Entrevista A Gustavo Becerra
Entrevista A Gustavo Becerra
Entrevista A Gustavo Becerra
Gustavo Becerra-Schmidt
(Oldenburg, República Federal Alemana, 19-X-1985)
por
E mesto González Greenhill
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Revista Musical ChiIena! Ernesto González Greenhill
fácil juzgar para cometer, probablemente, menos errores. Fue asi como llegué
a hacer clases de composición: poco a poco y dentro de una situación bastante
polémica. Luego continué haciendo clases de análisis y de composición hasta
que abandoné la formación analftica y terminé haciendo solamente clases de
composición. Me ocurrió lo contrario que a Bartók, él hufa de las dases porque
pensaba -y tal vez para él tenia que ser asf- que no le ayudaban a su creación.
En mi caso puedo afirmar que cultivar personalidades autónomas, ayudar a
que otros crezcan con sus propias ideas, sus propios problemas, me ha ayudado
mucho a descubrir los mfos mejor que antes. Después, mi criterio sobre el
análisis de la música también se vio profundamente modificado a través de esta
relación. Puedo afmnar que mi actividad pedagógica no ha tenido sino que
buenas consecuencias, tanto en el campo analitico como composicional, aunque
en esta última hay más profundidad y con consecuencias que no solamente
pueden medirse desde un punto de vista técnico o artfstico, sino que además
desde el ángulo filosófico e incluso cientfftco.
P. En 1971 ocurren dos hechos importantes en la vida del compositor
Becerra: se le otorga el Premio Nacional de Arte en Música y se le designa como
Agregado Cultural de la Embajada de Chile en la República Federal de Alema-
nia. ¿Cómo definirla Ud., la etapa anterior a su salida de Chile desde el punto
de vista estilfstico, ese proceso de asumir determinados recursos técnicos que en
un momento significaron una supuesta confrontación entre nacionalistas, do-
decafonistas, aleatoristas ... ?
R. Esta es una idea que nunca tuve. Jamás sentf la obligación de estar unido
en matrimonio indisoluble con una escuela sintáctica de la composición. A mf
me parece absurdo que alguien se declare aleatorista, dodecafonista o ista de
cualquier tipo. Juan Orrego-Salas lo dijo en una sola frase: "Gustavo es un
libertario ... " en el sentido -<onsidero- de que es libre aquel que conoce lo que
existe y sabe elegir lo que le conviene. Para mf la música está en todos sus estilos
históricos. He escrito por ejemplo música para el teatro, para un auto-sacra-
mental de Josef de Valdivieso, la primera música incidental que compuse está
escrita con técnicas medioevales: intervalos pitagóricos, cadencias de Landino,
de Machaut, etc. Me parece que la musicologfa no tiene por qué morirse en la
biblioteca, sino que puede activar la creatividad composicional. Después he
escrito música para obras de Shakespeare, de Lope de Vega, son docenas las
obras que he producido para el teatro y el cine. Tampoco veo una gran
diferencia entre los distintos aspectos culturales. Nosotros vivimos ahora -gra-
cias a nuestros medios de comunicación y de conservación de la información,
en un mundo en el que se cruzan las coordenadas del tiempo con las coordena-
das de la geograffa. Nosotros encendemos nuestro receptor de radio y tenemos
todas las culturas musicales del planeta en el velador, por asf decirlo; tenemos la
historia, las colecciones ~ discos a nuestro alcance, por ende considero absur-
do no moverse dentro de esta realidad. Yo no me siento viviendo en un punto
en este siglo XX, sino que me siento viviendo en el espacio cultural creado,
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también, por la técnica del siglo xx. AsI como un ejemplo entre muchos otros,
mi sexto cuarteto de cuerdas comienza con un "patet" sacado de un gamelán de
Java; el segundo movimiento es una canción de cunajudia española; ~l último
movimiento es una cueca, pero esta cueca reúne todos los elementos chilenos y
javaneses más el elemento judlo, que aparece "cuequeado", si pudiese decirse.
Nosotros estamos en la costa del Pacifico, al otro lado están estas culturas y las
conocemos; son pentafónicas y nuestra cultura andina también lo es, de mane-
ra que ¿por qué no integrarlas? Mucho más lejos está el dodecafonismo, que
nace en el centro de Europa, especialmente en Alemania. En fin, yo creo en la
libertad en este sentido. Yo me siento libre. Libre de compromisos estilisticos,
libre de compromisos históricos, pero no me siento libre de compromisos
politicos ni de compromisos estéticos. Yo escribo lo que me parece correcto
para los fines que estimo convenientes y mientras lo pueda hacer, estoy feliz, si
no lo puedo hacer, me siento naturalmente inhibido, interferido.
P. ¿Cómo evalúa su actividad creadora a partir de 1971? ¿Se producen
cambios fundamentales o continúa en la misma linea de trabajo?
R. Por un lado hago música de vanguardia, música experimental; por otro,
escribo obras con determinadas funciones, incluso obras que pueden tener un
estilo que alguien me pide. Por ejemplo, un regisseur de cine puede pedir
~omo lo hizo Joris Ivens o el dramaturgo Luis Bocaz- una obra de tales o
cuales caracteristicas; naturalmente que yo tengo la libertad de componer una
obra hasta el final y que los ejecutantes interpreten rigurosamente lo que he
escrito o bien entregarles un plan general en el que cada cual encuentre lugar
para sus propias ideas, para sus propias reacciones espontáneas. Un ejemplo es
la exposición concertante que hice con mi esposa Flor Auth. Habla once
computadores unidos a sintetizadores que funcionaban sólo cuando llegaba el
público, lo que era percibido por sensores conectados a los computadores; el
público mismo modificaba los programas, sin darse cuenta al principio y luego
poco a poco aprendiendo a producir conscientemente tal o cual efecto. Esta es
una prueba de que constantemente estoy experimentando con técnicas nuevas.
Aqul en mi Estudio hay un computador con el cual sigo haciendo música. Pero
hacer música con un computador no significa que el computador hace la
música, aunque también puede uno entregarle un programa para que la
máquina "componga"; en este caso la composición no es detallada sino que son
reglas generales. En suma, yo trato de vivir en el mundo cultural, técnico,
politico en el que estoy; soy una de esas personas que deshace las maletas y se
muda a cualquier lugar. Aqul he escrito un oratorio dedicado a Carl von
Ossietzky, aquel pacifista que muriera a consecuencia de los malos tratos
recibidos en un campo de concentración durante la época nazi. Este oratorio es
una sin tesis estilistica, abarca desde la música absolutamente tradicional, diató-
nica si se quiere, hasta la música aleatoria, escrito con gran sencillez porque
estaba destinado a que lo aprendieran aficionados: especialmente los coros y
una orquesta compuesta por personas que leen música con alguna dificultad.
Esto es muy interesante, porque existia la alternativa de hacerlo con la Orques-
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para tres guitarras solistas, o en forma coral. Esta es una obra que puede
interpretarse como obra por separado, aunque también puede usarse progresi-
vamente, dado que las variaciones son cada vez más difíciles. Además he escrito
varias obras para orquesta de guitarras, que aquí tiene importancia desde el
punto de vista pedagógico. Como profesor de composición, en la Universidad
he estado trabajando este último tiempo en la composición para los colegios,
para la actividad de ejecutantes y además para estimular la composición: cómo
llevar a los niños a inventar, cómo recoger lo que ellos hacen, cómo oír lo que
cantan y tocan, cómo reproducirlo, cómo ayudar y mostrar alternativas, por-
que está claro que un profesor de composición no corrige sino que muestra
alternativas, y ahí hay una sola persona que puede elegir, el autor. Es evidente
que surgen problemas, como es el de la improvisación colectiva. Es más fácil
componer solo que inventar en grupo; hay maneras de alternar un pequeño
coro o refrán que alguien compuso mediante improvisaciones solisticas inter-
poladas. Lógicamente algunas de estas improvisaciones gustan más o menos,
son mejores o peores, y así se van fuando primero a través de cinta magnética y
finalmente también a través de la notación. Esas son, "grosso modo", mis
relaciones actuales con la didáctica. La enseñanza de la composición en la
medida e intensidad con que la hice en Chile, no he vuelto hacerla. Me falta
mucho. Me falta el contacto riquísimo que tuve con un grupo extraordinario, el
Taller 44 en la Facultad de Ciencias y Artes Musicales de la Universidad de
Chile en Santiago, entre los cuales estaban desde el principio Sergio Ortega,
Luis Advis, Luis Merino y Edmundo Vásquez; después se agregaron, luego del
sensible fallecimiento de Julio Perceval, Miguel Letelier, Melikof Karaian,
además de Fernando García, creador importante, y Cirilo Vila, desde luego. El
contacto con todas estas personas es el más rico que he tenido. No hay ningún
otro, ni en los libros, revistas o análisis, que haya sido más rico que éste. Si de
algo tengo nostalgia es del contacto personal con cada una de estas personas.
P. ¿Cómo recoge, retrospectivamente, las ideas y conceptos vertidos en esa
serie de artículos sobre la Crisis de la Enseñanza de la Composición en Occiden-
te?* ¿Qué vigencia le atribuye a esos planteamientos, hasta qué punto han sido
modificados a la luz de la experiencia de todos estos afios?
R. No sé si es debido a la edad o a la validez de estos artículos, pero me
parece que tienen más vigencia. Pienso que la historia ha confirmado mucho de
lo que allí se dijo. Hay que tomar en cuenta que esas son impresiones e ideas del
año 1958-1959 y lo que ha ocurrido después en la historia de la música puede
buscarse y encontrarse en esos artículos. La crítica que alli le hago al dodecafo-
nismo a "ultrance" es tan válida ahora como entonces, prueba de ello es que casi
"Revista Mwical Chilena. XII/58 (marzo-abril, 1958), pp. 9-18; XII/59 (mayo-junio, 1958),
pp. 48-75; XII/60 (julio-agosto, 1958), pp. 100-124; XII/61 (septiembre-octubre, 1958), pp. 57-81;
XII/62 (noviembre, diciembre, 1958), pp. 44-58; XIII/63 (enero-febrero, 1959), pp. 54-66; XIII/
64 (marzo-abril, 1959), pp. 71-80; XIII/65 (mayo-junio, 1959), pp. 87-100.
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Derechos del Hombre y al mismo tiempos sus "tritonadas" y otras obras. Ahl
están también Orellana, Alcalde, Cáceres, Cori, Matthey, los compositores que
trabajan con Cirilo Vila y para decirlo de manera más sociológica, a ese grupo lo
encuentro extraordinario. Ahl hay compositores de generaciones intermedias,
como Hernán Ramlrez, quien compone obras que encuentro muy "saludables"
y que no tienen por qué cederle en nada a obras escritas en otras latitudes. La
calidad existe, el nivel está. En Bolivia, tanto tiempo ignorada, está el excelente
compositor Villalpando. En Perú existen desde hace generaciones. Justamente
ahora estoy tra~ando sobre una gran cantidad de partituras. Cuando las
reviso y me encuentro con Silvestre Revueltas, me da un orgullo muy grande...
y también cuando me encuentro con los compositores latinoamericanos de
Estados Unidos, porque hay millones de personas de cultura latinoamericana
en Nueva México y en Texas. Es un proceso de población creciente y se cree que
desde el punto de vista demográfico van a llegar a ser mayorfa, protagonistas de
una slntesis estilfstica nueva, que abarca no sólo el campo de la música, sino
todos los ámbitos de la cultura. Su folklore es absolutamente saludable, existe,
funciona; no asl en Europa, donde casi ha desaparecido en el norte, o sea, no
hay tradición propiamente tal.
P. ¿Cuál es la posición de Gustavo Becerra con respecto a cómo debe ser,
cómo tendrfa que producirse en Latinoamérica, en Chile, la inserción real del
compositor en el contexto del subdesarrollo?
R. Es fundamental saber donde se vive. Un compositor no puede pensar
que no hay indlgenas, que no hay pobreza, que no hay dominación, que no
existe injusticia social, revelada sobre todo en las condiciones económicas, en la
"catastrofal" diferencia que existe entre los recursos de los pobres y los ricos. El
compositor tiene que vivir donde está realmente. Compositores y torre de
marfil... eso yo creo que es un invento. Cuando pienso en los verdaderos
artistas, en un Dante, por ejemplo, veo que escribió incluso sobre los problemas
polfticos que habla en la Florencia de esa época, sobre la lucha entre los partidos
de los guelfos y los gibelinos; cuando pienso en Beethoven, recuerdo que le
retiró la dedicatoria de la "Eroica" a Napoleón, cuando se dejó coronar. Eso es
asumir una posición moral, la polftica es sólo una de sus formas. Por otro lado
existen los que podrfamos, llamar sinceramente reaccionarios, pero ... allá ellos.
Pienso que no se puede pretender que nada tenga un signo y que toda la
creación artfstica sea sólo purezas volátiles ... rosaS y mariposas en una torre de
marfil. Me parece que la única forma de vivir es en la realidad concreta, es
decir, vivir en el pals donde uno reside. Desgraciadamente hay mucha gente
que se da el lujo de no sentirse viviendo en el país en que reciden.
P. ¿Se puede ser compositor chileno fuera de Chile?
R. SI, claro que si, de la misma manera que Cortázar fue escritor argentino
en Parls, que Neruda fue poeta chileno en Indonesia, asl también Carlos
Chávez fue compositor mexicano mientras estuvo en Estados Unidos, y pense-
mos en Bartók en Estados U nidos, yen Handel compositor alemán en Inglate-
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rra. Es así como son compositores chilenos: Sergio Ortega y Edmundo Vásquez
en París; Fernando Garda en Cuba y Gabriel Brncic en Barcelona ... Pienso en
la última obra de Brncic, "Chile Fértil Provincia... ".
P. ¿Cuál es a sujuicio el hilo conductor en esta actitud, qué hace que estos
creadores no pierdan su identidad a pesar de estar enraizados en otra cultura?
R. ¡Ah! la identidad cultural es la patria portátil. Cuando veo en esta pieza
en que estamos mis discos, mis libros, partituras... son raíces, aunque las
personas son raíces más fuertes, eso si. Creo que en el mundo la gente se va a
movilizar cada día con más rapidez dado el progreso de las vías de comunica-
ción, además de la intercomunicación, a través del éter, es sumamente eficaz.
De todos modos pienso que la identidad cultural no la dan los ingredientes no
existentes en otros lados -o sea por la exclusividad de los elementos-- sino que
está dada por el uso ...
P. ¿...es decir, no por la cita de un determinado material folklórico o
popular... ?
R. ...0 de un material extranjero, que es lo mismo. El "Canto a la Pampa",
por ejemplo, no es de origen chileno y sin embargo pasó a ser una tradición
chilena; por otro lado, "Se va, se va la lancha" dicen que salió de la pluma de
Bizet, pero ... qué importa. El uso es lo que legitima la identidad cultural. Nunca
me olvidaré que una vez a mí me retaron en el "Ramisclar" 1, tarde una noche,
porque estábamos cantando canciones francesas. Se nos acercó un parroquiano
y nos dijo que por qué no le cantábamos algo chileno. "Cante usted, pues", le
dije yo ... cantó un tango. Eso revela algo importante. En nuestra tradición,
¡mucho cuidado con decirle a un chileno que el tango no es chileno ... ! El tango
argentino ¡es chileno, pues compadre!, de la misma manera que la -así
llamada- cueca chilena es argentina en Mendoza, en la Provincia de Cuyo y en
Salta. El bombo legüero se usa como propio en ambos países.
La cultura inca de los Andes en Chile, Argentina, Perú, Bolivia, Ecuador,
es una sola. Por último, ¿quién inventó estos paises, con malos mapas en
Valladolid ... ? Nosotros no somos culturalmente nuestros mapas políticos, la
cultura común estaba ahí donde ahora están las fronteras, y por lo mismo
tenemos que juntos entendernos un poco mejor. Nuestros países son uno, no
estamos separados por la cordillera sino que unidos por ella.
P. El compositor chileno residente en Europa, ¿forma parte de un grupo
cerrado o se integra definitivamente a la comunidad europea?
R. Hasta aquí, todos los casos que conozco son de perfecta integración -a algo
más que la comunidad europea: Sergio Ortega es director de un conservatorio
en Francia; Edmundo Vásquez es profesor en una universidad y un conserva-
torio; Brncic dirige un instituto de grabaciones y de música electrónica en
'Café (decimonónico) que frecuentaban los artistas hasta mediados del siglo XX.
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