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Al año siguiente fue capturado y condenado a cadena perpetua. Allí pasaría 27 años de su vida
en condiciones precarias; solo se le permitía recibir una visita y una carta cada seis meses. En
1969 el servicio secreto sudafricano preparó el asesinato de Mandela dentro de la misma
cárcel; simularían un intento de fuga donde sería asesinado en apariencia de una recaptura.
Gracias a un agente del Servicio de Inteligencia Británico se impidió tal operación.
Aun estando en la cárcel, su lucha no cesó. Su nombre cada vez se oía más y la lucha contra la
‘apartheid’ era constante. Llegó ser conocido como el líder negro más importante de Sudáfrica.
En el año 1990 el presidente moderado Frederik de Klerk liberó a Nelson Mandela, que ya
tenía 71 años, y juntos negociaron y derogaron la ‘apartheid’ un año después. Por ello en 1993
fueron galardonados ambos con el Premio Nobel de la Paz.
Las primeras elecciones multirraciales de 1994 dieron la victoria al ANC (Congreso nacional
africano) con el 63% de los votos. Días después el parlamento designó a Mandela presidente
de Sudáfrica. Trabajó durante su mandato por instaurar la democracia en un país donde la
violencia, la discriminación y la injusticia dominaron durante muchos años. Gobernó hasta
1999 y entonces decidió retirarse de la vida política.
TITUS BRANDSMA
En el año 1933 Adolf Hitler obtuvo el poder en Alemania. En mayo de 1940 los nazis invadieron
Holanda y comenzaron a apoderarse de la enseñanza y la prensa católicas para someter al
pueblo. Tito Brandsma, nombrado entonces Asistente de la Unión de Periodistas Católicos,
alzó la voz para denunciar la persecución contra los judíos de las escuelas católicas y el
atropello total de la libertad religiosa por parte del nazismo. Los periodistas, animados por él,
formaron un frente común contra el enemigo. Pronto empezaron los arrestos de sacerdotes. El
26 de enero de 1941, los obispos holandeses declararon (el mismo Tito había colaborado en la
elaboración de la Carta Pastoral) que el nacional-socialismo era lo más opuesto a la enseñanza
de la Iglesia Católica, y ello provocó una nueva ola feroz de persecución hacia católicos y
judíos.
Fue detenido en enero de 1942, cuando trataba de persuadir a los periódicos católicos
holandeses para que no incluyesen propaganda nazi en sus ediciones, contraviniento la ley
nazi para los territorios ocupados. Después de haber sido prisionero en Scheveningen,
Amersfoort, y Cléveris fue trasladado a Dachau el 13 de junio. En este campo de concentración
vivían unos 110 mil prisioneros, de los cuales 80 mil encontraron la muerte. Tito llegó a
conocer toda la brutalidad de régimen nazi: puñetazos, azotes con tablas y palos, patadas y
otras torturas. Allí los sacerdotes católicos eran tratados como hombres de segunda clase; en
las tres barracas que formaban este bloque habría aproximadamente 1600 eclesiásticos. En
total se calcula que Hitler llevó a la muerte aproximadamente a unos 4 mil sacerdotes
católicos.