Unidos en Matrimonio

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“Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.

… mas para Adán no se


halló ayuda idónea para él. Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía,
tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una
mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será
llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a
su mujer, y serán una sola carne. Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.

I. ORIGEN DEL MATRIMONIO

El origen etimológico de la palabra matrimonio como denominación de la institución bajo ese nombre, deriva
de la expresión "matrimonĭum" proveniente de dos palabras del latín: la primera "matris", que significa "matriz"
(sitio en el que se desarrolla el feto) y, la segunda, "monium", que quiere decir "calidad de...", o sea, la
aportación de la mujer que contrae nupcias para ser madre. En su aspecto natural implica la procreación, es
decir, la multiplicación de la especie humana.
El matrimonio es considerado la base de la sociedad porque a partir de éste se ve reflejada la misma
sociedad; hoy en día el matrimonio ha sufrido una serie de reformas en algunos códigos de diferentes países,
pero en lo que respecta aquí, en el Estado de Nicaragua, el matrimonio como lo señala el artículo 94 del CC
(Código Civil) nos indica literalmente que: “El matrimonio es un contrato solemne por el cual un hombre y una
mujer se unen por toda la vida, y tiene por objeto la procreación y el mutuo auxilio.

El matrimonio es pues, una institución de origen Divino; no es un invento del hombre, ni una mera casualidad; ni
mucho menos, una evolución de la especie como afirma Federico Engels, en su obra «Origen de la familia, la
propiedad privada y el estado», con una filosofía evolutiva contraria a la fe cristiana, propuso una teoría en
la cual afirma que la familia, tal como nosotros la conocemos en la actualidad, pasó por un largo proceso
evolutivo, a partir de las cavernas; pero en las Sagradas Escrituras se nos enseña contundentemente que el
matrimonio es una institución divina por ser creación directa y perfecta de nuestro Dios.

GÉNESIS 2:18, 20B – 25


Como leímos en nuestro texto referencial para esta ocasión:

“Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. … mas para Adán no se
halló ayuda idónea para él. Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía,
tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una
mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será
llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a
su mujer, y serán una sola carne. Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.
II. DIOS RESOLVER EL PROBLEMA DE LA SOLEDAD DEL HOMBRE (GÉNESIS 2:18)

“Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él”

Cuando leemos el relato de la creación de Dios, vemos que siempre se menciona “Y vio Dios que era bueno”,
sin embargo, cuando llegamos al capítulo dos, verso 18 es precisamente allí, donde Dios dice: “Algo no está
bien”. Vio la soledad de Adán y consideró que algo le hacía falta, por lo que decidió crearle una “AYUDA
IDÓNEA”, y así resolvió el problema de la soledad de Adán.

PERO, QUÉ SIGNIFICA LA EXPRESIÓN “AYUDA IDÓNEA”


La palabra “idónea”, viene del hebreo “négued” que significa: “parte opuesta; contraparte, o cónyuge”; o
también significa: “delante; ante; en presencia, a la vista, frente, en su estimación; derecho hacia adelante”.

Tomando la idea de que una “ayuda idónea” implica “alguien que está frente a otro”, esta palabra señala a
una mujer que corresponda al hombre en todo sentido; es su contraparte y, a un mismo tiempo, un complemento
dado por la Providencia Divina como su auxilio y apoyo; una ayuda tan tangible como su propia presencia.
El término ayuda idónea se refiere a que se concibe a la esposa como una compañera ideal del hombre, una
ayuda, un apoyo necesario que permite que el hombre pueda sentirse completo y realizado.

Diré entonces que: La mujer como ayuda idónea para el hombre, no solo le resuelve el problema de su soledad;
pero, también, es la mujer, su perfecto complemento que le ayudará a sentirse verdaderamente realizado y
feliz.
III. LA AYUDA IDÓNEA ESPERA SER MUY AMADA POR SU ESPOSO (GÉNESIS 2:21-22)
“Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y
cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre”

Dios creó a la mujer a partir de una costilla de Adán mientras éste dormía, y se la dio como un obsequio
especial. Por ello, la mujer es un regalo de Dios. Y Como Dios es quien nos da ese regalo, debemos adquirir
el compromiso de protegerla, amarla y cuidarla.

Según una lectura judía del texto, el Talmud, la costilla de donde fue tomada la mujer es la parte del hombre
más cercana al corazón. Dice así:

“La mujer salió de la costilla del hombre, no de los pies para ser pisoteada, ni de la cabeza para ser superior,
sino del lado para ser igual, debajo del brazo para ser protegida y al lado del corazón para ser amada”.

Aunque nosotros como creyentes no basamos nuestra interpretación de las Escrituras con fuentes extra-bíblicas;
el dicho del Talmud sí deriva del principio bíblico en cuanto a profesar amor a la mujer. Adán llama “mujer”
a Eva y en el hebreo es “Isha” que también significa: “esposa y amada”. Por lo que se espera que la “ayuda
idónea” sea amada por su varón con cuidado y cariño.

Sin embargo, no olvidemos que el amor genuino y piadoso toma su virtud de la obra de Cristo en sacrificio
por nuestros pecados:

Efesios 5:25 “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella”.
Esta es la representación más gráfica del Evangelio. Por tanto, el esposo que ha conocido de la gracia de Dios
amará a su “ayuda idónea” como a sí mismo se ama; porque es su contraparte correspondiente y es puesta
siempre delante de él para ese propósito.

Efesios 5:28 “Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su
mujer, a sí mismo se ama”

IV. LA AYUDA IDÓNEA ES LA ALEGRÍA DEL CORAZÓN DE SU ESPOSO (GÉNESIS 2:23)

Dijo entonces Adán:


Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.

Este verso se sabe: Es el primer poema de amor en el mundo, dedicado por parte de un esposo para su esposa.
Dicho poema se centra en que el esposo nombra el deleite que siente su corazón en esta compañera recién
hallada.

Dios respondió a la necesidad de Adán y le obsequió una compañera de vida. Frente a la mujer que le ha
sido regalada, la reacción del hombre es un verdadero grito de alegría: “¡Hueso de mis huesos y carne de mi
carne!”, también se traduce como: “¡Una persona como yo, fuerte (hueso) y frágil (carne)!”.

Quizás el autor de Proverbios pensó esta cita de Génesis cuando escribió para enfatizar esa alegría:

Proverbios 18:22
“El que halla esposa halla el bien, Y alcanza la benevolencia de Jehová”.
V. LOS NUEVOS CÓNYUGES DEBEN DEJAR Y UNIRSE (GÉNESIS 2:24)

“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”.

El matrimonio en primer lugar, supone dejar tu familia de origen para poderte unirte en matrimonio y empezar
una nueva familia. El fracaso de muchos matrimonios viene por aquí, porque no han sido capaces de dejar de
una forma sana, no han cortado el cordón umbilical –Ese cordón económico, emocional, etc.- que aún les unía
a sus padres.

Como escribe el autor canadiense Mike Mason “Un matrimonio no es la unión de dos mundos, sino el abandono
de dos mundos a fin de que un mundo nuevo pueda ser formado”. Es necesario dejar para poder empezar algo
nuevo.

Así como el viajero deja el avión y luego sube al autobús para poder continuar su viaje, la pareja deja su vida
de solteros para empezar juntos algo nuevo. Pero dejar no significa abandonar. El nuevo matrimonio no debe
desentenderse y despreocuparse de sus padres, sino seguir velando por su bienestar y salud, por sus
necesidades de afecto y compañía, porque dejar no significa dejar de honrar. Dejar supone que la nueva pareja
ha formado una nueva unidad familiar, autónoma en todos los sentidos, pero que debe seguir honrando padre
y madre y honrando suegro y suegra.

Dejar no supone necesariamente poner miles de kilómetros por en medio. Se puede estar muy lejos físicamente
y continuar dependiendo de los padres de manera emocional y aun económicamente. Dejar supone que tu
relación con los padres ya no es la de un niño o un joven. Les debes honor, pero no obediencia. Les debes
respeto, pero no dependencia. Escuchas su consejo, y con tu esposa tomas las decisiones oportunas.
A menos que los casados no dejen a sus padres, no hay forma de que la nueva estructura familiar se afiance.
El nuevo esposo debe ser autoridad; el padre no puede seguir siendo autoridad ni sobre su hijo(a), pues
boicotearía la autoridad del nuevo esposo. La nueva esposa debe ser ayuda idónea y la madre no puede
seguir siendo ayuda idónea de su hijo ni hacerlo por su hija, pues boicotearía el rol de la nueva esposa.

VI. LOS CÓNYUGES ESTABAN DESNUDOS Y NO SENTÍAN VERGÜENZA (GÉNESIS 2:25)

“Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban”

En el matrimonio debe haber confianza y amor el uno para con el otro y no sentir vergüenza de algún detalle
o situación. No debe haber secretos el hombre debe conocer a su mujer y la mujer a su marido.

Ilustración:
A medida que se acercaba el día de su boda, la joven pareja se tornaba ansiosa. Cada uno tenía un problema
que nunca antes había contado a nadie, ni siquiera el uno al otro. El novio decidió pedirle un consejo a su
padre. “Padre”, le dijo: “me preocupa el éxito de mi matrimonio. Amo muchísimo a mi prometida, pero me
huelen mucho los pies. Temo que mi futura esposa me vea tanto a mí como a mis pies como algo desagradable.”
“No hay problema”, le dijo su padre, “lo que tienes que hacer es lavarte los pies la mayor cantidad de veces
posible y siempre debes usar tus calcetines, aun cuando te acuestes.” El joven pensó que eso lucía como una
solución razonable.

De la misma manera, la novia decidió tratar su problema con su madre. “Mamá”, le dijo: “cuando despierto
en las mañanas tengo un aliento horrible.” La madre le aconsejó: “En las mañanas, sal enseguida de la cama,
ve directamente al baño y cepíllate los dientes. No digas ni una palabra hasta que te hayas cepillado los
dientes, ¡ni una palabra!” La novia pensó que definitivamente valía la pena probar la sugerencia.

Esta pareja encantadora se casó finalmente en una hermosa ceremonia y sin olvidar los consejos que cada uno
había recibido –él con sus eternos calcetines y ella con su silencio matutino, - pudieron manejar la situación
bastante bien.

Como a los seis meses después de casados, poco antes del amanecer, el esposo se despertó horrorizado al
darse cuenta de que se le había salido un calcetín durante la noche. Así que empezó a buscarlo frenéticamente
en la cama, aterrorizado por las consecuencias. Obviamente, eso despertó a su esposa. Ella asustada y sin
pensarlo, rompió su acostumbrado silencio matutino y le preguntó al esposo: “¿Qué estás haciendo?”. “¡Oh, no,”
dijo el esposo mientras retrocedía conmocionado al sentir un olor desagradable: “¡Te tragaste mi calcetín!”

CONCLUSIÓN
Cuando estamos frente a un matrimonio debemos saber que quienes se están casando, no solo son dos personas
a saber: Un hombre y una mujer, pero también un tercer personaje se agrega para bendición del matrimonio,
estamos hablando de Jesucristo nuestro Señor. Cuando una pareja invita a Jesús en su matrimonio tiene la
certeza de que, ante cualquier dificultad que se presente, Jesús estará allí para ayudarles y resolver la
necesidad.

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