intermedio Temprano o
Ecuador. En el referido volumen, Formativo (2000 a.C.-500 d.C.),
La región de Lipes, conocida por Jorge Arellano expone el resulta- Horizonte Medio (500-1200
su riqueza arqueológica desde do de sus investigaciones arqueo- d.C.), Intermedio Tardío (1200-
inicios del siglo XX, a pesar de lógicas iniciadas en compañía de 1400 d.C.) y Horizonte Tardío
su importante ubicación geográ- Eduardo Berberian, en 1974, y (desde la invasión Inca hasta la
fica y cultural, así como de las reiniciadas en 1994 a través del conquista española). A pesar de
excelentes condiciones de preser- Proyecto “Arcaico y Formativo”, que este capítulo pudo haber pro-
vación del registro arqueológico cuyo principal objetivo fue esta- piciado una profunda reflexión
que la caracterizan, ha merecido blecer la primera secuencia cul- sobre el tiwanaku-centrismo de
poca atención por parte de las tural cronológica del desarrollo la arqueología boliviana, termi-
investigaciones recientes en este prehistórico de Lipes. na sumándose a la noción totali-
campo. En este sentido, los tra- El primer capítulo, “El alti- zadora y homogeneizante que
bajos de Jorge Arellano López plano boliviano en la época pre- representa Tiwanaku.
han sido fundamentales para hispánica”, establece la extensión En el segundo capítulo, “Li-
empezar a delinear las caracterís- del área cultural centro sur andi- pes en el altiplano meridional”,
ticas de la ocupación prehispáni- na, situando al altiplano bolivia- se caracteriza geográfica y ecoló-
ca en la región. no dentro del desarrollo históri- gicamente el Altiplano sur, enfo-
Geólogo de formación, Jor- co andino. A partir de estas con- cando a la región de Lípes como
ge Arellano ha dedicado gran sideraciones, el autor realiza una un hábitat difícil pero apto para

1 Las reseñas que se presentan tienen el mérito de haber sido realizadas por alumnos que están por lo general en su segundo año de
Historia, en la Universidad Mayor de San Andrés, en la materia “Fuentes y Técnicas de Investigación”, dictada por Rossana
Barragán. También contamos con el aporte de Virginia Aillón, documentalista y responsable del Programa de Bibliotecas del
PIEB.

165
el poblamiento humano. Con fi- río Quetena y los alrededores de clasificación tipológica del mate-
nes de investigación, se divide el la laguna Colorada. Dentro de rial cultural lítico, realizando una
microambiente de puna altiplá- cada una de estas subáreas se cla- interesante asociación con la
nica en tres pisos ecológicos: sifican a los sitios arqueológicos materia prima. Este análisis de
Puna Alta (por encima de los según el material cultural predo- material lo lleva a plantear la exis-
4500 m.s.n.m), Puna Intermedia minante en: sitios líticos, sitios tencia de dos circuitos trashu-
(4000-4500 m.s.n.m) y Puna líticos con evidencia de cerámi- mánticos asociados a la cacería
Baja (3700-4000 m.s.n.m), ca- ca, sitios cerámico-líticos y sitios estacional. El primero compren-
racterizando a cada uno según las cerámicos. Asimismo, también se día un desplazamiento de las la-
particularidades climáticas y de exponen las técnicas de recolec- gunas Ramaditas, Hedionda y
diversidad biológica que alber- ción y excavación empleadas en Cañapa hacia las lagunas Chu-
gan. En este capítulo también se cada uno de los asentamientos llunca y Pastos Grandes, exten-
hace una somera exposición de investigados. diéndose durante el Arcaico Tar-
antecedentes sobre las investiga- El cuarto capítulo, “Datación dío hasta la cabecera del río Alo-
ciones arqueológicas realizadas en radiocarbónica”, está dedicado en ta. El segundo circuito compren-
la región, partiendo en 1903 con su totalidad a los datos de 14C día un desplazamiento de las la-
los trabajos realizados por G. obtenidos de tres grupos de guna Colorada y Verde hacia San
Courty y culminado en los tra- muestras distintos. El primero Pedro de Atacama, y formaría
bajos ya clásicos de Ibarra Gras- está formado por cuatro mues- una especie de canal de conexión
so, Barfield y Le Paige, generan- tras vinculadas al señorío Mallku, con esta región chilena.
do de esta manera un contexto con fechas calibradas que fluc- El Intermedio Temprano
histórico y una justificación cien- túan entre 1300-1700 d.C. El Formativo (1300 a.C. - 200 d.C.)
tífica para proponer la hipótesis segundo grupo se halla confor- se aborda en el sexto capítulo.
central de su trabajo, la cual es- mado por cinco muestras perte- Jorge Arellano sugiere que la im-
tablece que la región de Lípes fue, necientes al Abrigo Ramaditas, portancia adquirida por las pun-
en tiempos prehispánicos, un de las cuales la más antigua fue tas de proyectil con pedúnculo
área de relación entre el Altipla- vinculada al Horizonte Tempra- para la cacería especializada de
no norte y el desierto de Ataca- no 1055-1090 d.C. y la más animales pequeños y aves, al igual
ma, y que durante la época post- moderna 1420-1660 d.C. con el que la presencia de cerámica con
Tiwanaku habría sufrido una Horizonte Tardío. El tercer gru- pasta arenosa y cocción reducto-
importante eclosión demográfi- po, formado por tres muestras de ra, son los elementos caracterís-
ca. carbón obtenidas en los márge- ticos de este período. Propone un
En el capítulo destinado a la nes orientales del Salar de Uyu- patrón de asentamiento centra-
metodología de investigación, se ni, también se encuentra vincu- do en los microambientes de
divide la región de estudio (9.400 lado con el señorío Mallku con quebradas cerradas de las áreas de
km2) en seis subáreas: la cuenca fechas calibradas ubicadas entre Quetena y laguna Colorada, de-
de las lagunas Cañapa-Hedion- 185 a.C. y 655 d.C. bido a la abundante provisión de
da-Ramaditas, las lagunas Chu- En el capítulo “Arcaico Tar- agua de manantiales que presen-
luncani-Pastos Grandes, la cuen- dío: Primeros cazadores en Lípes taban los sitios pertenecientes a
ca del río Alota, la cuenca sur del (5500 a.C. - 1500 a.C.)”, el au- este período.
río Quetena, la cuenca norte del tor nos presenta una exhaustiva El séptimo capítulo, “El Ho-

166
rizonte Medio (100 a.C. - 1100 Mallku, así como de los cuatro cultad de extracción de recursos
d.C.)”, caracterizado en la mayor tipos definidos para la región sur en la región, siendo que la locali-
parte del Altiplano andino por el de Lípes no asociados a esta tra- zación de los asentamientos In-
desarrollo y expansión de la cul- dición cultural. También se des- cas más importantes se hallan en
tura Tiwanaku, es analizado des- criben detalladamente otras cate- el área de Colcha K, al norte de
de el rol jugado por la región de gorías de artefactos como leznas la región de estudio, donde la
Lipes. A través de numerosos para tejer, astiles de flechas, ces- explotación agrícola (sobre todo
detalles, Jorge Arellano propone tos, tejidos, azadones y otros ha- de quinua y cañahua) permitió
que Tiwanaku alcanzó esta región llados en las distintas investigacio- una producción relativamente
a través de circuitos de intercam- nes realizadas en la región. El arte importante por los Incas, tal
bio, y que se constituyó un im- rupestre merece un tratamiento como lo demuestran las nume-
portante lazo conector con la re- especial, y al menos dos tradicio- rosas y diversas facilidades de al-
gión de San Pedro de Atacama nes, una de origen local y otra po- macenaje registradas en los asen-
donde la presencia de Tiwanaku siblemente procedente del norte tamientos ubicados en esta re-
fue relevante, especialmente a tra- de Chile, son identificadas para gión. Son tomados en cuenta
vés de sitios como Abrigo Rama- este período. Los conjuntos de como sitios adicionales, Santa
ditas y Savala, en las cercanías del chullpares o torres funerarias, son Rosa, ubicada al este del Salar de
Salar de Uyuni, donde inclusive adecuadamente descritos, parti- Uyuni, y el Tambillo de Rama-
se hallaron pinturas rupestres cla- cularmente en relación a los asen- ditas, ubicado al sur de la laguna
ramente influidas por el estilo tamientos domésticos (localizados homónima, identificados a par-
Tiwanaku. La tradición Puki fue con preferencia en la Puna Inter- tir de la característica arquitec-
también relevante durante el Ho- media) y resaltando la función ri- tura Inca y su relación con cami-
rizonte Medio, especialmente en tual y de diferenciación social que nos prehispánicos. La cerámica
la región más septentrional del cumplieron. A partir de los indi- del Horizonte Tardío registrada
área de estudio. cadores culturales anteriormente en Lípes es asociada al estilo Inca
En el capítulo “El Intermedio descritos, y complementadas con Pacajes por lo que el autor plan-
Tardío (1000 d.C. - 1450 d.C.)”, comparaciones interregionales tea un dominio indirecto de este
se describen las características adicionales, el autor interpreta el último grupo étnico, particular-
principales del señorío Mallku, origen del señorío Mallku como mente sobre la región de Colcha
una cultura arqueológica defini- parte de un proceso de migracio- K. Con este panorama, el autor
da a partir de los patrones funera- nes con dirección hacia el sur, pro- presenta muy sintéticamente, en
rios y cerámicos característicos de cedente del altiplano circumlacus- el décimo capítulo, “La Colonia”,
los asentamientos datados en este tre occidental. las características que adquiere el
período cultural. En este capítulo El noveno capítulo, “El Ho- material cultural con la conquis-
se desarrollan extensivamente las rizonte Tardío (1450 d.C. - 1500 ta española en la región de Lí-
características de pasta, tratamien- d.C.)”, desglosa las principales pes.
to de superficie, morfología, de- características que adquirió la El onceavo y último capítu-
coración y frecuencia en los sitios conquista Inca de la región de lo, “Perspectivas acerca del desa-
de los tres diferentes tipos cerá- Lípes. Para Jorge Arellano, la li- rrollo cultural prehispánico de
micos que caracterizan la cerámi- mitada presencia Inca en la re- Lipes”, el autor expone un pano-
ca de la tradición del señorío gión de Lípes se debió a la difi- rama general de los resultados

167
Mariano Fuentes Lira. El Ekeko

168
alcanzados en una propuesta his- Horizonte Tardío de la región, sin debe ser complementado con los
tórico cultural. En este sentido, la necesidad de una ocupación estudios recientemente realizados
define la existencia de una socie- incaica directa. Finalizada la sín- en la región de Lipes por el ar-
dad arcaica de cazadores recolec- tesis cronológica, se presenta una queólogo argentino Axel Nielsen
tores, posiblemente dividida en interpretación en la cual Lipes y sus colaboradores (e.g., Nielsen
varios grupos y relacionada de muestra el rol jugado por sus ha- 1998, 2001; Nielsen et al. 2000)
manera directa con grupos esta- bitantes al interior de dinámicas .
blecidos en las tierras altas y me- redes adaptativas de intercambio BIBLIOGRAFÍA
dias del norte de Chile. Luego, y movilidad zonal a lo largo del
con la presencia de las primeras tiempo y el espacio. Nielsen, Axel E.
1998 “Tendencias de larga duración
evidencias de cerámica durante Para concluir, Arqueología de
en la ocupación humana del
el Formativo, establece la presen- Lipes: Altiplano Sur de Bolivia no Altiplano de Lípez (Potosí, Bolivia)”.
cia de grupos semisedentarios sólo ofrece nuevos datos e inter- En: Cremonte, M. B (comp.). Las
asentados en espacios cerrados y pretaciones sobre la dinámica sociedades locales y sus territorios. San
protegidos, para posteriormente cultural de la región de Lipes en Salvador de Jujuy: Universidad
tener la presencia del señorío tiempos prehispánicos, sino que Nacional de Jujuy.
2001 “Ocupaciones formativas en el
Mallku durante el período Inter- paralelamente propone una inte- Altiplano de Lípez-Potosí, Bolivia”.
medio Tardío, originado a partir resante visión macroregional que En: Rivera Casanovas, C.; López
de una difusión regional proce- interrelaciona cada período cul- Michel, M. R. y Capriles Flores, J.
dente del sector occidental del tural local con las fases, períodos M. (eds.). El período Formativo en
altiplano norte, posiblemente y tradiciones estilísticas del occi- Bolivia: Regiones y sociedades. Textos
iniciada en el Horizonte Medio. dente boliviano, noroeste argen- Antropológicos, Vol. 13, Números 1-
2. La Paz: Carreras de Antropología y
Culmina con la propuesta de la tino y norte de chileno. Cada uno Arqueología, Universidad Mayor de
dominación incaica de la región, de los capítulos cuenta, además, San Andrés.
ubicada especialmente en la re- con mapas, tablas estadísticas,
gión norte del área de estudio, fotografías y figuras que hacen Nielsen, Axel; Vázques, María M.;
donde la producción agrícola fue que el contenido esencialmente Avalos, Julio C. y Angiorama, Carlos I.
2000 “Prospecciones arqueológicas
fuertemente explotada inclusive descriptivo del volumen adquie-
en la Reserva ‘Eduardo Avaroa’ (Sud
desde el período precedente. En ra mayor fluidez en su lectura. El Lípez, Dpto. Potosí, Bolivia)”. Textos
todo este proceso, numerosas fruto de las extensas investigacio- Antropológicos, 11:89-131.
problemáticas son abiertas y nes realizadas por Jorge Arellano,
muchas interrogantes quedan contribuye significativamente, a
todavía por resolver, tal como el nuestro juicio, al corpus todavía
mismo autor reconoce. No obs- reducido pero cada vez más am-
tante, la interacción con otras plio de publicaciones científica-
áreas geográficas determinó una mente serias y responsables de
relativa interdependencia entre estudios arqueológicos realizados
las sociedades asentadas en Lipes en Bolivia por investigadores na-
y otros grupos culturales vecinos. cionales. Por último, a pesar de
Para Jorge Arellano, esto expli- que no se citan en este trabajo,
caría el sometimiento durante el este volumen necesariamente

169
troducción a los estudios bolivia- sea una de las fuentes principales
nos, editada por Joseph Barnadas para establecer la situación de la
BRIDIKHINA, Eugenia; en 1987, y que tiene singular va- mujer en los tres períodos estu-
ROSELLS, Beatriz y lor para el avance de los estudios diados, porque la prescripción ha
OPORTO, Luis sociales. Este gesto cobra impor- sido la forma y el contenido de
tancia en un país donde el acce- la conformación de las mujeres.
2000-2001 so a la información es siempre un En ese mismo sentido, sería im-
tema conflictivo, especialmente portante analizar, comparativa-
Las mujeres en la historia de para investigadores/as jóvenes y mente, la literatura médica ya
Bolivia: Antología. 3 vols. de regiones alejadas de los cen- que si alguna prescripción resu-
La Paz: Embajada del Reino tros de poder del país. me a los sistemas dominantes es
de los Países Bajos; Sol de El volumen I se inicia con la pre(pro)scripción del cuerpo.
Intercomunicación. Vol I. sugerentes acercamientos histó- Esta ingeniería regulatoria es par-
Eugenia Bridikhina. “Imáge- ricos a las primeras mujeres blan- ticularmente extraordinaria en la
nes y realidades de la Colo- cas que poblaron estas tierras, y primera mitad del siglo XX, tal
nia”. Vol II. Beatriz Rosells. el armado de sus fortunas, a pe- como lo demuestra la Bibliogra-
“Imágenes y realidades del sar de ser también un género fía de la mujer boliviana (CI-
Siglo XIX”. Vol III. Luis dominado desde su cultura ori- DEM; 1985) que consigna folle-
Oporto Ordoñez. “Imágenes y ginaria. Junto con ello, la grave tos y libros varios sobre gineco-
Realidades del Siglo XX crisis que significó el nuevo régi- logía, higiene, parto, aborto, be-
(1900-1950)” men para las indígenas que ini- lleza y cuidados del cuerpo feme-
cian su recorrido histórico en la nino en general. El ejemplo más
Virginia Aillón Colonia con el signo de la discri- interesante en ese sentido es la
minación y sujeción. Y, entre regulación para el ejercicio de la
La mujer escrita podría subtitu- ambas clases de mujeres, el pa- prostitución en 1916, recogida y
larse esta serie que a través de la pel de la lengua castellana como analizada por Luis Oporto en el
revisión y selección documental arma de colonización entregada Vol. III de la serie.
va escribiendo a la mujer bolivia- a las mujeres blancas. Lo que se nota como esfuerzo
na desde la Colonia hasta la pri- Particularmente rico es el en esta selección es el intento de
mera mitad del siglo XX. análisis de la situación jurídica de dar cuenta de la situación de las
Esta serie, editada con los la mujer tanto de la ibérica en diversas mujeres que han habita-
auspicios de la Embajada de los estas nuevas tierras, como de la do este territorio desde su consti-
Países Bajos en Bolivia, tiene una criolla, pero también la indígena tución formal como nación. Y
presentación peculiar pues ha e incluso la negra. El estudio va decimos que se nota el esfuerzo
tomado la forma de antología dibujando el camino que siguió porque la historiografía sobre la
anotada. En ese sentido, estos tres la implantación violenta, siste- mujer boliviana en general, se di-
estudios se acercan a lo que lla- mática y permanente del ideario vide entre sectores de mujeres y
maríamos un balance de la situa- de mujer occidental y cristiano son pocos los que pueden dar
ción de la mujer en el período en estas tierras. cuenta del conjunto y sus varian-
estudiado, un ejercicio similar al A nuestro modo de ver, es co- tes. Así, el feminismo ha construi-
hecho por especialistas en la In- rrecto que la literatura jurídica do una historiografía desde las

170
mujeres de clase media, clase alta importantes en el arte y otras áreas los poemas de Wallparrimachi, el
y la mujer popular en relación a sociales, según el autor) y las de poeta de la Independencia; con-
su participación política y econó- clase alta, de quienes resalta tanto tinúa con poemas de Daniel
mica. A estos estudios la mujer la frivolidad o filantropía con que Campos, así como en imágenes
indígena le es ajena, incluso cuan- enfrentaban su vida así como el de mujeres en Gabriel René Mo-
do se historia a la mujer urbana. poder económico de las hacenda- reno. Particularmente interesan-
Por el otro lado, a los estudios das o empresarias. En el caso de tes son los párrafos dedicados a
antropológicos, etnográficos e his- la “no letradas”, el autor se cuida las noveles Juan de la Rosa, de
tóricos que dan cuenta de la mu- de conformar una visión victimis- Nataniel Aguirre, y Soledad, de
jer indígena, les cuesta poner a ta de esta mujer, y así como apunta Bartolomé Mitre. Continúa el
estas mujeres en relación con las las malas condiciones de vida, re- estudio con un repaso de las iden-
otras o con lo urbano. Así, es difí- salta también la autonomía eco- tidades femeninas en boca y le-
cil tener un mapa, y lo que se ob- nómica y de otra índole de la chola tra de las escritoras de la época:
tiene generalmente son pedazos, o la chota, de la chichera y tam- María Josefa Mujía, Adela Zamu-
trozos y fragmentos. Y si bien esto bién la especificidad de la mujer dio, Carolina Freire y Lindaura
puede indicar un estadio en la indígena y campesina que tiene a Anzoátegui, entre otras.
comprensión de la situación de la su favor un sistema de reciproci- Una vez visitada la literatu-
mujer, es también cierto que es- dad que marca de manera diferen- ra, Rosells brinda también imá-
fuerzos panorámicos como el que te su relación con el otro género. genes de la mujer en novedosas
hoy nos ocupa han de encontrar Tampoco deja de lado a la obre- fuentes como son los diarios de
serias dificultades. Con todo, el ras de las que destaca, sobre todo, viajeros (D‘Orbigny, Thouar,
resultado, si bien denota la difi- a la minera y las organizaciones Campos, Bresson) y cartas priva-
cultad, demuestra también la po- femeninas como la FOF, el Co- das. No está ausente de este acer-
sibilidad ya que en los tres volú- mando Femenino del MNR, etc. camiento a los imaginarios, refe-
menes encontramos apartados La metodología histórica ha rencias a la literatura culinaria,
sobre la situación de la mujer in- sido combinada, en los tres ca- expresión del mestizaje de coci-
dígena, en el primero incluso es- sos, con la metodología de los na ibérica e indígena.
pecificando la situación de la imaginarios, esta vez a través de Como en toda antología,
mujer negra en la Colonia. textos especialmente literarios de cada lector podrá encontrar figu-
Tal vez el que mayores luces la época. Y, posiblemente porque ras o temas tratados en demasía
hecha al respecto sea el volumen ya había trabajado anteriormen- o, por el contrario, sugerir ausen-
tercero, a cargo de Luis Oporto, te en esta metodología (La Mu- cias notables. Mas, si convenimos
quien se cuida muy bien de gene- jer, una ilusión: ideologías e imá- en que la antología es una pro-
ralizar o sobreespecificar (dos erro- genes de la mujer en Bolivia en el puesta, los autores y sus lectores
res mayúsculos y lamentablemen- Siglo XIX. La Paz: CIDEM, estableceremos, en verdad, un
te comunes en este tipo de acer- 1987), el segundo volumen a car- diálogo fructífero más que una
camientos) a las mujeres estudia- go de Beatriz Rosells destaca por interpelación inocua. En ese sen-
das. Así, pone mucho cuidado en este apartado. Inicia este capítu- tido, y en el ámbito de las fuen-
observar a las “letradas” en sus di- lo con las imágenes de la mujer tes literarias, sí he sentido la au-
ferencias que son las de clase me- en la producción de poetas y na- sencia de mayores referencias y
dia (que lograron ocupar espacios rradores del siglo XIX, como con sobre todo textos de Hilda Mun-

171
dy, cuya obra, a mi modo de ver, ra —y después de quince años de
resume mucho de la vida y las investigación— Escobari de
imágenes de la mujer de la pri- ESCOBARI Querejazu los ha reunido en un
mera mitad del siglo XX. de Querejazu, Laura solo volumen, después de haber
Aunque el primer volumen sido madurados, repensados y
intercala láminas de cuadros de la 2001 reescritos.
Colonia, los otros dos culminan El libro tiene cuatro partes:
con una iconografía (fotografías, Caciques, yanaconas y la primera aborda la convivencia
croquis de viajeros, grabados y extravagantes. La sociedad étnica en las ciudades, mientras
dibujos) de la época provenientes colonial en Charcas. que la segunda trata de los caci-
de archivos públicos y privados así S. XVI - XVIII. La Paz: ques como parte de la elite colo-
como de publicaciones específica- Plural Editores /Embajada nial y sus rencillas por la obten-
mente iconográficas como la de de España en Bolivia. ción del cargo. El trabajo y la
Melchor María Mercado. movilidad de los yanaconas en
Como se ve, estamos ante un Roger Mamani, Charcas, se toca en la tercera par-
gesto por demás noble además de Juan Pablo Delgado, te; la mano de obra y tecnología
académico y serio cual es el de Guillermo Callisaya y minera en Potosí, en la cuarta
brindar una recopilación, muy Patricia Chuquimia parte del libro.
bien seleccionada, de fuentes pri- En la primera parte se toma
marias y bibliográficas para cada el tema de la fundación de ciuda-
uno de los períodos estudiados. En este libro, Laura Escobari de des observada por la autora como
Así, el estudio que hacen los au- Querejazu aborda la sociedad una constante dinámica de inte-
tores es más una propuesta, una colonial desde el rol que tuvie- racción cultural. Las ciudades de
lectura de los documentos y una ron los pobladores originarios, es análisis son Chuquiapo o Nues-
invitación a nuevas lecturas. Es decir los “Indios” en Charcas a tra Señora de La Paz; Cantumar-
decir, una invitación al debate, lo largo de todo el periodo colo- ca, que es la Villa Imperial de Po-
lo que también denota un gesto nial, con el objetivo de dar a co- tosí; Uru-Uru o la Villa de San
amable con el lector en general y nocer actores sociales poco abor- Felipe de Austria, y Chiquitos o
con el investigador en particular. dados en la historiografía como Santa Cruz de la Sierra. La autora
los caciques, los yanaconas y los destaca la inserción de poblados
extravagantes. La autora señala de indios ya existentes al fundar-
que muchos de los capítulos de se las ciudades, los cuales en su
este libro, basado fundamental- mayoría fueron mitimaes de dife-
mente en fuentes primarias (vi- rentes etnias. La autora otorga
sitas, crónicas, padrones, etc.) y gran importancia al tipo de orga-
apoyado en bibliografía, fueron nización habitacional que separa
presentados en distintos congre- drásticamente los barrios de indios
sos internacionales y como avan- de los barrios de españoles, sepa-
ces de investigación en diferen- ración que se irá debilitando has-
tes revistas, enriquecidos con las ta el punto de desaparecer. Es
discusiones que generaron. Aho- importante señalar que el estudio

172
de estas ciudades en su desarrollo de Sicaya, en el actual departa- y 1650, se produjo más de la
urbano y social, da a conocer as- mento de Cochabamba. mitad de toda la plata del mun-
pectos nuevos sobre lo que fue la El estudio de la provincia de do en una bonanza que duraría
mano de obra y vida cotidiana en Yamparaes en el siglo XVII, se por lo menos dos siglos, pues la
los siglos XVI y XVII, así como la basa en dos visitas a este corregi- producción de plata fue respal-
intervención de las misiones jesui- miento, una en 1613 y otra en dada fuertemente por las medi-
tas y su importancia en la econo- 1651, notándose entre ambas la das que tomó Toledo en el año
mía y sociedad colonial durante gran baja demográfica de indios de 1573. Respecto a la tecnolo-
el siglo XVI. yanaconas. La autora trata de gía, la autora va viendo cómo los
En la segunda parte, la auto- analizar si el descenso es demo- ingenios, que al inicio eran a
ra aborda a los caciques como gráfico o más bien es expresión mano, a pie y a caballo, se trans-
parte integrante de la elite colo- de una estrategia de resistencia y formaron para el siglo XVIII en
nial, analizando su relación y fun- una costumbre, dado el control ingenios hidráulicos. Para su
ción para luego reconstruir, a tra- vertical de pisos ecológicos en los construcción se utilizaba made-
vés de documentos del Archivo valles chuquisaqueños de los in- ra traída de los valles de Chuqui-
General de Indias, y de las pro- dios Gualparocas y Yamparaes. saca, mientras el hierro llegaba de
banzas del Archivo de La Paz de Para la autora, el descenso se debe España, razón por la que su cos-
los siglos XVI a XVIII, las ascen- atribuir fundamentalmente al to era muy elevado. De ahí tam-
dencias y linajes de los Canqui y tipo de tenencia de la tierra, ya bién que a lo largo de la época
Cusicanqui, importantes en Ca- que en el momento de la visita colonial los cabildos incentivaron
lacoto-La Paz y en Tiwanaku, que los indios se encontrarían en nuevos inventos para aminorar
afirmaban ser descendientes de otras tierras. los gastos de la extracción del
Felipe Tupac Inca Yupanqui. La En el caso de la hacienda tri- mineral.
autora complementa así otros guera de Cochabamba, la autora Finalmente, aborda el tema
estudios realizados sobre caci- aborda el sistema de arrendamien- de los trabajadores de las minas
ques: el libro de Roberto Cho- to de tierras en el siglo XVIII, un de Potosí a quienes se los deno-
que Canqui, Sociedad y economía sistema en el que el mayordomo minó “mingas o contratados li-
colonial, que muestra otras des- que administraba la hacienda po- bres” con un salario. Señala tam-
cendencias como de Martín Paxsi día arrendar las tierras tanto a crio- bién que fueron llamados “indios
Pati Cacique de Tihuanaco-La llos, como a mestizos y yanaco- de ruego” porque se les suplica-
Paz. nas arrendatarios libres, siendo ba para que trabajaran, así como
La tercera parte del libro hace todos obligados a hacer uso del indios extravagantes por la pecu-
referencia a la vida de los yana- molino de la hacienda, que era lo liaridad que tenían de vivir cerca
conas, y para ello toma dos casos que generaba mayor ganancia de sus pueblos de donde cada día
en distintos lugares del territorio para la hacienda. llevaban productos agrícolas.
de Charcas. El primer caso se En la cuarta parte del libro, Laura Escobari de Querejazu
ubica en la provincia colonial de se abordan diferentes aspectos contribuye así al estudio de la his-
Yamparaes, cercana a la ciudad relacionados a la mano de obra y toria de Bolivia; el lector encon-
de la Plata, en el actual departa- tecnología minera. Se recuerda la trará en este trabajo una fuente
mento de Chuquisaca. El segun- importancia del yacimiento mi- que le servirá de guía para el aná-
do caso se ubica en la hacienda nero de Potosí donde, entre 1570 lisis de los procesos coloniales.

173
Charcas. El análisis de casos pro- ña jamás hubiera podido alcanzar.
porciona una visión más amplia Su amistad con los Pizarro, y el
PRESTA, Ana María de estos personajes y cómo utili- haber sido uno de los 168 que
zaron diferentes estrategias para tomaron Cajamarca, le valieron
2000 lograr sus propósitos: alianzas para conseguir importantes rique-
matrimoniales convenientes, ser- zas y la encomienda de Tarabuco.
Encomienda , familia y vicio militar y posiciones políti- No fundó familia pero reconoció
negocios en Charcas colonial cas, que les permitían pasarse de doce hijos naturales; podía ser una
(Bolivia): Los encomenderos un bando a otro, y obtener el persona muy entregada a parien-
de La Plata 1550 - 1600 mayor beneficio posible; los ne- tes, amigos y paisanos o tremen-
Lima: Instituto de Estudios gocios que llegaban a concretar damente arrogante con los que no
Peruanos. con parientes, vecinos y paisanos estaban dentro de su círculo. De
fueron claves para la formación de Almendras luchó con Gonzalo
Desireé Kieffer, redes estrechas de cooperación. Pizarro en contra de las Leyes
Zelma Montaño y En siete capítulos, la autora Nuevas y fue nombrado posterior-
Consuelo Sánchez describe, entonces, no sólo la vida mente Gobernador y Justicia
de los encomenderos y de sus fa- Mayor en La Plata, cometiendo
Este libro trata de cuatro casos de milias, con un detallado estudio en este cargo arbitrariedades ex-
encomenderos en La Plata, en el de fuentes archivísticas, sino que tremas como ejecutar a enemigos
siglo XVI. El acercamiento a dife- además profundiza en el contex- políticos o quitar encomiendas a
rentes historias de vida permite to del espacio charqueño. El es- sus dueños legítimos para entre-
que, independientemente del ori- tudio cuenta con dos apéndices garlas a simpatizantes de Pizarro.
gen en el Viejo Mundo, los con- con listas de encomiendas2 y en- Estos actos hicieron que los rea-
quistadores que llegan a estas co- comenderos en el siglo XVI, un listas lo ajusticiaran junto con pro-
lonias se encuentren con un sinfín glosario de términos de la época minentes vecinos de La Plata. De
de posibilidades no sólo de enri- y una extensa bibliografía. Con- los doce hijos naturales que de-
quecimiento sino de encumbra- tiene, además, un índice de nom- claró tener, se pudieron localizar
miento social imposible de lograr bres y lugares, y numerosos ma- a diez, los que iniciaron una larga
en una España rígida por un ho- pas y cuadros. familia incorporándose a la diná-
nor ligado a la pureza de sangre. El primer caso es el del enco- mica urbana y rural de Charcas;
El estudio sobre encomende- mendero Francisco de Almendras, las hijas se casaron con personajes
ros realizado por Ana María Pres- un español de origen oscuro na- importantes, ya sea encomende-
ta, nos da a conocer las diversas cido en Extremadura, que tomó ros o comerciantes, utilizando el
oportunidades mercantiles de la el riesgo de aventurarse a la con- matrimonio como medio de con-
encomienda y el papel que quista del nuevo mundo para, de solidación del linaje.
desempeñaron los encomenderos esta manera, lograr el status, po- Continuando con la familia
en la sociedad colonial inicial de der, riqueza y honor que en Espa- de Francisco de Almendras, la

2 Las encomiendas eran mercedes concedidas por alguna autoridad colonial pero bajo la confirmación real; se daban generalmente
como recompensa por servicios militares, con ellas se asignaba al beneficiario el derecho a gozar del tributo y mano de obra de un
grupo de indígenas a cambio de evangelizarlos.

174
autora analiza cómo llegaron a La en las colonias fue corta ya que llegaron al Nuevo Mundo sin sta-
Plata sus dos sobrinos, Diego y murió seis años después de su lle- tus social, y por otro, los Zárate
Martín, que se enrolaron en la gada, tiempo suficiente para acre- Recalde que, al igual que los Pa-
carrera militar y partieron en las centar su fortuna y consolidar su niagua de Loayza, eran ya de fa-
expediciones a la región de los alta posición. A su muerte llegó milia prominente en España. Los
chunchos y chiriguanos; partici- su primogénito, Gabriel Pania- primeros en llegar al Nuevo Mun-
pando también en la conquista y gua de Loayza, para hacerse car- do fueron Lope de Mendieta y
población de Charcas. Como re- go y gozar de la encomienda, Juan Ortiz de Zárate, quienes, gra-
compensa recibieron la encomien- haciendas y negocios diversos que cias a la carrera militar, obtuvie-
da de Tarabuco, que perteneció recibió como herencia y que acre- ron una encomienda en la región
antes a su tío Francisco de Almen- centó considerablemente. Para de Carangas, ganando así poder
dras. Los dos hermanos, junto a ello se valió de estrategias matri- político, económico y social. Pos-
sus primos naturales, acrecentaron moniales ventajosas con familias teriormente, en 1563, llegó Fer-
y diversificaron la herencia mate- en Lima y Plasencia, de igual sta- nando de Zárate con el título de
rial y simbólica de la familia, lo- tus que el suyo. También tomó “Don”, lo que le permitió rápida-
grando que la tercera generación parte activa dentro del poder po- mente contraer matrimonio con
de Almendras consolidara su si- lítico, llegando a ser corregidor una viuda heredera de una enco-
tuación dentro de la sociedad de del Cuzco. Se dedicó al comer- mienda. Las familias Zárate Men-
Charcas, con una posición so- cio de la coca que le dio muchas dieta y Zárate Recalde mantuvie-
cioeconómica poderosa que los ganancias, también incursionó ron estrechos lazos de parentesco,
mantuvo en el nivel más alto en- en la industria textil, siendo due- ésto les favoreció en la adminis-
tre 1540 y 1600, a pesar de la fal- ño de importantes obrajes. En tración de sus negocios e intere-
ta de origen hidalgo. este caso es interesante resaltar el ses comunes.
El caso de Pedro Hernández hecho de que, luego de su falle- Finalmente, está el caso del
Paniagua es muy diferente al an- cimiento, las mujeres de este li- Licenciado Polo de Ondegardo,
terior. Este encomendero vino al naje iniciaron su carrera pública natural de Valladolid, quien lle-
Nuevo Mundo como emisario de ejerciendo la práctica social de la gó al Perú justo cuando se die-
Pedro de la Gasca, teniendo la viudez como mayor atributo de ron los cambios políticos de 1540
oportunidad de lograr una carre- su linaje. Esta familia, por sus que le permitieron acceder rápi-
ra militar y política por la que orígenes, su situación económi- damente a una encomienda ad-
recibió la encomienda de Pojo. ca y las estrategias matrimonia- ministrada de manera tan eficien-
Hernández de Paniagua era, en les que la llevaron a relacionarse te, que se convirtió en la síntesis
Extremadura, un hidalgo que con la corte virreinal de Lima, del empresario del siglo XVI. Por
incrementó su reputación parti- donde tenía parientes y amigos, su talento y profesión logró ser
cipando, junto al rey Carlos I, en perpetuó la encomienda por cua- consejero de funcionarios y virre-
la revuelta de las comunidades de tro generaciones, manteniendo yes llegando a una posición so-
Castilla, en 1520. Dejó al venir su status por más de un siglo. cial más alta. Para perpetuar su
al Nuevo Mundo a esposa, seis El tercer caso presentado por patrimonio, Ondegardo mandó
hijos y muchos bienes, entre ellos Presta es el de la familia Zárate que a sus hijos a universidades espa-
un mayorazgo, viajando solo con tiene dos aspectos diferentes: por ñolas con el fin de que pudieran
un hijo natural. Su permanencia un lado, los Zárate Mendieta que acceder a una posición burocrá-

175
tica de jerarquía para sobrevivir el resto denominado espacio geo-
manteniendo su linaje. Veinte gráfico “oriental”, Roca señala que
años después de su muerte, su ROCA, José Luís éste se inicia en los valles meso-
familia se fue desintegrando mo- térmicos como una forma de pro-
ral y materialmente. 2001 teger a Charcas y Potosí de las in-
Polo de Ondegardo supo cursiones chiriguanas; prosigue ci-
mantener los vínculos económi- Economía y Sociedad en el tando los intentos prehispánicos
cos, familiares y profesionales en Oriente Boliviano (Siglos y coloniales en el área de Mojos,
lugares claves como Charcas, La XVI-XX). Santa Cruz: estableciendo la presencia defini-
Paz, Lima y Valladolid. El resto Editorial Oriente. tiva posterior en esas zonas a tra-
de su familia vivió a su sombra: vés de difíciles rutas fluviales y te-
los varones buscaron alcanzar Douglas Estremadoyro rrestres desde Santa Cruz; conti-
fama y fortuna, y las mujeres in- García nuando hacia el Este con la pro-
gresaron a la vida religiosa de los vincia de Chiquitos, que denomi-
conventos de Charcas. El libro de José Luis Roca presen- na “lebensraum cruceño”, y su
El poder ilimitado que alcan- ta cuatro siglos y medio de la his- continuación hacia el río Para-
zaron los encomenderos en un toria del Oriente boliviano, desa- guay. La marcha hacia el noroes-
primer momento fue controlado rrollados en ocho ensayos autóno- te, buscando “el destino manifies-
por la intervención de la Corona mos con estrecha relación temáti- to”, culmina con la creación del
y las nuevas competencias econó- ca. El autor plantea la “hazaña pro- departamento de Pando y la pro-
micas que surgieron por parte de tagonizada por la sociedad cruce- yección cruceña, más efectiva que
los mineros, comerciantes y terra- ña en su conjunto”, y para ello uti- los intentos originados desde
tenientes. Esto permitió que, con liza la “vieja técnica ad narrandum” Charcas. El capítulo concluye con
el paso de las generaciones, sólo con el objetivo de llegar a un ma- importantes consideraciones so-
lograran mantener el patrimonio yor público lector, a estudiosos de bre la región geo-histórica cultu-
simbólico mientras que el mate- la historia oriental y a una mayor ral llamada “Oriente boliviano”.
rial se reducía considerablemen- difusión de su historia. En el segundo capítulo, dedi-
te. A pesar de estas medidas, el En el capítulo primero, “El cado a la “Mano de obra, rebelio-
trabajo muestra que la encomien- Oriente Boliviano, un espacio nes, producción y mercado”, el
da en el Nuevo Mundo dio lugar geo-histórico”, el autor describe la autor nos muestra aspectos rela-
a la diversificación económica y ocupación territorial del Oriente, cionados con lo sucedido en las
al reconocimiento social, cosa como “la Historia de Santa Cruz”, poblaciones originarias que, a
muy difícil de lograr para muchas tarea que requirió tres siglos y fuerza de constituirse en la mano
familias en la España de la época, medio, y fue impulsada por la de obra obligada para todos los
debido a sus orígenes oscuros o a pobreza de los primeros habitan- migrantes a la región oriental, fue
la falta de oportunidades. Con los tes de Santa Cruz, viviendo en un disminuyendo por las condicio-
recursos económicos que obte- área periférica del desarrollo y ocu- nes de trabajo, enfermedades y
nían con la encomienda, les fue pación colonial y republicana. excesos, hasta casi desaparecer
posible alcanzar en Charcas el Asignando a Santa Cruz el rol de como fuerza laboral. Esta sería una
honor, el poder y la riqueza, tan “ciudad capitana” y núcleo de irra- de la razones del estancamiento
importantes en estas sociedades. diación del poblamiento de todo del desarrollo regional, que sólo

176
en el siglo XX se compensa con la además la presencia de paceños, constituyen pueblos y ciudades
migración andina y otras de ori- situación que el autor destaca a orientales.
gen extranjero para el desarrollo través de la figura de José Ma- El capítulo quinto puede
de la agricultura y agroindustria, nuel Pando, explorador del nor- considerarse como una amplia-
especialmente en la zona norte y te y visionario intérprete de su ción del capítulo tercero, relacio-
este de Santa Cruz. importancia. nado con los productos natura-
El capítulo tres, “La goma Los obstáculos naturales les del noreste y noroeste, ya que
elástica”, muestra a este producto como las cachuelas que marcaban analizando la difícil situación de
como importante sostén de la eco- el accidentado curso del Mamo- estos territorios por la pérdida del
nomía boliviana (junto al estaño), ré y Madera, las dificultades de valor comercial de su principal
durante por lo menos tres déca- llegar al occidente y en general al producto natural, así como el
das, de 1890 a 1920. La explota- mercado final de los productos, abandono de parte del gobierno
ción y su comercialización masi- son descritos con realismo y co- central, se hace patente la nece-
va comenzó en Bolivia en 1894, nocimiento de las situaciones que sidad de consolidar la soberanía
por gente del norte de La Paz, vivieron esos pioneros. nacional por lo menos a través
Santa Cruz y del Beni, generan- En el capítulo cuarto, el au- de la creación de unidades polí-
do una actividad destinada al tor nos desarrolla lo que conside- tico-administrativas. Se define,
mercado externo que creó indus- ra una “historia común” de los entonces, la creación del depar-
trias locales de transformación, y territorios de Mojos y Chiquitos, tamento de Pando en 1938, y se
permitió acumular excedentes comenzando por lo que denomi- reordena el territorio del depar-
económicos que después fueron na “enigma de los Mojeños pre- tamento de Beni, favoreciendo
invertidos en empresas comercia- históricos”, refiriéndose a las obras también al departamento de La
les, agropecuarias, financieras y de de tierras o “lomas” existentes en Paz con provincias norteñas, más
transporte fluvial. La industria de la actual llanura beniana. Destaca allá de la tradicional ocupación
la goma nació y se nutrió de es- la importancia de los misioneros paceña de su periferie de pie de-
fuerzos privados, con la mano de jesuitas que en el período colonial monte andino. Acápites especia-
obra indígena y mestiza. La obra se establecen inicialmente en les nos relatan otro auge transi-
patriótica-empresarial de Nicolás Mojos, después en Chiquitos, torio de la goma durante la Se-
Suárez Callaú es considerada un implantando un particular “Mo- gunda Guerra Mundial, y la poco
hito descollante en este periodo delo de sociedad indígena”, que a feliz presencia de la empresa pe-
de la vida regional y nacional. lo largo de 175 años fue toman- trolera Standard Oil of New Jer-
La industria de la goma ha- do forma sobre la base del catoli- sey, funesta por sus acciones du-
bría originado que el Oriente se cismo y la aceptación de los habi- rante la Guerra del Chaco.
“desvinculara económicamente tantes naturales, para concentrar- En la “Trayectoria de la ga-
de regiones andinas bolivianas” se en reducciones y vivir “congre- nadería beniana”, capítulo sexto,
y canalizara su esfuerzo a un pro- gados antes que disgregados”. Esta el autor nos relata los orígenes de
pio mercado de consumo donde “Cultura reduccional” conserva la ganadería tradicional desde la
colocó productos tradicionales importantes y particulares rasgos, época de los misioneros jesuitas,
como el azúcar, arroz y café. La como la música y artesanías; y la dificultad de llegar a los mer-
goma dio solidez y perennidad a tuvo especial valor para la forma- cados de consumo y la importan-
la cultura del oriente, atrayendo ción de núcleos poblados que hoy cia que revistió esta explotación

177
pecuaria en la época de la Casa el norte—, originando un despo- Es indudable que el libro es-
Suárez. La explicación de traba- blamiento indígena en las actua- crito y presentado por José Luis
jos recientes para un mejora- les regiones de Cordillera y el Roca nos transporta a un largo
miento genético y la consolida- Chaco de los departamentos de periodo de la historia nacional,
ción de su mercado nacional en Santa Cruz, Chuquisaca y Tari- circunscrito al espacio geográfi-
el occidente Boliviano, son ma- ja. co de un “oriente” que abarca
tizados con relatos anecdóti- El capítulo octavo, al que actualmente los departamentos
cos de la forma como se llevaban Roca denomina “Santa Cruz la de Santa Cruz, Beni y Pando, y
las tropillas de vacunos hacia el próspera”, nos muestra el desa- que fue ocupado, explotado y
mercado brasileño, y el dificul- rrollo cruceño que se inicia a par- mantenido en beneficio de la so-
toso transporte aéreo hacia La tir de la conexión caminera con beranía nacional, por un esfuer-
Paz, Cochabamba y las minas el occidente del país, concluida zo nacido desde un núcleo “cru-
nacionalizadas. en 1954, y las posteriores vías ceño”, centrado desde el siglo
Asumiendo dos términos del férreas que unen Santa Cruz con XVI en la ciudad de Santa Cruz.
libro del historiador francés Thie- las fronteras argentina y brasile- Si bien es posible observar el sen-
rry Saignes, en su obra Ava y Ka- ña. Igualmente, el desarrollo — tido cruceñista de su punto de
rai: ensayo sobre la frontera Chiri- todavía cuestionado por algu- vista, no es menos cierto que el
guana (siglos XVI - XX), Roca es- nos— de la agricultura y agroin- aporte de quienes viniendo de
tablece esas dominaciones como dustria, sobre la base del cultivo pleno oriente hacia el norte, en
un reconocimiento a la “cultura de soya, algodón, girasol, trigo, un esfuerzo sostenido, hicieron
mestiza, hoy conocida como cul- caña de azúcar, etc., así como una presencia nacional mucho más
tura camba”, que comienza a for- ganadería intensiva y la reciente allá de circunstanciales o accio-
marse sobre la base de la llegada conclusión de la carretera asfal- nes políticas y administrativas del
de los Chiriguanos de origen gua- tada a Trinidad. gobierno central. Vale destacar la
raní desde las llanuras del bajo El autor destaca el papel de limitada pero no por ello menos
río Paraguay, quienes interaccio- entidades cívicas cruceñas, espe- importante presencia de empre-
nan con los “cruceños” ya mesti- cialmente el Comité Pro-Santa sarios y ciudadanos paceños que
zos a través de la mezcla de los Cruz, así como cooperativas de coadyuvaron a la “Hazaña cru-
hispanos afincados en tierras servicios y producción que consi- ceña”, según lo destaca el autor.
orientales con las etnias próximas dera fundamentales en el desarro- Junto con otros libros acadé-
a la ciudad de Santa Cruz. Entre llo cruceño actual, concluyendo micos valiosos, pero menos des-
ambos grupos se habrían estable- que esta prosperidad es fruto de criptivos y a veces poco conocedo-
cido relaciones de intercambio una “afortunada combinación de res de la realidad de esa parte del
no exentas de violentos enfren- esfuerzo estatal e iniciativa priva- territorio nacional, el libro de José
tamientos, que se dejan de lado da” que requiere de “una imagi- Luis Roca es, a nuestro modo de
para oponerse a la campaña To- nación y creatividad de la misma ver, un importante referente para
ledana contra los Chiriguanos; magnitud que la mostrada por los el estudio e interpretación de una
también protagonizan insurrec- hombres de la generación de hace tierra e idiosincrasia oriental, toda-
ciones que dieron lugar al retiro medio siglo”, para que esta pros- vía lejana para muchos, y cuya his-
de parte de éstos —los Avas ha- peridad no se convierta en un toriografía está en proceso de acla-
cia el Paraguay y los Karai hacia “mero referente histórico”. ración y desarrollo.

178
SECCIÓN VII

A LA CAZA DE LIBROS

179
180
TESIS UNIVERSITARIAS EN BOLIVIA
UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN ANDRES - UNIVERSIDAD CATÓLICA BOLIVIANA
CARRERAS DE ECONOMÍA
1991-2001

Rossana Barragán y Karina López Videla1

En el anterior número de T’inkazos iniciamos la base de datos será publicada en su totalidad en


presentación de las tesis de licenciatura en las T’inkazos Virtual, en el mes de octubre.
universidades bolivianas, tomando inicialmente Economía es indudablemente una de las ca-
el caso de la ciudad de La Paz. Continuando esta rreras clásicas en Bolivia. Las tesis son una de sus
entrega, decidimos elegir para este número una expresiones, aunque no tenemos los datos para
de las carreras más importantes en términos de establecer la relación entre alumnos en el perío-
estudiantes: la carrera de economía en las dos uni- do 1991-2001, con el número de tesis presenta-
versidades más importantes de la ciudad de La das. En todo caso, y gracias a los registros de es-
Paz. tos dos centros de estudio, la base de datos con la
En la medida en que estamos frente a carre- que contamos tiene un total de 884 tesis. Esto
ras muy concurridas, el número de tesis es tam- significa que en promedio, en el lapso de 11 años,
bién bastante grande. De ahí que decidimos ha- se cuenta con alrededor de 80 tesis y profesiona-
cer la presentación en dos partes. Ahora presen- les en el mercado de trabajo.
tamos las características generales de las tesis, La tendencia en la presentación de las tesis en
mientras que en el próximo número realizaremos el período considerado es creciente entre 1991 y
un análisis de las áreas abordadas y los temas pri- 1997, año después del cual se observa un descen-
vilegiados. Señalemos, también, que en la medi- so puntual importante (1998-1999). El año 2000
da en que estamos hablando de más de 800 tesis, muestra nuevamente un incremento, aunque la
las referencias no pueden ser incluidas en tendencia es aún difícil de precisar para los años
T’inkazos en su formato regular. Sin embargo, la que vendrán (Gráfico 1).

1 Karina López Videla es estudiante de último año de la Carrera de Economía de la Universidad Católica.

181
Gráfico 1
Distribución de las tesis de Economía por años, 1991 - 2001
16
14
12
PORCENTAJE

10
8
6
4
2
0
1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001

AÑOS

Las tesis se distribuyen de manera relativa- to mientras que la Católica aglutina a más del 60
mente equilibrada entre ambas universidades: 52 por ciento. Sin embargo, por el descenso señala-
por ciento corresponden a la UMSA y 48 por do para la Católica, en 1999, y de manera parale-
ciento a la Católica. Es importante, sin embar- la a un nuevo incremento en la UMSA, hoy por
go, señalar que en la distribución por años, las hoy parece tenderse a un equilibrio de tal manera
tesis de la UMSA representaban más del 70 por que cada una de las universidades tiene alrededor
ciento, hasta 1994, mientras que las de la UCB del 50 por ciento. Finalmente, otro elemento im-
eran sólo el 25 por ciento (Cuadro 1). En térmi- portante a señalar es que aparentemente se ha-
nos absolutos, las tesis de la UMSA, de 1991 a brían presentado en la Católica sólo cinco tesis el
1992, eran casi cuatro veces más que las de la año 2001. Si este dato fuese real, y no atribuible
Católica (Gráfico 2). La tendencia se invierte cla- a problemas de registro de tesis, la situación de la
ramente en 1995, a favor de la Católica. A partir Universidad Católica en cuanto a tesis sería pre-
de ese año, la UMSA tiene ya sólo el 37 por cien- ocupante (Cuadro 1 y Gráfico 2).

182
Cuadro 1
Distribución de las tesis de la Carrera de Economía en la Universidad
Mayor de San Andrés y en la Universidad Católica Boliviana, por años 1991-2001

UCB UMSA TOTAL


AÑO Mascu- % Feme- % Total % Mascu- % Feme- % Total % Mascu- % Feme- % Total %/884
lino nino lino nino lino nino
1991 7 54 6 46 13 25 25 66 13 34 38 75 32 63 19 37 51 6
1992 10 53 9 47 19 35 25 69 11 31 36 65 35 64 20 36 55 6
1993 17 71 7 29 24 42 25 76 8 24 33 58 42 74 15 26 57 6
1994 22 58 16 42 38 43 36 71 15 29 51 57 58 65 31 35 89 10
1995 47 77 14 23 61 63 28 78 8 22 36 37 75 77 22 23 97 11
1996 38 62 23 38 61 58 35 78 10 22 45 42 73 69 33 31 106 12
1997 49 77 15 23 64 61 26 63 15 37 41 39 75 71 30 29 105 12
1998 31 66 16 34 47 63 19 68 9 32 28 37 50 67 25 33 75 8
1999 20 63 12 38 32 46 32 84 6 16 38 54 52 74 18 26 70 8
2000 40 63 23 37 63 52 46 78 13 22 59 48 86 70 36 30 122 14
2001 2 40 3 60 5 9 35 67 17 33 52 91 37 65 20 35 57 6
Total 283 144 427 332 125 457 615 269 884 100
% 66,3 33,7 72,6 27,4 69,6 30,4

Gráfico 2
Distribución de las tesis por años, 1991 - 2001
70
60
50
NÚMERO

40 UCB
30 UMSA
20
10
0
1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001
AÑOS

En términos de la distribución por sexos, hay de mujeres). En general, no hay variaciones muy
un mayor predominio de los hombres, quienes drásticas (aumentos o descensos) en las tesis pre-
representan el 70 por ciento, mientras que las mu- sentadas por las mujeres en el período considera-
jeres son el 30 por ciento. La relación es relativa- do, mientras que los hombres tienden a crecer a
mente similar en ambas universidades aunque hay pesar de altibajos puntuales. Esto significa que,
ligeramente más mujeres en la Universidad Ca- contrariamente a otras profesiones, la economía
tólica (66 por ciento de hombres y 34 por ciento continúa siendo un núcleo duro masculino.

183
Gráfico 3
Distribución de las tesis de Economía por sexo y por años
100

80
NÚMERO

60 Hombres
Mujeres
40

20

0
1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001
AÑOS

184
SECCIÓN VIII

VENTANAS AL MUNDO
186
DIRECCIONES ELECTRONICAS

Latindex
Sistema regional de información en línea para revistas científicas de América Latina, el
Caribe, España y Portugal:

http://www.latindex.unam.mx/index.html

El sitio ofrece:
• Catálogo de revistas: 800 revistas académicas de diferentes países. Hay búsquedas
por Tema, Título, Editorial y País.
• Directorio de revistas

Foro electrónico del BID sobre “Reformar las reformas”


El Departamento de Investigación del Banco Interamericano de Desarrollo lleva a cabo
un foro electrónico entre más de 250 institutos que forman parte de la Red de Centros
de la institución.

Fecha: del 1 de junio al 1 de julio


Moderador: Eduardo Lora, Asesor Principal del Departamento de Investigación
Temario del debate:
• ¿Cuál es el estado de la reformas?
• ¿Por qué hay tanto descontento en la opinión pública con las reformas?
• ¿Cuál es el futuro de las reformas?
• ¿Cuáles son los méritos de las propuestas para reorientar o ampliar las reformas?

Requisitos:
Registrarse en el sitio web del Instituto de Desarrollo Social del BID (INDES) ingresando a:

<http://indes.iadb.org/newuLJ.asp>.

187
Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad de Alcántara, España
Ofrece información sobre cursos, publicaciones, etc. Tiene una sección interesante de
enlaces a sitios relacionados. Ejs.:
Observatorio de Naciones Unidas:

www.un.org/womenwatch/

Family Health International (FHI):

www.fhi.org

Dispone de dos resúmenes de trabajos realizados en Bolivia.

Red de Comunicación alternativa de la Mujer, Fempress. Este sitio tiene una base de
datos de artículos con descriptores. Ej.: Modernización, Estrategias de desarrollo, etc.

Feminism and Womens’s Studies Index.

CEPAL. Unidad Mujer y Desarrollo:

www.cepal.cl/mujer/

Este sitio ofrece varias posibilidades. Sus enlaces proporcionan las direcciones electróni-
cas de organismos especializados y organizaciones internacionales.

Universidad de Minnesota. Biblioteca sobre Derechos Humanos y Derechos de las


Mujeres, en varios idiomas:

www.umn.edu/humanarts/index.html

188
CONGRESOS

Primer Congreso Sudamericano de Comité Organizador Local


Historia. Instituto Panamericano de Dr. Alcides Parejas Moreno (Santa Cruz)
Geografía e Historia. IPGH-BOLIVIA Lic. Paula Peña Hasbun (Santa Cruz)
paulapea@cotas.com.bo
Lugar y Fecha: Santa Cruz de la Sierra Dra. Ana María Lema (Santa Cruz)
(Bolivia), 20. 21, 22 de Agosto 2003 anitalema@infonet.com.bo

Temáticas: Organización de simposios:


Se pueden proponer simposios dentro
• Nuevas aproximaciones a la historia de las áreas temáticas hasta diciembre
de la época colonial de 2002, presentando el tema, clara-
• Historia económica mente formulado, acompañado de una
• Historia social y de género descripción de unas 200 palabras.
• Historia cultural intelectual y del arte. Los simposios podrán tener hasta un
• Historia ambiental. máximo de ocho ponentes y uno o más
• Historia política coordinadores. La aceptación de los
• Historiografía simposios estará a cargo de la Comi-
• Enseñanza de la Historia sión Académica del Congreso.
en la Educación Superior.
• Arqueología, Antropología Enviar las propuestas y solicitud de
y Etnografía. mayor información a:
• Archivos, Bibliotecas y Centros Ramiro Palizza Ledesma
de Estudios Históricos. IPGH-Bolivia
C. Hermanos Manchego # 2559
Comisión Organizadora Nacional Casilla Postal: 11253
Dr. Ing. José Luis Tellería-Geiger Teléfono: (591-2) 2432285
Presidente Sección Nacional IPGH- Fax: (591-2) 2433929
Bolivia sicy@caoba.entelnet.bo
sicyt@caoba.entelnet.bo La Paz Bolivia
Dra. Clara López Beltrán
Comisión Nacional de Historia
IPGH-Bolivia
mclb@caoba.entelnet.bo
Lic. Ramiro Palizza Ledesma
mclb@caoba.entelnet.bo

189
PUBLICACIONES EN CD-ROM

CD-ROM. Catálogo Etnológico • Excelente presentación.


de la REDETBO • Muy buena la exposición sintética de
los aspectos importantes de lo que es
La Red Etnológica de Bolivia (REDETBO), REDETBO.
apoyada por el Programa de Bibliotecas • Fácil instalación.
del PIEB, ha producido el CD-ROM • Y buena presentación de los registros.
“Catálogo etnológico de tierras altas y
bajas de Bolivia”. Me permito sugerir algunos aspectos
Este CD reune varias bases de datos que podrían mejorar la consulta del CD
bibliográficas de los centros de la Red, en una segunda edición:
con un lenguaje de búsqueda por tierras
altas o bajas y, en su interior, por autor • Con respecto a la búsqueda, se
o pueblo étnico. La información que se podría suprimir la utilización de íconos
obtiene son listados bibliográficos de lo e ingresar directamente a los menús
que existe en los distintos centros de de búsqueda.
documentación sobre un autor o pueblo • La información referencial que ofrecen
étnico. El registro incluye la notación es bastante valiosa por la temática a
topográfica de cada documento y el la que está dirigida; ésta debería ir
centro (o centros) donde se encuentra. complementada por un resumen del
Este catálogo ha merecido una carta de documento de manera que la informa-
felicitación, dirigida a Virginia Aillón, ción sea más completa y beneficiosa
responsable del Programa de Bibliotecas para el usuario.
del PIEB. • Sería importante incluir la dirección
completa de las instituciones partici-
Estimada Virginia: pantes, de manera que el investigador
pueda acceder al documento en
Después de revisar el CD-ROM “Catálo- forma más práctica.
go Etnológico” no me queda más que
felicitarlos por la producción de tan Un abrazo, atentamente:
importante fuente bibliográfica, en un
soporte electrónico fácil de transportar y, Lic. Hugo Morales Bellido
a la vez, bastante atrayente a primera DOCENTE MATERIA DE NUEVAS TECNOLOGÍAS
vista. CARRERA DE BIBLIOTECOLOGÍA UMSA
Otros aspectos importantes que merecen
destacarse, ya en la utilización del CD
son los siguientes:

190
DATOS ÚTILES PARA ESCRIBIR EN T‘INKAZOS EN SU FORMATO REGULAR
Y EN T‘INKAZOS VIRTUAL

T’inkazos es una revista cuatrimestral de cien- Extensión: 60.000 caracteres máximo incluyen-
cias sociales sobre Bolivia, de alcance nacional do espacios, notas y bibliografía.
e internacional. Se nutre de investigaciones apo-
yadas por el PIEB y de colaboraciones fuera del Reseñas
PIEB. Los artículos que por razones de espacio Las reseñas pueden ser presentaciones breves de
no puedan ser publicados en su formato regu- los libros, estilo “abstracts” y reseñas informati-
lar, y cuya difusión sea importante, tendrán su vas y comentadas.
lugar en T’inkazos virtual, en la página WEB Extensión: Entre 5.000 y 8.000 caracteres in-
del PIEB. cluyendo espacios, notas y bibliografías.
Atención: Si Ud. desea comunicar la publica-
Ámbitos ción de un libro o que su libro sea reseñado,
Sociología, Antropología, Política, Derecho, favor enviar a la Dirección de la revista dos ejem-
Educación, Historia, Sicología, Economía y dis- plares del mismo; éstos se utilizarán para la in-
ciplinas de las ciencias sociales. formación sobre publicaciones recientes en
Bolivia, y serán entregados a los académicos in-
Secciones teresados en realizar la reseña. El envío de estas
Los artículos deben poder ser incluidos en una copias no garantiza la redacción de la reseña
de las ocho secciones de la revista. pero sí la difusión de su publicación.

Tipo de colaboraciones Bibliografías


1. Artículos para las distintas secciones Trabajos que ofrezcan información bibliográfi-
2. Reseñas y comentarios de libros ca general o detallada (listas) sobre un tema
3. Bibliografías específico, región o disciplina.
4. Noticias
Noticias
Artículos Si Ud. quiere informar sobre actividades que
Artículos de carácter multidisciplinario y ha realizado o realizará su institución, envíe-
transdisciplinario. Los artículos deben ser re- nos la información para su difusión en Noti-
sultado de investigaciones realizadas sobre Bo- cias.
livia. En este sentido, se privilegiarán trabajos
que articulen la investigación empírica con la Colaboraciones
reflexión teórica. La revista no publica proyec- Toda colaboración es sometida a la evaluación
tos de investigación que no sean del PIEB ni del Consejo editorial para su publicación en
artículos de tipo periodístico. función de varios criterios:

191
1. Su relevancia social y temas que se decidan 3. De un artículo de revista
privilegiar en cada número. Autor(es) del artículo de diario o revista
2. Su calidad académica. Año de edición “Título del artículo: subtí-
3. La disponibilidad de espacio en T’inkazos en tulo”. Título de la revista: subtítulo. Volumen,
su formato regular. Para otros casos, los artícu- Nº. (Mes y año). Páginas en las que se en-
los tendrán un lugar en T’inkazos virtual. cuentra el artículo.

En ningún caso se devuelven los trabajos 4. De documentos extraídos del Internet


enviados para su publicación ni se mantendrá Autor(es) del documento.
correspondencia sobre las razones de su no pu- Año del documento o de la última revisión
blicación. “Título de una parte del documento” (si se
trata de una parte). Título de todo el docu-
Normas generales mento. Nombre del archivo. Protocolo y di-
Títulos e intertítulos: Se aconseja no sean muy rección o ruta (URL.,FTP, etc.). Fecha de
largos. acceso.

Notas: Las notas deben estar al pie de página, Envío


ser correlativas y no deben usarse para biblio- Usted puede enviar su artículo o consulta a las
grafía detallada. siguientes direcciones:

Bibliografía: Debe situarse al final del artículo fundapieb@unete.com


o reseña de acuerdo a las siguientes normas: rosana@ceibo.entelnet.bo

1. De un libro (y por extensión trabajos mo- O, en un diskete, a las oficinas del PIEB
nográficos) que se encuentran ubicadas en el sexto piso del
Apellido(s) y nombre(s) del(os) autor(es) edificio Fortaleza (avenida Arce 2799). Es im-
Año de edición Título del libro: subtítulo. portante que adjunte sus datos personales y di-
Nº de edición. Lugar de edición: editorial. rección para mantener contacto. Agradecemos
su interés.
2. De un capítulo o parte de un libro
Autor(es) del capítulo o parte del libro. Jóvenes colaboradores
Año de edición “Título del artículo o parte Como pautas generales para escribir artículos y
del libro”. En: Autor(es) del libro. Título del reseñas, les solicitamos remitirse a la Guía de
libro: subtítulo. Lugar de edición: editorial. formulación de proyectos de investigación del
Páginas entre las que se encuentra esta parte PIEB, en su segunda edición.
del libro.

192
El Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB), patrocinado por el
Directorio General de Cooperación Internacional del Ministerio de Relaciones
de los Países Bajos (DGIS), es un programa autónomo de apoyo a las investiga-
ciones en ciencias sociales establecido en 1995.
Los objetivos del PIEB son:
1. Apoyar la investigación dirigida a la reflexión y comprensión de la reali-
dad boliviana, con la finalidad de contribuir a la generación de propues-
tas políticas frente a las diferentes problemáticas nacionales, promover la
disminución de las asimetrías sociales y las inequidades existentes, lograr
una mayor integración social y fortalecer la democracia en Bolivia.
2. Incentivar la producción de conocimientos socialmente relevantes y las aproxi-
maciones multidisciplinarias que permitan visiones integrales de la socie-
dad, promoviendo simultáneamente la excelencia académica. Para el PIEB,
desarrollar el conocimiento, la investigación y el acceso a la información
son pilares clave para que una sociedad pueda afrontar su futuro.
3. Promover la formación de nuevas generaciones de investigadores hacien-
do énfasis en la formación de los jóvenes.
4. Desarrollar la capacidad regional y local de la investigación con relevan-
cia social.
El PIEB prerende alcanzar estos objetivos a través de cuatro líneas de acción:
a) Investigación. Brindar apoyo financiero a equipos de investigación, previo
concurso de proyectos.
b) Formación. Fortalecer la capacidad de investigadores jóvenes y profesio-
nales a través de la formulación y ejecución de proyectos de investigación,
cursos, conferencias y talleres.
c) Fortalecimiento institucional. Desarrollar actividades de apoyo a unidades
de información especializadas en ciencias sociales, como respaldo indis-
pensable para sostener la investigación.
d) Difusión. Impulsar una línea editorial que contemple la publicación de li-
bros resultantes de las investigaciones financiadas por el Programa y de la
Revista de Ciencias Sociales “T’inkazos”.
En todas las líneas de acción el PIEB aplica dos principos básicos. Primero
reconocer la heterogeneidad del país, lo cual implica impulsar la equidad en
terminos regionales, genéricos y generacionales. Segundo, respetar las pro-
puestas de investigación en términos teórico-metodológicos, de enfoques y de
actores que investigan y se investigan.

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