Bramante
Bramante
Bramante
aspectos del arte, el deseo de realizar edificios perfectos desde el punto de vista
de "perfección técnica", para obtener la máxima armonía y proporción es una de
las características principales de la arquitectura renacentista, que fue introducida a
Milán por el primer diseñador del plan de la basílica de San Pedro del Vaticano,
Donato Bramante. El presente análisis pretende resaltar los proyectos más
importantes del arquitecto y mostrar a su vez una semblanza de su trayectoria al
pasar de los años.
Donato “Donnino” di Angelo di Pascuccio, mejor conocido como Donato Bramante
(1444-1514) nació en la actual localidad de Fermignano. Cerca de Urbino se formó
en el taller del arquitecto Luciano Laurana, en un principio, su primer contacto con
alguna de las bellas artes fue con la pintura, derivado de su gusto por ello se le
concedió la autoría de los murales de los muros exteriores del Palacio del Podestá
de Bérgamo.
La trayectoria de Bramante puede dividirse en dos partes, cuando llega a Milán y
posteriormente a Roma. La primera parte comienza cuando en 1474 Bramante
llega a Milán, integrándose a la corte de Ludovico Sforza. En 1476 comenzó su
carrera como arquitecto cuando Sforza lo nombra su arquitecto personal, iniciando
así una serie de obras en la ciudad. Su primer trabajo fue para la iglesia de Santa
María presso San Satiro en 1482, donde se hizo cargo de la reforma de esta
iglesia del siglo IX y consiguió resolver las dificultades que presentaba el solar
utilizando, por primera vez en la arquitectura, un juego perspectivo o trampantojo
en las pinturas del presbiterio fingido, que falsea las proporciones de la iglesia y
procura una sensación de profundidad insólita. Este trampantojo del presbiterio se
le atribuye en su totalidad a Bramante, ya que las obras de remodelación corrieron
a cargo de Giovanni Antonio Amadeo, teniendo a Bramante en un puesto inferior.
En 1492 se le comisiona la reforma de la iglesia Santa María de la Gracia, de la
cual se hizo cargo en su totalidad, se le encargo una nueva cabecera absidial y un
presbítero en donde experimento con la planta central de la iglesia sin tocar las
naves que eran del estilo gótico. El reto principal que tenía Bramante era resolver
la luz en el interior por medio de la cúpula ubicada en ese crucero, su solución fue
diseñar una gran cúpula de base poligonal con techo en forma de pirámide,
continuó en parte el estilo Gótico de la nave del edificio, pero con influencias
románicas y clásicas, y con una escala más monumental. Algo que se destaca de
Bramante a partir de su trabajo en la reforma de esta iglesia es la influencia en sus
obras de León Battista Alberti y del renacimiento florentino, pero sobre todo la de
Leonardo da Vinci, del que tomó las plantas centralizadas rescatadas de la
antigüedad como modelos ideales para el nuevo clasicismo humanista.
Justamente en el año 1494 el duque de Milán Ludovico Sforza encargó a
Leonardo da Vinci la decoración del refectorio del convento con una
representación de la Última cena de Jesús y los apóstoles en esta misma iglesia.
Su último trabajo en Milán fue en 1492 en el cual se le asigno una reforma de los
claustros de la puerta canónica en el convento de San Ambrosio. Los claustros
que reformo Bramante fueron el dórico y jónico de este antiguo monasterio, doto a
los claustros con nuevos portales, el modelo empleado en el alzado de los
claustros es el mostrado por Filippo Brunelleschi en sus edificios florentinos, pero
Bramante rompió el orden de las arcadas con grandes arcos enmarcados por
pilastras corintias sobre pedestales.
La segunda parte de la historia de este gran arquitecto inicia con la caída del
duque Ludovico Sforza y la expulsión de los Medici de Florencia, por lo cual huyó
a Roma alrededor de 1500. En este periodo Roma comienza a asumir el papel de
capital cultural con la familia Borgia en el papado, donde Julio II llevó al extremo
este proyecto tratando de recuperar la Roma clásica. Al llegar a Roma Bramante
trabajó casi en exclusiva a las órdenes de su nuevo mecenas, Giuliano de la
Rovere, que en ese entonces era todavía un noble romano y sería luego
proclamado papa con el nombre de Julio II.
En la ciudad eterna, rodeado por las ruinas del antiguo Imperio, Bramante
evolucionó hacia un estilo más monumental y austero. Siendo su primer trabajo en
Roma la remodelación del claustro de la iglesia Santa María della Pace, en donde
crea una logia(loggia) con gruesos pilares y pilastras jónicas, en la planta alta
alterna el pilar y la columna creando un nuevo lenguaje mas variados que los
portales florentinos, en la parte interna se destaca la bóveda de arista y las
pilastras abrazadas al muro.
Sin embargo, su primer trabajo importante en la ciudad eterna fue el Tempietto de
San Pietro in Montorio en 1502, los reyes católicos le ordenaron construirlo dentro
del monasterio para conmemorar la toma de Granada. Es un pequeño templo
circular que recuerda a los templos romanos, como el templo de Vesta, tiene una
sola cella o naos que tiene un prestilo alrededor de esta con 16 columnas dóricas
elevadas sobre un pedestal sustentado por una escalinata de tres escalones,
sobre las columnas se encuentra un entablamento con triglifos y metopas con
bajorrelieves con atributos de San Pedro y de la liturgia. La luz es otro elemento
de armonía, el claroscuro del piso inferior se contrarresta con la claridad del
cuerpo superior, esta luz destaca las formas (capitel, balaustrada). Esta obra, con
sus superficies desprovistas de ornamentos, representa el momento culminante de
la arquitectura del renacimiento, y en ella Bramante se acerca como nadie al
espíritu clásico, combinando los ideales romanos de severitas y dignitas
(austeridad y decoro) con la elegancia y la vitalidad del cinquecento italiano.
En 1503, es nombrado arquitecto pontificio, llevando a cabo dos intervenciones
que ocuparon el resto de su actividad creativa: el llamado Palacio de los Papas y
la nueva Basílica de San Pedro en el Vaticano, en este último solo lo inicio siendo
continuado y modificado más tarde por Rafael, Antonio de Sangallo y Miguel
Ángel. Entre los últimos proyectos destaca el del Cortile del Belvedere, dispuesto
en tres terrazas unidas por escalinatas, que finalmente alcanzaban una gran
exedra. En el palacio detrás de la exedra Bramante diseño una escalera en espiral
que contiene los tres órdenes arquitectónicos de forma escalonada conforme se
va subiendo la escalera. Este proyecto se trataba de un nuevo concepto espacial,
cuyo origen sólo se puede situar en los palacios imperiales romanos, pero que
nunca llegó a realizarse con la forma que Bramante había imaginado. De su mano
tan sólo se conservan la puerta oriental del patio inferior y la rampa en espiral de
la torre.
El proyecto más importe de la trayectoria de Bramante sin lugar a duda es la
basílica de San Pedro, se basó en el concepto de planta central que ya había
explotado en Milán, consistía en un gran templo centralizado de planta cuadrada
reflejando indirectamente la teoría de Tholos pero las características estructurales
no permitieron hacerlo en dimensiones gigantescas de ahí la necesidad de
construir cupulas secundarias y los gigantescos pilares para soportar la cúpula
central. La forma de las pilastras centrales son la clave estructural del organismo,
una innovación de Bramante tan exitosa que fue adoptada para el diseño de toda
las cupulas. El análisis geométrico permite visualizar las relaciones armónicas por
el uso de patrones basados en la relación del cuadrado combinado con el
rectángulo áureo, esta relación armónica basada en la absoluta perfección y
simetría establecen la jerarquía y decorum del templo como el más importante de
la cristiandad.
Es innegable que Donato Bramante es uno de los grandes genios artísticos del
alto renacimiento italiano. Consiguió plasmar con éxito los ideales de la
antigüedad clásica y los de la cristiandad, al tiempo que su grandeza, su
expresividad y su dramatismo espacial fueron los cimientos del barroco del
siguiente siglo. Creó un estilo arquitectónico muy particular, basándose en las
matemáticas, combinaciones de figuras geométricas, proporciones, y juegos de
perspectiva, dejando su ingenio ir más allá, añadiendo a ese estilo un interés
nuevo y genuino por la perspectiva, así logró darle profundidad a sus obras a
través de los efectos de que incorporaba, tal como lo hizo con la Basílica de San
Pedro, que ha sido la obra maestra del renacimiento. Bramante, sin duda alguna
con su arte, sus habilidades y sus capacidades logró un medio para manifestar
nuevas formas de pensamiento.